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Carta de M. Julio Delgado A., 22/2/1930

Mollendo, 22 de febrero de 1930
Al señor D. José Carlos Mariátegui
Lima.
Mi distinguido señor don José Carlos:
Por la premura de mi viaje, no pude ir a despedirme, pues tuve que hacerla operar a mi mamá de una eventración.
Me tiene en este puerto, en el que permaneceré hasta el 3 de marzo y después de esta fecha en Arequipa, donde podré cumplir sus gratas órdenes. He venido a pasar una temporada.
En el número 27 de Amauta he leído, el artículo que le dejé, entre el apropiado rubro de “Esquemas”. Muy agradecido por el sitio.
Adjunta a ésta encontrará un articulito de actualidad. He hecho sintético porque he creído que Amauta, está, como siempre, llenado con trabajos más importantes. Dada la condición actual del periodismo tiene distinto ropaje del espíritu que informa. En fin, siempre que le gustara podrá ser incluido en su Revista.
Si tuviera Ud. tiempo le rogaría me indique las revistas principales sobre Ciencias Sociales, sobre todo Sociología.
Pienso publicar el librito de que le hablé se titula: "Folklore y apuntes para la Sociología Indígena"; de modo que antes de hacerlo deseo tener su valiosa opinión.
Lo saludo con la estimación de siempre y ojalá que no haya sufrido tropiezo su mejoría. Suyo atento.
M. Julio Delgado A.

Delgado A. M. Julio

Carta de Jorge Cornejo Bouroncle,22/1/1928

Cuzco, 22 de enero de 1928
Señor
José Carlos Mariátegui.
Lima.
Distinguido compañero:
Como todo el que piensa en una sociedad mejor, he visto con sumo agrado la reaparición de Amauta y al felicitarle por el esfuerzo que significa en nuestro medio una lucha contra los intereses creados de una sociedad que debe reformarse cuanto antes, quiero ofrecer a Ud. los sentimientos de mi solidaridad con su obra y la íntima simpatía con que veo que la lucha emprendida va ganando terreno y que un día amanecerá la aurora del nuevo día.
Le adjunto un artículo mío que se publicó en la prensa del Cuzco, trata él de menoscabar el prestigio de instituciones que la masa del pueblo cree sagradas, indispensables, y creo yo que para laborar por más grandes ideales conviene ir quitando la careta a estas asambleas de farsa. Si U. cree digno ese artículo de aparecer en Amauta, le agradeceré consignarlo.
Téngame a sus enteras órdenes por estas tierras del Cuzco y reciba el atento saludo que le envío.
J. Cornejo Bouroncle

Cornejo Bouroncle, Jorge

Carta de Francisco Chuqiwanqa Ayulo, 6/2/1927

Lampa, 6 de febrero de 1927
Señor José Carlos Mariátegui.
Director de Amauta. Lima.
Al escribirle, quiera U. honrarme con su amistad. Como siempre en espera ansiosa de Amauta, ayer he recibido el N° 5, de Enero ppdo. Y al leerlo ávidamente, me he encontrado con “El caso Chuquihuanca Ayulo”. Naturalmente es pues indecible mi gratitud por las bondadosas líneas que me dedica y la publicación de mi oficio de 15 de agosto de 1926 dirigido a la Corte de Puno. No es un asunto personal que sostengo, sino una cuestión de principios dentro de las mismas leyes que nos rigen hoy; y no busco sino un átomo de equidad, no digo de justicia. Pero creo que ni éste lo obtendré.
He leído “González Prada y Urquieta” por Miguel Ángel Urquieta. Es el mismo artículo que publicara en El Diario con el epígrafe “Ideas y hombres del Perú” aunque, según recuerdo de dicho artículo, cuyo recorte se lo di a Mostajo, lo ha variado en algunas partes. Así, en ése no se hacía la menor alusión a Mostajo; y éste me dijo que le iba a escribir a Miguel Ángel, haciéndole presente que ese programa del Partido Liberal, lo había formulado él solo, si bien la comisión de redacción fue nombrada de tres. Allí tampoco había la imprecación de los “catones que se alquilan” dirigida a González Prada, que al contestarle no habría dejado de referirme a ella. La copia que le incluyo, de la cartita que remití a Miguel Ángel, la remití por la vía Nueva York a La Paz, por la inseguridad del correo de Maldonado. Sé que sólo últimamente llegó a manos del señor González; y no se ha publicado. Si U. creyera oportuno publicarla, se lo agradecería en homenaje a la causa. No he querido alterarla, pero como es extensa por las copias q’ hago, U. mi bondadoso noble amigo, tiene carta blanca en el asunto.
Sin tiempo para más, por la premura del correo, quedo muy sinceramente suyo
Chuqiwanqa Ayulo

Chuqiwanqa Ayulo, Francisco

Carta a Celestino Manchego Muñoz, 6/12/1927

Lima, 6 de diciembre de 1927
Señor doctor Celestino Manchego Muñoz.
Ministro de Gobierno.
Presente.
Señor Ministro:
No pudiendo entrevistarme personalmente con Ud. a fin de exponerle las razones en que, esclarecido sin duda cualquier equívoco respecto a su índole, fundo mi demanda para reanudar la publicación de la revista Amauta, cumplo con dar carácter formal ante su despacho a esta solicitud, dejando constancia de lo siguiente:
1° Que Amauta, conforme a su artículo de presentación y a los nueve números publicados hasta mayo último, que definen claramente su carácter, no es una publicación de propaganda subversiva ni está absolutamente comprometida en plan alguno de conspiración contra el Gobierno.
2° Que Amauta, revista de cultura, de definición ideológica y de especulación científica, estética y doctrinal, es extraña a toda organización internacional comunista.
3° Que el carácter ideológico y cultural de la revista está perfectamente acreditado por los insospechables testimonios de aplauso y simpatía que ha merecido de intelectuales y artistas como Unamuno, H. Walden, F. T. Marinetti, Enrique José Varona, Eugenio d’Ors, Alfredo Palacios, J. García Monge, Ramón Gómez de la Serna, Manuel Ugarte y muchos otros, de conocido renombre y a ninguno de los cuales se puede calificar de comunista; y
4° Que Amauta no puede ser considerada como un órgano de agitación popular, tanto por el género y estilo de sus estudios, como porque de acuerdo con su carácter de revista mensual de cultura guarde prescindencia respecto de los actos de la política gubernamental.
En esta virtud, solicito de Ud. Senor Ministro que se sirva dictar las medidas destinadas a garantizar la libre circulación, publicación y propaganda comercial de Amauta así como su correspondencia y la mía personal.
Tengo el honor de suscribirme de Ud. Señor Ministro muy atentamente.

José Carlos Mariátegui La Chira

La batalla del libro

Organizada por uno de los inteligentes y laboriosos editores argentinos, Samuel Glusberg, se ha realizado recientemente en Mar del Plata la Exposición Nacional del Libro. Este acontecimiento, -que ha seguido a poca distancia a la Feria Internacional del Libro,- ha sido la manifestación más cuantiosa y valiosa de la cultura argentina. La Argentina ha encontrado de pronto, en esta exposición el vasto panorama de su literatura. El volumen imponente de su producción literaria y científica le ha sido presentada, en los salones de la exposición, junto con la extensión y progreso de su movimiento editorial.
Hasta hoy, no obstante el número de sus editoriales, la Argentina no exporta sus libros sino en muy pequeña escala. Las editoriales y librerías españolas mantienen, a pesar del naciente esfuerzo editorial de algunos países, una hegemonía absoluta en el mercado hispano-americano. La circulación del libro americano en el continente, es muy limitada e incipiente. Desde un punto de vista de libreros, los escritores de “La Gaceta Literaria” estaban en lo cierto cuando declaraban a Madrid meridiano literario de Hispano-América. En lo que concierne a su abastecimiento de libros, los países de Sud-América continúan siendo colonias españolas. La Argentina es, entre todos estos países, el que más ha avanzado hacia su emancipación, no solo porque es el que más libros recibe de Italia y Francia, sino sobre todo porque es el que ha adelantado más en materia editorial. Pero no se han creado todavía en la Argentina empresas o asociaciones capaces de difundir las ediciones argentinas por América, en competencia con las librerías españolas. La competencia no es fácil. El libro español es, generalmente, más barato que el libro argentino. Casi siempre, está además mejor presentado. Técnicamente, la organización editorial y librera de España se encuentra en condiciones superiores y ventajosas. El hábito favorece al libro español en Hispano-América. Su circulación está asegurada por un comercio mecanizado, antiquísimo. El desarrollo de una nueva sede editorial requiere grandes bases financieras y comerciales.
Pero esta sede tiene que surgir, a plazo más o menos corto, en Buenos Aires. Las editoriales argentinas operan sobre la base de un mercado como el de Buenos Aires, el mayor de Hispano-América. El éxito de “Don Segundo Sombra” y otras ediciones, indica que Buenos Aires puede absorber en breve tiempo, la tirada de una obra de fina calidad artística. (No hablemos de las obras del señor Hugo Wast). La expansión de las ediciones argentinas, por otra parte, se inicia espontáneamente. Las traducciones publicadas por Gleizer, “Claridad”, etc, han encontrado una excelente acogida en los países vecinos. Los libros argentinos son, igualmente, muy solicitados. Glusberg, Samet y algún otro editor de Buenos Aires ensanchan cada vez más su vinculación continental. La expansión de las revistas y periódicos bonaerenses señala las rutas de la expansión de libros salidos de las editoriales argentinas.
La Exposición del Libro Nacional, plausiblemente provocada por Glusberg, con agudo sentido de oportunidad, es probablemente el acto en que la Argentina revisa y constata sus resultados y experiencias editoriales, en el plano nacional, para pasar a su aplicación a un plano continental. Arturo Cancela, en el discurso inaugural de la exposición, ha tenido palabras significativas. “Poco a poco -ha dicho- se va diseñando en América el radio de nuestra zona de influencia intelectual y no está lejano el día en que, realizando el ideal romántico de nuestros abuelos, Buenos Aires llegue a ser efectivamente, la Atenas del Plata”. “Este acto de hoy es apenas un bosquejo de esa apoteosis, pero que puede ser el prólogo de un acto más trascendental. El libro argentino está ya en condiciones de merecer la atención del público en las grandes ciudades de trabajo”. “Por su pasado, por su presente y por su futuro, el libro argentino merece una escena más amplia y una consagración más alta”.
De este desarrollo editorial de la Argentina -que es consecuencia no solo de su riqueza económica sino también de su madurez cultural- tenemos que complacernos como buenos americanos. Pero de sus experiencias podemos y debemos sacar, además, algún provecho en nuestro trabajo nacional. El índice libro, como he tenido ya ocasión de observarlo más de una vez, no nos permite ser excesivamente optimistas sobre el progreso peruano. Tenemos por resolver nuestros más elementales problemas de librería y bibliografía. El hombre de estudio carece en este país de elementos de información. No hay en el Perú una sola biblioteca bien abastecida. Para cualquier investigación, el estudioso carece de la más elemental bibliografía. Las librerías no tienen todavía una organización técnica. Se rigen de un lado por la demanda, que corresponde a los gustos rudimentarios del público, y de otro lado por las pautas de sus proveedores de España. El estudioso necesitaría disponer de enormes recursos para ocuparse por si mismo de su bibliografía. Invertiría en este trabajo un tiempo y una energía, robados a su especulación intelectual.
Poco se considera y se debate, entre nosotros, estas cuestiones. Los intelectuales parecen más preocupados por el problema de imprimir sus no muy nutridas ni numerosas obras, que por el problema de documentarse. Los obreros trabajan desorientados, absorbidos por la fatiga diaria de defender el negocio. Tenemos ya una fiesta o día del libro, en la cual se colecta para las bibliotecas escolares fondos que son aplicados sin ningún criterio por una de las secciones más rutinarias del Ministerio de Instrucción; pero más falta nos haría, tal vez, establecer una feria del libro, que estimulara la actividad de editores, autores y libreros y que atrajera más seria y disciplinadamente la atención del público y del Estado sobre el más importante índice de cultura de un pueblo.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Luis E. Valcárcel, 11/7/1926

Cuzco, 11 de julio de 1926
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
Por el correo anterior escribí a usted avisándole que le enviaba en paquete certificado los originales de Tempestad en los Andes. Al recibir U. estas líneas, hago ya en su poder los citados originales: omití incluirle la carátula: lo hago ahora. No cree usted que sería de efecto una ilustración alusiva? Quizás Vallejo, o Sabogal, podrían crearnos el símbolo andino para la primera página del libro, o de la falsa carátula.
Usted verá lo mejor.
De Arequipa me ha mandado anoche el profesor Delgadillo una tarjeta de U. Díceme que él vendrá del 15 al 16. Con mucho gusto atenderé a su recomendado.
Cuánto he sentido que no se encuentre bien de salud: cuídese, amigo mío.
Me extraña que el encargado de distribuir mi última obra Del Ayllu al Imperio no le entregase a usted el ejemplar correspondiente: por correo entrante, se lo enviaré desde aquí. En igual desatención me ha hecho incurrir con otros compañeros.
tome Ud. para "Amauta" el capítulo que le parezca. Esperamos con impaciencia la aparición de su revista.
Con Casiano Rado le recordamos siempre.
Le envío un cordial apretón de manos.
Luis. E. Valcárcel.

Valcárcel, Luis E.

Carta de Fortunato Zora Carbajal, 15/6/1929

Tarata, 15 de junio de 1929
Señor
José Carlos Mariátegui,
Director de la revista Amauta.
Lima.
Muy señor mío:
Apreciando debidamente la elevada labor de cultura que viene desarrollando la importante revista que Ud. dirige y confiado en la benévola acogida que presta a las colaboraciones sobre temas andinos, me permito enviarle, junto con la presente, dos composiciones vernaculares, rogándole se digne, si no hay inconveniente, ordenar su inserción en dicha revista.
Asimismo, le estimaré se sirva indicarme el valor de las suscripciones de Amauta, y un presupuesto para la impresión de mi libro, en los talleres de la Editorial Minerva, que Ud. también dirige, bajo las condiciones siguientes:
Original: 50 páginas escritas a máquina, que seguramente serían unos 60 páginas impresas.
Papel: Fino, conforme a la muestra adjunta.
Edición: 100 ejemplares.- Encuadernación: A la rústica.
Formato: 18 1/2 alto por 11 1/2 ancho.
Portada: El cliché para la portada, en zincograbado, lo proporcionaré yo, oportunamente.
Esperando verme favorecido con su respuesta, me es grato suscribirme de Ud. como su aftmo. y S.S.
F. Zora Carvajal
Dirección: F. Zora Carvajal.- Tarata. Vía Ilo y Locumba.

Zora Carvajal, Fortunato

Carta a Carlos Arbulú Miranda, 29/9/1928

Lima, 29 de setiembre de 1928
Querido Arbulú Miranda:
He querido escribirle más de una vez en las últimas semanas, después de su carta del 30 de julio, pero no he conseguido escapar a las exigencias del trabajo extraordinario que me imponen la corrección de las últimas pruebas de mi libro en prensa, la revisión de los originales del que debo enviar a Buenos Aires, etc. Sólo hoy, en la calle ya el No. 17 de Amauta, que recibirá Ud. con la presente, si ésta alcanza también el primer correo, dispongo de tiempo para dedicar algunos momentos a mi correspondencia.
Hemos transformado como Ud. verá el formato de Amauta por razones técnicas y de presentación, aprovechando la oportunidad del comienzo de un nuevo año de existencia. Este formato es más coleccionable y su armadura mucho más fácil que la del formato antiguo. No sé aún si mantendremos el volumen de 108 páginas de este número de aniversario y, por consiguiente, su precio de 60 cts.; pero creo que a los lectores de Amauta no les parecerá excesivo un aumento a cambio del cual reciben un volumen tan nutrido.
El editorial se refiere, por una parte, al vanguardismo genérico e indefinido de los oportunistas habituales y, por otra parte, a cierta desviación que ha intentado propagarse en nuestras propias filas, a propósito del Apra. Yo he tenido con Haya primero y con el grupo de México después un largo debate, en el cual he sostenido con abundantes y claras razones que el Apra, como su mismo título lo dice, no debía ser un partido sino una alianza y he desaprobado posteriormente la propaganda con la cual se pretendía presentar la candidatura de Haya. He encontrado a los amigos de México reacios a rendirse a estas razones que, en cambio, han sido totalmente aceptadas por quienes aquí están más cerca de nosotros y, últimamente, por los compañeros de Buenos Aires, según carta de la cual le enviaré copia. Ravines y Bazán, de París, también se muestran de acuerdo conmigo. Como antecedente de este debate —que por mi parte he procurado mantener dentro de los límites de una correspondencia estrictamente privada, para no dar pábulo a insidias divisionistas—, le acompaño dos cartas, una mía y otra que acordamos suscribir yo y varios compañeros, pero que en breve resultó insuficiente ante la prisa conque el grupo de México había avanzado en el sentido condenado abiertamente por nosotros. Deseo que Ud. se forme juicio completo de este debate, lo mismo que los compañeros más íntimos de Chiclayo. —Un joven de Nueva York, Rojas Zevallos, al parecer muy indiscreto, se ha dirigido a mí en términos impertinentes, quejándose de mi desacuerdo con Haya. Este señor, que no sé qué papel se asigna en el Apra, es totalmente ajeno al socialismo y reduce todo a una oposición de caudillos. Naturalmente con personas que así piensan nada tengo de común. Ante sus desviaciones reivindico mi posición de socialista, más revolucionaria siempre que cualquier invención latinoamericana.
Pronto recibirá Ud. mi libro, cuyos últimos pliegos se imprimen en estos días.
Sus poemas aparecerán en el próximo número demorados por plétora de material poético en las cajas.
En espera de sus noticias, cordialmente lo abraza su amigo y compañero.

José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Distribución de ejemplares del Quincenario Labor Nº 9

Este documento detalla la cantidad de ejemplares del número 9 del Quincenario Labor que se distribuyeron, tanto en los puestos de periódicos como entre los agentes de la Sociedad Editora Amauta. Entre los agentes ubicados en Lima, se encuentran: Ángela Ramos, Lévano, Avelino Navarro, mientras que en las provincias se pueden encontrar a: Casiano Rado, Arroyo Posadas, Matheu Cueva, Mario Nerval, Nicanor de la Fuente. También se puede observar a los Ferroviarios de Chosica y fábricas como: La Victoria, Cervecería, El Inca, Jacinto, La Unión.

Sociedad Editora Amauta

Distribución de ejemplares del Quincenario Labor Nº 10

Este documento detalla la cantidad de ejemplares del número 10 del Quincenario Labor que se distribuyeron, tanto en los puestos de periódicos y fábricas como entre los agentes de la Sociedad Editora Amauta. Entre los agentes se encuentran: De la Fuente, Luz y Libert, Bernal, Batallanos, Chávez II, Sovero, Landa Hinostroza, Pío Huaringa, Laos, La Madrid, Meza Vidal, Julio César Nieri, Nerval, José Polo, Rafael Polo, Lazo Sánchez, Domingo Solís; y entre las fábricas, Santa Catalina, San Jacinto, La Victoria, El Progreso, La unión, Backus, Yanacones, El Inca, Vitarte, Ferroviarios.

Sociedad Editora Amauta

El problema editorial

El problema editorial

El problema de la cultura en el Perú, en uno de sus aspectos, -y no el más adjetivo- se llama problema editorial. El libro, la revista literaria y científica, son no solo el índice de toda cultura, sino también su vehículo. Y para que el libro se imprima, difunda y cotiza no basta que haya autores. La producción literaria y artística de un país depende, en parte, de una buena organización editorial. Por esto, en los países donde se actúa una vigorosa política educacional, la creación de nuevas escuelas y la extensión de la cultura obliga al Estado al fomento y dirección de las ediciones, y en especial de las destinadas a recoger la producción nacional. La labor del gobierno mexicano se destaca en América, en este plano, como la más inteligente y sistemática. El ministerio de instrucción pública de ese país tiene departamentos especiales de bibliotecas, de ediciones y de bibliografía. Las ediciones del Estado se proponen la satisfacción de todas las necesidades de la cultura. Publicaciones artísticas como la magnífica revista “Forma”-la mejor revista de artes plásticas de América- son un testimonio de la amplitud y sagacidad con que los directores de la instrucción pública entienden en México su función.

El Perú, como ya he tenido oportunidad de observarlo, se encuentra a este respecto en el estadio más elemental e incipiente. Tenemos por resolver íntegramente nuestro problema editorial: desde el texto escolar hasta el libro de alta cultura. La publicación de libros no cuenta con el menor estímulo. El público lee poco, entre otras cosas porque carece, a consecuencia de una defectuosa educación, del hábito de la lectura seria. Ni en las escuelas ni fuera de ellas, hay donde formarle este hábito. En el Perú existen muy pocas bibliotecas públicas, universitarias y escolares. A veces se otorga este nombre a meras colecciones estáticas o arbitrarias de volúmenes heterogéneos.

Publicar un libro, en estas condiciones, representa una empresa temeraria a la cual se arriesgan muy pocos. Por consiguiente, nada es más difícil para el autor que encontrar un editor para sus obras. El autor, por lo general, se decide a la impresión de sus obras por su propia cuenta, a sabiendas de que afronta una pérdida segura. Es para él la única manera de que sus originales no permanezcan indefinidamente inéditos. Las ediciones son así muy pobres, los tirajes son ínfimos, la divulgación del libro es escasa. Un autor no puede sostener el servicio de administración de una editorial. El libro se exhibe en unas cuantas librerías de la república. Al extranjero sale muy raras veces.

Una de las limitaciones más absurdas, uno de los obstáculos más artificiales de la circulación del libro es la tarifa postal. La expedición de un pequeño volumen a cualquier punto de la república cuesta al menos 34 centavos. Para una editorial, este gasto, que no tiene como otros plazo ni espera, puede ser mayor que el del costo de impresión del volumen mismo. La distribución de un libro es tan cara como su producción, que no tiene muy ciertas garantías de cubrirse con la venta.

He aquí, sin duda, una valla que al Estado no le costaría nada abatir. El libro debe ser asimilado a la condición de la revista y del periódico que, dentro de la república, gozan de franquicia postal. El correo perderá unos pocos centavos; pero la cultura nacional ganará enormemente. En otros países, el correo facilita por medio de la “cuenta corriente” o del pago de una suma mensual muy moderada, la difusión de toda clase de publicaciones. En un país, donde el público no siente la necesidad de la lectura sino en una exigua proporción, el interés nacional en proteger e impulsar la difusión del libro aparece cien veces mayor.
Y como hay también interés en que el libro nacional salga al extranjero, para que el país adquiera una presencia creciente en el desarrollo intelectual de América, la tarifa postal debe ser igualmente favorable a su exportación. Los autores y los editores triplicarán sus envíos con una tarifa reducida.

No hace falta agregar que el Estado y las instituciones de cultura disponen de otros medios de fomentar la producción literaria y artística nacional. El establecimiento de ediciones del Ministerio de Instrucción, de la Biblioteca Nacional, de las Universidades, es, entre ellos, indispensable, tanto para la provisión de las bibliotecas escolares y públicas como para el mantenimiento de servicios de intercambio, sin los cuales no se concibe relaciones regulares con las Universidades y Bibliotecas del extranjero.
Existe, en el congreso, un proyecto de ley que instituye un premio nacional de literatura. La institución de esta clase de premios ha sido en todos los países provechosa, a condición naturalmente de que se le haya conservado alejada de influencias sospechosas, y de tendencias partidistas. El sistema de los concursos tan grato al criollismo es contrario a la libre creación intelectual y artística. No tiene justificación sino en casos excepcionales. Es, sin embargo, entre nosotros, la única mediocre y avara posibilidad que se ofrece de vez en cuando a los intelectuales de ver premiado un trababa suyo. Los premios, mil veces más eficaces y justicieros, cuando recompensan los esfuerzos sobresalientes de la vida intelectual de un país, sin proponerles un tema obligatorio, estimulan a la vez a autores y editores, ya que constituyen una consagración de seguros efectos en la venta de un libro.
Aunque falte todavía mucho para que los problemas vitales de la cultura nacional merezcan en el Perú la consideración de las gentes vale la pena plantearlos, de vez en cuando, en términos concretos, para que al menos los intelectuales adquieran perfecta conciencia de su magnitud.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de José Chioino, 6/11/1928

Lima 6 de noviembre de 1928
Sr. Don José Carlos Mariátegui
Director de la Editorial Minerva
Ciudad
Muy estimado colega:
Me es grato poner a su disposición los originales de mis tres comedias: "La Divina Canción", "Una vez en la vida" y "El novio de emergencia", por si usted juzga conveniente, con el plan de su empresa editora, la publicación de un libro de "Teatro". Las comedias en referencia, fueron estrenadas, las dos primeras en el año 1923, y la última, hace pocos días. Respecto a la obra "Una vez en la Vida", es la comedia dramática que se ha dado más veces en Lima, firmada por un autor peruano. Tiene un récord de veinticuatro funciones. La crítica de las tres, es muy favorable, tanto en Lima, como en Santiago; y se podría adjuntar a la publicación de las obras, algunas páginas de juicios críticos, y un prólogo que desde ahora, le comprometo a usted, por lo mismo que nunca lo he molestado en este sentido.
Espero su repuesta, y le estrecha la mano
José Chioino
Oficina de Informaciones
Ministerio de Gobierno.

Chioino, José

Carta de Ignacio Guevara a Minerva, 23/12/1925

Ocaña, 23 de diciembre de 1925
Señor Julio César Mariátegui
Gerente de la Editora Minerva
Lima
Muy señor mío:
En uno de los números de "El Callao" correspondiente al presente mes he leído una circular-anuncio respecto a la próxima apertura de una casa editora, que dará a la publicidad libros nacionales y extranjeros, publicando cada mes un libro, cuyo precio será S/. 1.80.
Nada más halagador para el patriotismo pensar en el progreso de las letras peruanas, si así puedo expresarme.
Si no tiene U. inconveniente estimaré me sirva decirme si la suscripción será por trimestres, semestres o anual y el valor de la suscripción en provincias.
Desearía ver el prospecto o prospectos, y saber si los libros se despacharán con rústica o empastados, cuando menos como los tomitos de Atkinson.
Mi dirección, para el caso de que quiera U. honrarme con su respuesta: Vía Pisco- Ica-Ocaña.
Muchos confunden Ocaña con Ocoña y aún con Huacana. Ocaña está en la provincia de Lucanas. Perdone que le haga esta explicación.
De U. con todo respecto atto y S.Sç
Ignacio Guevara Calderón

Guevara Calderón, Ignacio

Carta de Antenor Orrego, 29/12/1925

Trujillo, 29 de diciembre de 1925
Señor don
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
De nuevo he pecado por mi negligencia epistolar incurable. Pero sé que U. ha de perdonármelo. He recibido su libro. Lo estoy leyendo con la atención, seriedad y afección intelectual que merece. Por fin en el país los escritores comienzan a salir de esa frivolidad despreocupada, de esa necia banalidad ególatra al uso; de ese antieticismo artístico que es incapaz de construir nada y que los convertía en vistosos escaparates literarios.
La labor me es simpática, precisamente, por su contenido ético, por su significación social y humana, por la valerosa seriedad con que se ha colocado U. en un país de guignol en el que jamás se oye vibrar la noble pasión del hombre que se entrega a una fe. Tengo la seguridad que su obra se ha de proyectar–– se está proyectando ya–– benéficamente en nuestro país en los núcleos más puros que no tienen compromiso con el pasado, es decir, con la mentira. Porque ésta es nuestra mayor tragedia nacional. El pasado nada nos ha dejado, nada que sea susceptible de asumir cierta positiva continuidad histórica. En los demás pueblos chocan pasiones contrapuestas, pero sinceras y fervorosas. En el nuestro sólo chocan intereses materiales, sólo hay fantasmas de todo; es la máxima mentira, la mentira absoluta y auténtica, porque todo está mixtificado y desvitalizado.
Claro está que no coincido con algunos de sus personales puntos de vista. Y es lógico porque nuestras pupilas no pueden tener una idéntica y absoluta acomodación visual para mirar las cosas; pero, siento que en lo fundamental, en lo que respecta al pensamiento contemporáneo y a la acción que precisa realizar en nuestro país estamos colocados en una misma perspectiva mental e histórica. Mi sentido histórico y el suyo no parece sino que para llegar a su actual temperatura ética, se hubieran propuesto los mismos problemas y los hubieran resuelto con el mismo diapasón moral e intelectual; ambos sentimos agudamente, con idéntica sensibilidad exasperada, nuestras responsabilidades históricas, sociales y éticas. Su libro es algo de lo más serio, trabado y constructivo que se haya producido entre nosotros. Las nuevas generaciones han de agradecérselo. Tengo el propósito de escribir en El Norte un artículo reposado, donde trataré de fijar con toda la penetración, lealtad y acuidad ideológica de que modestamente soy capaz, la posición suya dentro de las nuevas generaciones nacionales. Espero lograrlo en la medida que lo deseo.
Para la difusión de su libro en el norte de la república le ofrecemos las columnas de nuestro diario. Envíeme avisos, artículos y todo lo que se ha producido o se produzca alrededor de él. Ya sabe U. que El Norte está adscrito a determinada atmósfera moral y espiritual del país y para servirla en todos sus aspectos, es que ha sido fundado. Es un hogar nuestro, tanto mío como suyo y de los demás espíritus libres que trabajan por el advenimiento de una realidad renovada y humanamente más noble y justiciera.
Le agradezco la acogida de uno de mis libros en la editorial Minerva. Habría querido enviarle el que considero más fundamental de los tres, Helios, que es un ensayo para una filosofía o interpretación del pensamiento. Por desgracia, aunque está terminado ya, no estoy satisfecho aún con su trabazón o construcción interna. Estoy harto temeroso de que mi autocrítica no sepa ubicarlo en su verdadera posición ideológica; de que mi amor propio o, simplemente, mi entusiasmo de creador le impriman una acentuación mental que rebase su estructura literal, su horizonte o realidad expresiva. Nunca he tenido más escrúpulos intelectuales que frente a este libro. Necesito, pues, reposarlo, tratar de proyectarme fuera de él antes de decidirme a imprimirlo.
Pero le ofrezco mandarle Panoramas, que es la recopilación de algunos ensayos y artículos publicados, unos, e inéditos, otros. El libro alcanzará, a lo sumo unas 150 a 200 páginas de formato corriente. Si le parece bien avíseme para darle los últimos toques y remitírselo.
Su libro ha interesado aquí bastante por los pedidos que se nos hacen; pero necesita mayor propaganda. Mándenos artículos y avisos. Alcides le informará detalladamente.
Estoy deseoso de hacer un viaje a Lima y conocerle personalmente. Espero que pronto se realice.
Le estrecho cordialmente
Antenor Orrego

Orrego, Antenor

Carta de César Atahualpa Rodríguez, 26/1/1926

26 de enero de 1926
Sr. Dn. José Carlos Mariátegui
Lima
Querido amigo:
Le escribo un poco tarde por esperar a que se haga la venta de su libro y poder darle noticias satisfactorias. Desgraciadamente Arequipa es un pueblo que cada día lee menos, y que no presta esperanza. Sólo el remordimiento de que U. pudiera creer que me he desentendido de sus encargos, me obliga a ponerle esta carta antes de hacer tangibles mis buenos deseos.
No puede U. figurarse cuántos discursos me cuesta la venta de ocho ejemplares de La Escena Contemporánea. Cada comprador, para decidirse, me clava los ojos pretendiendo escrutar en los míos el contenido del libro que le ofrezco. Y entonces, claro está, tengo que soltar la lengua, haciendo lujo de una verbosidad pintoresca, que hasta el momento me era desconocida. A este paso acabaré por hacerme orador.
León Albareda me dice que ha vendido cinco ejemplares, derrochando el doble de elocuencia. Así está la gente de torpe. Lo que me estoy riendo de mis dotes menguadas para el comercio. Sin embargo, y a pesar de todo, me he propuesto concluir con el lote. Ya tengo promesa de negociar cinco ejemplares más; sólo que, como en una de las tapas del libro está marcado el precio, no puedo vender a más de un sol ochenta cada ejemplar. Estos borricos no quieren entender que se gasta en sellos de correo y que se paga comisión al librero.
Tan luego de que me convenza de la imposibilidad de realizar un solo libro, le remitiré el dinero; a no ser de que U. disponga otra cosa.
Querido amigo, le suplico se sirva avisar al Director de La Humanidad que me envíe carteles de anuncio para fijarlos en los puestos en que se vende el semanario. Sin réclame es imposible entusiasmar a las gentes. Hasta hoy día se llevan vendidos 25 ejemplares del primer número. El segundo, recién ayer lo he puesto a la venta, por haberse retrasado en el correo. Dígale también que sería bueno envíe los dos primeros números a los diarios de esta ciudad, que son: El Pueblo y El Deber, con el objeto de que hagan propaganda. Yo no lo hago, por no malograr el asunto: hay que evitar suspicacias. Rotulado el envío desde Lima tiene más suceso.
Como U. ve, tengo sobrada voluntad para servir a mis buenos amigos; pero la plaza no responde como debiera.
Le agradezco mucho el obsequio de su libro y la dedicatoria. Por falta de tiempo no le digo nada de él. Espero desocuparme para leerlo con todo detenimiento.
Mi viaje a ésa lo he postergado hasta que llegue mi libro de Buenos Aires. Hace un año que estoy en esa expectativa.
Con toda cordialidad
César A. Rodríguez

Rodríguez, César A.

Carta de Carlos Ríos Pagaza, 4/3/1926

Cuzco, 4 de marzo de 1926
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido y muy recordado compañero:
Recién me es posible, agradecerle vivamente por el envío de su hermoso, interesantísimo libro: La Escena Contemporánea, que lo he leído con deleite, con emoción, admirando lo interiorizado que se halla Ud. en todos los problemas que agitan el mundo en esta torturante época que nos ha tocado vivir. Muy pronto y detenidamente, sin querer salir del paso, con cuatro frases mal hilvanadas, publicaré en El Comercio, diario que dirijo en ésta, una impresión sobre su obra primigenia, digna de su talento y amplia, amplísima, bien cribada cultura.
También muy pronto, realizaré una activa propaganda en favor de la editorial que Ud. dirige, enviándole cuanto sobre ella publique. Antes, no he hecho nada, por exceso de trabajo, por un serio quebranto de salud que sufrí hace poco y porque muy burguesamente, me preparo para colacionarme en Derecho y así conquistar un arma, que vale mucho, en una seudodemocracia como la que nos alberga y en la que se miden los hombres, más que por su capacidad, por los títulos que ostentan.
Supe que un señor Latorre se hizo cargo de la agencia de Minerva, pero a los pocos días fue conducido preso a Lima. Si Ud. gusta, puedo yo encargarme de ella. Indique y en detalle, las condiciones. Sobre cualquier otra persona del Cuzco, ofrezco la ventaja de poseer un diario en el que pueda hacer intensa propaganda y conquistar muchos suscriptores.
Igualmente, le manifiesto que tengo casi listo un tomo de novelas andinas. Dígame, podría publicarlo la editorial que dirige y en qué condiciones. Estoy seguro que la lectura de esas narraciones, le gustarían mucho, de veras. El mujik peruano, el bronce andino, está presentado en ellas, al desnudo, con sus vicios y supersticiones, prácticas, creencias, costumbres más típicas y también su dominador, el gamonal. Luego, el paisaje tiene su lugar en esas fábulas, ya que hay mucho de panteísmo en las creencias indígenas y el cobre andino está vivamente influido del medio telúrico que lo rodea.
Posiblemente, dos o tres de esas narraciones aparezcan antes en La Prensa de Buenos Aires donde he logrado obtener un contrato ventajoso, pero yo quisiera que mi primer libro aparezca en mi tierra, como un homenaje a la pequeña patria que se llama el Perú. Después, ya vendrán otras editoriales. Todo es cuestión de tiempo, de propaganda y una voluntad siempre en tensión vigilante, obrando y reobrando perennemente.
Haga suya, muy suya, la viva simpatía espiritual, de su antiguo compañero de labores y leal amigo,
Carlos Ríos Pagaza

Ríos Pagaza, Carlos

Carta de Luis E. Valcárcel, 5/8/1926

Cuzco, 5 de agosto de 1926
Sr. D.
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
Todavía no tengo respuesta a mis últimas, y estoy temeroso de si han llegado a su poder los originales del libro. Ojalá todo sea con felicidad.
Ruégole prestar su inteligente atención a las pruebas de mi obra; algunas erratas y lapsus se han deslizado en las copias a máquina. Sálvelas, querido amigo. En el cuento “Hambre” se dice que la mujer del kolla estaba sentada en el dintel... en vez de “el umbral”, y así...
Mucho espero de su interés y del buen gusto que le animan para que el pequeño libro esté bien presentado. Cuentos y ensayos deben estar separados por algún espacio; los blancos juegan un papel importantísimo en este estilo mío de cortos períodos y breves artículos.
El amigo Delgadillo no ha venido. El número de Sagitario no me lo envió. Desde Arequipa me había escrito una curiosa carta que yo recibí con algún atraso, pues me hallaba lejos del Cuzco (primero en las ruinas de Kacha, después en Urubamba). Decía, entre otras cosas, que le era necesario que lo alojase ‘bien’ una persona ‘rica’. Mucho exigir, ¿no le parece? inmediatamente que llegué al Cuzco recibí del mismo un telegrama: me preguntaba ¿puedo ir? Yo no le contesté porque en la noche leí en los diarios que Delgadillo había salido para Puno. Juzgaba que de allí vendría a esta ciudad. Pero no sucedió lo previsto: Delgadillo se marchó a La Paz y de allí me escribe quejoso. No tiene razón, porque es inconcebible que se pueda imponer condiciones irrealizables. En una ciudad grande— que ya lo es el Cuzco, en cierto modo, no hay más alojamiento que el hotel. En la última carta, confiesa que no vino porque no tenía dinero... Acabáramos.
Le hago a usted esta relación, porque pudiera sorprenderlo alguna queja infundada.
Fraternalmente suyo
Luis E. Valcárcel

Valcárcel, Luis E.

Tarjeta de Luis E. Valcárcel, 28/10/1926

Cuzco, 28 de octubre de 1926
Querido amigo José Carlos:
Cuánto he lamentado que siga sufriendo quebrantos de salud. Ojalá que ya se sienta mejor. Hablando con el amigo Casiano Rado, veía lo provechoso que sería para Ud. una estada en estos paradisíacos vallecitos próximos al Cuzco. En Yucay, por ejemplo, donde el clima y la belleza del campo tanto bien le harían a Ud. Piénselo, querido compañero. Aquí sus amigos le facilitaríamos todo. Ahora hay la ventaja de comunicaciones rápidas y cómodas por automóvil y ferrocarril. Avíseme su resolución.
El magnífico éxito de Amauta debe reconfortar a Ud. Comienza a ser debidamente apreciada su obra.
El compañero Luis Alberto Sánchez va a escribir unas apostillas finales para Tempestad en los Andes. Cuánto le agradecería facilite a Sánchez la lectura de lo que está imprimiéndose o los originales que no estén en cajas. Sánchez lo buscará a Ud.
Muy agradecido le estoy, por la buena acogida que ha dispensado al libro.
Reciba un fuerte y cordial abrazo de su camarada.
Luis E. Valcárcel
"Amauta" tiene una gran aceptación aquí.

Valcárcel, Luis E.

Carta de J. Alberto Cuentas Zavala, 11/12/1926

Arequipa, 11 de diciembre de 1926
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Apreciado señor:
Los espíritus que vivimos en Provincias, alejados de los triunfos de la Capital y recogidos en el silencio secular de estas comarcas andinas, sólo nos congratulamos cuando hay una voz de alerta que sacude nuestra conciencia adormilada por las nostalgias de la raza y del ambiente. Y esta voz de alerta es la Revista Amauta que está bajo su dirección, con verdadero acierto y auscultando la voz del Mundo para orientar este país hacia el verdadero camino del triunfo libertario. Tal vez, en nosotros los soldados de este lado de los Andes, no encontrará, sino el aplauso a todo lo nuevo y a la nueva sensibilidad, que el suscrito sigue y vislumbra en U. no sólo al camarada, sino también de luchas en el periodismo de esta Nación, llamada Perú.
Escribía U. en El Tiempo y yo en El Eco de Puno. Desde estas columnas lo defendí ante el público de mi tierra natal de los ataques del militarismo, cuyo editorial le envío, no como presunción literaria, sino como el ultraje recordado y ya famoso en los anales de Lima periodística. Yo soy puneño. Y algo de su liberalidad y de su ambiente me acompaña a través de tantas luchas y decepciones. Sufrí el peso de la burocracia universitaria de San Marcos. Combatí sus errores, sus pasiones y su arcaísmo y espíritu antañón. Y los neófitos, me atacaron diciendo que conspiraba contra la autonomía Universitaria, como si autonomía significase reservar podredumbres anquilosadas de ese Instituto. Yo amigo, amigo de luchas y de ideales, aunque no seamos protocolarios, gusto de combatir las aguas estancadas y los arroyos putrefactos, y mucho más cuando esas aguas y arroyos llevan barquichuelos de papel estraza. Y esto había sido un error para los triunfos. Me atacaron también de Gobiernista, porque no seguí al rebaño seudo aristocrático de la Capital que macaneaba en las tribunas de la Universidad y en los tabladillos populares, como histriones de un Circo funambulesco que no tenía ni el chiste ni la gracia de nuestros verdaderos histriones políticos. Pero el Gobiernista no usufructuó ningún empleo de Gobierno, ni le dieron ninguna prebenda palaciega. Hasta ahora, en veintiocho años de vida de crecimiento no conozco el Presupuesto de Perú, ni sé qué aroma tendrán sus cheques circulares. Sin embargo mis contrincantes universitarios, que en ese entonces anatemizaban y calificaban a Leguía de tirano vulgar y vociferaban a calles y plazas en contra de su dictadura, al presente lucen la librea de diplomáticos en casi todas las ciudades de Extrangeris y son otros la canilla que sustenta el chaqué del Ministerio de Relaciones Exteriores. Figúrese, amigo estimado, qué diferentes son los planos de la vida, y si podemos esperar de estos sochantres una buena orquesta para la Regeneración del Perú. Muchos periódicos me cerraron las puertas y hubo UNO que siendo redactor —cuyo nombre dejo en silencio pero que lo diré muy alto en lo futuro— me despidió en nombre de su ancestral civilismo. Y ahora ese mismo periódico no halla la forma de halagar al mandatario peruano, sacándole en fotograbados en toda forma y calificándole de EL TRIUNFADOR: Vea como son las cosas de esa Capital.
No iré a Lima hasta que no lleve publicados mis libros: Cuentos Andinos cuyo prólogo me lo ha hecho mi estimado amigo Percy Gibson; Conferencias, prólogo del íntegro Mostajo; Versos cuyo Prólogo a U. solicito; Crónicas y Repiques; La Crisis Universitaria, en cuyo folleto dejaré para el porvenir algunas revelaciones definitivas sobre la conciencia de Nuestra vieja Universidad, como le llaman sus adoradores. Todo esto no se hace por falta de dinero. Pero vendrá.
Le envío algunos versos míos de mi libro ESTRELLAS para que leyéndolos me haga el bien de enviarme un prólogo para ellos. Esto será grato para mí y orgullo legítimo para quien busca seguir el ideal. Dicho libro se editará en la editorial Titicaca, porque pensamos hacer de ella, los jóvenes de Puno nuevo, el centro de nuestras operaciones para el porvenir. Tengo otros versos más, pero los motivos aunque diferentes se enlazan todos ellos con la factura con los enviados, pero si U. cree conveniente leerlos todos, se los enviaré. Escríbame a Arequipa 114, Puente Bolognesi.
J. Alberto Cuentas Z.

Cuentas Zavala, J. Alberto

Carta de Dora Mayer de Zulen, 7/2/1927

Callao, 7 de febrero de 1927
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Distinguido amigo:
El señor Ricardo Castillo, Presidente del Centro Unión Hijos de Cajacay, está prosiguiendo con todo entusiasmo los trabajos para la organización de un homenaje a Zulen, para lo cual ha encontrado muy buen ambiente entre las sociedades indígenas radicadas en Lima y el Callao.
Zulen, removido ya de la esfera de las pueriles rivalidades en que se debaten los vivientes, bien puede erguirse ahora como figura simbólica de la redención de la Raza Indígena. Puede alcanzar ahora la gloria de constituir un centro de convergencia de las aspiraciones reivindicadoras del legítimo peruanismo, más potente con la elocuencia de su anhelo desde el reino pasivo de la muerte que desde el reino activo de la existencia terrestre.
Amauta tiene que participar en el tributo que va a rendirse a la memoria del paladín caído, Amauta que pretende recoger en un nuevo haz los rayos de la rebeldía contra el amortajamiento de un ser vivo y palpitante como lo es la estirpe incaica.
Fue Ud., amigo mío, director de Amauta, quien escribió en Mundial, el 6 de febrero de 1925, sobre una noche con Zulen en el Tercer Congreso Indígena, y sobre un encuentro de Zulen y Urviola en casa de Ud. Allí cita la palabra de Zulen: “el problema indígena es el único problema del Perú”.
Ud. tiene que continuar el hilo de las ideas que brotaron en su mente en aquellas dos ocasiones memorables, y volvieron a su imaginación a la hora solemne de la desaparición de Zulen del campo material de batalla.
Si la salud de Ud. no permite hablar con su voz propia a los que se agrupan alrededor de esa célula capaz de formar el núcleo de un naciente organismo, envíe Ud. un mensaje y un encargado de interpretarlo; ¿el señor Otten, pariente del indigenista francés, Sr. Edgar Jounod, o el que quiera de sus muchos colaboradores?
No consigo encontrar al señor Basadre, ¿conoce Ud. su domicilio?
Los organizadores del Homenaje piensan realizar dos veladas —una en el Callao, el próximo 19, y otra, posteriormente, en Lima. Se espera dar proporciones a esta última que la ponga en condición de no ser desdeñada ni por un Eguren. ¿Qué es del Sr. Bustamante y Ballivián, que bastante aprecio ha manifestado siempre por Zulen? ¿Y Luis Alberto Sánchez? Y Carlos Valdez de la Torre, quien en un tiempo parecía ser muy idealista, pero que puede haber sufrido, como muchos hombres, los estragos del crecimiento material.
Mañana voy para recibir su respuesta meditada, no habiendo días que perder en vísperas de la velada en el Callao. El Sr. Castillo se muestra corto para acercarse a Ud., sin previa intervención mía; desea ir en comisión a comprometer su concurso.
Lo saluda mientras tanto su afma. amiga
Dora Mayer de Zulen

Mayer de Zulen, Dora

Tarjeta Postal de Victoria Vargas, 12/2/1927

Cuzco, 12 de febrero de 1927
Sr.
José Carlos Mariátegui
Lima
Sin conocerle personalmente, pero sí espiritualmente, le saluda y agradece infinito, todo el bien, que me ha proporcionado, con su valiosa presentación, en una gira artística.
Su amiga y S.S.
Victoria Vargas S.

Vargas, Victoria

Carta de Luis Varela Orbegoso (Clovis), 15/3/1927

Su Casa, 15 de marzo de [1927]
Señor D. José Carlos Mariátegui
Mi querido amigo:
Recibí su carta y los artículos de Vallecito.
Tomo con mucho gusto los artículos, abonando por ellos cinco libras que es lo mismo que di a Vallecito por otros dos que me envió y publiqué en el Boletín.
Pero, el pago no puedo hacerlo en el acto por que el número del 31 de marzo está ya en prensa y los artículos de Vallecito no podían aparecer sino en el número de junio y la Universidad sólo paga a la aparición del artículo. Tal vez podríamos hacer algo en favor de Vallecito, pero esto no podrá ser sino en los primeros días de mayo.
Suyo, con todo mi afecto
Luis Varela Orbegoso

Varela y Orbegoso, José Luis

Carta de J. Vicente Cuentas Zavala y J. Alberto Cuentas Zavala,11/2/1928

Juli, 11 de febrero de 1928

Estimado amigo:

El dos de Junio, del año en curso, cumple cien años de fundación la ciudad de Juli, como capital de la provincia Chucuito. Por este motivo, los suscritos, han iniciado la impresión de un álbum gráfico: literario, industrial, social y comercial de esta Provincia, cuya dirección artística corre a cargo de los fotógrafos Vargas Hermanos de Arequipa, cuyo prestigio internacional, es seguridad de triunfo.
Este álbum será la exposición de los valores intelectuales, morales, sociales, comerciales y materiales de la Provincia de Chucuito. ¿Qué existen ellos? No cabe duda. Juli, ciudad centenaria, fue el asiento de una gran civilización, cuyos vestigios se conservan aún, derruidos por el tiempo, y por el abandono e inercia de sus hijos. Recién han sido considerados por el Gobierno, como templos nacionales. A agitar esos triunfos pasados y perpetuarlos en la fotografía explicativa, va dirigida la impresión de este álbum, que no dudamos ha de corresponder a las necesidades eugénicas y a los valores incomparables de la raza aymara en la historia del Perú.
Además, queremos darle a la obra un sentido nacionalista, que no es posible desestimar en la hora presente, porque la cultura de Chucuito, tuvo un sentido exclusivamente general e integral, con la fundación de su imprenta por los Jesuitas el año 1612. Y para conseguir este objeto, es que nos dirigimos a usted para que se sirva enviarnos una colaboración para el dicho álbum, de sentido exclusivamente indigenista o apropiado a la efemérides que vamos a conmemorar. Esta colaboración, para nosotros de valor incalculable, hemos de estimar sea remitida a esta ciudad y dirigida a los suscritos antes del primero de abril próximo, para efectuar la conveniente distribución, previas las seguridades respectivas para evitar la pérdida de tan valioso contingente.
Toda la generosidad de vuestro envío, tendrá la gratitud de los iniciadores, y de la Provincia de Chucuito.
Agradecemos anticipadamente vuestra colaboración y en espera de ella, somos sus afectísimos y SS. SS.
J. Vicente Cuentas Zavala J. Alberto

Cuentas Zavala, J. Alberto

Carta de Enrique López Albújar,8/4/1928

Piura, 8 de abril de 1928
Sr. D. José Carlos Mariátegui
Lima
Muy apreciado compañero y amigo:
El presupuesto de impresión que le pedí y que Ud. me indica en su apreciable carta del 16 de marzo último, no tiene ya objeto, pues he comenzado a hacer la edición de mi novela aquí. He tenido que ceñirme a la cantidad de dinero de que puedo disponer, unas 70 libras que el Municipio piurano, en una hora de mecenismo, ha querido obsequiarme con tal fin.
La edición va a ser muy modesta. Su presentación ante el público capitalino va a ser igual a la de nuestras provincianas cuando se presentan en Mercaderes con sus trajecitos de confección lugareña. ¡Qué hacer! La sábana no ha dado para más. Pero lo del traje no me interesa, porque el lujo sería para peor, como dicen por acá, si la obra fracasara, que todo puede ser. La seguridad que tuve en el éxito de Cuentos Andinos no la tengo hoy con Matalaché. Y la razón es muy clara. Los cuentos por ser tales y por su novedad se defendían solos; bajaban de los Andes con el ímpetu de esos huaicos que van en pos de llanura y espacio; tenían la fuerza de su personalidad, inconfundible con la de cualesquiera otros. Y esto era ya bastante. A Matalaché temo que no le pase lo mismo. La novela es original. Ya lo creo, y hay en ella algo de la pujanza de mis cuentos; pero su asunto es inactual, de retroceso. Por eso voy a calificarla yo mismo de novela retaguardista, ya que en estos momentos el intelectualismo juvenil exige que toda producción literaria sea un salto hacia adelante y no hacia atrás. atrás. Todo esto lo he tenido presente cuando me puse a escribir Matalaché, y, sin embargo, opté por volver los ojos al pasado, a nuestro pasado provinciano, digno en mi concepto de ser llevado al libro en cualquier forma artística.
Desde este punto de vista, mi libro, estoy seguro, no le va a gustar a Ud. y a los espíritus libérrimos como el suyo. Pero es que yo también me debo a mi época y no creo que por afán de modernismo la traicione. Yo pertenezco, como Ud. ya me lo ha dicho, a la Vieja Guardia de la literatura activa del país, y naturalmente mis métodos y maneras y gustos y disciplinas tienen que estar saturados de espíritu retaguardista. Lo que no quiere decir que sea derechista en esto como en las demás actividades del pensamiento. Nací y crecí izquierdista y, a pesar de la toga, sigo siéndolo. El juez no ha matado al escritor, ni podrá matarlo nunca; ni la ley registrada en los códigos ha secado mi inspiración.
Y lo más curioso de mi novela es que la he hecho sin quererlo, a pesar mío. La comencé como cuento y acabó en novela. La evocación pudo más en mí. Es que en provincias se vive más del pasado que del presente. Por lo mismo que no tenemos delante de los ojos grandes cosas que ver y todo es mediocre hasta el aburrimiento, el alma del artista se repliega para huir y saltar hacia atrás, a la idealidad, al romanticismo, a ese romanticismo que hay en todo hombre, llámese Napoleón, Hugo, Wilson o Trotski.
Ya al tercer capítulo me enamoré del asunto y me lancé en el camino peligroso de la novelación. El asunto se prestaba. ¿Por qué no comenzar por el pasado para después llegar al presente? ¿De ese pasado qué es lo que sabemos? ¿Lo dicho en algunos libros nuestros? Pero todo eso es pobre. Nuestros literatos, fuera de Palma, no han hecho más que fantasear sobre él. Pero la verdad, su verdad, todavía yace escondida en los archivos y en las tradiciones populares. Este ha sido uno de los propósitos que me han ido empujando en esta novela. Historiar en forma novelesca el pasado nuestro.
Y dentro de este propósito está el estudio sicológico de la cuestión afroperuana, digna de estudiarse por nuestros hombres de arte y ciencia. Hagámosle con esto dúo al indigenismo. Frente al indio pongamos al negro, al zambo, al cholo, al mestizo en una palabra. Si el indio es la base de nuestra población, el mestizo es la base de nuestra nacionalidad. Y Matalaché en mi novela no viene a ser sino el símbolo de ese mestizo, buscado y tratado en su origen, para seguirlo después hasta el momento actual, que es lo que me propongo en dos novelas más. En la segunda el héroe de la novela será el hijo de Matalaché; en la tercera, los nietos.
Proyecto desde luego, porque no estoy seguro de realizarlo, pues me urge continuar una novela serrana que tengo principiada y que titularé Los derechos del amo, de ambiente huanuqueño. Esto, si el ácido úrico me lo permite, pues los años todavía no me pesan.
Por el capítulo que le remito apreciará Ud. el tono de la obra. Ojalá que no lo desilusione y lo mantenga en la idea de tomarme a firme para la Sociedad Editora Amauta algunos ejemplares, cuyo valor le dejaría para acciones de esa Sociedad.
Cuando llegue el momento le enviaré también alguna cantidad de ejemplares para propaganda.
La novela estará lista en los primeros días de junio. Va despacio, pues no hay tipo suficiente para editarla rápidamente. Hay que distribuir el tipo de un pliego para el otro. Y este retardo se aumenta con la imposibilidad de atender la corrección de pruebas en cualquier momento, pues el despacho judicial me embarga en las horas que esa corrección más me necesita.
Muy afectuosamente lo saluda su amigo y devoto compañero.
E. López Albújar

López Albújar, Enrique

Carta de Luis Carranza, 23/7/1928

Piura, 23 de julio de 1928
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Muy estimado amigo:
No le escribí durante su enfermedad, por no importunarlo, pero con Chávez Sánchez, estuve averiguando sobre el estado de su salud, y ahora veo por su carta del 10, que va Ud. recuperándola gradualmente. Tengo el más vehemente deseo, de que la opinión de su buen médico el Dr. Quesada, dé como resultado, su completo restablecimiento. Me pasa con Ud. lo que me ocurrió con L. Cisneros de La Prensa (antigua), que sin conocerlos personalmente, me siento amigo y admirador. Creo que el perfume de la bondad, se expande a través del espacio y que una especie de telepatía nos une a aquéllos en quienes constantemente pensamos.
Si Ud. cree, que mis pobres colaboraciones pueden ser útiles para Amauta, tendré muchísimo gusto en enviarle otros artículos. Sólo espero salir de la pesadilla del número extraordinario del 28, que me embarga por completo. Ud. que es escritor, editorialista y director de una importante revista, comprenderá la dedicación que es necesaria para un número de 24 páginas en provincia. No me quejo sin embargo, la suerte me ayuda hasta hoy, que estamos ya tirando más de 3.000 números, que me parece un verdadero esfuerzo, para un diario de provincias en el Perú, y especialmente en Piura, en donde nadie leía antes, pues cuando se fundó El Tiempo, los diarios entonces se contentaban con 250 ejemplares, menos de la décima parte, de lo que se vende hoy.
Tiene Ud. razón en decir que mientras no desaparezca el gamonalismo, será muy difícil reaccionar contra la esclavitud económica del indio, la más pesada en mi concepto, por eso me esfuerzo ahora en todos mis escritos, por inducir el criterio hacia la asimilación del concepto agrario en México, como una de las medidas necesarias para jalonar la regeneración del indio.
Supongo que López Albújar, le habrá remitido su novela Matalaché, que aparte la galanura de la forma, no ha gustado como argumento. La Tempestad en los Andes de Valcárcel, no ha llegado a mis manos, quizás se perdió en algún rincón de la imprenta.
Publicaré con agrado el aviso de Amauta, y le agradezco su promesa de publicar en su revista el aviso de El Tiempo.
Hasta lo más pronto posible, se despide su amigo y colega, que le desea la mayor ventura
L. Carranza
P.D. Moscol, agradece debidamente su cordial saludo.esclavitud económica del indio, [...], por eso me esfuerzo ahora en todos mis escritos, por inducir el criterio hacia la asimilación del concepto agrario en México..."

Carranza, Luis

Carta de Lucas Oyague,16/8/1928

Cuzco, 16 de agosto de 1928
Señor José Carlos Mariátegui.
Lima.
Mi muy querido José Carlos:
No sabe usted cuánto me culpo de la involuntaria ingratitud de mi parte de haber ido alguna vez, de los treinta días que estuve en ésa, a charlar con usted y a saludar a la señora Anita, a quien le ruego presentarle mis saludos. Le consta a Luciano Castillo con quien acordamos una visita juntos, cómo yo estaba todos los días, en plan de viaje después de los ocho en que llegué, y cómo llegué en un estado de nerviosidad por haber tenido en ésta una cuestión con el director del periódico, esperaba la forma de entenderme con el doctor Escalante en la mejor forma pues yo había dejado aquí a mi familia, y estaba gozando de libertad, de mi acusación de peligroso propagandista comunista, gracias a la garantía del doctor Escalante. No quería pues que se suscitara ninguna cosa grave en la cual tuviera que perder ese punto de apoyo en mi tranquilidad. Y así, después de que pude entenderme felizmente bien, ya estaba en viaje para todos los días, a tal punto que un día que a las doce le dije a Fabio Camacho hoy me embarco creyó que era un chiste, y sólo se convenció cuando ya le mostré el pasaje. Pero de todos modos, por la amistad tan generosa que usted siempre me ha dispensado, por el calor tan espontáneo que he recibido en su hogar, no dejo de reconocerme un ingrato al no haber ido a saludarlo. Es verdad que todas las exculpaciones son nada. Soy culpable.
No sé si usted sabe que he formado con Valcárcel y otros amigos una Librería Los Andes y que el nombre, ya sólo yo y Valcárcel lo pretendemos alargar hasta una revista. En la librería soy un incansable propagandista de Amauta, que solamente yo vendo 70 ejemplares. Bien es verdad que ya soy el único que vende, pues otra librería que también expendía ya no lo hace. Le adjunto una carta de Araquistáin que debe usted leer, de vivo documento, con el encargo de la devolución después, pues allí habla de Amauta y se refiere con mucho acierto a usted.
Luis Velasco Aragón me ha pedido que intermedie entre él y usted, para que le publique en Amauta una refutación a una nota de La Sierra. Cumplo con el encargo y ojalá le sea posible a usted satisfacer la solicitud, pues también me dice que le enviará artículos periódicamente y quiere saber condiciones para editar un libro de ensayos.
Con muchos saludos para usted y para la señora y cariños para los ñaños, soy de usted su leal amigo que siempre lo recuerda. Lucas Oyague
¿No sería posible publicar la conferencia que Ud. conoce, de Arequipa, en Amauta? O cree usted que ampliándola y corrigiéndola valdría la pena hacer el folleto que Tristán Maroff me insinuaba?
Aguardo su opinión.
Lucas Oyague

Oyague, Lucas

Tarjeta de Carlos V. Chávez Sánchez, 9/3/1929

9 de marzo de 1929
Mi queridísimo José Carlos:
De un momento a otro he decidido embarcarme hoy para Piura. Ahí espero sus órdenes. Se las reclamo.
Le deseo magnífica salud. Saludos para su señora.
Lo abraza
Carlos V. Chávez Sánchez

Chávez Sánchez, Carlos V.

Carta con remitente desconocido, 5/4/1913

Chincha-alta, abril 5 de 1913

Sr. César Falcón Garfias

Lima.

Amiguísimo Faico:

En mi poder tu estimable del 1 del corriente mes, a que tengo el agrado de referirme.

Conociendo como conozco tus ocupaciones, te agradezco que me hayas consagrado ese cuarto de hora, que para mí se convierte en cuarto de oro. Gracias.

Pierde cuidado por el Lena. Allí haremos filigranas de alta CANCILLERÍA.

Todos tus amigos te recuerdan con cariño y hacen magníficas reminiscencias tuyas.

He recibido "La Crónica", que no "Variedades". Allá tú ... y Acá yo ... No seas tan variable. En todo caso no pierdas la devoción, que de uno á otro momento hay reciprocidad entre los amigos. ¡Qué venga "La Crónica"! ¡¡¡¡Qué vengaaaa!!!!!

José Velit, ausente. Parece que los pulmones quieren divorciarlo con la vida. ¡Lástima!. Es un estimable persona.

Pedro Aurelio Buendía y Enrique Velit en Huacachina ... Acá ellos y acá yo.

"Balazo" se divorció de Massa. Allá EL. &

Como esta carta debo tener algo de crónica y de variedades, allá va el sablazo en los que se refiere a lo último. Nuestro común amigo el Sr. Ignacio Mancilla, pariente político de Herrera, y a quien tú tanto conoces, desea que yo me interese en obtener la publicación en "Variedades", de la hermosa fotografía que te incluyo, con su no pequeña lata. Es un buen ebanista y ese altar es un uno de los más visibles adornos de la iglesia de Sto. Domingo de Chincha, en el interior, que en cuanto al exterior (quiero por fuera) ya tú la conoces... Conque a la obra, mi querido Faico.

Si nada es posible conseguir, haz con él (con Mancilla) lo que hago con tu hostelero. Bien que los casos son diferentes. Por supuesto que Mancilla se moriría de placer viéndose PUBLICATI VARIETITATIFICADO.

Escríbeme algo sobre el asunto en pro o en contra que yo pensando en tu influencia en ese periódico, le he hecho creer que la tengo.

Besos y abrazos en torno tuyo, sin distinción de clase, condición, ni estado.

Te abrazo

Autor Desconocido

Reproducción fotográfica Colaboradores del diario El Tiempo

La fotografía fue tomada con ocasión de haberse realizado una fiesta en honor a Carlos Guzmán y Vera por los éxitos teatrales que había obtenido con la obras suyas estrenadas en aquellos días. En el grupo se observa a los redactores-fundadores del diario El Tiempo.
A la derecha de Guzmán y Vera (sentados), el director del periódico Sr. Pedro Ruiz Bravo.
A la izquierda los señores Luis Ulloa, Emilio de Armero, Angel Origgi Galli y José Carlos Mariátegui.
Abajo, Oswaldo Santillana, Carlos Franco y Humberto del Águila.
Arriba, (de pie) César Falcón, César Alzamora, Antenor Fernández, Emilio Cueva, Ladislao Meza, Señorita Francis, José Ruete García y Moisés Vargas Marzal

Carta de Manuel F. Laos, 29/12/1929

Matucana, 29 de diciembre de 1929
A
José Carlos Mariátegui
Lima
C. de mi aprecio:
No quiero tardar más tiempo en enviarle estas modestas líneas de recuerdo y solidaridad. Va esta carta a Ud. y todo los camaradas de "A" y "L" con la satisfacción de hacerles presente, una ves más, la protesta y adhesión del amigo y compañero lejano. Mi silencio no ha tenido ninguna motivación de olvido hacia ustedes. Solo, razones de tiempo me inhibieron, en su oportunidad, el hacer llegar a sus manos, un mensaje más de mi amistad. Sin lugar a duda Ud. sabrá disculparme.
Se deja esperar bastante tiempo el último número de "Amauta". Qué pasa?
La suspensión de Labor, y los incidentes producidos, en esa no hacen nada más que relievar escandalosamente nuestra pobreza espiritual y de hombridad. Con ello se constata la no existencia de varonía en el conglomerado social peruano. Todo se produce. Todo lo aceptamos con conformismo y nada más. Qué bien puede decirse las formidables palabras del lampadóforo Gonzáles Prada, cuando fustigaba a los "ventrales": - ¿Dónde están pues los hombres? En què paraje los caracteres nobles y levantados? En qué lugar las inteligencias de vuelo generoso y libre? .- Si así se continúa asistiremos a la bancarrota de las más bellas aspiraciones anidadas en la consciencia de los hombres honrados y libres. Nos falta unión. Nos falta entereza. Nos sobra egoísmo, conformidad, y, lo más inicuo, mezquindad. No quiero explayarme. Me duele la conciencia. Sufro mucho. Agravándose estas depresiones de ánimo con las tantas iniquidades que me tienen, por estos momentos, el espíritu torturado.
Espero su contestación. Nuestra amistad no debe estar separada por esa barrera del silencio. Hago votos por Ud., y todos los camaradas de esa porque lo acontecido no les debe amilanar sus fuerzas luchadoras; hay que tomarlo como un mero episodio. Preludio de lo porvenir.
Anhelándoles "un feliz año nuevo", me complazco en enviarles mi voz de aliento para seguir luchando por el triunfo de la Causa Nueva, que el futuro ya es nuestro.
En espera de sus contestación, se despide afectuosamente su amigo y compañero que lo aprecia muchísimo, Suyo.
Manuel F. Laos

Laos, Manuel F.

Carta de Gonzalo Bravo Mejía, 14/6/1930

Arequipa, 14 de enero de 1930
Señor don José Carlos Mariátegui
Lima
Distinguido Maestro:
Por medio de la presente tengo el agrado de enviar a Ud. mi afectuoso y cordial saludo.
En paquete certificado remito a Ud. tres revistas: Cultura, Perú Pedagógico y Revista Universitaria. Trabajo en la actualidad porque Perú Pedagógico aparezca con regularidad no obstante la indiferencia con el público mira los problemas que se rozan con la educación nacional.
Cariñosamente le estrecha la mano su admirador.
G. Bravo Mejía

Bravo Mejía, Gonzalo

Carta de Lucas Oyague, 12/2/1930

Cuzco, 12 de febrero de 1930
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima.-
Mi muy estimado y recordado José Carlos:
Muchas cosas tantas que no cabrían en esta carta impidieron verlo en mi última larga estada en Lima. Dos meses y medio casi en la calle; mi familia allá también y ante el peligro de quedar sin trabajo, en un conflicto económico, después enfermos mis hijos y yo pobre. En fin, una media tragedia en parte.
Supe si casi todos los días, ya por Posada, más frecuentemente como por Luciano Castillo de que estaba usted bien. En su casa toda la familia la pasaba sin nada extraordinario. Esto me consolaba. Su amigo más cercano en las emociones, en los dolores, en los procesos suyos, pero ausente en la realidad de estrecharse las manos y examinarse objetivamente se satisfacía de ese su buen estado.
Ahora la escribo porque he oído decir dos cosas que merecen su confirmación: que piensan operarle; que piensa usted venir al Cuzco y en avión. Claro que esa sería y es a mi juicio la única forma de un buen viaje de usted; pero si su salud lo permite, su sus cosas y en fin, si su incursión a la parte sur de la república no sería tomada por cierto sector político como una acusación de actividades agitadoras de su parte y podrían ejercer por este motivo actitud en su contra.
En fin, si usted ha pensado es preciso que nos avise a quienes usted sabe sus leales amigos, incondicionalmente; amigos de usted profundamente y admiradores de su labor apostólica cosa gritada siempre a los cuatro vientos. Que nos avisara decía yo para ver la forma como brindarle a usted las mayores comodidades y seguridades por su salud y por usted.
No he recibido ni el libro La Escena Contemporánea que insisto en solicitarle ni la colección de Labor que usted me habla. Nada he recibido. La Escena Contemporánea no debe faltar de mi casa. Y no debe faltar por razones sentimentales que usted reconocerá en el proceso de ese libro y porque lo quiero tener con la autografía querida de usted.
Escríbame usted. Si tiene a mano algunos folleto, algunos periódicos alguna cosa para refrescar mi siempre latenta y viva adhesión a las ideas socialistas a las cuales me he aunado en partida bautismal de privaciones y sacrificios de todo orden, remítame usted que se lo agradeceré. Aquí estoy por completo a sus órdenes.
Sé que el doctor J. Uriel García lanzará dentro de pocos días un libro de ensayos "El nuevo indio" donde explica sus teorías sobre el neoindigenismo. Yo he concertado y organizado un libro Estampas Cuzqueñas, (Libro de Crónicas) con fotografías al estilo de La Nueva Rusia.
Le ruego saludar a la señora Anita, a su mamá, cariños a los ñaños y usted recibas el afectuoso abrazo de su amigo que en todo momento lo recuerda con profundo afecto.
Lucas Oyague
Escríbame a mi apartado.

Oyague, Lucas

Carta a Bertha Molina (Ruth), 1/6/1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
01 de junio
Dulce amiga:
Perdón. Te escribo solo hoy porque no he podido o no he sabido hacerlo antes. No me he sentido hasta hoy lo suficientemente solo para escribirte. Ocurre Ruth que yo no escribo nunca en mi casa. Nunca casi. Y en la imprenta ó en el Jockey Club me rodean y a veces por completo muchas miradas y muchas voces. Hay ocasiones en que apenas salgo de mi casa, me encuentro con alguien que me acompaña y que no me deja. Si me deja lo reemplaza otro u otros.
He sentido de veras no escribirte. Mas he sentido no verte el domingo. ¿No saliste? ¿Fuiste al teatro? Yo voy al Colón con mucha frecuencia también porque hay que aburrirse en alguna parte y siempre una comedia entretiene.
Celebro que te gustasen mis versos. Una de esas composiciones ha salido también en "Vesperal". En esta revista hay también una hermosísima página de Abraham.
Los estudiantes y la huelga no me interesan. Ascanio ha buscado un éxito fácil. Yo no sabría nunca ser leader de cualquier grupo. Tengo mala idea de nuestra juventud y sé que estos movimientos nunca hay ideas sino intriga. Estoy completamente desencantado de la gente de esta tierra. Verdad que nunca fui optimista sobre ella.
El turf no me quita tiempo. Solo me ocupa tres o cuatro horas a la semana. Soy director en el nombre. Solo organicé las secciones y ahora escrito dos o tres artículos para cada número. Todo lo hacen en el Jockey Club. El periódico se hace solo. Revista, programa, pronósticos. Todo está hecho. La verdadera causa de que no salgan mis cartas está en que desde que se encuentra ausente el director de La Prensa no hay ya quien me exija la puntualidad en mis artículos. Yo soy perezoso y abúlico. Sin embargo, para mañana he escrito. Acabo de corregir la prueba. Y me propongo seguir escribiendo por lo menos una vez a la semana.
¿Vas el domingo al Palais? ¿al Colón?
No le he preguntado nada a Abraham porque cuando he querido hacerlo y le iba ya a interrogar, he tenido miedo de reirme y hacerle comprender la comedia. El es experto en comprender una comedia. ¡Como todo el día hace teatro!
Perdona mi retardo. Y escríbeme.
Te espero
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 8/6/1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
8 de junio de 1916
Dulce amiga:
No voy á intentar exucsarme nuevamente por este segundo retardo. Sé que eres infinitimente buena y que me perdonarás. No creas que sea posible que te olvide. Aunque deje de escribirte algunos días, no ha de abandonarme tu recuerdo.
El domingo á que te refieres en tu carta había dejado en el Palais algunos amigos para dejar un encargo en la La Prensa. Me demoré mucho probablmente y ellos se marcharon. Cuando me viste era sin duda que los buscaba. Yo no te ví y opté por refugiarme en el Colón. No me gusta estar solo. Unicamente me place la soledad cuando es absoluta; no en las calles en medio de un torbellino de conocidos y desconocidos.
No te he saludado hasta que recibí tu carta porque tu no me habías autorizado para hacerlo. Creí que mi salud o talvez sería imprudente. Por eso lo limité á una sonrisa. Pensaba que tu hermano, ó quien te acompañase, podía mostrarse sorprendido ante nuestro conocimiento. Me agrada la franqueza con que me has reclamado el cumplimiento de una cortesía elemental y me reprochas amablemente mi cobardía ante el convencionalismo. Solo que el saludo en su forma cortés es también otro convencionalismo. De las personas que me saludan, solo le contestaría yo al diez por ciento.
No había visto "Lulú". Aún no he tenido ocasión de ver tu cuento; pero lo haré. I te diré mi opinión franca. No volveré á "simpático artículo".
A pesar de que todos los días, -en la tarde, en la noche y en la mañana- veo al Conde de Lemos, no me he atrevido á preguntarle sobre tu carta, por el motivo que te dije. Temo que adivine mi farsa. Entre nosotros, somos absolutamente sinceros. A nosotros mismos cuando hablamos con otras personas nos dá risa la diferencia de las palabras y actitudes que entonces empleamos con las que empleamos en la charla íntima. He resuelto que el Conde se aficione á las carreras. Desde el domingo irá todas las reuniones hípicas conmigo.
Estoy aburrido. No tengo deseos de trabajar. Todos los días propongo empezar a trabajar el día siguiente y el día siguiente vivo la misma vida infecunda y frívola y hago el mismo voto de trabajo. Qué se va a hacer.
No te escribo mas porque ya es muy tarde y me aguardan. He aprovechado para escribirte unos minutos que he dejado al escritor argentino Mertens, mientras conversa con otros redactores. No durará mucho su charla y vendrá por mí. Lo presiento. En la habitación contigua conversa precisamente el Conde de Lemos.
Hasta muy pronto.
Con toda mi devoción.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 11/6/1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
8 de junio de 1916
Dulce amiga:
Ahora soy puntual. Te escribo en la imprenta a las 11 pm. La máquina está descompuesta. Y temo que no tarde en interrumpirme Valdelomar que debía haber llegado á buscarme a las 10 y 30 pm. No fuí al colón por él que me hizo permanecer en el Palais, a nuestro regreso de las carreras. Ayer me dijo espontáneamente que el viernes había recibido carta tuya. No le hice teatro. "A mi ha escrito una o dos veces" No hablamos más. Mas tarde me preguntó: Sabe ud quién es. Yo le dije: No. Se vé que no te ha escrito y que acaba de recibir tu carta.
Hoy he sentido mucho no verte. Quise ir al Colón, pero ya te dicho por qué no me fué posible.
He ofrecifo a la compañía Mario escribir una comedia o un drama. Puede ser, pues, que me anime a trabajar. Aún no he pensado tema ni nada. Tampoco cuando pondré manos a la obra. Veremos si me animo.
Recibí tu segunda carta ¡Cuán grata!
El domingo no fui al Colón. Mejor dicho, fui con el Conde pero se desanimó de quedarse porque encontró en el palco del periódico peronas que no le son gratas.
No he leído el libro de León, a pesar de que te prometí escribir sobre él. Un ejemplar me lo perdió el Conde. Y otro me lo robaron en la La Prensa. Tengo noticia desfavorable de la novela por dos o tres personas. Parece que es una especie de biografía y esto es mucho para 100 páginas escasas. Parece también que está muy desprovista de arte. Quiero leerla bien sin prejuicio. Estimo a León de quien soy bastante amigo. Ahora le veo bastante dominado por More que es versátil e inconsecuente.
Los literatos de nuestro medio me tienen harto. Excepto algunos buenos amigos: Valdelomar, Antuco, Zapata y otros, el resto me fastidia.
Mañana te escribiré largo.
Dime también muchas cosas.
Necesito mucho tu consuelo y tu amparo.
Adios.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 1-8-1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
1 de agosto
Debo pedirte esta vez mas perdones que nunca. Yo no sé porqué solo ahora te escribo. No ha sido, por supuesto, porque las fiestas me hayan interesado. ¡Qué horror! Ha sido mas bien porque he estado escribiendo un drama. ¿Un drama? Sí, drama, en colaboración con Valdelomar: "La Mariscala". Lo escribimos a prisa, porque mucho antes de tener hecha una sola escena ya lo habíamos ofrecido a la Compañía y anunciado por lo periódicos. A última hora no hemos tenido, ante las instancias, otro remedio que escribir versos y enlazar escenas. Yo me muero de risa ante el drama. El Conde también. Somos tan flojos que aún no lo hemos copiado a máquina.
He tenido la indignación de que tu carta fuese profanada por sabe Dios que clase de gente. En el escritorio del director había un sobre
rotulado para él lo habían puesto ahí. Lo abrió en mi presencia y me dijo: "Esto no es para mí. Qué raro." Yo me indigné reconociendo la letra. He recibido solo una carilla de tu articulo. Tu carta no sé si habrá llegado completa a mi poder. Dime cuántas hojas tenía. Dime si empezaba diciendo: "Recibí tu carta después del cinema." Y si tiene dos hojas.
Algunos de los empleados de administración que traen las cartas del apartado, ha sido el autor de la innoble hazaña. Nome vuelvas a escribir al apartado. Escríbeme sin dirección. Yo iré al correo.
¿Cuando nos veremos?
Yo me aburro como siempre. Ahora un poquito menos porque el periódico me da algo que hacer. Y, el drama. ¡Ah, el drama!
¿Qué has hecho tu en estos días? ¿Te has paseado?
Dime si me has escrito con posterioridad a la carta a que aludo.
Y no pongas otra dirección que esta: J.C. Mariátegui, porque hay otro Carlos.
Perdóname si estas resentida conmigo. Sé que me he portado mal.
Te espero. Y sé que vendrás, pero indulgente y buena como siempre.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 11/8/1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
11 de agosto
Te escribo hoy porque hoy me esperas. Ahora me confío a la puntualidad del correo. Tengo que contestar dos cartas tuya, las dos muy amables y buenas.
No me has dicho si, conforme a mi carta, la carta tuya que profanaran llegó a mis manos completa. No tengo nada que perdonarte. El hecho de que abriera la carta en mi presencia el director, no tiene importancia. El director es mas que tal mi amigo y es una de las personas que me tienen mas cariño y consideración.
Iré constantemente al correo para pedir tus cartas. Todos los días hago un telegrama para un periódico de provincias, de modo que me es muy fácil hace una visita diaria al correo.
¿Por qué me dices eso de que mis "cartas son más pensadas que sentidas"? Explícamelo bien claro y con mucha profusión de detalles porque no acepto la afirmación. Siempre he tenido el concepto de que soy antes que nada un escritor sentimental. Y a pesar de mi convicción de que en este siglo es imperioso gobernarnos con el cerebro, yo tengo todavía el romanticismo de gobernarme con el corazón.
¿Por qué me dices señor político? Yo no hago política sino en unos cotidianos párrafos llamados Voces y la hago por cierto con escaso gusto y hasta desapego. Tu ignoras lo grave y antipático que es esto de escribir por obligación. Ahora que si yo no tuviera obligación de escribir, soy en tal forma perezoso que casi nunca escribiría.
Quiero que me reveles eso importante. A ver. No lo postergues. Porque sé que cuando conversemos, va a ser tanto lo que tengamos que decirnos que nos vamos a decir nada.
No es cierto que mi voluntad intervenga en la aparición del libro al cual te refieres. Si interviniese, crée que la ejecutaría en el sentido de impedir que esa aparición se realizase. Amo mucho la literatura para querer que la siga ofendiendo un mal dillettantismo. En Pérez Cánepa hubo época que mi consejo y amistad influyeron. Luego le encontré desleal e inconsecuente y, como no es cosa de tolerar a los malos escritores cuando son también malos amigos, prescindí de su trato. Ho estamos "de etiqueta".
Ve, pues, que estás mal informada. Y siendo esta como es, curioso sería saber todas las otras mentiras que sobre mí te hayan dicho. Porque yo sé, muy bien, que de mi dicen innumerables mentiras. Algo daría porque la gente me dejase vivir, sin preocuparse de mí.
A la verdad que ya me cansa eso de que la gente que me conoce y aún la que no me conoce , diga si yo hago esto, si yo hago lo otro, si yo voy al teatro, si yo no voy al teatro, si yo soy de esta manera, si yo pienso en tal cosa. Es muy mortificante. Menos mal cuando la suposición es inofensiva como esa de mi autoridad en un joven escritor y de mi influjo en su ensayos.
Escribí tu suelto. Solo que el cajista no entendió el nombre y lo puso a su capricho. Pediré que lo pongan también en La Prensa. Eres muy corta para pedir una tontería.
No te podrás quejar. Te he escrito muy largo. En mi vida no hay casi precedente de una carta mía extensa, a menos que se trate de las dirigidas a mi amigo X, que llenan al mismo tiempo mi obligación de escribir un artículo.
Ignoro a Román. Me han hablado bien de él.
Escríbeme largo también. Tanto como puedas. Tantas veces como te sea posible. Con profusión de temas. Y crée que te recuerdo mucho. Crée también que mis cartas son mas sentidas que pensadas... A menos que tu me demuestres lo contrario, como supongo que lo intentarás. Y digo intentarán porque se que no vas a lograrlo.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 11/10/1916

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
11/10/916
Anoche te recordé tan intensamente que hoy he sentido la obligación imperiosa de escribirte.
Tu que has perdonado muchas veces mis olvidos, sabrás perdonar también que esta carta haya tardado tanto, y sabrás comprender que esta tardanza no puede deberse a que haya dejado de recordarte.
Yo no sé explicarte por que he dejado de escribirte.
Y me apresuro a escribirte para reclamarte también que me escribas. Al trazas estas líneas pienso en que tendrás la eficacia de proporcionarme el bien inapreciable de tus cartas, interrumpidas desde hacer tanto tiempo.
No tardes en escribirme y hazlo con extensión.
Perdona mi exigencia.
Tengo una intensa inquietud espiritual que se refleja en parte en un artículo del lunes.
¿A qué hora recibirás esta carta?
Son las 11 a.m. Te escribo en mi oficina. Y debo hacer luego un artículo sobre no sé cual tema trascendental.
Dime muchas cosas.
Y recuérdame.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Pedro Ruíz Bravo, 25/6/1918

Ciudad, 25 de junio de 1918
Señor don Pedro Ruiz Bravo, director de El Tiempo
Pte.
Muy señor mío:
El comportamiento un tanto reticente y otro tanto desleal de Ud. ante la agresión de que he sido objeto en las oficinas de El Tiempo, violadas y vejadas por el tumultuoso grupo de oficiales del ejército que la perpetró, me hace sentir el deber imperioso de apartarme de este diario al cual me trajeron, con la complicidad dolorosa de mi abulia y mi inquietud, solicitaciones de usted.
Habría tenido Ud. derecho para mostrarse solidario con un redactor a quien no debiera Ud. cooperación tan intensa, perseverante y abnegada como la mía. Cooperación, señor Ruiz Bravo, que para mí no ha representado sino la esterilización baldía de dos años de mi juventud y mi contaminación con pecados, huachaferías y errores cuya repulsa he tenido que sepultar en el fondo de mi alma.
Pero conmigo, señor Ruiz Bravo, no ha tenido usted jamás derecho para portarse inconsecuentemente. Usted no necesita que yo se lo diga por qué. Mejor se lo dirá siempre su consciencia.
Advierta Ud. que no me quejo contra El Tiempo. Sólo me quejo contra Ud. Si me quejase contra El Tiempo mis reproches caerían injustamente sobre mis muy queridos, buenos e inteligentes compañeros que siempre me han rodeado con un cariño, una simpatía y un aliento que yo jamás sabré merecer bien.
Y sepa Ud. finalmente que me retiro de El Tiempo afligido por la amargura de desgarrar un compañerismo y una camaradería dueños de todas las devociones de mi corazón.
Sírvase Usted dar hospitalidad en las columnas de su diario a esta carta cuya publicación creo indispensable por varios motivos.
Su atto y S.S.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 16/10/1920

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Roma, 16 de octubre 1920
Acabo de regresar de mis andanzas por el norte de Italia. Roma me esperaba, amable y buena, con una carta tuya en la mano. Una carta que yo he leído antes de desembarazarme del sobretodo y del sombrero, sentado al pie de la cama en mi "chambre” de hotel, mientras el criado instalaba en un rincón mis fatigadas maletas.
Y he tenido la sensación de que tú me visitabas. De que a mi cuarto entraba la risa de una muchacha muy inquieta y muy limeña, que todo lo 'movía, que todo lo revolvía, que todo lo tocaba y que me hacía tantas preguntas que yo no podía contestárselas. Algo así como si un rayo de luz limeña llegase furtivamente a mi estancia.
Tus cartas me hacen casi siempre este efecto. Por esto te las agradezco mucho. Y te ruego que no me prives de ellas ni aún si te parece que las mías son demasiado desabridas, demasiado pobres de interés. Piensa que yo no soy capaz de producirte el placer que tú puedes producirme. Que lo que yo puedo escribirte no es posible que sea como lo que tú puedes escribirme. Yo me he vuelto un poco grave. En cambio tú eres una chiquilla. No eres una chiquilla frívola y egoísta; pero eres de todas maneras una chiquilla. Una chiquilla buena e inteligente (No te agrego que bonita porque si te dedico tres adjetivos vas a poner en duda la sinceridad de alguno de ellos. Y luego porque eso de bonita lo dejo para que te lo digan otros).
Mis cartas no son propiamente respuesta a las tuyas. No lo son sino en este sentido. En que una carta mía sigue a la recepción de una carta tuya. Pero por lo demas no. Yo no te hablo casi de las cosas de que tu me hablas. Y es que estamos tan distantes el uno del otro! Tu voz emplea dos meses en llegar hasta mí. Y la mía, que es menos joven, emplea, sin duda, mucho más. O, por lo menos, llega muy apagada, muy vaga, casi imperceptible ¡Este coloquio nuestro lucha con todas las dificultades físicas del tiempo y la distancia!
Pero esta vez voy a referirme a uno de tu párrafos. Aquel en que me dices que tienes mucha confianza en mi; pero que ... me ocultas algo. Y que no me lo contarás, eso que no. Probablemente a consecuencia de que tienes mucha confianza en mi ¿No es cierto? Si no fueses ilógica no serías mujer. Vamos. No me pongas curioso. Pruébame que te inspiro toda la confianza que me aseguras. Es necesario que la intimidad con que nos tratamos sea verdadera. No verdadera á medias sino verdadera absolutamente, totalmente, completamente.
¿Quieres hacer una cosa buena y razonable? Mándame tu retrato. Lo pondré sobre mi escritorio, absolutamente solo, para tener cuando te escribo la ilusión de que converso contigo. Tu me debes tu retrato desde hace mucho tiempo. Y no sé como te has dado maña para no satisfacer hasta la fecha tu deuda. Ustedes las mujeres son muy tramposas.
He visto que han exhumado en "El Tiempo", al pie de artículos que yo enviaba con un seudónimo nuevo, mi infantil y olvidado seudónimo de Juan Croniqueur, al cual renuncié formalmente en la revista "Nuestra Época" arrepintiéndome de todos los pecados que con el había cometido. Quiero dejar constancia ante tu de que soy completamente ajeno a la resurrección de dicho seudónimo y de que lo lamento desde lo más profundo de mi alma.
Escríbeme pronto. Mira que cada vez que recibo correspondencia lo primero que hago es ver ansiosamente si alguno de los sobres es el tuyo. Mira que siento predilección por tus cartas, y que mi predilección por tus cartas es también predilección por ti.
Tuyo affmo.
José Carlos.

P.D. La complicada y perversa posta se entretiene en robarme hoy una carta, mañana otra. Temeroso de que trate de turbar mis relaciones contigo, certificaré todas mis cartas para que se le haga mayor cargo de conciencia incautarse de ellas en el caso de que se le ocurra tan cruel idea. Vale

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Pedro Ruíz Bravo, 9/6/1923

Lima, 9 de junio de 1923
Señor don Pedro Ruiz Bravo.
Antofagasta.
Mi querido don Pedro:
Con fecha 23 del mes último le he escrito la siguiente carta expedida varios días después:
“Desde hace dos meses, más o menos, me tiene Ud. de nuevo en Lima. Como a Ud. seguramente bien se le alcanza, durante los tres años y medio de mi ausencia no he hecho otra cosa que prepararme para el regreso acrecentando mi cultura y mi experiencia periodísticas y políticas. Y he venido, por consiguiente, para reanudar, con mayor capacidad y más segura orientación que antes, mi actividad periodística.
“Piensan todos que la situación política es complicada y difícil. Y yo no lo pongo en duda. Pero a mí, precisamente, me atraen las situaciones difíciles y complicadas.
“Tengo el proyecto de publicar un diario y tengo, sobre todo, los capitalistas necesarios para esta empresa. Pero encuentro preferible por varias razones —ahorro de tiempo, de esfuerzo, etc.— adquirir un diario existente. Y pienso que a Ud. tal vez le convenga enajenar sus derechos en El Tiempo y que, en este caso, Ud. y la empresa que represento podrían entenderse y hacer un buen negocio.
“Naturalmente, Ud. no podría ceder la propiedad de El Tiempo sin la seguridad de que la política del periódico no perdería ni comprometería su independencia. Pero a este respecto podría Ud. estar tranquilo porque yo puedo darle la seguridad de que la independencia de El Tiempo no sólo sería mantenida sino señaladamente acentuada. Esta sería, justamente, para nosotros la base esencial del negocio.
“Lo invito, pues, a considerar mi proposición y a decirme luego si estaría Ud. dispuesto a transferir sus derechos en El Tiempo y cuáles serían sus condiciones.
“Yo, por mi parte, puedo informar a Ud. con toda amplitud acerca de nuestra empresa.
“Lamento que nos separen tantas millas de distancia y que no podamos charlar largo y tendido, inmediatamente, de ésta y otras cosas.
“Y, en tanto, con mis mejores votos por su bienestar y el de los suyos, me complazco en enviarle mi más cordial y amistoso apretón de manos.”
Su antiguo compañero y amigo.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 20/1/1925

Miraflores, 20 de enero de 1925
Querido amigo y compañero:
Recibí —creo que con un poco de retardo a causa de haber necesitado de varios intermediarios— su artículo y su carta. Envié su artículo a El Tiempo, donde, probablemente por su extensión, no ha podido ser publicado enseguida. En la edición del domingo, que no he visto, ha aparecido, según me anuncian, una parte. Estoy contento de haber podido cumplir su encargo. La demora no ha dependido de mí. No culpe Ud. mi voluntad.
Me parece muy bien que haya Ud. insurgido contra una farsa. Hay que sentirse siempre caballero armado de la verdad.
Mis ocupaciones no me consienten escribirle extensamente. Cuando venga Ud., no deje de visitarme (Leuro, Schell 198).
Mi dirección es siempre: Casilla de correo 2107.
Le ruego saludar muy cordialmente al colega Pérez Treviño.
Y le envío mi mejor apretón de manos.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, [11/1925]

[Lima, noviembre de 1925]
Querido Vegas:
Escribiré, como por teléfono le dije, sobre Europe. Le envío un ejemplar. El director es Albert Cremieux. Los jefes de redacción, René Arcos y León Bazalgette. Pero la revista está situada bajo la influencia y el auspicio de Romain Rolland. Los penates de la casa son Rolland y Duhamel. La colaboración es muy internacional. Uno de los colaboradores es Unamuno, cuyo libro L’Agonie du Christianisme ha sido publicado en francés precisamente por Rieder, editor de la revista.
Le adjunto unas noticias y fotos para su ‘vida literaria’ que es muy interesante.
Mi libro se está encuadernando. Falta la carátula. Vallejos no ha hecho aún la testa de la Minerva. Dígale que Minerva paga a sus colaboradores artísticos.
Le encarezco mucho ocuparse del asunto del libro de Valdelomar. Quiero hacer dos libros de Valdelomar: La Aldea Encantada y uno de cosas humoristas, sus ‘neuronas’ y diversos ensayos. A la Aldea se le podría anexar Verdolaga tragedia campesina, aunque esté inconclusa. ¿No se podría conseguir que la familia me mandara, como a editor y amigo de Abraham, sus originales y recortes para iniciar una edición de sus obras mejores? Gestione Ud. esto.
¿Cuándo viene para que charlemos largo y tendido? Prepare el Anecdotario.
Cordialmente lo abraza su amigo y compañero.
José Carlos
Si le es posible ver a Iberico, propóngale la edición de un volumen de sus últimos ensayos, con algún trabajo nuevo, su anunciada conferencia sobre el espíritu religioso en Dostoyevski por ejemplo.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 23/11/1925

Lima, 23 de noviembre de 1925
Querido Vegas García:
Le adjunto la carta para López Albújar.
Mañana le mandaré a Bustamante la carta-memorándum y tres o cuatro ejemplares de mi libro que saldrá, sin falta, esta semana. Pasado mañana recibirá Ud. su ejemplar.
Sánchez me habló por teléfono. Me prometió venir el sábado. No ha cumplido. Hoy lo he llamado a Mundial sin conseguir hablar con él.––Roberto Valdelomar no me ha dado ninguna noticia de su persona.––Beingolea, en cambio, con quien ya he conversado, se ha comprometido a reunir en ocho días sus originales. Publicaremos primero una selección de sus cuentos. Después vendrá su novela.Valcárcel me ha escrito ofreciéndome dos libros: Tempestad en los Andes, estudio sobre el problema indígena y apologética serrana que llevará un prólogo mío, y Cuentos y Leyendas Inkas.––He hablado por teléfono por Iberico respecto a un libro de ensayo que comprenderá uno que tiene en preparación o casi terminado: El sentimiento religioso en Dostoyevsky.––Dentro de pocos días tendremos un programa completo.
Le ruego conseguirme de Patroni un aviso en Variedades sobre La Escena Contemporánea. Le adjunto el texto. Me parece que el argumento de que se trata casi completamente de una colección de artículos de Variedades —manejado por un sagaz abogado como Ud.— nos servirá para obtener del Gerente la mayor largueza posible.
El tema ––si no viene mañana ninguna noticia sobre la solución de la crisis francesa— serán las literaturas europeas de vanguardia. Le devuelvo el número de Martín Fierro con el retrato Torre. Llámeme mañana por teléfono, después de la salida de la edición de la tarde, para ver si reemplazamos o no este tema por el de la política francesa que no vale la pena tratar sino sobre la base de la solución de la crisis, ya que las características generales de la situación están consideradas en mi último artículo. Para la semana próxima: Pettoruti y los gráficos de su última exposición. No se olvide de mandar oportunamente al fotógrafo para que fotografíe el cuadro.
Muy cordialmente lo abraza su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 7/12/1925

Lima, 7 de diciembre de 1925
Querido Vegas:
Le adjunto los fotos de los cuadros y mosaicos de Pettoruti de quien me ocuparé esta semana. Si Ud. quiere fotografía del retrato que me hizo en Frascati, me parece que hay tiempo para hacerla.
Si publica Ud. esta semana la nota sobre Minerva, le ruego poner en la lista de autores de quienes se editará libros, cuyos títulos y turnos se anunciará próximamente, a Antonio Garland que ha terminado un estudio sobre la Perricholi. Hemos hablado hace tres o cuatro días, con posterioridad a los datos que le envié, de esta edición. El estudio y la traducción de la pieza de Merimée compondrán un bonito libro.
El libro de Iberico ha sido dado hoy a la caja. Será el libro de enero. En febrero saldrá la primera traducción.
Muy afectuosamente lo saluda su amigo y compañero
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Joaquín García Monge, 24/12/1925

Lima, 24 de diciembre de 1925
Señor
Joaquín García Monge
San José de Costa Rica
Muy estimado amigo y compañero:
Hace pocos días le envié un ejemplar de mi libro "La Escena Contemporánea". Me permití adjuntarle un ejemplar destinado al estudiante peruano Julio Lecaros, cuya dirección en esa ciudad ignoro. Supongo que Lecaros lo habrá visitado desde su llegada.
Mi libro ha aparecido en una Editorial que acaba de fundar mi hermano Julio César Mariátegui y cuya dirección me ha sido encargada. Le acompaño algunos papeles de propaganda que circulan en el Perú explicando los propósitos de esta editorial.
Deseo saber si el "Repertorio Americano" puede aceptar la representación de Minerva en Costa Rica. Espero de Ud. una respuesta favorable para transmitirla a mi hermano quien se apresurará a hacerle el primer envío.
Creo que se podría establecer el canje entre las ediciones de Minerva y las del Convivio o "Repertorio Americano". No conozco el elenco de esas ediciones, pero me parece que "La Edad de Oro", el libro de lectura que veo anunciado en "Repertorio Americano" podría tener aquí bastante difusión.
Preparo una revista mensual, para la cual reclamo su colaboración. Creo que podríamos efectuar un pequeño intercambio entre esta revista y "Repertorio Americano" canjeando una cantidad de números en proporción equivalente. Repertorio Americano se vendería así en la Librería Minerva. Estoy seguro de que puede tener asiduos lectores. Oliverio Girondo, cuando estuvo en Lima, me anunció su propósito de organizar, en esta forma, un extenso y constante intercambio entre las revistas y grupos intelectuales de nuestra América.
Le adjunto un artículo de V. Modesto Villavicencio.
Y con los más cordiales sentimientos, me repito de Ud. muy devoto amigo y compañero.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Miguel Untiveros, 10/03/1926

Huanta, 10 de marzo de 1926
Sr. Administrador de la Editorial "Actual”,
Lima.
Muy Sr.mío:
Tengo el agrado de incluir a la, presente, una relación de obras cuyo importe de Lp.1.410 le sera entregado por el portador Sr. José Peseros, debiendo remitírseme las obras por correo, directamente.
He de tener a mucha honra de que cualquier publicación nueva que lleve a cabo esa editorial, se sirva noticiarme, a fin de que pueda adquirirlas, pues la literatura social me encanta, porque, donde todo es bigornia, me consuela ver siquiera escrito, algo de verdad, de bien, de sinceridad y de perfección.
Aprovecho de esta oportunidad para ponerme a sus apreciables órdenes, como su mas aftmo.
Miguel Untiveros

Untiveros, Miguel

Carta a Emilio Pettoruti,9/5/1927

Lima, 9 de mayo de 1927
Querido Pettoruti:
Le he dado continuamente noticias mías por medio de breves postales. Mi trabajo y mi salud no me permiten otra cosa. Pero ya le escribiré largo y tendido.
Le adjunto unas fotografías de cuadros de Sabogal. En el N° 6 de Amauta se publicaron con una carta mía. Le mandaré pronto una corta biografía. Sabogal me dice que le mandó hace meses un paquete certificado con algunas maderas suyas y que [no] sabe aún si lo recibió Ud. porque no le ha acusado recibo hasta ahora.
Como le he prometido, le mandaré también fotos de Camilo Blas que está actualmente en Arequipa. Dentro de poco vendrá a Lima. Entonces le pediré las fotografías.
Me intereso profundamente porque coloque Ud. en Crítica o Caras y Caretas, como colaborador a un escritor peruano muy amigo mío, Félix del Valle, que se halla en Madrid. Fue a España en una misión de estudio. Y de pronto se ha quedado sin renta antes de encontrarse en grado de ganar lo bastante allá. Colabora en El Sol. Y es un hinchado de talento. Seguramente él le escribirá a mi nombre.
¿Qué proyectos tiene Ud.? Por qué no se anima a visitar el Perú? El Ministro del Perú en Buenos Aires, Miguel A. Checa, podría tal vez proporcionarle, por cuenta del gobierno, los pasajes. Ud. podría visitarlo y decirle que antes de partir para Europa —adonde lleva Ud. el propósito de hacer triunfar el arte peruano dentro del americano—, desea Ud. estudiar de cerca el estilo y las ruinas incaicas.
Muy cordialmente le abraza
José Carlos Mariátegui
Las fotografías van certificadas, con el número 6 de Amauta.

José Carlos Mariátegui La Chira

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