Showing 20 results

Archival description
José Carlos Mariátegui La Chira Europa Amistad
Advanced search options
Print preview Hierarchy View:

20 results with digital objects Show results with digital objects

Carta de Víctor Raúl a Eudocio Ravines, 22/03/1929

Berlín marzo 22 1929

Querido Eudosio:

Una carta corta. Hace diez días estoy en cama. Al retirarse el invierno me tumbó una bronquitis con principios de neumonía que me ha puesto los pulmones como cuatro años atrás. Están radiografiándolos. Dice el médico que es el de Goldschdmidt que, los trópicos me clavaron una puñalada por la espalda. Lo malo que estas puñaladas se llaman cavernas.

Estoy muy pobre y toda mi correspondencia anterior esta aquí retardada por falta de estampillas. La histona de siempre. "El imperialismo inglés" no paga ni para estampillas.

Recibí abundante correspondencia del Perú vía México, vía Nueva York y vía Buenos Aires. La campaña contra mí es inmensa. Mariátegui la empuja. Todos los datos anuncian que hay consigna terminante de Moscú de acabar conmigo.

Pero yo les evitaré el trance. Me separo. Tan pronto como me levante recdactaré un manifiesto a los obreros, estudiantes, etc. del Perú anunciando mi retiro total, definitivo de tod lid política en el país. Haré un examen detenido de la situación, precisaré mis puntos de vista pasaré por rayos X a los poetitas y daré el toque de retirada.

Desde aquí, desde el Instituo, haciendo otra labor no menos importantes seguiré la lucha. Hasta la muerte que no parece tan lejana. Estoy contento.

La negativa de ustedes a aceptar mi renunia tiene solo un valor moral, pasajero. Yo me voy y me voy de veras y para siempre.

El antiimperialismo me tendrá siempre en filas, pero desde más lejos, desde la artillería pesada. Desde la ciencia, no desde las guerrillas hoy inundadas de porquería.

Te adjunto una carta para el poetita Bazán quien no conozco. La carta es como para él. Se trata de un chisme de ese "líder máximo". ¡Estupendo! ¡Cuánto para reír antes de morirse!

Sé que el facismo militar como el de Chile se prepara en el Perú, Mariátegui, como los comunistas italianos del 21 le abre las puertas. El Musolini con el charreteras del Perú (ayudado por el imperialismo) le levantará a Mariátegui un monumento con pata.

Espero que podré hacer público mi manifiesto el 23 de mayo próximo. Me ofrecen remitir datos concretos de que Amauta reapareció bajo el compromiso de boycotearme. No me iré sin blandir lo que queda del cuerpo de Mariátegui en alto por el muñón. Le dejaré caer en su propia porquería y ahí será rey. Claro, rey de la ínclita Majestad de los reyes criollos. ¡Vive le roi!

En México hay otro poetita en contra mía: Pavletich. Su odio es paranoico, específico. Viene porque me opuse terminantemente a que le quitara la mujer a Serafín del Mar, Magda. Ella está en buenos términos conmigo pero él me odia. Del Mar quiere matar a Pavletich y los comp. lo han enviado a Yucatán. Creo que Magda irá a La Habana para encontrarse con él. Todo esto debe ser confidencial por ahora aun que apeste.

Magda me avisa algo formidable. La policía mexicana acusa del asesinato de Mella al Partido Comunista. Resulta que Mella se había separado del P. dos semanas antes de su muerte. Fue castigado y amenazado. Dice Magda que todo esto es otra inmundicia. No me sorprende. Mella, yo se lo dije, tenía que ser aprista. El rió de esto pero se quedó un poco pensativo cuando se lo pronostiqué. Dicen que esta habría sido su decisión. Todo va a descubrirse.

Ustedes adelante. Limpien todo lo que puedan. Escribe al Perú y hazles ver que están jugando con fuego. Yo nada puedo. Estoy liquidado.

Ahora a trabajar en el destierro vitalicio. Espero levantarme pronto y seguir adelante. No me iré de la vida sin dejar algo que me justifique una vez más.

Un abrazo. Esta carta es casi reservada. Busca a Heysen. Dile que no le envié la carta que está escrita por pobreza y por enfermedad. No tuve varios días ni para un frasco de Sirop Fammel. Aquí cuesta 35 francos y en París 10. Si alguien se viniera cómprense unas botellas y envíenmelas. Es lo único que me desinfecta los pulmones y me alivia. Pero aquí es caro.

Hermano, estoy alegre como nunca. Ya vino el sol. Un amigo me trajo un fonógrafo con discos incaicos. Esto me ha curado más que todos. Mis amigos son ingleses y alemanes. Sólo uno o dos latinos. Ya estoy hecho completamente a una total sensación de extranjero.

Un abrazo fuerte y hasta pronto

VR

Haya de la Torre, Víctor Raúl

Carta de Víctor Raúl a Eudocio Ravines, 19/02/1929

Berlín 19 feb.

Mi querido Eudosio:

Al fin recibí tu carta. Tanto tiempo de no verte me había hecho pensar mal de ti. Le había escrito a Heysen quejándome. Claro. Ustedes suelen cambiar de un día a otro. Tú no eres el aprista de hace año y medio. Eres otro, totalmente otro. De todos modos, hermano mío, te quiero como siempre, te admiro como siempre y todo lo que pudiera hacer de mi parte lo haría por ayudarte a tomar el real camino.

Te escribo bajo un estado de ánimo verdaderamente feliz. Pero feliz en un sentido moral si quieres aceptar el vocablo. Te escribo después de haber redactado mi formal renuncia a la secretaría del Apra, y al movimiento todo en lo que tiene de directivo. Quiero eliminar mi persona. Quiero estar en el plano en las filas, en la masa. Ahora ustedes mandan, ustedes gobiernan, ustedes dirigen. Asuman totalmente la responsabilidad de líderes.

No he leído aún los documentos. Me interesa primordialmente tu carta. Ella es fraternal y fuerte. Yo no tengo odios para nadie, ni resquemores, ni envidias. Mi papel se cumple y se cumple a través de nuestra reducida historia revolucionaria. No ambiciono nada ni quiero nada. Si hoy mismo pudiera eliminarme totalmente lo haría. Esta renunciación mía a la dirección del Apra que Heysen te hará conocer, te dirá mucho. Te dirá todo, si aún me comprendes y me quieres tanto como yo te quiero y te comprendo a ti.

Esta máquina de escribir es horrible. Alemana, hija de una técnica distinta a la nuestra. Por eso no podemos adaptarla al comando del cerebro nuestro, determinado por una intensidad distinta. Perdona pues las faltas. Ni escribir se puede con aparatos' técnicos que no corresponden a nuestra capacidad de acción...

Y sigo: creo que, hay divergencias dentro del Apra y deben existir. Son síntomas de vida. Además, la participación de los intelectuales y anarquistas, —tú eres de los poetas de la dulce y tentadora Acracia— es necesaria. La controversia es útil. Es lucha y es vida. Militia est vitam hominis super terra, dijo el viejo Job y Heráclito, precursor de Hegel y abuelo dialéctico de Marx no se apartan de este principio. Pues bien, la lucha es síntoma de vida. Lo trágico es la lucha que anuncia muerte. La agonía, el estertor, la
tremenda etapa final de lo que concluye. Por fortuna nosotros estamos lejos de todo esto. Estamos naciendo. El embrión tiene disputas intrauterinas. Cuando, fracasa es aborto, cuando vence es nacimiento.

Me gustan las disputas. Me alegra que yo haya sido envuelto y arrollado y triturado por ellas. Pero vamos de frente. Te pido desde el fondo de mi inautoridad actual seguir por el camino de la eficiencia y del realismo.

Yo renuncio. ¿Crees tú que podría pedirse a Palacios la aceptación de la jefatura aprista y dejar para el primer congreso nuestras divergencias actuales?

¿Crees tú imposible que nos unamos en todo lo que tenemos de común y abandonemos por un momento, las discusiones excesivas?

Lo espero de ti. Haya de la Torre se va. Toma el camino del cuadro, del pelotón, de la fila. No conspirará, no hará nada sin la orden de los nuevos jefes. Se aleja. Se marcha a trabajar como mero peón.

Pero que esto sirva. Ve bien. Pon los ojos de tu conciencia frente a la realidad. Que se salve el Apra. Si quieren que el Partido Peruano muera como aprista que muera. Yo tengo que transigir. Mariátegui no transigirá nunca porque es inválido, porque es cojo y porque es fantaseador. Yo transijo. Que muera el P. N. P. pero que viva el Apra. Dejemos una y otra cosa libres. Que la experiencia nos ofrezca resultados;

Estoy contento de mi decisión. Goldschdmidt la apoya fuertemente. Ojalá ustedes realicen todos un acto supremo de generosidad y me entiendan.

No tengo ambiciones PERSONALES. Compréndanlo. El día que haya un líder, un jefe, un conductor, me iré del todo. Alejaré del todo el fantasma de mi nombre. Es necesario. Ustedes por lo pronto deben asumir la responsabilidad AFIRMATIVA Y CONSTRUCTIVAMENTE.

Ya te escribiré más ampliamente. El Apra no niega la adhesión de otros partidos pero el error tuyo está en suponer que el Apra no pueda, transformarse y DEPURARSE en un partido de clase cumplida su primera etapa.

Entiendan esto. En la cerrazón de ustedes sobre este punto está lo bizantino, lo poético: lo intelectual, lo cojo...

Si la divergencia estriba en la separación o no del Partido Nacionalista peruano, dividamos las actividades. Este último está progresando por sí solo. Va adelante. Puede convertirse en acción armada de un día a otro. Pero salvemos el Apra y salvemos la acción.

Ve a los compañeros. Heysen te mostrará el mensaje que no envié a ti porque no respondías. Me equivoqué. Creí que entrabas de lleno en el anarquismo. Creí que regresabas. Me alegra ver que estás libre de mucho de él aunque te queden los contagios de la infección que sufre Mariátegui en las piernas, contagiada al cerebro y trasmitida por infección postal hasta Europa. Necesitamos profilaxia.

Ya están ustedes en funciones. Trabajen. Únanse. Vean todo claro. No se perturben. Escríbeme inmediatamente. Perdóname porque pensé mal de ti; Te creí en rebeldía corrosiva por mi carta fría y cortante pero pura y limpia como estos hielos polares de Berlín.

Un abrazo grande y adelante. Fuerza en la conciencia y ahora, a asumir las responsabilidades.

No discutan la renuncia. Apruébenla y marchen. Te abraza tu hermano siempre el mismo en la causa y en la vida.

Fdo. Víctor Raúl.
En esta carta no hay actitud ¿No es cierto?
Fdo. V.

Haya de la Torre, Víctor Raúl

Carta a Artemia G de Falcón, 1/8/1924

1 - VIII - 1924

Querida madre:

Como te dije en mis cartas anteriores, he venido a pasar unos días en Madrid, después de haber estado en Londres ochos meses, trabajando incesantemente y en lucha abierta con la ciudad. En este mes de agosto no se puede estar en Madrid mucho tiempo. Hace un calor horrible. Yo voy a marcharme días a un pueblecito de Portugal y regresaré a últimos de mes.

En tu última carta no me dices nada de Mariátegui. La última noticia que me da es la que está convaleciendo en Miraflores. Ya te he dicho, y te repito, que me hagas el favor de enviarme la mayor cantidad de detalles sobre su enfermedad y, particularmente, sobre su estado actual y las posibilidades que tenga de recuperarse. Te incluyo una carta para él.

Si tienes oportunidad de ver a Roe dile que estoy esperando impacientemente la carta que me ha ofrecido por intermedio tuyo. Yo le escribí desde Londres y todavía no me ha contestado.

El Sr. Delgado, quien me dio la carta para Thol, recomendando a Humberto, debe regresar pronto al Perú, según me dijo en Londres. Me ha ofrecido espontáneamente interesarse por colocar a Humberto. Me dijo que te escribiera tan pronto como llegase a Lima y que iría a verte para ponerse de acuerdo contigo sobre lo que fuera necesario hacer. Es posible que haga algo. Tú, por lo menos, cuando vaya, dale todos los datos que necesite. Ya le he dicho yo que, en caso de que no pueda hacer nada, no te haga perder el tiempo con esperanzas inútiles.

Como me lo dices en tu última carta, te mando tres artículos para: dos para Mundial y uno para El Comercio. Espero que te los admitan y te los paguen todos. Si esto ocurriera puntualmente todos los meses, me parece que con las seis libras de ellos podrías tener para pagar la casa. yo no dejaré de enviártelos con toda puntualidad.

Insisto en mi opinión sobre la casa. Es necesario que procureis resolver cuanto antes la mudanza a una casa modesta y barata. Alicia me ha ofrecido ayudarte en esto y yo estoy seguro que lo hará con muy buena voluntad y cariño.

Ya he tomado el chocolate y el café. Me han gustado mucho. Pronto te mandaré yo a mi vez alguna cosa.

Estoy esperando los retratos de mis hermanas.

Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

No olvidaré, cuando vaya, las ampliaciones de los retratos de tus padres.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 10/4/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

Querida madre:

Acabo de recibir mi dinero del mes de marzo —muy poco definitivamente— y no quiero perder un instante en enviarte aunque sea una pequeña cosa para que cimas un dulce en mi nombre [en] el día de tu cumpleaños. Siento que sea tan poco. Pero yo estoy ahora en un momento de crisis. Londres es extraordinariamente cara y el dinero que me mandan de Madrid, aminorado por la baja de la peseta, me alcanza apenas para vivir con mucha modestia.

Hace días he recibido una carta de Antonieta. Dile que le contestaré muy pronto.

Mañana o pasado te enviaré el primer artículo del mes para Mundial. También una carta para Mariátegui, quién, a propósito, ha cesado de escribirme. Hace tres meses no recibo ni una línea de él. Ni siquiera se ha dignado contestar a mis últimas cartas ¿Qué le pasa?

Ya le escribí a Guzmán dándole el pésame por la muerte de su padre.

Supongo habrás visto los artículos de Variedades sobre mí. Yo los he leído ya.

¿Publica Mundial mis artículos y, sobre todo, te los paga?

Muchas felicidades muchas, te deseo en tu nuevo año.

Saludos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 1/7/1924

1 - VII - 1924

Querida madre:

La nueva noticia de la amputación de la pierna a Mariátegui me ha producido […] dolor. Me imagino cuánto habrá sufrido y cuántas dificultades estará sufriendo la familia. La imposibilidad de hace nada eficiente por él. No dejes de contarme todos los detalles de su enfermedad y de su estado y de las posibilidades de curación. Espero también con impaciencia la carta de Roe. Yo le volveré a escribir a José Carlo uno de estos días.

Te adjunto los dos artículos del mes. Muy pronto, dentro de pocos días, cuando reciba mi sueldo, te enviaré el regalito de todos los meses.

Sigo ocupándome en arreglar las cosas de modo de poder ir a verte en la fecha que te he prometido. Creo que lo lograré.

Como me pides en tu carta última te mando un artículo sin fotografías para El Comercio. Supongo que no podrán dificultades para admitírtelo y pagártelo. Si no lo hacen así, dímelo para enviarte los dos destinados a Mundial.

No te desesperes. Cuando vaya haré todo lo posible por arreglar definitivamente tus asuntos. Ya falta poco.

Saluda a todos mis hermanos y agradécele a Antonieta su salido. En este documento no puedo escribirle particularmente. Pero no olvido que le debo una carta y muchas palabras de cariño.

Muchos recuerdos para todos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Dentro de pocos días iré a Madrid y, posiblemente, regresaré a Londres a fines de agosto.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 12/9/1924

12 - IX - 1924. Madrid

Querida madre:

Acabo de regresar a Madrid. He pasado el mes de agosto en Portugal, que es un país muy bello y donde he podido librarme del horrible calor de España. Aquí, en Madrid, he encontrado tus dos últimas cartas. He tenido mucho gusto en saber la mejoría de Mariátegui. Hoy mismo he recibido otra carta de Roe en la que me cuenta todo el proceso de la enfermedad y lo grave que ha estado. Espero que ya esté completamente restablecido. Yo le escribo unas cuantas líneas.

En estos días estoy preparándome para regresar a Londres. Creo que no podré marchar hasta los primeros de octubre y, posiblemente, regresaré a España para navidad. También me preparo para ir a Lima el año próximo, como te lo he prometido. Desde luego, estoy sujeto al dinero. Tú sabes ya lo que cuesta un viaje tan largo. Pero tengo la esperanza de conseguirlo oportunamente.

No he podido formarme idea de vuestro traslado al Barranco. Supongo que lo habreis pensado bien y que será una cosa convenientes. Después de todo, falta poco tiempo para que yo vaya y entonces podremos arreglarlo todo de común acuerdo.

Te adjunto los tres artículos del mes. Ya te he dicho que no dejaré de enviártelos con regularidad. Este mes me he retrasado unos días porque he tenido que ir de un sitio a otro sin pararme en ninguno.

Creo que todavía no [ha] salido de Londres para el Perú el señor de quien te hable en mi carta anterior.

Muchos saludos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Te mando la hoja del número de El Sol en la que se reprodujo mi retrato.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 14/10/1924

71, Highbury New Park, London, N.5

14 de octubre de 1924

Querida madre:

Ya estoy nuevamente en Londres. Mi propósito es permanecer aquí hasta diciembre y luego ir por unos cuantos días a España. Después, si mis proyectos pueden cumplirse puntualmente, regresaré a Inglaterra hasta el momento de embarcarme para el Perú.

He recibido al fin la primera carta de Mariátegui. Me cuenta su desventura en la misma forma en que tú ha ido relatándomela. Por lo que él y tú me habeis dicho, a esta hora debe estar completamente restablecido. Es, por lo menos, lo que yo deseo.

Supongo que la enfermedad de las pequeñas no habrá sido gran cosa. Tu carta me lo deja entrever. Hazles muchas caricias en mi nombre.

To te escribo siempre en respuesta a cartas tuyas. Muchas veces te he pedido que me escribas más a menudo. Ahora te lo pido nuevamente. Así podremos acortar un poco la distancia que nos separa.

En estos días tengo un trabajo excesivo y demasiado poco dinero. Sin embargo, a pesar del trabajo, no he querido redactar mis dos artículos. Te envío los tres. Me sorprende no ver nunca publicados en Mundial los que te mando para esta revista. Pero no me importa. Al contrario, si te los pagan, me hace un favor no publicándolos. Tú preocúpate nada más que de cobrarlos.

Sigo, naturalmente, con el propósito de ir a verte el año próximo. Espero conseguir la manera de hacerlo en la fecha convenida.

Dile a mis hermanas que aun estoy esperando la fotografía de ellas. También espero que me escriban con más frecuencia.

Te adjunto una carta para Mariátegui. Muchos recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 27/5/1924

27 - V - 1924

Querida madre:

Te agradezco mucho tu cariñoso recuerdo el día de mi santo. Y también pensé en ti y en todos mis hermanos ese día y estuve con vosotros un instante con mi pensamiento. Agradéceles también en mi nombre a mis hermanos sus recuerdos. Yo les escribiré separadamente uno de estos días.

Te mando los dos artículos del mes y un cheque por una libra. También te adjunto una carta Mariátegui.

No suponía que Thol no engañara lo mismo que todos los demás. En la carta adjunta le digo a Mariátegui que haga un esfuerzo para ver la manera de colocar a Humberto. Ya no sé a quién dirigirme. Supongo que Mariátegui se ocupará un poco en este asunto. Una de las cosas por las que quiero ir a Lima es precisamente para arreglar esto. Es posible que mis gestiones personales den el mismo resultado que las escritas. Pero tengo vivo deseo de intentarlas por lo menos.

Dime si has recibido el segundo paquete de dulce. Cuando regrese a Madrid el mes próximo te voy a enviar otros.

Saludos para mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 7/6/1924

7 - VI - 1924

Querida madre:

He recibido tu carta en la que me comunicas la desgracia de Mariátegui. Me ha dado mucha pena. Supongo que a la enfermedad se habrán agregado dificultades económicas [y] que el auxilio de los obreros, aunque se lo den con muy buena voluntad, no conseguirán remediarlos del todo. Lo siento en el alma no poder enviarle cualquier cosa. Cuéntame todos los detalles del percance y dime su estado y las posibilidades de su curación. Tengo mucho miedo que quede inválido de las dos piernas y no pueda caminar.

Ya me he convencido de que todos nuestras cosas no podré arreglarlas desde aquí. El famoso Thol ha resultado también tan estúpido como los demás. Yo creí que no lo fuera tanto. Me [he] engañado. Espero ir a Lima para arreglarte lo de Humberto y la manera de colaborar seguramente en un periódico, sin sufrir las majaderías y las idioteces de Aramburú. Entretanto, no hagas caso de lo que te diga. Llévale los artículos y cóbraselos. Nada más. Lo que debas contestarle se lo contestaré yo cuando vaya. Ese tonto no se da cuenta de que soy yo quien le hace el favor de escribir para un periódico tan ridículo como el suyo.

Te mando mi pequeño regalo mensual. Pronto te enviaré los artículos del mes.

Mantengo aún el propósito de ir a verte el año próximo. Naturalmente, tengo que hacer un gran esfuerzo económico, porque, como tú sabes, el viaje cuesta más de dos mil soles.

Recuerdos para todos mis hermanos y un beso y un abrazo para ti.

César.

Te adjunto una carta para Mariátegui. Hazme el favor de enviársela los más pronto posible.

Falcón, César

Carta a Artemia G de Falcón, 8/5/1922

A Doña Artemia G de Falcón

en Lima

Mi querida madre:

Hace dos días ha partido Mariátegui para el Perú. Te mando con él un juego de té. Habría querido comprarte uno más fino, pero no he tenido dinero y, casi casi, ni tiempo para buscarlo.

La legación en Londres me ha escrito una carta y me ha hecho dos telegramas ,confiándome a embarcarme en el […]. Yo le [he] contestado diciéndole que me quedo en Europa. Tú conoces ya mis proyectos. Es necesario que todos trabajemos con fe para reunirnos lo más pronto posible en España. Con Mariátegui, que irá a verte a penas llegue, te digo cuánto pienso. Trátalo con confianza y sírvete de él sin escrúpulo para conseguir que te paguen en el Ministerio y para cuantas gestiones oficiales tengas que realizar.

También, como ya te lo he dicho, le he hablado a Osores para que te sirva en cuánto necesites. Me ha ofrecido hacerlo con la mejor voluntad.

Si te es posible, ofrécele a Mariátegui que vaya a vivir en casa con su mujer y su hijo. Él no ha querido ir desde primer momento, porque le parecía muy violento presentarse en casa sin conocerte bien. Pero lo aceptaría, tal vez, si se lo ofrecieras. A ti te serviría mucho tenerlo en casa. Porque lo tendrías cerca para todo lo que necesites, y además, unos a otros, podrías ayudarse recíprocamente.

Muchos saludos a todos mis hermanos. Y un abrazo muy cariñoso para ti.

César.

Génova: 8.V.1922

Falcón, César

José Carlos en el Piccolo de Eden con amigos (II)

Otra vista de José Carlos Mariátegui en el restaurante Il Piccolo Eden en la ciudad de Nervi, Génova, Italia, con Maurice Benbassat estudiante de economía de la Universidad de Génova, quién compartió la pensión donde vivía Mariátegui, y el señor Navach (el del bigote) y un cuarto personaje no ha sido identificado aún además de dos personas del restaurante (mozo en traje blanco y dama de pelo rubio, ambos al centro).

Archivo José Carlos Mariátegui

José Carlos en el Piccolo de Eden con amigos (I)

José Carlos Mariátegui en el restaurante Il Piccolo Eden en la ciudad de Nervi, Génova, Italia.
Lo acompañan, de izquierda a derecha: Maurice Benbassat estudiante de economía de la Universidad de Génova, quién compartió la pensión donde vivía Mariátegui, y el señor Navach (el del bigote). El cuarto personaje no ha sido identificado aún.

Archivo José Carlos Mariátegui