Vida Cotidiana

Taxonomía

Código

Nota(s) sobre el alcance

Nota(s) sobre el origen

Mostrar nota(s)

Términos jerárquicos

Vida Cotidiana

Términos equivalentes

Vida Cotidiana

Términos asociados

Vida Cotidiana

86 Descripción archivística results for Vida Cotidiana

86 resultados directamente relacionados Excluir términos relacionados

Carta a Artemia G de Falcón, 03-05/1920

A dona Artemia G. de Falcón

Mi madre, en Lima

Querida madre

He recibido tu carta del treinta de marzo. Ya te contesté la anterior; pero no sería extraño que recibieses las dos juntas. ¡Hoy anda al correo!

Cada una de tus cartas me alegra y, al mismo tiempo, me entristece. Lo primero al recibirla y al leerla lo segundo. Cuando acepté venir a Europa lo hice pensando, sobretodo, en que había conseguido proporcionarte un tiempo de tranquilidad y bienestar. No sospeché que pudieras continuar sufriendo las estrecheces que me relatas en tus cartas. Ahora, al saberlo, casi me pesa el haber salido de Lima, porque no me basta con el provecho que yo he recibido. Mi anhelo ha sido siempre, lo es y lo será, que antes que yo sean felices tú y mis hermanos.

Aun quiero ser optimista. Espero que las nuevas mesadas te hagan permitido normalizar tus gastos, que a la fecha vivas con más comodidad.

Yo vivo también estrechamente. Hasta ahora, por fortuna, me pagan con puntualidad. El cónsul de Barcelona es amigo mío y se apresura a remitirme mi sueldo apenas le mando mi recibo. Pero es muy poca la cantidad de dinero que recibo y por ello no puedo vivir mejor.

Para remediar un tanto está pobreza estoy tratando de ganar dinero aquí. Será muy fácil si quisiera conseguir lo suficiente para crece. Mas mi propósito es no solicitar una situación secundaria y mezquina. Y, claro es, de pronto y en el momento que quiera no puedo encontrar lo que a mí me conviene.

Muy pronto se publicará un libro mío. No creo que me rinda ni mucho ni poco dinero. Pero después de su publicación podré dedicar mayor tiempo a escrebir en los periódicos y otros libros, que escribiré enseguida, me proporcionarán mayor utilidad.

La falta de dinero me ha impedido enviarles todos los regalos que hubiera querido. Algo les mandaré, sin embargo los abrigos a los chicos, aunque no sé cuando, porque están muy caros.

En "El Comercio" he leído la noticia de la muerte de […] Garfias. Fue, según parece, el veinticinco de marzo. Tu carta del 30 no me dice nada. ¿Es que no lo sabías?

Dile a Del Águila que me escriba y salúdalo.

Muchos besos para mis hermanos y un abrazo de todo corazón para ti.

César

Madrid, mayo, el 3 de 1920

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 1/1/1920

Madrid, 1 de enero de 1920

Querida madre:

Apenas llegado a Madrid, hace doce días, recibí tu carta del cuatro de noviembre. Mi primera impresión fue de sorpresa. Había pensado tanto en las cartas tuyas que debía tener aquí que, olvidando la distancia, creía que serían una docena. Al encontrarme con solo una me pareció incomprensible. Pero después, considerando lo mejor, me he dado cuenta que no podría tener más.

Hubiese querido contestártela inmediatamente, pero momentos más tarde, a mi llegada casi enfermo con la gripe. Diez días he estado en cama. Solo ayer, a fuerza de cuidarme y medicarme me he levantado. Ya estoy bueno y ahora comienzo a vivir la vida madrileña.

Tu carta, por las noticias que contiene, me llenó de tristeza.Yo no sé qué estrella maligna gobierna en nuestra casa. Siempre he anhelado ser y hacer por conseguir un poco de felicidad para ustedes. Y hasta ahora no lo he logrado ni en una mínima parte.

Yo creo que nosotros, por muy pobrecitos que seamos, tenemos también derecho a un pedazo de la alegría del mundo. Si no lo hemos logrado hasta ahora, no ha sido por falta de esfuerzo y de fe. Siempre hemos vivido tristemente. Y lo cruel, lo doloroso, es que aún con respecto a mí que tanto he sufrido, sufro hoy una serie de insensatos o malvados que me consideran un audaz especulador de la dicha.

Pero es necesario no afligirse ni […]. Debemos sobreponernos a todas las contrariedades. Ya que no somos capaces de domar la felicidad, domemos el dolor.

Me hablas en tu carta de las molestias que te ocasiona la permanencia en la misma casa. Yo me las imagino claramente. No es posible que pueda vivirse a gusto en una casa sucia, oscura, sin aire, sin sol. Pero no te limites a lamentarte. Manda a todos los chicos y los grandes a buscar casa y múdate. Múdate a una casa amplia, limpia, en la que el sol entre por todas partes y en la que todos tengan su sitio propio y amplio. Será un poco difícil encontrarla, pero si te esfuerzas lo conseguirás.

Creo que cuando recibas esta ya te habrán pagado en el Ministerio y ya también habrás arreglado mi asunto con Ruíz Bravo. Así tiene que haber mejorado tu situación económica. Yo no puedo decirte desde ahora como puedes invertir mejor el dinero que recibas porque aun no se cuanto hayas recibido de "El Tiempo". Espero curiosamente noticias tuyas sobre este asunto.

Yo estoy luchando aquí para que me paguen. Espero de un momento a otro que llegue la orden al Consulado de Barcelona. No necesito decirte que, mientras esto ocurre, el dinero me viene muy estrecho.

Esperaba que me anunciases que Juan estaba ya completamente curado. Es una fatalidad la enfermedad. Infúndele ánimos. Dile que se esfuerce, que se sobreponga. Es muy joven y la juventud tiene recursos para vencer a todas las enfermedades. Confío en que la próxima me darás mejores noticias de él.

Ten presente al escribirme, que las cartas demoran mes y medio en venir.

¿Qué hubo del cuento: "Mi hermana Jacoba"?

Dile a Alicia y a Jorge que muy pronto les contestaré sus cartas. Ahora estoy un poquito fatigado.

Les deseo a todos los de la casa, y a ti en particular, y trabajaré sin descanso por procurárselos un feliz año nuevo.

Besa a mis hermanos, saluda a Juan y a Del Aguila, y recibe un beso y un abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 1/3/1923

Trafalgar, 36

Querida madre:

Con retardo he recibido tu carta del dieciocho de enero. Una mía de hace poco debe haber coincidido en la llegada de Mariátegui. Hasta ahora no tengo ninguna nueva noticia de él —la última suya es [...] de Europa— ni mi solicitud de pasajes. Ambas las espero de un momento a otro.

No olvides recomendar calurosamente a Mariátegui que gestiones del mejor modo posible con Salomón que den a Génova o a Hamburgo la orden de mis pasajes. Tengo un gran interés en ellos. Por mí y por ti. Lo que reciba pueda servirnos para aliviar nuestra situación. Dile, pues, a Mariátegui que proceda con la mayor prontitud.

Tan pronto como reciba ese dinero —ya te lo he dicho— te haré un giro cablegráfico. Esto será para tu el mejor indicio de que lo he recibido. Yo no me dirijo directamente a Salomón, porque mis gestiones tan distancia no serían tan eficaces como las de Mariátegui y, además, porque espero escribirle cuando los reciba, contestándole a sus impertinencias contigo.

En estos días he enviado tres artículos a El Comercio. Supongo que las publicarán y te los pagarán. Habla con Mariátegui en cuanto los veas publicados. Yo tengo mucha confianza en que Mariátegui logrará asegurarme una colaboración fija en ese periódico y, en consecuencia, podré dártela como una pequeña mesada.

No olvides informar detalladamente a Mariátegui de mis propósitos. Ahora estoy esperando la salida de un nuevo periódico que los ex redactores de El Liberal organizan activamente. Lo trabajo van bien. Si no se tuercen el diario saldrá a fines de este mes. Allí recuperaré mi perdido sueldo de El Liberal.

Este tiempo de espera me sostengo con algunos artículos que escribo para la revista España. Pero ansío recibir el dinero de los pasajes para cubrir cualquier emergencia.

A Mariátegui le escribiré detalladamente tan pronto como tenga su dirección exacta. Temo el secuestro de mis cartas en la lista de correos.

He sentido mucho la enfermedad de Jorge. Pero me ha tranquilizado la noticia de que ya está completamente restablecido. Abrázalo en mi nombre.

Yo también te deseo a ti a todos mis hermanos muchas felicidades este año. Y como esta carta llegara a ti en las proximidades de tu cumpleaños pienso adelantarte para ese día un abrazo y un beso muy cariñosos. Así conseguiré que sean los primeros.

Saludos cariñosos para mis hermanos y un beso muy cariñoso para ti de tu hijo.

César.

Madrid: I-III-1923

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 1/7/1924

1 - VII - 1924

Querida madre:

La nueva noticia de la amputación de la pierna a Mariátegui me ha producido […] dolor. Me imagino cuánto habrá sufrido y cuántas dificultades estará sufriendo la familia. La imposibilidad de hace nada eficiente por él. No dejes de contarme todos los detalles de su enfermedad y de su estado y de las posibilidades de curación. Espero también con impaciencia la carta de Roe. Yo le volveré a escribir a José Carlo uno de estos días.

Te adjunto los dos artículos del mes. Muy pronto, dentro de pocos días, cuando reciba mi sueldo, te enviaré el regalito de todos los meses.

Sigo ocupándome en arreglar las cosas de modo de poder ir a verte en la fecha que te he prometido. Creo que lo lograré.

Como me pides en tu carta última te mando un artículo sin fotografías para El Comercio. Supongo que no podrán dificultades para admitírtelo y pagártelo. Si no lo hacen así, dímelo para enviarte los dos destinados a Mundial.

No te desesperes. Cuando vaya haré todo lo posible por arreglar definitivamente tus asuntos. Ya falta poco.

Saluda a todos mis hermanos y agradécele a Antonieta su salido. En este documento no puedo escribirle particularmente. Pero no olvido que le debo una carta y muchas palabras de cariño.

Muchos recuerdos para todos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Dentro de pocos días iré a Madrid y, posiblemente, regresaré a Londres a fines de agosto.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 1/8/1924

1 - VIII - 1924

Querida madre:

Como te dije en mis cartas anteriores, he venido a pasar unos días en Madrid, después de haber estado en Londres ochos meses, trabajando incesantemente y en lucha abierta con la ciudad. En este mes de agosto no se puede estar en Madrid mucho tiempo. Hace un calor horrible. Yo voy a marcharme días a un pueblecito de Portugal y regresaré a últimos de mes.

En tu última carta no me dices nada de Mariátegui. La última noticia que me da es la que está convaleciendo en Miraflores. Ya te he dicho, y te repito, que me hagas el favor de enviarme la mayor cantidad de detalles sobre su enfermedad y, particularmente, sobre su estado actual y las posibilidades que tenga de recuperarse. Te incluyo una carta para él.

Si tienes oportunidad de ver a Roe dile que estoy esperando impacientemente la carta que me ha ofrecido por intermedio tuyo. Yo le escribí desde Londres y todavía no me ha contestado.

El Sr. Delgado, quien me dio la carta para Thol, recomendando a Humberto, debe regresar pronto al Perú, según me dijo en Londres. Me ha ofrecido espontáneamente interesarse por colocar a Humberto. Me dijo que te escribiera tan pronto como llegase a Lima y que iría a verte para ponerse de acuerdo contigo sobre lo que fuera necesario hacer. Es posible que haga algo. Tú, por lo menos, cuando vaya, dale todos los datos que necesite. Ya le he dicho yo que, en caso de que no pueda hacer nada, no te haga perder el tiempo con esperanzas inútiles.

Como me lo dices en tu última carta, te mando tres artículos para: dos para Mundial y uno para El Comercio. Espero que te los admitan y te los paguen todos. Si esto ocurriera puntualmente todos los meses, me parece que con las seis libras de ellos podrías tener para pagar la casa. yo no dejaré de enviártelos con toda puntualidad.

Insisto en mi opinión sobre la casa. Es necesario que procureis resolver cuanto antes la mudanza a una casa modesta y barata. Alicia me ha ofrecido ayudarte en esto y yo estoy seguro que lo hará con muy buena voluntad y cariño.

Ya he tomado el chocolate y el café. Me han gustado mucho. Pronto te mandaré yo a mi vez alguna cosa.

Estoy esperando los retratos de mis hermanas.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

No olvidaré, cuando vaya, las ampliaciones de los retratos de tus padres.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 10/1/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Acabo de recibir tus cartas del veintiseis de noviembre y del dos de diciembre.

Me alegro, aunque lo siento por él, que Del Águila y su madre se marchado de la casa. Creo que sola estarás más tranquila. Del propio Del Águila, su hubiera vivido solo, creo que habría conseguido fácilmente un mejor comportamiento. Viviendo con la madre era imposible. Me alegro, te repito, que no tengas ya esos motivos del disgusto.

He recibido los retratos de tus padres y el tuyo. Ya te he dicho que los están haciendo las ampliaciones. Te los mandaré en cuantos los terminen.

Quisiera que me mandases uno tuyo, actual, y otros de mi padre para mandarlas ampliar también. Si puedes, mándamelos todos.

En cuanto regrese a Roma compraré un juego de té de mayólica —son los más bonitos que he visto— y te los mandaré convenientemente embalado para que no se rompa. Allí irá la pelota para Humberto. Espero que mis hermanas hayan recibido ya lo que los mandé de Madrid.

Para los demás, espera mi regreso a Madrid. Es cuestión de pocos días el regreso. En los primeros del mes entrante.

Dime que resultado ha obtenido la carta de Osores.

He pasado seis días en esta ciudad a la que he venido para asistir al Congreso Socialista. Es una ciudad muy clara, luminosa y tiene un bellísimo paseo a la ribera del Mar Mediterráneo.

Mañana me voy a Milán por Génova. En Milán pasará unos días antes de regresar a Roma.

No te olvides de informarme que has resuelto en el asunto de Alicia del que tan largamente te hablé en mi carta anterior.

Muchos abrazos para todos mis hermanos. Para ti uno muy especial. y muy cariñoso.
César.

Livorno, 18 de enero de 1921.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 10/1/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

He recibido dos cartas tuyas de mes de noviembre. Por ellas me entero que le han pagado con exagerado retraso la mensualidad de septiembre. Espero que a la fecha le hayan pagado todo lo que te adeudan y que hayas podido nivelar tus gastos. Algunas personas recién llegadas de Lima me han dicho que el gobierno tiene muy poco y que a esto se debe la demora en los pagos. No me extraña porque esto es un mal permanente del gobierno peruano.

Me preocupo de cumplir puntualmente todos tus encargos. El que te lo repita tantas veces puede parecerte una manera de disculparme. Pero no es así. Ocurre que la vida en Europa está excesivamente cara y mi renta es demasiado pequeña. Cada mes me propongo comprarte alguna de las cosas que me has pedido, pero luego, cuando recibo el sueldo, mis gastos resultan mayores de la cantidad en que los tenía presupuestados. Creo, sin embargo, que el mes próximo podré adquirirte algo. Te mandaré con mucho gusto la manta para María, aunque me parece que me va a ser difícil encontrarla. Aquí nadie usa semejante prenda.

Alicia y Teresa me han escrito conjuntamente contigo. Alicia me cuenta un asunto suyo y me pide que le de mi opinión. yo quiero dársela por intermedio de ti porque estoy seguro que tú sabrás transmitírsela con sagacidad y porque me parece que tú puedes tener la misma opinión que yo.

Creo que en una de tus cartas anteriores me dijiste que Alicia tenía un enamorado. Me pareció que era una cosa natural de toda chica y no le di importancia. Por esto no te he hablado de ello,. Pero ahora ella misma me lo cuenta y solicita mi opinión estoy obligado a dársela. A dársela con la sinceridad y el cariño con que me lo pedido.

A mí me parece que Alicia tiene mucho derecho, un derecho exclusivamente suyo, para querer a un hombre. Ya no es una chiquilla. Ninguno de nosotros puede obligarla a que renuncie a querer a quien ella quiera. No podemos, entre otras cosas, porque es imposible. Ella es única dueña de su cariño. Solo a ella le corresponde elegir y averiguar en su conciencia si está o no engañada. Nosotros no podemos hacer otra cosa que respetar sus decisiones.

Todos sus hermanos debemos considerarla una mujer consciente. Ella se queja de que Antonieta la hostiliza. Esto me parece demasiado injusto. Ni Antonieta ni yo tenemos derecho para obligarla con nuestros actos a que proceda en forma distinta a la que ella quiere. Por el contrario, si la queremos, debemos procurar que junto nosotros se sienta fraternalmente amparada y, al mismo tiempo, absolutamente libre.

Yo creo que un hombre que Alicia quiera, como me dice que quiere a su actual enamorado, puedes entrar en mi casa como amigo de ella y con la misma libertad que si fuera mío. No creo que en mi casa yo tenga mayores prerrogativas que una hermana mía. Tanto como yo, cualquiera de mis hermanas puede llevar a sus amigos. A un enamorado leal con mayor razón. Y así como yo me preocupo de que mis amigos que llevo a mi casa sean personas lealmente afectas a mí, creo que ellas tengan también la misma preocupación respecto a los suyos. En el caso presente, Alicia tiene ya la edad, la reflexión y el discernimiento necesarios para proceder de esta manera. Si ella nos dice que quiere a un hombre y nos los presenta estamos obligados a acogerlo amistosamente. Debemos esperar que sea ella misma, si se equivoca al apreciar la honradez de él, la que nos diga en qué momento debemos retirarle nuestra amistad.

Creo, en suma, que el enamorado de Alicia, su ella lo presenta lealmente, debe entrar en la casa como un amigo de todos. Cree que es solo con ella con quien debe trata esos menesteres de su casamiento. Y creo por último que debemos aceptar su resolución y ayudarla fraternalmente.

De este modo, solo ella es responsable ante su propia conciencia.

Yo opino así. Tengo la esperanza de que tu opinión coincida con la mía. Esto me convencería de que la mía es acertada.

Muchos abrazos para todos mis hermanos. Te envío a ti mi más querido recuerdo y mi mejor besos.

César.

Florencia, 10 de enero de 1921.

P.D. Por el correo anterior te mandé una carta de Osores para Perez Figuerola. Supongo que la habrás recibido ya y espero que sea eficaz.
Cuando regrese a Madrid, a fines de este mes, sabré si ha salido ya el libro de que te ha hablado Casterot. Ya lo entregué en el mes de julio. Saluda a Casterot en mi nombre.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 10/12/1920

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

En estos últimos días me han llegado dos cartas tuyas, una del siete y otra del veintisiete de octubre. También he recibido un retrato tuyo y otro de tu padre. Me explico el retardo por la distancia que han tenido que atravesar y las estaciones que han hecho hasta llegar a mí.

Tan pronto como reciba el retrato de tu madre mandaré hacer las ampliaciones. Te lo prometo formalmente. Quiero que la hagan aquí, en Italia, donde se hacen verdaderos prodigios fotográficos. Si el retrato de tu madre me llega antes de mi regreso a España, yo mismo contrataré las ampliaciones. En caso que las reciba en España, se lo mandaré a Mariátegui para que él lo entregue al fotógrafo con quien yo haya anticipadamente hablado.

Me ha causado mucha pena que hasta el veintisiete de octubre no te habían pagado la mensualidad de setiembre. Constantemente pienso en la manera de conseguir que te paguen con regularidad, pero no lo encuentro. Tú sabes bien que esto es imposible en las oficinas del gobierno. Ahora se habla en Europa de una contrato hecho con una casa inglesa para que le pague a todos los empleados peruanos en el punto donde se encuentren. No sé si ya estaré comprendido entre ellos ni si el contrato se llevará a efecto. Si me trasladan el pago a España, pediré que me paguen todo mi sueldo directamente y te pasaré tu pensión con toda puntualidad. Esto me parece lo más seguro. Por lo demás, creo que toda gestión que haga a la distancia será completamente inútil.

En estos días voy a ver a Osores. Le pediré una carta de recomendación para Perez Figuerola, con la cual es posible que consigas la beca para uno de mis hermanos.

Me imagino cuanto te hará sufrir la madre de Del Águila. tiene que ser una mujer exigente y muy […], incapaz de armonizar su vida con las de otras personas extrañas. Debes dejarla vivir lo más independiente posible. Como sería una maldad negarle alojamiento, procura cuanto puedas que viva en la casa como si habitase en otra distinta. De este modo te cansará menos molestias.

Mucho también me ha afligido saber que te encuentras nuevamente en trances de litigios judiciales. No te apenes por eso. Tú paga hasta donde te alcance tu renta. ¿Qué puedes hacer si no tienes más, si la irregularidad con que te pagan desequilibra tu presupuesto?

Para todo lo que se te ofrezca en estas cuestiones judiciales ve a un muchacho Leonardo Campos, muy amigo mío. Trabaja en el estudio de […], en la calle de Santa María. es un hombre muy enterado del asunto. Seguramente te atenderá con solicitud. Háblale en mi nombre. Dile que no le he escrito hasta ahora por desconocer su dirección.

Quisiera escribirle a Alicia y a Teresa una carta especial, pero me da mucha pena decirles que tú te quejas de ellas dolorosamente y recomendarles o pedirles que sean más buenas contigo. Me parece que ellas no necesitan que yo se los pida. Ellas saben como yo cuanto cariño, cuánto dolor te debemos todos. Nunca me he sentido más triste que al leer tu carta. Jamás esperé que mis hermanas te hicieran decir que prefieres morirte a vivir con ellas. Seguramente tú lo has dicho como una frase, sin darle a las palabras su verdadero sentido. Pero a mí me han hecho mucho daño. Tanto como seguramente le harían a Alicia o a Teresa si las […].

Yo espero que no te darán motivos para repetirme tales palabras. Léeles este pedazo de la carta. Estoy seguro que ellas mismas, con su comportamiento, te harán desmentirme lo que me has dicho.

En cuanto a lo que quiere aprender Humberto, yo no puedo decir nada. Tú debes resolverlo de momento con él. Me parece, sin embargo, por las cartas que te escribe, que aun está muy atrasado en su educación corriente.

Ahora estoy pasando más días en Roma. Dentro de poco iré a otras ciudades italianas. A España regresaré en los primeros días del mes próximo.

Durante mi viaje por Italia escribo artículos para "El Liberal" de Madrid. Ya he publicado algunos. Según el arreglo que he hecho, el valor de este trabajo me lo pagarán cuando regrese a Madrid. Pienso utilizar parte considerable del dinero que reciba en hacerte un regalo.

No olvido que te debo varios. Muchos abrazos para todos mis hermanos. Para ti uno especial, con todo mi corazón.
César.

Roma, 10 de diciembre de 1920.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 10/4/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

Querida madre:

Acabo de recibir mi dinero del mes de marzo —muy poco definitivamente— y no quiero perder un instante en enviarte aunque sea una pequeña cosa para que cimas un dulce en mi nombre [en] el día de tu cumpleaños. Siento que sea tan poco. Pero yo estoy ahora en un momento de crisis. Londres es extraordinariamente cara y el dinero que me mandan de Madrid, aminorado por la baja de la peseta, me alcanza apenas para vivir con mucha modestia.

Hace días he recibido una carta de Antonieta. Dile que le contestaré muy pronto.

Mañana o pasado te enviaré el primer artículo del mes para Mundial. También una carta para Mariátegui, quién, a propósito, ha cesado de escribirme. Hace tres meses no recibo ni una línea de él. Ni siquiera se ha dignado contestar a mis últimas cartas ¿Qué le pasa?

Ya le escribí a Guzmán dándole el pésame por la muerte de su padre.

Supongo habrás visto los artículos de Variedades sobre mí. Yo los he leído ya.

¿Publica Mundial mis artículos y, sobre todo, te los paga?

Muchas felicidades muchas, te deseo en tu nuevo año.

Saludos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 10/5/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Estoy un poco sorprendido del comportamiento de Mariátegui Todavía no tengo ninguna noticia suya. Lo único que sé me lo has dicho tú en tu carta del doce de abril. En otra, recibida muy simultáneamente con la tuya, Machiavello me dice que a él sí le ha escrito, diciéndole, entre otras cosas, que se ocupa en el asunto de mis pases. Yo no quiero pensar todavía nada malo. espero que su lentitud se deban a las cortapisos que oponen en los ministerios y a la indolencia de los funcionarios, mas de ningún modo a falta [de] interés por mis cosas. Pero una espera tan prolongada me tiene intranquilo. El dinero de los pasajes, como tú sabes, lo tengo destinado a satisfacer nuestras necesidades más urgentes. Yo también tengo aquí la imperiosa urgencia de ese dinero, pues aun no he logrado arreglar mi situación económica. Hasta ahora solo tengo expectativas, que según mis cálculos, se resolverán pronto. Mas no puedo contarlas como cosas ciertas. En cambio, estos últimos meses he tenido que contraer deudas con la certeza, claro es, de recibir pronto ese dinero. Su demora me causa, por consiguiente, un gran trastorno. Además, el saber que tú le necesitas con igual o mayor necesidad me preocupa mucho. Si hubiera podido dirigirme por carta o telegrama al gobierno, pidiéndole los pasajes, lo habría hechos. Pero no dispongo del dinero necesario para telegrafiar y una carta me ha parecido, y sigue pareciéndome, que llegaría demasiado tarde. En fin, me hago la ilusión que en estos días recibiré, por lo menos, una noticia concreta. Tú conoces que mi propósito apenas reciba el dinero mi primer acto será girarte telegráficamente. No te recomiendo que […] a Mariátegui, porque estoy seguro de que tú no lo descuidarás un instante y harás cuanto esté a tú alcance por conseguir de él la mayor actividad y eficacia en sus gestiones.

Como te digo más adelante, mis asuntos periodísticos de […] no se han resuelto todavía. Estoy tratando mi ingreso en El Imparcial. Pero el director ha tenido que marchar estos días fuera de Madrid y esto me ha impedido ultimar el trato. No sé, pues, si lograré ingresar en este periódico o tendré que orientarme hacia otro sitio.

En cuanto a las cosas que me encargas, comprenderás que mi situación actual no me permite ofrecerte nada. Si consiguiera mejorarla pronto, desde luego haría un esfuerzo por enviarte, si no pudieran ser todas, algunas de ellas. Yo te informaré puntual y frecuentemente del giro de mis asuntos. Entretanto, no te preocupes por mí. Mal o bien, yo procuraré salvar mi crisis lo más rápidamente posible. Solo quisiera resolverlo de modo que me permitiese acudir en tu auxilio.

Supongo que ya te habrán pagado los primeros artículos de Mundial. Yo sigo mandándoles con absoluta puntualidad. A Mariátegui le encargué también —ya lo sabes— que me gestionara colaboración en El Comercio o en cualquier otro diario. El resultado lo sabrás tú antes que yo.

Recibí los periódicos. Muchas gracias. No dejes de escribirme con la mayor frecuencia.

Muchos cariños y saludos para todos mis hermanos y un abrazo y un beso para ti.

César

10-V-1923

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 12/8/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del cinco de julio.

No te preocupes con tanto empeño en averiguar mi situación. Elguera, efectivamente, no sabe ni puede hacer nada. Mientras a ti te paguen con la relativa puntualidad con que te han pagado hasta hoy, no hagas gestión ninguna. Solo cuando te notifiquen que no te pagarán más, dirígete a Piedra que es el único que puede servirte. Ya en este caso, le dirás que yo quiero quedarme en Madrid, porque aquí estoy trabajando con muy buena fortuna y que él consiga que me quede como han dejado a Bedoya. Yo no aceptaría de ninguna manera otro puesto fuera de España ni podría regresar a Lima tan pronto. Tengo adquirido un compromiso con el "El Liberal" y debo cumplirlo.

Si ves a Piedra dile, como cosa tuya, que he publicado un libro de novelas y que voy a escribir otro libro político sobre el Perú para una casa editora. Supongo que habrás recibido ya los dos ejemplares de mi libro que te mandé de Madrid.

La situación de Alicia me preocupa y me aflige desde que la conocí. No creo posible arreglarla como tú deseas. Tengo la impresión que se trata de un hombre sin ninguna moralidad. Y no tendrás más remedio de proceder como te indico en mi carta. Pero, al romper definitivamente con él, si Alicia quiere, debiera entregarle su hija para que supiera por lo menos el castigo de atender el solo a su crianza y educación. De todos modos, dile a Alicia que me escriba. Ya ha debido hacerlo.

Hace dos meses el consulado de Barcelona no me paga mis sueldos, porque no tiene entradas. Yo estoy viviendo de lo que me paga "El Liberal". Si esta situación se prolonga voy a pedir que te paguen todo a ti para que tú me gires mensualmente, por cable, la cantidad que me corresponde.

Yo estoy aquí de paso para Berlín. He llegado hoy y marcharé mañana. A Madrid regresaré dentro de algunos días.

Muchos y muy cariñosos recuerdos para mis hermanos.
Te envío mi mejor abrazo.

César.

París: 12-VIII-1921

P.D. Dime que has resuelto sobre lo que te dije en mi carta de Barcelona. Hazme el favor de enviarme todos los artículos sobre mi libro. Ya te he mandado la encomienda con el juego de té.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 12/9/1924

12 - IX - 1924. Madrid

Querida madre:

Acabo de regresar a Madrid. He pasado el mes de agosto en Portugal, que es un país muy bello y donde he podido librarme del horrible calor de España. Aquí, en Madrid, he encontrado tus dos últimas cartas. He tenido mucho gusto en saber la mejoría de Mariátegui. Hoy mismo he recibido otra carta de Roe en la que me cuenta todo el proceso de la enfermedad y lo grave que ha estado. Espero que ya esté completamente restablecido. Yo le escribo unas cuantas líneas.

En estos días estoy preparándome para regresar a Londres. Creo que no podré marchar hasta los primeros de octubre y, posiblemente, regresaré a España para navidad. También me preparo para ir a Lima el año próximo, como te lo he prometido. Desde luego, estoy sujeto al dinero. Tú sabes ya lo que cuesta un viaje tan largo. Pero tengo la esperanza de conseguirlo oportunamente.

No he podido formarme idea de vuestro traslado al Barranco. Supongo que lo habreis pensado bien y que será una cosa convenientes. Después de todo, falta poco tiempo para que yo vaya y entonces podremos arreglarlo todo de común acuerdo.

Te adjunto los tres artículos del mes. Ya te he dicho que no dejaré de enviártelos con regularidad. Este mes me he retrasado unos días porque he tenido que ir de un sitio a otro sin pararme en ninguno.

Creo que todavía no [ha] salido de Londres para el Perú el señor de quien te hable en mi carta anterior.

Muchos saludos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Te mando la hoja del número de El Sol en la que se reprodujo mi retrato.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 13/11/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

13 de noviembre de 1924

Querida madre:

En este momento estoy muy ocupado. No tengo tiempo para más que para ponerte unas pocas líneas, porque no quiero que pase el día sin enviarte los artículos. Pero mañana o pasado te escribiré más largamente.

Yo estoy perfectamente bien y sigo trabajando en mi proyecto para ir a Lima. Ya te daré más detalles.

Recibí la carta de Alicia. Se la contestaré pronto.

Saludos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 13/4/1922

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Tan pronto como recibí el dinero de Londres te lo envié íntegro por giro cablegráfico. Espero que lo hayas recibido enseguida. Me han pagado ciento veinte libras peruanas que, al cambiarlas en inglesas se redujeron a noventa y cuatro. No sé cuántas te habrán llegado a ti, porque ningún banco de Madrid tenía la cotización de la moneda peruana. Por esto hice el giro en pesetas.

Parece que hay una gran confusión en los últimos pagos del gobierno. A mí, según la nota de la Legación en Londres, me pagan el último trimestre de 1921 y en enero y febrero de 1922. Pero la cantidad que me han enviado —120 libras— no corresponde ni a cinco meses de mi asignación en Barcelona ni a la tuya de Lima, ni al sueldo íntegro. En Barcelona me deben desde el 7 de junio de 1921 hasta el 7 de marzo de 1922, o sea, nueve meses que, a razón de veinte libras mensuales, hace una total de ciento noventa libras.

Por no saber cuánto te deben allá no puedo decirte la cantidad exacta de la que me adeuda el gobierno. Tú puedes conocerla sumando a tu deuda la mía de Barcelona. Y, naturalmente, haz la reclamación consiguiente. Habla con Elguera y con el ministro para que te enteres de lo que significa el pago de esas 120 libras y para conseguir que te paguen el saldo que, según mis cálculos, no será menor de cien libras más. SI es necesario presentar algún recurso, aprovecha los datos que te doy en esta, mándalo hacer de una persona que conozca los trámites y preséntala en mi nombre e infórmame del resultado.

Yo estoy en Génova, enviado por el "El Liberal", haciendo informaciones de la Conferencia. Estaré aquí todo el mes de abril y luego iré a París. Donde me detendré unos días antes de regresar a Madrid.

Hace una o dos semanas envié dos artículos a "El Comercio". Equivocadamente puse el nombre de Luis Miró Quesada en lugar del de Óscar. No creo que esto haya impedido que los reciba oportunamente. Uno de estos días le enviaré otro y le escribiré una carta asegurando la colaboración que te mandaré para que tu se la entregues personalmente y arregles con él. si entretanto se publica alguno, guárdalo hasta que reciba mi carta. Y cuando vayas a ver a Miró Quesada lleva los recortes de los que se hayan publicado.

Estoy trabajando mucho. ¿Trabajan también mis hermanas como hemos convenido? Me hago la ilusión de que a la fecha ya habremos logrado al fin organizar nuestra casa en mejor forma que hasta hoy.

Pronto marchará Osores al Perú. Yo lo veré aquí o en Roma y le recomendaré que te atienda. Él lo hará seguramente. Y, aunque no está muy bien con el gobierno, podrá, sin embargo, servirte de mucho. No te impedirá, por lo menos, los desaires de aquellos otros pequeños canallas.

Mariátegui es posible, si lo han destituido como a mí, que también se marche inmediatamente al Perú. Sería otra persona que te atendería con buena voluntad.

Muchos saludos a todos mis hermanos.
Y un abrazo muy cariñoso para ti.

César

Génova: 13.IV.1922

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 13/8/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

A pesar de tus gestiones y de cuando me refieres en tu carta del 16 de julio, todavía no he recibido la menor noticia de mis pasajes. Si como tú me dices, el 18 de julio hubiesen dado cablegráficamente la orden a Londres, ya los tendría en mi poder. Lo más probable es que no hayan dado orden ninguna. Por lo menos, hasta que tú no hayas vuelto a gestionarlo. Mis preocupaciones del primer momento se han cumplido puntualmente. Esa gente de los ministerio, la de escaleras abajo, como no puede molestarme de otro modo, me molesta retardando lo más posible todo cuanto se relaciona conmigo. Bueno. Espero que esta sea la última vez. Espero que ya no tardará mucho en venir el dinero. Tan pronto lo reciba —ya se lo he dicho— le haré un giro enviándole lo más posible.

Según le dije, hace días escribí a Mariátegui, recordándole nuevamente que hablara otra vez con Lorente sobre el destino para Humberto. Supongo que lo hará, aunque ya no tengo confianza ninguna con él. De todos modos, servirá siquiera para acabar de desengañarme.

Con esta carta te envío el primer artículo de agosto para Mundial. En lo sucesivo te los mandaré a ti, tú puedes enviárselos a Aramburu con Humberto o Jorge. Así conseguiremos saber por lo menos cuántos se quedan sin publicar. Yo le he mandado a Aramburu dos mensuales desde el mes de marzo. No creo que se haya perdido ninguno. Pero no hagas reclamaciones, porque serían inútiles. Lo mejor es que de hoy en adelante vayan por intermedio tuyo.

También te mando una novela corta que he publicado en El Imparcial. Esta y unos cuantos artículos disperso constituyen todos los ingresos que he tenido desde febrero hasta hoy. Sin embargo, no me he muerto de hambre. Creo que a partir del próximo mes mejorará mi situación, siquiera sea en forma que me asegure la subsistencia.

Ya me imagino las contrariedades y estrecheces que estarás pasando. Felizmente, Alicia me dice que Teresa está en vísperas de colocarse. Me alegro mucho. Con lo que ella gane, lo de Alicia, los artículos míos y, más tarde, con el sueldo de Humberto, por poco que sea, podrás organizar un modesto presupuesto mensual. Si yo tuviera te mandaría algo más, pero no puedo prometerte nada, porque nada tengo. En cuánto mejore mi situación, haré un esfuerzo para ayudarle.

Todavía estoy esperando los retratos de mis hermanos. Haz lo posible por enviármelos, aunque solo sea una postal.

No olvides mandarme Mundial.

¿Te pagaron el artículo de El Comercio?

Muchos recuerdo para todos mis hermanos y un abrazo y un beso muy cariñoso para ti, de tu hijo.

César.

13.VIII.1923

Alicia:
Muchas gracias por las líneas. Ya le dije a mamá que me alegra mucho la noticia de la próxima colocación de Teresa. Te agradezco mucho el envío de Mundial. Así que [cuando] pueda te retornaré con algo, lo mismo que mis demás hermanos. Salúdalo. Te abraza. César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 14/10/1920

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Te escribo desde esta ciudad en la que solo estaré dos días. Inmediatamente iré a Barcelona y, luego, a París a recoger mi equipaje, mi famoso baúl, aquel que salió de Lima y se desvió hasta Trieste.

He recibido tu carta del nueve de setiembre y el periódico que en ella me incluiste. Me alegro mucho de la mejoría de Alicia. A esta hora la supongo perfectamente buena.

Me imagino cuanto te fastidiará la madre de Del Águila. Creo, como tú, que lo hace por su estado de salud. Un remedio me parece darle, en la casa ala que te mudes, y en esa si es posible, una habitación más o menos independiente.

Espero que, en compensación, su hijo seguirá comportándose tan bien como me dijiste en tus cartas anteriores.

Antes de salir de Madrid he dejado, para que te los manden, unos regalitos. Sino ya, uno de estos días los despacharán. Posiblemente llegarán en esta carta.

Dile a Humberto que, antes de estudiar la carrera de comercio u otra especialización cualquiera, debe terminar su instrucción corriente. Aún , por lo que se en las cartas que te escribe, sabe muy poco. Tanto él como Jorge deben estudiar. Desde ahora francés e inglés, o por lo menos, este último. Saber estos idiomas les servirán de mucho. Yo se los digo por experiencia.

Sigue escribiéndome a Madrid. Mi ausencia […] muy poco, y en todo caso, el cónsul me mandará tus cartas a donde esté.

De París, si me es posible te enviaré alguna cosa bonita. A Humberto, desde luego, la pelota que me ha pedido.
He comenzado a escribir en "El Liberal" de Madrid.

Besos para todos mis hermanos, un saludo para Del Águila y su madre y para ti un abrazo fuerte, muy fuerte, con toda la fuerza de mi corazón.

César

Zaragoza, el 14 de octubre de 1920.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 14/10/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

14 de octubre de 1924

Querida madre:

Ya estoy nuevamente en Londres. Mi propósito es permanecer aquí hasta diciembre y luego ir por unos cuantos días a España. Después, si mis proyectos pueden cumplirse puntualmente, regresaré a Inglaterra hasta el momento de embarcarme para el Perú.

He recibido al fin la primera carta de Mariátegui. Me cuenta su desventura en la misma forma en que tú ha ido relatándomela. Por lo que él y tú me habeis dicho, a esta hora debe estar completamente restablecido. Es, por lo menos, lo que yo deseo.

Supongo que la enfermedad de las pequeñas no habrá sido gran cosa. Tu carta me lo deja entrever. Hazles muchas caricias en mi nombre.

To te escribo siempre en respuesta a cartas tuyas. Muchas veces te he pedido que me escribas más a menudo. Ahora te lo pido nuevamente. Así podremos acortar un poco la distancia que nos separa.

En estos días tengo un trabajo excesivo y demasiado poco dinero. Sin embargo, a pesar del trabajo, no he querido redactar mis dos artículos. Te envío los tres. Me sorprende no ver nunca publicados en Mundial los que te mando para esta revista. Pero no me importa. Al contrario, si te los pagan, me hace un favor no publicándolos. Tú preocúpate nada más que de cobrarlos.

Sigo, naturalmente, con el propósito de ir a verte el año próximo. Espero conseguir la manera de hacerlo en la fecha convenida.

Dile a mis hermanas que aun estoy esperando la fotografía de ellas. También espero que me escriban con más frecuencia.

Te adjunto una carta para Mariátegui. Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 14/2/1923

Trafalgar, 36

Querida madre:

Por haber estado fuera de Madrid he recibido un poco retrasada tu última carta. Tuve que marchar unos días a Alemania a ver la ocupación de la […] del Ruhr. Allí encontré a Mariátegui. Estuvimos juntos varios días y lo dejé en momentos […] de marcharse. Seguramente ya estará en Lima, te habrá ido a ver y te habrá dicho cuanto con él le he mandado decir. Te repito ahora lo de otras veces, aprovéchalo para todo lo que necesites. Él me ha ofrecido atenderte y lo hará. Sobretodo, te ayudará mucho a conseguir destinos para Teresa y Humberto y me gestionará la colaboración en "El Comercio". Recuérdaselo.

Yo estoy trabajando mucho. Mientras estaba fuera, Moya, el director de "El Liberal", dimitió su cargo. Esto me ha afligido a mí y a varios redactores a salir del periódico. Ahora nos ocupamos en organizar un nuevo diario. Hasta ahora las gestiones van muy bien. Pero tenemos que esperar acaso un mes. Entretanto, para proporcionarme algún dinero y enviártelo a ti, he pedido mis pasajes al gobierno. Me ha parecido una tontería dejarlos perder cuando tengo derechos a ellos y, en esta oportunidad, pueden servirme de mucho. Tan pronto los reciba te haré un giro cablegráfico. Si lo recibes antes de esta carta, aquí tienes la explicación.

Naturalmente, yo no pienso, como tú lo comprenderás, regresar ahora. La vida allá me sería muy difícil. Aquí, en cambio, aunque pase algunas dificultades transitorias, puedo conseguir más fácilmente la manera de vivir. Es posible que Mariátegui no conozca este propósito mío. La última carta que le escribí a Berlín no pudo recibirla. Dile tu esto. Y dile también, si todavía no ha recibido mi giro, que pregunte en el ministerio por mis pasajes y que, en todo caso de que aun no hayan dado la orden de entregármelos, hable con Salomón para que la de telegráficamente, el cónsul en Hamburgo o en Génova. Yo no sé lo escribo directamente por temor a que abran la carta en el correo y se enteres. Me limitaré a decirle que hable contigo.

No me sorprende la nueva actitud de Salomón. Lo sorprendente es que antes se hubiera portado bien contigo. Pero no hagas caso. Es necesario que acostumbres a buscar nuestros recursos de vida fuera del repugnante ambiente del gobierno. Yo estuve esperando recibir el dinero de mis pasajes para escribirle al propio Salomón diciéndole, como no le ha dicho nadie, todas las cosas que se merece. Ya verá él como no es tan sencillo tratarte mal a ti. No lo he hecho apenas recibí tu carta, porque se habría vengado de mí no enviándome el dinero de los pasajes.

Ten la seguridad de que Mariátegui te servirá como si fuera yo mismo. Háblale con todo franqueza y, te lo digo otra vez, recurre a él para todo lo que necesites. La contrariedad de "El Liberal" ha trastornado un poco mis planes. Pero muy pronto los pondré otra vez en marcha y ya hasta realizarlos completamente.

Muchos saludos para todos mis hermanos y un abrazo y un beso muy cariñoso para ti de tu hijo.

César.

Madrid: 14-II-1923

Saludos especiales para Alicia por su cumpleaños.
Escríbeme enseguida.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 14/7/1920

A mi madre Doña Artemia G de Falcón en Lima

Querida madre:

Tus dos últimas cartas, del treinta y uno de marzo y diecisiete de junio, me han puesto muy triste. Ellas me han hecho comprender que aun no has conseguido vivir tranquilamente, sobretodo por la mala conducta de mis hermanas.

Alicia también me ha escrito. De la carta de ella, tanto como de las tuyas, colijo que el principal motivo de desavenencia entre ustedes es la casa. Ya te he dicho, a este respecto, cual es mi opinión. Parece que las chicas incapaces de aun de apreciar la vida de manera menos superficial, le dan mucho importancia al aspecto de la casa, a otras cosas superfluas. Tú que las conoces mejor que yo, […] con su deseo. Si no les gusta la casa, que ellas mismas te busquen otra y múdate. Haz, si puedes, un sacrificio para mudarte. Hazlo, pero a condición de que ellas comprendan por su parte lo obligadas que están a respetarte, a quererte y a cuidarte incondicionalmente. Ya están grandes y deben saberlo. La mudanza solo puede ser una complacencia tuya, justificada por la incomprensión de ellas.

Yo creo que has exagerado un poco tus quejas. Lo creo, en primer lugar, porque nunca podría conformarme con la idea de que tú, tan serena y tan cariñosa y tan abnegada, sufrías por causa de mis hermanas. Ocurre, como ya te he dicho, que son todavía muy muchachas y un poco engreídas. Pero, en el fondo, te quieren y te quieren mucho. Ellas mismas te lo dirán. Te lo dirán cuando tú —te lo pido yo— les hagas leer esta carta. Desde entonces —tú lo verás— […] un poco los enfrentamientos y serán más solicitas contigo.

Me entero por otra parte, que pasas los días muy triste, muy abatida. Esto me parece muy mal. Nada puede perjudicarte más que enojarte […]. Procura distraerte. Suprimir de tu espíritu la mayor cantidad posible de preocupaciones. Pasea y visita. Mucho te propicia una vida más apacible, grata, la seguridad aunque sea momentánea, de tu renta. No debes permitir que te aflijan hoy, sin los mismos motivos, los sin sabores de tus días pasados.

No me sorprende el retraso con que llegan a tu mis cartas. Muchas tuyas las he recibido después de mes y medio. Actualmente el servicio postal, como todos los servicios públicas, está realizándose con igual arbitrariedad en todos los países. Cartas de Francia o de Italia, que en tiempos normales tardan dos y tres días en llegar aquí, me llegan ahora con ocho y diez de tardanza. Tú, como yo, debemos tener paciencia.

Supongo que ya está en casa la madre de Del Águila, y supongo también que te será grata su compañía. A propósito, me parece que la estancia de esta señora en la casa es un motivo más para mudarse a otra que sea tenga mayores comodidades.

Salúdala en mi nombre. ¿Cómo sigue Jorge, Antonieta y Del Águila? Me alegro mucho de la mejoría de Alicia.

Para atender a los encargos y peticiones de todos ustedes no me bastarían tres mil pesetas. Es decir, mas de mi renta de seis meses. Hasta hoy, ahorrando lo más posible he logrado reunir unas cuantas cosas. No se las he mandado antes porque quiere que cada uno reciba su regalo al mismo tiempo. Todavía me faltan comprar algunas cositas, pero las tendré muy pronto. El próximo correo les llevará el "voluminoso" contigente.

Dime si lees "El Comercio". Si lo lees mándame, recortados, todos los artículos míos.

Saluda cariñosamente a todos mis hermanos y a Del Águila.
Te abraza
César

Madrid, el 14 de julio de 1920.

P.D. Saluda a la señora Mariátegui. El baúl de José Carlos, junto con el mío, se perdió en París y ha aparecido en Triste. Ambos han hecho una escabrosa peregrinación por Europa. No te he dicho nada hasta hoy por no mortificarte. Ya no hay motivo para que no lo sepas. Ya han vuelto a nuestro poder.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 15/12/1919

San Sebastián, 15 de diciembre de 1919

Señora Doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Hace cuatro días estoy en España. Antes de llegar aquí tenía que ir a un pueblecito, cercano a la frontera, en el que debía ver a Pío Baroja, un gran hombre de España ciega amistad tiene que serme de mucha honra y provecho.

En casa de Pío Baroja, cariñosamente recibido por él, por […] pasé veinticuatro horas. Me obligaron a comer en su mesa y a dormir en su casa. Este pequeño instante de vida de hogar me ha hecho mucho bien. Ya estoy nuevamente cansado del trato frío, comercial es insincero de los hoteleros y criados.

Mañana a las cuatro y cincuenta me voy a Madrid. Estaré allí pasado mañana temprano. Tengo vehemente ansiedad por llegar, pues espero encontrar amplias y puntuales noticias de casa. Hace mes y medio que no sé nada de ustedes.

Ya te he dicho como está la vida en París. Aquí parece que no es muy buena; pero, desde luego se la pasa mejor que en la Francia. El país es de una incomprensible belleza natural. Este gran balneario donde estoy es una ciudad extraordinariamente bella y suntuosa. Aunque un poco triste por estar fuera de temporada, comprendo que aquí debe vivirse muy a gusto y con muchas regalías.

En París he comprado algunas cositas para ti, para mis hermanos. No se las he mandado todavía, porque me han parecido muy pocas. Espero comprar algo más en Madrid y mandárselas juntamente.

Hasta pasado mañana. Contestaré a todas tus cartas con una sola carta, muy larga, lo más larga posible.

Besa, de mayor a menor, a todos mis hermanos y saluda cariñosamente a Juan y a Del Águila.
Tú recibe muchos abrazos y más besos de tu hijo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 16/1/1920

Madrid, 16 de enero de 1920

Señora Dona Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Desde mi llegada a Madrid, el veinte de diciembre último, no recibo noticias tuyas. Lo atribuyo a tu falta de conocimiento preciso de los itinerarios de correos. Pero aunque los justifico, el retraso me causa mucha tristeza.

Quisiera recibir carta tuya todas las semanas. Ya se que esto es casi imposible, y por esto, me resigno a la espera. Sin embargo, te suplico que hagas más frecuentes tus cartas. Puedes escribirme cada ocho o quince días. De este modo yo las recibiría con el mismo intervalo.

Seguramente ha llegado ya a ti mi primera carta de esta ciudad. En ella te hablaba del ataque de fiebre que sufría al llegar. Ya esto pasó completamente. Ahora estoy muy bien y me dedico a trabajar con alivio.

La vida en Madrid es muy agradable. Se vive, en verdad, casi nocturnamente. Todo se hace tarde. La gente se levanta a las diez, almuerza a las dos de la tarde, cenan a las nueve de la noche, va al teatro a las diez y media y se acuesta a las dos o tres de la madrugada. Este en el sistema de vida consciente.

La vida comercial se realiza en la misma forma. No hay hasta las diez de la mañana ninguna oficina o tienda abierta y todas se cierran de una y media a cuatro de la tarde.

Actualmente escribo un libro que debe publicarse, si no falla mis cálculos, en marzo o abril. Creo que lo acabaré en este mes. Solo espero, porque necesito incluirlo en el cuento "Mi hermana Jacoba" que tantas veces te he reclamado y que no dudo que lo recibiré en estos días.

Me interesa nuevamente conocer el resultado de tus gestiones en el ministerio para el cobro de asignación. Esto es lo que más me preocupa en los días presentes. Creo, no obstante, que te habrán pagado con puntualidad.

Ansío también conocer el arreglo con Ruíz Prado. Por desconocerlo no he podido hasta hoy normalizar el envío de mi correspondencia a "El Tiempo".

Sobretodo me entristece la falta de noticias tuyas. No te extrañe, por esto, que insista en replicarte mayor regularidad.

A tu, a mis hermanos, a Juan, a todos, en fin, lo de casa les deseo cordialmente muchas felicidades.

Para mis hermanos les envío un recuerdo cariñoso, un saludo a Juan, y para ti, madre […] un abrazo y muchos besos

Tu hijo
César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 17/11/1920

A la señora Doña Artemia G. de Falcón

en Lima

Querida madre:

Con algún retardo por causa de mi viaje he recibido tu última carta. También por igual motivo respondo a ella un poco tarde.

De París, aprovechando la proximidad de ambos países, he venido a dar una vuelta por Italia. Estaré aquí un mes. Veré muchas cosas bellas y escribiré artículos para un periódico de Madrid. Luego, tornaré a España la vía de Alemania.

De este viaje, como tu comprenderás, no es necesario que se enteren en Lima. No lo digas a nadie.

Aprovecharé mi estancia en este país para mandarte un regalo bonito. Supongo que ya habrán recibido mis hermanos los suyos. Solo falta el tuyo. Y este, como para ti, tiene que ser minuciosamente escogido.

Sigue escribiéndome al Consulado del París. De aquí me mandarán tus cartas.

Abrazo para todos mis hermanos. Para ti uno fuerte, muy fuerte, con todo mi cariño.
César.

Roma, 17 de noviembre de 1920.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 17/7/1922

[A Doña Artemia G de Falcón]

en Lima

Mi querida madre:

En este mismo correo despacho el tercer artículo para el "El Comercio". Te adjunto la carta para Óscar Miró Quesada. Llévala tú misma. Creo que podrás arreglar con él que me publique un número regular de artículos y te los paguen allá. Tú me dirás el resultado.

También escribo a Salomón y a Elguera sobre el asunto de mis sueldos. Me parece conveniente que los veas. Con Villanueva no debes tener entrevista ninguna ni hacerle el menor caso. Yo pensé en el primer momento escribirle una carta diciéndole lo que se merece. Pero me parece inútil. Ya mejor no ocuparse en él.

Me [ha] parecido muy bien la idea de hacer de mis hermanas maestras de escuela. Esto les proporciona en cierto modo una categoría profesional. Si se aplican y continúan estudiando lograrán conseguir una nueva situación. Es lo mejor que podías haber hecho.

Todavía no he recibido tus noticias sobre el resultado de sus exámenes. Espero que […] sido muy satisfactorio. Y que la ya habrán comenzado a ejercer.

Noto un gran progreso en la letra y la ortografía de Humberto. Ha progresado como en dos años de estudios. Se advierte que ya ha dejado el estúpido colegio de […].

Te repito lo que te [he] dicho en mis cartas anteriores. Mi propósito es que nos reunamos todos en España lo más pronto posible y nos radiquemos allí por siempre. Pero es necesario que todos trabajemos entusiastamente hasta conseguirlo. Yo no tengo ninguna esperanza en el Perú. Allí no puedo encontrar, no digo una situación ventajosa, ni siquiera la manera de vivir seguramente. Esto que es Europa podré conseguir dentro de poco tiempo.

Ahora de regreso de Hungría, estoy pasando unos pocos días en Berlín y luego marcharé a París. En París estaré también poco tiempo. Iré a pasar el verano en un pueblo de la frontera española y luego a Madrid. Tenía el propósito de ir a Rusia con el director de "El Liberal". Pero no nos han despachado hasta ahora nuestros pasaportes. Y tendré por esto que aplazar el viaje hasta el año próximo.

Muchos cariñosos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo y un besos efusivo para ti de tu hijo.

César

Berlín? 17.VII.1922

P.D. Arregla con Miró Quesada la cantidad de artículos mensuales que le hecho enviar y cuánto me paga por ellos. Dile que yo te he autorizado para publicarlos y cobra lo que ya se han publicado.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 17/7/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Todavía no tengo ninguna noticia de los pasajes. Mis gestiones aquí no me han dado resultado ninguno La Legación de Londres ni siquiera me ha respondido a tres cartas que le he escrito preguntándole si había llegado la orden. Estoy ahora tan desorientado como el primer día. Si supiera a que legación o consulado ha sido transmitida la orden podría averiguar algo. Esperaba que me lo dijera tú. Pero su carta del 15 de junio solo me dice, como la anterior, que el ministro ha ordenado que me los entreguen, mas no precisa a quién lo ha ordenado. Mariátegui tampoco me lo dice. Ahora estoy esperando que conteste al telegrama que le hizo Machiavello. No sería raro que cuando tú recibas esta continúe en la misma situación ese caso, interésate con Salomón para que trasmitan la orden cablegráficamente a Génova o Hamburgo que son los dos sitios que me convienen más. Sobre todo Génova. Sería mejor que le pidieras solo Génova. Machiavello me lo arreglaría todo muy bien. Naturalmente, si ya la han transmitido, no intentes que la modifiquen, porque tardarían mucho. Pero dímelo enseguida. Tú sabrás en cuanto las reciba por el telegrama que te haré.

Yo continúo en la misma situación. No estoy enfermo. Aquella enfermedad solo fue una gripe ligera e inofensiva. No he vuelto a tener nada. Está tranquila.

Mis preocupaciones son de otro orden. Aún no he logrado ningún acomodo. Y tengo que resignarme a esperar, para conseguir algo, hasta septiembre. Porque en estos meses de verano todo el mundo se marcha fuera de Madrid y no puede resolverse ningún asunto.

Efectivamente, Mariátegui me dijo en primera carta que pensara seriamente en mi regreso inmediato. en su segunda me repite la recomendación y me habla del periódico. Yo le he contestado que estoy pronto a marchar, pero que me siga una cosa concreta. No puedo, por las mismas razones que tú me das, aventurarme a una expectativa más o menos vaga. Además, desconfío mucho de sus planes periodísticos. Espero que en una carta próxima me hable con más detalle. En cuanto resolvamos algo, te lo comunicaré, claro es, enseguida.

Es posible que la tardanza de Mariátegui en responderte sobre el destino de Humberto se deba a que Lorente no haya podido conseguirle nada todavía. Espera un poco. Haz la gestión que te proponías hacer con Salomón. ¿O la has hecho ya?.

No necesitas decirme las contrariedades que estás pasando. Me doy cuenta perfectamente. Esto es lo que más me disgusta de mi actual situación, aunque yo también lo paso mal. Quisiera tener algo con qué auxiliarte. Pero, desgraciadamente, carezco ya hasta de lo indispensable. Estoy viviendo al crédito. Y no sé cuánto tiempo podré resistirme así. Cálculo que no podrá ser mucho.

Yo tengo lo retratos de tus padres y el tuyo. No se los envié a Mariátegui a Italia, precisamente para evitar que se perdieran. Los tengo muy bien guardados. Tan pronto pueda mandaré hacer las ampliaciones y te los enviaré. No temas que se pierdan.

Dime si Mariátegui te ha entregado ya el juego de té.

Sigo mandando artículos a Mundial. Envío dos mensuales. Pregúntale a Aramburu cuántos ha recibido hasta ahora, porque si se han extraviado algunos reclamaré aquí en correos.

Todavía no he recibido cartas de mis hermanas ni sus retratos.

Saluda cariñosamente a todos mis hermanos y recibe tú un beso y un abrazo de tu hijo.

César.

17.VII.1923

Cobra el artículo de El Comercio. Otros que mandé no los han publicado. No volveré a mandarte ninguno más. Habla con Vallecito para cobrar ese. Salió el 7 de junio en la mañana.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 17/7/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Tu última carta, —no puedo decirte de que feliz, porque no la tiene— me ha dejado ansioso por conocer el resultado de tus gestiones sobre mis pasajes. Yo no tengo hasta ahora la menor noticia. Mariátegui me cuenta su encuentro contigo en el ministerio, me explica su intervención y me insinúa la sospecha de que Salomón no nos atienda tanto como lo hace creer. Dice que sus pasajes se los enviaron debido a una orden del propio Leguía, con quien habló su madre. Yo creo que los míos no estarán ya lejanos. Tú debes saberlo mejor que yo, puesto que ya no recibo más noticias sobre ellos que las tuyas.

Con verdadero dolor he leído la descripción que me haces de tu miseria. Yo no estoy en mejores condiciones. Todavía no he logrado meterme en un sitio seguro. Las gestiones que hago no han tenido éxito aún. Espero en septiembre conseguir algo. La imposibilidad de ayudarte en estos momentos aumenta mi contrariedad. No tengo ahora más expectativa que los pasajes. Y ya te he dicho como los compartiré contigo. Supongo que tú estarás haciendo todo lo que sea necesario para que me los envíen de una vez.

Hoy le escrito a Mariátegui recomendándole nuevamente el empleo para Humberto. En su última carta me dice que Lorente no ha podido colocarlo todavía, porque le han reducido mucho el presupuesto de salubridad. Pero que se ha comprometido a hacerlo lo más pronto posible. Aunque no tengo muchas esperanzas, le dijo que hable él otra vez.

Te repito que, si todavía no han ordenado la entrega de mis pasajes, procures transmitan la orden a Génova. Esto sería lo más favorable, pues el cónsul es muy buen amigo mío.

Si arreglas algo con Óscar Miro Quesada, dímelo enseguida para mandar artículos. En todo caso, que te paguen los publicaciones. Confirmo enviando a Mundial los dos mensuales. Mándame los números en que se publiquen.

Me parece que con el dinero que te envíe cuando reciba los pasajes podrás salir de apuros y después con el trabajo de mis hermanos y mi colaboración, lograrás vivir sin angustia. Ya es tiempo de que terminen tantos sufrimientos.

Recuerdos de todos mis hermanos. Recibe tu un beso o un abrazo muy cariñoso de tu hijo.

César.

30.VII.1923

P.D. Me olvidaba decirte que no pases cuidado ninguno por mí. Disfruto una salud excelente. Aquella enfermedad fue solo un resfrío de pocos días. Pero ya estoy bien y muy gordo.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 2/1/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Te escribo desde un pueblo bellísimo. Florencia es una de las ciudades más hermosas y más interesantes que conozco. Siento tener que marcharme pronto de ella. Pasaré unos días en Milán y Livorno para regresar a España a fines de mes.

Pensé hacerte un cablegrama de felicitación por el año nuevo, pero me ha faltado el dinero. Cada palabra cablegráfica cuesta una cantidad exhorbitante de libras. Y yo las tengo muy contadas.

Espero, sin embargo, que hayas iniciado afortunadamente el nuevo. Creo que este se nos presenta a todos, a ti, a mis hermanos y a mi con mejores augurios que el anterior.

Te adjunto una carta de Osores para el director de instrucción. Te la mando en lugar de la mía para […]. Llévala tu misma. Me parece que es la más eficaz para conseguir la beca de Humberto. Si esta no la consigue, ninguna otra podrá conseguirla.

Mucho cariños abrazos para mis hermanos. Un besos y un abrazo especiales para ti.

César.

Florencia, 2 de enero de 1921.

P.D Ya he mandado hacer las ampliaciones.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 2/11/1920

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Hace pocos días he recibido tu carta del veinte de setiembre. Sigue como verás, la irregularidad en el servicio de correos. Unas veces se demoran las cartas un mes en llegar a mis manos y otras hasta mes y medio.

No es por falta de tiempo que te escribo una carta mensual. Para escribirte a ti nunca puede faltarme el tiempo ni puede tener ocupación alguna que me lo impida. Es sencillamente por la inutilidad de hacerlo repetidamente. Como los correos son mensuales mis cartas te llegarían todas a la vez. Por eso prefiero escribirte una sola. Si tú lo quieres, claro es, aunque las recibas juntas o retrasadas, te escribiré cuantas veces los desees.

Estoy en París. He venido a recoger mi equipaje. Ya lo tengo en mi poder. Algunas cosas, como te será fácil suponerlo, se han perdido. Se las han robado mejor dicho. Pero con lo recuperado estoy satisfecho. Algo es algo. Ya me había resignado a perder todo.

No olvido tu encargo del servicio de té. De aquí o de Madrid te lo mandaré en cuanto tenga dinero. Tú sabes que solo la falta de dinero puede impedirme cumplir inmediatamente [con] todos tus pedidos.

De Del Águila no tengo las noticias que tú me das. Hace un momento he visto su última carta. Es del mes de enero. Desde esta fecha no me ha escrito ni una línea. No me parece una cosa rara.

Ya te he dicho en mi carta anterior mi opinión sobre los propósitos de Humberto. Creo que debe educarse antes de aprender a trabajar. Todavía está muy niño para elegir profesión. Y más aún para dedicarse a las cosas estrafalarias que se le ocurren. Ya llegará el momento en que deba dedicarse al trabajo y entonces, acaso por su propia elección, tal vez se emplee en oficio menos elevado que el que ahora se le ha ocurrido.

Todavía espero lo retratos. ¿Por qué no me los has mandado? Creo que me los mandarás pronto. A mi vez te mandaré los que pienso hacerme.

Muchos besos y abrazos para todos mis hermanos. Te recuerda con el corazón tu hijo.

César

París, 2 de noviembre de 1920

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 2/6/1920

A dona Artemia G. de Falcón

Mi madre, en Lima

Querida madre

Te agradezco con el corazón tu carta del diecinueve de abril. Bien sabía yo como ese día me recordaría cariñosamente. Por saberlo, he podido consolar mi soledad.

Creo haberte contado que aquel día, con dos amigos peruanos, pasé algunas horas agradables. Peor mi mayor satisfacción íntima estuvo en saber que esa casa, tú y todos me recordaban y me querían.

Al mismo tiempo que esta carta, he recibido otra tuya, adjuntándome una de Alicia, del veintisiete de febrero. Me ha llegado, como verás, con extraordinario retraso.

Pero quiero contestar a las dos inmediatamente. En primer lugar, porque, según debe comprenderse en ella, parece que ustedes hubieran estado resentidas una de otra. Creo, desde luego, que tal resentimiento no puede ser sino muy pasajero. Jamás puedo creer que Alicia, ni ninguno de mis hermanos, te ocasionen deliberadamente el menor disgusto. Pero tampoco digo que tus quejas sean injustificadas.

Ocurre con ella que, a pesar de la edad de alguna —Alicia ya tiene treinta años— todas siguen siendo niñas por la cultura y el gobierno. Y, lo que es peor, niñas buenas y engreídas. Una o dos o tres niñas buenas son, a veces, insoportables. Es porque siempre tenemos que tratarlas como a "niñas buenas". Trata a mis hermanas, de cuando en cuando, como a niñas malas y te disgustarán menos.

Me parece que a ellos las mortifica, sobre todo, la falta de estética de la nueva casa. Contentarlas es muy fácil. Si además de su fealdad es insalubre, solo se remedia mudándose. Que ellas mismas te busquen otra, y, luego, haz tu un esfuerzo económico y múdate.

Después, de un modo general, no hagas caso a ninguna de sus exigencias y perdónales, sin enfadarte, sus engreimientos.

Pero antes de esto, abrázalas y bésalas en mi nombre, y saluda a Del Águila.

Te besa cariñosamente.
César

Madrid, el 2 de junio de 1920.

P.D. Un beso especial para Antonieta el día de su cumpleaños. Mis regalos, que ahora si irán pronto, las reconciliarán a todas.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 20/3/1922

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

A poco de tu carta del tres de febrero he remitido el telegrama en que me anuncias la cancelación de mi nombramiento. Esperaba la noticia de un momento a otro. No tanto por las economías que están realizando en el presupuesto, cuanto por el ejercicio constante de la envidia contra mí que sabía aprovechar el instante para atacarme eficazmente y sobretodo, por la desaparición de las causas de mi nombramiento. Indudablemente ahora no es lo mismo que hace dos años. Quienes me solicitaron y consiguieron el destino lo hicieron, en primer lugar, para evitar que atacase al gobierno. Hoy no lo tienen. Quisieran, por el contrario, vengarse en mí, dejándome sin un pedazo de pan y obligarme a pedírselo de rodillas. Pero me parece muy difícil que puedan satisfacer su deseo.

Enseguida de recibir tu telegrama he escrito a la Legación en Londres reclamando los sueldos que me adeudan. Espero la contestación uno de estos días.

Barcelona me debe a mí nueve mensualidades, o sea ciento ochenta libras. No se cuánto te deban a ti allá. Supongo que en total no será menos de doscientos o doscientas veinte libras. No creo que Londres haya recibido la orden de pagármelas. Tan pronto como me contestan te lo avisaré. Si me dicen que no tienen orden de pagarme, te enviaré mi recibo y demás comprobantes para que las cobres en el Ministerio junto con lo que a ti te deban. Además, quiero reclamar la cantidad que me corresponde por derechos de viaje de regreso.

Para gestionar el pago, no hables más con Piedra ni con ningún otro individuo insignificante. Habla directamente con Salomón. Yo le escribiré una carta y haré que Mariátegui le escriba también. Mariátegui le ha escrito pidiéndole que conserve nuestros puestos, pero seguramente la carta llegará con retardo.

Todo lo que me debe el gobierno, los doscientas libras íntegras, son para que atiendas a los gastos de la casa mientras nos organizamos. Es indispensable, ahora con mayor urgencia, que mis hermanas trabajen. Yo procuraré conseguir aquí alguna cosa más y espero que lo lograra en este mismo año. De ese modo, con el trabajo de mis hermanas y los que yo, dentro de pocos meses pueda enviarte, podreis vivir perfectamente hasta que yo haga alguna combinación y podamos reunirnos todos aquí. Además, voy a escribir artículos para el "El Comercio". Uno de estos días enviaré los dos primeros y te mandaré una carta para Luis Miró Quesada. Hablé con él y seguramente conseguiremos obtener por allí algún dinero, que será, desde luego, íntegro para ti.

Si me pagan por Londres, te giraré el dinero apenas lo reciba. No digas a nadie que yo pienso quedarme, porque esto nos perjudicaría para cobrar los sueldos y los derechos de pasajes.

Yo creo que mis hermanas se darán cuenta de la situación y nos ayudarán entusiastamente. No dudo de Alicia. Pero es necesario que ella influya con su ejemplo y sus consejos en el ánimo de las otras. Tú no te desanime. Ten fuerza de voluntad que ya me parece van a terminar por fin todas nuestras desventuras. Lo importante ahora no es afligirse ni amilanarse, sino proceder con energía. Yo espero que todos pondremos de nuestra parte lo que podamos. Muchos recuerdos a mis hermanos. Te abraza y besa tu hijo.

César

Madrid, 20. III. 1922

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 21/12/1922

Trafalgar, 36

Querida madre:

No tienes que agradecerme ningún esfuerzo que haga para ayudarte. Esta es mi obligación. Lo único que siento es no poder hacerlo en la medida que yo quisiera.

Siento mucho las contrariedades que afligen a Jorge. Tu carta, sin embargo, me ha consolado, por que me deja entender que ya está completamente bien.

Me parece buenas tus decisiones respecto a Humberto. En realidad, ya es casi un hombre. Y la mejor manera de formarse es trabajar. El trabajo le enseñará muchas cosas como a mí, y le estimulará a seguir estudiando. Yo no creo que una carta mía a […], de quien como tu sabes soy muy amigo, pueda tener eficacia. Estamos muy distantes. Pero le recomendaré a Mariátegui que hable personalmente con él en mi nombre y se empeñe hasta conseguir que destine a Humberto. Esto y lo de El Comercio se lo recomendaré, de modo muy especial. Y estoy seguro que Mariátegui lo hará en cuanto llegue. Ya está muy próximo a marcharse. No lo ha hecho todavía, porque aún no le han enviado sus pasajes. Es cuestión de pocos días.

Te repito lo que te he dicho antes. Con la ayuda de Mariátegui conseguirás, sino lo has conseguido ya, colocar a Teresa y a Humberto y alguna cosa de El Comercio. Así podrás esperar tranquilamente a reunirnos aquí.

Mi situación es la misma. Estoy gestionando el estreno de una comedia. Si lo consigo, creo que mejoraré económicamente y , claro es, te haré participar enseguida de mis ganancias. El asunto de El Liberal no se ha resuelto todavía definitivamente. Pero yo no temo por mí.

Cuando puedas, mándame algunos periódicos. No me entero de lo que pasa ahí.

Supongo que mi carta anterior te habrá informado respecto a […] no olvides que es un farsante.

A ti, a todos mis hermanos les deseo sinceramente muchas felicidades en el próximo año. Y como esta carta llegará en vísperas del cumpleaños de Alicia, la felicita anticipadamente.

Muchos besos y abrazos de tu hijo.

César

Madrid: 31.XII.1922

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 21/2/1924

Londres, 21 de febrero de 1924

Querida madre:

Te mando el segundo artículo de este mes. Ya verás que cumplo puntualmente mi ofrecimiento. Espero con impaciencia que salga el periódico de Mariátegui para normalizar mi colaboración en él y proporcionarte de esta manera un auxilio seguro y apreciable. Creo que habrá salido este mes.

Supongo que ya habrás recibido mi carta anterior y que conocerás el resultado de la recomendación para Thol. Dime enseguida cuál ha sido. El amigo que me la ha dado cree que Thol lo servirá en todo lo que sea posible. Pero tú sabes que no podemos tener demasiada confianza. Quiero saber el resultado para ver, en caso negativo, lo que puedo hacer desde aquí por colocar a Humberto.

¿Recibiste los dulces? Es posible que no te los hayan llevado por que los paquetes, el primero por los menos, fue con la dirección antigua. En este caso, reclámalos en el correo.

Yo sigo bien en Londres y seguiré aquí hasta julio por lo menos. El Sol quiere que me radique aquí, pero yo no sé todavía hasta donde puede convenirme. Lo más probable es que me regrese a España dentro de pocos meses.

Muchos saludos y recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo muy cariñosos para ti.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 21/3/1923

Trafalgar, 36

Querida madre:

Apenas he recibido tu última carta me he puesto a trabajar el artículo que te adjunto para Mundial. Me parece de algo te servirán las cuatro libras mensuales por los dos artículos y no me paro a discutir más. Como le digo a Aramburú en la carta que uno a este, acepto la propuesta, aunque, a la verdad, dos libras es muy poco por cada artículo. Supongo que será una cosa permanente.

Creo además, que Mariátegui me habrá conseguido ya otra colaboración sea en El Comercio o en otro día cualquiera. En este caso, muy pronto podrás recoger una cantidad apreciable de dinero todos los meses y tal vez hasta subvencionarme.

Todavía no he recibido respuesta ninguna sobre mi demanda de pasajes. Dile a Mariátegui que no descuide las gestiones pues ese dinero nos hace mucho falta.

Espero que la ayuda de Mariátegui esté gestionando los destino para Teresa y Humberto.

Hasta ahora no tengo noticias del viaje de Mariátegui ni de su llegada a esa. Y, naturalmente, las espero con impaciencia.

Dile a Aramburú que uno de estos días le mandaré el otro artículo del mes. Lo cierto es que entre los artículos para allá y los de aquí me obligan a trabajar sin descanso. Pero no importa, si al fin conseguimos algún alivio económico.

Cariñosos recuerdos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César

Madrid: 21-3-1923

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 22/11/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Poco después de tu última carta he recibido una extensa de Mariátegui contándome los detalles de su posición y cómo se han realizado los últimos acontecimientos políticos. Veo que no han sido graves. Hace tres o cuatro días publicaron los diarios de aquí la noticia de una nueva revolución. Supongo que se trata de una de las frecuentes mentiras cablegráficas, porque no se la ha confirmado hasta ahora.

Yo sigo realizando las gestiones de que ya te he informado. Todavía no he conseguido arreglar el viaje a París. uno de estos días deben contestarme. Espero que lo hagan en este mes.

Me alegro mucho de la mejoría de Antonieta. Esperaba esta noticia. No sé por qué, a pesar del pesimismo que nos infunde las continúas contrariedades, desde el primer momento he creído que no sería nada grave y que muy pronto se aliviaría. Tengo mucho gusto de que haya sido así. Salúdala cariñosamente en mi nombre.

No olvido tu encargo sobre Angulo. Ya te lo he dicho. Tan pronto pueda lo cumpliré.

A Alicia no le escribo separadamente, porque supongo que estas cartas la leerá ella y, por esto, son en buena cuenta todos vosotros. Yo estoy pronto a cumplir rápidamente todos sus encargo. Algo más: si un cambio favorable de mi situación económica —cosa que espero hace ta tiempo— me lo permite, ni siquiera necesitará enviarme dinero. Creo que vosotras no os sobrará. Será suficiente que me mande decir lo que quiere.

Cariñosos saludos para mis hermanos.

Recibe tú un beso y un abrazo muy cariñosos de tu hijo.

César.

22.XI.1923

Te incluyo un artículo.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 23/2/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del treinta de diciembre y del veintitrés de enero. Te pongo escritas las fechas para que no dudes que las he recibido.

Desde hace varios días estoy nuevamente en Madrid. Hice un viaje rápido de regreso. Quería volver lo más pronto porque tenía que arreglar aquí algunos asuntos, entre otros el del famoso libro que aun no se ha publicado por las muchas dificultades con que tropieza la casa editora. Hace seis o siete meses que tienen en su poder los originales. Ayer me han dicho que, probablemente, dentro de muy poco podrá imprimirse. Así lo espero.

Apena salga, caro es, te lo mandaré.

Estoy trabajando mucho. Escribo cautivamente en "El Liberal". Además preparo otros libros para evitarlos en cuanto aparezca el que tengo entregado.

Me han sorprendido las noticias que me das sobre nuestros pagos. No sabía una palabra. Todo lo que se ha dicho acá ha quedado, al fin, sin efecto. Por esto, me parece que los nuevos propósitos tendrán el mismo resultado.

El Consulado de Barcelona me paga puntualmente y no me ha dicho que tenga ninguna orden al respecto. Yo, mientras no me suspendan el pago, no hago ninguna gestión. Creo que esto mismo debe hacer tú, a menos que los informes que te han dado sean más serios y autorizados de la que las supongo. Como tu sabes que allí casi todo se queda en nada, mejor para evitarte molestias, no hagas ninguna petición hasta que dejen de pagarte.

En estos días tengo que recibí dinero de "El Liberal" y lo aprovecharé para compara algunas de las cosas que me has pedido. Procuraré que te lleguen para el 27 de abril. Comprenderás que no puedo mandarte todas los pedidos, entre otras cosas porque necesitaría un barco especial para enviarlas.

Felicita a Alicia y a Teresa por sus cumpleaños y a Jorge y a Humberto por sus exámenes.

Muchos abrazos par todos. Para ti uno especial con todo mi cariño.
César

Madrid, 23 de febrero de 1921.

P.D. Los regalos fueron a fines de octubre. Si no los han recibido todavía, averigüen en la sección encomiendas del correo. Avísame.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 24/05/1920

A dona Artemia G. de Falcón

Mi madre, en Lima

Querida madre

Contesto tu carta del siete de abril.

Esta es una de las pocas que me ha traído amplias noticias de ustedes. Sé por ella cuántas molestias te ha ocasionado el matricular a mis hermanos. Aunque tú no me dices que lo hayas conseguido, supongo, dada la fecha en que te escribo, que ya están matriculados.

No creas que tales contratiempos me ha sorprendido. Los esperaba. Osores debió darme la beca, como me la ofreció. Si no pudo o no quiso, todas las gestiones posteriores tenían por fuerza que ser muy […] y muy poco fructuosas.

Posiblemente en el mes de agosto iré unos días a París. En posible que allí vea a Osores. Entonces me dirá por qué no decretó la beca. Ya sé que sus explicaciones de nada nos servirán para la educación de Humberto y Jorge, pero si de mucho para procedimientos personales futuros.

Te quejas con mucha insistencia de la nueva casa. No me parece que estés obligada a vivir en ella. Puedes aprovechar el tiempo y buscar otra con calma y detención. Yo no puedo decirte desde aquí hasta donde te convenga alquilar la de Carrozo. Tú debes resolverlo en conformidad con la […] que tienes. Pero, si no está, puedes conseguir otra igualmente cómoda.

Están bien empleados los artículos. Efectivamente no habiéndose publicado en "El Tiempo", perdieron su valor. En cuanto a los de "El Comercio", supongo que entre Valle y Del Águila hayan conseguido de la buena voluntad de los Miró Quesada —no tengo motivo para suponerla mala— una pequeña retribución. Cualquiera que ella sea es bastante. La publicación de ellos es la que más me interesa.

Dile a Del Águila que me escriba. Hace tres meses que no tengo carta suya.

Esfuérzate por darle a Del Águila el dinero que te he pedido.

No importa que no hayas podido apoyarme nada este año. Me basta con que me hasta recordado.

Abrazo y besos para todos mis hermanos.
Te abrazo y te besa tu hijo

César.

Madrid, el 24 de mayo de 1920

P.D. Mándame lo artículos publicados en el Correo del Perú.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 24/1/1924

Londres, 24 de enero de 1924

Querida madre:

Te adjunto un artículo para Mundial. Supongo que habrán publicado los anteriores y que te los habrán pagado puntualmente. Yo no descuidaré mandarte los dos que debo escribir cada mes.

No hagas caso de lo que te digan sobre mi situación en Europa. Nadie la conoce mejor que yo y si algo me ocurriera, a ti sería la primera que se lo diría. Aquí no se vive como en el Perú. No se deporta así no más a nadie ni yo doy motivo para que lo hagan conmigo. Eso que te ha dicho Mariátegui es una tontería. Está perfectamente tranquila y creo que en cuanto pueda, creo que no será más allá del año próximo, iré a Lima, aunque no sea más que a pasar uno o dos meses contigo.

En estos días he leído en los diarios que han estallado cuatro bombas ante el palacio de gobierno. También dicen que han apresado a más de doscientas personas. No sé si entre estás estará Mariátegui y Valle y si uno de los periódicos que han suspendido es la revista que ellos se proponían publicar. Espero nuevas noticias.

Me parece una tontería de Alicia querer tomar una casa de alquiler superior a nuestros recursos. Es necesario que se convenza, ella y todos mis hermanos, de que nosotros somos muy pobres y debemos vivir de acuerdo con nuestra pobreza. Busca en el día un departamento barato y limpio, que cueste lo que puedas pagar, y múdate. Es preferible vivir en una casa pobre y tranquila a aparentar estúpidamente una situación que en realidad no es la nuestra. Estas cosas no debía ni decírtelas. Espero que ninguno de mis hermanos insistirá en su propósito.

Todavía no ha llegado el café.
Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo muy cariñosos para ti.

César.

Averigua en el correo por mis cartas, porque después de la fecha que tú dices yo te [he] escrito varias veces, certificadas o no. Me resisto a creer que se roben las cartas que te dirijo. Pero si ocurre así, tomaré inmediatamente las medidas necesarias para evitarlo. Dime enseguida lo que haya en este asunto.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/12/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Acabo de regresar a Madrid. Tu carta del 8 de noviembre la recibí en París. Me alegro que te haya gustado mi libro. Hace poco te enviado algunos de mis últimos artículos. Espero que te gusten también.

Yo, como tu comprenderás, estoy impotente para realizar alguna gestión en el gobierno. Todas las cartas que escribiese serían inútiles. Aquí mismo no me sirven de nada. Hasta ahora no recibo un céntimo de Barcelona ni espero recibirlo en mucho tiempo más o nunca.

Te mandé de Berlín la solicitud pidiendo que te pagaran mi sueldo íntegro y, posteriormente, te autoricé para que lo arreglases en la forma más conveniente. Has lo que a tu juicio sea mejor. Puedes pedir el sueldo íntegro o el aumento de la asignación. Cualquiera de las dos cosas, un otra, me parecerá muy bien.

Y, para curbrirnos contra la irregularidad de los pagos, no se me ocurre otras […] ni hay otro […] que el que te [he] dicho en mis cartas anteriores. Es necesario que el esfuerzo de todos constituya al sostenimiento de la casa. Es decir, que todas mis hermanas trabajen para vivir. Hacer como he hecho yo: independizarse del sueldo del gobierno. En la cartas adjunto se lo digo extensamente a Alicia.

Espero que Alicia y mis demás hermanas aceptaran entusiastas mis consejos y que contribuirán a tranquilizarte. Yo estoy seguro del cariño de todas ellas a ti. Y la mejor prueba de su cariño es procurarte una vida reposada y sin preocupaciones. La vida que mereces, después de haber sufrido y trabajado tanto por tus hijos.

Muchos recuerdos a todos mis hermanos y un abrazo para ti muy fuerte y muy cariñoso de tu hijo

César

Madrid: 25-XII-1921

Mi navidad, como todas, muy triste. Me consolaría mucho saber que en casa la habeis pasado mejor.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/2/1920

A doña Artemia G de Falcón

Mi madre en Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del dos de enero y otra posterior cuya fecha por no tenerla, no puedo previsarla. Me ha tranquilizado saber que la enfermedad de Jorge no es seria.

Casi no me ha sorprendido la actitud de Ruíz Bravo. Lo esperaba. como buen farsante ha esperado mi ausencia para negarse a cumplir un compromiso que claramente contrajo. En el primer momento quise escribirle, tratándole con dureza, pero pensándolo mejor, he resuelto no hacerlo en ningún sentido. Algún día, tal vez pronto, podré cobrársela.

Esta carta llegará a ti muy tarde para que esos artículos puedan publicarse. Sin embargo, que los vea Del Águila y si alguno no ha perdido sus actualidad que se lo lleve a Cisneros para que la publiquen en la "La Prensa", por supuesto sin cobrarlo. Hoy mismo le escribo al doctor Durand haber si consigo que me pague algo por los artículos que le mande a su periódico. Esto, desde luego, tardará mucho.

Creo, mas bien, que "El Comercio" me dará algo. […] a Del Águila para que vea a Valle a quien le he encargado gestionarme este asunto.

Siento lo que ha hecho Ruíz Bravo, porque destruye el presupuesto de entrada que te envié en mi carta anterior. Por suerte no te faltará dinero para comer. En lugar de cuatro libras que te pedí le dieras todos los meses a Del Águila, dale dos solamente. Así te quedarán siempre veintitrés libras mensuales. Las propinas para mis hermanos sácalas de los que de "El Comercio", si no da nada, yo veré la forma de mandarle algo.

Te mando una carta para Enrique […] Arroyo, secretario de la Dirección de Instrucción, quien es muy amigo mío y podrá servirte en cuanto quieras para matricular a Humberto en Guadalupe.

Le escribo también a Antenor Fernández, muchacho muy activo, pidiéndole que vaya a casa y te sirva en lo que necesites. A él puedes confiarles muchos ensayos. Es uno de los que conmigo en "El Tiempo" y en "La Razón.

Veo que no te has quedado corta al pedirme regalos. Todos ellos, tasados a la ligera, importan cuatro mil pesetas; es decir mil setecientos soles. Calcula hasta donde podré adquirirlos.

No obstante, haré un esfuerzo y el mes entrante procuraré mandarte un abrigo. Quiero que lo tengas para tu cumpleaños.

En estos días le voy a mandar unos regalitos preciosos.

Dime si te atienden debidamente en el Ministerio.

Diles a Jorge y a Humberto que es muy difícil mandar una bicicleta desde aquí. Cuando gane un poquito de dinero les daré para que la compren allá.

El ocho le escribí una carta a Alicia. Espero que ya la haya recibido.

Besa y abraza a todos mis hermanos, y tu, madre pedilona, recibe un abrazo muy fuerte de tu hijo.

César.

Madrid, febrero el 25 de 1920

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/4/1920

A dona Artemia G. de Falcón

Mi madre, en Lima

Querida madre

No puedo decirte de cuando es la carta tuya que acabo de recibir, por la sencilla razón que te has olvidado de fecharla. Sin embargo, escrutando el sello del correo, me parece descubrir que es del doce de marzo.

Pero, sea esta u otra anterior, es menos importante. Lo que más me importa es haberme enterado por ella que ustedes están bien de salud y sin desesperadas angustias económicas.

Ya sabía, por tu carta última, como es la nueva casa. No me parece causa de gran disgusto su vejez ni su aislamiento. Todo depende de la maña que se den ustedes para asearla y ponerla en decentes condiciones de habitabilidad. Sobre todo, si es del caso, pueden buscar pacientemente otra y mudarse.

Tú puedes disponer como quieras del dinero que recibas. Mientras satisfaces las necesidades más urgentes, puedes prescindir de ahorrar las cinco libras mensuales. Después, cuando esté reunida la cantidad necesaria, yo también deseo que junto con el de mi padre […] el nicho del pobre Juan. Es lo menos que obligadamente debemos hacer por él.

Ya sé cuan bueno y cuan descuidado es Del Águila; pero, sino para los encargos, para muchas otras cosas puede servirte mucho. Estoy seguro de que ya les quiere tanto a ustedes como ha probado quererme a mí.

En una de mis cartas anteriores te dije que Fernández iría a verte. Si te ha visto y va a la casa, puedes servirte de él con la seguridad que cumplirá los encargos que le hagas, porque es muy diligente, muy hábil y muy servicial.

Pasado mañana es tu cumpleaños. Lo recuerdo perfectamente. Mañana, por no haber podido hacerlo antes, te mandaré un modesto regalito. Y el veintisiete pensaré en ti con todo mi corazón.

Espero que tu próxima me anuncie que Antonieta está perfectamente bien y que Humberto y Jorge han obtenido sobresaliente.

Muchos besos para mis hermanos, un saludo para Del Águila y cordial abrazo para ti.

César

Madrid, abril, el 25 de 1920.

P.D. Agradezco los saludos de la Sra. Mariátegui y los retorno. Mi cumpleaños lo pasé sano y apaciblemente.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/6/1921

Querida madre:

Tuve un gran sentimiento cuando leí las noticias de las enfermedades tuyas, de Alicia, de Humberto y de Jorge. Felizmente, en nueva carta del quince de mazo, me ha tranquilizado. Espero que después de tantas contrariedades se haya, al fin, cansado la suerte de jugar con nosotros y todos vosotros esteis ahora completamente bien y lo más contentos que sea posible.

Yo acabo de pasar una breve temporada en Andalucía. Fui a convalecer de una especie de congestión pulmonar y tuve la mala fortuna de coger allí la gripe y unas anginas de añadidura. Después de ocho días, muy bien atendido, y de una leve corte en la garganta, quedé nuevo. Ahora estoy fuerte, gordo y resistente como un roble.

Aquí me entero con mucho retraso de las noticias de allá. Los periódicos solo las publican cuando se trata de algo ocasional. A lo demás, no le dan importancia. Lo poco que sé me lo han contado las personas que han venido de allá o de París y el cónsul. Yo, por mi parte, tengo muy poco interés en enterarme de las cosas de la tierra. Estoy completamente dedicado a mi trabajo. Escribo y estudio mucho, y vivo tranquilo. Ya casi no salgo de casa. Solo al atardecer, un momento, para ir a "El Liberal" o charlar un instante con algunos amigos.

Me parece que ha desaparecido el peligro de que me suspendiesen el sueldo. No lo sé seguramente. Pero el que no me lo hayan comunicado hasta ahora me hace suponerlo.

Últimamente han cambiado al cónsul en Barcelona. Viene un señor Gil Cárdenas. Yo no le conozco. No creo, sin embargo, que se comporte mal conmigo. El cónsul destinado, Pardo de Zela, gran amigo mío, me ha hecho muchas atenciones.

Ya se ha publicado mmi primer libro. Uno de estos días, acaso el mismo correo, te enviaré dos ejemplares. También te enviaré unos cuantos de los muchos artículos que escrito en "El Liberal".

Aprovecharé esta oportunidad para hacer un solo paquete con los libros, el reloj —que ya lo tengo— la pelota de Humberto y un regalito para Jorge. El juego de té, como sabes, lo tengo encargado a Mariátegui. Por este mismo correo le escribo pidiéndole noticias de él, y en caso que no lo haya comprado todavía, le compraré yo aquí. De todos modos, lo esperará solo muy poco tiempo. Tú, que eres tan buena, y lo haz esperado tanto, no te enfadarás conmigo por esta nueva y breve espera.

Casi estoy resentido con mis hermanas por su silencio. Ya no me escribe ninguno. Parece que se han olvidado de mí.

¿Cuándo me vas a enviar tu retrato y el de mi padre? Los espera impacientemente para mandar hacer las ampliaciones que te he ofrecido. ¿Tú mandarás también aquel tan reclamado retrato mío?

Muchos abrazos para todos. mis hermanos, y uno especial, con mi mejor cariño, para ti.

César.

Madrid, 25 de junio de 1921.

P.D. Dirígeme tus cartas a este dirección: España-Madrid- Trafalgar 36 - 2º izquierda.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/8/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Anteayer, apenas cobré el giro que me hicieron de Londres con el valor de los pasajes. Te giré como te lo había pormetido. Habría querido enviarte mayor cantidad, pero he tenido pagar muchas deudas atrasadas de los seis meses y pico que llevo sin ganar sueldo. Supongo que habrás podido atender a tus necesidades más urgentes. Para lo sucesivo creo que el sueldo de is hermanos y mis artículos de Mundial te permitirán organizar un presupuesto, aunque modesto, seguro. Además, yo voy a escribir más artículos para una revista de Mariátegui, que debe haberse publicado ya. En su última carta este me dice que se publicaría en la primera semana de agosto. Los artículos se los pagará a ti, no se a cómo, pero lo que sea, espero que te lo pague puntualmente. Yo empezaré a enviárselo enseguida.

El retardo en recibir los pasajes, después de haberme anunciado tú que los girarían el 18 de julio, me ha hecho comprender que has tenido que gestionarlos nuevamente. No cesas, por lo visto, las maniobras contra mí. Ahora poco me importan. Ya logré salvar nuestra situación de momento. Para lo demás debemos esforzarnos en conseguir nuestra subsistencia sin ningún contacto con la gente del gobierno. Yo procuraré trabajar aquí activamente hasta que logre una renta segura. Desde luego, de cuanto tenga, en la medida de mis fuerza te daré participación. No te digo nada concreto, porque ahora mismo yo no tengo nada. Estoy apalabrado para escribir en un periódico que saldrá, según dicen, en octubre. Además, estoy escribiendo una comedia y una novela, ambas contratadas en principio. Si todos estas cosas resultan como espero, pronto, dentro de dos o tres meses, habré conseguido por menos una base de vida.

Y hablemos de otras cosas más gratas. Te voy a mandar algunas golosinas propias de acá para que tú me mandes, en cambio, sirviéndole del mismo envase, lo que te pida. Golosinas también, naturalmente. Me ha dado por confeccionar comida peruanas. He logrado algunas. Otras no como yo recordaba. ¿Cómo se hacen por ejemplo, el chupe y el seco? Dímelo con toda clase de detalles.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo, muy cariñosos, para ti de tu hijo.

25.VIII.1923

He recibido dos artículos de Mundial. ¿Cuántos se han publicado ya? Días pasados le envié uno, pronto le enviaré el segundo de este mes.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/9/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Te supongo libre de todas las calamidades que te han agobiado en los días del centenario. Me ha dado mucha pena que no hayas podido distraerte un poco. No debes descuidarte de ti misma. Procura alejarte los sufrimientos, distráete, paséate. Ya es tiempo de librarnos de las desgracias o, si insisten en caer sobre nosotros, volverlas la espalda.

Me complace la solicitud con que te atiende Saco —salúdalo en mi nombre— Tú, al fin, has tenido más suerte que yo. Hace tres meses y medio que no recibo un céntimo del consulado en Barcelona. Me dicen, y es cierto, que han desaparecido las entradas. Barcelona atraviesa actualmente una intensa crisis industrial. Se han suspendido las exportaciones para América y, naturalmente, no puede tener entradas el consulado del Perú. Yo pienso enviarte una solicitud dirigida al ministerio pidiéndole que todo mi sueldo te lo paguen allá. En una de mis cartas anteriores te indiqué la forma en que tú debías enviarme la cantidad que me corresponde. Te la repetiré cuando te envíe la solicitud. Espero que me comuniquen de Barcelona el resultado de una gestión que, según me dicen en carta reciente, han hecho a Lima con la esperanza de que les remitan fondos o les ordenen otras enviar a Londres el pago de todas las obligaciones.

Pero, como ya te lo he dicho, no te preocupes por mi situación actual, Yo gano lo suficiente para vivir. Te lo pruebo el mismo hecho de vivir. Si estuviese atenido al sueldo ya me habría muerto de hambre.

Dile a Alicia que me escriba. Ya no puedo mirarla hoy de un modo distinto que antes porque no soy un canalla. Para mí, hoy como ayer, es mi hermana y la quiero igual. Yo, con respecto a lo que le ha ocurrido, espero conocer su pensamiento y su respuesta a mis cartas anteriores.

Dentro de pocos días —ya te lo he dicho también— haré un viaje a Rusia. No sé todavía cuánto tiempo estaré allí. Posiblemente mes y medio o dos meses. Tus cartas no podrían llegarme sino con grandes dificultades. Por esto, hemos acordado con Mariátegui que tú le escribas a él para que me trasmita, por intermedio de la delegación de Rusia en Roma, todo lo que tú le digas. Naturalmente, le darás solo las noticas que no tengan un carácter de absoluta intimidad.

Antes de partir te escribiré nuevamente enviándote la dirección precisa de Mariátegui y el retrato que me he hecho aquí. Y apenas regrese te lo avisaré también para que continúes escribiéndome a Madrid. Nuestra comunicación, de todo modos, no se interrumpirán un solo instante.

He recibido el retrato de mi padre. Espero tener el tuyo para hacer las ampliaciones y enviártelas.

Ya tengo el reloj. Solo espero recibir el juego de té para remitírtelo en un solo paquete. Mariátegui me dice que lo ha comprado ya, pero todavía no me lo ha remitido a Madrid. Espero que lo haga en estos días.

espero que Jorge, y todos, estén ya definitivamente sanos y libres de nuevas recaídas. Dale muchos besos por mí [a] todos mis hermanos y tú recibe mi abrazo y mi beso mejores.

César

Berlín: 25-IX-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 26/2/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Acabo de recibir tu carta del veintitrés de enero. La contesto inmediatamente.

Me ha preocupado mucho la noticia de la enfermedad de Alicia. Con impaciencia espero tus nuevas cartas. Confío que ellas me traerán mejores informaciones.

No creo que recibas esta al mismo tiempo que la carta que te he escrito hace tres días. Si ocurre así, te enterarás de la oposición que tengo sobre los pagos del ministerio y de lo que te decía antes de conocer tus nuevos informes. Sigo creyendo que todas las cosas que dicen no tienen ningún fundamento. Allí cada cual dice que se le ocurre. No se le puede creer a nadie.

Por esto lo mejor es atenerse a los hechos. Has hecho muy bien en retirar la solicitud. Solo te iba ocasionar molestias y, al final, no iba a tener ningún resultado favorable. Esto hubiera sido muy posible, por el contrario, que ella sirviera de pretexto para hacernos alguna trastada.

Esperemos confiados. Créeme que el mejor es el sistema de pago que hemos escogido, a pesar de los retrasos. No creo que si resuelven pagarme el sueldo […] me lo paguen por Barcelona. Esto será lo más conveniente, porque el cónsul a mí me paga con puntualidad. Si pudiera conseguirse esto, yo lo aceptaría en el acto. No me importaría perder lo que perdiese por el cambio […]. Conseguiría que tú recibieses regularmente tu mesada.

Averigua discretamente con Villanueva como debe hacerse para que me paguen mi sueldo íntegro aquí. Si continúan pagándote no digas nada. Solo cuanto te notifiquen que no te van a pagar más, lo averiguas y me lo escribes enseguida. Yo, por mi parte, te comunicaré inmediatamente cualquier cosa que sepa.

No te olvides de reclamar en el correo la encomienda. De aquí la despacharon el 25 de octubre. Avísame el resultado de tu investigación, porque si se ha perdido tiene que pagárnosla la agencia que la despachó.

La otra irá pronto. Muchos abrazos para todos mis hermanos y para tu un besos y un abrazo especiales.

César

Madrid, 26 de febrero de 1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 26/3/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

Querida madre:

Este mes me ha ocurrido casi una catástrofe financiera. La peseta bajó extraordinariamente en los primeros días del mes y me ocasionó una pérdida bastante sensible en mi exiguo presupuesto. Esto me ha impedido enviarte alguna cosa. Pero ya han mejorado los cambios y dentro pocos días que reciba la liquidación del mes de abril te haré un pequeño giro. Adjuntos te envío dos artículos. El enorme trabajo que tengo no me ha permitido mandártelos antes. Pero, como te lo tengo ofrecido, hasta que consigamos otra fuente de recursos, te mandaré puntualmente los dos artículos para Aramburú.

He visto en Variedades artículos sobre mí. A esa gente es a la única de Lima que le debo siquiera un cariñoso recuerdo. Los demás no hacen sino dejarme ver entre líneas su malquerencia. Afortunadamente no me importa nada que estos me quieran bien o mal.

Dentro de unos días le voy a escribir una carta a Alicia recomendándole nueva y directamente la cuestión de la casa. No es posible que una familia pobre esté pagando estúpidamente un alquiler tan subido. Yo espero que Alicia atenderá mi recomendación y conseguirás que tanto ella como las otras modifiquen su manera de pensar.

Estoy esperando impacientemente el resultado de la gestión para destinar a Humberto. Como ya te lo he dicho, Delgado me aseguró que Thol lo atendería. Es posible que estas horas tú lo sepas. Comunícamelo enseguida.

No me olvido de ninguno de tus encargos. Solo espero estar en condiciones de cumplirlos. En cuanto pueda no necesitaré que me lo recuerdes.

Supongo que ya habrás recibido los dulces. Tengo interés en saberlo para darme cuenta de las seguridades que ofrece ese medio de envío. ¿Qué hay de la revista de Mariátegui? mañana o pasado le voy a [escribir ] él y a Guzmán.

Muchos recuerdos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

26-III-1924

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 26/4/1923

Madrid - Trafalgar, 36

Querida madre:

Me doy cuenta exacta —y lo sufro de verás— de tu situación. Todo lo que me dices en tu carta del 23 de marzo lo presentía antes de recibirla. Pero tenía la esperanza, —hasta ahora lo tengo— de que la presencia de Mariátegui en Lima te hubiera facilitado la manera de resolver tus necesidades más imperiosas. Yo también estoy sorprendido de no haber recibido aun ninguna noticia suya. Esperaba que me escribiese apenas llegara. Sobretodo, para informarme de sus gestiones en favor de mis pasajes. Esto me interesa ahora extraordinariamente. Por mí y por ti. Yo atravieso, como tú, unos días muy difíciles. Necesito de urgencia recibir el dinero de los pasajes. Su retardo me hace suponer que Mariátegui no ha sido muy diligente en gestionarlos o su gestión no ha sido eficaz. Estoy desorientado. Desde luego, confío en que tú le habrás dicho cuando te escribí en mis cartas anteriores. Dile otra vez, sin embargo, la necesidad que tengo, y tienes tú, de que se mueva activamente.

Ya te he dicho mi propósito para cuando reciba el dinero de los pasajes. Enseguida te haré un giro cablegráfico. Después de haberlo esperado tres meses, me parece dable creer que llegará en estos días. Pero, en caso contrario, te recomiendo decirle a Mariátegui, que se empeñe para que la orden de entregármelos la tramitan telegráficamente.

Si tu haces alguna gestión en el Ministerio, pide que ordenen al cónsul de Génova, que me de pasajes para mí y para mi señora. !Lo has entendido! Si Mariátegui se empeña de verdad tu intervención no será necesaria. Te la dejo para que estés prevenida.

Te escribo la víspera de tu cumpleaños. Con este motivo te envío un abrazo y un beso especiales y te dese muchas, muchísima felicidades.

Yo pasé el mío con gripe.
Saludos y recuerdos a todos mis hermanos y un abrazo y un beso muy cariñoso para ti.

César

26-IV-1923

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 27/10/1922

Trafalgar, 36

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

En este momento he recibido tu carta del veintisiete. Desde hacía muchos días la esperaba con gran inquietud para enterarme del estado de Jorge. Supongo que no me has escrito antes por atender al enfermo. Aunque me da mucha pena saber los trabajos que estás pasando y los sacrificios que has tenido que hacer, me consuela el buen resultado de la operación. Yo he pensado constantemente en Jorgito y no [he] dudado que saldría bien. Hazme el favor de besarlo y abrazarlo muy cariñosamente en mi nombre.

Como te dije en mi carta anterior, todavía no he logrado mejorar mis medios de subsistencia. Apenas gano lo necesario para vivir. Las combinaciones que estoy tramitando no se arreglan fácilmente y tengo que resignarme a esperar y a luchar hasta conseguir una renta que me permita enviarte algo. Para enviarte las cien pesetas que te adjunté en mi última carta tuve que pedirlas de mi sueldo. Tan pronto como lo logre mejorar mi situación te mandaré lo que pueda, sin esperar que me lo pidas.

Estoy muy agradecido a Angulo. No todos los que se fingían amigos míos habían de portarse canallamente en mi ausencia. Te encargo saludarlo y agradecerle sus atenciones particularmente.

No me explico la conducta hipócrita de la madre de Mariátegui. Sobre todo, sabiendo que su hijo y yo somos muy amigos y nos queremos mucho. Creyó, sin duda, que cualquier gestión que hicieras tú en favor míos podrías perjudicar a José Carlos. No me parece, por lo demás, que el asunto tenga importancia. Se trata solo de una falta de educación, cosa muy común en una mujer de Lima.

Tú eres la que debe resolver el asunto de Humberto. Yo no puedo apreciar desde aquí su capacidad ni sus aptitudes. Me parece, sin embargo, que todavía no está preparado para trabajar en buenas condiciones. Tendrías que destinarse en una tienda o en cualquier otra parte donde le daría un sueldo insignificante. Yo creo que lo mejor es que termine su aprendizaje comercial y busque entonces un destino regular.

Anda, como tiene proyectado, a Jorge Guillermo Leguía. El puede conseguirte fácilmente un destino para Teresa. No creo que se niegue a servirte.

Tampoco olvides ver a Osores. Ahora tiene poca influencia. Pero algo puede ayudarte. Dile que muy pronto le voy a enviar sus encargos, que no lo he hecho antes porque he estado fuera de Madrid. Y salúdalo.

Muchos recuerdos de todos mis hermanos. De Jorgito para particularmente en quien pienso estos días con todo cariño. Abrázalo a todos, y tú recibe un beso y un abrazo muy cariñosos.

César

MadridÑ 27.X.1922

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 27/11/1919

París, 27 de noviembre de 1919

Querida madre:

Desde el viernes último estoy en París. Llegué a las once y media de la noche. Tomé un cuarto en un hotel vecino a la estación, me acosté enseguida.

He llegado a París después de navegar once días en el Atlántico. El sexto y séptimo días nos tocó un mar tempestuoso; pero a bordo de nuestro buque el "Sajonia", no ocurrió nada particular, como no sea el mareo de unas cuantos pasajeros. En general la navegación fue buena, salvo las molestias que nos ocasionaron varios migrantes italianos, turcos, griegos y moros, enriquecidos en Nueva York, que regresaban a sus patrias. Toda esta gente ha podido reunir en Estados Unidos muchos miles de dólares, pero no ha logrado alcanzar el más […] grado de educación.

París está en crisis. Todo, hasta lo más insignificante, cuesta cientos de francos. Por un terno piden trescientos francos, por un par de zapatos cien y así por lo demás. Los artículos para mujeres están caros como los de los hombres.

Hay una gran escasez de carbón. Todos los cafés y restaurantes se cierran a las doce de la noche. Después de esta hora no hay donde tomar ni una taza de té.

Sin embargo, en la ciudad hay una alegría desbordante. Cientos de muchachos, empleados y obreristas, pasan todas las tardes por los boulevares cantando entusiasmadamente. Aquí no se puede estar triste. Hasta quien insulta lo hace con alegría.

Mañana voy a recorrer las tiendas para adquirir algunos regalos para ti y mis hermanos. No sé todavía lo que pueda comprarles. He visto los apuntes de ustedes y para comprar sus encargaos necesitaría dos mil francos. Pero no se entristezcan. Hoy les mandaré un regalito insignificante. Pero más tarde, de Madrid, les enviaré otros de más importancia.

Supongo que a la fecha ya habrás arreglado con Ruiz Bravo y me habrás escrito a Madrid dándome informes cabales del arreglo. Tú no puedes olvidar que este punto me interesa grandemente.

No puedes imaginarte la ansiedad que tengo por llegar a España para recibir carta tuya. Aunque el cálculo de la distancia y los itinerarios de los correos me dicen que solo puedo encontrar una o dos, me hago la ilusión que son más y me desespero por leerlas.

La semana entrante, posiblemente el lunes, partiré para Madrid. Podría llegar en un día, pero tengo que detenerme en un pueblo del camino para visitar a Pío Baroja. De todos modos, el miércoles o jueves estaré allí y no me moveré de Madrid en menos de dos meses.

Abraza cariñosamente a todos mis hermanos, saluda a Juan y a Del Águila, y tú recibe un beso y un abrazo cordiales de tu hijo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 27/4/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Hoy no puedo dejar de escribirte. Es, desgraciadamente, la única manera de decirte que pienso en ti. Hace muchos días te escribí con la esperanza de que la carta de te llegase hoy y que hoy mismo recibieses mi saludo. No se si lo habré conseguido. De todos modos, pienso en ti y me parece que estoy a tu lado.

Ahora estoy pasando más días en Sevilla. Es una ciudad muy bonita y, sobre todo, muy parecida a Lima. Te voy a mandar postales para que la veas.

Después, iré a Granada y Córdoba, y dentro de veinte días regresaré a Madrid.

Espero que la próxima carta tuya me de amplios y ciertos detalles sobre mi situación después del decreto conocido. Hasta ahora no sé nada seguro.

Abrazos para todos mis hermanos y un abrazo y un beso para ti muy fuertes, con todo mi corazón.

César.

Sevilla, 27 de abril de 1921.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 27/5/1924

27 - V - 1924

Querida madre:

Te agradezco mucho tu cariñoso recuerdo el día de mi santo. Y también pensé en ti y en todos mis hermanos ese día y estuve con vosotros un instante con mi pensamiento. Agradéceles también en mi nombre a mis hermanos sus recuerdos. Yo les escribiré separadamente uno de estos días.

Te mando los dos artículos del mes y un cheque por una libra. También te adjunto una carta Mariátegui.

No suponía que Thol no engañara lo mismo que todos los demás. En la carta adjunta le digo a Mariátegui que haga un esfuerzo para ver la manera de colocar a Humberto. Ya no sé a quién dirigirme. Supongo que Mariátegui se ocupará un poco en este asunto. Una de las cosas por las que quiero ir a Lima es precisamente para arreglar esto. Es posible que mis gestiones personales den el mismo resultado que las escritas. Pero tengo vivo deseo de intentarlas por lo menos.

Dime si has recibido el segundo paquete de dulce. Cuando regrese a Madrid el mes próximo te voy a enviar otros.

Saludos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 29/8/1920

A Doña Artemia G. de Falcón

en Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del quince de julio. Me ha satisfecho saber, en primer lugar, que todos están buenos y un tanto alegres.

Yo estoy terminando de pasar el verano lo mejor posible. No tenía el propósito de venir a esta ciudad —una de las más bellas y elegantes playas de Europa— pero he tenido que hacerlo por la necesidad de hablar con varios hombres con los cuales tenía que arreglar algunos asuntos importantes para mí.

Ahora me preparo a regresar a Madrid. De Madrid, a los pocos días iré a Barcelona.

Todavía no he conseguido modificar favorablemente mi situación económica. Por eso no les he enviado aun los regalos que les tengo prometidos.

Haré todo lo que esté a mi alcance por enviarte el reloj que me pides junto con tus cosas.

Espero que la enfermedad de la madre de Del Águila no sea nada grave y que se alivie pronto.

Procura escribirme más a menudo. Cuéntame cosa de las casa y de la ciudad.

Besos para todas mis hermanos y saludos para Del Águila y la madre.

Te abraza y te besa tu hijo.
César

San Sebastián, 29 de agosto de 1920

P.D. Te agradeceré mucho que hagas un esfuerzo por dar a Del Águila las dos libras mensuales. Se que te he hablado en mis anteriores y que, al mismo tiempo, le encargues que cumpla puntualmente mi encargo.

Falcón, César

Resultados 1 a 50 de 86