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Carta de Alberto Lasplaces, 18/9/1928

Montevideo, setiembre 18 de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Muy estimado amigo y colega
Hace ya casi un año envié a Ud y a su "Amauta" mi libro de cuentos "El hombre que tuvo una idea" y aún no he tenido la satisfacción de que se me acusara recibo de él. ¿Es, acaso que Ud. no lo ha recibido? Me interesaría mucho saberlo. También le envié hace unos meses mi contestación a los conceptos vertidos por Gabriela Mistral en "Amauta"sobre educación dada por el Estado al ocuparse del libro de mi amigo Julio R. Barcos. Me extraña que mi artículo no haya merecido hospitalidad en las páginas de su revista a la que creía abierta a la discusión sincera y culta de los problemas sociales y educacionales. Puede, también, que no lo haya recibido Ud. En nuestro país la separación de la Iglesia y del Estado que rige desde 1917 ha hecho que la escuela laica realice una obra ideológica desde que está absolutamente prohibido en ella toda enseñanza que no tenga carácter estrictamente científico. En tal forma, indirectamente, nuestra escuela pública desarrolle una importante acción social de avance que se intensifica considerablemente teniendo en cuenta que frente a los 1200 primarias del Estado, las escuelas confesionales no pasas de 100 en todo el país. Yo opino que la propuesta de Gabriela dando libertad de enseñanza es una férrea como otra cualquiera de proteger la enseñanza católica pues el censo que ella [...] daría fatalmente la mayor parte de los recursos del Estado a la iglesia. Al contrario: para mí la salvación está en el monopolio de la escuela por el Estado, un ideal de "La Escuela Unica: que han hecho suyo los "Compañeros de L'Université Nouvelle" y que tan elocuentemente han defendido Herriot, Brissón en Francia.
Rogaríale que se incomodara en contestarme, que será una gran satisfacción para mi cantar con unas líneas suyas. Y dígame si he recibido o no mis envíos para volvérselos a hacer de inmediato en caso negativo. Quedo a sus ordenes en esta "Instituto Normal de Maestros" en donde desempeño la sub-dirección y donde desde hace años preparo maestros sin prejuicio que están [...] una gran obra. Pronto le enviaremos el Nº 21 de "La Cruz del Sur" revista que como Ud. sabe fundé y dirijo con unos cuantos compañeros de mucho talento.
Saludos afectuosos de su amigo.
Alberto Lasplaces
Mi dirección es " Instituto Normal de Maestros calle 18 de julio 2128-Montevideo

Lasplaces, Alberto

Carta de Emilio Vásquez S., 27/1/1929

llave, 27 de enero de 1929
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima.
Querido compañero:
Hacia octubre del año pasado le dirigí una carta, en la cual le pedía la gracia de que me cuente Ud. entre los colaboradores de la causa social que con tal apostólica abnegación ha emprendido Ud., y que lleva a cabo con tanto éxito.
Me creo con el derecho de ser compañero suyo y de los que le ayudan, por considerarme un maestro de indios, que en la pampa y en el risco andinos, se esfuerza por sembrar en el campo fértil del alma rural, la simiente del actual movimiento social y de sus fines.
En este momento pugno por hacer entender la doctrina de su excelente libro 7 ensayos, no solamente a los que son indios sino también a tantos otros que no se consideran en la verdadera peruanidad revolucionaria. No obstante la marcada vigilancia que las autoridades ponen en todo y por todo lado, cuando se quiere hacer una cosa, como Ud. dice —no recuerdo en qué parte— se hace contra viento y marea. Es claro que los resultados no se pueden contemplar inmediatamente, pero sí, no tardan tampoco mucho.
Desde mi niñez advertí una aversión a la burguesía política, que en el seno de mi hogar se me tildó de un zamarro, que a la larga iba a parar por ser un alienado o por guerrillero de las pampas de mi pueblo natal: Puno. —Pero, he aquí, que no hay tal. Vi que la mejor manera de hacer campaña efectiva en favor de los indios, por considerarlos mis hermanos (yo también soy indio) era mediante la escuela, para lo cual me titulé Normalista. Hoy me tiene Ud. al frente de una escuela compuesta en su mayoría de elementos, cuando no blanquitos, mestizos e indios en su mayoría.
En el deseo de colaborar en Amauta (que me sirve de una especie de cartilla) le envío hoy, unos versos rurales que creo que los encontrará dignos de figurar entre las lecturas de nuestra pequeña grande revista.
Si su bondad quisiera aceptarme unos artículos sobre “pedagogía indígena le agradeceré infinito me anuncie su pronunciación sobre el particular.
Mediante el compañero Gamaliel Churata, pedí, para algunos amigos que quieren tener 7 ensayos... unos 5 ejemplares. Ruego a Ud. se sirva mandar se haga el despacho, por la oficina encargada de hacerlo.
Hasta otra oportunidad en que me sea dado saludarlo, acepte Ud. el cordial abrazo de
Emilio Vázquez S.

Vásquez, Emilio

Carta de Luis A. Rodríguez O. (Luis de Rodrigo), 15/4/1929

San Francisco, 15 de abril de 1929
Sr. José Carlos Mariátegui.
Lima.
Querido y recordado compañero:
Sentí de veras no haberle podido ver cuando estuve de paso por ésa. Cierto día en que fui a su casa, un simpático pequeñuelo —creo que sería Sandro— salió a mi encuentro, indicándome que Ud. en ese momento se encontraba muy ocupado, atendiendo a algunas personas.
Preocupaciones de todo orden, a cual más duras y aplanantes, me impidieron luego volverlo a buscar. Enseguida partí para esta ciudad saxoamericana donde el proceso de mi vida adquiere un viso álgido. No he tenido, pues, la suerte de cumplir uno de mis más vivos deseos al llegar a Lima: presentarle el testimonio de mi admiración personal y darle un fuerte, un cordial abrazo. Pero juzgue mi afecto, compañero, a través del que ahora le envío con estas líneas, hilvanadas apenas las faenas de esta aplastante vida yankee me dejan un respiro.
Después de algunos contrasuelazos y volatines, he caído en El Imparcial, semanario de habla hispana en San Fco. Figúrese una publicación de mentalidad específicamente burguesa e ingenuidad provinciana, pero sin el arresto limpio, fuerte e inteligente de nuestro provincialismo, por ejemplo. Desde el primer momento traté de hacerlo virar hacia la izquierda, aunque fuese lubricando sólo un tanto los ejes de orientación; pero lamentablemente el cartaginés del propietario echó por tierra mis planes. En comentarios rapidísimos, sin embargo, he lanzado algunas flechas incendiarias y por cualquier resquicio soplaré mi pólvora.
La posición del periódico es estratégica: defensa de los intereses de las colonias de habla castellana —españoles e hispano-americanos; en su mayor parte mexicanos estos últimos— frente a la hostilidad rubia; pero ni el hebdomadario sabe ni quiere sacar partido de su situación ni aquellas colonias tienen la menor consistencia solidaria.
Entiendo que aquí hay alrededor de 20,000 mexicanos; y créame Ud., compañero, actúan y se mueven en tal forma, piensan de tal manera que son capaces de socavar la fe del hombre mejor templado. La pasión política y disgregación de conciencia son tales, que allá donde se juntan dos mexicanos hay una revolución cargada de dinamita. Tal vez sea la energía desviada de la raza destinada a fecundas creaciones con abonos de sangre; pero mientras se corta las arterias, el Tío del Mundo se nutre de sangre azteca y ríe a caquinos de la opereta democrática, de los miles de generales presidenciables, de las cien revoluciones por minuto, etc., etc.
Y aquí se conocen datos ciertos de que todos esos que se presentan con la aureola apostólica antiimperialista, caen secretamente de rodillas ante la Secretaría de Estado yankee implorando ayuda y misericordia.
A título de referencia aquí le presento dos casos: poco antes de que yo llegase, Vasconcelos ofreció una conferencia, creo que en el Liberty Theatre situado en Broadway, centro de concentración latina. Se imaginará Ud. que una imponente multitud de nuestra raza acudió a escuchar al líder. ¡Admírese, compañero! El público estuvo compuesto escasamente por doscientas personas. De éstas la mayor parte fueron suramericanos; y de éstos —consuela decirlo— la mayor parte fueron peruanos.
Poco antes de producirse la revolución de los Escobar, Aguirre, etc., un buen día apareció en el Examiner —uno de los tantos órganos del cínico Hearst— un artículo en que señalaba la necesidad imperiosa y urgente de “adquirir” la Baja California, sobre todo por razones estratégicas, tanto para la defensa del Canal de Panamá como de los estados saxoamericanos del Pacífico. Como aquí se siguen paso a paso los planes de Inglaterra, no hay duda de que The Low California pasará a la Unión Saxoamericana el día menos pensado, y todavía con el asentimiento de muchos, muchísimos mexicanos. ¡Y lo de Sandino y lo del Canal de Nicaragua! Vea Ud.: he conversado con muchos nicaragüenses y el 99% opina que Sandino no es más que un vulgar salteador de caminos...
Hay para jamás acabar. Cuando esté más tranquilo, ordenaré mis notas y tendré el gusto de mandarle algunos artículos sobre estos puntos, para Amauta. Poseo ya extensas observaciones sobre la vida yankee que sucesivamente le haré conocer.
No me traje más que un número de Amauta, del cual me estoy valiendo para hacer conocer el mérito y orientación de la revista entre mucha gente de ésta; poniendo de relieve, al mismo tiempo, la destacada y beneficiosa labor intelectual de Ud. Le quedaría reconocido si, por lo pronto, me enviase, con la dirección que más abajo le indico, siquiera un ejemplar de cada número. Al mismo tiempo me interesa conocer y hacer conocer en ésta su libro 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. ¿Podría Ud. mandármelo?
Luego le enviaré algunos poemas míos para que me haga la merced de publicarlos. Felizmente acá recibo Repertorio Americano y esto me salva un tanto de la mediocridad y estulticia ambiente.
Ya ve, compañero, que mantiénese firme mi solidaridad ideológica y espiritual con el grupo de Amauta —Espero que no olvide que estoy en acecho captador de muchos aspectos de problemas que nos preocupan. Nuestra conexión es, pues, de verdadera importancia para la causa en que militamos. Saludos a todos los compañeros.
Lo abraza fraternalmente
Luis A. Rodrigo
Mi dirección:
Luis A. Rodríguez O.
1027 Pacific Street.
San Fco.. de Cal.
U.S.A.

Rodríguez O. Luis A. (Luis de Rodrigo)

Carta a Samuel Glusberg, 7/11/1928

Lima, 7 de noviembre de 1928
Estimado compañero:
Recibo en este momento sus últimas líneas. Me apresuro a contestarle, enviándole un libro que acaba de aparecer en las ediciones de Amauta, en el cual recojo, organizados, algunos de mis trabajos sobre el Perú.
No olvido mi compromiso con Ud. El libro que daré a Babel se titula Defensa del Marxismo porque incluiré en él un ensayo que concluye en el próximo número de Amauta, y que revisaré antes de enviarle. Como segunda parte va un largo ensayo: “Teoría y Práctica de la Reacción”, crítica de las mistelas neo-tomistas y fascistas. El subtítulo de la obra será siempre “Polémica Revolucionaria”.
Tengo casi listo otro libro: El Alma Matinal y otras estaciones del hombre de hoy, ideas y emociones de la época. Comprende, por ejemplo, mi “Esquema de una Explicación de Chaplin” (Amauta No. 18).
Trabajo en otros dos libros: Ideología y Política en el Perú (comprometido para las ediciones de Historia Nueva) e Invitación a la Vida Heroica.
Le mando los dos últimos números de Amauta. Y en breve le enviaré algunas carillas para La Vida Literaria que anunciaré en Amauta y por cuya resurrección lo felicito.
Me acerco a una operación destinada a ponerme en condiciones de marchar con un aparato ortopédico. Si tiene el éxito previsto, es posible que dentro de seis meses visite Buenos Aires.
Muy pronto le expediré los originales de mi libro. Puede Ud. ya darle sitio en su programa editorial. ¿Se imprimirá en España o Buenos Aires? Mejor sería hacerlo en Buenos Aires para ganar tiempo.
Muy afectuosamente lo saluda, en espera de sus apreciadas noticias, su amigo y compañero
[Firma de José Carlos Mariátegui]

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Pedro P. Salcedo, 31/5/1927

Puno, 31 de mayo de 1927
Sr. Director de Amauta,
Una multitud de indígenas del distrito de Cabanillas, de la provincia de Lampa, se ha presentado a la Secretaría de esta Federación, para pedir que se haga presente ante la prensa de la capital, el hecho de que hace pocos días , atribuyéndosele a Silverio Cajia y a Mariano Cahuana, ser agentes o promotores de posibles sublevaciones, se ha allanado la casa del primero, por el subprefecto don Ernesto Latorre, el Gobernador David Vásquez, el Mayordomo de la hacienda Pinaya - de sangrientos recuerdos - llamado Gregorio Esmelmas, dos gendarmes i once personas armadas de fusiles, quienes encabezados por la autoridad citada, extrajeron la cantidad de doscientos treintiseis soles m.n., como si solo se cumpliera con los deberes de una santa investigación policiaria. La queja por parte del damnificado se ha presentado ante el Sr. Prefecto del Departamento. Los reclamantes quieren recordar al Sr. Francisco Torres Belón, que cayó en Onolulo, que el Sr. Latorre, subprefecto, parece tener mandamiento de prisión por un juicio que se le sigue. Se hace esta alusión por tratarse de una autoridad de Lampa, de que el referido Sr. Torres es diputado.
El Tiempo, en el editorial de la edición que apareció en esa capital, el 30 de abril del pte. año decía: "La impunidad de que tradicionalmente gozan las autoridades políticas, está haciendo daño enorme a la Patria. Está socavando traidoramente las firmes bases de nuestro patriotismo; está infiltrando en el alma de los pueblos el virus disolvente del escepticismo i de la falta de fe en nuestros destinos trascendentales."
"Mientras los crímenes i tropelías que a diario perpetran las malas autoridades , no sean severa i ejemplarmente castigadas, todo esfuerzo moralizador, todo intento de depuración será baldío i contraproducente".
Ojalá que los representantes se convenzan de esta verdad, para no insinuar nombres de compadres, ahijados o parientes, para ser favorecidos con un cargo que desgraciadamente deshonran.
Por lo que toca al robo que ha sufrido Cajia i a las persecuciones de son objeto, tanto él como Cahuana, protestamos enérgicamente, esperando que haya sanción.

Por la Federación de Campesinos.

Salcedo, Pedro P.

Carta de Concha Romero James,1928-09-16

Santiago de Chile, 16 de setiembre de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima, Perú.
Muy estimado señor Mariátegui,
Créame que no he olvidado el gratísimo rato que pasé en su casa a mi paso por Lima. Es uno de los mejores recuerdos que guardo de la hermosa Capital del Perú.
Le prometí, como Ud. recordará, escribirle a José Eustasio Rivera, pidiéndole que le mandara un ejemplar de su notable libro La Vorágine. Hace algunas semanas que tuve noticias que Rivera no había recibido la carta que le mandé de Lima, pero como le escribí de nuevo no dudo que dentro de algunos días tendrá Ud. en sus manos la novela que tanto le alabé. Vale la pena.
Ahora le voy a pedir un gran favor. Como Ud. recordará, le dije que mi esposo escribe para varios diarios y revistas norteamericanas entre ellos el New York Times, Current History, The Arts, Art and Archaelogy y otros. Me acaba de mandar un cable pidiéndome urgentemente que le consiga algunos libros sobre asuntos hispanoamericanos, pues se ha comprometido con el New York Times para escribir una serie de artículos sobre libros de autores latinoamericanos que tratan de los problemas que preocupan a estos pueblos, y de su vida literaria y artística. Se trata de libros verdaderamente serios y que reflejen las orientaciones de estos países —o falta de orientaciones si Ud. quiere— en materia de arte, educación, problemas políticos y sociales, relaciones internacionales, etc. Si Ud. puede recomendarme algunos libros sobre estos asuntos se lo agradeceré mucho. Y más le agradecería aún si Ud. y sus amigos escritores pudieran enviarle a mi esposo todos aquellos libros de que se puedan deshacer con facilidad y sin sacrificio alguno para que él les dé publicidad en los Estados Unidos.
Le diré que esta publicidad no es poca cosa. En el caso de La Vorágine, por ejemplo, a las cuantas semanas de haber publicado mi esposo su juicio crítico en el Times se agotaba la edición en Bogotá. La casa de Brentano en Nueva York pidió por cable a Bogotá todos los ejemplares que quedaban. Como resultado de este artículo Rivera recibió tantas propuestas de casas que querían publicar una edición inglesa, que al fin se tradujo la novela al inglés y ahora está por salir. Ya ve pues, que esto le puede convenir a todos. Le agradeceré que tome en cuenta esta proposición y que si no le es molesto colabore con nosotros en esta empresa. Y si en algo le podemos servir ya sea yo o mi esposo sabe que estamos enteramente a sus órdenes.
Le mando un cuento que me ha dado para Amauta la escritora chilena Amanda Labarca. Si no le gusta no hay compromiso de aceptarlo. Amanda es una excelente escritora, pero como cuentista yo no la conocía hasta ahora. Si no le llama la atención el cuento le puedo mandar otras cosas.
Le ruego que en caso de que Ud. o sus amigos decidan mandarle a mi esposo algunas obras, se comuniquen con él directamente. Su dirección es la siguiente: 2607 Sedgwick Avenue, Nueva York, N.Y. E.U. Y no hay que olvidar que lo que no puedan mandar lo pueden recomendar, dando el nombre de la casa donde se puede obtener.
No sé todavía cuándo podré salir de Chile. De aquí quiero ir a Bolivia y de Bolivia al Perú. Si puedo, iré antes a Buenos Aires. No dejaré de visitar el Cuzco, por supuesto. Para entonces le voy a suplicar que me ponga en contacto con algunas de las interesantes personas que Ud. conoce por esos rumbos y que se interesan en el problema del Indio. Parece que a fuerza de pedir favores lo voy a aburrir. Perdone tanta molestia, y si hay algo en que yo le pueda servir, ya sabe que nada me satisfará más.
Con finos recuerdos para la Señora de Mariátegui, y deseándole que su salud mejore cada día más, lo saluda afectuosamente,
Su amiga y segura servidora
Concha Romero James

¿Porqué no escribe Ud. algo a propósito de la reanudación de las relaciones chileno-peruanas para algún diario o revista chileno? Creo que recibirían algo de Ud. sobre eso o sobre cualquier otra cosa— ¡Hay que restablecer las relaciones intelectuales entre estos países!
Si quiere, yo les puedo abrir las puertas a los escritores peruanos, y puedo conseguir que algunos chilenos escriban para Uds. Siento que el cuento de Amanda no sea de lo mejor.

Romero James, Concha

Carta a R. Pineda, 25/11/1929

Lima, 25 de noviembre de 1929
Sr. D. R. Pineda, Director de Policía.
Pte.
Señor Director:
Han transcurrido ocho días del allanamiento y registro de mi domicilio por la policía de investigaciones y seis del retiro de los agentes encargados de custodiarme, que hasta la orden dada por Ud. con fecha 20 para que se me dejara en libertad me mantuvieron secuestrado con todos los míos.
No se me ha restituido, sin embargo, hasta hoy, uno solo de los papeles, libros y revistas de que la policía se incautara en mis habitaciones y en la oficina de Amauta en la noche del lunes 18.
El funcionario de policía que dirigió el registro, Dr. Vergara, me aseguró al practicar esta operación que todo me sería devuelto. Pero ni aun aquello que habría sido fácil examinar en poco tiempo, como mis tarjetas de visita, mis colecciones de fotografías artísticas, mis legajos de recortes y originales y los archivadores de la Sociedad Editora Amauta me ha sido restituido hasta la fecha.
Los libros y revistas secuestrados corresponden a mi biblioteca personal o a las existencias de la Oficina del Libro de la Sociedad Editora Amauta, representante de las editoriales Cenit de Madrid, Europa-América de París y otras.
De mi correspondencia forma parte una colección de honrosos autógrafos de ilustres escritores y poetas que yo conservo con gran aprecio.
Me dirijo a su despacho a fin de que se sirva ordenar que todos estos papeles, libros y revistas, que en las oficinas de investigaciones corren peligro de extraviarse o confundirse con papeles ajenos, me sean entregados a la brevedad posible.
De Ud. atentamente.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Joaquín García Monge, 26/11/1929

Lima, 26 de noviembre de 1929
Sr. don Joaquín García Monge.
San José de Costa Rica.
Muy querido amigo y compañero:
Por singular fortuna, su gratísima carta del 30 de octubre no ha corrido la misma suerte del resto de mi correspondencia, secuestrada en mi domicilio el lunes 18 con mis originales, recortes y muchas revistas y libros. Desde las 7 y 45 p.m. del 18 hasta las 3 y 30 p.m. del 20 mi casa permaneció ocupada por la policía. Yo y mi familia estuvimos detenidos e incomunicados. En tanto, se hacían en la ciudad muchísimas otras detenciones y se registraban varias casas. La persecución estaba especialmente dirigida contra los judíos —en su mayor parte rumanos de nacionalidad y pequeños comerciantes de profesión— por no sé qué absurda sospecha de que constituyen una organización de agitadores. Pero tengo entendido que la han determinado inmediatamente la nota del No. 26 de Amauta sobre la clausura de Labor y el deseo de ofrecer una satisfacción a la Cerro de Pasco Copper Corporation por la reciente huelga de Morococha. La represión del anti-imperialismo ha entrado en gran dosis en esta ofensiva policial.— La mayor parte de los detenidos han sido ya puestos en libertad. Siguen en un cuartel de policía, entre otros, Miguel Adler, director de Repertorio Hebreo, principal víctima de este primer gesto anti-semita de la policía del Perú, y E. Saldías, obrero textil, que representó a varias organizaciones obreras en la Conferencia Sindical de Montevideo.
Se me ha hecho decir que no se me molestará y que Amauta puede seguir apareciendo; y en este momento se me avisa que se me devolverán mis papeles. Pero ya sé a qué atenerme respecto a estas garantías. Tengo la impresión de que no podré permanecer en el Perú mucho tiempo. Mi primera determinación fue pedir mis pasaportes para Buenos Aires. Luego, he vuelto a mi decisión de hace dos años, después de otra agresión: la de combatir por mis ideas en el Perú mientras sea en algún modo posible. Tengo derecho a un poco de descanso y a un período de tranquilidad. Pero no quiero que se piense que abandono el campo. El rol, del deportado o exilado es más fácil; pero a mí me ha atraído siempre lo difícil.
No es de mi gusto la actitud de protesta patética y, como le escribo a un amigo de Buenos Aires, nunca he especulado sobre mis dramas. Por esto le ruego reservar el texto de esta carta. De su contenido, claro está, sobre todo en lo que se refiere a la per- [...]

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Baldomero Sanín Cano, 21/3/1929

Bogotá, 21 de marzo de 1929
Señor Don
José Carlos Mariátegui
Lima
Mi excelente amigo:
Estoy en deuda con Ud. No puede figurarse el placer tan grande que me ha proporcionado la lectura de su invaluable volumen de Siete ensayos de Interpretación de la Nacionalidad Peruana. A más de ser un análisis fecundo de la vida de ese pueblo tan interesante, tan lleno de alternativas, es una obra de justicia del punto de vista americano y del de la moral universal. Es una vindicación razonada, “Materialista”, como Ud. dice, y antirromántica de una clase social y de un principio. El caso del Perú que Ud. describe y desmenuza con tan agudo sentido histórico y con tan estrecho contacto con las realidades es el de algunos departamentos de Colombia. Para los pocos que aquí nos ocupamos en el estudio de esos problemas su libro es un derrotero, a trechos es una revelación.
Movido por los mismos sentimientos de equidad que Ud., tampoco soy criollista en el sentido estrecho que los literatos y algunos filósofos americanos (libreamericanos) le dan a este concepto. Mi educación oficial, tuve que rehacerla al comprender lo falso e incompleto de su contenido al llegar a la edad madura. Si a esa edad no hubiera pasado 16 años de mi vida en Europa, tratando de rectificar las nociones recibidas en la escuela y en los colegios y de corregir la experiencia de muchos años de lucha en este país, yo sería un ente todavía más incompleto de lo que soy. Me siento como Ud. occidental, aunque profundamente “libreamericano”.
Son muy atinados sus juicios literarios, de los cuales hay algunos que aprecio sin conocer la obra de los autores a quienes se refieren. Los que tratan de autores que me son conocidos me parecen muy bien fundados. En todos ellos la doctrina es amplia, desinteresada del punto de vista literario y bellamente expresada. La expresión es la virtud predominante del libro: hay una claridad, un desembarazo, una sencillez que cautivan al lector y le dan realce al pensamiento. Su bella manera de escribir justifica aquella definición de Oskar Loerke: “Der Geist des Stoffs heisst Form”.
Recibí también los números de Amauta y de Labor que ha tenido la gentileza de enviarme. La obra que Ud. realiza en esas dos publicaciones impone admiración y respeto por la tenacidad del empeño y por la fe de que dan testimonio en la exposición de la doctrina. Reciban Ud. y sus colaboradores el aplauso más sincero, nacido de mi deseo y de mi incapacidad de imitarlos. Mi país pasa en estos momentos por un período de achatamiento en lo ideal, que debe asemejarse mucho a la represión causada en el Perú, según Ud. la analiza, por la fiebre del guano y del salitre. Media una diferencia. Aquel estado provenía en su patria de una prosperidad efectiva que resultó efímera, el estado actual de Colombia es más peligroso porque se funda en una esperanza: ha sido designado con gran precisión en mi sentir con el título de “prosperidad a debe”. La frase de Jaurès citada por Ud. acerca de la incertidumbre de la prosperidad industrial en estos días de adelanto inesperado en la técnica, es para nosotros una amenaza.
Su libro es una obra libreamericana de valor incontestable por la enseñanza que contiene y es, por la forma, de una eficacia cautivadora. Reciba mis felicitaciones y crea en la amistad y en la admiración de
B. Sanín Cano

Sanín Cano, Baldomero

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), 11/1/1929

Puno, 11 de enero de 1929
Querido compañero Mariátegui:
Anduve lleno de múltiples atingencias en estos días, a punto de haberme visto privado casi siempre del tiempo necesario para atender a mi correspondencia.
Los primeros minutos los dedico a usted, para desearle un nuevo año repleto de esperanza y para agradecerle el obsequio de Siete Ensayos, cuya lectura, ciertamente, ha sido mi mejor regalo de estos días. Ya sé yo que es mucho lo que se tiene que aprender en sus enseñanzas y por ellos mismo es que anhelo una continuada bienandanza en su salud.
Algo que me ha llamado fuertemente la atención, es la prescindencia que hace de Alejandro al ajustar un momento de nuestra literatura. Veo que alcanza usted a Mamani y olvida por modo sorprendente el papel histórico de Ande en nuestras letras, y en nuestras letras cuando vienen a representar un síntoma político. Juzgo, en todo caso, que usted ha omitido involuntariamente la crítica de "Ande" y de su tendencia, ya suficientemente generalizada y valorizada para que sea posible olvidarla.
Desgraciadamente estoy en deuda con usted. Y ahora creo que se concluye mi paciencia. Los agentes de provincia toman a broma mis circulares, y me obligan esta vez más a cancelar yo sus deudas como ya la vez pasada ocurrió. Así, lamentando el fracaso de mis entusiasmos, tengo que optar por una resolución definitiva, que le ha de comunicar Martínez.
Un gran abrazo de su compañero y crea siempre en su admiración y cariño.
Churata

Nota: Le envío certificados libros que para usted mandan Pablo de Rocka y su mujer, Winet.-ale

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

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