Mostrando 3 resultados

Descripción archivística
José Carlos Mariátegui La Chira Palais Concert
Imprimir vista previa Hierarchy Ver :

3 resultados con objetos digitales Muestra los resultados con objetos digitales

Carta a Bertha Molina (Ruth), 2/4/1916

[Transcripción literal]
Lima, 2 de abril de 1916
Dulce amiga:
Ayer he recibido tu carta, como todas muy interesante y ha sido grande mi satisfacción leyéndola. Todas las confidencias de Ruth incógnita y misteriosa tienen para mí un encanto singularísimo.
Tu regalo me produjo en el primer momento una impresión supersticiosa. Fué ayer á las 3 de la tarde mas o menos cuando me fué entregado la carta y yo me encontraba en el peor estado de ánimo que es posible imaginar. Tan aburrido que, á pesar de mi obligación de hacerlo, no quise escribir nada para la edición de hoy. I como tenía el ofrecimiento de tu retrato, antes de leer la carta que la acompañaba, la calavera aquella me hizo la impresión de una broma macabra. Si sin intención tuya, tales formas toman tus líneas cuando dibujas, no vuelvas á dibujar Ruth, á menos que te empeñes en asustar á tus amigos sensibles y en mal estado de ánimo. De todos modos, gracias por la delicadeza de la primicia artística. Eres muy gentil Ruth.
Lo serías mucho más indudablemente si hubieras cumplido tu promesa de enviarme tu retrato y renunciar siquiera en parte á tu sigiloso incógnito. Seguramente lo merezco. A pesar de todas mis aparentes complicaciones, soy en el fondo un alma ingenua y sencilla que á pesar de estar tan vivida se acuerda á veces de que alienta una envoltura de diecinueve años.
¿Has sufrido Ruth? Eres entonces un espíritu que ha sentido la vida. El dolor es la única verdad. El dolor es purificador. En mi ha hiperestesiado todas mis aptitudes artísticas, todas mis sutilezas espirituales. Yo he sufrido y sufro probablemente más. Sufro un casi aislamiento, una absoluta soledad. Su fuera un pobre diablo no sufriría, porque podría vivir satisfecho con mi situación, con mis simpatías y mis afectos, con los veinticinco, cincuenta o cien bellacos que me dicen su amigo y que me acompañan á ver una función ó á tomar un helado, con las espectativas de que algún [día] me dén un puesto en Europa, con los halagos y atmósfera que esta calidad de escritor y literato crean siempre como una compensación para los pobres de espíritu. Pero como no soy un pobre diablo y tengo máximas sensibilidades desprecio todas estas cosas que á otros complacerían en sumo grado. Tengo la mala suerte de que mi corazón influya en mi vida definitivamente y que mi cerebro en cuanto á mi vida se refiere no influya en nada. Es una gran desgracia. ¡Si mis sentimientos obedeciesen á mis ideas, cuán infinitamente feliz sería, cuán ferozmente egoísta, cuán super-hombre! Pero es imposible Ruth y no hay mas remedio que someterse á esta dura rendición de haber nacido sentimental y delicado.
¡Oh si yo estuviera por lo menos voluntad! ¡Si no fuera un abúlico! ¡Si no sufriera esta abrumadora pereza! Tendría por lo menos la satisfacción de hacer obra y de vivir fecundamente. Pero no se qué orgullo artístico me hace repudiar el trabajo y no tengo voluntad para vencerlo. Si Ruth tuviera voluntad podría prestármela.
Recuerdas al principiar tu carta un verso mío. ¿Es sinceridad o es galantería? Si es sinceridad me enorgullece mucho porque fue ese soneto uno de los que mas fielmente tradujo una emoción mía. Yo había dialogado con el reloj familiar y tenía para él esta deuda de cantarle.
El Conde de Lemos no me dejó precisamente algunas líneas para tí. Me dijo que antes de marcharse te las dirigiría. No sé si lo hizo. Creo que volverá muy pronto. Esto me satisface porque si aún no sé si es absolutamente buen amigo sé en cambio que es un gran espíritu comprensivo. Con él puede conversar mi espíritu y puedo prescindir de todas las banalidades estúpidas que tengo que emplear para todos los demás diálogos.
Son las tres y media. En este instante un "amigo" me ha llamado por teléfono para decirme así: ¿Qué te hiciste anoche? Te espero á las cinco en el Palais. I yo he contestado resignadamente que estaré á las cinco en el Palais. Ahi soportaré un millón de vacuidades y me aburriré probablemente. ¡Es una lástima!.
Me voy pues á la calle. Si no lo hago el director llegará y me hará la pregunta eterna de si no escribo "algo" para mañana. Y si le digo que he escrito sobre el "Devocionario" de Augusto Aguirre Morales pensará que no escribo sobre cosas prácticas.
Adiós Ruth y no te hagas esperar mucho. I xxxxxxxxxxx otórgame, piadosamente, un poco más de confianza.
Yo te espero.
Juan Croniqueur

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 7/5/1916

[Transcripción literal]
Ruth, dulcísima:
Tu carta del sábado está ante mis ojos, sobre la mesita de la Underwood. Yo la he releído con gran cariño. I como son las once de la noche del domingo, yo no quiero que transcurra el día sin haberte contestado, confidente amabilísimo.
Tus reproches á mi pereza son poderosas y gratas solicitaciones á mi voluntad, á mi voluntad que desfallece. Tu palabra me alienta y tiene un alto valor de estímulo y apoyo para mí. eres mi consoladora amiga. Tienes razón, Ruth, hay que luchar. Yo lo pienso muchas veces y entonces me propongo trabajar, escribir, esforzarme. Me prometo entonces publicar después de mi libro de versos, inmediatamente, un libro de cuentos que tengo casi listo y cerrar el año con un libro de artículos cuidadosamente seleccionados entre los innumerables que he publicado. Pero, viene después el fallecimiento, el olvido y la eterna frase de: "Mañana lo haré. ¡Hoy es tan grata esta ociosidad!"
Insisto. El criterio puede no modificarse en sus generalidades. Pero, ¡qué importa!. Por encima del criterio mas arraigado, de los pensamientos mas firmes, están los latidos de nuestro corazón. ¡Son los sentimientos los nuevos! ¡Son ellos los que nos asaltan! ¡I son ellos los que nos gobiernan! Esta es la única verdad de la vida. ¿Crees tú? Yo también pienso en la necesidad de la fortaleza y del egoísmo, pero tengo un alma sencilla y buena, en el fondo de tanta aparente nebulosidad, que se prodiga y que me contradice cada cinco minutos.
"Esa" no fue mala, Ruth. Tuvo un significado incidental y acaso necesario ó imprescindible en mi vida. Ella llenó su rol no más. Fue todo lo bueno que le permitía su educación, su frivolidad y sus aspiraciones. Y me dio un poco de cariño. Todo el que podía darme. Sin avaricia y sin usura. Si no supo entenderme, no tenía la culpa. Yo no le podía pedir á ella ni á ninguna el sacrificio de comprender y tolerar lo que para la gente tranquila y burguesa es extravagancia y talvez locura. Como mucha gente supo admirar el talento del escritor, pero no su alma. Pequeñas deficiencias de comprensión que no es posible calificar de falta, porque sería necesario acusar á casi todo el mundo.
"Esa" no puso en mi vida ninguna tristeza. Mi tristeza es remota.
"Sor Folie" es mujer. No recuerdo su nombre en este momento, pero voy a averiguarlo para comunicártelo. Es una infeliz á quien por sus artículos detesto. Predica unas extravagancias histéricas que delatan a la mujer que no ha vivido. Es el suyo el gesto airado de la mujer que pasa por el mundo, sin que perfumen su vida una caricia ó un amor. ¡Pobre sor Folie! Compadezco en ella á todas las Sor Folie que hay en el mundo. A mi juicio Ser folie es solo "un caso". Su examen no corresponde al literato ni al psicólogo; simplemente al médico. Verdad, Ruth.
Tienes razón. Hace falta Abraham, More sigue indignado contra mí. Siento perder su amistad, pero me temo su enemistad. ¡Uno más, que importa! Estoy resuelto á soportar que todos mis amigos literatos se tornen enemigos y detractores míos. Los versos míos que debieron publicarse, fueron escogidos, entre otros que le mostré, y me fueron pedidos, por el Conde. Yo no tengo empeño en que mis versos se publiquen, porque prefiero conservarlos inéditos para mi libro. Creo que mi libro saldrá antes de dos meses.
Tus versos, simpáticos como todo lo tuyo. Hay en ellos el mismo dejo de grave y reflexiva travesura que aparece en todos tus gestos.
Hoy te he visto en el Palais Concert. Tu sonrisa y tu mirada están aún ante mis ojos como tu carta. ¿Me acompañarán mucho?
Espero tu carta. No me la hagas esperar mucho. Ignoras cuanto placer me dás con ellas. Escríbeme bien largo.
Concluyo. Han irrumpido en la imprenta gentes bulliciosas que me llaman y me instan. Me interrogan, asomándose á mi oficina: "Apúrate" ¿Qué escribes? ¿Un artículo? ¡Déjalo para mañana!.
Son impertinentes y son odiosas.
Adios Ruth. Al quitar de la máquina esta cuartilla la besaré con unción. Devotamente.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Bertha Molina (Ruth), 14/5/1916

[Transcripción literal]
14 de mayo
Ruth amabilísima:
Hoy he encontrado sobre mi escritorio, recién colocada ahí, una carta tuya de fecha 19 de abril. Era sin duda la que me faltaba. Pero recién ha sido puesta en mi escritorio. Está cerrada y no presenta indicio de haber sido abierta. ¿Quien la ha puesta en mesa?. Interrogo. Me contestan que el portero que trae la correspondencia de la casilla. No he podido averiguar mas. ¿A quién culpamos? ¿Al correo acaso?
Recibí tu carta de fecha 12 ayer á las 4 de la tarde. Me hizo mucho bien por supuesto. Como todas las tuyas, la he releído.
Insisto en que Ser Folie es mujer. Ayer me repitieron su nombre: Isolina Soto. No sé más de ella. Solo lo que me dicen sus artículos y que ya te he comunicado. Ni mas ni menos.
No creas Ruth, no tengo muchos amigos. Ocurre sí que á muchos tengo que dar por cortesía ese título. Pero, ¿amigos?. No, Ruth. Mira, casi por razón profesional conozco á todo el mundo. Tengo innumerables "conocidos". I de "amigos" tengo un círculo obligado entre los del periódico, entre los demás periodistas, entre los literatos, entre los del Jockey Club, etc. Intimos, por razón de antiguo conocimiento solamente, tengo muy pocos. Soy huraño y rehacio á confiarme á nadie. Confidente, no tengo. Nadie ha penetrado, -entre mis amigos-, en mi espíritu. Nadie me conoce. Créelo Ruth.
Ya lo de los madrigales no me preocupa. Absolutamente. Interviene en esto que soy olvidadizo y un poquito versátil. Pero, si estoy de humor, en una carta te haré una crítica del madrigal de Abril. que me parece una de las cosas mas pobre que ha producido. Yo no soy poeta galante, ni quiero serlo. Creo que mi arte es superior. Le cedo el cetro de la poesía galante de mi generación á cualquiera. He escrito algunas veces madrigales, pero pocas veces, talvez ninguna, con mi agrado. En este género, creo que lo mas feliz que he escrito es un soneto á Anita España. No sé si lo conocerás. Se publicó en Lulú. Después, cada vez que recibo un album para firmarlo, me fastidio horriblemente y el album duerme en ocasiones uno ó dos meses en mi escritorio. Al fin, escribo una tontería. Cualquiera de estos días me resuelvo á escribir en varios albums una misma poesía. Puede ser que así nadie vuelva á pedirme un autógrafo que tan poco vale pero que tan orgulloso es.
El joven del chambergo tiene viejos motivos de compañerismo é intimidad conmigo. Ha sido siempre muy cariñoso conmigo. Yo lo estimo también. Pero ni aún con él me liga una intimidad muy definida. No creas Ruth. No separan casi siempre ideas distintas en cuestiones literarias. Nuestros amigos no son los mismos. El, por ejemplo, está sumado al grupo de Palma y Gálvez, con el cual yo ando divorciado.
Es ciertamente fastidioso tener enemigos, pero no vale la pena hacer un esfuerzo o por evitarlos. También sería desesperante que todo el mundo hablase con cariño y elogio de uno. Si conmigo ocurriese esto, yo tendría mala idea de mi mismo. Una estimación unánime me indignaría. Yo nunca la buscaré.
Hoy te he visto en el Palais. Feliz instante.
Durante la tarde evité el aburrimiento en las carreras.
Quisiera escribirte muy largo pero me interrumpen para que vaya al teatro. ¡Que fastidio! Mañana o pasado te escribiré.
Interrumpo esta carta contra mi voluntad. Perdón.
Hasta mañana Ruth dulcísima.
Juan

José Carlos Mariátegui La Chira