Vida Cotidiana

Taxonomía

Código

Nota(s) sobre el alcance

Nota(s) sobre el origen

Mostrar nota(s)

Términos jerárquicos

Vida Cotidiana

Términos equivalentes

Vida Cotidiana

Términos asociados

Vida Cotidiana

87 Descripción archivística results for Vida Cotidiana

87 resultados directamente relacionados Excluir términos relacionados

Carta a Artemia G de Falcón, 3/1/1924

Londres. 10, Oxford terrace
Hyde Park, W.2

Querida madre:

Aquí te mando otro artículo. Esta es una prueba de que seguiré enviándoteles con la regularidad que te he prometido.

En un número de Mundial de noviembre he visto publicado un artículo que hace mucho tiempo les mande. Ya sé que no se puede hacer nada contra los retrasos en la publicación. Por esto, no te digo que hagas gestión ninguna. Menos mal si al fin los publican y te los pagan. Yo espero que ahora publicarán los dos mensuales y que te los pagarán puntualmente. Además, Mariátegui me ha ofrecido el pago puntual de mis artículos. Que hay de la revista de Mariátegui? Salió ya? La última carta de José Carlos que he recibido es de octubre. Sospecho que mis cartas a él y las suyas a mí las roban en el correo. Pregúntales si ha recibido los artículos que le he mandado y una carta extensa sobre el comité.

Yo he pasado la navidad y año nuevo muy aburridos. Como lo habeis pasado vosotros?.

De Madrid te van a mandar estos días un poco de turrón. Es una cosa agradable. No te lo han mandado antes, en mucho, por culpa mía. Tú sabes como soy de olvidadizo. Varias veces me he olvidado de enviar tu dirección.

Muchos recuerdos y saludos para todos mis hermanos y un abrazo y un beso para ti.

César.

3-1-1924

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 3/12/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Contesto inmediatamente a tu carta del dieciocho de octubre que he recibido al mismo tiempo que otra de Alicia del veinticuatro. Te contesté un poco precipitadamente, porque estoy preparando mi regreso a España. Mi viaje a Rusia se ha aplazado hasta mayo o junio próximo. Ahora tengo que volver a Madrid. Voy rápidamente. Me detendré apenas una semana, o menos, en París.

En mis cartas anteriores he contestado anticipadamente a cuanto me dices en tu última. No se me ocurre otra manera de contrarrestar la informalidad de los pagos ministeriales y asegurar el bienestar de todos que lo que he propuesto a mis hermanas. Trabajando todos podemos conseguir independizarnos del gobierno y vivir más tranquilos y seguros.

Ahora se me ocurre la idea de ahorrar, si mis hermanas me ayudan, mis sueldos para dentro de un plazo mas o menos corto, reunirnos todos en España. Yo he pensado muchas veces la manera de conseguirlo. Pero siempre se me ha presentado invencible la dificultad de conseguir el dinero para los pasajes de ustedes. Más, con un esfuerzo de todos, nos será fácil lograrlo. Todo depende de que mis hermanas acepten contribuir estusiastamente en la forma indicada. Un solo año, el próximo, de perseverancia bastaría para cumplir el propósito. Después, juntos todos en España, pasaríamos a arreglar nuestras vidas en mejores condiciones.

Dile esto Alicia, mientras yo, con más reposo, contesto extensamente a su carta. La idea se me ha ocurrido al recibir su respuesta a mi ofrecimiento que, desde luego, mantengo invariable. Es solo una ampliación de él. Y siento no haber pensado así antes.

Me parece muy atinada tu proposición sobre la manera de cobrar mis sueldos. Si, esperando mi respuesta, no has presentado la solicitud que te envié, has que te hagan otra, […] como me dices la asignación, imitando mi forma y preséntala. De este modo ganaremos tiempo. Yo no tengo esperanza ninguna de recibir un céntimo de Barcelona. Hace pocos días he recibido una nueva carta anunciándome que todavía no han mejorado las entradas.

Creo, sin embargo, que todo mi sueldo podrían seguir pagándotelo en la misma forma que hasta hoy, puesto yo no desempeño cargo diplomático ninguno ni figuro como empleado de esta categoría.

De Madrid, en donde estaré dentro de quince y veinte días, te escribiré más largamente.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo muy cariñoso para ti.

César

Berlin: 3-XII-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 3/2/1920

Querida Madre:

Acabo de recibir tus cartas del 21, 26 y 30 de noviembre y del 20 de diciembre, asó como las adjuntas de mis hermanos. No he querido aplazar por más de una mi respuesta, y en el acto he cogido la pluma para escribirte.

La noticia de la muerte de Juan me ha llenado de tristeza. No podría esperarla jamás. Creía que ya se encontrase restablecido y , por eso, en mis cartas anteriores te he encargado saludos para él.

Tu no puedes imaginarte como nos hace sufrir una noticias semejante cuando estamos solo, en una ciudad extraña, rodeados de personas indiferentes, incapaces de solidarizarse ni con el más pequeño de nuestros dolores. Por esto he sufrido doblemente. Tú sabes que, a fuerza de quererlo, lo consideraba como un hermano.

Tanto como esa noticia me ha afligido la de tus padecimientos. Me habría gustado conocer la primera para saber, al mismo tiempo, que habías sufrido mucho. Se que una desgracia, por pequeña que sea, no puede pasar junto a ti sin arrancarte lágrimas. Pero, ya pasado el triste suceso, es necesario que te sobrepongas y que trates de cuidarte lo mejor posible, tanto por ti como por nosotros. Ya ves que te lo pido también por nosotros, por mis hermanos y por mí mismo que no aceptaría permanecer aquí un mes más, aunque en Lima me esperasen momentos desagradables de lucha y de pobreza, si supiese que mi ausencia te hace sufrir.

Tu sabes que nunca he hecho nada contra tu voluntad y que siempre me he preocupado, sobre todo, tu tranquilidad y tu bienestar, aunque la suerte, desgraciadamente, no me haya permitido nunca proporcionártelos en la amplitud de mi deseo. Hoy sigo queriendo proceder en la misma forma. Si tu quieres que vuelva, dímelo y renunciaré enseguida y volveré junto a ti. En mi voluntad manda más tu deseo que el mío propio.

Con gran sentimiento me he enterado de tus estreceches económicas. No necesitabas puntualizármelas. Tenía por fuerza que darme cuenta de tu situación.

La distancia que nos separa me imposibilita para atender inmediatamente a tus demandas. Comprendiéndolo así, te dejé asegurada la pensión en esa y cuyo primer cobro habrás efectuado ya. No conté, irme pesa en el alma, con una desgracia tan grande como la que acaba de ocurrirnos. Créeme que ahora me parece que he derrochado estúpidamente hasta el dinero que he gastado en comer. Tú sabes que te lo habría dado todo.

Las circunstancia me fuerzan a resignarme. Tu también, cuya situación tiene que haber […] a la fecha, debes olvidar los sufrimientos pasados y preocuparte ahora solo de vivir lo mejor posible.

En el ministerio debes cobrar, mensualmente, veinticinco libras. No sé cuanto te pagará Ruíz Braco, pero supongo que, en ningún caso ser menos de cinco libras mensuales. Todo esto hace un total de treinta libra que debes recibir, con seguridad, todo los meses.

Te suplico que de esta suma le entregues a Del Aguila, para que satisfaga un favor que he pedido, cuatro libras mensuales. Tres repártecelas a mis hermanos y el saldo, los veintitrés restantes, gástalas en la casa. No creo, por supuesto, que con tal cantidad puedan vivir espléndidamente, mas te doy todo lo que tengo. Sin embargo, si aun es demasiado pequeña esa renta, dímelo y yo, de mi pensión, aunque es bien exigua pues solo me quedo con veinte libra, te mandaré algo más.

Espero, por otra parte, poder cobrar también los artículos que mando a "El Comercio". Voy a escribirle en este sentido y lo que me den haré que te lo entreguen a tu por intermedio de Del Águila. Si consigo esto y Ruíz Bravo te paga más de cinco libras, solo te pido que en lugar de cuatro le des cinco libras todos los meses a Del Águila.

Si mis hermanos, Alicia, Antonieta y Teresa principalmente pueden mandarme todos los meses, por un giro, la cantidad que les corresponda en las tres libras, […] claramente lo que quieren que les compre aquí. Yo lo haré con mucho gusto y con toda puntualidad y llegaré hasta poner, si faltasen, algunas pesetas, no muchos desde luego.

De tu pequeña renta puede dedicar una y media o dos libras a pagar una criada de servir o una cocinera, satisfaciendo hoy el justo, muy justo y cariñoso deseo de Alicia.

De tal manera me parece a mí que puedes organizar modestamente tu casa y vivir tranquila. Por supuesto, cuento para proponértelo con que tú lo que quieras así. En todo caso debes proceder como te parezca más conveniente, que a mí siempre me parecerá bien.

Lo importante es tu tranquilidad. Quiero que estés alegre y contenta y que tus próximas cartas no me cuenten tantos sufrimientos como las que acabo de recibir.

Osores, según me he enterado en los periódicos de Lima, ha salido del ministerio a fines de enero. Espero que antes te haya concedido la beca a Humberto. Si no ha sido así escríbemelo para ver que gestiones puedo hacer por conseguirla.

Yo paso buenos días en Madrid. Es una ciudad alegre y hermosa. Ya tengo algunos amigos y con ellos, personas muy inteligentes y de gran renombre, estoy en las tarde y en las noches.

Ahora me dedico a trabajar. Estoy escribiendo, como te dije en carta anterior un libro y voy a escribir algunos artículos para los periódicos. Todo esto, como tú comprenderás, me reporta una gran reputación, pero ningún dinero. Y yo no sé hasta cual de las dos cosas debemos preferir.

Tus cartas me llegan con mucho retraso. Ponles esta dirección a ver si llegan con más prontitud.

César Falcón
Consulado General del Perú
Madrid España
Vía Panamá- Nueva York

Puede ser que por esta vía consiga recibirlas siquiera en un mes.

Si Jorgito, a quien te encargo besar especialmente, necesita respirar aire marino, me parece que mejor sería que te fueses a vivir a un balneario próximo a Lima. Tú resolverás.

Abraza en mi nombre a todos mis hermanos, saluda a Del Águila y agradécele por mí los bondadosos servicios que te presta y tú recibe un beso y un abrazo de tu hijo.

César.

Madrid, 3 febrero de 1920.

P.D ¿Te has encargado de mandarme el cuento "Mi hermana Jacoba"? Dile a Alicia que me escriba en papel de carta y fino, como el que yo uso.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 30/10/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Acabo de recibir tu carta del cinco de este mes. Hacía días que la esperaba. Felizmente, para resarcirme de la espera, ha hecho el viaje con extraordinaria rapidez.

Siento mucho que Antonieta no esté aun buena. Pero tengo la esperanza que no será necesario recurrir a la operación. En cuanto pueda, dile que me escriba. Entretanto, salúdala y abrázala cariñosamente en mi nombre.

No tengo ninguna noticia de Mariátegui.. En su última carta me anunció la salida de su periódico para los primeros días de septiembre. Lo que tú me dices me hace suponer que no ha podido sacarlo. Yo le he mandado tres artículos. Espero recibir carta suya de un momento a otro para saber a qué atenerme.

En este momento estoy tratando con El Sol para ir de corresponsal suyo a París. No es una cosa muy ventajosa. Pero me resolverá la situación por algún tiempo, si no logro arreglarme definitivamente con el. En caso que lo logre, me servirá de base para organizarme un presupuesto, aunque no cuantioso, adecuado a mis necesidades. Por lo pronto es nada más que una prueba. De todos modos, creo que estaré en París tres o cuatro meses. De aquí saldré, si salgo, aunque todavía no hay nada definitivo, a mediados de noviembre. Ya te daré más detalles.

Si voy a París, en cuanto tenga dinero, le mandaré cualquier cosa para […], ya que me lo pides con tanto interés. Por ahora, te mando para él un afectuoso saludo.

Te agradezco mucho las recetas del chupe, del seco. Voy a mandarlos hacer enseguida, porque el deseo de comerlos no me permite mayor espera. No creo que esto sea una exageración.

Muchas gracias a Teresa por su cata. Sus palabras muy juiciosas y plausibles. Le agradezco, además, sus buenos deseos para mí. Lástima que lo que ella me desea no se pueda conseguir con el deseo exclusivamente. Yo haré, sin embargo, lo posible para complacerla.

Saluda cariñosamente a todos mis hermanos y recibe tú un abrazo y un beso de tu hijo.

César.

30.X.1923

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 30/3/1920

A doña Artemia G de Falcón

Mi madre en Lima

Querida madre:

Acabo de recibir tu carta del 25 de febrero. Me parece que no es esta la única que me has escrito desde el veintiseis de enero y que muy pronto, dentro de dos o tres días, por otro correo, voy a recibir más cartas tuyas, De todas maneras, las reciba o no, me apresuro a contestarte la que acabo de leer.

No debe preocuparte la falta de cartas mías en los correos que llegan a Lima, porque ellos pertenecen a un servicio distinto al de Europa. Los vapores que llevan la correspondencia extranjera al Perú no van sino hasta Colón y algunos, muy raros, hasta Nueva York, Y mis cartas van en los vapores que corren entre Europa o Francia y Colón. Como la coincidencia de la llegada de un vapor a Europa a Colón y la salida de otro para el Callao no es muy frecuente, muchas cartas tienen, por fuerza, que quedar detenidas y retrasarse quince o veinte días. No debes mortificarte por esto. A mí me ocurre lo mismo generalmente recibo juntas tres o cuatros cartas tuyas, escritas, a veces, en fechas distantes.

En la carta que acabo de recibir no encuentro, como en las anteriores, saludos particulares de Alicia. Además, está por escrito que las otras. Todo esto, y las noticias que contiene, me asegura que no ha sido escrita por Alicia y que tú estás muy enfadada con ella.

Comprendo perfectamente tu aflicción y tu enfado. Pero no debes suponer que ninguna de mis hermanas, ni Alicia de la que tan tristemente te quejas, te quieren menos que yo. Es que no son tan reflexivas. No comprenden tu estado de ánimo y la obligación que tienen de contemplarte y cuidarte con más solicitudes y con mayor ternura. Yo les voy a escribir a todas, recomendándoles que se porten mejor. Perdónalas y cree que se compondrán.

Supongo que ya habrás recibido la carta para Casterot y este te habrá atendido debidamente. Notíciame el resultado de esta gestión.

Me parece bien que hayas escogido una casa situada en un barrio sano. Las protestas de las muchachas no son sino eso, protestas de muchachas. Ya se acostumbrarán o si en realidad está en un lugar apartado, pueden buscar diligentemente otra casa que reúna mejores condiciones.

Tu silencio me hace creer que en el Ministerio te han atendido. Esto me alegra. Yo le he escrito a Villanueva recomendándole el pago de tu asignación.

Del Águila no me ha escrito ¿Qué hace?

Te agradezco el recuerdo de mi cumpleaños. Aún está distante. Yo también recuerdo el tuyo y te mandaré un regalito. Entiéndelo bien. Otros les mandaré a las chicas. Que lo entiendan bien.

Besos para todos y para ti un beso y un abrazo de todo corazón.
César

Madrid, mayo, el 30 del 1920

P.D. Dime el número de la casa.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 30/7/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Solo después de varios días puedo contestar a tus dos cartas últimas recibidas, a pesar del tiempo que las separa, casi simultáneamente. La notica de lo ocurrido a Alicia me ha entristecido mucho, sobretodo porque me doy cuenta de lo que estareis sufriendo tú y ella.

Día y noche he pensado en eso, sin encontrarte una solución clara por mi parte. ¿Qué puedo hacer yo a tan larga distancia? Casi sin decir nada. No sé cómo estarán las cosas cuando esta carta llegue a tus manos, pero me parece que de un modo u otro, no debes continuar interviniendo. Tus datos me han dado muy mala impresión de aquel hombre y de su honradez. Yo creo que Alicia no debe esperar nada de él, y en este caso no es posible permitir que vaya a la casa ni tenga trato ninguno contigo ni con mis hermanos.

Alicia es la llamada a decidir. Yo te escribí una carta en favor de ella sin conocer las verdaderas relaciones que quería normalizar. Si las hubiese conocido, no te habría escritos. En esta oportunidad, no puedo decirte nada.

Yo creo que nuestro deber es amparar a Alicia, solo a ella, exclusivamente a ella, desvinculada por completo de toda relación equivocada. De otra manera, intervendríamos en una forma indigna, cosa que no podemos hacer.

No sé si lo ocurrido después de tu cartas hacen inoportunas estas palabras. Espero nuevas noticias y entonces te escribiré más clara y terminantemente, y con mejor ánimo.

Pero, arreglado o no, lo ocurrido debe servirte de experiencia. En mucho se debe a la mala organización de nuestra vida. Desde la muerte de mi padre todos hemos vivido a costa de tus desvelos, de tus dolores y de tus sufrimientos. Ninguno nos hemos sentido obligado más que a esperar de ti el sostenimiento de la casa. Y de este modo ha sido posible que Alicia desoyera y menospreciara tus advertencias y hoy se encuentre sin recursos propios para defenderse.

Ahora es necesario, […]. imprescindible modificar en el día semejante régimen. Todos, cada cual en su medida, debe comprender que está obligado al sostenimiento común. Es preciso que mis hermanas y mis hermanos en cuanto sea oportuno, hagan una vida honesta y ordenada de trabajo. Tú debes decirle esto de una manera clara e inequívoca. Y debes, de acuerdo con ella, ver el modo en que comiencen a trabajar en el día con provecho efectivo para la casa.

Ha llegado el momento de vivir en verdadera armonía y esto no puedo conseguirse sino de manera que te indico. Si ellas, que ya son unas mujeres, insisten en vivir como hasta hoy, sin ningún respeto por ti y con pretensiones y prejuicios estúpidos, la vida en común es imposible. Yo haría entonces un esfuerzo y te traería conmigo. Gano muy poco todavía aquí, pero siempre me alcanzaría para sostenerte.

Espero, como te he dicho, nuevas cartas tuyas para escribirte con más precisión.

Estoy aquí de paso para Alemania. Voy a pasar unos días en Berlín. Pronto regresaré a Madrid.

Recuerdos para mis hermanos.
Te abraza y te besa con todo su cariño.
César.

Barcelona: 30-VII-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 30/9/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Pocos días después de haberme escrito tu carta del quince de agosto habrás recibido sin duda el giro que te hice apenas me llegó el dinero de los pasajes. Supongo que esto te habrá servido para trasladarte a Lima y salir de apuros. Desde ahora, con los sueldos de Alicia, Teresa y Humberto y con los artículos que yo seguiré mandándote puntualmente para Mundial, me parece que podrás combinar un presupuesto que si no espléndidamente, te permita vivir tranquila y modestamente. Yo había resuelto que Mariátegui te entregara el dinero de los artículos que estoy mandándole para su revista. Pero la revolución española, de la que ya tendrás noticias por los periódicos, ha impedido la publicación del diario en el que yo iba a trabajar y no sabemos todavía cuándo podrá publicarse. Por esto le he dicho a Mariátegui que ese dinero me lo mande, pues hasta ahora es lo único más o menos seguro —si él ha logrado sacar el periódico y el periódico da resultados económicos— de que dispongo para vivir aquí. Las demás expectativas como vender una novela que tengo terminada o estrenar una comedia, son demasiado inseguras. Claro es que tan pronto logre aquí aunque sea un pequeño sueldo mensual, haré que lo de Mariátegui sea también para ti y, si puedo, aun te enviaré algo de lo que gane. No te aflojas por este contratiempo. Mucho hemos sufrido y mucho estamos sufriendo. Pero de todas la contrariedades vamos librándonos con más o menos fortuna y no podemos desconfiar del porvenir. Yo creo que muy pronto habremos logrado una posición aceptable. No desconfíes.

Yo también participo de la opinión de Alicia sobre Jorge. Es necesario que aprenda un poco más. Lo importante no es que empiece a trabajar cuanto antes, sino que cuanto antes esté en condiciones de trabajar. Si el se aplica —cosa que le recomiendo cariñosamente— dentro de un par de años podrá ayudarnos más eficazmente de lo que podría hacerlo si ahora mismo se dedicara a ganar un sueldo miserable.

Te adjunto un nuevo artículo para Mundial. No te lo he mandado antes, porque he tenido que hacer una serie de cosas que me han impedido hacerlo. Pero está segura que a partir de hoy te los mandaré puntualmente.

Uno de estos días te mandaré también una encomienda con algunos dulces aquí. Son muy agradables. Quiero que tú me mandes en cambio dos paquetes de café tostado —de buen café caracolillo de Huánuco— y, si es posible, un poco de chocolate del Cusco, pero de ese chocolate con dulce que una vez me regalaron. Todo esto te será muy fácil enviarlo por correo, en paquetes certificados.

Dile a Teresa que la felicito por haberse colocado. Espero que se dedique a trabajar con la misma contracción y el afán con que está haciéndolo Alicia. Ya les he dicho en una carta anterior que deben estudiar más, prepararse para ocupar puesto mejores, no por recomendación, sino por méritos y capacidad propias. Estoy seguro que ella, como Alicia, lo harán así. Este debe ser el mejor ejemplo para Humberto y Jorge. Que es de Antonieta? Nunca recibí de ella ni siquiera una letra. Estoy esperando impaciente los retratos de todas.

Muchos saludos para todos y un abrazo y un beso muy cariñosos para ti de tu hijo.

César.

30-IX-1923

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 31/10/1919

Nueva York, 31 de octubre de 1919

Querida madre:

Te escribo a las ocho días de haber llegado a Nueva York. Antes lo hubiera hecho, pero la falta de barcos, ocasionada por la huelga de los trabajadores de los muelles, había hecho que mi carta llegara a ti a la misma oportunidad.

Actualmente estoy preparando un viaje a Europa. Hasta hoy me detiene aquí la falta de vapores. Sin embargo, espero salir en dos o tres días más y llegar a París el catorce o quince de noviembre.

Hora por hora pienso en ti y en todos los de la casa. Me aflige no tener ninguna noticia de ustedes. Anhelo vivamente llegar cuanto antes a Madrid y encontrarme allí con cartas tuyas. Entretanto, me consuela la confianza de que tú y todos los de la casa se encuentren perfectamente bien.

Escríbeme constantemente. Cuéntame todo lo que ocurre en esa. De este modo me parecerá estar siempre al lado de ustedes y podré así consolarme de la soledad dolorosa de estas ciudades tan llenas de gente, tan luminosas y, para mí, tan vacías.

Hasta hoy viajo con mucha fortuna. Los ocho días de navegación de Colón a Nueva York los pasé sin ningún contratiempo. De igual manera espero viajar a Europa.

A Nueva York, a pesar de su grandeza la encuentro una ciudad sin gran interés. Aquí todo el mundo trabaja afanosamente. Hay siete millones de personas que no tienen otro anhelo ni otra ambición que las de ganar dinero. Y entre el bullicio babilónico de los que corren desenfrenadamente tras el otro, los que no hemos venido a ganar dinero ni sabemos inglés, nos sentimos completamente abandonados.

Nueva York, por otra parte, cobra muy caro la vida. Yo he podido instalarme con comodidad por haber tenido la suerte de encontrarme al desembarcar con un joven peruano, quien me ha orientado eficazmente.

Todos los días me encuentro en el consulado con muchos peruanos. Días pasados almorcé con Don Isaías de Piérola y estuve con él hasta las cinco de la tarde. Después nos hemos encontrado varias veces.

He buscado mucho algún objeto precioso para mandarles, pero aquí todo es muy caro. De París o de Madrid les haré obsequios.

Supongo que Del Aguila se habrá aclimatado ya a la casa. Me ofreció trasladarse a mi cuarto con todas sus cosas y bagajes, y no tengo motivo para dudar de su ofrecimiento.

Creo también que Juan estará completamente restablecido. Y creo más aún creo que no tendrá la insensatez —criminal en un hombre de su edad— de provocar una recaída.

Dale a cada uno de mis hermanos, desde la más grande hasta el más chico, un beso en mi nombre, saluda afectuosamente a Juan y a Del Aguila, y recibe tu un fuerte abrazo de tu

César

P.D. Te escribiré nuevamente antes de salir de Nueva York

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 31/8/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Acabo de recibir tu carta del veinticinco de julio. Me parece muy bien que no te preocupes más de averiguar mi situación, mientras, claro si te paguen con puntualidad más o menos relativa. Yo tengo la impresión que no han suprimido, ni suprimirán nuestros puestos. Hace tres meses que no recibo ni un céntimo de Barcelona, pero se debe a la falta de dinero. Como te he dicho en una de mis anteriores, las entradas consulares han disminuido casi hasta desaparecer. Espero que mejoren para que me paguen. En caso contrario escribiré pidiendo que el sueldo íntegro te lo entreguen a ti allá. Entonces te diré la forma en que debes girarme la parte que me corresponde.

Por mi no te intranquilices. Yo puedo vivir perfectamente con el sueldo que gano en el "El Liberal". No viviré, es claro, suntuosamente, Pero sí puntualmente. En el periódico me guardan grandes consideraciones personales. Escribo solo con mi firma y de sobre lo que quiero y desde donde quiere. Mi situación es muy distinta a la de Lima. Al periódico solo voy de tarde en tarde un momento a conversar con el director. Mis artículos las mando por correo. Te lo dejo para que te formes una idea clara de mi situación.

Dime que te ha parecido mi libro. Te mandé los primeros ejemplares. No te olvides de enviarme los artículos que se escriban sobre él. Serán muy pocos, porque no lo he enviado sino a muy contadas personas.

Yo participo de tu aflicción por el estado de Alicia. Ya te he dicho lo que yo pienso. Tú última carta me ha confirmado mis impresiones. Pero dile a Alicia que no sufra. Nosotros estamos precisamente para consolarla y ampararla hasta donde podamos. Si ella y tú quisieran podría venirse a España conmigo. En mi casa no le faltaría nada. Así podría consolarse. entre tú y yo haríamos un esfuerzo para pagar sus gastos de viaje. Yo te enviaría una solicitud pidiendo urgentemente tus sueldos adelantados. Tú la presentarías al ministerio y hablarías con Piedra a quien yo también escribiría, para que gestionaran su resolución favorable. Acaso el mismo podría conseguir un pasaje gratuito. Y Alicia podría venir acompañada por alguna de las muchas familias que diariamente vienen a Europa. Lo que ustedes resuelvan dímelo enseguida.

Uno de estos días debe llegar a Madrid el juego de té. Mariátegui me dice que ha comprado uno muy bonito. Inmediatamente te lo mandarán con el reloj. Ya lo he dejado todo dispuesto.

A Humberto le enviaré la pelota regrese a España.

Dime si el cambio constante de casa retarda el recibo de mis cartas. Yo sigo enviándote todas a la misma dirección porque desconozco otra.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo muy cariñoso para tí.

César.

Querida Teresa:

Me he alegrado mucho recibir al fin cuatro letras tuyas. Parece que habeis olvidado la costumbre de escribirme. O, mejor dicho, no lo habeis adquirido todavía. Deseo vivamente que tus cartas inicien una serie.

Para escribirme cualquier papel es bueno. No te preocupes por eso. Preocúpate mas bien de la letra y de la ortografía.

Y evita decir tonterías a nadie. Nuestro antepasados fueron trabajadores. Gentes que ganaron su pan trabajando honradamente. Nosotros debemos también trabajar para conseguir que el pan que comemos sea propio nuestro y que lo ganen día a día nuestras propias manos. Dedícate a trabajar seria y honestamente y tendrás mejores collares que nuestros antepasados, quien no tuvieron otro que los que les pusieron para trabajar.

Da por mí muchos abrazos a todos mis hermanos y tú recibe uno muy fuerte de tu hermano.

César.

Berlín: 31-VIII-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 4/12/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

He logrado un arregle con El Sol para marchar de su corresponsal en Londres. Se trata de una cosa transitoria. Las condiciones económicas en que voy no van muy favorables. Pero yo las he aceptado como un ensayo con el propósito de experimentarlas cinco o seis meses y, si me resuelvo a desempeñar el cargo permanentemente, pedir que me las mejoren. En este momento salgo a tomar el tren. Esto me impide escribirte más extensión. Lo haré desde Londres.

No olvido ninguno de tus encargos. Los cumpliré en la medida que me lo permita mi situación económica.

Desde Inglaterra seguiré enviado los artículos para Mundial. Espero que les gustará más y que te los pagarán mejor.

Sigue escribiéndome a Madrid. Desde aquí me enviarán puntualmente tus cartas y todo lo que me envíes.

Abrazos para mis hermanos y uno muy cariñoso y un beso para ti.

César.

4.XII.1923

Os deseo muy felices pascuas y año nuevo

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 6/10/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Te envío adjuntas una solicitud al ministro de R.E pidiéndole que te paguen mi sueldo íntegro en Lima y una carta para Salomón. Agrega a la solicitud la cantidad de papel sellado que sea necesario y preséntala el Ministerio. La carta, dentro de un sobre adecuado, envíala al ministro. Creo que lo recibiría favorablemente. En todo caso, si tú lo crees eficaz, habla con Salomón o con Elguera. Diles que el Consulado de Barcelona no paga hace cuatro meses y que, por esto, prefiero que tu cobres todo el sueldo en Lima.

Yo estoy poco enterado de las cosas de allá. Es posible que Salomón haya dejado de ser ministro. Si ha recurrido esto —nada improbable— presenta la solicitud solamente y habla con Elguera en favor de ella. En caso que te pongan muchas dificultades, pídele a Piedra en mi nombre que se interese en su resolución y siempre que le veas dale saludos de mi parte.

Todavía no he recibido un céntimo de la suma me adeuda el consulado. Espero que mejore su situación en un plazo más o menos breve y me pague. De no ocurrir así, más tarde, cuando me parezca más oportuno, te enviaré una nueva solicitud reclamando la deuda.

Cuando te paguen, pide que sea a partir del próximo diciembre, envíame a Madrid, por intermedio del Banco, las veinte libras que me corresponden. Hazlo por el banco que te parezca mejor o te sea más simpático. Yo había pensado en el Mercantil Americano, pero acaba de clausurar la sucursal de Madrid.

Los giros excesivos háganlos en la misma forma. Si no cuesta muchos dinero, hazlos telegráficos. Pero si resultara muy caros, postales. Esperaré pacientemente.

Aún no sé cuando iré a Rusia. El gobierno ruso no me ha mandado todavía mi pasaporte. Según me dice en una reciente el encargado de negocios de Rusia en Berlín me la enviará dentro de quince días. Apenas lo reciba partiré para P[…] y Moscú. Ahora voy a ver el frío y otras cosas muy interesante de cerca.

Días pasados estuve a punto de marchar a Rusia acompañado del director de "El Liberal", Miguel Moza, y del corresponsal en Berlín. Pero el gobierno ruso les ha negado a ellos el permiso. Dice que solo me lo concederá a mí. Moza, que estuvo unos días aquí, tenía mucho entusiasmo por conocer Rusia. Ahora ha regresado a Madrid. Supongo que sentirá mucho no perder realizar su propósito.

Tan pronto como tenga que marchar te escribiré enviándote la dirección de Mariátegui para que tú le escribas a él todo lo que quieras decirme. Lo hago así porque en Rusia se ejerce una censura muy severa y Mariátegui sabrá comunicarme tus noticias con la debida discreción. Después, cuando regrese, te lo avisaré también para que continúes escribiéndome a Madrid.

Posiblemente los periódicos de Lima reproducirán mis artículos de Rusia. Creo que tendrán un gran interés. Yo seré el primer periodista de idioma español que vaya a ese país después de la revolución comunista. Yo te enviaré algunos de los artículos que publique "El Liberal". Pero no he digas a nadie donde estoy. Tú di siempre que continúo en Madrid.

Aquí hace ya un poco de frío —en enero llega a 20 grados bajo cero— Yo me caliento, más que la estufa, hablando alemán. Tú te quedarías asombrada si me oyeses. Y mucho más si me oyeses hablar en ruso, idioma que estoy estudiando activamente.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo muy fervoroso para tí.

César.

Berlín: 6-X-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 7/6/1924

7 - VI - 1924

Querida madre:

He recibido tu carta en la que me comunicas la desgracia de Mariátegui. Me ha dado mucha pena. Supongo que a la enfermedad se habrán agregado dificultades económicas [y] que el auxilio de los obreros, aunque se lo den con muy buena voluntad, no conseguirán remediarlos del todo. Lo siento en el alma no poder enviarle cualquier cosa. Cuéntame todos los detalles del percance y dime su estado y las posibilidades de su curación. Tengo mucho miedo que quede inválido de las dos piernas y no pueda caminar.

Ya me he convencido de que todos nuestras cosas no podré arreglarlas desde aquí. El famoso Thol ha resultado también tan estúpido como los demás. Yo creí que no lo fuera tanto. Me [he] engañado. Espero ir a Lima para arreglarte lo de Humberto y la manera de colaborar seguramente en un periódico, sin sufrir las majaderías y las idioteces de Aramburú. Entretanto, no hagas caso de lo que te diga. Llévale los artículos y cóbraselos. Nada más. Lo que debas contestarle se lo contestaré yo cuando vaya. Ese tonto no se da cuenta de que soy yo quien le hace el favor de escribir para un periódico tan ridículo como el suyo.

Te mando mi pequeño regalo mensual. Pronto te enviaré los artículos del mes.

Mantengo aún el propósito de ir a verte el año próximo. Naturalmente, tengo que hacer un gran esfuerzo económico, porque, como tú sabes, el viaje cuesta más de dos mil soles.

Recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Te adjunto una carta para Mariátegui. Hazme el favor de enviársela los más pronto posible.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 7/8/1922

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Mi querida madre:

Al mismo tiempo, y con gran retardo he recibido tus dos últimas cartas del mes de junio —el 6 y el 19—. De Madrid me las mandaron a París, cuando yo estaba en Berlín. La Legación de Perú me los remitió a esta última ciudad, pero yo salí antes de que llegaran. He tenido después que esperarlas ocho días en París. Esta ha sido la causa del retardo.

Les agradezco mucho, a ti y a Alicia, el envío de Variedades. Ya tenía noticias de las publicaciones. Pero no había logrado encontrar los números.

No sabía que Salomón te hubiera hecho pagar mis últimos sueldos. Ni siquiera sé hasta qué fecha ha durado mi destino. Creo, que por los datos que me das, que ha sido hasta el mes de febrero. En este caso si estoy pagado en realidad completamente. Porque las ciento veinte libras que me mandaron en marzo correspondían a mi asignación de veinte libras mensuales desde el siete de julio hasta el siete de diciembre de 1921. Pero si mi puesto ha durado hasta marzo o abril o mayo, como los de otros, me deben todavía los sueldos correspondientes. Averigua en que fecha cancelaron mi nombramiento. Y si hay lugar, haz las reclamaciones del caso, aprovechándote de las cartas que escribí hace poco a Salomón y a Elguera.

Me doy cuenta de las contrariedades que tienes que haber sufrido hasta conseguir el grado de mis hermanas y después sus destinos. Tengo la esperanza de que a la fecha ya las hayas conseguido. La tengo, sobretodo, porque me he enterado que Barros ya no es Ministro de Instrucción. Me han dicho que lo ha remplazado Curletti. Este te habrá servido mejor. Es, por lo menos, amigo mío, siempre me ha manifestado mucho cariño.

Si necesitas alguna nueva influencia, habla con Jorge Guillermo Leguía, que está en la Secretaría del Presidente. También es mi amigo. O lo era. Háblale en mi nombre. Él es quien ha conseguido la reposición de Mariátegui: la madre de José Carlos, por mediación de él, habló con el presidente y así consiguió que lo mantuvieran en el puesto.

Osores se embarcará uno de estos días. Lo han nombrado ministro en el Ecuador. Pero estará en Lima algún tiempo.

Dime cual ha sido el resultado de la reclamación del banco y de tu entrevista con Miró Quesada. Yo seguiré mandando artículos hasta saber con seguridad cuantos debo mandar mensualmente.

Mariátegui, a pesar de la reposición, marchará al Perú en octubre. No lo sientas por más puede servirte a ti allá que en Europa a mí. Aquí solo nos hemos con intervalos, a veces, hasta de un año. Allá, en cambio, puede serte muy útil. No creas que es como Del Águila. Por el contrario, se interesará mucho todo lo que le solicites. Y, además, está en mejores condiciones que Del Águila para servirte en las cosas importantes.

Yo estoy trabajando con bastante empeño. Quiero ver si consigo en estos meses alguna ganancia extraordinaria, pues lo que gano me alcanza muy estrechamente para vivir. Si la consigo, claro está la partiré contigo.

Saluda especialmente a Antonieta. Dile que siento mucho su enfermedad y que espero que ya esté buena.

¿Cómo siguen los estudios de Humberto y de Jorge?

Muchos cariñosos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo y un beso para ti de
César.

Hendaya: 7.VIII. 1922

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 7/91922

Trafalgar, 36

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Mi querida madre:

En estos dos últimos días he recibido tres cartas tuyas. Se debe a que la reciente huelga de empleados de correos ha entorpecido el despacho de la correspondencia. Es posible que aun reciba otra carta más. No puedo decirte las fechas de tus cartas, porque no las tienen. Solo una está fechada. Y es del dieciocho de julio.

No es cierto que haya olvidado escribirte el día de tu cumpleaños. Te escribí desde Génova, donde estuve hasta mediado [de] marzo. Quizá se haya perdido la carta, cosa muy posible dada la gran confusión postal que la conferencia produjo. Pero de todos modos te repito que ese día te tuve presente y que hice muchos votos por tu felicidad. Los mismos votos que hago constantemente.

He tenido un gran gusto al conocer la noticia de la colocación de Alicia. Me parece que sus esfuerzos han logrado la mejor recompensa. Es lo mejor que podía obtener. Solo falta ahora que Teresa se coloque en la misma forma.

Me ha alegrado mucho también que Salomón te haya conseguido, tan atenta y amistosamente, la confirmación de la renta por este año. Yo no tenía ya ninguna expectativa. Es de agradecerle su desinterés mas aun cuando los que se llamaban amigos míos se han portado tan amablemente.

Yo, efectivamente no necesito el sueldo por [ilegible] vir. Pero esto no quire decir que gane mucho y que esté en una magnífica situación. Ya te lo he dicho otras veces. Apenas gano lo indispensable, lo estrictamente indispensable. Y si logro sostenerme es porque hago una vida muy modesta, muy ordenada y me privo de muchas cosas.

Ahora estoy trabajando en varias […] que no sé si me darán resultado. No puedo tener muchas esperanzas. Este es un país pobre donde la gente apenas gana para sostenerse. Es mucha fortuna que yo haya conseguido lo que tengo. Si logro mis propósitos, lograré algunas pesetas más y, claro es, te enviaré una parte de ella. Pero esto no es seguro ni puede ser permanente. Para proporcionarte una pequeña renta allá le escribí esa carta a Miró Quesada, cuyo resultado ya debes conocer tú. Supongo que no habrá sido negativo. Yo escribiré puntualmente los artículos para El Comercio y espero que el producto de ellos te sirvan para el alquiler de la casa siquiera. Lo que yo te de será todo lo que pueda conseguir allá. El mes próximo irá Mariátegui. El tiene el encargo de conseguirme un sueldo en el periódico para el que trabaje o en otro. Este sueldo será para ti. Y con este y con lo que ganen mis hermanas podrás asegurar los gastos de la casa hasta que podamos reunirnos todos.

En el asunto del banco no cabe reclamación ninguna. Yo me equivoqué al calcularlo el cambio porque me dijeron aquí que la libra peruana estaba a diecinueve pesetas, estando a veintrés. He perdido dinero. Pero es por causa de haberme pagado en Londres. Yo no podía evitarlo.

Estoy procurando hacer un libro con algunos de mis artículos. Así podrás leerlos reunidos. Creo que es lo único, si no mejora mi situación, que podré mandarte de lo que me has pedido.

Tu retrato me ha causado una gran alegría. Estás muy […] y muy guapa. Y, además, muy elegante. Te felicito y me felicito.

Lo de tus padres los tengo conmigo. Voy a mandar a hacer las ampliaciones.

Muchos saludos para todos mis hermanos —para Jorgito principalmente cuya mejoría deseo mucho— y un beso y un abrazo para ti.

César

Madrid: 7. IX.1922

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 8/12/1922

Trafalgar, 36

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Me ha alegrado mucho saber la mejorías de Jorge. Entiendo, aunque no tengo datos suficientes, que la operación le ha servido para cortar las molestias de una larga enfermedad. [...] deseo que a la fecha esté restablecido del todo. Abrázalo en mi nombre.

Siento mucha la enfermedad de Antonieta. Esta chica no quiere reñir con las enfermedades. Dile que me escriba para que se distraiga y no tenga tiempo de enfermarse.

Me doy cuenta de las estrecheces económicas que estás pasando. Yo no lo paso mejor. Es necesario, como tú dices, que Teresa trabaje también. Mariátegui, efectivamente te ayudará a conseguirle destino. En estos días está en vísperas de partir. No lo ha hecho todavía, porque no le han enviado sus pasajes, a pesar de haberlos pedido con la debida oportunidad. Pero que es cosa de pocos días. Según una carta última se prepara a embarcarse el catorce. No es, sin embargo, muy probable que pueda hacerlo. Pero su retardo no podrá extenderse más allá de este mes.

La venta de El Liberal no me ha perjudicado aún. Mientras Moya continúe en la Dirección ningún cambio de empresa puede afectar mi permanencia en el diario. Y parece que continuará mucho tiempo. Si tuviera que marcharse, y yo con él, yo buscaría la manera de ganarme el sustento. No te preocupes por esto.

Me han sorprendido las noticias que te ha dado […] . No se como has entablado relaciones con este sujeto. Supongo que él habrá buscado la manera de acercarse a ti y ofrecerse a servirte. Desde luego, te participo que es una mala persona, que debes romper inmediatamente todo trato con él. No hablarle ni aceptarle nada. Con nosotros se portó muy mal. Y si ha llegado hasta ti es, seguramente, con un propósito malo. Dile, si insiste, que mis asuntos los resuelvo yo, que es a mí a quien deber dirigirse y que contigo no tiene que hablar ni tratar en ninguna forma. Y en lo que hace al asunto mismo, lo que yo resuelva te dirá Mariátegui.

Antes de su partida hablaré con José Carlos de todos tus asuntos. Se los recomendaré eficazmente. Y él llevará mis instrucciones para resolverlos en la mejor manera.

Dile a Alicia que me ha satisfecho mucho sus propósito de estudiar. Hace muy bien aprendiendo inglés y otras cosas, igualmente importantes. Debe continuar hasta el fin. Y, para lo que quiera, no necesita enviarme dinero. Que me diga que cosa es y yo se la enviaré tan pronto como pueda. No supongo que aspire a un […] de brillantes. Esto, después de todo, sería lo más cómodo de resolver, precisamente, porque no encontraría manera de resolverlo mientras viniera.

Muchos recuerdos de todos mis hermanos y un abrazo y un beso muy cariñosos para tiç

César

Madrid: 8.XII.1922

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 8/1920

A mi madre Doña Artemia G de Falcón en Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del veintidos de junio. La contesto enseguida para que nuestra correspondencia se establezca regularmente.

Durante los últimos meses, junio y julio, he trabajado mucho. Ya te he dicho que tenía compromiso de entregar un libro. Ya lo he entregado. Ahora espero tu publicación.

El calor de Madrid en estos días es abrasador. Todo el que ha podido se ha marchado a las playas. Yo he debido irme también a un balneario., pero me han retenido aquí distintas ocupaciones urgentes.

Probablemente, a fin de mes, iré a Barcelona. Tengo el propósito de pasar allí algunos días.

Tú última carta ha aumentado mi ansiedad por saber que ha ocurrido a la madre Del Águila y como sigue. Espero que la próxima tuya. ya que Del Águila no me escribe hace meses, me des amplias noticias.

Dime como pasan los días que ocurre en Lima, si te paseas mucho, todo, en fin, lo que sea digno de contarse. Tus cartas son exageradamente parcas. No me dejan entrever la vida que hacen ustedes.

Supongo a Humberto y a Jorge muy adelantos en sus estudios.

¿Por qué no me escribe Alicia? Ya ni siquiera te sirve de amanuense.

Espero recibir mi baúl estos días. Si no llega, cuando vaya a Barcelona, iré a París a reclamarlo personalmente.

Muchos besos y abrazos paras mis hermanos y saludos para Del Águila y su madre.

Te abraza con el corazón
César

Madrid, el [2] de agosto de 1920.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 9/11/1919

Nueva York, 9 de noviembre de 1919

Querida madre:

Ayer he recibido carta tuya. A pesar de encontrarla muy lacónica la he leído con mucho gusto, sobretodo porque me anuncia que tú y todos mis hermanos están perfectamente bien. Siento mucho que Juan no estuviese aún restablecido y espero que cuando esta llegue a casa ya se encuentre bien.

Del Aguila me ha escrito y me ha proporcionado una gran alegría al decirme que esta muy a gusto en casa y muy contento del trato de ustedes.

Mañana salgo para París. Aquí he tenido que estarme más de veinte días por falta de barco. Recientemente ha habido una gran huelga de trabajadores de los muelles que ha impedido la salida de los vapores. Mas de veinte mil pasajeros nos hemos encontrado detenidos por esta causa. Felizmente yo he encontrado pasaje en un de los primeros busque van a zarpar para Europa.

El dieciocho o veinte de este mes estaré en París. Quince o veinte días más me trasladaré a Madrid. Al llegar a España espero encontrar carta tuya.

A ti, a cada de uno de mis hermanos, a Juan y a Del Aguila les mando una álbum de vistas de Nueva York. Hubiese querido mandarles objetos de más valor, pero todo, hasta lo más insignificante, cuesta aquí muy caro. En París, me parece, que las cosas serán más baratas y podré mandarles algo bonito, a menos que me desmonetice en el viaje. En este caso, el regalo irá de Madrid.

Dale a Del Aguila dos libras para que cumpla un encargo que le he hecho. Como supongo que te harán falta para tus gastos, oportunamente te mandaré una carta y un recibo para que cobres los artículos que estoy escribiendo para "El Tiempo" y te reembolses.

Del Aguila me dice que la […] para Humberto está a punto de conseguirse. Avísame lo que haga al respecto para, si es necesario, escribirle a algunas personas.

Besa a todos mis hermanos, saluda a Juan y a Del Aguila, y tu recibe un abrazo de hijo.

César.

P.D. No olvides mandarme los recortes del cuento "Mi hermana Jacoba". Dale dos retratos míos a Del Aguila.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 9/2/1924

Londres, 9 de febrero de 1924

Querida madre:

He recibido tu carta del diez de enero, todos los periódicos y me dicen de Madrid que ya llegó el café y el chocolate. Muchas gracias por todo. Ya también te han enviado de Madrid dos paquetes de turrón. Este es un dulce que en España se toma por navidad. Seguramente te gustará mucho.

Me ha dado mucha pena conocer todos los trabajos que estás pasando. Si yo tuviera ahí alguna posibilidad de trabar me iría enseguida a compartir contigo y mis hermanos el poco de dinero que pudiera ganar. Pero tú sabes tan bien como yo, que ahí no tengo recurso ninguno. Al poco tiempo me moría de hambre o tendría que hacer algunas cosa indigna. Pero yo puedo consentir que tú, después de todo lo que has sufrido por nosotros, te pongas a trabajar. Aquí, como ya te he dicho, apenar gano lo indispensable para comer. Sin embargo, mientras gane esto, haré un esfuerzo y todos los meses te enviaré cualquier cosa hasta que salga la revista de Mariátegui en que publicará, por lo menos, un artículo semanal. El valor de estos artículos le diré a Mariátegui que te pague a ti. Por poco que sea será una cosa fija y segura y te ayudará algo. En este momento estoy esperando mi sueldo de enero. En cuanto me llegue te enviaré esta carta. Te adjunto también un artículo para Aramburú. Mientras no tenga otra cosa no tendré más remedio que no hacer caso de sus estupideces. Dime si ha publicado los dibujos a tinta que te envié.

Ve si puedes mandarme una copia autoriza[da] de mi partida de bautismo. El importe te lo mandaré en cuanto me digas a cuanto asciende.

Saludos y recuerdos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti de tu hijo.

César.

Te adjunto también un giro por Lp. 2. Siento no poder enviarte más. Pero esta pequeña cantidad te servirá siquiera para pasar un buen día.
Muchos besos más de tu hijo. César.

Te mando una carta que me ha dado un amigo de aquí, don Luis Delgado, para Juan Thol, secretario de la recaudadora, para ver si consigues destinar a Humberto. Creo que será eficaz. Anda enseguida a Thol y dime el resultado.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 9/4/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Tengo ya tu carta del siete de mayo, llegada a mí con rapidez poco común.

Me alegro muchísimo de la mejoría de Alicia y del resultado de los exámenes de Humberto. A la […] Alicia debe estar completamente restablecidos, según lo deseo con toda el alma.

La primera noticia, después de la muy […] publicada en los periódicos, sobre el decreto suprimiendo las pensiones en el extranjero, ha sido la tuya. Te agradezco mucho la diligencia con que has averiguado mi situación. Hasta ahora no se nada concretamente.

No puedo dudar que tu habrás logrado saber ya […] fijo cuanto me concierne o que me lo comunicarás en carta que recibiré antes que esta llegue a tus manos. Por esto, me limito a hacerte una indicación. Si me han suspendido el sueldo, sería conveniente que vieses a Alfredo Piedra. Él puede conseguir que me sigan pagando la orden al cónsul en Barcelona para que me de pasaje de vuelta. Mas me conviene, claro está, que continúen pagándome, pero , si no puede ser, quiero que me manden el pasaje para regresar inmediatamente. Una vez allá hablaremos y trataré de arreglarme lo mejor posible.

Me alegro que le hayan gustado a mis hermanas los regalos. El próximo contingente será para ti únicamente. Me parece que es justo.

Sigo trabajando mucho. Tengo recortados mas de cuarenta o cincuenta artículos publicados en "El Liberal" que voy a mandártelos para que los leas.

Es posible que dentro de algunos días me vaya a pasar una corta, muy corta temporada en Andalucía. Estaré dos o tres semanas entre Granada o Sevilla.

Me olvida decirte que quien te puede dar informaciones exactas sobre lo del decreto es César Elguera.

Muchos besos para mis hermanos y para ti un abrazo y un beso fuertes, muy fuertes de tu hijo.

César.

Madrid, 9 de mayo de 1921

P.D. Como esta carta llegará por la fecha de tu cumpleaños, te envío, anticipadamente, mi más cariñosa felicitación, sin perjuicio de hacerlo también ese día y de todo él, como siempre, pensar en ti.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 9/5/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Me han alegrado las noticias que me das en tu carta del 24 de mayo. La esperaba impacientemente, tanto por conocer el resultado de tus gestiones sobre mi situación después del último decreto, cuanto y sobre todo por sabe de ustedes.

Tengo mucho gusta que Alicia se case. Espero que un novio —quien hasta ahora no conozco ni de nombre—será una persona digna de ella y que la hará feliz. Yo se lo deseo con toda mi alma. Se lo diría directamente a ella, si ella me lo hubiese comunicado o, por lo menos, hubiera respondido a mi carta de Florencia. Creo que no lo haya hecho por su enfermedad. De todos modos, por intermedio de ti, le mando las felicitaciones de mi corazón y mis mejores votos.

Me preocuparé, claro está, de enviarle también un regalo y de contribuir al tuyo. Espero que tus nuevas cartas próxima me den más detalles para proceder.

Te felicito a ti también por el madrinazgo. Deseo que tengas buenas nuevas. Y, lo que es más importante, que pronto lo seas de mis demás hermanos. Yo he perdido ya el entusiasmo. Por esto, no te comprometo para que amadrines el mío, Creo que me quedaré para vestir santos.

Agradece a Piedra en mi nombre su ofrecimiento. Dile que yo prefiero quedarme algún tiempo más aquí, en la misma situación, porque estoy escribiendo en "El Liberal" uno de los más importantes diarios de España, como escritor de fondo, y en ningún instante ni en ningún puesto puedo prestarle al Perú mejor servicio que un artículo oportuno en dicho diario. Además, estoy trabajando libros para una casa editora. En esta situación no podría aceptar un puesto de canciller en un consulado, si ello me obligase a vivir fuera de Madrid, en un pueblo y a sujetarme a la jefatura del cónsul. No, esto no. Prefiero regresar al Perú. Mariátegui, a pesar de no estar en la misma situación que yo, tampoco lo aceptaría.

Dile esto, discretamente, a Piedra. Además, si dice que no puede conseguir la permanencia de mi puesto, agrégale que Bedoya está en la misma situación que yo, y sin embargo el ministerio ha dado orden a Barcelona que le sigan pagando. Es decir, que no lo han suprimido.

Todo esto harás, si tienes la seguridad, adquirida en la caja cuando te notifiquen que no te pagan más, de que me han suprimido. En otro caso, limítate a ver a Piedra y a saludarlo y agradecerle en mi nombre.

El juego de té irá uno de estos días desde Italia. Espero tu retrato y el de mi padre. Yo te mandaré el mío muy pronto.

Caricias, besos y abrazos para todos mis hermanos y otros especiales, de todo corazón, para ti.

César.

Córdoba, 9 de mayo de 1921.

P.D. Felicita a Humberto por su inglés. ya sabe más que yo. Yo, en cambio, de francés, italiano y alemán. Cuando vaya procuraré saber también inglés para conversar con él.

Falcón, César

Carta a Emilio Pettoruti, 11/1/1923

Berlino, 11 de enero de 1922
Mi querido Pettoruti:
Hoy he encontrado en la Posta central una postal de Ud. sin fe­cha que probablemente estaba rezagada allí desde hacia muchos días.- Yo creía haberle indicado el Consulado del Peru como mi dirección en Berlin.

Vivimos en la Pension Schmitz, Lützow Strasse 31. Escríbame pues a esta dirección.

Falcón se ha marchado a Paris. No ha estado en Berlin sino muy pocos días. Después de unos días de veraneo en la frontera franco-espa­ñola volverá a Madrid.

Nosotros nos quedaremos aun algún tiempo en Berlin, donde la vida es agradable. Los precios son mucho mas altos que los que dejamos en München, pero entiendo que también allá deben haber aumentado mucho. I en virtud del cambio se puede vivir aquí actualmente can la misma cantidad de liras que antes en München, con la ventaja de que la vida es aquí de gran ciudad.

En la pensión almorzamos solamente. Cenamos en restaurante. De suerte que no nos importa mucho que la comida de la pensión sea mala; nos resarcimos en la noche cenando copiosamente. La pensión, además, es barata: tres mil marcos mensuales que con las tasas, servicio y otras macanas apenas si llegan a tres mil seiscientos. Para el res­taurant, en cambio, hay que calcular un minimun de cien marcos por cabeza. I hay que reforzar el almuerzo de la pensión proveyéndose de fruta o leche.

¿Se anima Ud. a visitar Berlin?.- Si viene, podríamos visitar juntos Dresden.
Anita agradece y retorna sus saludos.
I yo le estrecho la mano muy cordialmente.
JC Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Humberto del Águila, 3/2/1920

Mi querido Humberto:

Cartas de mi madre me dan noticias puntuales de los servicios que les ha prestado usted desde su llegada a la casa y particularmente, la triste ocasión de la muerte de Juan. Yo le estoy, por todo ello, muy agradecido. Nunca dudé de su afecto ni de su sinceridad. Pero las deferencias extraordinarias de usted para mi madre me obligan a creerlas más y a sentirme siempre a su absoluta disposición.

Mi pobre madre, cuyo sentimiento por la muerte de Juan la […] en toda su intensidad, se […] de al entierro de Juan no hayan asistido sus amigos. Yo, querido Humberto, casi no me sorprendo de esto. Me parece una cosa característica de Lima. Lo mismo habría pasado si, en lugar de ese pobre muchacho que no tuvo en vida sino su bondad sin límites, hubiese sido yo el muerto. En nuestra ciudad - ¡Cuánto me aflige decirlo! - no hay afecto. Jamás olvidaré que al embarcarme, después de escribir diez años en los periódicos durante los cuales usted sabe cuanto hice y cuánto serví, solo fueron a despedirme usted y dos amigos más, compañeros de última hora y sin nada personal que agradecerme. En cambio, muchos periodistas madrugaron para despedir a uno de sus camaradas de prostitución en los fumadores de opio.

No quisiera recordar nada de esto. Pero lo hago para resaltar a mis propios ojos la noble actitud de usted y obligarme a mayor agradecimiento.

Su silencio me ha contrariado un poco. Hubiera querido, anhelaba tanto recibir carta suya que, al llegar al correo sin ella, me he sentido —créalo usted—espiritualmente desorientado.

Le suplico escribirme con frecuencia.

En carta reciente le digo a mi madre que, una vez organizada su renta, le de a usted cuatro o cinco libras mensuales. Le encargo entregárselo a Beatriz. Si necesita dinero, como suele acontecer, pídalo en mi casa. Ahora mismo le escribo a mi madre para que se lo proporcione y, a fin de que esté siempre en disponibilidad de hacerlo escribiré más artículos para los periódicos de esa.

¿Qué ocurre en el Barrio Latino? No tengo ninguna noticia desde hace dos meses.

Salude cariñosamente a Fernández y a las pocas personas que conoce como amigos nuestros.
Afectuosamente lo abraza
César Falcón

Madrid, 7 de febrero de 1920

P.D. Vea usted a Valle a quien encargo gestionar de "El Comercio" el pago de mis artículos y enviar el dinero a mi madre por intermedio de usted.

Falcón, César

Carta a John A. Mackay, 3/12/1929

Lima, 3 de diciembre de 1929
Sr. Dr. John Mac Kay
Londres
Muy estimado amigo:
Le escribo antes de lo que esperaba, sin esperar noticias suyas y rompiendo con mi costumbre de mal corresponsal, en interés de un amigo apreciadisimo, el Dr. Eduardo Goicochea, que necesita el apoyo de Ud. en una gestión que debe resolverse el mes próximo.
El Dr. Goicochea, graduado en Londres, a quién Ud, no conoce por corresponder al periodo de sus estudios en Europa el tiempo en que Ud. trabajó tan fecundamente en Lima, aspira a una beca de la Rockefeller Foundation para un curso de dos años. Es, además de un hombre nobilísimo y honrado, dueño de toda mi estimación, un profesional inteligente, estudioso, investigador, con verdadero amor a su carrera, que desea especializarse en la higiene infantil. No dispone del favor oficial, ni es de los que lo buscan. La única posibilidad de que efectúe en Estados Unidos los estudios que desea, con profundo sentido social de su misión, sería la beca de la Rockefeller Foundation.
Al Dr. Goicochea, por quien no necesito agregarle que me intereso viva y singularmente, se le ocurre que entre sus muchas y escogidas relaciones en los Estados Unidos se cuentan algunas que pueden ayudarlo poderosamente a obtener lo que gestiona. Lo mismo pienso yo y, por eso, le escribo adjuntándole algunos datos sobre mi recomendado. El Sr. Field ha tenido la gentileza de interesarse por él y ha escrito al Sr. Chas. D. Hurrey en términos que espero sean eficaces.
He tenido, últimamente, algunas molestias. Del lunes 18 al miércoles 20 permanecí secuestrado con mi familia en mi casa, después de un registro y del secuestro de mis papeles que, por fortuna, me han sido devueltos casi totalmente. Muchos amigos han estado también detenidos pero han sido ya puestos en libertad. Amauta continúa, por supuesto.
Muy agradecido a la acogida que dispense a mi recomendación, le estrecho la mano con el mas cordial sentimiento y me repito su muy devotísimo amigo.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 10/7/1929

Lima, 10 de julio de 1929
Querido amigo y compañero Malanca:
Hace exactamente ocho días le dirigí la carta, cuya copia le adjunto, en previsión de las fallas postales. Le acompañé una carta para Carlos Manuel Cox, cuya dirección postal es Apartado 1524, México D.F., pero a quien espero haya Ud. tenido ya oportunidad de conocer personalmente.
No he recibido, después de las que ya he contestado, nuevas de Ud. Lo supongo pintando quizá fuera de la ciudad el más característico paisaje mexicano. Y, en este caso, temo que nuestra correspondencia se resienta de interrupciones.
Le adjunto copia de unos puntos de vista polémicos, que le ruego hacer llegar, una vez que los haya leído, a Pavletich o Cox (Para Pavletich le envié una carta con mi penúltima. Estaba en Mérida, si no me equívoco; pero supongo que haya regresado ya a México. En todo caso, Cox sabrá dónde se encuentra).
Mándeme apuntes de paisajes o tipos mexicanos para Amauta en cuanto disponga de un poco de tiempo. Yo guardaré cuidadosamente sus originales.
Salude a Marof, Tejera y demás amigos. ¿Conoce Ud. a Hurwitz? Si lo encuentra, salúdelo a mi nombre.
Cuénteme cosas de allá.
Hasta pronto. Un fraterno abrazo de su devotísimo camarada.
José Carlos.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Mario Nerval, 14/3/1928

Lima, 14 de marzo de 1928
Estimado amigo y compañero:
Desde que el amigo Marof me remitió de Arequipa su carta, vengo aplazando a mi pesar la satisfacción de escribirle. Tengo un trabajo superior a mis fuerzas que me impide ocuparme de mi correspondencia. El régimen médico a que estoy sujeto me impone cierto reposo que sólo en pequeña parte puedo concederme.
Tristán Marof estuvo de paso por Lima algunas horas. Las pasamos juntos, charlando de amigos de aquí y de allá. Él y su mujer hicieron muy grato recuerdo de Ud.
Le recuerdo su promesa de colaborar en Amauta. Y agradezco su solícita cooperación.
Y muy cordialmente lo abrazo y me repito su afmo. amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Waldo Frank, 23/12/1929

Lima, 23 de diciembre de 1929
Querido y admirado compañero:
Sólo unas breves líneas acompañando una carta recibida para Ud. de Buenos Aires.
Pienso que hoy estará Ud. ya en New York al lado de los suyos.
Y quiero que con el recuerdo de todos los que aquí lo estimamos y amamos, reciba Ud. cuanto antes mi abrazo y mis votos por el año nuevo y por la tarea que empieza.
Su amigo. su hermano
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de César Miró, 2/7/1928

Buenos Aires, 2 de julio de 1928
Mi querido y gran José Carlos:
Hace tiempo que deseaba escribirle, pero trabajamos mucho. No tengo el menor tiempo para dedicar ni siquiera a mis cartas. Renovación, Guerrilla y otras inquietudes, me quitan hasta las horas de descanso.
Hace dos o tres días que llegaron noticias suyas. Una carta para Seoane y otra para Blanca Luz. En las dos ofrecía usted escribirnos a Cisneros y a mí, pero hasta ahora no han llegado sus cartas. Perdone mi vehemencia, pero temo que se hayan perdido esas cartas.
¿Cómo está? Nos preocupa bastante su salud. Supimos de su enfermedad primero por Amauta y luego por las noticias de Ud. Pensamos seriamente que Ud. debe venir. Es necesario que Ud. venga. Pero, pensamos que debe hacer mucha falta allí. Gran incertidumbre es ésta. ¿Qué sería si Ud. faltase en el Perú? De todos modos, si su salud necesita este sacrificio, es necesario hacerlo. La Revolución necesita de Ud. y esto es lo principal. No importa el lugar en que Ud. se encuentre. Lo esencial es que se restablezca completamente para poder dirigir nuestro timón.
Le escribo a velocidad. Sin detenerme casi; medio loco de urgencia. De todos modos dentro de poco le escribiré largo dándole noticia de nuestras actividades, y yo, particularmente, de todas mis inquietudes. Ud. me permitirá esto. Me haría mucho bien.
Le adjunto un artículo sobre un libro interesantísimo de Epstein que Ud. debe conocer, pero que puede interesar en Lima. Abrace muy cariñosamente a sus hijos. Los recuerdo con toda mi emoción. Un gran saludo a su buena compañera Anita. ¿Recibió Guerrilla No. 6?
Un apretón sincerísimo de
Miró Quesada

Miró, César (César Alfredo Miró Quesada)

Carta de César Miró, 27/9/1929

París, 27 de setiembre de 1929
Querido José Carlos:
He esperado desde hace tiempo noticias suyas y no sé a qué atribuir este largo olvido en que me tienen todos en Lima. No recibo desde hace largos meses ni una sola carta que me diga algo de Ud., de Amauta, de nuestra Amauta. No sé tampoco si llegaría en su poder mi libro, que le envié tan luego pude disponer de un ejemplar. En carne propia he sentido por primera vez esa cruel tiranía de los editores.
El Inca, ofreciéndome las condiciones más ventajosas, sólo me ha dado derecho al 10% de la edición.
Supongo que habrá tenido Ud. noticia del raid Montevideo-México realizado por Blanca Luz, así como de nuestra separación que, aunque data de una fecha menos lejana, no habíamos querido anunciar a nadie aún. Hace en estos días precisamente un año que resolvimos, con toda la serenidad que el caso requería, orientar nuestras vidas en diferentes direcciones, ya que no nuestras ideas.
Hoy, en París, creo que ha sido una verdadera y acertadísima solución en favor de nuestra inquieta bohemia de 20 años. Así hemos de vivir con más hondura, tal vez.
He visto a Bazán y a Heysen. Ravines no está en París y Jorge Seoane volverá de Avignon en estos días. He llegado solo y se me ha recibido con soledad. Bazán vive en Chaville, a dos horas de París, y por esta causa no es fácil verlo con frecuencia.
Consuelo Lemetayer y Laura Rodig me encargan un saludo muy cariñoso para U. Le adjunto un artículo sobre esta última y algunas reproducciones de sus obras. Me pide Consuelo que le diga que ha recibido su carta, así como la que va dirigida a Ravines. Le contestará en estos días. Me dice también que ha conseguido algunas suscripciones para Chile que le enviará. A propósito, si Ud. me autoriza, puedo gestionarle yo también la difusión de Amauta entre el elemento latino-americano. Me encantaría poder ayudarlo y contribuir, aunque sólo sea en una forma pequeña, en la labor de colocar Amauta en el lugar que le corresponde.
Entrevisté a Barbusse hace algunos días en la redacción de Monde. Me habló entusiásticamente de Ud. y de Amauta. La próxima semana partirá nuevamente hacia Moscú. No le envío el artículo porque se publicará en El Comercio (tal vez), aunque me temo que esta gente me corte las alas uno de estos días.—Escríbame al Consulado. No me olvide. Me produciría un dolor enorme pensar que su relación conmigo no sea sino un reflejo del afecto que tiene por Blanca Luz. Tenga fe en mí que ya estoy hecho. Ahora tengo un poco más de 20 años y un mucho más de vida. Y créame, sinceramente, que he pensado más de una vez en volver a Lima para trabajar al lado de Ud. Dé mis recuerdos a Anita. Bese a sus chicos.
Lo abraza su compañero
César Alfredo

Miró, César (César Alfredo Miró Quesada)

Carta de Enrique Lovau A.,17/8/1928

Yauri, 17 de agosto de 1928
Señor
José Carlos Mariátegui.
Lima.
Muy señor mío:
Imaginando que el recuerdo de mi amistad no haya sido olvidado y sin otro móvil que la simpatía, me permito suplicarle, se sirva apadrinar el bautizo de una criatura fruto de mi modesto hogar. Esperanzado desde luego, ser honrado con su aceptación, indico las personas que a su juicio le pueden representar en el acto.— Doctor Víctor Pérez Armendáriz o el señor Antonio Almanza.
Anticipando mi gratitud y esperando su respuesta me suscribo como su nuevo amigo y S. S.
Enrique Lovau A.

Lovau A., Enrique

Carta de Joaquín García Monge, 30/10/1929

San José, 30 de octubre de 1929
Sra.
Dña. Anna María Chiappe de Mariátegui
Washington izquierda 544 - 970
Lima.
Sr.
Dn. José Carlos Mariátegui.
Querido y grande amigo:
Ciertamente, casi no le he escrito a Ud., pero en el fondo, cuánto lo admiro y quiero. De ello le he dado pruebas. La más eficaz de todas es la reproducción de sus artículos; porque Ud. alecciona en el Perú, y también en América. En todas estas patrias tiene Ud. lectores devotísimos.
Lo sé muy ocupado. Yo también lo estoy muchísimo, pero a poco que me empeñe, podría escribirle a Ud. más a menudo. Sus envíos honran al Repertorio. Gracias y gracias. Ha visto que los aprovecho enseguida? Aguardo con ansia los 2 nuevos libros de que me habla. De el de Eguren no he recibido un ejemplar siquiera. Al Sr. Ravines ya le estoy mandando la revista.
Ahora está Magda Portal con nosotros. De Ud. hablamos con frecuencia y con la mayor simpatía; así como de Amauta, de sus Ensayos constructivos, y de Blanca Luz. Muy interesante la fisonomía de Blanca Luz en el dibujo de Devéscovi. Ella está ahora en México. Me placería verla llegar por acá. Magda está contenta con nosotros; ahora aguarda a Serafín. Piensan irse a Chile y tienen la ilusión de verlo a Ud. allí. De mucho hemos de hablar, mi amigo; hay tanto en qué ponerse de acuerdo. Sígame mandando sus valiosísimas colaboraciones. Amauta va bien por acá; crece. Es una revista estupenda.
Hasta luego, mi amigo, y créame devotísimo suyo.
García Monge

García Monge, Joaquín

Carta de José Malanca, 27/1/1930

Villa Rica, 27 de enero de 1930
Caro José Carlos:
Muy poco le escribiré en ésta —sólo sacar unas líneas como para que no me crea muerto... a pesar de no haber andado muy lejos.
Blanquita le contaría ya mucho.
Lo importante es que me hice muy amigo de Seoane y a la vez nos entendimos a maravilla. Estoy seguro que en él está muriendo el A.P.R.A. y hasta se alegra que suceda así. Él será su gran amigo en B. Aires, me lo ha dicho y yo lo espero con toda mi fe.
Es un muchacho que vale mucho. Estoy alegre al descubrir otro Seoane. Bien pues.
Tal vez usted no me encuentre en Chile. Estoy pobre y debo escaparme en cuanto antes... porque sino peligra mi camino. No expondré —encontré un ambiente que no me gusta... ¡hay Chile. ¡como abundan los “floripondios”.
Blanca, Alicia y Rebeca las hemos tenido un poco asustadas. También fuera. Como se vinieron.
Yo me vine al sur con un poco de desesperación por mi salud que la sentí flaquear de una manera alarmante. Muy flaco —sin apetito y con fuertes fiebres nocturnas. Creo que fue paludismo o algo peor.
Ahora le escribo feliz, repuesto y alegre como antes.
Las fotos las arruinó un aprendiz de los malos. Le mandaré en cuanto llegue a la ciudad las copias de las que salieron malas de las inútiles.
Aquí hay un paisaje “Bonito”; pinto poco... hay que tener alma de novio o espíritu de pescecane para comprenderlo. Suiza y este sur... es contradicción del maravilloso altiplano. Mandé las cartas en cuanto llegué. Salude a su señora cordialmente. A los niños muchas caricias. A usted un abrazo, pero fuerte de su camarada que lo admira grandemente. Hasta siempre.
Malanca

Malanca, José

Carta de Ricardo E. Flórez, 19/9/1929

Lima, 19 de setiembre de 1929
Sr. D. José Carlos Mariátegui
Pte.
El "chef d'oeuvre" adjunto es para Amauta, pedido por Sabogal, a quien yo le aseguré esta mañana que hoy se lo llevaría a casa de Ud., sin recordar que tenía que asistir al concierto Padrona-Cabral.
Diversas circunstancias, mudanza nuestra, viaje de mi hermana, constipada, y me han impedido continuar el retrato. En cuanto pueda le telefonearé o iré a su casa una de estas tardes para ponernos de acuerdo.
Lo saluda afectuosamente.
Ricardo E. Flórez

Florez, Ricardo E.

Tarjeta Postal de Juan de Dios Merel, 1/1929

Buenos Aires, enero de 1929
Sr.
José Carlos Mariátegui
Washington 544 izquierda
Lima
Perú
Estimado compañero:
A mi regreso de Montevideo envío a usted y familia mis más cordiales saludos, deseando que el nuevo año sea fecundo en triunfos, y lleno de esperanzas.
Abrazos de
Juan Merel
Paseo Colón 161

Saludos de Mackay y Beltrán.

Merel, Juan de Dios

Tarjeta Postal de P. Carpio O. P, 19/5/1920

Torcello (Venezia), 19 de mayo de 1920
Sr. Carlos Mariátegui
29 Corso d’Italia
Roma
Estimadísimo amigo:
He venido a este saccello con due confratelli ¡y en góndola! Recibí ayer su expresso a Bologna.
Recordándolo siempre, le mando mis recuerdos y saludos afectuosos con sincero deseo de todo bien.
Su afmo.
P. Carpio O.P.

Carpio O.P, P.

Una encuesta a José Carlos Mariátegui [Recorte de prensa]

Una encuesta a José Carlos Mariátegui

—¿Cómo cambiaron sus rumbos y aspiraciones literarias y se definieron en la forma que hoy se han definido?

  • Soy poco autobiográfico. En el fondo, yo no estoy muy seguro de haber cambiado. ¿Era yo, en mi adolescencia literaria, el que los demás creían, el que yo mismo creía? Pienso que sus expresiones, sus gestos primeros no definen a un hombre en formación. Si en mi adolescencia mi actitud fue más literaria y estética que religiosa y política, no hay de qué sorprenderse. Esta es una cuestión de trayectoria y una cuestión de época. He madurado más que cambiado. Lo que existe en mí ahora, existía embrionaria y larvadamente cuando yo tenía veinte años y escribía disparates de los cuales no sé por qué la gente se acuerda todavía. En mi camino, he encontrado una fe. He ahí todo. Pero la he encontrado porque mi alma había partido desde muy temprano en busca de Dios. Soy un alma agónica como diría Unamuno. (Agonía, como Unamuno con tanta razón lo remarca, no es muerte sino lucha. Agoniza el que combate.) Hace algunos años yo habría escrito que no ambicionaba sino realizar mi personalidad. Ahora, prefiero decir que no ambiciono sino cumplir mi destino. En verdad, es decir la misma cosa. Lo que siempre me habría aterrado es traicionarme a mí mismo. Mi sinceridad es la única cosa a la que no he renunciado nunca. A todo lo demás he renunciado y renunciaré siempre sin arrepentirme. ¿Es por esto por lo que se dice que mis rumbos y aspiraciones han cambiado?

—¿Cómo hace usted para vivir al corriente de la actualidad internacional y referírnosla sin engañarse y sin engañarnos?

  • Trabajar, estudiar, meditar. Alguien me ha atribuido la lectura de revistas checoeslavas y yugoeslavas. Puede usted creerme si le afirmo que mis fuentes de información son menos exóticas y que no conozco lenguas eslavas. Recibo libros, revistas, periódicos de muchas partes, no tantos como quisiera. Pero el dato no es sino dato. Yo no me fío demasiado del dato. Lo empleo como material. Me esfuerzo por llegar a la interpretación.

—¿Tiene usted comunicación directa con centros, periódicos o personas empeñadas en la labor de justicia social que preocupa a la humanidad en la hora presente?

  • Soy perezoso para la correspondencia. Escribo muy pocas cartas. Pero naturalmente vivo en espontánea relación con algunas gentes del extranjero. Con núcleos y revistas de Hispanoamérica sobre todo. También con algunas gentes de Estados Unidos y Europa. Los últimos correos me han traído algunas cartas interesantes. Waldo Frank, el gran nortea­mericano, agradece, en un artículo mío publicado en el Boletín Bibliográfico de la Universidad de Lima, un saludo de Sudamérica. Henri Barbusse me escribe: «Más que nunca nos ocupamos de agrupar las fuerzas intelectuales internacionales. Buscamos la fórmula amplia y humana que nos permitirá apoyarnos los unos en los otros y suscitar, entre los trabaja­dores del espíritu, defensores del porvenir. Para esto me pondré sin duda algún día en relación con usted, pues yo pienso que usted representa en su país los elementos osados y lúcidos que hay que llegar a unir en bloque». Manuel Ugarte, co­mentando mi libro, me recuerda que él ha sido siempre un hombre de extrema izquierda y que «si los acontecimientos nos ponen en el trance de elegir entre Roma y Moscú», él se pronunciará resueltamente a favor de Moscú.

—¿Cree usted que el nuevo estado de espíritu a que alude Ingenieros se deja sentir entre nosotros?

  • Ciertamente. Hay muchas señales de renovación espiritual e ideológica. Yo mismo no soy sino un síntoma. En Lima, en el Cuzco, en Trujillo, en la ciudad y en la aldea, existen hombres que trabajan con la mirada puesta en el porvenir. En el porvenir que será de los que sepan serle fieles. La nueva generación no es una mera frase. Y la calumnian quienes la suponen poseída por un espíritu exclusivamente destructor, iconoclasta, negativo. Al contrario, yo no puedo concebirla sino como una generación eminentemente cons­tructiva. Y muy idealista y muy realista al mismo tiempo. Nada de fórmulas utópicas. Nada de abstracciones brumosas.

—¿Cuál es, en su concepto, el movimiento revo­lucionario-idealista de mayor trascendencia .en los últimos tiempos?

  • La revolución rusa, incontestablemente. Lo que no quiere decir que yo no admire y estime el movimiento gan­dhiano aunque políticamente lo vea fracasado.

—¿Qué libro publicado después de la guerra es el que, a su ver, tiene mayor dosis de humanidad?

  • Es difícil responder. Ortega y Gasset nos habla de la deshumanización del arte. Su tesis aparece fundada si se tiene en cuenta sólo algunas corrientes, algunas expresiones de decadencia o de desequilibrio. El más nuevo y más interesante movimiento de la literatura occidental —el suprarrealismo— no se conforma con la tesis de la deshuma­nización del arte. Me parece, más bien, un intento de rehu­manización. Hay, por otra parte, mucha humanidad en la obra de Romain Rolland, de Henri Barbusse, de Fierre Hamp, de George Duhamel, por no citar sino especímenes ilustres de la literatura francesa, la más conocida aquí después de la española. ¿Y Leonhard Frank, Waldo Frank, Israel Zangwill, Panait, Istrati y el propio Bernard Shaw? Al mismo Pirandello —producto típico de una decadencia— yo no lo encuentro tan antihumano o inhumano como se pretende. Pero, en fin, si usted me pide títulos, citaré al azar: "Der mensch ist gut" de Leonhard Frank, el "Juan Cristóbal" y "L'Ame Enchantée" de Romain Rolland, "Le Lin" y toda la serie de "la peine des hommes" de Pierre Hamp, "Les Enchainements" de Henri Barbusse.

—¿Qué libros de esta índole cree usted que deberían ser divulgados entre nosotros?

  • Todos los que encierren una verdad honda; todos los que traduzcan una fe apasionada y creadora; todos los que no sean puro diletantismo o snobismo.

—¿Por sus conocimientos y vinculaciones puede usted decirme si hay una verdadera organización obrera en el Perú?

  • Todavía no. No hay sino embriones, gérmenes de organización. En Lima la organización sindical ha hecho muchos progresos porque aquí hay numeroso proletariado industrial. En las pequeñas ciudades no es posible aún la organización.

—¿Cómo luchar contra el analfabetismo, una de nuestras mayores desgracias?

  • No soy de los que piensan que la solución del problema indígena es una simple cuestión de alfabeto. Es, más bien, una cuestión de justicia. No la resolverá, sólo, un ministro de Instrucción Pública. El indio alfabeto no es más feliz ni más libre ni más útil que el indio analfabeto. El ejemplo de México me parece, a este respecto, el más próximo.

—¿Cree usted que hace falta un diario de orientación obrera en el Perú?

  • Tan lo creo que inicié hace dos años la fundación de la Editorial Obrera Claridad.

—¿Cree usted que existe entre nosotros el feminismo en el verdadero sentido de esta palabra?

-Existen algunas feministas. Pero feminismo —en­tendido como movimiento orgánico y definido, de espíritu revolucionario— no existe aún.

Ramos, Angela

Resultados 51 a 87 de 87