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Carta a Miguel Ángel Urquieta, 30/6/1928

Lima, 30 de junio de 1928
Ud. me perdonará que sólo ahora conteste su carta del 10 de abril y agradezca la generosidad absolutamente suya, de esa nobilísima epístola a Bustamante y Ballivián, al saber que he estado muy enfermo, tanto que han transcurrido dos meses sin que escriba una línea. Es posible que haya Ud. advertido la ausencia de mi firma en las revistas de acá, si no una noticia publicada en el nro. 14 de "Amauta". He estado bastante mal. Me siento convaleciente desde hace pocos día, después de una pequeña intervención quirúrgica que precede a otra mayor. El Dr. Quesada, que se ha hecho cargo de la parte quirúrgica de mi tratamiento, es por fortuna muy optimista y me asegura mi completa curación en un plazo de ocho a diez meses.
Le ruego decir todo mi reconocimiento a Bustamante por sus abrumadoras palabras. Tengo que protestar, por honradez, contra el calificativo exorbitante que a Uds. les dicta su cariño. Yo no creo ejercer un apostolado, porque, en primer lugar, no aspiro a él y, en segundo lugar, el apostolado requiere condiciones proselitistas de las que carezco demasiado. No soy sino un agitador intelectual. Mi temperamento demasiado crítico y raciocinante, para que se me conceda otra función. He luchado por elevarme sobre la miserable limitación del literato, del periodista, entre nosotros y no sólo entre nosotros. He ahí todo mi mérito.
Sobre lo que Ud. Me pregunta, tendría no poco que decirle, pero esta carta no puede ser, contra mi deseo, muy extensa. Tengo una enorme cantidad de trabajo acumulado a consecuencia de mi enfermedad. Debo, por esto, ser breve.- En dos palabras, le diré que, siendo como soy, y los compañeros de México lo saben, absolutamente extraño a la actitud y los móviles de Hurwitz y Terreros, no apruebo, por mi parte, la orientación que desde hace algún tiempo imprime Haya al Apra, concebida al principio como frente único y alianza, -su nombre lo declara y definida luego como partido, lo que supone una homogeneidad de opinión y filiación que no cabe esperar ni pretender. En varias cartas a los compañeros de México, y al propio Haya, he expuesto mis observaciones, sin conseguir que entiendan mi punto de vista. Yo no pretendo que mi opinión prevalezca; pero en todo caso, reclamo una decisión que sea efectivamente el parecer de la mayoría de los elementos, muy pocos todavía, realmente afiliados al Apra. Sostengo que existen elementos, gérmenes, de organización del Apra; pero no el Apra mismo como aquello que su nombre designa. Me opongo a una campaña de bluff. Reclamo más seriedad. Y si es mantenida la definición de partido, reivindico absolutamente mi independencia y la de "Amauta".- En este estado, el debate ha empezado una ilusa campaña a favor de la candidatura de Haya a la presidencia, en el nombre de un llamado partido nacionalista. Si esto surgiese espontáneamente de simpatizantes no obligados a respetar nuestra ideología y su congrua praxis, no diría nada. Pero un movimiento de esta clase no existe; que los esfuerzos, -destinados a caer en el vacío-, de los que intentan provocarlo, parten del propio núcleo de los deportados del Apra. Y, aunque hasta ahora, con el objeto de evitar toda mala inteligencia de este desacuerdo, y su resonancia fuera de nuestras filas, he mantenido en estricta reserva la controversia, no puedo abstenerme de informar a compañeros como Ud. de mis puntos de vista. Para completar esta información, le enviaré copias de unas cartas dirigidas a México.
No he recibido últimamente de Ud. nada para "Amauta". Reclamo su colaboración, Ud. sabe cuánto lo estimo. Ud, pertenece por derecho a la plana mayor de "Amauta". No necesito recordárselo.
En espera de sus noticias, que deben venir dirigidas a A.M Chiappe, Washington Izquierda 544-970, Lima, lo abraza fraternalmente su affmo amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Miguel Ángel Urquieta, 26/9/1928

Lima, 26 de setiembre de 1928
Mi querido Urquieta:
Que no le extrañe la tardanza conque contesto su carta del 10 de agosto. He pasado semanas enteramente atareadas por corrección de pruebas de mi libro en prensa en Lima, revisión de originales del libro que tengo comprometido con la editorial de Buenos Aires, el número de "Amauta" del segundo aniversario, que Ud. recibirá probablemente con esta carta, y otras cosas más, aparte de mi trabajo ordinario. Todo esto, pesando sobre fuerzas muy relativas y en convalecencia. No he podido escribir a ningún amigo y sólo hoy empiezo a dedicar algún tiempo a mi correspondencia.
El número de "Amauta" le advertirá a Ud. del punto a que ha llegado mi divergencia con los compañeros que desde México trabajan por un partido nacionalista, la candidatura de Haya y otros cosas del mismo género. Habría sido útil que Ud. hubieses aplazado su renuncia hasta tener conocimiento exacto de nuestros puntos de vista. Pero veo que le han apresurado motivos personales.
En lo tocante a México, Ud. sabe que, sin atribuir al gobierno de ese país una ideología precisamente socialista, y antes bien conviniendo en que la revolución es insidiada por dentro por elementos del antiguo régimen filtrados por las filas revolucionarias, mi posición no es la de Ud. Tampoco lo es en lo que respecta a Rusia. Si mis artículos no lo han informado cabalmente de mi juicio, le diré en una carta más extensa exactamente lo que pienso sobre esto. Pero no encuentro motivo en su opinión para ninguna agresión [...]. No he recibido los recortes anunciados por Ud. y quisiera que repitiese el envío para conocer ampliamente esta polémica.
El restablecimiento de relaciones con Chile me parece un suceso del cual no es posible sino congratularse, cualesquiera que sean las circunstancias que lo hayan decidido. Pero no coincido con Ud. en creer que nos toque aplaudir por él al gobierno peruano, a quien sobran las alabanzas de sus partidarios. En esto no estoy de acuerdo con Ud. aunque reconozco plenamente la sinceridad y la honradez de sus gesto.
Mándeme siempre su colaboración para "Amauta". Su discreción le permitirá dase cuenta de los límites de la tolerancia de la revista y evitar los tópicos políticos para preferir los literarios o artísticos. Un estudio sobre el problema del indio en Bolivia o en el Sur del Perú, sería también muy bien acogido.
Desde que me propuse escribirle tengo encargo de la administración de adjuntarle el incluso estado de cuenta. Soy responsable del retardo en la remisión.
Espero escribirle con más extensión muy pronto. Hasta entonces, me despido de Ud. con el afectuoso sentimiento de siempre.
Su devoto amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 11/6/1929

Lima, 11 de junio de 1929
Querido Malanca:
Esta es la primera carta que le escribo y tiene Ud. que perdonarme considerando el trabajo que pesa sobre mi flaca salud. Después de su partida estuve sufriendo un amago reumático muy molesto. Me curó la diatermia y me repuse luego pasando la tarde en La Herradura, tratamiento magnífico que me restableció y fortaleció como ninguno, pero que reducía mi jornada de trabajo a las cortas horas de la mañana.
He recibido sus gratas cartas, reconociendo en cada línea, en cada palabra al nobilísimo amigo, al excelente camarada que es Ud.—Gracias por todo, particularmente por su recuerdo vigilante y fraternal.— Las fotografías nos han parecido a todos muy "riuscite". Mis dos retratos son inmejorables. La cabeza le ha gustado mucho a Sabogal y a todos los amigos que la han visto. Mi madre encuentra superior aún la instantánea de la silla.
Trabajamos con la misma fe y la misma voluntad que antes y con mucha más disciplina y coordinación. Amauta vive y Labor, momentáneamente suspendido, reaparecerá pronto. Estamos reorganizando su economía.— Escriba Ud. siempre a los muchachos de Puno, Cuzco y La Paz, para que no les falte, con la ausencia, su tónica y estimulante palabra, toda sinceridad y espíritu.
Tengo siempre noticias de Waldo Frank, quien me habla de su encuentro con Ud., que le ha sido muy grato. No tengo, en cambio, noticia de Anita Brenner. ¿Se entrevistó Ud. con Earle K. James, del New York Times?
No sé aún si ha entrado Ud. en contacto con los camaradas peruanos de México. Le adjunto una carta para uno de ellos, Esteban Pavletich, que me escribió no hace mucho de Mérida y cuya dirección exacta, si no se encuentra de nuevo en la capital, puede Ud. obtener escribiéndole al apartado 1524, México D.F.
La labor que Ud. puede realizar cerca de los compañeros de México, en el sentido de coordinarlos, y de explicar a los que incurrieron en ella, la necesidad de superar y rectificar la desviación ‘nacionalista’ que ha liquidado teórica y prácticamente al Apra. Le seguiré escribiéndole e informándole, seguro de que Ud. hará uso correcto de estos informes, reservándolos a los interesados.
Con afectuosos saludos de todos los compañeros, y muy especiales de los míos, lo abraza su amigo y compañero devotísimo
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de José Malanca, 27/1/1930

Villa Rica, 27 de enero de 1930
Caro José Carlos:
Muy poco le escribiré en ésta —sólo sacar unas líneas como para que no me crea muerto... a pesar de no haber andado muy lejos.
Blanquita le contaría ya mucho.
Lo importante es que me hice muy amigo de Seoane y a la vez nos entendimos a maravilla. Estoy seguro que en él está muriendo el A.P.R.A. y hasta se alegra que suceda así. Él será su gran amigo en B. Aires, me lo ha dicho y yo lo espero con toda mi fe.
Es un muchacho que vale mucho. Estoy alegre al descubrir otro Seoane. Bien pues.
Tal vez usted no me encuentre en Chile. Estoy pobre y debo escaparme en cuanto antes... porque sino peligra mi camino. No expondré —encontré un ambiente que no me gusta... ¡hay Chile. ¡como abundan los “floripondios”.
Blanca, Alicia y Rebeca las hemos tenido un poco asustadas. También fuera. Como se vinieron.
Yo me vine al sur con un poco de desesperación por mi salud que la sentí flaquear de una manera alarmante. Muy flaco —sin apetito y con fuertes fiebres nocturnas. Creo que fue paludismo o algo peor.
Ahora le escribo feliz, repuesto y alegre como antes.
Las fotos las arruinó un aprendiz de los malos. Le mandaré en cuanto llegue a la ciudad las copias de las que salieron malas de las inútiles.
Aquí hay un paisaje “Bonito”; pinto poco... hay que tener alma de novio o espíritu de pescecane para comprenderlo. Suiza y este sur... es contradicción del maravilloso altiplano. Mandé las cartas en cuanto llegué. Salude a su señora cordialmente. A los niños muchas caricias. A usted un abrazo, pero fuerte de su camarada que lo admira grandemente. Hasta siempre.
Malanca

Malanca, José