América Latina

Taxonomía

Código

Nota(s) sobre el alcance

Nota(s) sobre el origen

Mostrar nota(s)

Términos jerárquicos

América Latina

Términos equivalentes

América Latina

Términos asociados

América Latina

1322 Descripción archivística results for América Latina

20 resultados directamente relacionados Excluir términos relacionados

Un congreso de escritores hispano-americanos

Un congreso de escritores hispano-americanos

Edwin Elmore, escritor de inquieta inteli­gencia y de espíritu fervoroso, propugna la reunión de un congreso libre de intelectuales hispano-americanos. El anhelo de Elmore no se detiene, naturalmente, en la mera aspiración de un congreso. Elmore formula la idea de una organización del pensamiento hispano-americano. El congreso no sería sino un instrumento de esta idea. La iniciativa de Elmore merece ser seriamente examinada y discutida en la prensa. Luis Araquistain ha abierto este debate, en "El Sol" de Madrid, con un artículo en el cual declara su adhesión a la iniciativa. Los comentarios de Araquistain tienden, además, a precisarla y esclarecerla. Elmore habla de un congreso de intelectuales. Araquistain restringe "este equívoco y a veces presuntuoso vocablo a su acepción corriente de hombres de letras"- La adhesión de Araquistain es entusiasta y franca. "El solo encuentro —escribe Araquistain— de un grupo de hombres procedentes de una veintena de naciones, dedicados por profesión a algunas de las formas más delicadas de una cultura a la creación artística o al pensamiento original, y ligados, sobre todo personalismo, por un sentimiento de homogeneidad espiritual, multiforme en sus variedades nacionales e individuales, sería ya un espléndido principio de organización. No hay inteligencia mutua ni obra común si los hombres no se conocen antes como hombres".

En el Perú, la proposición de Elmore, difundida desde hace algunos meses entre los hombres de letras de varios países hispano-americanos, no ha sido todavía debidamente divulgada y estudiada. No he leído, a este respecto, sino unas notas de Antonio G. Garland; —intelectual rehacio por temperamento y por educación a toda criolla "conjuración del silencio",— aplaudiendo y exaltando el congreso propuesto.

Me parece oportuno y conveniente participar en este debate hispano-americano, aunque no sea sino para que la contribución peruana a su éxito, por la pereza o el desdén con que nuestros intelectuales se comportan generalmente ante estos temas, no resulte demasiado exigua. La cuestión fundamental del debate —la organización del pensamiento hispano-americano— reclama atención y estudio, lo mismo que la cuestión accesoria —la reunión de un congreso dirigido a este fin.— A su examen deben concurrir todos los que puedan hacer alguna reflexión útil. No se trata, evidentemente, de un vulgar caso de compilación o de cosecha de adhesiones. Una recolección de pareceres más o menos unánimes y uniformes sería, sin duda, una cosa muy pobre y muy monótona. sería, sobre todo, un resultado demasiado incompleto para la noble fatiga de Edwin Elmore. Que opinen todos los escritores, los que comparten y los que no compartan las esperanzas de Elmore y de los fautores de su iniciativa. Yo, por ejemplo, soy de los que no las comparten. No creo, por ahora, en la fecundidad de un congresos de hombre de letras hispano-americanos. Pero simpatizo con la discusión de este proyecto. Juzgo, por otra parte, que polemizar con una tesis es, tal vez, la mejor manera de estimularla y hasta de servirla. Lo peor que le podría acontecer a la de Elmore sería que todo el mundo la aceptase y la suscribiese sin ninguna discrepancia. La unanimidad es siempre infecunda.

Me declaro escéptico respecto a los probables resultados del Congreso en proyecto. Mi escepticismo no tiene, por supuesto, las mismas razones que el del poeta Leopoldo Lugones (Ha dicho Elmore, quien ha interrogado a muchos intelectuales hispano-americanos, que Lugones se ha mostrado "si no por completo, casi del todo escéptico en cuanto a la idea". Mas tarde, Lugones, en una fiesta literaria del centenario de Ayacucho, nos ha definido explícita y claramente su actitud espiritual —actitud inequívocamente nacionalista, reaccionaria, filofascista— sobre la cual podía habernos antes inducido en error la colaboración del poeta argentino en la Sociedad de las Naciones)

Pienso, en primer lugar, que el sino de estos congresos es el de concluir desnaturalizados y desvirtuados por las especulaciones del ibero-americanismo profesional. Casi inevitablemente, estos congresos degeneran en vacuas academias, esterilizadas por el ibero-americanismo formal y retórico de gente figurativa e historiesca. Cierto que Elmore propone un "congreso libre" y que Araquistain agrega, precisando más el término "libre, es decir, fuera de todo patrocinio oficial". Pero el propio Araquistain sostiene, enseguida que "no estaría de más invitar a las organizaciones de hombres de letras ya existentes: Sociedades de Autores dramáticos, Asociaciones de Escritores, P.E.N, Clubs de lengua castellana y portuguesa, Asociaciones de la Prensa, etc.". La heterogeneidad de la composición del congreso aparece, pues, prevista y admitida desde ahora por los mismo escritores de homogeneidad espiritual". Los cortesanos intelectuales del poder y del dinero invadirían la asamblea adulterándola y mistificándola. Porque ¿cómo calificar, cómo filtrar a los escritores? ¿Cómo decidir sobre su capacidad y título para participar en el Congreso?

Estas no son simples objeciones de procedimientos o de forma. Enfocan la cuestión misma de la posibilidad de actuar, práctica y eficazmente, la iniciativa de Edwin Elmore. Yo creo que esta es la primera cuestión que hay que plantearse. Que conviene averiguar, previamente, antes de avanzar en la discusión de la idea, si existe o no la posibilidad de realizarla. No digo de realizarla en toda su pureza y en toda su integridad, pero sí, al menos, en sus rasgos esenciales. La deformación práctica de la idea del congreso de escritores hispano-americanos traería aparejada ineluctablemente la de sus fines y la de su función. De una asamblea intelectual, donde prevaleciese numérica y espiritualmente la copiosa fauna de grafómanos y retores tropicales y megalómanos, que tan propicio clima encuentra en nuestra América, podría salir todo, menos un esbozo vital de organización del pensamiento hispano-americano. Medítelo Edwin Elmore, a quien estoy seguro que el fin preocupe mucho más que el instrumento.

Viene luego, otra cuestión: la de la oportunidad. Vivimos en un periodo de beligerancia ideológica. Los hombres que representan una fuerza renovación no pueden concertarse ni confundirse, y aún eventual o fortuitamente, con los que representan una fuerza de conservación o de regresión. Los separa un abismo histórico. Hablan un lenguaje diverso y tienen una intuición común de la historia. El vínculo intelectual es demasiado frágil y hasta un abstracto. El vínculo espiritual es, en todo caso, mucho más potente y válido.

¿Quiere decir esto que yo no crea en la urgencia de trabajar por la unidad de Hispano-América? Todo lo contrario. En un artículo reciente, me he declarado propugnador de esa unidad. Nuestro tiempo —he escrito— ha creado en la América Española una comunicación viva y extensa: la que ha establecido entre las juventudes la emoción revolucionaria. Mas bien espiritual que intelectual esta comunicación recuerda la que concerto a la generación de la independencia.

Pienso que hay que juntar a los afines, no a los dispares. Que hay que aproximar a los que la historia quiere que estén próximos. Que hay que solidarizar a los que la historia quiere que sean solidarios. Esta me parece la única coordinación posible. La sola inteligencia con un preciso y efectivo sentido histórico.

Hablar vaga y genéricamente de la organización del pensamiento hispano-americano es, hasta cierto punto, fomentar un equívoco. Un equívoco análogo al de ese ibero-americanismo de uso externo que todos sabemos tan artificial y tan ficticio; pero que muy pocos nos negamos explícitamente a sostener con nuestro consenso. Creando ficciones y mitos, que no tienen siquiera el mérito de ser una grande, apasionada y sincera utopía, no se consigue, absolutamente, unir a estos pueblos. Más probable es que se consiga separarlos, puesto que se nubla con confusas ilusiones sus verdadera perspectiva histórica.

Conviene considerar estos temas con un criterio más objetivo, más realista. Por haber sido tratados casi siempre superficial o románticamente, apenas están desflorados. Dejo para otra día, la cuestión de la posibilidad y de la necesidad de organizar el pensamiento hispano-americano. Creo indispensable, ante todo, formular una interrogación elemental. ¿Existe ya un pensamiento característicamente hispano-americano? He aquí un punto que debe esclarecer este debate.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Victoria Ferrer, 12/11/1924

Miraflores, 12 de noviembre de 1924

Victoria:

Te incluyo un cheque para el Banco del Perú y Londres por tres libras. Te ruego acusarme recibo y darme noticias de Gloria.

Después de una última pequeña operación a que fui sometido a Miraflores, mi restablecimiento ha proseguido y he reanudado, dentro de lo posible, mis trabajos.

Transmite mis recuerdos a los tuyos, besa a mi nombre a la pequeña y recibe, como siempre, mis saludos.

José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Mensaje de solidaridad por la clausura de la revista Amauta, 13/6/1927

Mensaje de solidaridad por la clausura de la revista Amauta.
El documento presente firmas de escritores, diplomáticos y periodistas argentinos. Asimismo, se puede observar firmas de redactores de las siguientes revistas: Última Hora, Crítica, Vanguardia, Telegráfica.

El tenor del documento es el siguiente:
"Clausurada la revista "Amauta" —alta tribuna del pensamiento americano— y apresado su director, el notable escritor peruano José Carlos Mariátegui por orden del gobierno del Perú, los abajo suscritos acuerdan hacer pública condena de ese atropello a la libertad del pensamiento, así como afirmar su adhesión espiritual al ideólogo renovador que, mutilado y enfermo, sin cejar un instante en su prédica idealista, constituye hermoso ejemplo de un heroico sacerdocio intelectual. Expresan, también, su simpatía a las poetisas Magda Portal y Blanca Luz Brum de Parra del Riego, así como a sus compañeros de infortunio, victimas de la misma injusticia. Buenos Aires, 13 de junio de 1927."

Palacios, Alfredo

Carta de A. Tinajeros, 17/10/1928

Arequipa, 17 de octubre de 1928

Sr. José Carlos Mariátegui,
Lima

Mi estimado compañero:

Aprovecho del viaje a esa del camarada Burstein para dirigirle la presente, saludándole muy afectuosamente y anhelando que su salud no sufra más quebrantos.

A los pocos días del arribo del amigo antes nombrado, en respuesta a su carta le manifestaba en la mía que los amigos Rodríguez, Pastor, Rivera, Núñez V. me ofrecieron enviar directamente a Ud. sus colaboraciones para "Amauta", algunas de las cuales supongo que ya se encuentren en su poder. Así lo espero.

De todo lo que ocurre en esta le pondrá al tanto Burstein. Desde luego no hay nada de importancia, solo el hecho de la prisión de cinco obreros a raiz de la aparición de unos volantes en contra de la comitiva que fue al Cuzco. Se asegura que pronto serán puestos en libertad.

De la cuestión universitaria supongo que tenga una amplia información, particularmente del amigo Nuñez Valdivia Jorge, que esta vez ha tenido una actuación más simpática, aunque con reservas aprecio yo ésta, por contrastar con la que tuvo el año pasado en la huelga, en la cual el interés de círculo y de familia le puso contra nuestra causa justa.

Nuestra revista "Amauta", N° 17, que ha llegado con mucha tardanza ,está recién vediéndose. Hay tanta desidia en el público para la lectura que da ganas de proferir epítetos. Ud no puede creer que aquí solo hay un puñado de lectores asiduos, los demás son por casualidad, por curiosidad o de "gorra” . Para esto la campaña clerigalla es activa, secundada por los servidores del poder.

Sírvase hacer presente al Administrador Martínez de la Torre que mi cuenta y la remesa le enviaré dentro de unos 4 días, pues los libreros me están embrollando con "mañana" y mañana, como ha podido ver Burstein. Asimismo le agradeceré que la Administración sea más celosa de su misión. Y digo esto porque cuando solicité los primeros números de la edición fina, "amigos de Amauta", y los últimos, se contentó con enviarme creo los N° 8 y 9, guardando silencio respecto de los demás. Y cuando recibo la remesa de cada nuevo Nº, no sé cuantos ejemplares me manda, pues unas veces viene menos de cien y otras un poco más; lo que se esclarecería, para una mejor cuenta corriente, con una aviso franqueada junto con la remesa.

Si es que ya salido sus "Ensayos", sírvase indicar a la Administración que me remese unos 15 ejmplares.

Es portador el compañero Burstein, a la par que la presente dos números de "Chirapu", que son los últimos que el compañero Antero Peralta V. me indicó le enviara antes de ausentarse a su tierruca: Oyolo, prov. de Parinacochas, depto. de Ayacucho.

Le estrecha la mano fraternalmente.

A Tinajeros.

Tinajeros, A.

Carta de Enrique Bustamante y Ballivián, 29/1/1927

Montevideo, 29 de enero de 1927

Mi querido Mariátegui:

Tiempo hace que no tengo noticias directas suyas lo que bien me explico por sus labores recargadas con Amauta. Recibí los últimos números. De La Cruz del Sur me dicen que sólo han recibido el tercero. Hay que ser exactos con los canjes. Oribe me dice lo mismo, que sólo recibió el N° 3. —Yo recibí El Nuevo Absoluto que me mandó Veguitas. Lo han buscado en las librerías algunos amigos y no ha llegado. Su Escena aquí se ha leído y se ha vendido y ha hecho buena labor para los otros libros. Es necesario que vengan. Inútil es decir que estoy aquí para todo lo que quiera hasta fines de abril, salvo mejor acuerdo de las cosas. La Ibarbourou me dio unos inéditos que iba a repartir entre usted y Veguitas, pero me acaba de mandar decir que los ha corregido y que me espere la nueva copia. Son de una forma que acusa evolución hacia lo moderno. Irán por el próximo correo. He escrito a Roberto A. Ortelli que le mande algunos ejemplares de mis Anti-Poemas a Minerva para que ustedes se encarguen de la venta. Ese contacto puede aprovecharse para que ustedes entren en relación con la editorial Inca que da muchas cosas nuevas e interesantes argentinas que no llegan a Lima. En correo pasado le mandé mi libro, y en el mismo paquete un ejemplar para Bazán, que le pido haga llegar a sus manos.

Perdone esta carta telegráfica e incoherente y reciba el afectuoso saludo de su amigo,
Bustamante

Carta de Alberto Hidalgo, 26/12/1926

Buenos Aires, 26 de diciembre de 1926

Querido Mariátegui:

Aquí tiene Ud. la carta que le prometí. Muchas gracias por la suya. Veo, y lo lamento, que ha juzgado Ud. mi poema a Lenin con ideología de comunista. Es un error al que me veo comúnmente ligado, pues son varios los que me han hecho el reparo de la melena garçon y el seno Salomé. Mi intención fue otra. En todo el poema, creo que ello es visible, hay un fervor de admiración por Lenin —a quien yo amo porque después de haber estudiado a fondo su vida, he visto que no es sino un anárquico, no un anarquista, o mejor, un anarquista en permanente lucha con sus instintos tiránicos: fue siempre un caudillo —y hay también un tono de burla por algunas de sus obras, especialmente por el comunismo. En fin, esto es cosa de larga conversación.

Aquí le mando mi contribución a su empresa. Va un artículo y un poema rigurosamente inéditos. Sólo han sido leídos, hace tiempo, en la revista oral. Le ruego que el poema no lo publique hasta que no pueda disponer de una página entera para él. El asunto de las pausas me interesa grandemente. Haga Ud. que se conserve entre verso y verso, tal como lo indica el original, un espacio acomodado a la posibilidad. También me gustaría que se hiciera en letra negrita. Hay quien opina que eso es lo mejor que yo he escrito. De ahí quizá el afán con que lo he mantenido inédito, no obstante el acoso de solicitaciones. Pero por Amauta, por Ud., por el Perú... Tengo un ardoroso deseo de conocer a la gente nueva de allí. Veo que hay, que empieza a haber una juventud inquieta, si bien muy mal orientada. No tolere, Mariátegui, que so pretexto de modernidad, se haga y diga disparates. ¡Guerra al disparate, guerra a la imagen simplemente visual! He visto también algo de injusticia. Veo que se atribuye a alguien que no soy yo el haber tirado la primera piedra. ¿Y las fechas estampadas en las carátulas de mis libros? ¿Y mi campaña aquí? ¿Y la juventud de Buenos Aires que ha crecido a mi lado? ¿Por qué, Mariátegui, tanta injusticia? ¿Antipatía personal?

He pedido colaboración para Amauta, y puedo asegurarle que en un otro correo, tendrá Ud. allí lo mejor de la Argentina.

Aplausos por su obra, por su revista, por su espíritu, y que si la distancia y los años de ausencia nos han separado, la distancia y la ausencia mismas creen nuestra vieja amistad, tonificada de recuerdos.

Alberto Hidalgo

Hidalgo, Alberto

Carta de Reis Siqueiros, 24/7/1930

(Brasil) São Paulo 24 de julho de 1930

Camaradas de "Amauta" - Lima - Perú

Recentemente acabo de receber vossa carta des 27-5-1920 e aijunto rtes ejemplares de "Amauta", desde ja me congratula com os camarada periano pela publicaçao de uma das revistas revolucionarios mais importantes que se publicam en lingua espanhola.

Aquí a obra de Mariátegui, e quasi adsolutamente desconhecida em consequencia do falta de intercambio entre o movimento revolucionario do Perú e Brasil, é não [...] a de Mariategui assim como toda a obra do proletariado do Perú, somente e conhecida atravez de artigos raros mas publicações da C.S.L.A e do S.S do J.C.

Para aos camaradas me enviem, sendo possivel, todas as obras de Mariátegui que estejam ao nosso alcance, assim como a colleção de "Amauta", pelo menos desde o segumda etapa, temos em nosso poder os numeros 27-28 e 30.

Sobre os numeros que salgam no futuro, devido a meu situação economica porque atravesamos em esta, peço-lhes me mandenpor enquanto 5 ejemplares cada numero. Junto aos pacotes que enviem a correspondente factura para enviar-lhe o [...] a volta de correio.

En meu nome, e em nome dos camaradas de São Paulo, nos enviamos nossos mais sentidos pézames, pela morte do grande Mariategui, sua obra deve ser defendida por todoas as formas, pois pertenece, como perteneceu nossa vida, a classe proletaria.

Mariategui e um symbolo não sé do Perú mais sim de todo a America Latina!

Esperando nossas breves noticas, enviamo-nos nossas mais fraternaes saudaçoês revolucionarios.

Reis Siqueiros

Reis Siqueiros

Carta de Robert Cahen Salaberry, 11/9/1929

Buenos Aires, 11 de setiembre de 1929

R. Cahen Salaberry, corresponsal del Mercure de France, y en misión especial de estudio, mucho agradecería a U. el envío de su muy estimada revista, y desde ya les presenta las gracias por su atención.

Bs. Aires 11/9/29.

Cahen Salaberry, Robert

Carta de Fernando Binvignat, 1929

La Serena, Chile, 1929
Señor
José Carlos Mariátegui,
Lima
Compañero:
Le envío un poema para Amauta. También por paquete postal La Luna de Oro, mi pequeño libro de 1926. Le agradeceré el envío de su revista.
Reciba mi cordialidad
Binvignat
Casilla 79
La Serena - Chile

Binvignat, Fernando

Carta de Manuel Llinas Vilanova, 3/1/1929

Buenos Aires, 3 de enero de 1929

Camarada José Carlos Mariátegui:

Hace tiempo que soy lector asiduo de la valiente revista Amauta que con tanto acierto usted dirige.

Amauta cumple una doble misión en nuestro continente: la de exponer los valores de vanguardia que se van manifestando en la América Latina en general y en el Perú en particular y la de acercamiento de las juventudes intelectuales de esta misma América Latina por el conocimiento de los problemas que les son comunes.

Por tal motivo cúmpleme felicitarle sinceramente y hago votos para que Amauta pueda vivir muchos años sin desviarse de la ruta izquierdista que hasta ahora ha seguido.

Aprovecho la oportunidad para saludarlo atentamente.
M. Llinás Vilanova
Pavón 3536 - Buenos Aires

Llinas Vilanova, Manuel

Carta de Flavio de r. Carvalho, 2/10/1930

São Paulo
2 octubro 1930

Presado Sr. Mariategui.

Junto a esta lhe envío a minha tese "a cidade do homem nu" lida no IV congresso panamericano do architectos no Rio. Sabendo as tendencias do seu jornal pensei que puderose lhe interessar para publicaçao.

agradecendo,
sinceramente

Flavio de Carvalho

Flávio de R. Carvalho

Carta a Juan Marinello, 16/3/1930

Lima, 16 de marzo de 1930
Sr. D. Juan Marinello.
La Habana.
Muy estimado compañero:
Ud. me excusará el retardo con que contesto su grata carta de fines de diciembre último, al saber que al habitual desequilibrio entre mi salud y mi trabajo se ha agregado en los últimos meses una temporada de playa y sol en la Herradura que me ha impedido ocuparme en mi más cara correspondencia.
La función de vinculador que Waldo Frank ha tenido en su viaje, entre algunos núcleos de nuestra América, corresponde bien a la calidad e intención de su mensaje. Frank ha dejado en Lima amigos entusiastas. Yo no tengo talvez más título a su distinción que el de haber sido el primero en comentar en el Perú sus libros y en señalar, ante todo, el valor de Nuestra América, en el artículo del que 1929 tomó un párrafo.
Le envío, con los últimos números de Amauta, un ejemplar de mis 7 Ensayos.— Le debo la expresión de mi reconocimiento por la generosa cita que de mi obra hace en su interesantísima respuesta a la encuesta de Cahiers de l’Etoile. Este ensayo ha sido reproducido por un diario de Lima. Le mando el recorte.
También le acompaño dos colaboraciones para el número peruano de 1930. El próximo correo le llevará un ensayo mío.
Estas líneas no se proponen sino establecer la correspondencia iniciada por su carta —magnífico mensaje de amistad.
Preparo mi viaje a Buenos Aires, donde espero resolver con el problema de mi movilidad, mediante una aplicación ortopédica, el de mi salud. Nuestro querido Glusberg es el auspiciador de este viaje, al cual me anima, también, resueltamente, Waldo Frank. Amauta continuará publicándose en Lima; pero si al ausentarme yo le crearan dificultades, la trasladaría a Buenos Aires.
Lo abraza, con simpatía y estimación profundas, su devotísimo compañero.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Miguel Ángel Urquieta, 12/1/1929

La Paz, 12 de enero de 1929

Señor don José Carlos Mariátegui,
Lima.

Mi querido Mariátegui:

El viaje que tuve que hacer a Lima y la gravísima enfermedad de uno de mis hijos, que me obligó a interrumpir mi permanencia allí, no dándome siquiera tiempo para detenerme en Arequipa y arreglar intereses abandonados desde hace casi cinco años, han desequilibrado seriamente mi presupuesto. Solo ahora empiezo a ponerlo de nuevo en orden. Le ruego, mi buen amigo, indicar a la administración de "Amauta” que espere unas pocas semanas más el arreglo de mi cuenta con ustedes. Le pido esto, porque he recibido ya dos cartas muy insistentes, la última sobre todo, en la que se me anuncia, incluso, que el nuevo agente aquí es el joven Nerval "porque yo he dicho que iba a ausentarme de La Paz definitivamente”. Alguna menuda intriga de los apristas de Bolivia, sin duda, porque a nadie dije nunca tal cosa. Cuando hablé con usted por teléfono, estando ya con el pie en el estribo, le manifesté que regresaba a La Paz y que todo, con respecto a la revista, podía seguir como siempre. Eso fue todo

Recibí su libro, tan admirable, y de él me he ocupado en uno de mis artículo de impresiones sobre el Perú y cuyo recorte le envié en diciembre.

Muy agradecido por el favor que le pido y reiterándole mi adhesión personal y mi afecto, le estrecho las dos manos.

Miguel Ángel Urquieta

Urquieta, Miguel Ángel

Carta de Miguel Ángel Urquieta, 4/2/19127

La Paz, 4 de febrero de 1927

Señor don
José Carlos Mariátegui,
Lima.

Mi querido Mariátegui:

El programa mínimo, usted se habrá dado cuenta exacta, no contiene toda nuestra ideología ni todos nuestros propósitos. Es nada más que eso: un programa mínimo. He tenido que transigir en mucho a fin de hacerlo viable dentro de una propaganda discreta que nos suscito recelos oficiales. Es una exposición de doctrina que no va contra ningún interés político personal. La cuestión federal va involucrada, porque sin ella difícilmente se ganaría opinión en los sectores juveniles del sur del Perú, que solo quieren saber de federación y descentralización. Es decir, he combinado, hasta donde me ha sido posible, la ideología de izquierda nuestra con el anhelo federal. De aquí que haya resultado un programa político-social. Por otra parte, creo que la federación podrá ser, no una fórmula definitiva para el Perú, pero sí un ensayo de reforma, un paso seguro para ir a una organización mejor, más completa, más libre y más justa. Desde luego, en la organización federal habría que procurar que el gamonalismo no acreciente su poder absorción y extorsión, para evitar lo que usted tan sagazmente teme. Del procedimiento dependería al que el gamonalismo no se hiciera más peligroso para el país. Creo que dentro nuestra modalidad actual y dentro de las ideas nuevas, avasalladoras hoy, el programa ha condensado lo más inmediato y realizable. Su objeto principal es la propaganda y la incitación a que nuestra juventud de avanzada sistematice sus ideas y las vacíe en una acción disciplinada. De aquí que comentar y discutir el programa tenga gran valor para nuestra causa. Yo espero que usted diga algo en Amauta. A Víctor Raúl le he enviado el programa, pero ignoro si esté de nuevo en Londres, a donde le he dirigido mi correspondencia. Si usted le escribe, le rogaría hacérselo saber.

En mi carta anterior, le advertía que para evitar sorpresas, cualquier colaboración que usted reciba de La Paz deberá ir, siempre que sea yo quien se la envíe, con algunas letras mías. Lo de ese joven Omar Estrella, me llama la atención, pues no lo conozco y averiguando a raíz de la carta de usted, sé que es un pobre diablo, turco de nacionalidad. Yo solo le he mandado hasta hoy versos de O'Connor y de Cerruto.

Si aún es tiempo, le ruego añadir a la carilla 6 del original que la envié certificado en el correo anterior, los dos párrafos que van marcados con lápiz rojo en la copia adjunta. Mil gracias. Creo que es necesario hacer campaña para que se depuren las filas de izquierda literaria, por lo menos entre nosotros. A esto va enderezado mi artículo de respuesta a los Andamios de Vida, de Magda Portal. Lamento haberlo escrito con bastante prisa, para alcanzar el número 6 de Amauta, pues de otro modo habría dado más precisión a mis conceptos. En todo caso, es un tema que puede ampliarse.

Junto con estas líneas recibirá usted una liquidación por venta de la revista. Quedan en la librería diez ejemplares, algunos de ellos separados, pero cuyo valor en dinero aún no me han liquidado. Usted se enterará por el detalle, que espero lo encuentre conforme, acusándome recibo, así como del cheque que va incluido.

Con alguna dificultad he podido encontrar a Gustavo Adolfo Otero. El periódico que el dirige –periódico del gobierno– está en gresca constante con "La Razón" en que yo trabajo y que lo dirige Gustavo Carlos Otero, primo del otro. Me dice que los cincuenta ejemplares de "Escena Contemporánea" que usted le envió, se han vendido y que pronto va escribirle al respecto. Le sugerí girarle el dinero; pero me dice que prefiere mandarle obras de escritores de aquí.

Con mucho gusto le serviré a usted con la representación de las ediciones de "Minerva". Puede usted enviarme los libros editados, diez o quince ejemplares de cada uno, para empezar. No se olvide, eso sí, de indicarme el precio neto de venta, a fin de señalar yo una comisión a los libreros y evitar inconvenientes como algunos he tenido a último momento con la venta de "Amauta", cuya liquidación querían hacerme no a 40 centavos peruanos por ejemplar, sino a cuarenta centavos bolivianos.

La colección "Amigos de Amauta" la recibí solo antes de ayer. Dos de los ejemplares están en mal estado. El número 5, por ejemplo, tiene dos páginas rotas de la mitad; posiblemente falla de la encuadernación. En la próxima liquidación le enviaré el valor de esta suscripción mía.

Con un fuerte abrazo, quedo como siempre, su amigo y compañero.

Miguel Ángel Urquieta.

Urquieta, Miguel Ángel

Carta de Omar Estrella, 30/11/1926

La Paz, 30 de noviembre de 1926
Señor José Carlos Mariátegui
Lima- Perú.
Compañero:
Simpatizante con la preciosa revista de su cargo, Amauta, cuyas tendencias reflejan hoy el ideal moderno de todas las juventudes conscientes de América, y entusiasta por la vigorosa campaña revolucionaria que se va realizando desde sus líneas en esa patria hermana, tengo a bien escribirle estos renglones que consultan el pensamiento de los demás compañeros de la Unión Latino-Americana de ésta, con el fin de hacer notoria nuestra unificación idealista, nuestra simpatía por esa juventud que sacrifica sus intereses personales en pro de un interés colectivo y de un bien continental, y nuestro aplauso sincero por los merecidos triunfos que día a día conquistan sus ideales en el alma de la raza.
En vista de que las juventudes de hoy, avanzan ligadas por la fuerza de un solo ideal, de una sola tendencia, nosotros sentimos acá la necesidad de comunicarnos mutuamente y hacer conocer nuestros sentimientos colectivos a los hermanos de todos los pueblos, para que, llegado el momento, formemos la sola voz, el solo acento que haga vacilar las bases de la antigua civilización, cuya ignorancia llena de podredumbre, obstruye con sus semillas de pasadismo el avance vigoroso de la vanguardia revolucionaria actual.
Es tiempo ya, de que todas las juventudes organizadas de América, alcen al unísono su voz enérgica de protesta contra la tiranía y el despotismo de las viejas clases burocráticas; es tiempo de que su brazo demoledor se cierna sobre la patria mezquina de los patrioteros, y construya sobre sus ruinas la Patria grande, inmensa, sin fronteras, sin intereses y sin odios nacionalistas.
Unámonos pues, y de ese modo, engrosaremos y fortaleceremos la más sacra y humanitaria cruzada del siglo presente.
Omar Estrella
Nota.- A continuación, le envío un ‘poema’ para Amauta. Por intermedio suyo, un abrazo fraternal a todos los compañeros de la vanguardia. Mi dirección: La Paz, Casilla 65.
poema
dolor que de puntillas
cruza mi propio sendero
esta noche han anclado todas las naves en mi recuerdo
y tus marineros gritando su dolor
se lanzaron a mi propio sendero
y aplacaron su sed con el licor de mi propio tormento
CAMPAÑERO DOLIENTE
tocaste mucho tiempo mis campanas de tedio
velero anochecido en todos mis mares
emoción amarrada a todos mis puertos
FUISTE
labrador incansable en todas mis eras
y abriste
un surco en mi existencia a todas las esperanzas de la vida
fuiste sol -–mucho tiempo–- y soleaste el paisaje
de un futuro mejor en el alma del tiempo.

Estrella, Omar

Carta de Sixto E. Miguel, 14/1/1927

Jauja, enero 14 de 1927

Señor director de "Amauta".

Lima.

Muy señor mío:

Aprovecho la feliz oportunidad para dirigirle la presente. Deseo que en la revista mensual que dignamente dirige Ud. pueda publicarse el aviso que le adjunto. Se servirá indicarme la suma que debo de pagar por su inserción, por el curso de un medio año, o un año.

Su atto. y S.S.S

Sixto E. Miguel

Miguel, Sixto E.

La pobreza de la biblioteca nacional

La pobreza de la biblioteca nacional

No se escribe frecuentemente sobre la Biblioteca Nacional. El público está enterado de que existe desde hace muchos años. De que sus ilustres elzevires y otros viejos volúmenes fueron salvados de la rapacidad de los invasores chilenos por don Ricardo Palma. Y de que por su dirección han pasado eminentes hombres de letras del país.

No es esto, sin embargo, todo lo que hay que decir de la Biblioteca Nacional. Los intelectuales tienen el deber de destruir la cómoda ilusión de que el Perú posee una Biblioteca Nacional más o menos válida como instrumento de estudio y de cultura. No tengo una idea de la cultura peruana; pero creo que la Biblioteca Nacional no puede ser considerada como uno de los órganos o de los resortes sustantivos de su progreso. La Biblioteca Nacional es, actualmente, paupérrima. Me parece que todos los que nos interesamos por la cultura del país debemos declararlo con honradez y con franqueza.

La Biblioteca Nacional no corresponde a su categoría ni a su título. No tendría, en otro país, más valor que el de una biblioteca de barrio o el de una biblioteca particular. Su capital de libros, revistas y periódicos es insignificante para una Biblioteca Nacional. Lo incrementan lentamente algunos exiguos lotes de libros modernos y algunos donativos de bibliografía oficial o de autores mediocres. No llega a la Biblioteca ni un solo gran diario europeo. No llegan sino unas cuantas revistas: el “Mercure de France”, la “Revue de Genéve”, “Scientia”. Ningún hombre de estudio puede encontrar en la Biblioteca los medios de conocer o explorar alguno de los aspectos de la vida intelectual contemporánea. Para ningún estudio científico, literario o artístico ofrecen los anaqueles de la Biblioteca Nacional una bibliografía suficiente. Ni siquiera sobre tópicos tan modestos y tan nuestros como la literatura peruana es posible obtener ahí una documentación completa.

De la Biblioteca Nacional no se puede decir, como de la Universidad, que vive anémica o atrasadamente. La Biblioteca Nacional no vive casi. A su único salón de lectura concurren, en las tardes, unas cuantas personas. Y sus salones interiores tienen una magra clientela, a la que abastecen, generalmente, de materiales de investigación histórica. Se respira en todos los salones una atmósfera mucho más enrarecida que en un museo de antigüedades. No son estos salones, como debían ser, un cálido hogar de libros y de ideas. Dan la sensación de bostezar aburridos, desganados, somnolientos. La Biblioteca Nacional no existe para los hombres de estudio. No existe casi para la cultura y la inteligencia del país.

La Biblioteca de la Universidad ha logrado ya superarla. Es mucho más orgánica, más cabal, más viva. Tiene más lectores, más clientes. Ha recibido, en los últimos tiempos, notables contingentes de escogidos libros. Publica un boletín bibliográfico. No importa que su capital sea aparentemente más pequeño; es, en cambio, más activo y más moderno. El volumen de la Biblioteca Nacional resulta prácticamente un volumen ficticio. La cifra de los libros que en la Biblioteca Nacional se depositan no constituye un dato de su valor real. Seguramente, más del ochenta por ciento de esos libros duerme, en perennes e inmóviles rangos, en los anaqueles. Un enorme porcentaje de libros y folletos inútiles infla artificialmente dicha cifra, dentro de la cual se computa una inservible literatura oficial o privada que, en muchos casos, nadie ha desflorado todavía. Todo un pesado lastre que puede ser sacrificado sin que ningún interés de la cultura peruana se resienta absolutamente. (Nada perjudicaría tanto la reputación de la cultura peruana como la creencia de que tales libros y folletos representan a esta en alguna forma).

En defensa de la fama y el mérito de la Biblioteca Nacional, sería vano desempolvar el prestigio de sus viejas ediciones y de sus ancianos “bouquins”. Una biblioteca pública no es un relicario; es un órgano vivo de estudio y de investigación. Una colección abigarrada e inorgánica de libros antiguos no basta siquiera a la curiosidad limitada de un “bouquineur”. La Biblioteca Nacional no es un instrumento de cultura moderna, ni es tampoco un instrumento de cultura clásica. No tiene en nuestra vida intelectual ni aún la función de un docto asilo de humanistas.

La responsabilidad de esta situación no pertenece a los presentes ni a los pasados funcionarios de la Biblioteca Nacional. Nada en este artículo, claro y preciso, suena a requisitoria o a reproche contra las personas que, mal remuneradas, trabajan ahí honesta y oscuramente. La Biblioteca Nacional es la Cenicienta del Presupuesto de la República. Todas sus dificultades provienen de la pobreza extrema de su renta. El Estado destina al sostenimiento de la máxima biblioteca pública del país una suma ínfima. La Biblioteca no puede, por esto, efectuar mayores adquisiciones. No puede, por esto, abonarse a diarios y revistas que la comuniquen con las grandes corrientes de la vida contemporánea. No puede, por esto, sostener un boletín bibliográfico. El catálogo es un proyecto eternamente frustrado por la miseria crónica de su presupuesto.

En los cuarenta años transcurridos desde 1885, la nación se ha desarrollado apreciablemente. El presupuesto nacional y los presupuestos locales han crecido con más o menos seguridad y más o menos prisa. La Biblioteca ha sido, tal vez, la sola excepción en este movimiento unánime de progreso. Después de cuarenta años, continúa vegetando lánguida y anémicamente dentro de los mismos estrechos confines de su restauración postbélica. En cuarenta años, la filosofía, la ciencia y el arte occidentales se han renovado o se han transformado totalmente. De esta transformación la Biblioteca no guarda sino algunos documentos, algunos ecos dispersos. Nadie podría estudiar en sus libros este período de la historia de la civilización. Faltan en la Biblioteca libros elementales de política, de economía, de filosofía, de arte, etc.

La organización de una verdadera biblioteca pública constituye, en tanto, una de las necesidades más perentorias y urgentes de nuestra cultura. El Perú vive demasiado alejado del pensamiento y de la historia contemporáneas. Su importación de libros es ínfima. El esfuerzo privado, en este terreno, no ha organizado nada. No tenemos un ateneo bien abastecido de libros y de revistas. El hombre de estudio carece de los elementos primarios de comunicación con la experiencia y la investigación extranjeras. La documentación que aquí puede reunir sobre un tópico cualquiera es inevitablemente una documentación incompleta. La Biblioteca Nacional no lo provee casi nunca, oportunamente, de un libro nuevo o actual. Obras, ideas y hombres archinotorios en otras partes, adquieren, por eso, entre nosotros, tardíamente, relieves de novedad extraordinaria. Revistas y periódicos que representan enteros sectores de la inteligencia occidental no arriban nunca a este país, donde abundan, sin embargo, individuos que se suponen muy bien enterados de lo que se siente y de lo que se piensa en el mundo. Y este aislamiento, esta incomunicación, favorecen las más lamentables mistificaciones. A su sombra medra una ramplona dinastía de falsas reputaciones intelectuales.

Una enérgica campaña de los escritores peruanos en todos los diarios y todas las revistas, podría obtener un largo y próvido aumento de la renta de la Biblioteca. En caso de un resultado negativo o mediocre, podría solicitar una suscripción nacional. Yo no escribo este artículo para suscitar o iniciar esa campaña. Lo escribo porque siento, individualmente, el deber de declarar esa campaña. Lo escribo porque siento, individualmente, el deber de declarar lo que es, a mi juicio la Biblioteca Nacional de Lima. Demasiado mío, demasiado personal, este artículo no es una invitación ni es una circular al periodismo. Es una constatación individual. Es una opinión crítica.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Rasgos y espíritu del socialismo belga [Recorte de prensa]

Rasgos y espíritu del socialismo belga

Vandervelde, máximo líder del socialismo belga, opera como amigable componedor entre las fracciones socialistas de la República Argentina. Su visita a Buenos Aires, en misión diplomática de la IIa. Internacional, es una ocasión de considerar algunos aspectos y personas del más céntrico y típico de los partidos europeos de esta Internacional, a la que su último congreso de Bruselas ha tratado de rejuvenecer un poco.

Bélgica es el país de Europa con el que se identifica más el espíritu de la IIa. Internacional. En ninguna ciudad encuentra mejor su clima que en Bruselas, el reformismo occidental. Berlín, París, significarían una sospechosa y envidiada hegemonía de la social-democracia alemana o de la S. F. I. O. La IIa. Internacional ha preferido habitualmente para sus asambleas Bruselas, Ámsterdam, Berna. Sus sedes características son Bruselas y Ámsterdam. (El Labour Party británico, ha guardado en su política mucho de la situación insular de Inglaterra).

Vandervelde, De Brouckere, Huysman, han hecho temprano su aprendizaje de funcionarios de la IIa. Internacional. Este trabajo les ha comunicado, forzosamente, cierto aire diplomático, cierto hábito de mesura y equilibrio, fácilmente asequibles a su psicología burocrática y pequeño-burguesa de socialistas belgas.

Porque Bélgica no debe a su función de hogar de la IIa. Internacional el tono menor de su socialismo. Desde su origen el movimiento socialista un propietario de Bélgica, se resiente del influjo de la tradición pequeño-burguesa de un pueblo católico y agrícola, apretado entre dos grandes nacionalidades rivales, fiel todavía en sus burgos a los gustos del artesanado, insuficientemente conquistado por la gran industria. Sorel no ahorra, en su obra, duros sarcasmos sobre Vandervelde y sus correligionarios.

“Bélgica-escribe en ’'‘Reflexiones sobre la Violencia” es uno de los países donde el movimiento sindical es más débil; toda la organización del socialismo está fundada sobre la panadería, la pulpería y la mercería, explotadas por comités del partido; el obrero, habituado largo tiempo a una disciplina clerical, es siempre un “inferior” que se cree obligado a seguir la dirección de las gentes que le venden los productos de que ha menester, con una ligera rebaja, y que lo abrevan con arengas sea católicas, sea socialistas. No solamente encontramos el comercio de especias erigido en sacerdocio, sino que es de Bélgica de donde nos vino la famosa teoría de los servicios públicos, contra la cual Guesde escribió en 1883 un tan violento folleto y que Deville llamaba al mismo tiempo, una deformación belga del colectivismo. Todo el socialismo belga tiende al desarrollo de la industria de Estado, a la constitución de una clase de trabajadores-funcionarios, sólidamente disciplinada bajo la mano de hierro de los jefes que la democracia aceptaría”. Max, juzgaba a Bélgica el paraíso de los capitalistas.

En la época de tranquilo apogeo de la social-democracia lassalliana y jauresiana, estos juicios no eran, sin duda, muy populares. Entonces, se miraba a Bélgica como al paraíso de la reforma, más bien que del capital. Se admiraba el espíritu progresista de sus liberales, alacres y vigilantes defensores de la laicidad; de sus católico-sociales, vanguardia del Novarum Rerum; de sus socialistas, sabiamente abastecidos de oportunismo lassalliana y de elocuencia jauressiana. Eliseo Reclus, había definido a Bélgica como “el campo de experiencia de Europa”. La democracia occidental sentía descansar su optimismo en este pequeño Estado en que parecían dulcificarse todos los antagonismos de clase y de partido.

El proceso de la guerra quiso que en esta beata sede de la IIa. Internacional, la política de la “unión sagrada” llevara a los socialistas al más exacerbado nacionalismo. Los líderes del internacionalismo, se convirtieron en excelentes ministros de la monarquía. A esto se debe, evidentemente, en gran parte, la desilusión de Henri de Man respecto al internacionalismo de los socialistas. Sus inmediatos puntos de referencia están en Bruselas, la capital donde Jaurés, pronunciara inútilmente dos días antes del desencadenamiento de la guerra, su última arenga internacionalista.

En su erección nacionalista, Bélgica mostró mucho más grandeza y coraje que en su oficio pacifista e internacional. “El sentimiento de la falta de heroísmo -afirma Piero Gobetti- nos debe explicar los improvistos gestos de dignidad y de altruismo en este pueblo utilitarista y calculador que, en 1830 como en 1914, en todos los grandes cruceros de su historia sabe comportarse con desinterés señorial”. Para Gobetti, a quien no se puede atribuir el mismo tumor de polémica con Vandervelde que a Sorel, la vida normal de Bélgica sufre de la falta de sublime y de heroico. Gobetti completa la diagnosis sorelliana. “La fuerza de Bélgica -observa- está en el equilibrio realizado entre agricultura, industria y comercio. Resulta de esto la feliz mediocridad de las tierras fértiles y cerradas. Las relaciones con el exterior son extremadamente delicadas; ninguna audacia le es consentida impunemente; todas las crisis mundiales repercuten con gran sensibilidad en su comercio, en su capacidad de expansión, amenazando a cada rato constreñirlo en las posiciones seguras, pero insoportables, de su equilibrio casero. Bélgica es un pueblo de tipo casero y provincial, empujado por la situación absurda y afortunada, a jugar siempre un rol superior a sus fuerzas en la vida europea.” A las consecuencias de la tradición y la mecánica de la vida belga, no podía escapar el movimiento obrero y socialista. “La práctica de la lucha de clases -apunta Gobetti- no era consentida por las mismas exigencias idílicas de una industria experimental y de una agricultura que acerca y adapta a todas las clases. La mediocridad es también enemiga de la desesperación. Un país en el cual se experimenta no puede, no, cultivar la discreción de los gestos, la quietud modesta y optimista. Además, aunque del 1848 al 1900 han desaparecido casi completamente en Bélgica los artesanos y la industria a domicilio, el instinto pequeño burgués ha subsistido en el operario de la gran industria, que a veces es contemporáneamente agricultor y obrero y siempre, habitando a treinta o cuarenta kilómetros de la fábrica, se substrae a la vida y a la psicología de la ciudad, escuela de socialismo intransigente”. A juicio de Gobetti, los líderes del socialismo belga, “han conducido a los obreros de Bélgica a la vanguardia del cooperativismo y del ahorro, pero los han dejado sin un ideal de lucha. Después de treinta años de vida política se hallan de representantes naturales de un socialismo áulico y oligárquico, y continuador de las funciones conservadoras”.

La consideración de estos hechos nos explica no solo la entonación general de la larga obra de Vandervelde, el actual huésped del socialismo argentino, sino también la inspiración del libro derrotista y desencantado de Henri de Man, que poco antes de la guerra fundara una “central de educación” de la que proceden justamente los animadores del primer movimiento comunista belga. Henri de Man, como él mismo lo dice en su libro, no pudo acompañar a sus amigos, en su trayectoria heroica. Malhumorado y pesimista, regresa, por esto, al lado de Vandervelde, que lo acoge con sus más zalameros y comprometedores elogios.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Al. Smith y la batalla democrática [Recorte de prensa]

Al. Smith y la batalla democrática

El partido demócrata norte-americano combate su actual batalla electoral con la energía de sus mejores tiempos. Como ya he tenido oportunidad de recordarlo, su movilización de votantes en 1924 careció de los estímulos y elementos que ahora la favorecen. La presencia del senador de Lafollette en el campo eleccionario, por una parte, y la descolorida personalidad de Mr. Davis, por otra, impedían al partido demócrata, en esa ocasión, imprimir a su campaña frente al partido republicano, el carácter vigorosamente polémico y antagónico, que ahora le granjea un extenso y activo proselitismo en la opinión liberal, en ese tercer partido latente, potencial, que mientras no ocupe este puesto el socialismo, esperan algunos ver surgir de la conjunción de los elementos no asimilados por los demócratas. Esta vez, ante la campaña de Al Smith, se habla en ese sector liberal, “avancista”, de una rehabilitación del Partido Demócrata. La candidatura y la personalidad del Gobernador de Nueva York han tenido la virtud de operar el milagro.
Este hecho prueba, ante todo, lo absurdo de la hipótesis de que en los Estados Unidos pueda desarrollarse un tercer gran partido que no sea aún, por específicas razones americanas, socialista, revolucionario. Para el diálogo, para la oposición, dentro de la ideología demo-liberal, bastan dos partidos, el republicano y el demócrata. El tercer partido, como partido “progresista”, “avancista”, sobra absolutamente. Solo aleatorias y contingentes corrientes electorales, originadas por un gesto o un tipo de secesión, pueden encender, de tarde en tarde, esta ilusión. Apenas el Partido Demócrata desciende a la arena, con un líder fuerte y un lenguaje beligerante, recupera su poder de polarización y absorción de todas las tendencias genéricamente radicales o democráticas. El tercer gran partido se incuba, no en dispersos núcleos o capillas “independientes”, sino en una clase, el proletariado, enfeudada aún en su mayoría al oportunismo y al empirismo de la Federación Americana del Trabajo.

Por ahora, la única función que las circunstancias históricas encargan a los imponderables elementos sueltos del tercer partido latente, es la de reintegrarse a la vieja corriente demócrata, tan luego como acierta a atraer a su cauce los arroyos colaterales, aptos para conservar su independencia solo en las épocas de floja y mansa avenida. La adhesión de estos elementos sirve al veterano Partido Demócrata para recobrar el tono guerrero de los años en que W. J. Bryan, lejano aún de sus días de ancianidad ortodoxa y “trascendentalista”, tronaba contra los “truts” imperialistas.

Y no hay que sorprenderse de que iconoclastas habituales como el famoso H. L. Mencken, sostengan con entusiasmo y esperanza la candidatura de Al Smith, reconociéndolo un liberal de verdad que “ha mantenido como Gobernador del Estado de Nueva York, la libertad de palabra, las asambleas libres y todos los demás derechos y garantías del Bill de Derechos”. El sentido práctico, muy anglo-sajón, de estos adversarios de la plutocracia republicana, representada por Hoover, aprecia ante todo las posibilidades concretas de triunfo con que cuenta la candidatura de Al Smith, que en el caso de derrota constituiría al menos una imponente afirmación demócrata.

Todos los propugnadores de la candidatura de Al Smith se preocupan, fundamentalmente, de comunicar a sus lectores, su convicción de que, con una intensa y extrema movilización electoral, la “chance” del gobernador demócrata es muy grande. El análisis de la situación electoral de cada Estado, y en especial de los que, republicanos ordinariamente, pueden dar esta vez su voto al candidato demócrata, se convierte en la especulación favorita de escritores que ofrecen a Smith una adhesión estrictamente doctrinal, política.
Las bases electorales de los demócratas se encuentran, como es notorio, en los Estados del Sur. Toda confianza en la victoria de Smith reposa en la convicción de que el Partido Demócrata está seguro del “Solid South”. He enumerado ya los Estados de cuyo voto depende el resultado final de la lucha. Las razones por las que se atribuye a Smith probabilidades de ganar en estos Estados, son muy variadas e ilustrativas. En Rhode Island, por ejemplo, donde Mr. Davis obtuvo en 1924 el 36 por ciento de los votos, Al Smith dispone de un electorado mucho más numeroso, por ser católica casi la mitad de los votantes. En Nueva York, estado de mayoría republicana, el factor favorable es el ascendiente personal de Smith que debe a su popularidad tres victorias sobre los republicanos. El porcentaje de votos católicos, que es solo de 27 a 28, juega en Nueva York un rol secundario. En Wisconsin, donde los demócratas únicamente obtuvieron el ocho por ciento de los sufragios en 1924, se asigna a Smith posibilidades de triunfo por la opinión anti-prohibicionista que en este Estado prevalece.

En el Sur, ciudadela de los demócratas, los republicanos explotarán contra Smith la intransigencia protestante; pero contra Hoover, y por ende a favor de Smith, opera en esos Estados un sentimiento reaccionario: la aversión a los negros. Hoover, según lo constata, precisamente, Mencken, ha herido este sentimiento, por no haber mantenido, como Secretario de Comercio, en las Oficinas del Censo, la distinción racial. “En el Sur -dice Mencken- temen y odian a los negros más que al mismo Papa”.

Si Smith sale electo, no deberá su victoria a lo que de liberal hay en su programa y de avanzado o reformista en su proselitismo, ni aún a sus cualidades de estadista y líder democrático, sino a la complicada interacción de factores tan diversos como el sentimiento de religión o de raza o la opinión respecto a la ley anti-alcohólica.

La política internacional que Smith, conforme a su programa, se propone desenvolver, es de reconciliación con la América Latina. En los propios republicanos no son pocos los que como el senador Borah consideran excesiva y censurable la política actuada por Coolidge, caracterizada por medidas como la intervención en Nicaragua, que tan categóricamente desmiente el presunto pacifismo del pacto Kellogg. Lo más probable, en general, es que al imperialismo yanqui le convenga actualmente una atenuación sagaz de sus métodos en los países latino americanos. Y, de otro lado, el crédito que puede concederse a la capacidad de una administración demócrata para no usar sino buenas maneras con estos países, aparece forzosamente muy limitado. El gobierno de los Estados Unidos, como lo probó el de Wilson, tiene que realizar la política internacional que le imponen las necesidades de su economía capitalista. Y, en todo caso, la victoria de Smith, como ya hemos visto no significaría precisamente la victoria de su programa. Y, menos, que de ninguna, la de esta parte -las relaciones con la América Latina- que ocupa un lugar tan secundario en la atención del pueblo norteamericano.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Aspectos del problema indígena [Recorte deprensa]

Aspectos del problema indígena

Recientemente, Dora Mayer de Zulen, cuya inteligencia y carácter no son aún bastante apreciados y admirados, ha hecho, con la honradez y mesura que la distinguen, el balance del interesante y meritorio experimento que constituyó la Asociación Pro-Indígena. La utilidad de este experimento resulta plenamente demostrada por quien fue, en mancomunidad y solidaridad habilísimas con el generoso espíritu precursor de Pedro S. Zulen, su heroica y porfiada animadora. La Pro-Indígena sirvió para aportar una serie de fundamentales testimonios al proceso del gamonalismo, determinando y precisando sus tremendas e impunes responsabilidades. Sirvió para promover en el Perú costeño una corriente pro-indígena, que preludió la actitud de las generaciones posteriores. Y sirvió, sobre todo, para encender una esperanza en la tiniebla andina, agitando la adormecida conciencia indígena.

Pero, como la propia Dora Mayer, con su habitual sinceridad, lo reconoce, este experimento se cumplió más o menos completamente: dio todos, o casi todos, los frutos que podía dar. Demostró que el problema indígena no puede encontrar su solución en una fórmula abstractamente humanitaria, en un movimiento meramente filantrópico. Desde este punto de vista, como ya una vez lo he dicho, la Pro-indígena en cierta forma, un experimento negativo, pues tuvo como principal resultado, el de registrar o constatar la insensibilidad moral de las pasadas generaciones.

Ese experimento ha cancelado definitivamente la esperanza o, mejor, la utopía de que la solución del problema indígena sea posible mediante una reacción de la clase necesariamente mancomunada con el gamonalismo. El Patronato de la Raza, instituido por el Estado, está ahí para testimoniarlo con su estéril presencia.

La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores deben ser los propios indios. Este concepto conduce a ver, por ejemplo, en la reunión de los congresos indígenas un hecho histórico. Los congresos indígenas, desvirtuados en los dos últimos años por el burocratismo, no representan todavía un programa; pero sus primeras reuniones señalaron una ruta comunicando a los indios de las diversas regiones. A los indios les falta vinculación nacional. Sus protestas han sido siempre regionales. Esto ha contribuido en gran parte a su abatimiento. Un pueblo de cuatro millones de hombres, consciente de su número no desespera nunca de su porvenir. Los mismos cuatro millones de hombres mientras no sean sino una masa inorgánica, una muchedumbre dispersa, serán incapaces de decidir un rumbo histórico.

En la estimación del nuevo aspecto del problema indígena que se bosqueja con las reivindicaciones balbuceantes y confusas pero, cada vez más extensas y concretas que formulan los propios indígenas, Dora Mayer está sustancialmente de acuerdo conmigo, cuando escribe que “ya era tiempo que la raza misma tomara en manos su propia defensa porque jamás será salvado el que fuese incapaz de actuar en persona en su salvación”. Y en la propia apreciación del valor de la Pro-indígena también acepta mi principal punto de vista, cuando apunta que “en fría concreción de datos prácticos, la Asociación Pro-indígena significa para los historiadores lo que Mariátegui supone: un experimento de rescate de la atrasada y esclavizada raza indígena por medio de un cuerpo protector extraño a ella que gratuitamente y por vías legales ha procurado servirle como abogado en sus reclamos ante los poderes del Estado”.
Ya no es tiempo de pensar en ensayar otra vez el método así definido. Se imponen otros caminos. Y esto no lo afirman solo los conceptos sino los hechos que requieren ahora nuestro examen. Las reivindicaciones indígenas, el movimiento indígena, que hasta hace dos años tuvieron un extraordinario animador en un oscuro indio, Ezequiel Urviola, rechazan la fórmula humanitaria y filantrópica. Valcárcel escribe: “Pro-indígena, Patronato, siempre el gesto del señor para el esclavo, siempre el aire protector en el semblante de quien domina cinco siglos. Nunca el gesto severo de justicia, nunca la palabra de justicia, nunca la palabra viril del hombre honrado, no vibraron jamás los truenos de bíblica indignación. Ni los pocos apóstoles que en tierras del Perú nacieron, pronunciaron jamás la santa palabra regeneradora. En femeniles espasmos de compasión y piedad para el pobrecito indio oprimido, trascurre la vida y pasan las generaciones. No hay una alma viril que grite al indio ásperamente el sésamo salvador. Concluya una vez por todas la literatura lacrimosa de los indigenistas. El campesino de los Andes desprecia las palabras de consuelo”.

El problema indígena no puede, pues, ser considerado hoy con el criterio de hace pocos años. La historia parece marchar a prisa en nuestro país, como en el resto del mundo, de dos lustros a esta parte. Muchas concepciones, buenas y válidas hasta ayer no más, no sirven hoy casi para nada. Toda la cuestión se plantea en términos radicalmente nuevos, desde el día en que la palabra reivindicación ha pasado a ocupar el primer lugar en su debate.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

El balance de Suprarrealismo. A propósito del último manifiesto de André Bretón [Recorte de prensa]

El balance de Suprarrealismo. A propósito del último manifiesto de André Bretón

Ninguno de los movimientos literarios y artísticos de vanguardia de Europa occidental ha tenido, contra lo que baratas apariencias pueden sugerir la significación ni el contenido histórico del suprarrealismo. Los otros movimientos se han limitado a la afirmación de algunos postulados estéticos, a la experimentación de algunos principios artísticos.

El “futurismo” italiano ha sido, sin duda, una excepción de la regla Marinetti y sus secuaces pretendían representar no solo artística sino también política, sentimentalmente, una nueva Italia. Pero el “futurismo'’ que, considerado a distancia, nos hace sonreír por este lado de su megalomanía histrionesca quizás más que por ningún otro, ha entrado hace ya algún tiempo en el orden y la academia; el “fascismo” lo ha digerido sin esfuerzo, lo que no acredita el poder digestivo del régimen de las camisas negras sino la inocuidad fundamental de los futuristas. El futurismo ha tenido también, en cierta medida, la virtud de la persistencia. Pero, bajo este aspecto, el suyo ha sido un caso de longevidad, no de continuación ni desarrollo. En cada reaparición, se reconocía al viejo futurismo de anteguerra. La peluca, el maquillaje, los trucos, no impedían notar la voz cascada, los gestos mecanizados. Marinetti, en la imposibilidad de obtener una presencia continua, dialéctica. del futurismo, en la literatura y la historia italianas, lo salvaba del olvido, mediante ruidosas “rentrées”. El futurismo, en fin, estaba viciado originalmente por ese gusto de lo espectacular, ese abuso de lo histriónico, -tan italianos, ciertamente, y esta sería tal vez la excusa que una crítica honesta le podría conceder- que lo condenaban a una vida de proscenio, a un rol hechizo y ficticio de declamación. El hecho de que no se pueda hablar del futurismo sin emplear una terminología teatral, confirma este rasgo dominante de su carácter.

El “suprarrealismo” tiene otro género de duración. Es, verdaderamente, un movimiento, una experiencia. No está hoy ya en el punto en que lo dejaron, hace dos años, por ejemplo, los que lo observaron hasta entonces con la esperanza de que se desvaneciera o se pacificara. Ignora totalmente al suprarrealismo quien se imagina conocerlo y entenderlo por una fórmula o una definición de una de sus etapas. Hasta en su surgimiento, el suprarrealismo se distingue de las otras tendencias o programas artísticos y literarios. No ha nacido armado y perfecto de la cabeza de sus inventores. Ha tenido un proceso. Dadá es el nombre de su infancia. Si se sigue atentamente su desarrollo, se le puede descubrir una crisis de pubertad. Al llegar a su edad adulta, ha sentido su responsabilidad política, sus deberes civiles, y se ha inscrito en un partido, se ha afiliado a una doctrina.

Y, en este plano, se ha comportado de modo muy distinto que el futurismo. En vez de lanzar un programa de política suprarrealista, acepta y suscribe el programa de la revolución concreta, presente: el programa marxista de la revolución proletaria. Reconoce validez en el terreno social, político, económico, únicamente, al movimiento marxista. No se le ocurre someter a la política a las reglas y gustos del arte. Del mismo modo que en los dominios de la física, no tiene nada que oponer a los datos de la ciencia, en los dominios de la política y la economía juzga pueril y absurdo intentar una especulación original, basada en los datos del arte. Los suprarrealistas no ejercen su derecho al disparate, al subjetivismo absoluto, sino en el arte: en todo lo demás, se comportan cuerdamente y esta es otra de las cosas que los diferencian de las precedentes escandalistas variedades revolucionarias o románticas de la historia de la literatura.

Pero nada rehúsan tanto los suprarrealistas como confinarse voluntariamente en la pura especulación artística. Autonomía del arte, sí; pero, no clausura del arte. Nada les es más extraño que la fórmula del arte por el arte. El artista que, en un momento dado, no cumple el deber de arrojar al Sena a un “flic” de M. Tardieu o de interrumpir con una interjección un discurso de Briand, es un pobre diablo. El suprarrealismo le niega el derecho de ampararse en la estética para no sentir lo repugnante, lo odioso del oficio de Mr. Chiappe o de los anestesiantes orales del pacifismo de los Estados Unidos de Europa. Algunas disidencias, algunas defecciones han tenido, precisamente, su origen en esta concepción de la unidad del hombre y el artista. Constatando el alejamiento de Robert Desnos, que diera en un tiempo contribución cuantiosa a los cuadernos de “La Revolution Surrealiste”, André Breton dice que “él creyó poder entregarse impunemente a una de las actividades más peligrosas que existan, la actividad periodística, y descuidar en función de ella de responder a un pequeño número de intimaciones brutales frente a las cuales se ha hallado el suprarrealismo avanzando en su camino: marxismo o antimarxismo, por ejemplo”.

A los que en esta América tropical se imaginan el suprarrealismo como un libertinaje, les costará mucho trabajo, les será quizás imposible admitir esta afirmación: que es una difícil, penosa disciplina. Puedo atemperarla, moderarla, sustituyéndola por una definición escrupulosa: que es la difícil, penosa búsqueda de una disciplina. Pero insisto, absolutamente, en la calidad rara -inasequible y vedada al snobismo, a la simulación,- de la experiencia y del trabajo de los suprarrealistas.

“La Revolution Surrealiste” ha llegado a su número XII y a su año quinto. Abre el No. XII un balance de una parte de sus operaciones de André Breton que el autor titula: “Segundo Manifiesto del Suprarrealismo”. Prometo a los lectores de VARIEDADES un comentario de este manifiesto y de una “Introducción a 1930”, publicada en el mismo número por Louis Aragon. Antes he querido fijar, en algunos acápites, el alcance y el valor del suprarrealismo, movimiento que he seguido con una atención que se ha reflejado más de una vez, y no solo episódicamente, en mis artículos de VARIEDADES. Esta atención, nutrida de simpatía y esperanza, garantiza la lealtad de lo que escribiré polemizando con los textos e intenciones suprarrealistas. A propósito del No. XII, agregaré que su texto y su tono confirman el carácter de la experiencia suprarrealista y de la revista que la exhibe y traduce. Un número de “La Revolution Surrealiste” representa casi siempre un examen de consciencia, una interrogación nueva, una tentativa arriesgada. Cada número acusa un nuevo reagrupamiento de fuerzas. La misma dirección de la revista, en su sentido funcional o personal, ha variado algunas veces, hasta que la ha asumido, imprimiéndole continuidad; André Breton. Una revista de esta índole no podía tener una regularidad periódica, exacta, en su publicación. Todas sus expresiones deben ser fieles a la línea atormentada, peligrosa, desafiante de sus investigaciones y sus experimentos.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Mario Sáenz, 12/8/1927

Buenos Aires, 12 de agosto de 1927

Señor

D. Manuel A. Seoane

Estimado Seoane:

Lleno de tareas en estos momentos, me apresuro, sin embargo, a contestar su carta del 10.

Por falta de tiempo, no puedo enviarle por separado y en extenso, un juicio sobre la Revista de Mariátegui, que me veo, así, precisado a sintetizar en dos palabras: es un portavoz fiel y valiente de los grandes ideales de nuestros pueblos.

Con mis parabienes por la próxima reaparición de "Amauta", lo saludo affmo. amigo y S.S.

Mario Sáenz

Sáenz, Mario

Carta de Samuel Glusberg, 28/12/1929

Buenos Aires, 28 de diciembre de 1929
Muy estimado amigo Mariátegui:
Me apresuro a contestar su carta del 18, que recibí ayer conjuntamente con Amauta, pero sin Variedades que seguramente me llegará hoy. Tengo idea de haberle escrito hace un par de semanas sobre algunos puntos de su carta última. Vayamos a lo más práctico. Calculo que Ud. necesitará para vivir aquí humildemente, por lo menos $ 500 mensuales. Dígame en primer término si Ud. podrá contar con la ayuda de las revistas peruanas. Mejor dicho con las colaboraciones que cobra ahora en dichas revistas o diarios. No estaría demás que se asegurara alguna entrada por intermedio de Waldo: colaborando en The New Republic o en The Nation. La primera paga mejor. Aquí creo que podrá colaborar más o menos regularmente en El Hogar, en Caras y Caretas y en Síntesis. Pero es difícil sacar 200 pesos por mes —todos los meses— de colaboraciones. Con todo, creo que Ud. los sacará mediante la influencia de algunos amigos suyos. Necesitaría, pues, asegurarse por lo menos otros 300. Ya le dije en mi anterior: hemos pensado en Crítica. No es una parte segura. Pero su trabajo debe interesarles mucho, así que no es difícil que le paguen una colaboración cotidiana al margen del telégrafo o cosa así: firmada naturalmente.
Le mando el número 17 de L.V.L. He destacado su ensayo sobre Chaplin para enviar el periódico a todos los directores de revistas y diarios. L.V.L. no puede influir sobre el gran público; pero sí sobre esta gentuza que dirige diarios y revistas. Me he permitido argentinizar algunos términos de su artículo. Dos o tres no más, para no alarmarlos con la diferencia de idioma que aquí fomentan algunos interesadamente. He puesto Carlitos en lugar de Charlot (que por otra parte es cursi entre nosotros) cine en lugar de cinema como dicen los españoles. Y nada más me parece. Ah, he suprimido la cita de Navarro Monzó. Este señor, brasilero o portugués, no es tomado en serio en Buenos Aires. Sus actividades de ortodoxo griego y ‘joven cristiano’ de la Y.M.C.A. lo han desacreditado, aunque a mi juicio es un buen crítico de pintura. Pero él pretende ser un filósofo religioso y escribe ensayos kilométricos sobre Keyserling. En fin, lo que Ud. le citaba no era nada importante.
L.V.L. sale con numerosas erratas. He cambiado de imprenta. De La Vanguardia me fui a La Argentina (los dos extremos) pero en todas partes se cuecen habas. Declaro ahora unas vacaciones forzosas. No puedo, en efecto, sostener por más tiempo el periódico. Trataré en estos meses de arreglar su economía o de lo contrario fundirlo. Y Amauta? Se sostiene? Dígame si Ud. piensa continuar dirigiéndola desde Buenos Aires o dejar la dirección a cargo de algún compañero de Lima. Aquí no espere contar con los socialistas. Son capaces de gastarse $ 100.000 en propaganda electoral; pero no 100 en una colaboración. Algo de eso decía yo en la nota preliminar de L.V.L. Pero he debido cortarla para ganar unas 25 líneas que daban vuelta.
He tenido noticias de Waldo desde Lima. Pero nada sé de él desde su salida del Perú. Los diarios argentinos publican muchas noticias europeas sin importancia; pero muy pocas americanas de importancia. Y ahora una consideración final: creo que el asunto de su movilidad podrá arreglarse en Buenos Aires y que hasta tendrá los más grandes médicos gratuitamente. Claro que el aparato ortopédico habrá que pagarlo y es caro. Sin embargo se conseguirá. La educación de los chicos (¿cuántos tiene?) es importante. Mejor será traerlos a todos aquí. Pero vea usted si tiene posibilidades de hacerlo. Espero poder enviarle a fines de marzo o a principios de abril el dinero para los pasajes. La Vida Literaria proyecta un festival en su homenaje para recaudar fondos e invitarlo en debida forma a hacer el viaje a Buenos Aires. Dígame si Ud. es hombre de dar conferencias porque quizá pueda conseguirle un par de conferencias pagadas en Amigos del Arte. Eso le ayudaría en los primeros tiempos bastante. Espero sus noticias.
Samuel Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta a Bertha Molina (Ruth), 2/4/1916

[Transcripción literal]
Lima, 2 de abril de 1916
Dulce amiga:
Ayer he recibido tu carta, como todas muy interesante y ha sido grande mi satisfacción leyéndola. Todas las confidencias de Ruth incógnita y misteriosa tienen para mí un encanto singularísimo.
Tu regalo me produjo en el primer momento una impresión supersticiosa. Fué ayer á las 3 de la tarde mas o menos cuando me fué entregado la carta y yo me encontraba en el peor estado de ánimo que es posible imaginar. Tan aburrido que, á pesar de mi obligación de hacerlo, no quise escribir nada para la edición de hoy. I como tenía el ofrecimiento de tu retrato, antes de leer la carta que la acompañaba, la calavera aquella me hizo la impresión de una broma macabra. Si sin intención tuya, tales formas toman tus líneas cuando dibujas, no vuelvas á dibujar Ruth, á menos que te empeñes en asustar á tus amigos sensibles y en mal estado de ánimo. De todos modos, gracias por la delicadeza de la primicia artística. Eres muy gentil Ruth.
Lo serías mucho más indudablemente si hubieras cumplido tu promesa de enviarme tu retrato y renunciar siquiera en parte á tu sigiloso incógnito. Seguramente lo merezco. A pesar de todas mis aparentes complicaciones, soy en el fondo un alma ingenua y sencilla que á pesar de estar tan vivida se acuerda á veces de que alienta una envoltura de diecinueve años.
¿Has sufrido Ruth? Eres entonces un espíritu que ha sentido la vida. El dolor es la única verdad. El dolor es purificador. En mi ha hiperestesiado todas mis aptitudes artísticas, todas mis sutilezas espirituales. Yo he sufrido y sufro probablemente más. Sufro un casi aislamiento, una absoluta soledad. Su fuera un pobre diablo no sufriría, porque podría vivir satisfecho con mi situación, con mis simpatías y mis afectos, con los veinticinco, cincuenta o cien bellacos que me dicen su amigo y que me acompañan á ver una función ó á tomar un helado, con las espectativas de que algún [día] me dén un puesto en Europa, con los halagos y atmósfera que esta calidad de escritor y literato crean siempre como una compensación para los pobres de espíritu. Pero como no soy un pobre diablo y tengo máximas sensibilidades desprecio todas estas cosas que á otros complacerían en sumo grado. Tengo la mala suerte de que mi corazón influya en mi vida definitivamente y que mi cerebro en cuanto á mi vida se refiere no influya en nada. Es una gran desgracia. ¡Si mis sentimientos obedeciesen á mis ideas, cuán infinitamente feliz sería, cuán ferozmente egoísta, cuán super-hombre! Pero es imposible Ruth y no hay mas remedio que someterse á esta dura rendición de haber nacido sentimental y delicado.
¡Oh si yo estuviera por lo menos voluntad! ¡Si no fuera un abúlico! ¡Si no sufriera esta abrumadora pereza! Tendría por lo menos la satisfacción de hacer obra y de vivir fecundamente. Pero no se qué orgullo artístico me hace repudiar el trabajo y no tengo voluntad para vencerlo. Si Ruth tuviera voluntad podría prestármela.
Recuerdas al principiar tu carta un verso mío. ¿Es sinceridad o es galantería? Si es sinceridad me enorgullece mucho porque fue ese soneto uno de los que mas fielmente tradujo una emoción mía. Yo había dialogado con el reloj familiar y tenía para él esta deuda de cantarle.
El Conde de Lemos no me dejó precisamente algunas líneas para tí. Me dijo que antes de marcharse te las dirigiría. No sé si lo hizo. Creo que volverá muy pronto. Esto me satisface porque si aún no sé si es absolutamente buen amigo sé en cambio que es un gran espíritu comprensivo. Con él puede conversar mi espíritu y puedo prescindir de todas las banalidades estúpidas que tengo que emplear para todos los demás diálogos.
Son las tres y media. En este instante un "amigo" me ha llamado por teléfono para decirme así: ¿Qué te hiciste anoche? Te espero á las cinco en el Palais. I yo he contestado resignadamente que estaré á las cinco en el Palais. Ahi soportaré un millón de vacuidades y me aburriré probablemente. ¡Es una lástima!.
Me voy pues á la calle. Si no lo hago el director llegará y me hará la pregunta eterna de si no escribo "algo" para mañana. Y si le digo que he escrito sobre el "Devocionario" de Augusto Aguirre Morales pensará que no escribo sobre cosas prácticas.
Adiós Ruth y no te hagas esperar mucho. I xxxxxxxxxxx otórgame, piadosamente, un poco más de confianza.
Yo te espero.
Juan Croniqueur

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 21/11/1929

Lima, 21 de noviembre de 1929
Sr. Samuel Glusberg.
Buenos Aires.
Estimado amigo y compañero:
No tengo a la vista su última, tan interesante y grata, por haberme sido secuestrada el lunes último a las 8 p.m. con toda mi correspondencia privada y la administrativa de Amauta. A esa hora, o algunos minutos antes, charlaba yo en mi estudio con Héctor Ruiz Díaz, el pianista argentino, y Ricardo Vegas García, corresponsal de La Nación de Buenos Aires, sobre la venida de Waldo Frank. Ruiz Díaz y Vegas García, a nombre de la Sociedad Arte y Cultura, me proponían la colaboración con el grupo de invitantes que suscribía nuestro cable y carta para la organización del programa de conferencias de Frank en Lima. Su deseo era que Frank ofreciera algunas conferencias a la recién fundada Sociedad Arte y Cultura, inaugurando su temporada. Yo les decía que a mi juicio no había inconveniente para que Frank accediera a esto tan luego como llegara a Lima. Vegas me decía que la Sociedad de Arte y Cultura podía financiar el viaje de Frank. No habíamos avanzado mucho en esta conversación cuando se presentó en mi casa, aparatosamente, la policía. Varios agentes encabezados por uno de los jefes de Investigaciones penetró en mi estudio. Se me notificó de que había orden de detenerme y registrar mi domicilio. A Vegas García y Ruiz Díaz se les dijo que estaban también presos. Ambos protestaron y yo insistí en que Ruiz Díaz era un conocido artista extranjero. Nada valió. Fueron conducidos a la comisaría próxima donde se les retuvo hasta el día siguiente. Había orden estricta de que se detuviera a todas las personas que se encontraban en mi casa. - Mientras esto ocurría en mi biblioteca, otros agentes entraban violentamente en el interior de la casa con revolver en mano intimidando rendición a los muchachos, sirvientas y a un jovencito que copiaba a máquina un ejercicio escolar. - Siguió el registro. Como quince agentes ocupaban las habitaciones registrando los muebles. Varios mas se estacionaban en la entrada. En la calle, policía uniformada completaba el personal en operaciones. La pesquisa no perdonó ningún mueble. Se me extrajo de los bolsillos mi vieja cartera, antigua compañera de viajes y penurias, y todos mis papeles. De mi sillón de ruedas, se sacó entre otros papeles el cable de Waldo Frank y las copias de la carta y el cable de invitación, publicados ese día por la prensa.- Hasta las 2 y 1/2 duró la cosa. Tuve que hacer enormes esfuerzos para impedir que se llevaran mi biblioteca. No pude impedir que se incautaran de mi correspondencia, la de "Amauta", los libros administrativos, recortes de mis artículos, originales y apuntes, libros y revistas y hasta fotografías artísticas. - Quedé informado de que estaba preso e incomunicado en mi casa. 8 policías recibieron encargo de custodiarme y se instalaron en una habitación interior y en el hall, entrando y saliendo ruidosamente. Toda mi familia veló. Había el peligro de que esta gente introdujera armas o cualquier cosa con el objeto de comprometerme y denunciarme en la prensa, sin que yo pudiera rectificar, porque los periódicos no publican en estos casos sino lo que tiene el Vo. Bo. policial.
No quiero hacerle una descripción patética. Me es profundamente antipático este genero. No tengo costumbre de quejarme. La última vez que estuve preso, - cuando la clausura de Amauta - me abstuve de toda actitud dramática. Llamé el caso en el artículo de reaparición de "Amauta" un accidente del trabajo. No le añadiré, pues a esta sumaria descripción, que ya temo empiece a tomar un color de queja, sino que la ocupación de mi casa y el secuestro de mi persona y de todos los míos, niños y sirvientas se prolongaron hasta ayer. 8 vigilantes custodiaban mi casa, durmiendo en el hall y el saloncito. Toda persona que llamaba a la puerta era detenida. - En esta forma, fueron detenidos el pintor Ricardo E. Florez, el escritor José Diez Canseco, tres estudiantes del Seminario de Cultura Peruana, el secretario-administrador de Amauta y estudiantes de letras Navarro Madrid, un mensajero de la revista, la escultura Carmen Saco y el joven pintor Jorge del Prado. - Se que han hecho mas o menos 180 prisiones. - Los agentes se jactaban de una gran movilización. A la misma hora habían allanado y ocupado treinta domicilios.- Entre los presos se encuentran Adler y su novia Nomi Milstein; y la persecución tiene un curioso carácter anti-semita.
Ha habido, según parece, orden de prisión de todos los vendedores ambulantes judíos, de sus proveedores y de otras personas. Se sospecha absurdamente que constituyen una organización de agitadores. Como son en su mayor parte de nacionalidad rumana, no tienen en Lima agente consular ni diplomático que los proteja. - Todo inverosímil y desatentado. El gobierno que acaba de imponer a los obreros de las minas de Morococha, después de una huelga, la renuncia del aumento que exigían, defiende probablemente los intereses de la gran compañía minera del Centro Cerro de Pasco Copper Corporation. Se aprovecha del raid contra los organizadores obreros, para hostilizar a los artistas y escritores de vanguardia que me ayudan a mantener "Amauta".-
Solo el escándalo que en los más diversos elementos causó la noticia de mi prisión y la de todos los míos en mi casa - divulgada por las personas del barrio- y la intervención de algunas personas influyentes ha podido librarme de una situación insostenible.- Pero los calabozos siguen llenos de presos.
Probablemente, había la intención de afirmar que en mi casa se había sorprendido una gran reunión de conspiradores. Contra lo de costumbre, pues recibo de 6 a 8 y a esa hora se hace en mi estudio animada tertulia, no se encontraban conmigo sino dos personas tan extrañas a toda propaganda subversiva como Vegas García y Ruiz Díaz. Se que a Ruiz Díaz se le han dado excusas. Estaba excitadísimo, según me dicen, por haber pasado una mala noche en la comisaría sin explicación ni motivo alguno.- Se trata, también, de crear el vacío a mi alrededor aterrorizando a la gente que se me acerque. Se trata, como ya creo haberle dicho alguna vez, de sofocarme en silencio.- Mi propósito de salir del Perú con mi mujer y mis niños se afirma antes estos hechos. No puedo permanecer aquí. No me quedaré sino el tiempo necesario para preparar mi viaje. Saldré del Perú como pueda.- Si se me rehusaran los pasaportes, desde ahora comprometo a todos mis amigos para que denuncien mi situación, así como para que gestionen el viso de las legaciones.
Le expido esta carta, escrita apresuradamente sin releerla. Puede Ud. hacer de su contenido el mas amplio uso; pero reserve el texto mismo. Detesto la actitud planidera. No he especulado nunca sobre mis dramas.
A Waldo Frank escríbale que se le espera ansiosamente en Lima, en el Perú. Supongo que recibiría Ud. después del cable la carta de invitación despachada por correo aéreo. La última no debe haber alcanzado a Frank en Buenos Aires; pero Ud. se la habrá expedido sin duda a Santiago.- Que Frank avise su salida a Sánchez.
Perdone esta larga lata y reciba un cordial abrazo de su devotísimo amigo y compañero
José Carlos.

P.D.- Escrita esta carta, recibo noticia de que se ha empezado a poner en libertad a los detenidos. Pero Adler y Nomi continúan presos con otros muchas. El ballón se va desinflando, más no se desinflara del todo mientras no se escoja, entre los perseguidos, algunos candidatos a la deportación o a la isla. V.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Julio J. Casal, 10/10/1929

Lima, 10 de octubre de 1929
Sr. D. Julio J. Casal.
Montevideo
Estimado amigo y compañero:
Le debo hace algún tiempo esta carta. Una existencia atareadísima malogra mis mejores intenciones epistolares. Ud. me perdonará, habituado probablemente a contar sus mas devotos amigos entre sus malos corresponsales.
No he recibido los ejemplares que me anuncia de "Alfar". No me sorprende. En el corre, el celo y los excesos de la censura, me cuestan la perdida del 50% de mis correspondencia. Hágalo saber, se lo ruego a los colegas que se quejen de no haber tenido respuesta mía a una carta o un envío.
Le envío unos poemas de Xavier Abril y Nicanor A. de la Fuente, poetas jóvenes del grupo de "Amauta". Le enviaré, por el próximo corre, con un artículo mío, otras colaboraciones.
Mande su revista a José María Eguren, Colmena 462, Luis Alberto Sánchez, Pacae 960; Jorge Basadre,Colmena 235; Xavier Abril, Casilla 1206; "La Nueva Revista Peruana"; Mercurio Peruano; Nomi Mulstein, secretaría de Repertorio Hebreo, Casilla 1925; Aurelio Miro Quesada Sosa, Pileta de la Trinidad 764. Tal vez Sánchez, Basadre o Miroquesada Sosa puede enviarle el trabajo que Ud. desea sobre mis "7 ensayos". Se que Basadre tiene preparado uno.
Le he remitido "Amauta" y algunos libros, en paquete certificado. Diríjame sus noticias y la revista (reclamo los ejemplares prometidos de "Alfar" primera epoca) a: Guillermina M. de Cavero, Sagástegui 663 altos, Lima.
Muy cordialmente le estrecha la manos su devotísimo amigo y camarada.
José Carlos Mariátegui.
P.S. Envíenos algún poema para "Amauta"

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 13/4/1925

Miraflores, 13 de abril de 1925
Querido Vegas:
Hay que seguir con la política francesa. La crisis me parece el tema obligado de esta semana. Caben fotografías para todos los gustos. Verbigracia: Painlevé, presidente de la cámara; De Selves, presidente del Senado; Briand, perenne candidato a la jefatura del gobierno; De Monzie, leader de la izquierda del senado y autor, como ministro de finanzas, del proyecto de cupo al capital; François Marcal y Poincaré protagonistas de la jornada del senado; Millerand, peso pesado nocked out en mayo, vuelto al ring últimamente; Loucheur, especie de Hugo Stinnes francés, cuya defección reciente marcó el comienzo de la desintegración de la mayoría de Herriot; Caillaux a quien que asuma formalmente su puesto en la política; León Blum, secretario del grupo parlamentario socialista que juega un rol principal en los pour parler de la crisis, etc. Le adjunto un Paul Boncocur, uno de los leaders parlamentarios del socialismo, que trabaja con la participación directa de su partido en el gabinete y que se muestra dispuesto a aceptar una cartera, lo mismo que su camarada Vincent Auriol, cuyo nombre suena también frecuentemente con este motivo.
Con muchos deseos de verle pronto, lo abraza cordialmente su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Julián Petrovick, 7/2/1930

Santiago, 7 de febrero de 1930
Querido José Carlos
Por Blanquita del Prado, a quién trato de atender en todo lo que me es posible, me enteré minuciosamente de todo los ocurrido a Ud. y demás compañeros. Con ese motivo escribí a la Argentina, Brasil y Centro América.
Sé de su última resolución y lo espero ansioso. Ud sabe que estoy alentado al más grande de servir a la revolución. Lo único que quiero es que nos entendamos todos, no unos a otros - es ingenuo - quiero decir que nos entendamos dentro de las prácticas más urgentes de la revolución.
Creo que este año nos reuniremos - corrija en lo que me toca a mí - muchos de los que luchamos por el ideal revolucionario.
Tengo gran esperanza en ese encuentro.
"El Mercurio" dio una nota sobre su posible arribo a esta.
En el próximo número de "Letras" se publicará su retrato en una glosa mía.
Si Ud. pudiera mandar algo para acompañarnos, sería magnífico. Hágalo pronto.
Lo que quiero es que aquí se sepa quién es Ud. y cual es su valor. Le digo todos estas cosas porque sé que para Luis Alberto Sánchez hacen grandes preparativos. Fíjese que a Guillén lo agasajaron y cuanta cosa. A propósito va un artículo para "Amauta".
Le ruego publicarlo.
Mientras tanto reciba abrazos de sus compañeros.
Julián Petrovick
Magda y Serafín llegan a esta tierra 5 o diez días máximo.
De "Letras" (renovada en estos días) le solicitan colaboraciones, lo mismo que a Eguren (hay un libro de Eguren para mí?) - Dígale también a abril que mande algo y a alguna otra gente.
Para "Atenea" puede enviar algo Ud.?

Petrovick, Julián

Carta de César Miró, 13/8/1928

Buenos Aires, 13 de agosto de 1928
mi querido josé carlos mariátegui:
le adjunto un artículo, intento de polémica con nuestra “recalcitrante burguesia”, como la llama blanca luz. me encantaría que lo publicase ud. en amauta. esto levantaría un poco de comentarios alrededor de el comercio, y terminaría de independizarme de mis “gloriosos” antepasados, examínelo y desde luego suprímale lo que le parezca conveniente. es quizás un poco exaltado, pero es muy sincero. yo creo que esto es lo esencial para un revolucionario de quien todavía puede dudarse. el artículo elegido como víctima, pertenece a nuestro conocido ismael aspíllaga anderson, y fue publicado en la edición de la mañana del comercio del 21 de julio pasado. es digno de leerse. muy cínico y muy imbécil. más que todo él me ha servido sólo de pretexto. hacía tanto tiempo que quería hacer una verdadera profesión de fe! en fin. sabe que tengo 21 años y muchas ganas de agarrarme a puñetazos con todos nuestros intelectuales “fifís” ...
lo abraza hasta muy pronto
su hermano
César Alfredo
un saludo cariñoso a anita en mi nombre y en el de blanca luz, muchos besos a sus hijos. No olvide enviarnos noticias.
[...]

Miró, César (César Alfredo Miró Quesada)

Carta de Abraham Valdelomar, [06/1918]

[junio de 1918]
Mi querido José Carlos:
Es usted el único producto biológico que recibe cartas mías. Mi viaje, como habrá Ud visto por los periódicos ha sido más glorioso que el de Bolívar el año 23. Tengo un par de maletas llenas de coronas de laurel con cinta peruana. No sabe Ud lo fastidioso que es guardar coronas de laurel con cinta peruana. La corona de laurel con cinta peruana es la suprema síntesis de la admiración en estos pueblos. Mis cinco conferencias de Trujillo me produjeron alrededor de cinco mil soles, pero los he botado con la misma facilidad. Hice llorar al público en mi primera; y en mi segunda conferencia los llegué a sugestionar tanto que se levantaron de sus asientos y escucharon de pie y asombrados mi voz “pastosa y apostolizante”, al decir de La Industria.
Sigo siendo feliz! ¡Oh, José Carlos, tú lo sabes! ¡Tan feliz! Dios que es amigo personal mío, me ayuda y protege y el Ángel de la Guarda me tiene una gran estimación. Te mando algunos periódicos. Habla del triunfo de mi gira en tu periódico. Cossío te puede contar la verdad. Lo emplazo al ronco, esmirriado y buen César a que me desmienta. Abraza a Carlos Guzmán, a Ruiz Bravo, a César Nepomuceno Falcón. Y en cuanto al cholito ese de Fernández: que es un farsante, que me ha tomado el pelo y que él y Criado y Tejada se vayan al Pardo.
Te recomiendo con todo interés, al portador, Alberto Mejía, un excelente muchacho, buen pianista. Protégelo y dale la lata. Se ha portado bien conmigo y eso te ha de bastar para quererlo y atenderlo.
Te abrazo con toda mi alma, cojito genial,

Abraham

El viernes sigo a Cajamarca. Haz anunciar a todos los diarios del norte que representes, mi viaje. Búscate al corresponsal de Cajamarca y hazle anunciar mi viaje.

Valdelomar, Abraham

En torno a la polémica del criollismo de Xavier Abril [Manuscrito]

Artículo mecanografiado titulado "En tono a la polémica del criollismo" firmado por Xavier Abril en 1929.

Transcripción:

RICARDO PALMA es el árbol genealógico de la zamba litera­tura peruana. En esa palma está comprendido el criollismo amancaes del champus limeño, tan agradable al paladar literario, iba a decir cerebral, de los propugnadores de la "jarana”. Si hay algo que se debe terminar con rigurosidad específicas, es el criollismo y decadencia moral de la colonia. El criollismo es la síntesis de la mediocridad y de las bajas pasiones. Debido a nuestro criollismo, existe en el Perú, una dolorosa or­ganización de la pereza en la apreciación de los valores mora­les. Debido a nuestro criollismo, tenemos que ningún "valor" de ese movimiento puede cruzar con aires universales, que es lo que exige en los pasaportes últimos el canal de Panamá, para el libre transito. Tenemos, por último, que no tenemos moral, que es de lo que se trata primero de indagar para la organización de un pueblo. Lo curioso, lo anecdótico, lo espectacular y colorista del criollismo, no tiene después de un riguro­so análisis sociológico, sicológico y étnico, más que los mismos valores que se encuentran en las tribus de Africa. Si es que con el criollismo se pretende entretener la gastada y decadente burguesía del Perú, es na­tural entonces, su fervorosa dedicación de hembra.

Aconsejar el criollismo - viejo o nuevo, que sería siempre la misma anécdota del caballo de paso espiritual - es querer la vu­elta, el retorno, a la incertidumbre nacional, que significa lo criollo dentro del concepto étnico. Ningún arte se puede conseguir ya sino es con la base del socialismo ecuménico. Lo otro - la investigación y el credo criollo, por sentimiento americano,- no obedece sino a una reacción puramente de origen fascista y literario.

1929

Xavier Abril

Abril de Vivero, Xavier

Carta a Mario Nerval, 11/12/1929

Lima, 11 de diciembre de 1929
Estimado amigo y compañero Mario Nerval:
No he tenido acuse de recibo de Ud. de mi última de hace varias semanas, contestando a una carta suya. Pero si no le he escrito no ha sido por esto sino por mis extraordinarias ocupaciones y porque M. lo ha mantenido al corriente de los sucesos.
Le lleva estas líneas Federico Sal y Rosas, amigo y colaborador de Amauta en Huarás, que ha sufrido prisión de varios días, con otros compañeros de esa localidad, a raíz de la última movilización policial contra nosotros. Como de ésta puede ocurrir que no tenga Ud. noticia exacta, le adjunto copia de una carta que escribí a un amigo el 22 del pasado.
Todos los presos, según mis noticias, están en libertad. Ignoro solamente la condición de un compañero de Chepén. El bluff no ha prosperado; pero es seguro que se prepara el aprovechamiento de sus elementos en una próxima oportunidad.
No hace falta agregar que Amauta, mientras yo esté aquí, seguirá saliendo. Su prestigio internacional, por otra parte, la defiende. Pero se trata de sofocarla aterrorizando a sus propagadores y simpatizantes. A la clausura sensacional, se prefiere el estrangulamiento silencioso.
Sal y Rosas trabajaba por la constitución en Huarás de un centro de estudios sociales. No se le puede acusar de otra cosa. Pero estar en correspondencia conmigo es suficiente para perseguir o molestar a una persona. Muchas veces las cartas, inocentes siempre enviadas a mi dirección, no me llegan; pero van a revelar a la policía a las personas de que puedo servirme para la “ejecución de mis designios”. Esto ha ocurrido por ejemplo con el señor Alejandro Destre Sierra de Huarás, acusado de haberme escrito, a pesar de que nunca he recibido de él una línea.
Ya le escribiré más detalladamente para que entere Ud. de las cosas a los amigos.
Cordialmente lo abraza, reclamando sus noticias, su afmo. amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Humberto Mata, 29/5/1927

Guayaquil, 29 de mayo de 1927
Señor
José Carlos Mariátegui
Director de Amauta
Lima.
Señor:
Reconozco en Amauta, que usted dirige, un órgano de vanguardia en la cultura de las nuevas juventudes, y por eso molesto su atención solicitándole honre a la Asociación Escuela de Derecho de la Universidad de Guayaquil enviando para su Biblioteca, en la cual ocupará un lugar preferente, una colección de los números que se han publicado y seguirán publicándose de la importante revista a que me refiero.
Cuando me hice cargo de la dirección de la Biblioteca de la Escuela de Derecho noté que no poseía la colección de Amauta y he creído un deber mío procurársela solicitándola respetuosa y encarecidamente a usted.
Confío en que usted accederá a mi petición, y le prometo que en cuanto reaparezca la Revista de nuestra Escuela de Derecho tendré el gusto de enviarla.
Anticipo a usted mis más sinceros agradecimientos:
H. Mata

Mata, Humberto

Carta de Xavier Abril,8/10/1928

Lima, 8 de octubre de 1928
Mi querido José Carlos:
Le envío una nota sobre la novela de Jean Cassou, y un poema para Pulso. Le ruego que me envíe las cartas que tenga a mi casa, Edificio Rímac, 123. Con Julio del Prado, le envié mi colaboración para el número de octubre.
La dirección de la casa de André Breton es ésta: Rue Fotai, c. 42, (9) Paris. Desearía que le enviara también un número de Mayo a Manuel Altolaguirre, a Málaga, Imprenta Sur, San Lorenzo 12, España.
Lo abraza cordialmente,
Xavier Abril
Dirección de Ernestina de Champourcín:
Marqués de Villamejor, 3.
Madrid.

Abril de Vivero, Xavier

Poema de Fortunato Zora Carvajal, 1929

Poema de Fortunato Zora Carvajal titulado "Nevazón" de 1929.

Transcripción:

El Cielo se cubre de nieblas sombrías,
y alfombran la tierra pétalos de nieve...
Sopla un viento helado, rumoroso y breve,
viento de las punas ásperas y frías...

Los perros aúllan, temblando de frío,
y lloran las linfas del lánguido río.
Tristes pajarillas de oscuro plumaje,
saltan por la nieve del hosco paisaje...

Tiernos corderillos de vellones blancos
triscan en los duros, rocosos barrancos...
Las altas montañas semejan pirámides,
veladas por albas y brillantes clámides...

En rústica choza se anida el pastor,
y su quena vibra de pena y de amor...
¡Qué inmensa tristeza de la nevazón,
que arranca del alma doliente cancion!

Fortunato Zora Carvajal

Zora Carvajal, Fortunato

Carta de Fortunato Zora Carvajal, 18/9/1929

Tarata, 18 de setiembre de 1929
Señor
José Carlos Mariátegui,
Director de Amauta.
Lima.
Muy señor mío:
Confiado en la benévola acogida que presta en la revista de su cargo a las colaboraciones de carácter vernacular, me permito enviarle tres poemas de mi libro en preparación, rogándole se sirva Ud., si no tiene inconveniente, ordenar su publicación en dicha revista.
Como hasta la fecha no he tenido el honor de recibir respuesta a la carta que le dirigí el 15 de junio del presente año, sobre impresión de mi libro, ruégole encarecidamente se digne Ud. indicarme lo conveniente al respecto.
Suplicándole se sirva Ud. darme respuesta a la presente, robando algo de tiempo a sus recargadas ocupaciones intelectuales, en la lucha noble y desinteresada que viene desarrollando en pos de un elevado ideal cultural y social de la cual soy el más ferviente admirador me suscribo de Ud. muy aftmo. y S.S.
F. Zora Carvajal
Dirección: F. Zora Carvajal.- Tarata.- Vía Arica y Tacna.

Zora Carvajal, Fortunato

El primero de mayo en Jauja por Moisés Arroyo Posadas, 1929/05

Artículo de Moisés Arroyo Posadas titulado "El primero de mayo de Jauja" fechado en mayo de 1929.

Transcripción:

La celebración del Primero de Mayo en Jauja (Perú) no ha tenido los caracteres trágicos que mediante la estúpida provocación de la policía tuvo en Berlín, pero ha sido una revelación de la solidaridad del proletariado. Los trabajadores de Jauja se dieron cita para una unir sus dolores y sus anhelos en un solo y sobre todo para hacerse el firme propósito de asociarse solidariamente para luchar contra todos los malos de la llamada "civilización moderna" que no es sino la cultura capitalista, puesta ya en crisis en la última conflagración mundial.

Desde las primeras horas de la mañana del Primero y aún desde el día anterior la "Asociación Obrera" hizo circular los volantes de invitación para el mitin que debía realizarse a las dos p.m. por las calles de la ciudad. Hubo de desplegarse esfuerzos para conseguir el "permiso" de las autoridades locales, los que nos obstante se distinguieron por su incomprensión, pues durante la manifestación rodearon a los trabajadores de fuerzas de policía y el cura párroco y Alcalde Provincial se distinguió por su terquedad reaccionaria y su ignorancia.

A las 11 a.m. se realizó la sesión de renovación de la junta directiva, lo que señala a los trabajadores de Jauja un retraso en los métodos, pues casi todos los trabajadores de otras partes están sindicalizados. La nota proletaria la dio el compañero Nuñez quien pidió se rindiera homenaje, por breves momentos, a los caídos en Chicago en una fecha como la del primero. La sesión fue patrocinada por la "Asociación Obrera" y por el "Porvenir Obrero".

A la hora indicada y con la visible asistencia de grupo de campesinos se inició el desfile hacia uno de los teatros donde debía realizarse una actuación literaria. Ante numerosa concurrencia el compañero Luis Piana dio una conferencia sobre "Las mentiras de la civilización", empezando por hacer un estudio comparativo del progreso material y espiritual del mundo. Expresando que los progresos materiales no están en equilibrio con los progresos espirituales. Señaló el jesuitismo como una de la rémoras del progreso espiritual de los pueblos (No le faltó razón el doctor Piana, porque a los pocos días el cura-arzobispo Lisson, que tan admirablemente representa al clero inquisidor, retardatario y medieval, amenazó públicamente con el fuego eterno a sus carheros que se atrevieran a escuchar las conferencias del filósofo Jinarajadasa. Por supuesto todos rieron de la ocurrencia del frailecito y Jinarajadasa tuvo más público.)

Como una de las tantas mentiras de la civilización burguesa señaló el doctor Piana, la guerra, condenando, acertadamente, la actitud de algunos sociólogos que sostienen que la guerra es buena: "la guerra es un rezago del hombre antropófago"; "la guerra es la mejor higiene de la humanidad" e hizo una reseña irónica de las llamadas "Conferencias del Desarme" y de la "Sociedad de la Naciones", donde los intereses capitalistas, manejan a su antojo a los títeres con disfraz de delegados o diplomáticos. Luego señaló la complicidad de la prensa capitalista mundial con las farsas pacifistas y las alarmas patrioteras. "Tras de los diplomáticos que, en secretos conciliábulos, preparan las guerras-dijo- están los industriales de cañones y armas de fuego; don dinero les mueve a todos; la guerra solo tiene su explicación en el deseo del lucro, esos diplomáticos, "gobernantes", son peores que los antropófagos antiguos.

[...]

Arroyo Posada, Moisés

Poema "Voz proletaria" por Carlos Arbulú Miranda, 1928

Poema titulado "Voz proletaria" de Carlos Arbulú Miranda fechado en 1928.

Transcripción:

Voz Proletaria

se están desatando a filas
de las bocas
las palabras violentas

en el jadeo estridente de las vidas
espolvorean su dolor todas las hambres
y hay un rechinamiento de voces
como goznes lacerantes de entraña

el obrero es un motor ruidoso de pobrezas

en el yunque de su frente
martillean como mazos todos los cansancios
y estalla el músculo 12 horas de trabajo
en la usina que se nutre de carnes proletarias

Marx esta espoleando ahora las miradas famélica

desde un rincón del tiempo
viene aguda la palabra nueva
a recoger miserias
y limpian el sudor de las expoliaciones

las fábricas frenetizan ya el grito luminoso de la justicia

todas las calles se hinchan de voces
al paso rojo de las multitudes

en las plazuelas se enarbolan canciones broncas
y hay un estrangulamiento de odios
bajo el huracán desatado de la victoria

la voz obrera herida de silencio
ha roto las amarras de la explotación

mañana amigos
saltará el Comunismo en manos de la Revolución

Carlos Arbulú Miranda

Chiclayo 1928.

Arbulú Miranda, Carlos

"A propósito de la encuesta de Monde sobre literatura proletaria" por Xavier Abril, [1928]

Texto del escritor Xavier Abril sobre una encuesta enviada por la revista Monde, sobre la literatura proletaria.

Transcripción:

La muerte de Zola parece que va a tener una última crisis por la "enquette" formulada por MONDE, sobre una posible literatura proletaria.

el pensamiento occidental puede ser técnica y ortodoxamente el más capacitado para enfocar el debate, pero en cambio, está muy lejos de poder orientarlo, para lo cual creo en la necesidad genial del proletariado. No podrán ser los escritores burgueses de Francia los que den con el espíritu matinal del pueblo. Creo también que para la orientación de este debate, el elemento "literario" francés (Jean Cocteau, pero no los surrealistas) servirá de traición a la causa proletaria.

En las primeras respuestas ya se puede entrever que a tan grande y trascendental debate, quiere arribar algo del ya cansado "esprit francés" en las notas de Jean Cocteau. Con Luc Durtain estoy de acuerdo cuando dice, que hay en el alma y el universo bastantes otras cosas que la cuestión social. De acuerdo. Pero es que esos otros fenómenos angustiosos y a menudo estéticos en Rimbaud y Lautremont, no nacen de la cuestión económica , social? La vida es al ado de toda divagación humorística, esencialmente social, humana. Negar con sutilezas la posibilidad de una literatura proletaria es tan mediocre como negar la literatura erótica que todos los años rejuvenece Francia al frente burgués del mundo.

Por otra parte, yo creo, que el debate de "MONDE" no debió de abrirse para la comprensión de las aristocracias mentales, sino para las conciencias sociales del proletariado. ¿Hasta cuando el pueblo va a tener tutores? Es precisamente en este debate que han debido desaparecer las figuras más venerables del pensamiento europeo. Por lo menos, pienso que se han debido renovar valientemente.

Romain Rolland o Miguel de Unamuno podrían acaso mirar con desagrado el curso de la polémica en voz y diligencia del pueblo? Yo creo que sobre todas las argucias literarias y estéticas de Jean Cocteau, que al pueblo no se le debe traicionar. (1)

(1) El debate sobre un posible literatura del proletariado queda clausurado después del desastre constatado en la obra de Emilio Zolá.

Xavier Abril.

Abril de Vivero, Xavier

Carta de Concha Romero James,1928-09-16

Santiago de Chile, 16 de setiembre de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima, Perú.
Muy estimado señor Mariátegui,
Créame que no he olvidado el gratísimo rato que pasé en su casa a mi paso por Lima. Es uno de los mejores recuerdos que guardo de la hermosa Capital del Perú.
Le prometí, como Ud. recordará, escribirle a José Eustasio Rivera, pidiéndole que le mandara un ejemplar de su notable libro La Vorágine. Hace algunas semanas que tuve noticias que Rivera no había recibido la carta que le mandé de Lima, pero como le escribí de nuevo no dudo que dentro de algunos días tendrá Ud. en sus manos la novela que tanto le alabé. Vale la pena.
Ahora le voy a pedir un gran favor. Como Ud. recordará, le dije que mi esposo escribe para varios diarios y revistas norteamericanas entre ellos el New York Times, Current History, The Arts, Art and Archaelogy y otros. Me acaba de mandar un cable pidiéndome urgentemente que le consiga algunos libros sobre asuntos hispanoamericanos, pues se ha comprometido con el New York Times para escribir una serie de artículos sobre libros de autores latinoamericanos que tratan de los problemas que preocupan a estos pueblos, y de su vida literaria y artística. Se trata de libros verdaderamente serios y que reflejen las orientaciones de estos países —o falta de orientaciones si Ud. quiere— en materia de arte, educación, problemas políticos y sociales, relaciones internacionales, etc. Si Ud. puede recomendarme algunos libros sobre estos asuntos se lo agradeceré mucho. Y más le agradecería aún si Ud. y sus amigos escritores pudieran enviarle a mi esposo todos aquellos libros de que se puedan deshacer con facilidad y sin sacrificio alguno para que él les dé publicidad en los Estados Unidos.
Le diré que esta publicidad no es poca cosa. En el caso de La Vorágine, por ejemplo, a las cuantas semanas de haber publicado mi esposo su juicio crítico en el Times se agotaba la edición en Bogotá. La casa de Brentano en Nueva York pidió por cable a Bogotá todos los ejemplares que quedaban. Como resultado de este artículo Rivera recibió tantas propuestas de casas que querían publicar una edición inglesa, que al fin se tradujo la novela al inglés y ahora está por salir. Ya ve pues, que esto le puede convenir a todos. Le agradeceré que tome en cuenta esta proposición y que si no le es molesto colabore con nosotros en esta empresa. Y si en algo le podemos servir ya sea yo o mi esposo sabe que estamos enteramente a sus órdenes.
Le mando un cuento que me ha dado para Amauta la escritora chilena Amanda Labarca. Si no le gusta no hay compromiso de aceptarlo. Amanda es una excelente escritora, pero como cuentista yo no la conocía hasta ahora. Si no le llama la atención el cuento le puedo mandar otras cosas.
Le ruego que en caso de que Ud. o sus amigos decidan mandarle a mi esposo algunas obras, se comuniquen con él directamente. Su dirección es la siguiente: 2607 Sedgwick Avenue, Nueva York, N.Y. E.U. Y no hay que olvidar que lo que no puedan mandar lo pueden recomendar, dando el nombre de la casa donde se puede obtener.
No sé todavía cuándo podré salir de Chile. De aquí quiero ir a Bolivia y de Bolivia al Perú. Si puedo, iré antes a Buenos Aires. No dejaré de visitar el Cuzco, por supuesto. Para entonces le voy a suplicar que me ponga en contacto con algunas de las interesantes personas que Ud. conoce por esos rumbos y que se interesan en el problema del Indio. Parece que a fuerza de pedir favores lo voy a aburrir. Perdone tanta molestia, y si hay algo en que yo le pueda servir, ya sabe que nada me satisfará más.
Con finos recuerdos para la Señora de Mariátegui, y deseándole que su salud mejore cada día más, lo saluda afectuosamente,
Su amiga y segura servidora
Concha Romero James

¿Porqué no escribe Ud. algo a propósito de la reanudación de las relaciones chileno-peruanas para algún diario o revista chileno? Creo que recibirían algo de Ud. sobre eso o sobre cualquier otra cosa— ¡Hay que restablecer las relaciones intelectuales entre estos países!
Si quiere, yo les puedo abrir las puertas a los escritores peruanos, y puedo conseguir que algunos chilenos escriban para Uds. Siento que el cuento de Amanda no sea de lo mejor.

Romero James, Concha

Poema "una por otra" de Nicanor de la Fuente, [1928]

Poema de Nicanor de la Fuente titulado "Una por otra".

Transcripción:

Una por otra

hasta donde compañero colgado de ese tango
si son anuncios de zapatería las pisadas
que vienen amacandose en las veredas de la noche

el baile nos horrorizaba y hacía enrojecer los licores

los senos tiraban bofetadas en el cumpleaños sensual
de los dedos inexpertos
y en el escándalo de la puerta de calle
se descalzaba la alta noche con un tufo de tango
en el aliento

hasta donde compañero si apenas el domingo
fue en tu corbata nueva una fiesta de besos
hasta las que tuviste que llegar rasgando interjecciones
en la exótica guitarra de tu tos

hasta tener muchos cansancios que doblar
como las servilletas usadas de los hoteles

nicanor a. delafuente

chiclayo-perú

Fuente, Nicanor A. de la (Nixa)

Resultados 51 a 100 de 1322