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Carta a Emilio Pettoruti, 31/8/1922

Berlín, 31 de agosto de 1922
Pensión Schmitz, Lützow Strasse 31.
Mi querido Pettoruti:
Contesto su carta de Abwinkl. Lamento mucho que haya tenido Ud, tan mal veraneo. La verdad es que vivir en un pueblo sin poder trabajar ni pasearse debe ser muy desagradable. En Berlin el tiempo no es del todo malo. Claro que no se deja casi sentir el tal verano; pero no faltan dias de sol y hasta un poquito calurosos al lado de dias en que llueve a cántaros.
Tampoco yo he tenido siempre mucha suerte para los cambios. Como le dije en Munich, cambié en París, cuando partí para Alemania, casi el total del dinero que recibí adelantado para vivir tres meses. Cuando empezó la caída del marco, estuvo tentado de transformar rápidamente mis marcos en divisa extranjera, a costo de cualquier pérdida. Pero luego los viajes me distrajeron de este propósito. I, además, la progresiva caída del marco, desvalorizaba velozmente mi pequeño capital. Por esto, la vida no me ha costado en Alemania tan barata como habría podido costarme, ni he podido
comprar muchas cosas útiles. ¡Qué se va a hacer! Para estas operaciones de cambio se necesita suerte. A veces es conveniente aprovechar
de un buen momento para adquirir marcos; pero a veces es lo mejor no cambiar sino lo necesario para vivir al día. En es un lío terrible. En días pasados, por ejemplo, en que la esterlina estuvo a 8000 marcos, no cambié sino en parte algunas esterlinas que recibí. Ahora voy a verme obligado a cambiarlas, si el tipo de la esterlina no vuelve a mejorar, a menos de 6000.
Me quedaré en Berlín hasta principios de noviembre si me prorrogan hasta entonces el permiso de residencia que se me vence a principios de setiembre. Si no me lo prorrogan, me trasladaré a München, pasando por Dresden. Pero creo que la prórroga que necesito no será imposible. Si viene Ud. a fines de octubre tendremos, pues, ocasión de pasar unos días juntos.
Últimamente los precios han subido mucho en Berlín. La pensión, por ejemplo, me ha duplicado el suyo.- I ya no se puede cenar con cien marcos en casi ningún restaurant. Solo en uno que otro pequeño restaurant descubierto por mí durante mis andanzas es posible aún este milagro.
Mi mujer agradece y retorna sus saludos. El nene está bien. Ha crecido mucho y ha engordado mucho también, no obstante la vida vagabunda
que ha tenido que hacer.
Deseando verlo pronto en Berlín, le estrecha muy cordialmente la mano su affmo amigo.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti, 11/1/1923

Berlino, 11 de enero de 1922
Mi querido Pettoruti:
Hoy he encontrado en la Posta central una postal de Ud. sin fe­cha que probablemente estaba rezagada allí desde hacia muchos días.- Yo creía haberle indicado el Consulado del Peru como mi dirección en Berlin.

Vivimos en la Pension Schmitz, Lützow Strasse 31. Escríbame pues a esta dirección.

Falcón se ha marchado a Paris. No ha estado en Berlin sino muy pocos días. Después de unos días de veraneo en la frontera franco-espa­ñola volverá a Madrid.

Nosotros nos quedaremos aun algún tiempo en Berlin, donde la vida es agradable. Los precios son mucho mas altos que los que dejamos en München, pero entiendo que también allá deben haber aumentado mucho. I en virtud del cambio se puede vivir aquí actualmente can la misma cantidad de liras que antes en München, con la ventaja de que la vida es aquí de gran ciudad.

En la pensión almorzamos solamente. Cenamos en restaurante. De suerte que no nos importa mucho que la comida de la pensión sea mala; nos resarcimos en la noche cenando copiosamente. La pensión, además, es barata: tres mil marcos mensuales que con las tasas, servicio y otras macanas apenas si llegan a tres mil seiscientos. Para el res­taurant, en cambio, hay que calcular un minimun de cien marcos por cabeza. I hay que reforzar el almuerzo de la pensión proveyéndose de fruta o leche.

¿Se anima Ud. a visitar Berlin?.- Si viene, podríamos visitar juntos Dresden.
Anita agradece y retorna sus saludos.
I yo le estrecho la mano muy cordialmente.
JC Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 6/3/1920

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Roma, 6 de marzo 1920
Tu carta me ha llegado con mucho retardo. Antes de ser depositada en la estafeta ha tenido que sufrir una larga tramitación burocrática. Sólo después de haber recorrido todas las oficinas postales ha arribado a una donde un sello me ha calificado así: “Sconosciuto dal portalettere”.
Yo la esperaba. Sabía que tú me escribirías. Que no podías dejar de escribirme. Y, al recoger mi correspondencia, unas veces del consulado, otras veces del apartado de la legación, otras veces de la estafeta, buscaba siempre tu grato sobre de anónimo femenino. Perdóname el calificativo. Pero desde que recibí tu primera carta, guardo de tus sobres la impresión de unos sobres de anónimo. De anónimo amable y bien hecho; pero anónimo siempre. ¿Me lo perdonas?
Me dices: "Tu letra está cansada. No es la misma de años atrás". Es muy cierto. No solo la letra está cansada en mí. También están cansadas la juventud, el alma, la voz, la sonrisa, la mirada, la frase, todo, todo. La adolescente y lírica fé de mis años pasados, - de cuando yo era Juan Croniqueur, de cuando yo era un “niño talentoso y malcriado" como, más o menos, me dijo una vez Clemente Palma en su “Crónica”—, me ha abandonado.
Tú sabes que no todos han sido conmigo, igual que tú, generosos y comprensivos. Me han agredido tanto que he tenido que vivir siempre en son de combate. Se ha aprovechado los menores pretextos para soliviantar contra mí la ciudad. He salido de una asechanza para caer en otra. Escándalo tras escándalo. Escándalo de Norka Rouskaya, escándalo de los militares, etc., etc. Cierto que yo no he sido prudente jamás. Pero es que no he podido, no puedo, ni podré serlo. Un hombre todo sinceridad no puede ser prudente. No puede ocultar su abominación de la estupidez, ni su pasión por la belleza, la verdad y el talento.
La agresividad que yo he despertado generalmente me envanece a ratos. (Contigo no debo ser falsamente modesto). Ves que si no valiese algo, si fuese un mediocre como los demás, no sería posible que suscitase sórdidas hostilidades. Mas que yo las ha suscitado contemporáneamente Abraham Valdelomar, mi amado amigo, el más brillante talento literario del Perú de hoy y del Perú de ayer. En el Perú es necesario ser absolutamente mediocre para no ser detestado. El talento causa miedo y, por ende, reacción.
Pero no vale la pena hablar de estas cosas cuando se está tan lejos de Lima y, sobre todo, cuando, en los momentos sentimentales, se le extraña amorosamente. Porque mi querida Ruth, yo soy lo bastante romántico, a pesar de mis excepticismos, para extrañar amorosamente mi ciudad. No te miento. En el fondo soy un alma sencilla fiel a sus afectos y menesterosa de ternura.
¿Qué quieres que te cuente de mi vida actual? ¿Que leo y estudio? Esto carece de importancia. ¿Que Roma es hospitalaria y buena conmigo? Esto carece de importancia también.
Hasta ahora mi sensación más plácida es esta: la sensación de la libertad. En New York, en París, en Roma, se siente uno libre, totalmente libre, ilimitadamente libre. No hay quien espíe, no hay quien vigile, no hay quien controle, no hay quien envidie, no hay quien aceche. Y el desconocido es más libre que todos. La ciudad lo acoge sin prevención, sin prejuicio, sin reticencia. ¡Es muy interesante, Ruth, ser un desconocido!
Leo en tu carta: “Ya nada te falta”. Y yo, en el mismo instante, siento que me falta todo. Si Ruth, no me falta nada y me falta todo. He hecho una vida febril, intensa, vertiginosa, he recorrido la escala de todas las emociones, he conocido lo desconocido; y, sin embargo, me falta todo.
Tu lealtad, tu dulzura, tu solicitud conmigo me hacen mucho bien. Te los agradezco con todo el corazón. Nuestra amistad rara, secreta y desinteresada es, como tú dices, una amistad única. Es y será una amistad única en nuestras vidas y en el mundo.
Otra carta mía te llevará algunas impresiones. Te hará conocer también algunos versos míos. A condición de que los conozcas tú sola. Me traicionarías si los hicieras conocer a otras personas. ¿No es verdad?
Ahora debo recibir a mi profesor de italiano. Son las 3 y 25 p.m. Dentro de cinco minutos llegará. Tal vez antes de cinco minutos. Hoy su visita, su lección y su italiano serán inoportunos para mí. Serán detestables, serán fastidiosos, serán mortales. La tarde es de primavera. Mi estancia está llena de sol. Llega hasta ella, no sé de dónde, una música de piano, una música apasionada y sentimental como el alma de este pueblo. Yo quisiera escribirte esta tarde, largamente, interminablemente, como si en este rincón de Roma, tú y yo conversáramos solos y silenciosos. Otra vez será. Pero otra vez no habrá esta tarde de primavera, ni habrá esta sol, ni habrá esta música. ¡Ni habrá la inminencia del profesor de italiano!
Tuyo.
José Carlos
P.D. Mi dirección es: Legación del Perú. La demora de tu carta se debe a su falta de dirección. Para que una “lettera” sea depositada en la estafeta debe estar dirigida así: "Fermo posta", o “Poste restante”. Lo que equivale a nuestro español “Lista de Correos”. Pero el español, la sonora lengua de Cervantes y Gastón Roger, es completamente ignorado en los correos de Italia. Escríbeme bastante. No es una exigencia, es un ruego. Cuéntame algo interesante de la vida limeña. ¿Debo dirigirme siempre a Ruth? ¿0 debo dirigirme a Bertha? ¡Oh! He aquí al profesor. Lo precede el “cameriere” con su ritual anuncio en francés: “Monsieur, le professeur est ici”. El “camariere” no me cree capaz de entenderle dos palabras en italiano.
Adiós.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti, 28/9/1921

Roma, 28 de setiembre de 1921
Caro Pettoruti,
me complazco en contestar su carta última, lamentando no poder hacerlo con la nueva de haberle conseguido ya casa. Me acaban de avisar que hay un estudio libre, pero advirtiéndome que es grande y caro. No tengo aún datos precisos. Espero tenerlos hoy o mañana.
¿Hasta qué cantidad podemos llegar con Bergamini? Dadas las dificultades para encontrar casa sería acertado, tal vez, to­mar su estudio si aceptara una reducción del precio. Bergamini no ha alquilado hasta ahora su estudio porque de una parte noso­tros, y de otra parte un pensionado centro-americano hemos mantenido en la expectativa de un contrato sobre la base de las cuatrocientas liras que él pide.
Es posible que el libro dedicado que han recibido para Ud. en el consulado argentino sea el que acaba de publicar Falcón quien actualmente viaja por Alemania.
Pasaré el invierno en Roma. Esto no excluye la probabili­dad de que en el curso de la estación haga uno que otro viaje de breve duración. Por ejemplo, no seria raro que el mes próximo fuese, por pocos días, a Milán.
Saludos de Anita. I el mejor apretón de manos de su muy affmo amigo y S.S.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Victoria Ferrer, 24/1/1920

Roma, 24 de enero de 1920
Victoria:
La carta que te adjunto te advertirá que soy en posesión de la noticia de la venida al mundo de la señorita Gloria María a quien me apresuro a enviar, por intermedio tuyo, mi primer beso. Falcón, por su parte, se preocupó también de comunicarme desde España el mismo acontecimiento.
Confío en que te hayas restablecido prontamente y en que tu juventud haya salido victoriosa de todas las crisis, para que, durante mi ausencia, puedas amar y cuidar a Gloria María por ti y por mí a un mismo tiempo.
Te incluyo un giro por cincuenta soles que va a nombre de Beatricita porque creo que le será más fácil ir al banco y efectuar la cobranza. Ruega a Beatricita, a mi nombre, que me excuse la molestia que le cause.
De mi vida en Europa poco podría contarte interesante. Creo, en general, que no es el ausente quien debe dar noticias sino quien debe recibirlas. El ausente necesita más de la correspondencia de los que le quieren y recuerdan que éstos de la correspondencia de él. Él está solo, separado de todo aspecto íntimo y familiar, mientras que éstos continúan su misma vida, sin ningún cambio y sin ningún trastorno realmente sensibles.
No me explico porqué del Aguila no las visita frecuentemente. Supongo que esta actitud suya no haya durado mucho tiempo y la atribuyo, en todo caso, a su espíritu descuidado y negligente, no a disminución de su simpatía ni de su amistad.
Aguardo con interés noticias tuyas, sobre todo por lo que puedan hablarme de Gloria María, y me despido de ti con los mejores recuerdos hasta una próxima muy próxima.
José Carlos
P.D. El cheque es por seis libras esterlinas. No se puede girar en libras peruanas ni en cheque sobre Lima. A mí me pagan también en libras esterlinas. Es una letra sobre Londres que puede ser cambiada en cualquier banca. También la puede cambiar un comerciante. La libra esterlina vale menos que la libra peruana conforme al cambio actual. Esto, como tú comprenderás, es para mí, que recibo mi sueldo en libras esterlinas, lo mismo que todos los funcionarios y empleados de relaciones exteriores residentes en el extranjero, una pérdida mensual.
Esta es la única forma, según me dicen en el banco, que es uno de los principales de Italia, de enviar dinero a Lima.
No creo que sea una forma incómoda para ti porque una letra sobre Londres de un buen banco es pagadera a la vista en cualquier parte del mundo.
Vale.

José Carlos Mariátegui La Chira

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