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Carta a Artemia G de Falcón, 9/5/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

Me han alegrado las noticias que me das en tu carta del 24 de mayo. La esperaba impacientemente, tanto por conocer el resultado de tus gestiones sobre mi situación después del último decreto, cuanto y sobre todo por sabe de ustedes.

Tengo mucho gusta que Alicia se case. Espero que un novio —quien hasta ahora no conozco ni de nombre—será una persona digna de ella y que la hará feliz. Yo se lo deseo con toda mi alma. Se lo diría directamente a ella, si ella me lo hubiese comunicado o, por lo menos, hubiera respondido a mi carta de Florencia. Creo que no lo haya hecho por su enfermedad. De todos modos, por intermedio de ti, le mando las felicitaciones de mi corazón y mis mejores votos.

Me preocuparé, claro está, de enviarle también un regalo y de contribuir al tuyo. Espero que tus nuevas cartas próxima me den más detalles para proceder.

Te felicito a ti también por el madrinazgo. Deseo que tengas buenas nuevas. Y, lo que es más importante, que pronto lo seas de mis demás hermanos. Yo he perdido ya el entusiasmo. Por esto, no te comprometo para que amadrines el mío, Creo que me quedaré para vestir santos.

Agradece a Piedra en mi nombre su ofrecimiento. Dile que yo prefiero quedarme algún tiempo más aquí, en la misma situación, porque estoy escribiendo en "El Liberal" uno de los más importantes diarios de España, como escritor de fondo, y en ningún instante ni en ningún puesto puedo prestarle al Perú mejor servicio que un artículo oportuno en dicho diario. Además, estoy trabajando libros para una casa editora. En esta situación no podría aceptar un puesto de canciller en un consulado, si ello me obligase a vivir fuera de Madrid, en un pueblo y a sujetarme a la jefatura del cónsul. No, esto no. Prefiero regresar al Perú. Mariátegui, a pesar de no estar en la misma situación que yo, tampoco lo aceptaría.

Dile esto, discretamente, a Piedra. Además, si dice que no puede conseguir la permanencia de mi puesto, agrégale que Bedoya está en la misma situación que yo, y sin embargo el ministerio ha dado orden a Barcelona que le sigan pagando. Es decir, que no lo han suprimido.

Todo esto harás, si tienes la seguridad, adquirida en la caja cuando te notifiquen que no te pagan más, de que me han suprimido. En otro caso, limítate a ver a Piedra y a saludarlo y agradecerle en mi nombre.

El juego de té irá uno de estos días desde Italia. Espero tu retrato y el de mi padre. Yo te mandaré el mío muy pronto.

Caricias, besos y abrazos para todos mis hermanos y otros especiales, de todo corazón, para ti.

César.

Córdoba, 9 de mayo de 1921.

P.D. Felicita a Humberto por su inglés. ya sabe más que yo. Yo, en cambio, de francés, italiano y alemán. Cuando vaya procuraré saber también inglés para conversar con él.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/12/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Acabo de regresar a Madrid. Tu carta del 8 de noviembre la recibí en París. Me alegro que te haya gustado mi libro. Hace poco te enviado algunos de mis últimos artículos. Espero que te gusten también.

Yo, como tu comprenderás, estoy impotente para realizar alguna gestión en el gobierno. Todas las cartas que escribiese serían inútiles. Aquí mismo no me sirven de nada. Hasta ahora no recibo un céntimo de Barcelona ni espero recibirlo en mucho tiempo más o nunca.

Te mandé de Berlín la solicitud pidiendo que te pagaran mi sueldo íntegro y, posteriormente, te autoricé para que lo arreglases en la forma más conveniente. Has lo que a tu juicio sea mejor. Puedes pedir el sueldo íntegro o el aumento de la asignación. Cualquiera de las dos cosas, un otra, me parecerá muy bien.

Y, para curbrirnos contra la irregularidad de los pagos, no se me ocurre otras […] ni hay otro […] que el que te [he] dicho en mis cartas anteriores. Es necesario que el esfuerzo de todos constituya al sostenimiento de la casa. Es decir, que todas mis hermanas trabajen para vivir. Hacer como he hecho yo: independizarse del sueldo del gobierno. En la cartas adjunto se lo digo extensamente a Alicia.

Espero que Alicia y mis demás hermanas aceptaran entusiastas mis consejos y que contribuirán a tranquilizarte. Yo estoy seguro del cariño de todas ellas a ti. Y la mejor prueba de su cariño es procurarte una vida reposada y sin preocupaciones. La vida que mereces, después de haber sufrido y trabajado tanto por tus hijos.

Muchos recuerdos a todos mis hermanos y un abrazo para ti muy fuerte y muy cariñoso de tu hijo

César

Madrid: 25-XII-1921

Mi navidad, como todas, muy triste. Me consolaría mucho saber que en casa la habeis pasado mejor.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 12/8/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del cinco de julio.

No te preocupes con tanto empeño en averiguar mi situación. Elguera, efectivamente, no sabe ni puede hacer nada. Mientras a ti te paguen con la relativa puntualidad con que te han pagado hasta hoy, no hagas gestión ninguna. Solo cuando te notifiquen que no te pagarán más, dirígete a Piedra que es el único que puede servirte. Ya en este caso, le dirás que yo quiero quedarme en Madrid, porque aquí estoy trabajando con muy buena fortuna y que él consiga que me quede como han dejado a Bedoya. Yo no aceptaría de ninguna manera otro puesto fuera de España ni podría regresar a Lima tan pronto. Tengo adquirido un compromiso con el "El Liberal" y debo cumplirlo.

Si ves a Piedra dile, como cosa tuya, que he publicado un libro de novelas y que voy a escribir otro libro político sobre el Perú para una casa editora. Supongo que habrás recibido ya los dos ejemplares de mi libro que te mandé de Madrid.

La situación de Alicia me preocupa y me aflige desde que la conocí. No creo posible arreglarla como tú deseas. Tengo la impresión que se trata de un hombre sin ninguna moralidad. Y no tendrás más remedio de proceder como te indico en mi carta. Pero, al romper definitivamente con él, si Alicia quiere, debiera entregarle su hija para que supiera por lo menos el castigo de atender el solo a su crianza y educación. De todos modos, dile a Alicia que me escriba. Ya ha debido hacerlo.

Hace dos meses el consulado de Barcelona no me paga mis sueldos, porque no tiene entradas. Yo estoy viviendo de lo que me paga "El Liberal". Si esta situación se prolonga voy a pedir que te paguen todo a ti para que tú me gires mensualmente, por cable, la cantidad que me corresponde.

Yo estoy aquí de paso para Berlín. He llegado hoy y marcharé mañana. A Madrid regresaré dentro de algunos días.

Muchos y muy cariñosos recuerdos para mis hermanos.
Te envío mi mejor abrazo.

César.

París: 12-VIII-1921

P.D. Dime que has resuelto sobre lo que te dije en mi carta de Barcelona. Hazme el favor de enviarme todos los artículos sobre mi libro. Ya te he mandado la encomienda con el juego de té.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/9/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Te supongo libre de todas las calamidades que te han agobiado en los días del centenario. Me ha dado mucha pena que no hayas podido distraerte un poco. No debes descuidarte de ti misma. Procura alejarte los sufrimientos, distráete, paséate. Ya es tiempo de librarnos de las desgracias o, si insisten en caer sobre nosotros, volverlas la espalda.

Me complace la solicitud con que te atiende Saco —salúdalo en mi nombre— Tú, al fin, has tenido más suerte que yo. Hace tres meses y medio que no recibo un céntimo del consulado en Barcelona. Me dicen, y es cierto, que han desaparecido las entradas. Barcelona atraviesa actualmente una intensa crisis industrial. Se han suspendido las exportaciones para América y, naturalmente, no puede tener entradas el consulado del Perú. Yo pienso enviarte una solicitud dirigida al ministerio pidiéndole que todo mi sueldo te lo paguen allá. En una de mis cartas anteriores te indiqué la forma en que tú debías enviarme la cantidad que me corresponde. Te la repetiré cuando te envíe la solicitud. Espero que me comuniquen de Barcelona el resultado de una gestión que, según me dicen en carta reciente, han hecho a Lima con la esperanza de que les remitan fondos o les ordenen otras enviar a Londres el pago de todas las obligaciones.

Pero, como ya te lo he dicho, no te preocupes por mi situación actual, Yo gano lo suficiente para vivir. Te lo pruebo el mismo hecho de vivir. Si estuviese atenido al sueldo ya me habría muerto de hambre.

Dile a Alicia que me escriba. Ya no puedo mirarla hoy de un modo distinto que antes porque no soy un canalla. Para mí, hoy como ayer, es mi hermana y la quiero igual. Yo, con respecto a lo que le ha ocurrido, espero conocer su pensamiento y su respuesta a mis cartas anteriores.

Dentro de pocos días —ya te lo he dicho también— haré un viaje a Rusia. No sé todavía cuánto tiempo estaré allí. Posiblemente mes y medio o dos meses. Tus cartas no podrían llegarme sino con grandes dificultades. Por esto, hemos acordado con Mariátegui que tú le escribas a él para que me trasmita, por intermedio de la delegación de Rusia en Roma, todo lo que tú le digas. Naturalmente, le darás solo las noticas que no tengan un carácter de absoluta intimidad.

Antes de partir te escribiré nuevamente enviándote la dirección precisa de Mariátegui y el retrato que me he hecho aquí. Y apenas regrese te lo avisaré también para que continúes escribiéndome a Madrid. Nuestra comunicación, de todo modos, no se interrumpirán un solo instante.

He recibido el retrato de mi padre. Espero tener el tuyo para hacer las ampliaciones y enviártelas.

Ya tengo el reloj. Solo espero recibir el juego de té para remitírtelo en un solo paquete. Mariátegui me dice que lo ha comprado ya, pero todavía no me lo ha remitido a Madrid. Espero que lo haga en estos días.

espero que Jorge, y todos, estén ya definitivamente sanos y libres de nuevas recaídas. Dale muchos besos por mí [a] todos mis hermanos y tú recibe mi abrazo y mi beso mejores.

César

Berlín: 25-IX-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 3/12/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Contesto inmediatamente a tu carta del dieciocho de octubre que he recibido al mismo tiempo que otra de Alicia del veinticuatro. Te contesté un poco precipitadamente, porque estoy preparando mi regreso a España. Mi viaje a Rusia se ha aplazado hasta mayo o junio próximo. Ahora tengo que volver a Madrid. Voy rápidamente. Me detendré apenas una semana, o menos, en París.

En mis cartas anteriores he contestado anticipadamente a cuanto me dices en tu última. No se me ocurre otra manera de contrarrestar la informalidad de los pagos ministeriales y asegurar el bienestar de todos que lo que he propuesto a mis hermanas. Trabajando todos podemos conseguir independizarnos del gobierno y vivir más tranquilos y seguros.

Ahora se me ocurre la idea de ahorrar, si mis hermanas me ayudan, mis sueldos para dentro de un plazo mas o menos corto, reunirnos todos en España. Yo he pensado muchas veces la manera de conseguirlo. Pero siempre se me ha presentado invencible la dificultad de conseguir el dinero para los pasajes de ustedes. Más, con un esfuerzo de todos, nos será fácil lograrlo. Todo depende de que mis hermanas acepten contribuir estusiastamente en la forma indicada. Un solo año, el próximo, de perseverancia bastaría para cumplir el propósito. Después, juntos todos en España, pasaríamos a arreglar nuestras vidas en mejores condiciones.

Dile esto Alicia, mientras yo, con más reposo, contesto extensamente a su carta. La idea se me ha ocurrido al recibir su respuesta a mi ofrecimiento que, desde luego, mantengo invariable. Es solo una ampliación de él. Y siento no haber pensado así antes.

Me parece muy atinada tu proposición sobre la manera de cobrar mis sueldos. Si, esperando mi respuesta, no has presentado la solicitud que te envié, has que te hagan otra, […] como me dices la asignación, imitando mi forma y preséntala. De este modo ganaremos tiempo. Yo no tengo esperanza ninguna de recibir un céntimo de Barcelona. Hace pocos días he recibido una nueva carta anunciándome que todavía no han mejorado las entradas.

Creo, sin embargo, que todo mi sueldo podrían seguir pagándotelo en la misma forma que hasta hoy, puesto yo no desempeño cargo diplomático ninguno ni figuro como empleado de esta categoría.

De Madrid, en donde estaré dentro de quince y veinte días, te escribiré más largamente.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo muy cariñoso para ti.

César

Berlin: 3-XII-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 25/6/1921

Querida madre:

Tuve un gran sentimiento cuando leí las noticias de las enfermedades tuyas, de Alicia, de Humberto y de Jorge. Felizmente, en nueva carta del quince de mazo, me ha tranquilizado. Espero que después de tantas contrariedades se haya, al fin, cansado la suerte de jugar con nosotros y todos vosotros esteis ahora completamente bien y lo más contentos que sea posible.

Yo acabo de pasar una breve temporada en Andalucía. Fui a convalecer de una especie de congestión pulmonar y tuve la mala fortuna de coger allí la gripe y unas anginas de añadidura. Después de ocho días, muy bien atendido, y de una leve corte en la garganta, quedé nuevo. Ahora estoy fuerte, gordo y resistente como un roble.

Aquí me entero con mucho retraso de las noticias de allá. Los periódicos solo las publican cuando se trata de algo ocasional. A lo demás, no le dan importancia. Lo poco que sé me lo han contado las personas que han venido de allá o de París y el cónsul. Yo, por mi parte, tengo muy poco interés en enterarme de las cosas de la tierra. Estoy completamente dedicado a mi trabajo. Escribo y estudio mucho, y vivo tranquilo. Ya casi no salgo de casa. Solo al atardecer, un momento, para ir a "El Liberal" o charlar un instante con algunos amigos.

Me parece que ha desaparecido el peligro de que me suspendiesen el sueldo. No lo sé seguramente. Pero el que no me lo hayan comunicado hasta ahora me hace suponerlo.

Últimamente han cambiado al cónsul en Barcelona. Viene un señor Gil Cárdenas. Yo no le conozco. No creo, sin embargo, que se comporte mal conmigo. El cónsul destinado, Pardo de Zela, gran amigo mío, me ha hecho muchas atenciones.

Ya se ha publicado mmi primer libro. Uno de estos días, acaso el mismo correo, te enviaré dos ejemplares. También te enviaré unos cuantos de los muchos artículos que escrito en "El Liberal".

Aprovecharé esta oportunidad para hacer un solo paquete con los libros, el reloj —que ya lo tengo— la pelota de Humberto y un regalito para Jorge. El juego de té, como sabes, lo tengo encargado a Mariátegui. Por este mismo correo le escribo pidiéndole noticias de él, y en caso que no lo haya comprado todavía, le compraré yo aquí. De todos modos, lo esperará solo muy poco tiempo. Tú, que eres tan buena, y lo haz esperado tanto, no te enfadarás conmigo por esta nueva y breve espera.

Casi estoy resentido con mis hermanas por su silencio. Ya no me escribe ninguno. Parece que se han olvidado de mí.

¿Cuándo me vas a enviar tu retrato y el de mi padre? Los espera impacientemente para mandar hacer las ampliaciones que te he ofrecido. ¿Tú mandarás también aquel tan reclamado retrato mío?

Muchos abrazos para todos. mis hermanos, y uno especial, con mi mejor cariño, para ti.

César.

Madrid, 25 de junio de 1921.

P.D. Dirígeme tus cartas a este dirección: España-Madrid- Trafalgar 36 - 2º izquierda.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 31/8/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Acabo de recibir tu carta del veinticinco de julio. Me parece muy bien que no te preocupes más de averiguar mi situación, mientras, claro si te paguen con puntualidad más o menos relativa. Yo tengo la impresión que no han suprimido, ni suprimirán nuestros puestos. Hace tres meses que no recibo ni un céntimo de Barcelona, pero se debe a la falta de dinero. Como te he dicho en una de mis anteriores, las entradas consulares han disminuido casi hasta desaparecer. Espero que mejoren para que me paguen. En caso contrario escribiré pidiendo que el sueldo íntegro te lo entreguen a ti allá. Entonces te diré la forma en que debes girarme la parte que me corresponde.

Por mi no te intranquilices. Yo puedo vivir perfectamente con el sueldo que gano en el "El Liberal". No viviré, es claro, suntuosamente, Pero sí puntualmente. En el periódico me guardan grandes consideraciones personales. Escribo solo con mi firma y de sobre lo que quiero y desde donde quiere. Mi situación es muy distinta a la de Lima. Al periódico solo voy de tarde en tarde un momento a conversar con el director. Mis artículos las mando por correo. Te lo dejo para que te formes una idea clara de mi situación.

Dime que te ha parecido mi libro. Te mandé los primeros ejemplares. No te olvides de enviarme los artículos que se escriban sobre él. Serán muy pocos, porque no lo he enviado sino a muy contadas personas.

Yo participo de tu aflicción por el estado de Alicia. Ya te he dicho lo que yo pienso. Tú última carta me ha confirmado mis impresiones. Pero dile a Alicia que no sufra. Nosotros estamos precisamente para consolarla y ampararla hasta donde podamos. Si ella y tú quisieran podría venirse a España conmigo. En mi casa no le faltaría nada. Así podría consolarse. entre tú y yo haríamos un esfuerzo para pagar sus gastos de viaje. Yo te enviaría una solicitud pidiendo urgentemente tus sueldos adelantados. Tú la presentarías al ministerio y hablarías con Piedra a quien yo también escribiría, para que gestionaran su resolución favorable. Acaso el mismo podría conseguir un pasaje gratuito. Y Alicia podría venir acompañada por alguna de las muchas familias que diariamente vienen a Europa. Lo que ustedes resuelvan dímelo enseguida.

Uno de estos días debe llegar a Madrid el juego de té. Mariátegui me dice que ha comprado uno muy bonito. Inmediatamente te lo mandarán con el reloj. Ya lo he dejado todo dispuesto.

A Humberto le enviaré la pelota regrese a España.

Dime si el cambio constante de casa retarda el recibo de mis cartas. Yo sigo enviándote todas a la misma dirección porque desconozco otra.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo muy cariñoso para tí.

César.

Querida Teresa:

Me he alegrado mucho recibir al fin cuatro letras tuyas. Parece que habeis olvidado la costumbre de escribirme. O, mejor dicho, no lo habeis adquirido todavía. Deseo vivamente que tus cartas inicien una serie.

Para escribirme cualquier papel es bueno. No te preocupes por eso. Preocúpate mas bien de la letra y de la ortografía.

Y evita decir tonterías a nadie. Nuestro antepasados fueron trabajadores. Gentes que ganaron su pan trabajando honradamente. Nosotros debemos también trabajar para conseguir que el pan que comemos sea propio nuestro y que lo ganen día a día nuestras propias manos. Dedícate a trabajar seria y honestamente y tendrás mejores collares que nuestros antepasados, quien no tuvieron otro que los que les pusieron para trabajar.

Da por mí muchos abrazos a todos mis hermanos y tú recibe uno muy fuerte de tu hermano.

César.

Berlín: 31-VIII-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 6/10/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Te envío adjuntas una solicitud al ministro de R.E pidiéndole que te paguen mi sueldo íntegro en Lima y una carta para Salomón. Agrega a la solicitud la cantidad de papel sellado que sea necesario y preséntala el Ministerio. La carta, dentro de un sobre adecuado, envíala al ministro. Creo que lo recibiría favorablemente. En todo caso, si tú lo crees eficaz, habla con Salomón o con Elguera. Diles que el Consulado de Barcelona no paga hace cuatro meses y que, por esto, prefiero que tu cobres todo el sueldo en Lima.

Yo estoy poco enterado de las cosas de allá. Es posible que Salomón haya dejado de ser ministro. Si ha recurrido esto —nada improbable— presenta la solicitud solamente y habla con Elguera en favor de ella. En caso que te pongan muchas dificultades, pídele a Piedra en mi nombre que se interese en su resolución y siempre que le veas dale saludos de mi parte.

Todavía no he recibido un céntimo de la suma me adeuda el consulado. Espero que mejore su situación en un plazo más o menos breve y me pague. De no ocurrir así, más tarde, cuando me parezca más oportuno, te enviaré una nueva solicitud reclamando la deuda.

Cuando te paguen, pide que sea a partir del próximo diciembre, envíame a Madrid, por intermedio del Banco, las veinte libras que me corresponden. Hazlo por el banco que te parezca mejor o te sea más simpático. Yo había pensado en el Mercantil Americano, pero acaba de clausurar la sucursal de Madrid.

Los giros excesivos háganlos en la misma forma. Si no cuesta muchos dinero, hazlos telegráficos. Pero si resultara muy caros, postales. Esperaré pacientemente.

Aún no sé cuando iré a Rusia. El gobierno ruso no me ha mandado todavía mi pasaporte. Según me dice en una reciente el encargado de negocios de Rusia en Berlín me la enviará dentro de quince días. Apenas lo reciba partiré para P[…] y Moscú. Ahora voy a ver el frío y otras cosas muy interesante de cerca.

Días pasados estuve a punto de marchar a Rusia acompañado del director de "El Liberal", Miguel Moza, y del corresponsal en Berlín. Pero el gobierno ruso les ha negado a ellos el permiso. Dice que solo me lo concederá a mí. Moza, que estuvo unos días aquí, tenía mucho entusiasmo por conocer Rusia. Ahora ha regresado a Madrid. Supongo que sentirá mucho no perder realizar su propósito.

Tan pronto como tenga que marchar te escribiré enviándote la dirección de Mariátegui para que tú le escribas a él todo lo que quieras decirme. Lo hago así porque en Rusia se ejerce una censura muy severa y Mariátegui sabrá comunicarme tus noticias con la debida discreción. Después, cuando regrese, te lo avisaré también para que continúes escribiéndome a Madrid.

Posiblemente los periódicos de Lima reproducirán mis artículos de Rusia. Creo que tendrán un gran interés. Yo seré el primer periodista de idioma español que vaya a ese país después de la revolución comunista. Yo te enviaré algunos de los artículos que publique "El Liberal". Pero no he digas a nadie donde estoy. Tú di siempre que continúo en Madrid.

Aquí hace ya un poco de frío —en enero llega a 20 grados bajo cero— Yo me caliento, más que la estufa, hablando alemán. Tú te quedarías asombrada si me oyeses. Y mucho más si me oyeses hablar en ruso, idioma que estoy estudiando activamente.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo muy fervoroso para tí.

César.

Berlín: 6-X-1921

Falcón, César

Carta de Alberto Salomon a Artemia Garfias de Falcón 26/4/1923

ALBERTO SALOMON saluda atentamente a la señora Artemia Garfias de Falcón y le es grato manifestarle que en el acuerdo supremo de la fecha ha filmado la resolución que autoriza al Ministerio para conceder pasaje de regreso al Perú a su hijo César.
Lima, abril 26 de I923

A.S

Salomón Osorio, Alberto

Carta de Alberto Salomon a Artemia G. de Falcón 23/7/1923

Alberto Salomón saludo atentamente a la señora Artemia de FaIcón y le es grato manifestarle que en el acuerdo de ayer se firmó la resolución que autoriza a la Legación en Londres a proporcionar dos pasajes de Europa al Callao o don Cesar Falcón y señora.
Lima, 13 de julio de 1923

A.S

Salomón Osorio, Alberto

Carta a Emilio Pettoruti,9/5/1927

Lima, 9 de mayo de 1927
Querido Pettoruti:
Le he dado continuamente noticias mías por medio de breves postales. Mi trabajo y mi salud no me permiten otra cosa. Pero ya le escribiré largo y tendido.
Le adjunto unas fotografías de cuadros de Sabogal. En el N° 6 de Amauta se publicaron con una carta mía. Le mandaré pronto una corta biografía. Sabogal me dice que le mandó hace meses un paquete certificado con algunas maderas suyas y que [no] sabe aún si lo recibió Ud. porque no le ha acusado recibo hasta ahora.
Como le he prometido, le mandaré también fotos de Camilo Blas que está actualmente en Arequipa. Dentro de poco vendrá a Lima. Entonces le pediré las fotografías.
Me intereso profundamente porque coloque Ud. en Crítica o Caras y Caretas, como colaborador a un escritor peruano muy amigo mío, Félix del Valle, que se halla en Madrid. Fue a España en una misión de estudio. Y de pronto se ha quedado sin renta antes de encontrarse en grado de ganar lo bastante allá. Colabora en El Sol. Y es un hinchado de talento. Seguramente él le escribirá a mi nombre.
¿Qué proyectos tiene Ud.? Por qué no se anima a visitar el Perú? El Ministro del Perú en Buenos Aires, Miguel A. Checa, podría tal vez proporcionarle, por cuenta del gobierno, los pasajes. Ud. podría visitarlo y decirle que antes de partir para Europa —adonde lleva Ud. el propósito de hacer triunfar el arte peruano dentro del americano—, desea Ud. estudiar de cerca el estilo y las ruinas incaicas.
Muy cordialmente le abraza
José Carlos Mariátegui
Las fotografías van certificadas, con el número 6 de Amauta.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Artemia G de Falcón, 12/4/1923

Lima, 12 de abril de 1912 [1923]

Señora de todo mi respeto:

Solo ayer pude entrevistarme con el doctor Salomon. El lunes y el martes tuvo que concurrir a las sesiones secretas del Senado.

Me ha dicho el doctor Salomon que la próxima semana se dará la orden elativa a los pasajes de César.

A causa de hallarse en Lima un hermano mío, no dispongo de tiempo para nada. No me es posible, por esto, ir a Barranco a comunicarle personalmente el resultado de esta gestión.

Pero a fin de semana iré de toda suerte llevándole la solicitud para el pago del sueldo de abril.

Con mis mejores saludos para los suyos, le ruego aceptar mis respetos.
Su humilde servidor

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Copia de una carta de Luis Heysen a Héctor Serrano Escobar, 17/7/1929

Berlín, 17 de julio de 1929

Sr. Dr. H. Serrano Escobar
Presidente de la Asociación General de Estudiantes Latino americanos de Berlín y Encargado de la Legación de El Salvador
Savignyplatz 1.-Charlottenburg

Estimado Serrano:

A pesar de que mi carta anterior ha sido todo lo explícita que el caso requería y tanto que aun quedan en pie todas, absolutamente todas, mis afirmaciones; insisto en reafirmar y defender mis puntos de vista a fin de evitar que permanezca sin una respuesta solidaria la adhesión espontánea y vibrante que un núcleo selecto de latinoamericanos residentes en Alemania —bastante equidistante por cierto de todo interés traidor a la causa común de la emancipación continental de la gran nación latinoamericana— me ha enviado con referencia a la Agela, su carácter eminentemente político y la necesidad de impedir que sus actividades presentes contradigan su sino histórico, vale decir, edificada en todas sus partes con las opiniones por mi emitidas. Conminado por aquel respondo. No es posible dejar sin una aclaración última algunos de los oscuros acápites de su carta. Necesario es oponer razones al confusionismo de las gentes y desvirtuar toda mala interpretación o malentendido peligroso, que una imaginación tropical puede elaborar al objeto de encubrir sus propósitos subalternos o sus pecados. Debiéndome a aquel, tanto como a mi causa y a mí, distrai­go mi atención de nuevo no sin vencer, francamente, cierto malestar íntimo, pues Ud. se esforzará en comprender que no será nada agradable para mí mantener una polémica necia sobre: si la Asociación General de Estudiantes Latino-Americanos de Berlín es lo que sus estatutos vigentes, clara y concluyentemente, definen y todas sus actividades corroboran, o, lo que algún agente diplomático osada y antojadizamente pretende que sea. O, si los pobres caciques criollos, cómplices rendidos y despreciables del avance del dólar en nuestra América, deben o no recibir el título de "personalidades" o si en realidad "estos ascos de la náusea continental" y como les llamó cáusticamente el gran argentino José Ingenieros, comentando la obra nada "buena en lo general" como en lo particular de Paz Barahona, de Chacón y Pío Ro­mero Bosque y merecen el juicio sumario de la justicia popular. Mi respuesta será implacable así para subrayar mis opiniones y categórica para despedirme de Ud. y de la Agela. No puedo imitar tristemente a los conejos de la fábula perdiendo mi tiempo en discusiones bizantinas. Ni me interesa saber si son píos o son doctores los que desgobiernan El Salvador gobernados por Wall-Street, o si son nietos o hijos de presidentes los que se codean en la institución con cancilleres, secretarios, encargados de negocios y simples varones. Me interesan cuestiones mas trascendentes. Cuando son principios los que mueven a los hombres o a los pueblos, las pasiones se alejan y nada valen los vínculos de sangre o las personas en sí aisladamente, por cuanto hay una norma superior que coordina y guía. Mi posición es rígidamente doctrinaria. Me esforzaré en demostrárselo, sin hacer uso y abuso del sofisma y de la frase barata. Sin embargo, no basta afirmar precisa pro­bar. Para ello la lógica vale más que la jurisprudencia y la síntesis más, muchísimo mas, que los folios e infolios de lugares comunes Ud. vera.

He afirmado que la Agela es desde su fundación una organización con finalidades políticas y lo sostengo. No es la letra muerta de un código la que lo dice. Son los postulados de la institución que se fundara para "laborar en pro de la América Latina y procurar la unión de los pueblos que la constituyen" (Estatu­tos de la A.G.E.L.A. Art.1 inciso b) los que incontrovertiblemente lo evidencia. De otra manera nadie se explicaría cómo y porqué —a pesar de los lazos de consanguinidad y a pesar de la presen­cia de tanto funcionario diplomático— La Asociación General de Estudiantes Latino Americanos de Berlín aprobara una valiente protesta contra don Juan Vicente Gómez solidarizándose con la causa de los que en Venezuela luchan por librarse de la ignorancia, del imperialismo y de la tiranía imperantes. O así mismo sería incomprensible el voto de enérgica protesta que se aprobara contra don Miguel Primo de Rivera últimamente, como exponente de una firma adhesion a la causa política de los universitarios españoles en lucha abierta contra su abyecta dictadura militar. Los mensajes dirigidos a la institución por Manuel Ugarte —el incansable propulsor de la unidad latinoamericana la idea política de mas vital y palpitante interés de nuestro continente, y por Miguel de Unamuno, el admirable autor de la "Vida de Don Quijote y Sancho" cuya alma agónica desde Hendaya incita y reconforta, son corolario rotundo. Ahi no hay nada transitorio o "accidental", ahí hay algo perenne, viviente, innegable, que es precisamente lo que pude explicar la existencia de la Agela y justifica sus campañas. Si así no fuera —como Ud. pretende sostenerlo citando articulados que nunca se llevaron a la práctica—como es que después de dos años de fundada y teniendo bases legales que lo aus­piciaban, hasta hoy la institución no puede avergonzarse de contar entre sus socios honorarios a ningún diplomático que pudiera desvirtuar sus finalidades históricas o a alguno que pudiera contribuir a su realización concediéndole los honores respectivos a su solidaridad. Innegablemente, que la realidad es abrumadora para Ud. Sus desesperados esfuerzos no dan frutos. La Agela tiene carácter político, defiende ideas políticas, lucha por ideales políticos, que no son bajo ningún punto de vista el carácter, las ideas, o los ideales de los gobiernos latinoamericanos aliados a la plutocracia yanqui. El acuerdo contra don Juan Vicente Gomez —malgrado la presencia de un miembro activo, el funcionario de la Legación de Venezuela a que Ud. se refiere entre otros— lo esta de­ mostrando palmariamente. La voz de los diplomáticos o de los funcionarios oficiales dentro de la institución es tan fuerte como aquella voz atávica que Ud. cita. La fuerza de la institución está pues en las finalidades que cumple por el voto de sus miembros mas conspicuos y representativos. Los acuerdos logrados, las ideas expresadas en sus conferencias mas importantes, todas respondiendo a un ideal político de unionismo continental son hechos, no simples y vacuas inventivas. Su defensa es pobre realmente me apena verle sin argumentos serios. No lo creerá víctima de inconciencia. Se que Ud. sabe lo que es la Agela, pero le faltan fundamentos y toda su imaginación y toda su jurisprudencia fracasan lamentablemente, penosamente. Pretendiendo aparecer como una camara fotográfica para dar la impresión de una Agela real y autentico, no logra Ud. ser siquiera un mal caricaturista. La verdad es clara y pura como el agua silente del manantial. Y ella brilla por su ausencia en todos los acápites de su carta. La Agela que Ud. ve es la Agela que Ud. sueña. La Agela que naciera en circunstancias históricas para "unir a los estudiantes latinoamericanos" no puede ser pedestal de diplomáticos, listos a evitar críticas certeras o protestas fulminantes que desnuden la desoladora y trágica realidad que los gobiernos por ellos defendidos siembran en nuestra América. El carácter apolítico que Ud. propugna (político también en buena cuenta) no le queda bien a la institución como hoja de parra que cubra su situación harto difícil y de sumo delicada. Para lograrlo Ud. debe hacer lo que ya va Ud. haciendo, es decir, definirla de nuevo, dándole nuevos rumbos y laborando en favor de lo que Ud. cree conveniente. Tal vez así tendrá más éxito y menos polémica. Y tal vez cuando Ud. lo haya consumado todo se verá también rodeado de esa abrumadora, de esa formidable, de esa aplastante "mayoría", de que Ud. tanto se vanagloria. Mientras tanto subsisten las incompatibilidades.

Asimismo, habiendo declarado en mi carta anterior que "Ud. es un representante de don Pío Romero Bosque", vale decir, no de un presidente de una republica democrática o seudodemocrática, sino del representante nacional de poderes extranjeros que cuida del buen negocio yanqui castigando fríamente toda tentativa de insurrección, rebeldía o protesta en el país, contra quienes le sos­tienen desde Wall-Street habiendo Ud. negado tener tal carácter pretendiendo aparecer como representante del pueblo salvadoreño, me reafirmo en mi declaración anterior ampliamente Ud. no es representante del pueblo salvadoreño, es Ud. representante de un gobierno y de un gobierno de po­deres unipersonales. Don Pío Romero Bosque en El Salvador es un virrey al servicio del imperialismo yanqui y por ende un dictadorzuelo vulgar. Dejemos a un lado los errores quo Ud. le reconoce y no hablemos de las virtudes. No puede tener grandes virtudes un gobierno que empeña la soberanía de su país, que vende su riqueza, que perpetra fusilamientos como el del 6 de diciembre de 1927, que ha mantenido y mantiene disfrazadamente una censura brutal y que concierta empréstitos
en condiciones inconcebibles por último. Su causa es indefendible y toda disculpa sobreentendida no alcanza a tener fuerza convincente. Si Ud. fuera el representante de un pueblo amordazado como el pueblo salvadoreño ya habría irrumpido contra el imperialismo voraz del norte y su cómplice nacional don Pío Romero B. y ya habría protestado con el mismo coraje que lo han hecho los universitarios de su país acompañados de las instituciones obreras y centros intelectuales durante los días del estado de sitio. Que la Federación Universitaria, las federaciones obreras y algunos eminentes juzguen equitativamente el gobierno actual no lo se. En la importante revista Indoamérica que se dicta en México (Núm. 5, año 1 vol.1, noviembre de 1928, pag. 12) leo una "Carta de los obreros y estudiantes de El Salvador, al Ministro de Mexico, Dr. Juan F. Urquidi" suscripta en setiembre del 28 por mas de trescientas firmas en la cual se dice:

"Los suscritos estudiantes y obreros, en nombre del pueblo salvadoreño —cuyos altos sentimientos de solidaridad y libertad indoamericana interpretan fielmente en esta oportunidad— ruegan a Ud. se sirva hacer presente al Gobierno mexicano, su profundo agradecimiento y sus sinceras felicitaciones por la ayuda noble que acaba de prestar a la causa redentora de America al asilar a Víctor Raul Haya de la Torre; felicitaciones y agradecimientos que son también para Ud. ya que su valor personal y su hombría de verdadero mexicano nos fueron decisivos en horas de ve­jamen y de injusticia" (El subrayado me pertenece).

Pero esto no es bastante. Siguiendo la lectura del documento aludido, encuentro estas palabras acusadoras, que son sin duda las que han pronunciado los estudiantes, obreros e intelectuales de El Salvador para elogiar la obra culpable de don Pío Romero Bosque:

"Execrados sean siempre los gobernantes que traicionan la confianza de sus pueblos, para pactar contubernios con el enemigo".

Creo que ahora Ud. debe sentirse muy fuerte en su argumentación Ud. sabe porque fue expulsado Haya de la Torre y Ud. sin duda no ignora todas las protestas y adhesiones en las cuales "la personalidad de Don Pío resulta sumamente mal equilibrada y desfavorecida; de manera que, no olvidará como quién hacia cabeza era aquel fuerte espíritu (que Ud. cita para defender a su gobierno) autor del "Minimum Vital”, Alberto Masferrer, cuyo aprismo es un ejemplo que todos los jóvenes del continente debemos admirar. Todo lo demás es fraseología al servicio de sus propósitos y taparabos que no alcanzan a cubrirle Ud. ya sabe que disentimos y que nuestras vías son diferentes. Como esta Ud. del lado de su gobierno, mi lado es el de su pueblo generoso. Que en cuanto a la Agela, Ud. puedo pasar por alto todas las incompatibilidades que yo y el núcleo numeroso de latinoamericanos sostenemos Ud. es libre de encaramarse o de escalar mil y una posición elevada. Mi conducta es neta: me despido, le condeno y declaro que Ud. y quienes le acompañan han asumido la grave responsabilidad de sepultar a la Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos de Berlín Q.E.P.D.

Atentamente de Ud. con el repudio de los universitarios de La Plata cuya representación me honra en Europa.

fdo. Luis E. Heysen

Luis E. Heysen
17 Roschertsr. II. r
Charlottenburg

Heysen, Luis E.