Mostrar 8 resultados

Descrição arquivística
José Carlos Mariátegui La Chira Vasconcelos, José Com objeto digital
Opções de pesquisa avançada
Previsualizar a impressão Hierarchy Ver:

[Directorio de personas residentes en el exterior] (2)

Listado de nombres y direcciones de contactos, editoriales y amigos de José Carlos Mariátegui.
En la lista se observan los siguientes nombres:

  • El Libertador Ap. 613. México, D.F. México
  • Julio Acosta Olmos. 27 de abril 25'1. Córdoba
  • Diógenes - Calle 10, Nro. 1079, La Plata.
  • Samuel Ramos - Universidad Nacional, México
  • Juan Florit - Revista Ariel, Santiago, Chile.
  • César A. Vallejo - Legación du Perou, París, Fracia.
  • María Rosa González - Barros Arana, 1102, Concepción
  • Alberto Hidalgo - Ventura Bosh, Nro. 6740, Buenos Aires, Rep. Argentina.
  • Salvador Reyes - Alameda 440, Santiago, Chile
  • Pablo Neruda - Casilla 2898, Santiago
  • Carátula - Rivadavia 1160, Buenos Aires, Argentina.
  • Lucio Diez de Medina - Casilla 409, "Motivos", La Paz, Bolivia
  • Grupo Savia, Apartado 1180, Guayaquil, Ecuador.
  • Juan Marín - Catedral 1165, Santiago, Chile.
  • Evar Méndez, "Martín Fierro", Tucumán 612, Buenos Aires, Rep. Argentina.
  • "Venezuela Libre", General M. Suárez 216 y 218, Habana, Cuba
  • Romain Rolland - Villeneuve, Villa Olga, Suiza.
  • Óscar A. Cerruto - Casilla 132, Imprenta Continental, La Paz, Bolivia
  • Joaquín García Monge - San José de Costa Rica
  • Luis F. Bustamante - Redacción El Sol, Habana, Cuba
  • R. Drenes Meson - 1024, Euclid Ave. Syracuse New York, USA
  • Emilio Roig de Leuchsenring - Social, 52, Cuba, Habana
  • Guillermo de Torre - Av. Pi y Margal, 7, Madrid
  • Sr. Atl "América". Av. Guatemala 47, México D.F. México
  • Director de "Valoraciones", 60, nro. 682, La Plata, Rep. Argentina
  • Benedetti Hermanos, Librería Panamá
  • Mariano Sbad - Pacanga, Pacasmayo
  • H. Walden - Director de Der Sturn, Berlín, Alemania
  • Emilio Azzarini, Calle 30-116, La Plata, Rep. Argentina
  • Director de Crítica
  • Roberto Ortelli - México 1416. Buenos Aires, Argentina.
  • César Falcón - 26. Bellevue Road. West Ealing, London w.13
  • Alfar - Cantón Pequeño 23 La Coruña. España (tachado)
  • Juana de Ibarbourou - Av. Comercio 318, Entre Rivera y el Mar. Montevideo.
  • Dr. Asdrubal Delgado - Calle Rincón, Montevideo - Uruguay
  • Miguel de Unamuno - Hendaya, France.
  • Henri Barbusse. Vigilia, Miramar pan theoule. (Alpes Marítimos). Francia.
  • Carlos Astrada "Clarín" - Veles Sarsfield 86, Córdoba, Argentina.
  • Manuel A. Seoane - Bolívar 65, Ministerio de Instrucción, Buenos Aires, República Argentina.
  • José Vasconcelos - Legación de México. boulevar Haussman 144. París. Francia.
  • Arts & Decoration - 2 rue de l'Echelle. París. Francia.
  • Dr. J. M. Puig Casauranc - Secretaría de Educación Pública. México
  • Julio R. Barcos - Boedo 841. Buenos Aires. Rep. Argentina.
  • Enrique Stefani - "Nuestra América". Buenos Aires. Rep. Argentina.
  • Dr. Carlos León - Casilla 619. México.
  • A. Zum Felde - El Día, Calle Mercedes, Montevideo, Uruguay.
  • Joge Luis Borges - Sociedad Editorial. Proa, Victoria 3441, Buenos Aires, Argentina.
  • La Correspondencia Sudamericana - EEUU 1525, Buenos Aires, Argentina.
  • Sr. Vicente Huidrobo - Paris, Legation du Chile
  • Sr. Gerardo Vargas - Consulado del Perú. Queen Street 36-37. London
  • Carlos Americo Amaya - 53 Nº 538. La Plata, República de Argentina.
  • Raúl Silva Castro - Casilla Postal 13 D. Santiago. Chile
  • F. T. Marinetti - 30, Piazza Adriana Roma (33) Italia.
  • Atenea - Editorial Nascimento. Ahumada 125. Santiago de Chile.
  • Diego Rivera - Secretaría de Educación Pública, México
  • Manuel Ugarte - 54 Rue Tanit Philippe, Francia.
  • La Protesta - Perú 1537, Buenos Aires, Argentina
  • Francisco Luis Bernardez (no se puede identificar el lugar)
  • Napoleón Naft (no se puede identificar el lugar)
  • Juan Francisco Torreblanca
  • Manuel Beltroy - Montevideo
  • B. Sanín Cano - Bogota, Colombia
  • Arturo R. de Carricarte - Biblioteca Municipal (tachado)
  • Carlos Sánchez Viamonte
  • "El estudiante" - Marqués de Cubas, Madrid, España.
  • Nosotros - Libertad 543, Buenos Aires, Argentina.
  • Manuel Gálvez - Pampas 2502, Buenos Aires, Argentina.
  • Revista Jurídica y de Ciencias Sociales - Buenos Aires, Argentina
  • Rodó - Casilla 6079, Santiago, Chile (tachado)
  • Enrique Bustamante y Ballivián - Legación del Perú, Montevideo, Urguay
  • Revista de Revistas - Apartado Postal 120, México
  • Cristobal Gangotena Jigón - Biblioteca Nacional, Quito, Ecuador
  • Carlos Vicuña fuentes - Instituto Nacional, Panamá
  • Informaciones Sociales - Madrid, España
  • Russia - Ettore la Gato, Roma, Italia
  • Dr. Octavio Menéndez Pereira. (tachado) - Estudios, Panamá
  • F. Gómez de Baquero - Madrid, España
  • Jorge Mañach - Jesús del Monte, Habana, Cuba
  • B. Sánchez Sáenz - Buenos Aires, Argentina
  • Gustavo Adolfo Otero. "La Nueva Era" - La Paz, Bolivia
  • Alberto Gerchunoff. - Buenos Aires, Argentina
  • Samuel Glusberg - Buenos Aires, Argentina
  • Enrique Molina - Concepción, Chile (tachado)
  • Emilio Frugoni - Montevideo, Uruguay
  • Enrique José Varona - La Habana, Cuba
  • Alfonso Reyes - París, Francia
  • Revue de la Amerique Latine - París
  • Franz Tamayo - La Paz, Bolivia
  • Dr. Ángel M. Paredes - Quito, Ecuador
  • José Batle y Ordónez - El Día, Montevideo, Uruguay
  • Baltazar Brum - Montevideo, Uruguay
  • Nuevos Rumbos - Organo de la Asociación General de Profesores, Santiago de Chile
  • La Cruz del Sur - Montevideo, Uruguay
  • Norah Borges, Buenos Aires (tachado)
  • Claridad - santiago
  • María del Mar - Colonia Verónica, México
  • Emilio Uribe - Montevideo
  • Revista de Filosofía, Buenos Aires
  • Oliverio Girondo
  • Alfredo Palacios
  • Antón Giulio Bragaglia

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 9/9/1924

Miraflores, 9 de setiembre de 1924
Querido Vegas:
Creo que con la partida de Oliverio Girondo se ha acabado la posibilidad de que venga Ud. a verme. En todo caso, está en sus manos la refutación de esta creencia mía. Me han sacado ya la esquirla que detenía mi convalecencia, de suerte que ésta progresará ahora rápidamente. Reanudaré, por consiguiente, mi trabajo. Tendrá Ud. mi colaboración a partir de la próxima semana. Convendría que nos concertáramos antes sobre varios temas a fin de que Ud. pueda organizar anticipadamente su ilustración gráfica. Estableceríamos así el orden en que me ocuparé de Gandhi, Herriot, Romain Rolland, Turati, Amendola, Farinacci (leader del fascismo ultraísta), Vasconcelos, Bertrand Russell, Pirandello, Rykov, Spengler y otros individuos de cuyos nombres no quiero acordarme. ¿Qué le parecería un artículo sobre el proceso Matteotti? Estoy muy documentado al respecto por la prensa italiana de todos los matices (A propósito. Sobre el fascismo Ramiro de Maeztu ha escrito una serie de mentiras y estupideces que me tienen agitado). Venga Ud., pues, cuanto antes, a cualquier hora del día o de la noche.
Lo abraza muy cordialmente
José Carlos
P.S.-He leído ya el libro de divagaciones de Pío Baroja. ¿Me dejó el suyo Oliverio Girondo? ¿Puede Ud. conseguirme los ensayos indostánicos de Vasconcelos? Le ruego saludar a mi nombre a Percy Gibson (si lo ve Ud.). Espero que convenga Ud. conmigo que Ramiro de Maeztu está bastante imbécil.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 18/11/1924

Miraflores, 18 de noviembre de 1924
Querido Vegas:
Un error mío, incalificable en verdad, frustra mi deseo de enviarle hoy el artículo para La Nación. Creído a pie juntillas de que el 18 era mañana miércoles, dispuse mi trabajo de acuerdo con esa creencia, cuya exactitud no me cuidé de contrastar. Muy tardíamente he advertido mi equivocación. Podría todavía haber intentado escribir el artículo; pero he preferido no hacerlo. No me parece el caso de hacer un artículo corriente, sino, más bien, un pequeño ensayo. Una cosa, en suma, meditada. Tal vez es mejor, también, esperar que Ud. se concierte con La Nación, sobre todo si se tiene en cuenta que es probable, pero no seguro, que La Nación dé una edición especial el 9 de diciembre.
Para Variedades, ¿qué le parecería este tema: “La Unidad de la América Indo-Española”? Un artículo sobre las raíces comunes de estas formaciones nacionales, sobre las cosas que las diferencian y los vínculos morales e intelectuales que las unen o comunican. Este artículo podría ser ilustrado con los retratos de los pensadores de relieve continental —Vasconcelos, Ingenieros—, de los poetas que han influido en toda la lírica hispano-americana —Darío, Lugones, Nervo, etc.— y otros gráficos que Ud. encuentre adecuados.
Tenemos empeño en que Ud. venga a almorzar con nosotros el domingo. Vendrán también Roe y Antuco Garland y charlaremos un rato de los tópicos de estación. Roe y yo estamos encantados con la noticia de la venida de Camba que escribirá, seguramente, la crónica más verídica del centenario. Roe es muy amigo de ese delicioso basilisco, a quien sería hasta patriótico documentar sobre la fauna y el folklore nacionales. Lo esperamos el domingo. No necesitará Ud. Ievantarse demasiado temprano.
Mañana, como de costumbre, recibirá Ud. mi artículo semanal. Que como ya le he escrito se referirá a Zinoviev.
Giolitti es el hombre más indicado para el artículo próximo. No obstante estar próximo a su centenario, sigue siendo una figura sustantiva de la política italiana. Es así como los fascistas han mandado a la tumba a los viejos.
Pienso escribir un libro de crítica social y polítíca sobre el Perú. Necesito, con este motivo, apertrecharme de material histórico, leer lo que no he leído y releer lo que ya he leído; no porque me proponga hacer una obra de documentación y bibliografía, sino porque no quiero cometer ninguna injusticia ni incurrir en ningún olvido al realizar crítica de crítica. Le agradeceré cualquier libro que a su juicio pueda serme útil.
Afectuosamente lo abraza su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Pesimismo de la realidad y optimismo del ideal

I.
Me parece que José de Vasconcelos ha encontrado una fórmula sobre el pesimismo y optimismo que no solamente define el sentimiento de la nueva generación íbero-americana frente a la crisis contemporánea sino que también corresponde absolutamente a la mentalidad y a la sensibilidad de una época en la cual, malgrado la tesis de don José Ortega y Gasset sobre el “alma desencantada” y “el ocaso de la revolución”, millones de hombres trabajan con un ardimiento místico y una pasión religiosa, por crear un mundo nuevo. “Pesimismo de la realidad, optimismo del ideal”, ésta es la fórmula de Vasconcelos.
“No conformarnos nunca, pero estar siempre más allá y superiores al instante -escribe Vasconcelos-. Repudio de la realidad y lucha para destruirla, pero no por ausencia de fe sino por sobra de fe en las capacidades humanas y por convicción firme de que nunca es permanente ni justificable el mal y de que siempre es posible y factible redimir, purificar, mejorar, el estado colectivo y la conciencia privada”.
La actitud del hombre que se propone corregir la realidad es, ciertamente, más optimista que pesimista. Es pesimista en su protesta y en su condena del presente; pero es optimista en cuanto a su esperanza en el futuro. Todos los grandes ideales humanos han partido de una negación; pero todos han sido también una afirmación. Las religiones han representado perennemente en la historia ese pesimismo de la realidad y ese optimismo del ideal que en este tiempo nos predica el escritor mexicano.
Los que no nos contentamos con la mediocridad, los que menos aún nos conformamos con la injusticia, somos frecuentemente designados como pesimistas. Pero, en verdad, el pesimismo domina mucho menos nuestro espíritu que el optimismo. No creemos que el mundo deba ser fatal y eternamente como es. Creemos que puede y debe ser mejor. El optimismo que rechazamos es el fácil y perezoso optimismo panglosiano de los que piensan que vivimos en el mejor de los mundos posibles.
II.
Existen dos clases de pesimistas como existen dos clases de optimistas. El pesimista exclusivamente negativo se limita a constatar con un gesto de impotencia y de desesperanza, la miseria de las cosas y la vanidad de los esfuerzos. Es un nihilista que espera, melancólicamente, su última desilusión. El extremo límite, como decía Arzibachev. Pero este tipo de hombre afortunadamente no es común. Pertenece a una rara jerarquía de intelectuales desencantados. Constituye, además, un producto de una época de decadencia o de un pueblo en colapso.
Entre los intelectuales, no es raro un nihilismo simulado que le sirve de pretexto filosófico para rehuir su cooperación a todo gran esfuerzo renovador o para explicar su desdén por toda obra multitudinaria. Pero el nihilismo ficticio de esta categoría de intelectuales no es siquiera una actitud filosófica. Se reduce a un escondido y artificial desdén por los grandes mitos humanos. Es un nihilismo inconfeso que no se atreve a asomar a la superficie de la obra o de la vida del intelectual negativo que se entrega a este ejercicio teorético como a un vicio solitario. El intelectual, nihilista es privado, suele ser en público miembro de una liga anti-alcohólica o de una sociedad protectora de los animales. Su nihilismo no tiene por objeto defenderlo y precaverlo sino de las grandes pasiones. Ante los pequeños ideales el falso nihilista se comporta con el más vulgar idealismo.
III.
Es con los espíritus pesimistas y negativos de esta estirpe con los que nuestro optimismo del ideal no nos consiente tolerar que se nos confunda. Las actitudes absolutamente negativas son estériles. La acción está hecha de negaciones y de afirmaciones. La nueva generación en nuestra América como en todo el mundo es, ante todo, una generación que grita su fe, que canta esperanza.
IV.
En la filosofía occidental contemporánea prevalece un humor escéptico. Esta actitud filosófica, como sus penetrantes críticos lo remarcan, es un gesto peculiar de una civilización en decadencia. Sólo en un mundo decadente aflora un sentimiento desencantado de la vida. Pero ni aún este escepticismo o este relativismo contemporáneos tienen ningún parentesco, ninguna afinidad, con el nihilismo barato y ficticio de los impotentes ni con el nihilismo absoluto y mórbido de los suicidas y de los locos de Adreiev y Arzibachev. El pragmatismo, que tan eficazmente mueve al hombre a la acción, es en el fondo una escuela relativista y escéptica. Hans Vainhingher, el autor de la “Philosophie der Als Ob” ha sido clasificado justamente como un pragmatista. Para este filósofo tudesco no existen verdades absolutas; pero existen verdades relativas que gobiernan la vida del hombre como si fueran absolutas. “Los principios morales al par de los estéticos, los criterios del derecho al par de lo conceptos sobre los cuales labora la ciencia, los mismos fundamentos de la lógica, no poseen ninguna existencia objetiva; con construcciones ficticias nuestras, que sirven únicamente de cánones reguladores de nuestra acción, la cual se dirige como si ellos fuesen verdaderos”. Define así la filosofía de Vainhingher, en sus “Lineamientos de Filosofía escéptica”, el filósofo italiano Giuseppe Rensi que, según veo en una reciente nota bibliográfica de la revista de Ortega y Gasset, empieza a interesarse en España y por ende en la América española.
Esta filosofía, pues, no invita a renunciar a la acción. Pretende únicamente negar lo Absoluto. Pero reconoce, en la historia humana, a la verdad relativa, al mito temporal de cada época, el mismo valor y la misma eficacia que a una verdad absoluta y eterna. Esta filosofía proclama y confirma la necesidad del mito y la utilidad de la fe. Aunque luego se entretenga en pensar que todas las verdades y todas las ficciones, en último análisis, son equivalentes. Einstein, relativista, se comporta en la vida como un optimista del ideal.
V.
En la nueva generación, arde el deseo de superar la filosofía escéptica. Se elabora en el caos contemporáneo los materiales de una nueva mística. El mundo en gestación no pondrá su esperanza donde la pusieron las religiones tramontadas. “Los fuertes se empeñan y luchan, -dice Vasconcelos- con el fin de anticipar un tanto la obra del cielo”. La nueva generación quiere ser fuerte.

José Carlos Mariátegui La Chira

La lucha eleccionaria en México [Manuscrito]

La designación de candidatos a la presidencia por las convenciones nacionales no ha sido hecha todavía. Pero ya empiezan las convenciones regionales o de partido a preparar esa designación, proclamando sus respectivos candidatos. La eliminación final, en la medida en que sea posible, las harán las convenciones nacionales. Pero, mientras esta vez es posible que las anti-reelecciones se agrupen en torno de un candidato único, que tal vez sea Vasconcelos, la división del bloque obregonista de 1923 se muestra ya irremediable. La Crom irá probablemente sola a la lucha, con Morones a la cabeza. El partido constituido por los obregonistas, y en general por los elementos contrarios a los laboristas, y que se declaran legítimos continuadores y representantes de la revolución, arrojando sobre La Crom la tacha de reaccionaria, presentará un candidato propio, acaso comprometido personalmente por esta polémica.
Entre los candidatos de esta tendencia, con mayor proselitismo, uno de los más indicados hasta ahora es el general Aaron Saenz, gobernador del Estado de Nueva León. Aaron Saenz comenzó su carrera política en 1913, enrolado en el ejército revolucionario en armas contra Victoriano Huerta. Desde entonces actuó siempre al lado de Obregón, cuya campaña eleccionaria dirigió en 1928. Ministro de Calles, dejó su puesto en el gobierno federal para presidir la administración de un Estado, cargo que conserva hasta hoy. Su confesión protestante, puede ser considerada por muchos como un factor útil a las relaciones de México con Estados. Porque en los últimos tiempos, la política mexicana antes los Estados Unidos ha acusado un retroceso que parece destinado a acentuarse, si la presión de los intereses capitalistas desarrollados dentro del régimen de Obregón y Calles, en la que hay que buscar el secreto de la actual escisión, continúa imponiendo la línea de conducta más concorde con sus necesidades.
Vasconcelos se ha declarado pronto para ir a la lucha como candidato. Aunque auspiciado por el partido anti-reeleccionista, y probablemente apoyado por elementos conservadores que ven en su candidatura la promesa de un régimen de tolerancia religiosa, puede ganarse una buena parte de los elementos disidentes o descontentos que la ruptura del frente Obregonista de 1926 deja fuera de los dos bandos rivales. Por el hecho de depender de la concentración de fuerzas heterogéneas, que en la anterior campaña eleccionaria, se manifestarán refractarias a la unidad, su candidatura, en caso de ser confirmada, no podrá representar un programa concreto, definido. Sus votantes tendrían en cuenta solo las cualidades intelectuales y morales de Vasconcelos y se conformarían con la posibilidad de que en el poder puedan ser aprovechadas con buen éxito. Vasconcelos pone su esperanza en la juventud. Piensa que, mientras esta juventud adquiere madurez y capacidad para gobernar México, el gobierno debe ser confiado a un hombre de la vieja guardia a quien el poder no haya corrompido y se preste garantías de proseguir la línea de Madero. Sus fórmulas políticas, como se ve, no son muy explícitas. Vasconcelos, en ellas, sigue siendo más metafísico que político y que revolucionario.
La prosecución de una política revolucionaria, que ya venía debilitándose por efecto de las contradicciones internas del bloque gobernante, aparece seriamente amenazada. La fuerza de la revolución residió siempre en la alianza de agrarias y laboristas, esto es de las masas obreras y campesinas. Las tendencias conservadoras, las fuerzas burguesas han ganado una victoria al insidiar su solidaridad y fomentar su choque. Por esto las organizaciones revolucionarias de izquierda trabajan ahora por una Asamblea nacional obrera y campesina, encaminada a crear un frente único proletario. Pero estos aspectos de la situación mexicana, serán materia de otro artículo. Por el momento no me he propuesto sino señalar las condiciones generales en que se inicia [la lucha eleccionaria].

José Carlos Mariátegui La Chira

La resaca fascista en Austria. La lucha eleccionaria en México.

La resaca fascista en Austria
Viena tiene, desde hace tiempo, una temperatura de excepción en las estaciones políticas de Europa. Hace dos años, cuando la marejada revolucionaria parecía apaciguada completamente en la Europa occidental, Viena sorprendió a los observadores de la estabilización capitalista con las jornadas insurreccionales de julio. Hoy, cuando es la marejada fascista la que declina, los equipos de la Heimwehr se aprestan fanfarronamente para la marcha sobre Viene. La ciudad de monseñor Seipel y de Fritz Adler, guarda de sus faustosas épocas de capital del imperio austro-húngaro, el gusto de un gran rol espectacular y l ambición de un gran escenario europeo.
Se diría que Viena no ha tenido tiempo de habituarse a su modesto destino de capital de un pequeño estado, tutelado por la Sociedad de las Naciones. A la incorporación de este pequeño estado en el Imperio alemán se opone terminantemente una clausula del tratado de paz que ni Francia ni Italia se avendrían a revisar, Francia temerosa de una Alemania demasiado grande, Italia de una Alemania que asumiría el activo y pasivo de esta Austria demasiado chica. Pero Viena, con su sentimiento de gran ciudad internacional, resiste también, aunque no lo quiera, a la absorción espiritual y material del estado austriaco por la gran patria germana. Los partidos y las instituciones de Austria ostentan un estilo autónomo, frente a los partidos y a las instituciones de Alemania. La democracia-cristiana de monseñor Seipel no es exactamente lo mismo que el centro católico de Wirth y de Marx, tal como el austro-marxismo no se identifica con la social-democracia alemana. El fascismo austriaco no podía renunciar, por su parte, a distinguirse del alemán, bastante disminuido, a pesar de las periódicas paradas de los “cascos de acero”, desde que los nacionalistas redujeron a su más exigua expresión su monarquismo para acomodarse a las exigencias de su situación parlamentaria.
Es difícil pronosticar hasta qué punto la Heimwehr llevará [adelante su] ofensiva. El fascismo, en todas las latitudes, recurre excesivamente al alarde y la amenaza. En la propia Italia, en 1928, si el Estado hubiese querido y sabido resistirle seriamente, con cualquiera que no hubiese sido el pobre señor Facta en la presidencia del consejo, el ejército y la policía habrían dado cuenta fácilmente de las brigadas de “camisas negras”, lanzadas por Mussolini sobre Roma. El jefe de estas fuerzas en Austria asegura que está en grado de mantener a raya a la Heimwehr. Aunque adormecido por el pacifismo graso de su burocracia y sus parlamentarios de la social-democracia, el proletariado no debe hacer perdido, en todo caso, el ímpetu combativo que mostró en las jornadas de julio de 1929. A él le tocará decir en esto la última palabra.

La lucha eleccionaria en México
No haya que sorprenderse de la violencia de la lucha eleccionaria en México. Esta lucha empezó con la tentativa desgraciada de los generales Gómez y Serrano hace dos años frente a la candidatura de Obregón. El asesinato de Obregón, victorioso en las ánforas, después de la radical eliminación de sus competidores, reabrió con sangriento furor esta batalla que debía haber concluido entonces con el escrutinio. La insurrección de Escobar, Aguirre y otros, el fusilamiento de Guadalupe Rodríguez y Salvador Gómez, la persecución de comunistas y agraristas, etc. no han sido más que etapas de una batalla, en la que el gobierno interino de Portes Gil, surgido de la fractura del frente revolucionario, no ha sido ni habría podido ser árbitro. Los sucesos de Torreón, Jalapa, Orizaba, Córdoba y Ciudad de México corresponden a esta atmósfera de extremo y acérrimo conflicto.
Presentada por el partido anti-reeleccionista, la candidatura de José Vasconcelos, representaba originariamente el sentimiento conservador, la disidencia intelectual. El partido obregonista detentaba aún, indeciso entre las candidaturas de Aaron Saenz y el ing. Ortiz Rubio, el título de partido revolucionario. Había aparecido ya la candidatura del bloque obrero y campesino, en oposición cerrada a todos los postulantes de la burguesía; pero este mismo movimiento, que reivindicaba la autonomía del proletariado en la lucha política, indicaba que la evolución mexicana seguía adelante y que la extensión de su frente resistía ya la separación clarificadora de fuerzas que hasta entonces había combatido juntas. Rehecho el frente único obregonista, ante la insurrección militar de Escobar y sus colegas, Portes Gil y el Partido Nacional Revolucionario, que ya había elegido como su candidato al ingeniero Ortiz Rubio, hicieron largo uso de un lenguaje de agitación popular contra-revolucionaria, que les restituía su antiguo rol.
Pero desde que, debelada la insurrección militar, el gobierno interino de Portes Gil no virado rápidamente a la derecha, se ha producido un desplazamiento de fuerzas. Puestos casi fuera de la ley los comunistas, el bloque obrero y campesino no ha podido continuar activamente su campaña. Las masas han reconocido en Portes Gil, y por consiguiente en su candidato, a los representantes de los intereses políticos cada vez más distintos y extraños a la revolución mexicana. Vasconcelos, en el poder, no haría más concesiones que Portes Gil al capitalismo y al clero. Hombre civil, ofrece mayores garantías que su contendor del Partido Nacional Revolucionario de actuar dentro de la legalidad, con sentido de político liberal. Puesto que la revolución mexicana se encuentra en su estadio de revolución democrático-burguesa, Vasconcelos puede significar, contra la tendencia fascista que se acentúa en el Partido Nacional Revolucionario, un período de estabilización liberal. Vasconcelos, por otra parte, se ha apropiado del sentimiento anti-imperialista reavivado en el pueblo mexicano por la abdicación creciente del gobierno ante el capitalismo yanqui. Gradualmente la candidatura de Vasconcelos, que apareció como un movimiento de impulso derechista, se ha convertido en una bandera de liberalismo y anti-imperialismo.
El programa de Vasconcelos carece de todo significado revolucionario. El ideal político nacional del autor de “La Raza Cósmica” parece ser un administrador moderado. Ideal de pacificador que aspira a la estabilización y al orden. Los intereses capitalistas y conservadores sedimentados y sólidos están prontos a suscribir, en todos los países, este programa. Económica, social, políticamente, es un programa capitalista. Pero desde que la pequeña burguesía y la nueva burguesía, tienden al fascismo y reprimen violentamente el movimiento proletario, las masas revolucionarias no tienen por qué preferir su permanencia en el poder. Tienen, más bien que, -sin hacerse ninguna ilusión respecto de un cambio del cual ellas mismas no sean autoras,- contribuir a la liquidación de un régimen que ha abandonado a sus principios y faltado a sus compromisos.
Portes Gil y Ortiz Rubio no acaudillan, por otra parte, una fuerza muy compacta. Dentro del partido obregonista, se manifiestan incesantemente grietas profundas. No hace mucho, se descubrió, según parece, señales de conspiración, dentro del mismo frente gubernamental. Morones y los laboristas, no perdona a los obregonistas el encarnizamiento de su ataque en las postrimerías del gobierno de Calle, su licenciamiento del gobierno, el aniquilamiento de la CRON. Ursulo Galván, expulsado del partido comunista, busca sin duda una bandera al servicio de la cual poner la influencia que aún conserve entre los agraristas.
El panorama político de México se presenta, pues, singularmente agitado e incierto. La guerra civil puede volver a encender en cualquier momento sus hogueras en la fragosa tierra mexicana.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira