Viajes

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09.04.05

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  • COMERCIO INTERIOR

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Tarjeta Postal a Bertha Molina (Ruth), 3/8/1920

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Florencia, 3 de agosto 1920
Mañana me marcho de Florencia. De ella te escribí hace un mes contestando tu carta. De ella te escribo ahora para que tengas una segunda carta que contestarme. Así se acortarán los plazos de nuestra correspondencia. ¿Que esta no es una carta? No me digas eso que sería una tinterillada femenina. ¿Acaso las cartas deben llenar siembre muchas hojas de papel? ¿Acaso no pueden caber, como esta, en el envés de una postal. Además, mira. Haz de cuenta que esta es la última de muchas hojas que yo dejo en blanco para que tú las llenes con tu fantasia y para que te digas en ellas muchas cosas inteligentes, bellas y armoniosas que yo no sabría decirte. Porque interpretándome como me imaginas me querrás mejor que interpretándome como soy. Ensáyalo. Y créeme que bien te recuerdo.
José Carlos.

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Guillermina Mariátegui de Cavero, 19/7/1920

Vallombrosa, 19 de julio de 1920
Sra.
Guillermina M. de Cavero
Muy querida hermana:
He recibido tu carta del 22 de mayo. Y, al mismo tiempo, una del Ministro de Justicia comunicándome que ha concedido a Nino la beca de interno.
Esta noticia ha sido una compensación. Confío que así como Dios nos ha concedido esta gracia nos concederá también el remedio de tu situación.
Ojalá que mi carta al Ministro de Guerra haya sido útil. Lamento mucho la enfermedad de Amalita y espero que no haya sido de cuidado. - Sin mas que con sus mejores recuerdos para ti y las chicas y con sus fervientes votos por tu bienestar, se despide de ti hasta pronto tu hermano que bien te quiere.
José.

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Guillermina Mariátegui de Cavero, 5/7/1920

Florencia, 5 de julio de 1920
Señora
Guillermina M. de Cavero
Andahuaylas
Recibe un nuevo recuerdo mio de Florencia. Esta es una vista de la parte alta de la Catedral, una de las mas bellas de Europa, toda recubierta de mármoles de colores.
Tu hermano
José
La postal a la mama es una vista del jardín real.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 30/6/1920

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Florencia, 30 de junio 1920
Ruth:
A punto de partir de Roma, en viaje a esta ciudad de Dante y de los Médicis, recibí tu carta del 22 de mayo. Que, naturalmente, me parece que ha tardado mucho. Y que me obliga a reprochártelo. ¿Por qué te has hecho esperar tanto? ¿Es que te estás volviendo mala? ¿O es que te da pereza escribirle a un amigo que se halla tan lejos? En otros tiempos hubieras sido capaz de escribirme sin aguardar mi respuesta. Tú me observarás que siempre “a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor”.
Perdóname el reproche. Apenas trazado me arrepiento de él con toda el alma. Y me arrepentiría más aún si no tuviera la certidumbre de que tú, gentilmente, no me lo tomarás en cuenta.
Gracias por tus noticias. Casi ninguna de ellas era nueva para mí. Pero yo no te he pedido noticias de Lima por las noticias en si mismas, sino por las noticias a través de tus cartas, de tu frase, de tu comentario o de tus puntos suspensivos.
Me preguntas qué hago por acá. Y yo mismo no lo sé exactamente. ¿Se sabe, acaso, alguna vez lo que se hace? ¿Y, sobre todo, se sabe, alguna vez, cómo calificar lo que se hace? Creo que nó. Mira. Yo. en primer lugar, estudio. Y en segundo lugar . . . ¿Qué hago yo en segundo lugar? Unas veces me aburro, lo cual, me dirás tú. no es bueno Otras veces, escribo, lo cual es peor que aburrirse. Y otras veces, no hago nada lo cual es peor aún que aburrirse y que escribir. Ahora hago algo diferente. Te escribo. Y esto no es escribir ni es, mucho menos, aburrirse. Todo lo contrario.
Me place Italia. La amo por su belleza inmensa, por su belleza extraordinaria, por su belleza única. No sólo es sugestiva la Italia del paisaje, la Italia de la rivera Liguria, la Italia del golfo de Salerno. Y no sólo es sugestiva la Italia del arte, la Italia de Miguel Angel, de Leonardo y de Rafael. También es sugestiva la Italia de la pasión. Como se ama en Italia, hasta la muerte, no se ama ya en ninguna parte del mundo. ¡Qué gente más pasional! Aquí son posibles todavía Romeo y Julieta, imposibles y absurdas en otro lugar del globo. Y aquí se comete a diario la heroica tontería de morir por amor. Como tú recordarás el Dante llamó a Italia país que solo la luz y el amor ha por confines. Y tenía razón. Sus confines, aunque poco geográficos y demasiado poéticos, son verdaderos.
Actualmente, me tienes entregado en alma y cuerpo a Florencia. ¡Qué ciudad tan llena de encantos! Aún viven en ella Donatello y Miguel Angel, Benvenuto Cellini y Juan de Bolonia, Lorenzo de Médicis y la duquesa de Urbino. De Florencia pasaré a algún punto de la campiña Toscana. El verano es insoportable en Roma. Y no lo es menos en Florencia. Hay que ir al campo en esta estación proterva. Además quiero sentirme durante algún tiempo donde no se hable sino italiano, el más puro y musical italiano. Roma es muy cosmopolita. Florencia no le va en zaga. Yo hablo ya italiano, pero, por supuesto, muy macarrónicamente. Después de mi próximo “séjour” en la Toscana espero hablarlo regularmente. Deseo, de otro lado, traducir al castellano algunos notables poetas italianos contemporáneos como Papini, Palazeschi, Marinetti. Salvoni, Ada Negri.
Soy de tu misma opinión acerca de “El Tiempo”. Al abominable Abate Faría no se le puede leer sin repugnancia unas veces y sin hilaridad otras. Yo permito que artículos míos aparezcan en promiscuidad con los de este loco analfabeto por razones que sería largo explicarte. La más breve de esas razones es que pagan mis artículos. Además a mis artículos yo no les he dado nunca importancia. No son para mi sino una distracción o un entrenamiento. Aparte de un modo de ganar dinero.
El periodismo peruano, en general es de una incipiencia escandalosa. Así los diarios como las revistas carecen de selección, de mesura, de sustancia, Por una parte están detestablemente escritas. Por otra parte son de una vaciedad máxima. Esto unido a su tropicalismo, á su exageración, á su huachafería. Imitamos a la Argentina, a la rastacuera Argentina, que imita a su vez a los Estados Unidos. Y los Estados Unidos no saben siquiera imitar a Europa. Cuando se está en Europa, habituada a la prensa de París o de Roma, la lectura de los periódicos peruanos produce una impresión pésima.
No te adjunto esta vez mis versos porque como soy tan desordenado, me olvidé de traerlos de Roma. Te irán pues, proximamente. Cuando regrese a la Ciudad Eterna.
Contéstame sin tardanza. Y en cualquier hora en que no te sea desagradable hacer de cuenta que charlas conmigo, escríbeme largamente, todo lo largamente que puedas que darás un gran placer. Y háblame siempre con mucha confianza, con absoluta confianza. Créeme que sabré siempre ser merecedor de ella.
Y créeme, asi mismo, que te recuerdo con devoción y que mi pensamiento va hacia ti con más frecuencia de lo que tu probablemente supones.
Tuyo
José Carlos.
Señorita Bertha Molina

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Ricardo Martínez de la Torre, 19/5/1920

Roma, 19 de mayo de 1920
Caro Ricardo:
Gracias por tu amable carta del 7 de abril. No quiero aplazar su respuesta hasta que te escriba contándote mis impresiones de viaje en uno o más tomos, porque deseo que estas cuatro líneas te lleguen cuanto antes. Te mandaré algunos libros; pero en francés. España y su literatura y su pensamiento y sus panderetas y sus majas y sus toreros están mucho más leos que del Perú— que no te extrañe— de esta Italia bella por excelencia y por derecho divino. Aquí leo diariamente los periódicos de París y no encuentro nunca una revista española. Me dices que han hablado de mí después de mi partida. Quiero decir que a mis buenos y queridos paisanos no les ha bastado mi viaje a otro mundo para cesar de ocuparse de mi muy humilde persona. Cuéntame de Lima todo lo que puedas. Europa no me hace olvidar a mi simpática ciudad. Pronto te escribiré largo y tendido. A Juanita le escribí de Nueva York el 3 de noviembre, felicitándola por su santo. Sé intérprete de mi afectuoso y leal recuerdo ante todos los tuyos.
Te saluda muy cariñosamente
José Carlos Mariátegui
P.S. He aquí mi dirección: Legación del Perú, Casella Postale 268.

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Guillermina Mariátegui de Cavero, 16/5/1920

Roma, 16 de mayo de 1920
Sra.
Guillermina M. de Cavero
Andahuayalas - Perú
Acabo de asistir a la fiesta de Juana de Arco en la Basílica de San Pedro, para presenciar la cual han venido del extranjero muchos millares de peregrinos. Quiero que recibas un recuerdo de esta fiesta. Te abraza tu hermano.
José

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Guillermina Mariátegui de Cavero, 10/3/1920

Roma, 10 de marzo de 1920
Señora
Guillermina M. de Cavero
Andahuaylas - Perú
Muy querida hermana:
No tengo ninguna nueva tuya; pero quiero que recibas un testimonio de mi constante recuerdo. Mamá te habrá comunicado cuanto le he encargado que te comuniques.
Con los mejores votos por tu felicidad te abraza tu hermano.
José

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Artemia G de Falcón, 7/8/1922

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Mi querida madre:

Al mismo tiempo, y con gran retardo he recibido tus dos últimas cartas del mes de junio —el 6 y el 19—. De Madrid me las mandaron a París, cuando yo estaba en Berlín. La Legación de Perú me los remitió a esta última ciudad, pero yo salí antes de que llegaran. He tenido después que esperarlas ocho días en París. Esta ha sido la causa del retardo.

Les agradezco mucho, a ti y a Alicia, el envío de Variedades. Ya tenía noticias de las publicaciones. Pero no había logrado encontrar los números.

No sabía que Salomón te hubiera hecho pagar mis últimos sueldos. Ni siquiera sé hasta qué fecha ha durado mi destino. Creo, que por los datos que me das, que ha sido hasta el mes de febrero. En este caso si estoy pagado en realidad completamente. Porque las ciento veinte libras que me mandaron en marzo correspondían a mi asignación de veinte libras mensuales desde el siete de julio hasta el siete de diciembre de 1921. Pero si mi puesto ha durado hasta marzo o abril o mayo, como los de otros, me deben todavía los sueldos correspondientes. Averigua en que fecha cancelaron mi nombramiento. Y si hay lugar, haz las reclamaciones del caso, aprovechándote de las cartas que escribí hace poco a Salomón y a Elguera.

Me doy cuenta de las contrariedades que tienes que haber sufrido hasta conseguir el grado de mis hermanas y después sus destinos. Tengo la esperanza de que a la fecha ya las hayas conseguido. La tengo, sobretodo, porque me he enterado que Barros ya no es Ministro de Instrucción. Me han dicho que lo ha remplazado Curletti. Este te habrá servido mejor. Es, por lo menos, amigo mío, siempre me ha manifestado mucho cariño.

Si necesitas alguna nueva influencia, habla con Jorge Guillermo Leguía, que está en la Secretaría del Presidente. También es mi amigo. O lo era. Háblale en mi nombre. Él es quien ha conseguido la reposición de Mariátegui: la madre de José Carlos, por mediación de él, habló con el presidente y así consiguió que lo mantuvieran en el puesto.

Osores se embarcará uno de estos días. Lo han nombrado ministro en el Ecuador. Pero estará en Lima algún tiempo.

Dime cual ha sido el resultado de la reclamación del banco y de tu entrevista con Miró Quesada. Yo seguiré mandando artículos hasta saber con seguridad cuantos debo mandar mensualmente.

Mariátegui, a pesar de la reposición, marchará al Perú en octubre. No lo sientas por más puede servirte a ti allá que en Europa a mí. Aquí solo nos hemos con intervalos, a veces, hasta de un año. Allá, en cambio, puede serte muy útil. No creas que es como Del Águila. Por el contrario, se interesará mucho todo lo que le solicites. Y, además, está en mejores condiciones que Del Águila para servirte en las cosas importantes.

Yo estoy trabajando con bastante empeño. Quiero ver si consigo en estos meses alguna ganancia extraordinaria, pues lo que gano me alcanza muy estrechamente para vivir. Si la consigo, claro está la partiré contigo.

Saluda especialmente a Antonieta. Dile que siento mucho su enfermedad y que espero que ya esté buena.

¿Cómo siguen los estudios de Humberto y de Jorge?

Muchos cariñosos recuerdos para todos mis hermanos y un abrazo y un beso para ti de
César.

Hendaya: 7.VIII. 1922

Falcón, César

Tarjeta Postal a Modesto Antonio Cavero, 24/2/1920

Roma, 24 de febrero de 1920.
Señor capitán
Modesto Antonio Cavero
Andahuaylas - Perú
Mi querido Antonio:
Por medio de esta postal le mando un cariñoso y fraternal abrazo con mil votos porque su cumpleaños sea el principio de muchas felicidades para vos y todos los suyos que son también los míos.
Muy afectuosamente me despido hasta pronto.
José

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a María Consuelo Cavero Mariátegui, 15/2/1920

Roma, 15 de febrero de 1920
Señorita
María Consuelo Cavero Mariátegui
Andahuaylas
Perú
Mi querida nana:
Recibe un abrazo mío muy afectuoso, el primero que te envío directamente desde mi partida, que te expresará cuanto te recuerdo a través de la distancia y la ausencia.
José

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Ricardo Martínez de la Torre, 10/2/1920

Roma, 10 de febrero de 1920
Señor
Ricardo Martínez de Latorre
Afligidos 180, altos
Lima - Perú
América del Sur
Esta postal, que llegará a tus manos, si el correo no dispone otra cosa, después de un viaje de algunos millares de millas, te llevará la seguridad de mi afectuoso recuerdo.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Toribio Beteta, 1/1/1920

Roma, 1º de enero de 1919 [1920]
Señor
Toribio Beteta
Broadway 42
Peruvian Consulate
New York
U.S.A.
Con un saludo muy afectuoso desde la ciudad de las siete colinas.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal de César Falcón, 12/8/1921

París, 12 de agosto de 1921
Para el señor don
José Carlos Mariátegui
Via Firenze 43, int. 9, escala sinistra
Roma - Italia
Querido José Carlos:
Te contesto rápidamente tu carta del 26 de julio, porque sólo permaneceré aquí pocas horas. Sigo a Berlín. De aquí te escribiré una larga carta apenas llegue. Saludos a Anita.
Te abraza.
César

Falcón, César

Carta de Alberto Hidalgo, 1927

[Buenos Aires, 1927]
Para entregar a
José Carlos Mariátegui
Querido Mariátegui:
He cumplido con entregar su carta a Seoane.
Me alegro de que se halle Ud. mejor de salud.
He conversado largamente con Seoane acerca de si debe Ud. venir a radicarse o no. Me ha prometido, ante mi alarma de que todo no salga como quisiéramos, realizar unas gestiones previas y escribirle categóricamente.
Debe Ud. meditar mucho sobre este viaje. Primero el factor salud. Sospecho —algunos amigos me lo han asegurado—, que la suya es bastante precaria. ¿Ud. sabe lo que es Bs. As.? En cuanto hay una pequeña probabilidad —no ya síntoma— de debilitamiento pulmonar, no se puede vivir aquí. ¡Es algo horrible! ¡Horrible! Quiero ser franco hasta la rudeza, querido Mariátegui, para prevenirle.
En cuanto al factor económico, quisiera que me contestase Ud. a estas preguntas:
Si se le consiguiera un empleo público —lo más cómodo— o en un diario —lo más ingrato— podría Ud. hacer diariamente acto de presencia siquiera tres horas?
Podría Ud. escribir en revistas como Caras y Caretas, El Hogar —una colaboración mensual o lo sumo, y esto mismo muy difícil de conseguirse— ¿pero querría Ud. hacer cuentos?
Sus artículos sólo los toman en La Nación, La Prensa, La Razón; ¿pero sabe Ud. que son diarios burgueses, que quizá rechacen —no lo aseguro— su firma?
Sé que no es Ud. solo. Sé que tiene mujer e hijos, y por eso le hablo con tal rudeza. A Seoane mismo, tan entusiasta por su viaje, a causa desde luego de su bondad, le he hecho estas preguntas, y he creído descubrir alguna duda en su gesto.
Pero si Ud. contara con algún recurso propio, la cosa sería distinta. Contrariamente a lo que se cree, aquí se puede vivir con muy poco, con casi nada. Creo que hasta con ciento cincuenta pesos se podría Ud. arreglar. Ya ve...
¿Y Amauta? En cuanto a Amauta, mi juicio es radicalmente contrario al suyo. Aquí moriría definitivamente: porque costaría tres o cuatro veces lo que cuesta en Lima; porque luego le encontrarían los canallas de allá la manera de impedir su entrada en el Perú; porque además tendrá Ud. en su contra a los canallas de aquí; por tantas cosas.
Yo creo que debe Ud. esperar que pase el temporal. No veo un peligro en que esté callado. Todo el Perú debe saber que su silencio es obligado. Y lo estará escuchando casi como si hablara.
Yo no hago política. Estoy en la izquierda de la izquierda. Soy un hereje, porque no creo en nada. Pero temo que los que le quieren estén haciendo política de que a Ud. se le haga víctima. Ud. estará desde luego dispuesto a serlo, dispuesto a sacrificarse. ¿Pero ello sería eficaz? Yo creo que ahora su sacrificio sería menos útil que un estratégico reposo para después, en momento oportuno, sacar de nuevo la cara.
Mariátegui, querido Mariátegui, medite esto. Y de toda manera, sepa pues —ya lo sabe, ¿verdad?— que Alberto Hidalgo está a su lado.
Escríbame pronto, y reciba un estrujón de manos
Alberto Hidalgo
Siempre: Ventura Bosch 6740evo la cara.

Hidalgo, Alberto

Carta de Francisco García Calderon, 28/8/1922

París, 28 de agosto de 1922
Francisco García Calderón acaba de recibir su tarjeta de 26 de mayo, le agradece el envío y la carta de Luis Varela y se complace en expresarle sus sentimientos de simpatía y consideración.

García Calderón, Francisco

Carta de Arturo Osores, 11/9/1921

París, 11 de setiembre de 1921
Señor don
José Carlos Mariátegui.
Roma.
Mi muy querido amigo:
No he podido escribirle, por muchos motivos independientes de mi voluntad; pero mi afecto siempre está junto a Ud.
Le incluyo un giro por dos mil liras. Despida a toda la servidumbre, pagándoles su retribución habitual. Si el chauffeur insiste, ceda Ud; pero a los demás no les pague sino lo que les pagó la Bertini. Entregue 600 liras a Lepiani. Si cumple bien, a juicio de Ud, le remitiré el valor de los otros cuadros.
El valet, antes de marcharse, debe limpiar mi ropa; y que la camarera haga lo mismo con la de mi familia. Temo que el uniforme se malogre: procure que lo revisen. Para el aseo de la casa contrate una persona de aquellas que prestan servicios por horas.
Arriende la casa en la forma que Ud estime más conveniente. Proceda como si fuera Ud mi propia persona; y, para ello, le doy las facultades más amplias. No descuide las existencias de los inventarios. Caso de que Ud pacte el arrendamiento y sea necesaria mi presencia para firmar el contrato, hágame un telegrama.
Insista en obtener respuesta de la Bertini, para saber a qué atenernos.
Que el chauffeur le entregue los artículos del último pedido que hizo.
No se olvide de reclamar el impuesto de lujo que pagué en el hotel.
¿Qué hay sobre los pensionados? Se me dice que han sido totalmente pagados. Si ello fuere cierto, procure recoger esas 2,500 liras, que están volando.
Vea si no corre peligro la prenda aquélla, cuyo recibo tiene Ud.
Le suplico vea a López Aliaga y le haga conocer que no dispongo sino de 6 cajones de bencina, porque la orden no fue por 50 cajones, como creí.
RESERVADO: me escribió Óscar Barrenechea anunciándome que ha sido trasladado a Italia. Procure que le paguen, antes de que esto llegue a ser conocido.
Comuníqueme cuanto sepa sobre la revolución. Las noticias que aquí se tiene son muy vagas. Temo que el castillo se incendie.
Al arrendar la casa vea si es posible reservar las habitaciones que fueren necesarias para la Legación. Publique avisos y haga, por mi cuenta, todo lo que Ud estime conveniente. Sus procedimientos tienen, desde ahora, mi más amplia aprobación. Sólo me mortifica el estar abusando demasiado de su afecto.
Demore su contestación a Machiavelo, hasta que pueda satisfacerlo.
No sé el tiempo que pueda demorar aquí porque mi hijo ha llegado muy enfermo. Él y mi familia corresponden muy afectuosamente su atento saludo.
Muchos recuerdos para nuestro buen amigo el Conde Perrone.
Muy, muy agradecido por la decisión con que me sirve, le estrecho la mano como su afectísimo amigo y S.S.
A. Osores

Osores, Arturo

Carta de Víctor Valdivia, 19/8/1930

Puno, Agosto 19 de 1930
Sr. José Carlos Mariátegui.
Lima.
Muy apreciado i respetado compañero.
Después de su considerable silencio vuelvo a dirijirle la presente.
Todo el tiempo pasado estuve muy ocupado preparando una pequeña exposición pictórica. Ahora estoy en visperas de viajar a Yunguyo, para volver tan pronto como tenga aviso de su llegada a Arequipa. Todos los compañeros hemos hablado al respecto de su venida a esta región. Estamos esperando con entusiasmo. Pero nos parece que sería mejor que hiciera Ud. su salida en la primera quincena de marzo pues ahora el tiempo está muy lluvioso y mortificante.
Logicamente Churata le dirá lo mismo. El se encuentra en Arequipa, en busca de mejor convalescencia. Estará allí durante un mes i de todos modos esperará su llegada a Arequipa.
Suplícole me anuncia el día de su partida.
Con verdadera complacencia asumiremos todo esfuerzo por traerlo i recibirlo en esta orilla titikakense.
Muy cordial y respetuosamente saluda a Ud i compañeros.
Víctor Valdivia.

Valdivia, Víctor

Carta de Samuel Glusberg, 4/4/1930

Buenos Aires, 4 de abril de 1930
Mi querido amigo:
Anoche recibí su carta y las colaboraciones. Vea lo que son las coincidencias. Ayer justamente le despachaba L.V.L. de abril con su artículo: Arte, Revolución y Decadencia, del que he suprimido el párrafo que Ud. me indica. Ayer también le escribí a César Falcón, L.A. Sánchez, César Vallejo, Luis E. Valcárcel etc.
Pienso sacar el número dedicado a la literatura peruana el 1º de junio. Así les doy tiempo a todos para poder colaborar. En el número de mayo adelantaré el sumario de las colaboraciones recibidas y la noticia de su viaje. También publicaré su artículo sobre el Chopin de Guy de Portales que no publiqué hasta la fecha porque suponía que Ud. lo había publicado en Lima y como yo no hice tampoco ninguna página de bibliografía extranjera no tuve ocasión de utilizarlo. Guardo también un artículo suyo sobre Los Mujics que también puedo publicar en el próximo número con algún otro hasta completar una página.
Mil gracias por el envío de las colaboraciones de Eguren, Núnez y Bustamante y Ballivián. El hermano de este poeta también colaborará en el número con algunos recuerdos de Lima.
Espero con ansia las colaboraciones de Antenor Orrego, Martín Adán, Jorge Basadre, Luis Alberto Sánchez etc. Y también las ilustraciones de los artistas peruanos.
Cuanto a la fecha de su viaje, creo que no tiene por qué apurarse. Hágalo con tranquilidad a mediados de mayo. Quédese una semana o más en Chile, según sus conveniencias y llegue a Buenos Aires el 2 de junio. Para entonces todo estará arreglado aquí. Lo recibiremos como se merece: con todas las luces encendidas...
Ahora estoy gestionándole unas conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras. De seguro Ud. repetirá la trayectoria de Waldo en todo. Y mejor si también los latinoamericanos de Palacios y Cía se asocian al homenaje, sin desconfianza.
El festival en su honor para hacemos de los pasajes se realizará de seguro a fines de abril. Estoy aguardando el regreso de la presidenta de los Amigos del Arte que aún veranea en su estancia. Hasta después de las Pascuas no empieza la temporada artística. Por fin se acabaron los escrutinios de las elecciones, aunque todavía el de seguro a fines de abril. Estoy aguardando el regreso de la premios municipales a la producción literaria de 1929, para entonar los ánimos y elevar el ambiente.
Y antes de que olvide: ¿cree Ud. posible con ese aplazo de su viaje hasta mediados de mayo, la impresión de su libro en la imprenta Minerva? Desgraciadamente yo sigo en malas condiciones para comprometerme a imprimirlo aquí. Me he visto en el caso de aceptar en el Colegio Internacional de Olivos dictar ocho horas semanales de clase por una paga irrisoria. Pero esto aparte conviene que aparezca un libro suyo de ensayos artísticos. La Defensa del Marxismo asustará a muchos. No hay que dejar solo a ese libro. Piénselo y si como Ud. me decía en mayo se desocupa un poco el taller de Minerva haga componer El Alma Matinal y cuide Ud. mismo de las pruebas. En Isor no se puede hacer. No creo que el libro salga mejor impreso aquí. Recibí la vez pasada un número de Amauta en papel grueso y me pareció excelente. En fin vea Ud. lo que se puede hacer. Yo mantengo mi proposición de compartir el pago de la edición siempre que los ejemplares lleguen aquí antes del 1º de junio (4 ó 5 días antes, no más) para que yo tenga tiempo de hacerlos repartir y anunciarlo en el periódico.
Quedo a la espera de sus noticias. Mientras lo saludo cordialmente y le digo: hasta luego.
[Firma de Samuel Glusberg]

Glusberg, Samuel

Carta de Samuel Glusberg, 28/2/1930

Buenos Aires, 28 de febrero de 1930
Mi querido Mariátegui:
En verdad, me estaba ya inquietando su silencio tan prolongado. Por suerte, su carta del 9 me entera de que nada grave le ha sucedido. Me alegro. Después de los sucesos policíacos en vísperas de la llegada de Waldo a Lima, estoy siempre a la espera de cualquier arbitrariedad. Aquí también las cosas se están poniendo mal. Pero es solamente entre los políticos criollos de todo color el fandango... Un hombre libre puede vivir tranquilamente, al margen.
Interrumpido por su silencio y por las vacaciones no he preparado aún el festival que le anuncié. Pero me pondré a la obra en seguida. Lástima que el carnaval que empieza el domingo me robe una semana. Pero creo que para los últimos días de marzo podré realizarlo. Para esto, claro, usaré L.V.L. Si todo sale bien, como espero Ud. tendrá en abril el dinero para los pasajes.
Creo que para su mejor recepción en Bs. As. convendría repetir el método empleado en la recepción de Waldo. Primero: publicación de un número de L.V.L. dedicado a la literatura peruana y en particular a su labor de ensayista. Segundo publicación de su libro El alma matinal. Por mi parte espero poder hacer el número peruano. Luis Alberto Sánchez me escribió que él estaba por mandar a los muchachos de 1930 un montón de colaboraciones peruanas. Le pediré pues a ellos que me faciliten pruebas de página para que dichas colaboraciones aparezcan simultáneamente en Buenos Aires, con la declaración expresa de su procedencia. De gente de aquí: Lugones, Quiroga, Soto, Borges, Franco, Tiempo, Martínez Estrada, Gerchunoff, Uribe etc. puedo conseguir también algunas notas de interés y sobre todo de simpatía. Así que bastaría contar con unas cuantas colaboraciones representativas del Perú: de Luis Alberto Sánchez, Martín Adán, Jorge Basadre, Vallejo, Eguren, Orrego, López Albújar y Valcárcel. O algunos más. Le he escrito a este propósito a Sánchez y aguardo su contestación. Usted podría adelantarme el prólogo del libro si es que piensa ponerle uno.
Cuanto a la edición argentina del libro, desgraciadamente yo no estoy en condiciones de hacerla con premura. Primero porque no cuento ahora con ninguna imprenta y segundo porque no queda casi tiempo material para recibir los originales, mandarle pruebas etc. Sin embargo, conviene que el libro llegue con Ud. a Buenos Aires y que lleve el sello de Babel. Dígame si Ud. puede hacerlo imprimir en Lima en el formato de Amauta o un poquito recortado —igual a Nuestra América— Haga Ud. una edición de 1000 ejemplares, 500 con el marbete de Babel que puedo enviarle y 500 o más con el de Amauta para Lima. A la vuelta de unos meses— dos o tres— estaré en condiciones de girarle a su imprenta lo que me corresponda pagar por los 500 ejemplares, más los derechos de autor. Le parece viable la combinación peruano-porteña? Esto es importante que lo resuelva en el acto y lo ejecute sin pérdida de tiempo.
Quedo a la espera de sus noticias. Mientras le mando un abrazo fraternal.
Samuel Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta de Lucas Oyague, 12/2/1930

Cuzco, 12 de febrero de 1930
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima.-
Mi muy estimado y recordado José Carlos:
Muchas cosas tantas que no cabrían en esta carta impidieron verlo en mi última larga estada en Lima. Dos meses y medio casi en la calle; mi familia allá también y ante el peligro de quedar sin trabajo, en un conflicto económico, después enfermos mis hijos y yo pobre. En fin, una media tragedia en parte.
Supe si casi todos los días, ya por Posada, más frecuentemente como por Luciano Castillo de que estaba usted bien. En su casa toda la familia la pasaba sin nada extraordinario. Esto me consolaba. Su amigo más cercano en las emociones, en los dolores, en los procesos suyos, pero ausente en la realidad de estrecharse las manos y examinarse objetivamente se satisfacía de ese su buen estado.
Ahora la escribo porque he oído decir dos cosas que merecen su confirmación: que piensan operarle; que piensa usted venir al Cuzco y en avión. Claro que esa sería y es a mi juicio la única forma de un buen viaje de usted; pero si su salud lo permite, su sus cosas y en fin, si su incursión a la parte sur de la república no sería tomada por cierto sector político como una acusación de actividades agitadoras de su parte y podrían ejercer por este motivo actitud en su contra.
En fin, si usted ha pensado es preciso que nos avise a quienes usted sabe sus leales amigos, incondicionalmente; amigos de usted profundamente y admiradores de su labor apostólica cosa gritada siempre a los cuatro vientos. Que nos avisara decía yo para ver la forma como brindarle a usted las mayores comodidades y seguridades por su salud y por usted.
No he recibido ni el libro La Escena Contemporánea que insisto en solicitarle ni la colección de Labor que usted me habla. Nada he recibido. La Escena Contemporánea no debe faltar de mi casa. Y no debe faltar por razones sentimentales que usted reconocerá en el proceso de ese libro y porque lo quiero tener con la autografía querida de usted.
Escríbame usted. Si tiene a mano algunos folleto, algunos periódicos alguna cosa para refrescar mi siempre latenta y viva adhesión a las ideas socialistas a las cuales me he aunado en partida bautismal de privaciones y sacrificios de todo orden, remítame usted que se lo agradeceré. Aquí estoy por completo a sus órdenes.
Sé que el doctor J. Uriel García lanzará dentro de pocos días un libro de ensayos "El nuevo indio" donde explica sus teorías sobre el neoindigenismo. Yo he concertado y organizado un libro Estampas Cuzqueñas, (Libro de Crónicas) con fotografías al estilo de La Nueva Rusia.
Le ruego saludar a la señora Anita, a su mamá, cariños a los ñaños y usted recibas el afectuoso abrazo de su amigo que en todo momento lo recuerda con profundo afecto.
Lucas Oyague
Escríbame a mi apartado.

Oyague, Lucas

Carta de Julián Petrovick, 7/2/1930

Santiago, 7 de febrero de 1930
Querido José Carlos
Por Blanquita del Prado, a quién trato de atender en todo lo que me es posible, me enteré minuciosamente de todo los ocurrido a Ud. y demás compañeros. Con ese motivo escribí a la Argentina, Brasil y Centro América.
Sé de su última resolución y lo espero ansioso. Ud sabe que estoy alentado al más grande de servir a la revolución. Lo único que quiero es que nos entendamos todos, no unos a otros - es ingenuo - quiero decir que nos entendamos dentro de las prácticas más urgentes de la revolución.
Creo que este año nos reuniremos - corrija en lo que me toca a mí - muchos de los que luchamos por el ideal revolucionario.
Tengo gran esperanza en ese encuentro.
"El Mercurio" dio una nota sobre su posible arribo a esta.
En el próximo número de "Letras" se publicará su retrato en una glosa mía.
Si Ud. pudiera mandar algo para acompañarnos, sería magnífico. Hágalo pronto.
Lo que quiero es que aquí se sepa quién es Ud. y cual es su valor. Le digo todos estas cosas porque sé que para Luis Alberto Sánchez hacen grandes preparativos. Fíjese que a Guillén lo agasajaron y cuanta cosa. A propósito va un artículo para "Amauta".
Le ruego publicarlo.
Mientras tanto reciba abrazos de sus compañeros.
Julián Petrovick
Magda y Serafín llegan a esta tierra 5 o diez días máximo.
De "Letras" (renovada en estos días) le solicitan colaboraciones, lo mismo que a Eguren (hay un libro de Eguren para mí?) - Dígale también a abril que mande algo y a alguna otra gente.
Para "Atenea" puede enviar algo Ud.?

Petrovick, Julián

Carta de Víctor Valdivia D., 28/1/1930

Puno, 28 de enero de 1930
A José Carlos Mariátegui:
Lima
Respetado compañero:
Llegué sin novedad a esta orilla, donde posiblemente permaneceré unos días más.
Me conmovió una sorpresa: se encuentra enfermo nuestro querido Gamaliel. Guarda cama desde hace mas de 15 días. ya está en convalecencia y dentro de breve se trasladará a Arequipa, que es clima mejor. Además allí se encuentra su mamá.
Creo que esto ofrecerá buena oportunidad para satisfacer ampliamente sus deseos de entrevistarse con Churata. El ha leído sus carta y agradece el obsequio. Le transmito el saludo de Palacios y demás compañeros que rodeamos a Gamaliel Churata.
En Arequipa busqué a Armando Rivera y no lo encontré. Me dijeron que estaba en Mollendo para volverse dentro de 15 días. Le encargué a la señora de Rivera que le enviase la carta cuidadosamente.
después de dos días de permanencia en Arequipa salí con rumbo a Puno.
Ojalá pueda serle factible su venida por esta región. En todo caso me comunicará Ud. lo que decida.
El entusiasmo y avidez de los muchachos de aquí, por verle, es notable. En lo que atañe a mi piense Ud., que se intensifica más mi adhesión y amistad hacia Ud. Pero debo esforzarme por ser más digno de pertenecer al grupo que alienta la gran causa socialista.
Próximamente le escribiré. Salude Ud. a los compañeros.
Muy suyo, con el corazón.
V. Valdivia D.

Valdivia, Víctor

Carta de Blanca Luz Brum, 26/1/1930

Santiago 26 de enero de 1930
José Carlos:
Necesito que éste paso mío no sea un error, porque ha sido una necesidad. Tengo ratos cobardes, pero sobre todo, siento rencores sordos - ésto ya desde allá - si la inoportunidad de las circunstancias que me hicieron salir, cuando precisamente acababa de encontrar acogida, verdad, orientación a lado de ustedes y estaba tan valiente con sus amistad.
Cuénteme. Esto un poco desalentada porque el ambiente es mediocre y además la realidad es más grande que yo.
Edwards Bello, muy galante nos ha proporcionado pasajes para que con Petrovik y su señora visitemos el Sur, pero esperamos a Magda que llegará pronto; pensamos dar algunos recitales. Esto me sentará también, porque he quedado muy débil después de una congestión pulmonar que tuve.
Silva Castro también me atendió muy bien y me pidió colaboraciones para "Atenea" que ya las dí, lo mismo que para "Revista de Educación" donde Tomás Lago y sus amigos se preocupan mucho por mí y tratan de buscarme algún puesto en una sección que se va a crear, pero hasta entonces pasará mucho y creo que tendré que dedicarme a solicitar avisos para "Letras" y "Revista de Educación". Estoy asustada.
Prendez Saldias y su amigo Alberto Romero, me buscaban y me dedicaron sus libros.
A Julia García y Sara Hubner, aún no he visto.
Completamente en familia, los primeros días entre mates y grandes charlas, Malanca, Seoane y Petrovick, [no se puede leer] a formar la casita.
Ahora Malanca se ha ido unos dos meses al Sur y anteriormente Seoane a Cartagena. Todos piensan reunirse para esperarlo a usted. Yo estoy ansiosa para entonces.
He escrito poco por esta desorientación de nulidad que tengo y cierta nostalgia que me enmudece, pero lo envío para "Amauta". Xavier tiene lo último que escribí allá que está mejor y que ojalá se publiquen.
Alicia lo saluda cariñosamente lo mismo que Rebeca y yo el más fuerte.
Blanca
Mi dirección: Gálvez 368.

Blanca Luz Brum

Carta de Justo P. Velarde, 21/1/1930

Condesuyos, 21 de enero de 1930
Mi querido Don José Carlos:
Pídole mil perdones por haberme ausentado de esa sin despedirme de Ud. ello se debe a lo intempestivo de mi viaje motivo a una erupción cutánea que me atacó súbitamente. A Segundo y Jorge E. Núnez, que se encuentran aún en esa, les hablé de su viaje a Arequipa. Me han prometido atenderlo y procurar el éxito de sus conferencias. Espero han de hacer todo por Ud.
Yo estaré en esa nuevamente en abril. Estoy preparando la salida de una nueva revista. Ya le avisaré oportunamente.
Que goce de salud y que siga luchando desde Amauta son los deseos de sus camarada que la estrecha la mano.
Justo P. Velarde.

Velarde, Justo P.

Carta de Samuel Glusberg, 28/12/1929

Buenos Aires, 28 de diciembre de 1929
Muy estimado amigo Mariátegui:
Me apresuro a contestar su carta del 18, que recibí ayer conjuntamente con Amauta, pero sin Variedades que seguramente me llegará hoy. Tengo idea de haberle escrito hace un par de semanas sobre algunos puntos de su carta última. Vayamos a lo más práctico. Calculo que Ud. necesitará para vivir aquí humildemente, por lo menos $ 500 mensuales. Dígame en primer término si Ud. podrá contar con la ayuda de las revistas peruanas. Mejor dicho con las colaboraciones que cobra ahora en dichas revistas o diarios. No estaría demás que se asegurara alguna entrada por intermedio de Waldo: colaborando en The New Republic o en The Nation. La primera paga mejor. Aquí creo que podrá colaborar más o menos regularmente en El Hogar, en Caras y Caretas y en Síntesis. Pero es difícil sacar 200 pesos por mes —todos los meses— de colaboraciones. Con todo, creo que Ud. los sacará mediante la influencia de algunos amigos suyos. Necesitaría, pues, asegurarse por lo menos otros 300. Ya le dije en mi anterior: hemos pensado en Crítica. No es una parte segura. Pero su trabajo debe interesarles mucho, así que no es difícil que le paguen una colaboración cotidiana al margen del telégrafo o cosa así: firmada naturalmente.
Le mando el número 17 de L.V.L. He destacado su ensayo sobre Chaplin para enviar el periódico a todos los directores de revistas y diarios. L.V.L. no puede influir sobre el gran público; pero sí sobre esta gentuza que dirige diarios y revistas. Me he permitido argentinizar algunos términos de su artículo. Dos o tres no más, para no alarmarlos con la diferencia de idioma que aquí fomentan algunos interesadamente. He puesto Carlitos en lugar de Charlot (que por otra parte es cursi entre nosotros) cine en lugar de cinema como dicen los españoles. Y nada más me parece. Ah, he suprimido la cita de Navarro Monzó. Este señor, brasilero o portugués, no es tomado en serio en Buenos Aires. Sus actividades de ortodoxo griego y ‘joven cristiano’ de la Y.M.C.A. lo han desacreditado, aunque a mi juicio es un buen crítico de pintura. Pero él pretende ser un filósofo religioso y escribe ensayos kilométricos sobre Keyserling. En fin, lo que Ud. le citaba no era nada importante.
L.V.L. sale con numerosas erratas. He cambiado de imprenta. De La Vanguardia me fui a La Argentina (los dos extremos) pero en todas partes se cuecen habas. Declaro ahora unas vacaciones forzosas. No puedo, en efecto, sostener por más tiempo el periódico. Trataré en estos meses de arreglar su economía o de lo contrario fundirlo. Y Amauta? Se sostiene? Dígame si Ud. piensa continuar dirigiéndola desde Buenos Aires o dejar la dirección a cargo de algún compañero de Lima. Aquí no espere contar con los socialistas. Son capaces de gastarse $ 100.000 en propaganda electoral; pero no 100 en una colaboración. Algo de eso decía yo en la nota preliminar de L.V.L. Pero he debido cortarla para ganar unas 25 líneas que daban vuelta.
He tenido noticias de Waldo desde Lima. Pero nada sé de él desde su salida del Perú. Los diarios argentinos publican muchas noticias europeas sin importancia; pero muy pocas americanas de importancia. Y ahora una consideración final: creo que el asunto de su movilidad podrá arreglarse en Buenos Aires y que hasta tendrá los más grandes médicos gratuitamente. Claro que el aparato ortopédico habrá que pagarlo y es caro. Sin embargo se conseguirá. La educación de los chicos (¿cuántos tiene?) es importante. Mejor será traerlos a todos aquí. Pero vea usted si tiene posibilidades de hacerlo. Espero poder enviarle a fines de marzo o a principios de abril el dinero para los pasajes. La Vida Literaria proyecta un festival en su homenaje para recaudar fondos e invitarlo en debida forma a hacer el viaje a Buenos Aires. Dígame si Ud. es hombre de dar conferencias porque quizá pueda conseguirle un par de conferencias pagadas en Amigos del Arte. Eso le ayudaría en los primeros tiempos bastante. Espero sus noticias.
Samuel Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta de Samuel Glusberg, 19/11/1929

Buenos Aires, 19 de noviembre de 1929
Mi querido Mariátegui:
Hace dos días que nuestro amigo Waldo Frank está en Chile. De allí piensa ir a Bolivia por el camino de Antofagasta, de Bolivia al Cuzco y del Cuzco a Lima. Supone que estará con Ud. en los primeros días de diciembre. El hombre se ha ido muy cansado después de 21 conferencias en cinco semanas. Tenía el propósito de no dar conferencias en Santiago. Pero se me ocurre que no podrá evitarlas del todo. En Bolivia se ha comprometido a dar una. Es cuestión de que Ud. lo ayude en Lima para que no lo comprometan a más de tres. Le recomiendo muy especialmente las siguientes: Relaciones interamericanas, Profetas del arte norteamericano y “El ideal americano”. El ciclo a que pertenece esta última conferencia es formidable. Pero no creo que lo pueda desarrollar íntegro como en Buenos Aires. Una cosa importante, amigo Mariátegui, es evitarle la efusión de los amigos. Creo que fuera de Ud. muy pocos pueden interesarle realmente. Y a esos pocos es cuestión de reunirlos en una sola comida y no en varias como ha sucedido en Buenos Aires, a causa de la mezquindad de los ‘izquierdistas profesionales’. Confío mucho en Ud. y estoy seguro de que sabrá ahorrarle muchas molestias. Téngame al tanto de todo lo que suceda en Lima. Envíeme recortes de los diarios y revistas y principalmente lo que Ud. escriba. Waldo le hablará de mis propósitos de patrocinar por intermedio de L.V.L. su visita a la Argentina. Dígame cuánto dinero necesita para salir de Lima y lanzaré la iniciativa. Creo que no me será difícil conseguirlo. En cuanto a nuestro amigo Garro le mando copia de una carta que le envío por consejo de Frank. Es un poco dura. Pero no se imagina cuánta es la irresponsabilidad de Garro en este asunto de la traducción de Nuestra América. Escríbame cuando pueda y abrácelo a Frank en mi nombre. Me hubiera gustado mucho acompañarlo hasta Lima. Es preciso que Ud. venga a Buenos Aires para que sepa quiénes son sus verdaderos compañeros, quiénes pueden ayudarlo y quiénes explotarlo. Ya le escribiré más detenidamente. Mientras lo abrazo.
Samuel Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta de Samuel Glusberg, 1/11/1929

Buenos Aires, 1 de noviembre de 1929
Querido José Carlos Mariátegui:
Hace más de dos semanas le escribí en nombre de Waldo Frank. Me extraña mucho que se haya perdido mi carta o mejor dicho es bastante explicable después de las noticias que Ud. me da en la suya del 21 de octubre. En aquella carta le decía que Frank no podía escribirle a causa de su enorme trabajo y que yo lo hacía en su nombre para retribuirle su saludo y agradecerle todo el interés que se ha tomado Ud. por él.
También le decía que Frank no quería ir al Perú a la sombra de un equívoco. Quería que se supiera que Ud. era su mejor amigo de Lima. Es posible que por todo ello la carta fuera detenida.
Ya sabrá Ud. por los diarios el inmenso éxito que nuestro gran amigo ha obtenido en la Argentina. Le mando La Nación del 22 con la conferencia última en Amigos del Arte. Se han deslizado varias erratas y no se han tomado en cuenta algunas correcciones. Pero en general está bien. No la reproduzca porque es posible que Frank la aproveche en Lima.
Creo que de todos modos irá a Lima a fines de este mes. Le mandé con su firma dos líneas a Sánchez y dos a Valcárcel al mismo tiempo que le escribí a Ud.: el 14 de octubre si mal no recuerdo. Es posible que las cartas les hayan llegado a todos después del 23.
Quedo pues a la espera de sus noticias. Frank me encargó que le mandara a Ud. un telegrama de salutación. Dígale que lo ha recibido. Pero no se lo mandé a fin de no entorpecer las gestiones que Ud. me anunciaba de parte de los elementos burgueses de Lima. Creo que Ud. me disculpará. Esto es importante y casi se me olvida. Pero estoy abrumado de trabajo.
El lunes estará Frank nuevamente en B. A. de regreso de una gira por las provincias. El lunes mismo tiene una conferencia en inglés y después una todos los días de la semana hasta el miércoles.
Con suerte se irá de aquí con unos pesos como para darse el lujo de no dar conferencias en Chile y Perú. Pero no se imagina cuánto ha trabajado.
Y ahora a otra cosa: Lamento mucho la suspensión de Labor. Qué lástima. Pero con tal que le dejen publicar Amauta, puede Ud. desglosar un último pliego con material para los obreros.
Me alegro de que su salud vaya bien. He hablado con Frank para que lo decida a Ud. a venirse a Buenos Aires. Creo que Ud. puede ganar aquí algún dinero como para independizarse por unos meses. Claro que tendrá que hablar para instituciones más o menos burguesas; pero sin ellas no se puede hacer nada en Buenos Aires. Las Ligas antimperialistas, latinoamericanas, etc., no sirven para nada sino para que sus presidentes se luzcan en los diarios de cuando en cuando. En el caso de Frank han estado ausentes y torpes. Algún día le explicaré. Cuente conmigo y créame que no soy capaz de embarcarlo en nada que no sea digno de un hombre libre. Pero tampoco tengo prejuicios de sectario.
En el último número de L.V.L. se publica una página suya que ha despertado mucho interés. Se le va conociendo. Mándeme 5 ejemplares de su libro por los que le voy mandando Babel. A Garro prefiero no escribirle. Es un asunto muy desagradable del que no me quiero acordar.
No recibo la Nueva Revista Peruana y hace tiempo que no me llega El Mercurio. Espero el número 26 de Amauta.
Escríbame y reciba un gran abrazo de su amigo y compañero que espera verlo pronto en Buenos Aires.
Samuel Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta de Waldo Frank, 11/1929

Santa Barbara [noviembre de 1929]
Querido hermano:
saldré de este vapor que le traerá mi carta, á Antofagasta. Pasaré dos ó tres días á La Paz (donde los estudiantes me han pedido a venir— y empujado á su Gobierno á invitarme). Pues, de la manera más ligera, vendré á Lima. Conversar con Ud.... le conocer, si Ud. lo permite, íntimamente... es, tal vez, la acción mas importante de mi viaje á Sud América. Tendré posiblemente á sacrificar, para este, mi visita á Cuzco. He aprendido que una visita á Cuzco de La Paz (á causa del horario de trenes) me haría perder casi dos semanas. Estoy siempre esperando que una visita será posible, directamente de Lima. Si no, no importa. Días tranquilos á Lima —conferencias si Ud. las exige— son más urgentes.
A propósito de las conferencias: cuando estuve en B.A. el Encargado de Negocios del Perú vino para invitarme á dar conferencias, y saber mis condiciones. Yo dije que vendría con gusto, pero que se debía saber que vendría para hablar como estaba hablando en la Argentina y que además mi mejor amigo del Perú —mi gran y único amigo allí era Ud. Eso fué sin duda la razón del “fracaso” de la invitación. Y me alegro. Si debo dar conferencias en Lima, quiero que Ud. haga las condiciones. No puedo discutir con Ud. Voy sencillamente decirle mi situación y Ud. hará lo que quiere. No soy hombre rico. Al contrario —soy hombre que gana con gran dificultad con lo necesario para vivir convenablemente con mi familia. No he venido á S.A. para ganar dinero— pero he tenido necesidad de ganar lo equivalente de lo que ganaría en los EE.UU. Quiero, pués, que mis conferencias sean pagadas lo mejor posible. Pero no aceptaré nada ni de Ud. ni de Amauta. Que personas ricas —ó instituciones— me paguen! Prefiero, además, dar pocas conferencias bien pagadas que muchas —con menor precio. Porque? Porque es importante que tenga tiempo —ocio— para ver Lima— para estar tranquilo con Ud. y sus amigos y las conferencias me cansan énormémente. Lo bueno sería pues, pocas conferencias con lo más dinero posible —y muchas muchas horas libres con Ud. quien es el hombre que amo lo más de toda S.A.
Si es posible, haga que pueda sin embargo visitar Cuzco!
Tendré que estar en Lima los primeros días de diciembre. He recibido permisión de volar (cómo un pedazo de correo) hasta Miami, Florida. Deberé tomar el avión del 11— o del 18... según mis trabajos en Lima. Mi mujer me necesita. Preferiría tomar el del 11— pero quedaré hasta el 18 si el objeto de mi visita lo necesita.
Mi visita á la Argentina fué una gran triumpho— apesar de la dificultad que hizo mi descubrimiento (all llegar) que fuí invitado por hombres conservadores. No necesito decirle que he dicho toda la verdad, aunque todo género de influencia sútilmente obraba para impedirme.
Hasta luego —mi hermano de corazón, de espíritu, de inteligencia. Y saludos á sus amigos
Waldo
P.S. Recibí una carta de amigos de Arequipa —y la he perdido— y no sé los nombres que la firmaron.
Quiere Ud. telegrafiarles/escribirles que si es posible, daré una conferencia a A.— que debe ser pagada (Es mi regla). Pueden esperarme á Arequipa el 1 de diciembre. Pero no sé si permaneceré. Tal vez me enviará Ud. una carta otra.

Frank, Waldo

Carta de Emilio R. Delgado, 17/10/1929

San Juan, Puerto Rico, 17 de octubre de 1929
C. José Carlos Mariátegui:
Acabo de recibir la colección de Amauta que usted tan generosamente me envía. No hallo palabras para agradecerle ese gran favor que yo espero responder algún día.
Salgo en estos momentos para Cuba y de allí caeré en Buenos Aires. Posiblemente lo abrace en el Perú.
No me remita Amauta hasta nuevo aviso.
La compañera Magda ha hecho en Puerto Rico y Sto. Domingo una campaña formidable que dejó huellas profundas. Una prueba es que yo salgo casi echado de mi país por ‘subversivo’.
Mi admiración y adhesión a usted en la magna obra continental latinoamericana.
Emilio R. Delgado

Delgado, Emilio R.

Carta de Fernando Luis [Castro Agusti], 28/9/1929

[Cajamarca], 28 de setiembre de 1929
Mi querido José Carlos:
Recibí su carta y documentos en el último correo. Esperaba ansioso saber de su salud y de la labor que realicen actualmente. Acá no he descuidado en lo menor lo que me correspondía hacer. Acaba de reorganizarse mediante una campaña iniciada en el diario El Perú, la Sociedad de Empleados de Comercio, espero antes de regresar ver también organizadas las organizaciones obreras. La labor es demasiado dura, pues se tropieza con un sin número de dificultades. Con todo, creo que algo se ha hecho en el poco tiempo que estoy en ésta.
La colecta para Ravines creo que no dé buen resultado, pues es poco conocido. Sin embargo espero en los primeros días del mes entrante enviarle un giro con mi contribución y la de los pocos amigos de acá. Lo mismo para Paiva a quien recuerdo con mucho cariño y siento lo sucedido.
Mi estadía en ésta creo será hasta el diez del entrante. Estaré en Trujillo los días necesarios para conseguir movilidad y trasladarme a ésa. Si hay algo urgente comuníquemelo inmediatamente.
Amauta y Labor en ésta, no pueden difundirse por la falta de material de propaganda, sería bueno envíen carteles de los que allí se utilizan. Estamos laborando porque alcance la difusión que debe tener.
Mis mejores deseos por que se encuentren bien de salud, lo mismo que su familia. Lo abraza su compañero
Fernando Luis.

Castro Agusti, Fernando Luis

Carta de E. Rodríguez Escobedo, 7/6/1929

Arequipa, 7 de junio de 1929
Sr. José Carlos Mariátegui,
Lima.
He recibido su Libro 7 Ensayos— cariñosamente dedicado, lo que me ha llenado de júbilo. Algo o parte del contenido conocía yo antes de la publicación y luego a la llegada de los primeros ejemplares a esta ciudad; pero este volumen tiene especial significación para mí. Soy un ferviente admirador de su obra, inútil sería que quisiera extenderme en comentarios al respecto. Mil gracias.
Su dinamismo fortifica enormemente todos los sectores de esta región, me refiero solamente a la parte de la juvenilidad inquieta; Ud. debe darse cuenta meditada de su significación histórica y no cejar un punto su admirable fecundidad. Muy bueno sería que se hiciera un viaje por toda esta región sureña, le resultaría provechosísimo y cuánto significaría a nuestro esfuerzo. Es casi imprescindible esto.
Por aquí se trabaja por la común causa en la medida de las posibilidades. Allá tienen Uds. más libertad y medios. Esto no es el Perú que se conoce.
Repito mis agradecimientos y me reitero fraternalmente
Rodríguez E.

Rodríguez Escobedo, E.

Carta de Waldo Frank, 28/5/1929

Mi gran y querido amigo,
acabo de recibir su carta del 30 de abril. Me allegro que ha podido Ud. hacer una cura, espero que su salud va acrecentarse. No sé, como decirle mi gran admiración para su obra y para el carácter alto y puro que entreveo en ella. No hay nada en mi viaje por Hispano-América que me da una allegría tan honda que lo que voy á conocerle. Soy seguro que Ud. se pregunta, de vez en cuando, que es mi actitud enfrente del problema marxista y comunista. Es lo que debo explicarle, cuando estemos juntos. Ud. deberá saber por qué no pertenezco á ninguno grupo político ni litterario, aquí: por qué me encuentro muchas veces opuesto á lo que están haciendo los “revolucionarios” de los EE.UU.; y por qué mi último libro ha acentuado lo personal, y ha mostrado ninguna confianza en el movimiento actual revolucionario en mi país. Es, en una palabra, ¡que ese movimiento no existe! Lo que hoy es feo, estúpido, impotente y impregnado de los mismos valores que los capitalistas: (con mucha menos inteligencia que ellos). Ud. comprenderá todo eso, cuando hemos charlado.
Me apresuro, mientras, a decirle que mi simpatía para Ud. y Amauta no se limita á lo artístico. Y, si doy conferencias en Lima, veré que una parte de lo que gano se vuelva á Amauta —puesto que su revista necesita dinero. Es —de todas las revistas americanas que conozco— la que me interesa lo mas.
En fines de junio, estaré en México. En setiembre, estaré en Buenos Aires.
con la mas completa devoción
soy suyo
Waldo Frank
Gracias de los libros. Voy a preparar una colección. Pero insisto que Ud. escriba una introduccion. Será pagado, naturalmente. Hablaremos de eso.
173, Riverside Drive
N.Y.

Frank, Waldo

Carta de Waldo Frank, 21/4/1929

New York, hoy 21 abril [de 1929]
Mi querido hermano,
Mi visita a Suramérica está reglada. Estaré en Argentina, hasta el 15 de noviembre. Traversaré los Andes —tal vez por Chile, La Paz, Cuzco: y deberé encontrarme en Perú a los principios de diciembre. No necesito decirle cómo me alegra esta ocasión de conocerle personalmente y de poder conocer un poco su país.
Si se puede arreglar en Lima una conferencia o más, pagándome los gastos de mis exploraciones en Perú, seré contento.
Ya puedo figurarme las horas que charlaremos y discutiremos juntos, ¡Ud. y yo! ¡Como tenemos mucho que decidir! Principalmente, como tengo yo mucho a aprender de Ud!
suyo, enteramente.
Waldo Frank
¿ha recibido Ud. mi último libro?

Frank, Waldo

Carta de Alberto Salomon a Artemia G. de Falcón 23/7/1923

Alberto Salomón saludo atentamente a la señora Artemia de FaIcón y le es grato manifestarle que en el acuerdo de ayer se firmó la resolución que autoriza a la Legación en Londres a proporcionar dos pasajes de Europa al Callao o don Cesar Falcón y señora.
Lima, 13 de julio de 1923

A.S

Salomón Osorio, Alberto

Carta a Artemia G. de Falcón, 14/3/1916

Huánuco, 14 de marzo de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Mucho me ha extrañado no recibir carta tuya el domingo y más todavía, si, como no dejarás de comprenderlo, la esperaba ansiosamente. No me explico, a la verdad que puede haber motivado este silencio tuyo. No se si has recibido el dinero y la carta que te mandé antes de Carnaval; no sé como están ustedes, no sé, en fin, nada, nada. Tengo la esperanza, sin embargo, de que el correo de mañana me traiga noticias de ustedes y que el retraso no se deba a ningún impedimento grande.

De mí no puedo decirte nada que no sea tristeza y de desesperación. Sigo tan pobre como anteriormente y más disgustado que nunca. Hace pocos días me consolaba la esperanza de poder ir a Lima en abril próximo. Hoy, en vista de la penuria monetaria, he tenido que abandonar tan grato proyecto y aplazar el viaje indefinidamente.

Quiero pedirte, si aún te mandan "La Prensa", como me lo ofrecieron, que me lo mandes. No paga porte postal y te será muy fácil remitirla. Aquí tengo que pedirme prestado para poder leerlos, pues no he conseguido que me lo envíen gratis. Disculpa la molestia.

Dime en tu carta próxima como marcha la cría de aves y conejos y las nuevas combinaciones que hayan hecho.
¿Se arrepintió Juan de regalarme las tarjeas?

Saluda muy cariñosamente a todos mis hermanos y a Juan. Recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 22/3/1916

Huánuco, 22 de marzo de 1916

Señora doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Tu carta del domingo ha quedado por lo que a proyecto se refiere, casi nula. Ya no podemos proyectar sobre la base de mi estadía en esta.

No quiero repetirte lo que en mi anterior, que ya lo supongo en tu poder, te digo con respecto a mi separación. La primera noticia, te lo repito, que tuve fue la tuya. En el correo del domingo llegó la comunicación oficial y ayer lunes, muy de mañana, abandoné la oficina. No he dicho a nadie media palabra de la opinión que se merece el proceder de los que han intervenido en hacerme reemplazar. He juzgado más conveniente no decir nada. Ya será oportunidad para hacerlo. A ti sola te digo que tal acto no es sino una nueva villanía de quienes nunca esperé otra cosa. Por esto, ni me extraña ni indigna.

A la fecha me preocupo de preparar las maletas, digo, los escasos trabajos que forman mi raído equipaje. Salgo de aquí son mortificación ninguna, antes bien, […] agrado por verte y con el regocijo de muchas atenciones recibidas de personas a quienes bien quiero y que me las han prodigado con mayor cariño y en esta ocasión.

Yo llegare tras esta carta. No te fijo el día porque yo mismo lo ignoro. Presumo que sea dentro de seis o siete días; es decir, en los primeros de abril.

Ya hablaremos largamente cuando esté junto a ti. Por ahora, recibe muchos y muy cariñosos para todos mis hermanos, para Juan y un fuerte abrazo para ti de tu hijo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 17/10/1919

Kingston, 17 de octubre [1919]

Querida madre:

Hasta ahora viajo con mucha felicidad. He navegado diez días sin la menor molestia. Dentro de tres días más llegaré a Nueva York.
Durante el viaje solo me entristece el haberme separado de ti y de mis hermanos. En todo instante pienso en ustedes y me consuela de la pena de nuestra separación la seguridad de que todos ustedes se encuentran perfectamente bien.

Del Aguila me ofreció trasladarse el mismo día de mi partida a la casa. Espero que así lo haya hecho y que ustedes estén tan satisfechos de él, como él de ustedes.

Escríbeme al Consulado del Perú en Madrid-España. Dame noticias completas y minuciosas de esa.
De Nueva YorK te escribiré más largamente
Un abrazo para ti, un besos para cada uno de mis hermanos y un cariñoso saludo para Juan.

Tuyo con el corazón.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 9/11/1919

Nueva York, 9 de noviembre de 1919

Querida madre:

Ayer he recibido carta tuya. A pesar de encontrarla muy lacónica la he leído con mucho gusto, sobretodo porque me anuncia que tú y todos mis hermanos están perfectamente bien. Siento mucho que Juan no estuviese aún restablecido y espero que cuando esta llegue a casa ya se encuentre bien.

Del Aguila me ha escrito y me ha proporcionado una gran alegría al decirme que esta muy a gusto en casa y muy contento del trato de ustedes.

Mañana salgo para París. Aquí he tenido que estarme más de veinte días por falta de barco. Recientemente ha habido una gran huelga de trabajadores de los muelles que ha impedido la salida de los vapores. Mas de veinte mil pasajeros nos hemos encontrado detenidos por esta causa. Felizmente yo he encontrado pasaje en un de los primeros busque van a zarpar para Europa.

El dieciocho o veinte de este mes estaré en París. Quince o veinte días más me trasladaré a Madrid. Al llegar a España espero encontrar carta tuya.

A ti, a cada de uno de mis hermanos, a Juan y a Del Aguila les mando una álbum de vistas de Nueva York. Hubiese querido mandarles objetos de más valor, pero todo, hasta lo más insignificante, cuesta aquí muy caro. En París, me parece, que las cosas serán más baratas y podré mandarles algo bonito, a menos que me desmonetice en el viaje. En este caso, el regalo irá de Madrid.

Dale a Del Aguila dos libras para que cumpla un encargo que le he hecho. Como supongo que te harán falta para tus gastos, oportunamente te mandaré una carta y un recibo para que cobres los artículos que estoy escribiendo para "El Tiempo" y te reembolses.

Del Aguila me dice que la […] para Humberto está a punto de conseguirse. Avísame lo que haga al respecto para, si es necesario, escribirle a algunas personas.

Besa a todos mis hermanos, saluda a Juan y a Del Aguila, y tu recibe un abrazo de hijo.

César.

P.D. No olvides mandarme los recortes del cuento "Mi hermana Jacoba". Dale dos retratos míos a Del Aguila.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 27/11/1919

París, 27 de noviembre de 1919

Querida madre:

Desde el viernes último estoy en París. Llegué a las once y media de la noche. Tomé un cuarto en un hotel vecino a la estación, me acosté enseguida.

He llegado a París después de navegar once días en el Atlántico. El sexto y séptimo días nos tocó un mar tempestuoso; pero a bordo de nuestro buque el "Sajonia", no ocurrió nada particular, como no sea el mareo de unas cuantos pasajeros. En general la navegación fue buena, salvo las molestias que nos ocasionaron varios migrantes italianos, turcos, griegos y moros, enriquecidos en Nueva York, que regresaban a sus patrias. Toda esta gente ha podido reunir en Estados Unidos muchos miles de dólares, pero no ha logrado alcanzar el más […] grado de educación.

París está en crisis. Todo, hasta lo más insignificante, cuesta cientos de francos. Por un terno piden trescientos francos, por un par de zapatos cien y así por lo demás. Los artículos para mujeres están caros como los de los hombres.

Hay una gran escasez de carbón. Todos los cafés y restaurantes se cierran a las doce de la noche. Después de esta hora no hay donde tomar ni una taza de té.

Sin embargo, en la ciudad hay una alegría desbordante. Cientos de muchachos, empleados y obreristas, pasan todas las tardes por los boulevares cantando entusiasmadamente. Aquí no se puede estar triste. Hasta quien insulta lo hace con alegría.

Mañana voy a recorrer las tiendas para adquirir algunos regalos para ti y mis hermanos. No sé todavía lo que pueda comprarles. He visto los apuntes de ustedes y para comprar sus encargaos necesitaría dos mil francos. Pero no se entristezcan. Hoy les mandaré un regalito insignificante. Pero más tarde, de Madrid, les enviaré otros de más importancia.

Supongo que a la fecha ya habrás arreglado con Ruiz Bravo y me habrás escrito a Madrid dándome informes cabales del arreglo. Tú no puedes olvidar que este punto me interesa grandemente.

No puedes imaginarte la ansiedad que tengo por llegar a España para recibir carta tuya. Aunque el cálculo de la distancia y los itinerarios de los correos me dicen que solo puedo encontrar una o dos, me hago la ilusión que son más y me desespero por leerlas.

La semana entrante, posiblemente el lunes, partiré para Madrid. Podría llegar en un día, pero tengo que detenerme en un pueblo del camino para visitar a Pío Baroja. De todos modos, el miércoles o jueves estaré allí y no me moveré de Madrid en menos de dos meses.

Abraza cariñosamente a todos mis hermanos, saluda a Juan y a Del Águila, y tú recibe un beso y un abrazo cordiales de tu hijo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 22/2/1916

Huánuco, 22 de febrero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Te agradezco mucho el envío de los periódicos, aunque a la verdad, habría preferido que solo me hubieras mandado un número, pues no dejo de apreciar el sacrificio que habrás hecho para comprar la colección íntegra. Los estoy leyendo poco a poco y me divierten lo increíble.

No te engañas al juzgar mi situación. Es muy mala, pésima. Al punto de asustarme a mi propio. Por conseguir remediarla vivo hace fecha dentro de la más severa economía y torturado en veces por más de una privaciones.

En cuanto a la escasez de ropa tampoco estás errada. Muy poca y casi irreconocible es la que tengo. Felizmente, la pobreza […] tiempo me enseñó a disimular lo mejor posible la carencia de indumentaria, y hoy con lo aprendido y un poco de curiosidad, puedo ocultar algo, no mucho, mi acefalía vestuaria. Me aflige no más lo que esto no puede durar mucho y, entonces, incentiva la curiosidad y dineros habrán. Dicho la última palabra. Cuando esto suceda nos ocuparemos en remediarlo.

El viaje a las tierras de provincias ha quedado completamente sin efecto. Aquí ya no la aceptamos ni como posibilidad. Lo siento, porque he pedido un mes de ahorros, que mucho lo necesitaba . ¿Es o no estar de mala?

Con afectuoso saludos para todos los hermanos y para Juan, se despide abrazándote cariñosamente tu hijo.

César.

Nota: Hago lo posible por mandarte la mensualidad en el correo del martes veintinueve.
Vale.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 17/3/1916

Huánuco, 17 de marzo de 1916

Señora doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Ayer he recordado a Teresita con mucho cariño. La penuria monetaria en que me encuentro no me ha permitido hacerle un telegrama de felicitación, siquiera bésala en mi nombre.

El día por otra parte, se me presentó fatal. Lo primero que leí al entrar a mi oficina fue tu telegrama, anunciándome el nombramiento de mi reemplazo. No creas que me disgustó. He tenido una gran satisfacción. […] fecha que asociaba salir, mas que de esta tierra insulsa, del maldito puesto este, causa de muchos sin sabores para mí: una sola cosa me ha herido hondamente, el procedimiento que han empleado para sacarme. Yo nunca manifesté deseo de conservar destino tan antipático. Por el contrario, ya de anterior oportunidad hice renuncia de el y entonces se negaron a aceptarla con un jesuitismo y un engañoso afecto, que si antes pudo darme pena y decidirme a permanecer aquí, hoy me provoca nauseas. La vilesa de esta gente es inconcebible. Me han acechado en la sombra para asestarme el golpe certeramente. Yo nunca lo merecí. Eran muy dueños de quererme o no, pero estaban obligados a decírmelo. El puesto, a ti te hablo con el corazón en mis palabras, no me importa, lo respeto. Gustoso lo habría dejado en cualquier momento. [...] Solo he pedido consecuencia y lealtad para quien, como yo, siempre las tuvo para ellos. Si yo no tenía ningún problema para renunciar ¿Por qué han maniobrado a mi espalda sorpresivamente? Algunos detalles me delataron el juego con anticipación. No quise decir nada; no lo diré ahora tampoco. Es más digno desprecia a los que de tal manera proceden. Solo espero que comuniquen oficialmente mi destitución, para entregar el cargo y marcharme. Tal vez cuando esta se halle en tus manos, yo habré emprendido viaje. Cuanto antes mejor. Necesito salir de este ambiente de miseria, de bilis nauseabundo y emponzoñado, que en envenena mi espíritu.

Hasta este instante no tengo más notocia de mi separación que tu telegrama. Lo agradezco muy sinceramente. Tú, lo supongo, debes alegrarte también de mi salida de aquí. Puede que me sea salvador.

Tengo fundadas sospechas de que el Dr. Durand no ha tenido participación en este acto. Lo comprobaré en Lima. Por ahora, mi desprecio todo, altivo y grave, es para este imbécil del Prefecto, a quien por despreciarlo más, no diré una sílaba al respecto y de que ni siquiera me despediré al partir. Me daría asco estrechar la mano.

Perdona que te haya hablado con tan agrio tono. Era preciso que dijera a alguien mi indignación y a nadie como a ti madre mía, a quien puedo hablar sin temor y con franqueza. Mas te diré cuando llegue. Aquí por ahora, sonrío a todos y guardo muy bien de enseñar a mi conciencia.

Saluda con mucho cariño a mis hermanos y a Juan. Recibe un abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 31/10/1919

Nueva York, 31 de octubre de 1919

Querida madre:

Te escribo a las ocho días de haber llegado a Nueva York. Antes lo hubiera hecho, pero la falta de barcos, ocasionada por la huelga de los trabajadores de los muelles, había hecho que mi carta llegara a ti a la misma oportunidad.

Actualmente estoy preparando un viaje a Europa. Hasta hoy me detiene aquí la falta de vapores. Sin embargo, espero salir en dos o tres días más y llegar a París el catorce o quince de noviembre.

Hora por hora pienso en ti y en todos los de la casa. Me aflige no tener ninguna noticia de ustedes. Anhelo vivamente llegar cuanto antes a Madrid y encontrarme allí con cartas tuyas. Entretanto, me consuela la confianza de que tú y todos los de la casa se encuentren perfectamente bien.

Escríbeme constantemente. Cuéntame todo lo que ocurre en esa. De este modo me parecerá estar siempre al lado de ustedes y podré así consolarme de la soledad dolorosa de estas ciudades tan llenas de gente, tan luminosas y, para mí, tan vacías.

Hasta hoy viajo con mucha fortuna. Los ocho días de navegación de Colón a Nueva York los pasé sin ningún contratiempo. De igual manera espero viajar a Europa.

A Nueva York, a pesar de su grandeza la encuentro una ciudad sin gran interés. Aquí todo el mundo trabaja afanosamente. Hay siete millones de personas que no tienen otro anhelo ni otra ambición que las de ganar dinero. Y entre el bullicio babilónico de los que corren desenfrenadamente tras el otro, los que no hemos venido a ganar dinero ni sabemos inglés, nos sentimos completamente abandonados.

Nueva York, por otra parte, cobra muy caro la vida. Yo he podido instalarme con comodidad por haber tenido la suerte de encontrarme al desembarcar con un joven peruano, quien me ha orientado eficazmente.

Todos los días me encuentro en el consulado con muchos peruanos. Días pasados almorcé con Don Isaías de Piérola y estuve con él hasta las cinco de la tarde. Después nos hemos encontrado varias veces.

He buscado mucho algún objeto precioso para mandarles, pero aquí todo es muy caro. De París o de Madrid les haré obsequios.

Supongo que Del Aguila se habrá aclimatado ya a la casa. Me ofreció trasladarse a mi cuarto con todas sus cosas y bagajes, y no tengo motivo para dudar de su ofrecimiento.

Creo también que Juan estará completamente restablecido. Y creo más aún creo que no tendrá la insensatez —criminal en un hombre de su edad— de provocar una recaída.

Dale a cada uno de mis hermanos, desde la más grande hasta el más chico, un beso en mi nombre, saluda afectuosamente a Juan y a Del Aguila, y recibe tu un fuerte abrazo de tu

César

P.D. Te escribiré nuevamente antes de salir de Nueva York

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 3/3/1916

Huánuco, 03 de marzo de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

La carta que con esta te contesto es la recibida el último miércoles.

Aquí me tienes en vísperas de carnaval, frente al entusiasmo de las gentes que se preparan a jugar enloquecidamente, sufriendo por no secundarlas por la falta de dinero. Voy a pasar mis fiestas bastante aburridas, no obstante tengo varias invitaciones. Creo que no asistiré a ninguna de ellas.

En carta anterior, que habrás recibido ya, le contesto a Juan respecto a la compra de los zapatos. Siento no comprárselos, pero mas lo sentiría si se los comprara perjudicándolo.

Te he mandado un giro de treinta soles por el correo del martes. Espero mandarte algo más a mediados de mes.

Aun no se si pueda ir a Lima en abril. Lo más probable, casi seguro, es que desista del viaje, porque no tengo dinero para realizarlo. Tú los sentirás mucho y yo más, pues tengo vivísimos deseos de ver a todos ustedes. No pudiendo ir en abril, procuraré hacerlo lo más pronto posible. Te lo comunicaré oportunamente.

Saluda cariñosamente a todos mis hermanos, a Juan a Arenas. Recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 11/2/1916

Huánuco, 11 de febrero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Tu última carta es del correo de anteayer. Te lo digo así, porque es la única forma de distinguirlas desde que tú has dado en la fresca manía de no fecharlas. Esto, después de todo, no vale nada. Lo importante es que me escribas puntualmente. Por lo demás no te presiones.

Tu carta del miércoles me ha habla de una pobreza que yo no ignoro. La sé perfectamente y si me aflige el saberlo, mucho más me entristece el no poder remediarla. Yo confío en el tiempo. Con el vendrá el alivio y la holgura. Suframos y esperemos.

El famoso viaje a las tierras de provincias parece que se esfuma. Hasta ahora, y ve la que es, no has autorizado para emprenderlo. Pensado mejor que el otro día, siento el no realizarlo. Aquí no puedo vivir. Se gasta mucho y cada día mis cuentas van siendo mayores. El viaje significa, pues, para mí una tregua de un mes, en la que podría, gastando lo menos posible, ahorrar hasta el punto de saldar mi deuda. Por mucho que gastase en las provincias, siempre sería menos, muy menos, delo que gasto aquí, donde los compromisos me asedian sin que pueda eludirlos.

No te digo nada del envío de la mensualidad porque supongo que ya lo habrás cobrado.
Saluda muy cariñosamente a todos mis hermanos, a Juan y recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 15/2/1916

Huánuco, 15 de febrero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Tu carta del domingo me dice que ya recibiste los giros. He tenido un gusto y este será mayor cuando sepa que te los han pagado como supongo haya ocurrido a la fecha.

El viaje ha terminado por no ser si no una ilusión. Hasta ahora no hay nada resuelto y me parece muy difícil que lo llevemos a cabo. No sé si alegrarme o entristecerme.

He sentido mucho la muerte de Alejandro Arenas, de la cual me enteraron los periódicos. Saluda cariñosamente a Alfredo y exprésale mis sentimientos de condolencias por la desaparición de su hermano.

Aún continúa afligiéndome la misma pobreza. No hallo medio de remediarla. Voy creyendo que es incurable.

Teresita también me ha escrito por el correo último. Siento no poder contestarte hoy. Las obligaciones de la oficina absorben todo mi tiempo y no me dejan expansionarme ni con ustedes, a quienes quisiera contar minuciosa y largamente todos los detalles de mi vida en esta. Ya procuraré yo, en próximo oportunidad, contar la tiranía del trabajo y responde punto por punto a las muchas cartas que de ustedes he recibido.

Entretanto, saluda muy cariñosamente a mis hermanos y a Juan.

Recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 1/02/1915[1916]

Huánuco, 1 de febrero de 1915 [1916]

Sra. Doña Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:

Mucho, muchísimo, siento no poder remitirte hoy tu mensualidad. Un inconveniente de última hora me relega a proteger el envío hasta el próximo correo. El administrador de correos se ha negado a darme los giros hasta mañana, diciéndome que solo puede darlos hasta las cinco de la tarde de la víspera de la salida del correo. Por esta circunstancia, me veo precisado a no mandarte nada hoy, con hondo sentimiento. En el correo del viernes te lo enviaré, sin falta. Ten paciencia. Es cuestión de tres días más.

El domingo recibí dos cartas tuyas. Tu pobreza me entristece profundamente, y más todavía, porque me encuentro en la desesperante imposibilidad de remediarla como quisiera. Las mismas penurias que te afligen, sufro yo. Mi estrechez monetaria es, según vas las cosas, irremediable. De nada me ha servido el aumento de sueldo, pues, aquí como allá, no me faltan días en las que no
tengo un centavo, y, lo que es peor, aun no me es dado atenderte con la holgura indispensable. Siempre lo mismo, lo mismo, y a decir verdad, sin esperanza, mientras permanezca aquí, de mejorar. No obstante, yo tengo la ilusión de que pronto me vendrán épocas mejores.

Todavía no tenemos determinado el viaje a las provincias. Solo eso puedo decirte, un proyecto, pero un proyecto con muchas probabilidades de realizarlo. Los preparativos se llevan a cabo en constante actividad. A la fecha, salvo pequeños asuntos de última hora, solo me falta montar. Como te lo he ofrecido, te avisaré mi partida oportunamente.

Cabe decir, espero arreglar mi viaje a Lima a mi regreso de las provincias. Confío en que todo me saldrá bien.

Pronto contestaré las cartas que debo. Que no desesperen los interesadas.

Saluda muy cariñosamente a todas mis hermanas, a Juan y a [] y recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

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