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Carta de César Falcón, 10/12/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W.13.
10 de diciembre de 1926
Querido José Carlos:
Al fin he rescatado los originales de la novela y te los mando hoy mismo. Como verás, se trata de una cosa un poco antigua, aunque, en cierto modo, un poco nueva también. Quería hacerle un prólogo polémico. Pero me ha cogido en un momento en el cual estoy verdaderamente abrumado y me veo obligado por fuerza a dejarla sin él. Publícala como está. Hazme el favor de corregir atentamente las pruebas, porque seguramente las cuartillas están llenas de errores y faltas.
Dime cuántos ejemplares puedes mandar para la venta en España. Dímelo enseguida para, si tú no tienes agente, gestionar yo la agencia de alguien. y no me lo digas sólo por este libro, sino por todos los de tu editorial. Yo puedo ponerte en contacto con un amigo mío para el caso.
Sigo sin recibir carta tuya y, naturalmente, la reclamo.
Continúan los preparativos de Historia Nueva, no tan rápidamente como quisiera porque me lo impide la lentitud hispanoamericana.
Pronto te escribiré con más extensión.
¿Cuándo, más o menos, estará impresa la novela?
Recuerdos cariñosos de mi mujer y para la tuya y tus niños.
Te abraza fraternalmente
César

Falcón, César

Carta de Félix del Valle, 6/12/1926

Madrid, 6 de diciembre de 1926
Querido Mariátegui:
Antes que estas líneas, que llevan mi afecto, supongo en su poder un artículo. Lo envié a mis hermanas porque supongo más seguridad en la dirección. Es un artículo vago, yo no puedo concretar, pero lleno de insinuaciones que subrayaré después. La nota exaltando un gesto de Leguía, además de ser justa, es, sobre todo, conveniente para mí. Urge que yo permanezca en Europa siquiera un par de años más. Y Ud. sabe que sin la asistencia del gobierno es imposible.
Le felicito por Amauta. Está muy bien, aunque, en su parte literaria, recargada de esa novedad sudamericana que, para ser buena, tiene que ser consciente, forzuda, y no tomada o pegada. Hay que precisar más y ‘literatizar’ menos. Ah, ¡si todos fueran como Ud. y Falcón! Adoro la novedad, siempre que quien la traiga no la ostente a la manera de un nuevo rico, que, en el fondo, es lo que está pasando entre nuestros jóvenes escritores. He visto varios ‘casos’ muy de cerca, aquí, en España. No me es posible conseguirle firmas para su revista. Yo no estoy vinculado a muchos escritores. Apenas si soy amigo de unos pocos. Además, España es campo muerto, es un museo, aunque le digan a Ud. lo contrario. Es el defecto que noto en Falcón, exceso de españolismo. Supongo que será por agradecimiento. Es una valla ésta, de tal fuerza, que no se puede traspasar sin exponerse a quedar al intemperie. Los pobres, los que vivimos de nuestro trabajo, aunque se tengan los grandes méritos de Falcón, no podemos nunca ser totalmente libres. Yo, por ejemplo, quisiera escribir para Amauta cosas que no puedo decir sin peligro de que el garbanzo se aleje de mi estómago, órgano grosero y dictador de nuestro ser. Con todo, le envío a Ud. en el próximo correo otro artículo para su periódico. Verá Ud. que yo ––para mis ‘intereses’ lo mejor sería permanecer en silencio–– me siento enlazado a Ud. por una solidaridad espiritual que no concluirá sino con nuestras vidas. Con Falcón —nos escribimos constantemente— dialogábamos por carta sobre esta solidaridad entre Ud., él y yo. Somos los tres económicamente más pobres de nuestra generación y, sobre cualquier divergencia episódica, hay algo entre nosotros que ahora se cristaliza. Hemos sufrido más que gozado. El yunque ha sido el mismo para los tres. Impidamos que sea igual para los pobres que vienen detrás con los mismos humanos anhelos de bien de que nosotros estamos poseídos.
El año próximo, que deseo mucho mejor para Ud. y su familia que los anteriores, comenzaré alguna labor en España. Ud. sabe que estaba desentrenado. Notará la diferencia entre los primeros artículos y los que vayan después. Pero sólo haré un par de novelitas cortas y unos cuantos artículos. Labor de captación de público, sobre todo. La obra que quiero la haré después a base de estudios, serios y profundos. Le tendré al corriente de todo. Algunos intelectuales españoles me han pedido su libro y va de mano en mano el único ejemplar que tengo. No quiero abrumarle con la cantidad de elogios que verbalmente me han hecho de su libro. Me han agradado y satisfecho más que si fueran dirigidos a mí. En el Perú, por mucho que lo estimen, no saben todavía bien lo que Ud. significa. Son, los nuestros, medios gaseosos y sólo se mantienen a sus anchas los que no tienen una sola idea de nada.
Mándeme Ud. cuanto crea que pueda interesarme. Poca literatura. Voy perdiendo la afición a ella y, como no se sea un gran literato, creo que mejor es alistarse en filas más provechosas para la guerra social que hay que acometer resueltamente.
Si Ud. ve a Alfredo Piedra ––¿está en buenas relaciones con él?–– dígale que precisa que me sostenga dos años más en Europa. Estoy en el momento de aprovecharlos, recuperada mi salud. No le hable de ideas, sí de sentimientos ya que, en verdad, yo estoy muy reconocido a él. Ud. no sabe lo generoso que ha sido conmigo. Con discreción háblele de mí y de que, el mejor beneficio que puede hacerme, es el de asegurarme un par de años en Europa. José Carlos, esto, la seguridad, es muy serio. Ud. ya sabe a cuánto se expone uno sin ella.
Mi familia me escribe, elogiando su conducta, con motivo de la muerte de mi pobre vieja. Es Ud. el único amigo mío que se ha acordado que tenía familia. Yo les he contestado que no hay que extrañarse de ello, ya que Ud. es el único amigo ––dándole toda su fuerza al vocablo–– que yo tengo allí. Los demás son amigos del ‘suelto’ de periódico. ¡Pobrecitos! Mis hermanas no pueden comprender esto.
En fin, querido Mariátegui, con deseos de que su salud mejore, de que Ud. viva cada vez mejor, se despide, por hoy, quien tanto le quiere y extraña.
Félix del Valle
P. D. El segundo número de Amauta no lo he recibido. Fui a París a hacerme ver del estómago. Espero regresar pronto y allí sí puedo conseguirle firmas ilustres. Mientras no le avise mi nueva dirección envíeme todo a Madrid.

Valle, Félix del

Carta de César Falcón, 5/11/1926

26, Bellevue Road,
West Ealing,
London, W.13.
5 de noviembre de 1926
Querido José Carlos:
Acabo de recibir tu carta del diez de octubre y, como ves, la contesto enseguida. No tenía la menor noticia de tu enfermedad. Yo te creía completamente libre de las contrariedades de la cirugía y no puedes imaginarte con cuanto dolor y con cuánta desesperación me he enterado de tus padecimientos. Aunque sean insignificantes, comparados con el percance anterior, a mí me afligen mucho, y más todavía, porque no estoy junto a ti.
Pero ya tengo formado un propósito indeclinable. Voy a poner en pie Historia Nueva e inmediatamente, el año próximo, iré al Perú. No sé si es defecto de crítica o mi propia desesperación, pero todas nuestras cosas - tu salud, nuestras ideas, el plan para realizarlas- me parecen muy mal organizadas ahí. Quiero ir para contribuir a ponerlas un poco [en] orden. Sobre todo. para poner un poco en orden tu salud. Yo también creo en la inconveniencia del clima de Lima. Desde aquí, sin embargo, no puedo hacer nada. Si mis esfuerzos logran una mediana eficacia, el próximo agosto estaré contigo.
La organización de Historia Nueva me exige un trabajo desaforado y desesperante. Mi empeño de construir un grupo de redactores y colaboradores -en realidad, un grupo político- en cada país va realizándose, mas con la lentitud inevitable por la distancia. Ahora estoy esperando las respuestas de las personas a quienes hemos nombrado redactores. Ya le he escrito, por indicación de Gustavo Navarro, un boliviano disfrazado con el extravagante nombre de Tristán Maroff- a Gustavo Otero y en el Ecuador al doctor Jaramillo. Entretanto, estamos enviando circulares de propaganda a los diarios. Esto es muy lento, porque se trata de abastecer a cerca de dos mil periódicos.
Espero terminar la organización en estos dos últimos meses del año y poner manos al periódico en los primeros del próximo. Una vez hecho el periódico, dos meses me bastarán para establecer una rutina transitoria y marchar al Perú.
Te mandaré, como te lo he dicho ya, constantes artículos para Amauta. El desarrollo de Amauta me interesa mucho, porque, aparte su utilidad en el Perú, él e Historia Nueva pueden ser la base de un proyecto de Federación de nuestros periódicos cuyo desarrollo verás en el plan general de H.N.
Dentro de unos días te enviaré el ensayo sobre el indigenismo. Lo estoy escribiendo sin preocuparme de su extensión, pero tú puedes publicarlo en uno o más números, como te parezca.
Otra de mis desesperaciones es la informalidad de ese maldito Caro-Raggio de Madrid. Todavía no he logrado arrancarle los origina­les de mi novela. Escribo cartas y cartas y no logro nada. Pero si dentro pocos días no me los devuelve, le encargaré la gestión a un amigo abogado.
Mis trabajos ahora son verdaderamente abrumadores, no tanto por cuanto hago, sino por cuanto no puedo hacer. Debo escribir una enormidad de artículos al mes y esto me quita tiempo y humor para otras cosas. Mi mujer también trabaja sin descanso y me ayuda mucho. El único ser holgazán, despreocupado y feliz es mi hijo.
Mis mejores recuerdos para Anita y tus hijos. lo mismo de mi mujer y el ciudadano Mayo.
Te abraza fraternalmente
César
Mi mujer me encarga ofrecerte en su nombre un cuadro suyo para tu despacho. Tan pronto termine te lo enviaremos.

Falcón, César

Carta de Felix del Valle, 22/6/1926

El documento se encuentra incompleto por lo tanto solo puede resumir lo siguiente:
Manifiesta su desacuerdo con la premiación hacia una persona que no se puede definir quién es.

Valle, Félix del

Carta de Oliverio Girondo, 3/10/1924

México, 3 de octubre de 1924
Estimado y distinguido amigo:
Allí va una colaboración sobre la poesía moderna en Cuba, interesante artículo que con apresuramiento escribieron para mí Lizaso y Fernández de Castro y que consiste en un resumen —bastante largo— de un estudio que encabezará la antología que preparan. Aunque se advierte en su redacción, el poco tiempo de que dispusieron para redactarlo —quedamos autorizados para corregir repeticiones, etc.— creo que el artículo tiene su interés, pues da una noción clara del actual movimiento literario de aquel país. Adjunto al artículo las poesías que lo ilustran y de las cuales usted elegirá las que desee.
El grupo más interesante de La Habana, el grupo que intervino en la Revolución de hace algunos meses, y que conoce Claridad apreciándola en lo que vale, está constituido principalmente por las siguientes personas:
Emilio Roig de Leuchsenring, Director de la Revista Sociales especie de ‘plus ultra’ y que es la única revista en el actual momento que publica algo interesante. Cuba cincuenta y dos, Habana.
Agustín Acosta, el poeta joven de mayor reputación, Cuba 52, Habana.
José A. Fernández de Castro. Uno de los autores del artículo que adjunto y hombre enteradísimo de lo que sucede en América. Calle 17 Núm. 180, Vedado, Habana.
Félix Lizaso. El otro autor del artículo. Comisión del Servicio Civil, Habana.
Alberto Lamar Schweyer. Redactor en Jefe de El Sol, Habana.
Juan Marinello Vidaurreta, poeta del que envío versos. 17 y N, Vedado, Habana.
Jorge Mañach, que próximamente publicará una revista titulada Revista de la Habana.
José Z. Tallet. Buen poeta del que envío algunas poesías. Cuba 52, Habana.
Con todo este grupo he hablado de la urgencia de vincularnos y conocernos mutuamente. A cualquiera de sus componentes puede, por lo consiguiente, dirigirse usted en mi nombre, con el objeto de conseguir colaboraciones o pedir cualquier dato que necesite. No sería malo, que al menos a tres o cuatro de ellos les enviara Claridad.
De México no quiero decirle nada por el momento, pues muy pronto le escribiré al respecto.
Lo saluda con todo el aprecio y estimación que le tiene.
Oliverio Girondo
Banco Español del Río de la Plata, 8 Avda. de l’Opera-París.

Girondo, Oliverio

Carta de Antenor Orrego, 29/12/1925

Trujillo, 29 de diciembre de 1925
Señor don
José Carlos Mariátegui
Lima
Querido compañero:
De nuevo he pecado por mi negligencia epistolar incurable. Pero sé que U. ha de perdonármelo. He recibido su libro. Lo estoy leyendo con la atención, seriedad y afección intelectual que merece. Por fin en el país los escritores comienzan a salir de esa frivolidad despreocupada, de esa necia banalidad ególatra al uso; de ese antieticismo artístico que es incapaz de construir nada y que los convertía en vistosos escaparates literarios.
La labor me es simpática, precisamente, por su contenido ético, por su significación social y humana, por la valerosa seriedad con que se ha colocado U. en un país de guignol en el que jamás se oye vibrar la noble pasión del hombre que se entrega a una fe. Tengo la seguridad que su obra se ha de proyectar–– se está proyectando ya–– benéficamente en nuestro país en los núcleos más puros que no tienen compromiso con el pasado, es decir, con la mentira. Porque ésta es nuestra mayor tragedia nacional. El pasado nada nos ha dejado, nada que sea susceptible de asumir cierta positiva continuidad histórica. En los demás pueblos chocan pasiones contrapuestas, pero sinceras y fervorosas. En el nuestro sólo chocan intereses materiales, sólo hay fantasmas de todo; es la máxima mentira, la mentira absoluta y auténtica, porque todo está mixtificado y desvitalizado.
Claro está que no coincido con algunos de sus personales puntos de vista. Y es lógico porque nuestras pupilas no pueden tener una idéntica y absoluta acomodación visual para mirar las cosas; pero, siento que en lo fundamental, en lo que respecta al pensamiento contemporáneo y a la acción que precisa realizar en nuestro país estamos colocados en una misma perspectiva mental e histórica. Mi sentido histórico y el suyo no parece sino que para llegar a su actual temperatura ética, se hubieran propuesto los mismos problemas y los hubieran resuelto con el mismo diapasón moral e intelectual; ambos sentimos agudamente, con idéntica sensibilidad exasperada, nuestras responsabilidades históricas, sociales y éticas. Su libro es algo de lo más serio, trabado y constructivo que se haya producido entre nosotros. Las nuevas generaciones han de agradecérselo. Tengo el propósito de escribir en El Norte un artículo reposado, donde trataré de fijar con toda la penetración, lealtad y acuidad ideológica de que modestamente soy capaz, la posición suya dentro de las nuevas generaciones nacionales. Espero lograrlo en la medida que lo deseo.
Para la difusión de su libro en el norte de la república le ofrecemos las columnas de nuestro diario. Envíeme avisos, artículos y todo lo que se ha producido o se produzca alrededor de él. Ya sabe U. que El Norte está adscrito a determinada atmósfera moral y espiritual del país y para servirla en todos sus aspectos, es que ha sido fundado. Es un hogar nuestro, tanto mío como suyo y de los demás espíritus libres que trabajan por el advenimiento de una realidad renovada y humanamente más noble y justiciera.
Le agradezco la acogida de uno de mis libros en la editorial Minerva. Habría querido enviarle el que considero más fundamental de los tres, Helios, que es un ensayo para una filosofía o interpretación del pensamiento. Por desgracia, aunque está terminado ya, no estoy satisfecho aún con su trabazón o construcción interna. Estoy harto temeroso de que mi autocrítica no sepa ubicarlo en su verdadera posición ideológica; de que mi amor propio o, simplemente, mi entusiasmo de creador le impriman una acentuación mental que rebase su estructura literal, su horizonte o realidad expresiva. Nunca he tenido más escrúpulos intelectuales que frente a este libro. Necesito, pues, reposarlo, tratar de proyectarme fuera de él antes de decidirme a imprimirlo.
Pero le ofrezco mandarle Panoramas, que es la recopilación de algunos ensayos y artículos publicados, unos, e inéditos, otros. El libro alcanzará, a lo sumo unas 150 a 200 páginas de formato corriente. Si le parece bien avíseme para darle los últimos toques y remitírselo.
Su libro ha interesado aquí bastante por los pedidos que se nos hacen; pero necesita mayor propaganda. Mándenos artículos y avisos. Alcides le informará detalladamente.
Estoy deseoso de hacer un viaje a Lima y conocerle personalmente. Espero que pronto se realice.
Le estrecho cordialmente
Antenor Orrego

Orrego, Antenor

Carta de Elvira García y García,24/11/1925

Lima, 24 de noviembre de 1925
Muy distinguido señor y amigo:
Tiempo ha que deseaba remitir a Ud. a mis obras y ponerme a sus órdenes; pero quería hacerlo personalmente, porque un deber de compañerismo me atraía hacía el amigo, que sufre cruel dolencia , ocupaciones implazables, extraordinarias y cotidianas, me privan en ocasiones de toda libertad, restándome hasta estas compensaciones espirituales, sin las cuales, poco tenemos que agradecerle a la vida.. Mientras satisfago el vivo deseo de buscar a U. para sentir la palabra de U, que tanto admiro y aplaudo, a través de su brillante pluma, me permito el obsequiarle los libros que he escrito últimamente, y que no presentan, sino un tanto de la experiencia adquirida en la ardua tarea de modelar el alma dela mujer.
Creo que con este motivo, quedará rota la muralla de nieve que nos separaba, y que me sentiré muy honrada, si acepta que le considere en el número de mis amigos.
Créame es muy muy affma amiga y SSS
Al señor D. José Carlos Mariátegui

García y García, Elvira

Carta del Touring Club Italiano, 3/5/1924

Milano, 3 de mayo de 1924
Il.mo Señor José Carlos Mariátegui
Casilla 2107
Lima (Perú)
Ilustre Señor,
El cav. Palmiro Macchiavello Gonzales, Cónsul General del Perú en Génova, nos ha dado su nombre como el de una persona particularmente apta por sus dotes de ingenio y de cultura, para asumir un cargo que interesa vivamente a esta Presidencia y que tiene gran importancia para el fin de acercamiento espiritual de Italia, con las gallardas repúblicas sud-americanas.
He aquí, brevemente, qué es lo que deseamos de Ud:
Desde Enero de 1924 el Touring Club Italiano, la mayor asociación nacional que cuenta con más de 270.000 socios, ha iniciado la publicación de una edición para la América Latina de su propia revista mensual Le Vie d’Italia. Esta última es la mayor publicación periódica italiana, que tiene una vastísima difusión y lejos de toda preocupación política o religiosa se ha propuesto el fin de hacer conocer Italia (en su pasado, presente y porvenir) a los italianos. Desarrollan análoga acción Le Vie d’ Italia e dell’America Latina, con un programa de ilustraciones, cuyas direcciones se resumen en el Memorial, del que le enviamos algunos ejemplares.
Hasta hoy nuestra labor para coleccionar artículos y material ilustrativo a publicarse en la Revista ha consistido principalmente en enviar cartas a un gran número de escritores latino-americanos o italianos, en las que pedíamos colaboración, señalando algunos argumentos que mayormente nos interesaban y que al mismo tiempo entraban en el campo de los que generalmente tratan los escritores a quien nos dirigíamos; a cada carta adjuntábamos un memorial en italiano, español o portugués en el que se indicaban las direcciones a las que debían atenerse los escritores para que la Revista resultara lo más armónica posible y tendiera toda ella al fin concebido por nosotros de valorización de los dos países.
Como bien puede Ud imaginarse, de las muchísimas personas invitadas (más de 400) muchas no han contestado, algunas contestaron evasivamente, otras prometieron artículos para un futuro más o menos próximo y una parte de estos escritores envió artículos en condiciones tales de no poder ser publicados (por no adaptarse al género de la revista, o faltos de material ilustrativo o por otras razones), otros en cambio eran interesantes y apropiados y son los artículos que hemos publicado o estamos por publicar.
Con todo, nos ha parecido que no sería posible dar a la Revista el deseado impulso y hacerla surgir en breve como órgano eficaz de valorización de los países de Sud-América, si no se hubiera encontrado al menos en los mayores centros de italianidad de esos mismos países (Lima, Buenos Aires, S. Paulo, etc.)una persona que se encargara de lo siguiente:
1°- Pedir la colaboración de las personas interpeladas ya por nosotros.
2°- Conseguir nuevos colaboradores y colaboraciones
3°- Elegir el material enviado por estos colaboradores a fin de evitar la publicación de artículos no adeptos ni dignos de ser publicados en Le Vie d’Italia e dell’America Latina.
4°- Recoger material (datos, documentos, ilustraciones), de los colaboradores que no estén en grado o no disponen de tiempo para extender artículos, o enviarlos a la redacción del periódico.
5°- Enviar propios artículos sobre argumentos de particular conocimiento y competencia. Se trataría, en resumen de confiar a Ud. en Lima una especie de tutela de nuestros intereses por lo que se relacione a los artículos a publicarse en la Revista que se refieren al Perú.
Bien entendido que nosotros continuaremos invitando a la colaboración a todas las personas que nos vengan señaladas como particularmente competentes en los síngulos ramos de lo escible, informando a Ud. de las invitaciones hechas por nosotros directamente, para que eventualmente pueda Ud. cumplir su obra, ayudándonos en nuestros pedidos. Por otra parte, Ud. podrá directamente invitar a colaborar en la Revista a personas de su conocimiento, asegurándole que los artículos serán publicados siempre que respondan al espíritu y dirección de la Revista que están claramente expuestos en el citado Memorial.
Lo que nos parece mayormente difícil es ésto: obtener escritos que no tengan carácter general y no pretendan resolver en 4 ó 5 páginas problemas para cuya solución o ilustración se requieren volúmenes, sino que sean breves pero substanciales y traten argumentos muy particularizados que deban ser profundizados de modo que puedan contener noticias interesantes, nuevas y curiosas.
No pedimos que sea impecable el estilo de los artículos, ni tampoco que la forma sea periodísticamente apropiada para la publicación; nosotros podemos ocuparnos de retocarlos de manera que puedan asumir uno y otro. Lo que es indispensable en cambio, es que las noticias dadas sean numerosas, exactas, curiosas e interesantes y las fotografías bellas y abundantes. Como Ud. bien comprende es fácil volver interesante lo que es árido, pero ciertamente no es posible hacer lo mismo con artículos de interés puramente literario, retóricos, genéricos, etc.
Nosotros sabemos, nos permita decirlo, que Ud. vive de su trabajo de periodista y de escritor, y comprendemos muy bien que cuanto le pedimos requiere una prestación suya que supere los límites aunque vastos de su reconocida generosidad. De manera que nos complaceremos en reconocer la fatiga que Ud. querrá cumplir para nosotros y nos parece que al respecto no nos será difícil entendernos para un compenso al acto de envío de cada artículo o para una retribución fija por su trabajo. Ciertamente no podremos hacer mucho, dada la condición del cambio, pero no podemos permitir que estén a cargo suyo los gastos que se ocasionen. Ud. deberá por lo tanto, tener la amabilidad de hacernos saber si le es posible concedernos su propia obra en los términos indicados, y si su contestación fuera favorable, le rogamos quiera ponerse a la obra ya sea para apresurar a los retardatarios y durmientes o para recoger nuevo material.
Como documentación a la presente, le enviamos por separado y recomendado:
1°- Elenco de las colaboraciones pedidas en el Perú hasta hoy.
2°- 25 copias en italiano y 25 en español del Memorial.
3°- 5 ejemplares de las cinco entregas publicadas, para que le sea posible iniciar una obra provechosa de colección de artículos. Es en efecto indispensable para obtener colaboraciones apropiadas que los autores conozcan nuestra Revista, que si en Italia es un producto singular suponemos que en América lo será más, porque creemos no haya ahí revistas de nuestro género (En Francia, en cambio, son muy comunes, como por ejemplo La Science et la Vie, La Nature).
En cuanto a lo que se refiere a condiciones con los colaboradores, Ud. tenga presente que además de reembolsar los gastos que se originen (fotografías, copias dactilográficas, gastos de correo, etc.) estamos dispuestos también a recompensar sus fatigas. Infelizmente esta recompensa no podrá ser muy elevada, dadas, repetimos, las condiciones del cambio, de cualquier forma podemos enviar extractos de los artículos publicados y a los colaboradores se les ofrece un artístico diploma de benemerencia que creemos le será grato.
Desde ya le agradecemos por cuanto Ud. querrá hacer a favor de una iniciativa cuya utilidad y superior interés han sido bien comprendidos en el nuevo y viejo mundo.
Con firme y viva esperanza que Ud. quiera aceptar nuestra propuesta, le rogamos aceptar la expresión de nuestra más distinguida consideración.
[firma ilegible]

Touring Club Italiano

Carta de José María Eguren, 21/10/1921

Barranco, 21 de octubre de 1921
Querido amigo Mariátegui:
Como no sé con certeza el lugar donde se encuentra actualmente, le envío sólo estas breves líneas. Perdone la demora de esta carta; pero crea que yo no olvido a mis grandes amigos, y menos a Ud. a quien escribo con verdadero placer. Yo lo recuerdo con frecuencia, y espero recibir pronto alguna obra suya, que será maestra por su arte nativo y su conocimiento de los hombres, que ya lo tenía en estas tierras. Creo que una obra suya en estos tiempos de su vida, será muy artística; pues ha llevado Ud. el alma limeña delicada y profunda a estos ambientes magníficos de belleza. Mientras esto se cumple, envíeme sus producciones, especialmente poesías. Y reciba un fuerte abrazo de
José M. Eguren

Eguren, José María

Carta de Alcides Spelucín, 5/8/1926

Trujillo, 5 de agosto de 1926
Sr. Julio César Mariátegui
Muy señor mío:
Me es grato comunicar a Ud. que por este mismo correo, en paquete certificado, remito a la Editorial "Minerva" tres maderas (Vasconcelos, Romain Rolland y Waldo Frank) dos cincograbados grandes (Orrego, Spelucín) y ocho cincograbados pequeños,correspondientes a las ilustraciones de "El Libro de Nave Dorada". Algunos de estos han sido solicitados por su hermano José Carlos para la revista "Amauta" los otros los remito juzgando que podrían serle útiles para igual fin. La devolución pude Ud. verificarla a "El Norte" cuando Ud. crea conveniente.
La segunda remesa de "La Escena Contemporánea" (16 ejemplares) ,la recibí conforme. Ya la he distribuido entre los agentes del interior y espero sus noticias para dar a Ud, cuenta de ello. "El Nuevo Absoluto" aun no ha llegado.
Por este correo no me es posible enviarle la nomina de personas que adquirieron "La Escena Contemporánea", solicitada por su hermano; pero creo que por el siguiente ya podré hacerlo, al mismo tiempo que remitiré ya una lista de suscritores de la editorial.
Le agradezco a Ud. mucho sus buenos oficios por la propaganda y venta de mi libro. Al respecto, y en contestación de una pregunta que me hacía Ud. en su carta, le diré que remití directamente mi libro a los señores Luis Alberto Sánchez de "Mundial", a Vegas García de "Variedades", a Varela y Orbegoso de "El Comercio", a Clemente Palma y a José Calvez. Por este correo remito a "Mercurio Peruano", a Antonio Garland, a Eguren y a Berninsoni. Si Ud, juzga conveniente otros envíos, le agradecería una indicación para hacerlo a vuelta de correo.
"El Norte" ha principiado a hacer la propaganda de "Amauta" por medio de un anuncio permanente. Si puede Ud. darme algunos datos para adelantar en el diario seria muy conveniente.
Sírvase saludar a su hermano a nombre de todos los de esta casa y Ud. reciba mi alta estima y consideración.
Alcides Spelucin

Spelucín, Alcides

El problema editorial

El problema editorial

El problema de la cultura en el Perú, en uno de sus aspectos, -y no el más adjetivo- se llama problema editorial. El libro, la revista literaria y científica, son no solo el índice de toda cultura, sino también su vehículo. Y para que el libro se imprima, difunda y cotiza no basta que haya autores. La producción literaria y artística de un país depende, en parte, de una buena organización editorial. Por esto, en los países donde se actúa una vigorosa política educacional, la creación de nuevas escuelas y la extensión de la cultura obliga al Estado al fomento y dirección de las ediciones, y en especial de las destinadas a recoger la producción nacional. La labor del gobierno mexicano se destaca en América, en este plano, como la más inteligente y sistemática. El ministerio de instrucción pública de ese país tiene departamentos especiales de bibliotecas, de ediciones y de bibliografía. Las ediciones del Estado se proponen la satisfacción de todas las necesidades de la cultura. Publicaciones artísticas como la magnífica revista “Forma”-la mejor revista de artes plásticas de América- son un testimonio de la amplitud y sagacidad con que los directores de la instrucción pública entienden en México su función.

El Perú, como ya he tenido oportunidad de observarlo, se encuentra a este respecto en el estadio más elemental e incipiente. Tenemos por resolver íntegramente nuestro problema editorial: desde el texto escolar hasta el libro de alta cultura. La publicación de libros no cuenta con el menor estímulo. El público lee poco, entre otras cosas porque carece, a consecuencia de una defectuosa educación, del hábito de la lectura seria. Ni en las escuelas ni fuera de ellas, hay donde formarle este hábito. En el Perú existen muy pocas bibliotecas públicas, universitarias y escolares. A veces se otorga este nombre a meras colecciones estáticas o arbitrarias de volúmenes heterogéneos.

Publicar un libro, en estas condiciones, representa una empresa temeraria a la cual se arriesgan muy pocos. Por consiguiente, nada es más difícil para el autor que encontrar un editor para sus obras. El autor, por lo general, se decide a la impresión de sus obras por su propia cuenta, a sabiendas de que afronta una pérdida segura. Es para él la única manera de que sus originales no permanezcan indefinidamente inéditos. Las ediciones son así muy pobres, los tirajes son ínfimos, la divulgación del libro es escasa. Un autor no puede sostener el servicio de administración de una editorial. El libro se exhibe en unas cuantas librerías de la república. Al extranjero sale muy raras veces.

Una de las limitaciones más absurdas, uno de los obstáculos más artificiales de la circulación del libro es la tarifa postal. La expedición de un pequeño volumen a cualquier punto de la república cuesta al menos 34 centavos. Para una editorial, este gasto, que no tiene como otros plazo ni espera, puede ser mayor que el del costo de impresión del volumen mismo. La distribución de un libro es tan cara como su producción, que no tiene muy ciertas garantías de cubrirse con la venta.

He aquí, sin duda, una valla que al Estado no le costaría nada abatir. El libro debe ser asimilado a la condición de la revista y del periódico que, dentro de la república, gozan de franquicia postal. El correo perderá unos pocos centavos; pero la cultura nacional ganará enormemente. En otros países, el correo facilita por medio de la “cuenta corriente” o del pago de una suma mensual muy moderada, la difusión de toda clase de publicaciones. En un país, donde el público no siente la necesidad de la lectura sino en una exigua proporción, el interés nacional en proteger e impulsar la difusión del libro aparece cien veces mayor.
Y como hay también interés en que el libro nacional salga al extranjero, para que el país adquiera una presencia creciente en el desarrollo intelectual de América, la tarifa postal debe ser igualmente favorable a su exportación. Los autores y los editores triplicarán sus envíos con una tarifa reducida.

No hace falta agregar que el Estado y las instituciones de cultura disponen de otros medios de fomentar la producción literaria y artística nacional. El establecimiento de ediciones del Ministerio de Instrucción, de la Biblioteca Nacional, de las Universidades, es, entre ellos, indispensable, tanto para la provisión de las bibliotecas escolares y públicas como para el mantenimiento de servicios de intercambio, sin los cuales no se concibe relaciones regulares con las Universidades y Bibliotecas del extranjero.
Existe, en el congreso, un proyecto de ley que instituye un premio nacional de literatura. La institución de esta clase de premios ha sido en todos los países provechosa, a condición naturalmente de que se le haya conservado alejada de influencias sospechosas, y de tendencias partidistas. El sistema de los concursos tan grato al criollismo es contrario a la libre creación intelectual y artística. No tiene justificación sino en casos excepcionales. Es, sin embargo, entre nosotros, la única mediocre y avara posibilidad que se ofrece de vez en cuando a los intelectuales de ver premiado un trababa suyo. Los premios, mil veces más eficaces y justicieros, cuando recompensan los esfuerzos sobresalientes de la vida intelectual de un país, sin proponerles un tema obligatorio, estimulan a la vez a autores y editores, ya que constituyen una consagración de seguros efectos en la venta de un libro.
Aunque falte todavía mucho para que los problemas vitales de la cultura nacional merezcan en el Perú la consideración de las gentes vale la pena plantearlos, de vez en cuando, en términos concretos, para que al menos los intelectuales adquieran perfecta conciencia de su magnitud.

José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Manuel Seoane, 20/1/1928

Buenos Aires, 20 de enero de 1928
Mi querido José Carlos:
Contesto su carta del 4. Recibí, también, Amauta. No sé como evadir el riesgo de ser un poco declamatorio si le expreso toda mi admiración por su obra de hombre y por su obra de escritor. La sintetizaremos en un ¡muy bien! que es voz de multitud proletaria al aplaudir un discurso como el olé! es la voz de la multitud toreril al aplaudir una faena.
Hemos iniciado enseguida la propaganda. Han aparecido notas en Última Hora y La República, donde estoy trabajando actualmente. Hablé por teléfono con Góngora, quien me prometió hacer lo mismo en Crítica. Samet también las ha recibido. Creo que será fácil despertar el interés general. El editorial es sencillamente admirable.
Procuraré mandarle colaboraciones y estudios. Preparo, actualmente, Renovación, que saldrá dentro de unos días. Esto me quita mucho tiempo, así como el ciclo de conferencias radiotelefónicas iniciado por la U.L.A. Enseguida voy a hacer un estudio de los empréstitos en el Perú, que le mandaré a U. aunque realmente es pedido por Claridad.
Junto con ésta va una carta y un poema de César Alfredo, que progresa rápidamente en conocimientos y en convicción, sacudiéndose del limeñismo, y su enfermedad de origen. Tengo mucha fe en este muchacho talentoso y serio.
Va también otra carta de Fernán Cisneros (h), acompañada de dos poemas suyos. Cisneritos es otra promesa. Creo que ha heredado la aptitud para las descripciones costumbristas que el padre reveló parcialmente en ‘Ecos’ y totalmente en su conversación privada. Hará cuentos muy buenos. Como poeta U. lo juzgará. Como revolucionario lo estoy conociendo. Cabe tener fe en este muchacho, cuyo único defecto es tener una cara bonita.
Adjúntole un artículo mío, que envié a La Sierra. Si ésta no lo hubiese publicado, hágalo en Amauta, para cuyo caso le he hecho una pequeña corrección.
Temo que la dirección chalaca sea no sólo insegura, sino policial. Nada de lo enviado allí ha sido recibido por Ud.
Hasta pronto, fuertemente le abraza su admirador y compañero.
M. Seoane
Mándeme algo para Renovación.
En otro sobre, en la misma fecha, va mi artículo y los poemas y carta de Cisneros (h.).
Seoane

Seoane, Manuel

Dedicatoria a César Alfredo, 15/4/1929

Dedicatoria en los Siete Ensayos:
"Querido César Alfredo: No le he contestado su última de 31 de diciembre por mis [...] aunque por fortuna banal, quebranto en mi salud. Pero hoy mismo me encuentro tan ocupado, que no tengo tiempo sino para estas cuatro líneas en la primera página del ejemplar de '7 ensayos' destinado a Ud. Le hago adjunto "Amauta" a partir del número que me pide. – Que no me falten sus colaboración y sus noticias. Hágale saber a Blanca Luz que he escrito a una de sus direcciones [...] "Amauta" a la otra – Y guarde Ud este libro como testimonio de mi cariño y mi estimación. Su amigo compañero"
José Carlos Mariátegui
Lima, 15 de abril de 1929

José Carlos Mariátegui La Chira

Dedicatoria a Luis F. Bustamante, 31/7/1929

Dedicatoria en los Siete Ensayos:
"A Luis F. Bustamante con la amistad y estimación de su affmo compañero.
P.D.- Hace tiempo que te tengo este ejemplar, pero no he estado seguro respecto a su dirección. Parece que los ej. de 'Amauta' enviados a su dirección a París, se han perdido.– Que Rabines le informe sobre nuestro trabajo– La extensa carta que Ud me anunció al margen de su envío no vino nunca. Reclamamos puntos de vista. Gracias por su colaboración. Muy bueno. Persevere. Suyo"
José Carlos Mariátegui
Lima, 31 de julio de 1929

José Carlos Mariátegui La Chira

Teatro, cine y literatura rusa

(...)te realista revolucionario ha adquirido excesiva supremacía en el repertorio de nuestra escena. Y es evidente que dichas producciones no deben formar sino una parte del repertorio general. Querer construir exclusivamente el teatro sobre ese género implica un burdo error. Hay que rebasar el simplismo con que suele juzgarse a los autores dramáticos: ¿qué es lo que nos traes?, ¿un drama revolucionario? Ya sabíamos que tú eras un buen ciudadano. Y al que no lo haga así convertirle en blanco de acusaciones e insidias. Hay que acabar con semejante estrechez dogmática, que siempre consideramos inadmisible en cuestiones de arte. Está muy bien que el gallo se expansione al clarear el alba y salude la salida del sol. Pero no se va pedir al ruiseñor que ajuste sus cánticos a los del gallo, por mucho que nos reconforte la briosa y enérgica manera de ser del anunciador del nuevo día”. El teatro y el cine prosperan magníficamente en la nueva Rusia. Miseinstein y Pudovkis se clasifican, por sus obras, entre los primeros regisseurs del mundo. En la Europa occidental, tan orgullosa y convicta de su superioridad, se dedica a la cinematografía rusa libros como el de León Moussinae. I aún a nuestra ciudad, como ayer Duvan Torzoff, llega con “Ivan el Terrible” una muestra, de segundo orden, del arte ruso. I, si esta muestra reúne tan cualidades tan asombrosas de belleza, no es difícil imaginar cuál será el valor de las creaciones de otra jerarquía. Entre “Ivan el Terrible”, a pesar de ser una película de estupenda riqueza plástica y de brillante realización cinematográfica, y “El acorazado Potemkin”, “Octubre” o “La línea general”, tiene que medial al menos la misma distancia que entre, comprobé hace seis años, el espectáculo de Duvan Torzoff y el de “Der Blaue Vogel” de Berlín.

José Carlos Mariátegui La Chira

La batalla del libro

Organizada por uno de los inteligentes y laboriosos editores argentinos, Samuel Glusberg, se ha realizado recientemente en Mar del Plata la Exposición Nacional del Libro. Este acontecimiento, -que ha seguido a poca distancia a la Feria Internacional del Libro,- ha sido la manifestación más cuantiosa y valiosa de la cultura argentina. La Argentina ha encontrado de pronto, en esta exposición el vasto panorama de su literatura. El volumen imponente de su producción literaria y científica le ha sido presentada, en los salones de la exposición, junto con la extensión y progreso de su movimiento editorial.
Hasta hoy, no obstante el número de sus editoriales, la Argentina no exporta sus libros sino en muy pequeña escala. Las editoriales y librerías españolas mantienen, a pesar del naciente esfuerzo editorial de algunos países, una hegemonía absoluta en el mercado hispano-americano. La circulación del libro americano en el continente, es muy limitada e incipiente. Desde un punto de vista de libreros, los escritores de “La Gaceta Literaria” estaban en lo cierto cuando declaraban a Madrid meridiano literario de Hispano-América. En lo que concierne a su abastecimiento de libros, los países de Sud-América continúan siendo colonias españolas. La Argentina es, entre todos estos países, el que más ha avanzado hacia su emancipación, no solo porque es el que más libros recibe de Italia y Francia, sino sobre todo porque es el que ha adelantado más en materia editorial. Pero no se han creado todavía en la Argentina empresas o asociaciones capaces de difundir las ediciones argentinas por América, en competencia con las librerías españolas. La competencia no es fácil. El libro español es, generalmente, más barato que el libro argentino. Casi siempre, está además mejor presentado. Técnicamente, la organización editorial y librera de España se encuentra en condiciones superiores y ventajosas. El hábito favorece al libro español en Hispano-América. Su circulación está asegurada por un comercio mecanizado, antiquísimo. El desarrollo de una nueva sede editorial requiere grandes bases financieras y comerciales.
Pero esta sede tiene que surgir, a plazo más o menos corto, en Buenos Aires. Las editoriales argentinas operan sobre la base de un mercado como el de Buenos Aires, el mayor de Hispano-América. El éxito de “Don Segundo Sombra” y otras ediciones, indica que Buenos Aires puede absorber en breve tiempo, la tirada de una obra de fina calidad artística. (No hablemos de las obras del señor Hugo Wast). La expansión de las ediciones argentinas, por otra parte, se inicia espontáneamente. Las traducciones publicadas por Gleizer, “Claridad”, etc, han encontrado una excelente acogida en los países vecinos. Los libros argentinos son, igualmente, muy solicitados. Glusberg, Samet y algún otro editor de Buenos Aires ensanchan cada vez más su vinculación continental. La expansión de las revistas y periódicos bonaerenses señala las rutas de la expansión de libros salidos de las editoriales argentinas.
La Exposición del Libro Nacional, plausiblemente provocada por Glusberg, con agudo sentido de oportunidad, es probablemente el acto en que la Argentina revisa y constata sus resultados y experiencias editoriales, en el plano nacional, para pasar a su aplicación a un plano continental. Arturo Cancela, en el discurso inaugural de la exposición, ha tenido palabras significativas. “Poco a poco -ha dicho- se va diseñando en América el radio de nuestra zona de influencia intelectual y no está lejano el día en que, realizando el ideal romántico de nuestros abuelos, Buenos Aires llegue a ser efectivamente, la Atenas del Plata”. “Este acto de hoy es apenas un bosquejo de esa apoteosis, pero que puede ser el prólogo de un acto más trascendental. El libro argentino está ya en condiciones de merecer la atención del público en las grandes ciudades de trabajo”. “Por su pasado, por su presente y por su futuro, el libro argentino merece una escena más amplia y una consagración más alta”.
De este desarrollo editorial de la Argentina -que es consecuencia no solo de su riqueza económica sino también de su madurez cultural- tenemos que complacernos como buenos americanos. Pero de sus experiencias podemos y debemos sacar, además, algún provecho en nuestro trabajo nacional. El índice libro, como he tenido ya ocasión de observarlo más de una vez, no nos permite ser excesivamente optimistas sobre el progreso peruano. Tenemos por resolver nuestros más elementales problemas de librería y bibliografía. El hombre de estudio carece en este país de elementos de información. No hay en el Perú una sola biblioteca bien abastecida. Para cualquier investigación, el estudioso carece de la más elemental bibliografía. Las librerías no tienen todavía una organización técnica. Se rigen de un lado por la demanda, que corresponde a los gustos rudimentarios del público, y de otro lado por las pautas de sus proveedores de España. El estudioso necesitaría disponer de enormes recursos para ocuparse por si mismo de su bibliografía. Invertiría en este trabajo un tiempo y una energía, robados a su especulación intelectual.
Poco se considera y se debate, entre nosotros, estas cuestiones. Los intelectuales parecen más preocupados por el problema de imprimir sus no muy nutridas ni numerosas obras, que por el problema de documentarse. Los obreros trabajan desorientados, absorbidos por la fatiga diaria de defender el negocio. Tenemos ya una fiesta o día del libro, en la cual se colecta para las bibliotecas escolares fondos que son aplicados sin ningún criterio por una de las secciones más rutinarias del Ministerio de Instrucción; pero más falta nos haría, tal vez, establecer una feria del libro, que estimulara la actividad de editores, autores y libreros y que atrajera más seria y disciplinadamente la atención del público y del Estado sobre el más importante índice de cultura de un pueblo.
José Carlos Mariátegui.

José Carlos Mariátegui La Chira

Bernard Shaw y Juana de Arco

La “Santa Juana” de Bernard Shaw me parece interesante, ante todo, como documento del relativismo contemporáneo. El teatro de Pirandello se clasifica también como teatro relativista. Pero su relativismo es filosófico y psicológico. Es además, un relativismo espontáneo y subconsciente de artista. El dramaturgo inglés, en cambio, lleva al teatro, conscientemente, el relativismo histórico. Pirandello trata, en su teatro y en sus novelas, los problemas de la personalidad humana. Shaw trata, en “Santa Juana”, un problema de la historia universal.
El drama de Bernard Shaw, y, más que el drama, el prólogo que lo precede en el libro, no se propone rehabilitar a Juana de Arco sino, más bien, a sus jueces. Juana de Arco está rehabilitada ya. La Iglesia -en el nombre de cuyo dogma un tribunal eclesiástico la condenó a la hoguera- la ha canonizado solemnemente hace cinco años. La Doncella, declarada hereje y bruja en 1431, es desde 1920 una de las santas del calendario cristiano.
Bernard Shaw reconoce a Juana de Arco como “un genio y una santa”. Está absolutamente persuadido de que representó en su época un ideal superior. Pero no por esto pone en duda la razón de sus jueces y de sus verdugos. Su “Santa Juana” es una defensa del obispo de Beauvais, monseñor de Cauchon, presidente del tribunal que condenó a la Doncella. Shaw se empeña en demostrarnos que monseñor Cauchon luchó con denuedo, dentro de su prudencia, por salvar a Juana de Arco y que no se decidió a mandarla a la hoguera sino cuando la oyó ratificarse, inequívoca y categóricamente, en su herejía.
Y, si justifica la sentencia, no justifica menos a Bernard Shaw la canonización. “No es posible -explica- que una persona sea excomulgada por herética y más tarde canonizada por santa”.
No hay cosa que un relativista no se sienta dispuesto a comprender y tolerar. El relativismo es fundamentalmente un principio o una escuela de tolerancia. Ser relativista significa comprender y tolerar todos los puntos de vista. El riesgo cierto del relativismo está en la posibilidad de adoptar todos los puntos de vista ajenos hasta renunciar al derecho de tener un punto de vista propio. El relativista puro - ¿será abusar de la paradoja hablar de un relativista absoluto? - es ubicuo. Está siempre en todas partes; no está nunca en ninguna. Su posición en el debate histórico es más o menos la misma del liberal puro en el debate político. (El liberalismo absoluto quiere el Estado agnóstico. El Estado neutral ante todos los dogmas y todas las herejías. Poco le importa que la neutralidad frente a las doctrinas más opuestas equivalga a la abdicación de su propia doctrina). Esto nos define la filosofía relativista como una consecuencia extrema y lógica del pensamiento liberal.
La actitud de Bernard Shaw ilustra, precisa y nítidamente, el parentesco del relativismo y el liberalismo. En Bernard Shaw se juntan el protestante, el liberal, el relativista, el evolucionista y el inglés. Cinco calidades en apariencia distintas; pero que en la historia se reducen a una sola calidad verdadera. El mismo Bernard Shaw nos lo enseña en los discursos de sus dramatis personae. Monseñor Cauchon, según su “Santa Juana”, le sostenía a Warwick en 1431 la tesis de que todos los ingleses eran herejes. Y, en seis siglos, los ingleses han cambiado poco. Darwin, en este tiempo, ha descubierto la ley de la evolución que, en último análisis, resulta la ley de la herejía. Los ingleses, por ende, no se llaman ya herejes sino revolucionistas. Su herejía de hace seis siglos -el protestantismo- es ahora un dogma. Pero en Shaw, el hereje está más vivo que en el resto de los ingleses. Shaw, por ejemplo, milita en el socialismo. Mas su socialismo de fabiano -como lo demuestran sus últimas posturas- no lo presenta como un creyente de la revolución sino como un hereje frente al Estado burgués. El célebre dramaturgo sigue siendo, en el fondo, un liberal. Y, además, un protestante.
¿No es, acaso, su “Santa Juana”, entre otras cosas, ¿un esfuerzo por anexar la Doncella a la Reforma? Shaw escribe en el prólogo que Juana de Arco, “aunque fue una católica devotísima y proyectó una cruzada contra los husitas, es, en realidad, uno de los primeros mártires del protestantismo”. Y en el drama aflora, reiteradamente, la misma tesis.
Pero si, como protestante, Bernard Shaw cataloga a Juana de Arco entre los precursores de la Reforma, como relativista reacciona contra la incapacidad de los racionalistas, los protestantes y los anti-clericales para entender y estimar la Edad Media. Shaw considera a la Edad Media “una alta civilización europea basada en la fe católica”. No es posible de otro modo acercarse a la Doncella. Shaw lo sabe y lo siente. Y lo declara, más explícitamente aún, en otra parte del prólogo, cuando revisa los apriorismos que enturbian y deforman la visión de los que pretenden escrutar la figura de Juana de Arco con las gafas astigmáticas de sus supersticiones y del siglo diecinueve: “Si un historiador es anti-feminista y no cree a las mujeres aptas para ser genios en los tradicionales empleos masculinos, no podrá admitir como genio a Juana, que tanto sobresalió en el arte de la guerra y la política. Si es racionalista hasta el punto de negar a los santos y sostener que las ideas nuevas solo pueden nacer por el raciocinio consciente, nuca dará con el verdadero retrato de Juana. El biógrafo ideal de ésta debe estar libre de los prejuicios y las tendencias del siglo diecinueve; debe comprender la Edad Media y la Iglesia Católica Romana, así como el Santo Imperio Romano, mucho más íntimamente de lo que nunca lo hicieron nuestros historiadores nacionalistas y protestantes, y tiene además, que ser capaz de desechar las parcialidades sexuales y sus escuelas fantásticas y de considerar a la mujer como a la hembra de la especie humana y no como a un ser de diferente especie biológica, con encantos específicos e imbecilidades también específicas”.
Esta eficaz y aguda receta no le sirve, sin embargo, a Bernard Shaw para ofrecernos, en su drama, una imagen cabal de Juana de Arco. En su drama, Shaw, mas que de explicarnos a Juana, se preocupa de verdad, de explicarnos su tesis relativista. No asistimos, en “Santa Juana” al drama de la Doncella tan auténtica e intensamente como al drama de Cauchon, su inquisidor. La pieza de Bernard Shaw deja la impresión de que el drama de la Doncella no puede ser escrito por un relativista sino por un creyente. Shaw, a pesar de sus pullas contra el cientificismo y el positivismo del siglo diecinueve, es demasiado racionalista para mirar a Juana con otro lente que el de su raciocino. Su raciocino pretende descubrirnos, en el prólogo, el mecanismo del milagro. Pero, visto por dentro, analítica y fríamente, el milagro cesa de ser un milagro. Mejor dicho, el milagro, como milagro, se queda afuera.
Shaw percibe, con su penetrante en inteligente mirada, los obstáculos que impidieron a Anatole France, anti-clerical y escéptico, aproximarse a Juana de Arco. “En su libro -observa- se notan antipatías. El autor no es enemigo de Juana, pero es anti-clerical, anti-místico y fundamentalmente incapaz de creer que haya podido existir persona alguna como la Juana verdadera”. Pero la Juana verdadera no está tampoco íntegra, completa, en la “crónica dramática” de Shaw. Bernard Shaw, no obstante, su sagacidad crítica, no nos da todo el personaje; y, por tanto, no nos da todo el símbolo.
Define Shaw a Juana de Arco como “uno de los primeros apóstoles del nacionalismo”. Pero se olvida de remarcar, al pie de esta definición, que la idea de la Nación, hace seis siglos, era una idea revolucionaria. Como un escritor internacionalista lo ha proclamado, la idea de la Nación es, en determinadas épocas y circunstancias históricas, la encarnación del espíritu de la libertad. En nuestra época, el nacionalismo, reaccionario en Francia, es revolucionario en Turquía, en la India, en la China, en Marruecos, donde combaten contra el imperialismo y el capitalismo extranjeros. El nacionalismo de Juana de Arco no tiene nada que ver con el nacionalismo orleanista y monárquico de “L’Action Francaise”, que tan enfáticamente se apropia de la gloria y del genio de la Doncella. Charles Maurras, Leon Daudet y sus “camelots du roi”, si hubiesen existido hace seis siglos, habrían estado al lado de los que quemaron a la Santa después de declararla hereje y bruja. Habrían formado parte del séquito del imbécil y desleal Carlos VII o de la comparsería del tribunal de la inquisición. En Ruán, como Bernard Shaw lo siente, se quemó viva a una mujer genial que fue al mismo tiempo, una santa, una hereje y una revolucionaria. En nuestra época la razón de Estado no la habría tratado con más justicia. Y Bernard Shaw, no habría estado tal vez entre los firmantes de su condena; pero probablemente tampoco habría estado entre los prosélitos de su fe y su doctrina.

José Carlos Mariátegui La Chira

Carta de Alberto J. Ureta, 20/12/1929

Miraflores, 20 de diciembre de 1929
Señor José Carlos Mariátegui.
Lima.
Mi querido amigo:
Me ha dado Ud. un gran gusto con el envío de sus Ensayos. Sabía que el libro había de venir, y lo esperaba. Sin embargo, el interés que me inspira siempre todo lo que Ud. escribe, me había hecho buscarlo y leerlo desde el primer momento. Dejaba para después el placer de su atención y de su recuerdo.
Soy de los que creen que sus Ensayos son la mejor y más profunda interpretación hecha entre nosotros de la realidad nacional, y que será en lo futuro un precioso documento para todos los que afronten la historia de nuestras ideas.
Mil gracias, también, por los últimos números de Amauta y Labor.
Créame siempre su admirador y amigo más devoto
Alberto Ureta

Ureta, Alberto J.

Carta de Francisco Chuqiwanqa Ayulo, 6/2/1927

Lampa, 6 de febrero de 1927
Señor José Carlos Mariátegui.
Director de Amauta. Lima.
Al escribirle, quiera U. honrarme con su amistad. Como siempre en espera ansiosa de Amauta, ayer he recibido el N° 5, de Enero ppdo. Y al leerlo ávidamente, me he encontrado con “El caso Chuquihuanca Ayulo”. Naturalmente es pues indecible mi gratitud por las bondadosas líneas que me dedica y la publicación de mi oficio de 15 de agosto de 1926 dirigido a la Corte de Puno. No es un asunto personal que sostengo, sino una cuestión de principios dentro de las mismas leyes que nos rigen hoy; y no busco sino un átomo de equidad, no digo de justicia. Pero creo que ni éste lo obtendré.
He leído “González Prada y Urquieta” por Miguel Ángel Urquieta. Es el mismo artículo que publicara en El Diario con el epígrafe “Ideas y hombres del Perú” aunque, según recuerdo de dicho artículo, cuyo recorte se lo di a Mostajo, lo ha variado en algunas partes. Así, en ése no se hacía la menor alusión a Mostajo; y éste me dijo que le iba a escribir a Miguel Ángel, haciéndole presente que ese programa del Partido Liberal, lo había formulado él solo, si bien la comisión de redacción fue nombrada de tres. Allí tampoco había la imprecación de los “catones que se alquilan” dirigida a González Prada, que al contestarle no habría dejado de referirme a ella. La copia que le incluyo, de la cartita que remití a Miguel Ángel, la remití por la vía Nueva York a La Paz, por la inseguridad del correo de Maldonado. Sé que sólo últimamente llegó a manos del señor González; y no se ha publicado. Si U. creyera oportuno publicarla, se lo agradecería en homenaje a la causa. No he querido alterarla, pero como es extensa por las copias q’ hago, U. mi bondadoso noble amigo, tiene carta blanca en el asunto.
Sin tiempo para más, por la premura del correo, quedo muy sinceramente suyo
Chuqiwanqa Ayulo

Chuqiwanqa Ayulo, Francisco

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), 18/12/1926

Canción del Árbol
(Poema proletario)
Tus frondas se incendian de sol
antorcha de la tierra cárdena
lección sangrienta en los amaneceres
eres el hermano de los hombres
transpiras todo el día árbol trabajador
como el hombre enrojecido de fraguas
lates de oraciones en la savia
tus ramas son madres que abrazan
si el dulce niño harapiento
se acerca en la rondalla
en las noches te astillas contra dios
que te hizo perfecto y esclavo
pero ya te libertas diariamente
y nos das la primavera florida
el trino matinal la fresca canción
arrancándote el callo de la raíz injusta
arribarás al porvenir
como el hombre que se habrá superado
para danza en el canto de la infinita alegría
lección sangrienta en los amaneceres
hermano del hombre
¡dos brazos extendidos al cielo
señalan el camino de la libertad!
Camarada secretario: A las nueve de la mañana recibí su amable esquela y las tres estoy dándole respuesta. Yo no habría acudido nunca a certamen literario alguno, a no ser por tratarse de hombres que me son afines por la fatiga diaria y la ilusión del ideal. De lejos acaso no estamos todavía de acuerdo. No importa. Hay una cosa que nos une: la dirección libertaria. Me apresuré a contestarle seducido por el concurso; ya le digo que los concursos siempre me son repugnantes.
Quiero que Ud. se informe que yo no acudo a su solicitud en condición de intelectual (en general yo no reconozco tales condiciones) sino como trabajador (no en sentido figurado y menos intelectual) auténtico, por origen, oficio y predilección del espíritu. Esto lo saben todos acá.
Por todo eso cumplo con mandarle INMEDIATAMENTE? SIN PREPARACIÓN INTELECTUAL, lo que es para mí una canción proletaria del árbol. Como U. no me indica las condiciones retóricas del himno, es que le envío esa en la forma atrabiliaria en que está concebida. Acaso el músico encuentre en canciones como esa dificultades; pero en el entendido que su arte sea académico. Si nuestros músicos son revolucionarios en la vida y en su arte, no hay temores. Dele U. pues la aplicación que le plazca; pero entodo casi es mi deseo que transmita U. a los trabajadores manuales que representa que mi contribución obedece enlos exclusio a responder a un llamado que me es familiar.
Me gusta que el jurado esté formado por trabajadores, pues así lo entiendo. La poesía no es ningún preparado que tenga especialización para que el trabajador no pueda discernir sobre su importancia ideológica y estética.
Apostado en la trinchera indígena, querido camarada, en U. abrazo a todos los trabajadores de esa ciudad.
De Ud, de corazón
Gamaliel Churata
Sábado, 18 de diciembre de 1926. Puno.

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

Almuerzo de despedida para Armando Bazán (III)

Almuerzo de despedida, ofrecido por José Carlos Mariátegui, para Armando Bazán en su viaje hacia Europa.
De izquierda a derecha: Ricardo Martínez de la Torre, Hugo Pesce, Armando Bazán (sentado) y Ricardo Flores.

Martínez de la Torre, Ricardo

Carta del Touring Club Italiano, 6/2/1925

Milano, 6 febbraio 1925
Il.mo Señor José Carlos Mariátegui
Casilla de Correo 2107
Lima
Le agradezco vivamente su muy cortés del 1º diciembre y hago votos por un pronto y completo restablecimiento de su salud. Me parece que la propuesta que Ud. nos hace sea verdaderamente interesante y que se pueda evitar de recurrir a la intervención del distinguido señor Camacho. Para nosotros sería suficiente que Ud nos pudiera enviar como promete, cada dos meses, un artículo respecto a algún particular menos conocido de la vida económica, del paisaje, del arte del Perú eventualmente solicitar de alguna otra persona, colaboraciones que llegaran a nosotros por trámite suyo.
Eso le expresa a Ud que no deseamos mas, también porque el espacio disponible no es mucho y las Repúblicas de Sud y Centro América son numerosas, de manera que no nos sería publicar mas de un artículo cada mes respecto a argumentos peruanos.
De acuerdo por la retribución a que Ud alude. Nos permitimos informar a Ud. que a un distinguido joven que fue colaborar en nuestra Revista, el señor Humberto Solaro, que hace tiempo se fue al Perú, lo hemos encargado de enviarnos algún artículo: sería muy oportuno que Ud lo viera, para saber que el lo que entiende hacer y evitar así interferencias. Su dirección es: Calle Mercaderes 438 (cuchillería Juan Bet) Lima.
Le recomiendo mucho que los artículos ilustren argumentos muy particulares. Preferimos en efecto a los escritos de carácter general, aquellos que ilustran un particular aspecto y especialmente los que se ocupan de actividades económicas dado que en el Perú sucede casi lo que los italianos lamentan por su propio país todos conocen en efecto la tierras de los Incas, todos elogian los monumentos del Cuzco, pero bien pocos conocen las minas, las industrias, los ferrocarriles, los comercios que aseguran la prosperidad de ese país. Lo que no quita que también de arte se pueda hablar, pero precisamente se desearía que también en este campo, como nosotros hacemos por Italia, se tratará respecto a algo poco conocido, como por ejemplo ilustrar los particulares de algún grupo de ruinas o aquella civilización sucesiva a la conquista que es de tan grande interés y tan poco o mal conocida.
Por lo demás, dado que cuanto nosotros le pedimos no tiene carácter de recíproco empeño, nos será ciertamente posible en adelante, fijar siempre mejor las líneas de esta importante colaboración.
Renovando nuestro agradecimiento, quiera aceptar con nuestro vivos augurios, las expresiones de nuestra distinguida consideración.
El V. Presidente
[Firma no Descifrada]

Touring Club Italiano

Carta de Gerardo del Valle,17/2/1928

La Habana, 17 de febrero de 1928
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Estimado compañero:
Mi más sincera felicitación por la nueva aparición de su importante revista.
Le envío algunos poemas para ella y al mismo tiempo aprovecho la oportunidad para brindarle en todo mi modesta cooperación.
Solidariamente
Gerardo del Valle

Del Valle, Gerardo

Carta de José Ruíz Huidobro, 7/5/1927

Huarás, 7 de mayo del 1927
Sr. José Carlos Mariátegui
Lima
Muy señor mío:
He leído en el Nº 8 de Amauta el llamamiento que formula Ud. con el fin de obtener que una impactante revista crezca y de listos sus frutos. Me sumo cordialmente a tal propósito con el que simpatizo vivamente y ruego a Ud. considerarme como suscritor a una acción de LP 10. Para cubrir el importe de la mitad de dicha acción o sea Lp. 5 sírvase Ud. extenderme un giro a cargo mio a orden de los señores Angeles Hnos. i cualquier otro comerciante enviando al mismo tiempo el certificado o comprobante de la acción. Inmediatamente que llegue enviaré la referida suma.
ya que tengo el agrado de dirigirme a Ud. me permite preguntarle si ha llegado o no a sus manos mi ejemplar de mi libro "Aquel panfletario" (cuentos) que tuve el gusto de enviarle hace varias semanas. Llamo la atención de Ud. hacia los cuentos "El cura y su mujer" "El niño enfermo" y hacia los relatos "Una noche en la quebrada honda" u "El Abandonado" y no sé si quisiera Ud. discreparme la atención de reproducir algunos de esos artículos en Amauta, "El Abandonado" por ejemplo. Hago esta solicitación a Ud. por la consideración de que "Amauta" en una revista en la que se [...] acogida a la literatura netamente nacional y por lo mismo espero a que mi labor, o mejor dicho algo de ella tenga la suerte de ser elevada a Amauta.
Reciba Ud. aceptar los sentimientos de especial simpatía con su [...] como su amigo y admirador.
J. Ruíz Huidrobo.

Ruiz Huidobro, José

Carta de Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), [1927]

Compañero Mariátegui:
No recibí su carta en Yura. La pido ahora mismo. He visto hasta hoy su honrosa pelea. Muy bien. Sánchez es el representativo de esa Lima que U. supera y Escalante del Ande que nosotros hemos hollado para siempre. Con U. se puede hablar de federalismo: con Escalante nó, porque el gamonal sin Lima se diluye. Todo exactamente que en la Colonia. Escalante es un ejemplar de la intelectualidad gamonalista hoy en el poder. Claro que en la sierra no tiene aprecio (…) iba gustando una ufanía placentera en (…) de su escrito pero luego sacó la (…). Cierto que es chistoso aquello (…) por obra de Luisa de Marillan (…) bucéfalo van A SOLUCIONAR EL (…). Su respuesta a Escalante me (…) porque ella quiere decir que (…) soplones. Muy bien pues, y (…) su prudencia. Debe concederse (…) el silencio posible; la (…) estos momentos sería una […].
Pronto se distribuirán doscientos (…) y luego serán quinientos. (…) el diablo no se oponen (…) pide Amauta. Ya le dejo (…) establecida (…) de Panaity su Escena (…).
No me gusta las (…) del jurado para esa cosa del árbol. (…) más que le declararan desierto. Tal (…) sido digna de una concurso de revolución (…), sí como lo dejaron hacer pensar en las cosas de los civilistas. Pero está hecho. Hágole (…) que Uds. no pidieron el himno del proletario peruano, si no una canción proletaria del árbol. (…) sabe que todo esto es diferente.
Le mando un poema de Alejandro y otro de Delano (Chile) tojjras le enviaré pronto. Sabe que esto no me gusta mucho y nada. Yo casi no soy periodista.
Todo lo que está U. haciendo con Chukiwanqa está muy bien. Este hombre es un tipo puro del indio superior. U. no le conoce. Aún físicamente es de una admirable belleza andina. Le mandaré colaboración completamente titikatense de estos majjtas puneños pronto. Deseo aumentar el número de lectores primero.
Quedo muy agradecido por su deseo de saberme sano yo; en efecto por hoy puedo considerarme sano, tan mejorado que me vuelvo a trepar montañas y vuelvo a retozar como un chivo arrecho.
Otro tanto: (…) U., mi querido compañero y sobre todo serenidad para siguir descrozando el terreno que a U. le cupo la misión de hablar el nuevo verbo cuando el aliento de prada ya perdía.
Un abrazo cordial de su compañero
[Firma de Churata]
Si (…) bien de saludarle (…).
Perdone Ud. si siempre escribo (…) de tiempo.-

Gamaliel Churata ( Arturo Peralta Miranda)

Mariátegui junto a sus amigos en el Bosque de Matamula

José Carlos Mariátegui con amigos en una parte del Bosque de Matamula llamado "Matalechuza.
De izquierda a derecha: Blanca del Prado, Noemí Milstein, José Malanca, José Carlos Mariátegui, Ricardo Flórez, Miguel Adler, Jorge del Prado y Ricardo Martínez de la Torre.

Florez, Ricardo E.

Camino al Bosque de Matamula (II)

Grupo de amigos de José Carlos Mariátegui caminando por la Av. Country (Hoy Av. Salaverry) con dirección al bosque de Matamula.
De izquierda a derecha: Jorge del Prado, Blanco del Prado, José Malanca, Ricardo Martínez de la Torre, Noemí Milstein, Miguel Adler y Ricardo Flórez.

Malanca, José

Camino al Bosque de Matamula

En el camino al bosque de Matamula.
De izquierda a derecha: Miguel Adler, Jorge del Prado, José Carlos Mariátegui, Noemí Milstein, Blanca del Prado, Ricardo Flórez.

Malanca, José

Salida de la Conferencia de Waldo Frank en el Teatro Municipal

Tomada luego de una de las conferencias de Waldo Frank en el Teatro Municipal.
De izquierda a derecha: Artemio Ocaña, Sr. Gamarra, Carlos Valderrama, Carmen Saco, LuisA. Sánchez, Alcides Spelucín, Waldo Frank, Miguel Adler, José Lerner, Luis Ramos, Noemí Milstein, Ángela Ramos, Blanca del Prado.

Variedades

Waldo Frank en el Rincón Rojo

Amigos en el famoso Rincón Rojo de la casa de José Carlos Mariátegui.
De izquierda a derecha: Alcides Spelucín, Amalia La Chira, Cecilia de Vitali, Luis A. Sánchez, Waldo Frank, Anna Chiappe y Jose Carlos.
En el piso sentados: Sr. Vitali y Hugo Pesce

Archivo José Carlos Mariátegui

Cena en honor a Waldo Frank

Cena de honor por la llegada del escritor Waldo Frank ofrecido por José Carlos en su casa de Washington Izquierda nro. 554. Lima
De izquierda a derecha: Sr. Vitali, Amalia La Chira, Waldo Frank, Anna Chiappe, Hugo Pesce, José Carlos, Luis A. Sánchez, Cecilia de Vitali.

Archivo José Carlos Mariátegui

Almuerzo de despedida para Armando Bazán (II)

Fotografía tomada luego del almuerzo de despedida ofrecido por José Carlos Mariátegui a Armando Bazán.
El primero de la izquierda es Ricardo Martínez de la Torre, José Carlos Mariátegui, Armando Bazán y Ricardo Flores.

Archivo José Carlos Mariátegui

Carta de Héctor A. Cano, 2/2/1930

Ayaviri (Provincia de Melgar), 2 de febrero de 1930
A José Carlos Mariátegui
Lima
He leído mucho a "Amauta: que tu diriges, yo sé que tu revista es la única en nuestra tierra que retrata nuestra alma andina como es, i por esto te ofresco mis primeros palotes literarios.
Soy todavía un "makta". Tengo 15 años i he cursado tercer año de media en el colegio "Ciencias" del cuzco, donde mi maestro Uriel García me dijo que tenía garganta de "Kellunchu" para cantar las bellesas de mi puna.
Yo sé que eres noble i bueno i has de aceptar que te mande mis producciones por si acaso tenga cabida en tus tribuna.
Servidor.
Hector A. Cano

Cano, Héctor A.

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