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Carta de Blanca Luz Brum, 11/1929

México, Nov.[iembre de 1929]
José Carlos:
¿qué pasa con Amauta? aquí no llega nada ché! David y yo lo recordamos cada rato y la gente no puede entendernos hermano! Malanca detesta a David. Le prevengo por cualquier estupidez que quieran hacer llegar hasta Ud. David es un revolucionario sacrificado y valiente, que ha dejado la pintura de publicidad, y espectáculo por la revolución, —y ha dejado los sueldos del gobierno por la miseria, es tan fuerte y humano que a su lado todos estos “artistas” resultan deportivos y vergonzosamente inútiles a nuestra Época.
No quiero hacerle el elogio de David, pero me indigna la incomprensión y la maldad de los que le juzgan.
Usted mejor que nadie sabrá pensar de él. ojalá! no esté lejano el día que, podamos abrazarnos los tres! Estoy tratando de reivindicarme de mi vida de “intelectual revolucionaria”, comenzaré a trabajar en una fábrica, con plena conciencia proletaria. Bellísima su opinión sobre Cemento, y como le agradezco la fineza de su recuerdo, lo he dado a Crisol.
Escríbame grande y leal amigo. Estoy sola, pero en soledad fuerte. Ansío noticias políticas del Perú. Serafín sale esta semana para ésa, parece que se piensan concentrar por ahí, etc, etc, etc, etc....
¿qué podríamos hacer aquí?
Espero su carta, amplia comprensiva y cariñosa.
Abrace a sus hijitos y a la buena Anita, asimismo reciban muchos besos de Eduardito.
David y yo lo abrazamos con todo nuestro calor de hermanos
Blanca Luz

Blanca Luz Brum

Carta de José Malanca, 27/1/1930

Villa Rica, 27 de enero de 1930
Caro José Carlos:
Muy poco le escribiré en ésta —sólo sacar unas líneas como para que no me crea muerto... a pesar de no haber andado muy lejos.
Blanquita le contaría ya mucho.
Lo importante es que me hice muy amigo de Seoane y a la vez nos entendimos a maravilla. Estoy seguro que en él está muriendo el A.P.R.A. y hasta se alegra que suceda así. Él será su gran amigo en B. Aires, me lo ha dicho y yo lo espero con toda mi fe.
Es un muchacho que vale mucho. Estoy alegre al descubrir otro Seoane. Bien pues.
Tal vez usted no me encuentre en Chile. Estoy pobre y debo escaparme en cuanto antes... porque sino peligra mi camino. No expondré —encontré un ambiente que no me gusta... ¡hay Chile. ¡como abundan los “floripondios”.
Blanca, Alicia y Rebeca las hemos tenido un poco asustadas. También fuera. Como se vinieron.
Yo me vine al sur con un poco de desesperación por mi salud que la sentí flaquear de una manera alarmante. Muy flaco —sin apetito y con fuertes fiebres nocturnas. Creo que fue paludismo o algo peor.
Ahora le escribo feliz, repuesto y alegre como antes.
Las fotos las arruinó un aprendiz de los malos. Le mandaré en cuanto llegue a la ciudad las copias de las que salieron malas de las inútiles.
Aquí hay un paisaje “Bonito”; pinto poco... hay que tener alma de novio o espíritu de pescecane para comprenderlo. Suiza y este sur... es contradicción del maravilloso altiplano. Mandé las cartas en cuanto llegué. Salude a su señora cordialmente. A los niños muchas caricias. A usted un abrazo, pero fuerte de su camarada que lo admira grandemente. Hasta siempre.
Malanca

Malanca, José

Carta de Samuel Glusberg, 4/4/1930

Buenos Aires, 4 de abril de 1930
Mi querido amigo:
Anoche recibí su carta y las colaboraciones. Vea lo que son las coincidencias. Ayer justamente le despachaba L.V.L. de abril con su artículo: Arte, Revolución y Decadencia, del que he suprimido el párrafo que Ud. me indica. Ayer también le escribí a César Falcón, L.A. Sánchez, César Vallejo, Luis E. Valcárcel etc.
Pienso sacar el número dedicado a la literatura peruana el 1º de junio. Así les doy tiempo a todos para poder colaborar. En el número de mayo adelantaré el sumario de las colaboraciones recibidas y la noticia de su viaje. También publicaré su artículo sobre el Chopin de Guy de Portales que no publiqué hasta la fecha porque suponía que Ud. lo había publicado en Lima y como yo no hice tampoco ninguna página de bibliografía extranjera no tuve ocasión de utilizarlo. Guardo también un artículo suyo sobre Los Mujics que también puedo publicar en el próximo número con algún otro hasta completar una página.
Mil gracias por el envío de las colaboraciones de Eguren, Núnez y Bustamante y Ballivián. El hermano de este poeta también colaborará en el número con algunos recuerdos de Lima.
Espero con ansia las colaboraciones de Antenor Orrego, Martín Adán, Jorge Basadre, Luis Alberto Sánchez etc. Y también las ilustraciones de los artistas peruanos.
Cuanto a la fecha de su viaje, creo que no tiene por qué apurarse. Hágalo con tranquilidad a mediados de mayo. Quédese una semana o más en Chile, según sus conveniencias y llegue a Buenos Aires el 2 de junio. Para entonces todo estará arreglado aquí. Lo recibiremos como se merece: con todas las luces encendidas...
Ahora estoy gestionándole unas conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras. De seguro Ud. repetirá la trayectoria de Waldo en todo. Y mejor si también los latinoamericanos de Palacios y Cía se asocian al homenaje, sin desconfianza.
El festival en su honor para hacemos de los pasajes se realizará de seguro a fines de abril. Estoy aguardando el regreso de la presidenta de los Amigos del Arte que aún veranea en su estancia. Hasta después de las Pascuas no empieza la temporada artística. Por fin se acabaron los escrutinios de las elecciones, aunque todavía el de seguro a fines de abril. Estoy aguardando el regreso de la premios municipales a la producción literaria de 1929, para entonar los ánimos y elevar el ambiente.
Y antes de que olvide: ¿cree Ud. posible con ese aplazo de su viaje hasta mediados de mayo, la impresión de su libro en la imprenta Minerva? Desgraciadamente yo sigo en malas condiciones para comprometerme a imprimirlo aquí. Me he visto en el caso de aceptar en el Colegio Internacional de Olivos dictar ocho horas semanales de clase por una paga irrisoria. Pero esto aparte conviene que aparezca un libro suyo de ensayos artísticos. La Defensa del Marxismo asustará a muchos. No hay que dejar solo a ese libro. Piénselo y si como Ud. me decía en mayo se desocupa un poco el taller de Minerva haga componer El Alma Matinal y cuide Ud. mismo de las pruebas. En Isor no se puede hacer. No creo que el libro salga mejor impreso aquí. Recibí la vez pasada un número de Amauta en papel grueso y me pareció excelente. En fin vea Ud. lo que se puede hacer. Yo mantengo mi proposición de compartir el pago de la edición siempre que los ejemplares lleguen aquí antes del 1º de junio (4 ó 5 días antes, no más) para que yo tenga tiempo de hacerlos repartir y anunciarlo en el periódico.
Quedo a la espera de sus noticias. Mientras lo saludo cordialmente y le digo: hasta luego.
[Firma de Samuel Glusberg]

Glusberg, Samuel

Carta a Bertha Molina (Ruth), 30/6/1920

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Florencia, 30 de junio 1920
Ruth:
A punto de partir de Roma, en viaje a esta ciudad de Dante y de los Médicis, recibí tu carta del 22 de mayo. Que, naturalmente, me parece que ha tardado mucho. Y que me obliga a reprochártelo. ¿Por qué te has hecho esperar tanto? ¿Es que te estás volviendo mala? ¿O es que te da pereza escribirle a un amigo que se halla tan lejos? En otros tiempos hubieras sido capaz de escribirme sin aguardar mi respuesta. Tú me observarás que siempre “a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor”.
Perdóname el reproche. Apenas trazado me arrepiento de él con toda el alma. Y me arrepentiría más aún si no tuviera la certidumbre de que tú, gentilmente, no me lo tomarás en cuenta.
Gracias por tus noticias. Casi ninguna de ellas era nueva para mí. Pero yo no te he pedido noticias de Lima por las noticias en si mismas, sino por las noticias a través de tus cartas, de tu frase, de tu comentario o de tus puntos suspensivos.
Me preguntas qué hago por acá. Y yo mismo no lo sé exactamente. ¿Se sabe, acaso, alguna vez lo que se hace? ¿Y, sobre todo, se sabe, alguna vez, cómo calificar lo que se hace? Creo que nó. Mira. Yo. en primer lugar, estudio. Y en segundo lugar . . . ¿Qué hago yo en segundo lugar? Unas veces me aburro, lo cual, me dirás tú. no es bueno Otras veces, escribo, lo cual es peor que aburrirse. Y otras veces, no hago nada lo cual es peor aún que aburrirse y que escribir. Ahora hago algo diferente. Te escribo. Y esto no es escribir ni es, mucho menos, aburrirse. Todo lo contrario.
Me place Italia. La amo por su belleza inmensa, por su belleza extraordinaria, por su belleza única. No sólo es sugestiva la Italia del paisaje, la Italia de la rivera Liguria, la Italia del golfo de Salerno. Y no sólo es sugestiva la Italia del arte, la Italia de Miguel Angel, de Leonardo y de Rafael. También es sugestiva la Italia de la pasión. Como se ama en Italia, hasta la muerte, no se ama ya en ninguna parte del mundo. ¡Qué gente más pasional! Aquí son posibles todavía Romeo y Julieta, imposibles y absurdas en otro lugar del globo. Y aquí se comete a diario la heroica tontería de morir por amor. Como tú recordarás el Dante llamó a Italia país que solo la luz y el amor ha por confines. Y tenía razón. Sus confines, aunque poco geográficos y demasiado poéticos, son verdaderos.
Actualmente, me tienes entregado en alma y cuerpo a Florencia. ¡Qué ciudad tan llena de encantos! Aún viven en ella Donatello y Miguel Angel, Benvenuto Cellini y Juan de Bolonia, Lorenzo de Médicis y la duquesa de Urbino. De Florencia pasaré a algún punto de la campiña Toscana. El verano es insoportable en Roma. Y no lo es menos en Florencia. Hay que ir al campo en esta estación proterva. Además quiero sentirme durante algún tiempo donde no se hable sino italiano, el más puro y musical italiano. Roma es muy cosmopolita. Florencia no le va en zaga. Yo hablo ya italiano, pero, por supuesto, muy macarrónicamente. Después de mi próximo “séjour” en la Toscana espero hablarlo regularmente. Deseo, de otro lado, traducir al castellano algunos notables poetas italianos contemporáneos como Papini, Palazeschi, Marinetti. Salvoni, Ada Negri.
Soy de tu misma opinión acerca de “El Tiempo”. Al abominable Abate Faría no se le puede leer sin repugnancia unas veces y sin hilaridad otras. Yo permito que artículos míos aparezcan en promiscuidad con los de este loco analfabeto por razones que sería largo explicarte. La más breve de esas razones es que pagan mis artículos. Además a mis artículos yo no les he dado nunca importancia. No son para mi sino una distracción o un entrenamiento. Aparte de un modo de ganar dinero.
El periodismo peruano, en general es de una incipiencia escandalosa. Así los diarios como las revistas carecen de selección, de mesura, de sustancia, Por una parte están detestablemente escritas. Por otra parte son de una vaciedad máxima. Esto unido a su tropicalismo, á su exageración, á su huachafería. Imitamos a la Argentina, a la rastacuera Argentina, que imita a su vez a los Estados Unidos. Y los Estados Unidos no saben siquiera imitar a Europa. Cuando se está en Europa, habituada a la prensa de París o de Roma, la lectura de los periódicos peruanos produce una impresión pésima.
No te adjunto esta vez mis versos porque como soy tan desordenado, me olvidé de traerlos de Roma. Te irán pues, proximamente. Cuando regrese a la Ciudad Eterna.
Contéstame sin tardanza. Y en cualquier hora en que no te sea desagradable hacer de cuenta que charlas conmigo, escríbeme largamente, todo lo largamente que puedas que darás un gran placer. Y háblame siempre con mucha confianza, con absoluta confianza. Créeme que sabré siempre ser merecedor de ella.
Y créeme, asi mismo, que te recuerdo con devoción y que mi pensamiento va hacia ti con más frecuencia de lo que tu probablemente supones.
Tuyo
José Carlos.
Señorita Bertha Molina

José Carlos Mariátegui La Chira

Tarjeta Postal a Bertha Molina (Ruth), 3/8/1920

Transcripción completa (se ha respetado la grafía del original):
Florencia, 3 de agosto 1920
Mañana me marcho de Florencia. De ella te escribí hace un mes contestando tu carta. De ella te escribo ahora para que tengas una segunda carta que contestarme. Así se acortarán los plazos de nuestra correspondencia. ¿Que esta no es una carta? No me digas eso que sería una tinterillada femenina. ¿Acaso las cartas deben llenar siembre muchas hojas de papel? ¿Acaso no pueden caber, como esta, en el envés de una postal. Además, mira. Haz de cuenta que esta es la última de muchas hojas que yo dejo en blanco para que tú las llenes con tu fantasia y para que te digas en ellas muchas cosas inteligentes, bellas y armoniosas que yo no sabría decirte. Porque interpretándome como me imaginas me querrás mejor que interpretándome como soy. Ensáyalo. Y créeme que bien te recuerdo.
José Carlos.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti, 25/3/1922

Roma, 25 de Marzo de 1922.
Caro Pettoruti,
Muchas gracias, otra vez, por sus informaciones que aumentan mi entusiasmo por pasar una temporada en Alemania y asociarme a Ud. en varias andanzas turísticas.
En mi anterior le hablaba del mes de mayo y no abril como el fijado en mi programa. I pienso ahora que la fecha exacta de mi partida será, más bien, el 1° de Junio. Este día podré ir a esperarlo a Venecia o a reunirme con Ud. en el lugar de Baviera donde proyecta veranear.
Hasta el mes próximo no me será posible garantizarle que ninguna eventualidad contrariará este programa. Por consiguiente no puedo pedirle con tanta anticipación que me preanote alojamiento en la pensión donde va Ud. a instalarse durante el verano. Pero como creo que, en el caso de que esta preanotación resulte indispensable tan anticipadamente, puede Ud. reservarme ya una habitación grande para dos personas. La fecha dependerá de que Ud. venga o no venga a Venecia en los primeros días de Junio. En caso de que venga Ud. la preanotación puede ser para el 5 o 6 de junio, la fecha en que calcule Ud. que nos será posible estar en Baviera. Y en caso de que no venga, puede ser para el propio 1° de junio.- I, de todas maneras, la preanotación tiene que ser condicional, esto es con cargo de confirmarla o desdecirla antes del 1° de mayo o sea un mes antes.- Me parece que el hotelero no exigirá un "engagement" a firme, más anticipado.
No he comprado marcos todavía porque he estado en espera de un dinero que aún no me ha sido pagado. Me alegro de esto. Porque resulta que el marco ha continuado bajando. Ahora sí me parece excelente negocio adquirirlo porque ha tocado un precio que creo el límite de su baja. Está a 6 liras el ciento.
De Falcón no tengo noticias desde hace más de un mes. Me escribió que vendría tal vez a Génova a la conferencia; pero no me ha confirmado posteriormente esta probabilidad, de suerte que no sé si vendrá o no.
¿Cuál es el idioma más útil en Alemania a falta de alemán? Es cierto que hay muchas dificultades para quedarse allá mucho tiempo?
Anita retorna sus saludos.
I yo le estrecho la mano con todo afecto y me repito su muy devoto amigo y S.S.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 24/12/1924

Miraflores, 24 de diciembre de 1924
Querido Vegas García:
Le envío mi artículo sobre Millerand. Para ilustrar el artículo sobre Radiguet, le mandé uno de sus libros y un retrato que apareció en el reverso de una carátula rojo-oscura de Clarté. Se lo remití con mis originales. Garland me dice que tiene otro retrato. De suerte que no nos faltará una imagen de Radiguet para mi artículo.
Si uno de mis dos artículos se queda, y no es necesario que me ocupe de ningún aspecto y ninguna figura de la vida mundial, como me parece probable, traduciré uno de los últimos cuentos “El banco bajo el viejo ciprés” que no está todavía en ninguno de sus libros. Vizcarra podría hacer un dibujo (Dos viejos que se han hecho mucho daño en la vida y que se miran con una piedad impotente y un perdón tardío sentados en el “banco bajo el viejo ciprés” de una alameda. Esta es la última escena del cuento). Otra ilustración podría ser un retrato de Pirandello. ¿Qué le parece?
Espero que sus actuales ocupaciones disminuyan para reclamar de nuevo su visita.
Y lo abrazo con cordial sentimiento
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 20/4/1925

Miraflores, 20 de abril de 1925
Querido Vegas García:
Le envío un artículo sobre Pettoruti que tiene, además, el interés de explicar, en un lenguaje muy periodístico, el sentido del arte de vanguardia. Van, como ilustraciones, un retrato de Pettoruti y algunas fotografías de las obras que ha expuesto en Buenos Aires y que más discusión han motivado. Pettoruti tiene el deseo de hacer una exposición en Lima. Una exposición suya sería un suceso que agitaría y soliviantaría un poco nuestro dormido ambiente. Nos conviene, pues, alentar el proyecto. Y me intereso, por eso, por la publicación del artículo y los gráficos (Desearía yo también que me consiguiese Ud. los grabados, y que estos no fuesen muy pequeños, para utilizarlos en un libro en que pienso reunir diversos estudios sobre tópicos de arte).
Me ocuparé esta semana de Painlevé y su ministerio. Se necesita, para este artículo, una buena foto de Painlevé y, accesoriamente, fotos de los principales ministros: Caillaux, Briand, De Monzie, Laval, etc.
El tema de la semana próxima puede ser fijado desde ahora: la elección alemana.
En espera de su visita, y con muchos votos porque su hermano se encuentre ya restablecido, lo abraza cordialmente su afmo. amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 1/9/1925

Lima, 1° de setiembre de 1925
Querido Vegas:
Esta semana escribiré sobre la escena rumana. Los personajes políticos de Rumania, cuyos retratos no le será difícil encontrar, son los hermanos Bratiano, Take Ionesku, el general Averescu.
La semana próxima escribiré sobre Pettoruti. Tengo magníficas ilustraciones y, además, puede reproducirse el boceto de retrato que me hizo en Roma. Encargue Ud. esta reproducción a uno de sus fotógrafos.
Estoy un poco mal; pero espero reponerme para cumplir pronto mis propósitos más inmediatos. En breve empezará a cajearse La Escena Contemporánea.
Lo abraza cordialmente su amigo y compañero.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 30/11/1925

Lima, 30 de noviembre de 1925
Querido Vegas García:
Me ocuparé esta semana del ministerio francés. Sacaremos del archivo por centésima vez los retratos de Briand, Loucheur, De Monzie, Painlevé, etc. Pettorutti, una vez más, se queda en la gaveta. Le dedicaremos, impajaritablemente, el próximo artículo.
Conviene anunciar ya el elenco de Minerva. Le adjunto los datos principales y le ruego combinar con ellos, en la salsa que Ud. guste, una informacioncita para el próximo número de Variedades. Tal vez se podría ilustrar esta información con una o dos vistas del almacén y talleres de Minerva.
Muy bien el anuncio. Trasmita Ud. mi agradecimiento a Patroni, con mi súplica de que lo mantenga por algunos números.
He enviado mi libro a López Albújar con Fabio Camacho que partió el sábado para Piura.
Bustamante y Ballivián lleva algunos libros y una carta memorándum.
Cordialmente lo abraza su afmo. amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Ricardo Vegas García, 7/12/1925

Lima, 7 de diciembre de 1925
Querido Vegas:
Le adjunto los fotos de los cuadros y mosaicos de Pettoruti de quien me ocuparé esta semana. Si Ud. quiere fotografía del retrato que me hizo en Frascati, me parece que hay tiempo para hacerla.
Si publica Ud. esta semana la nota sobre Minerva, le ruego poner en la lista de autores de quienes se editará libros, cuyos títulos y turnos se anunciará próximamente, a Antonio Garland que ha terminado un estudio sobre la Perricholi. Hemos hablado hace tres o cuatro días, con posterioridad a los datos que le envié, de esta edición. El estudio y la traducción de la pieza de Merimée compondrán un bonito libro.
El libro de Iberico ha sido dado hoy a la caja. Será el libro de enero. En febrero saldrá la primera traducción.
Muy afectuosamente lo saluda su amigo y compañero
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti,9/5/1927

Lima, 9 de mayo de 1927
Querido Pettoruti:
Le he dado continuamente noticias mías por medio de breves postales. Mi trabajo y mi salud no me permiten otra cosa. Pero ya le escribiré largo y tendido.
Le adjunto unas fotografías de cuadros de Sabogal. En el N° 6 de Amauta se publicaron con una carta mía. Le mandaré pronto una corta biografía. Sabogal me dice que le mandó hace meses un paquete certificado con algunas maderas suyas y que [no] sabe aún si lo recibió Ud. porque no le ha acusado recibo hasta ahora.
Como le he prometido, le mandaré también fotos de Camilo Blas que está actualmente en Arequipa. Dentro de poco vendrá a Lima. Entonces le pediré las fotografías.
Me intereso profundamente porque coloque Ud. en Crítica o Caras y Caretas, como colaborador a un escritor peruano muy amigo mío, Félix del Valle, que se halla en Madrid. Fue a España en una misión de estudio. Y de pronto se ha quedado sin renta antes de encontrarse en grado de ganar lo bastante allá. Colabora en El Sol. Y es un hinchado de talento. Seguramente él le escribirá a mi nombre.
¿Qué proyectos tiene Ud.? Por qué no se anima a visitar el Perú? El Ministro del Perú en Buenos Aires, Miguel A. Checa, podría tal vez proporcionarle, por cuenta del gobierno, los pasajes. Ud. podría visitarlo y decirle que antes de partir para Europa —adonde lleva Ud. el propósito de hacer triunfar el arte peruano dentro del americano—, desea Ud. estudiar de cerca el estilo y las ruinas incaicas.
Muy cordialmente le abraza
José Carlos Mariátegui
Las fotografías van certificadas, con el número 6 de Amauta.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Emilio Pettoruti, 10/10/1927

Lima, 10 de octubre de 1927
Caro Pettoruti:
A pesar del severo tamiz de la censura, he recibido unas líneas de recuerdo y solidaridad de Ud. y un recorte del diario en que se publicó mi carta. No sé si Ud. me habrá escrito otra vez en este lapso; pero presumo que no, porque sus líneas me advertían que esperaba Ud. antes, noticias mías. Yo no he podido dárselas por haber estado sufriendo un molesto ataque de artritismo reumático que me obligó a dejar Lima para cumplir una cura de sol, prescrita por el médico. El invierno de Lima húmedo y enervante es particularmente insoportable para un individuo como yo que está obligado a moverse en una silla de ruedas sin salir de su casa.
Le he enviado, por correo certificado, con dos ejemplares el último número de Amauta, que no sabía yo si le habría mandado antes, algunas fotografías de cuadros de Camilo Blas, nuestro muy interesante pintor. El número 3 de Amauta publicó, con algunas fotografías, una nota de Sabogal. Puede Ud. consultarla si quiere Ud. dar esas fotografías en su sección de Crítica Magazine. Camilo Blas es un discípulo de Sabogal; pero desde antes de serlo, había revelado ya personalidad y estilo, en diversos dibujos y cuadritos.
Tiene tan honda vocación de artista que desertó la carrera de abogado cuando llevaba ya concluidos sus estudios. Camilo Blas es un seudónimo. Nuestro hombre se apellida Sánchez Urteaga. Es un formidable intérprete de la sierra criolla. Su rasgo esencial es su humorismo, que como todo humorismo auténtico y profundo no está desprovisto de fondo lírico. Recuerda, no ciertamente por su estilo, sino por su temperamento, a los alegres maestros holandeses que pintaban kermesses y cantinas. Si no entran en su sección de Crítica, trasfiéralas Ud. a La Gaceta del Sábado cuyos directores me escribieron pidiéndome colaboración y que les designase un corresponsal en Lima. Yo les mandé algunas noticias y les indiqué al poeta Armando Bazán; pero, con mejor acuerdo, las autoridades remitieron a éste a la Isla de San Lorenzo, de donde acaba de salir. Solo he recibido dos números de La Gaceta y, como nadie ha visto en Lima ningún otro, sospecho que su publicación se haya interrumpido, a pesar de parecer organizada sobre sólidas bases económicas.
Voy a hacer una tentativa para reanudar la publicación de Amauta en Lima. Si fracasara, me dedicaré a preparar mi viaje a Buenos Aires, porque me resultará de todo punto intolerable permanecer aquí sofocado espiritual y materialmente. En Buenos Aires reorganizaría la revista que tiene adquirida extensa circulación continental, a pesar de no haber aparecido sino 9 números y de haberme sido difícil estabilizarla económicamente.
Escríbame con esa dirección: Ana María Chiappe, Washington izquierda 544. Comunique esta dirección a Hidalgo, a quien envié también certificados los últimos números de Amauta y a quien no he acusado hasta ahora recibo de su último libro por los incidentes, sobre el quebranto de mi salud, que me han impedido ocuparme de mi correspondencia.
Infórmeme respecto a sus planes y sobre la posibilidad de que aún lo encuentre en Buenos Aires si decido mi viaje para enero o febrero. Estoy sometido a un tratamiento que me habilitará para lograr cierta movilidad; y espero que no me estorbe ningún nuevo amago reumático.
El poeta Bazán le manda muchos saludos. Ya sabe Ud. que casi todos mis compañeros de Amauta lo conocen y estiman. Y yo lo abrazo muy cordialmente.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Waldo Frank, 10/12/1928

Lima, 10 de diciembre de 1928
Washington izquierda 544-970
Señor Waldo Frank
New York
Muy admirado y querido compañero:
Hace tiempo que aplazo la satisfacción de escribirle. Vivo acaparado por un trabajo absorbente entregado a una tarea de responsabilidad múltiple. No tengo casi tiempo que dedicar a la amistad, a la correspondencia. Tengo, en fin, el problema del desequilibrio entre mi trabajo y mi salud. Hoy, la partida a New York del pintor argentino, José Malanca, que pondrá en sus manos esta carta, es la más grata invitación a escribirle.
Porque he exagerado. Mis labores me imponen límites en la correspondencia, pero no en la amistad. Pocos amigos tiene Ud. probablemente en Sudamérica, tan amorosamente atentos a su voz, a su obra, como yo aunque mucho de lo que Ud. escriba me escape. En cada página suya, que llega a mis manos, siento Íntegra su presencia, en encuentro siempre alguna nota entrañablemente suya.
Recibí su magnífica "España Virgen­" primera impresión de esta lectura consta en una breve nota, que publiqué aquí en una revista en que colaboro semanalmente. Envié el recorte a nuestro amigo Samuel Glus­berg de Buenos Aires, con el encargo de que lo hiciera llegar.
Le he enviado últimamente mis "7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana", con números de "Amauta". Es un documento honrado y leal sobre esta parte de América. Nada más. Pero quizá disponga Ud. de un rato para pasar la vista por sus páginas.
Conforme a su deseo, cesó de aparecer en Amauta toda traducción de su "Re-disco­very of America". Le quiero asegurar que nuestro propósito no era otro que publicar tres o cuatro fragmentos.
Malanca es un mensajero de esa Indo­ América que Ud. quiere conocer. En sus cuadros se lleva quizá el más hermoso paisaje de esta parte del continente. Y en él apreciará Ud. al mismo tiempo que al artis­ta, al hombre, todo pureza, bondad, clari­dad, impulso. Tiene absolutamente la simpa­tía de cuantos trabajamos en AMAUTA. Ud. juzgará su obra.
Lo tengo constantemente en mi recuerdo. Algunas notas de mi libro se lo probarán.
Malanca le dirá lo demás. Yo le estrecho la mano con el más devoto afecto de amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 11/6/1929

Lima, 11 de junio de 1929
Querido Malanca:
Esta es la primera carta que le escribo y tiene Ud. que perdonarme considerando el trabajo que pesa sobre mi flaca salud. Después de su partida estuve sufriendo un amago reumático muy molesto. Me curó la diatermia y me repuse luego pasando la tarde en La Herradura, tratamiento magnífico que me restableció y fortaleció como ninguno, pero que reducía mi jornada de trabajo a las cortas horas de la mañana.
He recibido sus gratas cartas, reconociendo en cada línea, en cada palabra al nobilísimo amigo, al excelente camarada que es Ud.—Gracias por todo, particularmente por su recuerdo vigilante y fraternal.— Las fotografías nos han parecido a todos muy "riuscite". Mis dos retratos son inmejorables. La cabeza le ha gustado mucho a Sabogal y a todos los amigos que la han visto. Mi madre encuentra superior aún la instantánea de la silla.
Trabajamos con la misma fe y la misma voluntad que antes y con mucha más disciplina y coordinación. Amauta vive y Labor, momentáneamente suspendido, reaparecerá pronto. Estamos reorganizando su economía.— Escriba Ud. siempre a los muchachos de Puno, Cuzco y La Paz, para que no les falte, con la ausencia, su tónica y estimulante palabra, toda sinceridad y espíritu.
Tengo siempre noticias de Waldo Frank, quien me habla de su encuentro con Ud., que le ha sido muy grato. No tengo, en cambio, noticia de Anita Brenner. ¿Se entrevistó Ud. con Earle K. James, del New York Times?
No sé aún si ha entrado Ud. en contacto con los camaradas peruanos de México. Le adjunto una carta para uno de ellos, Esteban Pavletich, que me escribió no hace mucho de Mérida y cuya dirección exacta, si no se encuentra de nuevo en la capital, puede Ud. obtener escribiéndole al apartado 1524, México D.F.
La labor que Ud. puede realizar cerca de los compañeros de México, en el sentido de coordinarlos, y de explicar a los que incurrieron en ella, la necesidad de superar y rectificar la desviación ‘nacionalista’ que ha liquidado teórica y prácticamente al Apra. Le seguiré escribiéndole e informándole, seguro de que Ud. hará uso correcto de estos informes, reservándolos a los interesados.
Con afectuosos saludos de todos los compañeros, y muy especiales de los míos, lo abraza su amigo y compañero devotísimo
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 2/7/1929

Querido amigo Malanca:
Hace dos semanas le he escrito, contestando sus cartas y adjuntándole una para E. Pavletich. Amauta le ha sido expedida puntualmente a México D.F. Sus noticias nos son muy gratas e interesantes: tienen ante todo, el mérito de ser perfectamente sinceras. Y quienes conocemos y apreciamos al hombre, podemos estimar exactamente el valor de esta sinceridad.
Me explico que en México se conozca deficientemente el movimiento social e intelectual de Sud-América. Me ha parecido siempre que a la revolución mexicana le ha faltado conciencia de acontecimiento continental, lo que delataría precisamente su incurable fondo pequeño-burgués. La ley de ciudadanía continental y otros gestos, no han bastado, no bastan como expresión de solidaridad con los pueblos latino-americanos. —Los revolucionarios de Hispano-América nos hemos interesado siempre por la revolución mexicana mil veces más de lo que ésta se ha interesado por nosotros.—Los que ahora representan verdaderamente la revolución mexicana, tienen el deber de rectificar estas limitaciones del nacionalismo de México. A Montevideo han ido últimamente Siqueiros y otros representantes de la nueva central sindical mexicana. Sé por los delegados de varios países latino-americanos que han hecho ahí excelente impresión.
A propósito de Montevideo. Me escribe de allá Giselda Welker (ex-Giselda Zani) que Blanca Luz Brum ha salido para México. No me había anunciado este viaje, sino más bien uno a Europa. Y yo le he escrito últimamente a Montevideo, a la dirección de Margarita Gutiérrez. —Trate de buscarla tan luego como llegue. Es una excelente amiga mía y una encendida revolucionaria. Tiene esa llama de entusiasmo, ese culto de la sinceridad que he encontrado sólo en América en argentinos y uruguayos del tipo de Ud. y de ella. Americanos con juventud, excesivos, apasionados, infantiles a veces, pero dotados de un gran poder de creación por todo esto. En este lado de América, somos bastante encogidos, herméticos. Se lee en nosotros la herencia de una España trágica, inquisitorial y enlutada, mezclada a la melancolía quechua. Somos también un poco asiáticos. Yo no he sentido nunca esto tan claramente como cuando he estado en Europa y he confrontado mi desgano y mi reserva con la alegría pagana del latino, con la ingenuidad romántica del germano. Creo que más de una vez hemos hablado de esto y que hemos estado de acuerdo.—Pero volvamos a Blanca Luz. Que sea tan amiga de Ud. como lo es mía. Que reclame a Montevideo las noticias que allá le he dirigido.
Su misión en México, en cuanto respecta a Amauta debe ser la de vincularla con los grupos artísticos e intelectuales revolucionarios de ese país. Pocas revistas de Hispano-América han seguido con tanta atención el movimiento revolucionario mexicano. Es necesario que esto se sepa allá.— La administración ha aceptado la propuesta del librero J. López Méndez para la exclusiva de la venta de librería de Amauta y sus ediciones en México. Visite Ud. a López Méndez e infórmenos si está en aptitud de realizar su programa de difusión de Amauta.
Trabajamos con más orden y unidad que en meses pasados. Lo tendremos al corriente de nuestros avances en la labor de unificación y disciplinamiento de los grupos de la república. Que a los de Cuzco, Puno y La Paz no le deje de llegar su recuerdo estimulante.
Todos lo recuerdan en mi casa con la simpatía y amistad que Ud. merece. Y yo le envío mi cordial abrazo de amigo y compañero devotísimo.
José Carlos Mariátegui
P.D.—Le ruego avisarme si le llegan mis cartas, indicándome las fechas. Le adjunto una carta para el compañero Carlos Manuel Cox. No sé si lo conocerá Ud. ya, siendo como es México una urbe. Pero en caso de no conocerlo, no le será difícil dar con él. Es un muchacho peruano inteligente y simpático que hará buenas migas con Ud. El trato tónico de un camarada como Ud. le será además, grato y útil.—Su dirección postal en México D.F. es: Apartado 1524. En Crisol le será fácil también averiguar su dirección. Gracias. V.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 10/7/1929

Lima, 10 de julio de 1929
Querido amigo y compañero Malanca:
Hace exactamente ocho días le dirigí la carta, cuya copia le adjunto, en previsión de las fallas postales. Le acompañé una carta para Carlos Manuel Cox, cuya dirección postal es Apartado 1524, México D.F., pero a quien espero haya Ud. tenido ya oportunidad de conocer personalmente.
No he recibido, después de las que ya he contestado, nuevas de Ud. Lo supongo pintando quizá fuera de la ciudad el más característico paisaje mexicano. Y, en este caso, temo que nuestra correspondencia se resienta de interrupciones.
Le adjunto copia de unos puntos de vista polémicos, que le ruego hacer llegar, una vez que los haya leído, a Pavletich o Cox (Para Pavletich le envié una carta con mi penúltima. Estaba en Mérida, si no me equívoco; pero supongo que haya regresado ya a México. En todo caso, Cox sabrá dónde se encuentra).
Mándeme apuntes de paisajes o tipos mexicanos para Amauta en cuanto disponga de un poco de tiempo. Yo guardaré cuidadosamente sus originales.
Salude a Marof, Tejera y demás amigos. ¿Conoce Ud. a Hurwitz? Si lo encuentra, salúdelo a mi nombre.
Cuénteme cosas de allá.
Hasta pronto. Un fraterno abrazo de su devotísimo camarada.
José Carlos.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a José Malanca, 9/10/1929

Lima, 9 de octubre de 1929
Querido y recordado Malanca:
Sólo dos líneas para contestar su última que me encuentra en un período de trabajo extraordinario, por la revisión de los originales de los libros que tengo comprometidos con editoriales de Buenos Aires y Madrid.— De Carlos Manuel no he recibido ninguna noticia, a pesar de la impresión de Ud. de que su actitud era de rectificación.De Blanca Luz he tenido una carta, a la que ya he contestado. No sé si habrá Ud. encontrado ya en México a esta buena y grande amiga.— De Pavletich he recibido las cartas que le contesto en la que, en copia, le adjunto, para que la haga Ud. llegar a sus manos en previsión de cualquier posible pérdida postal.
Espero noticias sobre su itinerario. ¿Pasará Ud. a Centro América?
Las cartas de los amigos de Puno y del Cusco, traen siempre un recuerdo suyo. No deje de escribir y alentar a esos muchachos.
Nos han suprimido Labor. Las organizaciones obreras están acordando memoriales de adhesión a nuestra demanda para que se nos permita continuar su publicación. Pero, con motivo de ciertas o supuestas conspiraciones en el ejército, extrañas en todo caso al movimiento sindical, todo papel suscita alarmas y sospechas. Se ha notificado a la imprenta para que no se publique nada mío ni de los obreros. No sé aún si esta notificación concierne en alguna forma a Amauta, cuyo número 26 está listo, a toda costa, como la vez pasada. Si la clausuran, saldré del país. Preferible será esto a resignarme a que ahoguen mi voz en silencio. Sin Amauta, sin Labor, sin una tribuna, no sabré resistir a la necesidad desesperada de respirar la atmósfera de un país libre.
Pero mientras esté aquí, no cejaré. Ud sabe que mi lema es ese: non mollare.
Escríbame a la dirección usada o, mejor, a la que conoce Pavletich o a la que tiene Tristán Marof.
Recuerdos de todos los míos. Un abrazo de los compañeros y el más cordialísimo y fraterno de su amigo y camarada que le augura grandes triunfos artísticos.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 9/2/1930

Lima, 9 de febrero de 1930
Muy querido amigo Glusberg:
Contesto sólo hoy sus cartas de 10 y 28 de diciembre que recibí casi juntas, porque no he dispuesto en estos días ni de un minuto para mi correspondencia, a consecuencia de una cura de playa en la Herradura que me quita toda la tarde y anticipa mi hora de sueño, no dejándome sino el tiempo indispensable para mis más urgentes trabajos cotidianos. Quería, además, tener algo definitivo que decirle respecto a mi viaje a Buenos Aires, y en estos días me era difícil avanzar en la organización de este viaje, totalmente decidido, pero cuyo plazo preparatorio depende del arreglo de algunas cuestiones, como la continuación de Amauta en Lima por el tiempo que esto sea posible, etc.
Gracias, antes de seguir adelante, por las palabras generosísimas del No. de La Vida Literaria que transcribe mi esquema de explicación de Chaplin (A propósito, quiero decirle que del No. anterior, el que publica mis notas sobre libros rusos, no vino sino el ejemplar de canje. Si Ud. envió un paquete de 10 ejemplares, como de costumbre, naufragó en el correo peruano). Gracias también por todas sus noticias y gestiones respecto a mi viaje a Buenos Aires.
Tengo el propósito, le repito, de realizar de toda suerte este proyecto. Creo que en abril próximo estaré en aptitud de partir. Puedo contar con 300 soles de colaboraciones que conservaría; pero que en parte están expuestas a fallas. Se ha llegado, estando yo en Lima, a insinuar a las revistas en que colaboro la supresión de mi colaboración. Cierto que el hombre del régimen a quien se le ocurrió esta mezquina represalia, Rada y Gamio, parece próximo a dejar el Ministerio de Relaciones Exteriores, desde donde ejercitaba su influencia. Pero no faltan los Rada. Y no me asombraría que, a poco de mi salida, me fallasen algunas colaboraciones del Perú, en proporción que podría afectar gravemente la suma mensual prevista.
Escribiré a Frank, de quien he recibido una carta muy cariñosa, que me alienta al viaje a Buenos Aires, sobre la colaboración en The New Republic. The Nation ha publicado ya un trabajo mío y me ha escrito invitándome a formar parte de su cuerpo de colaboradores hispano-americanos. Pero no he tenido ninguna nueva carta acerca de la frecuencia y carácter de esta colaboración.
No tengo hábito de conferencista. A mi regreso de Europa, di cerca de veinte conferencias, en la Federación de Estudiantes y la Universidad Popular, sobre la crisis de Occidente. Conversaciones sencillas, cuyo éxito no puedo apreciar sino por este hecho: que el auditorio me fue fiel. Conservé mi público hasta el fin. Abomino la oratoria; pero puedo ofrecer, aun sin hábito, las conferencias que haga falta dar. No me desempeñaría tan mal.
Le agradezco la inclusión de mi nombre, entre los del consejo de orientación de la gran revista en proyecto. El título tal vez presente el inconveniente del recuerdo de la Nuestra América de Stefanini o qué sé yo. Pero esto es adjetivo. Tal vez César Falcón podría ocupar el sitio reservado con interrogante a Blanco Fombona. Y otro tal vez: ¿no convendría incluir a dos pintores representativos del nuevo arte americano: ¿Diego Rivera y José Sabogal, por ejemplo? Frank puede darle opinión sobre nuestro José Sabogal y nuestra Julia Codesido.
Le seguiré escribiendo en breve.
Hasta entonces me despido de Ud. con mi más afectuoso abrazo, augurándole un año mejor que el pasado.
José Carlos Mariátegui

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 11/3/1930

Lima, 11 de marzo de 1930
Querido Samuel Glusberg:
Poco tengo que agregar a lo que digo en mi carta última, que en copia le adjunto para asegurar la regularidad de nuestra correspondencia, particularmente importante en este período de organización de mi viaje.
He escrito, por vía aérea, a Madrid, preguntando si puede imprimirse ahí, por Historia Nueva, en el menor plazo, mi Defensa del Marxismo, que contribuiría a hacerme conocer en Buenos Aires, con un trabajo que estimo exento de todo pedantismo doctrinal y de toda preocupación de ortodoxia.
Le he hablado ya de César Falcón, director de Historia Nueva, gran espíritu, aguda inteligencia, antiguo camarada mío.— Escríbale pidiéndole una colaboración para el número peruano de L.V.L.— La nueva dirección de “H.N.” y de la “C.E.P.” es: Marqués de Cubas 9, Apartado 149.—Me parece que Falcón estaría bien en el comité de orientación de la revista que Victoria Ocampo y Ud. preparan. Falcón podría vincular en Madrid la revista, mejor que ningún escritor, Blanco Fombona inclusive. A éste le ha dado ahora por cortejar, como candidato al premio Nobel, a los gobiernos hispano-americanos. No he leído su último libro sobre el modernismo, pero uno que recibí de él, anteriormente, Tragedias Grotescas, me parece pésimo, detestable, indigno hasta de un principiante.
Tengo ya comprometida para el No. de L.V.L. colaboración especial de Eguren, López Albújar, Bustamante y Ballivián y otros. Se la mandaré muy pronto. Haré que de Santiago le envíen directamente algo Magda Portal y Blanca del Prado, actualmente en Chile.— Le enviaré también fotos de cuadros de Sabogal, Camilo Blas y Julia Codesido.
Le escribiré apenas tenga algo que comunicarle.
Hasta entonces, mi mejor abrazo.
José Carlos

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta a Samuel Glusberg, 25/3/1930

Lima, 25 de marzo de 1930
Muy estimado amigo:
Debe Ud. haber recibido ya mi respuesta a su carta aérea. Contesto hoy su última del 7, con la cual recibo la que Ud. obtuvo de Historia Nueva. No la suscribe la administración, sino uno de los escritores de H.N. Félix del Valle, de La Libertad de Madrid, muy amigo mío también. Corresponde al período en que César Falcón se trasladaba de Londres a Madrid, o se instalaba definitivamente en esta ciudad, para organizar bajo su dirección inmediata los servicios y trabajos de H.N. No le guarde Ud. pues ningún enojo. Le escribirá apenas yo lo entere de lo ocurrido y se vincularán cordialmente L.V.L. e H.N..
Empiezo a enviarle el material para el número peruano de L.V.L. Si Ud. quiere lo ilustrarán también los artistas peruanos. Le mandaré, en todo caso, algunas colaboraciones artísticas. —Van hoy una prosa de Eguren, unos poemas de Enrique Bustamante y Ballivián y una prosa de Estuardo M. Núñez, este último de la novísima generación, la de Martín Adán, revelada por Amauta y ahora incorporada en todas las revistas de aquí, sin exceptuar al viejo Mercurio Peruano.
Sin ningún contratiempo de última hora, espero partir a principios de mayo. Es posible que me detenga algunos días en Santiago, si puedo dar ahí alguna conferencia y arreglar alguna colaboración. Pero puedo apresurar un poco mis preparativos, si Ud. me lo indica.
Luis Alberto Sánchez, que sale mañana para Santiago, invitado por la Universidad para ofrecer algunas conferencias sobre literatura peruana y americana, le enviará un capítulo de su biografía novelada de González Prada, próxima a aparecer en libro. También le mandará otros originales, compilados para 1930, o se asociará a la instancia de Ud. a sus editores para que le envíen las pruebas. Ud. a su vez puede enviar a éstos, pruebas del material especialmente obtenido por mí para L.V.L.
Si reproduce Ud. “Arte, Revolución y Decadencia”, suprima el párrafo pertinente al poema de Hidalgo, porque éste encontrando probablemente que yo estaba en lo cierto quitó de su “Ubicación de Lenin” los versos criticados. Con esta corrección aparecen en su libro Descripción del Cielo. Pero como yo también he corregido y aumentado este ensayo, publique mejor otra cosa mía. Debe Ud. tener una nota sobre la vida de Chopin por Guy de Portales que le envié con otras publicadas en sucesivos números de L.V.L. Me interesa porque no tengo otra copia de ese artículo, en el que enuncio una teoría del amor clásico y romántico, insinuada también en mi crónica-relato. Espero alcanzar a expedirle por este mismo correo otros originales que hago copiar en este momento.
Le enviaré un apunte de Eguren y la foto del óleo de Julia Codesido.
Muy reconocido a su solicitud vigilante y generosa.
He recibido con el último libro de Capdevila, una carta muy cordial y honrosa.
Lo abraza afectuosamente su amigo y compañero
[Firma de José Carlos Mariátegui]

José Carlos Mariátegui La Chira

Fortunato Depero, el artista dinámico por excelencia [Recorte de prensa]

Recorte de periódico bajo el epígrafe "Fortunato Depero, el artista dinámico por excelencia. Es un hombre que desparrama proyectos por todas partes, proyectos ricos de fantasía, raros, rarísimos, nuevos y todos factibles" escrito por el Emilio Pettoruti y que se publicó en Crítica el 14 de marzo de 1927.

Pettoruti, Emilio

La enseñanza artística

La enseñanza artística

El programa de enseñanza -y, más que el programa, que es teoría, la práctica de la enseñanza- no concede en el Perú sino un exiguo sitio a la educación artística. Hasta hoy no se ha dado, -en el sentido de organizarla o más bien, de instituirla,- ni siquiera el paso elemental de encargar esta enseñanza a maestros calificados. La enseñanza de dibujo en los colegios y escuelas nacionales está, todavía, en manos de “aficionados”. El más mediocre y ramplón de los diletantismos domina en este aspecto de la instrucción pública.
Esta deficiencia se explicaba, plenamente, en la época en que no existía una Escuela de Bellas Artes, apta al menos para abastecer a los colegios y escuelas de maestros idóneos, con título y capacidad para la enseñanza artística. Pero desde que esta Escuela se encuentra en grado de proveer a la Instrucción Pública de un número, apreciable ya, de maestros, ha desaparecido todo motivo para prorrogar el dominio del diletantismo en el aprendizaje de dibujo y, en general, de nociones de arte en las escuelas y colegios. Es ya tiempo, mejor dicho, de establecer la enseñanza artística. Porque hasta ahora no existe.

El personal disponible para este objeto no es, numeroso. Pero es ya suficiente para el experimento en que debe elaborarse un programa de enseñanza artística. Un gran progreso sería ya un reglamento que impusiera la preferencia de los diplomados de la Escuela de Bellas Artes en la enseñanza de dibujo, historia del arte, etc., en los colegios y escuelas. Los profesionales no bastarían, por lo pronto, para desalojar totalmente a los “aficionados” o diletantes. Más lo mismo acontece en todos los ramos de la instrucción pública. Como el Ministro de Instrucción lo ha declarado recientemente en el Congreso, el problema de la enseñanza se presenta, ante todo, como un problema de maestros. La ley quiere que la enseñanza esté a cargo de normalistas; pero el porcentaje de estos en el personal de preceptores del Estado es todavía muy reducido.

La Escuela de Bellas Artes debe tener una función en la educación pública. El Perú no puede permitirse el lujo de una academia sin aplicación práctica. No basta, como rendimiento de la Escuela, una cosecha anual de cuadros y diplomas que, en la historia artística del Perú, se reducirá naturalmente a una que otra verdadera vocación de artistas oportunamente auxiliada y disciplinada.
El establecimiento de la enseñanza artística resolverá, por otra parte, un problema que está destinado, si oportunamente no se le considera y soluciona, a anular en gran parte la eficacia de la Escuela de Bellas Artes. Los alumnos pobres de esta Escuela, cuando salen de ella, hacen el triste descubrimiento de que su aprendizaje de dibujo y pintura o escultura no les sirve para ganarse inmediatamente la vida.

El Perú no está aún en condiciones de dar trabajo a sus artistas, no tanto porque es un país pobre cuanto porque la educación artística de su clase “ilustrada” o dirigente ha adelantado muy poco, a pesar de la aparente europeización de gentes y costumbres. De la civilización occidental, esta clase ilustrada aprecia bastante el automóvil, el cemento, el asfalto, el ornamento, pero estima aún muy poco el arte. Los artistas se encuentran aquí bloqueados por el ambiente, el cual les exige, por lo menos, el sacrificio de su personalidad.

Dentro de esta situación, proporcionar a los diplomados de la Escuela de Bellas Artes un medio honrado de subsistencia, como artistas, significaría facilitar a los más aptos, la realización de su personalidad, lejos de todo humillante tráfico. La instrucción pública se beneficiaría con la labor de maestros idóneos. Y la utilidad de la Escuela de Bellas Artes se multiplicaría, pues ese instituto no se limitaría ya a la misión de cultivar unos pocos temperamentos artísticos, abandonados luego a su propia suerte en un medio indiferente e impropicio.

El ejemplo de México puede enseñarnos mucho en este como en todos los aspectos de la organización de la enseñanza. En la escuela primaria se señalan en México los casos de vocación artística. Se han hecho exposiciones de trabajos de alumnos de las escuelas primarias positivamente interesantes, que demuestran el acierto con que se atiende en ese país, que en tantas cosas puede servirnos de modelo, a la educación artística de los niños.

Seguramente, entre los niños peruanos no es menos frecuente la aptitud artística. La raza indígena, poco dotada, al parecer, para la actividad teorética, se presenta en cambio sobresalientemente dotada para la creación artística. Lo que mejor conserva el indio, hasta ahora, enraizado en sus costumbres, es su sentimiento artístico, expresado en varios modos. Verbigratia, por la asociación de la música y la danza a su trabajo agrario.

No me refiero, esta vez, sino a la enseñanza elemental de las artes plásticas. Pero los mismos conceptos son, en línea teórica, aplicables a la enseñanza de la música en los colegios. También de este terreno urge extirpar el diletantismo de los “aficionados”. Los rendimientos de la Academia Nacional de Música son, es cierto, muy pobres, no obstante los años que tiene de establecida. Pero se suman a ellos los de uno o dos conservatorios particulares.

La reforma que a este respecto parece urgente realizar, es la de sustraer la Academia Nacional de Música a la tutela de una sedicente sociedad musical, sin ninguna aptitud técnica para dirigirla y orientarla con eficiencia.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Invitación para Sturm-Ball

Invitación al "Einladung zum Sturm=Ball (Ball der expresionnisten)" para José Carlos Mariátegui con fecha del 3 de febrero de 1923.

Festausschuss des Sturm-Balls

Valores de la cultura italiana moderna. La cultura italiana

Valores de la cultura italiana moderna. La cultura italiana

No me siento totalmente desprovisto de título o, por lo menos, de pretexto para excitar a nuestros estudiosos y estudiantes a dirigir la mirada a la cultura italiana. En el Perú, como en toda la América española, se habla con frecuencia de nuestra latinidad. Ya he dicho, en más de un artículo, lo que pienso de esa latinidad postiza. No es esta una ocasión para insistir sobre el tema. Quiero únicamente remarcar que el latinismo de uso corriente en la retórica criolla no nos ha servido siquiera para reconocer en la cultura italiana una cultura netamente latina y, por lo tanto, una cultura de nuestra supuesta estirpe.
Entre nosotros, el libro italiano ha tenido muy escasa, casi ninguna difusión. Me parece que las excepciones evidentes, a este respecto, son rarísimas. La más notoria y la más importante, en nuestro tiempo, -o mejor dicho en el suyo- es la del Doctor Deustua, quien, como profesor de la Universidad y como Director de la Biblioteca Nacional, se muestra en contacto con el pensamiento italiano.
A D'Annunzio lo hemos conocido y admirado en las mediocres, cuando no pésimas, traducciones españolas. Lo mismo está ocurriendo con Pirandello y Papini. D'Annunzio ha influido en un instante de nuestra literatura. Como alguna vez lo he dicho, considero el período "colónida" como un período de un cierto d'anunzianismo. Pero este d'anunzianismo -espiritual y no formal- no fué aprendido por los literatos "colónidas" en su trato con los libros de D'Annunzio. Los pobres no conocían en la mayoría de los casos sino las versiones baratas de Maucci. El d'anunnzianismo tuvo un vehículo vivo. Lo trajo de Italia en su alma snobista, original y espiritual, Abraham Valdelomar. Valdelomar podía haber sido declarado en su época, por la dirección de salubridad, un "portador de gérmenes". Y D'Anunnzio nos llegó, en Valdelomar, con mucho retardo. Como fenómeno literario, aunque no como fenómeno espiritual, D'Anunnzio estaba en decadencia, desde hacía muchos años, en el mundo intelectual italiano. Era justamente la época en que en la literatura de Italia, se abrían paso los más ardientes anti-d'anunnzianos.
Los literatos, los estudiosos peruanos, cuando han salvado los confines del idioma, han buscado el libro francés y han adoptado, a veces, su espíritu y sus ideas. La metrópoli de la inteligencia hispano-americana, en general, ha sido España o Francia. Y a Francia, sin duda, le debe mucho la literatura del continente. El galicismo nos ha libertado, eficazmente, de algunos defectos y de algunos excesos de la espesa y sonora retórica española. Los escritores ibero-americanos, gracias en parte al galicismo, escriben una prosa menos engolada, más sencilla, que la mayoría de los escritores peninsulares.
Pero el descubrimiento de Francia nos ha hecho olvidar demasiado que existe para nosotros otra cultura próxima y asequible: la cultura italiana. Francia nos ha impuesto sus propias fronteras después de inducirnos a escapar de las pesadas fronteras españolas. Y el yugo francés, desde el punto de vista de los gustos exclusivos a que obligan, resulta peor que el yugo hispano. El pensamiento francés es vanidosamente nacionalista. Y, más que todo, la literatura francesa está organizada de manera de convencer a su público que, si no es la única, es en todo caso la primera.
La vida intelectual italiana -aunque los literatos de Italia sean en su estilo y en su tema menos internacionales, menos cosmopolitas que los literarios de París- se presenta mucho más abierta a las corrientes y a las tendencias europeas, la filosofía alemana, como es notorio, ha encontrado en Italia no sólo traductores y propagadores sino también -v.g. Benedetto Croce- verdaderos e interesantes continuadores. En Italia, se traduce mucho, esmerada y directamente del ruso, del noruego, etc. Las más exóticas y lejanas culturas tienen en Italia estudiosos y traductores. (Me ha sido dado a conocer en Roma a un erudito americanista que sabía quechua: el difunto Conde Perrone di San Martino, autor del libro sobre el Perú, magníficamente editado en italiano por Alfieri Lacroix).
En pro del estudio de las culturas italianas, abogan, además de las razones de orden intelectual, algunas razones de orden práctico. La primera de todas es, naturalmente, la razón de la afinidad de los idiomas español e italiano. El dominio del italiano, si no es tan fácil como lo imaginan superficialmente casi todos, es siempre mucho más fácil que el dominio de cualquier idioma latino. Y leer italiano -por el motivo que señalo en líneas anteriores- consiste al mismo tiempo que penetrar en una cultura original y sustanciosa como la italiana, en acercarse a otras literaturas, más pronta y concienzudamente vertidas al italiano que al español. El estudio del italiano, sobre todo cuando complementa al del francés, constituye por una parte un excelente ejercicio filológico. Otra razón no insignificante, a favor del italiano, me parece la de que el libro italiano es más barato que el libro español y que el mismo libro francés, mientras que el alemán y el inglés alcanzan precios prohibitivos para el lector no favorecido por el recurso del cambio.
Un mayor interesamiento por la cultura italiana no sería de otro lado un gesto exclusivamente nuestro. Las comunicaciones entre la inteligencia hispánica y la inteligencia italiana tienden a aumentar. Unamuno es apreciado en Italia casi tanto como Pirandello en España e Hispano-américa. La inteligencia española desde hace algún tiempo quiere sentirse y mostrarse más europea que antes. El título y el espíritu de la "Revista de Occidente" no son un capricho de Ortega y Gasset: son más bien el síntoma de un estado de los intelectuales de España. En la "Revista de Occidente" han aparecido comentarios inteligentes de Juan Chabás sobre autores y libros italianos. Y en las revistas de Hispano-América no faltan notas análogas. He leído recientemente en una revista, un penetrante estudio de Samuel Ramos sobre Benedetto Croce; y en otra revista, estudios sobre Soficci, sobre Carrá, sobre Pea, etc.
Un libro de Giuseppe Prezzolini, arribado a mi mano con un poco de retardo -desde que dejé Europa mi contacto con las ideas y los libros de Italia se ha debilitado enormemente- representa una amable guía para los estudiosos que se internen por los caminos actuales de la cultura italiana. "La cultura italiana" se titula, precisamente, este libro de Prezzolini. (Edición de "La Voce" de Florencia).
En la intelectualidad italiana tan dividida, tan escindida por la lucha política, Prezzolini es el escritor que con mayor éxito podía intentar una explicación de los diversos movimientos, escuelas y manifestaciones del pensamiento y de la literatura de su patria. Prezzolini procede de un grupo que encarnó y resumió un periodo de pensamiento y esa literatura. Fué el animador máximo de "La Voce", revista florentina que reunió en sus páginas las firmas de los escritores y artistas de diverso temperamento, pero movidos todos por parecido empeño de suscitar un renacimiento artístico y filosófico. En "La Voce" escribieron Croce y Papini, Gentile y Salvemini, Amendola y Murri. Pero como movimiento renovador, el de "La Voce" es un movimiento liquidado hace mucho tiempo. Cada escritor del grupo disperso ha buscado y seguido su propio camino. Papini, después de romper lanzas contra todos los dogmas, se ha convertido al catolicismo. Soffici, ex futurista marca espiritual e intelectualmente un "ritorno all'antico". Croce, ministro de Giolitti en 1921, ha aguardado la hora undécima del liberalismo para inscribirse en el desvaído partido liberal. El propio Prezzolini de ahora está muy distanciado del Prezzolini de "La Voce". El tiempo, la madurez, el desencanto, lo han domesticado. Lo han vuelto relativista, tolerante, ecuánime. Es, justamente, a causa de este cambio, que Prezzolini resulta particularmente apto para revisar y explicar, con cierta objetividad, a sus contemporáneos. En otro tiempo, su actitud habría sido demasiado combativa, demasiado apasionada para consentirle discurrir tan pacífica y ponderadamente por todos los sectores y todos los planos de la inteligencia italiana. Ahora su gesto y su posición son muy distintos. Prezzolini considera las ideas, los hombres y los hechos con un ánimo optimista e indulgente. Se siente en su libro un esfuerzo dulcemente escéptico por suponerse en el mejor de los mundos posibles. A rato saca las uñas con vivacidad; pero en seguida las guarda con una sonrisa fatigada que parece decir: a quoi bon?
Mas de este eclecticismo, un poco irónico, que no degenera en superficialidad, se beneficia que averigüe los senderos de la cultura italiana. Un crítico de parte, le daría del pensamiento de la Italia contemporánea una versión más profunda; pero menos detallada e informativa y, bibliográficamente, menos completa.
Prezzolini no llega a ser el cicerone agnóstico. Sus filias y sus fobias se han temperado, se han atenuado; pero no se han borrado del todo. (Lo que a mí no me parece mal desde el punto de vista de la personalidad del escritor, aunque me parezca inconveniente, en este caso, para el interés egoísta de los lectores a quienes su libros sirva de introducción en la cultura italiana). Algunos juicios denuncian sus viejas antipatías. He aquí uno que, refiriéndose a la nueva mentalidad, niega exageradamente que del positivismo haya sobrevivido algo: "¿Quién recuerda ahora a Lombroso, si no es con una sonrisa? ¿Quién tiene el coraje de leer a Ardigó? ¿Quién cita todavía la autoridad de Spencer? Quien lo hiciese hoy día en Italia parecería un espectro, un lázaro resucitado después de un sueño de muchos años, y todos lo mirarían con maravilla. Todo ese modo de considerar la vida, entre materialista y positivista, que entonces dominaba, (después de 1900), ha desaparecido casi sin rastros y sin resíduos". No es necesario ningún esfuerzo para demostrar que esta afirmación resulta demasiado absoluta e inexacta. Giuseppe Rensi, autor de estudios filosóficos, muy interesantes y valiosos, aunque Prezzolini no los cite, no sólo tiene "el coraje de leer a Ardigó", sino también el de dedicarle un capítulo en uno de sus últimos libros. Y a propósito, ¿por qué Prezzolini, que se detiene en su libro en más de una figura secundaria y terciaria de la intelectualidad italiana, no menciona siquiera al autor de los "Lineamenti di una Filosofía Scettica"? El mismo Prezzolini se ve obligado a rectificar su aserción, páginas más adelante, cuando ocupándose del derecho penal constata la victoria de la escuela positiva. "Hemos asistido -escribe- a la decadencia de esta escuela que sin embargo había vencido a la clásica; los nombres de sus maestros no se encuentran ahora desacreditados; ninguna influencia ejercita sobre el espíritu de su país y no es ya corriente la jerga positivista, puesta por ella en boga. Pero aquí se revela todo el buen sentido italiano: mientras esa escuela teóricamente andaba perdiendo terreno y formaba un artículo de exportación para las repúblicas de Sud-América, a donde frecuentemente van los cantantes cansados y los académicos entontecidos, lo que había sostenido en materia de reformas prácticas, por ser plausible y útil, era aceptado y asimilado aún por sus negadores teóricos como Gentile; y he aquí que la reforma del código penal y la reforma carcelaria son confiadas en 1919 por el Ministro Mortara a una comisión sobre la base de los criterios de la escuela positivista que obtiene así su máximo triunfo. No se puede decir, por ende, que el positivismo haya tramontado sin haber dejado huella. Lo que el positivismo tenía de sólido y durable, ha sobrevivido. Prezzolini sostiene que "la reacción idealista ha destrozado todo, sin encontrar resistencia". Es demasiado evidente que la filosofía de Croce y Gentile ha ganado la batalla. Pero conviene entenderse respecto al idealismo crociano y gentiliano. El pensamiento de Croce y el de Gentile, después de haber hecho juntos una larga jornada, ha empezado a diferenciarse. Su trayectoria desde hace algún tiempo no es la misma. El disenso se ha manifestado en toda su significación en el último diálogo político Croce-Gentile. Gentile se siente y se confiesa fascista; Croce se siente y se confiesa liberal. Y en verdad el pensamiento de Croce ha sido siempre menos independiente de lo que se supone, de la metalidad, "entre positivistas y materialistas" de la Italia de 1900. Puede decirse que ningún pensador italiano ha dependido tanto de su época como Croce y que esta dependencia no ha sido nunca más evidente que cuando Croce ha reaccionado y contrastado sus consecuencias y sus hombres.El idealismo de Croce ha sido en el fondo, solidario con el realismo de Giolitti; aunque en apariencia la teoría del filósofo de Nápoles haya contradicho o se haya opuesto a la praxis del estadista piamontés. Prezzolini es uno de los que se da cuenta del parentesco histórico entre Giolitti y Croce, aunque no lo conciba tan íntimo y tan próximo. "Se ha hecho un paralelo -escribe- entre Croce y D'Annunzio pero creo que más razonable sería hacerlo entre Giolitti, con el cual Croce tiene más de un punto de contacto y con el cual ha trabajado de acuerdo durante un año de ministerio encontrando en él un fuerte apoyo contra la impopularidad de que gozaba en la opinión pública y en la Cámara de Diputados".
Otro juicio deficiente del libro de Prezzolini me parece su juicio sobre Pirandello. Prezzolini confina la figura y la obra de Pirandello dentro del teatro. No las alude siquiera en los otros largos capítulos en que revista los fenómenos y corrientes de la literatura italiana. El simple hecho de haber escrito más novela y cuento que teatro daba derecho, en tanto, a Pirandello, para no ser visto cómo como un comediógrafo. (La edición completa de los cuentos de los cuentos de Pirandello, emprendida por la casa Editorial Bemporad de Florencia, da veinticuatro volúmenes de una serie de Pirandello titula "Novelle per un anno"). No se puede decir por otra parte, que la obra de Pirandello no haya tenido influencia en las letras italianas. Pirandello ha hecho escuela. Esto no era tal vez tan evidente como ahora, cuando Prezzolini escribió su libro; pero de toda suerte, Pirandello tenía ya derecho a un estudio más atento. En la literatura italiana contemporánea, la individualidad más interesante, actualmente, es la del extraordinario escritor siciliano. Prezzolini le antepone, sin duda, Papini. El libro de Prezzolini está lleno de esta predilección: "Papini -afirma- es el verdadero de genio de la literatura italiana con todos sus claroscuros". Sin regatear ni disminuir ninguno de los méritos de Papini, debo declarar mi convicción de que el caso Pirandello representa en este periodo de la literatura italiana algo más que el caso Papini. En Pirandello se condensa un estado de ánimo no sólo italiano sino occidental. Pirandello, mucho más que Papini, marca una tendencia; señala una época. Pirandello, en fin, es un fenómeno de hoy, mientras quizá Papini empieza a ser un fenómeno de ayer.
Pero ni estas ni otras rectificaciones quitan nada al interés del libro de Prezzolini. Más objetivo no podía ser ningún otro escritor de su talento y de su época. Revistando la cultura política, por ejemplo, Prezzolini no olvida ninguno de sus sectores. Su libro enfoca, sucesivamente el socialismo, la democracia, el republicanismo mazziniano, el sindicalismo, el social-catolicismo. Se detiene con atención, en el sector comunista, aunque, de acuerdo con la intención de toda su obra, tratando de descubrir ahí, antes que nada, los ecos del idealismo crociano y gentiliano. "Los comunistas del "Ordine Nuovo" -anota- son asaz inclinados al idealismo, citan en sus escritos a Gentile y a Croce, tratan de dar a los obreros una cultura más escogida, inclusive de arte. Su revista está llena de escritos literarios y revolucionarios, mejores que aquellos que estábamos habituados a hallar en los periódicos y revistas socialistas".
La opinión más aguda del libro me parece ésta: "La literatura italiana no es popular porque no es del pueblo. Es, en el papado, una literatura de clases superiores: de literatos, de nobles, de cortesanos, de curas y de frailes. Hoy es una literatura de burgueses, pero conserva todavía a tendencia antigua". De la tendencia y de la clase no se exceptúa, por supuesto, ni el propio Prezzolini. El inteligente supérstite de "La Voce" lo sabe demasiado bien.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Luis E. Valcárcel, 20/2/1929

Balneario de Jesús, Arequipa, 20 de febrero de 1929

Querido compañero J. C.

En vísperas de salir del Cusco escribí a Ud., contestando su última carta.
Aquí estoy hace más de quince días, haciendo cura mineral y de reposo.
Releí su gran libro y las anotaciones que me sugirió resérvolas para una serie de artículos. Envié más bien a García Monge una síntesis expositiva de 7 Ensayos. Tengo que decirle otra vez que su reciente obra es fundamental para el estudio de nuestros problemas.
Apenas llegado, le envié una crónica sobre la obra artística de Tupayachi.
En Arequipa compré el n° 20 de Amauta, cuyo interés sobrepasa toda expectativa.
Le recomiendo muy especialmente la lectura de un magnífico proyecto pedagógico de la Escuela Hogar Indígena, debido a dos buenos maestros de Sicuani: Julio C. Acurio y María Judith Arias. Está inserto en el Boletín de Enseñanza de diciembre último que puede Ud. conseguir en la Dirección General de idem. Valdría la pena de acogerlo, en todo o en parte, en Amauta. Si acepta usted lo insinuado, le mandaré después un comentario que se lo merece apologético la feliz iniciativa.
Me preocupa hondamente la economía de Amauta, y desearía estar en posibilidades de ayudar pecuniariamente; por desgracia, lejos estoy de toda holgura económica, atenido a honorarios reducidos como abogado y a haberes exiguos como profesor.
Salvados algunos compromisos urgentes, supongo que Oyague estará ya en disposición de girar cuando menos Lp 10, como me ofreció. Velasco está atingido de deudas —¡la librería es un fracaso en el Cuzco!— y pide todavía que lo esperemos.
A partir del próximo número, voy a optar por vender Amauta al contado, sin darlo ya a comisión, por el mal éxito que ésta tiene. Tengo mucho interés en leer el libro de Abelardo Solís sobre la Cuestión Agraria. ¿Puede Ud. conseguirme un ejemplar? En el comienzo de estas vacaciones cumplí con don Rafael Larco Herrera con proporcionarle todo el material gráfico y artístico para su Gran Álbum del Cusco que editará a todo lujo en Europa. Si, como se prevé, la edición sale perfecta, tendremos un poderoso medio de propaganda de nuestras riquezas arqueológicas y naturales.
Del Cuzco le enviaré una crónica sobre Francisco González Gamarra, con algunas reproducciones de sus magníficas aguafuertes. Es el pintor del Inkario. Está actualmente pintando óleos de gran formato que reproducen escenas brillantes del Imperio.
Hace dos años que soy rotario, más por curiosidad y compromiso. ¿Qué opinión le merece el Rotarismo? Precisamente en 2 y 3 de marzo voy a asistir en Arequipa a la 2a. Conferencia Nacional. Plantearé tres cosas:
1) ¿Qué tiene que hacer Rotary con la Masonería? (concomitancias de que le acusa el clero).
2) ¿Qué relación guarda con el imperialismo yanqui?
3) ¿Qué actitud asume el Rotary ante el Socialismo? (Se le acusa de defender a la burguesía).
Ya conseguí en Arequipa y estoy leyendo los dos tomos del Diario de Viaje de un filósofo, de Keyserling. Desgraciadamente, no encontré un solo ejemplar de El Espectro de Europa.
Con un afectuoso apretón de manos, soy su leal camarada
Luis E. Valcárcel

Valcárcel, Luis E.

Carta de José Malanca, Óscar E. Rozas, Sergio Caller, Roberto Latorre, César F. González Willis, Sergio Peralta, Julio Luna, Ángel Zumalloa, César A. Vílchez, Julio Gutiérrez, J. Uriel García, Rafael Tupayachi, Adolfo Delgado, Julio Moreno, Víctor Paliza y Ricardo Venero Campana

Luis Velazco Aragón

Presente

Compañero:

Estamos informados de que el incidente polémico surgido ente Ud. y la revista limeña La Sierra —incidente en que nosotros nos produciremos desmintiendo categóricamente la insidiosa y calumniante acusación que Guillermo Guevara le hace—, tiende a terminar con una ridícula, cobrare y bufa pantomima pseudo-caballeresca, a cuyo objeto Guillermo Guevara ha enviado ante Ud. sus "padrinos".

En este momento, nosotros imponemos a Ud. la obligación de despreciar la actitud de Guevara, por cuanto ella implica un atentado a la obra de renovación social que pretenden las vanguardias del mundo. Ud. no puede prestarse a desempeñar el diociochesco papel de concurrir a un "campo de honor" cuyo sentido moral ha de ser amplia y francamente detestado por todo espíritu de vanguardia. Las cuestiones ideológicas y de doctrina no pueden ser resueltas conforme al código que el Marqués de Cabriñana, forjara para que las burguesías y los imbéciles restituyan su "honor" con una pantomimesca y ridícula postura. El "duelo" responde a una sociedad bastarda cuyo únicos puntuales son y han sido meros prejuicios, pero no nunca integridad espiritual ni moral racional.

Luis Velazco Aragón, o Ud. desprecia, como tenemos dicho, la actitud de Guevara, o la juventud libre de Cusco, a la que Ud. pertenece y la que está con Ud. en todos sus actos, no vuelve a aceptarle en su seno.

Somos sus compañeros.

Malanca, José

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