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La crisis de la reforma educacional en Chile II [Manuscrito]

II.
La ofensiva contra la fuerzas políticas y sindicales adversas a sus intentos que llenó la primera fase de la dictadura de Ibáñez, comprendió naturalmente a la Asociación General de Profesores, llamada después a colaborar con el Gobierno en la actuación de una reforma basada en su propio programa educacional. Los miembros dirigentes de la Asociación se vieron perseguidos; algunos condenados al destierro o al confinamiento, otros exonerados de sus funciones en el servicio escolar. ¿Cómo se produjo la conversión del gobierno de Ibáñez a las ideas educacionales de la Asociación General de Profesores o, más bien, su cambio de táctica frente a los maestros revolucionarios? Ya he dicho que este régimen, que descansa en el ejército y en la pequeña burguesía, emplea en vasta escala, como el régimen fascista, un lenguaje y un método demagógico, atribuyéndose, con el objeto de sembrar la desorientación y el confusionismo en las masas, una misión revolucionaria. Su equilibrio depende, de un lado, del apoyo del capital financiero, cuyos intereses son solícitamente servidos, y de otro lado, de la adhesión o la neutralidad benévola de la pequeña burguesía de los sectores oportunistas o retardador de la clase obrera. La explotación de la reforma educacional, con actos y palabras obsecuentes a ideas abrigadas en las masas por la campaña de los maestros, era un arma política que, al parecer, se podía usan sin peligro. El Dr. José Santos Salas, candidato de las clases media y proletaria en 1925, ministro de Ibáñez, a poco de la inauguración de su gobierno, mentor de su política social, fue el inspirador e inspirador de esta maniobra. En un reciente artículo, el escritor y educador argentino Julio R. Barcos afirma que llegado Salas al ministerio, se apresuró a “convencer al dictador de que, en vez de perseguir a los maestros, era preferible legalizar la aspiración del pueblo que ellos encarnaban con su plan de reconstrucción de la enseñanza y no dejarse arrebatar la gloria de la Reforma Escolar que estos habían elaborado”. De su campaña de candidato de los asalariados, Salas conservaba seguramente relaciones que consentían su contacto personal con la Asociación General de Profesores. Pero estas mismas circunstancias lo hacían sospechoso para el “entourage” de Ibáñez. La publicación precipitada del decreto de reforma, condujo a Salas a un choque con el Ministro de Hacienda Pablo Ramirez, mentor principal del régimen, y a la dimisión de su cargo. Caído en desgracia, Salas pasó del ministerio al destierro.
Pero el gobierno de Ibáñez estaba ya embarcado en la aventura y, además, la consideraba necesario al desarrollo de su política. Hacía falta para el cargo de ministro, en reemplazo de Salas, un intelectual de nombre, que no ofreciera los peligros de un político diestro y ambicioso, y que contribuyera a hacer pasar la reforma como una obra de cultura, de fines puramente intelectuales. Se encontró el nuevo ministro en el director de la Biblioteca Nacional y eminente literato Eduardo Barrios, a quien sus amigos de izquierda acababan de reprochar un acto de fe en el régimen de Ibáñez, Barrios, rodeado y asesorado por los técnicos de la Asociación General de Profesores, asumió la misión de presidir la labor de reforma educacional más vasta y avanzada que se ha intentado, en los últimos tiempos, en Sud-América.
La Asociación General de Profesores discutió mucho su resolución. ¿Se debía o no aceptar la invitación del gobierno, que se ofrecía a poner en ejecución su propio plan de reforma? Si la Asociación General de Profesores hubiese formado parte de una organización sindical, con un criterio político definido, es evidente que no habría habido problema. Solo con el partido o la organización política a que (...).

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), 11/1/1929

Puno, 11 de enero de [1929]
Compañero Gerente de Minerva
Lima
Distinguido compañero: Estoy sumamente apesadumbrado por la falta de cumplimiento a mi promesa de remisión de valores. Conté con que los agentes de provincias cumplieran como yo esperaba,
Esta es la razón de mi fracaso.
Y usted tiene una muy respetable cuando afirma que a las agencias que no paguen, se les suspenderá la remisión, publicando por último sus nombres. Sé que es empresa de ideal la de ustedes (sería temerario que yo no lo supiera) y sé que debemos todos celosas colaboración a esa obra... Mas cuando la colaboración no puede ser correcta, resulta más dañina que beneficiosa. por este motivo ruego a usted suspender la remisión de todas las publicaciones de Minerva (Esta mañana he recibido un nuevo paquete de "Labor") que a mi juicio lo único bueno será garantizar suscriptores, pocos, pero que alivien de esta carga pesada de las deudas de los agentes.
En todo caso, para la publicación del nombre del suscrito en lista de deudores, le encarezco esperar hasta el último momento.
Ya digo a Mariátegui que yo pagaré y lo más pronto está deuda.
Adjuntole lista de suscriptores de Carabaya, o digo Sandia, a quienes puede usted dirigirse pidiéndoles pago adelantado de suscripción. Si yo supiera que en Puno es posible encargar esta labor a otra personas, sería yo quien se la sugiriese.
Un apretón de manos de su compañero.

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), 11/1/1929

Puno, 11 de enero de 1929
Querido compañero Mariátegui:
Anduve lleno de múltiples atingencias en estos días, a punto de haberme visto privado casi siempre del tiempo necesario para atender a mi correspondencia.
Los primeros minutos los dedico a usted, para desearle un nuevo año repleto de esperanza y para agradecerle el obsequio de Siete Ensayos, cuya lectura, ciertamente, ha sido mi mejor regalo de estos días. Ya sé yo que es mucho lo que se tiene que aprender en sus enseñanzas y por ellos mismo es que anhelo una continuada bienandanza en su salud.
Algo que me ha llamado fuertemente la atención, es la prescindencia que hace de Alejandro al ajustar un momento de nuestra literatura. Veo que alcanza usted a Mamani y olvida por modo sorprendente el papel histórico de Ande en nuestras letras, y en nuestras letras cuando vienen a representar un síntoma político. Juzgo, en todo caso, que usted ha omitido involuntariamente la crítica de "Ande" y de su tendencia, ya suficientemente generalizada y valorizada para que sea posible olvidarla.
Desgraciadamente estoy en deuda con usted. Y ahora creo que se concluye mi paciencia. Los agentes de provincia toman a broma mis circulares, y me obligan esta vez más a cancelar yo sus deudas como ya la vez pasada ocurrió. Así, lamentando el fracaso de mis entusiasmos, tengo que optar por una resolución definitiva, que le ha de comunicar Martínez.
Un gran abrazo de su compañero y crea siempre en su admiración y cariño.
Churata

Nota: Le envío certificados libros que para usted mandan Pablo de Rocka y su mujer, Winet.-ale

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

Carta de Gabriel C. del Mazo, 11/1/1929

Buenos Aires, 11 de enero de 1929
Estimado amigo Mariátegui:
Muchas gracias por su envío de los Siete ensayos, contribución valiosísima a nuestra bibliografía, y por los números de Labor, esfuerzo que admiran, aun después de estar acostumbrados al milagro de Amauta. Me dice usted en su tarjetita que no tiene noticias mías. Sin embargo le he escrito, y repetidamente— a su dirección de Casilla. ¿De nuevo la censura para usted? Las listas que le envié no son de suscriptores sino de suscriptores presuntos. Son direcciones calificadas que recogí en mis viajes recientes por el interior. No deje de enviarme Labor ni de remitirlo a las listas argentinas. Nunca me dijo usted si había recibido la cartulina que firmamos aquí cuando su prisión del 27. ¿Se ha perdido también?
¿Recibió la colección completa de La Reforma Universitaria? ¿Nunca se decidió a completar su excelente estudio, que aquí publicamos en folletos, hecho sobre la base de parte de ese material de documentos? Debo rectificarle un pequeño error. La declaración de principios que usted transcribe al final de ese trabajo no pertenece a estudiantes de La Plata, sino al partido reformista “centro-izquierda”, interesante agrupación de estudiantes de derecho de Buenos Aires. Posiblemente su error provenga de haber tomado el dato de Sagitario que era revista platense.
He entregado a Herrera su envío y me dice le escribirá a usted pronto; en cuanto termine sus exámenes.
¿Apareció la reimpresión del N° 1 de Amauta? Si es así no se olvide de enviármelo y decirme cuánto vale y cuánto una colección completa.
Un fuerte abrazo
Gabriel del Mazo

Del Mazo, Gabriel C

La crisis de la reforma educacional en Chile [Recorte de prensa]

La crisis de la reforma educacional en Chile

III

Para completar las notas críticas sobre la crisis de la Reforma Educacional en Chile aparecidas en los dos últimos números de MUNDIAL, y que no tienen por supuesto las pretensiones de un estudio concluyente de su proceso, debo exponer hoy, sumariamente, las medidas tomadas por el gobierno chileno revisando y derogando los actos más importantes de su política de instrucción pública. Porque conocer las proporciones de la persecución de la Asociación General de Profesores, órgano esencial de la Reforma que le debía desde su plan hasta sus técnicos, no es posible darse cuenta de la medida en que esta obra se encuentra en crisis, ni en que el gobierno de Ibañez ha abandonado su postizo programa en materia educacional.
La persecución de los maestros comenzó en Setiembre, durante una gira de inspección de las escuelas del norte del país por Eduardo Barrios, Ministro de Instrucción hasta entonces. En su ausencia ocupó interinamente el ministerio, el general Blanche, ministro de guerra, quien usó su poder en modo que no deja lugar a dudas acerca de su antipatía previa contra los esfuerzos e ideales de los maestros. Su primer acto, en el ministerio, fue la clausura de las Escuelas de Profesores Primarios de Chillan y Angol, decretada el día mismo en que asumió provisoriamente el manejo de la instrucción pública. Su ojeriza encontró muchas otras oportunidades de manifestarse mientras conservo estas funciones, antes de cesar en las cuales dirigió una circular a los intendentes y gobernadores recomendándoles la fiscalización de los maestros en sus labores. Los términos de la circular eran precisos. El objeto de esta insólita facultad de control de la enseñanza por las autoridades políticas -o policiales, más exactamente,- era la eliminación de todos los maestros de ideas revolucionarias. Barrios, de regreso de su viaje, cediendo visiblemente a las instancias del general Ibáñez, canceló a la Asociación General y a la Sociedad Nacional de Profesores su personería jurídica y exigió su dimisión a los jefes de los departamentos de Educación Primaria y Secundaria Gómez Catalán y Galdames. Siguió a estos actos la destitución de varios maestros de Iquique, Santiago, Talca y otras ciudades. Una circular del Ministerio, prohibía al mismo tiempo a los maestros participar en trabajos de propaganda social, política o religiosa. Estas medidas, precursoras de una persecución mayor aún, provocaron la protesta de la Internacional del Magisterio Americano, nacida de convención internacional a iniciativa precisamente de los maestros chilenos, se reunió en Buenos Aires a principios de 1928. Barrios, que indudablemente había concedido ya demasiado al criterio del general Ibáñez y su “entourage’ militar, renunció su cargo.
El ministerio de instrucción fue confiado entonces al ministro de hacienda Pablo Ramírez, el más hábil asesor del general Ibáñez, que desde su conflicto con Salas el antecesor de Barrios, en esa cartera, se había perfilado ya como adversario de la política educacional basada en el concurso y las ideas de los maestros. Su actuación en el ministerio de instrucción estaba destinada a confirmarlo como la “bonne a tout faire” del gobierno del general Ibáñez. Uno de los primeros decretos de Pablo Ramírez destituía a veinticuatro funcionarios de educación pública. Entre otros jefes de sección del ministerio, este decreto licenciaba ruidosamente a Humberto Díaz Casanueva, el director de “La Revista de Educación Primaria”, la notable publicación a que ya me he referido con el elogio y aprecio que merece. Antes de una semana, otro decreto de Ramírez ponía en la calle a otros veintidós maestros. La ofensiva contra el preceptorado renovador no se contentaba con estas destituciones en masa. No le bastaba, con “seleccionar” -¡oh clamorosa selección a la inversa!- a los maestros en ejercicio; necesitaba “seleccionar” en lo posible a los maestros futuros. Con este fin, la Escuela Normal “José Abelardo Núñez” fue reorganizada de manera que quedasen excluidos los alumnos que más enérgica y noblemente habían expresado su solidaridad con la Asociación General de Profesores.
No es el caso de seguir adelante en la Reforma, prescindiendo de la Asociación. Como ya hemos visto, el plan de la Reforma pertenece absolutamente a los maestros a quienes hoy se persigue rabiosamente. Todos sus méritos correspondían a la Asociación General de Profesores así como todas las limitaciones a su adecuación a las posibilidades administrativas. La actuación de una reforma educacional tan profunda y técnica es, por otra parte, sus tentativamente, una cuestión de personal. Para la que el plan chileno se proponía, la Asociación sabía que sus efectivos eran insuficientes. Era grande en sus filas el número de los que suplían la preparación con el entusiasmo. Por esto, se consagró tanta energía a la organización de círculos de estudios. El porcentaje de maestros antiguos, reacios a toda renovación, más aún, a todo esfuerzo, estorbaba a la realización de la empresa. Había que luchar contra el peso muerto, si no contra el sabotage, de esta burocracia, incapaz de contagiarse de la corriente de entusiasmo que animaba a los rangos de la Asociación. ¿Se puede suponer con esta gente inerte por principio y por hábito, una nueva diversa tentativa? Hasta ahora solo dos medidas se han mostrado al alcance del gobierno: la votación de una gruesa partida para locales escolares y la autorización para invertir hasta cinco millones de pesos en el aumento de los haberes del personal de educación primaria. La segunda medida tiende, como es claro, a quebrantar la resistencia de los maestros, a calmar la protesta contra los ataques a la Asociación y a sus dirigentes. Una y otra son medidas de carácter económico, administrativo, del resorte del ministro del tesoro más que del ministro de instrucción.
El balance de la infortunada experiencia, se resume, ante todo, en estas dos comprobaciones: Primera. -Que una renovación radical de la enseñanza no es una cuestión exclusivamente técnica, ajena a la suerte de la reconstrucción social y política. Segunda. -Que un gobierno de función reaccionaria, enfeudado a intereses y sentimientos conservadores, es por naturaleza inepto para cumplir, en el terreno de la enseñanza, una acción revolucionaria, aunque transitoriamente adopte al respecto, por estrategia demagógica, principios más o menos avanzados. Los maestros de Chile han adquirido esta experiencia a duro precio. Como ya he dicho, objetivamente hay que reconocer que no les cabía más que afrontar la prueba. Nada de esto, debe disminuir la simpatía y la solidaridad con que los acompaña hoy la “inteligencia”, -particularmente los maestros de vanguardia,- en los pueblos hispano americanos.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de J. D. Montesinos, 19/1/1929

Arequipa, 19 de enero de 1929

Compañero José Carlos:

Recién hoy le escribo. Quise hacerlo antes pero el deseo de in­formarlo desde un punto de vista personal, de algunas cosas me ha impedido hasta hoy.

Inmediatamente de llegado a ésta me puse al habla con el compañero Rivera —a quien ya conocía pues él me suscribió a "Monde"— y con Mercado. De Rivera le diré que es el elemento básico aquí y en todo el Sur. Es un hombre bastante preparado y efectivo ha hecho y hace verdadera labor. De momento estamos organizando todas las fuerzas para constituir el comité. Tenemos algunos muchachos muy interesan­tes con los que colaboraremos con éxito.

Hemos tropezado con algunos obstáculos pero que felizmente va­mos despejándolos. Hay un grupo de muchachos de índole anarquista capitaneados por Chavez Bedoya y otro más. Nos estaban haciendo mu­cho daño especialmente entre el elemento obrero. Ya hemos logrado controlarlos en su propaganda y convencerlos a ellos mismos. Chavez Bedoya ha aceptado por fin ponerse al habla con nosotros no así el otro que está todavía rebelde. Urge para definir por completo al primero que Jorge del Prado le escriba y lo presione ya que parece que es muy amigo de él.

Medina con su grupo aprista por el momento parece que están inactivos; no así en el Cuzco que entiendo siguen trabajando. En estos días se va él allá.

En cuanto a Mercado es un elemento que no acaba de definirse. Nos ha rehuido cuanto ha podido. Por fin la noche antes de dirigirse
al Cuzco tuvimos una larga charla con él y le precisamos puntos que él ha aceptado aunque le notamos esa resistencia pasiva muy suya. Lleva a dicha ciudad claras y terminantes instrucciones para un grupo de allá —a quien está muy vinculado él— para tratar de someterlos a nuestros grupos y aceptar toda la ideología.

Respecto a lo del Cuzco la situación es un poco delicada. Hace algunos días se presentó de allá un muchacho Navarro con una carta para usted que se la mostró a Rivera. Él al principio trató de vin­cularse ampliamente con nosotros pero después nos rehuyó y por último se fue sin vernos. Procedimos con mucha cautela con cierta intui­ción ya que hechos posteriores nos permitieron desenmascarar el ver­dadero objeto del viaje. Nuestra impresión es la siguiente: Con ese regionalismo muy propio del Cuzco no han querido tener ellos tener ninguna dependencia con el grupo de Lima especialmente. Lo han mandado a este muchacho con el objeto -a nuestro parecer- de compulsar fuerzas y ver si ellos o nosotros somos más fuertes. Feliz fue la idea de Rivera de enviarle anticipadamente una copia y enterarlo de todo.

Esperamos, aunque con poca esperanza, que Mercado haga labor en ellos pues como le digo tiene mucha influencia. Ya usted verá a Navarro y definirá lo que hay que hacer.

Del grupo de Puno casi sin noticias. A Churata se le murió un hijo. Lo ha convertido en un ícono y espera que regresará. Ya no se ocupa sino de eso y parece estarse alejando de nuestra trayectoria.

En este mismo correo le escribo a Martínez de la Torre sobre algunos otros puntos.

El viaje en avión espléndido sin ningún contratiempo y con gran comodidad. Usted procure venirse de todas maneras por esa vía. Ya sabe que lo esperamos.

Un saludo a la señora y a los chiquitos y para usted un fuerte apretón de manos del compañero

J.D Montesinos

Montesinos, José Domingo

Carta a Ricardo Vegas García, 21/1/1929

Lima, 21 de enero de 1929
Querido Vegas García:
He visto que ha quedado constituida ya la nueva sociedad editora y he recordado enseguida su generosa y espontánea promesa de gestionar el aumento de mi remuneración. Esta promesa renueva un viejo compromiso. La empresa misma me ofreció este aumento desde que inicié mi colaboración. —No he pedido nunca este aumento, porque esperaba que me fuese acordado sin instancia de mi parte. Me es penoso reclamar estas cosas.
Pero ahora cuento con una ocasión propicia y con la solidaridad de Ud. Tengo un hijo más y mi pobreza es la de antes, si no mayor.
Escribiré sobre los aspectos doctrinarios e históricos del socialismo en Inglaterra. Este artículo puede ilustrarse con fotos de Bertrand Russell, Bernard Shaw, Mc Donald, Coock, etc.
A Maluenda le envié hace algún tiempo mi libro y la revista.
Cordialmente lo abraza su afmo. amigo y compañero
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta al Director de la Revista Nosotros (Sanín Cano), 22/1/1929

[Transcripción Literal]
Señor
Director de Nosotros
Buenos Aires
Mui señor nuestro:
Acusamos recibo de su estimada del 7 del pte. i en respuesta a ella manifestamos a Ud. que ya nos había sido grato insertar repetidos anuncios de Nosotros en Amauta con toda la simpatía que nos merece. Mucho le agradecemos por la reciprocidad que nos manifiesta.
Reiterando a Ud. todo nuestro aprecio, nos suscribimos sus amigos de Amauta.
(Sin firma)

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Julio J. Casal, 24/1/1929

Montevideo, 24 de enero de 1929
Sr. José Carlos Mariátegui
Amigo:
A principios de febrero, Alfar saldrá en Montevideo.— Y al querer hacer la misma revista pura de siempre, he pensado en Ud.— Deseo su colaboración y la de sus amigos. Ya sabe que si en algo puedo serle útil, estoy a su disposición. —
Julio J. Casal
n/ Hace mucho tiempo no veo
Amauta.
S/c. Julio J. Casal
Presidente Berro 2481
Montevideo - Uruguay.

Casal, Julio J.

Carta a Mario Nerval, 25/1/1929

[Transcripción Literal]
Señor
Mario Nerval
Ricardo Martínez de la Torre
La Paz
Mui señor nuestro:
Acusamos recibo de su estimada del 18 del presente, tomando nota de su contenido. Ya hemos indicado para que le remitan los 15 ejemplares de LABOR del No. 4, de manera que se servirá Ud. tomar nota para los arreglos directos.
Llamamos su atención sobre la quincena PRO-AMAUTA, de la que se enterará Ud. por los anuncios adjuntos. Durante ella esperamos que todos nuestros amigos i simpatizantes nos ofrezcan sus aporte económico sea renovando sus suscipciones , recluntándonos nuevos suscritores, los agentes abonando sus saldos, los lectores en general adquiriendo libros de los que editamos o de los que somos representantes. O, finalmente, poniendo en juego la iniciativa particular.
La revista distribuirá entre sus favorecedores unos artísticos cortapapeles señala-libros Amauta, por el óbolo mínimo de S/.1.00. i publicará en sus páginas la lista de los que hayan respondido a su llamado utilizando sus nombres, sus iniciales o seúdónimos según indicación que deben hacernos oportunamente.
El No. de Amauta correspondiente al presente mes que saldrá mañana se lo remitiremos en el correo inmediato de la próxima semana, de manera que no tendremos necesidad de acompañarle carta especial.
Lo saludan cordialmente sus amigos de AMAUTA:
(Sin firma)

Sociedad Editora Amauta

Carta a Arturo Delgado, 25/1/1929

Lima, 25 de enero de 1929
Estimado Sr. Arturo Delgado:
Hace tiempo que le soy deudor de respuesta a una carta a la que acompañaba copia de su interesante proyecto de dotación y reparto de tierras a las comunidades. Estaba yo en esos días muy enfermo. Y, más tarde, el déficit de trabajo acumulado me acaparó de tal modo, que me fue imposible ocuparme en mi correspondencia. Pero no olvidé nunca su carta ni su proyecto y me propuse escribirle cuando apareciera este libro que contiene mi tesis sobre la cuestión agraria, a la vez que afirma la prioridad de este problema en la jerarquía de los problemas nacionales. Aquí están mis puntos de vista fundamentales. Mientras me es dado escribirle más extensamente, éste es el parecer que puedo ofrecerle. —Con mis mejores saludos a su hermano don Luis, le estrecho la mano cordialmente
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a la Librería e Imprenta Nieri, 26/1/1929

[Transcripción Literal]
Señor
LIBRERIA E IMPRENTA NIERI
Ica
Mui señores nuestros:
No habiendo aun recibido respuesta a la nuestra del 24 del mes de diciembre del ppdo. ni la remesa que nos ofrecían hacer, nos dirijimos nuevamente a fin de que se sirvan abonar el saldo que tienen a nuestro favor. Este asciende al dia a Lp 5.3.55, cantidad de la q se descontará los libros i ejemplares de AMUTA que aun no hayan tenido salida, comunicándonos el detalle.
Debemos llamar su atención sobre la QUINCENA PRO-AMAUTA. Se trata de un llamamiento a todos los amigos, simpatizantes i lectores en general a fin de que en la quincena próxima de febrero del 1 al 15 nos ofrezcan sus aporte económico. Puede responderse a nuestro llamamiento renovando suscriciones por un año, reclutando nuevos suscritores , adquiriendo libros de los que editamos o somos agentes. Queda, por otro lado a la iniciativa particular cualquier otra forma de contribuir al éxito de la quincena.
La revista distribuirá entre sus favorecedores unos artísticos cortapapeles señalalibros, al recibo del óbolo mínimo de S/.1.00 i publicará la lista de los que mismos usando sus nombres, iniciales o seudónimos, según indicación que deben hacernos oportunamente.
Dado el carácter de nuestra labor para la que solicitamos el concurso del público, no desprovistos de derecho seguramente para apelar a él, esperamos que nuestras gestiones merezca el apoyo unanime de todos nuestros amigos. En especial de nuestros agentes, quienes deben abonar sus saldos hasta el día.
Es la mejor forma como pueden responder a nuestro llamamiento.
En espera de sus noticias quedamos sus amigos de AMAUTA:
(Sin firma)

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Emilio Vásquez S., 27/1/1929

llave, 27 de enero de 1929
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima.
Querido compañero:
Hacia octubre del año pasado le dirigí una carta, en la cual le pedía la gracia de que me cuente Ud. entre los colaboradores de la causa social que con tal apostólica abnegación ha emprendido Ud., y que lleva a cabo con tanto éxito.
Me creo con el derecho de ser compañero suyo y de los que le ayudan, por considerarme un maestro de indios, que en la pampa y en el risco andinos, se esfuerza por sembrar en el campo fértil del alma rural, la simiente del actual movimiento social y de sus fines.
En este momento pugno por hacer entender la doctrina de su excelente libro 7 ensayos, no solamente a los que son indios sino también a tantos otros que no se consideran en la verdadera peruanidad revolucionaria. No obstante la marcada vigilancia que las autoridades ponen en todo y por todo lado, cuando se quiere hacer una cosa, como Ud. dice —no recuerdo en qué parte— se hace contra viento y marea. Es claro que los resultados no se pueden contemplar inmediatamente, pero sí, no tardan tampoco mucho.
Desde mi niñez advertí una aversión a la burguesía política, que en el seno de mi hogar se me tildó de un zamarro, que a la larga iba a parar por ser un alienado o por guerrillero de las pampas de mi pueblo natal: Puno. —Pero, he aquí, que no hay tal. Vi que la mejor manera de hacer campaña efectiva en favor de los indios, por considerarlos mis hermanos (yo también soy indio) era mediante la escuela, para lo cual me titulé Normalista. Hoy me tiene Ud. al frente de una escuela compuesta en su mayoría de elementos, cuando no blanquitos, mestizos e indios en su mayoría.
En el deseo de colaborar en Amauta (que me sirve de una especie de cartilla) le envío hoy, unos versos rurales que creo que los encontrará dignos de figurar entre las lecturas de nuestra pequeña grande revista.
Si su bondad quisiera aceptarme unos artículos sobre “pedagogía indígena le agradeceré infinito me anuncie su pronunciación sobre el particular.
Mediante el compañero Gamaliel Churata, pedí, para algunos amigos que quieren tener 7 ensayos... unos 5 ejemplares. Ruego a Ud. se sirva mandar se haga el despacho, por la oficina encargada de hacerlo.
Hasta otra oportunidad en que me sea dado saludarlo, acepte Ud. el cordial abrazo de
Emilio Vázquez S.

Vásquez, Emilio

Carta a Neptalí La Madrid, 28/1/1929

[Lima], 28 de enero de 1929
Señor
Neptalí La Madrid
La Oroya
Muy señor nuestro:
Por correo les expedimos los 11 ejemplares de costumbre de Amauta del No 20 que acaba de aparecer.
Adjunto encontrará un marcador de libro Amauta, Y por el contenido de Amauta y de los anuncios también adjuntos se enterará Ud. que hemos organizado la quincena PRO-AMAUTA.
Se trata de un llamamiento a todos nuestros amigos, simpatizantes y lectores en general para que del 1 al 15 de febrero nos ofrezcan sus aporte económico. Dificultades con que hemos tropezado para la prosecución de nuestra empresa, nos obligan a acudir a este medio, para el que, por otra parte, no nos creemos del todo desprovistos de derecho, dado el carácter cultural de nuestra revista.
Puede responderse a nuestro llamado renovando suscripciones por un año, reclutando nuevos suscriptores, adquiriendo libros de los que editamos o somos agentes o, particularmente, poniendo en juego la iniciativa particular. Por el óbolo mínimo de S/.1.00 remitiremos un ejemplar del señala-libros que la mandamos para que lo haga conocer y para que nos remita su óbolo. Nuestros agentes pueden responder abonando la totalidad de sus saldos hasta la fecha.
Amauta publicará en sus páginas la lista de los erogantes usando sus nombres, sus iniciales o seudónimos, según indicación que deben hacernos oportunamente.
Aprovechando de esta oportunidad para saludarlo, nos suscribimos sus S.S.

Sociedad Editora Amauta

Carta a Román Landa Hinoztroza, 28/1/1929

28 de enero de 1929
Señor
Román Landa Hinoztroza
Muy señor nuestro:
Nos había sido grato considerarlo como agente y representante nuestro en esa, a propuesta del señor Moisés Arroyo Posada; y ya le habíamos hecho varias expediciones de nuestra revista y quincenario Labor.
Por este mismo correo le expedimos el No. 20 de Amauta que acaba desaparecer.
Adjunto encontrará Ud. un cortapapel, el señala libros Amauta. Y por el contenido del N0. 20 se enterará Ud. que hemos organizado la quincena PRO-AMAUTA del 1 al 15 de febrero.
Se trata de un llamamiento a todos nuestros amigos, simpatizantes y lectores en general, para que durante la quincena nos ofrezcan su aporte económico. Las formas como responder a nuestro llamamiento serían renovando suscriciones por un año, reclutando nuevos suscritores, adquiriendo libros de los que editamos o somos representantes, poniendo en juego la iniciativa particular. Y, nuestros agentes, cancelando la totalidad de sus saldos.
Por el óbolo mínimo de S/. 1.00 remitiremos un ejemplar del señala libros adjunto, que se lo remitimos para que lo haga conocer y nos remita el óbolo correspondiente.
La revista corresponderá a sus favorecedores publicando la lista de sus nombres, sus iniciales o sus seudónimos, según indicación que deben hacernos oportunamente.
Aprovechando de esta oportunidad para expresarle las seguridades de nuestra consideración, nos suscribimos sus S.S. que esperan sus noticias.

Sociedad Editora Amauta

Carta de Carlos Vidarte, 29/1/1929

Callao, 29 de enero de 1929
Señor
José Carlos Mariátegui
Director del Quincenario Informativo Labor
S. D.
Me es altamente honroso dirigirme a Ud. para manifestarle que en sesión realizada el miércoles último se acordó por unanimidad dirigirle el presente oficio, para comunicarle, que teniendo en cuenta la excelente labor que el diario que Ud. dignamente dirige, publica a favor de los distintos ideales que deben de prevalecer en la clase trabajadora se acordó, tomar cinco números quincenales mientras podamos buscar un buen número de suscriptores que contribuyan a favorecer vuestro verdadero sacrificio en bien de nuestra clase por lo tanto suplico se sirva Ud. enviarnos los cinco números los que se servirá cobrarlos por tesorería y en lo sucesivo remitirlos a la Calle de América No. 676, su casa, para proceder a su reparto inmediato asimismo aprovecho de esta oportunidad para poderle ser útil en la propaganda de vuestro periódico como puede ser para recibir correspondencia y enviársela en cualquier momento sin otro particular me es grato ponerme a su disposición.
Por el Sindicato de trabajadores en Madera del Callao.
[Firma de Carlos Vidarte]
El Secretario General

Vidarte, Carlos

Carta a Manuel F. Laos, 29/1/1929

29 de enero de 1929
Señor
Manuel F. Laos
Matucana
Muy señor nuestro:
Sin respuesta aún al contenido de la que dirigimos con fecha 21 de diciembre del ppo manifestamos que le hemos expedido en No. 20 de AMAUTA a esa, en la misma cantidad que la despachamos a Chicla, desde que el amigo León nos ha comunicado su deseo de no continuar con la agencia de Amauta en Matucana. Como le expresamos en nuestra anterior, confiamos en sus actividad y en sus buenos propósitos que nos manifiesta y esperamos los lleve a efecto.
Adjunto el paquete encontrará Ud. un espécimen de cortapapel, señala-libros AMAUTA que se lo enviamos para que lo haga conocer. Y por el contenido de la revista, como por los anuncios que lo acompañan, se enterará Ud. que hemos organizado la quincena PRO-AMAUTA, que es un llamado a todos nuestros amigos, simpatizantes y lectores en general para que del 1 al 15 de febrero nos ofrezcan su aporte económico. Serias dificultades en la prosecución de nuestra empresa, que hay que atribuir mayoremente a la demora de algunos de nuestros agentes en hacernos sus remesas, sin aludirlo a Ud. que confiamos nos la hará a la brevedad posible, nos han determinado a apelar a este medio, para el que por otro lado no carecemos del todo de derecho dado el carácter cultural y desinteresado de nuestra labor.
Puede responderse a nuestro llamado renovando suscriciones por un año, reclutando nuevos suscritores, adquiriendo libros de los que editamos o somos agentes o, principalmente, poniendo en juego la iniciativa particular. Nuestros agentes, preferencialmente, abonando la totalidad de sus saldos; es esta la mejor forma de responder a nuestro llamado. Al recibo de un óbolo mínimo de S/.1.00 (un sol) remitiremos un cortapapel del que lo incluimos que le hablamos más arriba.
Publicaremos en AMAUTA la lista de las personas que nos favorezcan, usando para el caso sus nombres seudónimos o iniciales según indicación que deben hacernos oportunamente.

Sociedad Editora Amauta

Carta de Luis E. Valcárcel, 31/1/1929

Cusco, 31 de enero de 1929
Querido amigo José Carlos:
Recibí su amable carta del 21 que contesto en vísperas de mi viaje a las termas de Arequipa, donde pienso pasar el mes de febrero, como cura preventiva de amagos reumáticos. Mucho le agradezco por los datos que me trasmite sobre la repercusión de Tempestad, libro que tan discutido fuera. Tengo una cantidad de juicios la mayor parte extranjeros y cartas curiosas e interesantes como la de un jefe piel-roja, un auténtico príncipe cheroke.
Cordiales agradecimientos también por sus recomendaciones en mi favor. Bien sabe de mi lealtad y decisión por todo lo suyo.
Me contraría mucho la tardanza en la cancelación de las facturas pendientes de Amauta. Dejo el asunto recomendado a Oyague, quien me promete arreglarlo todo para después del 15 de febrero.
Debe escribirle también él.
De Arequipa le enviaré algunos artículos; podré allí disponer de tiempo y tranquilidad.
Un abrazo fraternal de
Luis

Valcárcel, Luis E.

Carta de Guillermo Mercado, 2/1929

Arequipa, febrero de 1929
Señor Don
José Carlos Mariátegui
Lima
Bien querido compañero Mariátegui:
Apenas recibí su libro, con dedicatoria que me honra, me di inmediata cuenta de la Quincena Pro-Amauta, que la Administración, según creo, de la revista organizó e inició en los primeros días de este mes, a beneficio directo del fondo económico de la empresa.
Con el fin entonces de procurarle un óbolo popular y mayormente apreciable a Amauta traté de organizar una Velada de Arte de Vanguardia en uno de los más apropiados teatros locales, fatalmente a cargo de la fósil Academia de Música— y en este sentido, comprometido que hube a los muchachos compañeros de la izquierda, ataqué el problema del conseguimiento del citado teatrito. Fue lo mismo que meter ideas a las piedras. No se imagina, compañero, la cerrazón, el grado máximo de incomprensión que adornan las testas de los señorones de mi tierra. Fue un fracaso mi intento. Y no crea U. que sea la primera. En mi tierra fracaso hasta cuando duermo. Es increíble.
Y ante el caso irremediable de realizar la fiesta de Arte a beneficio, por el hecho de no haber más local aparente en este pueblo, y contar, además, con la sociedad en bando contrario, los muchachos no hemos desistido; hemos cambiado de táctica y así tiene U. que los pintores realizarán una Exposición de Cuadros Pro-Amauta con el fin de rifarlos y procurar fondos beneficiadores a Amauta.
Con este respecto verá U. el suelto que Noticias publicó el martes 26 último. Como se impondrá la Rifa de cuadros se realizará el próximo domingo.
En fin, en algo subsanaremos el gran deseo de ayudarle, mi querido José Carlos, ya que la estulticia provinciana me ha cruzado en lo primero.
Su compañero
Gmo. Mercado

Mercado, Guillermo

Carta al Encargado de Negocios de España, 4/2/[1929]

[Lima] 4 de febrero de [1929]
Señor
Encargado de Negocios de España
Ciudad
Muy señor nuestro:
Devolvemos a Ud. el impreso que sirvió remitimos para llenarlo con los datos que puntualiza, manifestándole que así lo hemos hecho con el mayor agrado.
Con saludos quedamos de Ud. attos. y S.S

Sociedad Editora Amauta

Carta de Aurelio Pego, 9/2/1929

9 de febrero de 1929
Sr. D. Carlos Mariátegui
Director de Labor.
Casilla de Correos 2107
Lima.
Admirado compañero:
Me entero por el Repertorio Americano de que continúa Ud. su admirable labor de Amauta en el nuevo quincenario que responde al título de Labor.
No sé si alguna vez habrá Ud. leído algo mío. Es posible que no, aunque llevo más de diez años en la brecha. ¡Hay tanto que leer y es tan poco el tiempo de que se dispone!
Como quiera que sea, aquí le remito una croniquita para su Labor. Publíquela y envíeme un ejemplar de la revista, si a Ud. le parece bien. Si no le parece bien, a fin de enterrarla con honores, dígame por qué desea Ud. sumirla en el cesto de los papeles, que viene a ser la respetada tumba de la “crónica desconocida” de la cual me ocuparé algún día para que le hagamos el homenaje que se merece.
Sirva esta breve carta de saludo cordial. Ahí le va mi mano y con ella mi amistad.
[Firma de Aurelio Pego]

Pego, Aurelio

La insurrección en España

El general Primo de Rivera ha sorteado, por una serie de circunstancias favorables, el más grave de los peligros que, desde el golpe de estado de Barcelona, han amenazado su aventura reaccionaria. El azar continúa siendo fiel a Primo de Rivera, en su accidentado itinerario del casino al gobierno. Según la crónica cablegráfica, si el ex-presidente del consejo Sr. Sánchez Guerra hubiese llegado a Valencia, conforme al plan insurreccional que acaba de abortar, dos días antes, la dictadura habría sido casi seguramente liquidada en algunas horas.
Pero el azar, al mismo tiempo que ha salvado a Primo de Rivera, ha descubierto la flaqueza y el desgaste de su gobierno. La magnitud de la conjuración militar que ha estado a punto de echar alegre y marcialmente del poder al dictador, indica hasta que punto está minado el terreno que este pisa. La conspiración cunde en el ejército -cosa que ya sentía Primo de Rivera desde el proceso al general Wyler y sus compañeros- y en la nobleza. Esto mismo facilitaba a Primo de Rivera el solícito empleo de las armas de la provocación y el espionaje; pero lo descalifica, aún ante sus propios amigos y padrinos de la monarquía, como régimen militar.
Primo de Rivera, como todos los reaccionarios, no tienen mejor cargo que hacer al régimen parlamentario que el de sus pocas garantías de estabilidad. Los ministerios de los Estados demo-liberales, al decir de los retores o de los simples “profiteurs” de la Reacción, gastan sus mejores energías en defenderse de las conspiraciones y zancadillas parlamentarias. Cualquier oportuna intriga de corredor puede traerlos abajo repentinamente. Las dictaduras establecidas por golpes de mano tan afortunados como el del ex-capitán general de Barcelona, no estarían sujetas a análogos riesgos. Su principal ventaja estribaría en su seguridad. Libres de las preocupaciones de la política parlamentaria, podrías entregarse absolutamente a un austera y tranquila administración.
Esta es la teoría. Mas la experiencia de Primo de Rivera está muy lejos de confirmarla. La suerte de su gobierno se presenta permanentemente insidiada por una serie de taras internas, a la vez que atacada por toda clase de enemigos externos. Contra la dictadura no se pronuncian solamente los partidos de centro y de izquierda liberales, republicanos, socialistas, etc -sino también una gran parte de los grupos de derecha, de la aristocracia, del ejército, del capitalismo. El propio favor del monarca no es muy seguro. Depende de las ventajas que pueda encontrar eventualmente Alfonso XIII en licenciar a la dictadura, para restablecer, amnistiado por la opinión liberal, la Constitución.
Si todos los elementos liberales se hubiesen decidido ya a renunciar a toda indagación de responsabilidades, y a perdonar al rey su escapada a la ilegalidad, hace tiempo, probablemente, que Primo de Rivera habría sido enviado a aumentar la variopinta escala de “emigrados” que las revoluciones han producido en la Europa post-bélica. Unamuno es uno de los más enérgicos y eficazmente adversos a la fórmula de “borrón y cuenta nueva”. Con el desterrado de Hendaya, coinciden los mejores hombres del liberalismo español. En que la hora de la restauración de la legalidad debe ser también la del ajuste de cuentas con la monarquía, irremisiblemente comprometida por su complicidad con Primo de Rivera.
La situación española, por esto, -a medida que Primo de Rivera y sus mediocres rábulas aparentemente se consolidaban en el poder- se ha ido haciendo cada día más revolucionaria. La cuestión de régimen que, desde la afirmación de un orden demo-liberal, parecía descartada, vuelve a plantearse. El propio Sánchez Guerra, conservador ortodoxo, había llevado su oposición a la dictadura, a términos de censura y ataque a la monarquía.
La mejor solución para la monarquía habría sido, sin embargo, la victoria de Sánchez Guerra. Es difícil que, dueño del poder, el jefe conservador se hubiese decidido a usar su fuerza contra la institución monárquica. La influencia de la aristocracia, hubiese pesado, en forma muy viva, sobre sus resoluciones. Prisionero y procesado Sánchez Guerra, es inevitable el prevalecimiento, en la posición, de las tendencias liberal y revolucionaria. La solidaridad del rey Alfonso y de la monarquía con Primo de Rivera se ratifica. Las responsabilidades del rey y del dictador aparece inseparables. Esto aparte de que Sánchez Guerra resulta el huésped más incómodo de las prisiones de la dictadura. Ya ha sabido que afrontar una tentativa para libertarlo. La prisión y el proceso subrayarán los rasgos de su carácter y energía. Es un hombre al que no se puede mantener indefinidamente en una fortaleza, sin preocupar seriamente a la gente más conservadora respecto al régimen bajo el cual se dan casos como este de rebelión, ajusticiamiento y condena.
El general Primo de Rivera se imagina decir una cosa muy satisfactoria para él cuando afirma que ha pasado la época de las revoluciones políticas y que ahora solo es temible y posible -¡Claro que no en España!- una revolución de causas sociales y económicas. El proletariado revolucionario coincide, sin duda, con Primo de Rivera, -con quien es tan difícil coincidir en algo- en la parte afirmativa de su apreciación, en la ley de hoy no se puede llamar revolución sino a la que se proponga fines sociales y económicos. Pero, aparte de que su política en general no tiende sino a apurar esta revolución social y política, Primo de Rivera olvida que su régimen no cuenta enteramente con la confianza de la propia clase a nombre de la cual gobierna. La burguesía española en gran parte le es adversa. La propia aristocracia, a pesar de cuanto la halaga el restablecimiento del absolutismo, no le es íntegramente adicta. Y el proletariado, en todo caso, tiene que estar por el restablecimiento de la legalidad; y tiene que operar de modo de ayudar el triunfo de la revolución política, con la esperanza y la voluntad de transformarla en revolución social y política.
No admitir que esta es la realidad objetiva de la situación, equivaldría a pretender que se puede gobernar indefinidamente a España con el señor Yangas, con el general Martínez Anido, con el señor Carlo Sotelo, con doña Concha Espina, contra los elementos solventes de la derecha y contra la unanimidad más uno de las izquierdas.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Franz Tamayo, 13/2/1929

La Paz, 13 de febrero de 1929
Muchas gracias de Franz Tamayo al eminente José Carlos Mariátegui por sus siete Ensayos sobre cosas de nuestra América, libro en que los americanos seguiremos estudiando y aprendiendo muchas cosas de las infinitas de nuestra gran patria continental. Esta vez el guía es magistral y además un hermano de las más queridos.

Tamayo, Franz

Carta de Guillermo Korn, 15/02/1929

Buenos Aires, febrero 15 de 1929

Ciudadano José Carlos Mariátegui

Estimado amigo:
Con motivo de la fiesta del trabajo, LA VANGUARDIA editará, el 1º de Mayo, un suplemento extraordinario en el cual desea ofrecer un conjunto de colaboraciones originales de los amigos del diario. Como usted se encuentra entre ellos, contamos con un envío suyo, dejando a su iniciativa el tema y el carácter de la colaboración. En el suplemento del 1 de Mayo caben cuentos, poesías, ensayos biográficos, críticos, literarios, artísticos o sociales y cualquier otra nota de interés general.
Usted conoce bien las líneas generales dentro de las que se desenvuelve la orientación del diario y, en consecuencia, sabemos que es innecesario agregar otra indicación más que encarecerle limite su envío a una extensión aproximada a 2 páginas, a lo sumo, de nuestro Suplemento dominical y lo acompañe de su fotografía y de cualquier otra nota gráfica que pueda ilustrar el tema des­ arrollado.
La fecha para el envío no debe pasar del 1º de Abril, pues necesita­mos disponer de 30 días para la composición y armado del Suplemento del 1º de Mayo que, por lo menos, tendrá 62 páginas.
Le rogamos que nos conteste señalándonos el tema escogido y su exten­sión probable, por medio de la tarjeta adjunta, a la brevedad posible.
Anticipándole nuestro agradecimiento, lo saludamos muy cordialmente

Guillermo Korn
Secretario de Redacción

Korn, Guillermo

La liquidación de la cuestión romana

El fascismo concluye, en estos momentos, uno de los trabajos para que se sintió instintivamente predestinado desde antes, acaso, de su ascensión al poder. Ni sus orígenes anti-clericales, agresivamente teñidos de paganismo marinettiano y futurista -el programa de Marinetti comprendía la expulsión del Papa y su corte y la venta del Vaticano y sus museos-; ni las reyertas entre campesinos católicos y legionarios fascistas en los tiempos de beligerancia del partido de don Sturzo; ni las violentas requisitorias de Farinacci contra el anti-fascismo -nittiano addiritura- del Cardenal Gasparri; ni la condena por los tribunales fascistas de algunos curas triestinos; ni la terminante exclusión del “scoutismo” católico como concurrente de la organización mussolinista de la adolescencia; ninguno de los actos o conceptos, individuos o situaciones que han opuesto tantas veces el “fascio littorio” y el cetro de San Pedro, ha frustrado la ambición del Dux de reconciliar el Quirinal y el Vaticano, el Estado y la Iglesia.
¿Quien ha capitulado, después de tantos lustros de intransigente reafirmación de sus propios derechos? Verdaderamente, la cuestión romana, como montaña casi insalvable entre el Quirinal y el Vaticano, había desaparecido poco a poco. Incorporada la Italia del Risorgimento en la buena sociedad europea, el Vaticano había visto tramontar, año tras año, la esperanza de que un nuevo ordenamiento de las relaciones internacionales consintiese la reivindicación del Estado pontificio. Dictaba su ley no solo a la buena sociedad europea, sino a la sociedad mundial, naciones protestantes y sajonas con muy pocos motivos de aprecio por la ortodoxia romana; le imponía su etiqueta diplomática una nación latina, entregada, desde su revolución, a la más severa y formalista laicidad franc-masona. La Iglesia Romana, en el curso del ochocientos, había dado muchos pasos hacia la democracia burguesa, separando teórica y prácticamente su destino del de la feudalidad y la autocracia. El liberalismo italiano, a su vez, no había osado tocar el dogma, llevando a su pueblo al protestantismo, a la iglesia nacional. La cuestión romana había sido reducida por los gobernantes del “transformismo” italiano a las proporciones de una cuestión jurídica. En realidad, descartados sus aspectos político, religioso y moral, no era otra cosa. Si el Vaticano aceptaba el dogma de la soberanía popular y, por ende, el derecho del pueblo italiano en su organización a adoptar los principios del Estado moderno, no tenía que reclamar sino contra la unilateralidad arbitraria de la Ley “delle Guarentigie”. Esta ley era inválida por haber pretendido resolver, sin preocuparse, del consenso ni las razones del Papado, una cuestión que afectaba a sus derechos.
Pero, en tiempos de parlamentarismo demo-liberal, un arreglo estaba excluido por el juego mismo de la política de cámara y pasillos. Aparte de que todos los líderes coincidían tácitamente con la tendencia giolittiana a aplazar, por tiempo indefinido, cualquier solución. La política -o la administración- giolittiana tenía que “menager”, de una parte, a los clericales, gradualmente atraídos a una democracia sosegada, progresista, tolerante, exenta de todo excesivo sectarismo, de toda peligrosa duda teológica; y de otra parte, a los demo-liberales y demo-masones, empeñados en sentirse legítimos y vigilantes herederos del patrimonio ideal del Risorgimento.
La crisis post-bélica, la transformación cada día más acentuada de la política de partidos en política de clases, la consiguiente aparición del partido popular italiano bajo la dirección de don Sturzo, cambiaron después de la guerra los términos de la situación. La catolicidad, que políticamente había carecido hasta entonces de representación propia, comenzó a disponer de una fuerza electoral y parlamentaria que pesaba decisivamente, dada la actitud de los socialistas, en la composición de la mayoría y el gobierno.
Pero estaba vigente aún la tradición del Estado liberal y laico surgido del Risorgimento. La distancia entre el Estado y la Iglesia se había acortado. Mas el Estado no podía dar, por su parte, el paso indispensable para salvarla. La Iglesia, a su vez, esperaba la iniciativa del Estado. Histórica y diplomáticamente, no le tocaba abrir las negociaciones.
Mussolini ha operado en condiciones diversas. En primer lugar, el gobierno fascista, como he recordado ya en otra ocasión, tratando este mismo tópico, no se considera vinculado a los conceptos que inspiraron invariablemente a este respecto a la política de los anteriores gobiernos de Italia. Frente a la “cuestión romana”, como frente a todas las otras cuestiones de Italia, el fascismo no se siente responsable del pasado. El fascismo pregona su voluntad de construir el Estado fascista sobre bases y principios absolutamente diversos de los que durante tantos años ha sostenido el Estado liberal. Al mismo tiempo, el fascismo desenvuelva, con astuto oportunismo, una política de acercamiento a la iglesia, cuyo rol como instrumento de italianidad y latinidad ha sido imperialistamente exaltado por Mussolini. En materia religiosa, el fascismo ha realizado el programa del partido popular o católico fundado de 1919 por don Sturzo. Lo ha realizado a tal punto que ha hecho inútil la existencia en Italia de un partido católico. (Hay que agregar que, en ningún caso, después del Aventino, la habría permitido como existencia de un partido democrático). “El Papa puede despedir a don Sturzo”, escribía ya hace cinco años Mario Missiroli. El acercamiento del fascismo a la Iglesia, no solo se ha operado en el orden práctico, mediante una restauración más o menos política del catolicismo en la escuela. También se ha intentado la aproximación en el orden teórico. Los intelectuales fascistas de Gentile, a Ciusso y Pellizzi, se han esmerado en el elogio de Iglesia. Los más autorizados teóricos del “fascio littorio”, han encontrado en el tomismo no poco de los fundamentos filosóficos de su doctrina. La ex-comunión de “L’Action Francaise”, ha comprometido un poco esta “demarche” reaccionaria. Frente al mismo fascismo, el Vaticano ha reivindicado discretamente el concepto católico del Estado, incompatible con el dogma fascista del Estado ético y soberano.
Mas, si a este respecto el acuerdo resultará siempre difícil, no ocurriría los mismo con la “cuestión romana”. Precisamente en este terreno, el fascismo podía ceder sin peligro. I reconocer al Papado la soberanía sobre los palacios vaticanos, una indemnización y otras prerrogativas, no es ceder demasiado. Lo mismo habría dado, presuroso, Cavour. Solo que entonces habría parecido muy poco.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Luis E. Valcárcel, 20/2/1929

Balneario de Jesús, Arequipa, 20 de febrero de 1929

Querido compañero J. C.

En vísperas de salir del Cusco escribí a Ud., contestando su última carta.
Aquí estoy hace más de quince días, haciendo cura mineral y de reposo.
Releí su gran libro y las anotaciones que me sugirió resérvolas para una serie de artículos. Envié más bien a García Monge una síntesis expositiva de 7 Ensayos. Tengo que decirle otra vez que su reciente obra es fundamental para el estudio de nuestros problemas.
Apenas llegado, le envié una crónica sobre la obra artística de Tupayachi.
En Arequipa compré el n° 20 de Amauta, cuyo interés sobrepasa toda expectativa.
Le recomiendo muy especialmente la lectura de un magnífico proyecto pedagógico de la Escuela Hogar Indígena, debido a dos buenos maestros de Sicuani: Julio C. Acurio y María Judith Arias. Está inserto en el Boletín de Enseñanza de diciembre último que puede Ud. conseguir en la Dirección General de idem. Valdría la pena de acogerlo, en todo o en parte, en Amauta. Si acepta usted lo insinuado, le mandaré después un comentario que se lo merece apologético la feliz iniciativa.
Me preocupa hondamente la economía de Amauta, y desearía estar en posibilidades de ayudar pecuniariamente; por desgracia, lejos estoy de toda holgura económica, atenido a honorarios reducidos como abogado y a haberes exiguos como profesor.
Salvados algunos compromisos urgentes, supongo que Oyague estará ya en disposición de girar cuando menos Lp 10, como me ofreció. Velasco está atingido de deudas —¡la librería es un fracaso en el Cuzco!— y pide todavía que lo esperemos.
A partir del próximo número, voy a optar por vender Amauta al contado, sin darlo ya a comisión, por el mal éxito que ésta tiene. Tengo mucho interés en leer el libro de Abelardo Solís sobre la Cuestión Agraria. ¿Puede Ud. conseguirme un ejemplar? En el comienzo de estas vacaciones cumplí con don Rafael Larco Herrera con proporcionarle todo el material gráfico y artístico para su Gran Álbum del Cusco que editará a todo lujo en Europa. Si, como se prevé, la edición sale perfecta, tendremos un poderoso medio de propaganda de nuestras riquezas arqueológicas y naturales.
Del Cuzco le enviaré una crónica sobre Francisco González Gamarra, con algunas reproducciones de sus magníficas aguafuertes. Es el pintor del Inkario. Está actualmente pintando óleos de gran formato que reproducen escenas brillantes del Imperio.
Hace dos años que soy rotario, más por curiosidad y compromiso. ¿Qué opinión le merece el Rotarismo? Precisamente en 2 y 3 de marzo voy a asistir en Arequipa a la 2a. Conferencia Nacional. Plantearé tres cosas:
1) ¿Qué tiene que hacer Rotary con la Masonería? (concomitancias de que le acusa el clero).
2) ¿Qué relación guarda con el imperialismo yanqui?
3) ¿Qué actitud asume el Rotary ante el Socialismo? (Se le acusa de defender a la burguesía).
Ya conseguí en Arequipa y estoy leyendo los dos tomos del Diario de Viaje de un filósofo, de Keyserling. Desgraciadamente, no encontré un solo ejemplar de El Espectro de Europa.
Con un afectuoso apretón de manos, soy su leal camarada
Luis E. Valcárcel

Valcárcel, Luis E.

Carta de Lucien Quinet, 21/2/1929

Paris, le 21-11-1929
Monsieur J. Carlos Mariátegui
(Directeur de la Revue “Amauta”)
Lima – Pérou.
Mon Cher Confrère,
Le syndicat des Littérateurs Démocrates de France, fait appel à votre adhésion et vous demande votre concours. Nous espérons que vous lui accorderez.
Créé depuis deux ans, à l’instigation de nombreux journalistes et hommes de lettres, désireux d’etablir la coopération intellectuelle et le développment de littérature sociale économique, scientifique et artistique internationale, et d’envisager pour l’avenir la constitution de l’Union Internationale des Escrivains aux services de la Démocratie.
Ce seul fait ayant pu attirer votre attention, le Syndicat ne croit pas qu’il puisse faire autrement que de vous offrir une place parmi ses Members; c’est la moindre courtoisie que nous puissions avoir pour votre autorité dans le monde littéraire présent.
Nous pensons que notre appel ne será pas méconnu et nous espérons que vous nous ferez cet honneur pour qu’il nous soit posible d’atteindre le but que nous nous sommes imposé.
Dans l’attente du plaisir de vous lire, nous vous prions de croire, Mon Cher Confrère, à nos sentiments dévoués et fraternels.
Le Secrétaire General

Quinet, Lucien

Carta de José Malanca, 22/2/1929

Nueva York, 22 de febrero de 1929
Señor José Carlos Mariátegui
Mi caro José Carlos.
Acabo de recibir el paquete con Amauta n° 21. Dentro una nota; donde dice extrañarse no tener noticias mías sobre el anterior envío.
A mí me extraña mucho —pues le escribí, aunque breve, oportunamente. ¿Acaso se perdió la carta?
Me duele de que Amauta venga a este campo estéril. Anteriormente le decía de que aquí yo no me ocuparía en lo más mínimo de la propaganda —pues que aparte de conocer a los nuestros— los pocos que conocí están americanizados (del norte) a tal manera que no hay nada que hacer. A la legua se ve que todo hombre que quede por aquí le guían dos propósitos (o el hacer dinero o el simpatizar con el ambiente...) por lo uno y lo otro estamos fregados.
He conocido algunos comunistas ¡¡¡pobrecitos!!! En fin me llevaré, como cosa que quiero mucho, a Amauta a otros pueblos. En México ya será otro cantar.
Y todo esto es tan grande que me aplasta. Estoy harto de esta ciudad —de su arte en poder de mujeres— y del gran snob.
Estoy actualmente exponiendo —salvo los gastos nomás. El ser un desconocido es grave. Sabe bien que este país no hizo a nadie.
He impresionado bien (sin modestia) se han asustado de la luz —dicen que tengo mucha suerte. Han hablado de escuela nueva y de otras macanas. Lo que me interesa en este país, es lo que le decía anteriormente —Dólares y solar. En eso soy un canallita cualquiera.
He visto la exposición del arte soviético. Me ha indignado el modo de creer que así se haga arte revolucionario. Yo entiendo por revolución no una cosa cerebral, sino una cosa necesaria —accesible— humana. Estoy convencido que los fabricadores de ese arte— ni son revolucionarios ni son artistas.
Me desilusionan estos errores, amigo Mariátegui. En todas las galerías veo un arte ‘igual’. Creo que es la academia más grande que existe.
Son los menos personales y los más masturbadores del intelecto.
Estoy convencido en la revolución de Dostoyewski o de Gorki y no en los palabreros y en los descubridores de sonidos extraños.
Salude a su señora, a sus hijitos y a su familia.
Lo abraza fuertemente hasta pronto.
J. Malanca
s/c Consulado Argentino. México.

Malanca, José

El exilio de Trotzky

Trotzky, desterrado de la Rusia de los Soviets; he aquí un acontecimiento al que fácilmente no puede acostumbrarse la opinión revolucionaria del mundo. Nunca admitió el optimismo revolucionario de la posibilidad de que esta revolución concluyera, como la francesa, condenando a sus héroes. Pero, sensatamente, lo que no debió jamás esperarse es que la empresa de organizar el primer gran estado socialista fuese cumplida por un partido de más de un millón de militantes apasionados, con el acuerdo de la unanimidad más uno, sin debates ni conflictos violentos.
La oposición trotzkistas tiene una función útil en la política soviética. Representa, si se quiere definirla en dos palabras, la ortodoxia marxista, frente a la fluencia desbordada e indócil de la realidad rusa. Traduce el sentido obrero, urbano, industrial, de la revolución socialista. La revolución rusa debe su valor internacional, ecuménico, su carácter de fenómeno precursor del surgimiento de una nueva civilización, al pensamiento que Trotzky y sus compañeros reivindican en todo su vigor y consecuencias. Sin esta crítica vigilante, que es la mejor prueba de la vitalidad del partido bolchevique, el gobierno soviético correría probablemente el riesgo de caer en un burocratismo formalista, mecánico.
Pero, hasta este momento, los hechos no dan la razón al trotzkismo desde el punto de vista de su aptitud para reemplazar a Stalin en el poder, con mayor capacidad objetiva de realización del programa marxista. La parte esencial de la plataforma de la oposición trotzkysta es su parte crítica. Pero en la estimación de los elementos que pueden insidiar la política soviética, ni Stalin ni Bukharin andan muy lejos de suscribir la mayor parte de los conceptos fundamentales de Trotzky y de sus adeptos. Las proposiciones, las soluciones trotzkistas no tienen en cambio la misma solidez. En la mayor parte de lo que concierne a la política agraria e industrial, a la lucha contra el burocratismo y el espíritu “nep”, el trotzkismo no sabe de un radicalismo teórico que no logra condensarse en fórmulas concretas y precisas. En este terreno, Stalin y la mayoría, junto con la responsabilidad de la administración, poseen un sentido más real de las posibilidades.
Ya he tenido ocasión de indagar los orígenes del cisma bolchevique que con el exilio de Trotzky adquiere tan dramática intensidad. La revolución rusa que, como toda gran revolución histórica, avanza por una trocha difícil que se va abriendo ella misma con su impulso, no conoce hasta ahora días fáciles ni ociosos. En la obra de hombres heroicos y excepcionales, y, por este mismo hecho, no ha sido posible sino con una máxima y tremenda tensión creadora. El partido bolchevique, por tanto, no es ni puede ser una apacible y unánime academia. Lenin le impuso hasta poco antes de su muerte su dirección genial; pero ni aún bajo la inmensa y única autoridad de este jefe extraordinario, escasearon dentro del partido los debates violentos. Lenin ganó su autoridad con sus propias fuerzas; la mantuvo, luego, con la superioridad y clarividencia de su pensamiento. Sus puntos de vista prevalecían siempre por ser los que mejor correspondían a la realidad. Tenían, sin embargo, muchas veces que vencer la resistencia de sus propios tenientes de la vieja guardia bolchevique.
La muerte de Lenin, que dejó vacante el puesto de jefe genial, de inmensa autoridad personal, habría sido seguida por un período de profundo desequilibrio en cualquier partido menos disciplinado y orgánico que el partido comunista ruso. Trotzky se destacaba sobre todos sus compañeros por el relieve brillante de su personalidad. Pero no solo le faltaba vinculación sólida y antigua con el equipo leninista. Sus relaciones con la mayoría de sus miembros habían sido, antes de la revolución, muy poco cordiales. Trotzky, como es notorio, tuvo hasta 1917 una posición casi individual en el campo revolucionario ruso. No pertenecía al partido bolchevique, con cuyos líderes, sin exceptuar al propio Lenin, polemizó más de una vez acremente. Lenin apreciaba inteligente y generosamente el valor de la colaboración de Trotzky, quien, a su vez, -como lo atestigua el volumen en que están reunidos sus escritos sobre el jefe de la revolución, -acató sin celos ni reservas una autoridad consagrada por la obra más sugestiva y avasalladora para la conciencia de un revolucionario. Pero si entre Lenin y Trotzky pudo borrarse casi toda distancia, entre Trotzky y el partido mismo la identificación no pudo ser igualmente completa. Trotzky no contaba con la confianza total del partido, por mucho que su actuación como comisario del pueblo mereciese unánime admiración. El mecanismo del partido estaba en manos de hombres de la vieja guardia leninista que sentían siempre un poco extraño y ajeno a Trotzky, quien, por su parte, no conseguía consustanciarse con ellos en un único bloque. Trotzky, según parece, no posee las dotes específicas de político que en tan sumo grado tenían Lenin. No sabe captarse a los hombres; no conoce los secretos del manejo de un partido. Su posición singular -equidistante del bolchevismo y del menchevismo- durante los años corridos entre 1905 y 1917, además de desconectarlo de los equipos revolucionarios que con Lenin prepararon y realizaron la revolución, hubo de deshabituarlo a la práctica concreta de líder de partido. Mientras duró la movilización de todas las energías revolucionarias contras las amenazas de reacción, la unidad bolchevique estaba asegurada por el pathos bíblico. Pero desde que comenzó el trabajo de estabilización y movilización, las discrepancias de hombres y de tendencias no podían dejar de manifestarse. La falta de una personalidad de excepción como Trotzky, habría reducido la oposición a términos más modestos. No se habría llegado, en ese caso, al cisma violento. Pero con Trotzky en el puesto de comando, la oposición en poco tiempo ha tomado un tono insurreccional y combativo. Zinoviev, lo acusaba en otro tiempo, en un congreso comunista, de ignorar y negligir demasiado al campesino. Tiene, en todo caso, un sentido internacional de la revolución socialista. Sus notables escritos sobre la transitoria estabilización del capitalismo lo colocan entre los más alertas y sagaces críticos de la época. Pero este mismo sentido internacional de la revolución, que le otorga tanto prestigio en la escena mundial le quita fuerza momentáneamente en la práctica de la política rusa. La revolución rusa está en un período de organización nacional. No se trata, por el momento, de establecer el socialismo en el mundo, sino de realizarlo en una nación que, aunque es una nación de ciento treinta millones de habitantes que se desbordan sobre dos continentes, no deja de constituir por eso, geográfica e históricamente una unidad. Es lógico que es esta etapa, la revolución rusa esté representada por los hombres que más hondamente siente su carácter y sus problemas nacionales. Stalin, eslavo puro, es de esos hombres. Pertenece a una falange de revolucionarios que se mantuvo siempre arraigada al suelo ruso. Mientras tanto Trotzky, como Radek, como Rakovsky, pertenece a una falange que pasó la mayor parte de su vida en el destierro. En el destierro hicieron su aprendizaje de revolucionarios mundiales, ese aprendizaje que ha dado a la revolución rusa su lenguaje universalista, su visión acuménica.
La revolución rusa se encuentra en un periodo forzoso de economía. Trotzky, desconectado personalmente del equipo stalinista, es una figura excesiva en un plano de realizaciones nacionales. Se le imagina predestinado para llevar en triunfo, con energía y majestad napoleónicas, a la cabeza del ejército rojo, por toda Europa, el evangelio socialista. No se le concibe, con la misma facilidad, llevando el oficio modesto de ministro de tiempos normales. La Nep lo condena al regreso de su beligerante posición de polemista.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José María Eguren, 25/2/1929

Lima, 25 de febrero de 1929
Querido Eguren:
Le envío unas pruebas urgentes que yo he comenzado a corregir, pero que, como (no) tengo a la mano los originales, es necesario que Ud. mismo las revise.
Si Ud. pudiese revisarlas y mandarlas esta tarde a la imprenta, se lo agradecería mucho.
Muy afectuosamente lo saluda.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Waldo Frank, 27/2/1929

Croton on Hudson, N.Y., 27 de febrero de 1929

Dear Brother Mariátegui,

I have just received your letter of Dec. 10, although illness has so far prevented me from seeing Malanca —whom, however, I hope to have lunch with in New York, next Friday. Doubtless, in the meantime, you have received a letter from me, about your Siete Ensayos, your generous note on Virgin Spain, and the possibility of my being in Lima, next year. I hope I shall have word from you soon, about all these matters.
Meantime, there is a specific question I wish to ask your help in. I am from now on, going to do what I can to introduce American literature and art into North America. I am, for instance, going to edit an anthology of Argentinian Tales. I want, as well, to edit a volume of Inca Tales, or of Tales from Peru. This book will be published by Doubleday Doran one of our best houses —with an introduction by me (unless you would care to write it), and with reproductions of a few of those magnificent works of Peruvian Art, which I have been admiring all long in Amauta. Do you think you could help me in this task—the making of a beautiful Peruvian book, as a means of introducing the real Peru to the north American public?
If so, may I ask you to send me whatever stories or collections of stories by various authors (dead or alive) deal with Peruvian or Inca life? Whatever expense there is attached to this, I shall of course gladly pay. I do hope you will cooperate with me in this project.
I have just been reading (following your book) Haya Delatorre’s Emancipación de América Latina. If you write to him, please convey to him my deepest admiration and respect: tell him that I am with him, heart and soul, in his great movement.
I don’t have to tell you, brother, that I am, heart and soul, with you.
yours, ever
Waldo Frank

PERMANENT ADDRESS: 173 Riverside Drive, New York
Cable Address: KNARF NEWYORK

P. S. If there are enough good stories of Inca life —ancient + modern, I would call the book Inca Tales. If not, we could include others -preferably tales of the people. One or two stories about the town life —Lima, Callao, Cuzco— might also be added. I will pay for all books sent me - + also for the use of stories by living authors.

Frank, Waldo

Carta de John A. Mackay, 6/3/1929

Montevideo, 6 de marzo de 1929
Dn. José Carlos Mariátegui,
Lima.
Muy estimado amigo:
Hace poco llegaron a mi poder los dos últimos números de Amauta y un ejemplar de su admirable libro sobre problemas peruanos. No he podido hasta ahora sino saborear este último, pero lo tengo a mano para darle una lectura detenida en las próximas semanas. Me interesa sobremanera el capítulo “El problema religioso”. Tendré ocasión de referirme a sus opiniones en un nuevo libro que estoy preparando en inglés, y que pienso sacar luego en castellano, bajo el título de Fuerzas y tendencias espirituales de la América del Sur contemporánea. La edición inglesa debe salir antes del fin de este año.
No recuerdo hasta qué fecha estoy o estaba suscrito a Amauta. Tengo la impresión de que adeudo a la Administración. En todo caso voy a escribir por el mismo correo al Sr. Karl Johnson de la Asociación Cristiana de Jóvenes para que abone lo que debo y a la vez que pague por adelantado el valor de la suscripción por dos años, a partir de la fecha.
Es muy probable que yo estaré en Lima por el mes de setiembre u octubre próximo, para estarme allí un mes. Tengo grande deseo de conversar largo con Ud. sobre una serie de asuntos. Cuando pienso en Ud. y en la lucha que libra contra dificultades que hundirían a cualquier otro, sólo por estar consagrado a una causa en que cree con la cabeza y las entrañas, yo me siento más fuerte para mi propia obra.
Me complazco, entretanto, en enviarle por separado un ejemplar de mi libro Mas yo os digo y dos artículos míos.
Reciba Ud. los saludos afectuosos y un abrazo de su amigo
J. A. Mackay

Mackay, John A.

Carta de [Julio Casal], 9/3/1929

Agradece por el envío de su libro y de la revista. Le pide que le envíe un retrato suyo hecho por algún dibujante peruano. Asimismo desearía que le envíe un estudio sobre los 7 ensayos.
(No se reconoce el remitente porque la carta no está completa)

Casal, Julio J.

Tarjeta de Carlos V. Chávez Sánchez, 9/3/1929

9 de marzo de 1929
Mi queridísimo José Carlos:
De un momento a otro he decidido embarcarme hoy para Piura. Ahí espero sus órdenes. Se las reclamo.
Le deseo magnífica salud. Saludos para su señora.
Lo abraza
Carlos V. Chávez Sánchez

Chávez Sánchez, Carlos V.

Carta de Gerardo Seguel, 10/3/1929

Camarada José Carlos Mariátegui:
En primer lugar no se admire que un profesor chileno en este momento le escriba desde Rio de Janeiro. Lo verdaderamente inconveniente es que no sean más. Solo dos logramos escapar a tiempo de Chile desde la situación que se nos vino encima después de la caída de la reforma. Díaz Casanueva se quedó en Montevideo. Yo he venido aquí a vivir mientras tanto quiero ir el próximo año a México. Aquí estoy tratando de organizar un movimiento del profesorado a favor de la Internacional del Ministerio Americano.
Mis demás compañeros de la Asociación de Profesores de Chile, lo están pasando muy mal. Han caído presos más de treinta, algunos ya han sido relegados al territorio de Ayser que es una especie de Siberia chilena.
Le ruego publique ese trabajo que le envío en su revista Amauta. Si Ud. cree que pueda (..) la entrada de la revista a Chile, excepto – y lo autorizo (…) que cambie las expresiones (…) que pueda contener.
Le estrecha la mano su camarada.
[Firma de Gerardo Seguel]
Rio de Janeiro 10 de marzo 1929
Rua do Rosairo 168.

Carta a Samuel Glusberg, 10/3/1929

Lima, 10 de marzo de 1929
Estimado compañero Samuel Glusberg:
Perdone que no le haya escrito antes. He estado sufriendo una molesta y prolongada neuralgia. Y, como siempre, abrumado de trabajo.
Siento como míos los sinsabores de su noble lucha en Buenos Aires. No son menores los que nos cuesta aquí mantener viva a Amauta. Pero yo creo que sólo el trabajo difícil deja huella. Y esta confianza me sostiene.
No tengo inconveniente en reservarles mis originales de El Alma Matinal y otras estaciones del hombre de hoy en lugar de los de La Defensa del Marxismo. Agradezco y acepto su ofrecimiento de gestionar la publicación de este libro por La Vanguardia. Pero temo que mis conclusiones desfavorables al marxismo, aunque no abordan la práctica de los partidos socialistas, sean un motivo para que La Vanguardia no se interese por este libro. Consta de dos ensayos: Defensa del Marxismo y Teoría y Práctica de la Reacción. Los he escrito con atención y me parece que pueden despertar interés. Por lo menos, no son un intento vulgar.
Tan luego como Ud. me los reclame le enviaré los originales. No me falta sino revisarlos.
Probablemente le escribirá Miguel Adler, sobre su Repertorio Hebreo, próximo a aparecer. Es un estudiante judío de letras y filosofía, muy entusiasta e inteligente. Colabora en Amauta con traducciones del ruso y del alemán. Él y su novia, muy inteligente también, Nomi Mülstein, son muy queridos en nuestro grupo.
Espero sus noticias.
Y le abrazo cordialmente, prometiéndole que en adelante no le faltarán las mías y repitiéndome su devotísimo amigo y compañero
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Breve epílogo

(...) anexos al ocaso del positivismo, ha continuado en el Occidente pre-bélico y post-bélico su acción revolucionaria. Einstein ha suministrado a la especulación filosófica, con sus descubrimientos de física y matemáticas, un material tan rico y vasto como imprevisto. Freud ha extraído de las investigaciones clínicas sobre el tratamiento de la histeria, una teoría genial, cuya sospecha flotaba ya en la atmósfera de la época, como lo demuestra, más que su rápida propagación, la presencia precursora de una intención psicoanalítica, de clara filiación freudiana, en la obra de Pirandello. En los dos polos de la historia contemporánea -Estados Unidos y la URSS- se encuentra la misma fervorosa aplicación y valorización de la ciencia. Pero, ni en la sede del capitalismo ni en la del socialismo la ciencia pretende dictar leyes a la política, ni a la literatura, ni al arte. Y en esto nos hemos distanciado provechosamente del “cientificismo” ochocentista.
Y no ha sido menos trascendente, en estos cinco lustros, la revolución literaria y artística. Se ha reivindicado, contra la chata ortodoxia realista, los fueros de la imaginación creadora, con ventajas asombrosas para el descubrimiento de la realidad. Porque con los derechos de la fantasía y la fantasía, se ha averiguado sin fines, que es decir sin límites.
Y, en todo esto, estamos solo en el umbral del 900. O del evo que esta cifra intenta celarnos. Porque los siglos, en la historia, son la más subalterna y convencional de las mediciones.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Abraham Valdez,13/3/1929

Cuzco, 13 de marzo de [1929]
Compañero Mariátegui:
En el pasado mes de feb. me permití escribirle y enviarle un artículo. Apesar de no haber tenido la grata satisfacción de recibir sus líneas, vuelvo a escribirle y enviarle un manifiesto — que puede Ud. ordenarlo publique en Labor o en Amauta. Deseando su buena conservación lo saluda con afecto su compañero
Abraham Valdez

Valdez, Abraham

Carta de Emilio Pettoruti, 13/3/1929

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Mi querido y gran Mariátegui --
Recibí los libros y las revistas, muchas gracias -- He leído algunas páginas de su última obra --
Pronto le enviaré un artículo sobre el pintor brasilero (el único y mejor) que estoy segurísimo que le interesará -- No sé si podré quedar mas tiempo en Río, pues ayer recibido telegrama de mi casa con malas noticias y creo que debo marcharme cuanto antes -- De modo que pronto le enviaré otra extensa contandole muchas cosas -- Un abrazo de su
Petto.

El amigo pintor se llama: = Paulo C. Rossi Osir =

Pettoruti, Emilio

Carta de Julio Enrique Torres, 14/3/1929

Cusco, 14 de marzo de 1929
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Muy estimado amigo:
Su nombre y el cariño que tiene por todos los problemas que se relacionan con nuestro país, así como la labor de cultura que desarrolla en esa capital nos es muy conocida. Posiblemente que no sea completamente desconocido para usted, puesto que la revista Kuntur, llegó a sus manos, en el primer envío que le hiciera mi compañero Román Saavedra y posteriormente el segundo que se lo hice yo.
Agradezco por el aviso que nos colocó en Amauta, y, sírvase descontar del valor de revistas que recibió, y si acaso quedare algún saldo suplico enviarnos algunos folletos o lo que usted crea pueda interesarnos.
Al mismo tiempo aprovecho esta oportunidad para ser un amigo más en esta ciudad, y adjunta a la presente encontrará una colaboración, que si acaso tiene cabida en su revista seguiré haciéndoles algunos otros envíos advirtiéndole que en Lima hasta la fecha no he publicado nada, mi labor sólo es conocida en el Sur del Perú, Bolivia y un algo en la Argentina. Mantengo en la actualidad correspondencia con algunos espíritus jóvenes de México; próximamente le enviaré algunas colaboraciones que han llegado a mi poder para su publicación, pero como por el momento no tenemos una publicación de importancia donde insertarlas, se las enviaré para que usted les dé cabida en su revista: entre las mencionadas tengo un artículo de Martí Casanovas, inédito, este artículo fue enviado últimamente, posterior al publicado por usted en el número XIX de Amauta.
Esperando su respuesta y después de saludarlo quedo como un nuevo amigo que lo estima y lo admira.
Julio Enrique Torres
P. D. Ya le avisaré oportunamente la fecha en que iniciemos la segunda etapa de Kuntur pero con un espíritu más amplio y labor americanista.
Dirección la que indica el sobre.

Torres, Julio Enrique

Carta de Guillermo Mercado, 20/3/1929

Arequipa, 20 de marzo de 1929
Sr. Dn.
José Carlos Mariátegui
Lima
Compañero José Carlos:
Al fin hoy, como le anunciaba , tengo la satisfacción de cooperar al restablecimiento económico de "Amauta" de manera efectiva. Acabamos con el compañero Rodríguez Escobedo, magnífico mozo, de hacerle un giro por el valor de Lp. 20 que las habrá hecho recoger seguramente hasta esta hora, de la Casa Milne por cuyo intermedio va a la orden de Ud.
No se imagina qué alegres estamos del pequeño esfuerzo que acabamos de hacer en pro de su revista, esfuerzo que valiente i entusiastamente secundado por los mozos pintores de Arequipa ha obtenido todo el éxito que se esperaba, como ha de verlo Ud. en los recortes que le adjunto.
Es la primera vez que Arequipa ha respondido al llamamiento de una revista doctrinaria, i es la primera vez también que los artistas se han sentido tan juntos como un puñado de seguras esperanzas venideras.
Todos, por lo menos casi todos, han contribuido con una o más obras pictóricas al mayor realce de la exposición, "pro-Amauta" de manera que el éxito, -como Ud ha de ver por el Balance que envía Rodríguez Escobedo, no se hizo esperar; pues vendidos i rifados todos los cuadros nos dieron un gran resultado. Lástima que en Arequipa hayan tan pocos pintores.
No puedo olvidar confesarle que Luis de la Jara, el simpático director de "Noticias" nos ha ayudado como ninguno, con gran inteligencia i generosidad. No habiendo un local aparente para la Exposición fue él quien la auspició cediéndonos su sala de recibo o dirección para realizarla. Así como los muchachos de la redacción de "Noticias", trabajando en toda la línea a favor de la exposición se han ganado sitio firme en nuestra amistad de trabajadores, porque bien nos lo han hecho entender que han tenido fervor i convicción en sus actos.
Es así como se comienza a ser hombre siendo peón de las grandes construcciones del espíritu.
Siendo "Amauta" con Ud. el más alto torreón de nuestras aspiraciones americanistas, no podíamos quedarnos quietos, con solo la mueca senil de la conmiseración en los labios. Teníamos que estar en nuestros sitios de trabajadores forzosamente para evitar su caída y derrumbamiento.
Por eso porque nos sentimos trabajadores de "Amauta" mejor que altoparlante amigos de "Amauta" hemos realizado este pequeño esfuerzo - imperativo mandato del deber - que nos ha llenado de máxima alegría porque sabemos que es un triunfo en favor de la causa de la libertad i del espíritu.
Su compañero.
Gmo. Mercado
P.D. Escribe a Ud. Rodríguez E.

Mercado, Guillermo

El cemento por Fedor Gladkov

El cemento por Fedor Gladkov

“El Cemento” de Fedor Gladkov y “Manhattan Transfer” de John Dos Pasos. Un libro ruso y un libro yanqui. La vida de la URSS frente a la vida de la USA. Los dos super estados de la historia actual se parecen y se oponen hasta en que, como las grandes empresas industriales, -de excesivo contenido para una palabra- usan un nombre abreviado: sus iniciales. (Véase “L’atre Europe” de Luc Durtain) “El Cemento” y “Manhattan Transfer” aparecen fuera del panorama pequeño-burgués de los que en Hispano américa, y recitando cotidianamente un credo de vanguardia, reducen la literatura nueva a un escenario europeo occidental, cuyos confines son los de Cocteau, Morand, Gómez de la Serna, Bontempelli, etc. Esto mismo confirma, contra toda duda, que proceden de los polos del mundo moderno.
España e Hispano-América no obedecen al gusto de sus pequeños burgueses vanguardistas. Entre sus predilecciones instintivas esta la de la nueva literatura rusa. Y, desde ahora, se puede predecir que “El Cemento” alcanzará pronto la misma difusión de Tolstoy, Dovstoyevsky, Gorky.
La novela de Gladkov supera a las que la ha precedido en la traducción, en que nos revela, como ninguna otra, la revolución misma. Algunos novelistas de la revolución se mueven en un mundo externo a ella. Conocen sus reflejos, pero no su conciencia. Pilniak, Zotschenko, un Leonov y Fedin, describen la revolución desde fuera, extraños a su pasión, ajenos a su impulso. Otros como Ivanov y Babel, descubren elementos de la épica revolucionaria, pero sus relatos se contraen al aspecto guerrero, militar, de la Rusia Bolchevique. “La Caballería Roja” y “El Tren Blindado” pertenecen a la crónica de la campaña. Se podía decir que en la mayor parte de estas obras está el drama de los que sufren la revolución, no el de los que la hacen. En “El Cemento” los personajes, el decorado, el sentimiento, son los de la revolución misma, sentida y escrita desde dentro. Hay novelas próximas a esta entre las que ya conozcamos, pero en ninguna se juntan, tan natural y admirablemente concentrados, los elementos primarios del drama individual y la epopeya multitudinaria del bolchevismo.
La biografía de Gladkov, nos ayuda a explicarnos su novela. (Era necesaria una formación intelectual y espiritual como la de este artista, para escribir “El Cemento”). Julio Álvarez del Vayo la cuenta en el prólogo de la versión española en concisos renglones, que, por ser la más ilustrativa presentación de Gladkov, me parece útil copiar.
“Nacido en 1883 de familia pobre, la adolescencia de Gladkov es un documento más para los que quieran orientarse sobre la situación del campo ruso a fines del siglo XIX. Continuo vagar por las regiones del Caspio y del Volga en busca de trabajo. “Salir de un infierno para entrar en otro”. Así hasta los doce años. Como sola nota tierna, el recuerdo de su madre que anda leguas y leguas a su encuentro cuando la marea contraria lo arroja de nuevo al villorio natal. “Es duro comenzar a odiar tan joven, pero también es dura la desilusión del niño al caer en las garras del amo”. Palizas, noches de insomnio, hambre -su primera obra de teatro “Cuadrilla de pescadores” evoca esta época de su vida”. “Mi idea fija era estudiar. Ya a los doce años al lado de mi padre, que en Kurban se acababa de incorporar al movimiento obrero, leía yo ávidamente a Lermontov y Dostoyevsky”. Escribe versos sentimentales, un “diario que movía a compasión” y que registra su mayor desengaño de entonces: en el Instituto le han negado la entrada por pobre. Consigue que le admitan de balde en la escuela municipal. El hogar paterno se resiste de un brazo menos. Con ser bien modesto el presupuesto casero -cinco kopecks de gasto por cabeza- la agravación de la crisis de trabajo pone en peligro la única comida diaria. De ese tiempo son sus mejores descripciones del bajo proletariado. Entre los amigos del padre, dos obreros “semi-intelectuales” le han dejado un recuerdo inolvidable. “Fueron los primeros en quieres escuché palabras cuyo encanto todavía no ha muerto en mi alma. Sabios por naturaleza y corazón. Ellos me acostumbraron a mirar conscientemente el mundo y a tener fe en un día mejor para la humanidad”. Al fin una gran alegría. Gorky, por quien Gladkov siente de joven una admiración sin límites, al acusarle recibo del pequeño cuento enviado, le anima a continuar. Va a Siberia, escribe la vida de los forzados, alcanza rápidamente sólida reputación de cuentista. La revolución de 1906 interrumpe su carrera literaria. Se entrega por entero a la causa. Tres años de destierro en Verjolesk. Período de auto-educación y de aprendizaje. Cumplida la condena se retira a Novorosisk, en la costa del Mar Negro, donde escribe la novela “Los Desterrados”, cuyo manuscrito somete a Korolenko, quien se lo devuelve con frases de elogio para el autor, pero de horror hacia el tema: “Siberia un manicomio suelto”. Hasta el 1917 maestro en la región de Kuban. Toma parte activa en la revolución de octubre, para dedicarse luego otra vez de lleno a la literatura. El Cemento es la obra que le ha dado a conocer en el extranjero”.
Gladkov, pues no ha sido solo un testigo del trabajo revolucionario realizado en Rusia, entre 1905 y 1917. Durante este período, su arte ha madurado en un clima de esfuerzo y esperanza heroico. Luego las jornadas de octubre lo han contado entre sus autores. Y, más tarde, ninguna de las peripecias íntimas del bolchevismo han podido escaparle. Por esto, en Gladkov la épica revolucionaria, más que por las emociones de la lucha armada está representada por los sentimientos de la reconstrucción económica, las vicisitudes y las fatigas de la creación de una nueva vida.
Tchumalov, el protagonista de “El Cemento”, regresa a su pueblo después de combatir tres años en el Ejército Rojo. Y su batalla más difícil, más tremenda es la que le aguarda ahora en su pueblo, donde los años de peligro guerrero han desordenado todas las cosas. Tchumalov encuentra paralizada la gran fábrica de cemento en la que, hasta su ida, -la represión lo había elegido entre sus víctimas- había trabajado como obrero. Las cabras, los cerdos, la maleza, los patios; las máquinas inertes, se anquilosan, los funiculares por los cuales bajaba la piedra de la cantera, yacen inmóviles desde que cesó el movimiento en esta fábrica donde se agitaban antes millares de trabajadores. Solo los Diesel, por el cuidado de un obrero que se ha mantenido en su puesto, reluce, pronto, para reanimar esta mole que se desmorona. Tchumalov no reconoce tampoco su hogar. Dacha, su mujer, estos tres años se ha hecho una militante, la animadora de la Sección Femenina, la trabajadora más infatigable del Soviét local. Tres años de lucha -primero acosada por la represión implacable, después entregada íntegramente a la revolución- ha hecho de Dacha una mujer nueva. Niurka, su hija, no está con ella. Dacha ha tenido que ponerla en la Casa de los Niños, a cuya organización contribuye empeñosamente. El Partido ha ganado una militante dura, enérgica, inteligente; pero Tchumalov ha perdido a su esposa. No hay ya en la vida de Dacha lugar para un pasado conyugal y maternal sacrificado enteramente a la revolución. Dacha tiene una existencia y una personalidad autónoma; no es ya una cosa de propiedad de Tchumalov ni volverá a serlo. En la ausencia de Tchumalov, ha conocido bajo el apremio de un destino inexorable, otros hombres. Se ha conservado íntimamente honrada; pero entre ella y Tchumalov se interpone esa sombra, esta oscura presencia que atormenta al instinto del macho celoso. Tchumalov sufre; pero férreamente cogido, a su vez por la revolución, su drama individual no puede acapararlo, se echa a cuestas el deber de reanimar la fábrica. Para ganar esta batalla tiene que vencer el sabotage de los especialistas, la resistencia de la burocracia, la resaca sorda de la contra-revolución. Hay un instante en que Dacha parece volver a él. Mas es solo un instante en que su destino se junta para separarse de nuevo. Niurka muere. Y se rompe con ella el último lazo sentimental que aún los sujetaba. Después de una lucha en la cual se refleja todo el proceso de reorganización de Rusia, todo el trabajo reconstructivo de la revolución, Tchumalov reanima la fábrica. Es un día de victoria para él y para los obreros; pero es también el día en que siente lejana, extraña, perdida para siempre a Dacha, rabioso y brutales sus celos. -En la novela, el conflicto de estos seres se entrecruza y confunde con el de una multitud de otros seres en terrible tensión, en furiosa agonía. El drama de Tchumalov no es sino un fragmento del drama de Rusia revolucionaria. Todas las pasiones, todos los impulsos, todos los dolores de la revolución están en esta novela. Todos los destinos, los más opuestos, los más íntimos, los más distintos, están justificados. Gladkov logra expresar en páginas de potente y ruda belleza, la fuerza nueva, la energía creadora, la riqueza humana del más grande acontecimiento contemporáneo.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Baldomero Sanín Cano, 21/3/1929

Bogotá, 21 de marzo de 1929
Señor Don
José Carlos Mariátegui
Lima
Mi excelente amigo:
Estoy en deuda con Ud. No puede figurarse el placer tan grande que me ha proporcionado la lectura de su invaluable volumen de Siete ensayos de Interpretación de la Nacionalidad Peruana. A más de ser un análisis fecundo de la vida de ese pueblo tan interesante, tan lleno de alternativas, es una obra de justicia del punto de vista americano y del de la moral universal. Es una vindicación razonada, “Materialista”, como Ud. dice, y antirromántica de una clase social y de un principio. El caso del Perú que Ud. describe y desmenuza con tan agudo sentido histórico y con tan estrecho contacto con las realidades es el de algunos departamentos de Colombia. Para los pocos que aquí nos ocupamos en el estudio de esos problemas su libro es un derrotero, a trechos es una revelación.
Movido por los mismos sentimientos de equidad que Ud., tampoco soy criollista en el sentido estrecho que los literatos y algunos filósofos americanos (libreamericanos) le dan a este concepto. Mi educación oficial, tuve que rehacerla al comprender lo falso e incompleto de su contenido al llegar a la edad madura. Si a esa edad no hubiera pasado 16 años de mi vida en Europa, tratando de rectificar las nociones recibidas en la escuela y en los colegios y de corregir la experiencia de muchos años de lucha en este país, yo sería un ente todavía más incompleto de lo que soy. Me siento como Ud. occidental, aunque profundamente “libreamericano”.
Son muy atinados sus juicios literarios, de los cuales hay algunos que aprecio sin conocer la obra de los autores a quienes se refieren. Los que tratan de autores que me son conocidos me parecen muy bien fundados. En todos ellos la doctrina es amplia, desinteresada del punto de vista literario y bellamente expresada. La expresión es la virtud predominante del libro: hay una claridad, un desembarazo, una sencillez que cautivan al lector y le dan realce al pensamiento. Su bella manera de escribir justifica aquella definición de Oskar Loerke: “Der Geist des Stoffs heisst Form”.
Recibí también los números de Amauta y de Labor que ha tenido la gentileza de enviarme. La obra que Ud. realiza en esas dos publicaciones impone admiración y respeto por la tenacidad del empeño y por la fe de que dan testimonio en la exposición de la doctrina. Reciban Ud. y sus colaboradores el aplauso más sincero, nacido de mi deseo y de mi incapacidad de imitarlos. Mi país pasa en estos momentos por un período de achatamiento en lo ideal, que debe asemejarse mucho a la represión causada en el Perú, según Ud. la analiza, por la fiebre del guano y del salitre. Media una diferencia. Aquel estado provenía en su patria de una prosperidad efectiva que resultó efímera, el estado actual de Colombia es más peligroso porque se funda en una esperanza: ha sido designado con gran precisión en mi sentir con el título de “prosperidad a debe”. La frase de Jaurès citada por Ud. acerca de la incertidumbre de la prosperidad industrial en estos días de adelanto inesperado en la técnica, es para nosotros una amenaza.
Su libro es una obra libreamericana de valor incontestable por la enseñanza que contiene y es, por la forma, de una eficacia cautivadora. Reciba mis felicitaciones y crea en la amistad y en la admiración de
B. Sanín Cano

Sanín Cano, Baldomero

Carta de José Malanca, 23/3/1929

Nueva York, 23 de marzo de 1929
Señor José Carlos Mariátegui
Mi querido José Carlos.
Por fin logré hablar largo y tendido con nuestro Waldo Frank. Hombre simple, inteligente y bueno. Conocí también a la inteligente señorita Anita Brenner. Entre los tres hicimos largas y sustanciosas charlas.
Sin autorización suya— dejé a Anita la representación de Amauta. Me atreví a eso por creerlo que es lo mejor que se puede encontrar en esta ciudad. Frank opina igual. ¿Hice mal?
Usted le escribirá confirmando o rechazando a la señorita a la dirección que usted tiene.
Mañana parto a México. Voy con el aliento de hombre que ha recibido una paliza. Pues mi experiencia no fue lo que esperé. Hubo demasiados gastos; voy pobre. Llevo casi todos los cuadros por si se venden con el tiempo.
Ya le escribiré desde México. Me parece que la revolución, son de hombres no más. Le abrazo fuertemente. Saludos.
Malanca.
Escríbame a la embajada argentina en México. La señorita Brenner le mandará correspondencia. Si tiene amigos en México no se olvide de avisarme y recomendarme.
Malanca

Malanca, José

Carta a Ricardo Vegas García, [4/1929]

[Lima, abril de 1929]
Querido Vegas:
Le adjuntó la carta para el gerente de Variedades; pero confío sobre todo en la gestión inteligente y discreta de Ud. Me parece que la justicia de la reclamación es absoluta y elemental.
Escribiré sobre Chopin de Guy de Portalés. No sé si tendrá Ud. el retrato de Portalés. Pero a falta de foto, bastan los de Chopin y George Sand.
Espero que vendrá Ud. pronto a charlar conmigo. Y lo abrazo cordialmente.
José Carlos
P.D.-Si ve Ud. a Maluenda, le ruego pedirle que me consiga algunos ejemplares del número de El Mercurio en que se publique el reportaje que me solicitó.

José Carlos Mariátegui La Chira

Stefan Zweig, apologista e interprete de Tolstoy y Dostoyevski

Stefan Zweig, gran escritor contemporáneo, nos explica a Tolstoy y a Dostoyevsky, en dos admirables volúmenes, que no están por cierto dentro de la moda de la biografía novelada y anecdótica. Zweig enjuicia en Tolstoy lo mismo que en Dostoyevski, el artista, el hombre, la vida y la obra. Su interpretación integral, unitaria, no puede prescindir de ninguno de los elementos o expresiones sustantivas de la personalidad, ni del grado en que se interinfluencian, contraponen y unimisman. Está lo más lejos posible del ensayo crítico, puramente literario; pero, como nos presenta al artista viviente, cambiante, en la complejidad móvil de sus pasiones y de sus contrastes, su crítica toca las raíces mismas del fenómeno artístico, del caso literario, sorprendido en una elaboración íntima.
La biografía en boga reduce al héroe, escamotea al artista o al pensador. Destruye, además, la perspectiva sin la cual es imposible sentir su magnitud. Leyendo a “Shelley” de Andre Maurois, mi impresión inmediata dominante fue esta: el biógrafo no logra identificarse con el personaje; lo seguía con una mirada irónica; no abandonaba ante sus aventuras una sonrisa escéptica, un poco burlona; entre uno y otro se interponía la distancia que separa a un romántico de los días de la revolución liberal de un moderno pequeño-burgués y clasicista. Consigné esta impresión en mi comentario anterior. Y hoy encuentra en mí intensa resonancia la reacción de Emmanuel Berl (“Europe”, Enero de 1919, “Premier Panflet”), cuando en su requisitoria contra el burguesismo de la literatura francesa escribe lo siguiente: “Para que la desconfianza hacia el hombre sea completa, es menester denigrar al héroe. Este es el objeto verdadero y, sin duda alguna, el resultado de la biografía novelada que medra abundante desde el Shelley de M. André Maurois. M. Maurois tiene en este hecho una bien pesada responsabilidad. No ignoro que su carácter profundo corresponde mas sin duda a esta parte de su obra cuyo éxito quizá lo ha sorprendido a él mismo. Entreveo en M. Maurois un discípulo bastante sincero de Chartier. Hay en él, igualmente, un hombre triste de aspecto provincial, que el aspecto de Climats, descubre bastante, una oveja negra que rumia con melancolía una hierba sin duda amarga que no conocemos. La vida de Shelley no es menos, en cierta medida, un delito y un desastre espiritual. El éxito de la biografía novelada, género extrañamente falso, no se comprendería si muy malos instintos no hallaran en ellos su alimento. Gusto de la información fácil e inexacta, reducción de la historia a la anécdota (Inocuidad garantizada S.G.D.G.). Pero, sobre todo, la revancha de la burguesía contra el heroísmo. Gracias a M. Maurois se puede olvidar que Shelley fue poeta. Se le ve como un joven aristócrata que rompe el cascarón demasiado ruidosamente y quien M. Maurois nos permite seguir con una mirada irónica en su marcha titubeante, cuando es precisamente la del genio entre la Revolución y el amor. La condenación de la biografía novelada en sí misma como género, tiene mucho de excesiva y extrema; pero la apreciación de las tendencias a que obedece no es arbitraria.
Zweig evita siempre el riesgo de idealización charlatana y ditirámbica. Su exégesis tiene en debida consideración todos los factores físicos y ambientales que condicionan la obra artística. Recurre a la vida del artista para explicarnos su obra; y, por la mancomunidad de ambos procesos, le es imposible atenerse en su crítica el dato meramente literario. Así, no le asusta asociar la epilepsia de Dostoyevski al ritmo de su creación. Pero este concepto no tiene en Zweig ninguna afinidad con el simplismo positivista de los críticos que pretendían definir el genio y sus creaciones con mediocres fórmulas científicas.
Tolstoy y Dostoyevski son, para Zweig como para otros críticos, los polos del espíritu ruso. Pero Zweig aporta al entendimiento de uno y otro una original versión de su antítesis. Su percepción certera, precisa, le ahorra el menor equívoco respecto al verdadero carácter del arte tolstoyano. Zweig establece, con sólido y agudo alegato, el materialismo de Tolstoy. El apóstol de Yasnaia Poliana, a quien todos o casi todos estiman por idealista, era ante todo un hombre de robusta raigambre realista, de fuerte estructura vital. Esta puede ser una de las razones de su glorificación por la Rusia marxista. El realismo de la Rusia actual reconoce más su origen en el método de Tolstoy, atento al testimonio de sus sentidos, reacio al éxtasis y a la alucinación, que en Dostoyevski, pronto a todos los raptos de la fantasía. Tolstoy representa, a los ojos de las presentes generaciones rusas, a la Rusia campesina. Lo sienten aldeano, mujic, no menos que aristócrata. Zweig no se queda a mitad de camino en la afirmación de la primacía de los corporal sobre lo espiritual en la literatura de Tolstoy. “Siempre en Tolstoy -dice- el alma, la psiquis, -la mariposa divina cogida en la red de mil mallas, de obsesiones extremamente precisas- está prisionera en el tejido de a piel, de los músculos y de los nervios. Por el contrario, en Dostoyevski, el vidente, que es la genial contra-parte de Tolstoy, la individualización comienza por el alma; en él el alma es el elemento primario; ella forja su destino por su propia potencia y el cuerpo no es sino una suerte de vestido larvario, flojo y ligero, en torno de su centro inflamado y brillante. En las horas de espiritualización extrema, ella puede abrazarlo y elevarlo en los aires, hacerle tomar su impulso hacia las tierras del sentimiento, hacia el puro éxtasis. En Tolstoy, opuestamente, observador lúcido y artista exacto, el alma no puede volar jamás, no puede siquiera respirar libremente”. De esto depende, a juicio de Zweig, la limitación del arte de Tolstoy, el que habría deseado, como Turgueniev, “más libertad de espíritu”. Pero, sin esta limitación, que con el mismo derecho debe ser juzgada como su originalidad y, su grandeza, Tolstoy y su obra carecían de la solidez y unidad monolíticas que la individualizan. Perderían esa contextura de un solo bloque que tanta admiración no impone.
La interpretación de Zweig pisa, sin duda, un terreno más firme, cuando en la impotencia de Tolstoy para alcanzar su ideal de santidad y de purificación, en su tentativa constante y fallida por vivir conforme a sus principios, reconoce la faz más intensamente dramática y fecunda de su destino. “Nuestro concepto de santificación de la existencia por un ardor espiritual no tiene ya nada que ver con las figuras xilográficas de la Leyenda Dorada ni con la rigidez de estilista de los Padres del desierto, pues desde hace largo tiempo hemos separado la figura del santo de todas sus relaciones con las definiciones de los concilios de teólogos y de los cónclaves del papado: ser santo significa para nosotros, únicamente, ser heroicos, en el sentido del abandono absoluto de su existencia a una idea vivida religiosamente”. “Pues nuestra generación no puede venerar ya a sus santos como enviados de Dios, venidos del más allá terrestre, sino precisamente como los más terrestres de los humanos.”
El estudio de Stefan Zweig sobre Dostoyevski, menos personal, aunque no menos logrado ni menos admirable, y que se ciñe en varios puntos a la discutida exégesis de Mjereskovsky, me sugiere algunas observaciones sobre el sentido social del contraste entre los dos grandes escritores rusos.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Leonidas Calvimontes, 10/4/1929

Sucre, 10 de abril de 1929
Al camarada Director de la Revista "Amauta"
Lima
Camarada:
Pongo en sus conocimiento que el Grupo "Claridad" de esta ciudad, ha renovado su directiva con el siguiente personal:
Secretario General.- El Suserito (Reelecto)
Secretario Internacional.- Alberto Baldivieso
Secretario Regional y de correspondencia: Luis S. Wáyar.
Esperando que nuestras labores sean fructíferas y coordinadas en pro de la solidaridad y emancipación continental.
Saludo a Ud. muy cordialmente.
Leonidas Calvimontes
Secretario General

Nota: Insinúo a Ud la remisión del órgano periodístico revolucionario que Ud. dirige asó como toda clase de documentos relacionados con nuestra labor de acción y de propaganda.
Otra: Dirección: Leonidas Calvimontes C. Bolivia-Sucre

Calvimontes, Leonidas

Carta de Lucas Oyague, 14/4/1929

Cuzco, 14 de abril de 1929
Señor José Carlos Mariátegui.-
Lima.
Mi querido José Carlos ;
He estado, ausente a encargo del diario, por los departamentos de Puno y Apurímac, a eso se debe que solamente ahora le escriba, respondiéndole a su carta del 21 de enero. Además, era necesario establecer una cosa completamente clara y que hace aparecer la verdad disfrazada.
Valcárcel no se debe quejar de mi antes; ahora ya no tendría porque. La Librería Los Andes, era unicamente administrada por mí. Los dueños son los doctores Luis E. Valcárcel, Rafael Aguilar, Victor M. Guillén y Guillermo Alvarez Yepez, yo pues no era dueño y por lo tanto no debía absolutamente nada. Precisamente en vista de que los dueños del negocio se escudaban en muchas cosas traz de mi haciéndome blanco de mortificaciones, me he separado de la librería al 31 de marzo. Actualmente la administra uno de los socios, el doctor Guillermo Alvarez Yépez.
De otra parte, la librería tiene su recibo de cancelación al doctor Valcárcel hasta el número 16, debe a estos días, cuatro números y las facturas de libros. Me parece que debe usted apremiar a Valcárcel en el sentido de que siendo él, el mayor accionista de Los Andes, como permite que se le demore tanto el pago de "Amauta" y sus ediciones. Creo pues que con lo que le expreso puede quedar completamente aclarado el que yo personalmente no debo nada a "Amauta".- La librería "Los Andes” ya no está bajo mi administración y no es de mi propiedad, ni la ha sido nunca, yo fui el fundador por que di la iniciativa ,pero nada más. Actualmente
estoy completamente desligado de ella.-
Y con lo anteriormente sucedido he quedado convencido de lo malo que son las sociedades. Como tengo algún tiempo, alguna facilidad que me dará "El Comercio", pienso de unos meses establecer una Biblioteca Internacional, para vender libros; distribuyéndoles en los lectores de toda la región, precio ventajosos. Y ese es mi proyecto.-
Y queda a un lado eso. Dígame usted como está sus salud; como está la señora Anita y los ñaños. Qué proyectos tiene usted, en los cuales yo pueda cooperar personalmente, y entonces sí sea responsable. ¿Se organizan las fuerzas socialistas? ¿Cree usted, que ya es tiempo?, ¿Necesita usted datos concretos y confidenciales de hombres?. Ya sabe usted que estoy por entero a sus ordenes. No hay aquí en Cuzco, su libro "La Escena Contemporánea", que usted me firmó cuando yo y Cox, fuimos los primeros en tenerlo, pues nuestra común amiga la señorita Lastenia Guzmán y Valle, lo tiene todavía y no ha habido manera que lo devuelva. Si le es posible enviarme un ejemplar, yo le estaré muy agradecido.
Presentele usted a toda su familia mis afectuosos recuerdos y usted reciba el emocionado abrazo de su viejo.
Lucas Oyague.

Oyague, Lucas

Carta de Luis E. Valcárcel, 15/4/1929

Cusco, 15 de abril de 1929
Sr. J. C. Mariátegui — Lima
Querido amigo:
Todavía sin respuesta a la que le dirigí desde el balneario de Jesús, le pongo esta breve para manifestarle:
Que la cuenta de Amauta será pagada íntegramente, apenas sea posible y previa liquidación que debo yo presentar, descontando de los cargos A) la existencia de ejemplares no vendidos, B) los ejemplares de Tempestad en los Andes de que he dispuesto por autorización suya y C) los libros enviados de Editorial Minerva y que aún no se han vendido.
Todo esto significa dinero, de modo que mientras no haya cantidad líquida la aceptación de letras "por mí" y enviadas por la gerencia es "incomercial".
A fin de mes —con toda seguridad— giraré las diez primeras libras, y no antes porque estamos balanceando la librería Los Andes que resulta con una pérdida de Lp. 400 en un año... Yo di un pequeño capital para ayudar al amigo Oyague, pero no ha sabido administrarlo. Qué hacer.
Desde el n. 21 la cuenta es nueva. He entregado diez ejemplares a cada librería y en esta semana recogeré las ventas; así no habrá razón de trampa y embrollo.
Con un afectuoso saludo soy su afmo. compañero.
Luis E. Valcárcel

Valcárcel, Luis E.

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