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Descripción archivística
Revista Amauta
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Tarjeta Postal de Vitalis J. Kontovt, 8/10/1930

Mosca 8 de octubre de 1930
Muy señores míos,
Quedaría muy grato si me enviase una copia de muestra de Amauta.
Sírvase aceptar los saludos de su affo
Vitalis J. Kontovt
Moscou U. R. S.S Centre Machkov per 8 x18

Kontovt, Vitalis J.

Tarjeta Postal de Rafael Ramos Pedrueza

Tarjeta postal con autógrafa enviada por Rafael Ramos Pedrueza en abril de 1927 para la revista Amauta.
La tarjeta dice:
"Para la bella revista libertaria 'Amauta' con mi cariño y adhesión"

Ramos Pedrueza, Rafael

Tarjeta Postal de José Vasconcelos, 3/2/1927

París, 3 de febrero de 1927
Mr. José Carlos Mariátegui
"Revista -- Amauta"
Lima Perú
Amérique du Sud

Mi querido y admirado Mariátegui:
Muy bien por Amauta.-- Magnífico y muy gracioso "El Juicio Sumario".
Pronto le mando mi libro: Indología -- le mandaré también de cuando encuando algún artículo que pueda ser digno de Ud. Con un abrazo quedo su afmo.
J. Vasconcelos

Vasconcelos, José

Tarjeta Postal de Armando Bazán,8/9/1928

París, 8 de setiembre de 1928
Señor
J. Carlos Mariátegui
Lima-
Pérou
Ap. 2107
Querido José Carlos:
Estoy de nuevo en París después de haber pasado algunos días en compañía de Vallejo. Del sitio donde estuve le escribí una carta y creo que él hizo lo mismo.
Acabo de ver Amauta. En ella viene todo el Perú que amamos tanto. Entonces uno piensa en lo que la palabra ‘patria’ quiere decir. Recibo su espíritu, mi más grande y caro amigo. Me conforta, me alienta, y quiero vencer a todo costo. Gracias hermano irremplazable.
Recuerdos para todos. Sandrito y su hermano son unos ingratos. Les escribí muchas postales. No me las contestaron.
Carmen Saco está aún en París —Como siempre encantada de las avenidas---

Bazán, Armando

Tarjeta Postal a Nicanor A. de la Fuente (Nixa), 29/12/1927

Lima, 29 de diciembre de 1927
Nicanor A. de la Fuente
Chiclayo
Estimado compañero:
Quiero comunicarle yo mismo la reaparición de Amauta. El número ha encontrado aquí entusiasta acogida y caluroso comentario. Amauta entra en una fase de estabilización. Reclamo su concurso en la organización de la Sociedad Editora. Mándeme sus últimos poemas. Ya Bazán debe haberle dicho cuanto lo estimo como artista, amigo y colaborador de Amauta.
Reciba mis mejores votos de Navidad y Año Nuevo y mi cordial abrazo de affmo. compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Luis A. Rodríguez O. (Luis de Rodrigo), 6/2/1927

Lima, 6 de febrero de 1927
Estimado compañero:
Las fallas de mi salud y un exceso de trabajo no me permiten escribirle. Recibo una enorme correspondencia del Perú y de fuera que me veo forzado a responder, rápidamente por turno. - Amauta ha aumentado considerablemente mi labor. Tengo el empeño de hacer de ella nuestro mensaje al Perú y al mundo. - Malgrado mis ocupaciones, he leído atentamente sus versos. Encuentro en Ud. un poeta fuerte y auténtico. - En el número de marzo publicará otra de sus composiciones .- La plétora de material poético, acopiado desde el primer número, no me ha dejado dar de Ud. más poemas.
"Amauta" avanza. Espero dejar pronto consolidada su economía. De todo el país me llegan voces de aliento y solidaridad.
Me prometo escribirle con más extensión apenas me sea posible.
Hasta entonces lo abrazo cordialmente.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Alfonso De Silva, 28/2/1927

Lima, 28 de febrero de 1927
Querido Silva:
Cuando le envié un ejemplar del número de Amauta en que se publicaba su lied, le escribí algunas líneas pidiéndole nueva colaboración.— He sabido últimamente que ha estado Ud. delicado de salud. Querría que la noticia no fuera cierta. En todo caso, formulo votos porque esté Ud. ya bien. Yo he seguido sufriendo constantes fallas en mi salud. Pero, afortunadamente, me restablezco ahora.
Envíeme para Amauta versos o música. Le mando la revista regularmente a la Legación.
Cordialmente suyo
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta de Mariano Iberico, 9/10/1928

[lugar indescifrable], 9 de octubre de 1928
Mariano Iberico saluda afectuosamente a su distinguido amigo Mariátegui, le agradece vivamente por el envío de su admirable libro.
Muy pronto tendré el gusto de ir a hacerle una visita, para charlar largamente. No olvido mi ofrecimiento para Amauta y espero poder cumplirlo pronto.

Iberico Rodríguez, Mariano

Tarjeta de Luis E. Valcárcel, 28/10/1926

Cuzco, 28 de octubre de 1926
Querido amigo José Carlos:
Cuánto he lamentado que siga sufriendo quebrantos de salud. Ojalá que ya se sienta mejor. Hablando con el amigo Casiano Rado, veía lo provechoso que sería para Ud. una estada en estos paradisíacos vallecitos próximos al Cuzco. En Yucay, por ejemplo, donde el clima y la belleza del campo tanto bien le harían a Ud. Piénselo, querido compañero. Aquí sus amigos le facilitaríamos todo. Ahora hay la ventaja de comunicaciones rápidas y cómodas por automóvil y ferrocarril. Avíseme su resolución.
El magnífico éxito de Amauta debe reconfortar a Ud. Comienza a ser debidamente apreciada su obra.
El compañero Luis Alberto Sánchez va a escribir unas apostillas finales para Tempestad en los Andes. Cuánto le agradecería facilite a Sánchez la lectura de lo que está imprimiéndose o los originales que no estén en cajas. Sánchez lo buscará a Ud.
Muy agradecido le estoy, por la buena acogida que ha dispensado al libro.
Reciba un fuerte y cordial abrazo de su camarada.
Luis E. Valcárcel
"Amauta" tiene una gran aceptación aquí.

Valcárcel, Luis E.

Tarjeta de Jaime L. Morenza, 3/1/1927

Montevideo, 3 de enero de 1927
Señor J. C. Mariátegui
Lima-Perú
De mi mayor estima:
Hemos recibido aquí el número 3 de su Revista Amauta. Es una Revista muy interesante y simpática, cuyo canje aceptamos gustosísimos. El artículo que Vd. publica en dicho número es notable, tanto por su forma como por su fondo.
Compartimos en absoluto el concepto que a Vd. le merece el arte de vanguardia y le felicitamos por el vigor y el acierto con que ha tratado el asunto.
Sin otro motivo, lo saluda en nombre de La Cruz del Sur y en el suyo propio, su atento y S.S.
Jaime L. Morenza

Morenza, Jaime L.

Tarjeta de Gabriela Mistral

[s.f.]
Gabriela Mistral le ruega haga llegar estos cuestionarios a quien corresponda para que sean contestados. Le felicita por Amauta y le saluda agradeciéndole el servicio.

Mistral, Gabriela

Tarjeta de Gabriel C. del Mazo, 19/8/1928

Buenos Aires, 19 de agosto de 1928
Gabriel C. del Mazo saluda con la mayor cordialidad a su estimado amigo José Carlos Mariátegui recordándole su promesa de amplificar su estudio sobre la R. Universitaria y proyección social del movim. en América, a la luz de los nuevos documentos que ahora tiene en su poder; que aquí con el mayor gusto editaríamos. Le agrega una lista de amigos de Santa Fe, para que les envíe Amauta; y le pide para sí el n°1, así completa la colección personal.

Del Mazo, Gabriel C

Tarjeta de Carlos Manuel Cox, [1929]

[1929]
Compañero Mariátegui:
Le envío ese libro y la Revista Crisol Canje de Amauta- He recibido la última remesa de Amauta, Nos. 19 y 20, 3 ejemplares de 7 ensayos y 5 del movimiento de 1919.
Lo saluda
Carlos Manuel

Cox, Carlos Manuel

Tarjeta de Alejandro Peralta, 10/11/1926

Puno, 10 de noviembre de 1926
Señor José Carlos Mariátegui
Lima.
Admirado escritor: Mi hermano Arturo dejó en mis manos su carta. Tiene Ud. que darse cuenta del verdadero placer que me ha producido. Ande ha completado su camino con sus bellas frases inteligentes. El boletín de la Editorial Titikaka lleva un fragmento que lo engalana. –– Muchas gracias por todo.
Le mando el poema que me pide, ojalá le guste.
Reciba mi admiración y mi cariño
A. Peralta

Peralta, Alejandro

Tarjeta a Artemia G. de Falcón, 21/8/1926

José Carlos Mariátegui saluda a la señora Artemia G. de Falcón y le ruega enviarle los artículos de César sobre la huelga minera, que no ha sido posible publicar en Lima, y que pierden cada día su actualidad, a fin de ver si cabe aprovecharlos. Al menos en parte, en "Amauta", la revista que tiene en preparación y uno de cuyos colaboradores es César. "amauta" no podrá por el momento remunerar las colaboraciones, pero hará una excepción con la que César le enviará, para sus próximos números, directa y especialmente. Anticipadas gracias de su respetuoso amigo y S.Sç
José Carlos Mariátegui
Lima 21de agosto de 1926
Con afectuoso y devoto recuerdo.

José Carlos Mariátegui La Chira

Reproducción de un óleo "Un Río"

Reproducción fotográfica del óleo "Un Río" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Un Río" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "Temporal"

Reproducción fotográfica del óleo "Temporal" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Temporal" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo Sol y Sombra

Reproducción fotográfica del óleo "Soy y Sombra" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti (Sol y sombra) óleo.

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "Montañas"

Reproducción fotográfica del óleo "Montañas" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Montañas" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "Estudio de Árboles"

Reproducción fotográfica del óleo "Estudio de Árboles" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista:
"Estudio de árboles-1921. Es una grande impresión de 80x60 hecha_en un parde horas. (Muy mala fotografía)"

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "El Peñasco"

Reproducción fotográfica del óleo "El Peñasco" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "El Peñasco" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "El Lago"

Reproducción fotográfica del óleo "El Lago" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "El Lago" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "El Garda"

Reproducción fotográfica del óleo "El Garda" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "El Garda" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo Día Tranquilo

Reproducción fotográfica del óleo "Día Tranquilo" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Día Tranquilo" óleo.

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "Día frío"

Reproducción fotográfica del óleo "Día frío" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Día frío" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de un óleo "Después del Temporal"

Reproducción fotográfica del óleo "Después del temporal" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Después del temporal" óleo".

Pettoruti, Emilio

Reproducción de acuarela Jardín

Reproducción fotográfica de acuarela "Jardín" del artista plástico argentino Emilio Pettoruti.
Al reverso de la foto se puede leer con posible letra del artista: Emilio Pettoruti "Jardín" acuarela.

Pettoruti, Emilio

Relación de Montos de Cuentas por Cobrar

  1. Relación de montos por cobrar a los Agentes de la República y el extranjero por un total de Lp. 174368 (libras peruanas).
  2. Relación de montos con nombres y por servicio por un total de Lp. 19155 (libras peruanas) como:
    • Anuncios del Banco Italiano en los nos. 6 y 7
    • Anuncios del Estudio Goyzueta en los nos. 6 y 8
    • Anuncios del profesor José Cable
    • Carlos Bambaren
    • Luis A. Flores por no. 6

La pareja

1 dibujo "La pareja" de Camilo Blas publicado en la revista Amauta.

Blas, Camilo

La emoción de nuestro tiempo. Dos concepciones de la vida

I.
La guerra mundial no ha modificado ni facturado únicamente la economía y la política de occidente. Ha modificado y fracturado, también su mentalidad y su espíritu. Las consecuencias económicas, definidas y precisadas por John Maynard Keynes, no son más evidentes ni sensibles que las consecuencias espirituales y psicológicas. Los políticos, los estadistas, hallarán, tal vez, a través de una serie de experimentos, una fórmula y un método para resolver las primeras; pero no hallarán, seguramente, una teoría y una práctica adecuada para anular las segundas. Más probablemente parece que deban acomodar sus programas a la presión de la atmósfera espiritual, a cuya influencia su trabajo no puede sustraerse. Lo que diferencia a los hombres de esta época no es tan sólo la doctrina, sino sobretodo el sentimiento. Dos opuestas concepciones de la vida, una prebélica, otra postbélica, impiden la inteligencia de los hombres que aparentemente, sirven el mismo interés histórico. He aquí el conflicto central de la crisis contemporánea.
La filosofía evolucionista, historicista, racionalista, unía en los tiempos prebélicos, por encima de las fronteras políticas y sociales, a las dos clases antagónicas. El bienestar material, la potencia física de las urbes habían engendrado un respeto supersticioso por la idea del progreso. La humanidad parecía haber hallado una vía definitiva. Conservadores y revolucionarios aceptaban prácticamente las consecuencias de la tesis evolucionista. Unos y otros coincidían en la misma adhesión a la idea del progreso y en la misma aversión a la violencia.
No faltaban hombres a quienes esta chata y acomodada filosofía no lograba seducir ni captar. Jorge Sorel denunciaba, por ejemplo, las ilusiones del progreso. Don Miguel de Unamuno predicaba quijotismo. Pero la mayoría de los europeos habían perdido el gusto de las aventuras y de los mitos históricos. La democracia conseguía el favor de las masas socialistas y sindicales, complacidas de sus fáciles conquistas graduales, orgullosas de cooperativas, de su organización, de sus "casas del pueblo" y de su burocracia. Los capitanes y los oradores de la lucha de clases gozaban de una popularidad, sin riesgos, que adormecía en sus almas toda veleidad. La burguesía se dejaba conducir por líderes inteligentes y progresistas que, persuadidos de la estolidez y la imprudencia de una política de persecución de las ideas y los hombres del proletariado, preferías una política dirigida a domesticarlos y ablandarlos con sagaces transacciones.
Un humor decadente y estetista se difundía, sutilmente, en los estratos superiores de la sociedad. El crítico italiano Adriano Tilgher, en unos de sus remarcables ensayos, define así la última generación de la burguesía parisense: "Producto de una civilización muchas veces secular, saturada de experiencia y de reflexión analítica e introspectiva, artificial y libresca, a esta generación crecida antes de la guerra le tocó vivir en un mundo que parecía consolidado para siempre y asegurado contra toda posibilidad de cambio. Y en este mundo se adaptó sin esfuerzo. Generación toda nervios y cerebro, gastados y cansados por las grandes fatigas de sus genitores, no soportaba los esfuerzos tenaces, las tensiones prolongadas, las sacudidas bruscas, los rumores fuertes, las luces vivas, el aire libre y agitado; amaba la penumbra y los crepúsculos, las luces dulces y discretas, los sonidos apagados y lejanos, los movimientos mesurados y regulares. El ideal de esta generación era vivir dulcemente".
II.
Cuando la atmósfera de Europa, próxima la guerra, se cargó demasiado de electricidad, los nervios de esta generación sensual, elegante e hiperestética, sufrieron un raro malestar y una extraña nostalgia. Un poco aburridos de "vivre avec douceur", se estremecieron con una apetencia morbosa, con un deseo enfermizo. Reclamaron casi con ansiedad, casi con impaciencia, la guerra. La guerra no aparecía como una tragedia, como un cataclismo, sino más bien como un deporte, como un alcaloide o como un espectáculo. ¡Oh!, la guerra, como en una novela de Jean Bernier, esta gente la presentía y la auguraba, "elle serait trés chic la guerre".
Pero la guerra no correspondió a esta previsión frívola y estúpida. La guerra no quiso ser tan mediocre. París sintió en su entraña, la garra del drama bélico. Europa conflagrada, lacerada, mudó de mentalidad y de psicología.
Todas las energías románticas del hombre occidental, anestesiadas por largos lustros de paz confortable y pingüe, renacieron tempestuosas y prepotentes. Resucitó el culto de la violencia. La Revolución Rusa insufló en la doctrina socialista un ánima guerrera y mística. Y el fenómeno bolchevique siguió el fenómeno fascista. Bolcheviques y fascistas no se parecían a los revolucionarios y conservadores pre-bélicos. Carecían de la antigua superstición del progreso. Eran testigos conscientes e inconscientes de que la guerra había demostrado a la humanidad que aún podían sobrevivir hechos superiores a la previsión de la ciencia y también hechos contrarios al interés de la civilización.
La burguesía, asustada por la violencia bolchevique, apeló a la violencia fascista. Confiaba muy poco en que sus fuerzas legales bastasen para defenderla de los asaltos de la revolución. Más, poco a poco, ha aparecido luego en su ánimo la nostalgia de la crasa tranquilidad pre-bélica. Esta vida de alta tensión la disgusta y la fatiga. La vieja burocracia socialista y sindical comparte esta nostalgia. ¿Por qué no volver -se pregunta- al buen tiempo pre-bélico? Un mismo sentimiento de la vida vincula y acuerda espiritualmente a estos sectores de la burguesía y el proletariado que trabajan en comandita, por descalificar, al mismo tiempo, el método bolchevique y el método fascista. En Italia, este episodio de la crisis contemporánea tiene los más nítidos y precisos contornos. Ahí, la vieja guardia burguesa ha abandonado el fascismo. Y se ha concertado en el terreno de la democracia, con la vieja guardia socialista. El programa de toda esta gente se condensa en una sola palabra: normalización. La normalización sería la vuelta a la vida tranquila, el desahucio o el sepelio de todo romanticismo, de todo heroísmo, de todo quijotismo de derecha y de izquierda. Nada de regresar, con los fascistas, al Medio Evo. Nada de avanzar, con los bolcheviques, hacia la Utopía.
El fascismo habla un lenguaje beligerante y violento que alarma a quieres no ambicionan sino la normalización. Mussolini, en un discurso dijo: "No vale la pena vivir como hombres y como partido y sobretodo no valdría la pena de llamarse fascista, si no se supiese que se está en medio de la tormenta. Cualquiera es capaz de navegar en mar de bonanza, cuando los vientos inflan las velas, cuando no hay olas ni ciclones. Lo bello, lo grande: y quisiera decir lo heroico es navegar cuando la tempestad arrecia. Un filósofo alemán decía: vive peligrosamente. Yo quisiera que ésta fuese la palabra de orden del joven fascismo italiano: vivir peligrosamente. Esto significa estar pronto a todo, a cualquier sacrificio, a cualquier peligro, a cualquier acción, cuando se trate de defender a la patria y al fascismo". El fascismo no concibe la contra-revolución como una empresa vulgar y policial sino como una empresa épica y heroica. Tesis excesiva, tesis incandescente, tesis exorbitante para la vieja burguesía, que no quiere absolutamente ir tan lejos. Que se detenga y se frustre la revolución, claro, pero si es posible con buenas maneras. La cachiporra no debe ser empleada sino en caso extremo. Y no hay que tocar, en ningún caso, la Constitución ni el Parlamento. Hay que dejar las cosas como estaban. La vieja burguesía anhela vivir dulce y parlamentariamente. "Libre y tranquilamente", escribía polemizando con Mussolini, "Il Corriere della Sera" en Milán. Pero uno y otro términos designan el mismo anhelo.
Los revolucionarios, como los fascistas, se proponen, por su parte, vivir peligrosamente. En los revolucionarios, como los fascistas, se advierte análogo impulso romántico, análogo al humor quijotesco.
La nueva humanidad, en sus dos expresiones antitéticas, acusa una nueva intuición de la vida. Esta intuición de la vida no asoma, exclusivamente, en la prosa beligerante de los políticos. En una de las divagaciones de Luis Bello encuentro esta frase: "Conviene corregir a Descartes: combato, luego existo". La corrección resulta, en verdad, oportuna. La fórmula filosófica de una edad racionalista tenía que ser: "Pienso, luego existo". Pero a esta edad romántica, revolucionaria, quijotesca, no le sirve ya la misma fórmula. La vida más que pensamiento quiere ser hoy acción, esto es combate. El hombre contemporáneo tiene necesidad de fe. Y la única fe que puede ocupar su yo profundo es una fe combativa. No volverán, quién sabe hasta cuando, los tiempo de vivir con dulzura. La de este escepticismo y de este nihilismo, nace la ruda, la fuerte, la perentoria necesidad de una fe y de un mito que mueva a los hombres a vivir peligrosamente.

José Carlos Mariátegui La Chira

Fotografía de Augusto C Sandino

Fotografía donde aparece Augusto C. Sandino rodeado por su Estado Mayor, coloca en Veracruz una ofrenda floral en la tumba de los cadetes caídos en lucha con los yanquis.
La fotografía presenta una autógrafa para Amauta.
Con letra de José Carlos: 11 cent. ancho gramo fino.

Sandino, Augusto César

En torno al tema de la inmigración [Artículo]

En torno al tema de la inmigración

La Conferencia Internacional de Inmigración de la Habana, invita a considerar este asunto en sus relaciones con el Perú. Parecen liquidados, por fortuna, los tiempos de política retórica en que, extraviada por las fáciles elucubraciones de los programas de partido y de gobierno, la opinión pública peruana se hacía excesivas o desmesuradas ilusiones sobre la capacidad del país para atraer y absorber una inmigración importante. Pero el problema de la inmigración no está aún seria y científicamente estudiado, en ninguno de sus dos aspectos: ni en las posibilidades del Perú de ofrecer trabajo y bienestar a los inmigrantes, en grado de determinar una constante y cuantiosa corriente inmigratoria a su suelo, ni en las leyes que regulan y encauzan las corrientes de emigración y su aprovechamiento por los pueblos escasamente poblados.

Las restricciones a la inmigración vigentes en los Estados Unidos desde hace algunos años, han mejorado un tanto la posición de los demás países de América en lo concerniente al interesamiento de los inmigrantes por sus riquezas y recursos. Pero este es un factor general y pasivo del cual tienen muy poco que esperar los países que no se encuentren en condiciones de asegurar a los inmigrantes perspectivas análogas a las que convirtieron a Norte América en el más grande foco de atracción de la inmigración mundial.
Estados Unidos ha sido, en el período en que afluían a su territorio fabulosas masas de inmigrantes, una nación en el más vigoroso, orgánico y unánime proceso de crecimiento industrial y capitalista que registra la historia. El inmigrante de aptitudes superiores, hallaba en Estados Unidos el máximo de oportunidades de prosperidad o enriquecimiento. El inmigrante modesto, el obrero manual, encontraba, al menos, trabajo abundante y salarios elevados que, en caso de no asimilación, le consentían repatriarse después de un período más o menos largo de paciente ahorro. La Argentina y el Brasil, además de las ventajas de su situación sobre el Atlántico, han presentado, en otra proporción y distinto marco, parecido proceso de desenvolvimiento capitalista. Y, por esta razón, se han beneficiado de los aluviones de inmigración occidental en escala mucho mayor que los otros pueblos latino-americanos.

El Perú, en tanto, no ha podido atraer masas apreciables de inmigrantes por la sencilla razón de que, -no obstante su leyenda de riqueza y oro- no ha estado económicamente en condiciones de solicitarlas ni de ocuparlas. Hoy mismo, mientras la colonización de la montaña, que requiere la solución previa y costosa de complejos problemas de vialidad y salubridad, no cree en esa región grandes focos de trabajo y producción. La suerte del inmigrante en el Perú es muy aleatoria e insegura. Al Perú no pueden venir, sino en muy exiguo número, obreros industriales. La industria peruana es incipiente y solo puede remunerar medianamente a contados técnicos. Y tampoco pueden venir al Perú campesinos y jornaleros. El régimen de trabajo y el tenor de vida de los trabajadores indígenas del campo y las minas, están demasiado por debajo del nivel material y moral de los más modestos inmigrantes europeos. El campesino de Italia y de Europa central no aceptaría jamás el género de vida que puedan ofrecerle las mejores y más prósperas haciendas del Perú. Salarios, vivienda, ambiente moral y social, todo le parecería miserable. Las posibilidades de inmigración polaca, -apesar de ser Polonia uno de los países de mayor movimiento emigratorio, a causa de su crisis económica- están circunscritas como se sabe a la montaña, a donde el inmigrante vendría como colono -vale decir como pequeño propietario- y no como bracero. Las leyes de reforma agraria que, después de la guerra, han liquidado en la Europa Central y Oriental -Tcheco Eslovaquia, Rumania, Bulgaria, Grecia, etc., -los privilegios de la gran propiedad agraria, hacen más difícil que antes la emigración de los campesinos de esos países a pueblos donde no rijan mejores principios de justicia distributiva. El trabajador del campo de Europa, en general, no emigra sino a los países agrícolas donde se ganan altos salarios o donde existen tierras apropiables. Ni uno ni otro es, por el momento, el caso del Perú.
Las obras de irrigación en la costa, en tanto que una reforma agraria y el régimen de trabajo -no parecen tampoco destinadas a acelerar la inmigración mediante la colonización de las tierras habilitadas para el cultivo. El derecho de las yanacones y comuneros a la preferencia en la distribución de estas tierras, se impone con fuerza incontestable. No habría quien osara proponer su postergación en provecho de inmigrantes extranjeros.

La montaña, por grande que sea el optimismo que encienda intermitentemente la fortuna de sus pioniers, -cuyos innumerables fracasos y penurias tienen siempre menor resonancia,- presentará por mucho tiempo los inconvenientes de su insalubridad y su incomunicación. El inmigrante se aviene cada día menos a los riegos de la selva inhóspita. La raza de Robinson Cruzoe se extingue a medida que aumentan las ventajas de la convivencia social y civilizada. Y ni aún las razones de patriotismo logran triunfar del legítimo egoísmo individual, en orden a las empresas de colonización. Italia no ha logrado dirigir a sus colonias africanas ni las corrientes rumanas ni los capitales que fácilmente parten a América, con grave peligro de desnacionalización, como bien lo siente el fascismo, que se imagina encontrar un remedio en prerrogativas incompatibles con la soberanía y el interés de los estados que reciben y necesitan inmigrantes.

El Perú tiene que resolver muchos problemas económicos, antes que el de la inmigración. Y para la solución de este último, se prepararía con más provecho si el fenómeno de la emigración e inmigración, en su móvil realidad, fuera objeto de un estudio sistemático y objetivo, practicado con amplio criterio económico y social.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

El hombre y el mito

I.
Todas las investigaciones de la inteligencia contemporánea sobre la crisis mundial desembocan en esta unánime conclusión; la civilización burguesa sufre de la falta de un mito, de una fe, de una esperanza. Falta que es la expresión de su quiebre material. La experiencia racionalista ha tenido esta paradójica eficacia de conducir a la humanidad a la desconsolada convicción de que la Razón no puede darle ningún camino. El racionalismo no ha servido sino para desacreditar la razón. A la idea Libertad, ha dicho Mussolini, la han muerto los demagogos. Más exacto es, sin duda, que la idea de Razón la han muerto los racionalistas. La Razón ha extirpado del alma de la civilización burguesa los residuos de los antiguos mitos. El hombre occidental ha colocado, durante algún tiempo, en el retablo de los dioses muertos, a la Razón y a la Ciencia. Pero ni la Razón ni la Ciencia pueden ser un mito. Ni la Razón ni la Ciencia pueden satisfacer toda la necesidad de infinito que hay en el hombre. La propia Razón se ha encargado de demostrar a los hombres que ella no les basta. Que únicamente el Mito posee la preciosa virtud de llenar su yo profundo.
La Razón y la Ciencia han corroído y han disuelto el prestigio de las antiguas religiones. Eucken en su libro sobre el sentido y el valor de la vida, explica clara y certeramente el mecanismo de este trabajo disolvente. Las creaciones de la ciencia han dado al hombre una sensación nueva de su potencia. El hombre, antes sobrecogido ante lo sobrenatural, se ha descubierto de pronto un exorbitante poder para corregir y rectificar la Naturaleza. Esta sensación ha despojado de su alma las raíces de la vieja metafísica.
Pero el hombre, como la filosofía lo define, es un animal metafísico. No se vive fecundamente sin una concepción metafísica de la vida. El mito mueve al hombre en la historia. Sin un mito la existencia del hombre no tiene ningún sentido histórico. La historia la hacen los hombres poseídos e iluminados por una creencia superior, por una esperanza super-humana; los demás hombres son el coro anónimo del drama. La crisis de la civilización burguesa apareció evidente desde el instante en que esta civilización constató su carencia de un mito. Renán remarcaba melancólicamente, en tiempos de orgulloso positivismo, la decadencia de la religión y se inquietaba por el provenir de la civilización europea. "Las personas religiosas -escribía- viven de una sombra. ¿De qué se vivirá después de nosotros?". La desolada interrogación aguarda una respuesta todavía.
La civilización burguesa ha caído en el escepticismo. La guerra pareció reanimar los mitos de la revolución liberal: la Libertad, la Democracia, la Paz. Mas la burguesía aliada los sacrificó, enseguida, a sus intereses y a sus rencores en la conferencia de Versalles. El rejuvenecimiento de esos mitos sirvió, sin embargo, para que la revolución liberal concluyese de cumplirse en Europa. Su invocación condenó a muerte los rezagos de la feudalidad y de absolutismo sobrevivientes aún en Europa Central, en Rusia y en Turquía. Y, sobretodo, la guerra probó una vez más, fehaciente y trágica, el valor del mito. Los pueblos capaces de la victoria fueron los pueblos capaces de un mito multitudinario.
II.
El hombre contemporáneo siente la perentoria necesidad de un mito. El escepticismo es infecundo y el hombre no se conforma con la infecundidad. Una exasperada y a veces impotente "voluntad de creer", tan aguda en el hombre post-bélico, era ya intensa y categórica en el hombre pre-bélico. Un poema de Henri Frank "La Danza delante del Arca", es el documento que tengo más a la mano respecto del estado de ánimo de la literatura de los últimos años pre-bélicos. En este poema late una grande y onda emoción. Por esto, sobretodo, quiero citarlo. Henri Frank nos dice su profunda "voluntad de creer". Israelita, trata, primero, de encender en su alma la fe en el dios de Israel. El intento es vano. Las palabras del Dios de sus padres suenan extrañas en esta época. El poeta no las comprende. Se declara sordo a su sentido. Hombre moderno, el verbo del Sinaí no puede captarlo. La fe muerta no es capaz de resucitar. Pesan sobre ella veinte siglos. Israel ha muerto de haber dado un Dios al mundo. La voz del mundo moderno propone su mito ficticio y precario: la Razón. Pero Henri Frank no puede aceptarlo. "La Razón, dice, la razón no es el universo".
"La raison sans Dieu c'est la chambre sans lampe".
El poeta parte en busca de Dios. Tiene urgencia de satisfacer su sed de infinito y de eternidad. Pero la peregrinación en infructuosa. El peregrino querría contentarse con la ilusión cotidiana. "¡Ah! sache franchement saisir de tout moment la fuyante fumée et le suc éphémère". Finalmente piensa que "la verdad es el entusiasmo sin esperanza". El hombre porta su verdad en sí mismo.
"Si la Arche et vide où tu pensais trouver la loi, rien n'est réel que ta danse".
III.
Los filósofos nos aportan una verdad análoga a los poetas. La filosofía contemporánea ha barrido el mediocre edificio positivista. Ha esclarecido y demarcado los modestos confines de la razón. Y ha formulado las actuales teorías del Mito y de la Acción. Inútil es, según estas teorías, buscar una verdad absoluta. La verdad de hoy no será la verdad de mañana. Una verdad es válida sólo para una época. Contentémonos con una verdad relativa.
Pero este lenguaje relativista no es asequible, no es inteligible para el vulgo. El vulgo no sutiliza tanto. El hombre se resiste a seguir una verdad mientras no la crea absoluta y suprema. Es en vano recomendarle la excelencia de la fe, del mito, de la acción. Hay que proponerle una fe, un mito, una acción. ¿Donde encontrar el mito capaz de reanimar espiritualmente el orden que tramonta?
La pregunta exaspera a la anarquía intelectual, a la anarquía espiritual de la civilización burguesa. Algunas almas pugnan por restaurar el Medio Evo y el ideal católico. Otras trabajan por un retorno al Renacimiento y al ideal clásico. El fascismo, por boca de sus teóricos, se atribuye una mentalidad medioeval y católica; cree representar el espíritu de la Contra-Reforma; aunque por otra parte, pretende encarnar la idea de la Nación, idea típicamente liberal. La teorización parece complacerse en la invención de los más alambicados sofismas. Mas todos los intentos de resucitar mitos pretéritos resultan, en seguida, destinados al fracaso. Cada época quiere tener un intuición propia del mundo. Nada más estéril que pretender reanimar un mito extinto. Jean R. Block, en un artículo publicado últimamente en la revista "Europe", escribe a este respecto palabras de profunda verdad. En la catedral de Chartres ha sentido la voz maravillosamente creyente del lejano Medio Evo. Pero advierte cuánto y cómo esa voz es extraña a las preocupaciones de esta época. "Sería una locura -escribe- pensar que la misma fe repetiría el mismo milagro. Buscad a vuestro alrededor, en alguna parte, una mística nueva, activa, susceptible a milagros, apta a llenar a los desgraciados de esperanza, a suscitar mártires y a transformar el mundo con promesas de bondad y de virtud. Cuando la habréis encontrado, designado, nombrado, no seréis absolutamente el mismo hombre".
Ortega y Gasset habla del "alma desencantada". Romain Rolland habla del "alma encantada". ¿Cuál de los dos tiene razón? Ambas almas coexisten. El "alma desencantada" de Ortega y Gasset es el alma de la decadente civilización burguesa. El "alma encantada" de Romain Rolland es el alma de los forjadores de la nueva civilización. Ortega y Gasset no ve sino el ocaso, el tramonto, der Untergang. Romain Rolland ve el otro, el alba, der Aufgang. Lo que más neta y claramente diferencia en esta época a la burguesía y al proletariado es el mito. La burguesía no tiene ya mito alguno. Se ha vuelto incrédula, escéptica, nihilista. El mito liberal, renacentista, ha envejecido demasiado. El proletariado tiene un mito: la revolución social. Hacia ese mito se mueve con una fe vehemente y activa. La burguesía niega; el proletariado afirma. La inteligencia burguesa se entretiene en una crítica racionalista del método, de la teoría de los revolucionarios. ¡Qué incomprensión! La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad. Es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la fuerza del Mito. La Emoción revolucionaria, como escribí en un artículo sobre Ghandi, es una emoción religiosa. Los motivos religiosos se han desplazado del cielo a la tierra. No son divinos; son humanos, son sociales.
Hace algún tiempo que se constata el carácter religioso, místico, metafísico del socialismo. Jorge Sorel, uno de los más altos representantes del pensamiento francés del siglo XX, decía en sus Reflexiones sobre la Violencia: "Se ha encontrado una analogía entre la religión y el socialismo revolucionario, que se propone la preparación y aún la reconstrucción del individuo para una obra gigantesca. Pero Bergson nos ha enseñado que no sólo la religión puede ocupar la región del yo profundo; los mitos revolucionarios pueden también ocuparla con el mismo título. Renan, como el mismo Sorel lo recuerda, advertía la fe religiosa de los socialistas, constatando su inexpugnabilidad a todo desaliento. "A cada experiencia frustrada, recomienzan. No han encontrado la solución; la encontrarán. Jamás los asalta la idea de que la solución no exista. He ahí su fuerza".
La misma filosofía que nos enseña la necesidad del mito y de la fe, resulta incapaz generalmente de comprender la fe y el mito de los nuevos tiempos. "Miseria de la filosofía" como decía Marx. Los profesionales de la Inteligencia no encontrarán el camino de la fe; lo encontrarán las multitudes. A los filósofos les tocará más tarde, codificar el pensamiento que emerja de la gran gesta multitudinaria. ¿Supieron acaso los filósofos de la decadencia romana comprender el lenguaje del cristianismo? La filosofía de la decadencia burguesa no puede tener mejor destino.

José Carlos Mariátegui La Chira

Dedicatoria a César A. Rodríguez, 30/12/1928

Dedicatoria en los Siete Ensayos:
"Al poeta César A. Rodríguez con la vieja y devota amistad y la invariable estimación de su affmo compañero."
José Carlos Mariátegui
Lima, 30 de diciembre de 1928
P.S- A nombre de los compañeros de "Amauta", reclamo su colaboración en nuestra revista que esperamos tenga siempre su simpatía. Creo no tener que esforzarme demasiado al excusar el que no le escriba. Vivo agobiado de trabajo exigiendo de mis fuerzas más de lo que puedan dar. Pero siempre, aunque no le escriba, lo tengo presente en mi recuerdo y mi afecto y deseo conocer el desarrollo de su obra y sus personalidad que algún día comentaré con toda la atención que merece.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Correspondencia Emitida

Se registra toda la correspondencia emitida por la Sociedad Editora Amauta en relación a la venta, distribución, canje y suscripción de la revista Amauta.

Sociedad Editora Amauta

Correspondencia Emitida

Se registra toda la correspondencia emitida por José Carlos Mariátegui como Director de la Revista Amauta. Estas cartas eran dirigidas a sus colaboradores que de manera periódica enviaban sus textos para que fueran publicados en la revista.

Revista Amauta

Carta sin destinatario, 7/5/1927

Lima, 7 de mayo de 1927
Sr.
Muy señor mío:
La exposición que publicamos en el Nº 8 de "Amauta" respecto a la situación financiera y el programa administrativo de la revista, lo informará a Ud. de la organización, a la fecha bastante avanzada, de la Sociedad Editora Amauta. Sobre esta ampliación de las bases económicas de "Amauta", que entra resueltamente en un periodo de estabilización y desarrollo, llamamos la atención de Ud. seguros de sus cooperación entusiasta.
Si es posible colocar entre los amigos y simpatizantes de su población algunas acciones, encargamos a Ud. la gestión respectiva. EL valor de la acción es de Lp. 5.0.00 pagaderas así: el 50 % al suscribir la acción y el respeto en cinco armadas mensuales. Los pedidos deben ser dirigidos a José Carlos Mariátegui, organizador de la Sociedad.
Debiendo la Sociedad asumir la administración de la revista desde el Nº 9, nos urge practicar a la brevedad posible la liquidación de las cuentas de "Amauta" hasta el Nº 8, a cargo de José Carlos Mariátegui. Para esto contamos con el concurso de nuestros agentes. giramos en la fecha por conducto del Banco sus saldos respectivos.
La letra girada a su cargo es a 8 días vista y por la suma de Lp. [en blanco] a que asciende su saldo hasta el Nº 7 de marzo. Si tuviera Ud. números sobrantes, le rogamos cargarlos a la cuenta del Nº 8 que le hemos expedido por correo pasado.
Con los más cordiales sentimientos, me es muy grato suscribirme de Ud. atto. y S.S.

Martínez de la Torre, Ricardo

Carta sin Destinatario (Agente Amauta), 20/6/1927

Lima, 20 de junio de 1927
Estimado señor y amigo:
Acusando recibo de su... me es grato dirigirme a Ud. adjuntándole su estado de cuento con "Amauta" hasta el No. 9 de la revista.
Esclarecido como está su carácter ideológico, esperamos obtener las garantías necesarias para continuar publicando "Amauta". Si las conseguimos daremos un número doble (10 y 11) en julio, y, entre tanto, reimprimiremos el No. 1, del cual rogamos a Ud. indicarnos la cantidad de ejemplares que debemos remitirle.
Por lo pronto se nos ha informado por las autoridades, y hemos podido comprobar, que ninguna orden ha sido dictada contra la circulación libre y pública de los números aparecidos hasta ahora. Vamos a proceder, pues a la reimpresión del No. 1 con el objeto de satisfacer la demanda de los coleccionistas que no han podido conseguirlo por haberse agotado la tirada; y aunque, en todo caso, la publicación de "Amauta" está solo momentáneamente suspendida ta que si no es posible continuarla en Lima, continuará en Buenos Aires u otra ciudad de América.
Hoy más que nunca necesitamos de la cooperación material de nuestros agentes y representantes de provincias; y de la de Ud. solicitamos el pronto envío de su saldo. Le avisamos además que disponemos de algunas colecciones de "Amauta" desde el No. 2 y del No. 3 que se venden, respectivamente, a beneficio de la revista, al precio de S/. 5.00 y S/.4.00; y que afines del pte. aparecerá el libro de Luis E. Valcárcel "Tempestad en los Andes", primer volumen de la Biblioteca Amauta.
Con cordiales saludos de José Carlos Mariátegui, me es muy grato repetirme de Ud. atto y S. E.
Administrador

Martínez de la Torre, Ricardo

Carta Postal de María Clemencia López Pombo, 11/5/1929

Bs. Aires 1929-12- 5
Sr. José Carlos Mariátegui:
Le envíe junto con esta un grabado en "linoleum" para su revista "Amauta" rogándole sírvase enviarme un número de dicha revista en caso de publicarlo.
Saluda a Ud. atte.
María Clemencia López Pombo
s/e Charcas 2185

López Pombo, María Clemencia

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