José Carlos Mariátegui con César Falcón
- PE PEAJCM JCM-F-03-4-4.1-4.1.4-005
- Item
- 1920
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Copia fotográfica de José Carlos Mariátegui junto con César Falcón y una amiga en Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui con César Falcón
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Copia fotográfica de José Carlos Mariátegui junto con César Falcón y una amiga en Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en Anticoli Corrado (I)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui con un grupo de modelos en Anticoli Corrado, Roma, 1920.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en Anticoli Corrado (II)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui acompañado de modelos de la Escuela de Arte en Anticoli Corrado, Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en Anticoli Corrado (III)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui acompañado de modelos de la Escuela de Arte en Anticoli Corrado, Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en Anticoli Corrado (IV)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui acompañado de modelos de la Escuela de Arte en Anticoli Corrado, Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en Anticoli Corrado (V)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui acompañado de modelos de la Escuela de Arte en Anticoli Corrado, Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en Anticoli Corrado (VI)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui acompañado de modelos de la Escuela de Arte en Anticoli Corrado, Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en la plaza de San Pedro
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui y Artemio Ocaña
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui y Artemio Ocaña en la puerta principal de San Pedro.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui, Artemio Ocaña y Carrión
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, en la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
A su derecha: Carrión.
A su izquierda: Artemio Ocaña
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui sentado frente a la plaza de San Pedro
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui sentado frente a la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, en la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui, Pío Artadi y Carrión (I)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, en la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
A su derecha: Carrión.
A su izquierda: Pío Artadi.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui, Pío Artadi y Carrión (II)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en las inmediaciones de la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, en la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
A su izquierda: Pío Artadi y Carrión.
Archivo José Carlos Mariátegui
Artemio Ocaña, José Carlos Mariátegui y F. Gulda
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui sentado en medio de Artemio Ocaña y F. Gulda en las inmediaciones de la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, en la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
A su derecha: Artemio Ocaña
A su izquierda: F. Gulda.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui con F. Gulda y Pío Artadi
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, en la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
A su derecha: Pío Artadi. y F. Gulda.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui, Artemio Ocaña y Carrión (II)
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en las inmediaciones de la plaza de San Pedro, Vaticano, Roma, a la espera de la elección del nuevo papa Pío XI sucesor de Benedicto XV.
A su izquierda: Artemio Ocaña y Carrión
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en 1922
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui en retrato de estudio.
Con su letra: Roma, 19 de febrero de 1922, José.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui junto a Anna Chiappe y su hijo Sandro M.
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui junto a Anna Chiappe y su hijo Sandro Mariátegui en la terraza de su departamento en Via della Scrofa no. 10 int. 5., Roma.
Archivo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui con su hijo Sandro M.
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
José Carlos Mariátegui y su pequeño hijo Sandri en la terraza de su casa de la Via della Scrofa, Roma, 1922.
Archivo José Carlos Mariátegui
Parte deFondo José Carlos Mariátegui
Giro cablegráfico realizado por Amalia La Chira Vda. de Mariátegui a su hijo José Carlos Mariátegui, a través del Banco Italiano por el monto de 1560 liras.
Fecha del giro: 27 de enero de 1920
El giro fue hecho mientras José Carlos Mariátegui se encontraba en Roma.
Banco Italiano
Carta a Artemia G de Falcón, 10/12/1920
Parte deCésar Falcón (Fondo)
A Doña Artemia G de Falcón
en Lima
Querida madre:
En estos últimos días me han llegado dos cartas tuyas, una del siete y otra del veintisiete de octubre. También he recibido un retrato tuyo y otro de tu padre. Me explico el retardo por la distancia que han tenido que atravesar y las estaciones que han hecho hasta llegar a mí.
Tan pronto como reciba el retrato de tu madre mandaré hacer las ampliaciones. Te lo prometo formalmente. Quiero que la hagan aquí, en Italia, donde se hacen verdaderos prodigios fotográficos. Si el retrato de tu madre me llega antes de mi regreso a España, yo mismo contrataré las ampliaciones. En caso que las reciba en España, se lo mandaré a Mariátegui para que él lo entregue al fotógrafo con quien yo haya anticipadamente hablado.
Me ha causado mucha pena que hasta el veintisiete de octubre no te habían pagado la mensualidad de setiembre. Constantemente pienso en la manera de conseguir que te paguen con regularidad, pero no lo encuentro. Tú sabes bien que esto es imposible en las oficinas del gobierno. Ahora se habla en Europa de una contrato hecho con una casa inglesa para que le pague a todos los empleados peruanos en el punto donde se encuentren. No sé si ya estaré comprendido entre ellos ni si el contrato se llevará a efecto. Si me trasladan el pago a España, pediré que me paguen todo mi sueldo directamente y te pasaré tu pensión con toda puntualidad. Esto me parece lo más seguro. Por lo demás, creo que toda gestión que haga a la distancia será completamente inútil.
En estos días voy a ver a Osores. Le pediré una carta de recomendación para Perez Figuerola, con la cual es posible que consigas la beca para uno de mis hermanos.
Me imagino cuanto te hará sufrir la madre de Del Águila. tiene que ser una mujer exigente y muy […], incapaz de armonizar su vida con las de otras personas extrañas. Debes dejarla vivir lo más independiente posible. Como sería una maldad negarle alojamiento, procura cuanto puedas que viva en la casa como si habitase en otra distinta. De este modo te cansará menos molestias.
Mucho también me ha afligido saber que te encuentras nuevamente en trances de litigios judiciales. No te apenes por eso. Tú paga hasta donde te alcance tu renta. ¿Qué puedes hacer si no tienes más, si la irregularidad con que te pagan desequilibra tu presupuesto?
Para todo lo que se te ofrezca en estas cuestiones judiciales ve a un muchacho Leonardo Campos, muy amigo mío. Trabaja en el estudio de […], en la calle de Santa María. es un hombre muy enterado del asunto. Seguramente te atenderá con solicitud. Háblale en mi nombre. Dile que no le he escrito hasta ahora por desconocer su dirección.
Quisiera escribirle a Alicia y a Teresa una carta especial, pero me da mucha pena decirles que tú te quejas de ellas dolorosamente y recomendarles o pedirles que sean más buenas contigo. Me parece que ellas no necesitan que yo se los pida. Ellas saben como yo cuanto cariño, cuánto dolor te debemos todos. Nunca me he sentido más triste que al leer tu carta. Jamás esperé que mis hermanas te hicieran decir que prefieres morirte a vivir con ellas. Seguramente tú lo has dicho como una frase, sin darle a las palabras su verdadero sentido. Pero a mí me han hecho mucho daño. Tanto como seguramente le harían a Alicia o a Teresa si las […].
Yo espero que no te darán motivos para repetirme tales palabras. Léeles este pedazo de la carta. Estoy seguro que ellas mismas, con su comportamiento, te harán desmentirme lo que me has dicho.
En cuanto a lo que quiere aprender Humberto, yo no puedo decir nada. Tú debes resolverlo de momento con él. Me parece, sin embargo, por las cartas que te escribe, que aun está muy atrasado en su educación corriente.
Ahora estoy pasando más días en Roma. Dentro de poco iré a otras ciudades italianas. A España regresaré en los primeros días del mes próximo.
Durante mi viaje por Italia escribo artículos para "El Liberal" de Madrid. Ya he publicado algunos. Según el arreglo que he hecho, el valor de este trabajo me lo pagarán cuando regrese a Madrid. Pienso utilizar parte considerable del dinero que reciba en hacerte un regalo.
No olvido que te debo varios. Muchos abrazos para todos mis hermanos. Para ti uno especial, con todo mi corazón.
César.
Roma, 10 de diciembre de 1920.
Falcón, César