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Eugenio V. Debs

Eugenio V. Debs

Eugenio V. Debs, el viejo Gene, como lo llamaban sus camaradas norteamericanos, tuvo el alto destino de trabajar por el socialismo en el país donde más vigoroso y próspero es el capitalismo y donde, por consiguiente, más sólidas y vitales se presentan sus instituciones y sus tesis. Su nombre llena un capítulo entero del socialismo norteamericano, que contra lo que creen, probablemente, muchos, no ha carecido de figuras heroicas. Daniel de León, marxista brillante y agudo que dirigió durante varios años el Socialist Labour Party y John Reed, militante de gran envergadura, que acompañó a Lenin en las primeras jornadas de la revolución rusa y de la Primera Internacional, comparten con Eugenio Debs la cara y sombría gloria de haber sembrado la semilla de la revolución en los Estados Unidos.

Menos célebre que Henry Ford cuya fama pregonan en el mundo millones de automóviles y affiches, Eugenio Debs, de quien el cable nos ha hablado en ocasión de su muerte como de una figura “pintoresca”, era un representante del verdadero espíritu, de la auténtica tradición norteamericana. La mentalidad y la obra del desnudo y modesto agitador socialista influyen en la historia de los Estados Unidos cien mil veces más que la obra y los millones del fabuloso fabricante de automóviles. Esto naturalmente no son capaces de comprenderlo quienes se imaginan que la civilización es solo fenómeno material. Pero la historia de los pueblos no se preocupa, por fortuna, de la sordera y la miopía de esta gente.

Debs entró en la historia de los Estados Unidos en 1901, año en que fundó con otros líderes el partido socialista norteamericano. Dos años más tarde este partido votó por Debs para la presidencia de la República. Este no era por supuesto sino un voto romántico. El socialista norteamericano no miraba en las elecciones presidenciales sino una coyuntura de agitación y propaganda. El candidato venía a ser únicamente el líder de la campaña.

El partido socialista adoptó una táctica oportunista. Aspiraba a devenir el tercer partido de la política yanqui, en la cual, como se sabe, hasta las últimas elecciones no eran visibles sino dos campos, el republicano y el demócrata. Para realizar este propósito el partido transigió con el reformismo mediocre y burocrático de la Federación Americana del Trabajo, sometida al cacicazgo de Samuel Gompers. Esta orientación era la que correspondía a la mentalidad pequeño-burguesa de la mayoría del partido. Pero Debs, personalmente, se mostró siempre superior a ella.

Cuando la guerra mundial produjo en los Estados Unidos una crisis del socialismo, por la adhesión de una parte de sus elementos al programa de reorganización mundial en el nombre del cual Wilson arrojó a su pueblo a la contienda, Debs fue uno de los que sin vacilaciones ocupó su puesto de combate.

Por su propaganda anti-bélica, Debs, encarcelado y procesado como derrotista, resultó finalmente condenado a diez años de cárcel. Mientras la censura se lo permitió, (…).

José Carlos Mariátegui La Chira

La crisis de la monarquía en Rumania

La crisis de la monarquía en Rumania

La monarquía rumana, considerada como un sobreviviente de la tempestad bélica, aparece desde entonces destinada a naufragar a corto plazo. Al fin de la guerra se salvó en una tabla. Una dinastía Hohenzollern, acusada de maquiavélicas conspiraciones contra la victoria aliada, no contaba naturalmente con muchas simpatías en los países vencedores. Pero el olvido del programa wilsoniano en los conciliábulos de la paz, no en vano albergados por Versalles y Trianon, consintió a la monarquía rumana acomodarse en el nuevo orden europeo.

Rumania salió engrandecida de la guerra en la cual su monarquía jugó cazurramente a dos cartas. La revolución rusa movió a la democracia aliada a pactar con esta monarquía, no obstante su parentesco con la monarquía derribada en Alemania. A Rumania le fue asignada la Besarabia para agrandar su territorio y su población a expensas de Rusia, malquistada con el Occidente capitalista por su régimen proletario.

La arbitrariedad de esta anexión es tan evidente, que casi nadie la discute en Europa. En la propia Rumania se reconoce que la de Besarabia ha sido una adquisición inesperada. “Políticos rumanos patriotas como el Dr. Lupu -apunta Barbusse después de una concienzuda encuesta- aunque pretenden que la población de Besarabia es fundamentalmente moldava-rumana, estiman que en esta circunstancia los aliados han sobrepasado sus derechos y que es absolutamente necesario obtener el asentimiento de Rusia para regularizar semejante situación.”

Todos estos presentes territoriales, que han colocado bajo la soberanía rumana a tres millones de hombres de otras nacionalidades, han tenido por objeto crear una Rumania poderosa frente a la Rusia sovietista. La misma razón ha prorrogado y convalidado, después de la guerra, a la decadente monarquía cuya suerte compromete ahora la enfermedad del Rey Fernando.

Esta monarquía, rehabilitada por la paz después de haber conocido con la guerra el peligro de la bancarrota, ha mostrado en los últimos años grandes ambiciones. Mediante el matrimonio de sus príncipes y sus princesas, la casa real de Rumania aprestaba a establecer la hegemonía de su sangre en la Europa Oriental. Pero, desde la caída de la monarquía griega a la cual se encontraba doblemente enlazada, hasta el adulterio folletinesco y la abdicación convencional del príncipe heredero rumano, estos planes han sufrido una serie de fracasos.

Hoy, el porvenir de la monarquía rumana se presenta incierto. Contra una eventual reivindicación del príncipe heredero, -con quien la reina María se ha reconciliado espectacularmente en París-, están los dos partidos que se alternan en el gobierno de Rumania, el de Bratiano y el de Averesco. Esto, claro está, no señala todavía el fin de la monarquía rumana; pero denuncia su situación respecto de los partidos representativos de la burguesía de Rumania, conectados con los gobiernos de las grandes potencias. Bratiano y Averesco, le imponen su tutoría, disimulada con diplomáticas protestas de lealismo.

Si los gastos de la reina María en Estados Unidos los ha pagado, como se ha dicho, Henri Ford, con el propósito de ensayar un “réclame” nuevo, nadie se sorprenderá de que esta sea la condición de la monarquía de Rumania. Una dinastía, cuyos blasones pueden ponerse al servicio de un fabricante de automóviles y camiones, es como ninguna otra, una dinastía puramente decorativa.
Pero su disolución, a pesar de todo, no es aún bastante para decidir su caída inmediata. La burguesía rumana no está en grado de licenciar a su manido monarca. La república es, en estos tiempos, una aventura peligrosa. La política reaccionaria trae consigo un resurgimiento ficticio de los mitos y símbolo de la edad media. Se apoya en valores y principios tramontados. Por consiguiente, no puede permitirse el lujo de un golpe de Estado republicano.

En Estados Unidos una reina o un rey no son útiles sino para “reclame” novedoso de una manufactura yanqui; pero en Rumania resultan eficaces todavía para defender el viejo orden social.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

La crisis alemana

La crisis alemana

La caída del gabinete presidido por Marx y simbolizado por Stresseman, plantea otra vez en Alemania la cuestión del parlamento y la dictadura. Este gabinete, constituido después de un laborioso trabajo de conciliación, era, como se sabe, un gabinete de minoría, que debía apoyarse alternativamente en los votos de la derecha nacionalista y de la izquierda socialista. Apenas le negaran su concurso, en una situación cualquiera, nacionalistas y socialistas, este gobierno quedaba en minoría en el Reichstag. Es decir quedaba reducido a sus propias fuerzas.

Tal situación se ha presentado hace una semana. El experimento del gobierno de minoría -que se mantiene en el poder por un difícil equilibrio entre la derecha y la izquierda-, aparece en consecuencia cumplido. El nuevo gobierno debe reposar en una mayoría y por ende gravitar a izquierda o a derecha.

La crisis que se desarrolla actualmente en Alemania, no es, pues, una crisis de gobierno sino de parlamento o, más precisamente aún, de régimen.

El ministerio Marx-Stresseman representó una fórmula transitoria, provisional, de la cual se echó mano en vista de la imposibilidad de formar un gobierno de mayoría. Ahora, los partidos gubernamentales, tienen que hacer un esfuerzo vigoroso y decisivo para salir de la interinidad.

Pero las dificultades de un año atrás subsisten íntegramente. Ni los nacionalistas ni los socialistas, que son los dos partidos más fuertes del Reichstag, pueden entrar en una coalición sin darle su tonalidad respectiva. Y en aceptar una u otra tonalidad no están conformes los tres partidos de posición más o menos centrista de la combinación Marx-Stresseman. Los demócratas y los católicos se niegan a colaborar en un gobierno en el que prevalezcan los nacionalistas, que por su monarquismo asaz agresivo no caben en un ministerio republicano. Stresseman y el partido popular, por su parte, se oponen a una coalición en que predominen los socialistas. Estos, en fin, repudian a Stresseman por sus vinculaciones con los magnates de la industria, aunque en el terreno de la política internacional estén dispuestos -como lo prueban sus votos del último año en el Reichstag- a aprobar, o al menos a aceptar pasivamente, sus conclusiones prácticas.

Este acuerdo entre Stresseman y los socialistas frente a los problemas de la política internacional ha sido precisamente uno de los factores vitales del ministerio encabezado por Marx. Su política exterior, oportunista y conciliadora, que ha chocado vivamente al espíritu revanchista del partido Deustche Nacional, ha obtenido en cambio el apoyo de los socialistas. Y se ha dado así el caso paradojal de que los socialistas aprueben en este gobierno justamente Ia gestión internacional de quien, en la política interior, les es tan diverso y opuesto y representa intereses tan antagónicos.

La actitud de los nacionalistas ante los problemas exteriores constituye la dificultad máxima, el obstáculo casi insuperable en el camino de una concentración burguesa. Su monarquismo -un poco atenuado y gastado ya- podía avenirse a compromisos discretos y sagaces del género del que ha anulado prácticamente el monarquismo del Mariscal Hindennburg. Pero el espíritu revanchista de los “alemanes nacionales”, resulta en tan abierto contraste con la realidad que, como ya hemos visto, Stresseman próximo por su conservantismo a la derecha monárquica, se encuentra en el terreno internacional más vecino temporalmente a los socialistas.
Stresseman tiene en la política alemana la importancia que le confiere su calidad de personero y fiduciario de la burguesía. A esta sus intereses de clase no le consienten por el momento aparecer revanchista y monárquica. Más bien, le aconsejan manifestarse pacífica y republicana. El momento no es de los nacionalistas. La industria y la banca alemanas que lo saben bien, sostienen, por eso, a Stresseman, quien con inteligente oportunismo, así como se plegó ayer al espíritu de Weimar -inspirador del estatuto de la República alemana- se plega hoy al espíritu de Locarno, -inspirador del pacto de seguridad de Europa.

Sin embargo, si la solución de la crisis es una solución de izquierdas la figura de Stresseman, demasiado comprometida con la derecha, puede verse eclipsada esta vez por la de Wirth, quien, por su republicanismo y democratismo, cuenta con la confianza de los socialistas.

Si los factores en juego en la política alemana no permiten esta solución, la crisis del régimen parlamentario entrará en Alemania en una fase aguda y extrema. Pero esto no bastará para que la prudente burguesía alemana se decida por la dictadura. Entre otras cosas, porque esta fórmula es de una simplicidad solo aparente. Las combinaciones parlamentarias cuya dosificación es cada día más difícil y compleja, resultan todavía preferibles. El parlamento no será descartado y suplantado sino cuando la lucha entre las dos clases que se contienden el poder llegue a su período final. Y en esta etapa de “estabilización capitalista”, la burguesía no tiene ningún interés en apresurar y precipitar ese momento.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Italia y Yugo-Eslavia

Italia y Yugo-Eslavia

La actual tensión de las relaciones italo-yugoeslavas señala uno de los muchos puntos vulnerables de la paz europea. Italia, bajo el régimen fascista, practica una política de expansión que no disimula demasiado sus fines ni sus medios. El imperialismo fascista, acaso por su juventud y, sobre todo, porque sus conquistas y su suerte pertenecen íntegramente al futuro, es el que emplea un lenguaje más desembozado y explícito. Su política exterior tiene dos frentes: el mediterráneo y el balcánico. En los Balkanes, su política tropieza, en primer término, con la resistencia yugoeslava.

El conflicto entre Italia y Yugo Eslavia empezó en la conferencia de Versailles. Es el primero que ensombreció la paz wilsoniana. Italia no solo se sintió defraudada por los aliados en sus ambiciones territoriales. Declaró violado y falseado el propio programa de Wilson. Sostuvo su derecho a Fiume y a Zara, asignados a Yugo Eslavia en el nuevo mapa europeo.

El golpe de mano de D’Annunzio permitió a Italia, después de una difícil serie de negociaciones, redimir a Fiume. Pero, en cambio, Yugo Eslavia consiguió la ratificación de su soberanía en la Dalmacia reivindicada por el nacionalismo italiano en nombre del porcentaje de italianidad de su población. Italia ha aceptado este hecho; pero uno de los objetivos íntimos del imperialismo fascista es la posesión del territorio dálmata.

No es, sin embargo, este propósito recóndito lo que turba las relaciones entre Italia y Yugo Eslavia. Italia no sostiene oficialmente ninguna reivindicación sobre la Dalmacia. Diplomática y formalmente, esta reivindicación no existe. El motivo de la tensión es el choque de la política italiana y la política yugo-eslava en Albania. Italia y Yugo-Eslavia se disputan el predominio en este estado teóricamente autónomo, pero sometiendo de facto a la influencia italiana, con peligro evidente para Yugo-Eslavia que lucha por desalojar de él a su amenazadora rival.

Una y otra intrigan por colocar o mantener en el gobierno de Albania al bando que Ies es adicto. Esta intervención, por parte de Italia, adquiere proporciones excesivas. Yugo-Eslavia las denuncia y pretende limitar la expansión italiana en Albania.
La política italiana en los Balkanes mira al socavamiento de la influencia francesa en ese grupo de países. Francia madrina de la Pequeña Entente, esperaba asegurarse mediante el enfeudamiento de este bloque a su política, el control los Balcanes. Italia, con el tratado ítalo-rumano, se ha atraído a Rumania. Bulgaria está bajo un gobierno fascista que reconoce en Roma la metrópoli espiritual de la reacción. Grecia, por su posición respecto de Turquía, no tiene más remedio que entrar en una vía de entendimiento y cooperación con Italia, cuya política balcánica, además, aparece sostenida financiada por Inglaterra que conserva su autoridad en Atenas.

Los Balcanes representaron antes de 1914 un foco de asechanzas para la paz europea por el conflicto constante entre Rusia y los Imperios Centrales, aliados de Turquía. La paz de 1918 no ha neutralizado esta zona peligrosa. Cada día los Balcanes recobran más claramente su antigua función. Los protagonistas del conflicto han cambiado. El escenario no es exactamente el mismo. Pero el choque de las potencias se renueva.

La política fascista es, obligadamente, la que más inmediatamente agrava este problema. Mussolini extrae su máxima fuerza de su programa de expansión. Ha prometido al pueblo italiano, que es empujado a la expansión por el desequilibrio entre su demografía y su economía, un imperio digno de la tradición romana. Esta promesa permite a Mussolini exigir de su pueblo un esfuerzo obediente y disciplinado para mejorar las condiciones financieras e industriales de Italia. La situación europea -a pesar del tratado de Locarno y de la estabilización capitalista- alimenta la esperanza fascista. No se puede prever cómo respondería Europa a un súbito golpe de mano de la Italia fascista. Mussolini, oportunista y maquiavélico, acecha la ocasión de una audaz maniobra internacional. Si la espera resulta demasiado pesada e incierta, el mito fascista perderá su fuerza.

Marcel Fourrier observa con justicia que Italia no puede alcanzar la expansión que ambiciona “sino tomando la vía de un imperialismo agresivo”. “De otra parte, el régimen fascista y el poder personal de Mussolini no pueden mantenerse sino en el caso de que se manifiesten capaces de asegurar al capitalismo italiano la misma prosperidad que el bonapartismo y el bismarckismo habían asegurado, el uno al capitalismo francés, después de 1850, el otro al capitalismo alemán, después de 1871”.

La Paz de Locarno, tiene que parecerle al más beato e iluso demócrata, demasiado frágil y aleatoria mientras Mussolini amenace a Europa con sus sueños y sus gestos imperiales. El fascio littorio es en la historia europea contemporánea un gran punto de interrogación.

Por esto, eI contraste entre Italia y Yugo Eslavia que, según las últimas noticias cablegráficas, parece exacerbarse, presenta un marcado interés. Serbia tiene un oscuro destino en la historia de la Europa burguesa. En su suelo prendió en 1914 la chispa de la gran conflagración. Ahora Serbia se ha engrandecido. El reino serbio ha sido reemplazado por el reino serbio-croata-esloveno, como también se llama a Yugo-Eslavia. Y tal vez con esto su capacidad de fricción siniestra se ha acrecentado. Las fronteras que le acordó la paz aliada, limitan por uno de los lados, en que su presión es mayor, al imperialismo fascista.
No es probable que el problema de Albania provoque, a corto plazo, el choque. Pero es evidente que constituye una de las causas de fricción que mantienen encendidos e irritados los flancos que ahí se tocan de Italia y Yugo-Eslavia.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

La civilización y el caballo

La civilización y el caballo

El indio jinete es uno de los testimonios vivientes en que Luis E. Valcárcel apoya, en su reciente libro “Tempestad en los Andes” (Editorial Minerva, 1927) su evangelio -sí, evangelio: buena nueva- del “nuevo indio”. El indio a caballo constituye, para Valcárcel, un símbolo de carne. “El indio a caballo, escribe Valcárcel- es un nuevo indio, altivo, libre, propietario, orgulloso de su raza, que desdeña al blanco y al mestizo. Ahí donde el indio ha roto la prohibición española de cabalgar, ha roto también las cadenas”. El escritor cuzqueño parte de una valoración exacta del papel del caballo en la Conquista. El caballo, como está bien establecido, concurrió principal y decisivamente a dar al español, a ojos del indio, un poder sobre-natural. Los españoles trajeron, como armas materiales, para someter al aborigen, el hierro, la pólvora y el caballo. Se ha dicho que la debilidad fundamental de la civilización autóctona fue su ignorancia del hierro. Pero, en verdad, no es acertado atribuir a una sola superioridad la victoria de la cultura occidental sobre las culturas indígenas de América. Esta victoria, tiene su explicación integral en un conjunto de superioridades, en el cual, no priman, por cierto, las físicas. Y entre estas, cabe reconocer, la prioridad a las zoológicas. Primero, la criatura; después lo creado, lo artificial. Este aparte de que el domesticamiento del animal, su aplicación a los fines y al trabajo humanos, representa la más antigua de las técnicas.
Más bien que sojuzgadas por el hierro y la pólvora, preferimos imaginar al indio, sojuzgado no precisamente por el caballo, pero sí por el caballero. En el caballero, resucitaba, embellecido, espiritualizado, humanizado, el mito pagano del centauro. El caballero, arquetipo del Medioevo, -que mantiene su señorío espiritual sobre la modernidad, hasta ahora mismo, porque el burgués, no ha sido capaz psicológicamente más que de imitar y suplantar al noble,- es el héroe de la Conquista. Y la conquista de América, la última cruzada, aparece como la más histórica, la más iluminada, la más trascendente proeza de la caballería. Proeza típicamente caballeresca, hasta porque de ella debía morir la caballería, al morir -trágica, cristiana y grandiosamente- el Medioevo.
El coloniaje adivinó y reivindicó a tal punto la parte del caballo en la Conquista que, -por sus ordenanzas que prohíben al indio esta cabalgadura,- el mérito de esa epopeya, parece pertenecer más al caballo que al hombre. El caballo, bajo el español, era tabú para el indio. Lo que podía entenderse como una consecuencia de su condición de siervo si se recuerda que Cervantes, atento al sentido de la caballería, no concibió a Sancho Panza, como a Don Quijote, jinete de un rocín sino de un asno. Pero, visto que en la Conquista se confundieron hidalgos y villanos, hay que suponerle la intención de reservar al español, los instrumentos -vale decir el secreto- de la Conquista. Porque el rigor de este tabú, condujo al español a mostrarse más generoso de su amor que de sus caballos. El indio tuvo al caballero antes que a la cabalgadura.
La más aguda intuición poética de Chocano, aunque como suya, se vista retórica y ampulosamente, es quizá la que creó su elogio de “Los caballos de los conquistadores”. Cantar de este modo la Conquista es sentirla, ante todo, como epopeya del caballo, sin el cual España no habría impuesto su ley al Nuevo Mundo.
La imaginación criolla, conservó después de la Colonia, este sentido medioeval de la cabalgadura. Todas las metáforas de su lenguaje político acusan resabios y prejuicios de jinetes. La expresión característica de lo que ambicionaba el caudillo está en el lugar común de “las riendas del poder”. Y “montar a caballo”, se llamó siempre a la acción de insurgir para empuñarlas. El gobierno que se tambalea, estaba “en mal caballo”.
El indio peatón, y más todavía, la pareja melancólica del indio y la llama, es la alegría de una servidumbre. Valcárcel tiene razón. El “gaucho” debe la mitad de su ser a la pampa y al caballo. Sin el caballo ¡cómo habrían pesado sobre el criollo argentino, el espacio y la distancia! Como pesan hasta ahora, sobre las espaldas del indio chasqui. Gorki nos presenta al mujik, abrumado por la estepa sin límite. El fatalismo, la resignación del mujik, vienen de esta sociedad y esta impotencia ante la naturaleza. El drama del indio no es distinto: drama de servidumbre al hombre y servidumbre a la naturaleza. Para resistirlo mejor, el mujik contaba con su tradición de nomadismo y con los curtidos y rurales caballitos tártaros, que tanto bien parecerse a los de Chumbivilcas.
Pero Valcárcel nos debe otra estampa, otro símbolo: el indio “chauffeur”, como lo vio en Puno, este año, escritas ya las cuartillas de “Tempestad en los Andes”.
La época industrial burguesa de la civilización occidental; permaneció, por muchas razones, ligada al caballo. No solo porque persistió en su espíritu el acatamiento a los módulos y el estilo de la nobleza ecuestre, sino porque el caballo continuó siendo, por mucho tiempo, un auxiliar indispensable del hombre. La máquina desplazó, poco a poco, al caballo de muchos de sus oficios. Pero el hombre agradecido, incorporó para siempre al caballo en la nueva civilización, llamando “caballo de fuerza” a la unidad de potencia motriz.
Inglaterra, que guardó bajo el capitalismo una gran parte de su estilo y su gusto aristocrático, estilizó y quintaesenció al caballo inventando el “pursang” de carrera. Es decir, el caballo emancipado de la tradición servil del animal de tiro y del animal de carga. El caballo puro que, aunque parezca irreverente, representaría teóricamente, en su plano, algo así como, en el suyo, la poesía pura. El caballo fin de sí mismo, sobre el cual desaparece el caballero para ser reemplazado por el jockey. El caballero se queda a pie.
Mas, este parece ser el último homenaje de la civilización occidental a la especie equina. Al desplazarse de Inglaterra a Estados Unidos, el eje del capitalismo, lo ecuestre ha perdido su sentido caballeresco. Norte América prefiere el box a las carreras. Prohibido el juego, la hípica ha quedado reducida a la equitación. La máquina anula cada día más al caballo. Esto, sin duda, ha movido a Keyserlig a suponer que el chauffeur sucede como símbolo al caballero. Pero el tipo, el espécimen hacia el cual nos acercamos, es más bien el del obrero. Ya el intelectual acepta este título que resume y supera a todos. El caballo, por otra parte, como transporte, es demasiado individualista. Y el vapor, el tren, sociales y modernos por excelencia, no lo advierten siquiera como competidor. La última experiencia bélica marca en fin, la decadencia definitiva de la caballería.
Y aquí concluyo. El tema de una decadencia, conviene, más que a mí, a cualquiera de los abundantes discípulos de don José Ortega y Gasset.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

El gabinete Briand, condenado. El segundo Congreso Mundial de la Liga contra el Imperialismo. La amenaza guerrera en la Manchuria [Recorte de Prensa]

El gabinete Briand, condenado

No va a tener larga vida, según parece, el gabinete que preside Aristides Briand. Desde su aparición, era fácil advertir su fisionomía de gobierno interino. En el ministerio del gobierno, Tardieu, fiduciario de las derechas, es un líder de la burguesía, que aguarda su hora. Pero Briand extraía una de sus mayores fuerzas de su identificación con la política internacional francesa de los últimos años. Por algún tiempo todavía, el estilo diplomático de Briand parecía destinado a cierta fortuna en el juego de las grandes asambleas internacionales. Estas asambleas no son sino un gran parlamento. Y a ellas traslada Briand, parlamentario nato, su arte de gran estratega del Palacio de Borbón.
Pero Briand no ha podido regresar de la Conferencia de las Reparaciones de La Haya con el Plan Young aprobado por los gobiernos del comité de expertos. El gobierno británico ha exigido y ha obtenido concesiones imprevistas. La racha de éxitos internacionales del elocuente líder ha terminado. Y en la asamblea de la Sociedad de las Naciones, sus brindis por la constitución de los Estados Unidos de Europa han sido escuchados esta vez con menos complacencia que otras veces. La Gran Bretaña marca visiblemente el compás de las deliberaciones de la Liga, a donde llega resentido el prestigio del negociador de Locarno.
Los telegramas de París del 9 anuncian los aprestos de los grupos socialista y radical-socialista para combatir a Briand. Si los radicales, le niegan compactamente sus votos en la próxima jornada parlamentaria, Briand, a quien no faltan, por otro lado opositores en otros sectores de la burguesía, no podrá conservar el poder. Se dice que los socialistas se prestarían esta vez a un experimento de participación directa en el gobierno. Por lo menos, Paul Boncour, que aspira sin duda a reemplazar a Briand en la escena internacional, empuja activamente a su partido por esta vía. Antes, el partido socialista francés, como es sabido, se había contentado con una política de apoyo parlamentario.
Este es el peligro de izquierda para el gabinete Briand. La amenaza de derecha es interna. Se incuba dentro del aleatorio bloque parlamentario en que este ministerio descansa. André Tardieu, ministro del interior, asegura no tener prisa de ocupar la presidencia del consejo. Dirigiendo una política de encarnizada represión del movimiento comunista, hace méritos para este puesto. Cuenta ya con la confianza de la mayor parte de la gente conservadora. Pero no quiere manifestarse impaciente.
Briand está habituado a sortear los riesgos de las más tormentosas estaciones parlamentarias. No es imposible que dome en una o más votaciones algunos humores beligerantes, en la proporción indispensable para salvar su mayoría. Mas, de toda suerte, no es probable que consiga otra cosa que una prórroga precaria de su interinidad.

Segundo Congreso Mundial de la Liga contra el imperialismo

En Bruselas se reunió hace tres años, el primer Congreso Anti-imperialista Mundial. Las principales fuerzas anti-imperialistas estuvieron representadas en esa asamblea, que saludó con esperanza las banderas del Kuo Ming Tang, en lucha contra la feudalidad china, aliada de los imperialismos que oprimen a su patria. De entonces a hoy, la Liga contra el Imperialismo y por la independencia Nacional ha crecido en fuerza y ha ganado en experiencia y organización. Pero la esperanza en el Kuo Ming Tang se ha desvanecido completamente. El gobierno nacionalista de Nanking no es hoy sino un instrumento del imperialismo. Los representantes más genuinos e ilustres del antiguo Kuo-Ming-Tang -la viuda de Sun Yat Sen y el ex-canciller Eugenio Chen,- están en el destierro. Ellos han representado, en el Segundo Congreso anti-imperialista Mundial, celebrado en Francfort hace cinco semanas, a la China revolucionaria.
Las agencias cablegráficas norte-americanas, tan pródigas en detalles de cualquier peripecia de Lindbergh, tan atentas al más leve romadizo de Clemenceau, no han trasmitido casi absolutamente nada del desarrollo de este congreso. El anti-imperialismo no puede aspirar a los favores del cable. El Segundo Congreso Anti-imperialista Mundial, ha sido sin embargo un acontecimiento seguido con interés y ansiedad por las masas de los cinco continentes.
Mr. Kellogg estaría dispuesto a calificarlo en un discurso como una maquinación de Moscú. Su sucesor, si se ofrece, no se abstendrá de usar el mismo lenguaje. Pero quien pase los ojos por el elenco de las organizaciones y personalidades internacionales que han asistido a este Congreso, se dará cuenta de que ninguna afirmación sería tan falsa y arbitraria como esta. Entre los ponentes del Congreso, han figurado James Maxton, presidente del Indépendant Labour Party, y A. G. Cook, secretario general de la Federación de mineros ingleses, a quien no han ahorrado ataques los portavoces de la Tercera Internacional. Todos los grandes movimientos anti-imperialistas de masas, han estado representados en el Congreso de Francfort. El Congreso Nacional Pan-hindú; la Confederación Sindical Pan-hindú, el Partido Obrero y Campesino Pan-hindú, el Partido Socialista Persa, el Congreso Nacional Africano, la Confederación Sindical Sud-africana, el Sindicato de trabajadores negros de los Estados Unidos, la Liga Anti-Imperialista de las Américas, la Liga Nacional Campesina y todas las principales federaciones obreras de México, la Confederación de Sindicatos Rusos y otras grandes organizaciones, dan autoridad incontestable a los acuerdos del Congreso. Entre las personalidades adherentes, hay que citar, además de Maxton y Cook, de la viuda de Sun Yat Sen y de Eugenio Chen, a Henri Barbusse y León Vernochet, a Saklatvala y Roger Badwín, a Diego Ribera y Sen Katayama, al profesor Alfonos Goldschmidt y la doctora Helena Stoecker, a Ernst Toller y Alfonso Paquet.
Empiezan a llegar, por correo, las informaciones sobre los trabajos de esta gran asamblea mundial, destinada a ejercer decisiva influencia en el proceso de la lucha, de emancipación de los pueblos coloniales, de las minorías oprimidas y en general de los países explotados por el imperialismo. Ninguna gran organización anti-imperialista ha estado ausente de esta Conferencia.

La amenaza guerrera en la Manchuria

La situación en la Manchuria, después de un instante en que las negociaciones entre la U.R.S.S. y la China parecían haberse situado en un terreno favorable, se ha ensombrecido nuevamente. Al gobierno de Nanking, aún admitiendo que esté sinceramente dispuesto a evitar la guerra, le es muy difícil imponer su autoridad en la Manchuria, regida por un gobierno propio a esta administración, sobre la que actúan más activamente si cabe la de Nanking las instigaciones imperialistas, le es a su turno casi imposible controlar a las bandas de rusos blancos y de chinos mercenarios, a sueldo de los enemigos de la U.R.S.S. Estas bandas tienen el rol de bandas provocadoras. Su misión es crear, por sucesivos choques de fronteras, un estado de guerra. Hasta ahora, trabajan con bastante éxito. El gobierno de los Soviets ha exigido, como elemental condición de restablecimiento de relaciones de paz, el desarme o la internación de estas bandas; pero el gobierno de Mukden no es capaz de poner en ejecución esta medida. No es un misterio el que el capitalismo yanqui codicia el Ferrocarril Oriental. La posibilidad de que se restablezca la administración ruso-china, mediante un arreglo que ratifique el tratado de 1924, contraría gravemente sus planes. Los intereses imperialistas se entrecruzan complicadamente en la Manchuria. Coinciden en la ofensiva contra la U.R.S.S. Pero el Japón, seguramente, prefiere que el Ferrocarril de Oriente continúe controlado por Rusia. Si la China adquiriese totalmente su propiedad, en virtud de una operación financiada por los banqueros, la concurrencia de los Estados Unidos en la Manchuria ganaría una gran posición.
Los Soviets, por razones obvias, necesitan la paz. Su preparación bélica es eficiente y moderna; pero una guerra comprometería el desenvolvimiento del plan de construcción económica en que están empeñados. La guerra retrasaría enormemente la consolidación de la economía socialista rusa. Este interés no puede llevarlos, sin embargo, a la renuncia de sus derechos en la Manchuria ni a la tolerancia de los ultrajes chinos. Los agentes provocadores, a órdenes del imperialismo, saben bien esto. Y, por eso, no cejan en el empeño de crear entre rusos y chinos una irremediable situación bélica.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Los problemas económicos de la paz [Manuscrito]

[Transcripción Completa]

Los Problemas Económicos de la Paz

Nuestro tema de hoy, son los problemas económicos de la paz: reparaciones, déficits fiscales, deudas inter-aliadas, desocupación, cambio. Estos problemas son aspectos diversos de una misma cuestión: la decadencia del régimen capitalista apresurada por la guerra. La guerra ha destruido una cantidad ingente de riqueza social. Los gastos de la guerra se calculan en un billón trescientos
mil millones de francos oro. Además la guerra ha dejado otras herencias trágicas: millones de inválidos, millones de tuberculosos, millones de viudas y huérfanos, a los cuales los Estados europeos deben asistencia y protección; ciudades, territorios, fábricas y minas devastadas que los Estados europeos tienen que reconstruir.
A todas estas obligaciones económicas Europa podría hacer frente, aunque no sin grandes dificultades, si la guerra no hubiera disminuido exorbitantemente su capacidad de producción, su capacidad de trabajo. Pero la guerra ha causado la muerte de diez millones de hombres y la invalidez de otros tantos. El capital humano de Europa ha disminuido, pues, considerablemente. Europa dispone hoy de muchos millones menos de brazos productores que antes de la guerra. Además, en la Europa central la guerra ha causado la desnutrición, la sub-alimentación de la población trabajadora. Esta desnutrición, consecuencia de largas privaciones alimenticias, ha reducido la productividad, la vitalidad de la población de la Europa central. Un hombre enfermo o débil, produce menos, trabaja menos, que un hombre sano y vigoroso. Asimismo, un pueblo mal alimentado, extenuado por una serie de hambres y miserias, produce mucho menos, trabaja mucho menos que un pueblo bien nutrido. Europa se encuentra en la necesidad de producir más y de consumir menos que antes de la guerra para ahorrar anualmente la cantidad correspondiente al pago de las deudas dejadas por la guerra; y se encuentra, al mismo tiempo, en la imposibilidad de aumentar su producción y casi en la imposibilidad de disminuir su consumo. Porque las importaciones de Europa no son importaciones de artículos de lujo, de artículos industriales, sino importaciones de artículos alimenticios, carne, trigo, grasa indispensables a la nutrición de sus poblaciones, o de materias primas, metales, algodón, maderas indispensables a la actividad de sus fábricas y de sus industrias.
Para el aumento de la población existe, además, un obstáculo insuperable: el agravamiento de la lucha de clases, la intensificación de la guerra social. Las clases trabajadoras no quieren colaborar a la reconstrucción del régimen capitalista. Antes bien, una parte de ellas, la que marcha con la Tercera Internacional trata de conquistar definitivamente el poder y de poner fin al régimen capitalista. Luego, por razones políticas o por razones económicas, las huelgas, los obstruccionismos, los lock-out, se suceden aquí y allá. Y estas interrupciones completas o parciales del trabajo impiden no sólo el aumento de la producción sino también el mantenimiento de la producción normal. Los estadistas europeos que preconizan una política de reconstrucción económica de Europa tienden, por esto, a una tregua, a un tratado de paz entre el capitalismo y el proletariado. Quieren un entendimiento, un acuerdo, una transacción, más o menos duradera, entre el capital y el trabajo. Pero, ¿cuáles podrían ser las bases, las condiciones de esta transacción, de este acuerdo? Tendrían que ser, necesariamente, la ratificación y el desarrollo de las conquistas del proletariado: jornada de ocho horas, seguros sociales, etc.; la extirpación de las especulaciones que encarecen la vida; salarios altos en relación con el costo de ésta; control de las fábricas; la nacionalización de las minas y las florestas.
En una palabra, la colaboración del proletariado no podría ser adquirida sino mediante la aceptación del programa mínimo de las clases trabajadoras. A esta transacción se oponen los intereses de los grandes capitanes de la industria y de la banca, de los Stinnes, de los Tyissen, de los Loucheur, y, sobre todo, de la nube de especuladores que prospera a la sombra. Y se oponen también la voluntad de las masas maximalistas, adherentes a la Tercera Internacional, que aspiran a la destrucción final del régimen capitalista y rechazan, por consiguiente, la hipótesis de que el proletariado concurra y colabore a su restauración y a su convalecencia. Además, es dudoso que, simultáneamente, se pueda conseguir la reconstrucción de la riqueza social destruida y el mejoramiento del tenor de vida del proletariado. Es probable, más bien, que por mucho que la producción crezca, por mucho que las ganancias de Europa aumenten, no den lo bastante para atender al pago de las deudas y el bienestar de los trabajadores. El socialismo más que un régimen de producción es un régimen de distribución. Y los problemas actuales del capitalismo son problemas de producción más que problemas de distribución. ¿Cómo podrá, pues, el régimen capitalista aceptar y actuar el programa mínimo del proletariado? He ahí la dificultad sustancial de la situación, ante la cual se desconciertan todos los economistas.
Algunos estadistas europeos, Lloyd George, entre ellos, acarician una intención audaz, un plan atrevido. Piensan que no es posible salvar el régimen capitalista sino a condición de conceder un poco de bienestar a los trabajadores. Piensa que este poco de bienestar debe serles concedido, en parte a costa de los capitalistas. Pero que los sacrificios de los capitalistas no bastarán para mejorar considerablemente la vida de los trabajadores. Y que hay que buscar por consiguiente otros recursos. Estos recursos que no es posible encontrar en Europa, que no es posible encontrar en las naciones capitalistas, es posible a su juicio encontrarlos, en cambio, en África, en Asia, en América, en las naciones coloniales. ¿Quiénes insurgen, quiénes se rebelan contra el régimen capitalista? Los trabajadores, los proletarios de los pueblos pertenecientes a la civilización capitalista, a la civilización occidental. La guerra social, la lucha de clases, es aguda, es culminante en Europa, es menor en los Estados Unidos, es menor aún en Sudamérica; pero en los países correspondientes a otras civilizaciones no existe casi, o existe bajo otras formas atenuadas y elementales. Luego, se trata de reorganizar y ensanchar la explotación económica de los países coloniales, de los países incompletamente evolucionados, de los países primitivos de África, Asia, América, Oceanía y de la misma Europa. Se trata de esclavizar las poblaciones atrasadas a las poblaciones evolucionadas de la civilización occidental. Se trata de que el bracero de Oceanía, de América, de Asia o de África pague el mayor confort, el mayor bienestar, la mayor holgura del obrero europeo o americano. Se trata de que el bracero colonial produzca a bajo precio la materia prima que el obrero europeo transforma en manufactura y que consuma abundantemente esta manufactura. Se trata de que aquella parte menos civilizada de la humanidad trabaje para la parte más civilizada. Así se espera, no solucionar definitivamente la lucha social, porque la lucha social existirá mientras exista el salario, sino atenuar la lucha social, aplazar su crisis definitiva, postergar su último capítulo. Las generaciones humanas son egoístas. Y la actual generación capitalista se preocupa más de su propia suerte que de la suerte del régimen capitalista. Después de nosotros, el diluvio, se dicen a sí mismos. Pero su plan de reorganizar científicamente la explotación de los países coloniales, de transformarlos en sus solícitos proveedores de materias primas y en sus solícitos consumidores de artículos manufacturados, tropieza con una dificultad histórica. Esos países coloniales se agitan por conquistar su independencia nacional. El Oriente hindú se rebela contra el dominio europeo. El Egipto, la India, Persia, despiertan. La Rusia de los Soviets fomenta estas insurrecciones nacionalistas para atacar el capitalismo europeo en sus colonias. La independencia nacional de los países coloniales estorbaría su explotación metódica. Sin disponer de un protectorado o de un mandato sobre los países coloniales, Europa no puede imponerles, con entera facilidad, la entrega de sus materias primas o la absorción de sus manufacturas. Un país políticamente independiente puede ser
económicamente colonial. Estos países sudamericanos, por ejemplo, políticamente independientes, son económicamente coloniales. Nuestros hacendados, nuestros mineros son vasallos, son tributarios de los trusts capitalistas europeos.
Un algodonero nuestro, por ejemplo, no es en buena cuenta sino un yanacón de los grandes industriales ingleses o norteamericanos que gobiernan el mercado de algodón. Europa puede, pues, acordar a los países coloniales la soberanía política, sin que estos países se independicen, por esto, políticamente. Pero, actualmente Europa necesita perfeccionar en vasta escala la explotación económica de esas colonias. Y necesita, por tanto, manejarlas a su antojo, disponer de la mayor agilidad y libertad de acción sobre ellas. Reservo para la conferencia en que me ocuparé de los problemas coloniales y de las cuestiones de Oriente el examen detenido de este aspecto de la crisis mundial. Ahora no quiero sino señalar su vinculación con la crisis económica de Europa.
Veamos rápidamente en qué consisten cada uno de los problemas económicos de la paz. Principiemos por el problema de las reparaciones. ¿Qué son las reparaciones? Las reparaciones son las indemnizaciones que Alemania, en virtud del tratado de paz, debe pagar a los aliados. El tratado de paz de Versalles obliga a Alemania a pagar el costo de los territorios devastados de Francia, Bélgica e Italia, y el monto de las pensiones de los inválidos de guerra, de las viudas y de los huérfanos aliados. Cuando se firmó la paz, los aliados especialmente Francia, creían que Alemania podría pagar una indemnización fabulosa. Poco a poco, a medida que se conoció la verdadera situación de Alemania, la suma de la indemnización se fue reduciendo.
En 1919, Lord Cunliffe, hablaba de una anualidad de 28,000 millones de marcos de oro; en 1919 en setiembre, Mr. Klotz indicaba 18,000 millones; en abril de 1921 la Comisión de Reparaciones reclamaba poco más de 8,000 millones; en mayo de 1921, el acuerdo aliado fijaba 4,600 millones. Este acuerdo de Londres establece en 138 mil millones el total de la indemnización debida por Alemania a los aliados. Esta suma parecía entonces el mínimo que los aliados podían exigir. Posteriormente ha comprobado la experiencia que esa misma suma era exagerada. Actualmente se considera imposible que Alemania logre pagar una suma mayor de treinta o cuarenta mil millones de marcos oro.
Alemania ha ofrecido a los aliados como un máximum la cantidad de treinta mil millones. Pero Francia se ha negado a discutir siquiera estas propiedades o proposiciones que ha declarado irrisorias y temerarias. Con el pretexto del incumplimiento por Alemania, de las condiciones del acuerdo de Londres, Francia ha ocupado la región del Ruhr que es la más rica región industrial y
carbonífera de Alemania. El pretexto específico ha sido la impuntualidad y la deficiencia de las entregas del carbón que Alemania, conforme al Tratado, tiene la obligación de hacer a Francia. Ahora bien. Efectivamente Alemania había empezado a suministrar a Francia carbón, pero en cantidad menor de la que estaba forzada a consignarle.
Pero desde que Francia se ha instalado en el Ruhr ha extraído de esa región menos carbón todavía que el que Alemania le proporcionaba voluntariamente. Francia ha calificado siempre la ocupación del Rhur como la toma de una prenda productiva. Ha dicho: ¿qué hace un acreedor cuando su deudor no cumple con pagarle? Pone intervención en su negocio; le embarga uno de sus bienes para explotarlo hasta que la deuda quede cancelada.
Pero en este caso, el Ruhr es para Francia no sólo una prenda improductiva sino, por el contrario, gravosa. El mantenimiento de las tropas del ejército administrativo destacadas por Francia en el Ruhr para gobernar ésa, constituye un gasto formidable. Teóricamente el pago de ese gasto corresponde a Alemania; pero prácticamente Francia necesita extraer de su erario las cantidades precisas para satisfacerlo. Y es que, positivamente, los políticos que gobiernan actualmente Francia no quieren sinceramente que Alemania pague, sino que Alemania no pague, a fin de tener así un pretexto para desmembrarla y mutilarla.
Tienen la pesadilla de que Alemania resurja, de que Alemania se reconstruya, y aspiran a librarse de esta pesadilla aniquilándola. Pero, como ya he dicho y, he tenido la oportunidad de explicar, la ruina económica de Alemania causaría la ruina económica de la Europa continental.
El organismo económico de Europa es demasiado solidario para que pueda soportar al quebrantamiento de Alemania que es uno de los órganos más vitales. Vemos así que la guerra que trajo como consecuencia la caída del marco aleman ocasionó una depreciación del franco francés. Y este es un fenómeno claro. El crédito de Francia depende en parte de la solvencia de Alemania.
Para que el mecanismo de la producción europea recupere su ritmo normal es indispensable que Alemania recobre su funcionamiento tranquilo. Y la política de Francia respecto a Alemania tiende, contrariamente a esta necesidad, a desmenuzar a Alemania. Muchos banqueros, economistas y peritos aliados han comprobado la imposibilidad de que Alemania pague una indemnización exagerada. Sus argumentos son lógicos. Se podría sacar de Alemania una gran cantidad de dinero si se le devolviesen sus antiguos instrumentos de comercio; sus colonias, sus mercados extranjeros, su flota mercante; si se le consintiese incrementar infinitamente su producción industrial; si se le facilitase la venta de esta producción al extranjero. Y estas franquicias son imposibles. Imposibles porque a la industria de Inglaterra, de Francia y de Italia no les conviene esta competencia de la industria alemana. Imposible porque Francia no puede tolerar, por recibir de Alemania algunos o muchos millones de francos, que Alemania resurja más potente, más vigorosa que nunca.
Si las potencias vencedoras, si Francia, si Italia no consiguen nivelar su presupuesto ni pagar sus deudas, es absurdo suponer que una potencia vencida pueda no sólo regularizar sus finanzas sino además llenar los bolsillos de los vencedores. La imposibilidad de que Alemania pague está, pues, documentadamente demostrada. Sin embargo, Francia insiste en que Alemania debe pagar, y en que debe pagar millares de millones, porque así dispone de un pretexto para castigarla, para desmembrarla, para quitarle sus más
ricos territorios. La reorganización de Europa según los técnicos, no es posible sino a condición de que se inaugure una política de solidaridad, de colaboración entre los países europeos. De aquí la importancia del problema de las reparaciones que enemista y aleja a Alemania y a Francia, a las dos naciones más importantes de la Europa continental. El gobierno de Francia, cuando se le pone delante los peligros que constituye para el porvenir europeo este conflicto franco-alemán, responde que no es justo que Alemania sea exonerada de todo pago, mientras que Francia sigue obligada a pagar a EE.UU. sus deudas de guerra. Francia dice: que Inglaterra y EE.UU. nos perdonen nuestras deudas si quieren que seamos generosos y blandos con Alemania.
Llegamos así a otro problema económico de la paz. Al problema de las deudas interaliadas, íntimamente ligado al problema de las reparaciones.

José Carlos Mariátegui La Chira

Notas de la conferencia Los problemas económicos de la paz

[Trascripción completa]

Problemas económicos de la paz: reparaciones, déficits fiscales, deudas interaliadas, desocupación, cambio. Estos problemas son aspectos diversos de una misma cuestión: la decadencia del regimen capitalista apresurada por la guerra.

Riqueza social destruida por la guerra; deudas de guerra; reconstrucción de las ciudades devastadas; pensiones. A todas estas obligaciones, Europa podría hacer frente si la guerra no hubiese disminuido su capacidad de producción. Pero la guerra ha causado la muerte de diez millones, la invalidez de otros tantos, la subalimentación en la Europa central.

Europa necesita aumentar sus exportaciones y disminuir sus importaciones. Pero, mientras no puede aumentar, su producción, no puede disminuir sus importaciones que son de productos alimenticios y materias primas.

Para el aumento de la producción existe un obstáculo insuperable: el agravamiento de la lucha de clases. Las huelgas, los lock out, los obstruccionismos se suceden. Los estadistas reconstructores quieren una tregua. Pero la colaboración del proletariado no podría ser conseguida sino mediante la aceptación del programa mínimo del socialismo. A esto se oponen los intereses de los grandes industriales y los especuladores.

Además, la III Internacional aspira a la destrucción final del régimen capitalista. Y finalmente es dudoso que se pueda conseguir simultáneamente la restauración económica y el mejoramiento económico del proletariado. Algunos estadistas piensan, por esto, como en una salvación, en las colonias. Pero las colonias están agitadas e insurreccionadas .

Problema de las reparaciones: Cuando se firmó la paz, los aliados creían que Alemania podría pagar una indemnización fabulosa. Poco a poco, la cantidad se fue reduciendo. En 1919, Lord Cunliffe hablaba de una anualidad de 28.000 millones de marcos oro; en setiembre 1919, Klotz indicaba 18.000 millones; en abril de 1921 la comisión de reparaciones reclamaba poco más de 8.000 millones; en mayo de 1921 los aliados fijaban en Londres 4.600 millones. El total en 138.000 millones. Pero también esta suma era exagerada. Ha sido necesario acordar a Alemania una serie de moratorias. Actualmente se considera imposible que Alemania pueda pagar más de 40 o 50.000 millones.

La ocupación del Ruhr. El pretexto: la deficiencia de las entregas de carbón. Francia ha extraído, a causa de la resistencia pasiva, menos de lo que Alemania le consignaba voluntariamente. Y de otro lado hay el gasto del mantenimiento de las tropas y burocracia de la ocupación.

Los políticos que gobiernan. Francia vive bajo la acción de la pesadilla de la revancha alemana. Temen que Alemania resurja. Esto los induce a aniquilarla. Pero la ruina económica de Alemania seria la ruina de Europa. El crédito de Francia, por ejemplo, depende de la solvencia de Alemania. Para que Europa convalezca es necesario que Alemania recobre su actividad normal. Contrariamente a esta necesidad Francia tiende a desmenuzar a Alemania. Banqueros, economistas y técnicos han comprobado la imposibilidad de que Alemania pague un indemnización exagerada. Se podría sacar de ella una gran cantidad si se le devolviesen sus antiguos instrumentos de comercio. Pero esto es imposible porque a la industria aliada no le conviene la competencia de la industria alemana. Y porque Francia no puede tolerar que Alemania resurja potente. Los vencedores no consiguen nivelar su presupuesto y quieren que los vencidos los indemnicen largamente. La reorganización de Europa no es posible sino a condición de que se inaugure una política de solidaridad. De aquí la importancia del problema de las reparaciones que enemista a Francia y Alemania.

Las deudas interaliadas. Francia debe a Estados Unidos 3.634 millones de dólares y a Inglaterra 557 millones de libras. Inglaterra es acreedora de 1.800 millones de libras, Estados Unidos de 6.500 millones de dólares. Pero sin pagar estas deudas, Francia e Italia tienen un deficit de varios miles de millones.

Problema de los déficits. Los gastos militares, las pensiones, etc, impiden la redacción de los presupuestos. Los países viven en déficit que cubren con bonos de tesorería.

Problema del cambio. Para cubrir los bonos se ha hecho sucesivas emisiones de papel. El desnivel de la balanza comercial se ha unido a esto para ocasionar la depreciación. Esta depreciación ha empobrecido a los rentistas, a los tenedores de deudas del Estado, etc. Se han enriquecidos unos cuantos industriales. Una reacción en el cambio resulta temible, porque, de una parte, los empréstitos actuales del Estado resultarían triplicados. No se puede pensar sino en la conversión.

Subconsumo y el Problema de desocupación. Las industrias no consiguen absorber toda la mano de obra. Hay enormes masas de desocupados. El Estado se ve obligado a hacer obras del Estado o a subsidiarlos. El primer sistema encarece el costo de la mano de obra y molesta a los industriales. El segundo sistema origina un gasto improductivo que estimula la tendencia al ocio.

¿Qué soluciones ofrecen a estos problemas los reconstructores?.

El libro de Nitti "Europa sin paz" preconiza la reducción de la deuda alemana, la supresión de las deudas interaliadas, la reorganización de la Sociedad de las Naciones. Nitti describe vivamente la situación trágica de Europa.

Los libros de Keynes. En su primer libro Keynes recomienda los siguientes remedios: la reducción de la deuda de Alemania 1.500 millones de libras o sea a 30.000 millones de marcos en treinta anualidades; constitución de una unión libre-cambista bajo la protección de la Sociedad de las Naciones; condonación de las deudas inter-aliadas; empréstito internacional; la reanudación de relaciones con Rusia. En su segundo libro, Keynes considera mejorada la situación, pero igualmente grave en el fondo si no se arriba, finalmente, a las soluciones propuestas.

Caillaux hace una descripción de este pavoroso cuadro económico. Dice que los árbitros de la situación europea resultan los grandes capitanes de la industria en cuyas manos están la paz y la guerra. No propone un plan completo porque no es posible. No caben sino orientaciones generales. Los acontecimientos pueden superar toda previsión. Aproximación financiera y monetaria de los países de Europa; acuerdo industrial entre ellos. Parlamento profesional. Control de las industrias por los trabajadores.

Walther Rathenau. -Una reorganización de la industria es indispensable, por medio grandes trust que eviten la dispersión y el despilfarro del trabajo y del material. El Estado debe intervenir en estos trust dirigidos por representantes del Estado de los capitalistas y de los trabajadores. Parlamento profesional que corrija los defectos de la organización democrática actual. La plusvalía no es suficiente para asegurar el confort de todos; es además un ahorro necesario.

Pero todos estos hombres no dirigen sus respectivos países. Antes bien andan de capa caída.

José Carlos Mariátegui La Chira

Notas de la conferencia Elogio a Lenin

[Transcripción completa]

Lenin nació en Simbirsk en 1870, hijo de un director de escuela primaria. Estudió derecho en Petrogado, donde su hermano Alexandro —ejecutado a continuación de un atentado contra Alejandro III— lo hizo conocer El Capital. Se incorporó en el movimiento socialista y se entregó plenamente a la causa obrera. Se dedicó no solo al estudio de las teorías sino, principalmente, al estudio directo de los problemas y del alma del obrero. Fue desde su vida de estudiante un organizador. Lo arrojaron, finalmente, de la Universidad. A renglón seguido de una huelga de textiles, fue enviado a Siberia. Allí completó sus estudios teóricos y sus observaciones prácticas sobre la cuestión social en el mundo y en Rusia. Basó su ideología en la realidad proletaria; combatió el confusionismo obrero, generado por la situación política rusa; luchó por diferenciar a los marxistas de los que no lo eran. Tomó parte en la revolución de 1905 al lado de los obreros de Moscú. En 1907 emigró a Finlandia y luego al extranjero. En esa época escribió su libro "El Materialismo y el Empiro-criticismo. En 1912 estuvo en Cracovia animando el movimiento obrero. Enseguida en Suiza.

En 1907 en el congreso de Stuttgart, la Internacional aprobó una moción de Lenin y de Rosa Luxemburgo que en sus conclusiones decía: "Si amenaza el estallido de una guerra es deber de la clase obrera en los países interesados, con la ayuda de la Internacional, el coordinar todos sus esfuerzos para impedir la guerra por todos los medios que le parezcan adecuados y que varían naturalmente según la intensidad de la lucha de clases y la situación política general. Si, no obstante esto, estallase la guerra, los trabajadores tienen el deber de intervenir para hacerla cesar lo más pronto posible y utilizar con todas sus fuerzas la crisis económica y política creada por ella para agitar a las capas populares más profundas y precipitar la caída del regimen capitalista".

Vinieron los congresos de Zimmerwald y Khiental, durante la guerra, a donde acudieron las fracciones sindicales y socialistas fieles a esos principios. Ahi empezó a germinar la Tercera Internacional.

El rol de Lenin en la revolución rusa.

Sus libros: La Revolución y el Estado, El extremismo, enfermedad de infancia del comunismo, La dictadura del proletariado y el renegado Kautsky, La lucha por el pan, La obra de reconstrucción de los soviets, Apuntes críticos sobre una filosofía reaccionaria y otras.

Su colaboración en Pravda, Izvestia y la revista de la III Internacional.

Las paginas de Sorel "Defensa de Lenin" en su libro Reflexiones sobre la violencia.

José Carlos Mariátegui La Chira

Correspondencia JCM

Esta serie no sólo contiene un gran volumen de información con respecto a José Carlos Mariátegui sino que representa parte fundamental de su pensamiento y su creación. En la lista de corresponsales podemos encontrar a grandes personajes intelectuales de la época con los que el Amauta frecuentaba, los cuales guardan un valor historiográfico y archivístico incalculable.

José Carlos Mariátegui La Chira

Dedicatorias

Esta serie ordena las dedicatorias que hiciera José Carlos Mariátegui en sus publicaciones y remitiera a diferentes personajes e intelectuales. Asimismo se podrá observar las dedicatorias recibidas las cuáles se pueden observar en su colección personal de libros.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 28/2/1916

[Transcripción literal]
A Ruth:
He leído con mucho interés su carta. Y la he releído con más interés acaso. Deseo que tenga usted la gentileza de pedir una carta mía en el correo. El Conde de Lemos, de quien me hablan usted, tambien me ha confiado que la ha escrito al correo, respondiendo otra inquietante carta suya. Soy ya su amigo.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 11/6/1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
8 de junio de 1916
Dulce amiga:
Ahora soy puntual. Te escribo en la imprenta a las 11 pm. La máquina está descompuesta. Y temo que no tarde en interrumpirme Valdelomar que debía haber llegado á buscarme a las 10 y 30 pm. No fuí al colón por él que me hizo permanecer en el Palais, a nuestro regreso de las carreras. Ayer me dijo espontáneamente que el viernes había recibido carta tuya. No le hice teatro. "A mi ha escrito una o dos veces" No hablamos más. Mas tarde me preguntó: Sabe ud quién es. Yo le dije: No. Se vé que no te ha escrito y que acaba de recibir tu carta.
Hoy he sentido mucho no verte. Quise ir al Colón, pero ya te dicho por qué no me fué posible.
He ofrecifo a la compañía Mario escribir una comedia o un drama. Puede ser, pues, que me anime a trabajar. Aún no he pensado tema ni nada. Tampoco cuando pondré manos a la obra. Veremos si me animo.
Recibí tu segunda carta ¡Cuán grata!
El domingo no fui al Colón. Mejor dicho, fui con el Conde pero se desanimó de quedarse porque encontró en el palco del periódico peronas que no le son gratas.
No he leído el libro de León, a pesar de que te prometí escribir sobre él. Un ejemplar me lo perdió el Conde. Y otro me lo robaron en la La Prensa. Tengo noticia desfavorable de la novela por dos o tres personas. Parece que es una especie de biografía y esto es mucho para 100 páginas escasas. Parece también que está muy desprovista de arte. Quiero leerla bien sin prejuicio. Estimo a León de quien soy bastante amigo. Ahora le veo bastante dominado por More que es versátil e inconsecuente.
Los literatos de nuestro medio me tienen harto. Excepto algunos buenos amigos: Valdelomar, Antuco, Zapata y otros, el resto me fastidia.
Mañana te escribiré largo.
Dime también muchas cosas.
Necesito mucho tu consuelo y tu amparo.
Adios.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 7/11/1928

Lima, 7 de noviembre de 1928
Estimado compañero:
Recibo en este momento sus últimas líneas. Me apresuro a contestarle, enviándole un libro que acaba de aparecer en las ediciones de Amauta, en el cual recojo, organizados, algunos de mis trabajos sobre el Perú.
No olvido mi compromiso con Ud. El libro que daré a Babel se titula Defensa del Marxismo porque incluiré en él un ensayo que concluye en el próximo número de Amauta, y que revisaré antes de enviarle. Como segunda parte va un largo ensayo: “Teoría y Práctica de la Reacción”, crítica de las mistelas neo-tomistas y fascistas. El subtítulo de la obra será siempre “Polémica Revolucionaria”.
Tengo casi listo otro libro: El Alma Matinal y otras estaciones del hombre de hoy, ideas y emociones de la época. Comprende, por ejemplo, mi “Esquema de una Explicación de Chaplin” (Amauta No. 18).
Trabajo en otros dos libros: Ideología y Política en el Perú (comprometido para las ediciones de Historia Nueva) e Invitación a la Vida Heroica.
Le mando los dos últimos números de Amauta. Y en breve le enviaré algunas carillas para La Vida Literaria que anunciaré en Amauta y por cuya resurrección lo felicito.
Me acerco a una operación destinada a ponerme en condiciones de marchar con un aparato ortopédico. Si tiene el éxito previsto, es posible que dentro de seis meses visite Buenos Aires.
Muy pronto le expediré los originales de mi libro. Puede Ud. ya darle sitio en su programa editorial. ¿Se imprimirá en España o Buenos Aires? Mejor sería hacerlo en Buenos Aires para ganar tiempo.
Muy afectuosamente lo saluda, en espera de sus apreciadas noticias, su amigo y compañero
[Firma de José Carlos Mariátegui]

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 29/11/1929

Lima, 29 de noviembre de 1929
Querido Samuel Glusberg
He recuperado anteayer, con mi correspondencia y papeles, su carta del 1º de noviembre, a la que contesté hace una semana, informándolo de las violencias usadas contra mí y otras personas.
Esto, por fortuna, no ha perjudicado mínimamente a la organización de las conferencias de Waldo Frank, por la diligencia conque Sánchez continuó las gestiones aun durante mi clausura. Le adjunto una información de La Prensa de hoy que le enterará, en línea general, de estas gestiones. Tenemos el mejor teatro de Lima —Municipal, antes Forero— por seis días. Es probable que, además, una sociedad de señoras, Entre Nous, solicite una conferencia especial, pagándola naturalmente. La Facultad de Letras recibirá a Frank solemnemente y lo investirá, según me anuncian, de las insignias de doctor honoris causa. —Frank, por supuesto, no le dará mucha importancia a estos honores universitarios. La Universidad ha debido invitarle. Pero mejor quizás que lo presente a Lima un grupo libre de escritores y artistas en el que se cuentan, por lo demás, los mejores hombres del claustro.
De la Institución Hispano-Cubana de Cultura de Habana han pedido a Frank tres conferencias. Yo le he trasmitido enseguida esta invitación a La Paz y él me ha contestado indicándome sus condiciones. A Santiago le había dirigido un cable de salutación que, según me avisa la oficina cablegráfica de Lima, no lo alcanzó ya en esa ciudad.
En Lima lo esperamos el domingo en el avión de Fawcet que sale de Arequipa ese mismo día.— Haremos lo posible porque Frank no quede descontento en Lima.
Sobre los últimos sucesos tengo poco que agregarle. Se me ha hecho saber que Amauta puede continuar apareciendo. El escándalo causado por las medidas contra mí y los míos y la energía serena conque los obreros han defendido a sus presos, han impuesto una rápida rectificación. No se ha publicado nada, no se ha dicho nada; pero ya no habrá elementos para hablar, como de costumbre, de complot comunista. El globo está desinflado sin exhibición.— Creo, sin embargo, que si dispondré de más tiempo y calma para preparar mi viaje a Buenos Aires, ése será siempre mi camino. No me es posible trabajar rodeado de acechanzas. Aunque me cueste un gran esfuerzo vencer el temor a la idea de que abandono el campo por fatiga o por fracaso, no puedo llegar a un extremo límite de sacrificio físico y mucho menos imponerlo a los míos. ¿Qué me aconseja Ud.?
Le hemos expedido 7 Ensayos —no cinco sino diez ejemplares— Poesías de Eguren, etc. ¿Recibió el ejemplar dedicado a Ud. por Eguren?
En espera de sus noticias, lo abraza su devotísimo amigo y compañero
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Mario Nerval, 11/12/1929

Lima, 11 de diciembre de 1929
Estimado amigo y compañero Mario Nerval:
No he tenido acuse de recibo de Ud. de mi última de hace varias semanas, contestando a una carta suya. Pero si no le he escrito no ha sido por esto sino por mis extraordinarias ocupaciones y porque M. lo ha mantenido al corriente de los sucesos.
Le lleva estas líneas Federico Sal y Rosas, amigo y colaborador de Amauta en Huarás, que ha sufrido prisión de varios días, con otros compañeros de esa localidad, a raíz de la última movilización policial contra nosotros. Como de ésta puede ocurrir que no tenga Ud. noticia exacta, le adjunto copia de una carta que escribí a un amigo el 22 del pasado.
Todos los presos, según mis noticias, están en libertad. Ignoro solamente la condición de un compañero de Chepén. El bluff no ha prosperado; pero es seguro que se prepara el aprovechamiento de sus elementos en una próxima oportunidad.
No hace falta agregar que Amauta, mientras yo esté aquí, seguirá saliendo. Su prestigio internacional, por otra parte, la defiende. Pero se trata de sofocarla aterrorizando a sus propagadores y simpatizantes. A la clausura sensacional, se prefiere el estrangulamiento silencioso.
Sal y Rosas trabajaba por la constitución en Huarás de un centro de estudios sociales. No se le puede acusar de otra cosa. Pero estar en correspondencia conmigo es suficiente para perseguir o molestar a una persona. Muchas veces las cartas, inocentes siempre enviadas a mi dirección, no me llegan; pero van a revelar a la policía a las personas de que puedo servirme para la “ejecución de mis designios”. Esto ha ocurrido por ejemplo con el señor Alejandro Destre Sierra de Huarás, acusado de haberme escrito, a pesar de que nunca he recibido de él una línea.
Ya le escribiré más detalladamente para que entere Ud. de las cosas a los amigos.
Cordialmente lo abraza, reclamando sus noticias, su afmo. amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti, 28/9/1921

Roma, 28 de setiembre de 1921
Caro Pettoruti,
me complazco en contestar su carta última, lamentando no poder hacerlo con la nueva de haberle conseguido ya casa. Me acaban de avisar que hay un estudio libre, pero advirtiéndome que es grande y caro. No tengo aún datos precisos. Espero tenerlos hoy o mañana.
¿Hasta qué cantidad podemos llegar con Bergamini? Dadas las dificultades para encontrar casa sería acertado, tal vez, to­mar su estudio si aceptara una reducción del precio. Bergamini no ha alquilado hasta ahora su estudio porque de una parte noso­tros, y de otra parte un pensionado centro-americano hemos mantenido en la expectativa de un contrato sobre la base de las cuatrocientas liras que él pide.
Es posible que el libro dedicado que han recibido para Ud. en el consulado argentino sea el que acaba de publicar Falcón quien actualmente viaja por Alemania.
Pasaré el invierno en Roma. Esto no excluye la probabili­dad de que en el curso de la estación haga uno que otro viaje de breve duración. Por ejemplo, no seria raro que el mes próximo fuese, por pocos días, a Milán.
Saludos de Anita. I el mejor apretón de manos de su muy affmo amigo y S.S.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti, 25/3/1922

Roma, 25 de Marzo de 1922.
Caro Pettoruti,
Muchas gracias, otra vez, por sus informaciones que aumentan mi entusiasmo por pasar una temporada en Alemania y asociarme a Ud. en varias andanzas turísticas.
En mi anterior le hablaba del mes de mayo y no abril como el fijado en mi programa. I pienso ahora que la fecha exacta de mi partida será, más bien, el 1° de Junio. Este día podré ir a esperarlo a Venecia o a reunirme con Ud. en el lugar de Baviera donde proyecta veranear.
Hasta el mes próximo no me será posible garantizarle que ninguna eventualidad contrariará este programa. Por consiguiente no puedo pedirle con tanta anticipación que me preanote alojamiento en la pensión donde va Ud. a instalarse durante el verano. Pero como creo que, en el caso de que esta preanotación resulte indispensable tan anticipadamente, puede Ud. reservarme ya una habitación grande para dos personas. La fecha dependerá de que Ud. venga o no venga a Venecia en los primeros días de Junio. En caso de que venga Ud. la preanotación puede ser para el 5 o 6 de junio, la fecha en que calcule Ud. que nos será posible estar en Baviera. Y en caso de que no venga, puede ser para el propio 1° de junio.- I, de todas maneras, la preanotación tiene que ser condicional, esto es con cargo de confirmarla o desdecirla antes del 1° de mayo o sea un mes antes.- Me parece que el hotelero no exigirá un "engagement" a firme, más anticipado.
No he comprado marcos todavía porque he estado en espera de un dinero que aún no me ha sido pagado. Me alegro de esto. Porque resulta que el marco ha continuado bajando. Ahora sí me parece excelente negocio adquirirlo porque ha tocado un precio que creo el límite de su baja. Está a 6 liras el ciento.
De Falcón no tengo noticias desde hace más de un mes. Me escribió que vendría tal vez a Génova a la conferencia; pero no me ha confirmado posteriormente esta probabilidad, de suerte que no sé si vendrá o no.
¿Cuál es el idioma más útil en Alemania a falta de alemán? Es cierto que hay muchas dificultades para quedarse allá mucho tiempo?
Anita retorna sus saludos.
I yo le estrecho la mano con todo afecto y me repito su muy devoto amigo y S.S.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Waldo Frank, 25/2/1930

Lima, 25 de febrero de 1930
Querido y admirado Waldo Frank
Gracias por sus gratísimas cartas de 30 de diciembre y 25 de enero, a las que contesto con un poco de retardo por estar haciendo una cura de sol y playa, muy conveniente para mi salud, pero muy perjudicial para mi trabajo y mi correspondencia. La primera de sus cartas debe haberse cruzado con una mía de la misma fecha aproximadamente de la que su segunda no me acusa recibo. Como le incluía una carta de Buenos Aires, llegada para Ud. después de su partida, quisiera estar seguro de que la ha recibido.
Todos sus amigos de Lima - y yo particularmente no necesito decirle hasta qué punto la comparto y la engrandezco- ponen una gran esperanza en el libro que Ud. escribirá sobre la América Latina. Ud. no puede hacer sobre esta América un libro que no sea digno de "Nuestra América" de "España Virgen" y de "El Redescubrimiento de América". Todo lo que Ud. necesite del Perú como información o documento, le será solícitamente procurado. El libro de Basadre, irá enseguida. Si faltaba en los paquetes certificados, ha sido seguramente porque no estaba entre los libros que Ud. me trajo para su expedición. He encargado ya a Luis Alberto Sánchez el envío de un ejemplar.
Glusberg prepara, según sus cartas, muy afectuosas y solícitas siempre, mi presentación a Buenos Aires para mayo más o menos. En abril espera poder remitirme el dinero de los pasajes. Tengo completamente resuelto, por mi parte, este viaje. El único problema es la organización económica de mi vida en Buenos Aires. Yo cuento, como le he escrito a Glusberg, con algunas colaboraciones pagadas del Perú; pero no sé si podría conservarlas todas por mucho tiempo, ya que se puede aprovechar de mi ausencia para obtener mi proscripción total del país. Además lo que yo gano por esas colaboraciones no alcanzaría sino a la mitad de lo que necesito para vivir en Buenos Aires. Glusberg estima fácil que consiga en Buenos Aires desde el primer momento, la otra mitad. Si Ud. puede gestionar que "The New Republic" me pague de vez en cuando alguna colaboración, contribuirá a la seguridad de mi presupuesto. "The Nation" me escribió hace más de un año solicitando mi colaboración y encargándome la designación de los escritores del Perú que podrían colaborar en ese semanario. Tradujo y publicó después un artículo mío sobre el problema indígena; pero no he tenido más noticia de su interés en contarme como colaborador. Anita Brenner podría informarlo acerca de la intención de dar más espacio a las cuestiones latinoamericanas tratadas por latinoamericanos, en "The Nation".
De La Habana me escriben comunicándome impresiones muy simpáticas respecto a la huella que en esa ciudad ha dejado su presencia. Su libro tiene asegurada en la América Latina una gran resonancia. Va Ud. a prestar un gran servicio al destino de este continente, de este mundo. Haber contribuido a que en América Latina se le conozca y ame, es un orgullo para mí.
Saludos cordiales de todos los amigos de "Amauta". y un abrazo de su hermano y amigo devotísimo
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Ricardo Martínez de la Torre, 10/2/1920

Roma, 10 de febrero de 1920
Señor
Ricardo Martínez de Latorre
Afligidos 180, altos
Lima - Perú
América del Sur
Esta postal, que llegará a tus manos, si el correo no dispone otra cosa, después de un viaje de algunos millares de millas, te llevará la seguridad de mi afectuoso recuerdo.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Ricardo Martínez de la Torre, 19/5/1920

Roma, 19 de mayo de 1920
Caro Ricardo:
Gracias por tu amable carta del 7 de abril. No quiero aplazar su respuesta hasta que te escriba contándote mis impresiones de viaje en uno o más tomos, porque deseo que estas cuatro líneas te lleguen cuanto antes. Te mandaré algunos libros; pero en francés. España y su literatura y su pensamiento y sus panderetas y sus majas y sus toreros están mucho más leos que del Perú— que no te extrañe— de esta Italia bella por excelencia y por derecho divino. Aquí leo diariamente los periódicos de París y no encuentro nunca una revista española. Me dices que han hablado de mí después de mi partida. Quiero decir que a mis buenos y queridos paisanos no les ha bastado mi viaje a otro mundo para cesar de ocuparse de mi muy humilde persona. Cuéntame de Lima todo lo que puedas. Europa no me hace olvidar a mi simpática ciudad. Pronto te escribiré largo y tendido. A Juanita le escribí de Nueva York el 3 de noviembre, felicitándola por su santo. Sé intérprete de mi afectuoso y leal recuerdo ante todos los tuyos.
Te saluda muy cariñosamente
José Carlos Mariátegui
P.S. He aquí mi dirección: Legación del Perú, Casella Postale 268.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Anna Chiappe de Mariátegui, 19/6/1925

Chosica, Quinta Pesce, 19 de junio de 1925
Carissima,
Come forse ti avrá giá detto Antonio il viaggio fu buono. La prima impresione della casa é anche buona. Ci sono anche bambini. Una bimba un pó piú grande del nostro gordito s’é fatta subito mia amica. Il clima é straordinario. Immediatamente si sente il cambio. Oggi comincieró i bagni di sole. Non trascurare la tua salute, te prego. Prende molto late e mangia bene.
Domani, cuando riscuoterai a Mundial e Variedades, vuota la casella postale. Cuando verrai mi porterai i giornali e riviste. Se arrivano i libri farai come t’ho detto.
Compra una spugna di gomma che mi ci vuole. Credo che ci sono da Colville. Compra anche le pile per il campanello.
Bacci a Sandrino e Sigfredo. E per te tutti i pensieri del tuo
José Carlos
Saluti di mama chi ricorda molto tutto il giorno ai bambini

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ana Chiappe de Mariátegui, 6/7/1925

Chosica, 6 de julio de 1925
Anita mia,
ho passato la domenica in buona compagnia, ma siccome non c’eri te, siccome non c’erano i bimbi m’a sembrato di essere un pó solo. Posada mi consegno la tua lettera. Giulio mi disse che te trovavi bene.
Attendo questo giovedi, che mi sembra un po lontano quantunque sia cosi vicino. Per sentirmi non tanto solo fino giovedi ti scrivo queste righe. Cosi mi pare di essere un po con te. Mi pare che dialoghiamo, che te sono vicino e che anche tu almeno in pensiero sei presso di me.
Sceglie un regalo per il piccino. E baccialo per me finche un pó piu tardi lo bacci io stesso il suo giorno. Non esere avara con lui. Non essere stirchia.
Te curi? Spero di vederti meno magra. Altrimenti, lo sai, non ti permettero di lavorare.
Se puoi, portami un livro che si trova tra i livri grossi: un livro grigio che si titola “Ideas para una nueva concepción biológica del mundo”. Portami anche un pó di buste. E niente altro.
Non mancare, non mancarmi il giovedi. E la festa di Sigfrido; é anche una festa nostra. Piú loro crescono, piú loro fioriscono, piú sento che i giorni della nascita di Sandro e Sigfrido sono stati due giorni di festa della mia vita. M’hanno fatto amare in te, doppo della sposa, la madre, la donna feconda, sorgente di vita, di bellezza e di grazia divina.
Ti baccia con amore il tuo.
José

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 30/4/1927

Lima, 30 de abril de 1927
Señor don Samuel Glusberg
Buenos Aires.
Muy estimado compañero:
Le ruego excusarme el retardo de estas líneas. Quise contestar sin demora su grato mensaje de amistad y simpatía. Pero hace algún tiempo que me veo forzado a descuidar casi completamente mi correspondencia. Tengo una salud inestable. Salvé hace tres años de la muerte a costa de una amputación y hasta ahora sufro las consecuencias de esa crisis que me dejó mutilado y enfermo. Por fortuna, desde hace pocos meses, voy mejorando. Mi trabajo es, sin embargo, superior todavía a mis fuerzas.
He recibido los libros que me envió Ud. Le agradezco el obsequio. Tengo en gran estima a sus autores, Horacio Quiroga y Sanín Cano. Sobre ambos dirá algo Amauta la revista que dirijo y que regularmente le enviamos.
Estoy políticamente en el polo opuesto de Lugones. Soy revolucionario. Pero creo que entre hombres de pensamiento neto y posición definida es fácil entenderse y apreciarse, aun combatiéndose. Sobre todo, combatiéndose. Con el sector político con el que no me entenderé nunca es el otro: el del reformismo mediocre, el del socialismo domesticado, el de la democracia farisea. Además si la revolución exige violencia, autoridad, disciplina, estoy por la violencia, por la autoridad, por la disciplina. La acepto, en bloque, con todos sus horrores, sin reservas cobardes. En Lugones he admirado siempre al artista, al pensador que se expresa sin equívoco y sin oportunismo. Ideológicamente estamos en campos adversos. Me aflige que él refuerce con su nombre y con su acción a los conservadores. Aunque siempre es una ventaja encontrarse con adversarios de su estatura.
Le adjunto copia de un artículo que publiqué sobre Rahab de Waldo Frank. Con el último número de Amauta va el artículo que escribí para el Boletín Bibliográfico de la Universidad de Lima. Fue reproducido por Repertorio Americano y otros periódicos
Si puedo servirle para la difusión de las obras de su editorial en Lima, mande en mí como guste. Podemos establecer el intercambio con los libros que edita Minerva.
Amauta le ofrece sus páginas.
Y yo me complazco en suscribirme de Ud. con los más devotos sentimientos afmo. compañero
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 8/11/1929

Lima, 8 de noviembre de 1929
Con esta copia de una carta, escrita la cual no he tenido nuevas de Ud., va una para Pavletich, que le ruego expedirle a Mérida, si no está ya en México. Enviamos Amauta a la librería indicada por Pavletich. Ud. la recibirá directamente. A Tristán Marof le hemos enviado todos los números últimos a la última dirección que nos ha comunicado. Dígale que he mandado mi libro a Humberto Tejera, reclamando el canje de La Revista de Economía.
Un abrazo más de su afmo.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 18/2/1930

Lima, 18 de febrero de 1930
Muy estimado amigo y compañero:
Sin nuevas de Ud. vuelvo a escribirle, adjuntándole copia de mi última.— He recibido una segunda carta de Waldo Frank de Nueva York, en que reitera, en términos verdaderamente abrumadores para mí, su esperanza en mi trabajo en la Argentina. Me avisa que el plan de su obra sobre la América Latina está en pie.
No me ha dicho Ud. si recibió con el ejemplar de Poesías de Eguren dedicado a Ud. otro para Waldo Frank. Espero que lo haya incluido en uno de sus envíos a Nueva York. Si no hubiese llegado, o se le hubiese extraviado, avísemelo para repetir el envío, esta vez directamente. Frank, probablemente, no estaba ya en Buenos Aires, cuando llegó allá el libro.
Borges, correspondiendo sin duda al envío de Poesías, ha mandado a Eguren uno de sus libros, aludiendo en la dedicatoria al poema “Viñeta Oscura”, admirable a mi juicio. Si Ud., Borges, Franco u otro de sus colaboradores dedican una nota al libro de Eguren, nos ayudarán en la tarea de hacer desinteresada justicia a un poeta peruano, a quien se ignoró aquí absolutamente en la época de apogeo de Chocano y sus rapsodistas. Una pequeña selección de poemas de Eguren, en la que podrían entrar si son de su gusto “Viñeta Oscura”, “Favila”, “La Muerta de Marfil”, “Shyna la blanca”, “Lied III”, “La Tarda”, “Los Reyes Rojos”, “La Dama I”, cabría tal vez en La Vida Literaria, con la advertencia de que los poemas de Simbólicas y La Canción de las Figuras, son de hace veinte años, de la época de ortodoxo rubendarismo en la mayor parte de la poesía hispanoamericana.— Hemos enviado también el libro de Eguren a Lugones y Gerchunoff.— Recomiendo a su atención el trabajo en prosa de Eguren en el No. 28 de Amauta. Acaso Ud. prefiere ésta a otra trascripción. Es una colaboración especial para Amauta y corresponde a la actualidad del autor.
Redacte Ud. un aviso de La Vida Literaria y las Ediciones Babel para una página de Amauta.
La Prensa de Buenos Aires ha contratado la colaboración de López Albújar, que escribirá para ese diario un cuento mensual de 1000 a 1500 palabras. Ya cuenta entre sus colaboradores a José Gálvez. Esto indica cierta deferencia por los escritores del Perú, de la que la diplomacia de Ud. puede aprovechar en mi favor.— No hago exclusivamente ensayos y artículos. Tengo el proyecto de una novela peruana. Para realizarlo espero sólo un poco de tiempo y tranquilidad. He publicado, en fragmentos, en una de las revistas en que colaboro, un relato, mezcla de cuento y crónica, de ficción y realidad, que editaré si es posible en Santiago, como novela corta.
Con mi próxima, le enviaré algo para La Vida Literaria, ¿Recibió el No. de Variedades con el artículo de bienvenida a Waldo Frank? Debe haber ido en paquete certificado.
¿Tiene Ud. relación con César Falcón y la Editorial Historia Nueva? Falcón es un peruano, pero no de la variedad desacreditada en Buenos Aires. Se ha abierto paso en España con honradez y verdad, bien acompañadas de talento.
Lo abraza afectuosamente.
[Firma de José Carlos Mariátegui]

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 26/2/1930

Lima, 26 de febrero de 1930
Querido compañero Glusberg:
En guardia siempre contra las fallas del correo, le adjunto copia de mi última.
No me han traído los correos de estos días cartas de Ud. lo que me explico por el verano y por la demora de mi respuesta.
El correo de esta semana no ha traído sino el paquete con diez ejemplares del No. de verano de La Vida Literaria.
Mi temporada de playa me ha sentado muy bien, después de las fatigas de 1929.
Lo abrazo cordialmente
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Juan Marinello, 16/3/1930

Lima, 16 de marzo de 1930
Sr. D. Juan Marinello.
La Habana.
Muy estimado compañero:
Ud. me excusará el retardo con que contesto su grata carta de fines de diciembre último, al saber que al habitual desequilibrio entre mi salud y mi trabajo se ha agregado en los últimos meses una temporada de playa y sol en la Herradura que me ha impedido ocuparme en mi más cara correspondencia.
La función de vinculador que Waldo Frank ha tenido en su viaje, entre algunos núcleos de nuestra América, corresponde bien a la calidad e intención de su mensaje. Frank ha dejado en Lima amigos entusiastas. Yo no tengo talvez más título a su distinción que el de haber sido el primero en comentar en el Perú sus libros y en señalar, ante todo, el valor de Nuestra América, en el artículo del que 1929 tomó un párrafo.
Le envío, con los últimos números de Amauta, un ejemplar de mis 7 Ensayos.— Le debo la expresión de mi reconocimiento por la generosa cita que de mi obra hace en su interesantísima respuesta a la encuesta de Cahiers de l’Etoile. Este ensayo ha sido reproducido por un diario de Lima. Le mando el recorte.
También le acompaño dos colaboraciones para el número peruano de 1930. El próximo correo le llevará un ensayo mío.
Estas líneas no se proponen sino establecer la correspondencia iniciada por su carta —magnífico mensaje de amistad.
Preparo mi viaje a Buenos Aires, donde espero resolver con el problema de mi movilidad, mediante una aplicación ortopédica, el de mi salud.Nuestro querido Glusberg es el auspiciador de este viaje, al cual me anima, también, resueltamente, Waldo Frank. Amauta continuará publicándose en Lima; pero si al ausentarme yo le crearan dificultades, la trasladaría a Buenos Aires.
Lo abraza, con simpatía y estimación profundas, su devotísimo compañero.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Carlos Chávez Sánchez, 3/5/1929

Lima, 3 de mayo de 1929
Señor don Carlos Chávez Sánchez.
Piura.
Muy estimado amigo y compañero:
Recibí su tarjeta de despedida. Me habría gustado conversar con Ud. antes de su partida, pero Ud. no me habrá privado sin motivo de este placer.
Deseo que organicemos más formalmente la cooperación de El Tiempo y nuestras publicaciones. Envíeme el texto de un pequeño anuncio de El Tiempo para Amauta y Labor; y que ahí se inserte regularmente uno de nuestra revista y nuestro quincenario, cuyo último número le remito. Hemos reanudado el 1° de Mayo la publicación de Labor, pero no podremos mantenerla si amigos y simpatizantes no nos auxilian en esta empresa. Desearía que Ud. escribiese un pequeño artículo explicando, especialmente a los obreros, los fines y el programa de Labor, con el objeto de contribuir a que todos los trabajadores lo reconozcan como su órgano más definido y responsable. Le envío una colección completa de nuestro quincenario para que tenga Ud. a la vista todos sus números.—
Otra prueba de simpatía y solidaridad que podría Ud. agregar a las muchas que nos tiene ya dadas es la de hacerse iniciador de la organización de la quincena Pro-Amauta en Piura. El llamamiento al respecto está vigente para todas las ciudades donde la quincena no se ha efectuado en febrero. En el curso de la quincena, hay muchos modos de acudir en auxilio de Amauta: por ejemplo suscribiéndose a la edición Amigos de Amauta de la que tenemos varias colecciones numeradas desde el No. 17, haciéndonos un pedido de libros, reclutando un núcleo de lectores, etc.
Le adjunto el manifiesto dirigido a los trabajadores por el comité del 1° de Mayo, compuesto de las principales organizaciones existentes. Procure publicarlo en El Tiempo con la noticia de que en la asamblea realizada el 1° de Mayo en la Federación de Choferes por ése y otros gremios, quedó constituido el comité provisional organizador de Ia Confederación General de los Trabajadores del Perú.
Salude a Moscol, a Castro Pozo, a Merino Vigil, a Velásquez y demás amigos.— A Moscol le envié dedicado mi libro, pero no me ha acusado recibo de él. Lo remito también a Castro Pozo, cuya colaboración reclamo.— De Merino Vigil no tengo noticias hace tiempo. Le hemos mandado invariablemente su número de la edición Amigos de Amauta a Ayabaca, a donde le escribí hace tiempo respondiendo a su última y a donde le he dirigido también mi libro. Dígale que me escriba —si está en Piura y lo ve Ud.— y que trabaje para Amauta y Labor.
Ud. me tiene prometido hace tiempo un ensayo sobre Escudero. Este o cualquier otro trabajo será bien acogido.
Con afectuoso recuerdo, lo abraza su amigo y compañero
José Carlos Mariátegui
P.D.—Escríbame a esta dirección: Sandro Mariátegui Chiappe, Washington izquierda 544-970.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Arturo Delgado, 25/1/1929

Lima, 25 de enero de 1929
Estimado Sr. Arturo Delgado:
Hace tiempo que le soy deudor de respuesta a una carta a la que acompañaba copia de su interesante proyecto de dotación y reparto de tierras a las comunidades. Estaba yo en esos días muy enfermo. Y, más tarde, el déficit de trabajo acumulado me acaparó de tal modo, que me fue imposible ocuparme en mi correspondencia. Pero no olvidé nunca su carta ni su proyecto y me propuse escribirle cuando apareciera este libro que contiene mi tesis sobre la cuestión agraria, a la vez que afirma la prioridad de este problema en la jerarquía de los problemas nacionales. Aquí están mis puntos de vista fundamentales. Mientras me es dado escribirle más extensamente, éste es el parecer que puedo ofrecerle. —Con mis mejores saludos a su hermano don Luis, le estrecho la mano cordialmente
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 9/9/1924

Miraflores, 9 de setiembre de 1924
Querido Vegas:
Creo que con la partida de Oliverio Girondo se ha acabado la posibilidad de que venga Ud. a verme. En todo caso, está en sus manos la refutación de esta creencia mía. Me han sacado ya la esquirla que detenía mi convalecencia, de suerte que ésta progresará ahora rápidamente. Reanudaré, por consiguiente, mi trabajo. Tendrá Ud. mi colaboración a partir de la próxima semana. Convendría que nos concertáramos antes sobre varios temas a fin de que Ud. pueda organizar anticipadamente su ilustración gráfica. Estableceríamos así el orden en que me ocuparé de Gandhi, Herriot, Romain Rolland, Turati, Amendola, Farinacci (leader del fascismo ultraísta), Vasconcelos, Bertrand Russell, Pirandello, Rykov, Spengler y otros individuos de cuyos nombres no quiero acordarme. ¿Qué le parecería un artículo sobre el proceso Matteotti? Estoy muy documentado al respecto por la prensa italiana de todos los matices (A propósito. Sobre el fascismo Ramiro de Maeztu ha escrito una serie de mentiras y estupideces que me tienen agitado). Venga Ud., pues, cuanto antes, a cualquier hora del día o de la noche.
Lo abraza muy cordialmente
José Carlos
P.S.-He leído ya el libro de divagaciones de Pío Baroja. ¿Me dejó el suyo Oliverio Girondo? ¿Puede Ud. conseguirme los ensayos indostánicos de Vasconcelos? Le ruego saludar a mi nombre a Percy Gibson (si lo ve Ud.). Espero que convenga Ud. conmigo que Ramiro de Maeztu está bastante imbécil.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 24/12/1924

Miraflores, 24 de diciembre de 1924
Querido Vegas García:
Le envío mi artículo sobre Millerand. Para ilustrar el artículo sobre Radiguet, le mandé uno de sus libros y un retrato que apareció en el reverso de una carátula rojo-oscura de Clarté. Se lo remití con mis originales. Garland me dice que tiene otro retrato. De suerte que no nos faltará una imagen de Radiguet para mi artículo.
Si uno de mis dos artículos se queda, y no es necesario que me ocupe de ningún aspecto y ninguna figura de la vida mundial, como me parece probable, traduciré uno de los últimos cuentos “El banco bajo el viejo ciprés” que no está todavía en ninguno de sus libros. Vizcarra podría hacer un dibujo (Dos viejos que se han hecho mucho daño en la vida y que se miran con una piedad impotente y un perdón tardío sentados en el “banco bajo el viejo ciprés” de una alameda. Esta es la última escena del cuento). Otra ilustración podría ser un retrato de Pirandello. ¿Qué le parece?
Espero que sus actuales ocupaciones disminuyan para reclamar de nuevo su visita.
Y lo abrazo con cordial sentimiento
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Correspondencia Emitida

Se registra toda la correspondencia emitida por José Carlos Mariátegui a sus amigos y compañeros con los que compartió varios momentos de su vida y su obra. Se puede observar cartas a personajes importantes de la primera mitad del siglo XX tanto peruanos como extranjeros.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 16/3/1916

[Transcripción literal]
Lima, 16 de marzo de 1916
Amiga mia :
Temía ya que tu,- a mi pesar la Underwood ha querido escribir usted-,cortaras el encanto de esta romántica y dulce correspondencia quo tu iniciaste. I me ha consolado grandemente que hayas vuelto a escribirme tú que tuviste la piadosa acción de visitar mis soledades y traer á ellas el perfume de tu palabra misteriosa. Porque yo, que trabajo en un gran diario, que estoy rodeado de
gentes de toda clase, que me ves en sucesivos cerrillos literarios, que distraigo las horas entre el Palais y los teatros, que vivo
con tanta intensidad, tengo la convicción de que estoy solo y de que toda esta es una atmósfera artificial en la que nadie me acompaña de veras.
I sigo creyendo que tu alma es grande y luminosa y comprensiva. Ya la he sentido en tus cartas y no sé equivocarme.
No acepto que supongas que mi intuición fracasará en cuanto á tu persona. No fracasará ahora ni fracasa nunca. Es
solo que no quiero violentar tu secreto y ansío que tú sola adquieras la confianza bastante para decírmelo. Tendría una gran felicidad ante esta revelación espontánea y cariñosa y no la tendría ante un descubrimiento que te mortificase. Espero que tu sola llegues á mi soledad sin el ambozo del incógnito, pero no hará poda por des­pojarte de él, porque repugnaría á mi delicadeza espiritual.
Tu ves, sin embargo, que debía resistirme á seguir jugando en condiciones desiguales. Tu me conoces, Juan Croniqueur firma estas cartas; en cambia tu eres una incógnita y solo Ruth suscribe las tuyas.
Quiero, no obstante, respetar tu resolución, pero con la seguridad de que tu misma te dictarás una conducta mas franca y amistosa.
Las líneas en que me decías que no te sería posible enviarme tu retrato me desagradaron Ruth. Pero luego aquella post-data consoladora me ha desagraviado y me tiene esperando la solicitada fotografía que tendrá para mi el don de todas las sugerencias, en las horas de recogimiento en que otras reliquias y otros recuerdos resultan vulgares.
Hay selección en tus xxxxxxxx libros. Creo, á pesar de todo, que debías evolucionar de Ricardo León y de ViIlaespesa á los novelistas y poetas franceses y en cuanto puedas á los rusos y escandinavos. Todo lo que hay en nuestra raza de grosería espiritual, de basteza del alma, lo tenemos de los españoles que tienen muchas virtudes pero que en este siglo tienen muchísimos mas defectos. Es un pecado original de la raza del cual solo podemos redimirnos los que lo queremos, persiguiendo á toda costa, nuestra
selección progresiva de espíritu.
Guardo todas tus cartas. La primera la rompí sin fijarme con otros anónimos, pero enseguida, me di cuanta de la profanación y recogí hasta, el último fragmento.
Si quieres ser mas buena, háblame por telefono. Te doy mi palabra de honor do que no haré nada por descubrirte, quiero que la mas leve prueba de confianza tuya sea espontánea. Te lo repito. Yo llego á la imprenta -524- á las 10 y media u once y estoy hasta las 12 u doce y media. I en las tardes, de tres á cinco. En las noches, también, á las 9 aunque por breves ratos. Es, sin embargo, hora discreta.
Aguarda tu visita
Juan Croniqueur

José Carlos Mariátegui La Chira

Correspondencia Recibida

Se registra toda la correspondencia dirigida a José Carlos Mariátegui. Se puede observar cartas de personajes importantes de la primera mitad del siglo XX tanto peruanos como extranjeros.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 13/4/1925

Miraflores, 13 de abril de 1925
Querido Vegas:
Hay que seguir con la política francesa. La crisis me parece el tema obligado de esta semana. Caben fotografías para todos los gustos. Verbigracia: Painlevé, presidente de la cámara; De Selves, presidente del Senado; Briand, perenne candidato a la jefatura del gobierno; De Monzie, leader de la izquierda del senado y autor, como ministro de finanzas, del proyecto de cupo al capital; François Marcal y Poincaré protagonistas de la jornada del senado; Millerand, peso pesado nocked out en mayo, vuelto al ring últimamente; Loucheur, especie de Hugo Stinnes francés, cuya defección reciente marcó el comienzo de la desintegración de la mayoría de Herriot; Caillaux a quien que asuma formalmente su puesto en la política; León Blum, secretario del grupo parlamentario socialista que juega un rol principal en los pour parler de la crisis, etc. Le adjunto un Paul Boncocur, uno de los leaders parlamentarios del socialismo, que trabaja con la participación directa de su partido en el gabinete y que se muestra dispuesto a aceptar una cartera, lo mismo que su camarada Vincent Auriol, cuyo nombre suena también frecuentemente con este motivo.
Con muchos deseos de verle pronto, lo abraza cordialmente su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 20/4/1925

Miraflores, 20 de abril de 1925
Querido Vegas García:
Le envío un artículo sobre Pettoruti que tiene, además, el interés de explicar, en un lenguaje muy periodístico, el sentido del arte de vanguardia. Van, como ilustraciones, un retrato de Pettoruti y algunas fotografías de las obras que ha expuesto en Buenos Aires y que más discusión han motivado. Pettoruti tiene el deseo de hacer una exposición en Lima. Una exposición suya sería un suceso que agitaría y soliviantaría un poco nuestro dormido ambiente. Nos conviene, pues, alentar el proyecto. Y me intereso, por eso, por la publicación del artículo y los gráficos (Desearía yo también que me consiguiese Ud. los grabados, y que estos no fuesen muy pequeños, para utilizarlos en un libro en que pienso reunir diversos estudios sobre tópicos de arte).
Me ocuparé esta semana de Painlevé y su ministerio. Se necesita, para este artículo, una buena foto de Painlevé y, accesoriamente, fotos de los principales ministros: Caillaux, Briand, De Monzie, Laval, etc.
El tema de la semana próxima puede ser fijado desde ahora: la elección alemana.
En espera de su visita, y con muchos votos porque su hermano se encuentre ya restablecido, lo abraza cordialmente su afmo. amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 8/6/1925

Lima, 8 de junio de 1925
Querido Vegas García:
Escribiré sobre Checo-eslovaquia. Las fotos necesarias son, en primer término, las de Sebastián Benes y el Presidente Masaryk.
El miércoles o el jueves, probablemente, me trasladaré a Chosica. Tendré mucho gusto si ahí podemos vernos los domingos, siempre que no nos toque oír una poesía más o menos irisada o mirífica de Fiansón.
La próxima semana escribiré sobre George Grosz. Como Ud. sabe, yo tengo varios de sus más célebres dibujos.
Muy cordialmente lo saluda su amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 16/6/1925

Lima, 16 de junio de 1925
Querido Vegas:
Si no mañana, seguramente pasado mañana parto para Chosica. Iré a la casa de reposo de Pesce.
Mi artículo de esta semana será sobre George Grosz. Le adjunto los gráficos. Para que la reproducción no sea monótona, convendría que unos saliesen pequeños, otros grandes.
Para las semanas próximas, a menos que la actualidad no nos proponga algún tema especial, me parece que el programa podría ser el siguiente: I Panait Istrati.— II El sionismo y el movimiento intelectual judío.–– III El anti-semitismo (sus meneurs son los agitadores nacionalistas de L’Action Française, los racistas alemanes, etc.).
Dígale a Garland que le escribí a Leuro dándole mi dirección en Lima. Y que me marcho por unos días a Chosica.
Afectuosamente lo saluda su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 16/9/1925

Lima, 16 de setiembre de 1925
Querido Vegas:
Escribiré sobre Block, tema que aplazamos la semana última. Ud. me ha dicho que tiene uno o más gráficos.
Le aviso que hay ya teléfono en la casa: 2404. Ayer lo estuve llamando reiteradamente. Pero sin éxito. Estoy tentado de negar la eficacia del teléfono.
Lo abraza cordialmente
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

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