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04.04.02

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El artista y la época [Recorte de prensa]

El artista y la época

I

El artista contemporáneo se queja, frecuentemente, de que ésta sociedad o esta civilización no le hace justicia. Su queja no es arbitraria. La conquista del bienestar y de la fama resulta, en verdad, muy dura en estos tiempos.

La burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre. Quiere, en todo caso, un arte consagrado por sus peritos y tasadores.

La obra de arte no tiene, en el mercado burgués, un valor intrínseco sino un valor fiduciario. Los artistas más puros no son casi nunca los mejor cotizados. El éxito de su pintor depende, más o menos, de las mismas condiciones que el éxito de un negocio. Su pintura necesita una o varios empresarios que la administren diestra y sagazmente. El renombre se fabrica a base de publicidad. Tiene un precio inasequible para el peculio del artista pobre. A veces el artista no demanda siquiera que se le permita hacer fortuna Modestamente se contenta de que le permita hacer su obra. No ambiciona sino realizar su personalidad. Pero también ésta lícita
ambición se siente contrariada. El artista debe sacrificar su personalidad su temperamento su estilo si no quiere, heroicamente, morirse de hambre.

De este trato injusto se venga el artista detractando genéricamente a la burguesía. En oposición a su escualidez o por una limitación de su fantasía, el artista se representa al burgués invariablemente gordo, sensual, porcino. En la grasa real o imaginaria de este ser, el artista hinca los rabiosos aguijones de su sátiras y sus ironías.

Entre los descontentos del orden capitalista, el pintor, el escultor, el literato no son los más activos y ostensibles; pero sí, íntimamente, Ios más acérrimos y enconados. El obrero siente explotado su trabajo. El artista siente oprimido su genio, coactada su creación, sofocado su derecho a la gloria, y a la felicidad. La injusticia que sufre le parece triple, cuádruple, múltiple. Su protesta es proporcionada a su vanidad generalmente de:,mesurada, a su orgullo casi siempre exorbitante.

II

Pero, en muchos casos, esta protesta es, en sus conclusiones o en sus consecuencias, una protesta reaccionaria. Disgustado del orden burgués, el artista se declara, en tales casos excéptico o desconfiado respecto al esfuerzo proletario por crear un orden nuevo. Prefiere adoptar la opinión romántica de los que repudian el presente en el nombre de su nostailgia del pasado. Descalifica a la burguesía para reinvindicar a la aristocracia. Reniega los mitos de la democracia para aceptar los mitos de la feudalidad. Piensa que el artista de la Edad Media, del Renacimiento, etc., encontraba en la clase dominante de entonces una clase más inteligente, más comprensiva, más generosa. Confronta el tipo del Papa, del cardenal o del príncipe con el tipo del "nuevo rico". De esta comparación, el "nuevo rico" sale, naturalmente, muy mal parado. El artista arriba, así, a la conclusión de que en los tiempos de la Aristocracia y de la Iglesia eran mejores que estos tiempos de la Democracia y la Burguesía.

III

¿Los artistas de la sociedad feudal eran, realmente. más libres y más felices que los artistas de la sociedad capitalista? Revisemos las razones de los fautores de esta tesis. Primera. La elite de la sociedad aristocrática tenía más educación artística y más aptitud estética que la élite de la sociedad burguesa. Su función, sus hábitos, sus gustos, la acercaban mucho más al arte. Los papas y los príncipes se complacían en rodearse de pintores, escultores y literatos. En su tertulia se escuchaban elegantes discuros sobre el arte y las letras. La creación artística constituía uno de los fundamentales fines humanos, en la teoría y en la práctica de la época. Ante un cuadro de Rafael un señor del un señor del Renacimiento no se comportaba como un burgués de nuestros días ante una estatua de Archipenko o un cuadro de Franz Marc. La elite aristocráti­ca se componía de finos gustadores y amadores del arte y las letras. La elite burguesa se compo­ne de banqueros, de industriares, de técnicos. La actividad práctica excluye de la vida de esta gente toda actividad estética.

Segunda. La crítica no era, en ese tiempo, como en el nuestro, una profesión o un oficio. La ejer­cía digna y eruditamente la propia clase domi­nante. El señor feudal que contrataba al Tiziano sabía muy bien, por sí mismo, lo que valía el Tiziano. Entre el arte y sus compradores o mece­nas no había intermediarios, no había corre­dores.

Tercera. No existía, sobre todo, la prensa. El plinto de la fama de un artista era, exclusivamente, grande o modesto, su propia obra. No se asentaba, como ahora, sobre un bloque de papel impreso. Las rotativas no fallaban sobre el mé­rito de un cuadro; de una estatua o de un poema.

IV

La prensa es particularmente acusada. La mayoría de los artistas se siente contrastada y oprimida por su poder. Un romántico, Teófilo Gauthier, escribía hace muchos años: "Los periódicos son especies de corredores que se interponen entre los artistas y el público. La lectura de los periódicos impide que haya verdaderos sabios y verdaderos artistas". Todos los neorománticos de nuestros días suscriben, sin reservas y sin atenuaciones, este juicio.

Sobre la suerte de los artistas contemporáneos pesa, excesivamente, la dictadura de la prensa. Los periódicos pueden exaltar al primer puesto a un artista mediocre y pueden relegar al último a un artista altísimo. La crítica periodística sabe su influencia. Y la usa arbitrariamente. Consagra tocios los éxitos mundanos. Inciensa tocias las reputaciones oficiales. Tiene siempre muy en cuenta el gusto de su alta clientela.

Pero la prensa no es sino uno de los instrumentos de la industria de la celebridad. La prensa no es responsable sino de ejecutar lo que los grandes intereses de esta industria decretan. Los "manageres" del arte y de la literatura tienen en sus manos todos los resortes de la celebridad. En una época en que la celebridad es una cuestión de "réclame", una cuestión de propaganda, no se puede pretender, además, que sea equitativa e imparcialmente concedida.

La publicidad, el reclame, en general, son en nuestro tiempo omnipotentes. La fortuna de un artista depende, por consiguiente, muchas veces, solo de un buen empresario. Los comerciantes en libros y los comerciantes en cuadros y estatuas deciden el destino de la mayoría de los artistas. Se lanza a un artista más o menos por los mismos medios que un producto o un negocio cualquiera. Y este sistema que, de un lado, otorga renombre y bienestar a un Beltrán Masses, de otro lado condena a la miseria y al suicidio a un Modigliani. El barrio de Montmartre y el barrio de Montparnasse conocen en París muchas de estas historias.

V

La civilización capitalista ha siclo definida como la Civilización de la Potencia. Es natural por tanto que no esté organizada espiritual y materialmente para la actividad estética sino para la actividad práctica. Lo hombres representativos de esta Civilización son sus Hugo Stinnes y sus Pierpont Morgan.

Mas estas cosas de la realidad presente no deben ser constatadas por el artista moderno con romántica nostalgia de la realidad pretérita. La posición justa, en este tema, es la de Oscar Wilde quien en su ensayo sobre "El alma humana bajo el socialismo" en la liberación del trabajo veía la liberación del arte. La imagen de una aristocracia próvida y magnífica con los artistas es un miraje, es una ilusión. No es cierto absolutamente que la sociedad aristocrática fuese una sociedad de dulces mecenas. Basta recordar la vida atormentada de tantas nobles figuras del arte de ese tiempo. No es cierto tampoco que el mérito de los grandes artistas fuese entonces reconocido y recompensado mucho mejor que ahora. También entonces prosperaron exorbitantemente artistas ramplones. (Ejemplo: el mediocrísimo Cavalier d'Arpino gozo de honores y favores que su tiempo rehusó o escatimó al genial Caravaggio). El arte depende hoy del dinero: pero ayer dependió de una casta. El artista de hoy es un cortesano de la burguesía; pero el de ayer fue un cortesano de la aristocracia. Y, en todo caso, una servidumbre vale lo que la otra.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Magda Portal al Secretario de la Célula del Apra en París, 7/71928

7 de julio de 1928

Al. C.
Secretario de la Célula del Apra
en París.

Sus dos comunicaciones para el c. Haya Delatorre, dirigidas por intermedio de esta Secretaría, han sido leídas por nuestro grupo, y teniendo en cuenta que todas las resoluciones del Comité Ejecutivo han estado tomadas en reunion de todos los miembros actualmente en México, esta Secretaría cree conveniente dar respuesta a los documentos citados, enviándolos después al c. Haya, que se encuentra en Guatemala. Así esta concretará de preferencia a los 3 puntos tratados en su carta Apra.

1o.- Nuestra primera intención al hacer las declaraciones ya conocidas de ustedes por la prensa, de enviar un contingente de sangre al general Sandino, se basaba en una razón de táctica política. El gobierno del Perú desde nuestra llegada a Mexico, y más aún, desde que vino a este país el c. Haya D., ha mantenido una constante vigilancia sobre México, y según noticias, se ha establecido una severa censura a toda la correspondencia que va de Mexico al Perú, y la que venía del Perú al apartado 1524, dirección muy conocida del gobierno. Necesitábamos distraer la atención de nuestros enemigos, fingiendo un romántico sesgo a nuestras actividades revolucionarias, y así no vacilamos en declarar que estábamos dispuestos en la medida de nuestras posibilidades, a ofrecernos de manera incondicional a la causa de la libertad de Nicaragua, que para los apristas, era la causa símbolo de la libertad futura de toda nuestra America. Nuestra segunda intención fue precisamente la de orientar la campana meramente nacionalista nicaragüense, hacia un sentido antiimperialista continental. Nuestro compañero Esteban Pavletich, a pesar de las grandes dificultades que se le atravesaron, como es la campaña calumniosa de los miembros del p.c. de México y de la liga antimperialista que enviaron delegación a Nicaragua, ha obtenido sin embargo importantes declaraciones del héroe nicaragüense, una de ellas su adhesion a la moción de ciudadanía continental latinoamericana, aprobada por el Senado de México y combatida diplomáticamente por Estados Unidos. Nuestra revista "Indoamérica” que sale en este mismo correo, les mostrará este documento. En todo lo demás, nuestro compañero E.P. nos informa la admirable conexión que ha constatado en Sandino con nuestros postulados de unidad indoamericana. Creemos que este ha sido un paso cierto dado por el Apra en su labor continental.

2o.- Teniendo en cuenta que no habíamos determinado la dirección que tomaría el c. Haya en su viaje, y pensando que muy en breve viajaría a Paris, este compañero decidió ser él personalmente quien llevara a esa Célula todas las noticias de nuestras labores aquí. Fue la razón para que no les comunicáramos detalladamente. No obstante, estamos de acuerdo con ustedes en hacer conocer de esa Célula todas nuestras resoluciones, palabras de orden, etc. De allí que esta Secretaría les envíe continuamente, copias de todos los documentos. Nuestras labores apristas han sido en estos meses de poco importancia, dedicándonos en particular a la acción dentro del Partido Nacionalista Libertador del Perú. De todos modos, les envío un sintético boletín.

3o. - En vista de la proximidad de las elecciones, esta célula —i conjuntamente el P.N.L. del Perú— decidieron el envió de uno de los compañeros al Perú. Este compañero no ha viajado aún por razones económicas —las mismas que nos impiden hasta hoy hacer venir al c. Rabines a México— pero seguimos nuestras gestiones en pro de esta necesidad. Además, seguramente dentro de dos meses, se dirigirá al Perú otro compañero mexicano, del P.N.L. del Perú, a ponerse en comunicación con los cc. de ese país e iniciar una más activa acción, como ustedes dicen, ilegalmente. Esperamos que entonces pueda ponerse de acuerdo con nuestro c. Bustamante, del que no sabemos si habrá viajado o no. Dada la circunstancia de que el primer objetivo de nuestro partido es tomar el poder político para poder realizar los postulados del Apra, todas nuestras actividades tienden hoy a la consecución de esre propósito. No desperdiciaremos ocasión de introducir compañeros en el Perú, desterrados o no, a fin de que laboran por la causa. Estamos con ustedes en aprovechar todos los medios para conseguir el fin que nos hemos propuesto. De allí que hayamos aprovechado la candidatura del c. Haya, lanzada en provincias —no sabemos cuál— como medio de agitación y propaganda, lo cual creemos de capital importancia en los actuales momentos.

El c. Haya viajó por la via de Yucatan para tratar de ponerse al habla con el c. Bustamante, pues teníamos noticias de su viaje en el "Orbita”. No lo ha logrado. El c. Haya debía dar instrucciones al c. B. para su actuación en el Perú. De todos modos, estamos seguros de que con el viaje de este compañero, se allanarán muchas dificultades principalmente la surgida con el c. José C. Mariátegui, según ustedes ya deben conocer.

Un cordial saludo aprista de vuestra compañera.

Magda Portal
Sect. Célula peruana
México.

Portal, Magda

Carta de César Miró, 27/9/1929

París, 27 de setiembre de 1929
Querido José Carlos:
He esperado desde hace tiempo noticias suyas y no sé a qué atribuir este largo olvido en que me tienen todos en Lima. No recibo desde hace largos meses ni una sola carta que me diga algo de Ud., de Amauta, de nuestra Amauta. No sé tampoco si llegaría en su poder mi libro, que le envié tan luego pude disponer de un ejemplar. En carne propia he sentido por primera vez esa cruel tiranía de los editores.
El Inca, ofreciéndome las condiciones más ventajosas, sólo me ha dado derecho al 10% de la edición.
Supongo que habrá tenido Ud. noticia del raid Montevideo-México realizado por Blanca Luz, así como de nuestra separación que, aunque data de una fecha menos lejana, no habíamos querido anunciar a nadie aún. Hace en estos días precisamente un año que resolvimos, con toda la serenidad que el caso requería, orientar nuestras vidas en diferentes direcciones, ya que no nuestras ideas.
Hoy, en París, creo que ha sido una verdadera y acertadísima solución en favor de nuestra inquieta bohemia de 20 años. Así hemos de vivir con más hondura, tal vez.
He visto a Bazán y a Heysen. Ravines no está en París y Jorge Seoane volverá de Avignon en estos días. He llegado solo y se me ha recibido con soledad. Bazán vive en Chaville, a dos horas de París, y por esta causa no es fácil verlo con frecuencia.
Consuelo Lemetayer y Laura Rodig me encargan un saludo muy cariñoso para U. Le adjunto un artículo sobre esta última y algunas reproducciones de sus obras. Me pide Consuelo que le diga que ha recibido su carta, así como la que va dirigida a Ravines. Le contestará en estos días. Me dice también que ha conseguido algunas suscripciones para Chile que le enviará. A propósito, si Ud. me autoriza, puedo gestionarle yo también la difusión de Amauta entre el elemento latino-americano. Me encantaría poder ayudarlo y contribuir, aunque sólo sea en una forma pequeña, en la labor de colocar Amauta en el lugar que le corresponde.
Entrevisté a Barbusse hace algunos días en la redacción de Monde. Me habló entusiásticamente de Ud. y de Amauta. La próxima semana partirá nuevamente hacia Moscú. No le envío el artículo porque se publicará en El Comercio (tal vez), aunque me temo que esta gente me corte las alas uno de estos días.—Escríbame al Consulado. No me olvide. Me produciría un dolor enorme pensar que su relación conmigo no sea sino un reflejo del afecto que tiene por Blanca Luz. Tenga fe en mí que ya estoy hecho. Ahora tengo un poco más de 20 años y un mucho más de vida. Y créame, sinceramente, que he pensado más de una vez en volver a Lima para trabajar al lado de Ud. Dé mis recuerdos a Anita. Bese a sus chicos.
Lo abraza su compañero
César Alfredo

Miró, César (César Alfredo Miró Quesada)

Carta de Emilio Ortiz de Zevallos, 20/5/1922

París, 20 de mayo de 1922
Señor Don José Carlos Mariátegui
París
Muy señor mío:
Se ha recibido en esta legación el siguiente cablegrama oficial:
“30 — Comunique José Carlos Mariátegui ha sido repuesto en comisión propaganda que tenía. Salomón”.
Que me es grato transcribir a Ud para su conocimiento y demás fines,
Dios guarde a Ud.
Emilio Ortiz de Zevallos

Ortiz de Zevallos, Emilio