- PE PEAJCM JCM-F-03-4-4.1-4.1.1
- Subserie
- 1894-1930
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
La sub-serie reúne fotografías de los familiares de José Carlos Mariátegui.
13 resultados con objetos digitales Muestra los resultados con objetos digitales
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
La sub-serie reúne fotografías de los familiares de José Carlos Mariátegui.
Amalia La Chira Vallejos cargando a Javier Mariátegui Chiappe
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Amalia La Chira Vallejos, madre de José Carlos Mariátegui, cargando al último de sus hijos; Javier Mariátegui Chiappe en el patio de su casa de Washington Izquierda 544, Lima.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui acompañado por familiares y amigos
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en el bosque Matamula, acompañado de familiares y de amigos.
De izquierda a derecha: José Malanca, Noemí Milstein, José Carlos Mariátegui, Miguel Adler, Amalia La Chira, Carmela Andreu, prima de Amalia Cavero.
Niños de izquierda a derecha: José Carlos (hijo), Amalia Cavero (hija de Guillermina), Sandro Mariátegui y Sigfrido Mariátegui.
Malanca, José
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Cena de honor por la llegada del escritor Waldo Frank ofrecido por José Carlos en su casa de Washington Izquierda nro. 554. Lima
De izquierda a derecha: Sr. Vitali, Amalia La Chira, Waldo Frank, Anna Chiappe, Hugo Pesce, José Carlos, Luis A. Sánchez, Cecilia de Vitali.
Archivo José Carlos Mariátegui
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Amigos en el famoso Rincón Rojo de la casa de José Carlos Mariátegui.
De izquierda a derecha: Alcides Spelucín, Amalia La Chira, Cecilia de Vitali, Luis A. Sánchez, Waldo Frank, Anna Chiappe y Jose Carlos.
En el piso sentados: Sr. Vitali y Hugo Pesce
Archivo José Carlos Mariátegui
Reproducción fotográfica de Maria Amalia La Chira Vallejos
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
[Huacho, Lima]
Copia fotográfica del retrato de Amalia La Chira Vallejos, madre de José Carlos Mariátegui.
Foto de Luis G. Ugarte.
Reproducción fotográfica de Maria Amalia La Chira Vallejos
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Fotografía del retrato de Amalia La Chira Vallejos, madre de José Carlos Mariátegui.
Al reverso de la foto se lee:
La Torre & Cia
Reproducción fotográfica de María Amalia La Chira Vallejos
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Foto del retrato de Maria Amalia La Chira Vallejos, madre de José Carlos Mariátegui, a la edad de 80 años.
Reproducción Fotográfica de Maria Amalia La Chira Vallejos
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Fotografía original del retrato de retrato de Amalia La Chira Vallejos, madre de José Carlos Mariátegui.
Foto de Luis G. Ugarte.
Ugarte, Luis G.
Reproducción fotográfica de la familia materna de José Carlos Mariátegui
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Copia fotográfica de la familia materna de José Carlos Mariátegui.
Sentados: Julio César Mariátegui, Amalia La Chira Vallejos, Manlio Mariátegui Ramírez.
Sentados (niños): a la derecha Zoila Luz Mariátegui Ramírez
De pie, de izquierda a derecha (hombres): Sandro Mariátegui Chiappe, Sigfrido Mariátegui Chiappe y Javier Mariátegui Chiappe.
De pie en la parte superior: José Carlos Mariátegui Chiappe.
Reproducción fotográfica de Amalia La Chira Vallejos y Julio César Mariátegui
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Copia fotográfica de Amalia La Chira Vallejos junto a su hijo menor Julio César Mariátegui La Chira.
Lugar: Casa de Julio César, Malecón Bertoloto, San Miguel.
Reproducción fotográfica de José Carlos Mariátegui antes de partir a Europa
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Retrato de José Carlos Mariátegui tomado por el fotógrafo Diego Goyzueta, a pedido de su madre Amalia, antes de viajar a Europa.
Goyzueta, Diego
José Carlos Mariátegui en su silla de ruedas
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en su silla de ruedas tomada en octubre de 1928.
Malanca, José
Carta de Blanca Luz Brum, 1/2/1928
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Santiago de Chile, 1°de febrero de 1928
Mi querido y siempre grande José Carlos Mariátegui:
Cuidado que enseña a sostenerse y a pararse Ud. a todos nosotros. Precisamente Ud., el incapacitado materialmente, es el único de las actitudes rectas y definitivas. Desde luego no es una nueva. Pero es una nueva Amauta, heroico amigo, admirable, conmovedor. Con Amauta en las manos otra vez, se me han caído las lagrimas: y qué vergüenza de mí y de tantos otros que todavía estamos revoleándonos en la “gloria de la deportación”. Así me gusta decírselo a Ud. con humillación, con asco para que el contraste sea más fuerte.
Amauta me ha hecho un bien enorme, y estoy segura que no es a mí sola, es como si nos hubiera sorprendido derrepente medio olvidados, haraganes y piojosos por algún rincón de este potrero americano y sacudiendo un látigo nos gritara: ¡arriba muchachos ¿no ven que está saliendo el sol detrás de los monolitos de piedra? “¡aquí la acción!” Otra vez, querido José Carlos, estamos con la garganta en pie, y el entusiasmo y la audacia todos, otra vez bajo sus ojos agudos y su corazón jovial y fuerte.
No me pregunte nada de mis días en Chile, aquí da vergüenza mirarse la cara en un espejo y saber qué es uno. Uno que se está aguantando tanta inmundicia y tanta mariconada, uno con el pico cerrado y los ojos cerrados y la vergüenza cerrada, ¿qué le parece la Asociación de Profesores, esos sirvientes del carabinero Ibáñez? y esos “poetas de vanguardia” el Seguel, el Díaz Casanueva, el Rosamel del Valle, etc., todos éstos los tengo marcaditos como ganado nuevo. Ya!!! Sin embargo, de repente se siente patalear el Apra, por ejemplo cuando cae preso una, dos, tres veces el camarada Mendoza, con él se irá a Buenos Aires toda el Apra de Chile. Yo como de costumbre he peleado con una cantidad de maricas. ¿Spikin Howard? ¡no me haga reír! se pasa escondido día y noche en casa del Dr. Rodrigo Donoso, médico militar que sirve al actual régimen. Ese pobre de Alberto Spikin es un sentimental terrible, después de Chopin se queda muerto, no sirve nada más que para el taburete del piano. ¿Barrios Varela? Ah, ese es un gran socialista Revolucionario.
etc, etc, etc, etc, etc.
El único macho y verdadero Revolucionario es Humberto Mendoza fundador del Apra, y de grandes actividades obreras; por eso sale en este mes deportado a Buenos Aires con su compañera, una hermosa mujer de ojos verdes. Chile no tiene juventud, aunque pretendan excusarse con la dictadura, “no cala”. Perú la tiene hace 8 años ¡y todavía no están acostumbrados! ni comenzaron aguantándosela como ellos. Y si algún movimiento revolucionario ha habido en este período ha sido para un simple cambio de silla “del cuartel a la moneda” y de la moneda a la calle y una patada en el traste (Ibáñez, Alessandri) y siguen las intrigas políticas y siguen revoleándose, casi todos los jóvenes son grandes alessandristas, Spikin por ejemplo, fue a despedirlo y tiene el retrato de Alessandri presidente frente a su cama.
Me gusta chismearle un poco para entretenerlo como en las lindas tardes que caía por su casa y usted muy pícaro y muy astuto me tiraba la lengua.
¿Qué más? estoy preparando un libro de prosas, se parece a una novela y se llama “el reloj de las imágenes caídas”. Le envío ese poema a Nicaragua. Miró Quesada y otros apristas bonaerenses se burlaron de mí porque los invité a formar un ejército libertario para ir a Nicaragua junto a las tropas de Sandino— ¡qué le vamos a hacer! Usted sabe que no tengo pose, yo no tengo la culpa que las cosas más verdaderas y dolorosas de mi alma tropiecen con la realidad y con la imbecilidad de un modo cómico. Pero siempre soy la misma. Cuente conmigo de todos modos. Yo le puedo vender uno por uno los números de Amauta, puedo conseguirle suscriptores y puedo salir con un fusil en las manos y dejarme matar por Ud. querido y extraordinario hermano. Aquí más que nunca recuerdo a su dulce y gran compañera, a la muy heroica Anita, abrácele con toda mi lealtad y mi cariño, asimismo a los pequeños, al Sandro tan engreído, al Sigfrido tan huraño, siempre metido debajo del escritorio, y por último a ese que le hace caer la baba a su padre al muy gordo y rico José Carlitos. Abrace a su madre, a Julio César, a los camaradas linotipistas que tanto los embromé con Guerrilla, a todos, a todos, y siempre a Usted mi entusiasmo y mi fe
Blanca Luz
Luz Brum, Blanca