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Notas de la conferencia La agitación revolucionaria y socialista del mundo oriental

[Transcripción completa]

He explicado ya la conexión que existe entre la crisis europea y la insurrección del Oriente. El capitalismo europeo trata de sofocar la revolución social en Europa con la distribución entre los trabajadores europeos de una parte de las utilidades obtenidas en la explotación de los pueblos orientales.

Pero este plan es demasiado simplista para ser realizable. Europa ha predicado el derecho de los pueblos a la libertad y a la independencia. Y esta doctrina, de cuya propaganda los aliados han hecho desmedido abuso en la guerra, ha echado raíces en el Oriente.

Además, antes de la guerra, las poblaciones orientales tenían un respeto supersticioso por la civilización occidental. La guerra y sus consecuencias han debilitado, han casi destruido, este respeto. Europa, más que su autoridad material, ha perdido su autoridad moral. Tiene todavía armas materiales suficientes para imponerse; pero sus armas morales son cada día morales.

Finalmente, la consciencia moral de los países occidentales han avanzado también mucho. Antes los trabajadores ingleses, franceses, etc, eran más o menos indiferentes a la suerte de los trabajadores orientales. El socialismo era una doctrina internacional; pero su internacionalismo concluía prácticamente en los límites de la civilización occidental. Y los trabajadores occidentales, en buen cuenta, consideraban tácitamente natural la esclavitud de los orientales. Entonces la civilización occidental vivía demasiado orgullosa de sí misma. Era natural, que dentro de esta atmósfera, el proletariado occidental hubiera hecho del socialismo un movimiento exclusivamente europeo y del internacionalismo una doctrina prácticamente europea también.

Esto era natural también porque la doctrina socialista era un creación, un producto de la civilización occidental. He dicho, al disertar sobre la crisis de la democracia, que la doctrina socialista es hija de la sociedad capitalista y burguesa. La doctrina socialista es el fruto de los problemas de los pueblos de Occidente, es un método de resolverlos. Una solución no puede ser planteada donde el problema no existe. No existía en el mundo una solidaridad de muchedumbres explotadas sino una solidaridad de muchedumbres socialistas.

Ahora esto se ha modificado. Los leaders socialistas perciben la maniobra del capitalismo que busca en las colonias los recursos y los medios de evitar o retardar la revolución en Europa. La III Internacional inspira su táctica en esta nueva orientación. Muchos socialistas han polemizado por esta cuestión colonial. Han objetado a la III y la cooperación que presta a la emancipación política de las colonias.

En Halle, Zinovief decía: "La II internacional estaba limitada a los hombres de color blanco; la 3a no divide a los hombres según su color. Si vosotros quereis una revolución mundial, si quereis liberar al proletariado de las cadenas del capitalismo, no debeis pensar solamente en Europa. Debeis dirigir vuestras miradas también al Asia. Hilderfing dirá despreciativamente: ¡Estos asiáticos, estos tártaros, estos chinos!. Compañeros, yo os digo: una revolución mundial no es posible si no ponemos los pies también en el Asia. Allá habita una cantidad de hombres cuatro veces mayor que en Europa y estos hombres son oprimidos y ultrajados como nosotros. ¿Vamos a aproximarlos, a acercarlos al socialismo o no debemos hacerlos? Si Marx ha dicho que en una revolución europea sin Inglaterra se parecería solamente a una tempestad en un vaso de agua, nosotros os decimos, oh compañeros de Alemania, que una revolución proletaria sin el Asia no es una revolución mundial. Y esto tiene para nosotros mucha importancia. También yo soy europeo como vosotros; pero siento que Europa es una pequeña parte del mundo. En el Congreso de Moscú hemos comprendido qué cosa nos faltó hasta ahora en el movimiento proletario. Allá hemos sentido que cosa es necesaria para que arribe la revolución mundial. Y esta cosa es: el despertar de las masas oprimidas del Asia. Yo os confieso: cuando en Baku vi centenares de personas y de turcos entonar con nosotros la Internacional sentí lágrimas en los ojos. Y entonces oí el soplo de la revolución mundial"

La III Internacional no ha querido ser exclusivamente europea y americana. Al congreso de fundación asistieron el partido obrero chino y la unión obrera coreana. A los siguientes han asistido persas, turkestanos y otros pueblo de Oriente, al cual concurrieron delegados de veinticuatro pueblos.

Bajo estas presiones, los mismo reformistas, han concluido por interesarse mucho más de la cuestión oriental. Esta actitud nueva cohíbe a las grandes capitalistas a emplear contra el Oriente la fuerza de las expediciones guerreras. Así vimos el año pasado que Inglaterra, desafiada por Mustafá Kemal, no pudo responder a ese reto con operaciones de guerra. Igualmente hace tres años vimos al proletariado italiano oponerse a la ocupación de Albania. Estos hechos revelan una situación nueva en el mundo.

Esta situación nueva puede resumirse en tres observaciones: 1a: Europa ha perdido considerablemente su autoridad material para sojuzgar a los pueblos coloniales. 2a. Europa ha perdido, sobre todo, su antigua autoridad moral sobre esos pueblos. 3a. La consciencia moral de los pueblos europeos no permite ya al régimen capitalista una política brutalmente conquistadora y guerra en Oriente.

Existen por ende las condiciones históricas, los elementos políticos necesarios para que el Oriente se libere.

El fenómeno sustantivo de la agitación en Oriente es la resurrección de Turquía. La resistencia de Turquía es una expresión de la fuerza de los factores morales y psicológicos en la guerra. Turquía salió de la guerra deshecha. Se anunció sus expulsión de Europa. Wilson la declaró extraña a la civilización europea. Inglaterra suscribió este concepto. Se impuso a Turquía una paz dura en Sevres. Mustafá Kemal dio una nueva alma a Turquía. Derrotó a Turquía. Retó a Inglaterra. Y Europa se vio obligada a negociar la paz en condiciones consideradas para Turquía.

La India, vasto país, se agita también. La represión inglesa. Gandhi y su predicación de la resistencia pasiva. La nueva tendencia gandhina revolucionaria. El movimiento socialista y sindical en la India.

El Egipto reclama su independencia. Inglaterra la condiciona y la regatea tenazmente. Pero el Egipto sigue agitado.

La misma agitación reina en Persia.

Se desarrolla en Corea, en la China, en el Japón, el movimiento clasista.

Todo el mundo oriental está de pie. Soplan vientos de fronda para la dominación europea. A nosotros nos toca interesarnos por esos acontecimientos por la analogía de nuestra situación con la de algunas naciones coloniales. Económicamente somos coloniales. Algunas características étnicas nos aproximan al Oriente. A nuestra razón, como a la Turca, le falta acaso capacidad imaginativa y teorética. Es dulce, es resignada, es sufrida. Somos más asiáticos que europeos.

José Carlos Mariátegui La Chira

Los votos del congreso nacional hindú. El gobierno de Nanking contra la extraterritorialidad

Los votos del congreso nacional hindú
Habría que ignorar toda la historia de la lucha del pueblo hindú por su independencia nacional en la etapa que comienza en 1918, para sorprenderse del voto del Congreso Nacional de la India reunido en Lahora. El Congreso Nacional, al que las declaraciones británicas tratan de restar autoridad ahora porque ha cesado de ser una asamblea de espíritu colaboracionista, auspiciada semi-oficialmente por los funcionarios del Imperio, no ha llegado a este voto, sino a través de una serie de experiencias, determinadas por el movimiento de las masas. El primer paso positivo de esta asamblea hacia la emancipación de la India fue el de establecer en 1916 el acuerdo entre mahometanos e hinduistas. La corriente nacionalista revolucionaria dominó en 1918 en el Congreso en forma que parecía enunciar una decidida lucha por la emancipación. Pero era esa la época irresistible creciente del gandhismo. Las masas estaban bajo la sugestión del Gandhi, que se proponía obtener el triunfo de la causa swarajista mediante la desobediencia civil. Repetidas veces se aplazó la aplicación de esta medida, destinada, no obstante su carácter pasivo, a conducir al pueblo hindú a un conflicto abierto con sus opresores. Pero este efecto disgustó el Gandhi, a quien las primeras escenas de violencia disgustaron como un horrendo pecado. En los años siguientes a 1922 el gandhismo tomó el carácter de una experiencia mística más bien que de un movimiento político. Pero el anhelo de libertad vigilaba en las masas y la lucha de clases aseguraba la participación activa y resuelta del proletariado en la batalla por la independencia, que adquiría de este modo un sentido económico-social. Los elementos de la burguesía hindú, partidarios de una reforma moderada que entregase a su clase el poder, dentro del Imperio británico, creyeron que era el momento de buscar una fórmula transaccional. Mas la presión de las masas no dejaba de actuar sobre los debates del Congreso Nacional y sobre el partido swarajista. I la reivindicación de la independencia completa se afirmó victoria en su reunión de diciembre de 1927. Un año después, el Congreso limitaba a un año el plazo dentro del cual aceptaba la autonomía dentro del Imperio. No debe olvidarse que los dos últimos años han sido de agitaciones de masas: a los movimientos huelguísticos de Bombay y Calcuta siguieron en 1928 las demostraciones hostiles con que fuera recibida la comisión británica presidida por Mr. John Simon.
Hoy el Congreso Nacional, a propuesta de un leader como el Mahatma Gandhi a quien nadie tachará sin duda de violento, ha proclamado la independencia absoluta de la India, porque a esto la comprometían, en términos perentorios, sus propias anteriores deliberaciones y porque en este sentido se pronuncia, con energía cada vez más visible, las clases trabajadores y campesinas. Los ingleses fingen subestimar el valor de este voto, con argumentos tan superficiales como el de que este Congreso carece de facultades legales. Evidentemente, no es compatible con el régimen colonial que pesa sobre la India el funcionamiento de un parlamento del pueblo hindú de reconocidos poderes legislativos. [Pero este] Congreso no por eso representa menos a las masas hindúes. El imperialismo [se] apresta, por eso, a resistirlas en las fábricas, en las ciudades [industriales], que serán los centros principales de la lucha revolucionaria. I la izquierda reclama la movilización inmediata de los sindicatos obreros.
El Congreso ha resuelto el boycott de las legislaturas provinciales. A estos burlescos consejos legislativos de provincias se reducía la participación que la constitución vigente de la India, implantada en 1919, concedía a los hindús en la administración de su país. Su función es puramente consultiva, por lo que estuvieron siempre boycoteados por los nacionalistas. El número de electores es, además, conforme con la ley, muy restringido. Con estas asambleas [serán] boycoteados los cuerpos que asisten al gobernador en la administración [de] cada ciudad una de las nueve provincias de la India, pero cuyas decisiones pueden [ser revisadas] y contrariadas por el Virrey, suprema autoridad.
El propósito de prolongar las sesiones del Congreso, que conforme a la costumbre debería terminar sus labores el 19 de enero, es un dato significativo de la intención de la asamblea de no detenerse en la proclamación platónica de la independencia de su país.

El Gobierno de Nanking contra la extraterritorialidad
Otro aguinaldo para el imperialismo británico en particular y para las potencias beneficiadas por el régimen de extraterritorialidad en general, ha sido la abrogación de esos privilegios por el gobierno de Nanking. No hay que ver, por supuesto en este acto, un signo de la voluntad revolucionaria del gobierno de Nanking de poner en práctica el programa nacionalista que Chang Kai Shek renegó desde su golpe de estado. El derecho de extraterritorialidad, -que sustrae a los súbditos de los más poderosos Estados del mundo, con excepción de la URSS que renunció expresamente a todos estos privilegios, responsables de un delito cualquiera a la acción de la justicia china y coloca en cambio todo acto en daño de sus intereses bajo el fuero de sus propios jueces,- irrita y ofende profundamente al [pueblo] chino. Todas las ofensivas que ha tenido que afrontar hasta hoy el [gobierno de] Nanking, contra el cual una parte de China sigue en armas, [reconocen su] origen en el abandono de los principios de la revolución por Chang Kai Shek y sus colaboradores. César Falcón, comentando la situación del gobierno de Nanking, observaba recientemente que si el gobierno británico hubiese aceptado negociar sobre la extraterritorialidad, lo habría reforzado. Negándole toda chance en esta reivindicación, lo disminuía y debilitaba ante el pueblo. Las insurrecciones encontraban un terreno favorable.
Son, pues, razones de política interna, las que mueven a Chang Kai Shek a batirse por la extraterritorialidad. Su declaración ha sido posible, porque una profunda exigencia de las masas la demanda desde hace mucho tiempo. Este hecho es garantía de que la China no retrocederá en la resolución adoptada. La extraterritorialidad está en crisis definitiva. Su anulación forma parte del proceso de la lucha anti-imperialista de la China.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira