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Al. Smith y la batalla democrática [Recorte de prensa]

Al. Smith y la batalla democrática

El partido demócrata norte-americano combate su actual batalla electoral con la energía de sus mejores tiempos. Como ya he tenido oportunidad de recordarlo, su movilización de votantes en 1924 careció de los estímulos y elementos que ahora la favorecen. La presencia del senador de Lafollette en el campo eleccionario, por una parte, y la descolorida personalidad de Mr. Davis, por otra, impedían al partido demócrata, en esa ocasión, imprimir a su campaña frente al partido republicano, el carácter vigorosamente polémico y antagónico, que ahora le granjea un extenso y activo proselitismo en la opinión liberal, en ese tercer partido latente, potencial, que mientras no ocupe este puesto el socialismo, esperan algunos ver surgir de la conjunción de los elementos no asimilados por los demócratas. Esta vez, ante la campaña de Al Smith, se habla en ese sector liberal, “avancista”, de una rehabilitación del Partido Demócrata. La candidatura y la personalidad del Gobernador de Nueva York han tenido la virtud de operar el milagro.
Este hecho prueba, ante todo, lo absurdo de la hipótesis de que en los Estados Unidos pueda desarrollarse un tercer gran partido que no sea aún, por específicas razones americanas, socialista, revolucionario. Para el diálogo, para la oposición, dentro de la ideología demo-liberal, bastan dos partidos, el republicano y el demócrata. El tercer partido, como partido “progresista”, “avancista”, sobra absolutamente. Solo aleatorias y contingentes corrientes electorales, originadas por un gesto o un tipo de secesión, pueden encender, de tarde en tarde, esta ilusión. Apenas el Partido Demócrata desciende a la arena, con un líder fuerte y un lenguaje beligerante, recupera su poder de polarización y absorción de todas las tendencias genéricamente radicales o democráticas. El tercer gran partido se incuba, no en dispersos núcleos o capillas “independientes”, sino en una clase, el proletariado, enfeudada aún en su mayoría al oportunismo y al empirismo de la Federación Americana del Trabajo.

Por ahora, la única función que las circunstancias históricas encargan a los imponderables elementos sueltos del tercer partido latente, es la de reintegrarse a la vieja corriente demócrata, tan luego como acierta a atraer a su cauce los arroyos colaterales, aptos para conservar su independencia solo en las épocas de floja y mansa avenida. La adhesión de estos elementos sirve al veterano Partido Demócrata para recobrar el tono guerrero de los años en que W. J. Bryan, lejano aún de sus días de ancianidad ortodoxa y “trascendentalista”, tronaba contra los “truts” imperialistas.

Y no hay que sorprenderse de que iconoclastas habituales como el famoso H. L. Mencken, sostengan con entusiasmo y esperanza la candidatura de Al Smith, reconociéndolo un liberal de verdad que “ha mantenido como Gobernador del Estado de Nueva York, la libertad de palabra, las asambleas libres y todos los demás derechos y garantías del Bill de Derechos”. El sentido práctico, muy anglo-sajón, de estos adversarios de la plutocracia republicana, representada por Hoover, aprecia ante todo las posibilidades concretas de triunfo con que cuenta la candidatura de Al Smith, que en el caso de derrota constituiría al menos una imponente afirmación demócrata.

Todos los propugnadores de la candidatura de Al Smith se preocupan, fundamentalmente, de comunicar a sus lectores, su convicción de que, con una intensa y extrema movilización electoral, la “chance” del gobernador demócrata es muy grande. El análisis de la situación electoral de cada Estado, y en especial de los que, republicanos ordinariamente, pueden dar esta vez su voto al candidato demócrata, se convierte en la especulación favorita de escritores que ofrecen a Smith una adhesión estrictamente doctrinal, política.
Las bases electorales de los demócratas se encuentran, como es notorio, en los Estados del Sur. Toda confianza en la victoria de Smith reposa en la convicción de que el Partido Demócrata está seguro del “Solid South”. He enumerado ya los Estados de cuyo voto depende el resultado final de la lucha. Las razones por las que se atribuye a Smith probabilidades de ganar en estos Estados, son muy variadas e ilustrativas. En Rhode Island, por ejemplo, donde Mr. Davis obtuvo en 1924 el 36 por ciento de los votos, Al Smith dispone de un electorado mucho más numeroso, por ser católica casi la mitad de los votantes. En Nueva York, estado de mayoría republicana, el factor favorable es el ascendiente personal de Smith que debe a su popularidad tres victorias sobre los republicanos. El porcentaje de votos católicos, que es solo de 27 a 28, juega en Nueva York un rol secundario. En Wisconsin, donde los demócratas únicamente obtuvieron el ocho por ciento de los sufragios en 1924, se asigna a Smith posibilidades de triunfo por la opinión anti-prohibicionista que en este Estado prevalece.

En el Sur, ciudadela de los demócratas, los republicanos explotarán contra Smith la intransigencia protestante; pero contra Hoover, y por ende a favor de Smith, opera en esos Estados un sentimiento reaccionario: la aversión a los negros. Hoover, según lo constata, precisamente, Mencken, ha herido este sentimiento, por no haber mantenido, como Secretario de Comercio, en las Oficinas del Censo, la distinción racial. “En el Sur -dice Mencken- temen y odian a los negros más que al mismo Papa”.

Si Smith sale electo, no deberá su victoria a lo que de liberal hay en su programa y de avanzado o reformista en su proselitismo, ni aún a sus cualidades de estadista y líder democrático, sino a la complicada interacción de factores tan diversos como el sentimiento de religión o de raza o la opinión respecto a la ley anti-alcohólica.

La política internacional que Smith, conforme a su programa, se propone desenvolver, es de reconciliación con la América Latina. En los propios republicanos no son pocos los que como el senador Borah consideran excesiva y censurable la política actuada por Coolidge, caracterizada por medidas como la intervención en Nicaragua, que tan categóricamente desmiente el presunto pacifismo del pacto Kellogg. Lo más probable, en general, es que al imperialismo yanqui le convenga actualmente una atenuación sagaz de sus métodos en los países latino americanos. Y, de otro lado, el crédito que puede concederse a la capacidad de una administración demócrata para no usar sino buenas maneras con estos países, aparece forzosamente muy limitado. El gobierno de los Estados Unidos, como lo probó el de Wilson, tiene que realizar la política internacional que le imponen las necesidades de su economía capitalista. Y, en todo caso, la victoria de Smith, como ya hemos visto no significaría precisamente la victoria de su programa. Y, menos, que de ninguna, la de esta parte -las relaciones con la América Latina- que ocupa un lugar tan secundario en la atención del pueblo norteamericano.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 13/4/1925

Miraflores, 13 de abril de 1925
Querido Vegas:
Hay que seguir con la política francesa. La crisis me parece el tema obligado de esta semana. Caben fotografías para todos los gustos. Verbigracia: Painlevé, presidente de la cámara; De Selves, presidente del Senado; Briand, perenne candidato a la jefatura del gobierno; De Monzie, leader de la izquierda del senado y autor, como ministro de finanzas, del proyecto de cupo al capital; François Marcal y Poincaré protagonistas de la jornada del senado; Millerand, peso pesado nocked out en mayo, vuelto al ring últimamente; Loucheur, especie de Hugo Stinnes francés, cuya defección reciente marcó el comienzo de la desintegración de la mayoría de Herriot; Caillaux a quien que asuma formalmente su puesto en la política; León Blum, secretario del grupo parlamentario socialista que juega un rol principal en los pour parler de la crisis, etc. Le adjunto un Paul Boncocur, uno de los leaders parlamentarios del socialismo, que trabaja con la participación directa de su partido en el gabinete y que se muestra dispuesto a aceptar una cartera, lo mismo que su camarada Vincent Auriol, cuyo nombre suena también frecuentemente con este motivo.
Con muchos deseos de verle pronto, lo abraza cordialmente su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

La América Latina y la disputa boliviano-paraguaya [Recorte de prensa]

La América Latina y la disputa boliviano-paraguaya

La facilidad suramericana, tropical, con que dos países del continente han llegado a la movilización y a la escaramuza, nos advierte que las garantías de la paz en esta parte del mundo son mucho menores de lo que, por optimismo excesivo, nos habíamos acostumbrado a admitir. Sud América como Centro América, si nos atenemos a este aviso repentino, pueden convertirse en cualquier instante en un escenario balkánico. Un choque de patrullas, un cambio de invectivas, basta, —si hay de por medio uno de esos pleitos de confines que en nuestra América reemplazan a las cuestiones de minorías nacionales— para que dos pueblos lleguen a la tragedia.

La paz, como acabamos de ver, no tiene fiadores. Ni los Estados Unidos ni la Sociedad de las Naciones, en caso de inminencia guerrera, van más allá del ofrecimiento amistoso de sus buenos servicios. El pacto Kellogg, el espíritu de Locarno no tienen —para América menos aún que para Europa— sino un valor platónico, diplomático. La paz carece no sólo de garantías materiales —el desarme— sino de garantías jurídicas. Si los combates entre paraguayos y bolivianos no hubiesen coincidido con la celebración de la Conferencia Pan-Americana de Conciliación y Arbitraje en Washington, habría faltado el organismo capaz de mediar con autoridad entre los dos países. El Gobierno de Washington y la Sociedad de las Naciones se neutralizan cortésmente; el monroismo descubre su sentido negativo, su función yanqui, no americana. Estados Unidos encuentra en una revolución como la de Nicaragua motivo suficiente para intervenir con sus barcos, sus aviones y su marinería; pero ante un conflicto armado entre dos países hispano-americanos siente la necesidad de no rebasar el límite de la más estricta y prudente neutralidad.

Los problemas de política interna concurren a hacer extremamente peligrosa cualquiera fricción. En el caso de Bolivia, la situación del gobierno de Siles parece haber jugado un rol decisivo en el inflamiento y exageración de la cuestión creada por el ataque paraguayo. (Ataque que habría estado precedido de la incursión de tropas bolivianas en territorio situado bajo la autoridad del Paraguay. No discuto los comunicados oficiales. Los términos de la controversia no interesan a mi comentario). El gobierno de Siles es un gobierno de facción, que tiene como adversarios no sólo a los que lo fueron del gobierno de Saavedra, sino también a una gran parte de los saavedristas. Su estabilidad depende del ejército. Su política internacional tiene que entonarse, por ende, a un humor militarista. El llamamiento a las armas, el grito de la patria en peligro han sido, muchas veces, en la historia, excelentes recursos de política oligárquica. En Bolivia, Siles ha asido la oportunidad para constituir un ministerio de concentración que ensancha las bases partidaristas de su política. Escalier y Abdón Saavedra se han puesto a sus órdenes. Don Abdón, ruidosamente expulsado a poco de la ascensión de Siles al poder, ha regresado a Bolivia. Puede suceder que, con todo esto, los riesgos para el porvenir se compliquen y acrecienten. Que el frente interno, la concordia de los partidos, signifique para el gobierno de Siles la amenaza de un caballo de Troya. Pero las oligarquías hispanoamericanas han vivido siempre así, alternando la violencia con la astucia, girando contra el porvenir.

Sin estos elementos de excitación artificial, agravados por temperamentos más o menos patéticos, más o menos propensos al vértigo bélico, sería inconcebible el que una escaramuza de fronteras, un choque de patrullas —es decir un episodio corriente de la vida internacional de este continente donde las fronteras no están aún bien solidificadas y definidas— pudiese ser considerado seriamente como un motivo de movilización y de guerra. Los riesgos de conflicto armado se explican, sin duda, mucho más en Europa superpoblada, dividida en múltiples nacionalidades —nacionalidades reales y distintas— forzada mientras subsista el orden vigente a un difícil equilibrio. En este continente latino-americano que, con excepción del Brasil, habla un único idioma, y que no tiene luchas ni competencias tradicionales, las rivalidades que enemistan a los pueblos, y que pueden precipitarlos en la guerra son, al lado de las diferencias europeas, menudas querellas provincianas.

Lo más inquietante, por esto, en los últimos acontecimientos es que no hayan suscitado en la opinión pública de los pueblos latino-americanos, una enérgica, instantánea, compacta y unánime afirmación pacifista. La defensa de la paz ha sido dejada a la prensa, a los gobiernos. Y la acción oficial, sin el requerimiento público, no agota nunca sus recursos. Tal vez la sorpresa ha dominado y paralizado a las gentes. Quizás los pueblos no han salido todavía del estupor. Ojalá sea esta la explicación de la calma pública. El deber de la Inteligencia, sobre todo, es, en Latino-América, más que en ningún otro sector del mundo, el de mantenerse alerta contra toda aventura bélica. Una guerra entre dos países latino-americanos sería una traición al destino y a la misión del continente. Sólo los intelectuales que se entretienen en plagiar los nacionalismos europeos pueden mostrarse indiferentes a este deber. Y no es por pacifismo sentimental, ni por abstracto humanitarismo, que nos toca vigilar contra todo peligro bélico. Es por el interés elemental de vivir prevenidos contra la amenaza de la balcanización de nuestra América, en provecho de los imperialismos que se disputan sordamente sus mercados y sus riquezas.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Romain Rolland, 20/7/1928

Lima, 20 de julio de 1928
Mr. Romain Rolland
Villeneuve.
Très admiré ami et maître:
Nous croyons que Amauta ne vous ai pas inconnue. Nous vous l’avons envoyée depuis sa parution et bien que vous recevez beaucoup de journaux, livres et revues que sans doute vous n’avez pas le temps de fauilleter, peut-être le message de la jeune Amerique Latine n’echappe pas à votre genereuse attention. Nous savons votre grand intérêd humain pour tout ce que appartient a un monde nouveaux.
Dans les pages de Amauta vous trouverez le temoignage de le respect que nous avons a votre pensée et a votre oeuvre. Nous voulons vous remercier specielment votre noble et honnête defense de la revolution russe qui reste por tous les revolutionnaires du monde nouveaux le plus grand experiment contemporaine. Toute notre espoir s’attache a cette revolution.
Si vous voulez adresser votre parole a l’Amerique Latine, nous serons très hereux si vous faite Amauta porteuse de votre message. Notre Amerique vous aime et vous admire beaucoup plus que vous y pensez. Toute une generation a eté eveillé en partie par votre Jean Cristophe et par votre proteste contre la guerre.
Veuillez bien agreer notre salutations et nous compter parmi vos amis les plus devoués.
Le porteur de cette lettre, Mr. Jean Otten, est un jeune etudiant suisse qui a vecu entre nous deux annés et demi. Il a accepté avec entousiasme l’idee de vous visiter a nomme de Amauta.roteste contre la guerre.
Veuillez bien agreer notre salutations et nous compter parmi vos amis les plus devoués.
Le porteur de cette lettre, Mr. Jean Otten, est un jeune etudiant suisse qui a vecu entre nous deux annés et demi. Il a accepté avec entousiasme l’idee de vous visiter a nomme de Amauta.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 6/4/1925

Miraflores, 6 de abril de 1925
Querido Vegas:
He sentido mucho la enfermedad de su hermano. Me complazco grandemente de su convalecencia. Trasmítale Ud. mis saludos.
Me parece que la política francesa domina la actualidad. El artículo sobre las elecciones alemanas puede coincidir con la realización de éstas a fines de abril. El elegido será, probablemente, Marx. Y no vale la pena predecir, fácilmente, la elección del candidato del bloque republicano. Mejor es comentarla, una vez producida, para fijar sus consecuencias en la política alemana. En tanto, conviene estudiar los diferentes sectores de la política francesa, a fin de que el público conozca precisamente las ideas y los grupos en contraste. Habiendo enfocado ya el sector radical-socialista y sus figuras Herriot y Caillaux, me ocuparé esta semana del sector socialista, en el cual se ha incubado el proyecto de prélevement del capital que motiva la presente agitación y que origina la defección del grupo de Loucheur de la mayoría ministerial. Las fotografías que necesita Ud. buscar para este artículo son las de Vincent Auriol, porta-palabra del socialismo en la cámara en materia financiera, Paul Boncour leader socialista parlamentario y uno de los pacifistas más conspicuos de la Sociedad de las Naciones, Paul Faure, secretario del partido socialista y director de su órgano el Populaire. Le envío a León Blum, uno de los mayores leaders socialistas y de los más importantes colaboradores e inspiradores de Herriot; a Renaudel, responsable de la famosa frase Nous prendrons l’argent où il est que tanto bulla hizo por ser la primera amenaza formal del bloque de izquierdas a los capitalistas; Jean Longuet, nieto de Karl Marx y leader dentro del partido socialista de la oposición al sostenimiento semi-incondicional de Herriot; y Compere-Morel otro de los pejes gordos del grupo parlamentario socialista y de la directiva del partido. Claro que si Ud. encuentra de estos tipos fotografías que valgan más que los apuntes, la elección no será dudosa.
Me consternó profundamente la noticia de la muerte de Julio Portal a quien siempre estimé mucho.
¿Transmitió Ud. mi encargo a Porras?
Muy afectuosamente lo saluda su amigo y compañero
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 28/10/1924

Miraflores, 28 de octubre de 1924
Querido Vegas:
El sábado o ayer le habrá dicho Garland, a ruego mío, que escribiré sobre Zaghloul Pachà y el Egipto. En previsión de que Garland no lo haya visto, le reitero el anuncio.
Tenemos que concertarnos, como la vez pasada, sobre los temas próximos. Formularemos una lista. El cable será siempre, por supuesto, como hasta ahora, un elemento imprevisto y decisivo; pero procuraremos hasta donde nos sea posible predecirlo.
Un tema muy actual es la política yanqui; pero no quiero formular, sin convicción, un pronóstico. Mucho me temo que triunfen los republicanos y no me gustaría pronosticarlo. Esperaremos, pues, las elecciones, para enfocar entonces la política americana.
Decídase a venir, entéreme de cualquier gruesa novedad bibliográfica, y reciba mi cordial abrazo.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Abraham Valdez, 6/5/1929

La Paz, 6 de mayo de 1929
Querido compañero Mariátegui:
En mi poder su valioso envío: 7 Ensayos y colección de Labor. Le agradezco reconocidamente por ello y las amables líneas que suscribe en el libro.
A Rómulo Meneses ya lo encontré en mi retorno. Se encuentra actualmente de viaje a Italia. Por Mario Nerval sé que recibió su libro.
Los compañeros de La Paz, reorganizados a la vuelta de varios de nosotros, hemos iniciado campaña contra la guerra. Informando a los amigos del extranjero sobre los manejos del gobierno y haciendo circular pequeños manifiestos en las demás ciudades de la Rep. y en los distritos mineros. Una de estas informaciones hemos remitido a Martínez de la Torre.
El 1° de Mayo realizamos un desfile. A pesar de la división que existe en la masa obrera, conseguimos que la manifestación fuera única. La nota saliente ha sido de protesta contra la guerra. Todos los compañeros que dirigieron la palabra, se refirieron, por consigna, a este punto. Por primera vez en Bolivia, el proletariado ha hecho conocer su oposición a la guerra. Para el resto de la población, significó esto una actitud reveladora. Para el Gob. una osadía, de la que ha debido tomar debida nota. Con todo, hicimos pública nuestra condena a los afanes bélicos de la burguesía. A nuestras palabras de descrédito a la guerra, y de solidaridad con el proletariado paraguayo, los manifestantes, respondían con firmeza y energía: “Abajo la guerra”, “guerra a la guerra”, “viva la unión Latinoamericana del proletariado!”— Esta ofensiva, la seguiremos sosteniendo. Ya se rompió el silencio y es conveniente insistir.
El obrerismo de La Paz, está dividido en dos sectores: unos gremios y sindicatos afiliados a la Fed. Obrera del Trabajo— eso es la central con cuyos dirigentes estamos de acuerdo, y la Fed. Obrera Local, arrastrada por anarquistas. Cuentan estos últimos, con mayor porcentaje de sindicatos. Sus dirigentes nada quieren saber de los intelectuales. Se cierran en un círculo obstinado de intransigencias.— Una de las causas de la preponderancia —en número— de los anarquistas, es que sus dirigentes son activos. Lo que contrasta con el abandono en que se encuentra la Fed. Obrera del Trabajo.— Pero interesados en que no perdure por más tiempo esta división y este predominio, influimos para que la F. O. del T. se reorganice con nuevos elementos y trabajo. Tengo fe que los más inteligentes anarquistas, cuando se den cuenta de la ineficacia de sus procedimientos, derivarán hacia nuestra corriente. Al Congreso Sindical de Montevideo, van delegaciones de ambos bandos. El 15 realizaremos un acto de adhesión al Congreso. En la manifestación del 1° hablamos tres universitarios: Eguino Zaballa, Natusch Velasco y el compañero que le escribe.
La Fed. Universitaria y la Asociación de Estudiantes de Secundaria, realizó el 4 de mayo una romería al Cementerio, en homenaje y recordación a los estudiantes masacrados en esa fecha el año 1927. La policía trató de impedir la romería. Pero la masa estudiantil se impuso. Realizamos pues la romería, que fue imponente. En esta ocasión también hablé, haciendo una síntesis del actual movimiento de la juventud latinoamericana. Y dándole el significado de rebeldía que tiene para la juventud boliviana el 4 de mayo (Murieron en esa ocasión cerca de 15 estudiantes, masacrados por las fuerzas de policía que trataban de impedir una manifestación de la masa estudiantil, en reclamo de haberes para sus maestros).
Posiblemente viajo a la Argentina a fines de este mes. Con Marof que también viajará a Bs. Aires, proyectamos constituir un foco de acción y propaganda en esa Rep. —Marof, en una de sus últimas correspondencias participa su viaje al sur.
Recibí carta de Malanca. Lo recuerda afectuosamente, recomendándome le escriba. Le comunicaré toda novedad gruesa que tenga.Le remito un recorte de La Razón. Vea usted como se miente en ese comunicado. También va una copia del manifiesto que hicimos circular el 1°.—En el Cuzco le hice un reportaje al Dr. Valcárcel; una de las interrogaciones que le hice se refiere a su libro. Le enviaré el recorte. Gracias nuevamente por su envío. Lo avaloro grandemente. Le estrecha con afecto su compañero
Abraham Valdez

Valdez, Abraham