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Haya de la Torre, Víctor Raúl Opinión
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Carta de José Malanca, 23/4/1929

Méjico, 23 de abril de 1929
Señor J. Carlos Mariátegui
Mi caro José Carlos.
Va hacer un mes que me encuentro en este país y desde luego con muchos desencantos en lo referente a la revolución. No quiero aventurarme a decir cosas monstruosas sobre este aspecto pues podría estar equivocado y ojalá así lo fuera para seguir platónicamente esperando algo.
El mismo día que conocí a Diego tuve una discusión sobre el comunismo de América del Sur. Hay un desconocimiento absoluto de lo que somos nosotros: esto también lo sabe Marof, con quien me veo de continuo; y sabe todo lo que soy capaz de afirmar... pero hay veces que los sueldos... en fin hace transigir cuántas bellas cosas.
Diego dice que somos puros intelectuales: este hombre conoce el comunismo de nosotros por medio de lo escrito. Yo sostuve y sostengo que en la Argentina los verdaderos comunistas no escriben... y lo sé por haber actuado en el elemento obrero donde tenían odio a todo ‘escribidor’ y eran obreros bien preparados, hasta suponer que es en la única parte donde yo he visto conciencia de la revolución.
Aquí cree Diego, que el ser ‘matones’ significa revolución: me alarma la criminalogía que existe en México: cada día las crónicas traen tragedias que horrorizan... y todo por algunos pesos.
He hablado con obreros; todos son anarquistas —me hace acordar a la situación de Italia en 1921. Y dice —que a nosotros nos sobran dirigentes y que en cambio a ellos le sobran peleadores... y aquí esta la verdadera frase: —peleadores nomás que pelean por cualquier General que les dé de comer y fusil. El proletariado en gran cantidad es indio; con un problema parecido del que existe por allá; más matador claro. Y eso del agrarismo y tantas bellezas, es pura ley... pues Calles, Obregón y al que nombre, son los más grandes terratenientes de México revolucionario.
Yo sigo con mi ‘pudibundez’ que hace reír a Diego, a Carretero y a muchos más. No concibo a comunistas viciosos. No creo en los predicadores borrachos. No creo en el apóstol que deja su ideología por seguir dos piernas ‘macanudas’. En fin si el comunismo es así; yo seré anticomunista, pues yo he entendido a Marx, a Lenin y a mí mismo el venir de una sociedad nueva... sin las taras burguesas. Y creo en la pureza del hombre y espero que la nuestra lucha ha de ser con honradez y no como piensa Marof, que ha de llegar a lo que se propone con el mismo medio de que hasta la fecha han usado los politiqueros.
Aquí el A.P.R.A. y Víctor Raúl le conocen algunos peruanos nomás. Todo esto tiene que morir como el “comunismo mexicano”. Yo creo en un solo comunismo que ha de luchar en contra del imperialismo yanqui... y que ya lucha... y así le advertí a Waldo Frank, “aprista”.
Los muchachos de Puno, Cuzco y Arequipa me escriben lindas cartas. Le quieren a usted mucho.
He recibido Amauta número 21, muchas gracias. Ya trabajaré por ella... aunque está por en medio de “peruana”; “sudamericana”.
Le mando las fotografías que saqué entonces. Están malas.
Yo me vine a ésta más pobre de lo que llegué a Nueva York. Las cosas de artistas, de arte, siempre tienen olor de San Francisco...
Aquí la pintura artísticamente es grande; pero revolucionariamente hay que discutir. El arte revolucionario es proletario; es accesible, humano. Diego pinta metafísicamente. Orozco hace pintura intelectual: su revolución se me antoja que está hecha a pechones; y yo opino que cuando vaya a pelear por una ideología hecha carne, adornaré la bayoneta con claveles e iré cantando “Adelita” o cualquier otro canto de fe revolucionaria.
Me dicen, “pintura realista”; y yo veo la realidad del paisaje y del hombre sin deformación y con bellezas / Yo aparezco como un simple o como un inculto / No importa, quiero ser simple e inculto por que el comunismo es así y no una teoría filosófica.
En fin, más después le escribiré largo sobre estos temas hoy apenas asomados al correr de los dedos en esta máquina.
Salude a todos los suyos.
Salude a Amauta y a Eguren tan lindamente querido.
A usted le abrazo fuertemente.
José Malanca
S/C consulado argentino México D.F. MÉXICO.

Malanca, José

Carta de Fernán Cisneros,4/10/1928

Buenos Aires, 4 de octubre de 1928
A José Carlos Mariátegui.
Compañero y amigo:
Para escribirle he esperado la llegada de sus anunciados artículos. Ahora le digo que no he recibido absolutamente nada y le escribo en la certidumbre de que ya no vendrán. Mejor está así porque Gerchunoff no está ya en El Mundo, habiéndose convertido este diario en una ‘empresa’ periodística regida desde la administración y a tanto el adjetivo. Yo pensé colocar sus colaboraciones, para el caso de que llegaran, en alguna revista de aquí, pero veo que ya no ha de tener Ud. mayor interés. Lo lamento únicamente porque me priva de la oportunidad de mostrarle todo el afecto y la admiración que le guardo a despecho de todo.
Estoy, a pesar de mis 21 años, muy por encima de una interpretación de conventillo para nuestro movimiento. Me tienen sin cuidado los chismes de las mujeres de México y de Buenos Aires. He tenido siempre para poner al servicio de un ideal, una gran pureza de espíritu y una fe que sólo quiero que tenga el tamaño de una disciplina. Ud. es lo suficientemente talentoso como para saber que la disciplina a que me refiero no tiene nada que ver con el orden. Todos los motivos de nuestra discusión ideológica son tan pequeños, en lo externo, que han desaparecido avergonzados ante la trascendencia que suscitaron. En lo interno, es decir, en el pensamiento, no puede haber crítica porque no hay casi nada hecho hasta antes de ahora mismo. Crítica no; pero discusión sí. Y discusión precisamente para darnos una vida política organizada. Porque creo sinceramente que la política no es otra cosa que la organización misma de la vida. Organizarnos ideológicamente y con sentido cabal de la disciplina, que es la etapa más seria de la moral, es lo que nos falta. Pero para ello no hay que recurrir, creo yo con toda sinceridad y con todo cariño, ni a los adjetivos disimulados que vienen de México, ni a las críticas e ironías de Ud. Tiene Ud. un amor desmesurado por la polémica. Habilidad en el retruécano; fácil gimnasia mental. Pero creo que son armas para gastar con el enemigo y no contra nosotros mismos. La serenidad ha permanecido escondida en toda esta discusión postal y puramente adjetiva. Hay en Ud. un exceso de crítico. Es natural, admirado compañero Mariátegui. Pero yo me trepo por toda la escalera de mi cariño para pedirle que aun a costa de achicar mi admiración se serene dentro de la forma. Creo, de todas maneras, que es Ud. en su vida, la figura de más pureza que tenemos los jóvenes del Perú; y en su obra, uno de nuestros casos intelectuales más serios. Ya ve, pues, que no me anima al decirle esto que le digo, otro propósito que el de la cercanía en la comprensión.
Crea que no me interesa que se llame Ud. José Carlos Mariátegui, como no me interesa, tampoco, que tengamos otro muchacho fuerte que se llama Haya de la Torre. Me interesa, únicamente, cómo piensan los dos. Y me agrandaría la fe si supiera que todos estamos de acuerdo en los propósitos y en los métodos.
La célula de aquí le ha enviado ya un proyecto que hemos preparado para consultar a todos los compañeros. Esperamos su respuesta.
Créame que me he ampliado el cariño para Ud. y que le estrecho la mano fuertemente.
Fernán Cisneros
Fernán Cisneros (hijo)
c. Pellegrini 1057
Dep. 1 7
Bs. As.

Cisneros, Fernán Luis

Carta de Juan Mantovani, 5/5/1927

Bueno Aires mayo 5, 1927
Señor José Carlos Mariátegui
Lima.
Estimado Señor.
El amigo Gabriel del Mazo le enviará algunos ejemplares de los números 1 y 2 de este año de "Nueva Era", órgano de la Sección Argentina de la Liga Internacional de la nueva Educación. En el número de abril último, se publica una carta de su compatriota Víctor Raúl Haya de la Torre.
Los pocos compañeros que formamos "Nueva Era", conocemos los prestigios de Ud. como intelectual y revolucionario, a través de sus frecuentes publicaciones de "Amauta", y por su libro "Escena Contemporánea" muy difundido entre nosotros.
Fácilmente se explicará Ud. el interés especial que tenemos en publicar en "Nueva Era" algunas páginas suyas, su fuera posible con un tema educacional o que tenga relaciones con la educación nueva.
Conociendo la amistad que une a Ud. con Haya de la Torre y con Gabriel del Mazo, ambos amigos míos también, a quiénes les dispenso los mejores afectos, me he permitido dirigirle estas líneas a nombre de todo el pequeño grupo de compañeros que en "Nueva Era" trabaja por propagar ideales y prácticas de una nueva educación en consonancia con los nuevos tiempos.
Saludo a Ud. con el mayor aprecio y consideración.
Juan Montovani
Calle Bustamante 313
2 Piso. F
Buenos Aires

Montovani, Juan

Carta a Carlos Arbulú Miranda, 29/9/1928

Lima, 29 de setiembre de 1928
Querido Arbulú Miranda:
He querido escribirle más de una vez en las últimas semanas, después de su carta del 30 de julio, pero no he conseguido escapar a las exigencias del trabajo extraordinario que me imponen la corrección de las últimas pruebas de mi libro en prensa, la revisión de los originales del que debo enviar a Buenos Aires, etc. Sólo hoy, en la calle ya el No. 17 de Amauta, que recibirá Ud. con la presente, si ésta alcanza también el primer correo, dispongo de tiempo para dedicar algunos momentos a mi correspondencia.
Hemos transformado como Ud. verá el formato de Amauta por razones técnicas y de presentación, aprovechando la oportunidad del comienzo de un nuevo año de existencia. Este formato es más coleccionable y su armadura mucho más fácil que la del formato antiguo. No sé aún si mantendremos el volumen de 108 páginas de este número de aniversario y, por consiguiente, su precio de 60 cts.; pero creo que a los lectores de Amauta no les parecerá excesivo un aumento a cambio del cual reciben un volumen tan nutrido.
El editorial se refiere, por una parte, al vanguardismo genérico e indefinido de los oportunistas habituales y, por otra parte, a cierta desviación que ha intentado propagarse en nuestras propias filas, a propósito del Apra. Yo he tenido con Haya primero y con el grupo de México después un largo debate, en el cual he sostenido con abundantes y claras razones que el Apra, como su mismo título lo dice, no debía ser un partido sino una alianza y he desaprobado posteriormente la propaganda con la cual se pretendía presentar la candidatura de Haya. He encontrado a los amigos de México reacios a rendirse a estas razones que, en cambio, han sido totalmente aceptadas por quienes aquí están más cerca de nosotros y, últimamente, por los compañeros de Buenos Aires, según carta de la cual le enviaré copia. Ravines y Bazán, de París, también se muestran de acuerdo conmigo. Como antecedente de este debate —que por mi parte he procurado mantener dentro de los límites de una correspondencia estrictamente privada, para no dar pábulo a insidias divisionistas—, le acompaño dos cartas, una mía y otra que acordamos suscribir yo y varios compañeros, pero que en breve resultó insuficiente ante la prisa conque el grupo de México había avanzado en el sentido condenado abiertamente por nosotros. Deseo que Ud. se forme juicio completo de este debate, lo mismo que los compañeros más íntimos de Chiclayo. —Un joven de Nueva York, Rojas Zevallos, al parecer muy indiscreto, se ha dirigido a mí en términos impertinentes, quejándose de mi desacuerdo con Haya. Este señor, que no sé qué papel se asigna en el Apra, es totalmente ajeno al socialismo y reduce todo a una oposición de caudillos. Naturalmente con personas que así piensan nada tengo de común. Ante sus desviaciones reivindico mi posición de socialista, más revolucionaria siempre que cualquier invención latinoamericana.
Pronto recibirá Ud. mi libro, cuyos últimos pliegos se imprimen en estos días.
Sus poemas aparecerán en el próximo número demorados por plétora de material poético en las cajas.
En espera de sus noticias, cordialmente lo abraza su amigo y compañero.

José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira