Mostrar 8 resultados

Descrição arquivística
Falcón, César Falcón, Teresa Grupos
Opções de pesquisa avançada
Previsualizar a impressão Hierarchy Ver:

8 resultados com objetos digitais Mostrar resultados com objetos digitais

Carta a Antonieta, Humberto, Teresa, Jorge y Juan Falcón; Sin Fecha

Querida Antonieta:

Tu carta me agradó sobretodo por el saludo delicioso de su sinceridad y cariño.
Escríbeme con más frecuencia.

Querida Teresa:
Te agradezco con toda el alma las flores que me has mandado. Las recibí como un dulce y cariñoso recuerdo tuyo.

Humberto:
Escríbeme siempre y no importa que no te conteste, no lo hago como quisiera porque estoy muy ocupado. No te preocupes de la letra. Me he comprado una buena luna de aumento.

Jorgito:
Por ahora te mando muchos besos. Las propinas irán cuando se pueda.

Para Juan :
Mucho gusto tuve al leer tu carta, en la que se rebelan tus buenos propósitos de no desatender a nuestra casa y de formalidad en el trabajo. Estas intenciones no han parecido sin deseo. Confío en que sabrás cumplir tus promesas.
Te devuelvo con el mismo cariño las frases de salud que me envías.

Próximamente, te escribiré con mas detenimiento.

Para todos mis hermanos un cariñoso abrazo y para Juan un saludo muy efusivo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 23/2/1921

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Querida madre:

He recibido tu carta del treinta de diciembre y del veintitrés de enero. Te pongo escritas las fechas para que no dudes que las he recibido.

Desde hace varios días estoy nuevamente en Madrid. Hice un viaje rápido de regreso. Quería volver lo más pronto porque tenía que arreglar aquí algunos asuntos, entre otros el del famoso libro que aun no se ha publicado por las muchas dificultades con que tropieza la casa editora. Hace seis o siete meses que tienen en su poder los originales. Ayer me han dicho que, probablemente, dentro de muy poco podrá imprimirse. Así lo espero.

Apena salga, caro es, te lo mandaré.

Estoy trabajando mucho. Escribo cautivamente en "El Liberal". Además preparo otros libros para evitarlos en cuanto aparezca el que tengo entregado.

Me han sorprendido las noticias que me das sobre nuestros pagos. No sabía una palabra. Todo lo que se ha dicho acá ha quedado, al fin, sin efecto. Por esto, me parece que los nuevos propósitos tendrán el mismo resultado.

El Consulado de Barcelona me paga puntualmente y no me ha dicho que tenga ninguna orden al respecto. Yo, mientras no me suspendan el pago, no hago ninguna gestión. Creo que esto mismo debe hacer tú, a menos que los informes que te han dado sean más serios y autorizados de la que las supongo. Como tu sabes que allí casi todo se queda en nada, mejor para evitarte molestias, no hagas ninguna petición hasta que dejen de pagarte.

En estos días tengo que recibí dinero de "El Liberal" y lo aprovecharé para compara algunas de las cosas que me has pedido. Procuraré que te lleguen para el 27 de abril. Comprenderás que no puedo mandarte todas los pedidos, entre otras cosas porque necesitaría un barco especial para enviarlas.

Felicita a Alicia y a Teresa por sus cumpleaños y a Jorge y a Humberto por sus exámenes.

Muchos abrazos par todos. Para ti uno especial con todo mi cariño.
César

Madrid, 23 de febrero de 1921.

P.D. Los regalos fueron a fines de octubre. Si no los han recibido todavía, averigüen en la sección encomiendas del correo. Avísame.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 31/8/1921

A Doña Artemia G. de Falcón

En Lima

Querida madre:

Acabo de recibir tu carta del veinticinco de julio. Me parece muy bien que no te preocupes más de averiguar mi situación, mientras, claro si te paguen con puntualidad más o menos relativa. Yo tengo la impresión que no han suprimido, ni suprimirán nuestros puestos. Hace tres meses que no recibo ni un céntimo de Barcelona, pero se debe a la falta de dinero. Como te he dicho en una de mis anteriores, las entradas consulares han disminuido casi hasta desaparecer. Espero que mejoren para que me paguen. En caso contrario escribiré pidiendo que el sueldo íntegro te lo entreguen a ti allá. Entonces te diré la forma en que debes girarme la parte que me corresponde.

Por mi no te intranquilices. Yo puedo vivir perfectamente con el sueldo que gano en el "El Liberal". No viviré, es claro, suntuosamente, Pero sí puntualmente. En el periódico me guardan grandes consideraciones personales. Escribo solo con mi firma y de sobre lo que quiero y desde donde quiere. Mi situación es muy distinta a la de Lima. Al periódico solo voy de tarde en tarde un momento a conversar con el director. Mis artículos las mando por correo. Te lo dejo para que te formes una idea clara de mi situación.

Dime que te ha parecido mi libro. Te mandé los primeros ejemplares. No te olvides de enviarme los artículos que se escriban sobre él. Serán muy pocos, porque no lo he enviado sino a muy contadas personas.

Yo participo de tu aflicción por el estado de Alicia. Ya te he dicho lo que yo pienso. Tú última carta me ha confirmado mis impresiones. Pero dile a Alicia que no sufra. Nosotros estamos precisamente para consolarla y ampararla hasta donde podamos. Si ella y tú quisieran podría venirse a España conmigo. En mi casa no le faltaría nada. Así podría consolarse. entre tú y yo haríamos un esfuerzo para pagar sus gastos de viaje. Yo te enviaría una solicitud pidiendo urgentemente tus sueldos adelantados. Tú la presentarías al ministerio y hablarías con Piedra a quien yo también escribiría, para que gestionaran su resolución favorable. Acaso el mismo podría conseguir un pasaje gratuito. Y Alicia podría venir acompañada por alguna de las muchas familias que diariamente vienen a Europa. Lo que ustedes resuelvan dímelo enseguida.

Uno de estos días debe llegar a Madrid el juego de té. Mariátegui me dice que ha comprado uno muy bonito. Inmediatamente te lo mandarán con el reloj. Ya lo he dejado todo dispuesto.

A Humberto le enviaré la pelota regrese a España.

Dime si el cambio constante de casa retarda el recibo de mis cartas. Yo sigo enviándote todas a la misma dirección porque desconozco otra.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo muy cariñoso para tí.

César.

Querida Teresa:

Me he alegrado mucho recibir al fin cuatro letras tuyas. Parece que habeis olvidado la costumbre de escribirme. O, mejor dicho, no lo habeis adquirido todavía. Deseo vivamente que tus cartas inicien una serie.

Para escribirme cualquier papel es bueno. No te preocupes por eso. Preocúpate mas bien de la letra y de la ortografía.

Y evita decir tonterías a nadie. Nuestro antepasados fueron trabajadores. Gentes que ganaron su pan trabajando honradamente. Nosotros debemos también trabajar para conseguir que el pan que comemos sea propio nuestro y que lo ganen día a día nuestras propias manos. Dedícate a trabajar seria y honestamente y tendrás mejores collares que nuestros antepasados, quien no tuvieron otro que los que les pusieron para trabajar.

Da por mí muchos abrazos a todos mis hermanos y tú recibe uno muy fuerte de tu hermano.

César.

Berlín: 31-VIII-1921

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 21/12/1915

Huánuco, 21 de diciembre de 1915

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:

El domingo último recibí dos cartas tuyas. En ninguna encontré la razón por la cual no las he recibido, aunque en una de ellas hablas de desconocimiento de las horas de itinerario. Esto, me da la causa por la que no me han llegado antes. Ya lo sospechaba.

Espero, como me lo anuncia, que, sabiendo el [] pueda tener aquí mis zapatos mañana miércoles. Mucha falta me hacen. Ya estoy casi descalzo. Los zapatos que traje se han roto completamente. La cosita que dices me vas a mandar, me tiene intrigado. Por más conjeturas que hago, no acierto a descubrir cual será ella. Confío en que no te habrá costado ningún sacrificio. No me lo perdonaría. Aquí se la puede pasar de cualquier manera. La crítica es delo de menos para quien sabe reírse de ella.

Insistes sobre lo de la mudanza. Me parece lo más conveniente. Busca una casa cómoda y barata y si encuentras con espacio para seguir criando las gallinas, que más tarde, dentro de ochenta años, pueden darte alguna utilidad, muy pequeña, pero utilidad al fin...

Me alegro que hayas recibido el café y el giro... Buen provecho!

Juan me promete, en carta última, portarse con formalidad y circunspección. Tomo nota y tómala tú también.

Anhelo vivamente que sigan progresando los negocios de Alicia, así como los estudios de Teresa, Humberto y Jorge.
¿Qué es de Antonieta? ¿Está fuera de Lima?

Saluda cariñosamente a todos mis hermanos y recibe un fuerte abrazo de tu hijo

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 15/2/1916

Huánuco, 15 de febrero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Tu carta del domingo me dice que ya recibiste los giros. He tenido un gusto y este será mayor cuando sepa que te los han pagado como supongo haya ocurrido a la fecha.

El viaje ha terminado por no ser si no una ilusión. Hasta ahora no hay nada resuelto y me parece muy difícil que lo llevemos a cabo. No sé si alegrarme o entristecerme.

He sentido mucho la muerte de Alejandro Arenas, de la cual me enteraron los periódicos. Saluda cariñosamente a Alfredo y exprésale mis sentimientos de condolencias por la desaparición de su hermano.

Aún continúa afligiéndome la misma pobreza. No hallo medio de remediarla. Voy creyendo que es incurable.

Teresita también me ha escrito por el correo último. Siento no poder contestarte hoy. Las obligaciones de la oficina absorben todo mi tiempo y no me dejan expansionarme ni con ustedes, a quienes quisiera contar minuciosa y largamente todos los detalles de mi vida en esta. Ya procuraré yo, en próximo oportunidad, contar la tiranía del trabajo y responde punto por punto a las muchas cartas que de ustedes he recibido.

Entretanto, saluda muy cariñosamente a mis hermanos y a Juan.

Recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 18/01/1916

Huánuco, 18 de enero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Como para restituirme de las faltas en los correos anteriores, por el último recibí dos cartas tuyas. Las he leído con mucho placer y me ha complacido mucho el que hayas encontrado pocas dificultades para cobrar los giros que te envié.

Yo estoy acá como antes: con salud y deudas. Esto va de mal en peor, y si un acontecimiento imprevisto no lo modifica, no se me ocurre la manera de remediarlo. Sin embargo, lucho ardientemente, amparándome en la esperanza de quedar en marzo sin un centavo de deuda. Hacia este fin tienden ahora todos mis esfuerzos. Espero conseguirlo.

Por el correo pasado le escribí a Alicia. Fue una carta dura y enérgica como convenía para castigar su indolencia de pedirme contestación a las tuyas ... ¡No faltaba más!.

La carta de Antonieta, salvo su ortografía, me hizo mucho bien. Le agradezco en el alma que se haga acordado de mí. ¡Ya era tiempo!

Teresita es las más consecuente. Me escribe con frecuencia y yo te estoy muy agradecido exprésale mi cariño. Igualmente a Humberto, que también me escribe, a su especial manera, con asiduidad.

A Jorgito abrázalo así mismo en mi nombre. Su silencio no me reciente. Conozco la causa. Ya me lo dirá todo cuando vaya.

En lo que haré a Juan, pienso contestarle su última carta por el correo próximo. Hoy no lo hago por falta de tiempo. Salúdalo.

Tu pobreza no me ha sorprendido. La conozco muy bien y mucho me aflige no poderla remediar en el día. Confío en tiempos mejores por venir.

El corazón de Jesús que me has mandado lo conservo sobre mi propio corazón. Es el más tierno recuerdo tuyo.

Meza no me ha contestado mi carta. Por esto no he vuelto a escribirle.

¿Qué es el de El Mosquito?

Recibe un fuerte abrazo de tu hijo
César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 19/2/1916

Huánuco, 19 de febrero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

El domingo ha sudo un gran día para mí por haber recibido carta de todos ustedes. Las he leído con verdadero cariño y, en estos momentos, solo me aflige el no poder contestar a todas.

Te mando un giro de treinta soles. Todos los esfuerzos que he hecho por remitirte uno de cincuenta, como era mi deseo, han resultado estériles. Este mismo que te mando me cuesta gran trabajo el haberlo conseguido. Espero a mediados de mes poder mandarte quince o veinte soles más. Ten un poquito de paciencia. Yo también estoy tan mal como tú. Figúrate: hoy al hacer mi cuenta en la tesorería resulta que debo ¡200! soles. Es decir, el sueldo de abril y mayo y más veinte soles. Por lo pronto, para remediar el déficit, he iniciado un sistema de lo mas […] economía. De esta manera, pienso componerme en dos meses siquiera.

Le agradezco a Juan el obsequio que me hace de las tarjetas. Bien las necesito. Si aun no las han hecho, me gustarían que fuesen en letra versalita y solo dijeran: Falcón. Es la forma que más me agrada.

En cuanto a los zapatos, yo la verdad, no puedo comprárselos porque no tengo dinero. Decirle que me los mande es engañarlo, pues no tengo pagárselo. Si pudiera con mucho gusto las compraría.

Haré todo esfuerzo por mandarle a Teresita la que me pide. No garantizo cuando. Mi situación no me permite asegurar nada.

Saluda muy cariñosamente a todos mis hermanos, a Juan y recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 17/3/1916

Huánuco, 17 de marzo de 1916

Señora doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Ayer he recordado a Teresita con mucho cariño. La penuria monetaria en que me encuentro no me ha permitido hacerle un telegrama de felicitación, siquiera bésala en mi nombre.

El día por otra parte, se me presentó fatal. Lo primero que leí al entrar a mi oficina fue tu telegrama, anunciándome el nombramiento de mi reemplazo. No creas que me disgustó. He tenido una gran satisfacción. […] fecha que asociaba salir, mas que de esta tierra insulsa, del maldito puesto este, causa de muchos sin sabores para mí: una sola cosa me ha herido hondamente, el procedimiento que han empleado para sacarme. Yo nunca manifesté deseo de conservar destino tan antipático. Por el contrario, ya de anterior oportunidad hice renuncia de el y entonces se negaron a aceptarla con un jesuitismo y un engañoso afecto, que si antes pudo darme pena y decidirme a permanecer aquí, hoy me provoca nauseas. La vilesa de esta gente es inconcebible. Me han acechado en la sombra para asestarme el golpe certeramente. Yo nunca lo merecí. Eran muy dueños de quererme o no, pero estaban obligados a decírmelo. El puesto, a ti te hablo con el corazón en mis palabras, no me importa, lo respeto. Gustoso lo habría dejado en cualquier momento. [...] Solo he pedido consecuencia y lealtad para quien, como yo, siempre las tuvo para ellos. Si yo no tenía ningún problema para renunciar ¿Por qué han maniobrado a mi espalda sorpresivamente? Algunos detalles me delataron el juego con anticipación. No quise decir nada; no lo diré ahora tampoco. Es más digno desprecia a los que de tal manera proceden. Solo espero que comuniquen oficialmente mi destitución, para entregar el cargo y marcharme. Tal vez cuando esta se halle en tus manos, yo habré emprendido viaje. Cuanto antes mejor. Necesito salir de este ambiente de miseria, de bilis nauseabundo y emponzoñado, que en envenena mi espíritu.

Hasta este instante no tengo más notocia de mi separación que tu telegrama. Lo agradezco muy sinceramente. Tú, lo supongo, debes alegrarte también de mi salida de aquí. Puede que me sea salvador.

Tengo fundadas sospechas de que el Dr. Durand no ha tenido participación en este acto. Lo comprobaré en Lima. Por ahora, mi desprecio todo, altivo y grave, es para este imbécil del Prefecto, a quien por despreciarlo más, no diré una sílaba al respecto y de que ni siquiera me despediré al partir. Me daría asco estrechar la mano.

Perdona que te haya hablado con tan agrio tono. Era preciso que dijera a alguien mi indignación y a nadie como a ti madre mía, a quien puedo hablar sin temor y con franqueza. Mas te diré cuando llegue. Aquí por ahora, sonrío a todos y guardo muy bien de enseñar a mi conciencia.

Saluda con mucho cariño a mis hermanos y a Juan. Recibe un abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César