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Dedicatoria a Carlos Roe, 25 de noviembre de [1925]

Copia fotostática de la dedicatoria manuscrita de José Carlos Mariátegui a Carlos Roe, en un ejemplar de La escena contemporánea, fechada el 25 de noviembre de [1926].

Transcripción de la dedicatoria:
"A Carlos Roe, a quien debo tan solícita e inteligente asistencia de amigo médico y compañero, ofrezco y dedico el primer ejemplar de este libro que he pensado y escrito sostenido por su mano fraterna y su voz cordial".

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 22/12/1925

Lima, 22 de diciembre de 1925
Querido Vegas García:
Ante todo, muchas gracias por su comentario que tan bien traduce su afecto por el amigo y compañero. Ha hecho Ud. muy bien en referirse al origen de las Figuras y aspectos de la vida mundial. Tiene Ud. una parte de la responsabilidad de mi libro. Ha sido Ud. lo que en una instructiva se llamaría el instigador.
Gracias asimismo por la nota sobre Iberico, cuyo libro saldrá en enero. El método ideado por Ud. para mantener vivo el nombre de Minerva me parece excelente.
No olvidaré su encargo sobre noticias bibliográficas.
Escribiré esta semana sobre la política española. Hace mucho tiempo que no le decimos nada al del suspensorio. A propósito, estoy leyendo el último libro de Unamuno. ¿Qué le parece como tema de la próxima semana?
Su amigo y compañero
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, [11/1925]

[Lima, noviembre de 1925]
Querido Vegas:
Escribiré, como por teléfono le dije, sobre Europe. Le envío un ejemplar. El director es Albert Cremieux. Los jefes de redacción, René Arcos y León Bazalgette. Pero la revista está situada bajo la influencia y el auspicio de Romain Rolland. Los penates de la casa son Rolland y Duhamel. La colaboración es muy internacional. Uno de los colaboradores es Unamuno, cuyo libro L’Agonie du Christianisme ha sido publicado en francés precisamente por Rieder, editor de la revista.
Le adjunto unas noticias y fotos para su ‘vida literaria’ que es muy interesante.
Mi libro se está encuadernando. Falta la carátula. Vallejos no ha hecho aún la testa de la Minerva. Dígale que Minerva paga a sus colaboradores artísticos.
Le encarezco mucho ocuparse del asunto del libro de Valdelomar. Quiero hacer dos libros de Valdelomar: La Aldea Encantada y uno de cosas humoristas, sus ‘neuronas’ y diversos ensayos. A la Aldea se le podría anexar Verdolaga tragedia campesina, aunque esté inconclusa. ¿No se podría conseguir que la familia me mandara, como a editor y amigo de Abraham, sus originales y recortes para iniciar una edición de sus obras mejores? Gestione Ud. esto.
¿Cuándo viene para que charlemos largo y tendido? Prepare el Anecdotario.
Cordialmente lo abraza su amigo y compañero.
José Carlos
Si le es posible ver a Iberico, propóngale la edición de un volumen de sus últimos ensayos, con algún trabajo nuevo, su anunciada conferencia sobre el espíritu religioso en Dostoyevski por ejemplo.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 10/1/1928

[Transcripción literal]
Lima, 10 de Enero de 1927.
Señor don Samuel Glusberg.
Buenos Aires.
Muy estimado compañero:
Acabo de recibir unas líneas de Ud. que me apremian a satisfacer el deseo de escribirle. Creo no haber contestado su carta del 1 de noviembre sino con el envió de los ejemplares de "Amauta" y el retrato que me pedía. Ud. me perdonará todos estos retardos considerando las ocupaciones que me ha impuesto la reorganización de "Amauta".
He trasmitido su encargo a Garro, a quien he hecho llegar su carta. Está animado del propósito de poner enseguida manos a la obra. Aprovechará, seguramente, sus vacaciones (es profesor además de literato) para esta traducción. Me ha dicho que le escribirá enseguida.
He conseguido reanudar la publicación de “Amauta" en Lima. Pero, naturalmente, los azares de la política criolla pueden, después de un tirapo, interrumpirla otra vez. La policía peruana no sabe distinguir entre especulación ideológica y conspiración o montonera. Si "Amauta" sufriera una nueva clausura, renunciaría a la tarea de rectificar el juicio de esta gente y me dirigiría a Buenos Aires donde creo que mi trabajo encontraría mejor clima y donde yo estaría a cubierto de espionajes y acechanzas absurdas.
Le remito con “Amauta”, dos ejemplares de "Tempestad en los Andes", ultimo libro de Minerva y primero de la Biblioteca "Amauta", en la cual publicaré enseguida una selección de la obra completa de nuestro gran poeta José M. Eguren y un libro mío: “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana". Tengo otro libro de tema internacional, como "La Escena Contemporánea”, al cual titulo "Polémica Revolucionaria". No lo podría dar enseguida a luz por Minerva, porque se diría entonces que no edito casi sino mis libros. Dese saber, por esto, si podría editarlo Babel .Yo tomaría a firme 300 ejemplares para la venta en Lima y, al menos otros tantos podrían enviarse en consignación, bajo mi responsabilidad, a los agentes de provincias que yo indicase. De "La Escena Contemporánea" se vendieron fácilmente 1500 ejemplares, de modo que la cifra no es optimista en demasía. El volumen del libro sería el "La Civilización Manual y otros ensayos" aproximadamente. La parte principal se contrae a la critica de las tesis reaccionarias y democráticas más en circulación y actualidad (Massis, Rocco, Maeztu, Ford, Wells, etc). Hago a mi modo la defensa de Occidente: denunciando el empeño conservador de identificar la civilización occidental con el capitalismo y de reducir la revolución rusa, engendrada por el marxismo, esto es por el pensamiento y la experiencia de Europa, a un fenómeno de barbarie oriental. Me interesaría tener a la vista las réplicas de Lugones a sus impugnadores (Molina, etc). Si Ud. me las pudiera facilitar se lo agradecería mucho.
¿Podemos canjear algunas ediciones de Minerva con ediciones de Babel, de las menos conocidas en Lima?

Le remitiré algunos recortes sobre mi persona. Aunque soy un escritor muy poco autobiográfico, le daré yo, mismo algunos datos sumarios: Nací el 95. A los 14 años, entre de alcanza-rejones a un periódico. Hasta 1919 trabajé en el diarismo, primero en "La Prensa", luego en "El Tiempo, finalmente en "La Razón" diario que fundé con César Falcón, Humberto del Aguila y otros muchachos. En este ultimo diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918, nauseado de política criolla, —como diarista, y durante algún tiempo redactor político y parlamentario conocí por dentro los partidos y vi en zapatillas a los estadistas— me orienté resueltamente hacia, el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficionado de decadentismos y bizantinismos finiseculares, en pleno apogeo todavía. De fines de 1919 a mediados de 1923 viaje por Europa. Residí mas de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve, por Francia. Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y un hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época, señalan las estaciones de mi orientamiento socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes y la Universidad Popular, artículos, expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924, estuve como ya le he contado a punto de perder la vida. Perdí una pierna y quedé muy delicado. Habría seguramente curado ya del todo, con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza ni mi inquietud intelectual me la consienten. Desde hace seis meses, mejoro poco a poco. No he publicado más libro que el que Ud. conoce, Tengo listos dos y en proyecto otros. He ahí mi vida, en pocas palabras. No creo que valga la pena, hacerla notoria. Pero no puedo rehusarle los datos que Ud. me pide. Me olvidaba: soy un autodidacta. Me matriculé una vez en Letras en Lima, pero con el solo interés de seguir un curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa frecuente algunas cátedras libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi carácter extra-universitario y tal vez si hasta si hasta anti-universitario. En 1925 la Federación de Estudiantes me propuso a Ia Universidad como catedrático de la materia de mi competencia; pero la mala voluntad del Rector y segundariamente, mi estado de salud, frustraron esta iniciativa.
Le he escrito mas largamente de dio que al comenzar me proponía. Pero, por supuesto, esto me complace mucho
No he recibido el segundo número de los “Cuadernos de Oriente y Occidente” que están muy bien, como todo lo que se edita con su intervención.
Estoy muy reconocido a Gerchunoff por su deseo de que forme parte del personal de colaboradores de su diario. Creo que aunque no vaya por ahora a Buenos Aires, me será posible colaborar desde aquí.
En el próximo numera de “Amauta", salen notas sobre algunos libros de Babel.
Con sinceros votos para el año que empieza, lo saluda muy afectuosamente su amigo, y compañero.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de César Atahualpa Rodríguez, 26/1/1926

26 de enero de 1926
Sr. Dn. José Carlos Mariátegui
Lima
Querido amigo:
Le escribo un poco tarde por esperar a que se haga la venta de su libro y poder darle noticias satisfactorias. Desgraciadamente Arequipa es un pueblo que cada día lee menos, y que no presta esperanza. Sólo el remordimiento de que U. pudiera creer que me he desentendido de sus encargos, me obliga a ponerle esta carta antes de hacer tangibles mis buenos deseos.
No puede U. figurarse cuántos discursos me cuesta la venta de ocho ejemplares de La Escena Contemporánea. Cada comprador, para decidirse, me clava los ojos pretendiendo escrutar en los míos el contenido del libro que le ofrezco. Y entonces, claro está, tengo que soltar la lengua, haciendo lujo de una verbosidad pintoresca, que hasta el momento me era desconocida. A este paso acabaré por hacerme orador.
León Albareda me dice que ha vendido cinco ejemplares, derrochando el doble de elocuencia. Así está la gente de torpe. Lo que me estoy riendo de mis dotes menguadas para el comercio. Sin embargo, y a pesar de todo, me he propuesto concluir con el lote. Ya tengo promesa de negociar cinco ejemplares más; sólo que, como en una de las tapas del libro está marcado el precio, no puedo vender a más de un sol ochenta cada ejemplar. Estos borricos no quieren entender que se gasta en sellos de correo y que se paga comisión al librero.
Tan luego de que me convenza de la imposibilidad de realizar un solo libro, le remitiré el dinero; a no ser de que U. disponga otra cosa.
Querido amigo, le suplico se sirva avisar al Director de La Humanidad que me envíe carteles de anuncio para fijarlos en los puestos en que se vende el semanario. Sin réclame es imposible entusiasmar a las gentes. Hasta hoy día se llevan vendidos 25 ejemplares del primer número. El segundo, recién ayer lo he puesto a la venta, por haberse retrasado en el correo. Dígale también que sería bueno envíe los dos primeros números a los diarios de esta ciudad, que son: El Pueblo y El Deber, con el objeto de que hagan propaganda. Yo no lo hago, por no malograr el asunto: hay que evitar suspicacias. Rotulado el envío desde Lima tiene más suceso.
Como U. ve, tengo sobrada voluntad para servir a mis buenos amigos; pero la plaza no responde como debiera.
Le agradezco mucho el obsequio de su libro y la dedicatoria. Por falta de tiempo no le digo nada de él. Espero desocuparme para leerlo con todo detenimiento.
Mi viaje a ésa lo he postergado hasta que llegue mi libro de Buenos Aires. Hace un año que estoy en esa expectativa.
Con toda cordialidad
César A. Rodríguez

Rodríguez, César A.

Carta de Carlos Arbulú Miranda, 29/1/1927

[Chiclayo], a 29 de enero de 1927
Grande y buen compañero Mariátegui:
Están ya en mi poder los 120 ejemplares del número 5 de Amauta que de inmediato he puesto a la circulación. En correo pasado le he remitido en paquetes certificados 30 ejemplares sobrantes del número 2 y 30 del 3, debiendo enviarle los restantes del número 4. Recibí su última con mucho atraso, por la que me he enterado que ya ha recibido las dos remesas de dinero que le hice. Aún no me han entregado el valor adeudado los agentes, pero tan pronto lo reciba, le giraré inmediatamente. De su hermano no me ha venido ninguna carta relativa a la representación de Minerva. Cuento con un regular número de solicitantes de la Escena Contemporánea y con muchos para Kira Kiralina y espero sólo los envíos correspondientes. Creo que deben ser diez del primero y unos quince del segundo. La Librería Mendoza todavía no sale de El Nuevo Absoluto, pero conforme a su indicación le pediré el valor de la venta de su libro.
Le incluyo una copia de lo que hemos acordado para la fundación de una sección de “La Liga Antiimperialista de las Américas” que ya está en funciones y de la que soy Secretario General. Se ha publicado en El País y la he remitido a las revistas de vanguardia de México, Argentina, Cuba y Haití. Tengo la seguridad de contar con sus indicaciones y con su ayuda para el mejor éxito de nuestras campañas.
Augusto D. León le envía saludos sinceros y que le diga sino ha recibido una carta suya con un recorte de la protesta contra la conscripción militar suscrita por los más prominentes espíritus del mundo y con la adhesión de nosotros, así como también otros recortes de Haya de la Torre.
Armando Bazán estuvo en esta ciudad por pocas horas a su paso para Piura, pero me fue imposible verlo porque mientras él desembarcaba en Eten, yo lo esperaba en Pimentel, a bordo. Le estamos preparando el terreno para que las conferencias o recitales que nos va a ofrecer tengan éxito.
Nicanor de la Fuente tiene para usted sus recuerdos más cordiales. Le presenté a César Galarreta en una carta escrita con rapidez. Es un muchacho sincero y comprensivo de la serie de Orrego, Vallejo y Spelucín que en el terreno pedagógico está demostrando su competencia y su buena preparación.
Se piensa y se han dado ya los primeros pasos aquí para la organización de un pretenso Círculo de la Prensa. Como carecemos en verdad de periodistas y los que se llaman tales son servidores incondicionales de los políticos, me parece que es chocante el tal Círculo con la realidad actual y más aún con quienes lo van a integrar. Sin embargo, nosotros los dos o tres que estamos incluidos para esta organización haremos los esfuerzos convenientes para que se encuadre por donde debe encuadrarse ideológicamente. Me refiero a los dos o tres que comulgamos con las ideas de vanguardia.
Le remitiré un artículo sobre González Prada que no traduce nada nuevo, pero que lleva mi sinceridad y mi admiración.
Le abrazo cordialmente.
Carlos Arbulú Miranda

Arbulú Miranda, Carlos

Carta a Joaquín García Monge, 24/12/1925

Lima, 24 de diciembre de 1925
Señor
Joaquín García Monge
San José de Costa Rica
Muy estimado amigo y compañero:
Hace pocos días le envié un ejemplar de mi libro "La Escena Contemporánea". Me permití adjuntarle un ejemplar destinado al estudiante peruano Julio Lecaros, cuya dirección en esa ciudad ignoro. Supongo que Lecaros lo habrá visitado desde su llegada.
Mi libro ha aparecido en una Editorial que acaba de fundar mi hermano Julio César Mariátegui y cuya dirección me ha sido encargada. Le acompaño algunos papeles de propaganda que circulan en el Perú explicando los propósitos de esta editorial.
Deseo saber si el "Repertorio Americano" puede aceptar la representación de Minerva en Costa Rica. Espero de Ud. una respuesta favorable para transmitirla a mi hermano quien se apresurará a hacerle el primer envío.
Creo que se podría establecer el canje entre las ediciones de Minerva y las del Convivio o "Repertorio Americano". No conozco el elenco de esas ediciones, pero me parece que "La Edad de Oro", el libro de lectura que veo anunciado en "Repertorio Americano" podría tener aquí bastante difusión.
Preparo una revista mensual, para la cual reclamo su colaboración. Creo que podríamos efectuar un pequeño intercambio entre esta revista y "Repertorio Americano" canjeando una cantidad de números en proporción equivalente. Repertorio Americano se vendería así en la Librería Minerva. Estoy seguro de que puede tener asiduos lectores. Oliverio Girondo, cuando estuvo en Lima, me anunció su propósito de organizar, en esta forma, un extenso y constante intercambio entre las revistas y grupos intelectuales de nuestra América.
Le adjunto un artículo de V. Modesto Villavicencio.
Y con los más cordiales sentimientos, me repito de Ud. muy devoto amigo y compañero.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de David Mujica, 4/1/1930

Tacna, 4 de enero de 1930
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Grande y Admirado maestro:
No he podido sustraerme al deseo invensible de enviarle a U. mi cuento primogénito.
No quería por cierto, restarle los minutos de su laboriosa vida, tan útil para el porvenir del Perú.
Más el convencimiento de sus ideas y el poder sublime de su talento, me impulsan a escribirle, enviando el cuento, para que se digne U. opinar, admitir, en "AMAUTTA" (si merece) y así encauzar mi ruta.
Disculpe maestro, que le llame mío, pero soy de los suyos desde "La Escena Contemporánea".
Mi ocupación ha sido y es hace tiempo el enseñar en las Escuelas Primarias; sin embargo, con la lectura asidua de Revistas tan necesarias y oportunas, como "Amautta", Claridad, Boletín de la IMA han cambiado en mi, la rutina de la vida de los maestros de las Escuelas; y han hecho eco en mi espíritu: obligando mi superación y alimentando mi ideal.
Han reforzado mis esperanzas hacia un Perú: uno, grande y culto. Socialmente; uno. Politícamente igual.
Para ese Perú, trabajo y para él educo.
Cuente, digno maestro, en esta ciudad, su discípulo quien es camarada de los obreros y aliado de los débiles y engañados.
David Mujica.

Mujica, David

Carta de Lucas Oyague, 12/2/1930

Cuzco, 12 de febrero de 1930
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima.-
Mi muy estimado y recordado José Carlos:
Muchas cosas tantas que no cabrían en esta carta impidieron verlo en mi última larga estada en Lima. Dos meses y medio casi en la calle; mi familia allá también y ante el peligro de quedar sin trabajo, en un conflicto económico, después enfermos mis hijos y yo pobre. En fin, una media tragedia en parte.
Supe si casi todos los días, ya por Posada, más frecuentemente como por Luciano Castillo de que estaba usted bien. En su casa toda la familia la pasaba sin nada extraordinario. Esto me consolaba. Su amigo más cercano en las emociones, en los dolores, en los procesos suyos, pero ausente en la realidad de estrecharse las manos y examinarse objetivamente se satisfacía de ese su buen estado.
Ahora la escribo porque he oído decir dos cosas que merecen su confirmación: que piensan operarle; que piensa usted venir al Cuzco y en avión. Claro que esa sería y es a mi juicio la única forma de un buen viaje de usted; pero si su salud lo permite, su sus cosas y en fin, si su incursión a la parte sur de la república no sería tomada por cierto sector político como una acusación de actividades agitadoras de su parte y podrían ejercer por este motivo actitud en su contra.
En fin, si usted ha pensado es preciso que nos avise a quienes usted sabe sus leales amigos, incondicionalmente; amigos de usted profundamente y admiradores de su labor apostólica cosa gritada siempre a los cuatro vientos. Que nos avisara decía yo para ver la forma como brindarle a usted las mayores comodidades y seguridades por su salud y por usted.
No he recibido ni el libro La Escena Contemporánea que insisto en solicitarle ni la colección de Labor que usted me habla. Nada he recibido. La Escena Contemporánea no debe faltar de mi casa. Y no debe faltar por razones sentimentales que usted reconocerá en el proceso de ese libro y porque lo quiero tener con la autografía querida de usted.
Escríbame usted. Si tiene a mano algunos folleto, algunos periódicos alguna cosa para refrescar mi siempre latenta y viva adhesión a las ideas socialistas a las cuales me he aunado en partida bautismal de privaciones y sacrificios de todo orden, remítame usted que se lo agradeceré. Aquí estoy por completo a sus órdenes.
Sé que el doctor J. Uriel García lanzará dentro de pocos días un libro de ensayos "El nuevo indio" donde explica sus teorías sobre el neoindigenismo. Yo he concertado y organizado un libro Estampas Cuzqueñas, (Libro de Crónicas) con fotografías al estilo de La Nueva Rusia.
Le ruego saludar a la señora Anita, a su mamá, cariños a los ñaños y usted recibas el afectuoso abrazo de su amigo que en todo momento lo recuerda con profundo afecto.
Lucas Oyague
Escríbame a mi apartado.

Oyague, Lucas

Carta de B. Sánchez Saenz, 5/3/1927

Buenos Aires, 5 de marzo de 1927

Señor
José Carlos Mariátegui
Perú

Muchas gracias por el número 5 de "Amauta", y le confieso, que es lo mejor que apareció desde hace mucho tiempo. Calidad, idea, y ante todo un elevadísimo espiritualismo, propio del formidable autor de "La Escena Contemporánea".

! Lástima grande no tener los cuatro números anteriores como así mismo los nuevos!...

Estoy pronto a cooperar en lo que quiere...

Le mando un poema, de mi libro en preparación "Los Faroles Malditos".

¿Por que no mandan a "Caras y Caretas" la revista?

Su admirador y amigo:

B. Sánchez Saenz

Sánchez Saenz, B.

Carta de Samuel L. Abad, 11/7/1926

Surcubamba, 11 de julio de 1926
Señor Gerente de la Editorial Minerva
Lima
Muy señor mío:
En el mes de abril del presente año, tuve el agrado de el cupón suscrito por mí aceptando la invitación que tuvo la gentileza de hacerme la casa de su gerencia. Poco después recibí un tomo de "La Escena Contemporánea", pero no sé hasta la fecha la suma que tengo que tengo que enviar como pago de suscripción, en consecuencia le ruego se sirva indicármelo para tener el gusto de remeserle.
De Ud. muy atento y s.s
Samuel L. Abad

Abad, Samuel L.

Dedicatoria de Enrique Molina

Al Sr. José Carlos Mariátegui con leal afecto y en agradecimiento de sus interesantísimas crónicas sobre "La Escena Contemporánea"
Enrique Molina
Universidad de Concepción
(Chile) 1926

Molina, Enrique

Alianza Popular Revolucionaria Americana-APRA (Colección)

  • PE PEAJCM APRA-COL-01
  • Colección
  • 1924-1933

Esta colección está compuesta por 32 documentos que datan de 1924 a 1933 y está dividida en tres secciones:

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Luis A. Rodríguez O. (Luis de Rodrigo), 20/10/1926

Lima, 20 de octubre de 1926
Sr. Luis Rodríguez O.
Juliaca
Estimado Compañero:
Por indicación de Alberto Guillén, quién nos lo señala como la persona que quiere y puede representarnos en Juliaca, le hemos enviado15 ejemplares del 2º número de "Amauta". Ud. nos indicará la cantidad de ejemplares que debemos enviar en adelante.
El primer número está agotado, pero si el número de inscritos en el grupo "Amigos de Amauta" (suscripción especial) lo consiente, decidiremos su reimpresión.
Tengo un gran placer en anunciar mi relación con Ud., -que como poeta y amigo me ha sido presentado por Guillén- y en expresarle mi deseo de que "Amauta" lo descubra al público.
Y le estrecho la mano cordialmente.
[Firma de José Carlos Mariátegui]
P.D.- La comisión de la agencia sobre la venta de ejemplares es del 25% y sobre las suscripciones del 20% por el descuento que se concede en estas al lector.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Enrique Bustamante y Ballivián, 18/12/1925

A bordo del “Darro”, 18 de diciembre de 1925
Mi querido Mariátegui:
Llegué a Buenos Aires con un serrano resfrío cogido en Bolivia y ello ha hecho que sólo quedara cuatro días, pues estoy con unas ganas locas de llegar a mi destino. No obstante mi corta estada en Buenos Aires, he procurado cumplir con sus encargos. En cuanto a librería y editores he hallado un ambiente poco favorable. Los editores en su mayor parte no son libreros, y hacen imposible con ello el intercambio que usted deseaba. Imagínese que las ediciones selectas son de 500 ejemplares y que Proa y Martín Fierro apenas tiran 1000.
En La Plata vi a Amaya y le entregué el libro para él, así como el de Sánchez Viamonte, que está en Europa. Amaya es persona muy simpática y ha quedado en hacer las gestiones para el canje de Proa y de las publicaciones que usted me indicaba.
Usted sabe el pesimismo de los paisanos para las empresas literarias. Todos miran la de usted como cosa quijotesca. Con Hidalgo que es, según me parece, el mejor relacionado y el menos escéptico, he dado algunos pasos. Cree él y creo yo que lo mejor es entenderse con la Agencia General de Librería y Publicaciones, Buenos Aires, Rivadavia 1573. En una entrevista que celebré con el Gerente, Mateo Infantozzi, encontré muy buena acogida. La casa es muy fuerte y asusta la cantidad de libros. Es para hacer la locura de Vegas y de Totó. Yo creo, a ojo de buen cubero, que hay varios millones. El Gerente me ha parecido persona que no se duerme y que desea ampliar los negocios de la casa en el Perú. Me hizo más preguntas al respecto de las que pude contestarle, pero sin embargo procuré darle respuesta a la buena ventura. Él me ha asegurado que tendrá con el mayor gusto relaciones con Minerva, pero en la forma de mutuas consignaciones. Él haría circular en toda la Argentina los libros de usted y les enviaría libros de los que representa. La Casa acaba de rematar un gran número de obras españolas que venden en Buenos Aires a un peso treinta y cinco los libreros y que podrían ser un buen negocio para Lima. Hay entre esas obras muchas de siete pesetas que salen a huevo. Es entendido en las consignaciones que los libros de ustedes que no se vendieran serían devueltos. La casa hace un descuento de 25% y cotiza la peseta a 30 cts. de argentino.
Para decirle del interés que tomó en el asunto el Gerente, le cuento que Hidalgo que esperaba afuera se quedó admirado de la larga lata y me vaticinó un gran éxito. Yo le dije que creía, que, como todos los negociantes me había sacado datos y eso es en gran parte la verdad. Pero le repito que demuestra gran interés por los negocios en el Perú. La casa manda libros a Rego y Pathé en Lima y a otras casas en provincias.

Bustamante y Ballivián, Enrique

Carta de Joaquín García Monge, 26/1/1926

[Transcripción literal]
27 de enero de 1926
Señor don José Carlos Mariátegui
Lima
Mi querido amigo:
Hace tiempo estoy por escribirle. Ud. me inspira las mayores simpatías y deseo cultivarlas. A medida que lo leo más, lo estimo más por su ideario y por la manera elegante con que lo expone. Ya tengo leído su libro La Escena Contemporánea. En manos del señor Lecaros puse el otro ejemplar. Lecaros tardó en buscarme, pero ya nos hemos visto y nos tratamos. Hay en Lecaros cierta dulzura que lo hace muy agradable. Desde luego, le acepto la agencia de las ediciones Minerva. Al hacer los envíos, calcúlenlos en oro americano. Su idea de intercambiar sus ediciones con las mías me parece bien. Voy a mandarle lista de lo que hay y Ud. escoge. Disponga desde luego, para la venta, de los Repertorios que quiera. Se los pondría en ésa a $ 0.10 el ejemplar. Ordene no más, estoy listo a servirle.
De La Edad de Oro puedo mandarle los ejemplares que quiera a razón de $ 0.25 cada uno.
Recibo sus recortes, que se reproducen en el Repertorio. Ya tiene Ud. un grupo selecto que lo lee con gusto. Mándeme más cosas suyas y de otros que Ud. estime en ese gran país. Mándeme recortes de prensa peruana. Y sobre todo, que me llegue esa revista de que me habla.
Créame suyo muy amigo
J. García Monge
Recuerdos y simpatía para el Sr. Villavicencio (manuscrito).

García Monge, Joaquín

Tarjeta de César Atahualpa Rodríguez, 7/5/1926

Arequipa, 7 de mayo de 1926
César A. Rodríguez, saluda muy afectuosamente a su distinguido amigo José Carlos Mariátegui y le suplica se sirva darle aviso si ha recibido el valor de 16 ejemplares de La Escena Contemporánea, girado en una letra a cargo del Banco Italiano. Como ya hacen muchos días de la remisión del mencionado giro, temo se haya perdido, cuando no reciba noticia alguna sobre el particular. Tenga U. la bondad de escribir a vuelta de correo, para hacer el reclamo necesario.

Rodríguez, César A.

Carta de Alcides Spelucin, 6/6/1926

Trujillo, 6 de junio de 1926
Sr. José Carlos Mariátegui.
Lima.
Mi querido amigo:
Siento mucho que esta carta mía le llegue en el preciso momento en que he de solicitar sus buenos oficios para la venta de mi libro en esa ciudad. De todos modos quiero dejar constancia ante Ud. de que, si no le he escrito antes en mejor oportunidad, ha sido por causas bien ajenas a mi buen deseo de hacerlo.
Con Carlos Manuel le remití a Ud. el valor de los 32 ejemplares de la Escena Contemporánea, que me fueron consignados para su venta. Después escribí a su hermano, manifestándole que me formulase la cuenta correspondiente para ver si aún adeudaba alguna suma. Al mismo tiempo le daba a saber que los 16 libros que, como segunda remesa, decía haberme enviado, no habían llegado a mi poder, y le recomendaba las consiguientes gestiones ante la Oficina de Correos de Lima para evitar su pérdida. Como de ésta no he recibido contestación alguna, no es demás consignarlo nuevamente, ya que la correspondencia, en este tiempo, es extraviada con suma facilidad.
Supongo que ya Orrego, en su oportunidad, diría a Ud. el gozo y el cariño con que todos los de este hogar recibimos La Escena Contemporánea. Nada tendría que agregar a ello, si no fuera mi propio agradecimiento por el envío de su obra. Ya que Orrego fue el encargado de decir a nuestro público las excelencias de su libro, yo me reservé el rol de propagandista y difundidor. De algún modo he podido unir mi esfuerzo al servicio de su generosa labor.
Ahora me toca mi turno. Le remito El Libro de la Nave Dorada, cuyas composiciones conoce Ud. en parte por corresponder algunas de ellas al período de mi iniciación literaria. Yo pienso que quizá la aparición de mi libro sea un poco extemporánea ––en estos días de tanta prisa lírica y de tan estridente jazbandismo literario. De cualquier modo que fuere se salvará lo que él haya de eterno y perecerá lo que él haya de efímero. Es, después de todo, la suerte de todo esfuerzo humano, sujeto o no a las contingencias de la moda.
Le remito también, en un cajón que debe ser entregado a la casa de Minerva, ochenta libros y diez afiches para la propaganda. Del precio anotado en la pasta, corresponde al vendedor la comisión libre del 20%.
Nuestro buen amigo Fabio Camacho, quizá si muy entusiasmado con mi libro, me indicó que podía mandar 100 ejemplares. Yo sólo me animo a mandar 80, con la seguridad de que se ha de abarrotar la mitad de ellos. El mismo señor Camacho me ofreció cooperar con Ud. para la venta del libro. Yo he tomado en consideración su valioso ofrecimiento y se lo comunico a Ud.
Por separado le remito el prólogo que solicitó Ud. a Orrego.
Los amigos de esta casa me encargan, todos, los más cordiales saludos para Ud. De mi parte reciba un cariñoso saludo y mis votos por su salud y bienestar.
Alcides Spelucín

Spelucín, Alcides

Fondo Sociedad Editora Amauta

  • PE PEAJCM SEA-F-01
  • Fondo
  • 1927-1931

El fondo de Archivo de la Sociedad Editora Amauta esta compuesto por cientos de documentos que han sido organizados en tres subfondos. En el subfondo A. encontraremos toda la documentación relacionada al área administrativa como: testimonios, actas, facturas. El subfondo B. contiene los documentos sobre la revista Amauta y los ejemplares digitalizados en su totalidad y el subfondo C. esta formado por la correspondencia producida por la Editora durante sus años de funcionamiento.

Sociedad Editora Amauta

César Falcón (Fondo)

  • PE PEAJCM CF-F-05
  • Fondo
  • 1910-1924

El Fondo está constituido por un serie documental Correspondencia (1) y tres sub-series: Correspondencia Emitida (1.1), principalmente con su madre; Correspondencia Recibida (1.2) y De otras personas (1.3), en el que se aprecia 3 notas enviadas por Alberto Salomon a Artemia G. de Falcón.

Falcón, César

Federación de Estudiantes del Perú (Fondo)

  • PE PEAJCM PE PEAJCM FEP-F-06
  • Fondo
  • 1920-1947

El contenido de fondo se centra en las actividades históricas y las comunicaciones oficiales relacionadas con la Federación de Estudiantes del Perú (FEP) durante el inicio del siglo XX, específicamente correspondencia entre 1920 y 1947. Las discusiones abordan el análisis y la redacción de documentos que reflejan la participación de la organización en diversos temas sociales, políticos y educativos. Estos registros ofrecen una visión del papel de la FEP como una organización estudiantil destacada que aborda temas de justicia social, relaciones laborales y diplomacia internacional, manteniendo un enfoque en las iniciativas lideradas por estudiantes.

Durante el proceso de organización, se identificó que algunos documentos no correspondían a la tipología de Correspondencia, sino que se alineaban mejor con Actas y Documentos de Gestión. Ante esta situación, se decidió incorporar una tercera serie documental, que incluye nueve archivos (files) adicionales.

Como resultado, la documentación ha sido clasificada y organizada en tres series documentales, abarcando los periodos de 1920-1922 y 1935-1947. Las tres series mencionadas se han organizado de la siguiente manera:

  1. Serie 01. Correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú (1920-1922), que contiene:

o 01 file de correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú del mes de enero a marzo de 1920.
o 01 file de correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú del mes de abril a mayo de 1920.
o 01 file de correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú del mes de junio a julio de 1920.
o 01 file de correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú del mes de agosto a septiembre de 1920.
o 01 file de correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú del mes de octubre a diciembre de 1920.
o 01 file de correspondencia recibida de la Federación de Estudiantes del Perú de los años de 1921 y 1922.

En esta serie se pueden observar las comunicaciones que la FEP mantenía con diversas instituciones nacionales e internacionales sobre distintas actividades e iniciativas, entre ellas, el desarrollo del Primer Congreso Nacional de Estudiantes realizado en 1920.

  1. Serie 02. Publicaciones realizadas por la Federación de Estudiantes del Perú (1920-1947)
    En esta serie se puede encontrar diversas publicaciones y documentos editados por la FEP, así como otros publicados por distintas instituciones en relación con la continuidad de la Federación de Estudiantes del Perú, como boletines y manifiestos

  2. Serie 03. Documentos de actas, reuniones de la Federación de Estudiantes del Perú (1920)

Esta serie reúnes tres archivos que detallan las sesiones realizadas por la FEP entre los meses de agosto y septiembre de 1920, incluyendo los debates internos de la Federación y los acuerdos alcanzados con diferentes gremios de estudiantes.

Federación de Estudiantes del Perú

Fondo José Carlos Mariátegui

  • PE PEAJCM JCM-F-03
  • Fondo
  • 1894-1930

El fondo personal de José Carlos Mariátegui, pensador marxista latinoamericano más representativo del siglo XX en el Perú y Latinoamérica, está compuesto por sus documentos personales: 137 escritos, 15 conferencias, 534 documentos de su correspondencia personal, diversas credenciales como periodista y como participante en conferencias, 150 artículos publicados en revistas como Variedades y Mundial, 188 fotografías y demás tipologías documentales que se pueden apreciar en las series del fondo.
El fondo alberga actualmente 1,300 objetos documentales, de los cuales 1,051 pueden ser revisados en su catálogo digital. (archivo.mariategui.org). El catálogo se actualiza constantemente según se vayan ordenando las series y el tiempo que toma el proceso de digitalización.

José Carlos Mariátegui La Chira

Fondo Imprenta y Editorial Minerva

  • PE PEAJCM EEM-F-02
  • Fondo
  • 1925-1936

A través de este fondo se puede conocer de forma minuciosa la creación de la Imprenta y Editorial Minerva y su forma de trabajo durante su funcionamiento. Los documentos que se presentan contienen información valiosa y relevante con respecto a la primera imprenta de gran tecnología implementada en el Perú, en donde la sociedad desarrollada por Julio César y José Carlos Mariátegui no solo tuvo un fin comercial sino fomentar una industria del libro con grandes estándares en cuanto a la calidad de los contenidos y de la impresión.
Este fondo presenta varias series, las cuales han sido formadas a partir de la naturaleza de la Sociedad; por lo tanto, encontraremos: Correspondencia, Documentos Administrativos, Finanzas, Suscriptores y demás.

Imprenta y Editorial Minerva

Publicaciones y Boletines

Esta serie reúne documentos históricos clave, entre ellos el resumen de las sesiones del Primer Congreso Nacional de Estudiantes celebrado en Cusco en 1920, donde se discutieron temas cruciales para la educación y la política peruana, como el regionalismo, la universidad popular y la educación indígena. También incluye el tercer número de la revista "Studium", que presenta artículos de intelectuales peruanos sobre cuestiones sociopolíticas y culturales. Además, se encuentra un pronunciamiento de la Federación de Estudiantes del Perú en defensa de la libertad y contra la represión en 1923, así como otros documentos relevantes sobre la lucha estudiantil y política en Perú

Federación de Estudiantes del Perú

Don Pedro López Aliaga [Recorte de prensa]

Don Pedro López Aliaga

I

Don Pedro López Aliaga era de la buena y vieja estirpe romántica. No le atrajo nunca la Civilización de la Potencia. Guardó siempre en su ánima la nostalgia de la Civilización de la Sabiduría. No quiso ser político ni comerciante. Tuvo gustos solariegos. Y amó, con hidalga distinción espiritual, cosas que su generación amó muy poco: la música, la pintura. Fue amigo de Baca Flor, de Astete, de Valle Riestra. Baca Flor le hizo aquel retrato que queda como el mejor documento de la personalidad de Don Pedro. En ese retrato, Don Pedro parece un caballero de otra edad. El continente, el ademán, la Barba, la mirada, pertenecen a un evo en que Don Pedro habría preferido vivir.

II

López Aliaga visitó París, por primera vez, en una época en que París era la ciudad de la bohemia de Mürger. La urbe ignoraba todavía un elemento, una sensación de la vida moderna: la velocidad. El boulevard no conocía casi sino el paso del fiacre, digno y grave como el de un decaído y noble señor. En el pescante, el cochero, con sombrero de copa, tenía el mismo aire grave y digno. Nada auguraba aún el escándalo de los tranvías y de los automóviles. La carretilla de mano de Crainquebille no habría encontrado en la rue Monmartre un policía tan preocupado de la circulación como el que hizo conocer la justicia burguesa. Y, por consiguiente, la vida del humilde personaje de Anatole France se habría ahorrado un drama. A Don Pedro le gustaba París así. París le reveló a Berlioz. Y Don Pedro permaneció fiel, toda su vida, a Berlioz y a los fiacres. Era con sus cocheros con sombrero de copa como a Don Pedro le complacía evocar París cuando, en los últimos años, le tocaba atravesar, entre el estruendo de mil claxos, la Plaza de la Opera.

Como Ruskin, Don Pedro no amaba la máquina. Como Ruskin, no habría querido que las sirenas y las hélices de los botes a vapor violasen los dormidos canales de Venecia. Detestaba los túneles, los "elevados'', los rascacielos. Todos los alardes materiales del Progreso le eran antipáticos. No se sentía cómodo en medio de la modernidad. Pero tampoco era el suyo un espíritu medioeval. Más que la penumbra gótica le atraía la luz latina. Entre todas las épocas habría elegido, probablemente, para su vida el Renacimiento. En esto Don Pedro no coincidía absolutamente con Ruskin. A don Pedro le seducía no solo el arte del Renacimiento sino también el arte barroco. Tintoretto era uno de sus pintores predilectos.

III

La música fue uno de sus grandes amores. Poseía, en música, un gusto ecléctico. No le interesaba, como a otros, una música. Le interesaba la música. Ningún genio, ningún estilo, ninguna escuela musical acapararon, como en otros amadores de este arte, la totalidad de su admiración. Palestrina, Haendel, Beethoven, Wagner, Berlioz, no le impedían comprender y estimar a Debussy, a Strauss. En la música italiana de hoy estimaba a los más modernos: a Casella, a Malipiero. La música rusa era, últimamente, una de sus músicas dilectas.

La cultura musical limeña le debe más de lo que generalmente se conoce. Don Pedro fue uno de los fundadores y uno de los animadores sustantivos de la Sociedad Filarmónica. A la Sociedad Filarmónica y a la Academia Nacional de Música dio, durante mucho tiempo, una colaboración eminente. Don Pedro no era responsable de la anemia de ambas instituciones. Le correspondía, en cambio, el mérito de haber inspirado, con recto espíritu, sus comienzos.

IV

Este hombre bueno, noble, sentimental, no pudo, naturalmente, conquistar el éxito. No lo ambicionó siquiera. Asistió, sin envidia, con una sonrisa, al encumbramiento de sus más mediocres contemporáneos. Mientras los hombres de su generación escalaban las más altas posiciones, en la política. Don Pedro gastaba sus veladas en líricas empresas y románticos trabajos. Escribía crítica musicales. Discurría sobre tópicos del arte y de la vida. Dialogaba con su fraternal amigo el pintor Astete.

La mala política le tendió una vez sus redes. Don Pedro, solicitado amistosamente por don Manuel Candamo, aceptó ser nombrado prefecto de Huánuco. Pero Romaña, presidente entonces, quiso conversar con el joven candidato de Candamo. Y descubrió, en el coloquio, que Don Pedro no era del paño de las "bones a tout faire" de la política. El nombramiento resultó misteriosamente torpedeado en el consejo de ministros. Don Pedro se salvó de ser prefecto. Y se salvó, por ende, de llegar a diputado o a ministro.

V

En Roma, durante dos años, Don Pedro frecuentó estudios, exposiciones y tertulias de artistas. El escultor Ocaña y yo fuimos, muchas veces, compañeros de sus andanzas. Don Pedro adquiría cuadros, esculturas, objetos de arte. Enriquecía su colección de pintura italiana. Reparaba sus Amatos, sus Guarnerius y sus otros viejos y nobles instrumentos de música. De estas andanzas no lo distraían sino los conciertos del Augusteo.

Conocí, entonces, en este ambiente, bajo esta luz, a Don Pedro López Aliaga. Pronto, nos estimamos recíprocamente. Mi temperamento excesivo, mi ideología revolucionaria, no asustaban a Don Pedro. Discutíamos, polemizábamos, sin conseguir casi nunca que nuestras ideas y nuestros gustos se acordasen. Pero, por la pasión y la sinceridad que poníamos en nuestro diálogo, nos sentíamos muy cerca el uno del otro hasta cuando nuestras tesis parecían más irreductiblemente adversarias y opuestas. No he conocido, en la burguesía peruana, a ningún hombre de tolerancia tan inteligente.

Ahora que don Pedro López Aliaga ha muerto, sé que he perdido a uno de mis mejores amigos. Sé, también; que Lima ha perdido a uno de los representantes más puros de su vieja estirpe. Don Pedro no ha sido, en su generación, un hombre de talla común. Quedan en su casa, de ambiente solariego, diversos testimonios de la distinción de su espíritu, de sus aficiones y hasta de sus manías: sus cuadros, sus estatuas, sus instrumentos musicales, sus libros. Su colección de cuadros –en la cual se cuentan un Tintoretto, dos Claude Lorrain– es, probablemente, la más valiosa colección que existe en Lima. Con menos de la décima parte del esfuerzo invertido en formar esta colección. Don Pedro habría podido formar un latifundio. Pero don Pedro no puso nunca ningún empeño en devenir millonario. Prefirió seguir siendo sólo un gentil hombre.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Serpentinas [Recorte de prensa]

Serpentinas

I

Los tres días de neo-carnaval son, en verdad, tres días únicos de educación democrática. Cada pueblo del Perú tiene sus reinas, cada reina sus azafatas, cada azafata sus trovadores. Poco falta para que todos los peruanos se conviertan en reinas y reyes, azafatas y trovadores. La realeza y sus categorías anexas se ponen al alcance del Demos. Las usanzas, los fueros y las coronas de la aristocracia se democratizan.

Esta familiaridad periódica con la realeza esta profusión anual de monarquías, son, seguramente, saludables y pedagógicas. Hacen de la monarquía un artículo de carnaval.

II

El nuevo estilo del carnaval tiene, sin embargo, una desventaja. Las monarquías se vuelven una cosa festiva; pero los carnavales
se vuelven una cosa seria. Lima parece próxima a no tomar en serio la realeza; pero a tomar, en cambio, un poco en serio el carnaval. El carnaval empieza a adquirir la solemnidad de un rito. El humorismo de Lima corre, en este episodio anual, el grave riesgo de ser desmentido. Vamos a constatar, finalmente, que Lima no es una ciudad humorista, sino solo una ciudad un poco maliciosa. Que Lima es, tal vez, algo precoz; pero siempre muy infantil.

III

El neo-carnaval debería consternar a nuestros pasadistas. Los disfraces nos enseñan que el pasado no puede resucitar sino carnavalescamente. El Pasado es una guardarropía. No es posible restaurar el Pasado. No es posible reinventarlo. Es posible, únicamente parodiarlo. En nuestra retina, el Presente es una instantánea; el Pasado es una caricatura.

IV

La vida no readmite el Pasado sino en el carnaval o en la comedia. Únicamente en el carnaval reaparecen todos los trajes del Pasado. En esta restauración festiva precaria no suspira ninguna nostalgia: ríe a carcajadas el Presente.

Iconoclastas no son, por ende, los hombres: iconoclasta es la vida.

V

En el carnaval conviven la moda del Renacimiento y la moda rococó con la moda moderna. El carnaval, en apariencia, anula el tiempo: pero, en realidad, lo contrasta. Un traje de cruzado, que en la Edad Media era un traje dramático, en nuestra edad es un traje cómico.

VI

El carnaval ha reforzado su guardarropía con los disfraces ku-klux-klan. Esta es otra prueba de que el ku_klux-klan pertenece, inequívocamente, al Pasado. El carnaval ha clasificado el traje ku-klux-kl.an como un traje cómico. Como un traje de baile de máscaras. Indudablemente, el carnaval es revolucionario. Parodia y mima un episodio de la Reacción.

VII

La democracia de París se somete de buen grado, en carnaval, al reinado de una dactilógrafa o de una modista. La autoridad de una "midinette'' resulta, en estos días, más efectiva y más extensa que la de una princesa orleanista de la clientela de "L'Action Francaise". El Demos es como aquel personaje de Bernard Shaw –Pigmalion– que gustaba de tratar a una duquesa como si fuera una florista y a una florista como si fuese una duquesa. La revolución rusa, por ejemplo, de más de una duquesa ha hecho una kellnerin. A Clovis –reaccionario convicto– y a mi –revolucionario confeso– nos ha servido el café, en un restaurant de Roma, una de estas kellnerinas.

VIII

Si un traje de la corte de Luis XV es, en nuestro tiempo, un traje de carnaval, una idea de la corte de Luis XV debe ser también una idea de carnaval. ¿Por qué si se admite que han envejecido los trajes de una época, no se admite igualmente que han envejecido sus ideas y sus instituciones? La equivalencia histórica de una enagua de Madame Pompadour y una opinión de Luis XV me parece absoluta. (La influencia de Oswald Spengler es extraña a este juicio).

IX

La monarquía se ha realizado en el Perú, carnavalescamente, un siglo después de la república. Ameno y tardío epílogo del diálogo polémico de los políticos de la revolución de la Independencia.

X

A los nacionalistas a ultranza les tocaría reivindicar los derechos del acuático carnaval criollo. Les tocaría protestar contra este neocarnaval postizo y extranjero. Prefieren probablemente adherirse a la tesis de que el nuevo carnaval es "un progreso de nuestra cultura".

XI

Valdelomar olvidó esta constatación en sus diálogos máximos: —El ático Momo se llama aquí Ño Carnavalón. Los tres días de carnaval son tres días del Demos. La fiesta de carnaval es una fiesta de la ca­lle. Sin embargo, la figura de la Libertad jacobina, de la Libertad del gorro frigio, no se libra de la burla carnavalesca. Sín­toma de que la Libertad no es ya una figura moderna, sino, más bien, una figu­ra clásica, anciana, inactual, un poco pa­sada de moda. Es indicio de un próximo golpe de estado en el carnaval. Este golpe de estado derrocará a la monarquía y proclamará, en los dominios del carnaval, la república. A partir de entonces no se elegirá una reina sino una presidente de la república del carnaval. Las reinas y sus cortes, con gran desolación de los trovadores románticos, resultarán monótonas y anticuadas. El humorista carnaval enrique­cerá su técnica con las formas democráti­cas y republicanas, envejecidas en la po­lítica. Ese será el último episodio de la decadencia de la democracia.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Victoria Ferrer, 22/8/1924

Miraflores, 22 de agosto de 1924
Victoria:
He recibido tu carta del 11 del presente que me informa de la enfermedad de Gloria. Mucho lo lamento y más todavía el no poder atenderla mejor. No estoy bien aún. Mi convalecencia es lenta y los gastos que mi enfermedad me ha causado y sigue causando innumerables y cuantiosos. Te remito tres libras para lo que requiera el cuidado de Gloria. Si te parece, si crees que Gloria se acostumbraría sin dificultad, puedes mandármela. El clima de Miraflores le haría bien y aquí la vería un especialista. Creo que debes darle Emulsión Scott o Tricalcina.
Caricias a la chica y saludos a ti y a los tuyos
José Carlos
P.D.-A mediados de julio te envié tres y no dos libras. No sé cómo recibiste sólo dos. En mayo, de la clínica, te remití con Beatriz cuatro. Te envío hoy las tres libras en el adjunto cheque No. 398632 para el Banco del Perú y Londres.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Victoria Ferrer, 26/5/1925

Miraflores, 26 de mayo de 1925

Victoria:
Te adjunto el cheque 756969 por cuatro libras, tres correspondientes a la mesada, cinco al colegio y cinco para la medicina que me hablas. Creo que a Gloria le convenga la tricalcina.

Dime como le va a la pequeña en el colegio.
Y dale muchos besos.
Recibe para ti y los tuyos saludos cordiales de

José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Victoria Ferrer, 4/3/1926

Lima, 4 de marzo de 1926

Victoria:
Te adjunto un cheque por cuatro libras. Media libra corresponde a la matrícula de Gloria. (La otra media libra irá con la próxima mesada).
He esperado a Gloria en estos días. Tú me anunciaste que vendria a [...]
Con muchos besos para Gloria y recuerdos para los tuyos, te saluda afectuosamente.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Victoria Ferrer, 12/11/1924

Miraflores, 12 de noviembre de 1924

Victoria:

Te incluyo un cheque para el Banco del Perú y Londres por tres libras. Te ruego acusarme recibo y darme noticias de Gloria.

Después de una última pequeña operación a que fui sometido a Miraflores, mi restablecimiento ha proseguido y he reanudado, dentro de lo posible, mis trabajos.

Transmite mis recuerdos a los tuyos, besa a mi nombre a la pequeña y recibe, como siempre, mis saludos.

José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de A. Tinajeros, 17/10/1928

Arequipa, 17 de octubre de 1928

Sr. José Carlos Mariátegui,
Lima

Mi estimado compañero:

Aprovecho del viaje a esa del camarada Burstein para dirigirle la presente, saludándole muy afectuosamente y anhelando que su salud no sufra más quebrantos.

A los pocos días del arribo del amigo antes nombrado, en respuesta a su carta le manifestaba en la mía que los amigos Rodríguez, Pastor, Rivera, Núñez V. me ofrecieron enviar directamente a Ud. sus colaboraciones para "Amauta", algunas de las cuales supongo que ya se encuentren en su poder. Así lo espero.

De todo lo que ocurre en esta le pondrá al tanto Burstein. Desde luego no hay nada de importancia, solo el hecho de la prisión de cinco obreros a raiz de la aparición de unos volantes en contra de la comitiva que fue al Cuzco. Se asegura que pronto serán puestos en libertad.

De la cuestión universitaria supongo que tenga una amplia información, particularmente del amigo Nuñez Valdivia Jorge, que esta vez ha tenido una actuación más simpática, aunque con reservas aprecio yo ésta, por contrastar con la que tuvo el año pasado en la huelga, en la cual el interés de círculo y de familia le puso contra nuestra causa justa.

Nuestra revista "Amauta", N° 17, que ha llegado con mucha tardanza ,está recién vediéndose. Hay tanta desidia en el público para la lectura que da ganas de proferir epítetos. Ud no puede creer que aquí solo hay un puñado de lectores asiduos, los demás son por casualidad, por curiosidad o de "gorra” . Para esto la campaña clerigalla es activa, secundada por los servidores del poder.

Sírvase hacer presente al Administrador Martínez de la Torre que mi cuenta y la remesa le enviaré dentro de unos 4 días, pues los libreros me están embrollando con "mañana" y mañana, como ha podido ver Burstein. Asimismo le agradeceré que la Administración sea más celosa de su misión. Y digo esto porque cuando solicité los primeros números de la edición fina, "amigos de Amauta", y los últimos, se contentó con enviarme creo los N° 8 y 9, guardando silencio respecto de los demás. Y cuando recibo la remesa de cada nuevo Nº, no sé cuantos ejemplares me manda, pues unas veces viene menos de cien y otras un poco más; lo que se esclarecería, para una mejor cuenta corriente, con una aviso franqueada junto con la remesa.

Si es que ya salido sus "Ensayos", sírvase indicar a la Administración que me remese unos 15 ejmplares.

Es portador el compañero Burstein, a la par que la presente dos números de "Chirapu", que son los últimos que el compañero Antero Peralta V. me indicó le enviara antes de ausentarse a su tierruca: Oyolo, prov. de Parinacochas, depto. de Ayacucho.

Le estrecha la mano fraternalmente.

A Tinajeros.

Tinajeros, A.

Carta a Juan Marinello, 16/3/1930

Lima, 16 de marzo de 1930
Sr. D. Juan Marinello.
La Habana.
Muy estimado compañero:
Ud. me excusará el retardo con que contesto su grata carta de fines de diciembre último, al saber que al habitual desequilibrio entre mi salud y mi trabajo se ha agregado en los últimos meses una temporada de playa y sol en la Herradura que me ha impedido ocuparme en mi más cara correspondencia.
La función de vinculador que Waldo Frank ha tenido en su viaje, entre algunos núcleos de nuestra América, corresponde bien a la calidad e intención de su mensaje. Frank ha dejado en Lima amigos entusiastas. Yo no tengo talvez más título a su distinción que el de haber sido el primero en comentar en el Perú sus libros y en señalar, ante todo, el valor de Nuestra América, en el artículo del que 1929 tomó un párrafo.
Le envío, con los últimos números de Amauta, un ejemplar de mis 7 Ensayos.— Le debo la expresión de mi reconocimiento por la generosa cita que de mi obra hace en su interesantísima respuesta a la encuesta de Cahiers de l’Etoile. Este ensayo ha sido reproducido por un diario de Lima. Le mando el recorte.
También le acompaño dos colaboraciones para el número peruano de 1930. El próximo correo le llevará un ensayo mío.
Estas líneas no se proponen sino establecer la correspondencia iniciada por su carta —magnífico mensaje de amistad.
Preparo mi viaje a Buenos Aires, donde espero resolver con el problema de mi movilidad, mediante una aplicación ortopédica, el de mi salud. Nuestro querido Glusberg es el auspiciador de este viaje, al cual me anima, también, resueltamente, Waldo Frank. Amauta continuará publicándose en Lima; pero si al ausentarme yo le crearan dificultades, la trasladaría a Buenos Aires.
Lo abraza, con simpatía y estimación profundas, su devotísimo compañero.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Sixto E. Miguel, 14/1/1927

Jauja, enero 14 de 1927

Señor director de "Amauta".

Lima.

Muy señor mío:

Aprovecho la feliz oportunidad para dirigirle la presente. Deseo que en la revista mensual que dignamente dirige Ud. pueda publicarse el aviso que le adjunto. Se servirá indicarme la suma que debo de pagar por su inserción, por el curso de un medio año, o un año.

Su atto. y S.S.S

Sixto E. Miguel

Miguel, Sixto E.

La pobreza de la biblioteca nacional

La pobreza de la biblioteca nacional

No se escribe frecuentemente sobre la Biblioteca Nacional. El público está enterado de que existe desde hace muchos años. De que sus ilustres elzevires y otros viejos volúmenes fueron salvados de la rapacidad de los invasores chilenos por don Ricardo Palma. Y de que por su dirección han pasado eminentes hombres de letras del país.

No es esto, sin embargo, todo lo que hay que decir de la Biblioteca Nacional. Los intelectuales tienen el deber de destruir la cómoda ilusión de que el Perú posee una Biblioteca Nacional más o menos válida como instrumento de estudio y de cultura. No tengo una idea de la cultura peruana; pero creo que la Biblioteca Nacional no puede ser considerada como uno de los órganos o de los resortes sustantivos de su progreso. La Biblioteca Nacional es, actualmente, paupérrima. Me parece que todos los que nos interesamos por la cultura del país debemos declararlo con honradez y con franqueza.

La Biblioteca Nacional no corresponde a su categoría ni a su título. No tendría, en otro país, más valor que el de una biblioteca de barrio o el de una biblioteca particular. Su capital de libros, revistas y periódicos es insignificante para una Biblioteca Nacional. Lo incrementan lentamente algunos exiguos lotes de libros modernos y algunos donativos de bibliografía oficial o de autores mediocres. No llega a la Biblioteca ni un solo gran diario europeo. No llegan sino unas cuantas revistas: el “Mercure de France”, la “Revue de Genéve”, “Scientia”. Ningún hombre de estudio puede encontrar en la Biblioteca los medios de conocer o explorar alguno de los aspectos de la vida intelectual contemporánea. Para ningún estudio científico, literario o artístico ofrecen los anaqueles de la Biblioteca Nacional una bibliografía suficiente. Ni siquiera sobre tópicos tan modestos y tan nuestros como la literatura peruana es posible obtener ahí una documentación completa.

De la Biblioteca Nacional no se puede decir, como de la Universidad, que vive anémica o atrasadamente. La Biblioteca Nacional no vive casi. A su único salón de lectura concurren, en las tardes, unas cuantas personas. Y sus salones interiores tienen una magra clientela, a la que abastecen, generalmente, de materiales de investigación histórica. Se respira en todos los salones una atmósfera mucho más enrarecida que en un museo de antigüedades. No son estos salones, como debían ser, un cálido hogar de libros y de ideas. Dan la sensación de bostezar aburridos, desganados, somnolientos. La Biblioteca Nacional no existe para los hombres de estudio. No existe casi para la cultura y la inteligencia del país.

La Biblioteca de la Universidad ha logrado ya superarla. Es mucho más orgánica, más cabal, más viva. Tiene más lectores, más clientes. Ha recibido, en los últimos tiempos, notables contingentes de escogidos libros. Publica un boletín bibliográfico. No importa que su capital sea aparentemente más pequeño; es, en cambio, más activo y más moderno. El volumen de la Biblioteca Nacional resulta prácticamente un volumen ficticio. La cifra de los libros que en la Biblioteca Nacional se depositan no constituye un dato de su valor real. Seguramente, más del ochenta por ciento de esos libros duerme, en perennes e inmóviles rangos, en los anaqueles. Un enorme porcentaje de libros y folletos inútiles infla artificialmente dicha cifra, dentro de la cual se computa una inservible literatura oficial o privada que, en muchos casos, nadie ha desflorado todavía. Todo un pesado lastre que puede ser sacrificado sin que ningún interés de la cultura peruana se resienta absolutamente. (Nada perjudicaría tanto la reputación de la cultura peruana como la creencia de que tales libros y folletos representan a esta en alguna forma).

En defensa de la fama y el mérito de la Biblioteca Nacional, sería vano desempolvar el prestigio de sus viejas ediciones y de sus ancianos “bouquins”. Una biblioteca pública no es un relicario; es un órgano vivo de estudio y de investigación. Una colección abigarrada e inorgánica de libros antiguos no basta siquiera a la curiosidad limitada de un “bouquineur”. La Biblioteca Nacional no es un instrumento de cultura moderna, ni es tampoco un instrumento de cultura clásica. No tiene en nuestra vida intelectual ni aún la función de un docto asilo de humanistas.

La responsabilidad de esta situación no pertenece a los presentes ni a los pasados funcionarios de la Biblioteca Nacional. Nada en este artículo, claro y preciso, suena a requisitoria o a reproche contra las personas que, mal remuneradas, trabajan ahí honesta y oscuramente. La Biblioteca Nacional es la Cenicienta del Presupuesto de la República. Todas sus dificultades provienen de la pobreza extrema de su renta. El Estado destina al sostenimiento de la máxima biblioteca pública del país una suma ínfima. La Biblioteca no puede, por esto, efectuar mayores adquisiciones. No puede, por esto, abonarse a diarios y revistas que la comuniquen con las grandes corrientes de la vida contemporánea. No puede, por esto, sostener un boletín bibliográfico. El catálogo es un proyecto eternamente frustrado por la miseria crónica de su presupuesto.

En los cuarenta años transcurridos desde 1885, la nación se ha desarrollado apreciablemente. El presupuesto nacional y los presupuestos locales han crecido con más o menos seguridad y más o menos prisa. La Biblioteca ha sido, tal vez, la sola excepción en este movimiento unánime de progreso. Después de cuarenta años, continúa vegetando lánguida y anémicamente dentro de los mismos estrechos confines de su restauración postbélica. En cuarenta años, la filosofía, la ciencia y el arte occidentales se han renovado o se han transformado totalmente. De esta transformación la Biblioteca no guarda sino algunos documentos, algunos ecos dispersos. Nadie podría estudiar en sus libros este período de la historia de la civilización. Faltan en la Biblioteca libros elementales de política, de economía, de filosofía, de arte, etc.

La organización de una verdadera biblioteca pública constituye, en tanto, una de las necesidades más perentorias y urgentes de nuestra cultura. El Perú vive demasiado alejado del pensamiento y de la historia contemporáneas. Su importación de libros es ínfima. El esfuerzo privado, en este terreno, no ha organizado nada. No tenemos un ateneo bien abastecido de libros y de revistas. El hombre de estudio carece de los elementos primarios de comunicación con la experiencia y la investigación extranjeras. La documentación que aquí puede reunir sobre un tópico cualquiera es inevitablemente una documentación incompleta. La Biblioteca Nacional no lo provee casi nunca, oportunamente, de un libro nuevo o actual. Obras, ideas y hombres archinotorios en otras partes, adquieren, por eso, entre nosotros, tardíamente, relieves de novedad extraordinaria. Revistas y periódicos que representan enteros sectores de la inteligencia occidental no arriban nunca a este país, donde abundan, sin embargo, individuos que se suponen muy bien enterados de lo que se siente y de lo que se piensa en el mundo. Y este aislamiento, esta incomunicación, favorecen las más lamentables mistificaciones. A su sombra medra una ramplona dinastía de falsas reputaciones intelectuales.

Una enérgica campaña de los escritores peruanos en todos los diarios y todas las revistas, podría obtener un largo y próvido aumento de la renta de la Biblioteca. En caso de un resultado negativo o mediocre, podría solicitar una suscripción nacional. Yo no escribo este artículo para suscitar o iniciar esa campaña. Lo escribo porque siento, individualmente, el deber de declarar esa campaña. Lo escribo porque siento, individualmente, el deber de declarar lo que es, a mi juicio la Biblioteca Nacional de Lima. Demasiado mío, demasiado personal, este artículo no es una invitación ni es una circular al periodismo. Es una constatación individual. Es una opinión crítica.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Aspectos del problema indígena [Recorte deprensa]

Aspectos del problema indígena

Recientemente, Dora Mayer de Zulen, cuya inteligencia y carácter no son aún bastante apreciados y admirados, ha hecho, con la honradez y mesura que la distinguen, el balance del interesante y meritorio experimento que constituyó la Asociación Pro-Indígena. La utilidad de este experimento resulta plenamente demostrada por quien fue, en mancomunidad y solidaridad habilísimas con el generoso espíritu precursor de Pedro S. Zulen, su heroica y porfiada animadora. La Pro-Indígena sirvió para aportar una serie de fundamentales testimonios al proceso del gamonalismo, determinando y precisando sus tremendas e impunes responsabilidades. Sirvió para promover en el Perú costeño una corriente pro-indígena, que preludió la actitud de las generaciones posteriores. Y sirvió, sobre todo, para encender una esperanza en la tiniebla andina, agitando la adormecida conciencia indígena.

Pero, como la propia Dora Mayer, con su habitual sinceridad, lo reconoce, este experimento se cumplió más o menos completamente: dio todos, o casi todos, los frutos que podía dar. Demostró que el problema indígena no puede encontrar su solución en una fórmula abstractamente humanitaria, en un movimiento meramente filantrópico. Desde este punto de vista, como ya una vez lo he dicho, la Pro-indígena en cierta forma, un experimento negativo, pues tuvo como principal resultado, el de registrar o constatar la insensibilidad moral de las pasadas generaciones.

Ese experimento ha cancelado definitivamente la esperanza o, mejor, la utopía de que la solución del problema indígena sea posible mediante una reacción de la clase necesariamente mancomunada con el gamonalismo. El Patronato de la Raza, instituido por el Estado, está ahí para testimoniarlo con su estéril presencia.

La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores deben ser los propios indios. Este concepto conduce a ver, por ejemplo, en la reunión de los congresos indígenas un hecho histórico. Los congresos indígenas, desvirtuados en los dos últimos años por el burocratismo, no representan todavía un programa; pero sus primeras reuniones señalaron una ruta comunicando a los indios de las diversas regiones. A los indios les falta vinculación nacional. Sus protestas han sido siempre regionales. Esto ha contribuido en gran parte a su abatimiento. Un pueblo de cuatro millones de hombres, consciente de su número no desespera nunca de su porvenir. Los mismos cuatro millones de hombres mientras no sean sino una masa inorgánica, una muchedumbre dispersa, serán incapaces de decidir un rumbo histórico.

En la estimación del nuevo aspecto del problema indígena que se bosqueja con las reivindicaciones balbuceantes y confusas pero, cada vez más extensas y concretas que formulan los propios indígenas, Dora Mayer está sustancialmente de acuerdo conmigo, cuando escribe que “ya era tiempo que la raza misma tomara en manos su propia defensa porque jamás será salvado el que fuese incapaz de actuar en persona en su salvación”. Y en la propia apreciación del valor de la Pro-indígena también acepta mi principal punto de vista, cuando apunta que “en fría concreción de datos prácticos, la Asociación Pro-indígena significa para los historiadores lo que Mariátegui supone: un experimento de rescate de la atrasada y esclavizada raza indígena por medio de un cuerpo protector extraño a ella que gratuitamente y por vías legales ha procurado servirle como abogado en sus reclamos ante los poderes del Estado”.
Ya no es tiempo de pensar en ensayar otra vez el método así definido. Se imponen otros caminos. Y esto no lo afirman solo los conceptos sino los hechos que requieren ahora nuestro examen. Las reivindicaciones indígenas, el movimiento indígena, que hasta hace dos años tuvieron un extraordinario animador en un oscuro indio, Ezequiel Urviola, rechazan la fórmula humanitaria y filantrópica. Valcárcel escribe: “Pro-indígena, Patronato, siempre el gesto del señor para el esclavo, siempre el aire protector en el semblante de quien domina cinco siglos. Nunca el gesto severo de justicia, nunca la palabra de justicia, nunca la palabra viril del hombre honrado, no vibraron jamás los truenos de bíblica indignación. Ni los pocos apóstoles que en tierras del Perú nacieron, pronunciaron jamás la santa palabra regeneradora. En femeniles espasmos de compasión y piedad para el pobrecito indio oprimido, trascurre la vida y pasan las generaciones. No hay una alma viril que grite al indio ásperamente el sésamo salvador. Concluya una vez por todas la literatura lacrimosa de los indigenistas. El campesino de los Andes desprecia las palabras de consuelo”.

El problema indígena no puede, pues, ser considerado hoy con el criterio de hace pocos años. La historia parece marchar a prisa en nuestro país, como en el resto del mundo, de dos lustros a esta parte. Muchas concepciones, buenas y válidas hasta ayer no más, no sirven hoy casi para nada. Toda la cuestión se plantea en términos radicalmente nuevos, desde el día en que la palabra reivindicación ha pasado a ocupar el primer lugar en su debate.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 2/4/1916

[Transcripción literal]
Lima, 2 de abril de 1916
Dulce amiga:
Ayer he recibido tu carta, como todas muy interesante y ha sido grande mi satisfacción leyéndola. Todas las confidencias de Ruth incógnita y misteriosa tienen para mí un encanto singularísimo.
Tu regalo me produjo en el primer momento una impresión supersticiosa. Fué ayer á las 3 de la tarde mas o menos cuando me fué entregado la carta y yo me encontraba en el peor estado de ánimo que es posible imaginar. Tan aburrido que, á pesar de mi obligación de hacerlo, no quise escribir nada para la edición de hoy. I como tenía el ofrecimiento de tu retrato, antes de leer la carta que la acompañaba, la calavera aquella me hizo la impresión de una broma macabra. Si sin intención tuya, tales formas toman tus líneas cuando dibujas, no vuelvas á dibujar Ruth, á menos que te empeñes en asustar á tus amigos sensibles y en mal estado de ánimo. De todos modos, gracias por la delicadeza de la primicia artística. Eres muy gentil Ruth.
Lo serías mucho más indudablemente si hubieras cumplido tu promesa de enviarme tu retrato y renunciar siquiera en parte á tu sigiloso incógnito. Seguramente lo merezco. A pesar de todas mis aparentes complicaciones, soy en el fondo un alma ingenua y sencilla que á pesar de estar tan vivida se acuerda á veces de que alienta una envoltura de diecinueve años.
¿Has sufrido Ruth? Eres entonces un espíritu que ha sentido la vida. El dolor es la única verdad. El dolor es purificador. En mi ha hiperestesiado todas mis aptitudes artísticas, todas mis sutilezas espirituales. Yo he sufrido y sufro probablemente más. Sufro un casi aislamiento, una absoluta soledad. Su fuera un pobre diablo no sufriría, porque podría vivir satisfecho con mi situación, con mis simpatías y mis afectos, con los veinticinco, cincuenta o cien bellacos que me dicen su amigo y que me acompañan á ver una función ó á tomar un helado, con las espectativas de que algún [día] me dén un puesto en Europa, con los halagos y atmósfera que esta calidad de escritor y literato crean siempre como una compensación para los pobres de espíritu. Pero como no soy un pobre diablo y tengo máximas sensibilidades desprecio todas estas cosas que á otros complacerían en sumo grado. Tengo la mala suerte de que mi corazón influya en mi vida definitivamente y que mi cerebro en cuanto á mi vida se refiere no influya en nada. Es una gran desgracia. ¡Si mis sentimientos obedeciesen á mis ideas, cuán infinitamente feliz sería, cuán ferozmente egoísta, cuán super-hombre! Pero es imposible Ruth y no hay mas remedio que someterse á esta dura rendición de haber nacido sentimental y delicado.
¡Oh si yo estuviera por lo menos voluntad! ¡Si no fuera un abúlico! ¡Si no sufriera esta abrumadora pereza! Tendría por lo menos la satisfacción de hacer obra y de vivir fecundamente. Pero no se qué orgullo artístico me hace repudiar el trabajo y no tengo voluntad para vencerlo. Si Ruth tuviera voluntad podría prestármela.
Recuerdas al principiar tu carta un verso mío. ¿Es sinceridad o es galantería? Si es sinceridad me enorgullece mucho porque fue ese soneto uno de los que mas fielmente tradujo una emoción mía. Yo había dialogado con el reloj familiar y tenía para él esta deuda de cantarle.
El Conde de Lemos no me dejó precisamente algunas líneas para tí. Me dijo que antes de marcharse te las dirigiría. No sé si lo hizo. Creo que volverá muy pronto. Esto me satisface porque si aún no sé si es absolutamente buen amigo sé en cambio que es un gran espíritu comprensivo. Con él puede conversar mi espíritu y puedo prescindir de todas las banalidades estúpidas que tengo que emplear para todos los demás diálogos.
Son las tres y media. En este instante un "amigo" me ha llamado por teléfono para decirme así: ¿Qué te hiciste anoche? Te espero á las cinco en el Palais. I yo he contestado resignadamente que estaré á las cinco en el Palais. Ahi soportaré un millón de vacuidades y me aburriré probablemente. ¡Es una lástima!.
Me voy pues á la calle. Si no lo hago el director llegará y me hará la pregunta eterna de si no escribo "algo" para mañana. Y si le digo que he escrito sobre el "Devocionario" de Augusto Aguirre Morales pensará que no escribo sobre cosas prácticas.
Adiós Ruth y no te hagas esperar mucho. I xxxxxxxxxxx otórgame, piadosamente, un poco más de confianza.
Yo te espero.
Juan Croniqueur

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 21/11/1929

Lima, 21 de noviembre de 1929
Sr. Samuel Glusberg.
Buenos Aires.
Estimado amigo y compañero:
No tengo a la vista su última, tan interesante y grata, por haberme sido secuestrada el lunes último a las 8 p.m. con toda mi correspondencia privada y la administrativa de Amauta. A esa hora, o algunos minutos antes, charlaba yo en mi estudio con Héctor Ruiz Díaz, el pianista argentino, y Ricardo Vegas García, corresponsal de La Nación de Buenos Aires, sobre la venida de Waldo Frank. Ruiz Díaz y Vegas García, a nombre de la Sociedad Arte y Cultura, me proponían la colaboración con el grupo de invitantes que suscribía nuestro cable y carta para la organización del programa de conferencias de Frank en Lima. Su deseo era que Frank ofreciera algunas conferencias a la recién fundada Sociedad Arte y Cultura, inaugurando su temporada. Yo les decía que a mi juicio no había inconveniente para que Frank accediera a esto tan luego como llegara a Lima. Vegas me decía que la Sociedad de Arte y Cultura podía financiar el viaje de Frank. No habíamos avanzado mucho en esta conversación cuando se presentó en mi casa, aparatosamente, la policía. Varios agentes encabezados por uno de los jefes de Investigaciones penetró en mi estudio. Se me notificó de que había orden de detenerme y registrar mi domicilio. A Vegas García y Ruiz Díaz se les dijo que estaban también presos. Ambos protestaron y yo insistí en que Ruiz Díaz era un conocido artista extranjero. Nada valió. Fueron conducidos a la comisaría próxima donde se les retuvo hasta el día siguiente. Había orden estricta de que se detuviera a todas las personas que se encontraban en mi casa. - Mientras esto ocurría en mi biblioteca, otros agentes entraban violentamente en el interior de la casa con revolver en mano intimidando rendición a los muchachos, sirvientas y a un jovencito que copiaba a máquina un ejercicio escolar. - Siguió el registro. Como quince agentes ocupaban las habitaciones registrando los muebles. Varios mas se estacionaban en la entrada. En la calle, policía uniformada completaba el personal en operaciones. La pesquisa no perdonó ningún mueble. Se me extrajo de los bolsillos mi vieja cartera, antigua compañera de viajes y penurias, y todos mis papeles. De mi sillón de ruedas, se sacó entre otros papeles el cable de Waldo Frank y las copias de la carta y el cable de invitación, publicados ese día por la prensa.- Hasta las 2 y 1/2 duró la cosa. Tuve que hacer enormes esfuerzos para impedir que se llevaran mi biblioteca. No pude impedir que se incautaran de mi correspondencia, la de "Amauta", los libros administrativos, recortes de mis artículos, originales y apuntes, libros y revistas y hasta fotografías artísticas. - Quedé informado de que estaba preso e incomunicado en mi casa. 8 policías recibieron encargo de custodiarme y se instalaron en una habitación interior y en el hall, entrando y saliendo ruidosamente. Toda mi familia veló. Había el peligro de que esta gente introdujera armas o cualquier cosa con el objeto de comprometerme y denunciarme en la prensa, sin que yo pudiera rectificar, porque los periódicos no publican en estos casos sino lo que tiene el Vo. Bo. policial.
No quiero hacerle una descripción patética. Me es profundamente antipático este genero. No tengo costumbre de quejarme. La última vez que estuve preso, - cuando la clausura de Amauta - me abstuve de toda actitud dramática. Llamé el caso en el artículo de reaparición de "Amauta" un accidente del trabajo. No le añadiré, pues a esta sumaria descripción, que ya temo empiece a tomar un color de queja, sino que la ocupación de mi casa y el secuestro de mi persona y de todos los míos, niños y sirvientas se prolongaron hasta ayer. 8 vigilantes custodiaban mi casa, durmiendo en el hall y el saloncito. Toda persona que llamaba a la puerta era detenida. - En esta forma, fueron detenidos el pintor Ricardo E. Florez, el escritor José Diez Canseco, tres estudiantes del Seminario de Cultura Peruana, el secretario-administrador de Amauta y estudiantes de letras Navarro Madrid, un mensajero de la revista, la escultura Carmen Saco y el joven pintor Jorge del Prado. - Se que han hecho mas o menos 180 prisiones. - Los agentes se jactaban de una gran movilización. A la misma hora habían allanado y ocupado treinta domicilios.- Entre los presos se encuentran Adler y su novia Nomi Milstein; y la persecución tiene un curioso carácter anti-semita.
Ha habido, según parece, orden de prisión de todos los vendedores ambulantes judíos, de sus proveedores y de otras personas. Se sospecha absurdamente que constituyen una organización de agitadores. Como son en su mayor parte de nacionalidad rumana, no tienen en Lima agente consular ni diplomático que los proteja. - Todo inverosímil y desatentado. El gobierno que acaba de imponer a los obreros de las minas de Morococha, después de una huelga, la renuncia del aumento que exigían, defiende probablemente los intereses de la gran compañía minera del Centro Cerro de Pasco Copper Corporation. Se aprovecha del raid contra los organizadores obreros, para hostilizar a los artistas y escritores de vanguardia que me ayudan a mantener "Amauta".-
Solo el escándalo que en los más diversos elementos causó la noticia de mi prisión y la de todos los míos en mi casa - divulgada por las personas del barrio- y la intervención de algunas personas influyentes ha podido librarme de una situación insostenible.- Pero los calabozos siguen llenos de presos.
Probablemente, había la intención de afirmar que en mi casa se había sorprendido una gran reunión de conspiradores. Contra lo de costumbre, pues recibo de 6 a 8 y a esa hora se hace en mi estudio animada tertulia, no se encontraban conmigo sino dos personas tan extrañas a toda propaganda subversiva como Vegas García y Ruiz Díaz. Se que a Ruiz Díaz se le han dado excusas. Estaba excitadísimo, según me dicen, por haber pasado una mala noche en la comisaría sin explicación ni motivo alguno.- Se trata, también, de crear el vacío a mi alrededor aterrorizando a la gente que se me acerque. Se trata, como ya creo haberle dicho alguna vez, de sofocarme en silencio.- Mi propósito de salir del Perú con mi mujer y mis niños se afirma antes estos hechos. No puedo permanecer aquí. No me quedaré sino el tiempo necesario para preparar mi viaje. Saldré del Perú como pueda.- Si se me rehusaran los pasaportes, desde ahora comprometo a todos mis amigos para que denuncien mi situación, así como para que gestionen el viso de las legaciones.
Le expido esta carta, escrita apresuradamente sin releerla. Puede Ud. hacer de su contenido el mas amplio uso; pero reserve el texto mismo. Detesto la actitud planidera. No he especulado nunca sobre mis dramas.
A Waldo Frank escríbale que se le espera ansiosamente en Lima, en el Perú. Supongo que recibiría Ud. después del cable la carta de invitación despachada por correo aéreo. La última no debe haber alcanzado a Frank en Buenos Aires; pero Ud. se la habrá expedido sin duda a Santiago.- Que Frank avise su salida a Sánchez.
Perdone esta larga lata y reciba un cordial abrazo de su devotísimo amigo y compañero
José Carlos.

P.D.- Escrita esta carta, recibo noticia de que se ha empezado a poner en libertad a los detenidos. Pero Adler y Nomi continúan presos con otros muchas. El ballón se va desinflando, más no se desinflara del todo mientras no se escoja, entre los perseguidos, algunos candidatos a la deportación o a la isla. V.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 13/4/1925

Miraflores, 13 de abril de 1925
Querido Vegas:
Hay que seguir con la política francesa. La crisis me parece el tema obligado de esta semana. Caben fotografías para todos los gustos. Verbigracia: Painlevé, presidente de la cámara; De Selves, presidente del Senado; Briand, perenne candidato a la jefatura del gobierno; De Monzie, leader de la izquierda del senado y autor, como ministro de finanzas, del proyecto de cupo al capital; François Marcal y Poincaré protagonistas de la jornada del senado; Millerand, peso pesado nocked out en mayo, vuelto al ring últimamente; Loucheur, especie de Hugo Stinnes francés, cuya defección reciente marcó el comienzo de la desintegración de la mayoría de Herriot; Caillaux a quien que asuma formalmente su puesto en la política; León Blum, secretario del grupo parlamentario socialista que juega un rol principal en los pour parler de la crisis, etc. Le adjunto un Paul Boncocur, uno de los leaders parlamentarios del socialismo, que trabaja con la participación directa de su partido en el gabinete y que se muestra dispuesto a aceptar una cartera, lo mismo que su camarada Vincent Auriol, cuyo nombre suena también frecuentemente con este motivo.
Con muchos deseos de verle pronto, lo abraza cordialmente su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Abraham Valdelomar, [06/1918]

[junio de 1918]
Mi querido José Carlos:
Es usted el único producto biológico que recibe cartas mías. Mi viaje, como habrá Ud visto por los periódicos ha sido más glorioso que el de Bolívar el año 23. Tengo un par de maletas llenas de coronas de laurel con cinta peruana. No sabe Ud lo fastidioso que es guardar coronas de laurel con cinta peruana. La corona de laurel con cinta peruana es la suprema síntesis de la admiración en estos pueblos. Mis cinco conferencias de Trujillo me produjeron alrededor de cinco mil soles, pero los he botado con la misma facilidad. Hice llorar al público en mi primera; y en mi segunda conferencia los llegué a sugestionar tanto que se levantaron de sus asientos y escucharon de pie y asombrados mi voz “pastosa y apostolizante”, al decir de La Industria.
Sigo siendo feliz! ¡Oh, José Carlos, tú lo sabes! ¡Tan feliz! Dios que es amigo personal mío, me ayuda y protege y el Ángel de la Guarda me tiene una gran estimación. Te mando algunos periódicos. Habla del triunfo de mi gira en tu periódico. Cossío te puede contar la verdad. Lo emplazo al ronco, esmirriado y buen César a que me desmienta. Abraza a Carlos Guzmán, a Ruiz Bravo, a César Nepomuceno Falcón. Y en cuanto al cholito ese de Fernández: que es un farsante, que me ha tomado el pelo y que él y Criado y Tejada se vayan al Pardo.
Te recomiendo con todo interés, al portador, Alberto Mejía, un excelente muchacho, buen pianista. Protégelo y dale la lata. Se ha portado bien conmigo y eso te ha de bastar para quererlo y atenderlo.
Te abrazo con toda mi alma, cojito genial,

Abraham

El viernes sigo a Cajamarca. Haz anunciar a todos los diarios del norte que representes, mi viaje. Búscate al corresponsal de Cajamarca y hazle anunciar mi viaje.

Valdelomar, Abraham

En torno a la polémica del criollismo de Xavier Abril [Manuscrito]

Artículo mecanografiado titulado "En tono a la polémica del criollismo" firmado por Xavier Abril en 1929.

Transcripción:

RICARDO PALMA es el árbol genealógico de la zamba litera­tura peruana. En esa palma está comprendido el criollismo amancaes del champus limeño, tan agradable al paladar literario, iba a decir cerebral, de los propugnadores de la "jarana”. Si hay algo que se debe terminar con rigurosidad específicas, es el criollismo y decadencia moral de la colonia. El criollismo es la síntesis de la mediocridad y de las bajas pasiones. Debido a nuestro criollismo, existe en el Perú, una dolorosa or­ganización de la pereza en la apreciación de los valores mora­les. Debido a nuestro criollismo, tenemos que ningún "valor" de ese movimiento puede cruzar con aires universales, que es lo que exige en los pasaportes últimos el canal de Panamá, para el libre transito. Tenemos, por último, que no tenemos moral, que es de lo que se trata primero de indagar para la organización de un pueblo. Lo curioso, lo anecdótico, lo espectacular y colorista del criollismo, no tiene después de un riguro­so análisis sociológico, sicológico y étnico, más que los mismos valores que se encuentran en las tribus de Africa. Si es que con el criollismo se pretende entretener la gastada y decadente burguesía del Perú, es na­tural entonces, su fervorosa dedicación de hembra.

Aconsejar el criollismo - viejo o nuevo, que sería siempre la misma anécdota del caballo de paso espiritual - es querer la vu­elta, el retorno, a la incertidumbre nacional, que significa lo criollo dentro del concepto étnico. Ningún arte se puede conseguir ya sino es con la base del socialismo ecuménico. Lo otro - la investigación y el credo criollo, por sentimiento americano,- no obedece sino a una reacción puramente de origen fascista y literario.

1929

Xavier Abril

Abril de Vivero, Xavier

Carta a Mario Nerval, 11/12/1929

Lima, 11 de diciembre de 1929
Estimado amigo y compañero Mario Nerval:
No he tenido acuse de recibo de Ud. de mi última de hace varias semanas, contestando a una carta suya. Pero si no le he escrito no ha sido por esto sino por mis extraordinarias ocupaciones y porque M. lo ha mantenido al corriente de los sucesos.
Le lleva estas líneas Federico Sal y Rosas, amigo y colaborador de Amauta en Huarás, que ha sufrido prisión de varios días, con otros compañeros de esa localidad, a raíz de la última movilización policial contra nosotros. Como de ésta puede ocurrir que no tenga Ud. noticia exacta, le adjunto copia de una carta que escribí a un amigo el 22 del pasado.
Todos los presos, según mis noticias, están en libertad. Ignoro solamente la condición de un compañero de Chepén. El bluff no ha prosperado; pero es seguro que se prepara el aprovechamiento de sus elementos en una próxima oportunidad.
No hace falta agregar que Amauta, mientras yo esté aquí, seguirá saliendo. Su prestigio internacional, por otra parte, la defiende. Pero se trata de sofocarla aterrorizando a sus propagadores y simpatizantes. A la clausura sensacional, se prefiere el estrangulamiento silencioso.
Sal y Rosas trabajaba por la constitución en Huarás de un centro de estudios sociales. No se le puede acusar de otra cosa. Pero estar en correspondencia conmigo es suficiente para perseguir o molestar a una persona. Muchas veces las cartas, inocentes siempre enviadas a mi dirección, no me llegan; pero van a revelar a la policía a las personas de que puedo servirme para la “ejecución de mis designios”. Esto ha ocurrido por ejemplo con el señor Alejandro Destre Sierra de Huarás, acusado de haberme escrito, a pesar de que nunca he recibido de él una línea.
Ya le escribiré más detalladamente para que entere Ud. de las cosas a los amigos.
Cordialmente lo abraza, reclamando sus noticias, su afmo. amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Xavier Abril,8/10/1928

Lima, 8 de octubre de 1928
Mi querido José Carlos:
Le envío una nota sobre la novela de Jean Cassou, y un poema para Pulso. Le ruego que me envíe las cartas que tenga a mi casa, Edificio Rímac, 123. Con Julio del Prado, le envié mi colaboración para el número de octubre.
La dirección de la casa de André Breton es ésta: Rue Fotai, c. 42, (9) Paris. Desearía que le enviara también un número de Mayo a Manuel Altolaguirre, a Málaga, Imprenta Sur, San Lorenzo 12, España.
Lo abraza cordialmente,
Xavier Abril
Dirección de Ernestina de Champourcín:
Marqués de Villamejor, 3.
Madrid.

Abril de Vivero, Xavier

Poema de Fortunato Zora Carvajal, 1929

Poema de Fortunato Zora Carvajal titulado "Nevazón" de 1929.

Transcripción:

El Cielo se cubre de nieblas sombrías,
y alfombran la tierra pétalos de nieve...
Sopla un viento helado, rumoroso y breve,
viento de las punas ásperas y frías...

Los perros aúllan, temblando de frío,
y lloran las linfas del lánguido río.
Tristes pajarillas de oscuro plumaje,
saltan por la nieve del hosco paisaje...

Tiernos corderillos de vellones blancos
triscan en los duros, rocosos barrancos...
Las altas montañas semejan pirámides,
veladas por albas y brillantes clámides...

En rústica choza se anida el pastor,
y su quena vibra de pena y de amor...
¡Qué inmensa tristeza de la nevazón,
que arranca del alma doliente cancion!

Fortunato Zora Carvajal

Zora Carvajal, Fortunato

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