Aspectos Sociales

Taxonomía

Código

05.03.04

Nota(s) sobre el alcance

  • SOCIEDAD

Nota(s) sobre el origen

  • OECD Macrothesaurus

Mostrar nota(s)

Términos jerárquicos

Aspectos Sociales

Términos equivalentes

Aspectos Sociales

Términos asociados

Aspectos Sociales

35 Descripción archivística results for Aspectos Sociales

35 resultados directamente relacionados Excluir términos relacionados

Carta a Moisés Arroyo Posadas, 9/9/1929

Lima, 9 de setiembre de 1929
Estimado compañero:
Recibí oportunamente su carta del 16 de agosto, así como sus cuartillas sobre la comunidad de Pancán. Muy bien, sus noticias y su labor.
Enviaré para La Voz del Obrero la colaboración que se me solicita. Es necesario que Uds. orienten lo mejor posible ese periódico. Hay que ser más concretos en las tribunas de clase. Sería muy interesante que se acotase, con observaciones de la realidad local, nuestro esquema de tesis sobre el problema indígena.
En breve le enviaremos copia de la tesis de Ravines y sus compañeros. A propósito, le encargo la organización de una pequeña colecta para contribuir a los gastos de viaje de nuestro compañero, próximo a regresar al Perú. No importa la modestia del óbolo.
Hay que trabajar incansablemente por propagar y sostener nuestro quincenario, cada vez más cerca del sentimiento y reivindicaciones de las masas. No se debe cambiar una palabra con un obrero campesino, sin recordarle la voz de orden: propaga Labor, ayuda a Labor.
Le he enviado últimamente unas copias que espero le hayan llegado ya. Le adjunto hoy copia de una carta al comp. E. que Ud. se encargará de hacer llegar a sus manos. También copia de una carta de Martínez de L.T. en que trata varias cuestiones.
Espero sus noticias y lo abrazo fraternalmente
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Ernesto Reyna, 13/3/1930

Huarmey, 13 de marzo de 1930
Sr.
José Carlos Mariátegui.
Lima
Muy estimado compañero:
Como le decía personalmente, no he recibido las cartas que me anunciaba haberme enviado. El compañero Sal y Rosas pasó de largo, dejándome una tarjeta explicatoria, la distancia del pueblo al puerto fue el motivo, de no haberme buscado. Le contesto a Huaraz, reclamando el dibujo de Sabogal, que para mí es un recuerdo valioso, por tratarse del original de un pintor de la talla de Sabogal, y haber servido para la carátula de mi libro primicial.— Juan Luna, me dicen que se encuentra enfermo en Supe, y que por esa causa no ha podido entregarme la carta que me remitía Ud. por su conducto. En mi anterior del 20 de diciembre que se ha extraviado, y que la supongo en manos de la Policía Secreta, le decía que estaba organizando nuestro partido en ésta. Entre otras cosas le decía lo siguiente: “Hay que terminar con la inmoralidad política, que como un cáncer ha estado royendo los organismos burgueses. Las masas tienen un instintivo recelo al Gobierno: Desde González Prada hasta el último ciudadano, dicen: “los que gobiernan son unos ladrones”. Ante esta marca de fábrica de la rapacidad burguesa, y divisa heráldica de la aristocracia, la Dictadura del Proletariado debe poner en sus actos, no sólo una honradez acrisolada, sino ir hasta el heroico desprendimiento. Sobrios como espartanos, pobres como filósofos. Ofrendando su vida y riqueza a la República. —Como parte del programa de gobierno se debería sentar lo siguiente: “El enjuiciamiento de todos los anteriores gobiernos burgueses, y confiscación, de hecho, de la mitad de sus riquezas.— 2.-Prohibición absoluta de mover sus capitales del país, y de ellos mismos, de retirarse a despilfarrar sus energías y capital en el extranjero. Obligarlos a trabajar y poner en movimiento el Capital, so pena de íntegra confiscación por el Estado, y reclusión personal en sanatorio de vagos. —El partido por su parte se impondría: 1.— Los Gobernantes no podrán disfrutar cuantiosas fortunas.— El Estado dará al Gobernante lo necesario para una vida confortable.— Toda la fortuna particular de los Gobernantes será propiedad del Estado.— El Estado velará por la familia de los gobernantes y asegurará su futuro. 2.—Serán prohíbidos, los banquetes y fiestas miliunochescas de los Gobiernos burgueses.-Las fiestas del Proletariado serán sobrias y bellas, con la modestia de una república pobre. 3.-Todo fausto y gala será prohíbido por vanidad, y sí, se protegerá la belleza en sus múltiples formas.— También le decía que como un plan del Partido en el caso problemático, que se levantase en armas contra el actual gobierno, un representante de la casta oligárquica, pardista o militarista, luchar moralmente contra ellos, por ofrecer el Gobierno de Leguía mayor seguridad para el país. Pero, si del seno del Partido, surgiese el poder (sin mácula, ni traición) irnos contra todos los poderes constituidos.
Salude cordialmente al grupo de Washington Izquierda, y Ud. reciba un afectuoso saludo de su leal amigo
Ernesto Reyna
Siendo escritor por temperamento, no me puedo sustraer a la atracción de la literatura. Le incluyo un escrito, trata de las lagunas de Llanganuco, que están al pie del Huascarán, estas lagunas fueron motivo pictórico de Teófilo Castillo.
R.

Reyna, Ernesto

Carta de Waldo Frank, 30/12/1929

[Se ha respetado la grafía del original]
New York, 30 de diciembre de 1929
Muy querido hermano.
Acabo de llegar; no me he acostumbrado todavía a mi propio país ni a la vida humana que encuentro aquí. Me es difícil hablar, y escribir. Ya está empezando el proceso de digerir todo lo que me ocurrió, todo lo que he aprendido en su América. Voy a dedicarme a esta tarea, y a la de escribir el libro que debe ser el fruto de mi viaje, y justificarlo, enseguida. Una tarea honda, larga, dificilíssima. Todo el año 1930 no bastará, tal vez, a acabarla. Felizmente, he ganado bastante dinero para poder esconderme lo necesario, y para dedicarme sin interrupción a la obra. Procuraré hacer un libro constructivo —un libro de vida y de acción.
Querido José, no sabes —no puedes saber cuánto mi conocimiento con ti me vale— y me nutre. Es el “climax” de mi viaje. Cuando mi solitaria vida aquí me asuste demasiado, pensaré a ti, a tus amigos, a este conjunto hermoso que tu espíritu ha creado en el Perú. Mientras tanto, he escrito dos veces a Glusberg, diciéndole la importancia de lograr tu visita a B. A.—la importancia verdaderamente americana. Y he escrito lo mismo (dos veces) a Victoria Ocampo, quien podrá tal vez ayudaros. Ella se marchó a París: pues mi comunicación con ella, cuando llegue ella, no será tan larga.
No puedo escribir una verdadera carta: como he dicho, me es necesario el silencio. Esta vuelta al Hecho Americano, después de mi gran viaje en el país de las ideas, es penosa, naturalmente. Comprenderá, como entiendes todo.
Know, dear friend, that in the deepest sense you are my brother, and that you have my love (also in the deepest sense) forever.
Mis cariños a Sra. Mariátegui, a Leguía (el bueno), Sánchez, a Sabogal, a Julia, a todos, a todas... Qué recuerdo maravilloso me han dado, para siempre.
ti hermano
Waldo Frank
Los envíos no me han logrado —ni cortes, ni libros.
Jan. 12.
P.S. 12 de enero. Mucho trabajo en dos semanas! Ya tengo el plan de mi libro sobre América hispana. Esto me espantó lo más —crear una forma que articulara la complejidad viviente de Hispano-América, en sus facetas de cultura moderna, americana y mundial. Creo que esta primera etapa de la obra ya existe. Voy a dar todo el año 1930 (a lo menos) al libro.

Frank, Waldo

Carta de Antonio Caballero Cabarcas, 23/11/1929

Cartagena, 23 de noviembre de 1929
Al camarada José Carlos Mariátegui.
Lima (Perú).
Querido camarada:
Estos renglones fraternales y entusiastas, os llevan un férvido saludo clasista que tiene toda la fragancia de la sinceridad Revolucionaria.
Con una rapidez vertiginosa, al volar de la máquina, edifico —si no es forzada la expresión— estas líneas.
Con motivo de los pronunciamientos Revolucionarios de los últimos días de agosto postrero, la burguesía gobernante se empeñó en que yo tenía responsabilidad en la dirección intelectual de aquellos movimientos insurreccionales, y, con tal fundamento fui encarcelado. La cárcel es centro de amor y de coraje. Es centro de amor, de vibración, porque allí se aprende a conocer los dolores torturantes de todos los martirizados. Y es centro de coraje, porque se aprende a odiar esta sociedad de los bandidos mandarines y de los verdugos explotadores. Las persecuciones de que he sido objeto, han tenido la virtualidad fecunda de intensificar en mí el espíritu de lucha y de Revolución.
Estoy en libertad mediante fianza carcelera. He recibido Siete ensayos de Interpretación de la realidad peruana, con vuestra galante y delicada dedicatoria. E igualmente he recibido a Amauta. Hoy he principiado a hojear vuestro libro Siete ensayos de Interpretación de la realidad peruana, y —a primera vista— he advertido que es una obra de alto valor social.
Soy estudiante. Acabo de perder el año de estudio por haberse verificado los exámenes durante mi cautiverio. Desde la cárcel no dejé de lanzar proclamas y de redactar manifiestos. En el presidio se creó un ambiente de simpatía, y, si no se me excarcela, la cárcel habría sido muy pronto un centro de vibración Revolucionaria.
Ya he comenzado la labor de reorganización de los sindicatos obreros, y, pronto tendré formado un excelente censo de suscriptores de Amauta. Con el elemento intelectual y su congénere el elemento estudiantil no se cuenta aquí para nada. Los estudiantes e intelectuales cartageneros están más envilecidos que las rameras y los chulos de prostíbulos. Esos elementos son enemigos mortales de las ideas comunistas.
Os encarezco conseguirme en esa ciudad un ejemplar de la obra de John Reed titulada Cómo subieron los bolcheviques al poder. La espero, certificada, a vuelta de correo. También, si podéis, espero me remitáis Senda Roja de Álvarez del Vayo. La policía política de Cartagena, me decomisó mi biblioteca no escapándose ni mis libros de estudio. Espero los libros que os pido a vuelta de correo.
El camarada Bernardo Rejtman vino ayer de Calamar —población situada a orillas del Magdalena y unida a esta ciudad por ferrocarril— a conferenciar conmigo. Hablamos largamente sobre vuestra personalidad de escritor vanguardista. Me recomendó deciros que os envía un cordial abrazo.
No dejéis de remitirme, con las certificaciones indispensables, los números de Amauta dados a publicidad últimamente.
Os ruego darme los nombres de los estudiantes Revolucionarios de esa ciudad.para establecer relaciones intelectuales.
Espero vuestras letras a vuelta de correo. Pronto escribiré algo para Amauta.
Con saludos proletarios,
Antonio Caballero Cabarcas

Caballero Cabarcas, Antonio

Carta de Ramón Alzamora Ríos, 17/10/1929

Santiago, 17 de octubre de 1929
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima
Estimado amigo:
Pronto le escribiré sobre la verdadera situación del país. Estoy estudiando en el terreno las cosas, apartándome de toda versión de amigos y compañeros.
Le incluyo el reportaje que fue [...] El Mercurio de Valparaíso y que reprodujo el de Santiago. Además, le remito la carta particular que nos envía un muchacho empleado de Arica, en la cual se refiere a un artículo suyo publicando en la revista Mundial.
Hasta la fecha no nos ha presentado a la Cámara. Debe hacerlo en la primera sesión de reapertura, que posiblemente sea el [...] del presente.
Lo abraza su compañero.
R. Alzamora.
P.D. Saludos para el comp. Martínez de la Torre.
Dirección: Ramón Montero
Calle Cuevas No 1139
Santiago.

Alzamora Ríos, Ramón

Carta de Luis A. Rodríguez O. (Luis de Rodrigo), 15/4/1929

San Francisco, 15 de abril de 1929
Sr. José Carlos Mariátegui.
Lima.
Querido y recordado compañero:
Sentí de veras no haberle podido ver cuando estuve de paso por ésa. Cierto día en que fui a su casa, un simpático pequeñuelo —creo que sería Sandro— salió a mi encuentro, indicándome que Ud. en ese momento se encontraba muy ocupado, atendiendo a algunas personas.
Preocupaciones de todo orden, a cual más duras y aplanantes, me impidieron luego volverlo a buscar. Enseguida partí para esta ciudad saxoamericana donde el proceso de mi vida adquiere un viso álgido. No he tenido, pues, la suerte de cumplir uno de mis más vivos deseos al llegar a Lima: presentarle el testimonio de mi admiración personal y darle un fuerte, un cordial abrazo. Pero juzgue mi afecto, compañero, a través del que ahora le envío con estas líneas, hilvanadas apenas las faenas de esta aplastante vida yankee me dejan un respiro.
Después de algunos contrasuelazos y volatines, he caído en El Imparcial, semanario de habla hispana en San Fco. Figúrese una publicación de mentalidad específicamente burguesa e ingenuidad provinciana, pero sin el arresto limpio, fuerte e inteligente de nuestro provincialismo, por ejemplo. Desde el primer momento traté de hacerlo virar hacia la izquierda, aunque fuese lubricando sólo un tanto los ejes de orientación; pero lamentablemente el cartaginés del propietario echó por tierra mis planes. En comentarios rapidísimos, sin embargo, he lanzado algunas flechas incendiarias y por cualquier resquicio soplaré mi pólvora.
La posición del periódico es estratégica: defensa de los intereses de las colonias de habla castellana —españoles e hispano-americanos; en su mayor parte mexicanos estos últimos— frente a la hostilidad rubia; pero ni el hebdomadario sabe ni quiere sacar partido de su situación ni aquellas colonias tienen la menor consistencia solidaria.
Entiendo que aquí hay alrededor de 20,000 mexicanos; y créame Ud., compañero, actúan y se mueven en tal forma, piensan de tal manera que son capaces de socavar la fe del hombre mejor templado. La pasión política y disgregación de conciencia son tales, que allá donde se juntan dos mexicanos hay una revolución cargada de dinamita. Tal vez sea la energía desviada de la raza destinada a fecundas creaciones con abonos de sangre; pero mientras se corta las arterias, el Tío del Mundo se nutre de sangre azteca y ríe a caquinos de la opereta democrática, de los miles de generales presidenciables, de las cien revoluciones por minuto, etc., etc.
Y aquí se conocen datos ciertos de que todos esos que se presentan con la aureola apostólica antiimperialista, caen secretamente de rodillas ante la Secretaría de Estado yankee implorando ayuda y misericordia.
A título de referencia aquí le presento dos casos: poco antes de que yo llegase, Vasconcelos ofreció una conferencia, creo que en el Liberty Theatre situado en Broadway, centro de concentración latina. Se imaginará Ud. que una imponente multitud de nuestra raza acudió a escuchar al líder. ¡Admírese, compañero! El público estuvo compuesto escasamente por doscientas personas. De éstas la mayor parte fueron suramericanos; y de éstos —consuela decirlo— la mayor parte fueron peruanos.
Poco antes de producirse la revolución de los Escobar, Aguirre, etc., un buen día apareció en el Examiner —uno de los tantos órganos del cínico Hearst— un artículo en que señalaba la necesidad imperiosa y urgente de “adquirir” la Baja California, sobre todo por razones estratégicas, tanto para la defensa del Canal de Panamá como de los estados saxoamericanos del Pacífico. Como aquí se siguen paso a paso los planes de Inglaterra, no hay duda de que The Low California pasará a la Unión Saxoamericana el día menos pensado, y todavía con el asentimiento de muchos, muchísimos mexicanos. ¡Y lo de Sandino y lo del Canal de Nicaragua! Vea Ud.: he conversado con muchos nicaragüenses y el 99% opina que Sandino no es más que un vulgar salteador de caminos...
Hay para jamás acabar. Cuando esté más tranquilo, ordenaré mis notas y tendré el gusto de mandarle algunos artículos sobre estos puntos, para Amauta. Poseo ya extensas observaciones sobre la vida yankee que sucesivamente le haré conocer.
No me traje más que un número de Amauta, del cual me estoy valiendo para hacer conocer el mérito y orientación de la revista entre mucha gente de ésta; poniendo de relieve, al mismo tiempo, la destacada y beneficiosa labor intelectual de Ud. Le quedaría reconocido si, por lo pronto, me enviase, con la dirección que más abajo le indico, siquiera un ejemplar de cada número. Al mismo tiempo me interesa conocer y hacer conocer en ésta su libro 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. ¿Podría Ud. mandármelo?
Luego le enviaré algunos poemas míos para que me haga la merced de publicarlos. Felizmente acá recibo Repertorio Americano y esto me salva un tanto de la mediocridad y estulticia ambiente.
Ya ve, compañero, que mantiénese firme mi solidaridad ideológica y espiritual con el grupo de Amauta —Espero que no olvide que estoy en acecho captador de muchos aspectos de problemas que nos preocupan. Nuestra conexión es, pues, de verdadera importancia para la causa en que militamos. Saludos a todos los compañeros.
Lo abraza fraternalmente
Luis A. Rodrigo
Mi dirección:
Luis A. Rodríguez O.
1027 Pacific Street.
San Fco.. de Cal.
U.S.A.

Rodríguez O. Luis A. (Luis de Rodrigo)

Carta de Baldomero Sanín Cano, 21/3/1929

Bogotá, 21 de marzo de 1929
Señor Don
José Carlos Mariátegui
Lima
Mi excelente amigo:
Estoy en deuda con Ud. No puede figurarse el placer tan grande que me ha proporcionado la lectura de su invaluable volumen de Siete ensayos de Interpretación de la Nacionalidad Peruana. A más de ser un análisis fecundo de la vida de ese pueblo tan interesante, tan lleno de alternativas, es una obra de justicia del punto de vista americano y del de la moral universal. Es una vindicación razonada, “Materialista”, como Ud. dice, y antirromántica de una clase social y de un principio. El caso del Perú que Ud. describe y desmenuza con tan agudo sentido histórico y con tan estrecho contacto con las realidades es el de algunos departamentos de Colombia. Para los pocos que aquí nos ocupamos en el estudio de esos problemas su libro es un derrotero, a trechos es una revelación.
Movido por los mismos sentimientos de equidad que Ud., tampoco soy criollista en el sentido estrecho que los literatos y algunos filósofos americanos (libreamericanos) le dan a este concepto. Mi educación oficial, tuve que rehacerla al comprender lo falso e incompleto de su contenido al llegar a la edad madura. Si a esa edad no hubiera pasado 16 años de mi vida en Europa, tratando de rectificar las nociones recibidas en la escuela y en los colegios y de corregir la experiencia de muchos años de lucha en este país, yo sería un ente todavía más incompleto de lo que soy. Me siento como Ud. occidental, aunque profundamente “libreamericano”.
Son muy atinados sus juicios literarios, de los cuales hay algunos que aprecio sin conocer la obra de los autores a quienes se refieren. Los que tratan de autores que me son conocidos me parecen muy bien fundados. En todos ellos la doctrina es amplia, desinteresada del punto de vista literario y bellamente expresada. La expresión es la virtud predominante del libro: hay una claridad, un desembarazo, una sencillez que cautivan al lector y le dan realce al pensamiento. Su bella manera de escribir justifica aquella definición de Oskar Loerke: “Der Geist des Stoffs heisst Form”.
Recibí también los números de Amauta y de Labor que ha tenido la gentileza de enviarme. La obra que Ud. realiza en esas dos publicaciones impone admiración y respeto por la tenacidad del empeño y por la fe de que dan testimonio en la exposición de la doctrina. Reciban Ud. y sus colaboradores el aplauso más sincero, nacido de mi deseo y de mi incapacidad de imitarlos. Mi país pasa en estos momentos por un período de achatamiento en lo ideal, que debe asemejarse mucho a la represión causada en el Perú, según Ud. la analiza, por la fiebre del guano y del salitre. Media una diferencia. Aquel estado provenía en su patria de una prosperidad efectiva que resultó efímera, el estado actual de Colombia es más peligroso porque se funda en una esperanza: ha sido designado con gran precisión en mi sentir con el título de “prosperidad a debe”. La frase de Jaurès citada por Ud. acerca de la incertidumbre de la prosperidad industrial en estos días de adelanto inesperado en la técnica, es para nosotros una amenaza.
Su libro es una obra libreamericana de valor incontestable por la enseñanza que contiene y es, por la forma, de una eficacia cautivadora. Reciba mis felicitaciones y crea en la amistad y en la admiración de
B. Sanín Cano

Sanín Cano, Baldomero

Carta a Artemia G de Falcón, 24/1/1924

Londres, 24 de enero de 1924

Querida madre:

Te adjunto un artículo para Mundial. Supongo que habrán publicado los anteriores y que te los habrán pagado puntualmente. Yo no descuidaré mandarte los dos que debo escribir cada mes.

No hagas caso de lo que te digan sobre mi situación en Europa. Nadie la conoce mejor que yo y si algo me ocurriera, a ti sería la primera que se lo diría. Aquí no se vive como en el Perú. No se deporta así no más a nadie ni yo doy motivo para que lo hagan conmigo. Eso que te ha dicho Mariátegui es una tontería. Está perfectamente tranquila y creo que en cuanto pueda, creo que no será más allá del año próximo, iré a Lima, aunque no sea más que a pasar uno o dos meses contigo.

En estos días he leído en los diarios que han estallado cuatro bombas ante el palacio de gobierno. También dicen que han apresado a más de doscientas personas. No sé si entre estás estará Mariátegui y Valle y si uno de los periódicos que han suspendido es la revista que ellos se proponían publicar. Espero nuevas noticias.

Me parece una tontería de Alicia querer tomar una casa de alquiler superior a nuestros recursos. Es necesario que se convenza, ella y todos mis hermanos, de que nosotros somos muy pobres y debemos vivir de acuerdo con nuestra pobreza. Busca en el día un departamento barato y limpio, que cueste lo que puedas pagar, y múdate. Es preferible vivir en una casa pobre y tranquila a aparentar estúpidamente una situación que en realidad no es la nuestra. Estas cosas no debía ni decírtelas. Espero que ninguno de mis hermanos insistirá en su propósito.

Todavía no ha llegado el café.
Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo muy cariñosos para ti.

César.

Averigua en el correo por mis cartas, porque después de la fecha que tú dices yo te [he] escrito varias veces, certificadas o no. Me resisto a creer que se roben las cartas que te dirijo. Pero si ocurre así, tomaré inmediatamente las medidas necesarias para evitarlo. Dime enseguida lo que haya en este asunto.

Falcón, César

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), 11/1/1929

Puno, 11 de enero de 1929
Querido compañero Mariátegui:
Anduve lleno de múltiples atingencias en estos días, a punto de haberme visto privado casi siempre del tiempo necesario para atender a mi correspondencia.
Los primeros minutos los dedico a usted, para desearle un nuevo año repleto de esperanza y para agradecerle el obsequio de Siete Ensayos, cuya lectura, ciertamente, ha sido mi mejor regalo de estos días. Ya sé yo que es mucho lo que se tiene que aprender en sus enseñanzas y por ellos mismo es que anhelo una continuada bienandanza en su salud.
Algo que me ha llamado fuertemente la atención, es la prescindencia que hace de Alejandro al ajustar un momento de nuestra literatura. Veo que alcanza usted a Mamani y olvida por modo sorprendente el papel histórico de Ande en nuestras letras, y en nuestras letras cuando vienen a representar un síntoma político. Juzgo, en todo caso, que usted ha omitido involuntariamente la crítica de "Ande" y de su tendencia, ya suficientemente generalizada y valorizada para que sea posible olvidarla.
Desgraciadamente estoy en deuda con usted. Y ahora creo que se concluye mi paciencia. Los agentes de provincia toman a broma mis circulares, y me obligan esta vez más a cancelar yo sus deudas como ya la vez pasada ocurrió. Así, lamentando el fracaso de mis entusiasmos, tengo que optar por una resolución definitiva, que le ha de comunicar Martínez.
Un gran abrazo de su compañero y crea siempre en su admiración y cariño.
Churata

Nota: Le envío certificados libros que para usted mandan Pablo de Rocka y su mujer, Winet.-ale

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

Carta de César Miró, 21/11/1928

Buenos Aires, 21 de noviembre de 1928
mi querido josé carlos: —con gran alegría he visto el renacimiento de nuestra Amauta; conste que —de acuerdo con este formidable editorial— digo “renacimiento” y no “resurrección”; ya cuando creía realizada la frase incompleta de unamuno, nos ha llegado su mensaje como un claro génesis de esperanzas nuevas. “amauta no podía morir” teniendo al frente un capitán como ud. —mi entusiasmo por todo josé carlos.
intensifico mis actividades intelectuales. trabajo activamente al lado de seoane que ha sido nombrado secretario general de la unión latino-americana y director de “renovación”. dentro de pocos días saldrá el primer número trabajado por nosotros— pronto estará listo mi libro que he titulado “las 3 canciones del mahuaré” y preparamos además seoane y yo una exposición de poetas revolucionarios del perú, que editaremos posiblemente en marzo.
camarada: amauta inicia un resurgimiento en nuestra labor revolucionaria. el problema indígena, que ud. ha resuelto en forma tan clara en el prólogo de “tempestad en los andes”, es indudablemente el punto de partida en la revolución social. pese a la estupidez de nuestros manchegos, amauta ha continuado su defensa del indio. mientras tanto, hacer campaña contra el imperialismo capitalista del norte, es dirigir nuestro índice hacia la dictadura dominante. actualmente se agita en buenos aires la protesta por el crimen que comete la libertad con ese puñado de valientes nicaragüenses. sandino es una bandera más. el imperialismo siente ya la amenaza viril de los pueblos del sur. la civilización yanqui, que ha adquirido idéntica fisonomía a la de la alemania del 14, está próxima a iniciar su decadencia. optimismo?
a anita un saludo muy afectuoso de parte mía. un cariño a sus chicos. para ud. de nuevo mi entusiasmo por el triunfo.
lo abraza
Miró
césar alfredo miró quesada.
bolívar 65. - buenos aires.

Miró, César (César Alfredo Miró Quesada)

Carta de Emilio Vásquez,15/10/1928

Ilave, 15 de octubre de 1928
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima.
Dirección de Amauta.
Grande y querido amigo:
Creo que me siento en el derecho de llamarlo así, toda vez que me considero colaborador suyo en la obra que tan afanosamente llevamos a cabo, a fuer de tantísimos sacrificios. Es un maestro normal de indios quien le habla de esta manera.
Desde cuando era estudiante primario, he seguido con vivo interés y creciente simpatía, la obra de bien que Ud. lleva adelante, y que la nueva generación, a pesar de la especulación del Estado, de burgueses, practica sobre sus éxitos. Es practica sobre sus éxitos. Esto, desde luego, ni nos amilana ni puede hacernos retroceder de la línea de combate; más bien nos reconforta. Felizmente nuestros recursos no se agotarán. La reacción será general, ampliamente decisiva. Todos los que hacen porque la Revolución sucumba, no hacen más que inyectarnos de mayores dosis de elementos energéticos. Alguna vez veremos al fin, a este pedazo de suelo incorporado al fraternal campo al que tratamos de llevarlo; y a sus moradores liberados de tanta iniquidad que vive.
Algunos días hace, un señor Cuentas Zavala se ha dirigido a ésa con el propósito de editar una cosa que la llama Monografía y Álbum de la Provincia de Chucuito en su Centenario. Así lo hará.— Las miras de este señor es conseguir con dicho trabajo un puesto de Legación o sopa tinta en alguna oficina pública. Los antecedentes de este individuo son tan amorales que con decirle que de estudiante universitario aparece como indigenista, y en éste su pueblo es un latifundista de baja escala, que adquiere sus terrenos exaccionando, si se quiere a balazos, creo que le digo todo. Posiblemente ha de querer aportar a la casa de Amauta, a fin de desglosar algunas páginas (así lo ha dicho), y, como es enemigo en el campo de la práctica de la revista, me permito participarle, por si pudiera constituir un hecho sorpresivo para lo posterior. Toda vez que sus ideas son sacar un provecho lucrativo con esos medios, estará Ud. conmigo, que no vale la pena ni de ser atendido. Aparece ante quienes ignoran los pormenores, como el que rinde homenaje a su suelo natal, con dicha Monografía, pero es lo cierto que la edición ha de costearla el vecindario de Juli, Ilave, Yunguyo y demás pueblos de la Provincia.
Disculpe querido amigo mío, que me permita hablarle de esta manera, tanto más si es primera vez que me dirijo a Ud. en forma tan franca. Pero cuando queremos un Ideal, estamos los que comulgamos de él, en el deber de velar por sus fueros. Tal sucede en el presente caso. Mi estimación por Ud. y por Amauta me impulsan a hablar, como lo he hecho hoy.
Con todo afecto, de Ud. con un fraternal abrazo, desde esta lejanía, que Ud. tiene en gran estima:
Emilio Vásquez S.

Vásquez, Emilio

Carta de Tristán Marof, 6/8/1928

México, 6 de agosto de 1928
Mi querido compañero Mariátegui:
Su carta del 10 de julio la tengo en mi poder y la respondo inmediatamente con todo agrado. He sabido por algunos amigos suyos que se encontraba enfermo, y varias veces hemos lamentado su situación. Pero me alegra inmensamente la noticia que me da de que una operación feliz, tal vez, lo pondrá en condiciones mejores. Todo lo que sucede a Ud. —sus triunfos y sus dolencias nos preocupan— no por simple sentimentalismo, sino porque clavado allí en Lima, realiza una obra revolucionaria con visión clara y dentro de la realidad.
No he recibido las cartas del Mayor Helguera; posiblemente han quedado secuestradas por el amigo Roig o por algún otro. Ya sabe Ud. o se habrá dado cuenta que nuestros amigos cubanos —con rarísimas excepciones— no tienen un severo grado de responsabilidad. Solamente una carta con un recorte suyo me enviaron de La Habana a México.
Le escribo a Fernández de Castro, anunciándole que escribirá para El Diario de la Marina. Yo escribí algo sobre Ud. para el suplemento y no sé si habrá salido. Hasta me pagaron adelantado; posiblemente saldrá en números posteriores si hasta ahora no ha salido.
Me tiene Ud. instalado por el instante, en este hospitalario país, tan complejo y tan interesante. No es posible escribir sobre México una línea sin vivir aquí, sin relacionarse con los medios más diversos y sin tener un espíritu de observación agudo. Los que escriben sobre México, a distancia, podrán acertar tal vez en algunos aspectos pero no en todos. Frecuentemente tengo la diversión de leer polémicas sustentadas sobre México y no hago otra cosa que sonreír. México no se arreglará ni cambiará por los buenos o malos deseos de esos señores. Estando aquí, sintiendo su vibración y la fuerza de este país, se da uno cuenta que México tiene enorme dinamismo que lo emplea cuando conviene, en el momento que es preciso. Los que analizan la ‘revolución mexicana’ como una cosa definitiva, seguramente no se dan cuenta que ella no ha realizado sino su papel histórico frente al poder feudal resintiéndolo considerablemente. Pero por este mismo hecho, este país marcha a pasos precipitados a la ‘revolución social’ proletarizando todas sus masas campesinas y obreras. Por este mismo hecho, México se encuentra a la cabeza de los países nuestros, donde el privilegio, el latifundio como entidad política, el clero, dominan en forma absorbente. Nosotros tenemos que realizar una revolución muy parecida a la de México en 1910; tal vez nuestra revolución tenga mayores contenidos sociales, mayor visión de conjunto, pero esto mismo no es sino el resultado de experiencias obtenidas sobre México.
La polémica de Urquieta —pequeño burgués intelectual, y Meneses, con su dosis de sentimentalismo, no me demuestran sino una cosa: el error de no vivir en México, de no estar enterado de la evolución económica —único factor que precipita las revueltas. Calles y Obregón —este último asesinado en un momento lamentable— no significan otra cosa que la representación de la pequeña burguesía nacional que derrotó al régimen latifundista y porfiriano que dominó a México por el espacio de más de 30 años. Pero no es posible desconocer la obra de la revolución mexicana, la interrogante que ha abierto en todos los campos, y por último, sus esfuerzos para imponerse y luchar al frente de un enemigo tan poderoso como el capitalismo de Wall Street.
Por otra parte, nuestro deber revolucionario es defender todas las conquistas que se han obtenido con la revolución y seguir adelante.
Urquieta, no sólo es un confusionista consciente —esta es la impresión que tengo yo— sino que se está cuajando en el Altiplano, al lado de don Franz Tamayo, radical lírico y mensajista. Si usted puede influir en este amigo escríbale y muéstrese disgustado por su actitud tan lejana de la realidad.
Con el mayor gusto escribiré para su revista y le conseguiré colaboraciones de valía. Voy a hablarles a los señores Bohórquez, Molina Enríquez, Diego Rivera y otros. Estoy seguro que escribirán para Amauta y le prometo enviarle inmediatamente que tenga en mi poder los manuscritos.
He dado una serie de conferencias en la Universidad y ahora me tiene Ud. de Profesor de Historia Americana en la Facultad de Ciencias Sociales. Posiblemente estaré aquí unos cuantos meses más hasta que pueda viajar a B. Aires.
He charlado largamente con Haya antes de que parta a Guatemala. Algunos puntos de vista me agradan; tal vez estaríamos de acuerdo en todo si Haya a última hora no hubiera insistido en cierto reformismo. Esta actitud ha abierto cierta pugna entre comunistas y apristas. Desde luego una cosa lamentable en un período pre-revolucionario.
No tengo aún en mi poder los números de Amauta que me dice Ud. me remite. Emplee como siempre la dirección segura: Liverpool 119.
Un saludo a todos los compañeros de su revista; y Ud. y su señora, acepten el afecto cordial de su amigo y compañero que los estima de verdad.
T. Marof

Marof, Tristán

Carta de Jorge E. Núnez Valdivia, 5/11/1927

Arequipa, noviembre 5 de 1927
Para el señor José Carlos Mariátegui.
Lima
Tengo a la vista su comunicación de 10 de octubre.
No hace Ud. referencia a una carta mía dirigida con posterioridad al 1 de octubre. Temo que se haya extraviado en el correo.
Inmediatamente que se supo en Arequipa el resultado del "complot comunista" de Lima, la autoridad política tomó las medidas del caso. Estuve escondido dos días, con motivo del artículo que publicó el número último de Amauta, sobre Nacionalismo Revolucionario. En la hora actual las cosas se han agravado. Usted seguramente tendrá noticias sobre la huelga universitaria, motivada por la negativa del estúpido Consejo Universitario de admitir a nuestros delegados Francisco Mostajo y L. Fuentes Aragón. La situación ha sido dificilísima. Actualmente nos preocupamos de la organización de un Congreso de Estudiantes peruanos. Pertenezco a la comisión de elección de temas. He propuesto ya, -porque se perfilaban ya algunas figuritas, - la supresión de las Presidencias. Nombraremos un Directir de Debate en cada sesión, corriendo el trabajo a cargo de seis u ocho secretarios. Es hora de destrozar el amor a la presidencias, inútiles y estériles.
En próxima comunicación le enviaré la nómina de temas que se discutirán en el Congreso. Pienso sentar las bases de una nueva Federación de Estudiantes del Perú, ya que se presenta la propicia ocasión de cambiar ideas entre estudiantes de cuatro Universidades.
El "Seminario de Cultura Peruana" está en lo más empinado de su obra. Para que nuestra labor no sea estéril, trabajamos actualmente por dejar establecido el Pre-Seminario. Necesitamos completa documentación de aspectos peruanos. Preparamos actualmente algunas monografías, para que posteriormente se construya la obra integral. Datos, estadísticas, números imperan en nuestra obra. Oficialmente hemos solicitado de Oscar F. Arrús, Director de Estadística, el envío de los datos que nos interesan. A Alejandro Deustua le he solicitado una nómina de autores nacionales, a fin de contar con documentación eficiente.
Ayudados por algunos estudiosos, pensamos delinear los aspectos de la demografía peruana y su conexión con la tierra. Para que sea real y verídico tan ensayo, empezaremos por el departamento de Arequipa. Contamos con el plano del departamento, preparado por Alberto Rivero, espíritu burgués, pero cuyos estudios, dentro del campo científico, son apreciables.
En las próximas vacaciones universitarias me dirijo a Puno, y si me alcanzara el tiempo, al Cuzco. Mi propósito es fijar mis concepciones sobre el problema indígena, analizando experimentalmente la organización agraria. Especialmente estudiaré el régimen de las comunidades indígenas. Esbozaré la psicología indígena.
Es posible que se financie nuestro Boletín, próximamente. Es urgente una hoja en que aparezcan nuestras conclusiones concretas. De este modo muerte el retorismo, la fraseología, Debemos seguir un método profundamente realista.
He estado en vísperas de dirigirme a Lima, con motivo de la huelga universitaria. Hubiéramos charlado largamente sobre los temas nuestros. Desgraciadamente solucionase la huelga, y estamos en vísperas de exámenes universitarios. Dedico a mis labores de Seminario tres horas diarias.
Próximamente marchará a esa el compañero Carlos Galván, que es de los nuestros y de nuestras aficiones culturales. Le dará cuenta de la obra realizada.
Podríanse organizar Seminarios en Lima, Cuzco, Puno y trujillo. El suyo dirigirá admirablemente la obra. Contamos con los Peralta en Puno, (si mi viaje a este departamento es una realidad, cuento con el establecimiento de dicho Instituto), con Orrego y Spelucín en Trujillo y Valcárcel y Uriel García en el Cuzco. Haríamos obra constructiva.
He recibido comunicación de Carlos Manuel Cox y de Marti Casanovas, simpático compañero, director de la revista "1927". Creo que la obra que realicen será muy relativa. Démonos exacta cuenta que el éxito está en la economía, el dato , el número. Aprovechemos mejor los tiempos nuevos. Mientras no sepamos cuántos somos, la organización agraria (se iniciará pronto el examen de las tierras cultivadas por propietarios, por arrendatarios y por aparceros en Arequipa), la dirección de nuestra población, etc, todo será inútil.
Podemos dirigir la actuación política de las nuevas generaciones. Si, política. Pero con seriedad, con responsabilidad histórica. La obra de nuestros Seminarios es peruana y es universal. Idealista y realista. Para el porvenir.
Mándeme una nómina de revista, asociaciones culturales, estudiosos, etc (con sus direcciones) que pueden ayudarnos en la obra. Por el sistema de corresponsales, obtendremos el dato cierto, tomado directamente de la realidad.
En el próximo número de "Sagitario" aparecerá un estudio preliminar mío sobre la Universidad Peruana.
A Haya le solicité sus libros. Recibí últimamente una nota suya, prometiéndomelos. Usted no tiene varios ejemplares?
He cumplido sus encargos para F. Pastor, A. Tinajeros y A. Peralta. Todos estamos prontos a ayudarlo en su obra. Díganos su plan y lo secundaremos incondicionalmente.
No me dice usted nada de sus salud. Como sigue Ud.?
Lo abraza fraternalmente y con todo cariño.
Jorge E. Núñez Valdivia
P.D. Podría Ud. conseguirme un ejemplar de Jarana, últimamente aparecida?

Nuñez Valdivia, Jorge E.

Carta de Carlos Sánchez Viamonte, 25/10/1927

[La Plata], 25 de octubre de [1927]
Mi querido Mariátegui:
Encantado con las noticias que me da de su salud y deseando (perdóneme el egoísmo) que se vea precisado a radicarse entre nosotros para seguir publicando Amauta.
Por correo separado le envío mi "Habeas Corpus" La libertad y su garantía, que apareció hace dos meses. Me gustaría mucho conocer su opinión sobre él. Sé que Ud tiene alguna aversión a lo jurídico pero abrigo la esperanza de vencerla en parte. Ud dirá.
Aquí estamos en plena y [...] actividad: vísperas electorales [...] universidades y yo metido en [...] cosas todas absorbentes.
Mañana o pasado daré a la imprenta un libro de artículos de lucha, abigarrado, pero vivido. Se llamará Jornadas. Casi al mismo tiempo, publicaré otro intitulado La cultura frente a la Universidad.
Como Ud ve, no estoy con los brazos cruzados y sin embargo todo me parece poco para las exigencias del momento histórico que vivimos.
Cumpla su promesa de tenerme al corriente de todo.
Para todos los amigos de ésa mi más afectuoso saludo y para Ud un gran abrazo
C. Sánchez Viamonte
[...] Nunca he obtenido respuesta de [...] de Antenor Orrego.

Sánchez Viamonte, Carlos

Carta de Samuel Glusberg, 26/7/1927

Buenos Aires, 26 de julio de 1927
Sr. José Carlos Mariátegui
Muy estimado compañero:
Aunque estoy esperando carta con noticias suyas acerca de su salud y su estado de ánimo me decido a escribirle a su vieja dirección postal porque tengo algunos asuntos de interés común que comunicarle. De seguro, ha recibido Ud. los ejemplares de Babel que le remití. Yo todavía estoy esperando el número 9 de Amauta que no estoy seguro si alcanzó a salir. Ojalá me llegue pronto junto con otros números. ¿Y los libros de Minerva? Como Ud. habrá visto continúo anunciando su libro y el de Panait Istrati— y a propósito de libros y traducciones debo comunicarle que he recibido carta de Waldo Frank en la que me habla de Ud. muy elogiosamente. Yo le estoy gestionando su venida a Buenos Aires para principios del año próximo y pienso con tal motivo publicarle su libro Our America. Como la Revista de Occidente va a publicarle Virgin Spain, otro libro de ensayos, Frank, me pide muy encarecidamente la publicación de algunas de sus novelas y yo he pensado en Ud. ¿No podría Ud. traducir Holiday? Le mando la edición original. Quizás le interese a Ud. para hacer un volumen de Minerva. Yo podré adquirir 300 ejemplares o más para Buenos Aires. De cualquier modo, siempre que Ud. pueda traducir Holiday seguro de que será publicada en Lima o Buenos Aires. Frank insiste en pedirme un traductor responsable y comprensivo. Un mozo argentino que murió en New York: Héctor Roca tradujo una gran parte de Our America; pero hasta la fecha yo no he podido conseguir los originales. Ya lo tendré al tanto de cualquier novedad respecto de este asunto. Mientras le envío Holiday por certificado por si Ud. no posee esta obra. Creo que puede interesar mucho a nuestro público por su conflicto de razas, etc. Escríbame cuando pueda y téngame como siempre a sus órdenes. Muy cordialmente
Glusberg
P.D. ¿Podrá Ud. enviarme su vera efigie o un dibujo reproducido por ahí?

Glusberg, Samuel

Carta de Luis E. Valcárcel, 7/7/1927

Cuzco, 7 de julio de 1927
Querido amigo José Carlos:
Muy deseoso estuve de escribirle, pero la falta de dirección segura me impidió hacerlo.
No se imagina lo que sentí yo y lamentamos todos sus amigos por lo ocurrido. Huelga todo calificativo.
Mucho me alegra que ya esté usted en su hogar, rodeado de los suyos, y con el ánimo heroico de siempre.
Tengo la esperanza de que Amauta siga saliendo allí. Ojalá. Que no vaya el daño hasta alejar a U. del país.
Gracias por la noticia que me da sobre la salida de mi libro; temía que, con lo acontecido, sobreviniera alguna dificultad que lo frustrase. Aguardo en el correo entrante el envío que me anuncia de los pliegos y los números de la revista. Otra vez: mil gracias.
Lo felicito muy cordialmente por su gran carta a la prensa. Da usted una lección de entereza cívica y de probidad intelectual.
Salude muy cordialmente a su señora y a los buenos camaradas (Déme noticias de Cox y Basadre).
Lo abrazo fraternalmente.
Luis

Valcárcel, Luis E.

Carta de Luis Carranza, 12/3/1927

Piura, 12 de marzo de 1927
Señor don José Carlos Mariátegui
Lima
Estimado colega y amigo:
Aprovecho del viaje de regreso a Lima, del corresponsal de El Tiempo, Carlos Chávez Sánchez, para agradecerle su colaboración en el número extraordinario del 1° de enero, y enviarle al mismo tiempo mi cálido aplauso, por su labor inteligente y constante en nuestro intrincado teatro, donde sólo el trabajo de desbroce, ha de requerir todavía muchos años y muchos conductores intelectuales como Ud.
He leído con agrado las primeras manifestaciones serias de indigenismo que llevan como bandera dos revistas: Amauta y La Sierra, pero pienso que si la labor en beneficio de nuestra población indígena, no es ayudada con esfuerzos más positivos, la obra de regeneración, ha de tardar todavía. Debería comenzarse por un acercamiento práctico, a los millares de indios que bajan todos los años desde sus montañas en busca de trabajo en la costa y a los que constituyen casi íntegramente a nuestro ejército. Es preciso crear para el indio protectores de verdad, en lugar de autoridades tiránicas e inhumanas, que tienen hoy todavía de nuestros indígenas, el mismo concepto que los gobernantes españoles de la época de Paulo III cuando se dudaba, si los indios pertenecían o no a la raza humana.
Existen en el Perú, muy pocos ejemplares de blancos puros, como existen muy pocos de indios puros o de otras razas. La fusión ha hecho su efecto después de 4 siglos de convivencia y no es inteligente abrigar hoy dudas que son desmentidas por sus mismos sostenedores, respecto de la capacidad progresista del indio.
Un solo hecho, el crecimiento de la población indígena, que disminuyó a 600.000 individuos según el último censo español en el Perú, y que alcanza hoy, según nuestros más moderados cálculos a 4 millones, sería suficiente argumento, para probar, que con menos malos tratos, el indio reacciona, ya que biológicamente debe considerarse el crecimiento vegetativo, indicio de mejor adaptación al medio.
Preguntaría, a quienes todavía dudan de las excelentes condiciones del indio, ¿qué sería del Perú, sin los millones de trabajadores agrícolas y mineros que sostienen la vida de la sierra y de la costa? — ¿qué sería de nosotros como nacionalidad, si no contásemos con la posibilidad de enfrentarlos para la defensa de nuestra independencia nacional? Y aun históricamente, no resiste paralelo, la creación de un gran Imperio, considerado hoy mismo como maravilla de organización, imitada en la actualidad por los partidos más extremos del mundo, con esta haraposa República, mutilada y avergonzada después de 4 siglos de régimen blanco.
Deseándole salud, que es todo lo que puede desearse hoy, queda a sus órdenes aquí, su
Atto. amigo y SS.
L. Carranza

Carranza, Luis

Carta de Samuel Glusberg, 3/1927

Buenos Aires, marzo de 1927
Señor don José Carlos Mariátegui
Estimado compañero:
Hace ya mucho tiempo que deseo ofrecerle mi amistad y mi admiración por la obra de cultura que Ud. realiza en su país. Lo hago por fin ahora después de recibir el quinto número de Amauta. Pero desde la lectura de su primer artículo, que conocí por intermedio del Repertorio Americano, siento viva simpatía por todo lo que sale de su pluma. Quien primero me habló aquí de sus escritos fue —asómbrese— Leopoldo Lugones. Luego de leer su ensayo sobre La revolución y la inteligencia en la Revista de Filosofía, don Leopoldo me lo recomendó con ese entusiasmo tan suyo, cuando un escritor le gusta de veras.
Con todo, algo más que el entusiasmo de Lugones y mi simpatía me mueven a escribirle, y es mi interés por conocer un artículo suyo sobre Virgin Spain que tengo entendido Ud. publicó en la revista de la Universidad de San Marcos.
Yo soy buen amigo de Waldo Frank y llevo realizadas con éxito las gestiones para hacerlo venir a Buenos Aires, a dictar unas conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras. Ya lo tendré al tanto de este acontecimiento porque supongo que no le es indiferente el gran americano.
Creo —y me apresuro a decírselo— que nosotros debemos curarnos de todo agregado a la palabra América. ¿Por qué llamarnos hispano, ibero o latinoamericano? Todos estos calificativos son otras tantas limitaciones. En todo caso, debemos abogar por la creación del buen americano en el sentido en que Nietzsche usaba la expresión de buen europeo. Claro que América, como dice Waldo Frank, es un concepto a crear. Pero a diario comprobamos la existencia de tan buenos americanos en el Norte como en el Sur. Y en resumen es lo mismo.
Mas no quiero adelantarle un articulejo que estoy pergeñando sobre el tema. Ya se lo enviaré en su oportunidad. Mientras, permítame felicitarlo por su inteligente labor al frente de Amauta y felicitar, por su intermedio, a Miguel Urquieta por lo que dice de Rodó en el último número. Dígale que no es el único que piensa atinadamente que el autor de Ariel es un grandioso retórico. Por suerte, somos ya una minoría razonable y vamos más lejos que Urquieta.
No creemos que la obra retórica de Rodó “bastaría para valorar las letras de América”. Ni siquiera las letras del Uruguay. Ahí están Horacio Quiroga y Vaz Ferreira. El primero aunque escritor argentino es también uruguayo de nacimiento. ¡Ese sí que es un artista de veras!
De Quiroga le envío con este correo tres libros de cuentos que le recomiendo especialmente. Vale la pena que Ud. los lea y los comente. Claro que Quiroga, a fuer de buen artista, no hace el maestro como Palacios y otros mediocres profesores de la juventud hispanoamericante. Habría que acabar de una vez con los maestros. Son políticos fracasados que están haciendo estrategia literaria. Una vergüenza contra la que hay que reaccionar porque concluye haciendo daño en todas partes. Un ejemplo lamentable es el último libro de mi buen amigo y mejor poeta Arturo Capdevila. Aunque el libro se llama América a secas, el título responde a un concepto análogo al de los colonialistas del Norte. América, es la América Latina. Además Capdevila sin querer hace una odiosa cuestión de razas. El imperialismo yanqui es, a su juicio, peor que el imperialismo francés o italiano. Debemos contraer empréstitos "latinos" aunque sean más usurarios que los yanquis. Como si el capitalismo, lo mismo que la Iglesia católica, apostólica y romana, no fuera internacional... Pero le estoy dando la lata... Cierto que es un gustazo hablar con un hombre de talento, según dice un personaje de Dostoievski. Con todo, no hay que abusar. Sobre todo, no acaparar la conversación... Quedo pues, a la espera de su réplica. En tanto, créame a sus órdenes y aunque no estamos de acuerdo en todo (yo soy nihilista absoluto en el sentido turguenefiano y revolucionario), me gustan los hombres que aún tienen fe en los pobres pueblos embriagados de retórica patriotera. Suyo cordialmente
Samuel Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta de Fernando Márquez Miranda, 15/2/1927

Buenos Aires, 15 de febrero de 1927
Señor D. José Carlos Mariátegui.
Lima. Perú.
De mi más alta consideración:
Conjuntamente con estas líneas homenaje de simpatía intelectual —me permito enviarle, por certificado, un paquete conteniendo veinte números de Renovación. Le ruego que Ud. los distribuya en el Perú, entre la gente que nosotros consideramos representativa.
Anticípole que no me creo con derecho alguno a pedirle quiera tomarse esta molestia y hasta me explicaré cualquier extrañeza que mi pedido pueda causarle. Pero es el caso de expandir ideas que le son afines, que Ud. mismo profesa con la noble resolución de que es capaz, y por eso quiero creer que podrá ayudarme a difundirlas. Renovación que fue fundada por Ingenieros y que yo me honro hoy en dirigir, cree encontrar en Ud. su más calificado amigo, entre los pocos hombres libres que hoy restan en el Perú.
Acepte la admiración y simpatía con que sigo, desde ésta, su admirable campaña.
Le estrecha afectuosamente las manos
F. Márquez Miranda
P.D. ¿No le quedaría a Ud. alguna colección de Amauta? Me veo obligado a leerla de prestado. Gracias por todo. Vale.
He enviado Renovación, por correo simple, a Ulloa, Luciano Castillo, O. Velásquez, Federico Chaves, Ríos P., Nicanor de la Fuente, Guillermo Gulman, Julio Lima, Paliza Luna, A. Spelucín, Ida Franco, Carlos Mipling, A. Bazán, Emilio Armaza; no sé si les llegará.

Márquez Miranda, Fernando

Carta de Bernardino Vera Verástegui,7/2/1927

Huancayo, 7 de febrero de 1927
Señor José Carlos Mariátegui.
Lima.
Señor:
Cinco números de Amauta, la mejor de las revistas que hasta acá han podido producir los trabajadores intelectuales del Perú, han llegado a mis manos; los he leído con interés y profunda simpatía y es Amauta la definición de una obra empezada, en favor de la redención de una raza que para ser juzgada como superior, no basta sino mirar, pero no con ojos de camello tuerto, su pasado glorioso.
Es en efecto la raza de los incas peruanos, la que después de haber campeado sobre las demás razas autóctonas de América, por la estructura de su espíritu artista y laborioso, sufre el atropello del vandalismo blanco, para representar hoy y desde hace mucho tiempo, el gran problema nacional, que los que vivieron antes que nosotros, por incapacidad moral, jamás siquiera intentaron su solución.
La juventud libre del Perú, la que apartándose de todos los detestables y asquerosos convencionalismos de nuestra vida social y política, se entrega al estudio y al trabajo igualmente libres, ella, y sólo esa juventud verdadera, de la cual me considero miembro, porque mis veinticuatro años de vida me hacen pensar como ella, es la única que tendrá que hacer labor de reconquista provechosa en el conjunto de este organismo enfermo. Y felizmente, para las esperanzas de nuestro empeño, esta juventud cuenta con el apoyo de un idealismo sano, y obra a impulsos de una doctrina, la cual es resultado de la recta orientación de su espíritu, al par que su conciencia, fuerza sublime de sus pasiones, se impone como una autoridad interna y determina su noble acción, acción hermosísima, pues, ella redimirá no sólo un pueblo, sino la misma humanidad, hoy por desgracia, pervertida y canalla.
La siembra intelectual de González Prada, el maestro muerto de la juventud nueva del Perú, pero cuya doctrina tendrá vida, aun por siempre, las orientaciones sociales, hasta ayer parecen desconocidas, de Mariano Lino Urquieta, político socialista de la tierra del Misti, la encarnación de esta sola doctrina de bien, ‘el socialismo’, en el apóstol de la juventud peruana, Víctor Raúl Haya de la Torre, a quien tuve la suerte de conocer en Lima, siendo aún estudiante, en los años de 1920, 21 y 22, y la continuación de la obra ya muy bien empezada, por hombres de su talla y los colaboradores de Amauta, señor Mariátegui, pronto tenían que hacer eco en el resto de la juventud que piensa y que posiblemente se encuentra repartida en todas las regiones del Perú, pero en menor cantidad.
Huancayo, pueblo en el cual vivo por razón del desempeño de mi cargo de educador, es aún todavía virgen en nuestro movimiento renovador, el mercantilismo comercial se impone, hay buena cantidad de gente con prestigios rancios y uno que otro joven universitario está escribiendo a mansalva, sobre el “romanticismo de Bernard Shaw”.
Tengo mucho gusto, señor Mariátegui, de ponerme a su disposición, tenga Ud. en mí, uno de los sinceros simpatizadores de Amauta, y si me autoriza, tendré el agrado de contarle sobre estas tierras, pues, aquí tenemos mucho tema de qué tratar.
Bernardino Vera Verástegui

Vera Verástegui, Bernardino

Carta de Carlos Arbulú Miranda, 29/1/1927

[Chiclayo], a 29 de enero de 1927
Grande y buen compañero Mariátegui:
Están ya en mi poder los 120 ejemplares del número 5 de Amauta que de inmediato he puesto a la circulación. En correo pasado le he remitido en paquetes certificados 30 ejemplares sobrantes del número 2 y 30 del 3, debiendo enviarle los restantes del número 4. Recibí su última con mucho atraso, por la que me he enterado que ya ha recibido las dos remesas de dinero que le hice. Aún no me han entregado el valor adeudado los agentes, pero tan pronto lo reciba, le giraré inmediatamente. De su hermano no me ha venido ninguna carta relativa a la representación de Minerva. Cuento con un regular número de solicitantes de la Escena Contemporánea y con muchos para Kira Kiralina y espero sólo los envíos correspondientes. Creo que deben ser diez del primero y unos quince del segundo. La Librería Mendoza todavía no sale de El Nuevo Absoluto, pero conforme a su indicación le pediré el valor de la venta de su libro.
Le incluyo una copia de lo que hemos acordado para la fundación de una sección de “La Liga Antiimperialista de las Américas” que ya está en funciones y de la que soy Secretario General. Se ha publicado en El País y la he remitido a las revistas de vanguardia de México, Argentina, Cuba y Haití. Tengo la seguridad de contar con sus indicaciones y con su ayuda para el mejor éxito de nuestras campañas.
Augusto D. León le envía saludos sinceros y que le diga sino ha recibido una carta suya con un recorte de la protesta contra la conscripción militar suscrita por los más prominentes espíritus del mundo y con la adhesión de nosotros, así como también otros recortes de Haya de la Torre.
Armando Bazán estuvo en esta ciudad por pocas horas a su paso para Piura, pero me fue imposible verlo porque mientras él desembarcaba en Eten, yo lo esperaba en Pimentel, a bordo. Le estamos preparando el terreno para que las conferencias o recitales que nos va a ofrecer tengan éxito.
Nicanor de la Fuente tiene para usted sus recuerdos más cordiales. Le presenté a César Galarreta en una carta escrita con rapidez. Es un muchacho sincero y comprensivo de la serie de Orrego, Vallejo y Spelucín que en el terreno pedagógico está demostrando su competencia y su buena preparación.
Se piensa y se han dado ya los primeros pasos aquí para la organización de un pretenso Círculo de la Prensa. Como carecemos en verdad de periodistas y los que se llaman tales son servidores incondicionales de los políticos, me parece que es chocante el tal Círculo con la realidad actual y más aún con quienes lo van a integrar. Sin embargo, nosotros los dos o tres que estamos incluidos para esta organización haremos los esfuerzos convenientes para que se encuadre por donde debe encuadrarse ideológicamente. Me refiero a los dos o tres que comulgamos con las ideas de vanguardia.
Le remitiré un artículo sobre González Prada que no traduce nada nuevo, pero que lleva mi sinceridad y mi admiración.
Le abrazo cordialmente.
Carlos Arbulú Miranda

Arbulú Miranda, Carlos

Carta de J. Alberto Cuentas Zavala, 11/12/1926

Arequipa, 11 de diciembre de 1926
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Apreciado señor:
Los espíritus que vivimos en Provincias, alejados de los triunfos de la Capital y recogidos en el silencio secular de estas comarcas andinas, sólo nos congratulamos cuando hay una voz de alerta que sacude nuestra conciencia adormilada por las nostalgias de la raza y del ambiente. Y esta voz de alerta es la Revista Amauta que está bajo su dirección, con verdadero acierto y auscultando la voz del Mundo para orientar este país hacia el verdadero camino del triunfo libertario. Tal vez, en nosotros los soldados de este lado de los Andes, no encontrará, sino el aplauso a todo lo nuevo y a la nueva sensibilidad, que el suscrito sigue y vislumbra en U. no sólo al camarada, sino también de luchas en el periodismo de esta Nación, llamada Perú.
Escribía U. en El Tiempo y yo en El Eco de Puno. Desde estas columnas lo defendí ante el público de mi tierra natal de los ataques del militarismo, cuyo editorial le envío, no como presunción literaria, sino como el ultraje recordado y ya famoso en los anales de Lima periodística. Yo soy puneño. Y algo de su liberalidad y de su ambiente me acompaña a través de tantas luchas y decepciones. Sufrí el peso de la burocracia universitaria de San Marcos. Combatí sus errores, sus pasiones y su arcaísmo y espíritu antañón. Y los neófitos, me atacaron diciendo que conspiraba contra la autonomía Universitaria, como si autonomía significase reservar podredumbres anquilosadas de ese Instituto. Yo amigo, amigo de luchas y de ideales, aunque no seamos protocolarios, gusto de combatir las aguas estancadas y los arroyos putrefactos, y mucho más cuando esas aguas y arroyos llevan barquichuelos de papel estraza. Y esto había sido un error para los triunfos. Me atacaron también de Gobiernista, porque no seguí al rebaño seudo aristocrático de la Capital que macaneaba en las tribunas de la Universidad y en los tabladillos populares, como histriones de un Circo funambulesco que no tenía ni el chiste ni la gracia de nuestros verdaderos histriones políticos. Pero el Gobiernista no usufructuó ningún empleo de Gobierno, ni le dieron ninguna prebenda palaciega. Hasta ahora, en veintiocho años de vida de crecimiento no conozco el Presupuesto de Perú, ni sé qué aroma tendrán sus cheques circulares. Sin embargo mis contrincantes universitarios, que en ese entonces anatemizaban y calificaban a Leguía de tirano vulgar y vociferaban a calles y plazas en contra de su dictadura, al presente lucen la librea de diplomáticos en casi todas las ciudades de Extrangeris y son otros la canilla que sustenta el chaqué del Ministerio de Relaciones Exteriores. Figúrese, amigo estimado, qué diferentes son los planos de la vida, y si podemos esperar de estos sochantres una buena orquesta para la Regeneración del Perú. Muchos periódicos me cerraron las puertas y hubo UNO que siendo redactor —cuyo nombre dejo en silencio pero que lo diré muy alto en lo futuro— me despidió en nombre de su ancestral civilismo. Y ahora ese mismo periódico no halla la forma de halagar al mandatario peruano, sacándole en fotograbados en toda forma y calificándole de EL TRIUNFADOR: Vea como son las cosas de esa Capital.
No iré a Lima hasta que no lleve publicados mis libros: Cuentos Andinos cuyo prólogo me lo ha hecho mi estimado amigo Percy Gibson; Conferencias, prólogo del íntegro Mostajo; Versos cuyo Prólogo a U. solicito; Crónicas y Repiques; La Crisis Universitaria, en cuyo folleto dejaré para el porvenir algunas revelaciones definitivas sobre la conciencia de Nuestra vieja Universidad, como le llaman sus adoradores. Todo esto no se hace por falta de dinero. Pero vendrá.
Le envío algunos versos míos de mi libro ESTRELLAS para que leyéndolos me haga el bien de enviarme un prólogo para ellos. Esto será grato para mí y orgullo legítimo para quien busca seguir el ideal. Dicho libro se editará en la editorial Titicaca, porque pensamos hacer de ella, los jóvenes de Puno nuevo, el centro de nuestras operaciones para el porvenir. Tengo otros versos más, pero los motivos aunque diferentes se enlazan todos ellos con la factura con los enviados, pero si U. cree conveniente leerlos todos, se los enviaré. Escríbame a Arequipa 114, Puente Bolognesi.
J. Alberto Cuentas Z.

Cuentas Zavala, J. Alberto

Carta de César Falcón, 3/12/1926

26, Bellevue Road.
West Ealing,
London, W.13.
3 de diciembre de 1926
Querido José Carlos:
Quería, como te ofrecí, enviarte un ensayo sobre los indios y el indianismo. Pero aún no lo he terminado y quiero ir pensándolo bien. Ahora te envío este estudio sobre la cuestión minera ingle­sa. Puedes publicarlo, si te parece mejor, en dos números o, si lo prefieres, en uno. Constantemente te mandaré artículos.
Todavía no recibo carta ninguna tuya. Escríbeme. Dame noticias de todo. De tu salud particularmente.
Continúo la organización de Historia Nueva. Como ya habrás visto, es una organización muy vasta y morosa. Pero avanza seguramente. Necesito la lista de colaboradores peruanos. No sólo escritores, sino hombres de distintas actividades. Enviámela pronto, en el día, porque ya me hace falta publicarla. Ya tengo casi todas.
Pronto te enviaremos el cuadro.
Con recuerdos míos y de mi mujer para los tuyos, te abraza fraternalmente.
César.

Falcón, César

Carta de César Falcón, 5/11/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W.13.
5 de noviembre de 1926
Querido José Carlos:
Acabo de recibir tu carta del diez de octubre y, como ves, la contesto enseguida. No tenía la menor noticia de tu enfermedad. Yo te creía completamente libre de las contrariedades de la cirugía y no puedes imaginarte con cuanto dolor y con cuánta desesperación me he enterado de tus padecimientos. Aunque sean insignificantes, comparados con el percance anterior, a mí me afligen mucho, y más todavía, porque no estoy junto a ti.
Pero ya tengo formado un propósito indeclinable. Voy a poner en pie Historia Nueva e inmediatamente, el año próximo, iré al Perú. No sé si es defecto de crítica o mi propia desesperación, pero todas nuestras cosas - tu salud, nuestras ideas, el plan para realizarlas- me parecen muy mal organizadas ahí. Quiero ir para contribuir a ponerlas un poco [en] orden. Sobre todo. para poner un poco en orden tu salud. Yo también creo en la inconveniencia del clima de Lima. Desde aquí, sin embargo, no puedo hacer nada. Si mis esfuerzos logran una mediana eficacia, el próximo agosto estaré contigo.
La organización de Historia Nueva me exige un trabajo desaforado y desesperante. Mi empeño de construir un grupo de redactores y colaboradores -en realidad, un grupo político- en cada país va realizándose, mas con la lentitud inevitable por la distancia. Ahora estoy esperando las respuestas de las personas a quienes hemos nombrado redactores. Ya le he escrito, por indicación de Gustavo Navarro, un boliviano disfrazado con el extravagante nombre de Tristán Maroff- a Gustavo Otero y en el Ecuador al doctor Jaramillo. Entretanto, estamos enviando circulares de propaganda a los diarios. Esto es muy lento, porque se trata de abastecer a cerca de dos mil periódicos.
Espero terminar la organización en estos dos últimos meses del año y poner manos al periódico en los primeros del próximo. Una vez hecho el periódico, dos meses me bastarán para establecer una rutina transitoria y marchar al Perú.
Te mandaré, como te lo he dicho ya, constantes artículos para Amauta. El desarrollo de Amauta me interesa mucho, porque, aparte su utilidad en el Perú, él e Historia Nueva pueden ser la base de un proyecto de Federación de nuestros periódicos cuyo desarrollo verás en el plan general de H.N.
Dentro de unos días te enviaré el ensayo sobre el indigenismo. Lo estoy escribiendo sin preocuparme de su extensión, pero tú puedes publicarlo en uno o más números, como te parezca.
Otra de mis desesperaciones es la informalidad de ese maldito Caro-Raggio de Madrid. Todavía no he logrado arrancarle los origina­les de mi novela. Escribo cartas y cartas y no logro nada. Pero si dentro pocos días no me los devuelve, le encargaré la gestión a un amigo abogado.
Mis trabajos ahora son verdaderamente abrumadores, no tanto por cuanto hago, sino por cuanto no puedo hacer. Debo escribir una enormidad de artículos al mes y esto me quita tiempo y humor para otras cosas. Mi mujer también trabaja sin descanso y me ayuda mucho. El único ser holgazán, despreocupado y feliz es mi hijo.
Mis mejores recuerdos para Anita y tus hijos. lo mismo de mi mujer y el ciudadano Mayo.
Te abraza fraternalmente
César
Mi mujer me encarga ofrecerte en su nombre un cuadro suyo para tu despacho. Tan pronto termine te lo enviaremos.

Falcón, César

Carta de César Falcón, 27/10/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W.13.
27 de octubre de 1926
Querido José Carlos:
Acabo de recibir el primer número de "Amauta". Inmediatamente me he puesto H su lectura y voy a trasmitirle enseguida mi impresión. Me parece, en primer lugar, un número excesivamente literario. Pero esto me lo explico como una necesidad de primer número y de combinarse con el ambiente. En Lima hay sin duda muchas dificultades para lanzar un periódico político. Es indispensable disfrazarlo un poco. Sin embargo, la táctica debe estar muy vigilada para no incurrir en demasiado literatismo, Gabriela Mistral, uno de nuestros líricos más puros como tú sabes, me hacía notar en Madrid la necesidad de luchar sin tregua y sin piedad contra el soneto. Te incluyo en el compromiso.
Tu artículo de presentación está muy bien, menos la última frase. Este es, a mi juicio, un serio reparo. No, por Dios, José Carlos! No incurramos nunca más en este infantilismo estúpido de la pedantería. Si "Amauta" es un periódico histórico se verá en el transcurso de vida, de su pensamiento y, sobre todo, de sus realizaciones. Eso de decirlo con un empaque de adolescente, para epatar a los burgueses sin burgo de Lima, es volver a los antiguos e incorregibles pecados limeños. Nuestro deber, nuestro primer e inalienable deber hoy es darle al Perú y a la América y a todos nuestros países la sensación de la seriedad, la madurez y la exactitud de nuestros pensamientos y propósitos. Ni en el Perú ni en parte ninguna donde se hable español hace falta ahora una desaforada revista de estudiantes. En todas hace falta, en cambio, un órgano severo de nuevas intenciones. Tú puedes advertir la justeza de mi observación en cuanto te asomes un rato al sentimiento de la gente responsable. Mientras no logremos ganarnos, en favor o en contra es lo de menos, el respeto de ésta, tendremos siempre el dato del fracaso de nuestros esfuerzos.
Y una vez enfocado el asunto seriamente, dignamente, con circunspección, yo no estoy de acuerdo ni quiero estarlo con la tendencia indigenista, o, mejor dicho, incaísta del periódico y, muchísimo menos, con el artículo de Valcárcel. Este hombre aparte de escribir con lamentable gusto, está mal del cráneo. ¿Qué concepto tiene este posante de Ollaitaitambo de las culturas, de las civilizaciones y del desarrollo de la Humanidad; de la formación y evolución de los pueblos, y de la enormidad y vastedad de los problemas congruentes al desarrollo de una raza y su predominio en un pedazo de la Tierra? Este cuzqueño feliz se cree, sin duda, en su bienaventuranza, capaz de imponerse al formidable conjunto de nuestra civilización con sólo cambiar antojadizamente la escritura de los sonidos quechuas. No, José Carlos; otra vez mi protesta. Contra todas estas ridiculeces y sandeces de la ignorancia peruana es precisamente nuestra misión.
Los indios constituyen un profundo y doloroso problema nacional. Uno de los problemas más arduos del país. Un problema de educación, de economía, de muchas cosas. Esto es necesario decirlo, y sobre todo, estudiarlo. Pero hablar del incaísmo como de una civilización, una cultura y una posibilidad de resurgimiento histórico, como quien hablase de los hindúes y de los chinos, es un infantilismo o una necedad. En todo caso, es cómico. Así no se consigue sino perder el tiempo. Nosotros, tú, yo y los Pérez, Femández, Trampolini o Smith o Mayer de nuestro grupo, no somos quechuas ni nos parecemos a ellos, entre otras razones, porque entre nosotros y los quechuas hay, desgraciadamente, diez siglos de progreso humano. Y entre nosotros y la civilización y la cultura occidentales, siglo y medio de atraso. Este es un hecho visible; no una frase. Y sobre este hecho es indispensable organizar nuestro estudio y nuestro esfuerzo.
Yo te doy a mandar dentro de unos días un ensayo sobre este tema.
Tampoco estoy conforme con esa propaganda de las generaciones. En el Perú no hay ni ha habido nunca generaciones, sino degeneraciones. Eso de creerse uno,sin vinculación, deudas,compromisos obligaciones con el pasado y el futuro es el signo del universitarismo analfabeto. Pero ya te hablé de eso en una carta anterior.
Por lo demás, el periódico me parece muy bien. Sólo me parece indispensable darle un poco más de seriedad y un poco menos de verso. No habría querido ver mi artículo sobre España, porque éste no fue sino un grito de protesta y de solidaridad con mis amigos de España. Pero esto es un detalle.
Mi hijo sigue gordo, feliz y encantado de haber nacido. El, mi mujer y yo te enviamos a ti y a los tuyos todo nuestro cariño. Te abraza fraternal­ mente
César
Todavía no he logrado recuperar los originales de la novela. Esto me tiene verdaderamente in­ dignado. Escríbeme pronto, enseguida.

Falcón, César

Carta de César Falcón, 28/7/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W. 13.

28 de julio de 1926

Querido José Carlos:

Varias veces he cogido la pluma para contestar a tu carta última - el pudor me impide consignar la fecha - y otras tantas me he detenido esperando una respuesta o el éxito de una gestión para modificar el sentido de mi carta. Porque en todo instante he tenido el propósito de escribirte una carta concreta, elusiva lo más posible de la retórica y de las vaguedades y generalidades características hasta ahora de nuestro diálogo. Por esto no atiendo tu invitación para exponerte mis puntos de vista sobre la política peruana y sobre la doctrina de nuestro grupo, partido o generación , según dicen ahora en todos los países hispánicos, dando a entender un número de hombres completamente escindidos de sus antecesores, como si los hombres nacieran como los hongos y no recibieran de sus mayores la vida, el corazón y casi toda el alma. Pero esto es polémico. O, mejor dicho, defectivo. Es un defecto y yo he cuidado de apuntar los defectos comunes para agrupar a los hombres. Porque el carácter, la personalidad del hombres son sus defectos, sus vicios. En las virtudes todos son iguales, pues todas las virtudes están en los diez mandamientos y nadie ha inventado otras.
Uno de nuestros defectos es la ingenuidad. yo recibo todos los días una copiosa correspondencia de España y América y estoy verdaderamente asombrado de la ingenuidad, de la simpleza de nuestros hombres, Cada cual me habla con entusiasmo desbordante de una idea, de una doctrina, de una teoría política. En ninguna parte del mundo se definen tantos los aspectos de las ideas - no las ideas profundas - como en nuestros países.
Pero mientras nosotros nos emborrachamos y soñamos con la transmutación física de nuestras sombras mentales, los países, los nuestros, siguen su proceso histórico independiente e indiferente a nuestra retórica. Y también, aunque de otro modo, puede hacerse doctrina sobre ellos. Este es mi intento. Pero es necesario cogerlos, tenderse sobre ellos y analizarlos nervios por nervio, músculo por músculo, entraña por entraña. ¡Ah! Pero no con el propósito de sacarle al análisis una consecuencia grata a nuestro gusto. Todo lo contrario. Sacar la consecuencia exacta, sea o no de nuestro agrado y se acuerde o no con nuestra doctrina. Nuestra doctrina y nuestro gusto, después de todo, no nos los hemos creado, inventado nosotros mismo. Los hemos cogido en otras partes, fuera de nosotros y aquí está precisamente la razón de su inutilidad.
Porque si para algo sirve el desquiciamiento actual del mundo es para ver el fondo verdadero de todas las doctrinas y de todas la filosofías. El mundo se ha librado de todas las armazones artificiosas de la mente. En este sentido ésta es una época de libertad. Ya nadie cree en la política ideológica ni en las ideas importadas. Como todo el mundo tiene por delante y desnudo el problema de la vida, las doctrinas no sirven para nada.
Nosotros debemos hacer lo mismo. Fuera las doctrinas tomadas, casi siempre, en dos o tres libritos mediocres, y vamos a enfrentarnos resueltamente con nuestros países y con nosotros mismo. Vamos a ver la realidad sin cristales de colores. A la simple luz del sol.
Lo primero es vernos a nosotros. Somos, políticamente, las fracciones de un gran imperio, repartidas implícitamente en zonas de influencia y paulatina y seguramente conquistadas. Mientras continuemos fraccionados la conquista será más fácil y segura. La más próspera y orgullosa de nuestras facciones independientes, la Argentina, es , en realidad, una colonia inglesa. Y a quien te hable de la epopeya de la independencia y de San Martín, Bolívar y demás héroes, invítale a venir a los archivos del Foreign Office y enterarse allí quién fue el promotor, sostenedor y alentador de la campaña y cuáles sus fines. Sobre esto puede hablarse mucho y yo pienso decir algo muy pronto.
Ahora lo pertinente es sacar enseguida la consecuencia del hecho. Es decir: afirmar, o, mejor, ver la necesidad de restablecer nuestra unidad nacional. Aquí debo precisarte bien mi pensamiento. Yo entiendo y veo nuestra nacionalidad hispánica y no veo, ni hay desde mi punto de vista, otra. Porque yo le llamo nacionalidad a un tipo característico de cultura, de formación espiritual. En nuestros países no ha habido jamás, y posiblemente no habrá nunca, una norma formativa de los hombres, --una norma de civilización-- distinta de la hispánica. Tú estás incurriendo en el disparate de hablar del incaísmo e indianismo. Pero seguramente no has meditado diez minutos sobre ello. Si lo hubieras hecho te habrías dado cuenta del disparate. El incaísmo o indianismo no es otra cultura ni otra cosa, sino la barbarie clara y definida. Entre el instinto de Atahualpa, adorador del Sol, y los Evangelios del fraileValverde, no hubo dos filosofías, dos concepciones distintas de la vida, sino, sencillamente, treinta siglos de civilización .
Nosotros provenimos, --étnicamente en mucha parte y espiritualmente todo-- de los hombres del Evangelio, y por eso somos civilizados y tenemos una filiación espiritual propia, distinta de la germana, de la anglo-sajona, de la italiana, de la china, de la hindú, de la egipcia. Somos, en suma, hispánicos y nada más. Si no lo fuéramos seríamos, entonces sí, incásicos. Pero también zulús, centroafricanos, salvajes. Los indios actuales del Perú lo son poco menos. Forman una raza primitiva incipientemente asimilada a la civilización hispánica, a la nuestra, y acabarán de asimilarse si nosotros los sabemos conducir o se asimilarán a la civilización anglosajona cuan­ do los anglosajones dominen nuestras tierras y, naturalmente, al servicio de ellos, acabarán con nosotros.
Luego, el primer acto, a mi juicio, es reconstruir nuestra nacionalidad, la gran nacionalidad de 1800, si ya no es posible, o si no es posible todavía, políticamente, espiritualmente. Pero enseguida después de este enunciado se imponen otros con tanta o más fuerza: los problemas de cada uno en su pedazo de tierra particular. Aquí es donde tú y yo debemos hablar del Perú. Mas si nos ponemos a hablar de los problemas del Perú, y sólo a hablar, perderemos el tiempo. Entre otras razones, porque los problemas del Perú son desconocidos todavía. Lo mejor es ponernos a estudiarlos, a descubrirlos, a sacarlos a luz.
En cuanto yo he logrado el convencimiento de todo esto, me he puesto en acción y si he retardado esta carta ha sido esperando el momento de poder enviarte, no un plan de debate y polémica, sino un plan de trabajo. He aquí el plan organizado: ya de perfecto acuerdo con Macchiavello.
Vamos a publicar un semanario hispanoamericano, es decir, de todos nuestros países. Pero no un semanario como un fin en él mismo, sino como un medio, como un instrumento para lograr nuestra organización política. No podrá, pues, ser una cesta lírica. Será, más bien, un nexo. Para conseguirlo hemos ideado una organización especial. El semanario será redactado directamente desde cada país y su redacción deberá corresponder al sentimiento y al anhelo de un grupo, afiliado, claro es, sinceramente a unos cuantos principios doctrinales nuestros.
El semanario tendrá un corresponsal en cada país, quien dirigirá la sección de su país, escogerá los colaboradores dentro del país y conducirá, en fin, la política del periódico en el país. Pero aquí otro punto condicional. Queremos evitar inexorablemente la retórica. El semanario deberá publicar informaciones precisas de la vida en cada país y las colaboraciones deben ser estudios técnicos y directos de los problemas. A ti no necesito decírtelo. Pero a nuestros demás compañeros se lo explicaré muy claramente.
Poco a poco, siguiendo el desarrollo del periódico, debemos ir ampliando la organización hasta convertirla en un verdadero núcleo internacional. Por lo pronto vamos a dar el primer paso. Tú, naturalmente, te encargarás del Perú. Mientras no pueda, por falta de libertad, editarse en Madrid - punto geográfica y espiritualmente equidistante para todo el mundo hispánico-- se editará en París. Pero debemos hacerle antes una gran propaganda. Es necesario destacar desde el primer instante su singularidad. Ahora están imprimiéndose las circulares con la declaración de principios, anuncio, propaganda, etc. Se llamará, probablemente, "Política Nuestra" y todo en él debe ser nuestro, exclusivamente nuestro. Por ningún motivo debemos caer en la estupidez de la imparcialidad y en el "vengan todos a decir su palabra". No. En él no debe decirse sino nuestra palabra.
Yo estoy en comunicación con los amigos en los países de España y América. Pero no tengo idea de quiénes podrían servirnos en el Ecuador y Bolivia. ¿Puedes indicarme a alguien? Dímelo enseguida para escribirles y, si se trata de amigos tuyos, escríbeles también.
Esto por ahora, Lo demás te lo iré diciendo en cartas sucesivas y frecuentes.
Otras cosas: ya he escrito a Madrid, hace mucho tiempo, para el envío de los ejemplares de Plantel de Inválidos. También escribí pidiéndole a Caro los originales de una novela para enviártelos. Pero no me los ha devuelto y ya hemos cambiado varias cartas. Si no logro esto, porque este editor me está haciendo desde hace dos años el juego del perro del hortelano, te enviaré otra cosa literaria.
Mi hijo nació hace dos meses. Se llama Mayo y está encantado de haber nacido. Ya verá él como es esto...
Alguien me ha dado muy buenas noticias de tu salud y yo he tenido mucho gusto. Mi mujer me encarga saludarte especialmente en su nombre y se une a mí en enviarle cariñosos recuerdos a todos los tuyos. Te abraza fraternalmente.
César
¿Se ha publicado un artículo mío sobre tu libro? lo envié en el mes de febrero por conducto de mi madre.

Falcón, César

Carta de Waldo Frank, 25/7/1926

Bailey Island. Me., 25 de julio de 1926
Dear Friend,
I have nor written you, since I received your book and since you sent your so penetrating and so generous discussion of Rahab. I was happy to read your Escena Contemporanea and to learn from it how close and parallel our awareness of life and our approach to our epoch’s problems are. I feel, that I have won, in distant Peru, a true deep friend and I am grateful.
Tell me, do you read English? If so, I should like to send you books of mine which have not as yet appeared in translation. I feel that I have the right to call on you to read me fully. On the other hand if you are not familiar with English, please tell me, in order that I may henceforth to write you in French (I read Spanish, but I fear I am not at home enough in that language to write a letter in it, without horrible mistakes).
I have read with greatest interest the two issues of El Sembrador sent me by Ramirez i Castillo. How refreshing it is, to learn that there are bodies in South America with such clear, strong purposes. How I wish I could more actually join you! That is the misery of our time: it is so incredibly hard to turn vision and our right impulse into Act. A Union of Latin America— that would be the best thing not alone for all of you, but for us too. If we in the U.S. could realise the existence, south of us, of a mature, integrated world, it would help to sober us from the insane and unchallenged madness of our material success.
You must realise ––all of yo–– that I am with you in spirit. The America I am concerned with is one that can only consider your own America in the light of an equal. And as to you, personally, dear Mariategui, I am happy that you have been moved by my work to write as you have written: I am happy that you are there, at work like myself in the great adventure of making of America a new world indeed. I hope that our realisations will grow closer. I salute you, with deep gratitude and thanksgiving and joyousness.
yours
Waldo Frank
Address:
c/O Boni & Liveright
61 West 48 Street
New York

Frank, Waldo

Carta de Edwin Elmore, 9/1/1925

Alta Mar, 9 de enero de 1925
Señor D. José Carlos Mariátegui
Lima
Muy distinguido amigo:
Antes de partir en esta andanza quijotesca, en la que pienso agotar las reservas de mi cándido idealismo, pensé tener algunos minutos disponibles para pasar a saludarle y agradecerle el eco valioso de su comentario en torno a mi iniciativa de reunir en La Habana un calificado grupo de destacados intelectuales latinoamericanos. Con la improvisación de mi viaje, me ha sido imposible darme el gusto de charlar con ud. exponiéndole algunos de los puntos de vista más importantes atañederos al proyecto; pero ahora deseo cumplir con ud. ya que no estoy cierto de que nuestro común amigo Antonio Garland haya dado publicidad a la carta que le dirigí, carta en la cual, aunque indirectamente, contestaba algunas de sus observaciones sobre mi iniciativa.
Al escribir las cartas a los cubanos que ud. conoce, por haberse publicado en el último número de Mercurio, estaba yo muy lejos de pensar que los impulsos de mi idea me llevasen tan lejos. Escribía entonces en medio del Atlántico, refiriéndome a los esfuerzos meramente incidentales que había hecho para propugnar la iniciativa ante el criterio de hombres como Unamuno, García Calderón y Lugones. Ahora ese tema ya no es incidental, es el motivo mismo de mi viaje. Las circunstancias han variado favorabilísimamente, debido a la feliz coyuntura que me ofreció la celebración del centenario de Ayacucho para ponerme en contacto con espíritus tan entusiastas como el de Antonio Caso y el de José León Suárez. Debido a ellos, y con la cooperación de Pedro Irigoyen, Alberto Ulloa, Pedro Morales de la Torre y otros, he logrado dejar iniciado en Lima un movimiento de concentración de fuerzas espirituales que pronto ha de conducir a determinar, con los de La Habana, San José de Costa Rica y México, la creación de una corriente de solidaridad mental efectiva entre los diversos elementos constitutivos de lo que podríamos llamar la Inteligencia del Continente.
Vamos por estos caminos —no trillados por cierto— hacia una meta que ningún hombre culto de nuestros días puede dejar de vislumbrar ya no muy lejana. Tratamos solamente de anticipar, mediante el esfuerzo cultural, hechos que han de realizarse con tanta mayor o menor perfección cuanto mayor o menor sea la conciencia de su significación, utilidad y trascendencia que nosotros tengamos.
En mi artículo de Mundial, titulado “El Nuevo Ayacucho”, he bosquejado algunas de las tendencias y aspiraciones de las inteligencias verdaderamente representativas del florecimiento espiritual de nuestros pueblos. Al lado del pesimismo en que pudiera sumanos la contemplación de un pasado que no ha sido otra cosa que befa y escarnio de los valores superiores, he expuesto las esperanzas del presente que nosotros estamos obligados a cultivar y mantener, no ya de la manera mansa y pasiva con que antaño solían esperar el galardón de una gloria vana e inútil los “hombres de letras” o los “escritores de talento” que a la postre se veían postergados y reducidos a la impotencia por los simuladores de todas clases que pululan en las mesocracias modernas; no ya con finalidades educativas de segundo orden y de las cuales se puede prescindir, sino como gravísima urgencia de la época, pues no otra cosa que una necesidad urgentísima de los días que pasan —y pasan para no volver — es ésta de organizar las fuerzas espirituales, no ya sólo de nuestro zarandeado continente hispano, ibero o latino americano, sino del mundo entero.
Si ha leído ud. lo que escribió Wells con motivo del confinamiento de Unamuno no necesitará que yo le pondere el estado de anarquía y de insociabilidad en que viven los hombres verdaderamente inteligentes que hoy existen, como flores de yermo azotadas por todos los vientos, en las diversas latitudes del globo. Pues bien, yo creo firmemente que es la falta de unión lo que ha mantenido en una situación subalterna a los hombres, cuyo tipo (bien determinado ya, pese a todos los equívocos) se conoce con el nombre de intelectuales. ¿Por qué no ensayar, pues, su acercamiento?
No se trata, por supuesto, de obtener mediante la asociación menudas ventajas como las que se consiguen, por ejemplo, mediante la asociación de panaderos, o la de “motoristas y conductores” o las llamadas de “auxilios mutuos”... La que he llamado “organización de las fuerzas espirituales” en el Continente es algo completamente distinto. No se trata siquiera de proteger la propiedad intelectual de la rapacidad de los editores, se trata de algo mucho más noble y más grande, se trata de conferir a la Inteligencia un poder y una eficacia en la acción de que hasta ahora ha estado despojada; pues, como no sólo lo ha dicho ese terrible y execrable comunista que se llama Henri Barbusse, sino también el manso y bonachón Ramón y Cajal: los sabios y los filósofos no han sido hasta ahora en las sociedades otra cosa que sumisos servidores de los poderes arbitrarios en todas sus manifestaciones.
En la carta abierta que, antes de que apareciera el artículo de ud., le escribí yo a don Enrique José Varona discuto y expongo lo que se ha hecho y lo que se debe hacer para llevar adelante en buenos términos la cooperación intelectual. He entregado esa carta para que sea publicada en Mercurio Peruano, y espero que ud. tendrá la bondad de leerla; a estas horas ya debe haberse publicado en La Habana, Costa Rica y Nueva York, pues, como ud. sabe, la publicidad en nuestra propia tierra no es muy propicia a temperamentos como el mío... y no soy yo de los que se empeñan en conquistarla a pesar suyo.
Cuando haya menos gente fumando, bebiendo y hablando inglés en torno a la mesa donde escribo, cumpliré con la promesa, hecha a Garland, de caracterizar netamente mi iniciativa, señalando las ventajas de lo que he llamado su “espontaneidad”, su “a-oficialismo” y su “a-politicismo”.
Reciba ud., mientras tanto, un cordial saludo de su amigo y compañero
Edwin Elmore

Elmore, Edwin

Carta de Adolfo Pérez G., 16/5/1924

Lima, 16 de mayo de 1924
Compañero
José Carlos Mariátegui
Salud
Querido camarada:
Esta entidad en asamblea realizada el 15 del pte, acordó a solicitud del compañero Eduardo Cólfer enviar a Ud. una comisión compuesta por los federados Benito Zavala y Eduardo Cólfer, que serán los portavoces de nuestro sentir, en estos momentos que es Ud. víctima de una crítica enfermedad, y de lo que enviamos nuestra voz de aliento varonil, para que luche contra el mal que adolece.
Deseamos su pronta mejoría, y reciba Ud. el saludo fraternal, de este grupo de camaradas pertenecientes a una entidad de lucha sindical.
Por la Redención del proletariado mundial
Adolfo Pérez G.
Secretario General

Pérez G. Adolfo

Carta del Touring Club Italiano, 6/2/1925

Milano, 6 febbraio 1925
Il.mo Señor José Carlos Mariátegui
Casilla de Correo 2107
Lima
Le agradezco vivamente su muy cortés del 1º diciembre y hago votos por un pronto y completo restablecimiento de su salud. Me parece que la propuesta que Ud. nos hace sea verdaderamente interesante y que se pueda evitar de recurrir a la intervención del distinguido señor Camacho. Para nosotros sería suficiente que Ud nos pudiera enviar como promete, cada dos meses, un artículo respecto a algún particular menos conocido de la vida económica, del paisaje, del arte del Perú eventualmente solicitar de alguna otra persona, colaboraciones que llegaran a nosotros por trámite suyo.
Eso le expresa a Ud que no deseamos mas, también porque el espacio disponible no es mucho y las Repúblicas de Sud y Centro América son numerosas, de manera que no nos sería publicar mas de un artículo cada mes respecto a argumentos peruanos.
De acuerdo por la retribución a que Ud alude. Nos permitimos informar a Ud. que a un distinguido joven que fue colaborar en nuestra Revista, el señor Humberto Solaro, que hace tiempo se fue al Perú, lo hemos encargado de enviarnos algún artículo: sería muy oportuno que Ud lo viera, para saber que el lo que entiende hacer y evitar así interferencias. Su dirección es: Calle Mercaderes 438 (cuchillería Juan Bet) Lima.
Le recomiendo mucho que los artículos ilustren argumentos muy particulares. Preferimos en efecto a los escritos de carácter general, aquellos que ilustran un particular aspecto y especialmente los que se ocupan de actividades económicas dado que en el Perú sucede casi lo que los italianos lamentan por su propio país todos conocen en efecto la tierras de los Incas, todos elogian los monumentos del Cuzco, pero bien pocos conocen las minas, las industrias, los ferrocarriles, los comercios que aseguran la prosperidad de ese país. Lo que no quita que también de arte se pueda hablar, pero precisamente se desearía que también en este campo, como nosotros hacemos por Italia, se tratará respecto a algo poco conocido, como por ejemplo ilustrar los particulares de algún grupo de ruinas o aquella civilización sucesiva a la conquista que es de tan grande interés y tan poco o mal conocida.
Por lo demás, dado que cuanto nosotros le pedimos no tiene carácter de recíproco empeño, nos será ciertamente posible en adelante, fijar siempre mejor las líneas de esta importante colaboración.
Renovando nuestro agradecimiento, quiera aceptar con nuestro vivos augurios, las expresiones de nuestra distinguida consideración.
El V. Presidente
[Firma no Descifrada]

Touring Club Italiano

Carta de Tristán Marof, 29/5/1929

México, 29 de mayo de 1929
Mi querido compañero Mariátegui:
Ahí le incluyo un artículo para Amauta. Procure insertarlo en su número más inmediato. Arguedas me ha atacado en París con tanta injusticia como deshonestidad. Me llama profiteur, coquin y otras cosas. Y usted sabe, saben todos que yo no he hecho otra cosa que darme por entero a la causa proletaria, renunciando fortuna, situación, privilegios. Recuerdo que estando en prisión, Taborga, el jefe del nacionalismo me quiso comprar con promesas diciéndome que Siles aceptaba una reconciliación conmigo y que me nombraría su Ministro. Yo le dije a Taborga que si no había podido fusilarme Siles quería fusilarme moralmente. Ahora Arguedas se lanza contra mí por haber sido nombrado Ministro de Bolivia en Colombia. Yo vivo pobre y trabajosamente gano el pan. No hay un solo ciudadano entre los míos que me acuse de aprovechador y deshonesto. Hasta mi dinero he empleado por levantar a los indios.
Un abrazo de su amigo que lo aprecia grandemente
T. Marof.

P.S.—En la revista de economía hay un juicio bastante interesante sobre su último libro por Humberto Tejera, buen amigo mío, a quien le presté el libro que tuvo la gentileza de enviármelo. Le envío en paquete separado.
Escriba al recibo de esta carta, aunque sean unas líneas a esta dirección: Sr. Gustavo Navarro, Calle de Sinaloa 73, México D.F.
Le ruego encargar que corrijan con un poco de cuidado en la imprenta mi artículo.

Marof, Tristán

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), 8/9/1928

Puno, 8 de setiembre de 1928
Mi querido compañero:
Tuve el mejor deseo de escribirle antes, pero me han estado atajando innumerables ocupaciones urgentes. Hoy lo hago aprovechando las bodas de Leguía con la imbecilidad de los peruanos. Y mi primer cuidado es enviarle algo para Amauta. Deseé mandarle Atatakora, pero resulta excesivamente largo. Me resuelvo pues, a enviarle unos fragmentos de Tojjras, obedeciendo a una antigua solicitud suya. Cuánto lamento que nuestro amigo Sabogal se halle ausente; él habría tenido sumo acierto para hacerle algunos dibujos a los cuadritos de Tojjras. Pero no advierto que tal vez usted se vea privado de insertar esta colaboración, pues, según veo, una vez extractada, adolece de los mismos defectos de El Gamonal. En fin, en todo caso le probará que mi cariño por Amauta es invariable y preferente, y que si ahora no puedo enviarle cosa menos fregada, será después.
Es muy posible que Tojjras se edite en los primeros días de Enero próximo, o acaso en los últimos de Diciembre. Diego Rivera, que debe ilustrar sus páginas, según su compromiso, se ha restituido a México, donde seguramente acabará ese trabajo que tenía iniciado. Me aproveché de su noticia, ¿lo recuerda?
Espero que hasta hoy goce usted de mejor salud. ¿Por qué no se resuelve a brincar por los Andes? Verle en Puno, hombre, sería para nosotros una gran alegría. Además parece que usted cierta vez me insinuó lo mucho que le favorecería tal viaje.
Muy pronto quedará definitivamente constituida en Puno la Agencia Titikaka solventada por don Eduardo Fournier, dueño de la mejor tipografía de Puno. El saldo por remisiones quedará abonado muy luego. Me preocupo en conseguir el mayor número de Amigos de Amauta. Hasta la fecha tengo seis, y deseo llegar a veinte, si no es posible mayor número, pero con pago adelantado que yo me cuidaré de mandarle personalmente, pues deseo así hacer algo bueno en favor de la revista.
Bien. Un abrazo cordialísimo de su compañero. Boletín titikaka, ¿le visita siempre? ¿Qué opinión le merece su labor?
Debo hacerle saber que hasta hoy de las personas a que me he dirigido ofreciendo la edición fina de Amauta, sin militar en nuestras filas, siempre tuvieron para su revista frases de alta admiración y simpatía. Si no ocurre inconveniente alguno, fortuito, tendré pronto el sumo agrado de cumplir mi promesa de colocar la agencia de Amauta en un lugar insuperable con relación a otros departamentos. No deje usted de ordenar la impresión de réclame; esto es siempre de un gran efecto. Si particulariza como hacía antes, en los papeles de Puno que pongan Lugar de Venta: Agencia Titikaka, Tipografía Fournier.-— Apartado 55
Si va usted a publicar Tojjras, hágalo todo de un golpe. Me da que eso, si pasa, pasa en parvada.
Bien. Otro abrazo.
Su compañero
Churata

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

Carta de Jaime Torres Bodet, 21/5/1927

México, D.F., 21 de mayo de 1927
Sr. José Carlos Mariátegui.
Director de la Revista Amauta.
Sagástegui 669.
Lima, Perú.
Muy señor mío:
Al recibir su carta del 27 de abril último me apresuré a releer —con el detenimiento que su solicitud reclamaba— el artículo mío que con el título de “Iberoamericanismo Utilitario” publicó Revista de Revistas en su edición No. 880 y crea usted que deploro no haber encontrado en él una frase equivocada o simplemente una violencia indebida de tono que me dieran la oportunidad, muy grata, de emprender la rectificación que usted pide ya que rectificarme es mi ocupación favorita.
Pero es el caso que, en el artículo de que hablamos, no hice responsable a Amauta de las opiniones de Hidalgo denigrantes para México que usted llama amablemente boutades y sólo cito a Amauta como el lugar en que las había recogido, obligándome a ello una elemental honradez de escritor. Si la opinión de usted y de sus compañeros de redacción no coincide con la de Hidalgo— y usted me lo asegura— no me quedará sino felicitar a usted y a ellos por su buen sentido. Pero de esta felicitación a la rectificación que quiere media una distancia que sólo la deferencia pudiera invitarme a recorrer.
El hecho de que el artículo de Hidalgo haya aparecido en la sección de ‘Libros y Revistas’ de Amauta, no salva a esa revista de la peligrosa responsabilidad de haberlo amparado, porque si bien la hospitalidad tiene sus deberes, también tiene sus derechos de selección muy claros y usted no parece haberlos ejercitado con la precisión que sus sentimientos iberoamericanos hubieran exigido. Por otra parte, decir —como usted agrega— que el “rincón bibliográfico” de Amauta no es Amauta misma, es hacer poco favor a la mentalidad del personal que está encargado de enriquecerlo.
Como usted ve, no he incurrido en ningún error de ligereza al creer a Amauta de acuerdo con la opinión de Hidalgo y si alguien está obligado a aclarar el criterio iberoamericano de esa revista —si alguno tiene— es usted mismo o quien de ello se encargue en la publicación que dirige.
De usted atento y seguro servidor.
J. Torres Bodet

Torres Bodet, Jaime

Carta de M. T. Mejía Xesspe, 20/11/1926

Lima, 20 de noviembre de 1926
Sr. Dn. José Carlos Mariátegui
Director de la Revista Amauta
Lima
Muy señor mío:
Con el placer infinito que seres vindictos pueden sentir, tengo el agrado de dirigirme a Ud. con el objeto de manifestarle, no sólo a nombre mío, sino a nombre de todos los peruanos, especialmente por aquellos aborígenes que esperan ansiosos la voz salvadora, redentora y vivificadora de algún humanitario, a manifestarle que su gran acierto para fundar la publicidad de una revista de índole netamente nacionalista, tal como creo y debe ser así para todos nuestros compatriotas, la revista "Amauta". es meritorio y plausible.
A través de tantos años de lucha por la libertad humana y espiritual, en nuestro país, no hemos podido aún establecer las definiciones concretas de esa lucha, ni hemos alcanzado el fin de ella.
Nuestra libertad, como usted bien sabe, no está perfecta y nuestra libertad espiritual mucho menos. Pero, como la vida de un individuo, hasta la tumb, comprensión absoluta de sus acciones, así como orientaciones amplias para realizar su ideal: asimismo, un pueblo necesita comprensión y orientación sistemáticas para el desarrollo de su engrandecimiento. De allí, que nuestras leyes, a pesar de ser muy aceptables, no encuentran aun ser interpretadas para su cumplimiento. Me refiero, tratándose de este asunto, a las leyes dictadas en pró de los indios del Perú. Estos, sin más conocimiento que la razón natural agreste, no puede comprender la finalidad de las leyes que se decretan en su favor, de ahí, que tampoco pueden pedir su cumplimiento. En tanto que los llamados a hacerlas cumplir, sin más conocimiento que el beneficio directo o indirecto les aporta, no se hayan capaces de quebrantar "sus costumbres", haciéndose, por ende, ignorantes e incapaces de hacer cumplir las leyes.
Es, por eso, que en mi poco conocimiento, siempre he pensado que todas las cosas no se pueden llevar a cabo, inmediatamente después de pensamiento, por cuanto que necesita conocerse el tiempo, el lugar y la oportunidad. El Perú, país moderno en su estructura republicana, pero remoto en su origen, origen, desgraciadamente, misterioso, pletórico en su elemento étnico, el cual permanece inerte como una materia prima, necesita revolucionar material y moralmente para poder alcanzar un desenvolvimiento perfecto. Pero esta revolución no puede realizarse en un tiempo relativamente corto, sino después de muchos ensayos, después de haberse identificado, sistemática y progresivamente, el valor y resultado de su causa.
En el país hemos tenido hombres de ideas semejantes a la de Ud. Sr. Mariátegui, pero, fatalmente fueron muy prematura, por lo que no alcanzaron el fin perseguido; más hoy usted es más favorecido y me parece que ya es llegado el tiempo para emprender una lucha por nuestra nacionalización absoluta. Siempre lo he distinguido a Ud. por su espíritu y verbo nacionalista, aunque no tengo el honor de conocerlo personalmente.
Hace apenas algún tiempo que me encuentro nuevamente en esta capital, durante el cual he tenido la oportunidad de saborear ávidamente el contenido de la revista "Amauta" que dignamente dirige Ud., contenido que corresponde realmente al hombre sugestivo que lo guía. "Amauta" como su nombre indica: ama, no prohibitivo y uta, expresión que delata ignorancia, idiotez; debe ser siempre el reverso de la última expresión, es decir, el sabio. "Amauta" debe ser la luz brillante cuya llama sea capaz de encender el fuego sagrado no sólo del hogar de un "blanco", sino también de la choza de un "indio"; debe ser el verdugo y el juez, para castigar debidamente al culpable y dar sentencia en justicia; debe ser la fuente cristalina, donde pueda contemplarse y apagar la sed; debe ser ser un cartel público donde pueda exhibirse el mérito de uno, como el baldón de otro; y,por último, debe ser un verdadero sabio-maestro que enseñe y divulgue todo el conocimiento útil, tanto del pasado como del presente.
Me congratulo sobremanera al dirigirme a Ud. y ofrezco mi colaboración literaria para las páginas de "Amauta", colaboración que podría ser solamente de naturaleza indígena (folklore, leyendas, cuentos, costumbres, etc.) Para que tenga Ud. alguna idea de mi persona, le envío un ensayo de "Algunas costumbres y creencias de los Indígenas". Como verá Ud. soy del grupo de aquella raza muda e infeliz, que hasta ahora no articula todavía ninguna palabra - tal como lo dice el Sr. Orrego- ni siente aún la felicidad; pero yo procuraré hacer lo posible colaborando a su lado.
Sin más, me sucribo de Ud. atto, S.S
M. T. Mejía-Xesspe.

Mejía Xesspe, M. T.

Carta de Romulo Meneses M., 27/1/1928

La Paz, 27 de enero de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima, (Perú)
Muy estimado amigo:
Con los últimos días de diciembre del año ppdo., le envié una postal de saludo y buen augurio para Ud. tanto como para Amauta. Le envié con ella una colaboración sobre el Hebraísmo y su gestión histórica, que espero la haya recibido.
Ésta le lleva mi felicitación por la reaparición de Amauta en el No. 10, el mejor esfuerzo de la izquierda en nuestro país, hasta la fecha.
Hubiera deseado enviarle mi colaboración sobre el problema de Nicaragua, pero por una parte desconfianza en que ella no llegará o alcanzará tarde para resultar en fiambre me obligaron a darlo a La Razón. Aquí o allá, el deber es el mismo, Ud. lo sabe.
Le envío en esta misma carta que dirijo a Washington, iz. 544.
En La Paz, habemos ya un regular número de desterrados. Puedo afirmarle que la izquierda en La Paz, está representada por el elemento peruano, que colabora con lo escaso que Bolivia cuenta. En el Altiplano la izquierda está desprestigiada por su incipiencia, su reducida interpretación del izquierdismo y un espíritu de polemismo aldeano sobre el matiz del prójimo, insoportable. Es cuestión de mofa por estas alturas decirse de izquierda. Esto me ha inducido a finalizar el artículo que le envío con una apreciación sobre nuestro concepto de izquierda.
Es que la muchachada aquí es floja para el estudio. Tiene el defecto de organizar muchos grupos y agencias de los grupos mayores, distribuir puestos de anuncio y quedarse allí. Contra este defecto tratamos de reaccionar ahora con el fin de asimilar las vanguardias bolivianas al flanco de las demás americanas. Bolivia tiene interesantes aspectos económicos por su ubicación en el continente como asiento minero.
Patiño, Suárez, Aramayo, Gugenheim, son caso único; especialmente el primero dentro del ritmo de nuestros países. Esto, como comprende, es necesario estudiar y definir su proyección en el futuro.
Estamos constituyendo la célula peruana de la APRA. Le comunicaremos en su oportunidad.
Deme una dirección de seguridad.
Reciba un apretón de manos de su amigo
R. Meneses M.
Dirija a mi nombre no más.

Meneses M., Rómulo