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Carta a Artemia G. de Falcón, 18/01/1916

Huánuco, 18 de enero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Como para restituirme de las faltas en los correos anteriores, por el último recibí dos cartas tuyas. Las he leído con mucho placer y me ha complacido mucho el que hayas encontrado pocas dificultades para cobrar los giros que te envié.

Yo estoy acá como antes: con salud y deudas. Esto va de mal en peor, y si un acontecimiento imprevisto no lo modifica, no se me ocurre la manera de remediarlo. Sin embargo, lucho ardientemente, amparándome en la esperanza de quedar en marzo sin un centavo de deuda. Hacia este fin tienden ahora todos mis esfuerzos. Espero conseguirlo.

Por el correo pasado le escribí a Alicia. Fue una carta dura y enérgica como convenía para castigar su indolencia de pedirme contestación a las tuyas ... ¡No faltaba más!.

La carta de Antonieta, salvo su ortografía, me hizo mucho bien. Le agradezco en el alma que se haga acordado de mí. ¡Ya era tiempo!

Teresita es las más consecuente. Me escribe con frecuencia y yo te estoy muy agradecido exprésale mi cariño. Igualmente a Humberto, que también me escribe, a su especial manera, con asiduidad.

A Jorgito abrázalo así mismo en mi nombre. Su silencio no me reciente. Conozco la causa. Ya me lo dirá todo cuando vaya.

En lo que haré a Juan, pienso contestarle su última carta por el correo próximo. Hoy no lo hago por falta de tiempo. Salúdalo.

Tu pobreza no me ha sorprendido. La conozco muy bien y mucho me aflige no poderla remediar en el día. Confío en tiempos mejores por venir.

El corazón de Jesús que me has mandado lo conservo sobre mi propio corazón. Es el más tierno recuerdo tuyo.

Meza no me ha contestado mi carta. Por esto no he vuelto a escribirle.

¿Qué es el de El Mosquito?

Recibe un fuerte abrazo de tu hijo
César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 14/01/1916

Huánuco, 14 de enero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Como lo esperaba y te lo anuncié en mi anterior al lamentar tu silencio, recibí carta tuya el miércoles último. He tenido un gusto inmerso. No olvides escribirme puntualmente, en lo sucesivo.

Mi ida en abril, depende de muchas circunstancias. Primeramente —esto es lo esencial— pienso pedir licencia, pretextando enfermedad, para lo cual espero conseguir de uno de mis amigos médicos de acá un certificado en tal sentido. Esto es primordial, porque así puede reclamar que me den pasajes de ida y vuelta, y me paguen mi sueldo. En otra forma no lo lograría. Depende también, de que haya terminado de pagar lo que debo a la tesorería, pues, solo en esta condición, podría pagarme el sueldo íntegro. Yo confío en salir de mis deudas en marzo, aunque, como no te ocultará, ellas van siendo mayores cada día, por las muchas necesidades que tengo que satisfacer. Si consigo estas cosas, mi ida es segura. En caso contrario, tendré que renunciar a verte hasta más tarde, con profundo dolor. Ni te mortifiques, sin embargo yo estoy casi seguro de conseguir todo esto.

No echaré en saco roto el pedido de Humbertito, a quien, por otra parte, como a todos mis hermanos, envío muchos cariños.

Me satisface la manera como has arreglado la cuestión de la casa. Yo la dejé encomendada a ti, y puesto que te conviene el arreglo hecho, bien hecho está. Tú eras la única interesada y a ti correspondía solucionar el asunto. Espero que te sea para tranquilidad.

Me alegro y mucho que hayas recibido los cuarenta soles que te mandé. En cuanto pueda te volveré a mandar dinero.

Mucho te agradezco el regalo que, según me anuncias, me enviarás próximamente.

Yo sigo pobre y ... pagado con excedo. Saludo a mis hermanos, a Juan también, y para ti, un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 11/01/1916

Huánuco, 11 de enero de 1916

Sra. doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:
Te escribo esta carta estremeciéndome de inquietud. Desde tu última del domingo 2 no he recibido ninguna carta tuya y esto me tiene hondamente afligido. El miércoles no me extrañó que no tuviera carta, porque casi nunca las recibo en estos días, pero el domingo último tuve una gran contrariedad al saber que tampoco en este correo me habías escrito. Consuela un tanto mi desasosiego, la esperanza de tener mañana noticias de ustedes. Si así no fuera... me entristece mucho el suponerlo siquiera. Confío plenamente en que vendrán, y te suplico, una vez por todas, que no dejes de escribirme, aunque solo sea por los correos de los domingos, ya que en ellos encuentro mayor comodidad.

Aparte de el no saber de ustedes, era causa también de mi inquietud el ignorar hasta ahora si has o no recibido el giro postal que te envié. Supongo en ratos, con dolor en el alma, que tu pobreza ha llegado hasta no tener para estampillas. No lo creo. Los giros te los tienen que haber pagado. Esta es mi ilusión y con ella me encariño ardientemente. Creer lo contrario, me costaría mucha tristeza.

Esta vez no tengo otro afán que el de pedirte que me escribas, que me escribas puntualmente. Por esto solo te digo: ¡escríbeme, escríbeme y escríbeme! ¡Cuidado con no hacerlo regularmente!.

yo estoy bien, en cuanto a salud de los demás, de lo que tú sabes... mejor no hablemos.

Saluda muy cariñosamente a todos mis hermanos y a Juan.

Recibe un abrazo muy tierno de su hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 7/1/1916

Huánuco, 7 de enero de 1916

Sra. Doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

Por dios nada nuevo tengo para contarte. La misma vida monótona sigo pasando, sin distracciones ni entretenimiento, ¡ni porque estos últimos fueron días de fiesta! Lo mismo, siempre igual [...]. En fin, abrigo la esperanza de desquitarme cuando llegue a Lima.

Espero que ustedes hayan pasado el año nuevo con alegría y regocijo. Solo me mortifica el no saber hasta ahora si has recibido los giros que te mandé. Me preocupa por la irregularidad que, según se dice, [...] en el correo para el pago de esta clase de documento. Tú me avisarás lo que haya sido.

¿Qué es de la vida Alicia? ¿Y la de Antonieta? Parece que se han olvidado de escribirme. Diles que no se preocupen de la ortografía. Esto es lo de menos. Anhelo vivamente aliviarme y salir del cúmulo de deudas que me abruma, para mandarles un regalito. No pierdan la esperanza. Ya retomaré los obsequios de la encomienda. Esperen, esperen... La paciencia gana al cielo.

No olvides andar la carta a Rueste García. Tengo especial interés en recibir la contestación lo más pronto posible.

Saluda muy cariñosamente a todos mis hermanos y a Juan y a [...], de quienes hace fecha no tengo noticia ninguna.

Si te resuelves a mudarte avísamelo anticipadamente, expresándome las buenas condiciones y comodidades de la casa.

Recibe un abrazo fuerte, muy fuerte, que te mando con el corazón tu hijo.
César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 4/1/1916

Huánuco, 4 de enero de 1916

Sra. Doña Artemia G. de Falcón
Lima

Querida madre:

El domingo recibí carta tuya. Para más señas, está escrita por Teresa. ¿Qué le ha pasado a tu escribiente Alicia?

He sentido, y se me apena aun la noticia esa de tu enfermedad. No debes descuidarte. Sométete a un régimen curativo riguroso. La salud es sobretodo, y no es caso de [...] una enfermedad sería por solo descuido. Debes acudir al médico inmediatamente.

Por lo que me dices parece que Juan va entrando en el carril de la formalidad y la circunspección. Lo celebro mucho.

Yo sigo acá en las mismas condiciones. Una pobreza espantable y un aburrimiento soberano. Ya veremos como se compone la tarde.

Me alegro mucho que te haya gustado el café. He sentido no poder mandarte más. Así que [cuando] pueda lo haré.

Agradezco muy de veras a todos mis hermanos sus cariñosos saludos de año nuevo. Los [...] emocionado.

La corbata es muy bonita y me la he puesto con mucho gusto. Sin embargo, te agradecería que me mandases otra. Una sola no basta La que mandes, que sea negra y para hacer listón. Tengo preferencia por estas. Las largas están fuera de mis aficiones. Tú lo sabes bien.

Te mando una carta para mi amigo el señor Ruete García, a fin de que Juan me haga el favor de dejarla en su casa. Es el mismo que me regaló la gatita. Que Juan se fije en el número de la casa y comunícamelo, pata no molestarlos más.

Saluda con todo cariño a mis hermanos, a Juan y a Alicia, y recibe tú un abrazo muy fuerte de tu hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Bertha Molina (Ruth), [1916]

[Transcripción literal]
Dulce Amiga
Merezco tu reproche. Pero no creas que te olvido. Yo no se bien como excusarme ante ti por mi silencio. La mejor y mas sincera excusa es imprecisa: "Se me han pasado los días. No me han dejado escribirte".
He tenido también que resolver en estos días una cuestión importante. La he resuelto sin pensarla. Es así: He aceptado la propuesta de "El Tiempo" para encargarme del [ilegible] de redactor político. No me vuelvas a [...]cribir a "La Prensa". Escríbeme a "El Tiempo" . No sé que número tiene la casilla. Pon solo: Casilla de "El Tiempo"
Hoy renuncio mi puesto de la Prensa. Voy a hacer un telegrama al Dr. Durand.
Hasta ayer tuve este problema: ¿La Prensa, El Tiempo o el diario de Cisneros? No sé si lo he resuelto bien. ¿Cuando resuelvo muy bien las cosas.
Mis cartas a X se publicarán en "El Tiempo"
¿Que te parece Ruth esto?
No he tomado consejo a nadie
En La Prensa me inicié, me forme, pueda que mi primer artículo. La quiero. La dejo porque desde el cambio de director ha perdido su ambiente y me siento ahi un poco extraño. Los que asistieron a mi iniciación y la atentaron, los que me egrieron, se fueron ya. Me voy también por ambición. Si "El Tiempo" surge, es un gran porvenir para mi.
No te escribo mas. Estoy nervioso. Me apena dejar esta casa donde empecé a trabajar. Así [...] la vida. Así dejaré un día mi país.
[ilegible] largo
Te recuerdo
José

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Artemia G. de Falcón, 31/12/1915

Huánuco, 31 de diciembre de 1915

Sra. Doña Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:
El miércoles, anteayer, recibí carta tuya. Gran contento.

Los zapatos los recibí el domingo último. Ya te lo anuncié por carta anterior.

Me he dado un gran chasco. El lapicero se me figuró en un principio calzador. La rectifiqué. Agradezco a Juan el obsequio.

Aunque disgustado, sobretodo por estar lejos de ustedes, tendré que estar algún tiempo por aquí. Posiblemente, si antes no me botan, iré por abril. Pienso pedir permiso, pretexto de enfermedad.

Como la pascua, el año se [...] se me presenta hondamente triste: sin un centavo y en esta tierra donde no hay ningún festejo. Hay que resignarse. Otras épocas vendrán mejores.

Te mandé cuarenta soles. Perdona que haya sido tan poco, pero madrecita mía, esa misma cantidad muchas inquietudes me ha costado conseguirla. Confío en un próximo cambio de la situación —cuando acabe de pagar lo que debo—, y, entonces, a todo nos irá sino bien, de mejor manera.

Con toda el alama deseo que tú y mis hermanos pasen un buen año nuevo. Siquiera con tranquilidad y contento.

Saluda cariñosamente a mis hermanitos, bésalos por mí en este día de año nuevo, regocijado para ellos que bien pueden vivir sin zozobras ni desazones. Saluda también a Juan, de quien espero haya mejorado en mucho su conducta.

A ti, madre del alma, te mando un abrazo y un beso del corazón.

Tu hijo

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 28/12/1915

Huánuco, 28 de diciembre de 1915

Sra. doña Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:
El domingo, muy a la una del día, recibí tu carta y la encomienda que me mandaste. Tiene un gusto indescriptible. Todo lo que me has mandado ha venido con una gran oportunidad. Los zapatos me llegaron en un momento en que los que tenía puestos amenazaban quedarse por pedazos en la calle. De pañuelos también estaba escaso y el cariñoso obsequio de Alicia me llenó de emoción por el tierno recuerdo que el significa y de gratitud por la utilidad que las especias tienen para mí. Y de igual manera los demás obsequios que tu me remites: el corazón que, entre paréntesis, no creo sea el tuyo, porque este yo bien lo sé, no es tan duro; la corbata, muy bonita y útil; el calzador y el delicado recuerdo de Teresita que me vino en carta en anterior. A todas les agradezco en el alma.

Te agradezco también el que me hayas mandado los libros.

Te incluyo dos giros postales de veinte soles cada uno. Te los mando así para que te los paguen, pues me dicen que cuando son de un valor no los pagan por falta [de di]nero. Ha sido esta la única [...] de conseguir plata que he tenido. Estoy en una situación angustiosa. Debo a la Tesorería Fiscal más de ciento cincuenta soles todavía. Felizmente el cajero es muy amigo mío y muy buena persona, y no dejará de darme para mandarte y para vivir yo. Por tal circunstancia, aunque con hondo dolor, no te mando sino cuarenta soles. Espero, según mis cálculos, acabar de satisfacer lo que adeudo a la Caja y las mensualidades más, y entonces te remitiré dinero con más largueza. Ahora, tú y yo, estamos tan mal que debemos dedicarnos a capear el temporal de cualquier manera.

Lo que parece que sea una solución a tu pobreza el que Alicia se destine. En nada la aliviará, por lo exiguo de los sueldos que pagan a las empleadas y, en cambio, la pobre se sacrificaría inutilmente.

A Juan pienso escribirle por el próximo correo reprochándole su conducta y encareciéndole se modifique. Entretanto, tú hazle sabe mi disgusto y la confianza que abrigo en que sabrá reformarse, conforme me lo promete en sus cartas.

Saluda con todo cariño a mis hermanos, a quienes como a ti, deseo con todo el corazón pasen unas pascuas y año felicísimos. Saluda a Juan.

Recibe un fuerte abrazo del alma de su hijo.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 21/12/1915

Huánuco, 21 de diciembre de 1915

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:

El domingo último recibí dos cartas tuyas. En ninguna encontré la razón por la cual no las he recibido, aunque en una de ellas hablas de desconocimiento de las horas de itinerario. Esto, me da la causa por la que no me han llegado antes. Ya lo sospechaba.

Espero, como me lo anuncia, que, sabiendo el [] pueda tener aquí mis zapatos mañana miércoles. Mucha falta me hacen. Ya estoy casi descalzo. Los zapatos que traje se han roto completamente. La cosita que dices me vas a mandar, me tiene intrigado. Por más conjeturas que hago, no acierto a descubrir cual será ella. Confío en que no te habrá costado ningún sacrificio. No me lo perdonaría. Aquí se la puede pasar de cualquier manera. La crítica es delo de menos para quien sabe reírse de ella.

Insistes sobre lo de la mudanza. Me parece lo más conveniente. Busca una casa cómoda y barata y si encuentras con espacio para seguir criando las gallinas, que más tarde, dentro de ochenta años, pueden darte alguna utilidad, muy pequeña, pero utilidad al fin...

Me alegro que hayas recibido el café y el giro... Buen provecho!

Juan me promete, en carta última, portarse con formalidad y circunspección. Tomo nota y tómala tú también.

Anhelo vivamente que sigan progresando los negocios de Alicia, así como los estudios de Teresa, Humberto y Jorge.
¿Qué es de Antonieta? ¿Está fuera de Lima?

Saluda cariñosamente a todos mis hermanos y recibe un fuerte abrazo de tu hijo

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 17/12/1915

Huánuco, 17 de diciembre de 1915

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:
Esta vez tu silencio se ha prolongado lo que nunca creía. No puedes imaginarte, ni yo describirte por su enorme intensidad, la tristeza que me causa no recibir carta tuya en un correo. Bien me explicaba la falta de estas en los correos del miércoles, por lo poco estresada que te suponía de la horas o días de itinerarios. Pero no recibir noticias de ti en el último correo del domingo, me desconsoló enormemente. Nunca me han faltado en este día. Supongo que en el próximo, pasado mañana, recibiré carta en la cual me explicarás la causa de las omisiones en las dos anteriores.

Yo sigo por acá en la misma situación que te describí en mi carta anterior. Trabajo mucho, y estoy muy disgustado por varias razones que no digo, por no llevar hasta tú, a quien anhelo ver completamente despreocupaba y alegre, la amargura de las desavenencias que padezco yo aquí en silencio, con la esperanza, cada vez más firme, de recompensarlas algún día de manera inusitada. Ya te contaré cuando vaya. Entonces, la satisfacción de vernos reunidos, evitará a tu espíritu toda contrariada que pudiera ocasionarte el relato que te anuncio.

Me preparo a pasar las fechas de Pascua y Año Nuevo lo más desesperantemente posible. No hay otro manera de pasarlas. ¡Cuánto he querido mandarles a mis hermanos unos centavitos para estos días! Me ha sido de todo pronto imposible. Aún no me he resignado. Continúo luchando y tengo una remota esperanza de conseguirlo. ¡Dios lo quiera!.

A todos mis hermanos da en mi nombre saludos especiales. Yo se los envío con el corazón.

Recibe un abrazo muy fuerte de tu hijo.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 14/12/1915

Huánuco, 14 de diciembre de 1915

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Lima

Querida madre:

El último domingo no recibí carta tuya ninguna. Esto me ha entristecido mucho. Es el primer domingo que me ocurre. Todos los demás me han llegado con invariable puntualidad. Espero que no te haya impedido escribirme ningún accidente ni falta de voluntad; quiero creer [que] es una falta del correo.

Por acá sigo tan bien de salud como antes, pero tan mal de dinero como nunca. Días paso en los que no tengo ni para cigarrillos. Y así lo voy pasando en espera de mejores épocas. Dicen que el mundo da muchas vueltas. Puede que en alguna de ellas me vacíe un [...] en los bolsillos. ¡Qué fuera!

¿Te has olvidado de los zapatos?

¿Cómo hs arreglado lo de la casa? A mí me parece que si pagases veinte soles de alquiler, la pasarías mejor. De ti puede decirse que te gasta todo el dinero en casa. ¡Es una barbaridad! En fin, tú eres la bastante hábil para proceder como te convenga. En esto confío.

Aunque con desagrado, porque Clemente Palma es muy feo, me hizo reía la ocurrencia de El Mosquito. Siento no tenerlo aquí. Si puedes, mandámelo.

Envíame lo más pronto posible los libros de versos.

Cada día de correo siento mucha pena de no poder escribir separadamente a mis hermanos, principalmente a Alicia, a quién le debo dos cartas, por no decir más, y también a Juan. Aquí estoy trabajando a la de verdad. ¡Y yo que tenía el firme propósito de pasarme las horas manos sobre manos!. Ya no se puede querer nada en esta vida.

Una de estas noches voy a pasármela de claro en claro, escribiéndoles a todos.

Saluda con todo cariño a mis hermanos y a Juan, y recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

César.

Supongo que ya habrás recibido la letra y, a estas horas estarás nadando en plata. ¡Quien como tú!

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 10/12/1915

Huánuco, 10 de diciembre de 1915

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Lima
Querida madre:

Este último miércoles, por rara excepción, recibí cartas tuyas, de Humberto y de Juan. Por ellos me he enterado una vez más de los padecimiento que sufres por la falta de recursos. Lo he sentido muy de veras, y más aún, por encontrarme yo en una situación tan calamitosa que no puedo acudir a socorrerte con solicitud y largueza que quisiera.

Cuando esta llegue a tus manos ya habrás recibido los cincuenta soles que te mandé por el último correo. Que para mucho te hayan servido es mi deseo.

Contrariamente a ti, Juan me dice en su carta que, muy a su pesar, este mes no ha podido darte la cantidad que tiene asignada por diversas causas que enumera. Yo le creo. Sus protestas de cariño a ti y a todos nosotros me parecen sinceras y espero de el un mejor comportamiento. Muy pronto también confío en que será lo bastante diligente para dar los pasos necesarios para conseguir que lo dejen en su puesto.

Lo de la casa, me parece muy acertado. Ya era tiempo de que procedieses de esa manera. No es posible, con perjuicio del estómago, continuar sosteniendo una situación falsa, apoyándose únicamente en el ilusorio y problemático negocio de las gallinas, que, acaso por nuestra mala fortuna, no ha rendido hasta la fecha, ni rendirá nunca, beneficio ninguno. Si puedes conseguir casa apropiada y barata, continúa con las gallinas, conservándolas como un entretenimiento o adorno, que tenga la remota i muy vaga posibilidad de producir cuando la suerte quiera. Nunca subordines tus planes económicos al negocio hipotético de las gallinas.
Por el próximo correo, mándame dos libros de versos de los que tengo en mi cuarto. No te olvides.
¿Qué hay de los zapatos?
Saluda muy cariñosamente a todos mis hermanos, a Juan, y recibe un fuerte abrazo de tu hijo.
César.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G. de Falcón, 7/12/1915

Huánuco, 7 de diciembre de 1915

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Lima
Querida madre:

Con gran sentimiento me he enterado de tu carta última. No se me resultaba que tu situación es muy poco holgada, pero nunca creí lo fuera tan desesperante. Las noticias que me das de Juan me han entristecido hondamente. Yo tenía la ilusión de que se había reformado y consecuente con sus ofrecimientos, su conducta era irreprochable. Sin embargo, a pesar de todo, continúo confiando en que sabrá enmendarse y atenderte con la solicitud y el cariño de que tantas protestas hacía cuando aún no trabajaba. Así hacelo saber.

Te mando una letra por cincuenta soles, que cobrarás en el Banco Alemán. No tendrás ningún inconveniente para cobrarla. Si alguno se te presentase habla con Román Ayllón, empleado de ese banco, y en mi nombre pídele que te lo allane. Él lo hará con mucho gusto.

No puedo imaginarte la serie de dificultades que he tenido que vencer para mandarte este dinero. Hube de tropezar primero con la casi imposibilidad de conseguirlo y, una vez conseguido, con lo difícil que es aquí encontrar la forma de remitir dinero a Lima, después de los giros postales que no los pagan. Por estas causas he tenido que retrasar tanto el envío.

Supongo que ya habrás recibido el café. Algún día tenía que llegar. Veremos si tu cumples ahora con los encargos que te he hecho.
No contesté la carta de Alicia por falta de tiempo. Otro día lo haré con toda la extensión que merece. Entre tanto, salúdala muy cariñosamente, lo mismo que a todos mis hermanos y a Juan.

Recibe un fuerte abrazo de tu hijo
César

Falcón, César

Carta a Ricardo Palma

Lima, 2 de diciembre de 1915
Sr. D. Ricardo Palma
Miraflores
Muy señor nuestro:
Habiéndose retardado su impresión y hallándose próxima a estrenar por la compañía española Casa en el Teatro Municipal, remitimos a usted una copia de nuestra obra teatral Las Tapadas que hemos querido dedicarle como un reverente homenaje.
Confiamos en que merecerá de usted benévola acogida y en que mirará usted en ella, antes que cualquier mérito literario, que no lo tiene, una devoción sincera a las cosas del pasado que las maravillosas tradiciones exaltaron.
Nos suscribimos de usted attos y S.S.
Julio de la Paz
Juan Croniqueur

Paz, Julio de la

Carta con remitente desconocido, 5/4/1913

Chincha-alta, abril 5 de 1913

Sr. César Falcón Garfias

Lima.

Amiguísimo Faico:

En mi poder tu estimable del 1 del corriente mes, a que tengo el agrado de referirme.

Conociendo como conozco tus ocupaciones, te agradezco que me hayas consagrado ese cuarto de hora, que para mí se convierte en cuarto de oro. Gracias.

Pierde cuidado por el Lena. Allí haremos filigranas de alta CANCILLERÍA.

Todos tus amigos te recuerdan con cariño y hacen magníficas reminiscencias tuyas.

He recibido "La Crónica", que no "Variedades". Allá tú ... y Acá yo ... No seas tan variable. En todo caso no pierdas la devoción, que de uno á otro momento hay reciprocidad entre los amigos. ¡Qué venga "La Crónica"! ¡¡¡¡Qué vengaaaa!!!!!

José Velit, ausente. Parece que los pulmones quieren divorciarlo con la vida. ¡Lástima!. Es un estimable persona.

Pedro Aurelio Buendía y Enrique Velit en Huacachina ... Acá ellos y acá yo.

"Balazo" se divorció de Massa. Allá EL. &

Como esta carta debo tener algo de crónica y de variedades, allá va el sablazo en los que se refiere a lo último. Nuestro común amigo el Sr. Ignacio Mancilla, pariente político de Herrera, y a quien tú tanto conoces, desea que yo me interese en obtener la publicación en "Variedades", de la hermosa fotografía que te incluyo, con su no pequeña lata. Es un buen ebanista y ese altar es un uno de los más visibles adornos de la iglesia de Sto. Domingo de Chincha, en el interior, que en cuanto al exterior (quiero por fuera) ya tú la conoces... Conque a la obra, mi querido Faico.

Si nada es posible conseguir, haz con él (con Mancilla) lo que hago con tu hostelero. Bien que los casos son diferentes. Por supuesto que Mancilla se moriría de placer viéndose PUBLICATI VARIETITATIFICADO.

Escríbeme algo sobre el asunto en pro o en contra que yo pensando en tu influencia en ese periódico, le he hecho creer que la tengo.

Besos y abrazos en torno tuyo, sin distinción de clase, condición, ni estado.

Te abrazo

Autor Desconocido

Carta a Artemia de Falcón, 27/05/1910

Barbadillo, 27 de mayo de 1910

Sra.
Artemia G. vda de Falcón
Pte
Querida mamá:

Me exiguo que te conteste tus cartas, que me mandaste el otro día con Juan, respecto a todo lo que me dices no te puedo contestar porque te escribo muy de prisa.
En cuanto a la parte principal de tus encargos te puede contestar que no sé si podré mandarte lo que me pides, pues he recibido veinticinco soles como te consta y todavía no se ha acabado el segundo mes y ya debo en el cambio de comida treinta y cinco soles así es que de los ochenta soles, si es verdad que son cuarenta al mes, pues todavía no he arreglado con xxxx, solo me tocaría de quince a veinte a soles, sin embargo yo le voy a pedir el 31 los treinta soles que me pides y si no me da, te mando lo que me de y te escribo autorizándote para que vendas el caballito.

De todas maneras espérate hasta el 2 esto es hasta el jueves.

Si has arreglado algo de "La Prensa" mándame decir inmediatamente para cancelar todas mis cuentas y vender el caballo para que te mudes.
¡Cuidado como te sala la criada respondona con la mundanza!
Dale muchos saludos a todos mis hermanos y en especial a Jorge, a Humberto dile que estoy muy pobre, que en cuanto tenga le daré lo que me pide.
Recibe un fuerte abrazo de ... tu hijo

César Falcón Garfias

Falcón, César

Hijos de José Carlos Mariátegui y Anna Chiappe

Los cuatro hijos de José Carlos y Anna: Sandro, Sigfrido, José Carlos y Javier Mariátegui Chiappe (a José Carlos Mariátegui le gustaba mucho configurar a cuatro hijos en forma de “escalera”); la mujer en la foto debe ser Trinidad Millares.
La foto fue tomada en el patio de la casa de Washington Izquierda 554, Lima.

Archivo José Carlos Mariátegui

Anna Chiappe cargando a su hijo José Carlos M. Chiappe

Anna Chiappe sosteniendo a su tercer hijo José Carlos Mariátegui Chiappe; a su derecha, Sandro Mariátegui Ch., y a su izquierda su otro hijo, Sigfrido Mariátegui Ch.
En el fondo la mujer sentada es la la Sra. Melchor quién fuera la suegra de Guillermina Mariátegui, hermana de José Carlos Mariátegui.

Archivo José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui Chiappe de pequeño

José Carlos Mariátegui Chiappe, tercer hijo de José Carlos y Anna. Se encuentra en un canasto de madera en los alrededores del patio de su casa de Washington Izquierda 544, Lima.

Archivo José Carlos Mariátegui

Documentos Constitutivos

Copia autenticada de la Constitución de la Sociedad Editoria Amauta con fecha 15 de setiembre de 1928, Derechos de Testimonio. Dicho testimonio da inicio a las actividades de la Sociedad para poder publicar la Revista Amauta, siendo Director José Carlos Mariátegui.

Sociedad Editora Amauta

Sigfrido Mariátegui Chiappe

Fotografía de Sigfrido Mariátegui Chiappe, segundo hijo de José Carlos Mariátegui, en su cada de Washington Izquierda 544, Lima.

Archivo José Carlos Mariátegui

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