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Carta a Artemia G de Falcón, 12/9/1924

12 - IX - 1924. Madrid

Querida madre:

Acabo de regresar a Madrid. He pasado el mes de agosto en Portugal, que es un país muy bello y donde he podido librarme del horrible calor de España. Aquí, en Madrid, he encontrado tus dos últimas cartas. He tenido mucho gusto en saber la mejoría de Mariátegui. Hoy mismo he recibido otra carta de Roe en la que me cuenta todo el proceso de la enfermedad y lo grave que ha estado. Espero que ya esté completamente restablecido. Yo le escribo unas cuantas líneas.

En estos días estoy preparándome para regresar a Londres. Creo que no podré marchar hasta los primeros de octubre y, posiblemente, regresaré a España para navidad. También me preparo para ir a Lima el año próximo, como te lo he prometido. Desde luego, estoy sujeto al dinero. Tú sabes ya lo que cuesta un viaje tan largo. Pero tengo la esperanza de conseguirlo oportunamente.

No he podido formarme idea de vuestro traslado al Barranco. Supongo que lo habreis pensado bien y que será una cosa convenientes. Después de todo, falta poco tiempo para que yo vaya y entonces podremos arreglarlo todo de común acuerdo.

Te adjunto los tres artículos del mes. Ya te he dicho que no dejaré de enviártelos con regularidad. Este mes me he retrasado unos días porque he tenido que ir de un sitio a otro sin pararme en ninguno.

Creo que todavía no [ha] salido de Londres para el Perú el señor de quien te hable en mi carta anterior.

Muchos saludos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Te mando la hoja del número de El Sol en la que se reprodujo mi retrato.

Falcón, César

Proyecciones del proceso Matteotti

Comenzamos desde este número a publicar las colaboraciones del distinguido escritor nacional don José Carlos Mariátegui. La singular condición literaria de este intelectual, su brillante manera y su bien ganado prestigio de capacidad para apreciar las incidencias de la alta política europea van a tener desde nuestras columnas una oportunidad más de revelarse con beneficio para el afianzamiento de su personalidad intelectual y con beneficio mayor todavía para el público lector. El primer artículo de José Carlos Mariátegui analiza las proyecciones del proceso seguido en Italia por el asesinato del diputado socialista Matteotti y está lleno de esa justeza de apreciación que ha hecho del ilustre periodista un caso ejemplar de sinceridad de crítica.
El fascismo no quiere que el proceso de los asesinos de Matteotti se convierta en el proceso de toda la gesta fascista. Contra el espontáneo desarrollo de este proceso, el fascismo moviliza sus brigadas de “camisas negras” y su poder gubernamental. El hecho judicial -dice- no debe transformarse en un hecho político. Y ha dado, con el propósito principal de impedir “indiscreciones” sobre el crimen y sus actores, un decreto-ley que reglamenta marcialmente la libertad de prensa.
Pero no se gobierna la Historia. El propio fascismo -movimiento romántico, antihistórico, voluntarista- tiene sus raíces vitales en la historia y no en la ideología ni en la acción de sus creadores y animadores. Es un producto de esa Historia que pretende negar o torcer a golpes de cachiporra. El asesinato de Matteotti ha sido la culminación de una política de terror. Es por eso que, al reaccionar contra tal crimen, la opinión italiana ha reaccionado contra todo el sistema que lo ha engendrado. El desenlace judicial no importa nada. La cuestión moral y política no era de la competencia de los magistrados. Ha tenido, por ende, un fuero especial, un fuero superior. Y de su juicio sumario han salido condenados el fascismo, su método y sus armas.
Cuando en la cámara italiana se denunció la desaparición del diputado socialista, Mussolini, inquietado por el viento de fronda que soplaba, sintió la necesidad de decir con su acostumbrado tono dramático: “Giustizia saráfatta sino in fondo”. Esta frase parece ahora como una intuición histórica. En la intención del caudillo fascista era una promesa de que los jueces castigarían austeramente a los culpables. Pero ha adquirido luego una realidad superior y adversa a la voluntad fascista. La historia se ha apoderado de ella y la ha hecho suya. Se hará justicia plenamente; pero no solo contra los asesinos materiales, sino contra la política en que el crimen se ha incubado. Como ha dicho Mussolini, “giustizia sará fatta sino in fondo”.
Veamos por qué el fascismo resulta tan comprometido en este proceso. Hay razones inmediatas. Los ejecutores del crimen eran hombres de confianza del estado mayor fascista. Uno de ellos, Dumini, delincuente orgánico, gozaba del favor de los más altos funcionarios del Estado y del partido pertenecía al personal del diario fascista “Il Corriere Italiano” y se titulaba adjunto de la oficina de prensa del jefe de gobierno. Está averiguada una circunstancia a su respecto; el día del delito, Dumini aguardó en el Palacio Viminal, donde funciona el ministerio del interior, al automóvil que debía conducirlo a secuestrar a Matteotti. El crimen fue ordenado, según las investigaciones judiciales, por Rossi y Marinelli, dos fascistas del primer rango y de la primera hora, miembros del cuadrunvirato supremo del partido y por Filipelli, director de “Il Corriere Italiano”. El directo de otro diario fascista “Il Nuovo Paese” acaba de ser llamado a Roma por edictos como otro de los responsables. El fascismo, en un principio, cuando le urgía calmar y satisfacer a la opinión pública, se esforzó por aislar la responsabilidad de los acusados. Los entregó a la justicia. Pero, poco a poco, un instinto más poderoso que su consciencia lo ha movido hacia ellos. En algunas demostraciones de los “camisas negras” se ha oído el grito de “Viva Dumini”. Y se ha amenazado a la oposición con una segunda marcha a Roma destinada, sin duda, a liberar a los encausados. Finalmente Farinacci, uno de los mayores lugar-tenientes de Mussolini, ha asumido la defensa de Dumini y ha intentado, como explicación del asesinato atribuir a Rossi una conspiración contra Mussolini para reemplazarlo en el poder. (Su tentativa ha tenido tan mala suerte, ha encontrado un público tan incrédulo y hostil, que Farinacci no ha insistido en sus folletinescas revelaciones).
De otro lado, el asesinato de Matteotti no es un acto solitario en la historia del fascismo. En un acto terrorista perfectamente encuadrado dentro de la teoría y la práctica de las “camisas negras”.
La gesta fascista está llena de hechos símiles. Matteotti ha sido asesinado por una banda especializada en el delito. Dumini y sus cómplices resultan ahora los autores del asalto a la casa del estadista Nitti y de las agresiones a los diputados Amendola, Mazzolani, Missuri y Forni, fascistas disidentes o cismáticos los dos últimos. Y sobre todo, los capitanes del fascismo han alimentado siempre en sus brigadas un estado de ánimo agresivo y guerrero y en algunos casos, han hecho la apología de la violencia. De este humor bélico, han logrado contagiar hasta a algunas personas tenidas antes por sabias y prudentes. Giovanni Gentile, explicando filosóficamente su fascismo, ha dicho que “toda fuerza es forma moral, cualquiera que sea el argumento empleado: la prédica o el garrote”.
En este emocionante proceso acusan, pues, el fascismo muchas circunstancias y muchos testimonios. Sus consecuencias han sido, por eso, instantáneas e inexorables. Las largas masas sociales que, por desconcierto o inconsciencia o seducidas por su lenguaje quijotesco y megalómano, seguían al fascismo, han empezado a abandonarlo. Las defecciones se multiplican. Las filas filofascistas pierden sus nombres más sonoros: Ricciotti Garibarli hijo, Sem Bellini, etc. Los grupos liberales que colaboraban con Mussolini le retiran ahora su confianza. “Il Giornale d’Italia” de Roma, “Il Mattino” de Nápoles de aproximan a la oposición. Los mismos fascistas se dan cuenta de que se van quedando solos. Mussolini, en la última asamblea del consejo nacional fascista, ha recomendado la conquista de las masas. Pero tanto el Duce como sus secuaces cometen cotidianos errores de psicología que aumentan la excitación popular. Además, se constata en todas las capas sociales una mayor sensibilidad moral y política. Antes, los ataques a la libertad, los actos de terror del fascismo eran tolerados o aceptados pasivamente por la mayoría de la población. Hoy, encuentran en ella una repulsa y una condenación enérgicas y vigorosas. Los laureles de la marcha a Roma se han marchitado mucho.
Probablemente los fascistas intentarán sacar del asesinato de su compañero, el diputado Casalini, armas morales defensivas y contra-ofensivas. Pero este crimen no puede cancelar en que lo ha precedido. La responsabilidad de los hechos es diferente; su proyección tiene que serlo también. Se trata, en el nuevo caso, de un acto de violencia individual. El asesino ha procedido aisladamente, por su propia cuenta. No es posible filiarlo sino como un exaltado. Tras él no existe una organización terrorista dirigida por leaders de la oposición. Los grupos de la oposición han execrado, generalmente, la violencia. Alguno de ellos ha mostrado una mentalidad próxima al grandhismo y casi ha predicado la resistencia pasiva. Gracias, en parte, a esta clase de adversarios, la gesta fascista encontró franca y abierta la vía del gobierno.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Oliverio Girondo, 3/10/1924

México, 3 de octubre de 1924
Estimado y distinguido amigo:
Allí va una colaboración sobre la poesía moderna en Cuba, interesante artículo que con apresuramiento escribieron para mí Lizaso y Fernández de Castro y que consiste en un resumen —bastante largo— de un estudio que encabezará la antología que preparan. Aunque se advierte en su redacción, el poco tiempo de que dispusieron para redactarlo —quedamos autorizados para corregir repeticiones, etc.— creo que el artículo tiene su interés, pues da una noción clara del actual movimiento literario de aquel país. Adjunto al artículo las poesías que lo ilustran y de las cuales usted elegirá las que desee.
El grupo más interesante de La Habana, el grupo que intervino en la Revolución de hace algunos meses, y que conoce Claridad apreciándola en lo que vale, está constituido principalmente por las siguientes personas:
Emilio Roig de Leuchsenring, Director de la Revista Sociales especie de ‘plus ultra’ y que es la única revista en el actual momento que publica algo interesante. Cuba cincuenta y dos, Habana.
Agustín Acosta, el poeta joven de mayor reputación, Cuba 52, Habana.
José A. Fernández de Castro. Uno de los autores del artículo que adjunto y hombre enteradísimo de lo que sucede en América. Calle 17 Núm. 180, Vedado, Habana.
Félix Lizaso. El otro autor del artículo. Comisión del Servicio Civil, Habana.
Alberto Lamar Schweyer. Redactor en Jefe de El Sol, Habana.
Juan Marinello Vidaurreta, poeta del que envío versos. 17 y N, Vedado, Habana.
Jorge Mañach, que próximamente publicará una revista titulada Revista de la Habana.
José Z. Tallet. Buen poeta del que envío algunas poesías. Cuba 52, Habana.
Con todo este grupo he hablado de la urgencia de vincularnos y conocernos mutuamente. A cualquiera de sus componentes puede, por lo consiguiente, dirigirse usted en mi nombre, con el objeto de conseguir colaboraciones o pedir cualquier dato que necesite. No sería malo, que al menos a tres o cuatro de ellos les enviara Claridad.
De México no quiero decirle nada por el momento, pues muy pronto le escribiré al respecto.
Lo saluda con todo el aprecio y estimación que le tiene.
Oliverio Girondo
Banco Español del Río de la Plata, 8 Avda. de l’Opera-París.

Girondo, Oliverio

Carta a Artemia G de Falcón, 14/10/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

14 de octubre de 1924

Querida madre:

Ya estoy nuevamente en Londres. Mi propósito es permanecer aquí hasta diciembre y luego ir por unos cuantos días a España. Después, si mis proyectos pueden cumplirse puntualmente, regresaré a Inglaterra hasta el momento de embarcarme para el Perú.

He recibido al fin la primera carta de Mariátegui. Me cuenta su desventura en la misma forma en que tú ha ido relatándomela. Por lo que él y tú me habeis dicho, a esta hora debe estar completamente restablecido. Es, por lo menos, lo que yo deseo.

Supongo que la enfermedad de las pequeñas no habrá sido gran cosa. Tu carta me lo deja entrever. Hazles muchas caricias en mi nombre.

To te escribo siempre en respuesta a cartas tuyas. Muchas veces te he pedido que me escribas más a menudo. Ahora te lo pido nuevamente. Así podremos acortar un poco la distancia que nos separa.

En estos días tengo un trabajo excesivo y demasiado poco dinero. Sin embargo, a pesar del trabajo, no he querido redactar mis dos artículos. Te envío los tres. Me sorprende no ver nunca publicados en Mundial los que te mando para esta revista. Pero no me importa. Al contrario, si te los pagan, me hace un favor no publicándolos. Tú preocúpate nada más que de cobrarlos.

Sigo, naturalmente, con el propósito de ir a verte el año próximo. Espero conseguir la manera de hacerlo en la fecha convenida.

Dile a mis hermanas que aun estoy esperando la fotografía de ellas. También espero que me escriban con más frecuencia.

Te adjunto una carta para Mariátegui. Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 13/11/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

13 de noviembre de 1924

Querida madre:

En este momento estoy muy ocupado. No tengo tiempo para más que para ponerte unas pocas líneas, porque no quiero que pase el día sin enviarte los artículos. Pero mañana o pasado te escribiré más largamente.

Yo estoy perfectamente bien y sigo trabajando en mi proyecto para ir a Lima. Ya te daré más detalles.

Recibí la carta de Alicia. Se la contestaré pronto.

Saludos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Falcón, César

Carta a Ricardo Vegas García, 20/1/1925

Miraflores, 20 de enero de 1925
Querido amigo y compañero:
Recibí —creo que con un poco de retardo a causa de haber necesitado de varios intermediarios— su artículo y su carta. Envié su artículo a El Tiempo, donde, probablemente por su extensión, no ha podido ser publicado enseguida. En la edición del domingo, que no he visto, ha aparecido, según me anuncian, una parte. Estoy contento de haber podido cumplir su encargo. La demora no ha dependido de mí. No culpe Ud. mi voluntad.
Me parece muy bien que haya Ud. insurgido contra una farsa. Hay que sentirse siempre caballero armado de la verdad.
Mis ocupaciones no me consienten escribirle extensamente. Cuando venga Ud., no deje de visitarme (Leuro, Schell 198).
Mi dirección es siempre: Casilla de correo 2107.
Le ruego saludar muy cordialmente al colega Pérez Treviño.
Y le envío mi mejor apretón de manos.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Roma, polis moderna

El señor Paul Bourguet, de la Academia Francesa, en una novela delicuescente y capitosa, nos ha descrito Roma como una cosmopolis. Pero, por fortuna, las opiniones del señor Bourguet han pasado ya de moda. La literatura decadente abastece a su clientela de novelas más adecuadas a su humor post-bélico. La generación de la post-guerra conoce a Bourget por el cine. Yo estoy seguro, por otra parte, de que el señor Bourget no conoce de Roma sino el “piccolo mondo moderno” de los hoteles del Quartrere Ludovisi. En este mundo, el señor Bourget, de la Academia Francesa, ha pescado las ideas y los personajes de su “Cosmopolis”. ¿No os parece ver al señor Bourget, sentado en el hall de un gran hotel, en una beata actitud de “pecheur a la ligne”?
Mas la idea de Roma Cosmopolis no pertenece exclusivamente al señor Bourget y a su literatura. Es muy difícil que un académico se atreva a poseer ideas personales. El señor Bourget, sobre todo, no habría osado nunca, en sus novelas psicológicas, sostener una tesis que no hubiese sancionado antes su clientela.
Todo turista se siente inclinado a reconocer en Roma una cosmópolis. El ambiente del hotel, del restaurant y de la Agencia Cook, ¿no es un ambiente cosmopolita? El turista no tiene tiempo para recordar que en Niza, Baden-Baden y Venecia acontece lo mismo. Y que, sin embargo, ni a Niza ni a Venecia se les llama Cosmopolis. Lo que quiere decir que no es el cosmopolitismo lo que hace de una ciudad una cosmopolis.
La civilización occidental no se contenta de una cosmopolis. Posee varias: New York, Londres, París, Berlín, La Ciudad Eterna tiene, -como Zola lo constata en el discurso de una novela folletinesca pero vigorosa- un ánima imperial. En Roma sobrevive obstinadamente el sentimiento del Imperio. (Roma-Imperial es la fórmula fascista). Pero no basta tener un ánima imperial para ser una cosmópolis. Malgrado el fascismo, Roma no tiene en el cosmos moderno la misma función que Londres, París, New York, etc. Plutos no se somete a la retórica ni a la megalomanía de las “camisas negras”.
II
Roma no es siquiera la metrópoli de la Terza Italia. La capital de la Italia moderna es, más bien Milán. Plutos y Demos residen en Milán; no residen en Roma. Milán tiene características físicas de urbe occidental: gran industria, proletariado. Milán es un núcleo de civilización capitalista. Milán es el ombligo y el motor de la vida económica de Italia. Milán es una ciudad de alta tensión. Milán es, como diría un norteamericano, una ciudad al 100 por ciento. En Milán se respira la misma atmósfera de usina, de bolsa, de feria y de mercado que en Londres, que en New York, que en París. Romain Rolland encontraría en Milán todos los personajes de “La Foire sur la Place”.
En la Italia capitalista y en la Italia del Cuarto Estado, Milán juega un rol primario. Un poco irónicamente se llama a Milán la capital moral de Italia. Milán, con su escepticismo setentrional y socarrón, se contenta de ser la capital económica. Roma vive de sus fueros y de sus títulos políticos y espirituales; Milán, de sus fuerzas y sus poderes económicos.
La urbe moderna constituye, sobre todo, un fenómeno económico. Es una concentración de fábricas, negocios, bancos, almacenes. Representa, fundamentalmente un foco de trabajo y de cambio. En Roma todas estas cosas tienen una importancia secundaria. En Roma la política ocupa más sitio que la economía. Las bases, los centros de la población romana son la burocracia del estado -corte, ministerios, parlamento- y la burocracia de la Iglesia -Vaticano, Santo Oficio, seminarios-. Estos dos grandes organismos burocráticos son los dos principales factores demográficos de Roma. El tercer factor es el turismo: hoteleros, cicerones, horizontales, etc.
Las raíces de la vida de Roma se encuentran en el Vaticano, el Quirinal y la arqueología. La civilización capitalista no ha hecho de Roma una capital productora. Roma conserva los rasgos morales y físicos de una capital medioeval. En el mundo medioeval, sus fueros políticos y espirituales podían bastarle para ser una gran señora. En el mundo moderno, en el mundo de Plutos, del dinero y de la máquina, no le bastan sino para ser una mantenida.
En Roma ha surgido potentemente, una sola industria: la industria del pasado. El comercio de Roma es un comercio de curiosidades, de reliquias, de antigüedades. Es un comercio para peregrinos, viajeros, coleccionistas. Los grandes hoteles son las mayores expresiones de vida moderna de Roma. Roma no explota, en vasta escala, sino sus ruinas, sus monumentos, sus castillos, su campiña, su cielo y su historia. La cosmópolis moderna se nutre de su presente; Roma se nutre de su pasado.
La Roma de la Terza Italia, la Roma moderna, se reduce, en último análisis, a una casa real, una burocracia, un parlamento. La máquina del Estado italiano funciona en Roma; pero recibe sus energías y sus direcciones de Milán, de Turín, de Génova, de Bologna, de Nápoles, etc. Todas las grandes corrientes de la Italia moderna se forman en estas ciudades. Y, sobre todo, en la Italia setentrional. Ninguna ha nacido en Roma. Roma ha sido invariablemente conquistada ya por una, ya por otra corriente forastera. El socialismo germinó, originalmente, en la Lombardía, en el Piamonte, en la Liguria. Su partida de bautismo es el acta de Génova. El futurismo reclutó sus primeras fuerzas en el Norte. El fascismo debutó en Milán. Y en los orígenes de la Terza Italia encontramos, predominantemente, elementos y energías setentrionales. La Unidad italiana no se hizo en Roma ni con Roma sino contra Roma.
III
El arte, naturalmente, no logra sustraerse a la influencia de estas fuerzas históricas. En la sociedad medioeval, los artistas medraban y florecían en torno de las cortes poderosas; en la sociedad burguesa, se sienten atraídos fatalmente por los grandes centros capitalistas e industriales. Un florecimiento artístico es, bajo muchos aspectos, una cuestión de clientela, de ambiente, de riqueza. Roma, mediocre mercado de arte, no puede ser, por ende, sino un mediocre centro de creación artística. En la historia de la pintura italiana moderna, Roma no aparece como sede de ninguna escuela sustantiva. El romanticismo prendió, principalmente, en Nápoles y en la Lombardía. El divisionismo fructificó en el Setentrión. Segantin, Fattori, Morelli, -tres pintores representativos de los últimos cincuenta años de historia italiana,- pertenecen a la Toscana, a la Lombardía, a Nápoles. El Instituto de Bellas Artes, la Academia de San Lucas y la Academia de Santa Cecilia de Roma están enfermos de decrepitud y de clasicismo. Se pudren en su tradición y en su pasado. La vida artística de Roma tiene algunas cosas modernas, algunas cosas vitales: la Casa de Arte Bragaglia, el teatro de los Doce, el teatro ruso, etc. Pero ninguna de estas cosas es específica ni originalmente romana.
IV
Roma se refleja en su prensa. En una prensa peculiarmente romana; la prensa del mediodía, “la stampa del mezzogiorno”. En esta prensa tiene un puesto referente el hecho de crónica: el “fattaccio”. El público de esta prensa degusta cotidianamente su “fattaccio” con una voluptuosidad totalmente romana. Nada importa que el “fattaccio” sea casi siempre el mismo. El público necesita, todos los días, un melodrama de amor, de pecado, de vendetta. Una novela del “demi-monde” o del bajo fondo. El “Corriere della Sera” de Milán, parco en estos folletines, resulta un diario demasiado adusto, árido y milanés para el gusto romano. El romano del Corso Umberto no se interesa en política sino por lo episódico, lo teatral, lo novelesco. En una palabra, por el “fattaccio” político. Yo dudo mucho de que un artículo político de Nitti o un ensayo filosófico de Benedetto Croce halle lectores en el Corso Umberto.
No obstante su millón de habitantes, Roma tiene, como dijo una vez Caillaux, un ambiente de provincia. Según Caillaux, en la tertulia del Café Arango se compendia y se resume toda la vida romana. Este juicio es, sin duda, excesivo. Pero se acerca a la verdad más que la tonta novela del señor Bourguet, de la Academia Francesa. Roma no es una cosmópolis. Tiene extensión, volumen, elegancia, refinamiento de gran urbe; pero no tiene, en nuestra época, espíritu ni función de cosmópolis. La Ciudad Eterna -la maravillosa Ciudad Eterna- no constituye uno de los focos de la historia contemporánea. Roma no es liberal, socialista ni fascista. No quiere ni puede ser una ciudad de opinión. El fascismo señorea, presentemente en el Capitolio. ¡Salve Roma Imperial! titulan sus legiones. Pero su incandescente retórica no consigue inflamar a la Ciudad Eterna. En sus palacios, en quince siglos, Roma ha visto instalarse sucesivamente, a muchos conquistadores. Para Roma, el fascismo no es más que un gran fattaccio, un inmenso fattaccio. Y tal vez, no se equivoca.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, [11/1925]

[Lima, noviembre de 1925]
Querido Vegas:
Escribiré, como por teléfono le dije, sobre Europe. Le envío un ejemplar. El director es Albert Cremieux. Los jefes de redacción, René Arcos y León Bazalgette. Pero la revista está situada bajo la influencia y el auspicio de Romain Rolland. Los penates de la casa son Rolland y Duhamel. La colaboración es muy internacional. Uno de los colaboradores es Unamuno, cuyo libro L’Agonie du Christianisme ha sido publicado en francés precisamente por Rieder, editor de la revista.
Le adjunto unas noticias y fotos para su ‘vida literaria’ que es muy interesante.
Mi libro se está encuadernando. Falta la carátula. Vallejos no ha hecho aún la testa de la Minerva. Dígale que Minerva paga a sus colaboradores artísticos.
Le encarezco mucho ocuparse del asunto del libro de Valdelomar. Quiero hacer dos libros de Valdelomar: La Aldea Encantada y uno de cosas humoristas, sus ‘neuronas’ y diversos ensayos. A la Aldea se le podría anexar Verdolaga tragedia campesina, aunque esté inconclusa. ¿No se podría conseguir que la familia me mandara, como a editor y amigo de Abraham, sus originales y recortes para iniciar una edición de sus obras mejores? Gestione Ud. esto.
¿Cuándo viene para que charlemos largo y tendido? Prepare el Anecdotario.
Cordialmente lo abraza su amigo y compañero.
José Carlos
Si le es posible ver a Iberico, propóngale la edición de un volumen de sus últimos ensayos, con algún trabajo nuevo, su anunciada conferencia sobre el espíritu religioso en Dostoyevski por ejemplo.

José Carlos Mariátegui La Chira

"Europe"

Entre las revistas francesas de mayor autoridad y de mayor prestigio se encuentra, desde hace algún tiempo, la revista “Europe”. El rápido éxito de Europe se explica perfectamente. Fundada por tres escritores de la calidad de Albert Cremieux, Paul Colín y René Arcos, “Europe” es un órgano de la inteligencia europea. Detrás de esta revista está una gran casa de ediciones: F. Rieder et Cie. Y, sobre todo, en la plana mayor de colaboradores de “Europe” figuran varios grandes europeos: Unamuno, Sternheim, Gorki, Boris Pilniak, Sigfred Unset, Kasimir Edschmidt, Pirandello, Thilgher, etc. “Europe” se presenta como una “revista francesa de cultura internacional”.
Se reconoce claramente en su programa la misma aspiración de Romain Rolland preocupado en toda su obra por el servicio de la unidad moral de la civilización “Europe”, como Romain Rolland, se coloca “au dessus de la melée”.
Y así como se defiende de todo nacionalismo, “Europe” se defiende también de toda escuela y hasta de toda doctrina. En su elenco se juntan lo nombres de Henri Barbusse y de Henri de Motherland. Tiene, sin embargo, una personalidad. La personalidad que le imprime el rollandismo. Romain Rolland y sus amigos, Georges Duhamel, René Arcos, Paul Colín, Charles Vildrac, Pierre Hamp, etc., dan el tono a la revista.
Uno de los sucesos más resonantes de la vida de “Europe” fue la sensacional publicación de un extracto del diario del fallecido diplomático Georges Louis. Las notas de Georges Louis -director de negocios políticos del Ministerio del Exterior, embajador de Francia en Saint Petersburgo hasta la ascensión de Poincaré a la Presidencia de la República- constituye una gravísima revelación respecto a las responsabilidades de la guerra. Georges Louis, diplomático de fina inteligencia y de espíritu pacifista, había anotado en su carnet, día a día, sus conversaciones con estadistas y diplomáticos de Francia, Inglaterra, Rusia, Italia, etc. Estas conversaciones, anteriores casi todas a la guerra, desnudaban de toda hipocresía la política pre-bélica de Poincaré. Proyectaban, sobre todo, una luz muy viva en la sombría interioridad de la política intrigante de la Rusia de los zares, descubriendo las maquinaciones y los maquiavelismos de sus dos más conspicuos agentes, Sazonof e Isvolsky. Poincaré, defendiéndose de los cargos categóricos de Georges Louis pretendió insinuar que sus carnets, antes de ser publicados en Francia, habrían sufrido una especial manipulación en Alemania. Pero la viuda de Georges Louis desmintió netamente esta especia, declarando que los papeles del ex-embajador no había salido jamás de Francia ni habían estado en otro poder que en el suyo. “Europe” publicó, de otro lado, una fotografía de la página del carnet y demostró que este estaba escrito de puño y letra de Georges Louis. El estruendo de la revelación, que siguió al documentado y vigoroso libro de Alfred Fabre Luce, “La Victoire” -atrajo sobre “Europe”la atención mundial.
Las ediciones de F. Rieder et Cie. coinciden con el programa y el espíritu de “Europe”. En su valiosa colección “Cristianismo”, la Casa Rieder ha publicado en francés el último libro de don Miguel de Unamuno “La Agonía del Cristianismo”. En su colección de “prosadores extranjeros modernos” ha editado obras de los norte-americanos Henri Thoreau, Waldo Frank, Theodore Dreiser, de los alemanes Gottfried Keller y René Schikelé, etc. Rieder y “Europe” han revelado a Francia al desconcertante artista rumano Panait Istrati. Los tres libros de Istrati han aparecido en una selectísima biblioteca de Rieder, dirigida por uno de los más puros y altos representantes de la literatura francesa: Jean Richard Bloch.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 23/11/1925

Lima, 23 de noviembre de 1925
Querido Vegas García:
Le adjunto la carta para López Albújar.
Mañana le mandaré a Bustamante la carta-memorándum y tres o cuatro ejemplares de mi libro que saldrá, sin falta, esta semana. Pasado mañana recibirá Ud. su ejemplar.
Sánchez me habló por teléfono. Me prometió venir el sábado. No ha cumplido. Hoy lo he llamado a Mundial sin conseguir hablar con él.––Roberto Valdelomar no me ha dado ninguna noticia de su persona.––Beingolea, en cambio, con quien ya he conversado, se ha comprometido a reunir en ocho días sus originales. Publicaremos primero una selección de sus cuentos. Después vendrá su novela.Valcárcel me ha escrito ofreciéndome dos libros: Tempestad en los Andes, estudio sobre el problema indígena y apologética serrana que llevará un prólogo mío, y Cuentos y Leyendas Inkas.––He hablado por teléfono por Iberico respecto a un libro de ensayo que comprenderá uno que tiene en preparación o casi terminado: El sentimiento religioso en Dostoyevsky.––Dentro de pocos días tendremos un programa completo.
Le ruego conseguirme de Patroni un aviso en Variedades sobre La Escena Contemporánea. Le adjunto el texto. Me parece que el argumento de que se trata casi completamente de una colección de artículos de Variedades —manejado por un sagaz abogado como Ud.— nos servirá para obtener del Gerente la mayor largueza posible.
El tema ––si no viene mañana ninguna noticia sobre la solución de la crisis francesa— serán las literaturas europeas de vanguardia. Le devuelvo el número de Martín Fierro con el retrato Torre. Llámeme mañana por teléfono, después de la salida de la edición de la tarde, para ver si reemplazamos o no este tema por el de la política francesa que no vale la pena tratar sino sobre la base de la solución de la crisis, ya que las características generales de la situación están consideradas en mi último artículo. Para la semana próxima: Pettoruti y los gráficos de su última exposición. No se olvide de mandar oportunamente al fotógrafo para que fotografíe el cuadro.
Muy cordialmente lo abraza su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Carlos Américo Amaya, 25/11/1925

La Plata, 25 de noviembre [de 1925]
Señor José Carlos Mariátegui:
Mi querido amigo:
Recibo su carta fecha 5 del cte. Estoy dispuesto a ayudarlo desde aquí en lo que pueda. A más de las Editoriales que Ud. menciona, puede dirigirse a Pedro García El Ateneo, calle Florida 371 Buenos Aires; Juan Roldán, Librería La Facultad, calle Florida 359 Buenos Aires; Jesús Menéndez, calle B. de Irigoyen 186 Buenos Aires. Ahora a La Plata puede enviar libros en consignación a las siguientes personas: Larregle y Cía., Librería Estrella, calle 51 entre 7 y 8; Martín García, Librería La Normal, calle 7 entre 55 y 56; Librería Garat, calle 7 entre 48 y 49. Estas son las más importantes de aquí. Yo me encargaré de hacerles que les rindan cuentas. Redacte un aviso de su editorial que se lo publicaremos, sin cargo, en Sagitario. Le enviaré algunas notas para Vanguardia; desde ya le advierto que mi prosa no es de combate; mis aficiones intelectuales se inclinan hacia la ciencia de Kant. Espero su ensayo sobre B. Russell. Tengo especialísimo interés de que me consiga pronto los trabajos de Valcárcel y Eugenio Garro sobre arte incásico; no deje de enviarme las fotografías de cerámica indígena.
En lo sucesivo irán 15 ejemplares de Sagitario a lo de Rego y 10 a la librería de su hermano. Ambas liquidaciones deberá reservarse Vd. Le diré al Director de Renovación que le envíe el periódico; así mismo le haré mandar Acción Universitaria.
No bien aparezca su libro envíemelo para ocuparnos de él. En la semana próxima va Sagitario. Aparecen dos notas suyas en este número. Ah, me olvidaba de una cosa. En Madrid, por cualquier asunto, puede dirigirse, en mi nombre, a Ángel Dotor, Secretario de la Editorial Mundo Latino, calle Fernando el Católico. 31,1º.
Cuando me envíe los trabajos de Valcárcel y Garro, mándeme las fotografías de ellos.
Termino esta carta desordenada.
Lo abraza muy cordialmente
Amaya

Amaya, Carlos Américo

Carta a Carlos V. Chávez Sánchez, 27/11/1925

Lima, 27 de noviembre de 1925
Señor Carlos V. Chávez Sánchez
Piura
Muy estimado amigo y compañero:
Fabio Camacho, dilectísimo compañero, le entregará estas líneas. Con él le envío, también, mi libro que acaba de aparecer. Le presento y recomiendo a Fabio como a uno de mis mejores amigos.
Ya estará Ud. enterado de lo que se propone la Editorial Minerva fundada por mi hermano: la edición de un libro mensual nacional o extranjero. Entre los primeros irán El Nuevo Absoluto de Iberico Rodríguez, Tempestad en la Sierra de Luis E. Valcárcel, La Aldea Encantada de Abraham Valdelomar, una selección de cuentos de Manuel Beingolea, un libro de Antenor Orrego, Corazón Payaso de Guillén, una novela de Falcón y traducciones especiales para Minerva de libros de Istrati, Romain Rolland, Gorki y otros. ––Le he escrito a López Albújar pidiéndole la segunda serie de Cuentos Andinos. Y hay muchos otros libros en vista.
Escribo al doctor Carranza proponiéndole que la librería de El Tiempo represente en Piura las ediciones de Minerva. Pero hace falta una representación activa. Cuento, seguramente, con el valioso concurso de Ud. ¿No es cierto?
Por lo pronto, me urge saber cuántos ejemplares de La Escena Contemporánea puedo hacer remitir.
He recibido sus recortes. Los he leído atentamente. Y, por supuesto, no me siento tocado por la muy justa crítica al desdén de los intelectuales limeños por las provincias. Creo tener muchos de mis mejores amigos en provincias.
En espera de sus noticias, le envía su más cordial apretón de manos su amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Enrique Bustamante y Ballivián, 4/12/1925

Diciembre 4 de 1925
Mi querido Mariátegui:
En Arequipa y en esta he podido ocuparme algo de su empresa. En esa después de hablar con Albareda y con Rodríguez, saco como consecuencia que lo mejor es que se dirija usted al primero a quien se debe mandar los ejemplares Albareda cree que se pueden colocar diez y Rodríguez algo más. A manera de ensayo puede usted enviar veinte a Rodríguez, quien me ha prometido hacer propaganda personal y colocar los ejemplares. La otra librería ha seguido el camino de tantas, la quiebra.
En La Paz he hablado con Gustavo Adolfo Otero, uno de los más prestigiosas escritores y periodistas bolivianos, persona muy amiga mía, seria y solvente, casado con una hermana de Alcides Arguedas. Otero está pronto ha encargarse tanto de la colocación de los libros, como de su propaganda. Cree que se pueden colocar cincuenta en todo Bolivia y él hará el reparto y se entenderían únicamente con él. De hecho puede usted hacer que le envíen los cincuenta ejemplares de "La Escena Contemporánea" y de los que vengan. El los recibiría en consignación con el descuento que ustedes hicieran 25 o 30 %, o enviaría en las condiciones de reciprocidad de descuento libros bolivianos. El haría los arreglos con los libreros de aquí para el canje y en todo se entenderían exclusivamente con él. Es persona capaz de enviar cosas que tengan salida y que contribuyan a establecer un interesante intercambio. De primera intención hemos escogido los siguientes libros:
La máscara de estuco, de Bedregal, Historia Financiera de Bolivia, de Casto Rojas, Mitos y Leyendas y costumbres supersticiosas de los indios de Bolivia, de Rigoberto Paredes, Parábolas, de Sanchez de Bustamante, Taras de Nuestra Democracia, de Carlos Romero, La democracia en nuestra historia, de Bautista Saavedra, Raza de Bronce y Vida Criolla, de Arguedas, La ciudad única, de Jaime Molina, rosario de Leyendas, de Ostria Gutierrez. La epopeya de Bolivia, libro por aparecer, de Reynolds, Parnaso Boliviano, de José Eduardo Guerra, El hombre del tiempo heroico, estudio sobre Sucre, de Gustavo Adolfo Otero, recién publicado.
Le mando dos listas de obras bolivianas de Renacimiento y de La Universitaria, para que usted escojas las obras que puedan interesarle y que todas ellas pueden serle remitidas en las mismas condiciones, por Otero.
Otero tiene en preparación, y estará listo en seis meses más, un libro, Ideología Boliviana a través de un siglo, en el que estudia la influencia cultural de Europa en los hombres y en las cosas de Bolivia, política, educación, literatura, legislación, etc, etc y que creo que podía interesarle a usted para su biblioteca, Otero es prosador con más prestigio entre su generación y él está pronto a enviarle los originales. Cuando se pongan en comunicación pueden definir este asunto.
En los pocos días que he descansado en esta a penas tengo tiempo para nada y por eso le escribo a la carrera y en una forma endemoniada, pero creo que lo suficiente para ser entendido, pues ni siquiera tengo tiempo para leer y corregir esta carta.
Salude usted a todos los amigos y cuente con la devota amistad de
Enrique Bustamante y Ballivián.

La dirección de Otero es: Gustavo Adolfo Otero, La Paz - aquí no hay carteros.

Bustamante y Ballivián, Enrique

Carta a Ricardo Vegas García, 7/12/1925

Lima, 7 de diciembre de 1925
Querido Vegas:
Le adjunto los fotos de los cuadros y mosaicos de Pettoruti de quien me ocuparé esta semana. Si Ud. quiere fotografía del retrato que me hizo en Frascati, me parece que hay tiempo para hacerla.
Si publica Ud. esta semana la nota sobre Minerva, le ruego poner en la lista de autores de quienes se editará libros, cuyos títulos y turnos se anunciará próximamente, a Antonio Garland que ha terminado un estudio sobre la Perricholi. Hemos hablado hace tres o cuatro días, con posterioridad a los datos que le envié, de esta edición. El estudio y la traducción de la pieza de Merimée compondrán un bonito libro.
El libro de Iberico ha sido dado hoy a la caja. Será el libro de enero. En febrero saldrá la primera traducción.
Muy afectuosamente lo saluda su amigo y compañero
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Enrique Bustamante y Ballivián, 18/12/1925

A bordo del “Darro”, 18 de diciembre de 1925
Mi querido Mariátegui:
Llegué a Buenos Aires con un serrano resfrío cogido en Bolivia y ello ha hecho que sólo quedara cuatro días, pues estoy con unas ganas locas de llegar a mi destino. No obstante mi corta estada en Buenos Aires, he procurado cumplir con sus encargos. En cuanto a librería y editores he hallado un ambiente poco favorable. Los editores en su mayor parte no son libreros, y hacen imposible con ello el intercambio que usted deseaba. Imagínese que las ediciones selectas son de 500 ejemplares y que Proa y Martín Fierro apenas tiran 1000.
En La Plata vi a Amaya y le entregué el libro para él, así como el de Sánchez Viamonte, que está en Europa. Amaya es persona muy simpática y ha quedado en hacer las gestiones para el canje de Proa y de las publicaciones que usted me indicaba.
Usted sabe el pesimismo de los paisanos para las empresas literarias. Todos miran la de usted como cosa quijotesca. Con Hidalgo que es, según me parece, el mejor relacionado y el menos escéptico, he dado algunos pasos. Cree él y creo yo que lo mejor es entenderse con la Agencia General de Librería y Publicaciones, Buenos Aires, Rivadavia 1573. En una entrevista que celebré con el Gerente, Mateo Infantozzi, encontré muy buena acogida. La casa es muy fuerte y asusta la cantidad de libros. Es para hacer la locura de Vegas y de Totó. Yo creo, a ojo de buen cubero, que hay varios millones. El Gerente me ha parecido persona que no se duerme y que desea ampliar los negocios de la casa en el Perú. Me hizo más preguntas al respecto de las que pude contestarle, pero sin embargo procuré darle respuesta a la buena ventura. Él me ha asegurado que tendrá con el mayor gusto relaciones con Minerva, pero en la forma de mutuas consignaciones. Él haría circular en toda la Argentina los libros de usted y les enviaría libros de los que representa. La Casa acaba de rematar un gran número de obras españolas que venden en Buenos Aires a un peso treinta y cinco los libreros y que podrían ser un buen negocio para Lima. Hay entre esas obras muchas de siete pesetas que salen a huevo. Es entendido en las consignaciones que los libros de ustedes que no se vendieran serían devueltos. La casa hace un descuento de 25% y cotiza la peseta a 30 cts. de argentino.
Para decirle del interés que tomó en el asunto el Gerente, le cuento que Hidalgo que esperaba afuera se quedó admirado de la larga lata y me vaticinó un gran éxito. Yo le dije que creía, que, como todos los negociantes me había sacado datos y eso es en gran parte la verdad. Pero le repito que demuestra gran interés por los negocios en el Perú. La casa manda libros a Rego y Pathé en Lima y a otras casas en provincias.

Bustamante y Ballivián, Enrique

Carta de Alberto Hidalgo, 19/12/1925

Buenos Aires, 19 de diciembre de 1925
Mi querido Mariátegui:
Enrique Bustamante, al pasar por aquí, me ha dado sus encargos. Le agradezco, pues, sus recuerdos. Yo también le recuerdo a Ud. a menudo. Con Pettoruti hablamos con frecuencia de Ud. Él también le estima mucho.
Bustamante debe escribirle respecto al canje de libros con editoriales de aquí. Yo le he puesto en contacto con la Agencia de Librerías, la única casa seria y responsable que hay en Buenos Aires.
En cuanto a su pedido de que le mande un libro para su editorial, le digo que no tengo inconveniente. Precisamente, me cae esta proposición en momentos en que dejo terminado un volumen y ya me alistaba para darlo a prensas: Los sapos y otras personas. Son cuentos. Siendo míos, Ud. sabe que tienen que ser muy buenos... Esperaré a que venga su respuesta para saber a qué atenerme. Yo sospecho que en el negocio que ha emprendido Ud., la dosis de lirismo lo es casi todo y el afán de lucro no existe ni puede existir. Estoy dispuesto, pues, a ayudarles. Así, no me interesa mayormente el factor económico, sino éste: que el libro salga inmediatamente. Tengo cuatro libros listos casi para publicarlos el año 1926, y por eso me urge darle cuanto antes éste a fin de apremiar algo su aparición. Contésteme, pues, pronto. Si está en condiciones de publicar mi libro a más tardar en marzo, le mandaré los originales a vuelta de correo. Además: cien ejemplares para mí, es decir para regalarlos a mis amigos.
A otra cosa: hace tiempo que no sé nada de Ud. en cosas de letras. ¿Qué hace Ud.? ¿Versos? ¿Novelas? ¿Ensayos? Mándeme cuanto haya hecho. Ud. ya sabe cuánto creo yo en su talento y en su temperamento.
Si no ha bostezado Ud. ya mis libros, dígame cuáles querría que le anestesiasen, para enviárselos.
Mi dirección es esta: Ventura Bosch N° 6740.
Un abrazo muy fuerte, muy fuerte.
Alberto Hidalgo

Hidalgo, Alberto

Carta de Ignacio Guevara a Minerva, 23/12/1925

Ocaña, 23 de diciembre de 1925
Señor Julio César Mariátegui
Gerente de la Editora Minerva
Lima
Muy señor mío:
En uno de los números de "El Callao" correspondiente al presente mes he leído una circular-anuncio respecto a la próxima apertura de una casa editora, que dará a la publicidad libros nacionales y extranjeros, publicando cada mes un libro, cuyo precio será S/. 1.80.
Nada más halagador para el patriotismo pensar en el progreso de las letras peruanas, si así puedo expresarme.
Si no tiene U. inconveniente estimaré me sirva decirme si la suscripción será por trimestres, semestres o anual y el valor de la suscripción en provincias.
Desearía ver el prospecto o prospectos, y saber si los libros se despacharán con rústica o empastados, cuando menos como los tomitos de Atkinson.
Mi dirección, para el caso de que quiera U. honrarme con su respuesta: Vía Pisco- Ica-Ocaña.
Muchos confunden Ocaña con Ocoña y aún con Huacana. Ocaña está en la provincia de Lucanas. Perdone que le haga esta explicación.
De U. con todo respecto atto y S.Sç
Ignacio Guevara Calderón

Guevara Calderón, Ignacio

Carta a Joaquín García Monge, 24/12/1925

Lima, 24 de diciembre de 1925
Señor
Joaquín García Monge
San José de Costa Rica
Muy estimado amigo y compañero:
Hace pocos días le envié un ejemplar de mi libro "La Escena Contemporánea". Me permití adjuntarle un ejemplar destinado al estudiante peruano Julio Lecaros, cuya dirección en esa ciudad ignoro. Supongo que Lecaros lo habrá visitado desde su llegada.
Mi libro ha aparecido en una Editorial que acaba de fundar mi hermano Julio César Mariátegui y cuya dirección me ha sido encargada. Le acompaño algunos papeles de propaganda que circulan en el Perú explicando los propósitos de esta editorial.
Deseo saber si el "Repertorio Americano" puede aceptar la representación de Minerva en Costa Rica. Espero de Ud. una respuesta favorable para transmitirla a mi hermano quien se apresurará a hacerle el primer envío.
Creo que se podría establecer el canje entre las ediciones de Minerva y las del Convivio o "Repertorio Americano". No conozco el elenco de esas ediciones, pero me parece que "La Edad de Oro", el libro de lectura que veo anunciado en "Repertorio Americano" podría tener aquí bastante difusión.
Preparo una revista mensual, para la cual reclamo su colaboración. Creo que podríamos efectuar un pequeño intercambio entre esta revista y "Repertorio Americano" canjeando una cantidad de números en proporción equivalente. Repertorio Americano se vendería así en la Librería Minerva. Estoy seguro de que puede tener asiduos lectores. Oliverio Girondo, cuando estuvo en Lima, me anunció su propósito de organizar, en esta forma, un extenso y constante intercambio entre las revistas y grupos intelectuales de nuestra América.
Le adjunto un artículo de V. Modesto Villavicencio.
Y con los más cordiales sentimientos, me repito de Ud. muy devoto amigo y compañero.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Antenor Orrego, 29/12/1925

Trujillo, 29 de diciembre de 1925
Señor don
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
De nuevo he pecado por mi negligencia epistolar incurable. Pero sé que U. ha de perdonármelo. He recibido su libro. Lo estoy leyendo con la atención, seriedad y afección intelectual que merece. Por fin en el país los escritores comienzan a salir de esa frivolidad despreocupada, de esa necia banalidad ególatra al uso; de ese antieticismo artístico que es incapaz de construir nada y que los convertía en vistosos escaparates literarios.
La labor me es simpática, precisamente, por su contenido ético, por su significación social y humana, por la valerosa seriedad con que se ha colocado U. en un país de guignol en el que jamás se oye vibrar la noble pasión del hombre que se entrega a una fe. Tengo la seguridad que su obra se ha de proyectar–– se está proyectando ya–– benéficamente en nuestro país en los núcleos más puros que no tienen compromiso con el pasado, es decir, con la mentira. Porque ésta es nuestra mayor tragedia nacional. El pasado nada nos ha dejado, nada que sea susceptible de asumir cierta positiva continuidad histórica. En los demás pueblos chocan pasiones contrapuestas, pero sinceras y fervorosas. En el nuestro sólo chocan intereses materiales, sólo hay fantasmas de todo; es la máxima mentira, la mentira absoluta y auténtica, porque todo está mixtificado y desvitalizado.
Claro está que no coincido con algunos de sus personales puntos de vista. Y es lógico porque nuestras pupilas no pueden tener una idéntica y absoluta acomodación visual para mirar las cosas; pero, siento que en lo fundamental, en lo que respecta al pensamiento contemporáneo y a la acción que precisa realizar en nuestro país estamos colocados en una misma perspectiva mental e histórica. Mi sentido histórico y el suyo no parece sino que para llegar a su actual temperatura ética, se hubieran propuesto los mismos problemas y los hubieran resuelto con el mismo diapasón moral e intelectual; ambos sentimos agudamente, con idéntica sensibilidad exasperada, nuestras responsabilidades históricas, sociales y éticas. Su libro es algo de lo más serio, trabado y constructivo que se haya producido entre nosotros. Las nuevas generaciones han de agradecérselo. Tengo el propósito de escribir en El Norte un artículo reposado, donde trataré de fijar con toda la penetración, lealtad y acuidad ideológica de que modestamente soy capaz, la posición suya dentro de las nuevas generaciones nacionales. Espero lograrlo en la medida que lo deseo.
Para la difusión de su libro en el norte de la república le ofrecemos las columnas de nuestro diario. Envíeme avisos, artículos y todo lo que se ha producido o se produzca alrededor de él. Ya sabe U. que El Norte está adscrito a determinada atmósfera moral y espiritual del país y para servirla en todos sus aspectos, es que ha sido fundado. Es un hogar nuestro, tanto mío como suyo y de los demás espíritus libres que trabajan por el advenimiento de una realidad renovada y humanamente más noble y justiciera.
Le agradezco la acogida de uno de mis libros en la editorial Minerva. Habría querido enviarle el que considero más fundamental de los tres, Helios, que es un ensayo para una filosofía o interpretación del pensamiento. Por desgracia, aunque está terminado ya, no estoy satisfecho aún con su trabazón o construcción interna. Estoy harto temeroso de que mi autocrítica no sepa ubicarlo en su verdadera posición ideológica; de que mi amor propio o, simplemente, mi entusiasmo de creador le impriman una acentuación mental que rebase su estructura literal, su horizonte o realidad expresiva. Nunca he tenido más escrúpulos intelectuales que frente a este libro. Necesito, pues, reposarlo, tratar de proyectarme fuera de él antes de decidirme a imprimirlo.
Pero le ofrezco mandarle Panoramas, que es la recopilación de algunos ensayos y artículos publicados, unos, e inéditos, otros. El libro alcanzará, a lo sumo unas 150 a 200 páginas de formato corriente. Si le parece bien avíseme para darle los últimos toques y remitírselo.
Su libro ha interesado aquí bastante por los pedidos que se nos hacen; pero necesita mayor propaganda. Mándenos artículos y avisos. Alcides le informará detalladamente.
Estoy deseoso de hacer un viaje a Lima y conocerle personalmente. Espero que pronto se realice.
Le estrecho cordialmente
Antenor Orrego

Orrego, Antenor

Carta de Miguel Ángel Urquieta, 31/12/1925

[La Paz] 31 de diciembre de 1925
Señor don
José Carlos Mariátegui
Lima
Mi querido compañero:
Con un atraso que sería inexplicable si no estuviese yo en el destierro, recibo esta mañana su carta y, simultáneamente, el precioso regalo de su libro. Aguinaldo de año nuevo, amigo mío. Todo un augurio.
A través de revistas, conocía sólo alguno que otro de los capítulos de La Escena Contemporánea. Casi toda la obra es, pues, para mí, totalmente nueva.
En este admirable panorama de la agitación ideológica moderna, que es su libro, los personajes, las cosas, los lugares, los instantes de la impresión fotográfica, el ambiente en que hombres e ideas se agitan, están burilados rotunda, rápida, justamente, de un solo golpe, con precisión de aguafuertista. Su libro, mi querido Mariátegui, honra nuestro tiempo y nuestro esfuerzo. No es el nuestro, para nosotros, tiempo de molicie, ni es de madrigal nuestro esfuerzo. Nuestro tiempo es de lucha y de sacrificio, porque no en vano va nuestro esfuerzo plasmando el futuro de nuestra América en la más luminosa y tremenda de las epopeyas.
Quisiera complacerle enviándole algún libro mío para su edición por la Editorial Minerva, que tanto bien hará en la urgente y necesaria alfabetización de nuestro Perú, cuya ignorancia es su único y verdadero enemigo. Desgraciadamente es muy poco lo que tengo aquí a la mano. Todo el material que podría servir para dos o tres volúmenes de algún valor ideológico, demoledor y constructivo ––apuntes, originales inéditos, mi labor de seis años de periódico de lucha––, todo está en Arequipa encerrado junto con mi biblioteca. Nunca será tarde, empero, para que mi nombre y algún volumen mío puedan figurar en la Editorial Minerva al lado de La Escena Contemporánea.
Escríbame. Ya sabe usted el especialísimo afecto que, por múltiples motivos, le tengo.
Por sobre este lago y estas montañas que sólo materialmente nos separan, le tiendo mis dos manos fraternales para estrecharlas suyas muy fuertemente.
M. A. Urquieta
P. D. Mis afectuosos saludos a su señor hermano. Si ve a Benavides Gárate, déle un abrazo en nombre mío. Gracias.

Urquieta, Miguel Ángel

Política italiana

Política Italiana

Para los que en 1924 se emborracharon con exceso de ilusiones reformistas y democráticas, el balance de 1925 no puede ser más desconsolador. El año se ha cerrado con fuertes pérdidas para el reformismo y la democracia. En Francia, el cartel de izquierdas ha entrado, en el curso de 1925, en un período de disolución. En Alemania, la elección de Hindemburg ha marcado un retorno de los principios conservadores y militaristas. En Italia, sobre todo, el régimen fascista, que en 1924 vacilaba, en 1925 ha contra-atacado victoriosamente.

Durante más de un semestre, la heterogénea coalición del Aventino vivió en el error de creer que el boicott del parlamento bastaba para traer abajo a Mussolini. El partido comunista le recordó en vano que un régimen instaurado por la fuerza no podía ser abatido sino por la fuerza. La democracia italiana no quiso discutir siquiera la proposición comunista de convertir el Aventino en un parlamento revolucionario. Los socialistas -unitarios y maximalistas- se solidarizaron con esta táctica pasiva. La batalla se libraba en la prensa. La oposición, dueña de la mayor parte de los periódicos, se embriagaba con el estruendo de una ofensiva periodística en gran estilo.

Pero, naturalmente, por esta vía no se podía llegar a la meta soñada. Ni Mussolini era hombre de dejarse arredrar por una maniobra como la de la retirada al Aventino. Ni Ia oposición podía suscitar una agitación popular capaz de producir extra-parlamentariamente un nuevo gobierno. El Aventino representaba un gesto negativo. No tenía un programa positivo, un método creador. Y el tiempo, lógica y fatalmente, trabajaba por el fascismo. La tensión nerviosa producida por el asesinato de Matteotti se debilitaba a medida que los meses pasaban sin que el anti-fascismo empeñase el combate decisivo.

En enero pasado, constatadas ya hasta el exceso la impotencia de la oposición aventista y la domesticidad de la oposición parlamentaria, Mussolini comprendió que era el instante de contra-atacar. Los hechos han probado que no se equivocaba. Mussolini, en seis meses de defensiva, le había tomado bien el pulso al adversario. Había averiguado, por ejemplo, que no tenía intenciones de presentarle combate, por el momento, sino en el terreno periodístico. Y que, en consecuencia, la posición contra la cual debía dirigir sus fuegos era la prensa.

La prensa no fue suprimida; pero sí fueron suprimidos sus ataques. Mussolini sometió las noticias y los comentarios de la prensa a la justicia sumaria y rápida de los prefectos. Sus autoridades no se tomaban la molestia de la censura previa. No prevenían; reprimían. Las ediciones que contenían una noticia o un comentario demasiado heterodoxo eran secuestradas por la policía. Por consiguiente, los periódicos sufrían no solo en su propaganda sino, además, en su economía.

Mediante este simple sistema de represión, Mussolini consiguió casi desarmar a la oposición. El bloque del Aventino pensó entonces en el regreso a la cámara. A falta de la tribuna periodística, había que emplear la tribuna parlamentaria. Pero a este respecto el acuerdo no era fácil. A la resolución definitiva, sobre todo, no se podía arribar prontamente. Algunos diputados del Aventino se manifestaban reacios al retorno a Montecitorio. Esta especie de declaratoria de quiebra de una empresa acometida con tanta arrogancia y tanto énfasis les resultaba más difícil de aceptar que todas las dosis posibles de aceite de ricino.

Y tuvo así el Aventino un período de parálisis, durante el cual se incubaron acontecimientos sorpresivos, teatrales, destinados a obstruir el mismo camino del retorno. El golpe frustrado de Zaniboni contra el Duce vino, hace un mes, a mudar la situación. Zaniboni, ex-diputado socialista unitario, excombatiente condecorado con la medalla de oro al valor militar, fue sorprendido en un cuarto de hotel, estratégicamente ubicado, en instantes en que se preparaba a disparar sobre Mussolini los dos tiros de un fusil de precisión matemática.

El complot no podía ser atribuido a la oposición aventista. La policía de Mussolini sabía que Zaniboni obraba de acuerdo con unos pocos elementos demo-masones. No cabía siquiera el procesamiento de su partido. Los hilos de la conjuración no denunciaban la existencia de una red de preparativos revolucionarios. Denunciaban sólo un estado de desesperación en los temperamentos más ardorosos y tropicales del Aventino. Pero el fascismo necesitaba sacar de este acontecimiento todo el partido posible. Y, sin duda, lo ha sacado.

Mussolini prohibió a sus gregarios las represalias. Su orden fue obedecida. Mas, precisamente a la sombra de esta disciplinada abstención de actos esporádicos de violencia y de terror, la policía cargó a fondo contra la oposición. No ha habido en Italia, a raíz de la tentativa de Zaniboni, represalias individuales de los “camisas negras”. El gobierno fascista ha preferido usar, con el máximo rigor, la represión policial.

Todos los reductos legales de la oposición, han sido asaltados. Y muchos han caído definitivamente en manos del fascismo. El régimen fascista ha aprovechado la tentativa estúpida de Zaniboni para disolver al partido socialista unitario, para suprimir “La Giustizia"’, “La Voce Republicana” y otros diarios, para ocupar las logias masónicas. etc. Los sindicatos fascistas se han instalado manu militare en el local de la cámara de trabajo de Milán, antigua ciudadela del proletariado socialista, considerada inexpugnable por mucho tiempo.
El episodio más resonante de esta ofensiva fascista ha sido, tal vez, la conquista del “Corriere della Sera”. “La Stampa” en Turin y el “Corriere della Sera” de Milán, sus dos mayores rotativos, eran las dos más fuertes posiciones del antifascismo en la prensa italiana. Mussolini podía suprimirlos. Pero esto le parecía, sin duda, demasiado “escuadrista”. Mucha gente “ben pensante” no le perdonaría nunca el asesinato de dos periódicos en cuya lectura cotidiana se había habituado a formar su criterio. Lanzada a los vientos la noticia del golpe fracasado, se presentaba, en tanto, la ocasión de ganar para el fascismo estas dos tribunas. “La Stampa” de Turin fue la primera en caer. El senador Frassati, -percibido el peligro de la supresión lisa y llana del diario,- abandonó su dirección. Con el “Corriere della Sera” hubo que apelar a medios más enérgicos. El secretario general del partido fascista, Farinacci, puso a los hermanos Crespi principales accionistas del “Corriere” frente a este dilema: o la suspensión del diario o su entrega al fascismo. Y los hermanos Crespi, pacíficos industriales lombardos, optaron en seguida por el segundo término. El olvido de una formalidad de la escritura celebrada en 1919 con el senador Albertini, director y accionista del “Corriere”, amo absoluto de sus destinos y opiniones, les proporcionó el pretexto para la anulación del contrato de sociedad. En la edición del 28 de noviembre último, el senador Luigi Albertini y su hermano Alberto Albertini, tuvieron que despedirse melancólicamente de sus lectores.

Los hermanos Albertini, liberales de antigua estampa, pertenecen a una democracia empeñada en no combatir al fascismo sino legalmente. No se puede negar al fascismo el mérito de haber hecho todo lo posible para modificar su actitud y destruir su ilusión.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de César Atahualpa Rodríguez, 26/1/1926

26 de enero de 1926
Sr. Dn. José Carlos Mariátegui
Lima
Querido amigo:
Le escribo un poco tarde por esperar a que se haga la venta de su libro y poder darle noticias satisfactorias. Desgraciadamente Arequipa es un pueblo que cada día lee menos, y que no presta esperanza. Sólo el remordimiento de que U. pudiera creer que me he desentendido de sus encargos, me obliga a ponerle esta carta antes de hacer tangibles mis buenos deseos.
No puede U. figurarse cuántos discursos me cuesta la venta de ocho ejemplares de La Escena Contemporánea. Cada comprador, para decidirse, me clava los ojos pretendiendo escrutar en los míos el contenido del libro que le ofrezco. Y entonces, claro está, tengo que soltar la lengua, haciendo lujo de una verbosidad pintoresca, que hasta el momento me era desconocida. A este paso acabaré por hacerme orador.
León Albareda me dice que ha vendido cinco ejemplares, derrochando el doble de elocuencia. Así está la gente de torpe. Lo que me estoy riendo de mis dotes menguadas para el comercio. Sin embargo, y a pesar de todo, me he propuesto concluir con el lote. Ya tengo promesa de negociar cinco ejemplares más; sólo que, como en una de las tapas del libro está marcado el precio, no puedo vender a más de un sol ochenta cada ejemplar. Estos borricos no quieren entender que se gasta en sellos de correo y que se paga comisión al librero.
Tan luego de que me convenza de la imposibilidad de realizar un solo libro, le remitiré el dinero; a no ser de que U. disponga otra cosa.
Querido amigo, le suplico se sirva avisar al Director de La Humanidad que me envíe carteles de anuncio para fijarlos en los puestos en que se vende el semanario. Sin réclame es imposible entusiasmar a las gentes. Hasta hoy día se llevan vendidos 25 ejemplares del primer número. El segundo, recién ayer lo he puesto a la venta, por haberse retrasado en el correo. Dígale también que sería bueno envíe los dos primeros números a los diarios de esta ciudad, que son: El Pueblo y El Deber, con el objeto de que hagan propaganda. Yo no lo hago, por no malograr el asunto: hay que evitar suspicacias. Rotulado el envío desde Lima tiene más suceso.
Como U. ve, tengo sobrada voluntad para servir a mis buenos amigos; pero la plaza no responde como debiera.
Le agradezco mucho el obsequio de su libro y la dedicatoria. Por falta de tiempo no le digo nada de él. Espero desocuparme para leerlo con todo detenimiento.
Mi viaje a ésa lo he postergado hasta que llegue mi libro de Buenos Aires. Hace un año que estoy en esa expectativa.
Con toda cordialidad
César A. Rodríguez

Rodríguez, César A.

Carta de Joaquín García Monge, 2/2/1926

San José de Costa Rica, 2 de febrero de 1926
Sr. Don de Julio César Mariátegui
Lima
Mi estimado señor y amigo:
De su hermano José Carlos, a quien mucho estimo y quiero recibí prospectos de la Editorial Minerva que ya he publicado en el Repertorio Americano para extender la buena noticia. También su hermano me propuso intercambio de ediciones.
A él le he escrito al respecto. Le mando una lista de lo que tengo editado y disponible. Para facilitar el cambio sería bueno calcular siempre en oro americano lo que manden y lo que les mando.
Espero órdenes y envíos.
Aguardo con gusto el Boletín Bibliográfico de que me habla y desde luego, la revista mensual de cultura.
Suyo afectísimo.
Joaquín García Monge

García Monge, Joaquín

Carta de Carlos Meneses, 22/2/1926

Abancay, 22 de febrero de 1926
Señor Administrador de la Editorial Minerva
Lima
Muy señor mío:
Felicitando a Ud. y demás compañeros de esa casa por el plausible motivo de haberse impuesto una misión noble y elevada cual
es la de editar obras nacionales de verdadera importancia y suma utilidad, me permito suplicarle a fin de que se digne indicarme
el importe de las obras a medida que vayan editándose, o la suscripción, tanto a las obras de mi referencia como a la revista "Libros
y Revistas"
Desde luego, se molestará en decirme, en que forma se remite el dinero y, si le es posible, mandarme el respectivo Catálogo de
todo lo que le agradeceré muchísimo.
Sin otro particular, me suscribo como su/muy atto S.S
Carlos Meneses

Meneses, Carlos

Carta de Carlos Ríos Pagaza, 4/3/1926

Cuzco, 4 de marzo de 1926
Señor
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido y muy recordado compañero:
Recién me es posible, agradecerle vivamente por el envío de su hermoso, interesantísimo libro: La Escena Contemporánea, que lo he leído con deleite, con emoción, admirando lo interiorizado que se halla Ud. en todos los problemas que agitan el mundo en esta torturante época que nos ha tocado vivir. Muy pronto y detenidamente, sin querer salir del paso, con cuatro frases mal hilvanadas, publicaré en El Comercio, diario que dirijo en ésta, una impresión sobre su obra primigenia, digna de su talento y amplia, amplísima, bien cribada cultura.
También muy pronto, realizaré una activa propaganda en favor de la editorial que Ud. dirige, enviándole cuanto sobre ella publique. Antes, no he hecho nada, por exceso de trabajo, por un serio quebranto de salud que sufrí hace poco y porque muy burguesamente, me preparo para colacionarme en Derecho y así conquistar un arma, que vale mucho, en una seudodemocracia como la que nos alberga y en la que se miden los hombres, más que por su capacidad, por los títulos que ostentan.
Supe que un señor Latorre se hizo cargo de la agencia de Minerva, pero a los pocos días fue conducido preso a Lima. Si Ud. gusta, puedo yo encargarme de ella. Indique y en detalle, las condiciones. Sobre cualquier otra persona del Cuzco, ofrezco la ventaja de poseer un diario en el que pueda hacer intensa propaganda y conquistar muchos suscriptores.
Igualmente, le manifiesto que tengo casi listo un tomo de novelas andinas. Dígame, podría publicarlo la editorial que dirige y en qué condiciones. Estoy seguro que la lectura de esas narraciones, le gustarían mucho, de veras. El mujik peruano, el bronce andino, está presentado en ellas, al desnudo, con sus vicios y supersticiones, prácticas, creencias, costumbres más típicas y también su dominador, el gamonal. Luego, el paisaje tiene su lugar en esas fábulas, ya que hay mucho de panteísmo en las creencias indígenas y el cobre andino está vivamente influido del medio telúrico que lo rodea.
Posiblemente, dos o tres de esas narraciones aparezcan antes en La Prensa de Buenos Aires donde he logrado obtener un contrato ventajoso, pero yo quisiera que mi primer libro aparezca en mi tierra, como un homenaje a la pequeña patria que se llama el Perú. Después, ya vendrán otras editoriales. Todo es cuestión de tiempo, de propaganda y una voluntad siempre en tensión vigilante, obrando y reobrando perennemente.
Haga suya, muy suya, la viva simpatía espiritual, de su antiguo compañero de labores y leal amigo,
Carlos Ríos Pagaza

Ríos Pagaza, Carlos

Carta de Miguel Untiveros, 10/03/1926

Huanta, 10 de marzo de 1926
Sr. Administrador de la Editorial "Actual”,
Lima.
Muy Sr.mío:
Tengo el agrado de incluir a la, presente, una relación de obras cuyo importe de Lp.1.410 le sera entregado por el portador Sr. José Peseros, debiendo remitírseme las obras por correo, directamente.
He de tener a mucha honra de que cualquier publicación nueva que lleve a cabo esa editorial, se sirva noticiarme, a fin de que pueda adquirirlas, pues la literatura social me encanta, porque, donde todo es bigornia, me consuela ver siquiera escrito, algo de verdad, de bien, de sinceridad y de perfección.
Aprovecho de esta oportunidad para ponerme a sus apreciables órdenes, como su mas aftmo.
Miguel Untiveros

Untiveros, Miguel

Farinacci

Farinacci

Farinacci ha dado su nombre, su tono y su estilo a una tensa y acre jornada de la campaña fascista. Después de catorce meses de agresiva campaña, ha dejado el puesto de secretario general del partido fascista, al cual fuera llamado cuando Mussolini, convencido de que la “variopinta” oposición del Aventino no era capaz de la insurrección, resolvió pasar a la ofensiva, inaugurando una política de rígida represión de las campañas de la prensa y de tribuna de sus muchos y muy enconados pero heterogéneos y mal concertados adversarios.

Fascista de la primera hora. Farinacci procede de la pequeña burguesía y del socialismo. Fue en 1914 uno de los disidentes socialistas que predicaron la intervención. En esta falange a la que, por diversos caminos, arribaban sindicalistas revolucionarios como Corridoni, socialistas tempestuosos como Mussolini y socialistas reformistas y parlamentarios como Bissolati, era Farinacci un milite oscuro y terciario. No lo destacaban siquiera el ánimo “ardito”, osado, ni la actitud temeraria, demagógica. Amigo y adepto del diputado Bissolati, líder de un grupo de socialistas colaboracionistas, Farinacci tenía una franca posición reformista y democrática. La guerra exaltó su temperamento y cambió su filiación. El gregario del reformismo bissolatiano se convirtió en un ardiente secuaz de Mussolini.

En el fascismo, Farinacci encontró su camino y descubrió su personalidad, que no eran, -contrariamente a lo que hasta entonces podía haberse pronosticado,- los de un pávido y mesurado funcionario social-democrático, sino los de un frenético y encendido agitador fascista. El opaco ferroviario, se sintió elegido para jugar un rol en la historia de Italia.

Fue el organizador y el animador del fascismo en la provincia de Cremona, una de las provincias septentrionales donde prendió más tempranamente el fuego mussoliniano. Esta actuación le franqueó en las elecciones de 1921 las puertas de la Cámara. Le tocó a Farinacci ser uno de los fascistas que ingresaron entonces al Parlamento para enunciar tumultuariamente, con los puños más que con los conceptos, la praxis del anti-parlamentarismo.

Desde esa época, Farinacci, se caracterizó como el más genuino representante del espíritu y la mentalidad “escuadristas” del fascismo. El “escuadrismo” es la acción directa y tundente de las guerrillas o “escuadras” de camisas negras. Es la cachiporra, es la bomba de mano, es el asalto. El período de movilización y entrenamiento del fascismo fue, como se dice en italiano, exquisitamente escuadrista. Y bien, este “escuadrismo” tiene en Farinacci su traductor y su caudillo.

La ascensión de Mussolini al poder abrió un período de desarme. El primer gabinete fascista nacía de un compromiso. Era un gabinete de coalición, en el que colaboraban con el fascismo los populares y los liberales. Mussolini debía el gobierno a la abdicación de la mayor parte de la burguesía liberal. Su retomado oportunismo tuvo, por consiguiente, que evitar todo gesto que pudiese chocar demasiado a los “railliés”. Farinacci, distanciado de la dirección del partido, se arrinconó en un extremismo intransigente, en un altruismo acérrimo. Pero su influencia no se anuló en veinticuatro horas. Al día siguiente de la marcha sobre Roma un telegrama suyo torpedeó certeramente las negociaciones en curso para conseguir que del gabinete de coalición, encabezado por el Duce, formase parte Gino Baldesi, líder reformista de la Confederación General del Trabajo.

La crisis causada por el asesinato de Matteoti restauró el prestigio de Farinacci dentro del fascismo. En los días de turbación y de desconcierto que siguieron al crimen, cuando el propio Mussolini, forzado a mostrarse sagaz y cauto, lo denunciaba como un acto estúpido y antifascista, Farinacci fue uno de los pocos fascistas que se sintieron dispuestos a justificarlo. El ex-ferroviario, -que de los lauros de la marcha a Roma se había servido para ganar fascisticamente el grado de doctor en derecho,- se ofreció a defender ante sus jueces a Amérigo Dumini, el principal acusado. Y emprendió una violentísima campaña de periódico y de comicio contra el Aventino. Los editoriales de su periódico “Cremona Nuova” amenazaban cotidianamente a los partidos del Aventino con una segunda oleada fascista. La prensa fascista, excepción hecha del altruista y delirante “Impero”, no osaba solidarizarse con el fascista cremonense, sobre cuya cabeza llovían los vituperios y los anatemas de los entonces innumerables diarios de oposición. Pero desde que el fascismo inició su contra-ofensiva -a continuación de un famoso discurso de Mussolini en la cámara, asumiendo toda la responsabilidad histórica y política de la violencia fascista y desafiando al bloque del Aventino a acusarlo categóricamente de culpabilidad en el asesinato de Matteoti,- Farinacci resultó designado fatalmente por la situación y los acontecimientos para ocupar el puesto de mando. La elección de Farinacci como secretario general del fascismo correspondió al nuevo humor escuadrista de los “camisas negras”.

Esta designación era, más aún que el discurso de Mussolini del 3 de enero, una enfática declaratoria de guerra sin cuartel. Y no de otro modo sonó en los oídos y en los ánimos de los diputados del Aventino que, en seis meses de vociferación antifascista, habían consumido su energía y perdido la oportunidad de derrocar al fascismo.

Durante más de un año, el puño y la frase crispadas del terrible ferroviario de Cremona han marcado el compás de la política fascista. Los elementos templados y discretos del fascismo han tenido que sufrir, resignadamente, durante todo este tiempo, su implacable dictadura y su pésima sintaxis. Un seco y agrio úkase de Farinacci, a poco de su asunción de la secretaría general, expulsó del fascismo, marcándolo a fuego como un traidor, a uno de los más significados entre estos elementos, Aldo Oviglio, ex-ministro de justicia del régimen fascista.

Pero un año de represión policial y de movilización escuadrista ha bastado al fascismo para liquidar al bloque del Aventino y para sentar las bases de una legislación fascista que radicalmente modifica el estatuto de Italia. Otras ofensivas escuadristas serán, sin duda, necesarias en lo porvenir. Mas, por ahora, el fascismo puede hacer reposar sus cachiporras. El juicio Matteotti ha concluido con la absolución de los responsables, y hace año y medio era para el propio Duce del fascismo un crimen nefando. En la audiencia de Chieti, Farinacci ha hecho no la defensa, sino más bien la apología, de Amerigo Dumini y de sus secuaces. Después de este último golpe de “manganello”, no le quedaba a Farinacci nada que hacer en la jefatura del fascismo donde, pasada la tempestad, su virulencia y su belicosidad habían empezado a volverse embarazantes. Farinacci en 1925 era el jefe lógico del fascismo; en 1926, su misión ha concluido. Mussolini, que, buen conocedor de la psicología de su gente, usa fórmulas solemnemente sibilinas, condensa el programa fascista para este año en estas dos palabras: silencio y trabajo. Estas palabras, según el lenguaje del “Popolo d’Italia”, definen el estilo fascista en 1926.

Los alalás de Farinacci no se compadecían con el nuevo estilo fascista. Por esto, - licenciado o no por Mussolini,- Farinacci ha dejado el comando del partido. Desde hace algún tiempo se señalaba y se comentaba su sordo disenso, su silenciosa lucha con Federzoni. El ministro del interior, con Rocco, Meraviglia, y otros, “nacionalistas”, representa el sector moderado, tradicional, derechista del fascismo. Y por el momento, esta es la gente que debe dar el tono al régimen. El escuadrismo, momentáneamente, se retira a Cremona.

José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Joaquín García Monge, 8/4/1926

Recepción de los 24 ejemplares de la Escena Contemporánea enviados por Minerva.
Apertura de una cuenta con la Imprenta por el valor de $12 dólares por los ejemplares enviados y solicita se le envíen doce (12) ejemplares tanto la obra de Iberico como la novela de Istrati.
Remite además los siguientes títulos:

  • Varona: Emerson
  • Varona: Con el eslabón
  • Vaz: Reacciones
  • Renán: Paginas Escogidas
  • Vasconcelos: Artículos
  • Gueraldy: Tú y yo
  • Kheyyam: Rubayat
  • Brenes Mesén: EL misticismo
  • Masferrer: Ensayos sobre el destino y Una vida en el cine
  • Martí: Versos
  • Magón: La Propia
  • La edad de oro
  • Ors: De la amistad y el diálogo y Aprendizaje y Heroismo

García Monge, Joaquín

Carta de Manuel A. Beltroy, 24/4/1926

[Montevideo], 24 de abril de 1926
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Muy estimado amigo:
Hace tiempo que deseaba escribirle, desde mi llegada a ésta, sin lograr hacerlo a causa de los diversos trabajos de mi cargo en esta Asociación. No he olvidado el noble esfuerzo cultural en que está Ud. empeñado en su casa editora, estimulando y difundiendo la actividad intelectual de la juventud peruana, a la vez que realizando mediante el libro y el folleto alta obra política y social.
Lo que me ha empujado a estampar estas letras ha sido el reciente recibo de Libros y Revistas, el boletín bibliográfico de Minerva, que he leído con interés. Allí vi anunciada la próxima publicación de Bubú de Montparnasse y entonces comprendí que no debía aplazar por más tiempo el envío de la traducción castellana. Así es que reanudé mi trabajo, revisé la versión y la corregí, hice un proyecto de portada, falsa portada y primeras páginas para el libro en que habrá de publicarse (proyecto de que voy a hablarle enseguida) y le envío todo eso ahora mismo en paquete postal certificado, juntamente con ésta.
He procurado que los originales sean bastante claros, a fin de prevenir erratas y correcciones trabajosas de pruebas. La mayor parte está a máquina y lo manuscrito, en caracteres bien legibles. El único tropiezo acaso sean las enmendaduras e intercalaciones de la revisión, pero éstas son también claras. Confío en que la corrección final de pruebas por Ud. mismo, cosa que le pido haga, evite las erratas y omisiones que tanto afean nuestros libros. Como el texto es algo corto, abultando la edición francesa las muchas y grandes ilustraciones que trae, que no presentará la nuestra, conviene emplear tipo de 10 en 12 en renglones espaciados, a fin de compensar así la cortedad de aquél. En cuanto a distribución tipográfica de folios y cabezas confío en su experiencia y buen gusto, pero le agradecería que las mayúsculas iniciales de los capítulos fuesen en tipo ornamental aunque sencillo.
Con respecto a la portada, me he permitido bosquejar un proyecto que permite aprovechar en lo mejor la original, adaptándola al gusto actual y a las necesidades del reclamo. A encarnado y negro, las dos tintas que ya Uds. emplean, sobre papel crema, en la forma indicada en el modelo, creo que podrá obtenerse una carátula sobria y llamativa, sin más costo especial que el del dibujo que aquél supone y que debe reproducir el de la portada francesa en cuanto al personaje.
El prólogo será simplemente las dos glosas de Eugenio d’Ors, sobre Philippe, que contiene el Glosario (edición Calleja) y si se quisiera un retrato, se podría encontrar en La Madre y el Niño del mismo autor, edición Atenea, me parece. Van también unas líneas de dedicatoria que están destinadas a revelar el espíritu del libro y a tapar la boca a hipócritas y mojigatos.
En cuanto a ilustraciones, creo que debemos reproducir algunas, unas pocas, las más significativas, que tal vez sean las que he marcado con rojo en la edición francesa.
Para que le ayude en todos los detalles mencionados, le adjunto asimismo el libro original.
No sé qué tiraje piensa Ud. hacer, pero me parece que no debe ser corto, pues obra de esta índole está destinada a buena venta allá y en el extranjero, a todos los públicos. Tampoco sé la participación que me tocará en la edición (Entiendo que en ejemplares). Le agradeceré se sirva decirme algo al respecto.
Espero que el trabajo podrá empezarse pronto, pues he tenido el gusto de saber que ya está a punto de publicarse El Nuevo Absoluto de Iberico, segundo volumen de la Editorial.
Pasando a otro asunto, desde mi arribo acá me he ocupado en repartir entre los libreros de esta ciudad y de Buenos Aires los 120 ejemplares de La Escena Contemporánea que me entregaron Uds. en consignación el día de mi partida. También me he preocupado de la propaganda y espero poder enviarle en breve algunos juicios críticos de la prensa rioplatense. Como aquí acostumbran las librerías a hacer liquidaciones semestrales, no tengo todavía cuenta que presentarle. Le agradecería me remitiese entretanto los ejemplares que crea conveniente del libro de Iberico y del boletín bibliográfico de la Casa.
Espero escribirle en breve sobre otras cosas, pues ahora el tiempo apura. Esta es una carta de índole comercial, que no es propiamente la mía. Entonces podré conversarle, hoy le hablo en términos de agente comisionista. Hasta luego, querido Mariátegui. Contésteme pronto. Reciba un abrazo cordial y votos por la felicidad de su hogar y de su empresa, de su amigo y compañero.
Manuel Beltroy.

Beltroy, Manuel A.

Carta de Cándido Villalobos Domínguez, 15/5/1926

Buenos Aires, 15 de mayo de 1926
Sr. José Carlos Mariátegui
Sagástegui 669.
Lima
Muy señor mío:
El Sr. Arturo E. Delgado, diputado regional por Cajatambo, me invita a dirigirme a Ud., adjuntándole un prospecto de la Editorial Minerva que Ud. dirige, con objeto de que establezcamos relaciones editoriales en el sentido de hacer conocer en el Perú la producción de la escuela económico-política liberal georgista cuyas doctrinas nos ocupamos de propagar aquí y en el resto de América y España, en el grado de nuestras posibilidades, mediante el instrumento de nuestra sociedad (hasta hace poco Partido Liberal Georgista) y, especialmente, su pequeño órgano periodístico, que le incluyo.
No puedo saber desde ahora cuál sería sobre esto su mejor conveniencia, pero con gusto me pongo a su disposición para facilitarle los informes y pareceres que estén a mi alcance.
Las obras de Henry George son elocuentísimas y constituyen seguramente, y cada vez más, la última y más profunda palabra del pensamiento sociológico, extendido ya en muchos países civilizados. De ellas las hay largas y cortas y todas se encuentran en castellano, traducidas la mayor parte por Baldomero Argente y editadas en Madrid por Beltrán. No sé hasta qué punto hay franquicia para hacer ahí reimpresiones, pero sé de algunas que pertenecen ya al dominio público, aparte de estarlo las originales inglesas. Hay además, traducidas o no, diversas obras más o menos buenas de discípulos, algunas de gran eficacia y atractivo que según el interés de Ud. me lo indique, le podré señalar o facilitar.
Pienso además que sería muy valioso para la cultura peruana la edición del no largo libro La Obra Económica de Rivadavia, por Andrés Lamas, cuya reproducción es libre.
Si está en sus intenciones iniciativas de aliento, puedo indicarle una obra monumental por su valor y completamente inédita en castellano: Democracy versus Socialism, por Max Hirsch, cuya extensión no pasaría de unas 350 páginas de formato y tipo corrientes.
Creo satisfacer con ésta provisoriamente los desinteresados deseos del Sr. Delgado y quedo a espera de sus impresiones, saludando a Ud. atte.
C. Villalobos Domínguez

Villalobos Domínguez, Cándido

Carta de Alcides Spelucin, 6/6/1926

Trujillo, 6 de junio de 1926
Sr. José Carlos Mariátegui.
Lima.
Mi querido amigo:
Siento mucho que esta carta mía le llegue en el preciso momento en que he de solicitar sus buenos oficios para la venta de mi libro en esa ciudad. De todos modos quiero dejar constancia ante Ud. de que, si no le he escrito antes en mejor oportunidad, ha sido por causas bien ajenas a mi buen deseo de hacerlo.
Con Carlos Manuel le remití a Ud. el valor de los 32 ejemplares de la Escena Contemporánea, que me fueron consignados para su venta. Después escribí a su hermano, manifestándole que me formulase la cuenta correspondiente para ver si aún adeudaba alguna suma. Al mismo tiempo le daba a saber que los 16 libros que, como segunda remesa, decía haberme enviado, no habían llegado a mi poder, y le recomendaba las consiguientes gestiones ante la Oficina de Correos de Lima para evitar su pérdida. Como de ésta no he recibido contestación alguna, no es demás consignarlo nuevamente, ya que la correspondencia, en este tiempo, es extraviada con suma facilidad.
Supongo que ya Orrego, en su oportunidad, diría a Ud. el gozo y el cariño con que todos los de este hogar recibimos La Escena Contemporánea. Nada tendría que agregar a ello, si no fuera mi propio agradecimiento por el envío de su obra. Ya que Orrego fue el encargado de decir a nuestro público las excelencias de su libro, yo me reservé el rol de propagandista y difundidor. De algún modo he podido unir mi esfuerzo al servicio de su generosa labor.
Ahora me toca mi turno. Le remito El Libro de la Nave Dorada, cuyas composiciones conoce Ud. en parte por corresponder algunas de ellas al período de mi iniciación literaria. Yo pienso que quizá la aparición de mi libro sea un poco extemporánea ––en estos días de tanta prisa lírica y de tan estridente jazbandismo literario. De cualquier modo que fuere se salvará lo que él haya de eterno y perecerá lo que él haya de efímero. Es, después de todo, la suerte de todo esfuerzo humano, sujeto o no a las contingencias de la moda.
Le remito también, en un cajón que debe ser entregado a la casa de Minerva, ochenta libros y diez afiches para la propaganda. Del precio anotado en la pasta, corresponde al vendedor la comisión libre del 20%.
Nuestro buen amigo Fabio Camacho, quizá si muy entusiasmado con mi libro, me indicó que podía mandar 100 ejemplares. Yo sólo me animo a mandar 80, con la seguridad de que se ha de abarrotar la mitad de ellos. El mismo señor Camacho me ofreció cooperar con Ud. para la venta del libro. Yo he tomado en consideración su valioso ofrecimiento y se lo comunico a Ud.
Por separado le remito el prólogo que solicitó Ud. a Orrego.
Los amigos de esta casa me encargan, todos, los más cordiales saludos para Ud. De mi parte reciba un cariñoso saludo y mis votos por su salud y bienestar.
Alcides Spelucín

Spelucín, Alcides

Carta de Arturo R. de Carricarte, 15/6/1926

La Habana, 15 de junio de 1926
Sor.
José Carlos Mariátegui.
Lima, Perú.
Muy distinguido colega:
Encuentro en una publicación bonaerense la noticia de que se propone usted establecer en esa cultísima capital una empresa editora que ha de caracterizarse más que por sus propósitos de lucro, por su anhelo de difundir la obra intelectual peruana y a tan noble fin creo que estamos obligados a prestar resuelto apoyo cuantos nos interesamos por el acercamiento de las naciones que integran ese inmenso grupo que Martí llamó Nuestra América.
Si usted considera oportuno confiarme la colocación de los volúmenes que vaya editando tendré mucho gusto en encargarme de ello, sin aceptar remuneración alguna y ofreciéndole amplia propaganda en nuestra prensa.
A esta Biblioteca de mi dirección puede usted remitir, comprado en firme, un ejemplar de cada título cuyo importe le giraré a su recibo.
Le incluyo un ejemplar de la Declaración de Principios de la Comisión Nacional de Cooperación Intelectual Cubana de la que fui ponente y en la que podrá ver usted mi concepto personal del hispanoamericanismo y los medios prácticos que estimo necesarios para alcanzar su realización cumplida.
Con mis anticipadas gracias por la cortesía de su respuesta me complazco en ofrecerme su servidor obsecuente y colega afmo.
Arturo R. de Carricarte

Carricarte, Arturo R. de

Carta de Luis E. Valcárcel, 7/7/1926

Cuzco, 7 de julio de 1926
Sr. D. José C. Mariátegui
Lima
Querido compañero:
Por el correo de hoy, en paquete certificado, le envío los originales de Tempestad en los Andes. El libro estaba listo desde hace quince días, pero aguardé, en vano, el viaje de algún amigo a ésa que prestase mayores seguridades que el servicio postal. No he querido postergar más el cumplimiento del compromiso; ojalá que el correo no me juegue alguna mala pasada.
Entrego la obra completamente a su habilidad exegética. Usted, mi buen camarada, se encargará de explicar en el prólogo la tesis (o trastienda) de esta película serrana que ofrezco en cuadros conexos.
Bien comprende usted que mi objetivo no es otro que exhibir lo que ocurre “detrás de las montañas”, relatándolo en forma episódica. ¿Qué es lo que se ve? Se comienza a ver a los Nuevos Indios. Hay un hervor revolucionario, un fermento de luchas futuras. Apenas si se percibe la ebullición disimulada por la frialdad de los peñascales andinos.
Desfilan por el libro las vivencias del Perú aborigen.
En el primer capítulo se preludia el avatar. Adivínase que ya algo se mueve en las tinieblas...
En el segundo, se percibe el panorama de las serranías con sus aldehuelas de labriegos y sus poblazos mestizos: el contraste, la nota pintoresca y humana.
En el tercero, siéntese que Némesis india proyecta su sombra de sangre.
En el cuarto, acentúase la génesis de la Nueva Indianidad: reacción ‘humana’ de los mismos esclavos e intervención de un factor nuevo, el adventista.
En el quinto, informaciones y comentarios sobre éste.
En el sexto, una suma de opiniones sobre el problema indio que ponen de relieve lo que el libro demuestra: el indio se yergue.
Ideario contiene cosas ya anteriormente publicadas. Le ruego complete ¡Arriba los indios! con trozos de José Vasconcelos, cuya Raza cósmica no pude conseguir oportunamente, y con glosas de usted que ha escrito con tan clara visión sobre estos temas.
Puede usted anunciar en el prólogo que la parte doctrinaria acerca del Nuevo Ciclo Andino va a ser tratada por mí, con alguna extensión, en un libro que tengo en germen, del que ya hablé a usted: Filosofía de la Cultura Andina.
No sé cómo ha salido esta obra, creo que con muchas imperfecciones, pero todo puede serme perdonado en gracia a la emoción que pongo en ella. En contacto con la raza, intuyo lo que en su alma crepuscular va emergiendo. Percibí también, desde cerca, cuanto le ocurre. Su Vida y Pasión está por escribirse. Estos fragmentos pueden ser precursores.
Querido amigo: usted apadrina el libro, y tengo esperanza en que saldrá con felicidad.
Le abraza su cordial amigo
Luis E. Valcárcel

Valcárcel, Luis E.

Carta de Luis E. Valcárcel, 11/7/1926

Cuzco, 11 de julio de 1926
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
Por el correo anterior escribí a usted avisándole que le enviaba en paquete certificado los originales de Tempestad en los Andes. Al recibir U. estas líneas, hago ya en su poder los citados originales: omití incluirle la carátula: lo hago ahora. No cree usted que sería de efecto una ilustración alusiva? Quizás Vallejo, o Sabogal, podrían crearnos el símbolo andino para la primera página del libro, o de la falsa carátula.
Usted verá lo mejor.
De Arequipa me ha mandado anoche el profesor Delgadillo una tarjeta de U. Díceme que él vendrá del 15 al 16. Con mucho gusto atenderé a su recomendado.
Cuánto he sentido que no se encuentre bien de salud: cuídese, amigo mío.
Me extraña que el encargado de distribuir mi última obra Del Ayllu al Imperio no le entregase a usted el ejemplar correspondiente: por correo entrante, se lo enviaré desde aquí. En igual desatención me ha hecho incurrir con otros compañeros.
tome Ud. para "Amauta" el capítulo que le parezca. Esperamos con impaciencia la aparición de su revista.
Con Casiano Rado le recordamos siempre.
Le envío un cordial apretón de manos.
Luis. E. Valcárcel.

Valcárcel, Luis E.

Carta de César Falcón, 28/7/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W. 13.

28 de julio de 1926

Querido José Carlos:

Varias veces he cogido la pluma para contestar a tu carta última - el pudor me impide consignar la fecha - y otras tantas me he detenido esperando una respuesta o el éxito de una gestión para modificar el sentido de mi carta. Porque en todo instante he tenido el propósito de escribirte una carta concreta, elusiva lo más posible de la retórica y de las vaguedades y generalidades características hasta ahora de nuestro diálogo. Por esto no atiendo tu invitación para exponerte mis puntos de vista sobre la política peruana y sobre la doctrina de nuestro grupo, partido o generación , según dicen ahora en todos los países hispánicos, dando a entender un número de hombres completamente escindidos de sus antecesores, como si los hombres nacieran como los hongos y no recibieran de sus mayores la vida, el corazón y casi toda el alma. Pero esto es polémico. O, mejor dicho, defectivo. Es un defecto y yo he cuidado de apuntar los defectos comunes para agrupar a los hombres. Porque el carácter, la personalidad del hombres son sus defectos, sus vicios. En las virtudes todos son iguales, pues todas las virtudes están en los diez mandamientos y nadie ha inventado otras.
Uno de nuestros defectos es la ingenuidad. yo recibo todos los días una copiosa correspondencia de España y América y estoy verdaderamente asombrado de la ingenuidad, de la simpleza de nuestros hombres, Cada cual me habla con entusiasmo desbordante de una idea, de una doctrina, de una teoría política. En ninguna parte del mundo se definen tantos los aspectos de las ideas - no las ideas profundas - como en nuestros países.
Pero mientras nosotros nos emborrachamos y soñamos con la transmutación física de nuestras sombras mentales, los países, los nuestros, siguen su proceso histórico independiente e indiferente a nuestra retórica. Y también, aunque de otro modo, puede hacerse doctrina sobre ellos. Este es mi intento. Pero es necesario cogerlos, tenderse sobre ellos y analizarlos nervios por nervio, músculo por músculo, entraña por entraña. ¡Ah! Pero no con el propósito de sacarle al análisis una consecuencia grata a nuestro gusto. Todo lo contrario. Sacar la consecuencia exacta, sea o no de nuestro agrado y se acuerde o no con nuestra doctrina. Nuestra doctrina y nuestro gusto, después de todo, no nos los hemos creado, inventado nosotros mismo. Los hemos cogido en otras partes, fuera de nosotros y aquí está precisamente la razón de su inutilidad.
Porque si para algo sirve el desquiciamiento actual del mundo es para ver el fondo verdadero de todas las doctrinas y de todas la filosofías. El mundo se ha librado de todas las armazones artificiosas de la mente. En este sentido ésta es una época de libertad. Ya nadie cree en la política ideológica ni en las ideas importadas. Como todo el mundo tiene por delante y desnudo el problema de la vida, las doctrinas no sirven para nada.
Nosotros debemos hacer lo mismo. Fuera las doctrinas tomadas, casi siempre, en dos o tres libritos mediocres, y vamos a enfrentarnos resueltamente con nuestros países y con nosotros mismo. Vamos a ver la realidad sin cristales de colores. A la simple luz del sol.
Lo primero es vernos a nosotros. Somos, políticamente, las fracciones de un gran imperio, repartidas implícitamente en zonas de influencia y paulatina y seguramente conquistadas. Mientras continuemos fraccionados la conquista será más fácil y segura. La más próspera y orgullosa de nuestras facciones independientes, la Argentina, es , en realidad, una colonia inglesa. Y a quien te hable de la epopeya de la independencia y de San Martín, Bolívar y demás héroes, invítale a venir a los archivos del Foreign Office y enterarse allí quién fue el promotor, sostenedor y alentador de la campaña y cuáles sus fines. Sobre esto puede hablarse mucho y yo pienso decir algo muy pronto.
Ahora lo pertinente es sacar enseguida la consecuencia del hecho. Es decir: afirmar, o, mejor, ver la necesidad de restablecer nuestra unidad nacional. Aquí debo precisarte bien mi pensamiento. Yo entiendo y veo nuestra nacionalidad hispánica y no veo, ni hay desde mi punto de vista, otra. Porque yo le llamo nacionalidad a un tipo característico de cultura, de formación espiritual. En nuestros países no ha habido jamás, y posiblemente no habrá nunca, una norma formativa de los hombres, --una norma de civilización-- distinta de la hispánica. Tú estás incurriendo en el disparate de hablar del incaísmo e indianismo. Pero seguramente no has meditado diez minutos sobre ello. Si lo hubieras hecho te habrías dado cuenta del disparate. El incaísmo o indianismo no es otra cultura ni otra cosa, sino la barbarie clara y definida. Entre el instinto de Atahualpa, adorador del Sol, y los Evangelios del fraileValverde, no hubo dos filosofías, dos concepciones distintas de la vida, sino, sencillamente, treinta siglos de civilización .
Nosotros provenimos, --étnicamente en mucha parte y espiritualmente todo-- de los hombres del Evangelio, y por eso somos civilizados y tenemos una filiación espiritual propia, distinta de la germana, de la anglo-sajona, de la italiana, de la china, de la hindú, de la egipcia. Somos, en suma, hispánicos y nada más. Si no lo fuéramos seríamos, entonces sí, incásicos. Pero también zulús, centroafricanos, salvajes. Los indios actuales del Perú lo son poco menos. Forman una raza primitiva incipientemente asimilada a la civilización hispánica, a la nuestra, y acabarán de asimilarse si nosotros los sabemos conducir o se asimilarán a la civilización anglosajona cuan­ do los anglosajones dominen nuestras tierras y, naturalmente, al servicio de ellos, acabarán con nosotros.
Luego, el primer acto, a mi juicio, es reconstruir nuestra nacionalidad, la gran nacionalidad de 1800, si ya no es posible, o si no es posible todavía, políticamente, espiritualmente. Pero enseguida después de este enunciado se imponen otros con tanta o más fuerza: los problemas de cada uno en su pedazo de tierra particular. Aquí es donde tú y yo debemos hablar del Perú. Mas si nos ponemos a hablar de los problemas del Perú, y sólo a hablar, perderemos el tiempo. Entre otras razones, porque los problemas del Perú son desconocidos todavía. Lo mejor es ponernos a estudiarlos, a descubrirlos, a sacarlos a luz.
En cuanto yo he logrado el convencimiento de todo esto, me he puesto en acción y si he retardado esta carta ha sido esperando el momento de poder enviarte, no un plan de debate y polémica, sino un plan de trabajo. He aquí el plan organizado: ya de perfecto acuerdo con Macchiavello.
Vamos a publicar un semanario hispanoamericano, es decir, de todos nuestros países. Pero no un semanario como un fin en él mismo, sino como un medio, como un instrumento para lograr nuestra organización política. No podrá, pues, ser una cesta lírica. Será, más bien, un nexo. Para conseguirlo hemos ideado una organización especial. El semanario será redactado directamente desde cada país y su redacción deberá corresponder al sentimiento y al anhelo de un grupo, afiliado, claro es, sinceramente a unos cuantos principios doctrinales nuestros.
El semanario tendrá un corresponsal en cada país, quien dirigirá la sección de su país, escogerá los colaboradores dentro del país y conducirá, en fin, la política del periódico en el país. Pero aquí otro punto condicional. Queremos evitar inexorablemente la retórica. El semanario deberá publicar informaciones precisas de la vida en cada país y las colaboraciones deben ser estudios técnicos y directos de los problemas. A ti no necesito decírtelo. Pero a nuestros demás compañeros se lo explicaré muy claramente.
Poco a poco, siguiendo el desarrollo del periódico, debemos ir ampliando la organización hasta convertirla en un verdadero núcleo internacional. Por lo pronto vamos a dar el primer paso. Tú, naturalmente, te encargarás del Perú. Mientras no pueda, por falta de libertad, editarse en Madrid - punto geográfica y espiritualmente equidistante para todo el mundo hispánico-- se editará en París. Pero debemos hacerle antes una gran propaganda. Es necesario destacar desde el primer instante su singularidad. Ahora están imprimiéndose las circulares con la declaración de principios, anuncio, propaganda, etc. Se llamará, probablemente, "Política Nuestra" y todo en él debe ser nuestro, exclusivamente nuestro. Por ningún motivo debemos caer en la estupidez de la imparcialidad y en el "vengan todos a decir su palabra". No. En él no debe decirse sino nuestra palabra.
Yo estoy en comunicación con los amigos en los países de España y América. Pero no tengo idea de quiénes podrían servirnos en el Ecuador y Bolivia. ¿Puedes indicarme a alguien? Dímelo enseguida para escribirles y, si se trata de amigos tuyos, escríbeles también.
Esto por ahora, Lo demás te lo iré diciendo en cartas sucesivas y frecuentes.
Otras cosas: ya he escrito a Madrid, hace mucho tiempo, para el envío de los ejemplares de Plantel de Inválidos. También escribí pidiéndole a Caro los originales de una novela para enviártelos. Pero no me los ha devuelto y ya hemos cambiado varias cartas. Si no logro esto, porque este editor me está haciendo desde hace dos años el juego del perro del hortelano, te enviaré otra cosa literaria.
Mi hijo nació hace dos meses. Se llama Mayo y está encantado de haber nacido. Ya verá él como es esto...
Alguien me ha dado muy buenas noticias de tu salud y yo he tenido mucho gusto. Mi mujer me encarga saludarte especialmente en su nombre y se une a mí en enviarle cariñosos recuerdos a todos los tuyos. Te abraza fraternalmente.
César
¿Se ha publicado un artículo mío sobre tu libro? lo envié en el mes de febrero por conducto de mi madre.

Falcón, César

Carta de Luis E. Valcárcel, 5/8/1926

Cuzco, 5 de agosto de 1926
Sr. D.
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
Todavía no tengo respuesta a mis últimas, y estoy temeroso de si han llegado a su poder los originales del libro. Ojalá todo sea con felicidad.
Ruégole prestar su inteligente atención a las pruebas de mi obra; algunas erratas y lapsus se han deslizado en las copias a máquina. Sálvelas, querido amigo. En el cuento “Hambre” se dice que la mujer del kolla estaba sentada en el dintel... en vez de “el umbral”, y así...
Mucho espero de su interés y del buen gusto que le animan para que el pequeño libro esté bien presentado. Cuentos y ensayos deben estar separados por algún espacio; los blancos juegan un papel importantísimo en este estilo mío de cortos períodos y breves artículos.
El amigo Delgadillo no ha venido. El número de Sagitario no me lo envió. Desde Arequipa me había escrito una curiosa carta que yo recibí con algún atraso, pues me hallaba lejos del Cuzco (primero en las ruinas de Kacha, después en Urubamba). Decía, entre otras cosas, que le era necesario que lo alojase ‘bien’ una persona ‘rica’. Mucho exigir, ¿no le parece? inmediatamente que llegué al Cuzco recibí del mismo un telegrama: me preguntaba ¿puedo ir? Yo no le contesté porque en la noche leí en los diarios que Delgadillo había salido para Puno. Juzgaba que de allí vendría a esta ciudad. Pero no sucedió lo previsto: Delgadillo se marchó a La Paz y de allí me escribe quejoso. No tiene razón, porque es inconcebible que se pueda imponer condiciones irrealizables. En una ciudad grande— que ya lo es el Cuzco, en cierto modo, no hay más alojamiento que el hotel. En la última carta, confiesa que no vino porque no tenía dinero... Acabáramos.
Le hago a usted esta relación, porque pudiera sorprenderlo alguna queja infundada.
Fraternalmente suyo
Luis E. Valcárcel

Valcárcel, Luis E.

Carta de Angeles Hermanos, 28/8/1926

Huaraz, 28 de agosto de 1926
Sr. Gerente de la Editorial Minerva
Lima
Muy señor nuestro
Con fecha 27 hemos recibido la muy apreciable comunicación de Ud. su fecha 22 de junio ppdo, de la cual hemos tomado nota de su contenido.
Con mucho mas anterioridad a la citada de Ud. recibimos por la sección certificados un paquete conteniendo 16 ejemplares del nuevo volumen "El nuevo absoluto" del Dr. Mariano Iberico Rodríguez, igualmente la revista bibliográfica "Libros y Revistas".
Por correo próximo mandaremos a Ud. la liquidación y el valor dela venta de los ejemplares que se han vendido en esta plaza y entre tanto aprovechamos para reiterar una vez más nuestros servicios en esta región y superioridad como siempre.
De Ud. Muy afimmos amigos i SS.SS

Angeles Hermanos

Carta de César Falcón, 12/9/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing
London, W.13
12 de setiembre de 1926
Querido José Carlos:
Aquí va otra carta mía, sin tener aún respuesta de mis tres últimas. No importa, sin embargo. Leo con frecuencia tus artículos en Mundial y Variedades y ellos, aunque imprecisamente, me comunican contigo. Pero ahora no podemos reducirnos a esta comunicación incongruente. Escríbeme, pues, muy pronto y con frecuencia.
Hoy te mando los primeros papeles impresos sobre el semanario. Muy pronto te enviaré otros, otros más luego y todos los demás hasta su completa organización. Estamos trabajando afanosamente en este proyecto, porque, en realidad, no se trata del semanario mismo, sino de nuestra propia organización política. Ya te lo dije en mi carta anterior.
Todo el plan ideológico y administrativo de él ha sido trazado con tal fin. Historia Nueva debe ser el órgano de un núcleo orgánico en cada país nuestro, y más tarde, cuando completemos su organización, en cada ciudad, en cada pueblo de nuestros países. Por lo pronto estamos formando un grupo de redactores y colaboradores en cada país hispanoamericano y en cada región de España. Así, por virtud del trabajo en común, se conseguirá la unión y el acuerdo de cuantos hombres tenernos la emoción del ideal de nuestro resurgimiento como conglomerado racial.
Los papeles adjuntos te dirán claramente cuál es el principio básico del periódico Está expresa­ do en síntesis, mas, a pesar de ello, con la amplitud indispensable para ser un eficiente punto inicial de vinculación y trabajo. Pero como esto solo no sería suficientemente eficaz, nos hemos ocupado de engranar el propósito en un bien combinado régimen administrativo. Historia Nueva tendrá en cada país hispánico de América y en cada región española un redactor absolutamente responsable y libre- dentro, claro es, del principio ideológico del semanario-- a cargo de la sección correspondiente y, en torno de él, un grupo de colaboradores.
En los papeles sucesivos verás cuál debe ser el carácter, modo y finalidad de las informaciones y colaboraciones. Las informaciones deberán ser muy sucintas y reflejar, en lo posible, la vida nacional en sus aspectos más importantes. Las colaboraciones deberán tener un cierto carácter técnico, ilustrativas de las informaciones, para dar así una visión profunda y autorizada de cada problema, de cada asunto.
Ahora estamos recibiendo las listas de colaboradores. Organízame la del Perú. Háblale y compromete a un número amplio de personas, porque, como tú comprenderás, el Perú es nuestra preocupación dominante. Conforme a nuestro plan, necesitamos colaboradores en todos los sectores de la actividad y los problemas nacionales para dar siempre artículos eficientes sobre cada tema.
Mándame enseguida, en cuanto la organices, -y organízala en el día- la lista de colaborado­res peruanos, porque la necesitamos con mucha urgencia para imprimir los cartelones de anuncio.
Esta semana ha quedado Caro en enviarme los originales de la novela. Al fin he conseguido decidirlo a devolvérmelos. Te los enviaré enseguida. Debo hacerle un prólogo. Pero, para ganar tiempo, te mandaré la novela y el prólogo irá después.
Mi mujer me encarga saludarte con todo su afecto, así como a la luya y a los niños (ya he visto al joven Sandro hecho un personaje e indiferente al recuerdo de su histórica excursión por el Danubio).
Con la expresión de mi cariño para los tuyos, te abraza fraternalmente.
César
Te repito mi vehemente petición de todas mis cartas: escríbeme enseguida.

Falcón, César

Carta de César Falcón, 10/10/1926

26, Bellevue Road,
west Ealing,
London, W,13.
10 de octubre de 1926
Querido José Carlos:
Te mando ahora la segunda circular sobre el semanario. Es un pliego particular, sólo para nuestros compañeros de redacción. En él, como verás, están expresamente definidos el carácter de las informaciones y la calidad de las colaboraciones y, por ende, la índole del periódico.
Por cuanto te he dicho antes sabes ya como no se trata de un periódico con finalidad en él mismo, sino de un medio de organización. A nuestros hombres no hay manera de coligarlos en un partido orgánico y es necesario, por esto, buscar un medio de organización indirecta. El periódico me parece el mejor. Estoy redactando el plan completo, con detalles y propósitos hasta constituirlo en algo como una institución política, y te mandaré una copia cuando lo termine para informarte así cabalmente de la extensión del proyecto. En síntesis es como te he dicho ya.
Palmiro y mi madre me han anunciado la próxima salida de tu semanario. Espero noticias tuyas. Esto me interesa mucho, porque en el plan de Historia Nueva entra el intento de un acuerdo, o de una federación si es posible, de los periódicos afines.
Historia Nueva tiene ya redactores y colabora­dores en todos los países hispanoamericanos. Estarnos organizando ahora América. Después organizaremos España. En estos días estoy enviando las primeras circulares de anuncio a los periódicos. Luego enviaremos carteles a las librerías y puestos de venta. El reclamo es una de nuestras primeras preocupaciones. Yo he estado enfermo las dos últimas semanas y no he podido, por esto, seguir los trabajos con la actividad debida. Pero ahora me voy a dedicar enérgicamente a ellos.
No me escribes desde hace un año. Esta es la cuarta o quinta carta mía. Te repito un ruego antiguo: escríbeme pronto y con frecuencia.
Aquí seguimos bien. Mi hijo continúa creciendo, engordando y sonriendo. Mi mujer está ya muy repuesta. Recibe muchos cariñosos saludos de ambos y los nuestros para Anita y tus niños. Te abraza fraternalmente
César

Falcón, César

Carta a Emilio Roig de Leuchsenring, 24/10/1926

Lima, 24 de octubre de 1926
Señor Emilio Roig de Leuchsenring
Habana
Estimado compañero:
Cuando Oliverio Girondo estuvo en La Habana me escribió que contaba con Ud. y sus amigos del grupo minoritario o renovador para la realización de su proyecto de intercambio y vinculación de los grupos de vanguardia de América. La fundación de la revista Amauta, que debe Ud. haber recibido, me ofrece la oportunidad de dirigirme a Ud. para que se cumpla ese intercambio entre los escritores vanguardistas de Cuba y el Perú. Yo le mandaré originales de los peruanos; Ud. me enviará textos de los cubanos, conforme al plan al cual me comunicó Girondo que Uds. habían dado su adhesión. Amauta se ha permitido ya considerarlo en el elenco de sus colaboradores. Y para iniciar el intercambio le envío unos apuntes míos sobre Eguren.
Le ruego comunicar mi invitación a Jorge Mañach, Agustín Acosta y demás compañeros y aceptar el cordial testimonio de mi amistad y estimación.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Carlos Manuel Cox, 28/10/1926

Arequipa, 28 de octubre de 1926
Caro José Carlos:
Contesto su carta del 18 que recibí junto con 90 números de Amauta. Por carta de Manuel Vásquez, recibida cuando acababa de despachar mi anterior ––que espero tenga en su poder–– sabía de la nueva crisis que ha sufrido en su salud. Lamento intensamente lo que le ocurre. Cuando más necesitamos de su energía e inteligencia, más dolorosas acechanzas le impiden trabajar. Sin embargo tiene U. la admiración de los suyos y de los extraños que comprenden la energía que se necesita para soportar la tragedia que no lo quiere dejar. No sé si puedan ser eficaces las palabras alentadoras de quien ha comenzado a sentir también en propia carne el asalto del mal. Entretanto procuramos llenar nuestro cometido dignamente, como creo que lo dijo U. alguna vez.
El segundo número de Amauta ha salido muy bien. Además de tener más páginas, con cuatro en papel fino, el material es más interesante. Le adjunto un recorte de la nota que ha publicado El Pueblo.
Encontrará un cheque por S/. 22.80 producto de 76 números vendidos del primer número, a 30 centavos ejemplar. Como me indica le reenvío 9 ejemplares sobrantes, que con 5 que tiene el librero Albareda y que espero colocar dan los 90 que me envió. La revista se está popularizando rápidamente, pero no se vende en la proporción que debiera. Arequipa tiene 50,000 habitantes y una Universidad, mas U. sabe que el rabulismo es enemigo de las cosas del espíritu. Tengo también la seguridad de que se agote el 2º número. Si no le doy cuenta de la venta antes de la aparición del 3er. número, envíe 90 también. En caso de que este segundo número no se coloque le avisaré oportunamente. De todas maneras debe mandarme un mínimum de 80. Yo hubiera querido enviarle el valor íntegro de los números que vendo en la Universidad, como le indicaba en mi carta anterior, pero como hay algunos gastillos que hacer y para regularidad de las cuentas le pongo la suma que Usted me indica.
Espero enviarle en el próximo correo un artículo mío y versos de nuestro amigo Rodríguez.
Dígale a Bazancito que he recibido su Poliedro. U. Ie dará los S/. 2 en estampillas que le adjunto valor de dos números anteriores. Del último, que me ha mandado quince, le enviaré pronto el dinero.
Por Luciano sé que Eudocio está en viaje a Europa. Es de anhelar que se abra paso, ya que es uno de nuestros elementos más inteligentes y fervorosos.
Reciba un fuerte abrazo y un saludo atento para su esposa e hijitos,
Carlos Manuel
P. S. Le encargo poner un dato en Amauta sobre la F.I.A.T. Le adjunto un recorte sobre la forma definitiva como han quedado organizadas las secciones.

Cox, Carlos Manuel

Tarjeta de Luis E. Valcárcel, 28/10/1926

Cuzco, 28 de octubre de 1926
Querido amigo José Carlos:
Cuánto he lamentado que siga sufriendo quebrantos de salud. Ojalá que ya se sienta mejor. Hablando con el amigo Casiano Rado, veía lo provechoso que sería para Ud. una estada en estos paradisíacos vallecitos próximos al Cuzco. En Yucay, por ejemplo, donde el clima y la belleza del campo tanto bien le harían a Ud. Piénselo, querido compañero. Aquí sus amigos le facilitaríamos todo. Ahora hay la ventaja de comunicaciones rápidas y cómodas por automóvil y ferrocarril. Avíseme su resolución.
El magnífico éxito de Amauta debe reconfortar a Ud. Comienza a ser debidamente apreciada su obra.
El compañero Luis Alberto Sánchez va a escribir unas apostillas finales para Tempestad en los Andes. Cuánto le agradecería facilite a Sánchez la lectura de lo que está imprimiéndose o los originales que no estén en cajas. Sánchez lo buscará a Ud.
Muy agradecido le estoy, por la buena acogida que ha dispensado al libro.
Reciba un fuerte y cordial abrazo de su camarada.
Luis E. Valcárcel
"Amauta" tiene una gran aceptación aquí.

Valcárcel, Luis E.

Carta de César Falcón, 5/11/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W.13.
5 de noviembre de 1926
Querido José Carlos:
Acabo de recibir tu carta del diez de octubre y, como ves, la contesto enseguida. No tenía la menor noticia de tu enfermedad. Yo te creía completamente libre de las contrariedades de la cirugía y no puedes imaginarte con cuanto dolor y con cuánta desesperación me he enterado de tus padecimientos. Aunque sean insignificantes, comparados con el percance anterior, a mí me afligen mucho, y más todavía, porque no estoy junto a ti.
Pero ya tengo formado un propósito indeclinable. Voy a poner en pie Historia Nueva e inmediatamente, el año próximo, iré al Perú. No sé si es defecto de crítica o mi propia desesperación, pero todas nuestras cosas - tu salud, nuestras ideas, el plan para realizarlas- me parecen muy mal organizadas ahí. Quiero ir para contribuir a ponerlas un poco [en] orden. Sobre todo. para poner un poco en orden tu salud. Yo también creo en la inconveniencia del clima de Lima. Desde aquí, sin embargo, no puedo hacer nada. Si mis esfuerzos logran una mediana eficacia, el próximo agosto estaré contigo.
La organización de Historia Nueva me exige un trabajo desaforado y desesperante. Mi empeño de construir un grupo de redactores y colaboradores -en realidad, un grupo político- en cada país va realizándose, mas con la lentitud inevitable por la distancia. Ahora estoy esperando las respuestas de las personas a quienes hemos nombrado redactores. Ya le he escrito, por indicación de Gustavo Navarro, un boliviano disfrazado con el extravagante nombre de Tristán Maroff- a Gustavo Otero y en el Ecuador al doctor Jaramillo. Entretanto, estamos enviando circulares de propaganda a los diarios. Esto es muy lento, porque se trata de abastecer a cerca de dos mil periódicos.
Espero terminar la organización en estos dos últimos meses del año y poner manos al periódico en los primeros del próximo. Una vez hecho el periódico, dos meses me bastarán para establecer una rutina transitoria y marchar al Perú.
Te mandaré, como te lo he dicho ya, constantes artículos para Amauta. El desarrollo de Amauta me interesa mucho, porque, aparte su utilidad en el Perú, él e Historia Nueva pueden ser la base de un proyecto de Federación de nuestros periódicos cuyo desarrollo verás en el plan general de H.N.
Dentro de unos días te enviaré el ensayo sobre el indigenismo. Lo estoy escribiendo sin preocuparme de su extensión, pero tú puedes publicarlo en uno o más números, como te parezca.
Otra de mis desesperaciones es la informalidad de ese maldito Caro-Raggio de Madrid. Todavía no he logrado arrancarle los origina­les de mi novela. Escribo cartas y cartas y no logro nada. Pero si dentro pocos días no me los devuelve, le encargaré la gestión a un amigo abogado.
Mis trabajos ahora son verdaderamente abrumadores, no tanto por cuanto hago, sino por cuanto no puedo hacer. Debo escribir una enormidad de artículos al mes y esto me quita tiempo y humor para otras cosas. Mi mujer también trabaja sin descanso y me ayuda mucho. El único ser holgazán, despreocupado y feliz es mi hijo.
Mis mejores recuerdos para Anita y tus hijos. lo mismo de mi mujer y el ciudadano Mayo.
Te abraza fraternalmente
César
Mi mujer me encarga ofrecerte en su nombre un cuadro suyo para tu despacho. Tan pronto termine te lo enviaremos.

Falcón, César

Carta de Emilio Pettoruti, 9/11/1926

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Mi querido Mariátegui
Ayer, en la redacción de Martín Fierro, he visto el 2 nro. de "Amauta"; a mi aún no me ha llegado - Muchísimas gracias por su pensamiento - Me haría una gran gauchada enviandome 3 o 4 números - Los de "Inicial" se quejan, han recibido solamente el 2 - Los de "Clarín" ninguno - Hidalgo ninguno, mandeles, no deje de hacerlo - Ando sumamente atariado con un montón de cosas, pero muy pronto le enviaré mis noticias - Mandeme las suyas, hace rato que no los tengo - Me ha hecho placer que haya usado "Amauta" que le dibujé, queda bien - Saludeme a su señora y para Ud. un gran abrazo de su
PettoRuti

=Saludos para todos los muchachos de ésa=

Pettoruti, Emilio

Carta a Miguel Ángel Urquieta, 20/11/1926

Lima, 20 de noviembre de 1926
Querido compañero:
Contesto rápidamente su carta. No le he escrito antes por haber sufrido el mes último una nueva crisis en mi salud. He estado impedido de trabajar en el momento en que más necesitaba de mis fuerzas.
Del primer número, le envié 10 ejemplares de la revista. Pero no encargué que los certificaran. Como este número esta agotado, no podré remitirle los ejemplares que me pide, hasta su reimpresión que se efectuará tan luego como se cubra una parte de una suscripción especial "Amigos de Amauta" abierta desde el segundo número. Si del segundo número tuviera sobrantes, remítalos a Mario Nerval, Oruro, que me ofrece allí sus servicios y a quien mando el 1er número.
Va en este número su cuento "El Mapuche". Sin la ilustración, por desentonar este un poco dentro del de la revista. Ud. sabe cuánto estimo y deseo su colaboración. La espero, pues constante.
En "Córdoba" leí una parte de un artículo de Ud. sobre el movimiento radical que dirigió en el Sur su padre, a quien siempre he considerado el primero de los pocos liberales doctrinarios del partido que usufructuó ese nombre. Un estudio más completo sobre este tema, con una cabal exposición de ideario de Lino Urquieta, y mención de su contraste con las tendencias predominantes en la dirección del partido (enfrentamiento al pierolismo, abdicación final ante el civilismo, etc.), estaría muy bien en "Amauta", pues nuestro movimiento no debe renegar ni olvidar a sus precursores sino revisarlos y confrontarlos con la realidad presente.
Espero sus noticias y colaboración y envío mi más cordial abrazo.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de César Vallejo, 10/12/1926

París, 10 de diciembre de 1926.
Mi querido compañero:
Agradezco a usted en lo que vale el bondadoso juicio que me envía publicado en Mundial, relativo a mi labor literaria. Varios pasajes de su cariñoso ensayo llevan tal voluntad de comprensión y logran interpretarme con tan penetrativa agilidad, que leyéndolos me he sentido como descubierto por la primera vez y como revelado en modo concluyente. Su ensayo, sobre todo, está lleno de buena voluntad y de talento. Le agradezco, querido compañero, por ambas cosas.
He recibido Amauta. Sigo con fraternal y fervorosa simpatía los trances y esfuerzos culturales de nuestra generación, a cuya cabeza está usted y están otros espíritus sinceros como el suyo. En estos días enviaré a usted con todo cariño algún trabajo para Amauta, cuyo éxito y acción renovatriz en América celebro de corazón, puesto que ella es, como usted me dice, “nuestro mensaje”. Creo que esta resonancia ha de crecer, contribuyendo así a densificar más y más la sana inspiración peruana de nuestra acción ante el continente y ante el mundo.
Próximamente le escribiré acerca del libro que me pide para la Editorial Minerva. Pueda ser que ese libro esté listo muy en breve.
Un afectuoso saludo para todos los buenos amigos de Amauta y para usted un estrecho abrazo de su devoto compañero.
César Vallejo

Vallejo, César

Carta de César Falcón, 10/12/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W.13.
10 de diciembre de 1926
Querido José Carlos:
Al fin he rescatado los originales de la novela y te los mando hoy mismo. Como verás, se trata de una cosa un poco antigua, aunque, en cierto modo, un poco nueva también. Quería hacerle un prólogo polémico. Pero me ha cogido en un momento en el cual estoy verdaderamente abrumado y me veo obligado por fuerza a dejarla sin él. Publícala como está. Hazme el favor de corregir atentamente las pruebas, porque seguramente las cuartillas están llenas de errores y faltas.
Dime cuántos ejemplares puedes mandar para la venta en España. Dímelo enseguida para, si tú no tienes agente, gestionar yo la agencia de alguien. y no me lo digas sólo por este libro, sino por todos los de tu editorial. Yo puedo ponerte en contacto con un amigo mío para el caso.
Sigo sin recibir carta tuya y, naturalmente, la reclamo.
Continúan los preparativos de Historia Nueva, no tan rápidamente como quisiera porque me lo impide la lentitud hispanoamericana.
Pronto te escribiré con más extensión.
¿Cuándo, más o menos, estará impresa la novela?
Recuerdos cariñosos de mi mujer y para la tuya y tus niños.
Te abraza fraternalmente
César

Falcón, César

Carta de J. Alberto Cuentas Zavala, 11/12/1926

Arequipa, 11 de diciembre de 1926
Señor José Carlos Mariátegui
Lima
Apreciado señor:
Los espíritus que vivimos en Provincias, alejados de los triunfos de la Capital y recogidos en el silencio secular de estas comarcas andinas, sólo nos congratulamos cuando hay una voz de alerta que sacude nuestra conciencia adormilada por las nostalgias de la raza y del ambiente. Y esta voz de alerta es la Revista Amauta que está bajo su dirección, con verdadero acierto y auscultando la voz del Mundo para orientar este país hacia el verdadero camino del triunfo libertario. Tal vez, en nosotros los soldados de este lado de los Andes, no encontrará, sino el aplauso a todo lo nuevo y a la nueva sensibilidad, que el suscrito sigue y vislumbra en U. no sólo al camarada, sino también de luchas en el periodismo de esta Nación, llamada Perú.
Escribía U. en El Tiempo y yo en El Eco de Puno. Desde estas columnas lo defendí ante el público de mi tierra natal de los ataques del militarismo, cuyo editorial le envío, no como presunción literaria, sino como el ultraje recordado y ya famoso en los anales de Lima periodística. Yo soy puneño. Y algo de su liberalidad y de su ambiente me acompaña a través de tantas luchas y decepciones. Sufrí el peso de la burocracia universitaria de San Marcos. Combatí sus errores, sus pasiones y su arcaísmo y espíritu antañón. Y los neófitos, me atacaron diciendo que conspiraba contra la autonomía Universitaria, como si autonomía significase reservar podredumbres anquilosadas de ese Instituto. Yo amigo, amigo de luchas y de ideales, aunque no seamos protocolarios, gusto de combatir las aguas estancadas y los arroyos putrefactos, y mucho más cuando esas aguas y arroyos llevan barquichuelos de papel estraza. Y esto había sido un error para los triunfos. Me atacaron también de Gobiernista, porque no seguí al rebaño seudo aristocrático de la Capital que macaneaba en las tribunas de la Universidad y en los tabladillos populares, como histriones de un Circo funambulesco que no tenía ni el chiste ni la gracia de nuestros verdaderos histriones políticos. Pero el Gobiernista no usufructuó ningún empleo de Gobierno, ni le dieron ninguna prebenda palaciega. Hasta ahora, en veintiocho años de vida de crecimiento no conozco el Presupuesto de Perú, ni sé qué aroma tendrán sus cheques circulares. Sin embargo mis contrincantes universitarios, que en ese entonces anatemizaban y calificaban a Leguía de tirano vulgar y vociferaban a calles y plazas en contra de su dictadura, al presente lucen la librea de diplomáticos en casi todas las ciudades de Extrangeris y son otros la canilla que sustenta el chaqué del Ministerio de Relaciones Exteriores. Figúrese, amigo estimado, qué diferentes son los planos de la vida, y si podemos esperar de estos sochantres una buena orquesta para la Regeneración del Perú. Muchos periódicos me cerraron las puertas y hubo UNO que siendo redactor —cuyo nombre dejo en silencio pero que lo diré muy alto en lo futuro— me despidió en nombre de su ancestral civilismo. Y ahora ese mismo periódico no halla la forma de halagar al mandatario peruano, sacándole en fotograbados en toda forma y calificándole de EL TRIUNFADOR: Vea como son las cosas de esa Capital.
No iré a Lima hasta que no lleve publicados mis libros: Cuentos Andinos cuyo prólogo me lo ha hecho mi estimado amigo Percy Gibson; Conferencias, prólogo del íntegro Mostajo; Versos cuyo Prólogo a U. solicito; Crónicas y Repiques; La Crisis Universitaria, en cuyo folleto dejaré para el porvenir algunas revelaciones definitivas sobre la conciencia de Nuestra vieja Universidad, como le llaman sus adoradores. Todo esto no se hace por falta de dinero. Pero vendrá.
Le envío algunos versos míos de mi libro ESTRELLAS para que leyéndolos me haga el bien de enviarme un prólogo para ellos. Esto será grato para mí y orgullo legítimo para quien busca seguir el ideal. Dicho libro se editará en la editorial Titicaca, porque pensamos hacer de ella, los jóvenes de Puno nuevo, el centro de nuestras operaciones para el porvenir. Tengo otros versos más, pero los motivos aunque diferentes se enlazan todos ellos con la factura con los enviados, pero si U. cree conveniente leerlos todos, se los enviaré. Escríbame a Arequipa 114, Puente Bolognesi.
J. Alberto Cuentas Z.

Cuentas Zavala, J. Alberto

Carta de José María de Acosta, 14/12/1926

Madrid, 14 de diciembre de 1926
Sr. D. José Carlos Mariátegui.
Mi distinguido amigo y compañero:
He recibido el n° 2 de la nueva revista que dirige Amauta (el n° 1 no ha llegado a mi poder). Me ha gustado mucho y le felicito sinceramente. Le he dedicado una nota en mi sección del ABC y he aprovechado la ocasión para hablar de U. y de su reciente e interesante libro. Por este mismo correo le envío este número de ABC.
Supongo recibiría una novela mía que tuve el gusto de remitirle. Ya tengo en prensa otra, como verá por el anuncio que le incluyo, cuando salga a luz se la enviaré también.
Disponga como guste de su buen amigo y compañero
José Mª de Acosta
s/c Ferraz n° 64.

Acosta, José María de

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