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Gomez Carrillo

Un nuevo capítulo del periodismo hispano-americano, el del apogeo del “cronista”, principia y termina con Enrique Gómez Carrillo. Capítulo concluido con la guerra que desalojó de la primera plana de los diarios los tópicos de miscelánea, a favor de los tópicos de historia. Con su fin, vino un período de decadencia no precisamente de la crónica sino del cronista. La crónica ha pasado a manos más graves o más finas: Araquistain o Gómez de la Serna. El cronista tiene ahora un lugar subsidiario.
La opinión pública, “emperatriz nómade” como la llama Lucien Romier, condecoró a Gómez Carrillo con el título de “príncipe de los cronistas”. Coronación honoraria, parisiense, democrática, efímera, con algo de la reina de carnaval. Gómez Carrillo ejerció su principado con la alegría bohemia de una griseta. Tenía para todo, la maleabilidad y el mimetismo del criollo, su pasta blanda de mundano innato.
Pertenecía literariamente a una época en que el alma de la América española se prendó de un París finisecular y en que la prosa y poesía hispanoamericanas se afrancesaron algo versallescamente. Rubén Darío, hijo del trópico como Gómez Carrillo, aunque como gran poeta más americano, manos deraciné, condensa, reúne y preside este fenómeno a través del cual nuestra América no asimiló tanto a la Sorbona como al boulevard. Boulevard arriba, boulevard abajo, caminaba todavía Fray Candil, cuando en 1919, me instalé yo por primera vez en la terraza de un café de París, a pocos pasos del café napolitano, donde Gómez Carrillo completaba una peña inestable y compósita. Pero ya ni el boulevard ni Fray Candil, interesaban como antes. Por el boulevard había pasado la guerra, el armisticio, la victoria. Y a la América Latina le había nacido un alma nueva.
A las generaciones post-bélicas, Europa le sirve para descubrir a América. Tramonta cada día más esa literatura de emigrados que, en la crónica, representa Gómez Carrillo. El cosmopolitismo -que puede parecer a algunos un rasgo común de una y otra época literaria- nos conduce al autoctonismo. Además el cosmopolitismo de ahora es distinto al de ayer, también cosa de boulevard, emoción de París. Gómez Carrillo visitó Jerusalén y el Japón sin abandonar sentimental ni literariamente su café parisiense. Con el viajaban siempre sus recuerdos literarios, sus clichés sentimentales. No nos dio nunca, por esto, una visión directa y profunda de las ciudades y de los pueblos. Amó y sintió a los paisajes según la literatura. No descubrió jamás un tópico origen, un sentimiento inédito. Por esto, ignoró siempre a América. Su nomadismo intelectual prefería el último exotismo de moda en un París más Henri Bataille que Paul Bourget. “Jerusalem la Tierra Santa”, “El Japón Heroico y Galante”, “Flores de Penitencia” son otras tantas estaciones del itinerario sentimental de un burgués parisiense de su tiempo. Tiempo de voluptuoso y crepuscular snobismo que se enamoraba versátil lo mismo de Mata Bari que de San Francisco. Anatole France, Gabriel D’Annunzio, diversos pero no contrarios, resumen su espíritu: culto galante de la “mujer fatal” sobre todas las mujeres, epicureísmo, humanismo y donjuanismo burgueses; helenismo de biblioteca y misticismo de menopausia; libídine fatiga y lujo industrial y rastacuero; “La Falena” y “El Martirio de San Sebastián”. Una decadencia no es siquiera exasperada y frenética de “La Noche de Charlotemburgo”, porque no es todavía la noche sino el crepúsculo.
Gómez Carrillo partía de un cabaret de Tebaida. De su viaje libresco -literatura- no imaginación, regresaba con sus artificiales “Flores de Penitencia”. Sabía que un público de gustos inestables se serviría de sus morosos y facticios éxtasis, cristianos con la misma gana que su última crónica del “demi-monde”.
Cortesano de los gustos de su clientela, Gómez Carrillo, esquivó lo difícil, se movió siempre sobre la superficie de las cosas que era casi siempre y brillante como un azulejo. La forma en Gómez Carrillo no era estructura ni volumen. No era sino superficie, y a lo sumo, esmalte. El rasgo de la “crónica” de su tiempo era la facilidad, rasgo característico. Nuestro tiempo ama y busca lo difícil. Lo difícil, no lo raro. La literatura difícil, como lo observa Tribaudet, conquista por primera vez, la popularidad, el mercado.
El “cronista” típico carece de opiniones. Reemplaza el pensamiento con impresiones que casi siempre coinciden con las del público. Gómez Carrillo era sobre todo un impresionista. Esto era lo que en él había de característicamente tropical y criollo. Impresionismo: he ahí el, rasgo más peculiar de la América criolla o mestiza. Impresionismo: color, esmalte, superficie.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Samuel Ramírez Castilla, 5/12/1927

Puno, 5 de diciembre de 1927
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Compañero y Amigo:
Doy respuesta a su carta del 16 del mes pasado y me complace el saber que Amauta reaparece. En las columnas de "La Región" he anunciado su lectura en una sección que sale con el título de PRENSA MODERNA, y en el número de hoy sacaré un clissé del maestro indio cuyo nombre lleva su revista. Espero la salida efectiva del número que Ud. me indica para escribir sobre el significado de Amauta, es decir, de la cátedra que representa esa publicación.
Mi padre se empeña en conseguir un linotipo a fin de establecer en Puno una verdadera imprenta. Los dos diarios, el semanario clerical y el bisemanario de mi padre (este es el único órgano que no es subvencionado), que constituyen la prensa puneña, se hacen a base de caja que como Ud. sabe es un método moroso. Por esto y con el fin de sacar un diario de orientación moderna, queremos que Ud. nos indique si es posible adquirir una linotipo usada pero en perfecto estado, indicándonos con este dato, el importe de ella. Como el propósito es de llevarlo a la práctica, le agradeceríamos que Ud. nos informara al respecto tan pronto como le sea posible.
Por de pronto no puedo enviarle nada sobre el problema indígena. He puesto los ojos en él desde que llegué a este lugar, y creo que en breve tendré oportunidad de informarle con la honradez que requiere el caso. Puedo decirle sin embargo desde que, a excepción de lo que Ud. ha escrito con intuición sorprendente, hasta el instante solo se ha mistificado la realidad que rodea al ilota de los Andes.
Le merecería un gran favor si me envía Ud. la carta de Waldo Frank que por su intermedio llegó a manos de nuestro amigo Garro. Para él mis afectos. Me intereso al mismo tiempo por una traducción de Carl Marx y por un curso de Economía escrito con pupila marxista. Crea Ud. que esto no es lo único que deseo adquirir. Aquí no se lee, los intelectuales del nuevo espíritu - lástima grande - con intuitivos. La biblioteca carece hasta de los libros de Vigil o de Prada.
Le saluda cordialmente su compañero y amigo.
Samuel Ramírez Castilla

Ramírez Castilla, Samuel

Carta a Celestino Manchego Muñoz, 6/12/1927

Lima, 6 de diciembre de 1927
Señor doctor Celestino Manchego Muñoz.
Ministro de Gobierno.
Presente.
Señor Ministro:
No pudiendo entrevistarme personalmente con Ud. a fin de exponerle las razones en que, esclarecido sin duda cualquier equívoco respecto a su índole, fundo mi demanda para reanudar la publicación de la revista Amauta, cumplo con dar carácter formal ante su despacho a esta solicitud, dejando constancia de lo siguiente:
1° Que Amauta, conforme a su artículo de presentación y a los nueve números publicados hasta mayo último, que definen claramente su carácter, no es una publicación de propaganda subversiva ni está absolutamente comprometida en plan alguno de conspiración contra el Gobierno.
2° Que Amauta, revista de cultura, de definición ideológica y de especulación científica, estética y doctrinal, es extraña a toda organización internacional comunista.
3° Que el carácter ideológico y cultural de la revista está perfectamente acreditado por los insospechables testimonios de aplauso y simpatía que ha merecido de intelectuales y artistas como Unamuno, H. Walden, F. T. Marinetti, Enrique José Varona, Eugenio d’Ors, Alfredo Palacios, J. García Monge, Ramón Gómez de la Serna, Manuel Ugarte y muchos otros, de conocido renombre y a ninguno de los cuales se puede calificar de comunista; y
4° Que Amauta no puede ser considerada como un órgano de agitación popular, tanto por el género y estilo de sus estudios, como porque de acuerdo con su carácter de revista mensual de cultura guarde prescindencia respecto de los actos de la política gubernamental.
En esta virtud, solicito de Ud. Senor Ministro que se sirva dictar las medidas destinadas a garantizar la libre circulación, publicación y propaganda comercial de Amauta así como su correspondencia y la mía personal.
Tengo el honor de suscribirme de Ud. Señor Ministro muy atentamente.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Oscar Herrera,6/12/1927

Buenos Aires, 6 de diciembre de 1927
Mi querido José Carlos:
Hoy puedo escribirle a Ud. más concretamente que en días pasados, debido a que mis gestiones en pro de su encargo están avanzadas.
Gerchunoff, acaba de ser contratado por una importante empresa inglesa para establecer un gran diario en Buenos Aires, como no se le escapará a Ud. este diario viene a acentuar la campaña antiimperialista de La Prensa de esta ciudad —podríamos mejor decir anti-yanqui. Trátase pues de un gran diario burgués, como los demás de gran circulación de este país, pero que tiene un punto de contacto con nosotros. Pues bien, nuestro camarada Gerchunoff, al tener conocimiento de su proyectado viaje a Buenos Aires, nos ha manifestado que se siente unido a Ud. no sólo por la simpatía profesional sino por la simpatía ideológica y que puede Ud. contar con un puesto entre los colaboradores y si no fuere suficiente lo que por este trabajo podría Ud. percibir él se compromete a proporcionarle otras colaboraciones en revistas de aquí. Me parece que con esto podría Ud. tranquilizarse en lo que se refiere al aporte necesario a su hogar. Por otro lado su éxito intelectual está asegurado de antemano. Por el próximo correo le remitiré un libro que no sé si le llegará, que ha sido editado recientemente por el comité de la Universidad de Jerusalén, en el cual se reproduce, no sé si con su autorización, un artículo suyo, “Semitismo y antisemitismo”.
Esta carta se la remitiré bajo sobre dirigido a distinta persona que mi anterior carta, porque me parece que ya no se puede utilizar la de ese doctor.
Contésteme lo antes posible. Necesito su respuesta definitiva para trabajar por la constitución del comité de recepción que le prepare alojamiento y demás pequeñas cosas para la comodidad de su familia.
Reciba Ud. el abrazo de su hermano
Óscar Herrera

Herrera, Óscar

Carta de Enrique Delahoza y Nicolás Gamolín, 10/12/1927

La Habana, 10 de diciembre de 1927
Comp. José Carlos Mariátegui
Perú
Camarada:
Por distinto conductos le hemos remitido ejemplares de nuestro primer número de Atuei y por los mismos le remitiremos mañana, ejemplares del segundo número. Nuestra revista, como habrá visto, levanta nuevamente la bandera antiimperialista que otras manos dejaron caer al iniciarse la reacción que llevó a sus paisanos y a muchos cubanos a la cárcel e hizo que centenares se escondieran para evitar aquella.
Somos soldados del Apra y el segundo número se lo dirá mejor que esta carta. Estamos convencido de que la visión de Haya sobre la lucha es la más acertada y consagramos todas nuestras energías a la propaganda de sus ideales que esperamos hacer triunfar en Cuba.
Nuestras relaciones con el grupo de desterrados peruanos son estrechísimas y constantes. Ellos nos dicen que la han informado sobre este extremo y que podemos escribirle pidiéndole colaboración para la revista. Mándenos querido camarada algo sobre la Conferencia Pan-Americana, pero mándenoslo enseguida. En Cuba la cobardía es general y todo el mundo niega colaboración concretando su oposición a la tiranía en simples murmullos. Necesitamos voces recias: la suya es una.
Y escríbanos además dándonos consejos. Necesitamos de ellos. Necesitamos estar relacionados, íntimamente relacionados.
Suyo, apristamente.
E. Delahoza.
N. Gamolín

Delahoza, Enrique

Rusia en Ginebra

Sin la presencia de Rusia, la conferencia preliminar del desarme, que acaba de celebrarse en Ginebra, habría transcurrido más o menos monótonamente. Un magnífico discurso de Paul Boncour habría acaparado, como tantas otras veces, los mejores aplausos, conmoviendo hasta lágrimas a esos suizos perfectos, demócratas ortodoxos, de quietas y azules perspectivas lacustres, nutridos de excelentes ideales y sanos lacticinios, que constituyen por antonomasia la barra más pura de todas las grandes asambleas de la paz. Discurso lleno de mesura francesa, de claridad latina y de idealismo internacional, pulcra y sabiamente dosificado.
Pero con Rusia la asamblea no podía tener ya este tranquilo curso. Rusia trastorna todos los itinerarios. La burguesía occidental emplea en su propaganda anti-soviética dos tesis que se contradicen y que, en consecuencia, se anulan y destruyen entre sí. Según la primera, Rusia representa el caos, la locura, el hambre, la utopía, el amor libre, el comunismo y al tifus exantemático. Según la otra, la revolución ha fracasado, el Estado ha vuelto al capitalismo. Stalin es un reaccionario, la “nep” ha cancelado al socialismo y no queda ya nada en el Kremlin que recuerde ni la doctrina de Marx ni la praxis de Lenin. Cuando un burgués de alta inteligencia y gran corazón como George Duhamel visita Rusia, desmiente el caos, la locura, el hambre, etc y encuentra viva aún la revolución. Pero el mejor desmentido y la más resonante ratificación le tocan siempre a la propia Rusia soviétista, cada vez que la Europa capitalista la convida a discutir un tema de reconstrucción mundial y a confrontar las ideas bolcheviques -supuestas bárbaras y asiáticas- con las ideas reformistas- occidentales, modernas y civiles. En la Conferencia Económica, Rusia propuso al Occidente, como base de cooperación estable y efectiva, el principio de la legítima coexistencia de Estados de economía socialista y Estados de economía capitalista. Y, ahora, en la Conferencia Preliminar de Desarme, Litvinov y Lunacharsky sostienen la doctrina del desarme radical, contra los propugnadores del desarme homeopático: limitación de armamentos, difícil equilibrio, paz armada; sistema que, asegurando y garantizando ante todo el poder de los grandes imperios, mantienen el peligro bélico. En ambas ocasiones, la palabra de los delegados rusos han hablado como los embajadores de un nuevo orden social. La Revolución se ha mostrado alerta y activa, a pesar de la tendencia europea a la estabilización.
Boncour ha opuesto al espíritu de Moscú, el espíritu de Locarno. Los pactos de seguridad son, a su juicio, el camino más seguro del desarme y, por tanto, de la paz. Pero únicamente pueden suscribir de buen grado esta teoría los países como Francia, interesados en que se ratifique el actual reparto territorial. Alemania aspira a la revisión del tratado de Versalles. No aceptará ningún pacto con Polonia, por su parte, pretende que Alemania reconozca solemnemente sus fronteras del Este. Italia codicia mandatos territoriales. El dux del fascismo no disimula su política imperialista.
Estos factores desahucian, por ahora, la esperanza de Paul Boncour, cuya elocuente prédica pacifista traduce, de otro lado, con demasiada nitidez, los intereses de la política francesa. De suerte que si el Occidente capitalista no puede aceptar, en cuanto al desarme, la doctrina revolucionaria, tampoco puede actuar, efectivamente, la doctrina reformista. El reciente fracaso de las negociaciones entre Inglaterra, Estados Unidos y el Japón para la limitación de los armamentos navales, no permite excesivas ilusiones respecto a la próxima conferencia de desarme.
No es posible, sin embargo, desconocer la significación de que en una solemne asamblea, en la que participan los mayores Estados del mundo, se discuta un tema que hasta hace muy poco parecía del domino exclusivo de utopistas y pacifistas privados y se escuchen proposiciones como las de la Rusia sovietista. Este hecho indica, contra todos los signos reaccionarios, que se avanza, aunque sea lenta y penosamente, hacia ideales de paz y solidaridad que aún los Estados que menos lo aprecian, se ven forzados a saludar con respeto.
Los Soviets han mandado a Ginebra a dos de sus hombres de espíritu más occidental y de cultura más europea. Litvinov, miembro del Consejo de Negocios Extranjeros, que reemplaza a Tchicherin en este portafolio en todas sus ausencias, es uno de los más experimentados e inteligentes diplomáticos de la nueva Rusia. Lunacharsky, humanista erudito, que hasta la revolución residió en Europa occidental y que desde 1917 trabaja alacremente por afirmar el Estado ruso sobre un sólido cimiento de ciencia y de cultura, es también un hombre profundamente familiarizado con los tópicos y los hechos de Occidente. No es probable que Litvinov ni Lunatcharsky hayan sugerido a los asambleístas de Ginebra esa fatídica imagen de una Rusia oriental y bárbara con que se empeñan en asustar a la Europa burguesa algunos intelectuales fantasistas. No Litvinov ni Lunatcharsky, -aunque agentes viajeros de la revolución- tienen traza de enemigos de la civilización occidental, las calles de Ginebra y de Zurich guardan muchos recuerdos de la biografía de desterrado y estudiosa de Anatolio Lunatcharsky.
La ruptura anglo-rusa no ha bloqueado a los Soviets. La Sociedad de las Naciones sabe que su trabajo no puede prosperar sin la colaboración de Rusia, cuyo aislamiento, empujándola hacia el Asia, puede en cambio perjudicar a Europa mucho más que a Rusia misma. Este es el criterio que, a pesar del incidente Rakowsky, domina en el gobierno francés, obligado a inspirarse en los intereses de sus innumerables tenedores de deuda rusa.
He ahí las principales indicaciones de la conferencia preliminar del desarme. El desarme mismo, por el momento, no es sino un pretexto. Lo interesante es la palabra de cada nación en torno a este tema.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Manuel F. Laos, 10/12/1927

Chicla, diciembre 10 de 1927
Señor Gerente de la Editorial Minerva.
Lima
Muy señor mío:
Me complazco en comunicarle que he recibido, en la fecha, los 10 ejemplares del nuevo y estupendo libro "Tempestad en los Andes"
cuyo valor le remitiré tan pronto como acabe de venderlos .
Por la falta de tiempo para atender a muchísimos asuntos personales, no he podido ir a Morococha para arreglar el enojoso asunto del ex-agente de Amauta en aquél lugar . Todo lo que presumo es que yo tendré que pagar la deuda aunque sea por dividendos.- No se intranquilice Ud. señor Mariátegui, que todo lo arreglaremos afectuosamente .
Le agradeceré me confirme Ud. la noticia de la pronta reaparición de Amauta para transmitirla a los amigos que tiene ella en Casapalca, tanto mejor, si tiene avisos, o diré, anuncios, por los antecedentes que hay de todo esto; del famoso "complot" como decía la prensa mercenaria de esa capital.
Con un efusivo saludo quedo en espera de su gratas noticias.
De Ud. atto. amigo i S.S
Manuel F. Laos.

Laos, Manuel F.

Carta de Filiberto Teusta Mori, 14/12/1927

Lima, 14 de diciembre de 1927
Señor,
José Carlos Mariátegui
Ciudad
Distinguido escritor:
Ya personalmente le participé mi proyecto de fundar en esta Ciudad, una revista titulada "LABOREMOS". Mis trabajos van avanzando, i el primer número saldrá en enero próximo.
Entre los intelectuales que he escogido para unirme a ellos, Ud. falta. Por eso me interesa saber con precisión si no rehusa Ud. colaborar en mi revista, que será tribuna de los hombres nuevos, que desean "crear un Perú nuevo".
Soy un soldado más, de las ideas nuevas; i estoy dispuesto a luchar i sacrificarme por todo lo que significa: renovación, avancismo; es decir, revolución.
¿Le parece a Ud. bueno o inapropiado el título de mi revista?
Como primer paso para formar una nueva conciencia popular en mi Departamento (Amazonas) pienso fundar: Una Biblioteca Pública; un Instituto de Enseñanza Popular, i una Asociación de Estudiantes Amazonenses, compuesta de todos los alumnos del Colegio i escuelas de ese Departamento. Tengo seguridad de triunfar. ¿Apoya Ud. este proyecto mío?
Saludándole afectuosamente me despido
Su atte i S. S.
Filiberto Teusta Mori.

Teusta Mori, Filiberto

Carta de J. López Méndez, 17/12/1927

México, D.F., 17 de diciembre de 1927
Sr. José Carlos Mariátegui
Director de la Revista Amauta.
Sagástegui 669.
Lima, Perú
Muy estimado señor:
En días pasados tuve el gusto de recibir la visita del Sr. Cox, y con él tuve una larga y agradable plática, en la que mucho hablamos de Ud. y de las grandes simpatías que se tiene en México por su obra.
Durante mucho tiempo he estado escribiendo a Ud. sin haber obtenido respuesta. Aquí se interesan mucho por la Revista. De los números que Ud. me mandó han quedado ejemplares sin vender debido a la irregularidad con que se reciben y a la suspensión de ella. Creo que si se reanuda se venderán esos ejemplares, pues repito, a Ud., que todo el mundo se interesa, pero siempre que aparezca con regularidad.
Leí en el Repertorio que Ud. se propone a toda costa sacar de nuevo la revista, y lo felicito. No deje Ud. de contarme entre sus agentes. Ojalá pudiera darme la exclusiva para la República Mexicana.
Por ahora solamente desearía recibir no más de cinco ejemplares.
Me intereso muy especialmente por los libros y le agradecería que me mandara un ejemplar de todos los que ha publicado hasta la fecha, la revista, del libro de Ud., dos o tres ejemplares. De todo nuevo libro, tres ejemplares y si es de verdadero mérito de muy buen autor, puede aumentarse el número a cuatro.
Lo saludo con todo afecto y desearía recibir sus letras, que son tan apreciables para mí.
También le estimaría que me diera toda clase de informes o datos bibliográficos acerca de libros, autores, revistas, novedades, etc.
Su afmo. atto. y S. S. que tanto la admira y estima
J. López Méndez

López Méndez, J.

El destino de Norteamérica [Recorte]

El destino de Norteamérica

Toda querella entre neo-tomistas franceses y “racistas” alemanes sobre si la defensa de la civilización occidental compete al espíritu latino y romano o al espíritu latino y romano o al espíritu germano y protestante, encuentra en el plan Dawes incontestablemente
documentada su vanidad. El pago de la indemnización alemana y de la deuda aliada, ha puesto en manos de los Estados Unidos la suerte de la economía y, por tanto, de la política de Europa. La convalescencia financiera de los Estados europeos no es posible sin el crédito yanqui. El espíritu de Locarno, los pactos de seguridad, etc., son los nombres con que se designa las garantías exigidas por la finanza norteamericana para sus cuantiosas inversiones en la hacienda pública y la industria de los Estados europeos. La Italia fascista, que tan arrogantemente anuncia la restauración del poder de Roma , olvida, que sus compromisos con los Estados Unidos colocan su valuta, a merced de este acreedor.

El capitalismo, que en Europa se manifiesta desconfiado de sus propias fuerzas, en Norte América se muestra ilimitadamente optimista respecto a su destino. Y este optimismo descansa, simplemente, en una buen a salud. Es el optimismo biológico de la juventud que, constatando su excelente apetito, no se preocupa de que vendrá la hora de la arterio-esclerosis. En Norte América el capitalismo tiene todavía las posibilidades de crecimiento que en Europa la destrucción bélica dejó irreparablemente malogradas.
El Imperio Británico conserva aún una formidable organización financiera; pero, como lo acredita el problema de las minas de carbón, su industria ha perdido el nivel técnico que antes le aseguraba la primacía. La guerra lo ha convertido de acreedor en deudor de Norte América.

Todos estos -hechos indican que en Norte - América se encuentra ahora la sede, el eje, el centro de la sociedad capitalista. La industria yanqui es la mejor equipada para la producción en gran escala al menor costo: la banca, a cuyas arcas afluye el oro acaparado por Norte - América en los negocios bélicos y post-bélicos, garantiza con sus capitales, a la vez que el incesante mejoramiento de la aptitud industrial, la conquista, de los mercados que deben absorber sus manufacturas. Subsiste todavía, si no la realidad, la ilusión de un regimen de libre concurrencia. El Estado, la enseñanza, las leyes, se confirman a los principios de una democracia individualista, dentro de la cual todo ciudadano puede ambicionar libremente la posesión de cien millones de dólares. Mientras en Europa los individuos de la clase obrera y de la clase media se sienten cada vez más encerrados dentro de sus fronteras de clase, en los Estados Unidos creen que la fortuna y el poder son aún accesibles a todo el que tenga aptitud para conquistarlos. Y esta es la medida de la subsistencia, dentro de una sociedad capitalista, de los factores psicológicos que determinan su desarrollo.

El fenómeno norte-americano, por otra parte, no tiene nada de arbitrario. Norte América se presenta, desde su origen, predestinada
para la máxima realización capitalista. En Inglaterra el desarrollo capitalista no ha logrado, no obstante su extraordinaria potencia, la extirpación de todos los rezagos feudales. Los fueros aristocráticos no han cesado de pesar sobre su política y su economía. La burguesía inglesa, contenta de concentrar sus energías en la industria y el comercio, no se ocupó de disputar la tierra a la aristocracia. El dominio de la tierra debía gravar sobre la extirpación del subsuelo. Pero la burguesía inglesa no quiso sacrificar a sus landlores, destinados a mantener una estirpe exquisitamente refinada y decorativa. Es, por eso, que sólo ahora parece descubrir su problema agrario. Sólo ahora que su industria declina, echa de menos una agricultura próspera y productiva en las tierras donde la aristocracia tiene sus cotos de cacería. El capitalismo norteamericano, en tanto, no ha tenido que pagarle a ninguna feudalidad royaltis pecuniarios ni espirituales. Por el contrario, procede libre y vigorosamente de los primeros gérmenes intelectuales y morales de la revolución capitalista. El pionner de Nueva Inglaterra era el puritano expulsado de la patria europea por una revuelta religiosa que constituyó la primera afirmación burguesa. Los Estados Unidos surgían así de una manifestación de la Reforma protestante, considerada como la más pura y originaria manifestación espiritual de la burguesía, esto es del capitalismo. La fundación de la república norteamericana significó, en su tiempo, la definitiva consagración de este hecho y de sus consecuencias. “Las primeras colonias establecidas en la costa oriental —escribe Waldo Frank— tuvieron por carta la adquisición de la riqueza. Su revuelta contra Inglaterra, en 1775, empeñaba una de las primeras luchas abiertas entre el capitalismo burgués y la vieja feudalidad. El triunfo de las colonias, del cual nacieron los Estados Unidos, señaló el triunfo del régimen capitalista. Y desde entonces la América no ha tenido ni tradición ni medio de expresión que fuese libre de esta revolución industrial a la que debe su existencia”. Y el mismo Frank recuerda el famoso y conciso juicio de Charles A. Beard, sobre la carta de 1789: “La Constitución fue esencialmente un acto económico, basado sobre la noción de que los derechos fundamentales de la propiedad privada son anteriores a todo gobierno y están moralmente fuera del alcance de las mayorías populares”.

Para su enérgico y libérrimo florecimiento, ninguna traba material ni moral ha estorbado al capitalismo norteamericano, único en el mundo que en su origen ha reunido todos los factores históricos del perfecto Estado burgués, sin embarazantes tradiciones aristocráticas y monárquicas. Sobre la tierra virginal de América, de donde borraron toda huella indígena, los colonizadores anglo-sajones echaron desde su arribo los cimientos del orden capitalista.

La guerra de secesión constituyó también una necesaria afirmación capitalista, que liberó a la economía yanqui de la sola tara de
su infancia: la esclavitud. Abolida la esclavitud, el fenómeno capitalista encontraba absolutamente franca su vía. El judío, — tan
vinculado al desarrollo del capitalismo, como lo estudia Werner Sombart, no sólo por la espontánea aplicación utilitaria de su individualismo expansivo e imperialista, sino sobre todo por la exclusión radical de toda actividad “noble” a que lo condenara el Medioevo,— se asoció al puritano en la empresa de construir el más potente Estado industrial, la más robusta democracia burguesa.

Ramiro de Maeztu,— que ocupa una posición ideológica mucho más sólida que los filósofos neo-tomistas de la reacción en Francia e Italia, cuando reconoce en New York la antítesis verdadera de Moscú, asignando así a los Estados Unidos la función de defender y continuar la civilización occidental como civilización capitalista:—discierne muy bien por lo general, dentro de su apologética burguesa, los elementos morales de la riqueza y del poder en Norte América. Pero los reduce casi completamente a los elementos puritanos o protestantes. La moral puritana, que santifica la riqueza, estimulando cómo un signo del favor divino, es en el fondo la moral judía, cuyos principias asimilaron los puritanos en el Antiguó Testamento. El parentesco del puritano con el judío ha sido establecido doctrinalmente hace mucho tiempo: y la experiencia capitalista anglo-sajona no sirve sino para confirmarlo. Pero Maeztu, fervoroso panegirista del “fordismo” industrial, necesita eludirlo, tanto por deferencia a la requisitoria de Mr. Ford contra el “judío internacional”, como por adhesión a la ojeriza conque todos los movimientos “nacionalistas" y reaccionarios del mundo miran al espíritu judío, sospechado de terrible concomitancia con el espíritu socialista por su ideal común de universalismo.

El dilema Roma o Moscú, a medida que se esclarezca el oficio de los Estados Unidos como empresarios de la estabilización capitalista—fascista o parlamentaria— de Europa, cederá su sitio al dilema New York o Moscú.. Los dos polos de la historia contemporánea son Rusia y Norte América: capitalismo y comunismo, ambos imperialistas aunque muy diversa y opuestamente. Rusia y Estados Unidos: los dos pueblos que más se oponen doctrinal y políticamente y, al mismo tiempo, los dos pueblos más próximos como suprema y máxima expresión del activismo y del dinamismo occidentales. Ya Bertrand Russell remarcaba hace varios años el extraño parecido que existe entre los capitanes de la industria yanqui y los funcionarios de la economía marxista rusa. Y un poeta, trágicamente eslavo, Alexandra Block saludaba el alba de la revolución con estas palabras: “He aquí la estrella de la América nueva”.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

El destino de Norteamérica [Manuscrito]

El destino de Norteamérica

Toda querella entre neo-tomistas franceses y “racistas” alemanes sobre si la defensa de la civilización occidental compete al espíritu latino y romano o al espíritu latino y romano o al espíritu germano y protestante, encuentra en el plan Dawes incontestablemente
documentada su vanidad. El pago de la indemnización alemana y de la deuda aliada, ha puesto en manos de los Estados Unidos la suerte de la economía y, por tanto, de la política de Europa. La convalescencia financiera de los Estados europeos no es posible sin el crédito yanqui. El espíritu de Locarno, los pactos de seguridad, etc., son los nombres con que se designa las garantías exigidas por la finanza norteamericana para sus cuantiosas inversiones en la hacienda pública y la industria de los Estados europeos. La Italia fascista, que tan arrogantemente anuncia la restauración del poder de Roma , olvida, que sus compromisos con los Estados Unidos colocan su valuta, a merced de este acreedor.

El capitalismo, que en Europa se manifiesta desconfiado de sus propias fuerzas, en Norte América se muestra ilimitadamente optimista respecto a su destino. Y este optimismo descansa, simplemente, en una buen a salud. Es el optimismo biológico de la juventud que, constatando su excelente apetito, no se preocupa de que vendrá la hora de la arterio-esclerosis. En Norte América el capitalismo tiene todavía las posibilidades de crecimiento que en Europa la destrucción bélica dejó irreparablemente malogradas.
El Imperio Británico conserva aún una formidable organización financiera; pero, como lo acredita el problema de las minas de carbón, su industria ha perdido el nivel técnico que antes le aseguraba la primacía. La guerra lo ha convertido de acreedor en deudor de Norte América.

Todos estos -hechos indican que en Norte-América se encuentra ahora la sede, el eje, el centro de la sociedad capitalista. La industria yanqui es la mejor equipada para la producción en gran escala al menor costo: la banca, a cuyas arcas afluye el oro acaparado por Norte - América en los negocios bélicos y post-bélicos, garantiza con sus capitales, a la vez que el incesante mejoramiento de la aptitud industrial, la conquista, de los mercados que deben absorber sus manufacturas. Subsiste todavía, si no la realidad, la ilusión de un regimen de libre concurrencia. El Estado, la enseñanza, las leyes, se confirman a los principios de una democracia individualista, dentro de la cual todo ciudadano puede ambicionar libremente la posesión de cien millones de dólares. Mientras en Europa los individuos de la clase obrera y de la clase media se sienten cada vez más encerrados dentro de sus fronteras de clase, en los Estados Unidos creen que la fortuna y el poder son aún accesibles a todo el que tenga aptitud para conquistarlos. Y esta es la medida de la subsistencia, dentro de una sociedad capitalista, de los factores psicológicos que determinan su desarrollo.

El fenómeno norte-americano, por otra parte, no tiene nada de arbitrario. Norte América se presenta, desde su origen, predestinada
para la máxima realización capitalista. En Inglaterra el desarrollo capitalista no ha logrado, no obstante su extraordinaria potencia, la extirpación de todos los rezagos feudales. Los fueros aristocráticos no han cesado de pesar sobre su política y su economía. La burguesía inglesa, contenta de concentrar sus energías en la industria y el comercio, no se ocupó de disputar la tierra a la aristocracia. El dominio de la tierra debía gravar sobre la extirpación del subsuelo. Pero la burguesía inglesa no quiso sacrificar a sus landlores, destinados a mantener una estirpe exquisitamente refinada y decorativa. Es, por eso, que sólo ahora parece descubrir su problema agrario. Sólo ahora que su industria declina, echa de menos una agricultura próspera y productiva en las tierras donde la aristocracia tiene sus cotos de cacería. El capitalismo norteamericano, en tanto, no ha tenido que pagarle a ninguna feudalidad royaltis pecuniarios ni espirituales. Por el contrario, procede libre y vigorosamente de los primeros gérmenes intelectuales y morales de la revolución capitalista. El pionner de Nueva Inglaterra era el puritano expulsado de la patria europea por una revuelta religiosa que constituyó la primera afirmación burguesa. Los Estados Unidos surgían así de una manifestación de la Reforma protestante, considerada como la más pura y originaria manifestación espiritual de la burguesía, esto es del capitalismo. La fundación de la república norteamericana significó, en su tiempo, la definitiva consagración de este hecho y de sus consecuencias. “Las primeras colonias establecidas en la costa oriental —escribe Waldo Frank— tuvieron por carta la adquisición de la riqueza. Su revuelta contra Inglaterra, en 1775, empeñaba una de las primeras luchas abiertas entre el capitalismo burgués y la vieja feudalidad. El triunfo de las colonias, del cual nacieron los Estados Unidos, señaló el triunfo del régimen capitalista. Y desde entonces la América no ha tenido ni tradición ni medio de expresión que fuese libre de esta revolución industrial a la que debe su existencia”. Y el mismo Frank recuerda el famoso y conciso juicio de Charles A. Beard, sobre la carta de 1789: “La Constitución fue esencialmente un acto económico, basado sobre la noción de que los derechos fundamentales de la propiedad privada son anteriores a todo gobierno y están moralmente fuera del alcance de las mayorías populares”.

Para su enérgico y libérrimo florecimiento, ninguna traba material ni moral ha estorbado al capitalismo norteamericano, único en el mundo que en su origen ha reunido todos los factores históricos del perfecto Estado burgués, sin embarazantes tradiciones aristocráticas y monárquicas. Sobre la tierra virginal de América, de donde borraron toda huella indígena, los colonizadores anglo-sajones echaron desde su arribo los cimientos del orden capitalista.

La guerra de secesión constituyó también una necesaria afirmación capitalista, que liberó a la economía yanqui de la sola tara de
su infancia: la esclavitud. Abolida la esclavitud, el fenómeno capitalista encontraba absolutamente franca su vía. El judío, —tan
vinculado al desarrollo del capitalismo, como lo estudia Werner Sombart, no sólo por la espontánea aplicación utilitaria de su individualismo expansivo e imperialista, sino sobre todo por la exclusión radical de toda actividad “noble” a que lo condenara el Medioevo,— se asoció al puritano en la empresa de construir el más potente Estado industrial la más robusta democracia burguesa.

Ramiro de Maeztu,— que ocupa una posición ideológica mucho más sólida que los filósofos neo-tomistas de la reacción en Francia e Italia, cuando reconoce en New York la antítesis verdadera de Moscú, asignando así a los Estados Unidos la función de defender y continuar la civilización occidental como civilización capitalista:—discierne muy bien por lo general, dentro de su apologética burguesa, los elementos morales de la riqueza y del poder en Norte América. Pero los reduce casi completamente a los elementos puritanos o protestantes. La moral puritana, que santifica la riqueza, estimulando cómo un signo del favor divino, es en el fondo la moral judía, cuyos principias asimilaron los puritanos en el Antiguó Testamento. El parentesco del puritano con el judío ha sido establecido doctrinalmente hace mucho tiempo: y la experiencia capitalista anglo-sajona no sirve sino para confirmarlo. Pero Maeztu, fervoroso panegirista del “fordismo” industrial, necesita eludirlo, tanto por deferencia a la requisitoria de Mr. Ford contra el “judío internacional”, como por adhesión a la ojeriza conque todos los movimientos “nacionalistas" y reaccionarios del mundo miran al espíritu judío, sospechado de terrible concomitancia con el espíritu socialista por su ideal común de universalismo.

El dilema Roma o Moscú, a medida que se esclarezca el oficio de los Estados Unidos como empresarios de la estabilización capitalista—fascista o parlamentaria— de Europa, cederá su sitio al dilema New York o Moscú.. Los dos polos de la historia contemporánea son Rusia y Norte América: capitalismo y comunismo, ambos imperialistas aunque muy diversa y opuestamente. Rusia y Estados Unidos: los dos pueblos que más se oponen doctrinal y políticamente y, al mismo tiempo, los dos pueblos más próximos como suprema y máxima expresión del activismo y del dinamismo occidentales. Ya Bertrand Russell remarcaba hace varios años el extraño parecido que existe entre los capitanes de la industria yanqui y los funcionarios de la economía marxista rusa. Y un poeta, trágicamente eslavo, Alexandra Block saludaba el alba de la revolución con estas palabras: “He aquí la estrella de la América nueva”.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

El caso y la teoría de Ford

El caso y la teoría de Ford

Una buena parte de la confianza de Maeztu en el porvenir del capitalismo norte-americano y en sus recursos contra el socialismo, reposa en el experimento de Mr. Ford y en los resultados que este célebre fabricante de automóviles ha obtenido en una rama de la industria, en el sentido de "racionalizar" la producción. Esto indica, entre otras cosas, que sin la práctica de Ford no habría sido posible la teoría de Maeztu. Ya hemos visto que lo mismo le pasa a Maeztu con Primo de Rivera. Pero sobre este hecho no vale la pena insistir, porque después de todo no viene más que a confirmar el concepto marxista sobre el trabajo de los intelectuales, tan propensos a suponerse mas o menos independientes de la historia.
Ford, por otra parte, es mucho más importante y sustantivo que Maeztu para el capitalismo y, en consecuencia, también para el socialismo. No ciertamente porque Ford haya escrito dos libros ("Mi vida y mi obra" y "El judío internacional") que literalmente son sin duda inferiores a cualquiera de los libros de Maeztu, sino porque, como capitán de industria, representa en forma mucho más específica y considerable el genio del capitalismo. Mientras la acción de Ford puede inspirar los principios de muchos Maeztu, los principios del ilustre autor de "La crisis del Humanismo" no pueden inspirar la acción de ningún Ford.
El experimento de Ford demuestra, ente otras cosas, que Maeztu se equivoca gravemente cuando, dando por probada la tesis de los revisionistas alemanes, pretende que Marx se engaño al predecir la concentración del capital. La tesis de los revisionistas ha sufrido, a su vez, una revisión mucho más seria que la que impusieron a su tiempo al marxismo. Algún tiempo después de que Bernstein y sus secuaces consideraron desmentido a Marx por las compañías anónimas y demás sistemas de asociar al capital una masa social cada vez más numerosa, Hilferding analizó el carácter y la función del "capital financiero", fatalmente destinado a someter a su imperio todas las demás formas del capitalismo.
Rudolf Hilferding, sobre quien empecé a llamar la atención de mis lectores de "Variedades" hace cuatro años, no es prácticamente menos reformista que Bernstein. Como Bernstein militó en el partido socialista independiente, reabsorbido después de la revolución alemana, por la vieja y gorda socialdemocracia. Pero su tesis, expuesta en un libro ya famoso "Das Finanzkapital", además de ser un buen arsenal del socialismo revolucionario, interesa a los economistas, y ni siquiera haber leído a Hilferding, para estar enterado de los trusts, los carteles, los consorcios, constituyen la expresión característica del capitalismo contemporáneo. Y que, por consiguiente, lo esencial de la previsión de Marx -la concetración del capital y la industria- se ha cumplido. El capitalismo no encuentra sino a través de la cartelización, de la trustificación esto es del monopolio, el medio de organizar o "racionalizar", como ahora se dice, la producción. Poco importa, por ende, que un parte del capital de las empresas esté en poder de pequeños y medianos rentistas. Lo sustancial radica en que la cartelización coloca en pocas manos el manejo de las principales ramas de la producción. El capital financiero, en este periodo, –que con la ruina del principio de libre concurrencia se define como un periodo de decadencia capitalista– domina y subyuga al capital industrial, transfiriendo el comando de la producción a los banqueros, con la inevitable consecuencia de un retorno de la economía a formas usurarias, opuestas a la ley que, condenado todo parasitismo, exige que la producción sea gobernada por sus propios factores.
En una nación de capitalismo vigoroso y progresivo aún como los Estados Unidos, Ford representa precisamente al capitalismo industrial, fuerte todavia, frente al capital financiero. Pero, aunque Ford dependa de los bancos de Walt Street, ante los cuales no conserva en cierto estado de rebelión tácita, y a pesar de que continúa siendo el jefe absoluto de su empresa, esta se representa vaciada en los moldes del trust, por sus métodos de producción en gran escala. Ford, que es un vehemente propugnador de la unidad de comando, no solo considera exclusiva de la gran industria la capacidad de subordinar la producción a los intereses de la producción misma, sino que se pronuncia abiertamente contra el espíritu de concurrencia. Uno de sus principios es el siguiente: "Desdeñar el espíritu de concurrencia. Quienquiera que haga una cosa mejor que los otros debe ser el único que lo haga".

Los métodos que han permitido a Ford el colosal desarrollo de su empresa son dos: standardización y taylorismo. Y ambos son aplicables solo por la gran industria, por los carteles o trust, cuya irresistible y arrolladora fuerza proviene de su aptitud para la producción en serie, que consiente a la industria perfeccionar al extremo sus medios técnicos, conseguir la máxima economía de tiempo y mano de obra, disponer de los equipos de obreros capaces de los más altos rendimientos, ofrecer a estos los más altos salarios y garantías y obtener en su aprovisionamiento de materias primas los mejores precios. Ford anuncia la adquisición en el Brasil de tierras que dedicará al cultivo del caucho, para sacudirse de una onerosa dependencia de los magnates ingleses que dominan el comercio de este producto. Esta nueva expansión de su empresa, indica su tendencia a asumir el carácter más avanzado de la gran industria: el del trust vertical.

Ford ataca, en nombre del capital industrial, al capital financiero. Su anti-semitismo procede, fundamentalmente, de una empírica corriente identificación del banquero y el judío. Pero ya se ha anunciado su retractación de los ataques al judío internacional escritos en su último libro, el de este nombre. Y su actitud es posible solo en países como Norte América donde el capitalismo, por no haber terminado aún su proceso de crecimiento, no ha llegado todavía al periodo de absoluto y absorbente predominio del capital bancario. La banca yanqui, además, ha tenido una formación distinta de la banca europea: el tipo financista aparece menos diferenciado del tipo industrial.

El éxito de Ford, del cual el recordman de la fabricación de automóviles, se imagina deducir principios generales de felicidad y organización de la sociedad, basados en simplemente en la estandardización , el taylorismo, etc, se explica, como penetrantes economistas lo observan, por el hecho de haber efectuado Ford su experimento en una rama naciente de la industria, destinada a la producción de un artículo de consumo, corriente, cada día más extendido. La democratización del automóvil, he ahí el secreto de su fortuna y de su obra.

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Luis A. Rodríguez O. (Luis de Rodrigo), 26/12/1927

Lima, 26 de diciembre de 1927
Estimado compañero:
Al fin me es dado comunicarle lo que desde hace algún tiempo anhelaba: - "Amauta" continúa. Con estas líneas recibirá Ud. el número 11-. Mándeme para los próximos algunos poema porque los que tengo están ya publicados si no me engaño. En los primeros días de enero, le enviaré unas líneas sobre su poesía. Por ahora quiero sólo hacerle llegar mi cordial saludo, apenas desembarazado del trabajo de "Amauta".
Su affmo. amigo y compañero

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Alfredo Rebaza Acosta, 27/12/1927

Trujillo, 27 de diciembre de 1927
Señor José Carlos Mariategui,
Lima.
Compañero:
Hace unos cuantos meses, la calumnia, primero, y la incomprensión después, hicieron que se clausurara Amauta el vocero más fidedigno que ha tenido la juventud del Perú.
Nosotros los que trajinamos por la superación de los hombres en nuestra desdichada patria peruana, hubimos de enlutarnos por tan valiosa desaparición.
Hoy, la noticia de la reaparición de Amauta, me regocija íntimamente en grado tal, que no puedo menos que tenderle la mano a través de estos renglones para estrechar la suya tan efusivamente como sea capaz de hacerlo mi sinceridad de hombre y mi esperanza de izquierdista consumado.
Su más atento camarada
A. Rebaza Acosta

Rebaza Acosta, Alfredo

Carta de Baldomero Sanín Cano, 28/12/1927

Bogotá, 28 de diciembre de 1927
Señor Don
José Carlos Mariátegui
Lima.
Distinguido colega:
Por favor del Coronel Zárate, adicto a la Legación del Perú en esta capital, he leído las generosas líneas que le ha dedicado Ud. a mi actividad literaria.
Conocía de hace mucho tiempo su nombre y he admirado la forma y el pensamiento de Ud. en trabajos que me ha cabido la fortuna de leer en revistas peruanas o reproducidos en otros periódicos del continente.
Me apresuro a darle las gracias por su gentileza no sin asegurarle que me sería gratísimo recibir noticias suyas y de las obras que ha escrito o tiene en preparación.
Le deseo toda suerte de venturas en el Año 28 y muchos muy felices en lo porvenir.
Su admirador
B. Sanín Cano

Sanín Cano, Baldomero

Tarjeta Postal a Nicanor A. de la Fuente (Nixa), 29/12/1927

Lima, 29 de diciembre de 1927
Nicanor A. de la Fuente
Chiclayo
Estimado compañero:
Quiero comunicarle yo mismo la reaparición de Amauta. El número ha encontrado aquí entusiasta acogida y caluroso comentario. Amauta entra en una fase de estabilización. Reclamo su concurso en la organización de la Sociedad Editora. Mándeme sus últimos poemas. Ya Bazán debe haberle dicho cuanto lo estimo como artista, amigo y colaborador de Amauta.
Reciba mis mejores votos de Navidad y Año Nuevo y mi cordial abrazo de affmo. compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Yanquilandia y el socialismo [Manuscrito]

Yanquilandia y el socialismo

El espectáculo de la potencia norteamericana anima, a una crítica impresionista y superficial, a acordar el crédito más ilimitado a la esperanza en una fórmula yanqui de renacimiento capitalista, que anule para siempre la sugestión del marxismo sobre las masas trabajadoras. Es frecuente que, después de la lectura del libro de Henry Ford, un escritor copiosamente abastecido de literatura y filosofía, pero poco enterado en materia económica, afirme en la primera plana de un gran diario que el socialismo constituye una escuela o doctrina superadas ya por los experimentos asombrosos del capitalismo norteamericano. Drieu La Rochelle, por ejemplo, que es un artista de talento, cuando se aventura en una revisión de la escena contemporánea, escribe cosas como éstas: "Las teorías de las cuales se habla todavía en los medios socialistas y comunistas han salido de la Inglaterra de 1780, de la Francia de 1830, de la Alemania de 1850, países que veían venir la invasión de las máquinas como la Rusia de hoy. Pero a través de estas teorías romancescas, los rusos saben ir al gran capitalismo norteamericano que, a su vez, sabe que no es sino un estadio hacia otra cosa. Ford y Lenin son dos potencias que se aproximan la una a la otra, a golpes de pico, en la misma galería oscura". El autor de Mesure de la France, como buen francés y europeo, no cree que la defensa de la civilización occidental toque a los Estados Unidos. La concibe, por el contrario, como una misión de una confederación europea presidida por Francia. Mas confía, por el momento, en Mr. Ford, mucho más que en Poincaré y Henri Massis, como capitán de la burguesía y estratega del capitalismo.

El estudio de los factores efectivos de la prosperidad norteamericana enseña, en tanto, que el capitalismo yanqui no ha afrontado todavía la crisis que atraviesa el capitalismo europeo, de suerte que es prematuro hablar de su aptitud para superarla victoriosamente.

Hasta hace algún tiempo la industria norteamericana extrajo de la propia vitalidad de los Estados Unidos los elementos de su crecimiento. Pero desde que su producción ha sobrepasado en exceso las necesidades del consumo yanqui, la conquista de mercados externos ha empezado a ser la condición ineludible de ese proceso. La acumulación en las arcas yanquis de la mayor parte del oro del mundo, ha creado el problema de la exportación de capitales. A Estados Unidos no le basta ya colocar su exceso de producción; necesita colocar, además, su exceso de oro. El desarrollo industrial del país no puede absorber sus recursos financieros. Antes de la guerra, la industria yanqui era una buena inversión para el dinero europeo. Las utilidades de la guerra permitieron, como es sabido, a la industria yanqui independizarse totalmente de la banca de Europa. De nación deudora, Estados Unidos se transformó en nación acreedora. Durante el periodo de crisis económica y agitación revolucionaria de post-guerra, Estados Unidos tuvo que abstenerse de todo nuevo préstamo. Los países europeos debían sistemar la situación de su deuda a Norteamérica, antes de pretender de los Bancos de Nueva York cualquier crédito. En las mismas inversiones en empresas privadas, la amenaza de la revolución comunista, hacia la cual Europa parecía empujada por la miseria, aconsejaba a los capitalistas norteamericanos la mayor parsimonia. Estados Unidos empleó, por esto, toda su influencia en conducir a Europa al plan Dawes. No lo consiguió sino después de que la política de Poincaré sufrió, en 1923, el fracaso del Rhur. De entonces a hoy, pactadas así las condiciones de pago de la indemnización alemana como de la deuda aliada al tesoro yanqui, Yanquilandia ha abierto numerosos créditos a Europa. Ha prestado a los Estados para la estabilización de su cambio; ha prestado a la industria privada para la reorganización de sus plantas y negocios. Buena cantidad de acciones y títulos europeos ha pasado a manos yanquis. Mas estas inversiones tienen su límite. El capital norteamericano no puede dedicarse a abastecer de fondos a la industria europea, sin peligro de que la producción de ésta, dispute a la de Estados Unidos los mercados en que domina. De otro lado, estas inversiones vinculan la economía yanqui a la suerte de la economía europea. El plan Dawes y su secuela de arreglos o convenciones financieras, han inaugurado en Europa un período de estabilización capitalista y democrática que los apologistas de la reacción se entretienen en describir como una obra exclusivamente fascista; pero Europa, como lo evidenció la última Conferencia Económica, no ha encontrado todavía su equilibrio.

Trotsky ha hecho un examen singularmente penetrante y objetivo de la situación del capitalismo yanqui. "La inflación-oro observa el líder ruso es para la economía tan peligrosa como la inflación fiduciaria. Se puede morir de plétora lo mismo que de caquexia. Si el oro existe en cantidad demasiado grande no produce nuevas ganancias, reduce el interés del capital y, de este modo, torna irracional el aumento de la producción. Producir y exportar para guardar el oro en los sótanos equivale a arrojar las mercaderías al mar. Es por esto que América ha menester de una expansión más y más grande, es decir de invertir el exceso de sus recursos en la América Latina, en Europa, en Asia, en Australia, en África. Pero, por esta vía, la economía de Europa y de las otras partes del mundo se convierte más y más en parte integrante de la economía de los Estados Unidos".

Si a los Estados Unidos les bastara resolver los problemas internos de su producción para asegurar el crecimiento indefinido de su capitalismo; las áureas previsiones, las rosadas esperanzas de Henri Ford podrían, tal vez, constituir, una seria probabilidad de desahucio de la tesis marxista. Norteamérica, por obra de fuerzas históricas superiores, a la voluntad de sus propios hombres, se ha embarcado en una vasta aventura imperialista, a la cual no, puede renunciar. Spengler, en su famoso libro sobre la decadencia de Occidente, sostenía, hace ya algunos años, que la última etapa de una civilización es una etapa de imperialismo. Su patriotismo de germano le hacía esperar que esta misión imperialista le tocaría a Alemania. Lenin, algunos años antes, en el más fundamental acaso de sus libros, se adelantaría a Spengler en considerar a Cecil Rhodes como un hombre representativo del espíritu imperialista, dándonos además una definición marxista del fenómeno, entendido y enfocado como fenómeno económico. "Lo que hay de económico esencial en este proceso escribía con su genial concisión es la sustitución de la libre concurrencia por los monopolios capitalistas. La libre concurrencia es la cualidad primordial del capitalismo y, de una manera general, de la producción de mercaderías; el monopolio es exactamente lo contrario de la libre concurrencia; pero hemos visto a ésta transformarse bajo nuestros ojo en monopolio, creando la gran industria, eliminando la pequeña, reemplazando la grande por una más grandes, conduciendo la concentración de la producción y del capital a un grado tal que el monopolio es su corolario forzoso: carteles, sindicatos, trusts y, fusionándose con ellos, la potencia de una decena de bancas que manipulan, millares de millones. Al mismo tiempo, el monopolio surgido de la libre concurrencia no la descarta, sino que coexiste con ella, engendrando así diversas contradicciones muy profundas y muy graves, provocando conflictos y fricciones. El monopolio es la transición del capitalismo a un orden más elevado. Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, habría que decir que es la fase del monopolio capitalista. Esta definición abrazaría lo esencial, pues, por una parte, el capital financiero no es más que el capital bancario de un pequeño número de grandes bancos monopolizadores, fusionado con el capital de los grupos industriales monopolizadores; y, por otra parte, el reparto del mundo no es más que la transición de una política colonial extendida sin cesar, sin encontrar obstáculos, sobre regiones de las que no se había apropiado aún ninguna potencia capitalista, a la política colonial de posesión territorial monopolizada, por haber ya concluido la partición del mundo".

El Imperio de los Estados Unidos asume, en virtud de esta política; todas las responsabilidades del capitalismo. Y, al mismo tiempo, hereda sus contradicciones. Y es de éstas, precisamente, de donde saca sus fuerzas el socialismo. El destino de Norteamérica no puede ser contemplado sino en un plano mundial. Y en este plano, el capitalismo norteamericano, vigoroso y próspero internamente aún, cesa de ser un fenómeno nacional y autónomo, para convertirse en la culminación de un fenómeno mundial, subordinado a un ineludible sino histórico.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Guillermo Mercado, [1928]

A José Carlos Mariátegui:
Lima
Compañero:
Solo hoy puedo escribirle después de muchos meses de silencio. Que quiere, amigo, si la escuela, hoy en día, el envío de mi libro me tienen muy atareado.
He visto el último "Amauta" está lindo el número, pero extraño el anterior formatun.
El nuevo compañero que le hace entrega de esta carta le dará noticias más cercanas mías. Sobre todo de mi trabajos actuales.
Agradéscole, igual que el espíritu de la revista el comentario inteligente que hace de mi libro. Ya escribiré al querido Varallanos.
Hoy solo le saludo con la lealtad y afecto de siempre, tenga en mí siempre al compañero trabajador que a diario estira sus músculos porque el pueblo salga de la escuela.
Un abrazo.
Guillermo Mercado

Mercado, Guillermo

Carta de Blanca Luz Brum, 1928

[Buenos Aires, 1928]
Queridísimo Hermano José Carlos:
Ya le había enviado desde Chile una carta larguísima ¿la recibió? además un poema sobre Nicaragua. Hoy tenemos el Nº 11 de Amauta y esto quiere decir que estamos de fiesta. Seoane, Miró Quesada, Cisneros y yo, aquí todos los días hablamos de Usted con todo el respeto y la idolatría que le tenemos. Querido José, nunca he tenido más fe en nuestra lucha que ahora, con qué seguridad marchamos junto a este capitán que lo remplaza, en tanto, y que es Seoane. él nos instruye, con su fe y su hombría, cada día aprendemos más, Miró Quesada está desconocido, Cisneros, yo, todos somos nuevos, cada día estamos más cerca del Perú. Ahora saldrá de nuevo Guerrilla.- Reviviremos nuestros días jubilosos del Perú “nuestra guerrilla”. Dígame qué puedo hacer por acá, con relación a Usted y a Amauta. Salude a Eguren y a todos los compañeros de Amauta.
Bese a Anita y a sus hijitos y para Usted la fuerza leal de
Blanca Luz
¿porqué puso eso de [ ... ]? ¡caramba!
Saludos de Miró Quesada.

Blanca Luz Brum

Tarjeta Postal de Carmen Saco, [1928]

[Francia]
Sr. José Carlos Mariátegui
Empresa Editora Minerva
Sagástegui
Lima-Perú
Mi muy estimado amigo: recorro los castillos de Francia. He visitado las catedrales de Tours, Chartres, Vendôme , et les châteaux de Rambouillet. Château de Maintenon.
Estaré pronto en Moscou
Saludos
Carmen

Saco, Carmen

Carta de Manuel Ugarte, [1928]

[1928]
A José Carlos Mariátegui
en Lima
Confidencial
Mi eminente amigo,
Oportunamente le mandamos un ejemplar de nuestro Manifiesto sobre la situación de Nicaragua. Como la mayor parte de los envíos se han extraviado en el correo, le estimaré que me diga si llegó a su poder.
Las felicitaciones más cordiales por la reaparición de la gran revista continental, y un fuerte apretón de manos.
Manuel Ugarte
Manuel Ugarte
54, rue Saint Philippe, Nice, Francia.

Ugarte, Manuel

Carta de Juan Chabas, [1928]

[Madrid, 1928]
Sr. Mariátegui
Lima-Perú
Mi querido amigo:
A mi regreso de Barcelona encontré en Madrid su libro y unos cuantos números de Amauta renacida. Mil gracias por el doble envío. Hojear la revista me ha producido una impresión de plenitud: muy bien el fervor y la documentación de esos fascículos. En Diario de Barcelona he publicado una nota extensa sobre ellos.
Para leer el libro espero a días de reposo y quietud que me esperan ya, pronto, en el campo. A últimos de este mes salgo para Denia (Alicante) donde cuento pasar el verano.
Si puedo, desde allí también le enviaré algún original. No sé si me quedará tiempo.
Muy agradecido a U. por su envío le felicita por su labor su compañero
J. Chabás
Qué fue de Macchiavello y Clodo. ¿Y de Abril? ¿Podría U. dar recuerdos de mi parte a estos amigos?

Chabas, Juan

Carta de José A. Foncueva A.,1/1928

La Habana, enero de 1927 [1928]
Al camarada José Carlos Mariátegui:
Un grupo de escritores, estudiantes y artistas revolucionarios comenzará a editar, desde el próximo día 20, una revista de arte, literatura y doctrina, cuya revista dirigiré yo.
El nombre de la nueva publicación será indoamérika y nosotros tenemos el propósito de hacer de ella una cosa buena, para ello nos es absolutamente indispensable la colaboración de la vanguardia peruana, —tal vez la primera del continente— y especialmente la de usted, como mentor ideológico de esa juventud hermana.
Enterado por Emilio Roig de los propósitos suyos de reanudar la publicación de Amauta, le brindo mi humilde auxilio tanto para conseguir colaboración, como para allegar recursos económicos. En Cuba queremos a Amauta como cosa nuestra, y es por ello que yo tengo especial empeño en ayudar a su publicación, de acuerdo con mis fuerzas.
le agradecería mucho el interés que usted se tomara por indoamérika, toda vez que su concurso será sumamente útil para lograr nuestra idea de que indoamérika sea tribuna del pensamiento izquierdista universal en esta pobre antilla, esquilmada por el caudillaje y el imperialismo.
Adjunto le envío 3 ejemplares de nuestra revista El Estudiante, cuya publicación se suspendió a raíz de un proceso del que supongo usted tendrá noticias, por un supuesto delito de conspiración para la rebelión. El Estudiante fue la primera revista que protestó en Cuba de las arbitrariedades del civilismo contra el grupo de Amauta. en las paginas 5, 12, 14 y 17, podrá usted ver nuestras protestas y votos de adhesión a la obra gigantesca de la nueva generación peruana, generación abnegada y heroica, hermana de la de aquí en la lucha por la reivindicación social y política del continente nuestro.
Finalizo, no sin antes repetirle nuestros deseos de que usted nos auxilie mandándonos colaboración de la vanguardia peruana y aprovechar la ocasión para saludar en usted a los hombres nuevos del Perú y atentamente
José A. Foncueva

Foncueva, José A.

Carta de I. Siguenza Céspedes,1/1/1928

Marías, 1° de enero de 1928
Señor José Carlos Mariátegui,
Director de Amauta,
Lima.
Habiéndose inaugurado hoy una institución deportiva el Club Sport La Sierra, bajo la Presidencia del Señor Gerardo M. Facundo Solórzano, patrocinada por la Revista La Sierra que se edita en esa ciudad, ha sido Ud. elegido por voto unánime y en medio de aplausos Socio Honorario y Delegado Sportivo ante la Federación Peruana de Foot-Ball, en esa ciudad, lo que me es honroso comunicarle.
Dada su personalidad intelectual y un entusiasta sportman, espero su digna y favorable respuesta, un verdadero apoyo efectivo para con esta sociedad sportiva naciente que intenta vincularse con la Revista Amauta. Para su información le incluyo el Programa de Bases y Fines confeccionado con nobles fines.
Suscribiéndome de Ud. le aseguro las distinguidas consideraciones de aprecio personal y colectivo en nombre de este Club Sport.
Dios guarde a Ud.
I. Siguenza Céspedes
Secretario

Siguenza Céspedes, I.

Carta a Augusto Moscol

Lima, 1 de enero de 1928

Estimado compañero:

Con mis saludos y votos de año nuevo, expreso a Ud. toda mi confianza en su concurso a nuestra revista, en su nueva etapa que estoy seguro será la de su definitiva estabilización. Mucho esperamos de su entusiasmo y actividad de amigo probado y mucho tenemos que agradecerle por sus servicios de la primera etapa.
Créame su affmo amigo y compañero

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Luis Carranza, 3/1/1928

[Piura], 3 de enero de 1928
Sr. D. José Carlos Mariátegui
Lima
Mi estimado amigo:
Me apresuro a contestar su cordial misiva del 25, felicitándolo por la reaparición de Amauta, que encarna la noble campaña redencionista del indio.
Le quedo agradecidísimo por su importante colaboración a nuestro número extraordinario del 1°, del cual le envío varios ejemplares.
La simpatía que es un lazo espiritual muy fuerte, me hace pensar en la posibilidad de estrechar más nuestra amistad y mutuo apoyo en la obra de saneamiento moral que considero larga y pesada, pero indispensable en el Perú.
A Luis Alberto Sánchez, le he pedido también formalmente su cooperación en forma menos esporádica y creo que no me la niegue, porque debe pensar lo mismo que nosotros, en la necesidad de coordinar un poco a los que piensan en laborar constantemente por hacer algo útil.
Muy agradecido a sus amistosos deseos por la felicidad en el año que comienza, me es muy grato desearle igualmente buena suerte en su salud y negocios.
Muy afectuosamente
L. Carranza

Carranza, Luis

Carta de Javier Bueno, 5/1/1928

Genéve, 5 jan 1928
Muy distinguido señor mío:
He recibido y leído con gran interés los números dela Revista Amauta que es un gran valor entre las publicaciones de su género.
Atendiendo a su ruego me es grato comunicarle que desde ahora se le hará envío regular de nuestras "Informaciones Sociales" donde seguramente encontrará Ud. informaciones muy útiles que acaso pudiera utilizar en Amauta.
Aprovecho la ocasión para ofrecerme a Ud. muy atento y seguro servidor.
Javier Bueno

Bueno, Javier (Antonio Azpeitua)

Carta de The Nation,7/1/1928

January 7, 1928
Sr. Jose Carlos Mariategui
c/o The Amauto,
Lima, Peru.
My dear Sr. Mariatezui:
Your article, "The New Peru" will appear in this week's issue of The Nation.
We shall be glad to send complimentary copies to any persons whom you suggest.
Cordially yours,
Pauline
The Nation's Circulation Department

The Nation

Carta de A. Schepotieff, 7/1928

Minsk, 7 de enero de 1928
Très honoré Monsieur!
Je vous prie de bien vouloir ne pas refuser d’expédier à l’adresse ci-dessus un exemplaire de Votre honorable édition comme échantillon.
Je vous prie, Monsieur, d’accepter avec mes excuses les plus profondes pour cet dérangement, mes sentiments les plus respectueux.
Votre très dévouée
Prof. A. Schepotieff

Schepotieff, A.

Carta a Samuel Glusberg, 10/1/1928

[Transcripción literal]
Lima, 10 de Enero de 1927.
Señor don Samuel Glusberg.
Buenos Aires.
Muy estimado compañero:
Acabo de recibir unas líneas de Ud. que me apremian a satisfacer el deseo de escribirle. Creo no haber contestado su carta del 1 de noviembre sino con el envió de los ejemplares de "Amauta" y el retrato que me pedía. Ud. me perdonará todos estos retardos considerando las ocupaciones que me ha impuesto la reorganización de "Amauta".
He trasmitido su encargo a Garro, a quien he hecho llegar su carta. Está animado del propósito de poner enseguida manos a la obra. Aprovechará, seguramente, sus vacaciones (es profesor además de literato) para esta traducción. Me ha dicho que le escribirá enseguida.
He conseguido reanudar la publicación de “Amauta" en Lima. Pero, naturalmente, los azares de la política criolla pueden, después de un tirapo, interrumpirla otra vez. La policía peruana no sabe distinguir entre especulación ideológica y conspiración o montonera. Si "Amauta" sufriera una nueva clausura, renunciaría a la tarea de rectificar el juicio de esta gente y me dirigiría a Buenos Aires donde creo que mi trabajo encontraría mejor clima y donde yo estaría a cubierto de espionajes y acechanzas absurdas.
Le remito con “Amauta”, dos ejemplares de "Tempestad en los Andes", ultimo libro de Minerva y primero de la Biblioteca "Amauta", en la cual publicaré enseguida una selección de la obra completa de nuestro gran poeta José M. Eguren y un libro mío: “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana". Tengo otro libro de tema internacional, como "La Escena Contemporánea”, al cual titulo "Polémica Revolucionaria". No lo podría dar enseguida a luz por Minerva, porque se diría entonces que no edito casi sino mis libros. Dese saber, por esto, si podría editarlo Babel .Yo tomaría a firme 300 ejemplares para la venta en Lima y, al menos otros tantos podrían enviarse en consignación, bajo mi responsabilidad, a los agentes de provincias que yo indicase. De "La Escena Contemporánea" se vendieron fácilmente 1500 ejemplares, de modo que la cifra no es optimista en demasía. El volumen del libro sería el "La Civilización Manual y otros ensayos" aproximadamente. La parte principal se contrae a la critica de las tesis reaccionarias y democráticas más en circulación y actualidad (Massis, Rocco, Maeztu, Ford, Wells, etc). Hago a mi modo la defensa de Occidente: denunciando el empeño conservador de identificar la civilización occidental con el capitalismo y de reducir la revolución rusa, engendrada por el marxismo, esto es por el pensamiento y la experiencia de Europa, a un fenómeno de barbarie oriental. Me interesaría tener a la vista las réplicas de Lugones a sus impugnadores (Molina, etc). Si Ud. me las pudiera facilitar se lo agradecería mucho.
¿Podemos canjear algunas ediciones de Minerva con ediciones de Babel, de las menos conocidas en Lima?

Le remitiré algunos recortes sobre mi persona. Aunque soy un escritor muy poco autobiográfico, le daré yo, mismo algunos datos sumarios: Nací el 95. A los 14 años, entre de alcanza-rejones a un periódico. Hasta 1919 trabajé en el diarismo, primero en "La Prensa", luego en "El Tiempo, finalmente en "La Razón" diario que fundé con César Falcón, Humberto del Aguila y otros muchachos. En este ultimo diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918, nauseado de política criolla, —como diarista, y durante algún tiempo redactor político y parlamentario conocí por dentro los partidos y vi en zapatillas a los estadistas— me orienté resueltamente hacia, el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficionado de decadentismos y bizantinismos finiseculares, en pleno apogeo todavía. De fines de 1919 a mediados de 1923 viaje por Europa. Residí mas de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve, por Francia. Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y un hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época, señalan las estaciones de mi orientamiento socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes y la Universidad Popular, artículos, expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924, estuve como ya le he contado a punto de perder la vida. Perdí una pierna y quedé muy delicado. Habría seguramente curado ya del todo, con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza ni mi inquietud intelectual me la consienten. Desde hace seis meses, mejoro poco a poco. No he publicado más libro que el que Ud. conoce, Tengo listos dos y en proyecto otros. He ahí mi vida, en pocas palabras. No creo que valga la pena, hacerla notoria. Pero no puedo rehusarle los datos que Ud. me pide. Me olvidaba: soy un autodidacta. Me matriculé una vez en Letras en Lima, pero con el solo interés de seguir un curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa frecuente algunas cátedras libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi carácter extra-universitario y tal vez si hasta si hasta anti-universitario. En 1925 la Federación de Estudiantes me propuso a Ia Universidad como catedrático de la materia de mi competencia; pero la mala voluntad del Rector y segundariamente, mi estado de salud, frustraron esta iniciativa.
Le he escrito mas largamente de dio que al comenzar me proponía. Pero, por supuesto, esto me complace mucho
No he recibido el segundo número de los “Cuadernos de Oriente y Occidente” que están muy bien, como todo lo que se edita con su intervención.
Estoy muy reconocido a Gerchunoff por su deseo de que forme parte del personal de colaboradores de su diario. Creo que aunque no vaya por ahora a Buenos Aires, me será posible colaborar desde aquí.
En el próximo numera de “Amauta", salen notas sobre algunos libros de Babel.
Con sinceros votos para el año que empieza, lo saluda muy afectuosamente su amigo, y compañero.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Manuel Seoane, 20/1/1928

Buenos Aires, 20 de enero de 1928
Mi querido José Carlos:
Contesto su carta del 4. Recibí, también, Amauta. No sé como evadir el riesgo de ser un poco declamatorio si le expreso toda mi admiración por su obra de hombre y por su obra de escritor. La sintetizaremos en un ¡muy bien! que es voz de multitud proletaria al aplaudir un discurso como el olé! es la voz de la multitud toreril al aplaudir una faena.
Hemos iniciado enseguida la propaganda. Han aparecido notas en Última Hora y La República, donde estoy trabajando actualmente. Hablé por teléfono con Góngora, quien me prometió hacer lo mismo en Crítica. Samet también las ha recibido. Creo que será fácil despertar el interés general. El editorial es sencillamente admirable.
Procuraré mandarle colaboraciones y estudios. Preparo, actualmente, Renovación, que saldrá dentro de unos días. Esto me quita mucho tiempo, así como el ciclo de conferencias radiotelefónicas iniciado por la U.L.A. Enseguida voy a hacer un estudio de los empréstitos en el Perú, que le mandaré a U. aunque realmente es pedido por Claridad.
Junto con ésta va una carta y un poema de César Alfredo, que progresa rápidamente en conocimientos y en convicción, sacudiéndose del limeñismo, y su enfermedad de origen. Tengo mucha fe en este muchacho talentoso y serio.
Va también otra carta de Fernán Cisneros (h), acompañada de dos poemas suyos. Cisneritos es otra promesa. Creo que ha heredado la aptitud para las descripciones costumbristas que el padre reveló parcialmente en ‘Ecos’ y totalmente en su conversación privada. Hará cuentos muy buenos. Como poeta U. lo juzgará. Como revolucionario lo estoy conociendo. Cabe tener fe en este muchacho, cuyo único defecto es tener una cara bonita.
Adjúntole un artículo mío, que envié a La Sierra. Si ésta no lo hubiese publicado, hágalo en Amauta, para cuyo caso le he hecho una pequeña corrección.
Temo que la dirección chalaca sea no sólo insegura, sino policial. Nada de lo enviado allí ha sido recibido por Ud.
Hasta pronto, fuertemente le abraza su admirador y compañero.
M. Seoane
Mándeme algo para Renovación.
En otro sobre, en la misma fecha, va mi artículo y los poemas y carta de Cisneros (h.).
Seoane

Seoane, Manuel

Carta de Fernán Cisneros, 22/1/1928

Buenos Aires, 22 de enero de 1928
Camarada Mariátegui:
Hacen muchos atentados a la libertad que yo le admiro. Le confieso que tenía urgencia en decirle esto y en significarle mi adhesión. Posiblemente conoce usted mi ubicación ideológica; esto me evita una carta larga.
Ignorando la reaparición de Amauta, le mandé a Vegas García, para Variedades un poema mío que no se si se publicará. Ahora, provecho para enviarle a Ud. dos que si quiere, puede publicar en nuestra revista. Digo nuestra porque ya se la hemos enajenado en el afecto.
Cualquier cosa que se refiera a Amauta con respecto a Buenos Aires, me encantaría poder servirlo. Estoy vinculado con varios grupos de intelectuales de manera que ello me resultaría fácil. Espero ponerme al habla con Herrera, que entiendo es el agente, para organizar debidamente el capítulo de de suscripciones, que me parece muy importante. Cualquier novedad, se lo transmito.
Desde ya gracias.
Le estrecha la mano fraternalmente su camarada.
Fernán Cisneros

Cisneros, Fernán Luis

Carta de Jorge Cornejo Bouroncle,22/1/1928

Cuzco, 22 de enero de 1928
Señor
José Carlos Mariátegui.
Lima.
Distinguido compañero:
Como todo el que piensa en una sociedad mejor, he visto con sumo agrado la reaparición de Amauta y al felicitarle por el esfuerzo que significa en nuestro medio una lucha contra los intereses creados de una sociedad que debe reformarse cuanto antes, quiero ofrecer a Ud. los sentimientos de mi solidaridad con su obra y la íntima simpatía con que veo que la lucha emprendida va ganando terreno y que un día amanecerá la aurora del nuevo día.
Le adjunto un artículo mío que se publicó en la prensa del Cuzco, trata él de menoscabar el prestigio de instituciones que la masa del pueblo cree sagradas, indispensables, y creo yo que para laborar por más grandes ideales conviene ir quitando la careta a estas asambleas de farsa. Si U. cree digno ese artículo de aparecer en Amauta, le agradeceré consignarlo.
Téngame a sus enteras órdenes por estas tierras del Cuzco y reciba el atento saludo que le envío.
J. Cornejo Bouroncle

Cornejo Bouroncle, Jorge

Carta de Young Workers (Communist) League of America, 23/1/1928

January 23, 1928.

Dear Brothers:

We have continued you on our exchange list for the YOUNG WOEKER. Due to the moving of our headquarters from Chicago to New York we have not been receiving your publication. Will you kindly correct the address on your mailing list as follows:

Old address
YOUNG WORKER
1113 W. Washington Blvd.
Chicago, 111.

Present address
YOUNG WORKER
43 E. 125th St,
New York, N.Y.

If the YOUNG WORKER is not already on your mailing list, will you kindly put it on. Thanking you in advance for your courtesy, we are

Very truly yours,
Nat Kaplan
Editor - Young Worker

Kaplan, Nat

Carta de José María López Mezquita, 25/1/1928

Lima, 25 de enero de 1928
Señor
José Carlos Mariátegui.
Ciudad.
Muy distinguido señor:
Teniendo encargo de The Hispanic Society of America de Nueva York de reunir para su colección de fotografías con autógrafo dedicadas a dicha entidad las de las personalidades literarias más destacadas de los países Sud-Americanos que visito, le quedaré muy reconocido si se digna enviarme la suya (en el plazo más breve que le sea posible) remitiéndola al Sr. Santos Chocano Argandoña 235 Lima.
Dándole las gracias anticipadas aprovecho esta oportunidad para ofrecerme de Ud. Atto. SS.
Q.E.S.M.
José M. López Mezquita

López Mezquita, José María

Carta de Romulo Meneses M., 27/1/1928

La Paz, 27 de enero de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima, (Perú)
Muy estimado amigo:
Con los últimos días de diciembre del año ppdo., le envié una postal de saludo y buen augurio para Ud. tanto como para Amauta. Le envié con ella una colaboración sobre el Hebraísmo y su gestión histórica, que espero la haya recibido.
Ésta le lleva mi felicitación por la reaparición de Amauta en el No. 10, el mejor esfuerzo de la izquierda en nuestro país, hasta la fecha.
Hubiera deseado enviarle mi colaboración sobre el problema de Nicaragua, pero por una parte desconfianza en que ella no llegará o alcanzará tarde para resultar en fiambre me obligaron a darlo a La Razón. Aquí o allá, el deber es el mismo, Ud. lo sabe.
Le envío en esta misma carta que dirijo a Washington, iz. 544.
En La Paz, habemos ya un regular número de desterrados. Puedo afirmarle que la izquierda en La Paz, está representada por el elemento peruano, que colabora con lo escaso que Bolivia cuenta. En el Altiplano la izquierda está desprestigiada por su incipiencia, su reducida interpretación del izquierdismo y un espíritu de polemismo aldeano sobre el matiz del prójimo, insoportable. Es cuestión de mofa por estas alturas decirse de izquierda. Esto me ha inducido a finalizar el artículo que le envío con una apreciación sobre nuestro concepto de izquierda.
Es que la muchachada aquí es floja para el estudio. Tiene el defecto de organizar muchos grupos y agencias de los grupos mayores, distribuir puestos de anuncio y quedarse allí. Contra este defecto tratamos de reaccionar ahora con el fin de asimilar las vanguardias bolivianas al flanco de las demás americanas. Bolivia tiene interesantes aspectos económicos por su ubicación en el continente como asiento minero.
Patiño, Suárez, Aramayo, Gugenheim, son caso único; especialmente el primero dentro del ritmo de nuestros países. Esto, como comprende, es necesario estudiar y definir su proyección en el futuro.
Estamos constituyendo la célula peruana de la APRA. Le comunicaremos en su oportunidad.
Deme una dirección de seguridad.
Reciba un apretón de manos de su amigo
R. Meneses M.
Dirija a mi nombre no más.

Meneses M., Rómulo

Carta de Samuel Glusberg, 28/1/1928

Transcripción completa:
28 de enero de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Muy estimado compañero:
Muchas gracias por su extensa carta y por los datos que me proporciona en ella. Ya recibí carta del señor Favio. Ahora estoy a la espera de su traducción de Frank que seguramente no tardará en llegarme. ¿Vio el tomo publicado por la Revista de Occidente?.
Espero la visita de Waldo Frank para mediados de este año. No cree en la posibilidad de hacerle llegar a Frank una oferta universitaria para que visite también el Perú. Escríbame a este propósito. En cuanto a la edición de un libro suyo por Babel estoy completamente a sus órdenes. Eso sí no me gusta el título Polémica Revolucionaria, me parece mejor como subtítulo explicativo pero si Ud. lo juzga insustituible no hay nada más que hacer...Publicaré su Polémica Revolucionaria. No me hago grandes ilusiones de venta. El libro de Sanín Cano no halló más que 200 compradores en la Argentina. Y es que aquí se publican 50 libros por mes de ahí que se vendan tan poquitos. Con todo, como Ud. me ofrece colocar 300 ejemplares en firma y otros 300 en consignación me animo a ordenar una tirada de 1500 ejemplares a imprimirse en España. De estos 1500 libros le haré mandar a Ud correctamente a Lima 600 volúmenes.
Usted me hará llegar el importe de los 300 colocados en firma al precio argentino de venta menor el 40% de descuento. El importe de los otros 300 le corresponderá a Ud. en concepto de derechos de autor ¿Qué le parece?. En cuanto al precio de venta si el libro pasa las 200 páginas será de pesos 2.50 sino llega a los 200: 2 pesos. Le doy todos estos detalles para una mayor comprensión. En resumen, quiero decirle que Ud solo debe responder ante Babel del importe de 300 ejemplares, los otros puede administrarlos Minerva por su cuenta.
y ahora otro asunto:
No tengo el artículo de Lugones que Ud. me pide, pero puedo encontrarlo en el Repertorio, tomo X, nº8 . Le mando en cambio un libro de Lugones titulado la "Organización de la Paz", de 1925 y una refutación de Frugerit. Quizás le sirvan. Vale la pena que Ud. incluya en su libro un capítulo refutando la ideología reaccionaria de Lugones. Eso puede interesar mucho aquí. En el Repertorio están casi todos los artículos de Lugones sobre "el gobierno de los mejores" y "la hora de la espada".
Espero el envío de los originales. No tome a mal mi objeción al título Problemas de Occidente y otro por el estilo indique tal vez con más precisión el contenido. Polémica revolucionaria es editorialmente mejor.
No recibí Amauta ni los libros que menciona. Le mando los ejemplares del libro de Jiménez Pastor. Pronto le haré llegar el Cuaderno Nº 2.
Suyo Glusberg

Glusberg, Samuel

Carta a Miguel Ángel Urquieta, 29/1/1928

Lima, 29 de enero de 1928
Querido Urquieta:
Contesto su grata carta del 10 del corriente, por la que me entero de que desde antes de mi operación y la supresión de Amauta carecía Ud de noticias mías. A pesar de una crisis en mi salud y de un periodo de redoblado trabajo que fue su consecuencia, no he dejado en este tiempo de escribir. A poco de salir del Hospital, le escribí una carta agradeciéndole su valiente actitud de solidaridad y comunicándole mi propósito de marchas a Buenos Aires, para reanudar allí la publicación de Amauta si no se me permitía continuarla en Lima. Más tarde, de regreso de Chosica, le puse una postal. La carta, según me informa la administración, fue expedida certificada, con otra carta del administrador. Entre otros reclamos presentaré al correo este por perdida de correspondencia certificada que no creo sea el último.
Sobre mi correspondencia ha pesado durante un semestre una constante interceptación que no ha cesado sino en vista de que, por este medio, no se secuestra sino mi correspondencia [...] o la administrativa de Amauta también de deben haber influido mis reiteradas reclamaciones.
En el nro. 11 de Amauta que saldrá dentro de dos días publico su mensaje a la Convención de Maestros de Buenos Aires. No estoy de acuerdo - y Ud. ya debía calcularlo- con su juicio sobre la dictadura de México. Ud. sabe que mi posición no es [...]. Siento que, por escribirle demasiado de prisa, en momentos en que la reorganización de Amauta me impone mucho trabajo extraordinario, no me sea posible tratar extensamente el punto.
La administración me dijo haberle ya escrito olvidando incluirle un papel que ahora me encarga acompañarle.
Lo recuerdo siempre con gran afecto y leal estimación y agradezco su solícito concurso de Amauta.
Y fraternalmente lo abrazo.
José Carlos Mariátegui
Escríbame a Sandro Mariátegui, Washington Izquierda 544-970.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Nicanor A. de la Fuente (Nixa), 30/1/1928

[Transcripción Literal]
Lima 30 de enero de 1928
Sr. Nicanor A. de la Fuente
Chiclayo.
Muy estimado compañero:
Contesto su apreciada carta del 16 de enero que me informa de la solicitud con que se ocupa Ud. en el encargo de Amauta. Espero que la reanudación nos permita conseguir en Chiclayo el número de accionistas que calculamos al principio, cuando remitimos a Ud. y a C. Arbulú Miranda, en total, doce recibos por la primera cuota.
Dos de sus poemas aparecen en el No. en prensa, que estará listo mañana. El tercero saldrá en el No. siguiente. Aunque, poeta por excelencia, creo que no nos debe Ud. enviar sólo versos. Entiendo que escribe Ud. también cuentos y los reclamo para Amauta.
No he recibido el No. de Albores. No obstante mi exceso de trabajo, les mandaré alguna breve colaboración, apenas disponga de tiempo.
De Carlos Arbulú M. no tengo noticias desde hace mucho tiempo. La administración ha recibido últimamente nuevos ejemplares devueltos por él. Dígale que debe fijar una cifra más aproximada de la cantidad de ejemplares que puede absorber esa agencia para que no continuemos con estos viajes de ida y vuelta de la revista. Me explico que en el primer momento su optimismo agrandase las expectativas de Amauta; pero ya es tiempo de establecer una base más precisa.
Con saludos de Bazán y otros compañeros, lo abraza cordialmente su afmo. amigo
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Waldo Frank, 30/1/1928

Yorktown Heights, New York, 30 de enero de 1928
Señor Don José Carlos Mariátegui,
Lima, Perú.
My dear Brother,
I learn vía Buenos Aires of your illness, of your political difficulties and of those of Amauta: and I hasten, at this late date, to send you my profound good wishes. There is a vast silence between New York and Lima, and yet at times I seem to see you and to hear you across that abyss, crearly and warmly. I wish that you could know what help in my own struggles your own career has given me: I want you to realize that in a very true sense we are close despite the silence between us.
Glusberg writes me that he is cooperating through you and Señor Garro for the translation of Our América & Holiday: I am eager to hear details about this work. If it is being carried on under your personal supervision I have confidence in the result; and although I can realize that you have little time I hope that you are managing to keep an eye on the progress of the undertaking. As you may have read, there seems to be a strong desire in Buenos Aires to have me come down there to deliver some lectures— : and since this will be a means of representing to South America the North America which has no voice in Pan-American conference and the like, I am strongly tempted to go despite the sacrifice of time which such a journey would entail. It is possible that I may decide to make the trip, this coming Autumn. In that case, I should like to know if I might not cross over to Peru. I should hate to be so near (comparatively) to your America, without getting to know it, and getting to know you, also. If I do go to B.A. in the autumn, will you let me know (as soon as you possibly can) how much of a journey in days and in expense it would mean to cross the Andes, and if there would be some means, in Peru, of earning enough money at least to defray the cost of such a voyage? If you can possibly let me have word, before the end of March I shall be grateful.
I have recently received books of poetry from fellow Peruvians of yours: I have had no time yet to read them, and hence have not written to the poets. Will you tell them (if they are your friends) that my silence means merely that I am frightfully rushed, and that I shall get to them, before very long?
I am sending you the New Republic, in which my new book (the continuation of Our America) called The Rediscovery of America is appearing. Do you receive it?
I am eager to hear from you, my friend: to hear above all that you are again in good health, and working; and, if possible, to learn what the exact difficulties are under which Amauta and you have been laboring. I suspect that these difficulties are political, and you must know from my own work that I am close to you —in your Camp, in that matter (although I have no exact political affiliations).
I send you my brotherly greetings. The thought that there is even a bare chance of seeing you in Peru excites me.
Waldo Frank

Frank, Waldo

Carta a Gerardo León A., 30/1/1928

Lima, 30 de enero 1928
Sr. G. León.
Matucana
Estimado Señor:
Con toda complacencia tomamos nota de su atta, carta fecha 18 del presente.
Junto en el No.11 que debe salir en estos días, irán los recibos y los libros de la Editorial Minerva" que Ud. nos solicita.
En espera de su órdenes que nos será muy grato cumplir, nos suscribimos muy atentamente.
Administrador

Sociedad Editora Amauta

Carta a Alejandro Edilio Borges, 31/1/1928

Lima, 31 de enero de 1928
Sr.
A. Edilio Borges
Maracaibo
Muy señor nuestro:
Por no haber recibido respuesta de Ud. a nuestra última, no nos ha sido posible enviarle el No. 10 (especial doble, con el cual ha reanudado "Amauta" su publicación regular. con la carta referida y con fecha 15 de junio le acompañamos su cuenta de la que le adjuntamos ahora copia, encareciéndole su cancelación.
Como ya le hemos informado, a la vez que nuestra revista, mejorada por la colaboración de notables escritores y artistas del Continente, podemos servirle nuestras ediciones y las de la Editorial Minerva. De dos obras, les hemos enviado hace algunos meses nuestras. El anuncio de los libros publicados y en prensa lo encontrará Ud. en la revista.
Esperando sus órdenes me es muy grata repertirnos de Ud. muy atentamente.
Administrador

Sociedad Editora Amauta

Carta de Blanca Luz Brum, 1/2/1928

Santiago de Chile, 1°de febrero de 1928
Mi querido y siempre grande José Carlos Mariátegui:
Cuidado que enseña a sostenerse y a pararse Ud. a todos nosotros. Precisamente Ud., el incapacitado materialmente, es el único de las actitudes rectas y definitivas. Desde luego no es una nueva. Pero es una nueva Amauta, heroico amigo, admirable, conmovedor. Con Amauta en las manos otra vez, se me han caído las lagrimas: y qué vergüenza de mí y de tantos otros que todavía estamos revoleándonos en la “gloria de la deportación”. Así me gusta decírselo a Ud. con humillación, con asco para que el contraste sea más fuerte.
Amauta me ha hecho un bien enorme, y estoy segura que no es a mí sola, es como si nos hubiera sorprendido derrepente medio olvidados, haraganes y piojosos por algún rincón de este potrero americano y sacudiendo un látigo nos gritara: ¡arriba muchachos ¿no ven que está saliendo el sol detrás de los monolitos de piedra? “¡aquí la acción!” Otra vez, querido José Carlos, estamos con la garganta en pie, y el entusiasmo y la audacia todos, otra vez bajo sus ojos agudos y su corazón jovial y fuerte.
No me pregunte nada de mis días en Chile, aquí da vergüenza mirarse la cara en un espejo y saber qué es uno. Uno que se está aguantando tanta inmundicia y tanta mariconada, uno con el pico cerrado y los ojos cerrados y la vergüenza cerrada, ¿qué le parece la Asociación de Profesores, esos sirvientes del carabinero Ibáñez? y esos “poetas de vanguardia” el Seguel, el Díaz Casanueva, el Rosamel del Valle, etc., todos éstos los tengo marcaditos como ganado nuevo. Ya!!! Sin embargo, de repente se siente patalear el Apra, por ejemplo cuando cae preso una, dos, tres veces el camarada Mendoza, con él se irá a Buenos Aires toda el Apra de Chile. Yo como de costumbre he peleado con una cantidad de maricas. ¿Spikin Howard? ¡no me haga reír! se pasa escondido día y noche en casa del Dr. Rodrigo Donoso, médico militar que sirve al actual régimen. Ese pobre de Alberto Spikin es un sentimental terrible, después de Chopin se queda muerto, no sirve nada más que para el taburete del piano. ¿Barrios Varela? Ah, ese es un gran socialista Revolucionario.
etc, etc, etc, etc, etc.
El único macho y verdadero Revolucionario es Humberto Mendoza fundador del Apra, y de grandes actividades obreras; por eso sale en este mes deportado a Buenos Aires con su compañera, una hermosa mujer de ojos verdes. Chile no tiene juventud, aunque pretendan excusarse con la dictadura, “no cala”. Perú la tiene hace 8 años ¡y todavía no están acostumbrados! ni comenzaron aguantándosela como ellos. Y si algún movimiento revolucionario ha habido en este período ha sido para un simple cambio de silla “del cuartel a la moneda” y de la moneda a la calle y una patada en el traste (Ibáñez, Alessandri) y siguen las intrigas políticas y siguen revoleándose, casi todos los jóvenes son grandes alessandristas, Spikin por ejemplo, fue a despedirlo y tiene el retrato de Alessandri presidente frente a su cama.
Me gusta chismearle un poco para entretenerlo como en las lindas tardes que caía por su casa y usted muy pícaro y muy astuto me tiraba la lengua.
¿Qué más? estoy preparando un libro de prosas, se parece a una novela y se llama “el reloj de las imágenes caídas”. Le envío ese poema a Nicaragua. Miró Quesada y otros apristas bonaerenses se burlaron de mí porque los invité a formar un ejército libertario para ir a Nicaragua junto a las tropas de Sandino— ¡qué le vamos a hacer! Usted sabe que no tengo pose, yo no tengo la culpa que las cosas más verdaderas y dolorosas de mi alma tropiecen con la realidad y con la imbecilidad de un modo cómico. Pero siempre soy la misma. Cuente conmigo de todos modos. Yo le puedo vender uno por uno los números de Amauta, puedo conseguirle suscriptores y puedo salir con un fusil en las manos y dejarme matar por Ud. querido y extraordinario hermano. Aquí más que nunca recuerdo a su dulce y gran compañera, a la muy heroica Anita, abrácele con toda mi lealtad y mi cariño, asimismo a los pequeños, al Sandro tan engreído, al Sigfrido tan huraño, siempre metido debajo del escritorio, y por último a ese que le hace caer la baba a su padre al muy gordo y rico José Carlitos. Abrace a su madre, a Julio César, a los camaradas linotipistas que tanto los embromé con Guerrilla, a todos, a todos, y siempre a Usted mi entusiasmo y mi fe
Blanca Luz

Blanca Luz Brum

El alma matinal

El alma matinal

Hace ya tiempo que registré, a fojas 10 de los anales de la época, la decadencia del crepúsculo como motivo, asunto y fondo literarios, Y agregué que el descubrimiento más genial de Ramón Gómez de la Serna era, seguramente, el del alba. Hoy regreso a este tema, después de comprobar que la actual apologética del alba no es exclusivamente literaria.
Todos saben que la Revolución adelantó los relojes de la Rusia sovietista en la estación estival. Europa occidental adoptó también la hora de verano, después de la guerra. Pero lo hizo solo por la economía de alumbrado. Faltaba en esta medida de crisis y carestía, toda convicción matutina. La burguesía grande y media, seguía frecuentando el tabarín. La civilización capitalista encendía todas sus luces de noche, aunque fueses clandestinamente. A este período corresponden la boga del dancing y de Paul Morand.
Pero con Paul Morand había quedado ya licenciado el crepúsculo. Paul Morand representaba la moda de la noche. Sus novelas nos paseaban por un Europa nocturna, alumbrada por una perenne luz artificial. Y el nombre que más legítimamente preside la noche de la decadencia post-bélica no es el de Morand sino el de Proust. Marcel Proust inauguró con su literatura una noche fatigada, elegante, metropolitana, licenciosa, de la que el occidente capitalista no sale todavía. Proust era el trasnochador fino, ambiguo y pulcro que se despide a las dos de la mañana, antes de que las parejas estén borrachas y cometan excesos de mal gusto.
Se retiró de la “soirée” de la decadencia cuando aún no había llegado el charleston, ni Josefina Backer. A Paul Morand, diplomático y demimondain, le tocó solo introducirnos en la noche post-proustiana.
La moda del crepúsculo perteneció a la moda finisecular y decadente de ante-guerra. Sus grandes pontífices fueron Anatole France y Gabriel D’Annunzio.
El viejo Anatole sobresalió en el género de los crepúsculos clásicos y arqueológicos: crepúsculo de Alejandría, de Sinecusa, de Roma, de Florencia, económicamente conocidos en los volúmenes de las bibliotecas oficiales y en viajes de turista moros que no olvida nunca sus maletas en el tren y que tiene previstas todas las estaciones y hoteles de su itinerario. A la hora del tramonto, siempre discreto, sin excesivos arreboles ni escandalosos celajes, era cuando monsieur Bergeret gustaba de aguzar sus ironías. Esas ironías que hace diez años nos encantaban por agudas y sutiles y que hora nos aburren con su monótona incredulidad y con su fastidioso escepticismo.
D’Annunzio era más faustuoso y teatral y también más variado en sus crepúsculos de Venecia vagamente wagnerianos, con la torre de San Jorge el Mayor en un flanco, saboreados en la terraza del Hotel Danieli por amantes inevitablemente célebre, anidados en el mismo cuarto donde cobijaron su famoso amor, bajo antiguos y recamados cobertores, Jorge Sand y Alfredo de Musset; crepúsculos abruzeses deliberadamente rústicos y agrestes, con cabras, pastores, chivos, fogatas, quesos, higos y un incesto de tragedia griega; crepúsculos del Adriático con barcas pescadoras playas lúbricas, cielos patéticos y tufo afrodisíaco; crepúsculos semi-orientales, semi-bizantinos de Ravenna y de Rimini, con vírgenes enamoradas de trenzas inverosímiles y flotantes y un ligero sabor de ostra perlera; crepúsculos romanos, transteverinos, declamatorios, olímpicos, gozados en la colina del Janiculum, refrescados por el agua paola que cae en tazas de mármol antiguo, con reminiscencias del sueño de Escipión y los discursos de Cola di Rienzo; crepúsculos de Quinto al Mare, heroicos, republicanos garibaldinos, retóricos, un poco marineros dignísimos a pesar de la vecindad comprometedora de Portofino Kulm y la perspectiva equívoca de Montecarlo. D’Annunzio agotó en su obra, magníficamente crepuscular, todos los colores, todos los desmayos, todas las ambigüedades del ocaso.
Concluido el período dannunziano y anatoliano -que en España, a no ser por las sonatas del gran Valle Inclán, no dejaría más rastros que los sonetos de Villaespesa, las novelas del Marqués de Hoyos y Vinent y las falsas gemas orientales de Tórtola Valencia- desembarcó en una estación ferroviaria de Madrid, con una sola maleta en la mano, pasajero de tercera clase, Ramón Gómez de la Serna, descubridor del alba.
Su descubrimiento era un poco prematuro. Pero es fuerza que todo descubrimiento verdadero lo sea. Proust con su smoking severo y una perla en la perchera, blando, tácito, pálido, presidía invisible la más larga noche europea, -noche algo boreal por lo prolongada, - de extremos placeres y terribles presagios, arrullada por el fuego de las ametralladoras de Noske en Berlín y de las bombas de mano fascistas en los caminos de la planicie lombarda y romana y de las Montañas Apeninas.
Ahora, aunque quede todavía en ella mucho de la noche de Charlotemburgo y de la noche de Dublín, la Europa que quiere salvarse, la Europa que no quiere morir, aunque sea todavía la Europa burguesa, cansada de sus placeres nocturnos, suspira porque venga pronto el alba. Mussolini, manda a la cama a Italia a las 10 de la noche, cierra cabarets, prohíbe el charleston. Su ideal es una Italia provinciana, madrugadora, campesina, libre de molicie y de artificios urbanos, con muchos rústicos hijos en su ancho regazo. Por su orden, como en los tiempos de Virgilio, los poetas cantan al campo, a la siembra, a la siega. Y la burguesía francesa, la que ama la tradición y el trabajo, burguesía laboriosa, económica, mesurada, continente -no malthusiana-, reclama también en su casa el horario fascista y sueña con un dictador de virtudes romanas y genio napoleónico que cultive durante las vacaciones su trigal y su viña. Oíd como amonesta Lucien Romier a la Francia noctámbula: “Es grave que un pueblo se entregue a los placeres de la noche, no por el mal que encuentran en estos los sermoneadores. Es grave como índice de que tal pueblo pierde sus días. Si tú quieres crecer y prosperar, ¡oh francés! Acuérdate de que la virilidad del hombre se afirma en el triunfo matinal. Es a la hora del alba que viene el invasor, perseguido por el sol levante”.
No es probable que Lucien Romier sepa renunciar a la noche. Pertenece a una burguesía, clarividente en su ruina, que se da cuenta de que el hombre nuevo es el hombre matinal.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Enrique López Albújar, 6/2/1928

Piura, 6 de febrero de 1928
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Muy estimado compañero y amigo:
Me tiene Ud. en los preparativos del ajuar de la criatura que quiero dar a luz lo más pronto posible. Mi novela Matalaché se ha pasado ya de los nueve meses de la concepción y naturalmente, estoy alarmado con la demora. Feto que no nace perece o envejece. Y yo no deseo que esta hija mía salga con pelos y después de haberme agotado la paciencia con preguntitas irónicas los vecinos.
Pues bien, para lo del parto he pensado en ud. Me parece que ud. y perdone el símil a que me lleva la fuerza de la metáfora, sería un comadrón a pedir de boca. Para esto está ud. al frente de una casa editora. Y con esto está dicho todo.
Quiero editar en la Editorial Minerva, siempre que sus condiciones me convengan, aquel libro, y para eso necesito un presupuesto. Cuánto me cobraría la casa por dos mil ejemplares en papel como el de La Escena Contemporánea, con el mismo formato de página, forro de papel satinado para recibir en la portada un dibujo en tres colores, pero mayor margen en blanco que el de su libro, pues querría que tuviera el tamaño de Cuentos Andinos, 2a. edición.
Cosido, como el de su libro también. Por supuesto la corrección habría de correr a cargo de ud., de otro modo la cosa iría al fracaso, o tendría que valerme de mi buen amigo Vegas García, pero para que el libro saliera para pascua de Navidad. Y es lo que, precisamente, no quiero. ¡De mi casona demoró por esta circunstancia un año!
Quedo en espera de su respuesta. Reciba un afectuoso saludo de su amigo y compañero
E. López Albújar

López Albújar, Enrique

Carta de Óscar Herrera,7/2/1928

Buenos Aires, 7 de febrero de 1928
Mi querido Mariátegui:
Por el último correo de Lima recibí su carta del 4 de enero. Tengo mucho gusto que al fin hayamos podido comunicarnos, estaba verdaderamente inquieto. La postal a que Ud. se refiere no la recibí como Ud. lo creía, es probable que haya venido sin dirección. Esta carta se la remitiré a una nueva dirección que me ha comunicado mi hermano. Estoy esperando su opinión sobre el ofrecimiento de Gerchunoff para entrevistarme con él, hasta ahora la gestión ha corrido a cargo de un amigo nuestro (y de Amauta, pues es suscriptor) pero cuando ya se trate de poner en manos de Gerchunoff noticias de Ud. yo me entrevistaré con él. Me parece que tal vez desde Lima Ud. podría escribir algún artículo sobre estos temas de cuestiones económicas americanas que le son familiares, contándose así entre los colaboradores del exterior que seguramente este diario de nuestro colega tendrá, así como los similares de Buenos Aires, La Prensa y La Nación.
He recibido los paquetes del N° 10 de Amauta que Ud. me anuncia en su carta. He distribuido ya 10 números entre personas que me han prometido hacerse suscriptores y 4 entre del Mazo que quería interesar a dos muchachos de Córdoba y Julio R. Barcos, que tenía interés en hacerle más propaganda en Chile entre los maestros. A un muchacho paraguayo Creidt, presidente de la Federación de los Estudiantes de Asunción, y ya abogado, a pesar de sus veintitrés años, le acabo de escribir remitiéndole Amauta y pidiéndole colaboración. Este joven vino a Buenos Aires hace poco como delegado a la Convención Internacional de Maestros y pude oírle decir cosas muy acertadas e interesantes sobre temas sociales. No sé si Ud. tenga muchas vinculaciones con gentes del Paraguay, pero de todos modos no está demás que vinculemos Amauta a la gente joven de vanguardia y que además tenga un valor intrínseco.
Juan Mantovani, un distinguido profesor de pedagogía, que ya creo está vinculado postalmente a Ud. me prometió hace algún tiempo colaboración sobre el tema de su especialidad. Mañana debo verle en casa de del M. y le reiteraré mi pedido de colaboración recordándole su ofrecimiento.
Se me ocurre preguntarle, a propósito de colaboraciones del exterior, si no sería conveniente colocar al pie de cada artículo que se publique en Amauta la fecha indicando el lugar de procedencia, creo que así se podría apreciar más fácilmente que Amauta es tribuna de toda la vanguardia latinoamericana.
Le adjunto a estas líneas dos artículos de una firma para mí desconocida que le fueron enviados desde México, debe ser por intermedio de Cox, al director de una simpática revista chilena, que ya no puede aparecer por disposición de la dictadura.
Tomo nota del affaire de nuestros camaradas de México y le prometo comunicarme con los compañeros en referencia lo antes posible. C. me debe una carta, pero le escribiré nuevamente.
Sus cartas abiertas o cerradas pueden seguir viniendo a la dirección de nuestro amigo, a la cual Ud. dirigió la que hoy contesto. Todo marcha por este conducto.
De Ravines supimos que estaba muy enfermo y que necesitaba partir a un lugar menos peligroso que París, no sé a ciencia cierta de qué se trata, me tranquiliza un tanto pensar que nuestro camarada está cerca de Bustamante. Nos pidieron ayuda y hemos logrado hacer algo, siempre modestamente, sólo pudimos girar en total mil quinientos francos. Estoy esperando noticias de Ravines para saber qué debo hacer, su última carta es de fecha 28 de diciembre y en ella se muestra muy descorazonado por tener que abandonar París, pues dice que había logrado estudiar mucho y encaminar su atención hacia una obra seria, hacia la confección de un libro orgánico sobre los temas nuestros. Con el delegado Vernochet, de la Asociación de Trabajadores de la enseñanza quien ya conoce Amauta y el Apra, habíamos planeado algo en favor de Ravines y de su asociación. Vernochet prometió incorporarlo a nuestro amigo a las labores de la asociación sobre América Latina, y darle por su trabajo 700 francos al mes. Pero yo no sé si esto se haya podido realizar, porque el mismo día que yo hice el telegrama (de enero) comunicándole a Ravines la grata nueva recibió Seoane un telegrama de Bustamante donde se daba la alarmante noticia a que me he referido más arriba.
De Haya de la Torre estamos sin noticias desde hace ya bastante tiempo, desde México no ha escrito una línea, contrariamente a su costumbre y por una respuesta inesperada a un telegrama que hicimos a México sobre la Convención de Maestros tenemos la seguridad de que ya no se encuentra en aquella ciudad.
Por el momento nada más que un cordial abrazo a Ud. y muy cariñosos recuerdos a los de su casa.
Óscar Herrera

Herrera, Óscar

Carta de J. Vicente Cuentas Zavala y J. Alberto Cuentas Zavala,11/2/1928

Juli, 11 de febrero de 1928

Estimado amigo:

El dos de Junio, del año en curso, cumple cien años de fundación la ciudad de Juli, como capital de la provincia Chucuito. Por este motivo, los suscritos, han iniciado la impresión de un álbum gráfico: literario, industrial, social y comercial de esta Provincia, cuya dirección artística corre a cargo de los fotógrafos Vargas Hermanos de Arequipa, cuyo prestigio internacional, es seguridad de triunfo.
Este álbum será la exposición de los valores intelectuales, morales, sociales, comerciales y materiales de la Provincia de Chucuito. ¿Qué existen ellos? No cabe duda. Juli, ciudad centenaria, fue el asiento de una gran civilización, cuyos vestigios se conservan aún, derruidos por el tiempo, y por el abandono e inercia de sus hijos. Recién han sido considerados por el Gobierno, como templos nacionales. A agitar esos triunfos pasados y perpetuarlos en la fotografía explicativa, va dirigida la impresión de este álbum, que no dudamos ha de corresponder a las necesidades eugénicas y a los valores incomparables de la raza aymara en la historia del Perú.
Además, queremos darle a la obra un sentido nacionalista, que no es posible desestimar en la hora presente, porque la cultura de Chucuito, tuvo un sentido exclusivamente general e integral, con la fundación de su imprenta por los Jesuitas el año 1612. Y para conseguir este objeto, es que nos dirigimos a usted para que se sirva enviarnos una colaboración para el dicho álbum, de sentido exclusivamente indigenista o apropiado a la efemérides que vamos a conmemorar. Esta colaboración, para nosotros de valor incalculable, hemos de estimar sea remitida a esta ciudad y dirigida a los suscritos antes del primero de abril próximo, para efectuar la conveniente distribución, previas las seguridades respectivas para evitar la pérdida de tan valioso contingente.
Toda la generosidad de vuestro envío, tendrá la gratitud de los iniciadores, y de la Provincia de Chucuito.
Agradecemos anticipadamente vuestra colaboración y en espera de ella, somos sus afectísimos y SS. SS.
J. Vicente Cuentas Zavala J. Alberto

Cuentas Zavala, J. Alberto

La batalla electoral en la Argentina

La batalla electoral en la Argentina

Dos grandes bloques electorales se dispu­tarán la presidencia de la república en las próximas elecciones argentinas: el radica­lismo irigoyenista y el radicalismo anti­personalista. El primero sostendrá la candi­datura del ex-presidente don Hipólito Irigoyen que, muy de acuerdo con la estrategia irigoyenista, no ha sido proclamada oficial­mente todavía, pero que desde hace mucho tiempo deja sentir su presencia silenciosa y dramática en la escena eleccionaria. El se­gundo bloque, en el cual se coaligan “anti­personalistas” y conservadores, votará por la candidatura Melo-Gallo, acordada en la reciente convención del radicalismo anti-personalista después de una porfiada compe­tencia entre los doctores Melo y Gallo, que se resolvió con la designación de uno para la presidencia y del otro para, la vice-presidencia.

Concurrirán, además, a las elecciones, con candidatura propia, el partido socialis­ta y el partido comunista. Pero la concu­rrencia de ambos solo tiene, por objeto, afirmar su autonomía ante los dos bloques burgueses. El comunismo, conforme a su práctica mundial, asistirá a las elecciones con meros fines de agitación y propa­ganda clasistas. El partido socialista, debilitado por un cisma, socavado por el irigoyenismo en algunos sectores de Buenos Aires, su plaza fuerte electoral, y afligido por la pérdida de su jefe Juan B. Justo, una de las más altas fi­guras de la política argentina de los últimos tiempos, se prepara para una movilización, en la cual le costará mu­cho trabajo mantener las cifras de su electorado. Se trabaja por rehacer su unidad. Es probable que, a pesar de la rivalidad entre los grupos directores en contraste, se arribe a un acuerdo. Pero siempre, soldada o no antes, la escisión perjudicará irreparablemente la posición del partido en el escrutinio.

De los dos bandos burgueses, el ra­dicalismo irigoyenista es, al menos for­malmente, el más homogéneo y compac­to. Tiene la fuerza de la unidad de co­mando y la sugestión de un caudillo, de vigoroso ascendiente personal. Más, en verdad, la composición socia: del irigoyenismo es más variada que la del antipersonalismo. El irigoyenismo representa el capital financiero, la burguesía industrial y urbana y se apoya en la clase media y aún en aquella parte del proletariado, a la cual el socialismo no ha conseguido aún imponer su concepción clasista. Es la izquierda del antiguo radicalismo; propugna una política reformista que hace casi inútil el programa social-democrático; prolonga el viejo equívoco radical que en los países donde el capitalismo se encuentra en crecimiento, conserva sus resortes históricos. Irigoyen, el caudillo taciturno y silencioso, es la figura más conspicua de la burguesía argentina. Pertenece a esa estirpe de políticos de gran autoridad personal, que, aún entre los paí­ses de más avanzada evolución demo-liberal de Sud-América, se benefician hasta hoy de la tradición caudillista.

La coalición anti-personalista tiene sus bases en la burguesía agro-pecuaria, y en los elementos conservadores y tradicionalistas; pero emplea aun, en su propaganda, palabras y conceptos del antiguo radica­lismo que le consienten captarse a las frac­ciones de la pequeña burguesía urbana ad­versas o reacias al irigoyenismo. Cuenta con el favor del actual presidente de la repú­blica, señor Alvear, a raíz de cuya ascen­sión al poder se produjo la ruptura entre las dos ramas del radicalismo. Dispone de
poderosos órganos de prensa y de numero­sas clientelas electorales en provincias.

Se dice que Alvear ha rechazado, recien­temente, proposiciones de paz de Irigoyen, quien, según esta noticia, habría prometido retirar su candidatura a cambio del desisti­miento de Melo y Gallo, candidatos antipersonalistas. Es evidente, en todo caso, que Alvear reconoce a Melo y Gallo, como los candidatos de su partido y que pondrá al servicio de esta fórmula electoral todo su poder.

El régimen demo-liberal se presenta en la República Argentina, robusto y sólido aún. La estabilización capitalista de Occidente, que como ya he tenido ocasión de observar, resulta hasta cierto punto, —no obstante la parte que en ella tiene el fenómeno fascis­ta— una estabilización democrática, preser­va a la democracia argentina de cercanos peligros. Pero se registran con todo, desde hace algún tiempo, signos precursores de que el descrédito ideológico de la demo­cracia y del liberalismo se propaga también
en la república del sur. Las apologías a su parte, los intelectuales izquierdistas de la nueva generación no esconden su absoluto escepticismo respecto al porvenir de la democracia.

De las elecciones próximas probablemen­te no saldrá comprometido el régimen de sufragio en la República; pero seguramente tampoco saldrá robustecido. Pero la crítica reaccionaria y revolucionaria sacará de es­tas elecciones una experiencia considerable.

En cuanto, a los posibles resultados del escrutinio, todo pronóstico parece aventurado. El partido anti-personalista cuenta con enormes recursos electorales. Pero, por el ascendiente de su figura de caudillo, la vic­toria de Irigoyen no sería para nadie una sorpresa.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Gerardo del Valle,17/2/1928

La Habana, 17 de febrero de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Estimado compañero:
Mi más sincera felicitación por la nueva aparición de su importante revista.
Le envío algunos poemas para ella y al mismo tiempo aprovecho la oportunidad para brindarle en todo mi modesta cooperación.
Solidariamente
Gerardo del Valle

Del Valle, Gerardo

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