Reproducción de un óleo de Emilio Goyburu "Bañista"
- PE PEAJCM SEA-F-01-05-01-03-INP-0047
- Item
- 1926
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo, del artista peruano Emilio Goyburu, "Bañista"
Goyburu, Emilio
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Reproducción de un óleo de Emilio Goyburu "Bañista"
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo, del artista peruano Emilio Goyburu, "Bañista"
Goyburu, Emilio
Reproducción fotográfica de una escultura de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura de la artista peruana Carmen Saco llamada "El proletario de la Revolución".
Al reverso con posible letra de Carmen el nombre de la escultura.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "Mejico y la China" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura de la artista peruana Carmen Saco llamada "Mejico y la China".
Al reverso con posible letra de Carmen el nombre de la escultura.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "La madre proletaria" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura de la artista peruana Carmen Saco llamada "La Mujer Proletaria".
Al reverso con posible letra de Carmen el nombre de la escultura.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "Las campesinas" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una obra de la artista peruana Carmen Saco "Las campesinas", la cual formó parte de una escultura mayor "Los proletarios".
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "Madre Proletaria" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura "Madre Proletaria" de Carmen Saco del monumento "Los Proletarios" realizado por la misma artista.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "Los moscovitas" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura "Los moscovitas parten de Europa" que forma parte del monumento a "La Humanidad", realizado por Carmen Saco.
AL reverso de la foto, con posible letra de Carmen, se encuentra la referencia de la foto.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "Campesina" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura "Campesina" que forma parte del monumento a "Los proletarios", realizado por Carmen Saco.
AL reverso de la foto, con posible letra de Carmen, se encuentra la referencia de la foto.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura "En el Paseo" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura "En el Paseo" realizada por Carmen Saco.
AL reverso de la foto, con posible letra de Carmen Saco, se encuentra la referencia de la escultura.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de un óleo "Hija de los Chankas" de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo "Hija de los Chankas" realizado por José Sabogal en 1926.
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de un óleo "Montera Verde" de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo "Montera Verde" realizado por José Sabogal en 1925.
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de un óleo "Negra Tamalera" de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo "Negra Tamalera" realizado por José Sabogal en 1926.
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de un óleo "Quipucamayoc" de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo "Quipucamayoc" realizado por José Sabogal.
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de un óleo "Procesión del Señor de los Milagros" de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo "Procesión del Señor de los Milagros" realizado por José Sabogal en 1923.
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de un óleo "Quero Incaico" de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un óleo "Quero Incaico" realizado por José Sabogal.
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de una obra "La Selva del Perú" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de un dibujo y pintura de la artista plástica Carmen Saco "La Selva del Perú".
Al reverso se lee:
"Por Carmen Sacco dibujo y pintura de gran plato en esmalte oro negro y marfil - Título "La Selva del Perú" cocido en los Hornos de Manises - Es de estilo popular peruano en la composición"
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de José Carlos Mariátegui con Daniel Hernández Morillo
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Posible almuerzo de periodistas vinculado al anuncio de la fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes.
José Carlos Mariátegui, al extremo izquierdo parado.
Otros identificados en la fotografía: Clemente Palma, Daniel Hernández Morillo (primer director de la Escuela Nacional de Bellas Artes), Clovis (Luis Varela y Orbegozo), Luis Ugarte, Artemio Ocaña (sentado sobre murete, debajo de Hernández).
Lima, 23 de setiembre 1918.
Hernández Murillo, Daniel
Fotografía de la Casita Estilo Yunka (I) de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Fotografía tomada por José Sabogal en 1929.
La nota detrás de la foto con letra de Sabogal dice: José Sabogal - Casita estilo "Yunka" (Parque de la Reserva - Lima)
y con letra de Mariátegui: 10 cent alto grano fino
Sabogal, José
Fotografía de la Casita Estilo Yunka (II) de José Sabogal
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Fotografía tomada por José Sabogal en 1929.
La nota detrás de la foto con letra de Sabogal dice: Casita estilo "Yunka" - José Sabogal (Parque de la Reserva - Lima)
y con letra de Mariátegui: 10 cent alto grano fino
Sabogal, José
Reproducción fotográfica de la escultura "Jugadora de Basket-Ball" de Carmen Saco
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de la escultura "Jugadora de Basket-Ball" de Carmen Saco. Trabajado en tierra cocida.
Saco, Carmen
Reproducción fotográfica de una escultura de J. Huapaya F.
Parte deFondo Sociedad Editora Amauta
Reproducción fotográfica de una escultura llamada "Acclla" del artista peruano J. Huapaya F.
Estudio Fotográfico T. Shirasaka
Don Pedro López Aliaga [Recorte de prensa]
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Don Pedro López Aliaga
I
Don Pedro López Aliaga era de la buena y vieja estirpe romántica. No le atrajo nunca la Civilización de la Potencia. Guardó siempre en su ánima la nostalgia de la Civilización de la Sabiduría. No quiso ser político ni comerciante. Tuvo gustos solariegos. Y amó, con hidalga distinción espiritual, cosas que su generación amó muy poco: la música, la pintura. Fue amigo de Baca Flor, de Astete, de Valle Riestra. Baca Flor le hizo aquel retrato que queda como el mejor documento de la personalidad de Don Pedro. En ese retrato, Don Pedro parece un caballero de otra edad. El continente, el ademán, la Barba, la mirada, pertenecen a un evo en que Don Pedro habría preferido vivir.
II
López Aliaga visitó París, por primera vez, en una época en que París era la ciudad de la bohemia de Mürger. La urbe ignoraba todavía un elemento, una sensación de la vida moderna: la velocidad. El boulevard no conocía casi sino el paso del fiacre, digno y grave como el de un decaído y noble señor. En el pescante, el cochero, con sombrero de copa, tenía el mismo aire grave y digno. Nada auguraba aún el escándalo de los tranvías y de los automóviles. La carretilla de mano de Crainquebille no habría encontrado en la rue Monmartre un policía tan preocupado de la circulación como el que hizo conocer la justicia burguesa. Y, por consiguiente, la vida del humilde personaje de Anatole France se habría ahorrado un drama. A Don Pedro le gustaba París así. París le reveló a Berlioz. Y Don Pedro permaneció fiel, toda su vida, a Berlioz y a los fiacres. Era con sus cocheros con sombrero de copa como a Don Pedro le complacía evocar París cuando, en los últimos años, le tocaba atravesar, entre el estruendo de mil claxos, la Plaza de la Opera.
Como Ruskin, Don Pedro no amaba la máquina. Como Ruskin, no habría querido que las sirenas y las hélices de los botes a vapor violasen los dormidos canales de Venecia. Detestaba los túneles, los "elevados'', los rascacielos. Todos los alardes materiales del Progreso le eran antipáticos. No se sentía cómodo en medio de la modernidad. Pero tampoco era el suyo un espíritu medioeval. Más que la penumbra gótica le atraía la luz latina. Entre todas las épocas habría elegido, probablemente, para su vida el Renacimiento. En esto Don Pedro no coincidía absolutamente con Ruskin. A don Pedro le seducía no solo el arte del Renacimiento sino también el arte barroco. Tintoretto era uno de sus pintores predilectos.
III
La música fue uno de sus grandes amores. Poseía, en música, un gusto ecléctico. No le interesaba, como a otros, una música. Le interesaba la música. Ningún genio, ningún estilo, ninguna escuela musical acapararon, como en otros amadores de este arte, la totalidad de su admiración. Palestrina, Haendel, Beethoven, Wagner, Berlioz, no le impedían comprender y estimar a Debussy, a Strauss. En la música italiana de hoy estimaba a los más modernos: a Casella, a Malipiero. La música rusa era, últimamente, una de sus músicas dilectas.
La cultura musical limeña le debe más de lo que generalmente se conoce. Don Pedro fue uno de los fundadores y uno de los animadores sustantivos de la Sociedad Filarmónica. A la Sociedad Filarmónica y a la Academia Nacional de Música dio, durante mucho tiempo, una colaboración eminente. Don Pedro no era responsable de la anemia de ambas instituciones. Le correspondía, en cambio, el mérito de haber inspirado, con recto espíritu, sus comienzos.
IV
Este hombre bueno, noble, sentimental, no pudo, naturalmente, conquistar el éxito. No lo ambicionó siquiera. Asistió, sin envidia, con una sonrisa, al encumbramiento de sus más mediocres contemporáneos. Mientras los hombres de su generación escalaban las más altas posiciones, en la política. Don Pedro gastaba sus veladas en líricas empresas y románticos trabajos. Escribía crítica musicales. Discurría sobre tópicos del arte y de la vida. Dialogaba con su fraternal amigo el pintor Astete.
La mala política le tendió una vez sus redes. Don Pedro, solicitado amistosamente por don Manuel Candamo, aceptó ser nombrado prefecto de Huánuco. Pero Romaña, presidente entonces, quiso conversar con el joven candidato de Candamo. Y descubrió, en el coloquio, que Don Pedro no era del paño de las "bones a tout faire" de la política. El nombramiento resultó misteriosamente torpedeado en el consejo de ministros. Don Pedro se salvó de ser prefecto. Y se salvó, por ende, de llegar a diputado o a ministro.
V
En Roma, durante dos años, Don Pedro frecuentó estudios, exposiciones y tertulias de artistas. El escultor Ocaña y yo fuimos, muchas veces, compañeros de sus andanzas. Don Pedro adquiría cuadros, esculturas, objetos de arte. Enriquecía su colección de pintura italiana. Reparaba sus Amatos, sus Guarnerius y sus otros viejos y nobles instrumentos de música. De estas andanzas no lo distraían sino los conciertos del Augusteo.
Conocí, entonces, en este ambiente, bajo esta luz, a Don Pedro López Aliaga. Pronto, nos estimamos recíprocamente. Mi temperamento excesivo, mi ideología revolucionaria, no asustaban a Don Pedro. Discutíamos, polemizábamos, sin conseguir casi nunca que nuestras ideas y nuestros gustos se acordasen. Pero, por la pasión y la sinceridad que poníamos en nuestro diálogo, nos sentíamos muy cerca el uno del otro hasta cuando nuestras tesis parecían más irreductiblemente adversarias y opuestas. No he conocido, en la burguesía peruana, a ningún hombre de tolerancia tan inteligente.
Ahora que don Pedro López Aliaga ha muerto, sé que he perdido a uno de mis mejores amigos. Sé, también; que Lima ha perdido a uno de los representantes más puros de su vieja estirpe. Don Pedro no ha sido, en su generación, un hombre de talla común. Quedan en su casa, de ambiente solariego, diversos testimonios de la distinción de su espíritu, de sus aficiones y hasta de sus manías: sus cuadros, sus estatuas, sus instrumentos musicales, sus libros. Su colección de cuadros –en la cual se cuentan un Tintoretto, dos Claude Lorrain– es, probablemente, la más valiosa colección que existe en Lima. Con menos de la décima parte del esfuerzo invertido en formar esta colección. Don Pedro habría podido formar un latifundio. Pero don Pedro no puso nunca ningún empeño en devenir millonario. Prefirió seguir siendo sólo un gentil hombre.
José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui La Chira