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Descripción archivística
Fondo José Carlos Mariátegui José Carlos Mariátegui La Chira Item Amistad Con objetos digitales
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Carta de Miguel Ángel Urquieta a Enrique Bustamante Ballivián, 8/4/1928

8 de abril de 1928

Señor don
Enrique Bustamente y Ballivián

Distinguido amigo:

En una interview que le ha hecho EL DIARIO, llama usted a José Carlos Mariátegui "el Cristo, el apóstol de la juventud peruana". Conozco de sobra la serenidad mental de usted y su integridad de hombre de letras, para que tal certera apreciación me cause sorpresa alguna. Me produce, sí, complacencia, y de las mas intensas y cordiales.

Usted y yo vamos por distintos caminos. Pero no paralelos, que no se juntarían nunca ni se cruzarían siquiera. Ni divergentes, que acabarían por separarse mas uno del otro, hasta perdernos recíprocamente de vista. Vamos por distintos caminos que acabaran, mas tarde o más pronto, por reunirse en un mismo punto de llegada. La peruanidad de usted y la peruanidad mía, ríos conducen a ambos al mismo anhelo de fuerte y recio nacionalismo, un nacionalismo integral que lo abarque todo, desde el armazón cultural de nuestra patria, hasta su estructura económica. Usted, como yo, sabe que lo primero que hace falta en nuestro Perú es el alma nacional. Un pueblo sin alma nacional, no es casi mas que un cadáver que tarda en podrirse porque está embalsamado en su propia inconsciencia, suerte de coma colectivo con atonía total. Usted, como yo, sabe que ante todo debe estar lo nuestro, lo nacionalmente nuestro. Después lo de los demás y lo que con los demás pueda unirnos por afinidad racial, por geografía, por tantos y tan complejos intereses diversos. Ese hispanoamericanismo que tan líricamente se propugna, solo puede ser viable y se concibe como suma de nacionalismos coexistentes. Individualmente definidos y vigo­rosos, con personalidad propia, inconfundible. Conjuntamente mas de­ finidos y fuertes todavía.

De aquí, poeta y amigo, que el brevísimo juicio de usted sobre José Carlos Mariátegui —la mas alta figura intelectual de este momento de Inquietud, premonitorio de una época verdaderamente nueva, pródromo de una renovación de cultura política y social—, tenga para mí un valor de excepción. El juicio de usted en labios o en pluma de otro, en pluma nuestra, por ejemplo, de los que hacemos piña con Mariátegui, carecería de fuerza justiciera, le faltaría serenidad. En usted, por el contrario, tiene el mérito extraordinario de ser absolutamente imparcial, espontáneo, frío, si se quiere, fallo ecuánime des­prendido de toda contemporización. Por venir de usted lo recojo y se lo agradezco. Cuanto se refiere a Mariátegui, atañe a todos los que con él estamos.

José Carlos Mariátegui es el apóstol del más puro peruanismo. El Cristo, como usted le llama, del nuevo evangelio nacional. Gracias por mí y por cuantos acompañamos a Mariátegui en esta sa­crificada lucha nacionalista que muy pocos comprenden y muchos interpretan mal cuando no calumnian. Ya era tiempo de que en el extranjero una voz como la de usted calificase a Mariátegui sin pasión, sin odio ni amor, simplemente serena, y justipreciase su obra con una sola frase que equivale a la mas completa definición de nuestro insigne idealista.

Mariátegui, al honrar a! Perú, nos honra a todos, incluso a los propios que no se lo reconocen. Que usa la tralla sobre espaldas mercaderes? Y que! Cristo usó el látigo. Que ama a los humildes y ampara a los desheredados? Sí. Cristo murió por ellos. Y yo puedo afirmar que Mariátegui se dejaría matar antes que arriar sus convicciones, flameantes como banderas al frente de nuestras juventudes de vanguardia. Equivocado o exacto, sólo sé que Mariátegui tiene un alto espíritu incorruptible, sincero hasta el heroísmo, y el coraje apostólico que solo se da en los predestinados.

A Mariátegui le anima la misma fe que a usted, la misma fe que a mí. Tiene el Perú los vicios, las taras raciales comunes a todos nuestros pueblos indioespañoles de educación deficiente y de voluntad embrionaria, engendrados por la codicia de España en la mansedumbre borrega de los autóctonos. Pero tiene también una inmensa, una prodigiosa cantera de virtudes, intacta casi, de la que es posible extraer los sillares para la gran nación del porvenir. Nada significan para el destino de un pueblo, pare la espiral de su evolución, tres siglos de colonia y cien años de vida emancipada, apenas dos círculos de su espiral.

Ya verá usted, poeta y amigo, cómo nuestros caminos tienden converger, cómo nuestra peruanidad, llena de fe, nos juntará a la larga, aunque por vías diferentes.

A tout seigneur, tout honneur, dicen los franceses. Usted, alto se­ñor de las letras, eleva y afirma su probidad intelectual al honrar gran Mariátegui, gran señor de la idea.

La estrecha la mano, desde la otra orilla, afectuosamente.

Miguel A. Urquieta

Urquieta, Miguel Ángel

José Carlos Mariátegui junto a compañeros y amigos

José Carlos Mariátegui junto a compañeros y amigos a la salida de un evento.

Según Orlanda Granda, en la foto se puede apreciar al extremo izquierdo, junto a José Carlos Mariátegui, al escritor Martín Adán y al extremo derecho el poeta Enrique Peña Barrenechea.

Revista Mundial

Tarjeta Postal de Norka Rouskaya, s.f

New Orleans,
De New Orleans un cariñoso saludo al fino amigo, agradeciéndole anunciara en los periódicos mi próxima venida en ésa.
Norka Rouskaya
Escríbeme en la Habana Hotel Telégrafo.

Rouskaya, Norka

Visita del escritor boliviano Tristan Maroff

Visita del escritor boliviano al Perú en febrero de 1928.
De izquierda a derecha, sentados: Anna Chiappe, Esposa de Tristán Maroff, José Carlos Mariátegui, Tristán Maroff y Ángela Ramos.
De izquierda a derecha, de pie: Ángel Medina, Helimberg, Noemí Milstein, Miguel Adler, Ricardo Martínez de la Torre y Luis Ramos

Archivo José Carlos Mariátegui

Almuerzo de despedida para Armando Bazán

Almuerzo de despedida, ofrecido por José Carlos Mariátegui, para Armando Bazán en su viaje hacia Europa.
De izquierda a derecha: Hugo Pesce, José Carlos Mariátegui, Armando Bazán y Ricardo Flores.

Martínez de la Torre, Ricardo

José Carlos en el Piccolo de Eden con amigos (II)

Otra vista de José Carlos Mariátegui en el restaurante Il Piccolo Eden en la ciudad de Nervi, Génova, Italia, con Maurice Benbassat estudiante de economía de la Universidad de Génova, quién compartió la pensión donde vivía Mariátegui, y el señor Navach (el del bigote) y un cuarto personaje no ha sido identificado aún además de dos personas del restaurante (mozo en traje blanco y dama de pelo rubio, ambos al centro).

Archivo José Carlos Mariátegui

José Carlos en el Piccolo de Eden con amigos (I)

José Carlos Mariátegui en el restaurante Il Piccolo Eden en la ciudad de Nervi, Génova, Italia.
Lo acompañan, de izquierda a derecha: Maurice Benbassat estudiante de economía de la Universidad de Génova, quién compartió la pensión donde vivía Mariátegui, y el señor Navach (el del bigote). El cuarto personaje no ha sido identificado aún.

Archivo José Carlos Mariátegui

Mariátegui junto a sus amigos en el Bosque de Matamula

José Carlos Mariátegui con amigos en una parte del Bosque de Matamula llamado "Matalechuza.
De izquierda a derecha: Blanca del Prado, Noemí Milstein, José Malanca, José Carlos Mariátegui, Ricardo Flórez, Miguel Adler, Jorge del Prado y Ricardo Martínez de la Torre.

Florez, Ricardo E.

Camino al Bosque de Matamula

En el camino al bosque de Matamula.
De izquierda a derecha: Miguel Adler, Jorge del Prado, José Carlos Mariátegui, Noemí Milstein, Blanca del Prado, Ricardo Flórez.

Malanca, José

Waldo Frank en el Rincón Rojo

Amigos en el famoso Rincón Rojo de la casa de José Carlos Mariátegui.
De izquierda a derecha: Alcides Spelucín, Amalia La Chira, Cecilia de Vitali, Luis A. Sánchez, Waldo Frank, Anna Chiappe y Jose Carlos.
En el piso sentados: Sr. Vitali y Hugo Pesce

Archivo José Carlos Mariátegui

Cena en honor a Waldo Frank

Cena de honor por la llegada del escritor Waldo Frank ofrecido por José Carlos en su casa de Washington Izquierda nro. 554. Lima
De izquierda a derecha: Sr. Vitali, Amalia La Chira, Waldo Frank, Anna Chiappe, Hugo Pesce, José Carlos, Luis A. Sánchez, Cecilia de Vitali.

Archivo José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui acompañado por familiares y amigos

José Carlos Mariátegui en el bosque Matamula, acompañado de familiares y de amigos.
De izquierda a derecha: José Malanca, Noemí Milstein, José Carlos Mariátegui, Miguel Adler, Amalia La Chira, Carmela Andreu, prima de Amalia Cavero.
Niños de izquierda a derecha: José Carlos (hijo), Amalia Cavero (hija de Guillermina), Sandro Mariátegui y Sigfrido Mariátegui.

Malanca, José

Almuerzo de despedida para Armando Bazán (II)

Fotografía tomada luego del almuerzo de despedida ofrecido por José Carlos Mariátegui a Armando Bazán.
El primero de la izquierda es Ricardo Martínez de la Torre, José Carlos Mariátegui, Armando Bazán y Ricardo Flores.

Archivo José Carlos Mariátegui