Arequipa, 5 de abril de 1926
Sr. Dn. José Carlos Mariátegui
Estimado amigo:
Después de muchas dificultades he logrado vender quince ejemplares de su libro La Escena Contemporánea, que según instrucciones de U. tomé a mi cargo de la Librería León Albareda. El resto de su envío lo ha agotado también la mencionada Librería.
En pago de esos quince ejemplares, y del que recibió la Biblioteca Pública, le remito el cheque Nº 21451 a cargo del Banco Italiano por la suma de veintiocho soles y ochenta centavos (16 ejemplares a S/. 1.80). Le ruego que me mande un recibo por la suma indicada y avise al Sr. Albareda, para que me devuelva el recibo que le tengo dado por los libros vendidos.
No he querido pedirle liquidación al Sr. Albareda, por no estar autorizado para eso, ni saber el número de ejemplares que le remitieron ni la comisión que ofrecieron pagarle. Creo que si le escribe U., en el próximo correo tendrá el resto del dinero.
En lo sucesivo, mándeme U. directamente los libros que quiera que le coloque, indicándome con exactitud el precio a que debo venderlos, calculando portes y demás gastos. Ya sabe U. que sus cosas literarias las veo como mías. Es U. el único amigo a quien le sirvo de esta manera, violentando mi congénita pereza.
No piense U. en contar con suscripciones para los libros que arroja su Editorial Minerva. En este pueblo hay que vender el libro por la fuerza. El comprador no aventura diez centavos si no ve antes lo que va a comprar; y con el libro, necesita, además, del discurso explicatorio. De cada edición puede U. mandarme quince ejemplares, quizá pueda venderlos; sin perjuicio, por supuesto, de que haga U. sus envíos a las Librerías.
Le escribo desde la cama. He estado veinte días con fiebres gástricas. Recién estoy en el tercer día de convalecencia. Esta mañana acabaron de pagarme el último ejemplar de La Escena Contemporánea. También hay que vender al crédito.
A propósito de su libro: creo, sin temor de equivocarme, que después de la obra de González Prada, es lo que más vale en la literatura nacional. Aquí, entre la gente de letras, ha gustado mucho. Ninguno ha escrito todavía una prosa tan llena de juventud, tan caliente y tan briosa, y sin embargo tan bien encarrilada. Ninguno, tampoco, piensa con la seguridad de U. sus juicios breves y rotundos, tienen la certeza del balazo que perforó la fama del blanco; dan la sensación de haber terminado el encanto de quedarse largamente flotando en la imaginación.
Espero que este su poder de análisis y de crítica por lo alto, lo emplee muy en breve, en un libro sobre las peripecias de nuestra vida criolla; balanceándole sus desatinos y pulseándola por el lado de su incultura. No un libro de sociología. Un libro cinematográfico, casi como La Escena Contemporánea.
Esto que escribo a vuela pluma, no le da ni la más somera idea de lo que pienso sobre su obra. Me reservo a pensar con calma en lo que significa La Escena Contemporánea para la cultura patria.
Disculpe en la forma que le escribo. Vivo en el campo y estoy enfermo. Los útiles serios de escritorio los tengo en la Biblioteca Pública.
Con el afecto de siempre
César A. Rodríguez
Cuando reciba la letra, escríbame aun cuando sea telegráficamente, avisándome.
Rodríguez, César A.