Barranco, 14 de junio de 1920 Muy querido amigo Mariátegui: Gracias por su recuerdo. Es para mí sumamente grato que un amigo como Ud. por quien tengo verdadera simpatía y admiración, no me ponga en olvidos en los momentos felices. Le agradezco su carta, de todo corazón, y le deseo la mejor suerte como corresponde a un artista verdadero en la ciudad del Arte. Escríbame, cuando pueda, de lo que más le haya impresionado. Creo que tendrá algunos apuntes admirables en verso o prosa; o una obra de mayor aliento. Carezco de noticias suyas; no sé si, actualmente, está en Florencia, Milán o en Oriente. Tal vez reciba ésta con harta demora: pero le deseo todos los triunfos y felicidades. No me olvide. Un abrazo de José M. Eguren Ha demorado ésta por no tener su dirección fija.
Barranco, 21 de octubre de 1921 Querido amigo Mariátegui: Como no sé con certeza el lugar donde se encuentra actualmente, le envío sólo estas breves líneas. Perdone la demora de esta carta; pero crea que yo no olvido a mis grandes amigos, y menos a Ud. a quien escribo con verdadero placer. Yo lo recuerdo con frecuencia, y espero recibir pronto alguna obra suya, que será maestra por su arte nativo y su conocimiento de los hombres, que ya lo tenía en estas tierras. Creo que una obra suya en estos tiempos de su vida, será muy artística; pues ha llevado Ud. el alma limeña delicada y profunda a estos ambientes magníficos de belleza. Mientras esto se cumple, envíeme sus producciones, especialmente poesías. Y reciba un fuerte abrazo de José M. Eguren
Poema manuscrito "Véspera" de José María Eguren publicado en el número 8 de la revista Amauta.
Transcripción:
Al acantilado las aves regresan, con celeste geometría. La bruma empantalla los faroles del mar, sueñan las brisas, y en el silencio aletean las obscuras causas Las aves tremen cuando cae el lucero en el flabel del mar monótono. Por lejanía dulces bateleras, puertos morados; y en la penumbra de la noche canta Amara, la que extingue la vida.