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Carta de Magda Portal al Secretario de la Célula del Apra en París, 7/71928

7 de julio de 1928

Al. C.
Secretario de la Célula del Apra
en París.

Sus dos comunicaciones para el c. Haya Delatorre, dirigidas por intermedio de esta Secretaría, han sido leídas por nuestro grupo, y teniendo en cuenta que todas las resoluciones del Comité Ejecutivo han estado tomadas en reunion de todos los miembros actualmente en México, esta Secretaría cree conveniente dar respuesta a los documentos citados, enviándolos después al c. Haya, que se encuentra en Guatemala. Así esta concretará de preferencia a los 3 puntos tratados en su carta Apra.

1o.- Nuestra primera intención al hacer las declaraciones ya conocidas de ustedes por la prensa, de enviar un contingente de sangre al general Sandino, se basaba en una razón de táctica política. El gobierno del Perú desde nuestra llegada a Mexico, y más aún, desde que vino a este país el c. Haya D., ha mantenido una constante vigilancia sobre México, y según noticias, se ha establecido una severa censura a toda la correspondencia que va de Mexico al Perú, y la que venía del Perú al apartado 1524, dirección muy conocida del gobierno. Necesitábamos distraer la atención de nuestros enemigos, fingiendo un romántico sesgo a nuestras actividades revolucionarias, y así no vacilamos en declarar que estábamos dispuestos en la medida de nuestras posibilidades, a ofrecernos de manera incondicional a la causa de la libertad de Nicaragua, que para los apristas, era la causa símbolo de la libertad futura de toda nuestra America. Nuestra segunda intención fue precisamente la de orientar la campana meramente nacionalista nicaragüense, hacia un sentido antiimperialista continental. Nuestro compañero Esteban Pavletich, a pesar de las grandes dificultades que se le atravesaron, como es la campaña calumniosa de los miembros del p.c. de México y de la liga antimperialista que enviaron delegación a Nicaragua, ha obtenido sin embargo importantes declaraciones del héroe nicaragüense, una de ellas su adhesion a la moción de ciudadanía continental latinoamericana, aprobada por el Senado de México y combatida diplomáticamente por Estados Unidos. Nuestra revista "Indoamérica” que sale en este mismo correo, les mostrará este documento. En todo lo demás, nuestro compañero E.P. nos informa la admirable conexión que ha constatado en Sandino con nuestros postulados de unidad indoamericana. Creemos que este ha sido un paso cierto dado por el Apra en su labor continental.

2o.- Teniendo en cuenta que no habíamos determinado la dirección que tomaría el c. Haya en su viaje, y pensando que muy en breve viajaría a Paris, este compañero decidió ser él personalmente quien llevara a esa Célula todas las noticias de nuestras labores aquí. Fue la razón para que no les comunicáramos detalladamente. No obstante, estamos de acuerdo con ustedes en hacer conocer de esa Célula todas nuestras resoluciones, palabras de orden, etc. De allí que esta Secretaría les envíe continuamente, copias de todos los documentos. Nuestras labores apristas han sido en estos meses de poco importancia, dedicándonos en particular a la acción dentro del Partido Nacionalista Libertador del Perú. De todos modos, les envío un sintético boletín.

3o. - En vista de la proximidad de las elecciones, esta célula —i conjuntamente el P.N.L. del Perú— decidieron el envió de uno de los compañeros al Perú. Este compañero no ha viajado aún por razones económicas —las mismas que nos impiden hasta hoy hacer venir al c. Rabines a México— pero seguimos nuestras gestiones en pro de esta necesidad. Además, seguramente dentro de dos meses, se dirigirá al Perú otro compañero mexicano, del P.N.L. del Perú, a ponerse en comunicación con los cc. de ese país e iniciar una más activa acción, como ustedes dicen, ilegalmente. Esperamos que entonces pueda ponerse de acuerdo con nuestro c. Bustamante, del que no sabemos si habrá viajado o no. Dada la circunstancia de que el primer objetivo de nuestro partido es tomar el poder político para poder realizar los postulados del Apra, todas nuestras actividades tienden hoy a la consecución de esre propósito. No desperdiciaremos ocasión de introducir compañeros en el Perú, desterrados o no, a fin de que laboran por la causa. Estamos con ustedes en aprovechar todos los medios para conseguir el fin que nos hemos propuesto. De allí que hayamos aprovechado la candidatura del c. Haya, lanzada en provincias —no sabemos cuál— como medio de agitación y propaganda, lo cual creemos de capital importancia en los actuales momentos.

El c. Haya viajó por la via de Yucatan para tratar de ponerse al habla con el c. Bustamante, pues teníamos noticias de su viaje en el "Orbita”. No lo ha logrado. El c. Haya debía dar instrucciones al c. B. para su actuación en el Perú. De todos modos, estamos seguros de que con el viaje de este compañero, se allanarán muchas dificultades principalmente la surgida con el c. José C. Mariátegui, según ustedes ya deben conocer.

Un cordial saludo aprista de vuestra compañera.

Magda Portal
Sect. Célula peruana
México.

Portal, Magda

Carta de Víctor Raúl a los compañeros de la Célula de París, 18/02/1929

Berlín febrero 18 de 1929

Queridos compañeros de la Célula de París:

Después de recibir las últimas impresiones de los dirigentes apristas de América y de Europa, de enterarme de las divergencias que la inacción ha producido y que a su vez han causado una mayor inactividad; de darme cuenta exacta de la fuerza de la propaganda política y personal de mis adversarios que han minado con admirable certeza nuestras filas y nuestra solidaridad, he decidido renunciar irrevocablemente la secretaría general del Apra y el puesto que me correspondía en el Comité Directivo, pasando inmediatamente a filas sin el menor deseo de entorpecer labor alguna y antes bien francamente dispuesto a trabajar desde abajo con mayor eficacia, puesto que demostraré que es necesario saber obedecer y que sólo los partidos, criollos anárquicos y decadentes no son cuerpos organizados, de verdadera lucha en los cuales la acción conjunta, la disciplina y la jerarquía son absolutamente indispensables.

Esta resolución mía es el resultado de una fría apreciación de los hechos. No hay en ella nada más que lo expresa: Mi profunda decisión de no convertirme en un elemento perturbador o en un pretexto de inacción y de derrotismo. Yo como fundador del Apra, fundada y organizada como Partido, reconocida así por todos y fortalecida como tal por la contribución de tantos compañeros decididos y revolucionarios, tengo que sacrificar cuanto sea necesario, si fuera preciso sacrificar algo. Mi presente actitud estaba perfectamente prevista por mí. Ya la había anunciado a muchos compañeros y me parece una consecuencia dentro de la lógica histórica, que preside movimientos como el nuestro.

Mis críticas al Compañero Mariátegui que encabeza "la intelligentzia" aprista, los literarios y poetas súbitamente convertidos en teorizantes y adoctrinadores políticos y económicos, serán ampliamente expresadas en mi libro. Deseo que libertemos al Apra o a su ideología de confusionismo y oportunismo. Los poetas imaginan, nosotros no podemos imaginar siendo revolucionarios, caminamos sobre la realidad. Los literatos acomodan fácilmente una teoría fantástica dentro de las cajitas de cristal de sus frases poliédricas, para nosotros, luchadores, soldados y gentes de acción, todo eso es cristal y el cristal se rompe al primer choque.

No es que yo crea que los poetas estén mal dentro de nosotros. Platón es más radical en La República cuando dice: "Digamos pues de todos los poetas empezando por Homero que ya traten en sus versos de la virtud ya de cualquier otra materia no son sino imitadores de fantasmas que jamás llegan a la realidad ... " y más adelante: ... "El poeta, sin poseer otro talento que el de imitar sabe también con una capa de palabras y de expresiones figuradas dar a cada arte los colores que le convienen, que ya hable de zapatería, ya trate de la guerra o de cualquier otro tema, sus discursos sostenidos por la medida, por el número y por la armonía persuaden a los que le escuchan y juzgan, solamente por los versos, que está perfectamente instruido de las cosas de que habla, tan poderoso es el prestigio de la poesía!".

Ahora bien, de Platón hay que recordar lo que los revolucionarios modernos recuerdan en sus apreciaciones sobre los fáciles juicios de los intelectuales, poetas, no sólo porque hagan versos sino porque son "imitadores de fantasmas". En esta apreciación Platón no ha envejecido.

Empero, no se me crea enemigo de los poetas y de los intelectuales. Les creo necesarios en nuestro movimiento. En América Latina ellos son necesarios. Son la "intelligentzia" y tienen que servir a nuestra causa. En esto soy absolutamente antiplatónico. Yo personalmente admiro y gusto de los poetas y de los imaginativos. Creo sí peligroso hacer de la política y especialmente de la revolución, en cualquier género de literatura, leyenda o romance, teatro o anécdota. Todo eso es fantasmagoria.

Sin embargo; nuestro Partido es un frente de trabajadores manuales e intelectuales y debe serlo. Lo importante es que en esta forzosa unión hagamos obra de educación política. Y diciendo educación digo disciplina. Y diciendo disciplina digo disciplina integral, de mente, sobre todo, tratándose de intelectuales. Esta disciplina de mente es camino de ciencia y ciencia, ciencia verdadera necesita nuestro movimiento porque es moderno, porque es político y porque es revolucionario.

Me extiendo en este punto porque lo creo preciso. Sin embargo sigo creyendo que todas nuestras divergencias interiores son síntomas de vida. El Apra ha seguido creciendo y entrego su mando en momentos en que es la corriente política más vigorosa en América Latina. Mientras algunas de sus viejas ramas se han secado en disputas otras han retoñado y florecido. El organismo, sin duda alguna, está más vivo y fuerte que nunca.

Son muy importantes las discusiones de los lideres pero no tengamos tanto interés en ellas como en los movimientos de las masas. He visto de cerca las masas centroamericanas, por ejemplo, gravitar hacia el Apra con vigor. Cuando he asistido a mítines apristas de cinco y seis mil almas, he olvidado un poco las discusiones cómodas de ciertos compañeros empeñados en discutir como los perros de la fábula mientras el peligro estaba cercano. El instinto vital de las masas ve el peligro y no le interesa el casuismo de los "istas" de aquí y de allá. Ese es el mejor síntoma del carácter social y antiindividualista de nuestro movimiento, cada vez más arraigado en las masas que verdaderamente sienten el peligro imperialista.

Pero es imposible desarraigar totalmente el individualismo característicamente agrario que es peculiar de nuestros movimientos. Se manifiesta en los líderes y especialmente en los más intelectualizados de ellos y en los más alejados de la acción. Y no debemos olvidar que no sólo, de trabajadores manuales y de hombres de acción está formado nuestro Partido. El incluye también a intelectuales y ya sabemos y debemos estar listos a saber cómo funciona el motor de explosión, —muchas veces de mera de mera explosión sin magnetos ni frenos— de sus mentes ricas en toxinas, incendiarias que pueden dar luz que alumbre o fuego que destruya. Así son las explosiones.

Mientras se realiza en nosotros el proceso de estratificación, de coordinación de disciplina, de formación de una conciencia política revolucionaria, mientras los elementos primitivos y caóticos de esta nebulosa se enfrían y ordenan, tenemos que actuar frente a la realidad aunque el trabajo sea penoso, inquietante y muchas veces infecundo.

Consecuencia del individualismo agudo de los sectores intelectualistas de nuestro Partido ha sido el personalismo. Nunca me engañé acerca de esto y varias veces, de palabra y por escrito, he anunciado a muchos de nuestros compañeros que una etapa de nuestro movimiento sería la de un personalismo irritante y faccioso. En esa hora quería yo inmolarme y así lo he hecho. Yo tenía que ser la tête du turc. Lo he sido consciente y sonriente. Algunos de mis compañeros de México saben que yo, hace justamente un año, les anticipé sin alarde profético, como resultante lógica de estas crisis de gestación mi alejamiento del puesto directivo de líder e inspirador. No se produjo antes porque el Apra no era tan fuerte como lo es hoy, ni era llegada la hora de iniciar dentro de ella una segunda etapa. Todo este tiempo ha sido necesario para probar la solidez mental de algunos, el oportunismo de otros, la vaguedad de muchos y la afirmación de tantos que estaban indecisos. Además, era necesario dar al Apra mayor fuerza, mucha fuerza de masa y que el líder gastara los últimos adarmes de prestigio en la concurrencia despiadada de los personalismos que tan violenta y fugazmente cotizan nuestros ambientes.

Ahora todo esta hecho.

Mi palabra para todos es la palabra cordial y fraternal de invitación al trabajo en común. Ante todo la acción. El Apra no podrá definirse totalmente y ponerse una etiqueta ideológica y trazar un panorama concreto y delineado del futuro como la Ciudad de Dios de S. Agustín. Eso es tan absurdo y tan poético como todo lo que se pide a la imaginación. Por eso lo reclaman tanto los intelectuales para los que no hay sino una disyuntiva: o imitar y glosar o fantasear y novelizar.

La política revolucionaria es la aplicación de los grandes fundamentos científicos de la ciencia revolucionaria a determinada realidad; en mi concepto. Esta aplicación supone a su vez la creación de otra ciencia de aplicación. Nosotros todos sabemos los grandes fundamentos de la ciencia revolucionaria pero ignoramos el campo de aplicación de esa ciencia. Esa es la realidad que tenemos ante nosotros, el vasto campo inconocido sobre el que debemos actuar científicamente: investigando y experimentando, para establecer los postulados y principios que normen nuestra actividad futura. Por eso, el proceso del Apra es totalmente nuevo. Por eso todos los movimientos políticos anteriores que pretendieron trasplantar fácilmente la experiencia verificada en otros campos al nuestro, han fracasado y fracasarán. Porque al realizar el trasplante las condiciones, objetivas del nuevo ambiente matan automáticamente el organismo que se pretende hacer revivir bajo una ley de intensidad diversa a la que dio origen al sistema que se importa.

Es claro que para el turista y para el poeta la visión superficial y panorámica del mundo no le permite percibir esas profundas variaciones de intensidad que lo ritman en su tremenda variedad. El turista y el poeta pueden imaginar el Canal de Panamá cubierta de nieve, o a los habitantes del polo con sombreros de Panamá. Para ellos sería una cosa divertida, que se puede escribir en una novela. Los poetas antiimperialistas dicen en sus versos que "las escuadras latinoamericanas bombardearán Nueva York, etc." y aunque esto no sea imposible en el transcurso de las edades, para el realista, le interesa medir más que la calidad de la imaginación, el complicado proceso histórico que mediará entre nuestra época actual y el momento de aquel bombardeo.

Por eso no es posible satisfacer a los que ansiosamente piden que el Apra sea ya una definición, una realización, una cosa hecha, acabada, burilada y perfecta, con tradición y con victorias. Ese afán actualista, ese violento anhelo de ver todo hecho cumplido y terminado, es forma subconsciente de individualismo. El hombre quisiera ver en su mísero tiempo de vida todo lo que el futuro reserva en el misterio de sus sorpresas. Cuando no ve las obras terminadas o no puede verlas, se revuelve indignado y vocifera y afirma que los que construyen así, adaptándose al ritmo de la realidad, están equivocados y son malos constructores. Pero los movimientos sociales no son hechos para la satisfacción de los individuos sino para el proceso de la lucha de clases, que existe desde hace miles de años y en el cual han caído miles de millones de hombres.

La eternidad del marxismo está en eso. En que no es una teoría cerrada con capitales y cornisas, con visillos bordados y ventanitas primorosas. El marxismo es como un camino abierto. Marx no vio la edad imperialista del capitalismo y quien la analizó y la percibió, apreciando sus leyes y descubriendo su proceso complicado y vasto, fue marxista. Tampoco ahí se cerró el marxismo. Queda abierto. La lucha entre el capital y el trabajo asume nuevas fases, adopta nuevas formas. El imperialismo llena un proceso histórico nuevo y largo. El imperialismo en Alemania no es el imperialismo en América Latina. Ni el de ésta el de Asia. Hay una ley común pero varían las intensidades de esa ley. Esas variantes encierran subvariantes y forman grandes complejos. Descubrirlas, formular sus leyes, acometer la resolución del nuevo problema es doble trabajo científico: político y económico.

En la variante latinoamericana, el Apra ha querido abrir ese camino. Por eso el Apra es marxista, porque es realista, porque admite la negación de la negación y sabe que todos esos conceptos no son palabras huecas.

Malgre tout, la formación de la mente aprista supone un proceso y un proceso profundo. Estamos en él. Las resistencias interiores, los intentos incumplidos, las deducciones precipitadas, los confusionismos son síntomas de ese proceso. En el fondo, la mente aprista se forma y se perfila. Nos ayuda a ello —negación de la negación— el propio imperialismo cuando descubre en el Apra su mayor enemigo.

Sin embargo, la lucha por encontrar nuestra propia realidad entraña una serie de otras manifestaciones de la realidad misma con que actuamos para hallar la mayor. Una de estas formas de realidad es el personalismo. Muchos compañeros han incurrido en faltas necesarias. Han confundido el Apra con mi nombre. Han atacado al Apra bajo mi nombre. Proyectando su propio individualismo y su propio personalismo en nuestro Partido han luchado contra mi persona ignorando que luchaban contra su propia sombra.

Yo estoy ahora, después de esta gimnasia a la que he asistido con interés en el caso de descubrir el claro y hacerles ver que era su propia sombra. Me aparto y dejo el puesto porque es necesario que así sea. En otra carta especial a la célula de México —va también otra a la célula argentina— expreso este pensamiento. Lo expreso no sólo teniendo en cuenta a los engañados contra mí sino a los engañados en favor mío. Muchos compañeros han creído y creen que el Apra no puede vivir sin mí. Afirmo que el Apra no puede vivir sin jefes, sin líderes, sin comando, pero niego que no pueda vivir sin mí. Por eso también me aparto, para aleccionar a unos y otros en esta realidad. Es preciso que la vean claro.

Como analizo a los demás, me analizo a mí mismo. Por eso me separo. Lo creo indispensable: Hace dos años que dije y escribí que mi nombre era una ficha dentro del gran tablero aprista. Hemos jugado la ficha lo bastante y ahora "la soplamos'" como se dice en juego de damas. Yo soy el primero que doy la voz: ''pongamos de lado a Haya de la Torre, vamos a comenzar la segunda etapa sin, él, o teniéndole a él en las filas. Entonces veremos, que el Apra no es un hayismo, que no debe ser y veremos que Haya de la Torre sabe obedecer, como el que más, y sabe ser soldado. Si acaso le creemos totalmente inválido, pues al hospital y al retiro total". La obra no debe morir por eso. La obra no es mía ni de nadie. Es de nuestros pueblos. Es la obra revolucionaria de América y no debe ni puede estar, vinculada a un solo nombre,

Mi proposición final es la de encargar la jefatura del Partido a un hombre con fuerza continental y, que no tenga necesariamente la nacionalidad peruana. Asistido por un comité, Alfredo Palacios me parece muy bien. La célula de México ha resuelto que el Comité directivo del Apra esté en Buenos Aires. Yo propondría a Palacios como líder y secretario general bajo la autoridad de un Comité. Algunos compañeros que han tenido largas y gratas vacaciones europeas; deberían trasladarse inmediatamente a un campo de mayor actividad práctica y de menos disputas teológicas. En nuestro cielo los dioses no son eternos.

Espero que se junten todos y discutan no la renuncia sino la última proposición. Espero que reflexionen fríamente, —pongamos un poco las cabezas enardecidas aún de trópico en estas gratas nevadas de invierno fuerte—y traten de unificarse. Lo que haya de diferencias se resolverá después. Por ahora interesa unirnos estrechamente en lo que tengamos de común que es mucho.

Yo seguiré trabajando. Dos libros saldrán aquí antes del verano según espero. Mi aprismo no puede morir. Yo moriré por el aprismo. Así lo juro y así lo juré desde hace cinco años. Vamos adelante compañeros y levantemos un poco nuestras conciencias hacia el plano superior de nuestra verdadera responsabilidad histórica. Un abrazo a todos y Viva el Apra.

Fdo. Haya de la Torre

Haya de la Torre, Víctor Raúl

Carta de Víctor Raúl a Eudocio Ravines, 17/10/1926

Londres, 17 de octubre de 1926

Querido compañero Ravines:

Esta mañana he recibido su carta del 19 de setiembre. Ahora está aclarado su concepto. Terreros me había copiado párrafos de una carta suya en que habla V. del programa analítico. La orientación que V. pide es necesaria. Pero algo de ella ha ido ya en mis continuas cartas anteriores. Naturalmente, rechazo como reaccionaria y hasta como traidora la idea de que nuestro movimiento será "para otra generación". Eso es estúpido y cobarde. De ninguna manera. Por eso mi preocupación constante de formar cuadros de acción lo más pronto posible. Lo esencial en este momento es formar cuadros proletarios, constituir el ejército rojo en una palabra. Organizar las multitudes y agitar intensa y extensamente a las masas, procurar la agitación revolucionaria mayor posible.- En cuanto a nosotros, claro que debernos orientarnos, no lentamente, sino lo más rápido que se pueda.

Nuestro punto de vista en cuanto al problema global del Perú no puede ser otro que éste, en mi concepto:

El Perú es un país agrícola. Lo esencial de nuestra economía, la vida misma del país está en la agricultura. Es a la agricultura, al problema de la tierra, que está ligado el movimiento nacionalista indígena. La lucha entre el gamonal y el indio no es sino la lucha por la tierra. Pero la tierra en el Perú no produce lo que debiera producir porque no se cultiva intensivamente sino extensivamente. La gran producción desinteresa a su poseedor del afán de intensificar la producción. Un hombre que tiene cincuenta mil hectáreas no explota la tierra científicamente. Si ese mismo hombre tuviera mil, procuraría sacar por trabajo científico intensivo lo que le dan
cincuenta mil por extensión. Pero con este sistema de gran propiedad la economía nacional, la economía colectiva que está afirmada en nuestra agricultura, que es el alimento y el trabajo de las inmensas mayorías de nuestro pueblo, sufre desmedro. A la nación, o mejor a la colectividad le interesa un índice el mayor posible de producción porque eso es su riqueza. Hay que buscar el mejor medio de procurar la explotación más intensa posible de la tierra.

¿COMO?

Nuestro primer obstáculo está en la gran propiedad. La gran propiedad en el Perú es el feudalismo en lucha tradicional contra el comunismo o socialismo de la tierra. Durante cuatro siglos la comunidad ha estado sometida por el feudo. Es la lucha de dos sistemas económicos de la explotación de la tierra. Nosotros tenemos que ir hacia la socialización de la tierra, hacia el triunfo del movimiento indígena cuyo nacionalismo es, naturalmente un fenómeno de razones económicas. La vieja comuna modernizada, el ensamble del sistema agrícola incásico con los métodos modernos de explotación será nuestro fin primordial. En la costa, o en lugares donde la gran propiedad ha podido desarrollarse por el trabajo industrializado (la caña por ejemplo) se puede ensayar dos clases de sistemas: la administración directa por el Estado, o la formación de comunidades de trabajo agrícola-industrial. La pequeña propiedad (de esto ya creo haberle hablado) tiene el inconveniente de no permitir al propietario un trabajo intensivo y moderno. Muchas veces una máquina de trabajo le costaría el 50% del valor de su terreno. Sin embargo la pequeña "posesión" o propiedad vitalicia podría ser el paso al sistema cooperativo en donde haya arraigado el sistema de la propiedad dividida. Pero la cooperativa agrícola será una forma de trabajo muy aparente para la costa.

Evidentemente que este programa de orientación significa la revolución nacionalista indígena y nuestro apoyo más decidido a ella. Pero esa revolución debe producirse lo más militarmente dispuesta que sea posible, lo más disciplinada y bajo el control y la autoridad de nuestro núcleo.

En cuanto al problema industrial, —ya lo he dicho algunas veces—, como no somos un país industrial y nuestro proletariado es reducido en número, el principio general es la nacionalización o socialización de las industrias, que se hará total o parcial según convenga mejor los intereses de la colectividad. Naturalmente, el control obrero y campesino en la vida política del país mantendrá a la clase explotadora en el camino de su destrucción como poder político primero y como entidad económica más tarde.

Como usted ve, esto está dentro de los puntos de nuestro programa general, o internacional. Cuando se habla de la socialización de las industrias, es entendido que esta socialización no será [será] absoluta cuando no sea posible por razones más fuertes, pero socialización absoluta en principio. Tierras e industrias pertenecerán a la Nación es decir a la masa productora que tendrá el poder político. Y esta, por intermedio de nuestro partido podrá hacer las concesiones que fueran indispensables.

No creo que sea posible enfocar de otro modo el problema indígena. Hay dos interpretaciones: la una burguesa y feudal, reaccionaria y traidora, intelectualista y falsa y la otra, la revolucionaria que es la nuestra. Ante todo la solución del problema económico, después la educación y todos los privilegios que hoy se niega a los oprimidos.

Me parece que para nosotros el camino está claro y que la orientación está más que nunca afirmada. Naturalmente que ha pasado ya "el instante bello del romanticismo etc.," de que V. habla. ¡Pero hace ya hace mucho tiempo que ha pasado! Desde el momento en que tenemos un programa y planteado un partido y esbozado un plan de táctica, hablar de eso es anacrónico. Lo que yo creo fundamental en estos momentos es organizar el trabajo de agitación. Muchas veces, he recomendado el trabajo de ustedes en célula y la división y la distribución de la labor. No proceder nunca individualmente sin previo acuerdo, sin obedecer a un plan. Esto mismo aconsejo a Heysen. Ser revolucionario es ser disciplinado. Ustedes ahí deben dividir su trabajo como si estuvieran en el Perú: interior y exterior. El primero significa todo lo que haya que hacer en el Perú; propaganda en las masas, propaganda de prensa, comunicaciones con amigos o grupos etc. El segundo la campaña de propaganda en la Argentina y América Latina. Ustedes deben escribir siempre para el Perú y para la Argentina, Uruguay, etc. Nuestra influencia revolucionaria en América debe dejarse sentir como la de los revolucionarios rusos en Europa antes de la revolución. Debemos tratar de hacer llegar a toda América la· vibración de nuestro programa y agitar mucho, muchísimo. No hay que desanimarse: cinco rusos han removido el mundo. Nosotros somos veinte que podemos remover la América Latina. Debemos ser y aparecer como los campeones de la agitación antiimperialista, de la unidad latinoamericana, de la defensa indígena, de la acción social de las universidades etc. Esta es nuestra labor tenaz en el extranjero. Así hacemos respetable nuestra revolución para más tarde. Yo no escribo para los periódicos y revistas de fuera del Perú sino por hacer prestigiosa nuestra causa. Eso es lo que deberían entender los compañeros de Panamá tan dejados, tan débiles en su acción, tan llenos de esa abominable pereza tropical y freudiana. Ojalá reaccionen. Ellos podrían controlar todo el Norte de nuestra América Latina. En un año de este trabajo armonizado y tenaz sobre la opinión obrera y sobre la masa lectora la U. P. G. P. y la revolución del Perú habrían conquistado un prestigio internacional muy vasto y cuando nuestro movimiento estallara tendríamos la simpatía de la opinión pública del Continente que es algo que debe preocuparnos mucho para el caso de una agresión yanqui.

No importa repetir. Al contrario, hay que repetirse mucho, pero extender mucho también la labor de propaganda. Pero hay que escribir. Uno de ustedes debe escribir artículos incesantes sobre el problema indígena peruano, revelar abusos y conmover la opinión pública con una propaganda indigenista vívida que conmueva y justifique la revolución. Naturalmente nunca debe faltar la línea y la interlínea para la U. P., para nuestro movimiento etc. Otro debe ocuparse de asuntos estudiantiles, persecuciones, acción de la U. P. en este orden y recuerdo constante del heroísmo de la juventud peruana, cuestión con Chile etc. Otro debe ocuparse del imperialismo, presentar siempre a Leguía como agente del imperialismo pero presentar siempre a Leguía como miembro de una
fracción civilista etc. Otro u el mismo debe seguir siempre diciendo que la U. P. fue la primera tribuna antiimperialista de América Latina definida en un sentido económico y que LA UNIDAD de América es nuestro lema etc.

Aunque toda esta campaña repercutirá como que ya de lo que se hace, repercute en el Perú, hay que organizar también la propaganda dentro del mismo Perú. Esta debe ser de dos clases. Para la masa burguesa grande y pequeña: artículos de vulgarización científica que se enviarán en muchas copias a los diarios provincianos. Artículos sistemados y combinados. Siempre en ellos se firmará como profesor de la U. P. Temas para esto hay infinitos (antialcoholismo, vulgarización científica etc.). Propaganda de otro orden: redactar hojas, manifiestos de agitación, escribir cartas suscritas y anónimas, todo con este fin: revelar la situación actual del país, el estado de abandono de su pueblo, la ignorancia etc. Decir que sólo la U. P. ha protestado y protesta, que por eso sus líderes están en el destierro y que es deber de la masa reclamar por el regreso de sus líderes y prepararse a unirse al movimiento de la juventud de vanguardia, que sólo ella regenerará al país etc.

Una propaganda más especial y más reservada debe hacerse entre militantes jóvenes (tenientes, alféreces, sargentos, cabos) a quienes hay que enviarles llamamientos más objetivos, hablándoles más que de principios, de personas. Pidiéndoles que se adherirán al movimiento de la juventud y que se junten a la U. P. G.P. etc.

Esto debe estar combinado con lo que en Lima debe hacerse: cuadros revolucionarios. Hay que organizar, hay que organizar para la batalla. A Cox le escribo sobre esto. Hay que organizarlo todo: estudiantes, sportsmans, obreros jóvenes, empleados etc. Hay que
comenzar por células de cinco o tres pero tender a formar verdaderos sectores de lucha. No muchedumbre, no montonera, sino cuadro, compañía, Ejército. Eso es lo que hace ganar las revoluciones.

En resumen creo que tenemos ya una orientación clara. Rápidamente ha de ir aclarándose y precisándose mas aun hasta donde es posible precisarla, porque no es justo ni humano ni revolucionario buscar el detalle. Sobre esto ya he hablado. A Heysen le escribí una carta. Si no la conoce V. pídasela. Nunca escribo cartas reservadas, porque entre nosotros no pueden haber reservas y si las tiene alguno hace mal. La carta a Seoane, podría completarle mi pensamiento.

Nuestro partido es un partido de base económica. Vamos a una revolución económica, cuya base es la tierra y la sierra. El triunfo de nuestra revolución sería el principio de una revolución en América, sobre todo en los países de razas indígenas. Pero, por eso nos interesa el poder: inmediatamente que la revolución peruana tuviera el poder se convertiría en un foco de agitación revolucionaria para América. La Unidad, la Federación, derribando a las clases dominantes. (mi latinoamericanismo ha sido revolucionario desde, que lo profeso) será nuestra bandera. Además será nuestra defensa porque aislando la revolución en el Perú seríamos tarde o temprano aplastados. Por eso nos interesa el ambiente en todos los países de América Latina. Si la revolución mexicana distante e incompleta ha despertado tantas simpatías en el Continente, la nuestra, con una organización de propaganda activa será mucho más popular. De ahí que desde ahora debemos trabajar nacional e internacionalmente.

Rechace V. amigo Ravines como reaccionaria toda idea reformista, evolucionista o perezosa acerca de nuestra revolución. Será por nosotros. Esto debemos entenderlo bien y debemos infundirlo en la conciencia de nuestro pueblo. Justamente ese es uno de nuestros puntos de afirmación: la revolución la haremos nosotros y solo nosotros. Tal nuestro lema optimista para las masas y nuestra consigna. Un día llegará en que tendremos que lanzarnos. De otro modo seríamos traidores. No es pues muy largo el plazo y por eso debemos apresurarnos a comprender y a realizar aquella máxima de Lenin: "La cuestión esencial de la revolución es la cuestión del poder".

—.—

Seguiremos en comunicación. De nuevo les pido cartas colectivas al tratarse de estos puntos. La célula debe reunirse y deber plantear sus puntos de vista en comunicaciones concretas. Pero no debe retardar su trabajo de organización y agitación. Al mismo tiempo que la célula me diga: hemos hecho esto y esto y estamos trabajando así etc., puede decir: tenemos dudas sobre este punto, tenemos está objeción etc. Pero no detenerse. Comenzar, comenzar activa e inmediatamente, pero comenzar como célula. No como individuos. Yo quiero mucho a ustedes como amigos pero más me interesan como revolucionarios y como revolucionarios no tenemos nombres: números. Nuestros nombres son fichas en juego, al servicio de una causa común, que debe trabajarse en común.

—.—

Le envío un abrazo muy fraternal y muy caluroso. He recibido su retrato y ahora como que le voy reconociendo. ¡Sinceramente! Me parece que ya le recuerdo mejor. Una vez más le digo que me contentan mucho sus observaciones y que tengo fe muy viva en su capacidad revolucionaria y en su disciplina.

Suyo.

Víctor Raúl

Haya de la Torre, Víctor Raúl

Carta de César Miró, 27/9/1929

París, 27 de setiembre de 1929
Querido José Carlos:
He esperado desde hace tiempo noticias suyas y no sé a qué atribuir este largo olvido en que me tienen todos en Lima. No recibo desde hace largos meses ni una sola carta que me diga algo de Ud., de Amauta, de nuestra Amauta. No sé tampoco si llegaría en su poder mi libro, que le envié tan luego pude disponer de un ejemplar. En carne propia he sentido por primera vez esa cruel tiranía de los editores.
El Inca, ofreciéndome las condiciones más ventajosas, sólo me ha dado derecho al 10% de la edición.
Supongo que habrá tenido Ud. noticia del raid Montevideo-México realizado por Blanca Luz, así como de nuestra separación que, aunque data de una fecha menos lejana, no habíamos querido anunciar a nadie aún. Hace en estos días precisamente un año que resolvimos, con toda la serenidad que el caso requería, orientar nuestras vidas en diferentes direcciones, ya que no nuestras ideas.
Hoy, en París, creo que ha sido una verdadera y acertadísima solución en favor de nuestra inquieta bohemia de 20 años. Así hemos de vivir con más hondura, tal vez.
He visto a Bazán y a Heysen. Ravines no está en París y Jorge Seoane volverá de Avignon en estos días. He llegado solo y se me ha recibido con soledad. Bazán vive en Chaville, a dos horas de París, y por esta causa no es fácil verlo con frecuencia.
Consuelo Lemetayer y Laura Rodig me encargan un saludo muy cariñoso para U. Le adjunto un artículo sobre esta última y algunas reproducciones de sus obras. Me pide Consuelo que le diga que ha recibido su carta, así como la que va dirigida a Ravines. Le contestará en estos días. Me dice también que ha conseguido algunas suscripciones para Chile que le enviará. A propósito, si Ud. me autoriza, puedo gestionarle yo también la difusión de Amauta entre el elemento latino-americano. Me encantaría poder ayudarlo y contribuir, aunque sólo sea en una forma pequeña, en la labor de colocar Amauta en el lugar que le corresponde.
Entrevisté a Barbusse hace algunos días en la redacción de Monde. Me habló entusiásticamente de Ud. y de Amauta. La próxima semana partirá nuevamente hacia Moscú. No le envío el artículo porque se publicará en El Comercio (tal vez), aunque me temo que esta gente me corte las alas uno de estos días.—Escríbame al Consulado. No me olvide. Me produciría un dolor enorme pensar que su relación conmigo no sea sino un reflejo del afecto que tiene por Blanca Luz. Tenga fe en mí que ya estoy hecho. Ahora tengo un poco más de 20 años y un mucho más de vida. Y créame, sinceramente, que he pensado más de una vez en volver a Lima para trabajar al lado de Ud. Dé mis recuerdos a Anita. Bese a sus chicos.
Lo abraza su compañero
César Alfredo

Miró, César (César Alfredo Miró Quesada)

Carta de César Falcón, 11/5/1929

Madrid, 11 de mayo de 1929
Querido José Carlos:
No puedo decirte en una carta cuanto me propongo decirte de todos nuestros asuntos. Así, te escribiré una serie de cartas. Esta es la primera.
Ante todo, mil gracias por tu cariñoso artículo sobre El Pueblo sin Dios. Me ha parecido admirable. Es lo mejor de cuanto se ha escrito sobre el libro, y lo es, por su justeza en la apreciación crítica y por el acendrado cariño tuyo al tema. Me ha gustado mucho— y ya lo ves— no tengo ninguna objeción a él, cosa también de veras singular.
En estos días estamos en los afanes de constituir la sociedad anónima Historia Nueva para lanzar la revista en octubre. Acabamos de emitir las acciones. Pero queremos colocar un buen número en los países hispanoamericanos para darle así a la empresa una base económica hispanoamericana y no hacerla solamente una empresa hispánica teórica. En el Perú estoy desorientado. No sé a quiénes pedirles su concurso. Por esto adjunto unas cuantas cartas firmadas y sin nombre con otros tantos folletos para que tú me hagas el favor de dirigirlas y enviarlas a quienes te parezcan más capacitados por su actitud espiritual y sus recursos crematísticos para incorporarse en la empresa. Sólo te ruego hacerlo enseguida, porque es necesario colocar todas las acciones cuanto antes.
Te seguimos mandando los libros de la Central de Ediciones y Publicaciones, pero todavía, según me han dicho aquí, no han recibido respuesta alguna de Minerva. Ocúpate en normalizar enseguida todo esto, porque Historia Nueva ha adquirido un gran impulso en estos últimos meses y ya estamos manejando un volumen considerable de intereses. Mi propósito es que Minerva se constituya en nuestro corresponsal en el Perú y se encargue de repartir, propagar y cobrar nuestros libros y publicaciones en las librerías del Perú. Pero, te repito, es indispensable organizar este servicio inmediatamente, porque nosotros estamos distribuyendo ya, entre nuestros libros y los de otras editoriales, cuatro o cinco libros mensuales. Además, queremos tener perfectamente organizado el mecanismo distributor para cuando salga la revista.
Yo voy a regresar a Londres mañana. Pero volveré a Madrid el mes próximo. Te seguiré escribiendo desde Londres.
Cariñosos recuerdos para Anita, besos para tus hijos y lo mismo de parte de Irene y de mi hijo. Te abraza fraternalmente
César

Falcón, César

Carta de Emilio Ortiz de Zevallos, 20/5/1922

París, 20 de mayo de 1922
Señor Don José Carlos Mariátegui
París
Muy señor mío:
Se ha recibido en esta legación el siguiente cablegrama oficial:
“30 — Comunique José Carlos Mariátegui ha sido repuesto en comisión propaganda que tenía. Salomón”.
Que me es grato transcribir a Ud para su conocimiento y demás fines,
Dios guarde a Ud.
Emilio Ortiz de Zevallos

Ortiz de Zevallos, Emilio